LA REMODELACIÓN Y LA APERTURA DE PASEOS Y JARDINES: UNA REFORMA NECESARIA EN LA CIUDAD de MÉXICO

LATIN AMERICAN STUDIES ASSOCIATION: XXII INTERNATIONAL CONGRESS, MIAMI, FLORIDA, THE HYATT REGENCY MIAMI, MARCH, 16-18. La MODERNIZACIÓN de PASEOS Y

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LATIN AMERICAN STUDIES ASSOCIATION: XXII INTERNATIONAL CONGRESS, MIAMI, FLORIDA, THE HYATT REGENCY MIAMI, MARCH, 16-18.

La MODERNIZACIÓN de PASEOS Y JARDINES PÚBLICOS en la CIUDAD de MÉXICO durante el PORFIRIATO.1 RAMONA ISABEL PÉREZ BERTRUY El COLEGIO DE MÉXICO CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS CANDIDATA A DOCTOR

Los paseos y los jardines de la ciudad de México durante el porfiriato al ser un patrimonio de la nación accesible a todo público se convirtieron en sitios urbanos donde se puede identificar tanto el esfuerzo emprendido por la burocracia capitalina como el de la sociedad en materia de modernización física del espacio. Estos reflejaron de manera clara cómo la sociedad y el Estado de la época porfiriana deseaban construir y transformar los sitios de esparcimiento en aras de ideales y objetivos concretos. En el ejercicio de la administración pública para restaurar los paseos y en las peticiones de los vecinos para la formación de nuevos jardines y alamedas se plasmaron ideas, estilos de vida, objetos materiales y símbolos dominantes. Estas imágenes son fundamentales para comprender la cosmovisión urbana que se tenía de los paseos en el periodo de estudio y nos permiten reconstruir la participación de dos actores centrales en la creación de espacios públicos modernos.2 Antes de entrar en materia es necesario conocer el contexto urbano y los factores que impulsaron la urbanización de estos lugares de entretenimiento para entender la actuación de las instituciones políticas y los vecinos de la ciudad.

LA REMODELACIÓN Y LA APERTURA DE PASEOS Y JARDINES: UNA REFORMA NECESARIA EN LA CIUDAD de MÉXICO La visión que tenían los ilustrados de la época sobre los paseos y jardines en el último tercio del siglo XIX era de gran significación social para la vida en la ciudad. Estos no eran únicamente sitios de recreo “de grata distracción”, éstos eran además, indispensables en la urbe para sanear la atmósfera de la ciudad y combatir las enfermedades que diezmaban a la población. También, el embellecimiento de los paseos fue un factor de importancia porque se constituyeron en prendas de distinción u “ornato” para la ciudad con sus jardines, objetos escultóricos (estatuas, kioskos, jarrones, columnas, etc.) y materiales (luz, pavimentos y banquetas). En este contexto, los paseos y jardines eran un termómetro para medir el progreso material y el avance cultural que había alcanzado la capital mexicana.3

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Esta es una versión preliminar, no citar. Esta reseña no pretende ser un tratado completo del tema, incluso, faltaría introducir un rubro importante: los obstáculos a la modernización de paseos y jardines públicos y el impacto de los servicios. Así quedó expresado en el BOLETÍN OFICIAL (28 octubre 1902): “Los paseos son un objeto de mero lujo y ostentación para una populosa capital; sirven para proporcionar al vecindario una expansión necesaria en medio de los negocios, benéfica para la salud, útil para el aseo, y manifiestan la cultura y la civilización de un pueblo; 1

Al inicio del porfiriato, los paseos y jardines de la urbe distaban mucho de ser espacios públicos modernos, es decir, higiénicos, estéticos y confortables. Secuelas de orden político y militar marcaron el deterioro físico de los paseos y jardines en el transcurso del siglo XIX hasta llegar al porfiriato. Las convulsiones políticas durante los tres cuartos del siglo antepasado trajeron como resultado la depauperización de las arcas públicas. Las rentas raquíticas de la administración perjudicó a los paseos más antiguos, los cuales se fueron abandonando en el transcurso del siglo XIX por falta de recursos económicos para su manutención. 4 Así, el de Bucareli (de fines del siglo XVIII) quedó en el olvido y reducido a un basurero público en la década de los setenta de la centuria antepasada. Por su parte, los disturbios militares contribuyeron a dañar la imagen de los parques. La Alameda (que tuvo sus orígenes desde el siglo XVI) se vio seriamente amenazada con la presencia de las tropas durante las invasiones extranjeras (norteamericana y más tarde, la francesa) y la Viga fue víctima de las batallas entre liberales durante la República Restaurada.5 El mal aspecto de los paseos y jardines también lo determinaron las condiciones topográficas y lacustre de la urbe6 al igual que el atraso de los servicios públicos. La existencia de un sistema defectuoso de atarjeas ocasionaron que los paseos y jardines se transformasen en sitios insalubres en tiempos de lluvia: llenos de charcos y lodo a consecuencia de la inundaciones. La falta de agua en la ciudad y la lentitud de los sistemas tradicionales de servicios repercutieron en el riego y en el mantenimiento de los paseos.7Estos problemas en la urbe provocaron que las fuentes se mantuvieran secas, que se debilitara la vegetación y se marchitaran los jardines. Asimismo ocasionaron que los paseos durante las estaciones de seca estuvieran cubiertos de polvo, rocas y barrancos.8 La carencia de un alumbrado permanente por las noches y la falta de vigilancia los transformaba en lugares inseguros y oscuros.9 Asimismo, el inmobiliario se encontraba arruinado como también los pisos y las banquetas.10 En estas circunstancias, condiciones ecológicas o naturales y elementos de carácter material a nivel de servicios públicos mostraron una urbe atrasada, es decir, antihigiénica e insegura y marcaron el deterioro físico de los paseos. El asunto de la insalubridad preocupó a los capitalinos porque la ciudad de México durante el siglo XIX vivió constantemente amenazada por la propagación de enfermedades y epidemias.11 La seguridad se convirtió en un problema de orden también contribuyen a purificar el aire que se respira, neutralizando los efectos de las emanaciones pútridas que lo alteran”. 4 Archivo del Ayuntamiento del Gobierno del Distrito Federal (en adelante AADF), Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 323 (1887) y el BOLETÍN MUNICIPAL (19 febrero 1904). 5 EL MUNICIPIO LIBRE (10 mayo 1883). 6 La ciudad de México fue construida desde los aztecas en la cuenca del Valle de México rodeada de varios lagos y los españoles se enfrentaron al reto de dominarlos a través de obras hidráulicas pero fue en vano. Esta situación específica marcó condiciones de vida específicas en la urbe que se prolongaron en el siglo XIX: las inundaciones, la circulación de aguas desbordadas de las lagunas o zonas encharcadas y salitrosas de agua al interior o alrededor de la ciudad. [CRUZ, 1991, pp.83-89]. Los estragos fueron altos para la población: enfermedades y cultivo de epidemias, pérdidas considerables al comercio y materiales que repercutieron en daños hacia las casas y la propia ciudad. (BOLETIN OFICIAL 6 octubre 1903). 7 El riego se realizaba a través de un carro de mulas y el abono de la tierra se hacía con las “inmundicias que se recogen de las atarjeas”. EL MONITOR REPUBLICANO (24 y 25 enero 1877) y (6 septiembre 1884). 8 AADF, Paseos y Jardines, vol. 3589, exp. 243, exp. 254 y EL MONITOR REPUBLICANO (17 y 29 abril 1877)y (10 mayo 1877). 9 Los visitantes de la Alameda se quejaban de la falta de luz los días domingos. EL MONITOR REPUBLICANO (18 y 20 febrero 1877). 10 MONITOR REPUBLICANO (3 enero 1877), (18 marzo 1877), (8 y 12 enero 1878), (16 marzo 1886) y El SIGLO DIEZ Y NUEVE (3 enero 1879). 11 BUSTAMANTE, 1982, pp. 425-476 2

público porque había en las calles una multitud de ladrones y mendigos como producto de la “prosperidad económica” registrada en el porfiriato.12 La funcionalidad del espacio tomó relevancia frente a la expansión de la urbe y la introducción de novedosos sistemas de transportes (automóviles, tranvías eléctricos, vías férreas y la popularización de las bicicletas).13 Las necesidades físicas, biológicas y los problemas sociales en la urbe que se reflejaba en los paseos y jardines fueron las causas primarias que llevaron actuar al gobierno capitalino para poder ofrecer a sus habitantes una vida más sana o limpia, segura y confortable en la capital de la República. Cabe decir que otros factores e intereses durante el gobierno de Porfirio Díaz propiciaron la modernización de los paseos y jardines en la capital de la República. Entre 1858 y 1910, la ciudad de México tuvo una expansión importante ya que su superficie casi se quintuplicó (de 8.5 a 40.5 km2) y su población aumentó considerablemente (de 200,000 a 471 000).14 Los cambios demográficos -como producto de las transformaciones económicas y el flujo migratorio hacia la ciudad- llevaron a agudizar el problema de la insalubridad y de la inseguridad que había en la ciudad frente a la concentración de la población en la urbe, sobre todo, en las demarcaciones marginadas y limitadas en materia de servicios.15 En especial, el gobierno de la ciudad de México y el gobierno del Distrito Federal se preocuparon por la seguridad pública de los paseos públicos frente a la presencia de los sectores sociales más bajos de la escala social, o sea, pordioseros, prostitutas y ladronzuelos. El paso del siglo XIX al XX convirtió algunos paseos en lugares asiduos y refugio nocturno de malvivientes.16 El ambiente insano que proliferaba en la ciudad fue en un problema serio en la ciudad y, obedecía, además de los factores mencionados, a la falta de una cultura de la higiene y de limpieza general en la urbe.17 Además, la dinámica de la vida moderna trajo sus inconvenientes: el “humo” de los automóviles y de las fábricas agravaron el cuadro de la enfermedades.18 Estas condiciones hicieron que los paseos y jardines se convirtieran en un recurso fundamental para la higiene y la salubridad pública de los capitalinos y propiciaron que el Ayuntamiento de la ciudad de México viera la conveniencia de formar centros de recreo “higiénicos” para la población. En este contexto, también se pronunciaron vecinos de la capital y altos funcionarios. Estos pidieron a las autoridades que se abrieran jardines públicos en varios espacios de la urbe y en particular en las plazuelas o en 12

