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LACTANCIA MATERNA
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La leche materna es muy importante en los primeros meses de vida, fundamental y vital para el recién nacido El amamantamiento fortalece una relación especial entre la madre y su bebé Amamantar es más práctico y económico Cómo amamantar
No se requiere ninguna preparación especial, sólo lavate las manos con agua y jabón antes de amamantar Ofrecé a tu bebé el pecho todas las veces que él lo requiera Permitile mamar todo el tiempo que necesite
Cómo cuidarte vos
Busca la variedad en tu alimentación y comé la mayor cantidad de los alimentos disponibles en tu casa Tomate pequeños descansos durante el día La producción de leche consume aproximadamente 500 calorías diarias. No hagas dieta para adelgazar. No conviene perder peso drásticamente Descansá. Aprovechá cuando el bebé duerma. Evitá esfuerzos físicos excesivos. Pedí ayuda ante cualquier inconveniente para continuar con la lactancua Confiá en vos misma, ¡vas a poder!
Elementos nutritivos de la leche materna
En los primeros días todo se facilita si estás junto a tu bebé. Desde el postparto hasta el regreso a casa podés ponerlo al pecho continuamente así podrás tocarlo, mirarlo, hablarle, acunarlo y amamantarlo cuando te parezca La leche de los primeros días se llama calostro y es amarillenta y espesa. Precisamente por eso es rica en anticuerpos que protegen al bebé de infecciones graves y lo estimulan a mamar frecuentemente. El calostro tiene efectos laxantes y ayuda al bebé a evacuar el meconio de su intestino eliminando así la bilirrubina, que en exceso provoca ictericia (color amarillento de la piel) Durante los primeros siete días, el calostro va perdiendo su color y la leche se va poniendo cada vez más blanca. Esta leche es de dos clases: la primera es aguada y
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escasa, se produce y junta en los pechos en los intervalos entre las mamadas. La segunda se produce durante las mamadas, es abundante y espesa, sacia , alimenta y engorda al bebé. Es más blanca porque contiene más cantidad de grasas y proteínas La llamada “leche aguada” es la primera que el bebé toma y calma la sed. La llamada “leche gorda” es la segunda que el bebé toma, viene en la “bajada de leche” y calma el hambre
Técnicas para amamantar La primera mamada Si vos y tu bebé están bien, lo ideal es prenderlo al pecho inmediatamente después del parto. Si tuviste cesárea con anestesia general, el bebé tendrá que esperar hasta que te despiertes. Sería importante que pidas que no le den mamadera para alimentarlo hasta que estés en condiciones de hacerlo, el bebé tiene reservas suficientes para esperarte.
Cuánto tarda la llegada de la leche En los partos normales se produce más o menos a las 48 horas, mientras que en las cesáreas puede tardar 72 horas o un poco más.
Como lograr que el bebé se prenda bien al pecho ?
Podés estimular tu pezón rotando los dedos en su base, como dando la cuerda a un reloj, hasta que se ponga erecto y sea más fácil para el bebé tomarlo Tocá con el pezón los labios del bebé para que él lo busque y abra la boca Cuando el bebé busque con la boca bien abierta, levantá la mama con la mano e introducí el pezón y parte de la areola (el área oscura alrededor del pezón) en su boca Controlá que el bebé tenga el labio inferior hacia fuera Asegurate de que el bebe tome en su boca la totalidad del pezón y una buena parte de la areola. La posición de la boca del bebé es lo más importante para evitar irritación y grietas en el pezón Asegurate de que el bebé tenga las mejillas “infladas” (es decir no hundidas hacia adentro) Al succionar el bebé no debe hacer ruido con los labios. Debe observarse movimiento en la sien y la oreja del bebé, no en las mejillas y los labios. Después de una serie de succiones rápidas (con las que el bebé estimula el reflejo de eyección de leche de su mamá), el ritmo de las succiones cambiará a uno más lento. Cada varias succiones lentas y largas se escuchará el ruido del bebe al tragar. Si ves que el bebé no está bien prendido, despréndelo interrumpiendo la succión con un dedo puesto en las comisuras de los labios del bebé y ofrecele el pecho nuevamente
POSICION CORRECTA
POSICION INCORRECTA
El bebé tiene la totalidad del pezón y una buena porción de la areola dentro de su boca. Las mejillas del bebé están "infladas" hacia afuera El labio inferior del bebé está rotado hacia
El bebé tiene en su boca sólo el pezón.
Las mejillas del bebé están hundidas El labio inferior está hacia adentro.
LACTANCIA MATERNA afuera. Cuando el bebé succiona, se observa actividad en la sien y en la oreja. Se escucha ruido cuando traga leche.
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Se observa actividad en las mejillas y ruido de "chasquidos" en los labios. No se escucha ruido.
Cómo terminar la mamada Permití que el bebe mame en un pecho hasta quedar satisfecho. Limitar el tiempo que pasa prendido al primer pecho ofrecido puede impedir que el bebé acceda a la “leche gorda” que se produce al final de la mamada”. Cuando el bebe suelte el primer pecho provocale un “provechito”, cambiale el pañal si fuera necesario (muchos bebé recién nacidos evacuán a cada mamada) y ofrecele el otro pecho. Si el bebé lo toma, permitile mamar hasta que nuevamente se de por satisfecho. Si no lo toma o mama poco tiempo ofrecele ese pecho primero en la próxima mamada. Si por alguna razón necesitas finalizar la mamada, interrumpí la succión para separarlo del pecho. No lo saques del pecho sin interrumpir la succión ya que puede lastimar el tejido de la mama y lo pezones.
Posición Existen varias posiciones y todas tiene algo el común: el vientre y la cara del bebé están enfrentados a la mamá. Con los cambios de posición, el bebé comprime distintos puntos de la areola y el pezón, a la vez que el pecho se vacía mejor, evitando el dolor y las grietas del pezón, la retención de leche, el taponamiento de conductos y mastitis. Se recomienda usar todas las posiciones de día y de noche. El bebé se prende con mayor facilidad si se encuentra cómodo, en una buena posición para alimentarse. Las posiciones de amamantamiento más comunes incluyen las siguientes:
o
cuna - se sostiene al bebé sobre el brazo que se encuentra del mismo lado que el seno del que va a mamar; la madre sostiene el seno con la mano opuesta; el cuerpo del bebé se vuelve hacia la madre, de modo que su vientre esté en contacto con el de ella.
