Las democracias de hoy y de mañana

3. Libertad. La dura -y larga- marcha hacia la libertad. 3.2. ¿El poder para el pueblo? El camino incierto hacia la democracia. 3.2.4. Las democracia

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TEMA 9: LAS DEMOCRACIAS Y LOS TOTALITARISMOS ( )
TEMA 9: LAS DEMOCRACIAS Y LOS TOTALITARISMOS (1918-1939). I. Introducción: periodo de entreguerras 1.1. 1.2. II. Consecuencias en Europa de la 1ª G

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Democracias liberales
Reconocimiento de derechos. Gobierno del pueblo. Grupos locales

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3. Libertad. La dura -y larga- marcha hacia la libertad. 3.2. ¿El poder para el pueblo? El camino incierto hacia la democracia.

3.2.4. Las democracias de hoy y de mañana. 1. Conceptos. - Democracia representativa. - Democracia participativa. - Plebiscito. - Referéndum. - Partitocracia. - Corrupción. - Transparencia. - “Wikigobierno”. - Asambleario. -

Victoria Lavín, Paisaje humano,

1. ¿Cómo definir democracia? Más allá del origen histórico del concepto, que trataba reflejar una realidad política, o de la propia palabra, es decir, de su etimología, que nos conducen irremediablemente a esa Grecia clásica, y a un significado sencillo y simple, que relaciona dos palabras a su vez tan complejas como “pueblo” y “poder”, resulta indudable que el concepto de democracia es esencialmente histórico. Esto quiere decir que “democracia” ha ido significando, en función del tiempo y del espacio, proyectos y realidades distintas. Es cierto que la generalización del uso político de esta palabra se inicia en el siglo XIX, en boca de aquellos para los que el liberalismo se quedaba corto para sus aspiraciones y su visión de la participación política, en la que debían entrar sectores de la población hasta entonces excluidos. Es entonces cuando nacieron los auto-denominados partidos demócratas o democráticos, que tenían como prinicpal objetivo transformar los regímenes constitucionales y parlamentarios en veraderos sistemas democráticos. La historia de estos partidos, con sus logros y fracasos, con sus avances y retrocesos, se desarrolló a lo largo de toda la contemporaneidad, llegando su legado y sus propuestas hasta nuestros días, cobrando plena actualidad en aquellos estados, como está ocurriendo en los países de la “primavera árabe”, en los que todavía sus sociedades no gozan ni de derechos civiles ni de cauces de participación política. No obstante, la democracia ha cobrado distintos sentidos en función de las ideologías y partidos que la han esgrimido. No resulta lo mismo la acepción de democracia para los regímenes comunistas, que hasta venía a denominar el naciente estado revolucionario, como fue el caso de la República Democrática Alemana, en las que participación popular estaba encarnada en la dirección partido comunista, y en nadie más, que la que tuvo, por ejemplo, en la definición del régimen como “democracia orgánica” que elaboró el propio franquismo. Queda claro que con los parámetros de hoy en día ni a la Alemania oriental comunista, ni al régimen de Franco, podríamos calificarlos con una mínima sensatez de democráticos. Por otra parte, la propia historia reciente de la democracia, que en el caso de Europa se restauró tras la II Guerra Mundial y la derrota final de los distintos regímenes totalitarios que se establecieron -en España el retraso fue mayor, no iniciándose sin en el año 75, cuando la muerte de Franco dio inicio a la Transición-, ha implicado un intenso desarrollo tanto en la cultura política como en los mecanismos e instituciones que la hacen realidad. En esos años iniciales, el restablecimiento de regímenes democráticos representaba una verdadera liberación, recobrando las sociedades unos espacios de participación en la vida política que habían perdido durante unos largos y dolorosos años, de ahí que se saludara a la democracia como una verdadera bendición. Pero su andadura desde aquella década de los cincuenta, veinticinco años más tarde en España, ha convertido a las democracias occidentales en sistemas envejecidos antes de tiempo, poco acordes con las nuevas realidades sociales y culturales que se han ido generando, especialmente de los sectores más jóvenes, sin adaptarse a los cambios ocurridos en las nuevas teconologías de la información y de la comunicación, que han creado nuevos horizontes de participación que las democracias no han sido capaces de integrar. Por otra parte, el propio funcionamiento de estas democracias, con sistemas electorales apenas revisados, que hacen de la representación proporcional una aritmética confusa y compleja, que hace que cada uno de los votos tengan valores distintos; con partidos políticos que han ido perdiendo su cercanía con los electores, dejando de ser los transmisores de sus opiniones, propuestas y quejas; la propia dinámica parlamentaria, ajena a los intereses de la ciudadanía; la acción de los gobiernos, derivadas e influidas por grupos de interés, otros poderes fácticos o por otras instancias políticas, bien de la Unión Europea o de otros países con gran influencia; los propios casos de corrupción, que han desvirtuado no sólo la figura del político, sino la función que desempeñan y, por extensión, a las propias instituciones del sistema democrático (partidos, parlamento, elecciones, gobierno, etc.). Todo esto ha hecho que se haya ido extendiendo una intensa sensación de que la democracia que existe no colma, ni de lejos, las aspiraciones de la ciudadanía y que sea necesario un gran cambio. La política y los políticos han pasado a convertirse en un problema, en un obstáculo más para arreglar los grandes problemas que nos asaltan, y no en los encargados de solucionarlos, lo que al fin y al cabo es su cometido. Esto ha conducido a que en los últimos años se hayan ido desarrollando distintos movimientos de protesta contra el funcionamiento de los regímenes democráticos, en busca de una verdadera democracia, de una democracia real, que transforme no sólo las prácticas políticas y el funcionamiento de nuestros sistemas parlamentarios, sino que cambie, de una forma más profunda, la realidad política existente. ¿Estaremos asistiendo a una nueva revolución? Wikipedia. Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales. Norberto Bobbio. Definición mínima de la democracia, como forma de gobierno caracterizada por un conjunto de reglas (primarias o básicas) que establecen quién tiene autorización para tomar decisiones colectivas y qué procedimientos se han de emplear. Existen en el mundo democracias muy diferentes entre sí, que pueden distinguirse según el grado de aproximación al modelo ideal. La democracia perfecta no puede existir, de hecho no ha existido nunca. Y no puede existir por dos razones: Los valores últimos esta es la primera razón - en los que se inspira la democracia, a partir de los cuales distinguimos los gobiernos democráticos de los que no lo son, son la libertad y la igualdad. La verdad es que los seres humanos, al menos la gran mayoría, no nacen libres e iguales. Seria mucho más exacto decir: los hombres aspiran a ser libres e iguales. La libertad y la igualdad no son un punto de partida, sino un punto de llegada. La segunda razón parte del presupuesto de que el fundamento ético de la democracia es el reconocimiento de la autonomía del individuo, de todos los individuos, sin distinción de raza, de sexo, de religión, etcétera. En este presupuesto reside la fuerza moral de la democracia."