PICCATO, 1997, pp. 77-111. VIDRIO, 1978, pp. 201-216. 14 MORALES,1982, p. 11. 15 BOLETIN OFICIAL (30 octubre 1906). 16 El caso del Paseo de la Reforma es insólito. Los mendigos dormían en las bancas y jardines, recogían los desperdicios de alimentos que tiraba la servidumbre, utilizaban este espacio para robar a los paseantes y al vecindario. La vida miserable y el hambre los convertían en peligrosos delincuentes y la ocupación de este sitio por ellos constituía una amenaza para los visitantes como para los que habitaban en el rumbo. [ULLOA, 1997, p.82-85]. El Zócalo se convirtió en la primera década del siglo XX en un sitio para la clase baja donde asistían las prostitutas. [GONZALEZ VALADEZ, 1955, p. 24]. 17 El gobierno de la ciudad de México desde la época colonial contribuyó al bienestar y la salud pública fomentando hábitos de limpieza a través de los bandos de policía. No obstante, la falta de educación e instrucción del pueblo ocasionó que los malos usos y costumbres pervivieran y se prolongaran en los primeros años del siglo XX. Estos hábitos se reflejaron arrojando desperdicios de basura hacia la vía pública, aguas sucias (orines y excrementos), sacudiendo los tapetes o alfombras desde los balcones de las casas y tirando el polvo hacia la calle. BOLETÍN OFICIAL (25 agosto 1903). 18 El gobierno creía que el “efecto pernicioso de los miasmas que segregan los organismos y los humos que arrojan las fábricas y los coches infectan la atmósfera” [BOLETIN OFICIAL (25 diciembre 1903)]. Para resolver este problema tenía planeado establecer parques en los suburbios o en las orillas de la ciudad para que la gente “abandone la atmósfera pesada de la capital y pueda ir a respirar aires más puros y saludables” [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904)]. 13

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terrenos baldíos ya que se convertían en basureros públicos y en focos de infección. 19 El vecindario creía que la vegetación de los jardines y el plantío de árboles era una solución para purificar el aire de la ciudad.20 El crecimiento de la capital también demandó la creación de nuevos sitios de recreo para cubrir la demanda de una población que cada vez iba en aumento y que era proclive a las cantinas y pulquerías.21 Algunos vecinos de la ciudad fueron explícitos y solicitaron la apertura de paseos y jardines. 22 El Ayuntamiento apoyaría las iniciativas para contrarrestar el alcoholismo e impulsar recreaciones “sanas o saludables” y benéficas para la población.23 Por su parte, los cambios económicos y políticos del país que se suscitaron en aquella época cambiaron la fisonomía de la ciudad y favorecieron la modernización de los paseos y jardines. La estabilidad política del régimen y la apertura económica de México hacia el exterior posibilitó la entrada masiva de inversiones extranjeras que se asentaron -en su mayoría- en la capital, lo cual fortaleció y privilegió a la ciudad de México. Entonces, el gobierno de Díaz invirtió fuertes sumas en obras públicas,24 incluyendo la restauración y la apertura de jardines y paseos para que sirvieran como punto de atracción y así poder captar la atención de los capitales extranjeros hacia México. Asimismo, el gobierno y algunos habitantes consideraron de vital importancia impulsar el embellecimiento de la ciudad de México25 en tanto era sede del poder político del país. La capital también era una muestra del fortalecimiento del régimen y del progreso del país, por lo tanto, la autoridad federal y municipal se empeñarían en transformarla para proyectar el avance económico y el grado de “civilización” alcanzado en México durante el periodo de Porfirio Díaz. En este sentido, 19

Consúltese las solicitudes elevadas por altos funcionarios y los vecinos al Ayuntamiento de la ciudad de México para combatir las condiciones antihigiénicas. AADF, Paseos y jardines, vol. 3588, exp. 197 (1877); vol. 3590, exp. 320 (1887); vol. 3591, exp. 392 (1894); exp. 417 (1896); exp. 418 (1896); exp. 432 (1897); 436 (1898); vol. 3592, exp. 493 (1901) y vol. 3593, exp. 538 (1902). 20 AADF, Paseos y jardines, vol. 3592, exp. 493 (1901). 21 El gobierno pretendía crear paseos y jardines públicos para que reemplazarán las tabernas y pulquerías. BOLETIN OFICIAL (2 agosto 1907). 22 AADF, Paseos y Jardines, vol. 3588, exp. 197 (1888) y vol. 3590, exp. 324 (1887). 23 El gobierno municipal estuvo interesado en crear parques y alamedas con jardines modernos para que la población de la capital tuviera acceso a espacios de recreo saludables, no solo como una medida biológica dirigida a sanear el ambiente físico de la ciudad, también actuaba como un elemento de higiene mental para la sociedad. A nivel físico se creía que los paseos eran necesarios para contrarrestar enfermedades y purificar el ambiente de la ciudad y, por otro lado, se pensaba que el paseo era un esparcimiento saludable para los habitantes “...porque las distracciones del ánimo proporcionan reposo y expansión”. Según el discurso oficial, el paseo era una actividad de descanso donde se respiraba aire puro. Esto último no se podía conseguir en el resto de los centros de recreo ni aun en los teatros porque “...si son higiénicos para el espíritu, no lo son para el cuerpo, porque el calor, gases y miasmas que en ellos se encierran no pueden ser más nocivos. En cambio, los jardines y paseos públicos, por su simple amplitud y por los vegetales que encierra, a la vez que recrean el ánimo, contribuyen poderosamente a la salud por el aire más puro y oxigenado que en ellos se respira. BOLETIN OFICIAL (25 diciembre 1903). 24 Las inversiones del gobierno de Díaz fueron cuantiosas en la ciudad de México en comparación a los estados. A nivel de infraestructura alcanzaron la suma 1,036.9 millones de pesos de los cuáles 92 se gastaron en la capital. Véase GARZA, 1993, pp.22-23. 25 El médico Eduardo Liceaga, director del Consejo Superior de Salubridad Pública creyó conveniente la formación de un jardín en la plazuela de la Lagunilla porque sus instalaciones formarían parte de las mejoras materiales y de las obras públicas que se realizaban en ese lugar, entre ellas, la casa de refugio nocturno para los obreros y un edificio de baños públicos. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3591, exp. 417 (1896)]. Asimismo, los vecinos de la ciudad en busca de una ciudad estética y funcional pidieron que se removieran los jacalones establecidos en la plaza del Carmen y los de San Juan debido a su “feo aspecto” y porque contrastaba con los edificios modernos como el “elegante templo de nuestra señora del Carmen” e incluso afirmaron que no iban al tono con “las damas y caballeros de la buena sociedad” que lo frecuentaban [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3591, exp. 428 (1896); 3592, exp. 493 (1901) y vol. 3593, exp. 538 (1902)]. 4

la imagen pública de los paseos y jardines a través del inmobiliario urbano fue importante para medir el adelanto de la ciudad 26y, de ahí, su interés en reformarlos. Cabe mencionar que la ciudad de México se venía transformando desde fines de la colonia y durante el siglo XIX con base en las nociones de orden, ornato, sanidad y comodidad que estuvieron presentes en las prácticas municipales en materia de servicios públicos27 y, que fueron adquiriendo importancia en el XIX frente a las nuevas ideas higienistas del saber médico europeo. También marcaron la remodelación de las urbes, el advenimiento de estilos arquitectónicos, así como también, la llegada de novedosos servicios (luz eléctrica, drenaje, cañerías de fierro, etc.), técnicas y materiales de la construcción (hierro fundido y concreto armado) introducidas desde Europa y los Estados Unidos. Estas herramientas y estilos materiales de vida se integraron a la organización del espacio urbano a nivel de estética, limpieza, seguridad y funcionalidad y cambiaron el aspecto de la capital mexicana y de los paseos y jardines. Estas reflexiones son fundamentales para comprender que el bosquejo de una ciudad moderna y los intentos de modernizar los sitios de diversiones públicas partieron de ideas urbanísticas que existían en México desde fines del siglo XVIII y, que se renovaron en el siglo XIX28 frente a los avances de la medicina y los descubrimientos científicos y tecnológicos. En este sentido, el modelo o el paradigma para transformar la capital de la República era París, Londres, Amsterdam, New York o Washington con sus faroles eléctricos y tranvías, cañerías de agua corriente y desagües, bulevares arbolados, estatuas heroicas, grandes tiendas, hoteles y restaurantes de alta cocina.29 Cabe decir que estas ciudades también se estaban enfrentando a problemas similares a los que tenía la ciudad de México como la insalubridad y la inseguridad. Desde esta perspectiva, el móvil de las renovaciones urbanas en la capital de la República respondió a cubrir necesidades reales que afectaban a la ciudad y a sus habitantes y que se reflejaron en los paseos y jardines. Asimismo, las reformas físicas de éstos en la ciudad de México fueron alentadas por intereses económicos y de orden político como quedó explícito en páginas anteriores.