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o
cuna cruzada - se sostiene la cabeza del bebé con la mano opuesta al seno del que va a mamar; la madre sostiene el seno con la mano; el cuerpo del bebé se vuelve hacia la madre, de modo que su vientre esté en contacto con el de ella.
o
pelota de fútbol - la cabeza del bebé se sostiene con la mano del lado del seno del que va a mamar; el cuerpo del bebé se apoya sobre una almohada y queda debajo del brazo del mismo lado que se va a amamantar.
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recostada de lado, usando la posición de cuna modificada - en esta posición, el bebé está acostado cerca de la madre; ambos cuerpos quedan frente a frente. Si a usted le resulta incómodo apoyar el brazo sobre una almohada, pruebe rodeando al bebé con su brazo. De esta manera, resulta poco probable que usted se dé la vuelta sobre el bebé en caso de quedarse dormida. Además, en esta posición la cabeza del bebé se ubica en un buen ángulo para prenderse al seno, y a mayor altura que el estómago, lo cual puede resultar útil en el caso de los bebés que tienen tendencia a regurgitar.
En cualquiera de las posiciones, acerque el bebé al seno, no el seno al bebé: siéntese en una silla o sofá amplio y cómodo, y coloque una almohada, almohadón o almohada especial para amamantar sobre su regazo para levantar al bebé. El bebé debe sostenerse de manera que quede en la posición correcta para succionar, tragar y respirar durante el amamantamiento. Si el bebé está en la posición correcta, debe poder trazarse una línea recta desde el lóbulo de su oreja hasta el muslo, sin importar cuál sea la posición de amamantamiento adoptada. Si se sostiene al bebé en posición de cuna o de cuna cruzada, no se podrá ver el brazo del bebé que esté más cerca del cuerpo de la madre.
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Tu comodidad Amamantá en el lugar y posición que te permita estar bien física y anímicamente. Pensaá que es el momento de darle nuevamenta vida, amor y confort a tu hijo. Hablale, él te entiende. Acaricialo, a él le gusta. Le estás estimulando la inteligencia. Si el bebé es pequeño pone un almohadón sobre tu falda y el bebé arriba para una mayor comodidad.
Ritmo de las mamadas Varía según la edad del bebé. Adaptarse y aceptar el ritmo de tu bebé es el paso fundamental para disfrutar la lactancia
En el recién nacido Recordá que en el útero el bebé recibió contacto, movimiento y alimentación permanente. Es necesario tratar de ofrecer las mismas condiciones:
Tenerlo en contacto apenas nace (en la medida que las condiciones médicas lo permitan) Tenerlo al lado todo el tiempo posible Ofrecerle el pecho todas las veces que se muestre inquieto o llore Dejalo succionar y miralo, tendrá un ritmo sostenido por unos minutos, hará una pasua y luego retomará el ritmo. Cuando la pausa se alargue, levantá el mentón con un dedo El recién nacido amamantado a demanda puede hacerlo entre ocho y catorce veces al día. El número de las mamadas disminuye a medida que el niño crece. El verdadero ritmo lo acordarán vos y tu bebé llevados por el instinto materno
En el primer trimestre de vida Preparate, es el período donde se producen más abandonos de la lactancia por falta de información. El bebé comienza a crecer aceleradamente, tiene “ataques de hambre”, cambia el ritmo, pide más cantidad, pide más seguido, vos te asustás, creés o te hacen creer que tu leche no alcanza: ESTO NUNCA ES REAL. No te asustes. No dejes que alguien le de mamadera. Tené confianza: vos podés y convencelos aplicando la siguiente técnica: después de cada mamada, si el bebé se quedó con hambre, esperá entre 20 y 30 minutos, cambialo, llevalo a pasear, tomá líquido y tranquila volvé a sentarte a darle el pecho, el cual ya acumuló entre 20 a 30 cm de leche. Esta es la “yapita” con la cual el bebé se satisface. Aumentará la producción un 20% en la próxima mamada. En 24 o 48 horas producirás la cantidad suficiente y volverás al ritmo anterior de mamadas. Cuando la temperatura ambiente supere los 32 C, los bebés piden muchas mamadas cortitas para tomar más de la primera leche aguada que les calma la sed.
A partir del segundo trimestre de vida El bebé ya sabe mamar muy bien y vos ya sabés todo lo que es necesario. La relación madre/hijo está muy afianzada. La lactancia ya casi no presenta problemas.
Cómo saber si tu bebé recibe suficiente leche
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TENES QUE SABER QUE VOS TENES TODO LO QUE NECESITA TU BEBE PARA SENTIRSE SEGURO Y CRECER BIEN Un bebé que recibe suficiente leche:
Tiene un aspecto sano, "llena" la piel, los ojos brillantes y la boca húmeda. Moja 4 a 6 pañales descartables por día (6 a 8 pañales de tela) y, durante el primer mes, ensucia al menos un pañal por día. Algunos bebés tienen un movimiento de vientre con cada mamada. Sus deposiciones son amarillo-doradas, de consistencia casi líquida, y presentan "semillitas" (del tamaño de las semillas de sésamo). A partir del primer mes de vida, la frecuencia de deposiciones disminuye. Algunos bebés pueden pasar varios días sin mover el vientre. Mientras las deposiciones no sean secas (con aspecto de bolitas) no hay que tomar ninguna medida. No es necesario dar al bebé ningún remedio, medicamento o natural (tisanas o compotas), para la constipación. Ocasionalmente, las deposiciones pueden ser de color verdoso. Esto no denota ningún problema. Si las deposiciones fueran permanentemente verdosas y el bebé presentara un aumento de peso muy lento, puede estar recibiendo mucha leche aguada y poca leche gorda. Deje que el bebé vacíe primero un pecho antes de ofrecerle el otro. Esto se evita no imponiendo límites de tiempo de mamada. Los bebés alimentados a pecho tienen un patrón de aumento de peso distinto al de los bebés alimentados con leche artificial. Si el bebe aumenta entre 120 y 250 gramos por semana se esta alimentando bien.
PARA LA MADRE QUE TRABAJA Te podés organizar para que en las horas de separación el bebé siga recibiendo su mejor alimento y usted no sufra tanto el alejamiento.
Ocupá toda la licencia que puedas, y la(s) hora(s) que le dan por lactancia (asesorate y hacé valer tus derechos). Si el bebé se encuentra a corta distancia de tu lugar de trabajo, podrás acudir a amamantarlo haciendo uso de tu tiempo de lactancia otorgado por la ley. Si el bebé se encuentra alejado de tu lugar de trabajo igualmente podrá ser alimentado con la leche de mamá en tu ausencia. La leche materna puede extraerse y conservarse sin mayores dificultades y puede ser dada al bebé en taza o con cuchara, o aún en biberón cuando el bebé sea mayor y relación de lactancia esté bien establecida. Podrás empezar a extraerte leche dos semanas antes de regresar a tu trabajo. La extracción puede ser manual (la mejor) o con sacaleche-mamadera.
