LA SOLIDARIDAD GLOBAL

LA SOLIDARIDAD GLOBAL Fruto del amor -José Martín RuizMisionero de la Consolata José Martín Ruiz LA SOLIDARIDAD GLOBAL Fruto del amor Madrid - 20
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LA SOLIDARIDAD GLOBAL Fruto del amor

-José Martín RuizMisionero de la Consolata

José Martín Ruiz

LA SOLIDARIDAD GLOBAL Fruto del amor

Madrid - 2016

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El mandamiento cristiano del amor al prójimo. La palabra hebrea Torá es un término amplio con toda una gama de significados entre los que figuran: instrucción, enseñanza, indicación, directriz y ley, a veces puede traducirse como “revelación divina”. La dificultad surge a la hora de traducirla a nuestros idiomas actuales en donde es frecuente referirse a la Ley Mosaica como un todo como “Ley” con mayúscula y a la ley con minúscula para denotar un determinado mandamiento, estatuto o precepto [1]. En el siglo II a. c. los rollos de la Torá se habían convertido en una parte central de la religión judía. Se trata de una Torá compuesta de 613 mandamientos, como una doctrina rabínica que muestra una tendencia a enunciar obligaciones básicas que funcionaban como principios generales de la vida judía[2]. Jesús habla más bien de hacer la voluntad de Dios y de guardar sus mandamientos, “el precepto de Dios”. Jesús nos recuerda la necesidad de distinguir y de no equiparar el “precepto de Dios” de todos aquellos preceptos que se refieren a las tradiciones de cada pueblo, a lo que hace referencia el evangelio de Marcos cuando dice: “Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres” (7,8). 1

Cf. MEIER, J. (2010): Un Judío Marginal. Nueva visión del Jesús Histórico. Tomo IV – Ley y

Amor. Estella – Navarra, p. 39. 2 Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, p. 528.

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Jesús se presenta como un profeta que hacía ya realidad la llegada inminente del Reinado de Dios e inculca ciertas obligaciones que apuntan hacia un restablecimiento final de un nuevo pueblo santo de Dios. Una “ética del reino”, o sea de la vida que corresponde a la venida del Reino de Dios que será plena realidad al final de los tiempos. El amor lejos de ser opuesto a la Ley es para Jesús el valor y mandamiento supremo de ella. El Jesús histórico enseña realmente el doble mandamiento del amor. “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha Israel; el Señor nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos” (Mc 12,28-31). Los textos de Dt 6,4-5 o el de Lev 19,18b nunca aparecen citados palabra por palabra como mandamientos de la Torá en el resto del Antiguo Testamento. Jesús no cita simplemente uno de esos textos sino que cita ambos y los pone adosados. Los ordena numéricamente, destacando que Dt 6,4-5 es el primero de los dos y que Lev 19,18b es el segundo y afirmando la superioridad de ambos mandamientos sobre todos los demás. Tanto la precisa formulación como la configuración de esta enseñanza sobre el mandamiento del amor son exclusivas de Jesús dentro del contexto más amplio de la literatura judía anterior a su ministerio o contemporánea de él [3]. El evangelio de Mateo (22,39-40) vincula más estrechamente el primero y el segundo mandamiento (el segundo es “como” el primero) y declara que “de estos dos mandamientos penden (dependen, se reduce o en ellos se resume) toda la ley y los profetas” [4]. 3 4

Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, pp. 505-506. Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, p. 651.

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El libro del Levítico distingue implícitamente al “prójimo” (19,18b) del “residente” (v. 34), el individuo que por vivir dentro de la comunidad tiene ciertos derechos aunque no sea miembro pleno de ella. El hecho mismo de que el redactor del Lev 19 haya considerado necesario incluir un mandamiento adicional de amar al residente (“lo amarás como a ti mismo”) indica que Lev 19,18b no lo incluye en la categoría de “prójimo”. El amor al prójimo equivale a mostrar y mantener solidaridad entre los miembros plenos del pueblo de Dios, una apremiante necesidad durante el destierro de Babilonia y en el periodo inmediatamente posterior, cuando el Levítico recibió probablemente su forma final. El punto de referencia es otro miembro del pueblo de Israel [5]. En la tradición evangélica Q referida en Lc 6,32-35 y Mt 5,46-47 el mandamiento de amar a los enemigos omite el amor a Dios y va más allá del amor al prójimo ordenado en Marcos. La tradición Q rechaza una ética de reciprocidad entre iguales, lo cual entra en tensión con el énfasis del evangelio y cartas de Juan en el amor recíproco (“los unos a los otros” Jn 13,34; 15,12 + 17) dentro de la comunidad [6]. El hecho de que Jesús haya pronunciado un mandamiento del amor lo describen varias fuentes principales [7]: 1. En Mc 12,28-34 par. Jesús citando Dt 6,4-5, prescribe un amor total a Dios como el primero de todos los mandamientos, aunque sin dejar de subrayar que el segundo es el amor al prójimo (Lev 19,18b).

