LA REVOLUCION CUBANA ( ) UNA VERSION REBELDE

LA REVOLUCION CUBANA (1953 - 1959) UNA VERSION REBELDE LA REVOLUCION CUBANA (1953 - 1959) UNA VERSION REBELDE Lucas Morán Arce Derechos de autor:

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LA REVOLUCION CUBANA (1953 - 1959) UNA VERSION REBELDE

LA REVOLUCION CUBANA (1953 - 1959) UNA VERSION REBELDE

Lucas Morán Arce

Derechos de autor:

® 1980 Lucas Morán Arce Todos los derechos reservados Diagramación y montaje de Portada: Johnny Ferrer Diaz Composición y diagramación: Carlos R. Quiñones SuIé Impresión: Imprenta Universitaria, Inc. Universidad Católica Ponce, P. R. Fotos : José A. Trutié

IN DICE DE MATERIAS Introducción CAPITULO I

LA EXPEDICION DEL GRANMA, 1 El desembarco, 1 El proyecto, 1 Alegria del Pío, 13 La represión, 17

CAPITULO 11

LOS ANTECEDENTES, 21 Origen del desequilibrio, 21 EllO de marzo, 23 La oposición, 26 Ataque al Moneada, 29 El Movimiento 26 de Julio, 34 El Directorio Revolucionario, 35 La violencia, 36 El Pacto de México, 37 El exilio, 39

CAPITULO III

LA INSURRECCION EN ORIENTE, 43 Frank País, 43 La clandestinidad, 44 Las armas de Trujillo, 47 El 30 de noviem bre, 48

CAPITULO IV

LAS GUERRILLAS NOMADAS, 55 La Sierra Maestra y sus pobladores, 55 Los expedicionarios llegan a la Sierra, 58 La vida rebelde en la Sierra, 60 Ataque a La Plata, 62 Táctica guerrillera, 64 El Ejército contraataca, 64 La entrevista con Matthews, 67 Traición de Eutimio Guerra, 68

CAPITULO V

LA LUCHA EN LAS CIUDADES, 73 La Sociedad de Amigos de la República, 73 El Movimiento 26 de Julio y la Sierra Maestra, 74

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La represión policial, 78 El Movimiento de Resistencia Cívica, 78 Marcha de las madres cubanas, 82 El informe de Matthews, 83 Ataque a Palacio, 85 El juicio contra los expedicionarios, 87 CAPITULO VI

DE REGRESO A LAS MONTAt'l'AS, 91 El refuerzo de la ciudad, 91 Proyecto de un segundo frente, 93 Ataque a El Uvero, 95 Las marchas tácticas, 97 Las guerrillas y el campesinado, 98 La insurrección y los rumores, 100 Después de El Uvero, 101 Expedición del Corinthia, 102 La columna cuatro, 103

CAPITULO VII

LA VIDA REBELDE, 107 Combatientes, escopeteros y auxiliares, 107 Condiciones de vida, 108 El gobierno civil, 111 La justicia revolucionaria, 112 Los primeros fusilamientos, 112 Los juicios revolucionarios, 117 El caso de "Lalo" Sardiñas, 117 Ejecuciones en el Segundo Frente Oriental, 119 Eramos suficientemente fuertes para castigar ... , 119 La justicia en otros frentes, 121 Radicalización durante la lucha, 123

CAPITULO VIII

REORGANIZACION DEL 26 DE JULIO, 127 El programa del Movimiento, 127 La comisión técnica programática, 129 La tesis económica, 131 El conjunto de instituciones cubanas, 133 Reorganización de la Dirección Nacional, 134 La Dirección obrera y el Comité de huelga, 13 7 La nueva estrategia, 139

CAPITULO IX

MUERTE DE FRANK PAIS, 143 Junio de 1957, 143 El manifiesto del Frente Cívico Revolucionario, 146

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M uerte de Frank País, 151 Los sucesores de Frank País, 154 CAPITULO X

SIERRA VERSUS LLANO , 161 La Sierra cambia de táctica, 161 Relaciones de126 de Julio con la embajada yanqui, 167 Incendio de los cam pos de caña, 169 La dirección Nacional, sección de suministros, 171 de la Sierra, 171 La disputa ideológica, 173 La Junta de Liberación, 179

CAPITULO XI

AFIANZAMIENTO DE LA INSURRECCION, 187 El Hombrito, nueva base guerrillera, 187 Alzamiento de Cienfuegos, 189 Fin del primer año de lucha, 193 Segundo frente de lucha guerrrillera, 196