Extracción manual de leche Podrás extraerte leche a los veinte minutos de cada mamada, y es recomendable hacerlo a las horas de mayor producción (generalmente de mañana ). También es importante extraer leche durante las horas de trabajo, con la misma frecuencia con que mamaría tu bebé (cada tres
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horas como máximo). Ubcate en un lugar cómodo, relajate y tomate un vaso de agua. Pensá en su bebé. Comenzá con masajes de los pechos de arriba a abajo, durante unos minutos. Estimulá el pezón con los dedos, tomá la mama por encima de la areola y presioná en tijera hacia atrás, empujando hacia el tórax. Rotá los dedos hacia adelante. No estires el pecho ni pellizques los tejidos, ya que puede provocar dolor y lesiones. Repetí estos movimientos girando la mano alrededor del pecho, para vaciar todos los sectores y evitar que alguno se tapone y de lugar a dolor e incomodidad. Con esta técnica se pueden extraer unos 30 a 50 cm3. La cantidad extraída en distintas sesiones puede ser diferente. Esto es normal. El color de la leche puede variar en función de la comida o medicamentos que haya ingerido la madre. La leche humana se recoge en recipientes de plástico duro, limpios y esterilizados en agua hirviendo durante 10 minutos. La leche humana se conserva:
15 horas a temperatura ambiente (en climas de temperaturas moderadas), 5 a 8 días en heladera, 6 meses en freezer.
La leche se separa en el recipiente, con la grasa flotando en la parte superior. Esto no indica que la leche esté en mal estado. Sólo debe agitarse levemente el recipiente para que se una nuevamente. La persona que cuida a su bebé deberá entibiarla bajo el chorro de agua tibia de la canilla. Si falta poco para su llegada sólo deberá ofrecérsele 30 a 40 cm3 para que se prenda bien al pecho a su arribo. Con 26oC de temperatura ambiente, se puede transportar la leche extraída a tu casa, y refrigerarla a tu llegada. La extracción de leche mientras estás alejada del bebé evita dolor, mastitis, y mantiene la producción de leche. Cuanto más vacíos queden tus pechos, más leche producirás y así más tiempo lactará tu bebé. Evitá la acumulación excesiva de leche. Además, la extracción de leche refuerza el vínculo entre la mamá que trabaja y su bebé. Los fines de semana aprovechá la proximidad del bebé y ofrecele el pecho sin restricciones.
PREPARACIÓN, CUIDADO E HIGIENE DE LOS PECHOS La naturaleza se encarga de preparar los pechos durante el embarazo. Pedile a tu médico que te revise los pechos para descartar cualquier problema. Tus pezones pueden ser:
NORMAL
PLANO
INVERTIDO
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Después del sexto o séptimo mes de embarazo, los pezones normales podrán ser masajeados: lubricándose los dedos índice y pulgar con una gota de calostro (si lo hubiera) o con lanolina purificada, se lo tomará de la base dándole cuerda como a un reloj y estirándolo suavemente hacia afuera, durante dos minutos dos veces por día. Con los umbilicados (retráctiles o planos) se harán ejercicios para estirar las fibras de la areola. Con estos últimos, resulta útil el uso de casquillos aireadores que "estiran" el pezón.
Podrás hacer estos ejercicios si tenés pezones planos o invertidos
Estirá la piel desde el pezón hacia afuera.
Estirá también hacia abajo y hacia arriba la piel desde el pezón hacia afuera.
Podrás hacer estos ejercicios después del séptimo mes de embarazo cualquiera sea tu tipo de pezón para prepararlos para la lactancia
Estirá el pezón y mantenelo estirado por un par de minutos
Estirá y girá entre los dedos el pezón, como el dial de una radio.
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Prevención y tratamiento de taponamiento y mastitis El taponamiento de los conductos se produce cuando el pecho no es vaciado totalmente en mamadas sucesivas. Esto puede deberse a:
dejar pasar mucho tiempo entre mamadas, limitar el tiempo que el bebé succiona el pecho, impidiendo que se vacíe, no variar la posición del bebé con respecto al pecho, el uso de corpiños (sostenes) ajustados o con aro que comprimen una zona del pecho.
Para prevenir el taponamiento de los conductos se debe ofrecer irrestrictamente el pecho al bebé y dejarlo mamar por todo el tiempo que quiera. Si el bebé tomara de un solo pecho durante una mamada, a la próxima debe ofrecérsele el otro. Lo mismo si el bebé vaciase un pecho y mamara sólo un poco del otro. Si la mamá estuviera alejada de su bebé más de tres horas, deberá extraerse leche con la misma frecuencia con que mamaría el bebé. Si se produce el taponamiento de un conducto, el primer paso para solucionarlo es no dejar de amamantar. Los paños tibios y las duchas calientes ayudarán a destapar el conducto. Bajo la ducha, puede masajearse el pecho comenzando por encima del punto de la obstrucción y con movimientos suaves hacia el pezón. La succión del bebé es el mejor destapador. La mastitis se produce cuando un taponamiento no resuelto provoca una infección. Es una condición que requiere atención médica. Va acompañada de fiebre y dolor, y pueden presentarse síntomas de malestar gripal. Como en el caso de conductos tapados, debe continuar amamantando. La leche no sufre ninguna modificación debido a la mastitis.
Recursos simples
Aire: Fortifica los pezones. Agua: Usala sin jabón (seca la piel). Secá los pezones al aire. Sol: Quince minutos diarios los fortifica. Leche materna: Los lubrica. Dejá secar al aire. Aireadores o pezoneras: Es otro de los recursos que ayudan a prevenir y/o curar las grietas del pezón. Sirve como escudo modelador y aireador del pezón. Los corrige cuando son planos y umbilicados.
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LACTANCIA MATERNA CON BEBÉS MÚLTIPLES Desde el momento en que una mujer se entera de que está embarazada, comienza a hacer planes y a hacerse una idea de cómo va a cambiar su vida. Cuando le confirman que son gemelos se le puede venir el mundo encima.
Tal vez sólo te habías planteado tener un hijo o quizás ya tienes otro hijo o dos. Pueden surgir sentimientos contradictorios, la alegría de un embarazo se transforma en la preocupación de atender a dos bebés. Lo que habías previsto hasta ahora hay que duplicarlo, doble espacio, doble necesidad de enseres para los bebés, hay que buscar dos nombres... En fin un malabarismo complicado que, a pesar del gran esfuerzo que supone, sin embargo acaba siendo una gran fuente de satisfacciones, doble. Puede ser muy conveniente que te pongas en contacto con otras madres de gemelos.