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Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, pp. 497-498 Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, p. 485.

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Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, p. 484.

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2. En la tradición Q (Mt 5,44 y Lc 6,27) Jesús manda a sus discípulos que amen a sus enemigos, esta vez sin citar la Torá. 3. En Jn 13,34 Jesús da a sus discípulos “un mandamiento nuevo”: “Como yo os he amado así también vosotros amaos los unos a los otros” (repetido en Jn 15,12.17). 4. Quizá alguien añadiría a esta lista la llamada “Regla de oro” (Mt 7,12 y Lc 6,31 de la tradición Q: “Haced por otros lo que quisierais que ellos hicieran por vosotros” aunque esta regla tiene mucho más sentido para un ateo que para un judío o un cristiano, si bien puede ser practicada igualmente por todos ellos, y como máxima circuló ampliamente en la cultura griega antes de que fuera incorporada a la literatura judía y a la cristiana [8]. El amor está presente no tanto en lo que Jesús dice como en lo que él hace para cumplir la voluntad de Dios. Se trata de lo que Jesús es y realiza contemplando un nuevo horizonte, en el que se ve en relación con Dios y en relación con los demás. Jesús nos introduce en una nueva realidad que es divino-humana y reúne a toda la humanidad en torno al designio de salvación universal de Dios. Jesús nos transmite un amor a Dios padre y creador y un amor a todas las creaturas que reflejan la bondad y la belleza del Dios que las ha creado. El amor a las creaturas por amor a Dios no reduce o minimiza este amor sino que lo purifica, lo alimenta, y lo dirige al objetivo pleno de nuestra vida que es amar a Dios. Tantas veces 8

Cf. MEIER, J.: Un Judío Marginal… Tomo IV, pp. 559-560.

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actúan en nosotros mecanismos conscientes o inconscientes de violencia destructiva en contra de los demás que se manifiestan en comentarios negativos, insultos, divisiones en grupos diversos, deseos de poder o de hacer prevalecer los propios intereses, frente a los cuales necesitamos reconocer nuestra fragilidad y la necesidad de una acción de Dios que nos ayude a liberarnos de nuestro amor propio y a ser capaces de amar con un corazón limpio y desinteresado. “La visión cristiana occidental de la persona humana tiene su origen en la filosofía de la antigüedad griega y romana, por un lado, y en la teología bíblica por otro. En la filosofía griega y en el derecho romano, la persona humana adquiere y aparece representada por primera vez desde un punto de vista histórico-cultural como un individuo responsable de sus actos con sus derechos y deberes definidos. Por otra parte, en el relato bíblico de la creación, se nos explica que Dios creó al hombre a su imagen. Según esto, la persona humana adquiere un nivel totalmente distinto: pasar de ser un mero ejemplar de la especie humana para convertirse en una persona única con una dignidad inalienable. El valor del ser humano presentado en el Antiguo Testamento se vería aún más reforzado con la encarnación de Dios en Jesucristo. Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, se encuentra en el centro de la antropología cristiana: ‘En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre’ (Gaudium, et Spes, n. 22). A pesar de esta dignidad específica, desde la perspectiva cristiana la persona humana es una creatura que solo puede cumplir su destino reconociendo que la vida es un don inalienable y que la forma en la que decidimos vivir nuestra vida debe integrarse en el orden de la Creación global y 8

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duradera. Basándose en esta concepción antropológica cristiana, la Iglesia proclama la dignidad igual de todos los hombres, algo que también debe reconocerse en las instituciones sociales y en el sistema económico. A continuación proclama a la persona humana como ser social, relacional y llamado a trabajar conjuntamente para contribuir al bien común” [9]. Los actuales cambios sociales hacen necesaria una evangelización que esté presente en todos los ambientes de la sociedad. El Papa Francisco nos invita a abrirnos hacia los sectores más alejados, hacia los márgenes sociales, las periferias existenciales. Esta actitud nos conduce a una presencia cristiana menos exclusivista en grupos cristianos con una actividad meramente eclesial y a abrirnos a la colaboración con todo tipo de personas y en lugares compartidos. En estos nuevos ambientes contará de modo especial nuestra integridad y coherencia, nuestra capacidad de integración para crear fraternidad y comunión, el saber expresarnos con un lenguaje inspirador de caminos constructores de una humanidad renovada y nuestro propio compromiso.

Generosidad Personal y Filantropía comunitaria El Evangelio de Mateo (7,24-27) nos habla de una casa construida sobre roca que se mantiene firme a pesar de la fuerte lluvia y del viento, y de la casa construida sobre arena que inmediatamente se desploma ante el ímpetu de una fuerte tormenta. La fragilidad de la gente en la sociedad actual nos puede llevar a imaginarnos no solo 9 Una Comunidad Europea de Solidaridad y Responsabilidad. Declaración de los obispos de la Comece sobre el objetivo de una economía social de mercado competitiva del tratado del UE, 27 de octubre de 2011, p. 3. Internet.