LA ACTUACIÓN DEL GOBIERNO CAPITALINO .Las instituciones políticas durante el porfiriato encargadas de proporcionar las mejoras materiales y los servicios públicos necesarios (como policía, agua potable, drenaje y luz eléctrica) que requería la vida moderna fueron el Ayuntamiento de la ciudad de México y el gobierno del Distrito Federal. 30 En este sentido, las autoridades estaban obligadas con los habitantes de la capital a brindarles espacios de reunión y sociabilidad: cómodos, limpios y seguros. 31 26

La carta de Antonio Tabera presentada a la comisión del ramo de paseos del Ayuntamiento es ilustrativa. En particular se preocupó por el embellecimiento de la urbe con la introducción de monumentos y paseos públicos en la ciudad para contribuir al prestigio internacional de la nación. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 323 (1887). 27 Consúltese los siguientes trabajos: Marcela Dávalos, Regina Hernández Franyuti y María Dolores Morales en la obra La Ciudad de México en la primera mitad del siglo XIX, vol. 1 y 2, México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1994. 28 Durante el siglo XIX distintos gobiernos de la República mexicana se interesaron desde tiempos de Santa Anna hasta Maximiliano de Habsburgo por el “ornato” y el saneamiento de la ciudad por medio de los paseos y jardines públicos como lo puede constatar el interés por formar el Zócalo, por sembrar árboles en las plazuelas y construir la calzada de la Reforma. BOLETIN OFICIAL (11 diciembre 1903). 29 KANDELL,1990, p. 344. 30 La obligación del ayuntamiento de la ciudad de México y de la autoridad federal fueron “...proporcionar un ambiente salubre a sus habitantes, las comodidades de la vida en la urbe, y la belleza que requiere la misma para agradar tanto a propios y extraños...”, por medio de mejoras materiales y servicios públicos como “...el aseo de las calles, la limpieza de los conductos de desagüe, la provisión de aguas potables, el alumbrado, la 5

Esto fue posible porque el gobierno federal logró estabilizar las finanzas públicas del país con los ingresos generados de las actividades agroexportadoras- y contó con fuentes crediticias del exterior que le permitieron disponer de recursos económicos para invertir y mejorar los servicios públicos. En este contexto, el interés de las autoridades hacia los paseos y jardines públicos se mostró en el crecimiento paulatino de ingresos y gastos en el ramo (Véase la gráfica número 1 del Anexo). Al respecto, se formaron comisiones especializadas encabezadas por un sector ilustrado para administrar los gastos y vigilar los adelantos del ramo. Las comitivas encargadas de embellecer y sanear la ciudad fueron la Comisión de Paseos, Ornato e Instrucción Pública32 y, más tarde, fungió la Comisión de Embellecimiento con un proyecto urbanístico más completo, en el cual quedo integrado, la remodelación de las plazas para la formación de jardines y parques modernos en la capital. En este marco, las actividades del Ayuntamiento de la ciudad de México durante su administración (1876-1903) fueron restaurar y equipar los paseos tradicionales de la ciudad (Alameda, el Zócalo y Reforma) con inmobiliario urbano y tecnología moderna y, en la medida de lo posible, abrir parques y alamedas (Santa María de la Ribera y Chapultepec) y formar nuevos jardines. En este contexto, el gobierno municipal firmó diversos contratos con particulares y abrió invernaderos de aclimatación para reforestar los paseos con árboles y flores de distintas especies. Prestó atención a la reconstrucción de los jardines y se propuso mejorar la calidad de los suelos (con lama vegetal). Envió a componer y a fabricar bancas, faroles y fuentes al igual que compró o recibió donaciones para mejorar el inmobiliario urbano -estatuas, monumentos de héroes o personalidades memorables, kioskos, pedestales de chiluca, etc.-. Asimismo arregló y regularizó el pavimento de las calzadas, instaló losetas para los pisos y los niveló con la altura de las banquetas (a fin de evitar las inundaciones). Para contrarrestar la inseguridad puso luz eléctrica en algunos paseos y para combatir la falta de agua instaló pozos artesianos, concedió mercedes de agua y adquirió implementos hidráulicos: cañerías, desagües, llaves de agua, bombas de vapor, tinacos, etc.33 El impulso a la urbanización con implementos modernos en materia de paseos y jardines comenzó a ser un hecho y se reflejó en la labor desarrollada por el Ayuntamiento de la ciudad de México durante el último tercio del siglo XIX. Sin embargo, ésta tuvo sus limitaciones. La corporación se abocó a embellecer los jardines y paseos públicos de la parte céntrica,34 el suroeste

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pavimentación, los tranvías, instrucción, obras públicas, policía, ramos por así decirlo indispensables de la existencia moderna...”. EL MUNICIPIO LIBRE (10 mayo 1883). Véase también “Los servicios públicos, el gobierno y la sociedad”, en REVISTA POSITIVA (8 octubre 1914), pp. 460-495. Porque en efecto, no solamente tienen los cuerpos municipales la obligación de proporcionar a los vecinos de la ciudad que tengan a su cargo, los elementos propicios para obtener una buena salubridad, o una higiene perfecta, sino que la comodidad de la vida y hasta cierto grado de solaz y distracción pueden y deben ser puestos al alcance de los ciudadanos por sus inmediatas y más directas autoridades como son los Ayuntamientos. EL MUNICIPIO LIBRE (12 diciembre 1888). AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 323 (1887). Consúltese los informes de los comisionados de Paseos reproducidos en el MUNICIPIO LIBRE [(27 noviembre 1879), (11 febrero 1883), (14 marzo 1883), (15 abril 1885), (16 mayo 1885), (26 agosto 1885), (23 septiembre 1885), (14 octubre 1885), (13 enero 1886), (8 julio 1886), (14 octubre 1886), (7 diciembre 1887), (4 enero 1889), (3 enero 1890), (1 febrero 1896), (8 enero 1899), (25 marzo 1899) y (22 junio 1899)] y, en: AADF, Paseos y Jardines, vol. 3588, exp. 222, 232 y 246; vol. 3589, exp. 265; vol. 3590, exp. 310, 319 y 350; vol. 3591, exp. 387; vol. 3591, exp. 405, 434, 444 y 458. Esta parte de la ciudad (cuarteles III y IV) fue la primera que contó con una infraestructura moderna a nivel de servicios: alumbrado eléctrico, pavimentación de asfalto, cañerías de agua y drenaje con tuberías subterráneas. Por su importancia político-burocrática esta área tenía edificios públicos suntuosos (gubernamentales y de servicios) y comerciales (almacenes, hoteles, edificios bancarios, etc.) y algunos de éstos eran altos (4 o 5 pisos) y estaban construidos con hierro fundido y concreto armado teniendo como modelo a la arquitectura europea 6

y el norponiente de la ciudad,35 que eran áreas favorecidas por el régimen porque residía el poder político y burocrático del país y las habitaban sectores altos y medios. Sin embargo, quedaron rezagados los barrios antiguos de la capital situados al oriente, norte y sur de la urbe36 y las nuevas colonias populares que se habían formado como producto de la expansión de la ciudad. Estas zonas casi no tenían jardines y, mucho menos, parques públicos.37 El área que más preocupó a la autoridad fueron las demarcaciones del viejo casco capitalino. Las condiciones físicas y antihigiénicas que prevalecían en éstas y la estructura obsoleta de los servicios públicos llevaron a actuar al gobierno capitalino en beneficio de los “barrios pobres”. 38

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[MORALES, 1982,p. 17]. Esto explica el esplendor que llegaron a tener el Zócalo y la Alameda durante el porfiriato y el desarrollo que alcanzaron los jardines en esta zona al finalizar el siglo XIX. De los 25 paseos, alamedas y jardines creados por el municipio de la ciudad de México entre 1881 y 1903, once estaban concentrados en el centro y se habían formado desde la época de la Reforma y la República Restaurada. Me refiero al jardín Morelos en la plazuela de San Juan de Dios (1869), el jardín 5 de Mayo en la plazuela del Colegio de Niñas (1870) y jardín Pasteur en el atrio de Santo Domingo (1875). Los otros jardines se construyeron en el porfiriato: Jardín en el atrio de la Profesa (1885), jardín Gabriel Guerra en la Plazuela de Guardiola (1885) y jardín del Seminario (1887). Véase CUADRO número 1 DE PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES EN EL PORFIRIATO en el Anexo. Estas zonas contaban con 2 paseos y 4 jardines públicos, de los cuáles, los primeros se constituyeron en los más importantes de la capital. Me refiero al Bosque de Chapultepec y al Paseo de la Reforma [BOLETIN OFICIAL (6 octubre 1906)]. La calzada de la Reforma marcó la expansión de la ciudad hasta entroncar con el bosque de Chapultepec y la formación de nuevas colonias (el Paseo, la Teja y Limantour) habitadas por sectores pudientes de la oligarquía mexicana e inmigrantes extranjeros [ULLOA, 1997, p.103]. Esta situación fue determinante para que un alto funcionario de la administración porfiriana (José I. Limantour, ministro de Hacienda) se interesara en embellecer estos paseos y florecieran nuevos jardines (Carlos IV, Colón, Cuauhtémoc y de la Reforma)sobre las glorietas de la calzada de la Reforma, útiles para la circulación de vehículos y transeúntes [BOLETIN OFICIAL (4 diciembre 1903) y (10 diciembre 1905)]. El centro de la ciudad era muestra de la suntuosidad de la capital con sus edificios hermosos y la limpieza de las calles gracias a la labor del ayuntamiento y de los propietarios. Sin embargo, los barrios próximos al centro mostraban la insalubridad de la urbe con “charcas de aguas verdosas” y en “descomposición”, basuras tiradas por doquier y excrementos. Estos elementos eran perjudiciales a la salud pública. BOLETÍN OFICIAL (25 agosto 1903). Hacia 1903 únicamente existía un jardín al sur de la ciudad en la plazuela de Belem, al oriente se situaba otro en la plazuela de San Pablo y al norte existían 6 jardines que se habían formado entre 1869 y 1900. Dos de ellos se habían formado en la República Restaurada (El jardín Guerrero en la Plazuela de San Fernando y el jardín Pasteur en el atrio de Santo Domingo). Durante el Ayuntamiento del gobierno porfirista se construyeron 4: el jardín de la Corregidora en Santo Domingo, jardín Cerda y Echeverrría en la plazuela de Santiago Tlatelolco, jardín Miguel López en la Lagunilla y en la plazuela de Tequezquite. [Véase CUADRO no. 1 DE PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES EN EL PORFIRIATO en el Anexo]. Esta zona fue favorecida con varios jardines públicos por la urbanización que se había gestado entre 1858 y 1883 en los barrios viejos de Tlatelolco, Santa Anna y Peralvillo y por las instalaciones de dos estaciones foráneas ferroviarias [MORALES,1978, p.191]. Estos factores fueron importantes para que más tarde se estableciera el Jardín “Cerda y Echeverría” en la plaza de Santiago Tlatelolco (1896). Este quedaba frente a la Aduana Nacional y del Ferrocarril Central Mexicano. En esta misma fecha se estableció el Jardín “Miguel López” en la plaza de la Lagunilla y también constituyó una obra de “ornato” para embellecer el rumbo. El jardín formaba parte de las obras públicas que se colocaban en la plaza y vendrían a jugar un papel importante a favor de la seguridad y la higiene pública con la instalación de los edificios del refugio nocturno para los obreros y los baños y lavaderos públicos.[AADF, Paseos y Jardines, vol. 3591, exp. 417 (1896)]. La instalación de estos servicios modernos contribuirían a mejorar el ambiente físico del lugar y eran espacios de asistencia social para atenuar los males de la población. La posición estratégica de la plaza de Santo Domingo bastante cercano al zócalo fue un factor importante en la formación del jardín “La Corregidora” (1894). Obsérvese el MAPA DE JARDINES PUBLICOS. Guillermo de Landa y Escandón, miembro de la Comisión de Mejoras en la Ciudad y Embellecimiento de Parques elevó estas peticiones al Presidente del Ayuntamiento con base al conocimiento que tenía de la ciudad. Siendo Gobernador del Distrito (interino entre 1900-1901) realizó una visita a ciertos barrios de la capital y se percató que la tercera demarcación contaba con callejones estrechos en los Gachupines, las Papas y el Órgano. 7