CAPITULO XII

LA INSURRECCION SE EXTIENDE, 199 Comienza un nuevo año, 199 Em boscada en Pino del Agua, 200 La propaganda rebelde, 202 La Iglesia, la Judicatura y las instituciones cívicas, 204 N uevas bases guerrilleras, 207 Nuevas discrepancias entre Sierra y Llano, 211 Suspensión de la ayuda militar norteamericana, 214

CAPITULO XIII

LA HUELGA DE ABRIL, 217 Preparación de la huelga, 217 El Frente Obrero Nacional y las milicias, 219 instrumentos para la huelga, 219 Reacción del gobierno, 122 La huelga, 123 Después del fracaso, 125 N ueva reorganización del 26 de Julio, 131

CAPITULO XIV

LA OFENSIVA DE VERANO, 237 Los preparativos, 237 Estrategia ofensiva y defensiva, 239 La ofensiva, 240 Las causas del fracaso, 244

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CAPITULO XV

LOS DESPLIEGUES GUERRILLEROS, 249 El Segundo Frente Oriental "Frank País", 249 Absorción del tercer frente, 251 Ofensiva al Segundo Frente Oriental, 252 "Operación Antiaérea", 254 Organización del Segundo Frente Oriental, 257 Las guerrillas en el llano, 260 Relaciones entre la Sierra y el Llano, 265

CAPITULO XVI

EL EMPUJE FINAL, 269 El Frente Cívico Revolucionario, 269 Relación entre e126 de Julio y el Partido Socialista Popular en 1958,270 Las elecciones de noviembre y la economía nacional,275 Situación de las Fuerzas Armadas de Batista, 277 La Dirección Nacional en la Sierra, 279 La campaña de Las Villas, 282 La campaña de Oriente, 287

CAPITULO XVII EL DESPLOME DEL GOBIERNO, 293 Nuevas conspiraciones, 293 Entrevista de Cantillo con Castro, 295 Batista escapa de Cuba, 296 Reacción de Castro ante el "golpe de estado" 297 Hacia el poder total, 299

CAPITULO XVIII LA INSURECCION CUBANA COMO EXCEPCION, 305 Las guerrillas en la Historia, 305 Autenticidad de las guerrillas cubanas, 312 Versión oficial de la insurrección, 315 La tesis Castro-Guevara-Debray, 317 Planificación de la guerra de guerrillas, 320 La venganza de la Historia, 322 CRONOLOGIA DE LA REVOLUCION CUBANA, 327 BIBLIOGRAFIA,333 IN DICE ALFABETICO, 341

INDICE DE IL USTRACIONES

Fidel Castro Ruz en 1953,29 Frank País Garcia, 45 Marcha de las Madres Cubanas, 82 Celia Sánchez, Fidel Castro y Guillermo Garcia, 100 Josue País Garcia abatido a balazos en Santiago, 145 Sepelio de Frank País, 152 Violeta Casals, 203 Raúl Castro Ruz, 259 Ernesto "Che" Guevara, 282 Huber Matos, 291

INTRODUCCION La revolución cubana ha sido objeto de atención mundial durante las dos últimas décadas. En libros, ensayos y articulos se han estudiado los cambios políticos, sociales y económicos que constituyen esta experiencia. Aunque muchos han sido escritos por panegiristas o detractores que poca claridad arrojan, otros lo han sido por analistas serenos e imparciales que han logrado interpretaciones iluminadoras. Mas para facilitar el estudio se ha diferenciado entre el período insurreccional y el revolucionario y se les ha tratado frecuentemente como independiente... El resultado ha sido que la espectacularidad de los cambios ha desviado la atención del estudioso hacia estos últimos, y la primera etapa ha quedado en brumas, a pesar de que en ella se encuentran claves que explican muchos de los hechos posteriores.

Se ha separado, pues, la insurrección de la revolución. Si tenemos que establecer una dicotomia yo hubiera preferido la de "rebelión-revolución", dos términos que son al mismo tiempo complementarios y opuestos. Prefiero rebelión a insurrección porque hace referencia no sólo a la contienda armada, sino también a un factor espiritual envuelto en ella que considero determinante de lo acontecido en los últimos años. Rebelión es la lucha contra un orden establecido; revolución, en cambio, es la creación de un orden nuevo. La rebelión, espontánea, se origina en el rechazo a la injusticia; la revolución, calculadora, nace de la voluntad. El rebelde representa la protesta individual, nunca colectiva; el revolucionario, la organización disciplinaria. El rebelde busca plasmar su justicia; el revolucionario, su orden. Creo haber señalado así, de pasada, la razón del subtítulo de esta obra; es una versión "rebelde" de la revolución cubana.