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la figura de una casa cimentada en la arena, sino toda ella construida de arena y expuesta a la suave brisa de la playa en donde la arena va desapareciendo en pocos momentos. ¿Cómo hacer para afianzarnos a la roca? ¿Qué puede unir a esa arena frágil y huidiza? Del precepto de Jesús del amor al prójimo y de la vida que Jesús nos comunica como nos dice San Pablo en la carta a los Romanos 5,5 “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”, se desprenden los valores evangélicos. “Los valores modelan nuestro ego. Sin ellos, el ego (individual o grupal) se erige en valor absoluto. Los egos son como granos de arena; los valores como el agua que puede amasarlos y cohesionarlos. Los valores sostienen el tejido social, sin ellos, la sociedad se convierte en un desierto, con tormentas de arena y pequeños oasis: más o menos como nuestra sociedad actual” [10]. Se necesita agua y cemento para dar consistencia a la arena, el agua que genera espacios de generosidad, de responsabilidad individual, de caridad activa y de solidaridad, y el cemento constructor de unas relaciones humanas de comprensión y cercanía, de reconciliación y acompañamiento, de superación y proyección futura. Este proceso se inicia en primer lugar en cada persona y apela a la responsabilidad individual de cada uno. Nos cuesta poner en tela de juicio los tópicos comunes que nos hemos ido forjando y no entendemos que el dinamismo de una realidad que cambia de una manera vertiginosa nos exige actualizarnos constantemente. En el campo de la solidaridad y del desarrollo de los más pobres aunque se han hecho enormes esfuerzos y algunos frutos son evidentes, también se han cosechado grandes fracasos. Cuando una persona o 10 GONZÁLEZ FAUS, J.I. (2015): ¿El Capital contra el Siglo XXI? Comentario Teológico al libro de Thomas Piketty, Santander, p. 204.

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un grupo se proponen ayudar en un determinado lugar, la mera buena intención de su iniciativa no es una garantía suficiente para asegurar el éxito o la bondad y el acierto de la acción que se realiza. A veces alardeamos de la cuantía de nuestras ayudas y avasallamos a los beneficiarios y a los ejecutores de los proyectos. Algunos sin miedo a expresar que “el dinero es poder” y “el que paga manda”. No es fácil profundizar en unas relaciones de cercanía y comprensión mutua, aunque el mundo actual no los pida con insistencia. El encuentro con la otra persona pasa por la reconciliación y apela a una memoria histórica que desde el perdón haga posible unas relaciones constructivas entre los distintos grupos sociales. Desde nuestros hogares con nuestra solidaridad nos convertimos en cooperantes en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, pero también nos relacionamos con estas personas marginadas en calidad de beneficiarios de un orden institucional global que contribuye a crear situaciones injustas y mantiene nuestro protagonismo económico y nuestro desarrollo. El Papa Francisco en su Carta Encíclica Laudato Sí, Sobre el cuidado de la casa común [11] nos recuerda que la “naturaleza es como un espléndido libro en el cual Dios nos habla” n. 12, que es necesario “unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” n. 13, que “necesitamos una solidaridad universal nueva” n. 14, y “cambiar el modelo de desarrollo global” n. 194, y esto alcanzando “consensos entre los distintos actores sociales” n. 183, prestando “atención a las culturas locales” n. 143, y aceptando que “la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como ‘señor’ del universo consiste en entenderlo como administrador responsable” n. 116. 11 FRANCISCO (2015) Laudato Sí, Sobre el cuidado de la casa común, Madrid.

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Una buena gobernanza a nivel mundial no se limita a regular con unas normas internacionales el campo de las políticas y de los gobiernos, sino que debe crear también reglas aplicables a las organizaciones importantes que desempeñan un papel decisivo en el desarrollo, regular las empresas privadas y marcar unos principios sobre la responsabilidad de cada sector, sobre la transparencia, y sobre la participación de los ciudadanos en la toma de las decisiones [12]. “Necesitamos un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza para toda la gama de los llamados ‘bienes comunes globales” [13]. La democracia debe tomar el control de los mercados y de las economías en cada país y a nivel global. Los Estados y los gobiernos juegan un papel prominente en este campo para evitar las crecientes desigualdades y acabar con la pobreza y la exclusión social, y por supuesto en la canalización de recursos hacia unas políticas sociales que favorezcan el bienestar de toda la sociedad y en particular de los sectores más desfavorecidos. El control y la guía del estado no significan que los gobiernos monopolicen la solidaridad sino que dan cabida a toda una serie de organizaciones y de grupos sociales que hacen posible una solidaridad capilar que llega a las situaciones y a las personas más vulnerables. La solidaridad internacional debe ir dirigida al desarrollo de los más pobres y a la protección de sus derechos más indispensables. Muchas veces con la buena intención de cumplir con esos objetivos se pone el énfasis en fortalecer una mejor

12 Cf. SACHS, J. (2015): La era del desarrollo sostenible, Barcelona, pp. 584-585. 13 FRANCISCO, Laudato Sí… n.174, p. 157.