El establecimiento de parques y jardines a la vuelta del siglo XX estuvo sujeto a un proyecto urbano donde se planearon la introducción de varios servicios y obras de saneamiento como la introducción del drenaje, la entubación de aguas potables, la pavimentación, el alineamiento de banquetas y calles acompañada de la instalación de vías férreas de tracción eléctrica en algunas partes de la ciudad. Los administradores públicos de la capital, diseñadores de las políticas urbanas en las que destacaban ingenieros, médicos y arquitectos indicaron que para resolver los problemas de la insalubridad, la seguridad y la funcionalidad del espacio exigidos por la vida moderna era necesario que se derribaran manzanas enteras y se removieran los pisos de la ciudad. La penetración de la infraestructura sanitaria (drenaje y tuberías de agua potable) y eléctrica (cables subterráneos) había obligado a desaparecer viejos caserones “con beneplácito de la salubridad y la estética de la ciudad”. 39 En la planificación de la apertura de calles anchas y rectas en prolongación a las centrales estaba contemplado el convertir las viejas plazas en jardines y alamedas. 40 El proyecto era que los parques, alamedas y jardines con su nuevo inmobiliario urbano y de servicios fueran dirigidos a sanear el ambiente de la ciudad de México y a mejorar el aspecto de la urbe. 41 El plan de los higienistas y urbanistas mexicanos al interior de la ciudad fue remodelar las plazuelas y formar paseos y jardines en los 4 puntos cardinales de la ciudad tomando en cuenta la superficie y el número de pobladores. Asimismo, se pensaba establecer extensos parques en el perímetro o en los cuadrantes de la ciudad para que sirvieran de paseos campestres a los habitantes, favorecieran la higiene pública y elevaran la renta del suelo. 42 Cabe decir que en materia de diseño urbano de una ciudad con jardines y parques, los higienistas mexicanos se plegaban a las ideas europeas presentadas en los eventos internacionales. La intervención estatal era importante para poder incorporar elementos de la vida campestre dentro de la urbe tanto para “purificar la atmósfera” y “respirar aire puro” como para amenizar el aspecto de la ciudad” según lo recomendado a los consejos municipales por el médico inglés Rochard en el Congreso Internacional de la Higiene celebrado en Londres en 1891.43 El prototipo de esta modernidad era el París de Hussmann, el cual había transformado la vieja ciudad medieval en una hermosa capital del mundo civilizado con avenidas funcionales o bulevares sombreados de árboles y numerosos parques y jardines. En este contexto, la capital mexicana debía contar con

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En la cuarta demarcación los había en Tizapam el Angel y el Diablo, en la segunda demarcación se encontraban en la calle de López y la Palma y en la primera estaba la de Bravo y Mixcalco. Existían callejones que necesitaban de mantenimiento y limpieza como la de Retama en la cuarta demarcación y la calle de San Sebastián en la primera. Véase AADF, Obras Públicas y Mejoras en la Ciudad, vol. 1504 A, exp. 3 (1901). BOLETIN OFICIAL (6 octubre 1903) y (26 febrero 1904) AADF, Obras Públicas y Mejoras en la Ciudad, vol. 1504A, exp. 3 (1901) y BOLETIN OFICIAL (12 marzo 1909). El discurso oficial modernizador consideraba que “plantas y flores sirven de adorno a la ciudad y embalsaman el ambiente que respiramos”[BOLETIN OFICIAL (19 febrero 1904)]. Por su parte, los jardines recrearían la vista y embellecerían los sitios por donde se extienden sus bellos prados [BOLETIN OFICIAL (12 marzo 1909)]. En relación a los servicios públicos, la autoridad pensaba que el jardín, el parque o la alameda traería beneficios a la comunidad: la pavimentación de las alamedas y el riego de los jardines acabaría con el polvo de las plazuelas y ayudaría a contrarrestar las enfermedades impidiendo que penetrara en los pulmones de los transeúntes. Esto mismo lo harían los vegetales que como “organismos vivos” funcionarían en las grandes ciudades como pulmones de oxígeno. BOLETIN OFICIAL (2 agosto 1907). Esta idea fue propuesta por Guillermo de Landa y Escandón, quien fue Presidente del Ayuntamiento de México en 1900 y Gobernador del Distrito Federal desde 1903. BOLETIN OFICIAL (2 agosto 1907). BOLETÍN OFICIAL (25 diciembre 1903). 8

amplias alamedas y jardines públicos, calles anchas sembradas de árboles y estar rodeada de amplios bosques y de extensos parques.44 Estas ideas prosperaron a medias ya que en su marcha no se tomó en cuenta la densidad de la población. De acuerdo con el proyecto urbano de obras públicas y de servicios, se transformaron las plazuelas y se establecieron jardines y parques como una medida más de saneamiento y modernización física de la urbe. Por lo tanto, éstos lugares de recreo crecieron como parte de las mejoras materiales o al ritmo de las mismas en las antiguas demarcaciones de la ciudad45 y progresivamente se dirigieron hacia algunas zonas que anteriormente ya habían sido favorecidas por el régimen. Las iniciativas municipales de la Comisión de Embellecimiento desde 1901 y de la Dirección de Obras Públicas (junto con otras corporaciones federales: Comisión Nacional del Agua y el Consejo de Salubridad) a partir de 1903 fueron colocar jardines y parques en los cuarteles ubicados al oriente, sur y norte del antiguo casco capitalino porque eran sitios con una infraestructura física bastante precaria y donde las condiciones de insalubridad eran malas por la falta de servicios sanitarios y obras hidráulicas modernas. Estos barrios recordaban a la urbe colonial con casas de fachadas “coloridas”, calles estrechas y retorcidas, sin empedrados, con viejas atarjeas o sin albañales, ni excusados, con plazuelas desiertas y pestilentes (a causa de la acumulación de la basura, las atarjeas descubiertas y las inundaciones) y sin alumbrado público.46 Hacia aquellas demarcaciones con mayores necesidades canalizó el gobierno su ayuda y se fundaron entre 1901 y 1910; 25 jardines y un parque público destinados a beneficiar el ambiente físico47, el ornato de la urbe48 y a proporcionar sitios de recreo “sanos”. 49 En esta proporción se 44 45

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BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904). En el SUR.-El jardín de la plaza Tlaxcoaque (1911) se construyó cuando se introdujo el colector no. 4 del drenaje. Esto fue aprovechado para que se eliminara los callejones en el barrio y se abriera la gran avenida de Cuauhtemoctzin. La urbanización en la calzada del Niño Perdido también permitió que se abriera un jardín en la glorieta de Salto Agua (1905). [BOLETIN OFICIAL (3 febrero 1911)]. En el NORTE.- El gobierno del DF eliminó un mercado ambulante para establecer el jardín de Santa Catarina cuando se estaban llevando a cabo las obras de ensanchamiento de las calles porque se trataba de un barrio con calle estrechas. Con esto se pretendía dar mayor funcionalidad a la urbe y contribuir a la salubridad del rumbo. [BOLETIN OFICIAL (23 mayo 1905)]. En el poniente el gobierno colocó el jardín de San Cosme cuando amplió la calzada que lleva su nombre [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904)] y destruyó el antiguo Paseo de Bucareli para colocar 3 glorietas con jardines en el momento que pidió que se estableciera en su lugar una calle amplia y larga. TOVAR,T.1, 1992, p.128. BOLETIN OFICIAL (8 junio 1906), (27 agosto 1907) y (22 junio 1909). El ORIENTE y el SURESTE era una de las partes más contaminadas y más rezagadas a nivel de servicios. Esto fue causado por factores ecológicos ya que era un lugar salitroso, árido y bajo, expuesto a las inundaciones. Cerca de allí se encontraba las acequias o desaguadores -contaminados con heces fecales- procedentes del canal de la Viga. Más tarde, se instaló el gran canal de desagüe que arrastraba los malos olores. Todo esto aunado a las costumbres de la población de defecar y tirar basura en la calles. [Cfr. BOLETÍN OFICIAL (10 abril 1906) y MORALES, 1982, p.13 y 1978, p.191-192]. Frente a estas circunstancias, la apertura de 8 jardines (entre los 12 que se establecieron en esta zona) y el establecimiento del parque obrero fueron, entre otros objetivos, destinados a “sanear” la atmósfera pútrida de esta parte de la ciudad. Me refiero al Jardín Juan José Baz (1907), Casimiro Chovell en la plazuela de Santa Bárbara (1909), el jardín de la plazuela de San Lucas (1909), Juan Rivascacho (1910?), Jardín en la plazuela de la Isla Venegas (1908), Jardín Edmundo Moreno en la Plazuela de San Sebastián (1908) y Jardín Mixcalco (1904). [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904); (22 enero 1909) y (26 noviembre 1909)]. Cabe decir que a favor de la higiene pública se ganaron varios sitios de recreo en estas zonas pero a la larga se perdería el paseo de la Viga con la disecación del canal como parte de las obras de saneamiento. En el SUR.- Se instalaron 7 jardines entre 1901 y 1910. El gobierno del DF y los vecinos de los barrios del sur se preocuparon por la apertura de 2 jardines públicos para mejorar el ambiente en la zona. Tanto el jardín de la plazuela de Tlaxcoaque (1911) como el situado en la plaza del Arbol (1907) estaban muy cerca del sector oriental de la ciudad. La plazuela de Tlaxoaque se caracterizada por ser polvosa y sucia y en tiempos pasados 9