ORGANIZACIÓN Con dos bebés, más si hay algún otro hijo, las labores de la casa, atender a las visitas, hace falta una buena dosis de organización. Toda la ayuda familiar que puedas recibir vendrá muy bien. Abuelos, tíos, primos etc.. que cocinan, planchan, limpian, bañan niños etc... son la oportunidad perfecta de que echen una mano. Las visitas es un tema complicado. ¿Cómo decir a los amigos y familiares que tantas ganas tienen de conocer a los gemelos que necesitáis tranquilidad? Aquí papá tiene un papel fundamental. El puede atender a las visitas si tu estás descansando. Y si vienen a verte ¡que traigan la compra! Si no tienes ayuda y se puede, una persona que venga a hacer las labores domésticas será de gran ayuda también.
TU ERES LA UNICA QUE PUEDE DAR EL PECHO Todo lo que es válido para la lactancia de un solo bebé, es válido para la lactancia de gemelos. Es decir a más estímulo más leche y con dos bebés el estímulo está garantizado. Alguna madre de trillizos ha llegado a producir hasta más de 3 L de leche al día.
EN EL PRINCIPIO Quizás tus hijos lleguen al mundo antes de tiempo. Por eso, conviene que te hagas a la idea de que tal vez no lleguéis a casa tan pronto como esperáis. A veces uno o los dos bebés se quedan en el hospital. En este caso, tu leche sigue siendo lo mejor que le puedes dar. Habla en el hospital para que te permitan llevarles tu leche extraída para que se la den y pedir que te dejen ponerlos al pecho tan pronto como sea posible. En cualquier caso, no te preocupes. Con una buena información y apoyo podrás remontar tu lactancia, aunque el principio no haya sido muy alentador.
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Cuando los bebés no necesitan cuidados especiales, puedes comenzar la lactancia inmediatamente. Recuerda. Cuanto más mamen tus hijos, antes subirá la leche y la plétora será menos molesta. Mientras sube la leche en tu pecho está disponible el calostro.
¿JUNTOS O POR SEPARADO? En los primeros días tal vez te sea más fácil alimentarlos por separado. Mientras vas cogiendo práctica, se pueden también observar si alguno de los bebés no se engancha correctamente. De todas formas muchas madres prefieren amamantar simultáneamente a sus dos hijos. Los dos sistemas son válidos es cuestión de escoger el que mas se adapte a las circunstancias de cada momento y con mas frecuencia aún una misma madre alterna los dos sistemas en distintas posturas. Puedes hacer que cada bebé mame de ambos pechos cada vez, alternándolos en la siguiente toma o que cada bebé tenga su pecho. Esta última opción permite que cada bebé regule su producción de leche en su pecho, además no tienes que recordar de qué pecho mamó cada gemelo la última vez, ni andar cambiándolos durante la toma. La cantidad de leche de cada pecho se regulará con su succión.
POSICIONES Para alimentarlos simultáneamente necesitarás cojines o almohadas para acomodarlos y ponerlos a la altura del pecho. Recuerda mantener la espalda bien apoyada. Existen distintas posturas, como por ejemplo: En forma de cruz. Sería la posición habitual de un solo bebé, pero un bebé a cada lado. En paralelo, con los dos bebés paralelos ambos mamando en la misma dirección pero cada uno de un pecho. Boca arriba, con los dos bebés encima de ti. Como un balón de rugby, con un bebé a cada lado.
¿Cuánto engordan los niños de pecho? Esta pregunta admite muchos niveles de respuesta. Ateniéndose a su sentido literal, deberíamos decir que cada niño de pecho engorda distinto. Para saber cuánto engorda un niño concreto, lo más práctico es pesarlo. Si lo que se pide es una descripción de una amplia población, la respuesta no está tan clara. Existen varios estudios sobre el crecimiento de niños amamantados, pero todos son demasiado pequeños como para resultar absolutamente fiables. Lo único que nos dicen estos estudios es que el crecimiento de los niños de pecho no sigue las gráficas habitualmente usadas, probablemente porque éstas se basan mayoritariamente en niños con lactancia artificial y alimentación complementaria precoz (1,2). En la actualidad, un grupo de la OMS (3) está trabajando para desarrollar unas nuevas tablas de crecimiento, basadas en niños alimentados según las recomendaciones actuales (lactancia materna dos años o más, los primeros 6 meses exclusiva). Es de esperar que las nuevas tablas estén preparadas en el año 2004.
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Sin embargo, la pregunta suele tener unas connotaciones muy distintas. Lo que se quiere no es saber “cuánto engordan”, sino “cuánto deben engordar los niños de pecho”; o, lo que es peor, “cuándo hay que darles un biberón”. Esto nos lleva a plantear varios puntos importantes:
1.- Los primeros días requieren un control estricto. Los recién nacidos suelen perder un 4-6% de peso durante los primeros dos días. Al tercero empiezan a recuperar, y antes de una semana suelen pesar más que al nacimiento. Pero algunos pierden hasta un 10-12%, incluso más en los nacidos con peso elevado; siguen perdiendo hasta el día 7 y no recuperan hasta el día 21. Por supuesto, se ha vigilar e intentar poner remedio mucho antes. Los primeros días, hasta que se recupera el peso del nacimiento y algo más, son sumamente delicados. La falta de un control médico adecuado permite que pasen desapercibidos casos de pérdida escesiva de peso, con desidratación hipernatrémica, que en ocasiones han sido mortales (4). Estos niños están letárgicos, por lo que la madre puede pensar que están durmiendo satisfechos y no buscar ayuda médica, y entran en un círculo vicioso porque cada vez maman con menos frecuencia y con menor eficacia. Muchos de estos casos se deben a un inicio incorrecto de la lactancia: primera toma tardía,interferencia de chupetes, horarios rígidos, falta de apoyo e información a la madre. Sin embargo, es de temer que, incluso en circunstancias óptimas, algunos recién nacidos tendrán problemas. Es preciso un control estricto y continuado, en el hospital y fuera de él. Todos los recién nacidos, especialmente si no han recuperado el peso del nacimiento, deberían ser vistos por un profesional a las 48-72 horas del alta hospitalaria. Si la pérdida de peso llega al 5-7%, comprobar posición correcta, insistir en lactancia a demanda y frecuente (no esperar a que llore), retirar tetinas, chupetes, agua, infusiones... Si en 24 o 48 horas pierde aún más peso, sacarse leche y dársela con vaso o cuchara.