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organización de los gobiernos, y de esta manera se difumina el objetivo inicial y se acaba ayudando a consolidar oligarquías políticas, en países con una democracia deficiente. Incluso se puede llegar a favorecer la creación de oligarquías económicas, relacionadas con la actividad política, que se convierten en obstáculos evidentes para el desarrollo de los sectores más desfavorecidos. Por otra parte la proliferación de organizaciones y la promoción de asociaciones locales para el desarrollo pueden llegar a verse como una amenaza hacia las políticas de los gobiernos, y caer en esfuerzos puntuales descoordinados y por lo tanto ineficaces e inútiles a largo plazo. Si pretendemos poder asegurar la satisfacción de las necesidades más básicas a toda la población mundial, referentes al campo de la alimentación, la educación, la sanidad…, la filantropía comunitaria se extenderá más allá de sus dimensiones locales para alcanzar una proyección global. La filantropía comunitaria promueve la cultura del don para contribuir al bien común de todos. Se trata de entes cuyo interés no es lograr unos beneficios sino el favorecer la colaboración de todos evitando los obstáculos que impiden el poder darse a los demás y favoreciendo el entendimiento y la acogida. Se intenta favorecer las capacidades personales y la autonomía económica de cada individuo, aprender a convivir creando un sentido de comunidad y apertura hacia todo tipo de grupos sociales o culturales, compartir unos objetivos comunes y crear juntos unas posibilidades de cambio. Esto conduce a la creación de una mayor integración y cohesión social, y a la promoción de las personas y grupos siguiendo unos principios democráticos que estimulan la participación social, económica y política. 13

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Políticas y acciones sociales “La renta per cápita de un país como Malawi se sitúa en torno a los 400 dólares al cambio actual… Malawi recauda en torno al 20 por ciento de su renta nacional a través de los impuestos. El veinte por ciento de 400 dólares supone que el gobierno recauda 80 dólares por persona y año, los cuales deberán destinarse a financiar el gobierno, la defensa nacional, la policía, las carreteras, el sector energético, los puertos, el agua, el saneamiento, las escuelas, la conservación ambiental y sí, también el sistema de salud pública. Los expertos recomiendan que los gobiernos de países de ingresos bajos destinen en torno al 15 por ciento del presupuesto total al sector sanitario, pero si el presupuesto no supera los 80 dólares per cápita, el 15 por ciento supone apenas 12 dólares por persona y año. En Europa y Estados Unidos, el presupuesto de salud pública es de 3,000 dólares por persona y año, y 4,000 dólares por persona y año respectivamente… un país pobre no puede alcanzar por sus propios medios los 60-90 dólares necesarios por persona y año” [14]. Como nos comenta Thomas Piketti “los impuestos representaban menos del 10% del ingreso nacional en todos los países en el siglo XIX y hasta la primera Guerra Mundial. Eso corresponde a una situación en la que el Estado se involucraba muy poco en la vida económica y social. Con un 7-8 % del ingreso nacional, era posible cumplir con las grandes funciones de todo gobierno (policía, justicia, ejército, relaciones exteriores, administración general, etc.), pero no mucho más. Una vez financiados el mantenimiento del orden, el respeto del derecho de propiedad y los gastos militares (que por sí solos a menudo 14 SACHS, J. La era del desarrollo… p. 353.

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representan casi la mitad del total), no quedaba casi nada en las arcas del Estado. En esa época, los Estados también financiaban algunas carreteras e infraestructuras mínimas, así como cierto número de escuelas, universidades y hospitales, aunque los servicios públicos de educación y salud accesibles para la mayoría de la población eran a menudo bastante rudimentarios. A partir de 1920-1930 y hasta 1970-1980, en el conjunto del mundo rico se asistió a un incremento considerable del ingreso nacional que los diferentes países decidían dedicar a los impuestos y al gasto público… 30 %… en los Estados Unidos… 40 % en el Reino Unido y entre 45 y 55 % en Europa continental… corresponde al establecimiento de un ‘Estado Social’ a lo largo del siglo XX” [15]. El capital nacional es la suma del capital privado y el público y suele ser 6 o7 veces mayor que los ingresos nacionales, como si hicieran falta seis o siete años de ingresos para igualar el capital nacional. Dentro de ese capital nacional el capital público es una mínima parte del privado, un 1% en el Reino Unido, y entorno al 5% en Francia [16]. En algunos países en desarrollo el sector público crece desmesuradamente, en Etiopía, por ejemplo el porcentaje de inversión pública es el tercero más alto del mundo, mientras que la inversión privada es la sesta más baja [17]. Cuando el sector público rebasa cierto tamaño puede llegar a plantear graves problemas de organización, por eso tiene sentido llegar a imaginar nuevos modos de organización más descentralizados y participativos. En muchos países, en el sector de la educación o de la salud existe una gran diversidad de estructuras jurídicas, sobre todo en forma de fundaciones o asociaciones que en realidad son 15 PIKETTY, T. (2015): El capital en el Siglo XXI, Madrid, pp. 522-525. 16 Cf. PIKETTY, T.: El capital en el Siglo XXI… pp. 37-38. 17 Cf. PRUNIER, G, y FICQUET E. (2015): Understanding Contemporary Ethiopia, London, p. 390.