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había sido un paradero de carros conductores de carne procedente del Rastro. Por lo tanto, su construcción venía a ser una “obra de higiene y de belleza”. La construcción del Jardín Ciudadela buscaba sanear el ambiente de la plaza de Armas convertida en basurero y en un foco de infección (produciendo “miasmas” y enfermedades) en las estaciones de lluvias. [BOLETIN OFICIAL (3 febrero 1911) y AADF, Paseos y Jardines, vol. 3593, exp. 527]. Cabe mencionar que veintitrés años atrás, los vecinos del Barrio Belem habían solicitado al Ayuntamiento que se abriera uno por aquel rumbo por el “bien y ornato” del lugar. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 333 (1888)]. Hacia 1888 el rumbo contaba con potreros cenegosos limitados por zanjas del viejo desagüe. [BOLETIN OFICIAL (28 septiembre 1909)]. En el NORTE.-El gobierno del Distrito Federal formó 7 jardines públicos entre 1901 y 1911. La falta de higiene de la plaza de Santa Catarina por la presencia de un mercado ambulante implicó la remoción de la plaza y la formación de un jardín. La remodelación de la plazuela Santa María de la Redonda obedeció a que era un “arrabal” pestilente porque varias casas alrededor de la plazuela no contaban con excusados ni con cañerías y las inmundicias salían a la calle infectando el barrio. AADF, Paseos y Jardines, vol.3591, exp. 432 (1897) y BOLETIN OFICIAL (23 mayo 1905). En el ORIENTE.-El gobierno abrió jardines en la plazuela de la Santísima (1887), del Carmen (1902), Loreto(1905) y Juan José Baz (1907), a petición de los vecinos del lugar. El Ayuntamiento y el Gobierno convirtieron estas plazas en jardines para contribuir a su “embellecimiento” ya recreo. La Dirección de Obras Públicas era explícita al respecto y manifestaba que la Iglesia y su cúpula más el jardín en la plaza Loreto formaba parte del conjunto arquitectónico que embellecería el lugar. Asimismo, el establecimiento del parque Balbuena (1910) daría vista a un área rural sin atractivos [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904), (12 marzo 1904), (22 enero 1909) y (19 febrero 1909)]. En el SUR.-El Gobierno del Distrito puso jardines en aquellos lugares donde había bastante tránsito y podía ser apreciada esta obra de ornato por sus habitantes. El jardín de la Ciudadela (1908) venía a formar parte de ello. La ciudadela estaba convertida en una amplia vía pública cruzada por tranvías eléctricos de Tacubaya, Mixcoac, San Angel, Peralvillo, Belém, etc. [BOLETIN OFICIAL (28 septiembre 1909)]. La carencia de un sitio de recreo que le diera vista al lugar transformó la plazuela del Arbol en un jardín. [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904)]. En el NORTE.-La formación de un jardín en la plaza de Santa Catarina formaría parte del ornato de la capital junto con el establecimiento de un mercado moderno entre la calle de la Amargura y la Lagunilla, la parroquia de Santa Catarina Mártir y los edificios más cercanos al jardín. [Cfr. MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS y JARDINES en el PORFIRIATO y BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904) y (23 mayo 1905)]. El embellecimiento de la ciudad fue importante para que se estableciera el jardín en la plaza de la Concepción ya que junto con las iglesias (La Concepción y San Lorenzo) más la Escuela de Artes y Oficios darían “belleza” al rumbo. El establecimiento del Jardín Sessé y Cervantes en la Plazuela de los Angeles (1904) y posiblemente el jardín Comonfort (1910) se formaron para que le dieran vista a la ciudad frente al paso de pasajeros a las estaciones ferrocarrileras ubicadas en las orillas de Tlatelolco y en la colonia de Peralvillo. [MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES en el PORFIRIATO]. En el ORIENTE .-La alta densidad de población registrada en el cuartel II de este sector fue un factor que marcó el tono de las demandas sociales de los colonos y llevó a actuar a la Dirección de Obras Públicas. Estos consideraron necesario que se abrieran jardines públicos porque la población había aumentado (Esta zona absorbió el 13.57% del aumento poblacional registrado entre 1882 y 1910 [MORALES,1982,p.13]) y las familias no tenían sitios de recreo inmediatos. El jardín Juan José Baz fue abierto por la falta de sitios de recreo al igual que el parque Balbuena [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904)]. Con la instalación de este último, el gobierno pretendía dotar a la clase trabajadora que habitaba en esta región de entretenimientos “sanos”. Las autoridades del Distrito Federal proyectaron este parque en una zona donde había varias fábricas: La Velocita, la Guadalupe y la Concordia. Su objetivo era que sirviera de esparcimiento “a cuentas personas huyen de la vida metropolitana después del trabajo diario y obligado de la tierra”. De esta manera, el obrero a la salida del taller podía “respirar aire puro” y en los días de descanso y días festivos compartir con sus familiares los atractivos de un tívoli moderno. [BOLETIN OFICIAL (29 julio 1910)]. En el SUR: La concentración de la población en el “populoso”barrio de San Juan y la falta de sitios de recreo fueron las razones por la cual se organizó un jardín denominado “Alfonso Herrera” en el Tecpan de San Juan (1906). Cabe decir que la demarcación V absorbió el 11.69% del crecimiento demográfico [MORALES,1982,p.13)]. En el NORTE y NOROESTE: La organización de la colonia Ampliación Guerrero hizo posible la formación del Jardín Concepción Cuevas (1904) e impulsó la construcción del jardín “Apolinario Nieto” en la plazuela de

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olvidó de otras zonas marginadas y de la que más población concentraba en la ciudad ubicada al noreste y noroeste de la ciudad50 y, más bien, continuó favoreciendo a los nuevos colonos del poniente y suroeste. Cabe decir que esta zona tenía baja densidad de población (absorbió el 11.4% del aumento poblacional registrado entre 1882 y 1910), además era bastante higiénica (tenía terrenos altos menos expuestos a las inundaciones) y contaba con sistemas perfeccionados de servicios.51 No obstante, el gobierno permitió que se establecieran entre 1901 y 1910; 5 jardines públicos y 3 parques más para que estuvieran al tono con la urbanización que adquirieron esta parte de la ciudad y con el status económico de sus habitantes.52 En este contexto, el surgimiento de parques y jardines a raíz del fraccionamiento de nuevas colonias53 respondieron al embellecimiento del rumbo y a la funcionalidad del espacio urbano. El dinamismo que adquirieron estas colonias con el tránsito tranviario (que cruzaban de norte a sur) 54 y la entrada de ferrocarriles foráneos a la ciudad fueron factores que obligaron al gobierno a crear plazas de recreo en lugares claves como estaciones ferrocarrileras55 y en glorietas a fin de crear espacios verdes de “ornato” y sitios cómodos para el tránsito de personas y vehículos. 56

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Tepozán debido a la urbanización de la nueva colonia Díaz de León [MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES en el PORFIRIATO]. Ambas áreas correspondiente a los cuarteles I (donde se formaron las colonias Gustavo Scheibe, la Bolsa y el Nuevo Rastro), V y VII (Barroso, Santa María de la Ribera y Guerrero) absorbieron el crecimiento poblacional más alto de la Municipalidad de México registrado entre 1882 y 1910: el 56.1%. La mayoría de las colonias establecidas (a excepción de la Santa María de la Ribera) eran para obreros y población de escasos recursos y varias se enfrentaron a los problemas de la urbanización como la falta de servicios con infraestructura moderna. Algunos de éstos fraccionamientos -excepto los del noroeste- eran inseguros, oscuros y antihigiénicos a pesar de que contaban con trazo reticular. Cfr. BOLETIN OFICIAL (30 julio 1909) y MORALES,1982, p.12 y 15. BOLETIN OFICIAL (8 diciembre 1905). Esta área se caracterizó por el predominio de amplias residencias con jardines que se extendieron a los lados del Paseo de la Reforma (en las colonias la Teja y el Paseo que tomaron los nombres de Americana, Juárez y Cuauhtémoc) reproduciendo estilos arquitectónicos europeos y tipo boulevares de clara influencia francesa (establecidas en la Roma y la Condesa) con avenidas panorámica y plazas ornamentales. MORALES, 1978, p. 192 y 194. En el suroeste, la apertura de la colonia Roma produjo el trazo rectangular de dos espacios de recreo; en la cuchilla la Romita el jardín “Gabino Barrera” y el parque Roma al interior de la colonia. El surgimiento de la colonia la Teja habitada por sectores de procedencia extranjera posibilitó la presencia del parque “La Covadonga” [MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES en el PORFIRIATO]. En esta misma colonia, empresarios norteamericanos se interesaron en desarrollar un nuevo concepto de la diversión a través del establecimiento del parque Luna. En este se ofrecían una variedad de juegos mecánicos movidos por vapor [GONZALEZ,1957,p.700] que serían el antecedente de los modernos sistemas como Disneylandia, San Diego, Reino Aventura, etc. MORALES,1978,p.194 En el marco de esta explicación encontramos al jardín Buenavista (1902) al poniente de la ciudad situado frente al Ferrocarril Central Mexicano y el jardín Cuauhtémoc en el Paseo de la Reforma ubicado a un costado de la estación del Ferrocarril Central Nacional. [MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES en el PORFIRIATO]. El gobierno mejoró el aspecto de viejas calzadas con la de San Cosme y abrió un jardín (1903) durante el proceso de urbanización del sector norte en los límites de la colonia Santa María de la Ribera. [BOLETIN OFICIAL (26 febrero 1904)]. Otra muestra se vio en la formación de las 3 glorietas con jardines ornamentales tras la desaparición del antiguo paseo de Bucareli en la colonia Limantour [El gobierno encargó al concesionario Agustín del Río Cástulo Centeno que disminuyera o acortara la calzada insalubre de Bucareli y en su lugar colocara una calle larga y amplia con 3 glorietas para convertirla en un arteria importante de circulación en la ciudad. BOLETIN OFICIAL (12 noviembre 1909) y TOVAR, T.1,1992, p. 28]. A partir de 1901, la Dirección de Obras Públicas se dedicó a embellecer el lugar porque consideró que era un punto céntrico de la ciudad ya que tenía magníficos edificios y bastante tránsito hacia varios sitios de recreo, es especial, los días festivos. El gobierno quitó los restos del monumento antiguo y se montaron obras nuevas en los jardines (rotondas y fuentes) para que estuvieran “perfectamente arregladas tanto en su pavimento como en su 11