2.- Las gráficas de peso no son normas, sino referencias. Es decir, permiten saber qué relación guarda en un momento dado el peso de un niño con el de otros de su misma edad; pero no nos dicen cuánto deberían pesar. Describen la normalidad en el sentido estadístico del término (95 % de la población, entre +2 y -2 desviaciones típicas), pero no en su sentido médico. Las tablas de peso no permiten distinguir lo normal de lo patológico. Así pues, el peso no es un medio de diagnóstico, sino sólo un método de cribado. Es bien sabido que el valor predictivo positivo de un medio de cribado (es decir, el porcentaje de individuos que, teniendo la prueba positiva, tienen realmente la enfermedad buscada), depende de la especificidad de la prueba y de la prevalencia de la enfermedad en una población dada. ¿Qué enfermedad se “criba”? al pesar a los niños? Casi todas, pues muchas enfermedades acabarán afectando al peso. Un aumento inadecuado es un síntoma más inespecífico que la fiebre. Cuando el peso o la talla de un niño son inferiores a lo estadísticamente normal, podemos pensar en: a) El niño es muy bajo o muy delgado, pero está sano. Un tres por ciento de los niños están, por definición, por debajo del percentil 3; el dos y medio por ciento están por debajo de la segunda desviación típica. b) Enfermedad que afecta primariamente al crecimiento (déficit de hormona del crecimiento, síndrome de Down...) c) El niño está desnutrido, lo que a su vez puede deberse a: • Desnutrición secundaria a una enfermedad que interfiera con la absorción (diarrea, celiaquía,
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fibrosis quística...) o el metabolismo (diabetes...), aumente el gasto energético (fiebre...), produzca pérdidas de nutrientes (síndrome nefrótico...) o disminuya el apetito (tuberculosis, infección urinaria, virasis y otitis repetidas...). • Aporte insuficiente de alimentos (desnutrición primaria). En este último caso, y si es que el niño está tomando lactancia materna exclusiva, podemos a su vez distinguir: - Técnica inadecuada de lactancia (duración o frecuencia insuficiente de las tomas, interferencia de chupetes, agua o infusiones; posición inadecuada, supresión de tomas nocturnas...). - Hipogalactia primaria; es decir, escasez de leche debida a causas maternas y que no responde a las medidas habituales (aumentar la frecuencia de las tomas, corregir la posición). La hipogalactia puede ser tratable, como el hipotiroidismo o la retención de placenta, o intratable (de momento), como la agenesia de tejido mamario o el déficit de prolactina. Sólo en este último y altamente improbable caso, hipogalactia primaria no tratable, la solución consistiría en iniciar una lactancia mixta. No disponemos de datos sobre la frecuencia relativa de las distintas causas de bajo peso, la experiencia indica que en nuestro país las más frecuentes son: la variante normal, la enfermedad intercurrente del lactante (habitualmente leve) y la técnica inadecuada de lactancia (horario restrictivo, biberones de agua...), afortunadamente esta última cada vez menos frecuente. En países en que la desnutrición infantil es muy frecuente, el peso de los niños es un buen método de cribado de la desnutrición. Es decir, un niño etiope que pese menos de lo “normal”, probablemente estará desnutrido. El valor predictivo positivo es tan alto (y la escasez de medios tan grande) en esas circunstancias, que cualquier niño con un peso bajo será tratado con suplementos nutricionales, sin profundizar más en el diagnóstico. Pero la desnutrición infantil no secundaria a otra enfermedad sino debida a falta de alimentos es muy rara en nuestro país. Cuando un niño europeo pesa menos de lo normal, lo más probable es que esté perfectamente sano; y si de verdad está desnutrido, se debe más probablemente a enfermedad orgánica que a la falta de alimentos.
3.- Las tablas habitualmente usadas son de peso actual, no de incremento de peso. Es decir, las tablas y gráficas pueden decirnos si un niño de 3 meses que pesa 5.200 gramos pesa “mucho” o “poco” en relación con otros niños de su edad; pero no pueden decirnos si un niño de 3 meses que ha aumentado 600 g en el último mes ha aumentado “mucho” o “poco”. Para ello existen otras tablas específicas (1, 5, 6). El retraso de crecimiento (failure to thrive) se define (7) por la coincidencia de dos requisitos: a) el aumento de peso está por debajo de la -2 desviación durante al menos 2 meses seguidos (en niños menores de 6 meses), o durante al menos 3 meses en niños de 6 a 12 meses de edad; y b) la relación peso/talla está por debajo del percentil 5. Un ejemplo práctico. Una niña de 2 meses con talla y peso medios (1) mide 57,3 cm y pesa 5.140. Para cumplir el primer criterio de retraso del crecimiento tendría que ganar menos de 320 g al mes durante dos meses seguidos, con lo que a los 4 meses pesaría menos de 5.780 g y estaría en la -1 desviación de peso para su edad. Pero faltaría el segundo criterio; para alcanzarlo, con una talla media para su edad (62,3 cm) tendría que pesar menos de 5.500. ¡Una niña puede ganar medio kilo entre los 2 y los 4 meses, y todavía no podemos afirmar que tenga un retraso del crecimiento! ¿Cuántas veces hemos asustado a los padres, cambiado la dieta, tomado decisiones clínicas, sólo porque una niña ganaba 600 g en un mes, o 90 g en una semana?
4.- La mitad de los niños están por debajo de la media.
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Y el 5% de los niños están por debajo del percentil 5. Debemos abandonar para siempre la perniciosa costumbre de llamar “justos de peso” a niños cuyo peso es totalmente normal. Se ha de recordar también que las gráficas de peso no son “caminitos”, y que es normal que la curva de un niño individual cruce, hacia abajo o hacia arriba, las líneas de los percentiles (a no ser que el descenso del percentil sea tan rápido que cumpla los criterios antes citados de retraso del crecimiento).
5.- No tiene sentido pesar a los niños cada semana. El peso aumenta después de mamar y disminuye al orinar o defecar. En un periodo corto, las variaciones accidentales del peso y los errores de medida son tan grandes en relación con el aumento esperado, que es absolutamente imposible valorar el resultado. Salvo en los primeros días, hasta que recupera el peso del nacimiento, es inútil (y se presta a graves errores) pesar al bebé más de una vez al mes (o de una vez cada 2 meses en el segundo semestre).