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También justifica el subtítulo el hecho de yo haber participado en el lado rebelde en la lucha contra el gobierno de Batista, circunstancia que sugiere desventajas y ventajas. Este estudio no pretende ni puede ser desapasionado. Ha sido escrito con la vehemencia que queda en quien vivió hechos tan dramáticos como los que nos ocupan. La pasión, aunque tamizada por el tiempo y la distancia, impide la observación desinteresada, desasida. Hanna Arendt ha señalado que los relatos de los actores, aunque en ocasiones puedan ofrecer una exposición digna de confianza en cuanto a intenciones, objetivos y motivos, pasan a ser fuente de información en manos del historiador y jamás igualan la obra de éste en significación y veracidad. Esto en cuanto a las desventajas. Mas también es cierto que el haber tomado parte en los hechos y conocido los escenarios y los actores me permite describir circunstancias que ofrecerán tal vez nuevos puntos de vista al lector. Estas páginas tratan temas ya estudiados por otros autores. Su novedad, si alguna tienen, es que enfocan la insurrección por dentro, las luchas por el poder en el seno mismo de la oposición al gobierno, y "los esfuerzos de los dirigentes por convertir las derrotas en triunfos. Examinan los hechos ocurridos desde 1953 hasta los primeros días de 1959, cuando concluyó la insurrección. Cualquier referencia a acontecimientos posteriores se hace sólo con el objeto de aclarar aquellos. Siempre que ha sido posible he preferido basarme en los documentos publicados por el gobierno cubano. Los relatos de eventos polémicos o de difícil interpretación contienen numerosas citas tanto para facilitar al lector la búsqueda de información adicional como para dar fe de su veracidad, a riesgo de recargar la lectura con las notas al calce. Cuando reproduzco discursos o cartas -muchas de ellas escritas a vuela pluma, al calor de la lucha-, he respetado el original y no corregido las justificadas faltas o redundancias. Las traducciones del inglés al español son mías. Al lector no familiarizado con la historia de Cuba le será útil leer la esquemática cronología que incluyo, con este propósito, al final de este libro.

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Comencé a desarrollar este tema en 1%9 a iniciativa del Dr. John Freels, de la Universidad de la Florida en Gainesville. Para redactar la primera versión inglesa recibí generosa ayuda de los profesores Andrés Suárez y Neill Macaulay. He podido ampliarla con los datos aportados por Carlos Franqui en su Diario de la revolución cubana. Los entrevistados que menciono en el texto me han ofrecido utilísima información y enfoques esclarecedores. La labor de Sarah Díez Trigo, que ha copiado los originales, corregido las pruebas y sugerido cambios y puntos de vista, ha sido esencial. El personal de la Imprenta Universitaria, de la Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce, me ha prestado excepcional colaboración. Gracias a todos.

El autor

LA EXPEDICION DEL GRANMA

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CAPITULO I

LA EXPEDICION DEL GRANMA

EL DESEMBARCO El 25 de noviembre de 1956 partió desde Tuxpan, México, hacia Cuba, una expedición armada cuyo propósito era iniciar una insurrección contra el gobierno del General Fulgencio Batista Zaldívar. Los 82 expedicionarios venían encabezados por el Dr. Fidel Castro Ruz , en ese momento un joven abogado que había ganado reputación de hombre de acción. De ellos, los que yo conocí eran una muestra de la clase media cubana.! En su mayoría provenían de las provincias de la Habana y Pinar del Río; su edad fluctuaba entre 22 y 42 años. Cinco de ellos no eran cubanos: un argentino, un mexicano, un italiano, un español y un dominicano. Algunos residieron por muchos años en los Estados Unidos de América, pero casi todos eran exiliados políticos que escaparan de su patria para salvar sus vidas . M uchos habían sido perseguidos, presos y torturados por la policía en Cuba. Entre las curiosas circunstancias que rodean la expedición se cuenta la del nombre de la embarcación que la condujo. Era un yate bastante viejo, pero aún fuerte, de 27 metros de eslora, que tal vez por viejo había sido bautizado por su dueño, un norteamericano, Granma, que en inglés significa Abuelita. Sin embargo, durante los 25 meses del período insurreccional y hasta mucho después, en las comunicaciones oficiales y privadas se le llamó Gramma; incluso la publicación del gobiern~ 1. La extracción social de los expedicionarios del Gramma ha sido muy debatida. En tanto Ernesto " Che" Guevara dice que ninguno de los expedícionarios era campesino u obrero (Obra revolucionaria, 16 Sept., 1960, pág. 21), Teresa Casuso, quien los conoció en México, los describe como gente modesta, ordinaria (Cuba and Castro [New York: Random House, 1961 , pág. 94J ). Considero útil enumerar las profesiones de los 31 que yo conoci :

Profesionales: Fidel Castro Ruz (abogado), Faustino Pérez y Ernesto Guevara (médicos), Jesús Montané Oropesa (contador) , César Gómez Hernández (profesor), Armando Guao (maestro). Graduados de la Escuela Na val: Jaime Costa Chávez, Onelio Pino Izquierdo, Ramón Mejias del Castillo.