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estructuras intermedias entre las dos formas polarizadas que son el Estado y la empresa privada. Es muy posible que esas formas intermedias se amplíen en el futuro en otros sectores sociales, creando un sistema de economía mixta [18]. Un Estado financia sus gastos a través de los impuestos o contrayendo deudas. El impuesto es la solución preferible, tanto en términos de justicia como de eficiencia, la deuda con mucha frecuencia tiene que reembolsarse, de modo que favorece sobre todo a quienes tienen los medios para prestarle al gobierno. En este inicio del siglo XXI, los países parecen atrapados en una interminable crisis de deuda. Para reducir esta deuda se pueden usar tres métodos principales: el impuesto sobre el capital, la inflación por la creación de dinero, y la austeridad. El impuesto excepcional sobre el capital privado es la solución más justa y la más eficiente. En su defecto, la inflación puede desempeñar un papel útil: es así como gran parte de las deudas públicas importantes se reabsorbieron a través de la historia reciente. La peor solución, tanto en términos de justicia como de eficiencia, es una dosis prolongada de austeridad [19]. Se suele distinguir entre los impuestos al ingreso, los impuestos al capital y los impuestos al consumo. El impuesto sobre el ingreso se refiere, en principio, a los ingresos derivados tanto del capital como del trabajo, en los impuestos al capital se incluyen a la vez los gravámenes aplicados al flujo de los ingresos del capital (por ejemplo, sobre los beneficios de las empresas) y los que se basan en el acervo del capital (por ejemplo, el impuesto predial, el impuesto a las sucesiones o el impuesto a la fortuna). En la época moderna los 18 Cf. PIKETTY, T: El capital en el Siglo XXI… p. 533 19 Cf. PIKETTI, T.: El capital en el Siglo XXI… pp. 605-606.

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impuestos al consumo incluyen el impuesto al valor agregado y los diversos impuestos sobre ventas, las bebidas, la gasolina, el tabaco y cualquier bien o servicio en particular. En el siglo XX surgió una cuarta categoría de gravámenes: las cotizaciones sociales, que se dedican a la seguridad social, a las pensiones por jubilación y al seguro de desempleo [20]. China ha modernizado su sistema fiscal con un impuesto sobre la renta que atañe a una parte importante de la población y permite recaudaciones sustanciales, de hecho la cuestión del desarrollo de un Estado fiscal y social en el mundo emergente adquiere una importancia capital para el porvenir del planeta [21]. Se requiere una enorme transparencia financiera internacional, lo que pondría en discusión el secreto bancario, para llegar a un impuesto anual y progresivo que grave el capital de forma individual, es decir, el valor de los activos, financieros y no financieros, que cada persona posee [22]. En cierto número de países europeos (por ejemplo, en Francia, Suiza, o España, Alemania y Suecia) ya existen impuestos progresivos sobre el patrimonio global, en la práctica, sin embargo, suele ser asfixiados por los regímenes de exención [23]. En una situación de pobreza extrema no se puede confiar en los mercados para que cubran las necesidades de los más pobres ya que no son consumidores capaces de aportar un beneficio inmediato a su proveedor. Tampoco es posible cubrir esas necesidades con los magros presupuestos de los países pobres. Se recurre a la ayuda internacional que podría ser eficaz, pero 20 21 22 23

Cf. PIKETTI, T.: El capital en el Siglo XXI… p. 547. Cf. PIKETTI, T.: El capital en el Siglo XXI… p. 545. Cf. PIKETTI, T.: El capital en el Siglo XXI… p. 76. Cf. PIKETTI, T.: El capital en el Siglo XXI… p. 577.

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que se pierde con frecuencia en un exceso de corrupción, robo e ineficiencia burocrática [24]. Si nuestro objetivo es garantizar una debida protección social en la alimentación, la salud, la educación… a cada una de las personas de este planeta, nos enfrentamos a la tarea de diseñar sistemas eficaces de prestación de ayuda, de coordinar debidamente la acción de las organizaciones que la realizan, y de asegurar un modo adecuado de financiación internacional.

