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VOLVIENDO AL AMOR UNA HISTORIA DE AMOR
LA TACITA Y EL ALFARERO Hola, hijo amado del Padre. Tesoro de Jesús. Casa viva del Amor. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo esta la relación contigo mismo? ¿Te amas? ¿Te aceptas tal y como eres? ¿Eres infinitamente feliz? ¿Cómo está la relación con tu esposo (a), con tus hijos, con la familia? ¿La relación con las personas mas cercanas a ti o en tu trabajo? ¿Cómo estás de salud? ¿Cómo está tu economía? ¿Quieres seguir igual? ¿Verdad que quieres hacer cambios en tu vida? Dichos cambios no tienen por qué ser dolorosos, han de hacerse con alegría, emoción y pasión. El ser sinceros con nosotros mismos, el ser conscientes de aquello que nos falta superar es el primer paso. Como cuando se va al médico, sabiendo cuál es el diagnostico, la enfermedad; ya se sabe el medicamento que vamos a tomar. No importa cuál sea tu diagnóstico, lo que te lastima, lo que te duele; sea enfermedad, pobreza, tristeza, confusión, desempleo, etc. Tú no estás solo ¡Dios te levantará! En esta Historia De Amor, se nos apoyará para hacer nuestro propio diagnóstico y para darnos cuenta cómo Jesús que es nuestro mejor amigo; nos toma de la mano, nos muestra el camino para volver al amor, para volver a casa y con gran amor, delicadeza, ternura, nos habla, nos susurra al oído para decirnos los secretos de Amor, para lograrlo de la manera más fácil, rápido y efectiva Para entenderlo mejor, te voy a platicar una hermosa historia.
VICTORINO RAMÍREZ MADRIGAL
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VOLVIENDO AL AMOR UNA HISTORIA DE AMOR
N: Había un alfarero de un gran talento y muy famoso Sus obras son conocidas, admiradas en todo el mundo y en todos los tiempos. En una ocasión fue invitado a un hogar donde tenían varias piezas de arte. Algunas de esas piezas necesitaban reparación. Al llegar fue recibido con alegría. Le invitaron a recorrer toda la casa para ver cada obra. Cada de una de gran valor económico y emocional para la familia. Con toda atención las observaba para admirarlas y también para darse cuenta de los detalles que habría que reparar en algunas de ellas. Al llegar al jardín, vio que había una tacita tirada, enterrada, destrozada, ya era considerada basura. Se agachó, la tomó entre sus manos con delicadeza, le empezó a quitar la tierrita, le dio de vueltas para revisarla muy bien. Entonces, mirándole con amor, le dijo: A: ¡Tacita! De todas las obras de arte que hay en esta casa, tú eres la primera que voy a reparar. T: ¡Ay, Alfarero! Eso no puede ser posible. Te agradezco tu buena intención. Pero te sugiero que no pierdas el tiempo conmigo, mira como estoy. ¿Crees acaso, que soy una obra de arte? Es una broma ¿verdad? Mira, se me tira el agua, no tengo ni aza. Estoy perdida, soy inservible. Me han dejado tirada en el jardín precisamente porque no tengo arreglo.
VICTORINO RAMÍREZ MADRIGAL
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VOLVIENDO AL AMOR UNA HISTORIA DE AMOR
A: Mira tacita yo soy el alfarero y sé que puedo hacer de ti una preciosa obra de arte. Anda, dame la alegría de darte forma. La tacita le dijo al alfarero, toda vía con gran duda y desánimo: Que sí se dejaría dar forma. Era una tacita de barro, un poco chueca, y nada perfecta. La tomó en sus manos y le sacudió todo el polvo que tenía y le dijo: A: Te escogí por imperfecta, pero haré de ti una hermosa pieza. Entonces agarré un cincel y un martillo y la empecé a golpear para irle quitando eso que le sobraba. Y la tacita me decía: T: ¡Ey amigo alfarero! ¡Me duele! A: Y yo le decía: Amiga tacita, aguanta. Después, agarre una lija gruesa y empecé a lijar todos aquellos filos que cortaban y a la agarradera la hice fina. Ya no es una taza con una agarradera gruesa Y ¿sabes qué decía la taza? T: Amigo alfarero, te has equivocado, precisamente cosquillas no me haces, ¡Me duele amigo alfarero! A: Seguí lijándola. T: Ya amigo alfarero, ya es mucho lo que me has quitado. A: Yo le decía; aguanta amiga tacita. Después le puse una capa de pintura y la taza me dijo: T: Si sigues así, me vas a hacer vomitar, es muy fuerte ese olor amigo alfarero, ese olor me asfixia, es demasiado, ya déjame por favor, voy a vomitar. A: Yo le decía, si diluyo más esa pintura pronto se te caerá, si te pongo más entonces sí te ahogaras. Yo sé cuál es la medida exacta.