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LA EXPEDICION DEL GRANMA

revolucionario inspirada en él utilizó este último nombre.

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Los expedicionarios venían armados con rifles modelo 1903, algunos fusiles Johnson y dos cañones antitanques prácticamente sin proyectiles -Ernesto "Che" Guevara diría años más tarde literalmente lo expuesto; otro de los expedicionarios, Jesús Gómez Calzadilla, me dijo que tenían dos proyectiles para cada cañón 3 _ . Las provisiones de boca para 82 hombres para un viaje calculado en 5 días y que duró 7, eran 4 jamones, 10 panes, 24 latas de leche condensada, 100 pastillas de chocolate y 2,000 naranjas, parte de lo cual fue adquirido casi accidentalmente por Fidel Castro cuando iba de Ciudad México hacia Tuxpan. 4 Mas después de haber sufrido la pérdida de algunas de las armas ocupadas por la Policía mexicana, haber sido arrestados en diversas ocasiones y escapado difícilmente de la persecución de espías mexicanos, cubanos, dominicanos y hasta del F .B.I., esto último de acuerdo con Che Guevara, 5 los revolucionarios estaban dispuestos a realizar cuantos sacrificios fueran necesarios para llegar a las costas de Cuba. E studumtes (Universidad de la Habana) : Jimmy Hirtzell, José Smith Comas, Raúl Castro Ruz, Calixto Morales. Militares: Abilio Collado, Francisco Chicola Casañas, Rolando Moya, Luis Arcos Bergnes, Gino Donnes, Armando Chao. Comerciantes: José Ponce Diaz, Raúl Diaz Torres , Jesús Gómez Calzadilla, Arsenio Garcia Dávila, Armando Mestre. Periodistas: Juan Manuel Márquez, Félix Juan Elmuza. Fotográfo : René Rodrlguez . Piloto: Armando Rodrlguez. Obrero s: Efigenio Ameijeiras (chofer), Camilo Cienfuegos (dependiente de comercio), Juan Almeida (albañil).

2. Jules Duois, en su obra Fidel Castro, Rebel, Liberator or Dictator? (New York: Bobbs Merrill, 1959, págs. 136, 137) hace referencia al norteamericano que vendió la embarcación, pero repite la grana equivocada. J. Halcro Ferguson, traductor al inglés de la obra de Meneses Fidel Castro (New York: Taplinger Publishing Co., 1968), dice que conservó la palabra Gramma por deseos expresos del autor, quien insistió en que tal era la versión que siempre habia oido, aunque la embajada cubana en Londres le informó que el nombre correcto era Granma. (Nota del traductor de la obra citada). 3. Ernesto " Che" Guevara, en "Guevara's Account on Guerrilla Campaign", publicado en el libro de Jay Mallin "Che " Guevara on Revolution (Miami : U. of Miami Press, 1969, pág. 50). En cambio, el

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La noche señalada para la partida fuerte viento Norte soplaba en el golfo de México. Después de abandonar el río los expedicionarios mostraron su alegría cantando el Himno Nacional cubano, pero pronto el cabeceo del barco comenzó a surtir efecto en los no acostumbrados a la navegación marítima, y muy pocos lo estaban; el mareo les acompañaría durante casi todo el viaje. Un incidente tragicómico vino a agravar la situación y agotar las energías de los hombres: el Granma hacia agua alarmantemente, y fue necesario trabajar en turnos las 24 horas del día utilizando cualesquiera recipientes además de las bombas para achicar la embarcación. Al quinto día, después de haber arrojado por sobre la borda los objetos más pesados que llevaban y haber trabajado agotadoramente, descubrieron que el agua entraba a través de un servicio sanitario cuya llave de paso habia quedado accidentalmente abierta. 6 Mediante cables cifrados Fidel Castro habia anunciado a sus partidarios en la provincia de Oriente y a miembros de una organización revolucionaria en la Habana, el Directorio Estudiantil, que desembarcaría en Cuba el día 30 de noviembre. Esta noticia motivó que las milicias del Movimiento 26 de Julio se lanzaran casi desarmadas a atacar diversos objetivos militares en maniobras de distracción, mas aparentemente Castro, cauteloso, decidió esperar el desarrollo de los acontecimientos, por lo cual para hacer tiempo, el Granma dio varias vueltas alrededor de las islas Caimanes; 7 desde allí escucharon a través Coronel Ramón M. Barquin (Las luchas guerrilleras en Cuba - De la Colonia a la Sierra Maestra Madrid: Playor, S.A., 1975, Tomo 1, pág. 23 dice que los cañones tenían diez proyectiles cada uno. 4. Pablo Diaz González, "Granma, travesia histórica" en (Bohemia Habana 10 Dic., 1961, págs. 47 a 50). César Gómez Hernández, uno de los expedicionarios, en entrevista que me concedió en Bogotá, Colombia, el dla 28 de marzo de 1978, me informó que parte de los alimentos fueron comprados por él y Castro en el viaje hacia Tuxpan el dla de la partida. 5. "Guevara's Account ... " , pág. 51. 6. Información ofrecida por Jesús Goméz Calzadilla, expedicionario del Granma, entrevistado en Miami el2 de agosto de 1969. La misma versión la escuché a otros expedicionarios en la Sierra Maestra. 7. Información ofrecida por el Sr. César Gómez Hemández en la citada entrevista. Sin embargo, Jesús Gómez Calzadilla y Arturo Chaumont Portocarrero, éste timonel del Granma, han negado este hecho.