Joseph Shumpeter. El método democrático es el acuerdo institucional para llegar a las decisiones políticas, en que los individuos ejercitan el poder de decidir por medio de una lucha competitiva mediante el voto del pueblo [...] y por ello no puede constituir un fin en sí misma, independiente de las decisiones a que dé lugar en condiciones históricas dadas.

Juan José Linz. Nuestro criterio para definir una democracia puede resumirse diciendo que es la libertad legal para formular y proponer alternativas políticas con derechos concomitantes de libertad de asociación, libertad de expresión y otras libertades básicas de la persona; competencia libre y no violenta entre líderes con una revalidación periódica de su derecho para gobernar; inclusión de todos los cargos políticos efectivos en el proceso democrático, y medidas para la participación de todos los miembros de la comunidad política, cualquiera que fueran las preferencias políticas. Prácticamente esto significa libertad para crear partidos políticos y para realizar elecciones libres y honestas a intervalos regulares, sin excluir ningún cargo político efectivo de la responsabilidad directa o indirecta ante el electorado. Ramón Folch. La democracia garantiza la prevalencia de los criterios frente a oligocracias y al despotismo, pero también asegura el derecho a la discrepancia minoritaria, porque dista tanto de someterse al totalitarismo como de reducirse a una grosera y simple dictadura de la mayoría. La democracia es el respeto hacia los demás, correspondido por el respeto que recibe uno de los demás.

Alain Touraine. [En la democracia] las reglas de procedimiento no son más que medios al servicio de fines nunca alcanzados, pero que deben dar su sentido a las actividades políticas: impedir la arbitrariedad y el secreto, responder a las demandas de la mayoría, garantizar la participación de la mayor cantidad posible de personas en la vida pública… No podemos contentarnos con una democracia de deliberación; necesitamos una democracia de liberación.