La construcción de parques y jardines con los servicios modernos también fue una labor desigual y los más desarrollados con los adelantos técnicos de la ingeniería sanitaria y de la construcción se concentraron en las zonas privilegiadas antes citadas (El Zócalo y la Alameda en el centro, Santa María de la Ribera en el noroeste, Chapultepec y Paseo de la Reforma en el suroeste) mientras que la mayoría de los jardines públicos en el resto de la ciudad fueron bastantes modestos, salvo algunos de éstos ubicados al centro (el atrio de la catedral), sur (la Ciudadela) y el parque “obrero” Balbuena en el oriente.57

EL GOBIERNO Y LA NUEVA EDUCACIÓN URBANA Las autoridades de la ciudad de México durante el porfiriato comprendieron que para preservar los parques y jardines públicos era necesario vigilar a la población usuaria de estos espacios, tanto a los paseantes como a los empresarios de las diversiones públicas, incluso, a los propios empleados del ramo. Todos ellos, con sus malos hábitos y costumbres contribuían a dañar los jardines y los inmuebles de los paseos. En relación a los asistentes o visitantes, el gobierno tuvo que imponerles multas. La intención de las sanciones era combatir comportamientos rurales y fomentar hábitos ordenados e higiénicos a favor de una cultura moderna. En relación a la primera, “las multas correctivas” iban dirigidas a poner un tope a ciertas costumbres “desordenadas” o “bárbaras” como el hecho de cortar y robar las flores, aplastar y trillar el pasto.58Respecto a la higiene pública, las multas deberían enseñar a los habitantes a no tirar la basura, escombros, ni a obrar al aire libre.59 El gobierno quería que las consignaciones concientizaran a la población y que los capitalinos se responsabilizaran de los animales o propiedades que circulaban por los paseos y jardines públicos (carretelas movidas por mulas, bicicletas y automóviles). La nueva educación urbana pretendía que los ciudadanos pagaran por los daños ocasionados a los jardines públicos y por el deterioro que sufriera la infraestructura material ya que los sitios de coches, los automovilistas y los dueños de las bicicletas, muchas veces ocasionaban daños a los prados, árboles, fuentes públicas y vallas de protección,60 como también lo hicieron los animales que se fugaban de las casas vecinas.61 En lo que respecta a la preservación del patrimonio público a nivel de educación urbana, el gobierno capitalino no sólo vigiló el comportamiento de los ciudadanos, también se abocó a disciplinar a los trabajadores del ramo de paseos y a fomentar hábitos “ordenados” de trabajo y de higiene. En consecuencia castigó ciertos vicios como el alcoholismo de los empleados, el robo de

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ornamentación” [AHDF, Obras Públicas y Mejoras en la Ciudad, vol. 1504-A, exp. 13 (1901)]. También el trazo de la glorieta Dinamarca en la colonia del Paseo fue para dotar a la población de un espacio estético y funcional para el tránsito vehicular [MAPA de la CIUDAD DE MEXICO, PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES en el PORFIRIATO]. En la formación del parque Balbuena también jugaron un papel relevante factores de índole económico. El gobierno esperaba que la renta del suelo se elevara y los fraccionadores se interesaran en construir lotes y ofrecer servicios. BOLETIN OFICIAL (27 agosto 1907). Estas actitudes fueron practicadas por varias capas de la población civil de distinta extracción económica y social. Fueron partícipes y cómplices; mujeres, niños, jóvenes, borrachos, ladrones, incluso, militares. Cabe mencionar que la mayor parte de los perjuicios ocasionados por la población fueron perpetrados contra los jardines públicos. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3595, exp. 615 (1910); exp. 616 (1909); 617 (1909); 618 (1909); exp. 621 (1909); exp. 622 (1909-1910); exp. 623 (1909 y 1910); exp. 624 (1909) y exp. 625 (1909). Ciertos individuos y vecinos de la ciudad fueron sorprendidos por la autoridad y algunos consignados por tirar escombros, grasa y confetis en los prados. AADF, Paseos y jardines, vol. 3595, exp. 618 (1909); exp. 619 (1909); exp. 621 (1909); exp. 622 (1909) y exp. 624 (1909). AADF, Paseos y Jardines, vol. 3595, exp. 618 (1909); exp. 619 (1910); exp. 622 (1909); 624 (1910) y exp. 625 (1909). AADF, Paseos y Jardines, vol. 3595, exp. 614 (1909); exp. 616 (1909-1910); exp. 617 (1909-1910); exp. 618 (1909); exp. 621 (1909); exp. 622 (1910); exp. 624 (1910) y exp. 625 (1909-1910). 12

los implementos de trabajo, la impuntualidad en el horario y la falta de cumplimiento de sus deberes laborales como el riego de jardines, la falla en la limpieza y el mantenimiento de los relojes y los monumentos públicos. 62 Por último, el gobierno estableció contratos cada vez más restrictivos con los propietarios de las diversiones y ventas ambulantes que se establecían en los paseos (puestos de aguas frescas, de nieves o paletas, empresas de caballitos, trenecitos, juegos mecánicos como montaña rusa, carpas de tiro al blanco, etc.) en materia de seguridad física y de aseo para evitar el deterioro de la vegetación (prados y árboles) y de los inmuebles (el pavimento de las calzadas o los pisos de mármol y los kioskos). 63 Incluso, en los últimos años del régimen se prohibieron las jamaicas y el uso de confettis por el daño ocasionado a los jardines. 64

EL COMPORTAMIENTO DE LA SOCIEDAD La sociedad fue un interlocutor de primer orden en la modernización física de paseos y jardines públicos. Desde esta perspectiva se vieron involucrados varios grupos sociales y actuaron de manera individual, espontánea y colectiva (a través de juntas vecinales): profesionistas, funcionarios públicos, empresarios, grandes comerciantes y sectores de la clase obrera; operarios de los ferrocarriles, trabajadores de las fábricas y de compañías de servicios, quienes elevaron sus voces al Ayuntamiento para la apertura de jardines, alamedas o parques.65 La sociedad reaccionó de distintas formas e implementó estrategias hasta conseguir sus objetivos. Entre ellas, censuró al gobierno a través de la prensa por el estado tan lamentable que guardaban los paseos y jardines públicos y vigiló que se llevaran a cabo las mejoras materiales en los mismos para que se combatiera la insalubridad, la falta de seguridad y su mal aspecto.66 62

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Véase AADF, Jardines y Paseos, vol. 3595, exp. 615 (El caso de la falta de aseo de la estatua del Dr. Carmona y Valle situada en la plaza de Santo Domingo), exp. 617 (En agosto de 1909, el encargado de la bodega de uno de los jardines se encontraba detenido en la 5ta. Demarcación de Policía acusado de robar la caja de herramientas), exp. 618 (El caso donde el Jefe de la sección 3era. de Obras Públicas excita al Administrador para que este pendiente de que el personal cumpla con las obligaciones de mantener prendidos los relojes públicos establecidos en las glorietas), exp. 619 (El caso donde el Administrador de Paseos impone una multa correctiva de un día de trabajo a su empleado por haber llegado retrasado ) y exp. 621 (El caso donde los Celadores del Resguardo del Jardín Dr. Leopoldo Río de la Loza no cumplieron con las tareas de riego y barrido). Los establecimientos de diversiones públicas provisionales ocasionaban problemas físicos a los paseos dejando huecos en la tierra de los jardines, triturando el pasto, perjudicando los árboles con los amarres de las carpas y dejando fracturados los pisos o pavimentos. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3589, exp. 293 (Informe de Paseos del año 1885); vol. 3595, exp. 623 (1909) y exp. 634 (1910)]. El ramo de diversiones públicas en el Archivo del ex-Ayuntamiento de la ciudad de México está plagado de contratos cuyas cláusulas van orientadas a tratar de hacer responsables a los concesionarios de la conservación del aseo y la preservación de la vegetación (prados y árboles) y de los inmuebles ( kioskos o calzadas) a través del pago de una fianza. Consúltese el acuerdo del 27 de abril de 1908 emitido por el Director de Obras Públicas, Guillermo B. y Puga y aprobado por el Gobierno del Distrito Federal en el BOLETIN OFICIAL (15 mayo 1908). La población elevó un total de 13 solicitudes frente a los 54 jardines, alamedas y parques que se establecieron en el porfiriato. BOLETÍN MUNICIPAL (18 abril 1902) y (28 octubre 1902); BOLETÍN OFICIAL (26 noviembre 1909) y AADF, Paseos y Jardines, vol. 3588, exp. 197; vol. 3589, exp. 300; vol. 3590, exp. 320, 323-324, 333, 352 y 418; vol. 3591, exp. 432; vol. 3592, exp. 472 y 493; vol. 3593, exp. 527 y exp. 538. Para el caso de la formación del jardín en la plaza Loreto [EL MONITOR REPUBLICANO (1 mayo 1877) y (5 mayo 1886)]; en relación a la Alameda [EL MONITOR REPUBLICANO (25 enero 1877); (13 feb. 1877); (17 abril 1877); (11 mayo 1877); (9 octubre 1877); (3, 8 y 16 noviembre 1877); (6 septiembre 1884) y EL SIGLO DIEZ Y NUEVE (12 mayo 1880)]; correspondiente al Zócalo [EL MONITOR REPUBLICANO (3 y 7 enero 1877); (9 mayo 1877); (12 y 29 septiembre 1877); (9 abril 1887) y EL SIGLO DIEZ Y NUEVE (8 marzo 1884)]. Anotaciones sobre el jardín de San Fernando [EL MONITOR REPUBLICANO (18 marzo 1877)]; el Paseo de Bucareli [(EL MONITOR REPUBLICANO (24 enero 1877)]; Paseo de la Viga [(EL MONITOR REPUBLICANO (24 marzo 1877)] y el Paseo de la Reforma [EL MONITOR REPUBLICANO (31 agosto 1877) 13