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de la radio las noticias de los hechos que tuvieron lugar el día señalado y el siguiente. Poco después se acabó la gasolina de la planta eléctrica que accionaba la radio y no pudieron seguir escuchándola. Parece ser que los expedicionarios, incluyendo a su líder, habían puesto muchas esperanzas en los acontecimientos que se desarrollaban en Cuba, pues el aparente fracaso de los alzamientos causó profundo desaliento en todos. Fidel Castro debió hablarles reiteradamente en pequeños grupos para devolverles el entusiasmo perdido.

El 10 de diciem bre la em barcación se dirigió a Cabo Cruz, al Sudoeste de la provincia de Oriente. Aparentemente el punto exacto de desembarco no había sido determinado aún. Uno de los expedicionarios, el Dr. Fernando Sánchez Amaya, ha narrado que en las últimas horas el Comandante Onelio Pino, capitán del Granma, pidió a Fidel Castro instrucciones sobre el lugar del desembarco, y los sitios considerados fueron lugares situados entre N iquero y Manzanillo. 8

Antes habían sido señalados los grados que ostentarían los revolucionarios. Fidel Castro, Juan Manuel Márquez y el Dr. Faustino Pérez integraban el Estado Mayor, siendo en ese orden los jefes de la expedición. Pablo Díaz quedó a cargo del aprovisionamiento, y el Dr. Ernesto "Che" Guevara de la sanidad. El resto de los hombres fue dividido en tres pelotones al mando de Juan Almeida, José Smith Comas y Raúl Castro Ruz, hermano de Fidel. A última hora se distribuyeron los uniformes, las armas y las botas. Esto último fue grave error; casi todos los hombres se lastimaron los pies con las botas nuevas de tal manera que apenas podían caminar después del primer día de marcha.

8. Este relato sigue de cerca lo narrado por el Dr. Fernando Sánchez Amaya, expedicionario, en Diario del Granma (Habana: Ed. Tierra Nueva, 1959), págs. 36 y ss.; por Ernesto "Che" Guevara en la obra citada, y por otros expedicionarios, así como lo declarado por los expedicionarios capturados en el juicio seguido contra ellos en el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba.

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Las últimas horas a bordo del Granma resultan muy confusas. Se perdió una hora preciosa cuando un hombre cayó al agua; fue necesario dar vueltas buscándolo en la oscuridad de la noche. Milagrosamente fue rescatado. La embarcación se aproximó lentamente a la costa hasta quedar varada en metro y medio de agua, a unos ciento cincuenta de un tupido manglar. Un pequeño bote auxiliar fue cargado con el equipo bélico más pesado y se desfondó. Fidel Castro y otros se dirigieron a tierra con el agua al pecho. Los expedicionarios hicieron varios viajes cargando todo lo posible; Raúl Castro quedó a bordo des tru yendo algunos documentos comprometedores, aunque m ucho quedó en la embarcación varada. Todo se hizo p recipitadamente, pues equivocadamente creían que habían sido divisados por el Guardacostas 106 de la Marina de Guerra, que en realidad se encontraba en aquel momento anclado en Niquero , aunque ciertamente a corta distancia de allí. El desembarco tuvo lugar en Playa Las Coloradas, cerca de un poblado de pescadores llamado Belic, al sur de Niquero, en Oriente. El fondo cenagoso y las tupidas raíces del manglar que bordea la costa dificultaron considerablemente la operación de desembarco. Todo el equipo pesado y gran parte de las arm~ fueron abandonados en el manglar. Fue ta. 1 el desastre que Juan ' Manuel Márquez dijo que "aquello no i!Ie~n desembarco ,sino un naufra i " ,9 espués de llegar ¡~osta, un hombre subió a un árbol para orientarse, y dijo que el agua se extendía más allá de las malezas que les rodeaban. Fue un momento dramático. Fidel Castro creyó que habían desembarcado en un cayo, en medio del mar, e increpó con duras palabras al Comandante Pino. De haber sido esto cierto, allí y entonces hubiera concluído trágicamente la aventura, pues hubieran quedado a merced de la Aviación y la Marina de Guerra de Batista. Poco después Pino encontró una palma real y la mostró a Castro diciéndole que no estaban en un cayo sino en tierra firme; las palmas no crecen en aquellos.