6.- No se ha demostrado la eficacia del control del peso. Una reciente revisión sistemática (8) sólo ha conseguido encontrar un estudio (publicado en la India en 1993) en que se comparan seis aldeas en que se pesaba a los bebés cada mes, y otras seis aldeas en que no se pesaba a los niños de forma rutinaria. Dos veces al año se pesaba y medía a todos los niños en las doce aldeas para compararlos; no se observó niguna diferencia en los 30 meses del estudio. No existe ningún otro estudio sobre el tema en países desarrollados ni en desarrollo. Nadie ha demostrado que el pesar y medir a los niños regularmente aumente su peso o su talla. Nadie ha demostrado que disminuya su mortalidad o morbilidad. Nadie ha demostrado que las ventajas de pesar regularmente a los niños superen a los posibles efectos secundarios (angustia familiar, pruebas diagnósticas innecesarias, falsos diagnósticos, abandono de la lactancia materna, introducción precoz de alimentos complementarios, administración innecesaria de vitaminas y jarabes “para abrir el apetito...”). Los autores de la mencionada revisión concluyen: “Parece improbable que los profesionales sanitarios en los países desarrollados dejen de pesar a los niños. El propósito de tales pesadas, unos criterios claros para actuar y un curso de acción adecuado deben estar claramente definidos si queremos evitar el peligro de hacer más daño que provecho.”
“Hipogalactia”, diagnóstico y tratamiento Hipogalactia es la falta o escasez de leche. Es una queja frecuente entre las madres, y uno de los primeros motivos aducidos cuando se pregunta a una madre por qué dejó de dar el pecho. Las madres creen que no tienen suficiente leche por diversos motivos: “No aguanta las tres horas” (está insatisfecho) o duerme demasiado (está débil) Nació con poco peso (es “casi prematuro”, necesita biberones) o con demasiado peso (un niño tan grande “no se hará” sólo con pecho) Está mucho rato mamando (claro, como no sale nada...) o demasiado poco (claro, como no sale nada...) La leche es aguada (la madre ve la leche inicial que gotea) El niño llora (de hambre) o no llora (porque sabe que no hay leche)
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Problemas en lactancias anteriores Problemas con la lactancia de familiares o amigas (mi madre tuvo tres hijos y a ninguno le pudo dar el pecho) o ausencia de problemas (mi madre nos dio el pecho tres años, ¡ójala las mujeres de ahora tuviéramos leche como las de antes!) El niño engorda poco, o engorda demasiado (¡es “de vida”, necesita más comida!) El pecho está vacío (¡no tengo leche!) o está lleno (¡no quiere mi leche, no es buena!) Incluso “síntomas” totalmente contrarios se interpretan como falta de leche. Porque el problema verdadero no es la cantidad de leche, sino la inseguridad de la madre. Actualmente, en nuestra sociedad, casi cualquier fenómeno será interpretado como prueba de falta de leche. Cómo comprueba el profesional si realmente el niño toma poca leche: En muchos casos, la madre está angustiada por un problema inexistente. El niño llora o se despierta por otros motivos, o está mamando con una frecuencia totalmente normal; lo único que hay que hacer es escuchar a la madre, ofrecerle seguridad y confianza, ayudarla a buscar los motivos profundos de su miedo. En otros casos, es cierto que el niño está tomando menos leche de la que debería. Debemos identificar estos casos y buscar la causa del problema. Para ello nos fijaremos en cuatro puntos:
Micciones Deposiciones Peso Estado general
Deposiciones: La primera deposición es el meconio, negra, pastosa y adherente. Luego siguen las deposiciones de transición, líquidas y grisáceo-verdosas. Lasdeposiciones normales del lactante amamantado son amarillas (a veces marrones o verdes), semilíquidas o pastosas, grumosas, explosivas, huelen bien. Durante el primer mes son muy frecuentes (a veces más de 20 al día). Hacia los 2-4 meses se vuelven más escasas; casi todos los bebés con lactancia materna exclusiva llegan a hacer una deposición cada 2 o 4 días, y algunos cada 8 o 10 días, incluso más. Cuando por fin hacen caca, ésta es normal: semilíquida, amarilla, grumosa... Por lo tanto, NO es estreñimiento, y no hay que hacer absolutamente nada (ni zumos, ni infusiones, ni hierbas, ni supositorios, ni estimular el ano con un termómetro...) Si un bebé hace menos de tres deposiciones al día durante las primeras semanas, hay que comprobar si está comiendo lo suficiente (también puede ser normal). Pero, más que el número, es la consistencia de las deposiciones lo que debe alertarnos. El cambio de las deposiciones de transición a las típicas se produce cuando la cantidad de leche digerida es suficiente. Sospechar si a los 7 días no han aparecido las deposiciones típicas. Cualquier niño que coma demasiado poco durante unos días, a causa por ejemplo de una enfermedad intermitente, puede volver a hacer deposiciones similares a las de transición, líquidas y verdosas. Son las llamadas deposiciones de ayuno. La dieta “astringente” (hipocalórica e hipoproteica), por desgracia tan popular para el “tratamiento” de la diarrea, a