Robert Dahl. 1 ) Que cada miembro exprese su preferenc ia, o sea, que vote; 2) Que influya por igual cada preferencia, cada voto; 3) Que triunfe la opción con mayor número de votos; 4) Que los individuos puedan insertar y elegir la opción preferida; 5 ) Que todos l o s individuos posean la misma información sobre todas y cada una de las alternativas propuestas; 6) Que las alternativas con mayor votación desplacen a las otras; 7) Que se ejecuten las órdenes de los representantes designados o se lleven a cabo las acciones elegidas; y 8) Que todas las elecciones que se real icen cumplan con estas siete condiciones o que se subordinen a el las. Dahl apunta que algunas de estas condiciones son posibles, pero otras son poco menos que i nal canzables. Es decir, un orden social democrático pleno, como se concibe mediante estas condiciones, es irrealizable. 1. Destaca las principales ideas de las definiciones precedentes:

2. Elabora tu propia definición de democracia.

2. La democracia insuficiente: Anonymous, Wikileaks y el nuevo activismo cibernético. Posiblemente la democracia ideal no exista y que, por eso mismo, la democracia venga a definirse justo por eso, por ser una tendencia, un proceso continuo y constante de mejora, no un fin sino un medio, manteniendo altos los niveles de exigencia y buscando siempre nuevos horizontes hacia donde elevar el régimen que venimos a pretender y desear. Ahora bien, ¿quiénes son los que buscan, actúan e incluso luchar por alcanzar una democracia mejor? Es más, esta búsqueda de una mayor y mejor democracia, por qué está motivada, es decir, en qué contextos, coyunturas o situaciones mueve a la gente -y a qué gente- para que se movilice y actúe en favor de determinadas metas. Al fin y al cabo, hace unos años, cuando el mundo occidental se encontraba en una coyuntura de expansión económica, las economías crecían y todo era prosperidad en el primer mundo, apenas se oían voces críticas contra la realidad política y social que vivíamos. El bienestar que disfrutábamos, ¿no nos hacía pensar que vivíamos en el mejor de los mundos posibles? Ninguna generación, hasta entonces, había logrado vivir tanto y tan bien, con tantos éxitos y con tan pocas preocupaciones. De hecho, se empezó a hablar del “fin de la historia” y del “fin de las ideologías”, como si no hubiera otro mundo mejor ni posible que el actual, desechando cualquier alternativa y eludiendo cualquier tipo de mejora. No obstante, la sucesión de crisis que la economia occidental ha sufrido desde 2009 ha provocado que, desde entonces, nos cuestionemos todas estas certidumbres y pongamos en duda ese tan maravilloso punto de llegada que creíamos haber alcanzado. Muchas son ahora las voces que gritan que quieren más alternativas y una democracia mejor. Anoyimous, la protesta enmascarada (Félix Stalder, Le Monde Diplomatique). ¿Quiénes se esconden tras esa máscara? ¿Hackers de elite, adolescentes ignorantes, peligrosos ciberterroristas, simples trolls (provocadores) con humor de colegiales? Ninguna de esas definiciones es falsa, ya que cada una refleja una faceta del fenómeno. Sin embargo, todas pasan al lado de lo esencial: Anonymous no es uno, es múltiple; no se trata ni de un grupo ni de una red, sino de un colectivo o, con mayor precisión, de colectivos que se apoyan unos a otros. A su manera –extrema– Anonymous es emblemático de los movimientos de protesta que desde 2011 se extienden tanto en el mundo árabe como en Europa y en Estados Unidos. El abismo que separa a éstos de los sistemas políticos que cuestionan se manifiesta en las formas de organización, radicalmente opuestas. Por un lado, estructuras jerarquizadas, con dirigentes habilitados para hablar en nombre de todos mediante procedimientos de delegación de poder, pero cuya legitimidad se ve debilitada por la corrupción, el favoritismo, el desvío de las instituciones. Por el otro, colectivos deliberadamente desprovistos de dirigentes, que rechazan el principio de la representación en beneficio de la participación directa de cada uno en proyectos concretos. Su diversidad permite que la toma de decisiones se realice por rápida agregación de participantes a un determinado tema, más que por la constitución de una mayoría oficial. El establishment político juzga que esas formas de organización son ininteligibles, y expresa su estupor frente a la ausencia de reivindicaciones concretas que podría transmitir. Dichos colectivos temporarios –que pueden ser descritos también como “enjambres”, en inglés swarm– se componen de individuos independientes que utilizan herramientas y reglas simples para organizarse horizontalmente. Como subraya el fundador del Partido Pirata sueco, Rick Falkvinge, “como todo el mundo es voluntario […], la única manera de dirigir consiste en conseguir la adhesión de otros”. Así, la