Tampoco se quedó en el plano de la crítica y alabó en los periódicos de la época, las iniciativas de algunos regidores del ramo que se destacaron por su labor social a favor de los paseos y jardines públicos.67 Los vecinos interesados fueron más allá de la denuncia y se mostraron participativos. Al respecto, pasaron de las solicitudes enviadas a la autoridad al ejercicio de la presión social y, en este aspecto, se valieron de hombres importantes de la comunidad68 con el fin de ver favorecida la vida en la ciudad -como lo confirman las cartas enviadas al Ayuntamiento de la ciudad de México. Asimismo, pidieron al gobierno capitalino que impulsara reformas urbanas en sus barrios con la remodelación de paseos y jardines públicos para contribuir a la sanidad del ambiente, al embellecimiento y la comodidad de la urbe.69 Por último, exigieron al Ayuntamiento que quitara de las plazuelas y de los jardines públicos aquellos servicios públicos que daban mal aspecto a la ciudad (mercados ambulantes, sitios de coches y jacalillos de diversiones públicas) 70 con el objetivo de hacer una capital más estética y funcional. En el proceso de construcción de los paseos y jardines públicos, los vecinos de la ciudad se mostraron exigentes y pidieron que se proyectaran con los servicios modernos para que fueran una garantía de convertirse en sitios ordenados, estéticos, limpios y funcionales.71 También fueron

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y (25 octubre 1877); y el Jardín Guardiola [noticia reproducida en EL MONITOR REPUBLICANO (17 marzo 1886) extraída del periódico El Tiempo y el Diario del Hogar]. Los vecinos de la plaza Loreto apoyaron al Regidor Buenrostro de la comisión de Paseos para formar un jardín en la plaza Loreto. [EL MONITOR REPUBLICANO (14 enero 1877)]. Consúltese además los respaldos a favor de las obras públicas en la Alameda. [EL MONITOR REPUBLICANO (16 noviembre 1877)]. Entre los casos más destacados sobresale la participación del director general de la sociedad anónima “El Buen Tono” cuya carta de motivos y su aportación de 1000 pesos garantizó la construcción del jardín en la plazuela de San Juan. Por su parte, el dueño del circo Orrín dio un donativo de 500 pesos como una forma de presión para que la comisión de paseos iniciara los trabajos del jardín en la plazuela del seminario. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3593, exp. 538 (1902) y AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 320 (1886). Para hacer una ciudad más cómoda y segura pidieron al gobierno que terminara la pavimentación de las banquetas y la colocación de los pisos de mármol. Asimismo, obligaron al municipio que quitara “los abrojos de las orillas de las fuentes” de la Alameda porque podían lastimar a los niños y que reparara las puertas de entrada de los jardines y paseos públicos. Para embellecer los parques solicitaron que se formase en la Alameda una plataforma que sirviera para las bandas musicales y que arreglara las bancas de los jardines. EL MONITOR REPUBLICANO (3 y 7 enero 1877); (12 y 29 septiembre 1877); (13 febrero 1877); (18 marzo 1877) ; (8 y 16 noviembre 1877); (9 abril 1887) y EL SIGLO DIEZ Y NUEVE (8 marzo 1884). Los “jacalones” o teatrillos ambulantes y los mercados provisionales eran sucios, feos y estorbaban el tránsito de los caminantes. Estos establecimientos de tablas y tejamanil al igual que los sitios de coches aminoraban la belleza de la urbe y no estaban al tono con las obras públicas que se realizaban en la ciudad. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3591, exp. 418 (1896); vol. 3592, exp. 493 (1901); vol. 3593, exp. 538 (1902) y BOLETÍN MUNICIPAL (18 abril 1902). La entubación del agua fue solicitada por los vecinos de la plaza del Carmen [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3588, exp. 197 (1877)] y, por su parte, los de Loreto y de San Juan pidieron caños de desagüe [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3589, exp. 300 (1885) y vol. 3591, exp. 453 (1899)]. Los de Belem pidieron luz eléctrica y la concesión de media merced de agua para la fuente pública. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 333 (1888)]. Los habitantes de la capital manifestaron al Ayuntamiento que deseaban tener sitios de recreo ordenados y alineados con las avenidas perpendiculares que daban a las calles. El perímetro o los bordes de las banquetas y las propias calzadas del jardín podrían que ser rectas o curvas pero organizadas de manera racional al interior de las alamedas. También pidieron que fuesen funcionales y seguros con la construcción de pavimentos y empedrados, calzadas y camellones, banquetas y fuentes escalonadas, ya fuese para mayor comodidad del tránsito público, al mismo tiempo, que facilitaba el mantenimiento y el aseo de los paseos. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3589, exp. 300 (1885); vol. 3590, exp. 349 (1890); vol. 3591, exp. 453 (1899) y el BOLETÍN MUNICIPAL (28 octubre 1902)]. En relación a la seguridad física de los jardines y de los paseantes, los vecinos solicitaron la instalación del alumbrado eléctrico [(AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 333 (1888)] y se fijaron la meta de proteger los prados de los jardines con alambres o canastillas de fierro para evitar su deterioro. Asimismo, para hacer espacios “hermosos en la ciudad”, los colonos involucrados 14

propositivos en materia de diseño arquitectónico y profesionistas independientes presentaron proyectos de paseos y jardines públicos que cumplían con las características fundamentales de la seguridad, la estética y funcionalidad del espacio. 72 El pragmatismo también caracterizó a los capitalinos en su afán de impulsar la urbanización de los paseos y jardines. En efecto, el vecindario contribuyó con elementos pecuniarios, cuotas voluntarias y donativos en especie y se comprometió a proporcionar fuerza de trabajo tanto en la construcción como en el mantenimiento de los jardines públicos.73 También se mostraron conciliadores de los intereses entre el Ayuntamiento y los particulares logrando conseguir que los privados vendieran a precios accesibles los terrenos que se transformarían en jardines públicos.74 Durante el proceso de construcción de paseos y jardines modernos se puede confirmar que no solo la burocracia capitalina con los celadores de paseos, comandantes de resguardos y policía montada vigilaron los comportamientos de los capitalinos, también la sociedad denunció y corrigió las faltas de los habitantes por los perjuicios ocasionados al ornato público. Aunque no se puede afirmar que era una actitud generalizada en la población, por lo menos, algunos ciudadanos se interesaron en proteger los bienes públicos de la ciudad y delataron a sus propios vecinos en la comisaría de policía porque había partido un árbol de trueno por la mitad o porque alguno de

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requirieron que la estructura física que daba realce al lugar, debía ir acompañada con monumentos de hombres memorables del país o extranjeros, con fuentes ornamentales, kioskos, bancas de fierro o madera y jardines estéticos.[AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 349 (1890); vol. 3591, exp. 453 (1899) y BOLETÍN MUNICIPAL (28 octubre 1902)]. En 1890, J.V. Delpierre (arquitecto ?) propuso el diseño de un jardín en la plazuela de Santo Domingo con un monumento dedicado a Benito Juárez cuyo costo sería de 13,000.00. La instalación sería bastante ornamental: enrejado de fierro con basamento de piedra de medio metro de altura para su protección. Las calzadas y banquetas rodearían al jardín y serían funcionales al comunicarse con las calles exteriores y se pavimentarían con piedra artificial importada (de patente Slullinger). Las entradas de la alameda tendrían pedestales coronados con jarrones de piedra. Habría dos fuentes a los lados del monumento. El proyecto implicaba una renovación total de la plaza, incluso, del viejo empedrado de piedra, los trabajos de cimentación del enrejado y la compra de objetos ornamentales, además, la colocación de las banquetas de piedra artificial, la tierra para el jardín y las plantas. El expediente quedó archivado y no hubo respuesta al solicitante. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 349 (1890). En 1877, los vecinos de la plazuela del Carmen se comprometieron con el Ayuntamiento a brindar la mano de obra para plantar árboles y ofrecieron donar algunos adornos. [AADF, Paseos y jardines, vol. 3588, exp.197 (1877)]. Asimismo, los vecinos de la plazuela Martínez de la Torre de la colonia Guerrero prometieron regar, cuidar los plantíos y sembrar 60 árboles de truenos [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp.324 (1887). Los vecinos de la Santísima ofrecieron dar los gastos de los jornaleros que equivalía a 369.00 para cubrir los trabajos más rudos como remover la tierra, tirar árboles, etc. [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3592, exp. 472 (1900)]. La solicitud de apertura de un jardín en el barrio de Belem fue acompañada de apoyos pecuniarios [AADF, Paseos y Jardines, exp.333 (1888)] y, los de la plazuela Juan José Baz recolectaron dinero para los gastos del jardín cuando la Comisión de Paseos y Embellecimiento decidió aprobar el proyecto de formación del jardín[(AHDF, Paseos y Jardines, vol. 3592, exp. 493 (1901)]. Los habitantes de la plazuela de San Juan y el dueño de la fábrica de cigarros “El Buen Tono” reunieron la cantidad de 2,000.00 para apoyar la creación de un jardín [AADF, Paseos y Jardines, vol. 3590, exp. 324 (1887) y vol. 3591, exp. 453 (1889)].Por último, los vecinos del rumbo dieron la cantidad de 1,182.92 pesos para la construcción del jardín Casimiro Chovell. [BOLETÍN OFICIAL (26 noviembre 1909)]. En 1894, los vecinos de la plazuela de San Juan y calles adyacentes solicitaron la apertura de un jardín frente al templo de San Juan de la Penitencia. Para ello, consiguieron que el general Figueroa vendiera un terreno frente a la plaza a bajo costo y dieron un donativo de 1,000 pesos para la demolición de la casa y la construcción del jardín. Sin embargo, las autoridades hicieron caso omiso a las demandas del vecindario y se dedicaron a ampliar la plaza para llevar a cabo las obras de remodelación de un mercado conocido como San Juan o el viejo mercado de “Iturbide”, el cual fue ampliado en 1879 y 1889. [Véase BOLETÍN MUNICIPAL (18 noviembre 1902) y AADF, Paseos y Jardines, vol. 3591, exp. 394 (1894) y exp. 453 (1899)]. 15