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Después la metí en un horno, para calentar esa pintura y le puse calor, mucho calor y entonces la tacita me gritaba: T: ¡Alfarero! ¡Déjame, alfarero! A: Toc, toc, toc. Me tocaba en la ventanita del horno. T: Por favor, te lo ruego, déjame salir, hay mucho calor. A: Y le dije: Amiga tacita, no nos podemos quedar a la mitad, lo que se empieza hay que terminarlo, y terminarlo bien. A: Terminó el tiempo que tenía que estar en el horno. Entonces coloque la tacita en una mesa y la observé: la subía, la bajaba y la volteaba. Y la tacita me decía: T: Amigo alfarero ¡Ya estoy lista! A: Entonces Yo le dije: Yo quiero que seas una taza, una bella taza, no una taza a medias. Y volví a irla limando, todo lo que necesitaba. T: ¿Otra vez? ¿Vas a empezar de nuevo? Me dijo la tacita. ¿Ahora qué forma me vas a dar? A: No amiga tacita, estoy haciendo toda vía mi trabajo, no quiero que seas una taza a medias. Quiero que seas una obra maestra. Después de lijar la pinté. Le puse florecitas hermosas, la decoré. T: Ya alfarero por favor ¿No has visto que es demasiado este sufrir? A: No amiga tacita. Falta solo un poquito más. Y la metí a un horno aún más caliente. T: Toc, toc, toc. Amigo alfarero ¿Qué más vas a hacer conmigo? Esto es demasiado amigo alfarero, esto es más fuerte que la lija y más fuerte que el horno pasado. ¿Qué puedo hacer para que te compadezcas de Mí? A: Aguantar, amiga tacita, a aguantar y ser dócil en mis manos, ya falta menos amiga tacita.
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A: Después la saqué del horno y la veía, por todos las dos, la tocaba con mis dedos para ver que no tuviera ninguna rebaba. Y esa taza deforme y gruesa, la había convertido en una exquisita taza. Entonces le dije a la tacita: Ya ves amiga tacita, te pondré frente a un espejo para que te veas. La tacita mirándose al espejo, daba vueltas y vueltas y brincaba de felicidad. Y me dice la tacita: T: ¿Qué son esas letras que están abajo, que no entiendo? A: ¡Ah! Es mi firma. Cuando se acaba una obra de arte, se firma, amiga tacita para que se sepa quien hizo esa obra de arte. ¡Y alegre la tacita! Brincaba y reía, no lo podía creer. Entonces me dijo: T: Gracias amigo alfarero por haberme dado forma para ser lo que soy. Perdona amigo alfarero por todas las discusiones contigo, por todo lo que te recriminé. Gracias porque estuve en manos del mejor alfarero. T: ¿Qué harás conmigo amigo alfarero? ¿Me pondrás en una bella vitrina, para que todos me vean y vean la obra maravillosa que hiciste? ¿Me pondrás luz, me pondrás un espejo, para que me pueda ver? Me gusta mi nueva forma. Mira, ya no estoy chueca, ya no se me cae el té, estoy bien paradita. A: Si yo no te quisiera amiga tacita, te pondría en esa vitrina. Pero yo te escogí para algo mejor. T: ¿Algo mejor amigo alfarero? Si todas las obras maestras son observadas y admiradas por todos. Mira ahí abajo pusiste tu firma, es para que todos vean quién fue el que hizo esta obra, una obra de arte. A: No amiga tacita, yo te escogí para algo mejor.
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Yo te escogí para que me refrescaras, para que en ti pudiera beber agua. Para que tú dentro, tú tendrás ese líquido hermoso que saciará mi sed. Y te quiero cerca, y te quiero en mis manos, para calmar esta sed. Para ver la obra hermosa, lo que yo quise ponerle, las flores, los colores; todo lo que yo quise ponerle. Serás mi secreto. Así cuando me sienta casado, entraré a mi cocina, me tomaré un rico té en mi tacita para descansar, recuperar mis fuerzas. Cuando salga dirán ¿Qué ha pasado, se veía muy casado y ahora se ve muy confortado y muy feliz? La hice a mi gusto, para darme felicidad, para darme alegría. ¿Qué decides amiga tacita? T: Está bien amigo alfarero ¡Claro que sí! Me encanta la idea, el no estar en las vitrinas, ni con luces y ser tu secreto. Solo te pido una cosa: No le digas a nadie como estaba yo, que era solo una taza de barro y me has convertido en una taza fina, de cerámica. A: No amiga tacita, nadie lo creería como estabas, yo no diré nada de como estabas. Yo no diré que estabas gruesa y con esa aza gruesa, donde no podían entrar los dedos. Tampoco diré que se te caía el líquido, porque estabas quebrada y chueca. Pero tú amiga tacita, no olvides tú origen y agradece la obra de arte en que te convertí. Porque de todas las tazas que he hecho, en esta puse un empeño especial, porque la quería tener en mis manos, que me acompañara y que mitigara esta sed. ¡SORPRESA PARA LA TACITA! A: Amiga tacita, toda vía tengo algo más que decirte, porque estoy muy agradecido contigo, por haber aceptado ser mi tacita personal. T: ¿Otro regalo? ¿Qué sorpresa me tienes ahora amigo alfarero?
VICTORINO RAMÍREZ MADRIGAL
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Esta historia continuará………. *Ejercicio de enamoramiento: +Empezamos haciéndonos unas preguntas y a escribiendo en nuestro cuaderno las respuestas: ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para lograrlo? +En silencio, con el corazón y cuando puedas en voz alta vamos a repetir con todo amor las siguientes frases: *Estoy dispuesto a cambiar *Hacer cambios en mi vida es fácil, emocionante y divertido. *Amigo alfarero, estoy en tus manos. Hoy te digo “Sí” Haré lo que tu me digas. *Hoy comienzo una nueva vida, porque Dios me ama y yo le amo. *Madre de todos los hombres, contigo digo “Sí” *Bendigo a quienes han decidido hacer cambios en sus vidas. www.unahistoriadeamor.com.mx
VICTORINO RAMÍREZ MADRIGAL
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