fuerza del colectivo proviene de la cantidad de personas que reagrupa y de la luz que arroja sobre sus proyectos, distintos e independientes. Un colectivo nace siempre de la misma manera: un llamado a la movilización con, en frente, recursos para una acción inmediata. Especialista de los medios de comunicación sociales, Clay Shirky identificó tres elementos indispensables para que surja ese tipo de cooperación flexible: una promesa, una herramienta, un acuerdo. La promesa reside en el llamado, que debe interesar a un número crítico de activistas y cuya propuesta debe parecer realizable. Por ejemplo, puede tratarse de atacar tal o cual sitio gubernamental en respuesta a la censura. En internet existen herramientas disponibles, como el famoso software Low Orbit Ion Cannon (LOIC), así llamado en referencia a La Guerra de las Galaxias, que permiten coordinar las acciones dispersas de los voluntarios. El acuerdo se refiere a las condiciones que cada uno acepta al entrar en el espacio colectivo de la acción. Con el correr del tiempo, las tres dimensiones pueden evolucionar y el colectivo crecer, cambiar de orientación, disolverse. Para que no desaparezca tan rápido como apareció, se necesita un cuarto elemento, un horizonte común que “permita a los miembros dispersos de una red reconocerse entre sí como pertenecientes al mismo universo imaginario referencial”, como escribe el crítico de arte y ensayista Brian Holmes. Es en este punto donde interviene la famosa máscara de Anonymous. Identidad abierta, resumida en algunos lemas bastante generales, elementos gráficos y referencias culturales compartidas: cada cual puede asumirla; pero sólo cobra sentido si se comparten el mismo espíritu, el mismo humor, las mismas convicciones antiautoritarias y la misma fe en la libertad de expresión. Para no caer en el olvido, cada día muchos de esos mensajes toman la forma de llamados a la acción; por ejemplo, una invitación a cometer un acto de vandalismo contra una determinada página de la enciclopedia en línea Wikipedia. Si la idea seduce a un número suficiente de internautas, un pequeño enjambre se abate sobre el blanco. Por simple placer. La repetición y el compromiso crearon una cultura donde desaparecen las individualidades y los orígenes, una tradición de “tomadura de pelo ultracoordinada”, según la expresión de un hacker interrogado por Biella Coleman, antropóloga de la cultura geek. En cinco años, esos anónimos se convirtieron en “Anonymous”, término genérico o avatar de una identidad colectiva. Su costumbre de la desmesura inducida por el anonimato va acompañada de una profunda desconfianza hacia cualquier forma de autoridad que intente regular la palabra en internet, por motivos juzgados perfectamente hipócritas como la lucha contra la pornografía infantil. En distintos foros de discusión se sucedió un período de virulentas polémicas, al cabo del cual se elaboró una específica combinación de promesa-herramientas-acuerdo. Más allá de las acciones en línea, se organizó una jornada mundial de acción. El 18 de febrero de 2008 se realizaron manifestaciones en noventa ciudades de América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda. Para escapar a las represalias de la secta, muchos manifestantes usaban la ya célebre máscara de Guy Fawkes, rebelde católico inglés del siglo XVI, imitando así al héroe de V de Vendetta, la novela gráfica de Alan Moore cuya historia transcurre en un mundo totalitario. Por primera vez, miembros de Anonymous se encontraron físicamente, fuera de la red, estableciendo una conexión con militantes más tradicionales. A lo largo del año 2011, los colectivos Anonymous se multiplicaron y lanzaron innumerables llamados. A veces se trataba de internautas deseosos de atraer la atención o de sacar provecho de modas mediáticas. Pero ello no impidió que otros colectivos federaran a muchas personas. El 23 de agosto de 2011, los Anonymous difundieron un video llamando a ocupar Wall Street, retomando así una idea que hacía unas semanas defendían los canadienses de Adbusters. La desmesura y la audacia de los Anonymous les permiten adoptar lemas tan fuertes –“La piratería es la libertad”–, que ningún actor político tradicional se atrevería a utilizarlos so pena de perder credibilidad, y producen a su vez un radical efecto galvanizador sobre energías latentes aburridas por las movilizaciones clásicas. Sin embargo, cualquiera fuera su fuerza, la espontaneidad a gran escala sólo puede medirse con las instituciones a partir del modo de destrucción. El objetivo de esta organización no es construir instituciones alternativas. Colabora con la formación de un horizonte común de protesta que tal vez facilite la acción futura. Ya agrietó muros que parecían indestructibles. Otros contestatarios transformarán esas fisuras en aberturas.