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9. Repetido por Faustino Pérez. Véase de Carlos Franqui, Diario de la revolución cubana (Paris: Ediciones Ruedo Ibérico, 1976), pág. 172. 10. Fidel Castro diria : .. ... cuando desembarcamos en unos pantanos, yo llegué a creer que era un cayo, hasta que por fin descubrimos que no." En Diario de la revolución cubana de Franqui, pág. 704.

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Las Fuerzas Armadas estaban esperando la invasión. El propio Castro la había anunciado reiteradamente. En carta dirigida a Miguel Angel Quevedo, director de la revista Bohemia, fechada el 26 de agosto de 1956, afirmó que cumpliría "la promesa que hemos hecho de que en 1956 seremos libres o mártires. La ratifico aquí serenamente, y con plena conciencia de lo que implica esta afirmación, a los cuatro meses y seis días del 31 de diciembre."ll El 15 de noviembre había declarado al periodista Benjamín Gustavo de la Vega: "Seremos héroes o mártires en 1956". Tal declaración fue publicada en un diario habanero, A lerta, propiedad de un ex-ministro del gobierno de Batista, Ramón Vasconcelos. El lector podrá apreciar que en agosto Castro preveía la alternativa del martirio o la libertad; es decir, que esperaba iniciar una lucha que concluiría dentro del año citado con el triunfo o el fracaso. En cambio, en las declaraciones de noviembre no promete la victoria a tan corto plazo. Cuando fue criticado por el General Alberto Bayo, al cual nos referiremos más adelante, por haber descubierto sus planes al gobierno, explicó que si se hubiera tratado de una guerra convencional no hubiera anunciado la expedición, pero que se trataba de una guerra sicológica, y era necesario que el pueblo lo supiera. Desde el 7 de noviembre, en una relación de las embarcaciones sospechosas que debían ser vigiladas por la Fuerza Aérea cubana, se encontraba el Granma; ello de diciembre se ordenaba su búsqueda por aviones de patrulla en las costas de Oriente.l2 Por supuesto, la policía del General Batista sabía de la ocupación de armas en México, la existencia de los campos de adiestramiento, el número y nombres de los exiliados cubanos y mucho más. Después de cerciorarse de que el Granma había partido de Tuxpan era fácil adivinar el resto. Algunos expedicionarios creyeron que un buque mercante con el cual se cruzaran durante el viaje había informado al gobierno de la presencia del yate en aguas de Oriente; después se supo que un campesino había visto el Granma desde Cabo 11. Fidel Castro, La revolución cubana (México: Ediciones Era, S.A., 1972), pág. 97. 12. Ramón M. Barquin, op. cit. , Tomo 1, págs. 291 y s.

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meses antes de la expedición, Castro preguntó a Mario Llerena que qué tiempo él suponía una presencia revolucionaria debía mantenerse en Cuba para constituirse en un verdadero problema para el gobierno de Batista. Llerena respondió que treinta días, a 10 que Castro contestó: "Nosotros estamos preparados para instalar el Hotel Nacional en las montañas y resistir seis meses". 23 En todo caso, podemos afirmar que si la Sierra Maestra se tomÓ como destino, no hubo planificación ni preparación alguna para ello. El propio Fidel Castro 10 ha confesado: Cuando nosotros llegamos a la Sier~ Maestra ... ni siquiera habíamos hecho un estudio geográfico de la Sierra Maestra. Ni siquiera habíamos hecho una organización previa en la Sierr\ Maestra. Es decir, que en peores condiciones no se podía empezar una lucha ... Nosotros debemos decir que no conocíamos a un solo campesino en la Sierra Maestra, y que, además, las únicas nociones [que teníamos de la Sierra Maestra eran las ] que habíamos estudiado en los libros de geografía, y estoy seguro de que si a cualquiera de los que allí están le preguntan qué aprendieron en los libros de geografía sobre la Sierra Maestra verán que no conocen ni un río de la Sierra Maestra ... 24