Programas específicos de prestación de ayuda. En la actualidad asistimos a un creciente escepticismo con respecto a las ayudas hacia los países más pobres, las críticas proceden de diversos campos, unos sostienen que la ayuda es simplemente innecesaria y que los mercados son la solución, algunos consideran que la ayuda termina desperdiciándose de forma inevitable, y otros afirman que no sólo la ayuda se desperdicia sino que su efecto es absolutamente pernicioso, porque crea una mentalidad de dependencia que rebaja y desmotiva al receptor [25]. El escepticismo envuelve a su vez la tarea de las ONGs que se han visto al servicio de las políticas humanitarias occidentales favoreciendo formas directas de intervención y debilitando el principio de soberanía y protagonismo local. La proliferación de ONGs basadas en la ayuda externa se ha llegado a ver incluso como una amenaza, sobre todo cuando se insistía en la necesidad de capacitar a los más pobres para que ellos mismos puedan ser protagonistas de su desarrollo y encontrar vías de solución. Se ha insistido en que las ONGs rinden 24 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… p. 582. 25 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… pp. 50-581.

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cuentas a los que financian sus proyectos y no a los beneficiarios y esto crea una situación de desigualdad nada democrática. Se divide a la gente entre los que proporcionan ayuda y los que la reciben, y los que aportan ayuda suelen tener sus propias motivaciones no siempre altruistas, con la pretensión además, por parte de las instituciones financieras globales de determinar y dirigir la manera en la cual los países pobres deben conducir sus asuntos [26]. Se constata que en numerosos países en desarrollo los beneficios de la solidaridad no están llegando a amplios sectores de la población y sobre todo a los más pobres a los cuales esta ayuda va destinada. Centrarse exclusivamente en el crecimiento de un país y en favorecer sus estructuras gobernativas no es una garantía suficiente para terminar con la pobreza e incluso ha provocado como resultado una mayor desigualdad generalizada [27]. El acuerdo de la Alianza de Busan (República de Corea) en el 2011 intentó promover una cooperación al desarrollo más eficaz a través de las alianzas incluyentes en las que se pedía una participación de la sociedad civil y del sector privado junto con las acciones de los gobiernos [28]. La función esencial del sector privado es la promoción de la innovación: en la creación de riqueza, ingresos y empleos, en la movilización de recursos nacionales, contribuyendo así a la reducción de la pobreza [29]. Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) son actores independientes por derecho propio en el ámbito del desarrollo. Las 26 Cf. PRUNIER, G. y FICQUET E.: Understanding Contemporary… pp. 69-83 y 176-192. 27 Hacia una cooperación al desarrollo más eficaz – Informe de avances 2014. Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo. OCDE – PNUD (2014). Internet, p. 64. 28 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 64. 29 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 69.

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OSC son organizaciones no mercantiles y no estatales, en las que se agrupan y organizan personas para perseguir intereses comunes dentro del ámbito público. Pese a su diversidad, cumplen una función vital posibilitando que la población reclame sus derechos, ayudando a configurar políticas y alianzas para el desarrollo, y fiscalizando su puesta práctica. Además algunas OSC, especialmente las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las fundaciones, contribuyen activamente a la cooperación al desarrollo recabando fondos de fuentes públicas y no públicas, o ejecutando programas o proyectos específicos financiados por la asistencia oficial para el desarrollo, de esta manera completan la acción pública prestando servicios a los ciudadanos [30]. Las OSC se enfrentan a restricciones en numerosos países. CIVICUS, por ejemplo, registró 413 amenazas a la sociedad civil en 87 países entre enero de 2012 y octubre de 2013, que iban desde limitaciones legales de financiación y de realización de actividades políticas a amenazas, encarcelamientos y ataques (asesinatos incluidos) a activistas y miembros de OSC como respuesta a sus actividades. En muchos casos las OSC ven su campo de acción limitado por las disposiciones legales que emplean una terminología vaga y abierta a interpretaciones arbitrarias [31]. Según el Informe de Avances 2014 de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo [32] un entorno favorable para la sociedad civil deberá incluir: •

Disposiciones legales, políticas y prácticas que respeten la libertad de asociación: el derecho de todos los individuos a

30 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 65. 31 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 67. 32 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 66.

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formar, asociarse y participar en una asociación, a nivel nacional o internacional, que contará con personalidad jurídica, si los fundadores así lo desean. El derecho de las OSC a funcionar libremente, sin intromisión ni injerencias estatales infundadas en sus asuntos, así como el derecho a perseguir diversidad de objetivos autodefinidos, entre otros, buscar y obtener recursos de fuentes nacionales o internacionales. La protección de otros derechos fundamentales, principalmente el derecho de reunión pacífica, el derecho a la libertad de expresión; el derecho a la comunicación y la cooperación con terceros en todos los ámbitos, fuera y dentro de sus respectivos países, mediante redes, coaliciones y cualesquiera medios de comunicación. La existencia e institucionalización de foros de diálogo plurales, incluyentes y transparentes, para la activa participación de los actores no estatales en la determinación, la ejecución y el monitoreo de las políticas y los programas de desarrollo. El respaldo efectivo de los proveedores de cooperación al desarrollo para fortalecer a las OSC y ayudarlas a ser realmente actores de desarrollo por derecho propio.