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menudo produce este tipo de deposiciones, prolongando la diarrea en un círculo vicioso que puede tener graves consecuencias. El tratamiento de la diarrea debe ser la dieta normal (i). Micciones: Si no ingiere otros líquidos, la micción frecuente (6 o 7 pañales al día de los antiguos, los modernos empapan mucho más) indica que hay una ingesta importante de leche. No es garantía de que haya suficientes calorías, pues la leche tiene agua de sobras (ii). Es decir, un niño puede tomar una cantidad de leche un poco inferior a la deseable, y seguir orinando en abundancia. Pero, al menos, la presencia de micciones descarta que la situación sea grave. La ausencia de micciones indica que el niño está recibiendo muy poca leche, y la situación requiere intervención inmediata y supervisión continua. Peso: Los recién nacidos suelen perder un 4-6% de peso durante los primeros dos días. Al tercero empiezan a recuperar, y antes de una semana suelen pesar más que al nacimiento. Pero algunos pierden hasta un 10-12%, incluso más en los nacidos con peso elevado; siguen perdiendo hasta el día 7 y no recuperan hasta el día 21. Por supuesto, se ha vigilar e intentar poner remedio mucho antes. Los primeros días, hasta que se recupera el peso del nacimiento y algo más, son sumamente delicados. La falta de un control médico adecuado permite que pasen desapercibidos casos de pérdida escesiva de peso, con desidratación hipernatrémica, que en ocasiones han sido mortales (iii). Estos niños están letárgicos, por lo que la madre puede pensar que están durmiendo satisfechos y no buscar ayuda médica, y entran en un círculo vicioso porque cada vez maman con menos frecuencia y con menor eficacia. Muchos de estos casos se deben a un inicio incorrecto de la lactancia: primera toma tardía, interferencia de chupetes, horarios rígidos, falta de apoyo e información a la madre. Sin embargo, es de temer que, incluso en circunstancias óptimas, algunos recién nacidos tendrán problemas. Es preciso un control estricto y continuado, en el hospital y fuera de él. Todos los recién nacidos, especialmente si no han recuperado el peso del nacimiento, deberían ser vistos por un profesional a las 48-72 horas del alta hospitalaria. Si la pérdida de peso llega al 5-7%, comprobar posición correcta, insistir en lactancia a demanda y frecuente (no esperar a que llore), retirar tetinas, chupetes, agua, infusiones... Si en 24 o 48 horas pierde aún más peso, sacarse leche y dársela con vaso o cuchara. Una vez recuperado el peso del nacimiento, es costumbre pesar regularmente a los niños. Se han de usar unas tablas adecuadas. Las reglas mnemotécnicas (“200 por semana”) suelen ser muy exageradas. El aumento de peso disminuye con la edad, no sólo es normal, sino necesario, que durante el tercer mes no aumente tanto como durante el primero. Es preciso hacer varias puntualizaciones sobre el uso de tablas y gráficas de peso: 1.- El crecimiento de los niños de pecho no sigue las gráficas habitualmente usadas. Probablemente porque éstas se basan mayoritariamente en niños con lactancia artificial y alimentación complementaria precoz (iv,v). En la actualidad, un grupo de la OMS (vi) está trabajando para desarrollar unas nuevas tablas de crecimiento, basadas en niños alimentados según las recomendaciones actuales (lactancia materna dos años o más, los primeros 6 meses exclusiva). Es de esperar que las nuevas tablas estén preparadas en el año 2004. Entre tanto,
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es probable que observemos que la curva de peso de nuestros pacientes sube más lentamente que la de referencia entre los 2 y los 12 meses. 2.- Las gráficas de peso no son normas, sino referencias. Es decir, permiten saber qué relación guarda en un momento dado el peso de un niño con el de otros de su misma edad; pero no nos dicen cuánto deberían pesar. Describen la normalidad en el sentido estadístico del término (95 % de la población, entre +2 y -2 desviaciones típicas), pero no en su sentido médico. Las tablas de peso no permiten distinguir lo normal de lo patológico. Así pues, el peso no es un medio de diagnóstico, sino sólo un método de cribado. Es bien sabido que el valor predictivo positivo de un medio de cribado (es decir, el porcentaje de individuos que, teniendo la prueba positiva, tienen realmente la enfermedad buscada), depende de la especificidad de la prueba y de la prevalencia de la enfermedad en una población dada. ¿Qué enfermedad se “criba”? al pesar a los niños? Casi todas, pues muchas enfermedades acabarán afectando al peso. Un aumento inadecuado es un síntoma más inespecífico que la fiebre. Cuando el peso o la talla de un niño son inferiores a lo estadísticamente normal, podemos pensar en: a) El niño es muy bajo o muy delgado, pero está sano. Un tres por ciento de los niños están, por definición, por debajo del percentil 3; el dos y medio por ciento están por debajo de la segunda desviación típica. b) Enfermedad que afecta primariamente al crecimiento (déficit de hormona del crecimiento, síndrome de Down...) c) El niño está desnutrido, lo que a su vez puede deberse a: Desnutrición secundaria a una enfermedad que interfiera con la absorción (diarrea, celiaquía, fibrosis quística...) o el metabolismo (diabetes...), aumente el gasto energético (fiebre...), produzca pérdidas de nutrientes (síndrome nefrótico...) o disminuya el apetito (tuberculosis, infección urinaria, virasis y otitis repetidas...). Aporte insuficiente de alimentos (desnutrición primaria). En este último caso, y si es que el niño está tomando lactancia materna exclusiva, podemos a su vez distinguir: - Técnica inadecuada de lactancia (duración o frecuencia insuficiente de las tomas, interferencia de chupetes, agua o infusiones; posición inadecuada, supresión de tomas nocturnas...) La mayor parte de los niños que engordan poco con el pecho no necesitan un biberón, sino más pecho - Hipogalactia primaria; es decir, escasez de leche debida a causas maternas y que no responde a las medidas habituales (aumentar la frecuencia de las tomas, corregir la posición). La hipogalactia puede ser tratable, como el hipotiroidismo, o intratable (de momento), como la agenesia de tejido mamario. Sólo en este último y altamente improbable caso, hipogalactia primaria no tratable, la solución consistiría en iniciar una lactancia mixta. No disponemos de datos sobre la frecuencia relativa de las distintas causas de bajo peso, la experiencia indica que en nuestro país las más frecuentes son: la variante normal, la enfermedad intercurrente del lactante (habitualmente leve) y la técnica inadecuada de lactancia (horario restrictivo, biberones de agua...), afortunadamente esta última cada vez menos frecuente.