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Castro contaba, aparentemente, que su sola presencia en suelo de Cuba produciría una insurrección, alzamientos de las fuerzas armadas, y una huelga general que darían al traste con el gobierno de Batista. Como veremos más adelante, la misma ciega confianza en su carisma personal y el mismo error al analizar la situación política cubana 10 habían llevado tres años antes a atacar el Cuartel Moneada. 23. Mario Llerena, The Unsuspected Revolution - The Birth and Rise of Castroism (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1978, pág. 86. 24. Fidel Castro, op. cit., pág. 390.

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Después del desembarco que Juan Manuel Márquez calificara de naufragio, en el cual se perdió gran parte de las armas y municiones, los expedicionarios marcharon hacia el Norte, deteniéndose en las viviendas de los campesinos de la zona, a quienes Fidel Castro hablaba extensamente, exponiéndoles los motivos que los conducían a iniciar la insurección contra el gobierno. 25 Al segundo día comenzaron la práctica de caminar durante la noche y acampar de día. Marcharon hacia el Sur, luego hacia el Este, posponiendo el ataque a N iquero. César Gómez Hernández afirma que al segundo día de marcha él y otros insurgentes vieron unos camiones que transportaban soldados y pidieron a Castro autorización para tenderles una emboscada, a lo cual éste se negó aduciendo que las armas no funcionarían. En efecto, nos dice Gómez, Castro había venido durante toda la travesía disparando con diversas armas, regulando la mira telescópica de los rifles, sin limpiarlas, y que posteriormente, durante el desembarco, aquellas se mojaron y enlodaron. Increíblemente, ni en el Granma ni durante la marcha los expedicionarios tuvieron aceite lubricante para limpiar los equipos; aparentemente, nadie pensó que en algún momento tendrían que usar las armas. Al lector sin experiencia debe hacérsele saber que toda arma de fue20 debe ser desarmada y engrasada cuidadosamente después de dispararla aunque fuera una sola vez; de no hacerse así, no funcionará adecuadamente. Por tal motivo, al llegar a tierra los rifles y pistolas estaban en muy mal estado. Esta puede ser la razón por la cual Castro pospuso indefinidamente el ataque a N iquero. Después de tres días de marcha, los insurgentes se encontraban a unos veinte kilómetros del punto de desembarco, en los cañaverales del central Niquero. Si desde el primer momento hubieran marchado resueltamente hacia el Este, hubieran estado muy lejos de la llanura costera, fuera de la zona de mayor peligro. Mientras tanto , la confusión reinaba en las filas del Movimiento 26 de Julio de las ciudades, pues se carecía de información confiable sobre la expedición. El día 3 de diciembre la desorientación se convirtió en pánico. Francis MacCarthy, corresponsal de Prensa Unida envió un despacho a su periódico diciendo: "Habana, 3 de Dic. (U.P.). Aviones 25. Sánchez Amaya, op. cit.

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militares del gobierno ametrallaron y bombardearon a las fuerzas revoucionarias esta noche y aniquilaron a cuarenta y dos miembros del Mando Supremo del Movimiento 26 de Julio. Entre ellos figura su jefe, Fidel castrfae 30 años de edad". El irresponsable parte fue reproducidó por la prensa local. El gobierno, comprometiendo una ver ás su credibilidad, no lo desmintió.

\ Desde el alzamiento que tuvo lu gar en divé'rsas 'éiudades el 30 de noviembre, el régimen había adoptado algunas medidas, unas más razonables que otras. Un periodista que tenía acceso privilegiado a las más confiables fuentes, José Suárez Núñez -en aquel momento director de un periódico gubernamental, y más tarde asistente de prensa del General Batista en el exilionos dice que el Presidente en los primeros momentos decidió en viar alrededor ~ de 40 soldados en persecución de los expedicionarios. 26 Esto es posible, si tenemos en cuenta los errores incurridos posteriormente, pero tal versión debe tomarse con reserva, como una pincelada más en el cuadro del turbulen to período que historiamos. Posteriormente Batista decidió encomendar la persecución al Comandante Juan González al mando de 500 hombres, entre los que se encontraban tropas de Manzanillo al mando del Capitán . Caridad Fernández, y otras de Niquero confiadas al Segundo ) .? Teniente Aquiles Chinea Alvarez. Los dos oficiales primeramente mencionados habían sido ascendidos de teniente y sargento , respectivamente, como premio al apoyo que prestaron al golpe de estado por el cual Batista había alcanzado el poder en 1952. Ninguno de los dos había comandado tropas antes ni ten ía experiencia militar. 27 ALEG RIA DEL PIO No fue difícil al Ejército localizar las fuerzas rebeldes. Téngase en cuenta que la distancia que estas habían recorrido en tres días de marcha no excedía, en línea recta , de 20 kilómetros, en terreno llano y despejado. Los cronistas que nos 26. José Suárez Núñez, El gran culpable (Caracas: 1963 ), pág. 80. 27. Infonnación ofrecida por el General Eulogio Cantillo Porras en entrevista celebrada en Gainesville, Fla., el 4 de agosto de 1969. En el mismo sentido véase a Suárez Núñez, op. cit., pág. 91.