éstos se encontraba inclinado hacia la calle. 75 El problema era que los árboles secos ocasionaban inseguridad a los caminantes y restaban “belleza” a la ciudad. En este aspecto, los sectores ilustrados a través de los “manuales de urbanidad” se dirigieron a reforzar los reglamentos dictados por la autoridad e inventaron sus propios códigos moralizadores destinados a la conservación, limpieza y el embellecimiento de los paseos. En los consejos que daban a los habitantes los exhortaban a no comer, no escupir, no tirar basura ni dejar huellas de suciedad en los lugares de recreo. 76 Asimismo, propusieron: no tocar o robar los objetos que pertenecían al ornato del inmueble público y para proteger la jardinería aconsejaban no estropear plantas y los retoños de los arbustos, flores, frutos y árboles.77 Desde esta perspectiva, los manuales de urbanidad tuvieron su relevancia a nivel del ambiente físico; inculcaron hábitos de aseo, la conservación física de los inmuebles y el ornato en la ciudad.

CONCLUSIONES Los habitantes y el gobierno de la ciudad de México fueron protagonistas centrales en la construcción de espacios públicos modernos. Ambos prestaron atención a problemas concretos que se reflejaron en los paseos y jardines y dieron soluciones para mejorar la vida en la ciudad. Ellos actuaron con una idea clara y occidentalizada de lo que querían alcanzar con la restauración y el establecimiento de paseos y jardines públicos y, si bien, el gobierno careció de un proyecto urbano de desarrollo general en la capital, cabe decir que tenía una imagen de construir una ciudad y sitios de esparcimientos modernos con base a la experiencia de las grandes ciudades europeas, las cuales se habían embellecido al mismo tiempo que habían afrontado problemas reales como la inseguridad y la insalubridad. El hecho que la modernización física del espacio urbano se impulsara durante el porifiriato se debió a varios factores de orden político, económico y tecnológico. Sin estabilidad política, sin dinero ni tecnología hubiera sido imposible reestructurar la ciudad con infraestructura moderna. En este contexto, las motivaciones de los cambios urbanos se dieron a partir de condiciones físicas y problemas sociales que tenía la ciudad y sus habitantes. Los antiguos paseos o alamedas y los nuevos parques con sus jardines públicos fueron parte de esos problemas y de las necesidades de la población capitalina, de ahí, surgió el interés de gobernantes y ciudadanos de cuidar y velar por ellos.

FUENTES DE LA ÉPOCA ARCHIVOS Archivo del Ayuntamiento del Gobierno del Distrito Federal. Ramo: Paseos y Jardines. Ramo: Obras Públicas y Mejoras en la Ciudad

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R. Vilechiz denunció al que vivía frente de su casa, al sr. Miguel Bolaños porque al podar un árbol de su propiedad partió un trueno por la mitad ubicado en la banqueta de la calle. También un oficial de policía de la 8ta. Demarcación, Rafael Flores denunció que un árbol en el puente de San Cosme estaba en completo deterioro y se espera su caída. Asimismo un vecino de la plazuela de San Lucas se quejó ante la Dirección de Obras Públicas para que fueran a cortar un árbol porque se encontraba bastante inclinado hacia la calle y estropeaba el paso de los caminantes. AADF, Paseos y Jardines, vol. 3589, exp. 255 (1882) y vol. 3595, exp. 616 (1909). RIVAS, 1874, p. 50. GALVAN, 1880, p. 42 y RIVAS, 1874, p. 53. 16

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CUADRO N° 1. PASEOS, ALAMEDAS Y JARDINES DE LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL PORFIRIATO FUNDACIÓN NOMBRE UBICACION 1593 Paseo de la Alameda Centro 1778 Paseo de Bucareli Suroeste 1785 Paseo de la Viga Sureste 1866 Jardín del Zócalo Centro 1866 Paseo de la Reforma Suroeste 1869 Jardín Guerrero en la plazuela de San Fernando Poniente 1869 Jardín Morelos en la plazuela de San Juan de Dios Centro 1870 Jardín 5 de Mayo en la Plazuela del Colegio de Niñas Centro 1875 Jardín Pasteur en el atrio de Santo Domingo Norte 1881 Jardín del atrio de la Catedral (en lugar de las Cadenas) Centro 1885 Jardín atrio de la Profesa Centro 1885 Jardín Gabriel Guerra en la plazuela Guardiola Centro 1886 Jardín en la Plazuela 2 de Abril (antes plaza Juan Carbonero) Centro 1887 Jardín del Seminario Centro 1887 Jardín de la Santísima Oriente 1888 Jardín en la plazuela de Belém Sur 1888 Jardín Santos Degollado en la plazuela de Tarasquillo Centro 1888 Jardín Juárez en la plazuela de San Pablo Oriente 1889 Jardín de Propagación en Chapultepec Suroeste 1891 Jardín Carlos Pacheco en la plazuela de la Candelarita Centro 1894 Jardín de la Corregidora en la plazuela de Santo Domingo Norte 1896 Jardín Hidalgo en la alameda de Santa María de la Ribera Noroeste 1896 Jardín Cerda y Echeverría en la plazuela de Santiago Tlatelolco Norte 1896 Jardín en la Glorieta de Carlos IV en el Paseo de la Reforma Poniente 1896 Jardín Miguel López en la plazuela de la Lagunilla Norte 1899 Jardín de la Reforma frente a la Estación del Ferrocarril Nacional Suroeste 1900 Jardín Dinamarca en la Glorieta de la colonia del Paseo Suroeste 1900 Jardín en la plazuela de Tequezquite Norte 1901 Jardín en la plazuela de la Concordia (Glorieta en 1907) Oriente 1902 Jardín en la primera Glorieta de Bucareli Suroeste 1902 Jardín en la plazuela de Buenavista Poniente 1902 Jardín Lallave y Lexarza en la plazuela del Carmen (Glorieta Concordia 1907) Oriente 1902 Jardín Mociño en la plazuela de San Juan Centro 1903 Jardín San Cosme Poniente 1904 Jardín Concepción Cuevas Noroeste 1904 Jardín Sessé Cervantes en la plazuela de Zaragoza (antes plaza de los Angeles) Norte 1904 Jardín Leopoldo Río de la Loza o del exbaratillo en la plaza del Jardín Norte 1904 Jardín en la plaza de Mixcalco Oriente 1905 Jardín Manuel Contreras en la plaza de Loreto Oriente 1905 Jardín en la Glorieta Salto de Agua Sur 1906 Parque Luna Suroeste 1906 Jardín Alfonso Herrera en la plazuela del Tecpan de San Juan Sur 1906* Parque Porfirio Díaz Sur 1906 Jardín Apolinario Nieto en la plaza de Tepozán Norte 1906 Jardín Cuahtémoc en el Paseo de la Reforma Suroeste 1906* Jardín en la Glorieta de la Indianilla Sur 1907 Jardín en la plazuela del Arbol Sur 1907 Jardín en la plazuela Juan José Baz (antes plazuela Aguilita) Oriente 1907* Jardín Gabino Barreda en la cuchilla de la Romita Suroeste 1907* Parque de la Covadonga Suroeste 1908 Jardín en la plazuela de Isla de Venegas Sureste 1908 Jardín de la Ciudadela Sur 1908 Jardín en la plaza de la Concepción Norte 1908 Jardín Jesús García en la plaza de Santa Catarina Norte 1908 Jardín Edmundo Moreno en la plazuela de San Sebastián Oriente 1909 Jardín Casimiro Chovell en la plazuela de Santa Bárbara Oriente 1909 Jardín en la plaza de San Lucas Oriente 1910* Jardín en la plazuela de Juan Rivascacho Oriente 1910* Jardín Comonfort Norte 1910 Parque Balbuena Oriente 1911* Parque Roma Suroeste 1911 Jardín en la plaza de Tlaxcoaque Sur 1911 Jardín en la plaza Santa María de la Redonda Norte Fuente: Boletín Municipal (24 junio 1902), (28 octubre 1902) y Boletín del Consejo Superior del Gobierno del Distrito Federal (11 diciembre 1903), (9 y 26 febrero 1904), (15 marzo 1904), (26 abril 1905), (29 enero 1907), (26 febrero 1907), (2 y 23 agosto 1907), (31 enero 1908), (25 febrero 1908), (26 junio 1908), (18 septiembre 1908), (26 noviembre 1909), (3 febrero 1911), (25 julio 1911), AHDF, Paseos y Jardines, Vol. 3595, exp. 614-625 e INFORMES PRESIDENCIALES ( 1 abril 1905), (16 septiembre 1908) y (16 septiembre 1910). Nota: El * indica la fecha probable de fundación.

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NOTA: el mapa de paseos y jardines públicos se mostrará el día de la ponencia. GRAFICA N° 1. GASTOS PUBLICOS EN EL RAMO DE PASEOS, 1858-1910

1800

1565.421

1600 1255.33172

1400 1200 1000 800 600 400 200 0

82.37658

Guerra de Reforma al Imperio

159.88628

Republica Restaurada

Ayuntamiento P. Diaz

Gobierno del D.F. P. Diaz

Fuente: Boletín Oficial, 19 febrero 1904 y AHDF, Consejo Superior del Gobierno del D.F., Presupuesto, Vol. 621, Exp. 9

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