A partir de la formulación de los Objetivos del Milenio en el año 2000 por parte de la Asamblea del Milenio de las Naciones Unidas se dio el encargo de monitorizar el cumplimiento de estos objetivos desde el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. Se han creado varias instituciones especiales para canalizar los ODM hacia objetivos eficaces. Uno de los más notables ha sido el Fondo Global de Lucha contra el Sida, la tuberculosis y la malaria [33]. Sin embargo no se ha 33 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… p.141.

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hecho lo mismo con respecto a otros objetivos relacionados con el hambre, la agricultura y la educación que se han quedado rezagados [34]. Es muy positivo el hecho de llegar a un consenso en los objetivos para la ayuda a las personas concretas, ayudando a los gobiernos, al sector privado y a las organizaciones sociales, a encaminarse de común acuerdo en una dirección unitaria de acción. Sería conveniente que estos objetivos no se queden en formulaciones vacías sino que para cada objetivo se constituyan las instituciones internacionales competentes que coordinen la implementación de sus programas de una manera global. Estos programas se orientarán a las necesidades de la población más vulnerable en armonía con los proyectos propios de cada país.

La coordinación de la ayuda internacional. La proliferación de agentes para el desarrollo cada cual con sus prioridades, enfoques y procedimientos propios nos ha llevado a la fragmentación y a la lamentable pérdida de energías y de recursos sin llegar a obtener los resultados que se pretendían. Se impone el reto de gestionar la diversidad y de reducir la fragmentación. Estos son algunos de los intentos de coordinación actuales: Programa de las Naciones Unidas (PNUD) El PNUD promueve el respeto de los derechos humanos y el fortalecimiento de la mujer, de las minorías y de las poblaciones más pobres y vulnerables. El Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, que se publica desde hace más de 20 años, fue considerado por el diario The New York Times como la “medida autorizada de la pobreza y las 34 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… p. 572.

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privaciones”. El PNUD coordina todas las actividades de desarrollo de las Naciones Unidas a nivel global y en cada nación, incorporando el liderazgo del equipo de cada país en la ONU. El PNUD respalda el esfuerzo global para alcanzar los Objetivos del Milenio (ODM) de distintas maneras, entre las que se incluyen: coordinar los esfuerzos de la ONU, supervisando el progreso de los países en el cumplimiento de los ODM; ofrecer asesoramiento normativo y técnico a los países, a medida que trabajan en el cumplimiento de los ODM; y colaborar con los países realizando análisis e informes detallados sobre el progreso positivo o negativo de los ODM [35]. Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) La OCDE constituye un foro único en su género, donde los gobiernos trabajan conjuntamente para afrontar los retos económicos, sociales y medioambientales que plantea la globalización. La OCDE está a la vanguardia de los esfuerzos emprendidos para ayudar a los gobiernos a entender y responder a los cambios y preocupaciones del mundo actual, como el gobierno corporativo, la economía de la información y los retos que genera el envejecimiento de la población. La organización ofrece a los gobiernos un marco en el que comparar sus experiencias políticas, buscar respuestas a problemas comunes, identificar buenas prácticas y trabajar en la coordinación de las políticas nacionales e internacionales. Las publicaciones de las OCDE aseguran una amplia difusión de los trabajos de investigación sobre temas económicos, sociales y medioambientales, así como las convenciones, directrices y modelos desarrollados por los países miembros [36].

35 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 153. 36 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 151.

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Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) Con el fin de responder a sus propósitos, la OCDE ha creado una serie de comités especializados. Uno de ellos es el Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD), cuyo mandato es promover la cooperación al desarrollo y otras políticas de forma que contribuyan al desarrollo sostenible – entre otras cosas, mediante un crecimiento económico en favor de los más pobres, la reducción de la pobreza y la mejora del nivel de vida de los países en desarrollo – y a un futuro en el que ningún país dependa de la ayuda. A tal efecto, el CAD ha reunido a los principales donantes del mundo para definir y monitorear normas mundiales en áreas fundamentales de desarrollo. El CAD publica directrices y documentos de referencia en las Directrices y Series de Referencia del CAD para informar y asistir a los miembros en la ejecución de sus programas de cooperación al desarrollo [37]. La Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo Las alianzas para el desarrollo solo pueden tener éxito si son lideradas por los países en desarrollo y si están adaptadas a las situaciones y necesidades específicas de los habitantes de estos países. La Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo hace una llamada a estos países para que lideren la elaboración de sus propios marcos de monitoreo del progreso y de la promoción de la responsabilidad mutua y proporciona una ligera estructura para apoyar el cumplimiento de los compromisos en la esfera nacional, intercambiar conocimientos y examinar los avances [38].

37 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 151. 38 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 105.