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En países en que la desnutrición infantil es muy frecuente, el peso de los niños es un buen método de cribado de la desnutrición. Es decir, un niño etiope que pese menos de lo “normal”, probablemente estará desnutrido. El valor predictivo positivo es tan alto (y la escasez de medios tan grande) en esas circunstancias, que cualquier niño con un peso bajo será tratado con suplementos nutricionales, sin profundizar más en el diagnóstico. Pero la desnutrición infantil no secundaria a otra enfermedad sino debida a falta de alimentos es muy rara en nuestro país. Cuando un niño europeo pesa menos de lo normal, lo más probable es que esté perfectamente sano; y si de verdad está desnutrido, se debe más probablemente a enfermedad orgánica que a la falta de alimentos. 3.- Las tablas habitualmente usadas son de peso actual, no de incremento de peso. Es decir, las tablas y gráficas pueden decirnos si un niño de 3 meses que pesa 5.200 gramos pesa “mucho” o “poco” en relación con otros niños de su edad; pero no pueden decirnos si un niño de 3 meses que ha aumentado 600 g en el último mes ha aumentado “mucho” o “poco”. Para ello existen otras tablas específicas (iv, vii, viii). El retraso de crecimiento (failure to thrive) se define (ix) por la coincidencia de dos requisitos: a) el aumento de peso está por debajo de la -2 desviación durante al menos 2 meses seguidos (en niños menores de 6 meses), o durante al menos 3 meses en niños de 6 a 12 meses de edad; y b) la relación peso/talla está por debajo del percentil 5. Un ejemplo práctico. Una niña de 2 meses con talla y peso medios (iv) mide 57,3 cm y pesa 5.140. Para cumplir el primer criterio de retraso del crecimiento tendría que ganar menos de 320 g al mes durante dos meses seguidos, con lo que a los 4 meses pesaría menos de 5.780 g y estaría en la -1 desviación de peso para su edad. Pero faltaría el segundo criterio; para alcanzarlo, con una talla media para su edad (62,3 cm) tendría que pesar menos de 5.500. ¡Una niña puede ganar medio kilo entre los 2 y los 4 meses, y todavía no podemos afirmar que tenga un retraso del crecimiento! ¿Cuántas veces hemos asustado a los padres, cambiado la dieta, tomado decisiones clínicas, sólo porque una niña ganaba 600 g en un mes, o 90 g en una semana? 4.- La mitad de los niños están por debajo de la media. Y el 5% de los niños están por debajo del percentil 5. Debemos abandonar para siempre la perniciosa costumbre de llamar “justos de peso” a niños cuyo peso es totalmente normal. Se ha de recordar también que las gráficas de peso no son “caminitos”, y que es normal que la curva de un niño individual cruce, hacia abajo o hacia arriba, las líneas de los percentiles (a no ser que el descenso del percentil sea tan rápido que cumpla los criterios antes citados de retraso del crecimiento). 5.- No tiene sentido pesar a los niños cada semana. El peso aumenta después de mamar y disminuye al orinar o defecar. En un periodo corto, las variaciones accidentales del peso y los errores de medida son tan grandes en relación ocn el aumento esperado, que es absolutamente imposible valorar el resultado. Salvo en los primeros días, hasta que recupera el peso del nacimiento, es inútil (y se presta a graves errores) pesar al bebé más de una vez al mes (o de una vez cada 2 meses en el segundo semestre). 6.- No se ha demostrado la eficacia del control del peso. Una reciente revisión sistemática (x) sólo ha conseguido encontrar un estudio (publicado en la India en 1993) en que se comparan seis aldeas en que se pesaba a los bebés cada mes, y
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otras seis aldeas en que no se pesaba a los niños de forma rutinaria. Dos veces al año se pesaba y medía a todos los niños en las doce aldeas para compararlos; no se observó niguna diferencia en los 30 meses del estudio. No existe ningún otro estudio sobre el tema en países desarrollados ni en desarrollo. Nadie ha demostrado que el pesar y medir a los niños regularmente aumente su peso o su talla. Nadie ha demostrado que disminuya su mortalidad o morbilidad. Nadie ha demostrado que las ventajas de pesar regularmente a los niños superen a los posibles efectos secundarios (angustia familiar, pruebas diagnósticas innecesarias, falsos diagnósticos, abandono de la lactancia materna, introducción precoz de alimentos complementarios, administración innecesaria de vitaminas y jarabes “para abrir el apetito...”). Los autores de la mencionada revisión concluyen: “Parece improbable que los profesionales sanitarios en los países desarrollados dejen de pesar a los niños. El propósito de tales pesadas, unos criterios claros para actuar y un curso de acción adecuado deben estar claramente definidos si queremos evitar el peligro de hacer más daño que provecho.” Estado general: La variabilidad individual en el peso es muy grande. Un niño de 2 meses que pesa 4.400 está dentro de lo “normal”. Otro que pesa 6.400, también. Pero, evidentemente, un niño cuya genética correspondía a 6.400 pero sólo pesa 4.400 no está nada “normal”. Esto es una prueba más de la poca fiabilidad diagnóstica del peso para valorar problemas nutricionales: no sólo hay falsos positivos (niños por debajo de la desviación -2 que sin embargo están sanos), sino también falsos negativos (niños de peso normal pero que necesitan más comida). El estado general (tono, actividad, alegría, hidratación, textura de la piel...) nos ayuda a diferenciar entre dos niños que pesan lo mismo, pero de los cuales uno “pasa hambre” y el otro no. Métodos inútiles para saber si hay suficiente leche:
Doble pesada: la producción es variable de una toma a otra; la madre se puede sentir “examinada” y el miedo inhibe la secreción de oxitocina. “Biberón de prueba”: el que el niño se tome un biberón no significa que pasase hambre. Durante los primeros meses, suelen aceptar el biberón aunque no lo necesiten. Sacarse leche: el ordeño es un arte, y muchas madres apenas consiguen unos mililitros las primeras veces. Diagnóstico diferencial de la hipogalactia verdadera: - Hipotiroidismo Habitualmente, el hipotiroidismo no tratado impide la gestación. Sin embargo, algunas madres con hipotiroidismo leve no diagnosticado dan a luz y tienen problemas para amamantar. El tratamiento hormonal substitutivo permite mantener la lactancia (xi). - Retención de placenta Los estrógenos y gestágenos producidos por la placenta inhiben la lactogénesis (xii). - Agenesia de tejido mamario Sumamente rara, las mamas pueden ser hipoplásicas, los niveles de prolactina son normales y la producción de leche es muy baja pese a todos los esfuerzos(xiii).
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- Cirugía Casi siempre es posible la lactancia materna tras la cirugía de reducción mamaria, si la intervención ha conservado la conexión entre el tejido mamario y el pezón mediante una técnica de transposición. Cuando se han seccionado conductos, con la técnica de transplante del pezón, la lactancia es muy difícil. La mayoría de las madres, a pesar de las dificultades e incluso del fracaso, consideran que vale la pena intentarlo (xiv). Los implantes mamarios no suelen ser un gran obstáculo para la lactancia, pues la intervención no afecta al sistema glandular y de conductos. Ls prótesis de silicona no contraindican la lactancia ni constituyen ningún peligro para el lactante (xv,xvi). Después de la cirugía conservadora y la radioterapia de un cáncer de mama, la lactancia es posible del pecho sano, y a veces también del pecho afecto (xvii). - Síndrome de Sheehan Es la necrosis de la hipófisis por falta de perfusión durante el parto(xviii). - Anticonceptivos orales Los que contienen niveles altos de estrógenos pueden disminuir la secreción de leche (xviii). - Déficit congénito de prolactina Hereditaria y sumamente rara, se han descrito un par de casos (xix). En nuestro medio, la falta de alimento o bebida en la madre NO es causa de hipogalactia. Sólo la desnutrición grave llega a afectar a la cantidad o calidad de la leche. Incluso una dieta hipocalórica de 1765 kcal/día, se ha demostrado que no afecta a la producción y composición de la leche ni al aumento de peso del lactante (xx).
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Grupo de Apoyo a la Lactancia Materna de Bariloche University of virginia Manual de capacitación para promotores comunitarios: fmed uba Amagintza ALBA - Lactancia Materna Derechos Reservados Carlos González Rodríguez Pediatra. ACPAM (Asociación Catalana Pro Lactancia Materna)
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