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han guiado hasta ahora, los expedicionarios Ernesto Guevara y Sánchez Amaya, nos dicen en sus memorias que en esos días se encontraban bajo constante vigilancia de los aviones del gobierno. Aunque caminaban durante la noche, no se cuidaban de borrar sus huellas, que hubieran podido ser seguidas sólo por el bagazo de la caña de azúcar que iban mastica Después de lá doloro expenenCla de desem arco, a sed, el ham bre y la sensación de encontrarse en la mira de un rifle enemigo agobiaban a los expedicionarios. Tras caminar toda la noche del 4 y la madrugada deiS, decidieron establecer campamento en un pequeño bosquecillo tres de cuyos lados lindan con los cañaverales del central N iquero. El lugar, conocido como Alegría del Pío, era difícilmente defendible. Allí repartieron las provisiones que Faustino Pérez había adquirido en pequeño comercio cercano; incidentalmente digamos que pagó por ellas en pesos mexicanos. Poco antes se había incorporado al grueso de las fuerzas un grupo de ocho hombres comandad por Juan Manuel Márquez, que se había separado de los demás después del desembarco. Gómez Calzadilla me ha afirmado que dos expedicionarios, entre ellos Pedro Sotto, después distinguido capitán del Ejército Rebelde, habían visto soldados en los alrededores. Los aviones de reconocimiento de las Fuerzas Aéreas aumentaron su actividad después de mediodía, y volaban a baja altura sobre el campamento; los rebeldes no se molestaban en ocultarse. 28 A pesar de tales señales de peligro los insurgentes no hicieron esfuerzo alguno por alcanzar el bosque próximo; ni siquiera colocaron centinelas alrededor de Alegría del Pío. Inexplicablemente, iban hacia la muerte con total indiferencia.

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Che Guevara nos dice que comían sus modestas raciones cuando oyeron un disparo; luego, en cuestión de segundos, un huracán de balas llovió sobre la tropa rebelde,.29 Sánchez Amaya narrÓ al periodista norteamericano Bob Taber que ... había dividido su último cigarrillo con un camarada cuando fue sorprendido por el sonido de un disparo . Su primer 28. Ernesto " Che" Guevara, Reminiscences of the Cuban Reuolutionary W ar, traducida al inglés por Victoria Ortiz (New York: Grove Press, 1968), pág. 43. 29. ¡bid., loe. cit.

LA EXPEDICION DEL GRANMA

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pensamiento fue: un accidente. Siguieron algunos segundos de silencio. Entonces la ilusión fue despedazada abruptamente. Un rugido de intenso fuego automático vino del frente y ligeramente hacia la izquierda del bosque . Por un momento hubo una total confusión . se habían puesto centinelas, o, si los había habido, habían sido eliminados { ]por las primeras ráfagas de fuego. 30

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El ataque sorprendió a algunos rebeldes descalzos, a otros dispersos, desarmados o durmiendo; la confusión de los primeros momentos impidió organizar una eficaz defensa. En sus memorias, Sánchez Amaya y Guevara coinciden en decir que Fidel Castro no organizó o intentó organizar la defensa ni ordenó la retira'aa. SImplemente, abandonó las tropas a su"' ~o. Taber, quien convivió con los rebeldes durante varios meses en la Sierra Maestra y que tuvo acceso al diario original de Sánchez Amaya, escribió: "El campamento de Fidel estaba a la derecha de Sánchez Amaya. Juan Almeida, arrastrándose desde la izquierda en busca de órdenes de Fidel, regresó en pocos minutos con el informe de que éste ya no se encontraba allí". 31 Guevara dice: "Recuerdo que durante los disparos, Almeida, capitán en aquellos días, vino en busca de órdenes, pero no habia ya quien las impartiera. Después me enteré de que Fidel intentó en vano reagrupar sus hombres en el cañaveral próximo, que p

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