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Otras iniciativas de coordinación Se han creado varias iniciativas en favor de la transparencia, la rendición de cuentas, la responsabilidad mutua: La Iniciativa Internacional para la Transparencia de la Ayuda (IATI), la Alianza para el Gobierno Abierto, la International Budget Partnership… A través de estas organizaciones la información sobre la cooperación al desarrollo se pone a disposición pública, y se potencia la responsabilidad mutua entre los diversos actores de cooperación realizando evaluaciones incluyentes [39]. Se intenta fomentar el diálogo público-privado como un mecanismo de implicación para lograr reformas políticas más incluyentes y duraderas mediante un proceso de reforma estructurado y participativo [40]. En algunos países, como por ejemplo Haití, las organizaciones no gubernamentales (ONG), ya comunican sus actividades de cooperación al desarrollo a través de sistemas de gestión de la información sobre la ayuda, existen unos 250 asociados para el desarrollo que incluyen a los actores no estatales en su módulo de gestión de ayuda. En Burundi, el Grupo de Coordinación de los Socios (Groupe de Coordination des Partenaires) enmarca el diálogo y congrega a representantes del gobierno, de los proveedores, de la sociedad civil, del sector privado y de las instancias parlamentarias [41]. La cooperación Sur-Sur suele basarse en la solidaridad, la igualdad y el beneficio mutuo, y tiende a guiarse por la experiencia, los conocimientos y soluciones de desarrollo que corresponden a la demanda. Se insiste en la mejora de los sistemas de información, comunicación y visibilidad, en un enfoque hacia los resultados, con 39 Hacia una cooperación al desarrollo… pp. 81-83. 40 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 71. 41 Hacia una cooperación al desarrollo… pp. 113-114.

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revisiones frecuentes, para determinar los objetivos que deberán buscarse con las actividades de cooperación [42]. Todos estos esfuerzos que se están realizando en la actualidad indican el inicio de un camino abierto a la creación de nuevas instituciones que contribuyan a gestionar eficazmente la cooperación internacional al desarrollo. Es importante subrayar que estas nuevas instituciones sean fieles al esfuerzo de integración en curso. salgan del exclusivismo de sus propios organismos, y estén abiertas al diálogo y a la colaboración entre los representantes de los gobiernos, el sector privado, los proveedores de ayuda, y la sociedad civil.

La financiación internacional Nos recuerda el Papa Francisco en Laudato Si, que “el principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una ‘regla de oro’ del comportamiento social y el ‘primer principio de todo el ordenamiento ético-social” n. 93. Al hombre moderno “le falta una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación” n. 105. Existen “bienes comunes” y “bienes de interés social” como la alimentación, la salud, la educación… que se deben garantizar a cada una de las personas con independencia de si pueden pagar por ellos o no, por ser bienes de interés público y que por lo tanto deben ser accesibles a todos [43]. Estarán implicados en proporcionar estos bienes necesarios las instituciones políticas, los mercados y el sector privado, 42 Hacia una cooperación al desarrollo… p. 115. 43 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… p. 579.

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así como las personas individuales y las organizaciones con un fin filantrópico [44]. La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que “la actividad económica y financiera sea dirigida a la consecución del bien común… la economía y todas las finanzas deben ser utilizados de un modo ético… Las finanzas deberán dirigirse al servicio de la economía real y a la promoción de iniciativas económicas también en los países en vías de desarrollo” [45]. Se trata de crear los instrumentos económicos que permitan garantizar los “bienes de interés social” a las personas en necesidad.

44 Cf. SACHS, J.: La era del desarrollo… pp. 576-580. 45 TOSO, M.: Las Finanzas al Servicio del Bien Común y de la Paz, en CORINTIOS XIII – Revista de Teología y Pastoral de la Caridad. Abril-Junio 2013 / nº 146 p. 134.

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CONCLUSIÓN Nos podemos preguntar por qué Jesús propone un doble mandamiento del amor y además los pone en orden especificando que el amor a Dios va en primer lugar. El amor a Dios como respuesta al amor que Dios nos ha mostrado como autor de la creación y de la vida, y que nos manifiesta en todo momento. El amor de Dios nos inspira y nos pone en guardia frente a nuestros amores frecuentemente interesados e inconstantes. Amar a Dios es dejarse enseñar por El y por lo tanto ser capaces de ver nuestras deficiencias, corregirlas y comenzar a actuar de una manera más adecuada. Las buenas intenciones aunque evidentemente son necesarias no son suficientes para hacer el bien a los demás. ¿Nos confiaríamos a un médico con estupendas intenciones pero con escasos conocimientos de medicina? ¿Le impondríamos nuestro propio diagnóstico porque nosotros pagamos la cuenta? Ahora hablamos de ayuda eficaz y se han creado organismos internacionales con este propósito, una prueba más de la ineficacia y del fracaso de muchas ayudas anteriores. La inercia de lo que se ha hecho siempre o de lo que aparece como lo más obvio, es una comodidad, si además no se evalúan las consecuencias, nos podemos perpetuar en el error, siempre con la tranquilidad de que nosotros hemos obrado bien. El iniciar caminos nuevos es siempre una fuente de esperanza, nos hace evitar el escepticismo, nos empuja a la superación y nos abre nuevos horizontes de paz y fraternidad en un mundo dividido, decepcionado y cada vez más sumergido en la violencia.

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