1. Los nuevos movimientos de protesta han tomado formas de organización y de expresión completamente distintos de los hasta ahora existentes, describe, basándote en el funcionamiento de “Anonymous”, cuáles son las principales carácteristicas que están adoptando.

2. No es fácil definir cuál es la ideología que representan estos nuevos movimientos, ¿cuáles son sus principales fines y objetivos? ¿Qué es lo que defienden? ¿Crees que pueden ofrecer una alternativa más o menos elaborada a las democracias tal cual existen? ¿Cuáles serían sus propuestas?

3. Busca información sobre las acciones más importantes de Anonymous.

4. ¿Cuál es tu opinión relativa a Anonymous? ¿Crees que tienen sentido y motivo sus fines? ¿Cómo crees que se adaptan sus medios a sus objetivos?

Como has podido comprobar, los nuevos movimientos de protesta están surgiendo en el contexto de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, en torno a internet y las redes sociales, tanto por lo que supone la multiplicación de las fuentes y flujos de información como por las nuevas formas de organización que ofrecen. Esta nueva realidad virtual genera unas posibilidades impensables hace diez o veinte años, tanto en el acceso a la información sobre lo que pasa, lo que resulta clave para poder opinar y tomar decisiones, como para poder participar, precisamente, a la hora de decidir. De ahí que abra todo un mundo a la participación de los ciudadanos en los sistemas democráticos, que los regímenes occidentales todavía no han sido capaces de integrar en su funcionamiento. De hecho, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestras democracias es precisamente la transparencia, es decir, la posibilidad real que tienen los ciudadanos por conocer los distintos ámbitos de gestión y de administración de lo público, en todos los espacios de las instituciones, sean municipales, autonómicas, estatales o supraestatales, desde los presupuestos que gestionan, los contratos que firman, las obras que adjudican, los sueldos que ganan, etc., etc. Dado que los estados son muy celosos de compartir la información (recuerda que se mantiene la sentencia de que “la información es poder”), y en muchos casos el ocultarla salva y elude la responsabilidad de los que toman las decisiones, argumentando que es material confidencial, información sensible o, simprelemente, secretos de estado, han ido naciendo organizaciones que lo que pretenden es, precisamente, hacer pública y accesible esas informaciones que se tratan de ocultar y esconder, considerando que los ciudadanos -y esto en un mundo cada vez más global- tenemos derechos a conocerlas. ¿Hasta dónde llega el derecho de los ciudadanos a conocer la información que manejan las instituciones públicas? En una democracia, ¿qué es lo que el estado puede y debe ocultar a la mirada de la gente por el riesgo que esto pudiera implicar para su propia seguridad? ¿Cómo se puede hacer accesible esa información? Estas preguntas son las que se está haciendo hoy la opinión pública y las respuestas tienden a reconocer, y cada vez más, el derecho de la información de los ciudadanos, limitando -y mucho- lo que no pueda ser accesible para el común de los mortales. Mientras tanto, los estados se aferran al control de esa información, celosos del poder que implica y recelosos de las consecuencias que tendría para ellos el que los ciudadanos conozcan a fondo lo que hacen. La ciberguerra de Wikileaks. (Manuel Castells, La Vanguardia, 11-12-2010) El poder reside en el control de la comunicación. La reacción histérica de EE.UU. y otros gobiernos contra Wikileaks lo confirma. Entramos en una nueva fase de la comunicación política. No tanto porque se revelen secretos o cotilleos como porque se difunden por un canal que escapa a los aparatos de poder. La filtración de confidencias es la fuente del periodismo de investigación con la que sueña cualquier medio de comunicación en busca de scoops. Desde Bob Woodward y su “garganta profunda” en The Washington Post hasta las campañas de Pedro J. Ramírez en política española, la difusión de información supuestamente secreta es práctica habitual protegida por la libertad de prensa. La diferencia es que los medios de comunicación están inscritos en un contexto empresarial y político susceptible a presiones cuando las informaciones resultan comprometedoras. De ahí que la discusión académica sobre si la comunicación por internet es un medio de comunicación tiene consecuencias prácticas. Porque si lo es (algo ya establecido en la investigación) está protegida por el principio constitucional de la libertad de expresión, y los medios y periodistas deberían defender a Wikileaks porque un día les puede tocar a ellos. Y es que nadie cuestiona la autenticidad de los documentos filtrados. De hecho, destacados periódicos del planeta están publicando y comentando esos documentos para regocijo y educación de los ciudadanos que reciben un cursillo acelerado sobre las miserias de la política en los pasillos del poder. El problema, se dice, es la revelación de comunicaciones secretas que podrían dificultar las relaciones entre estados (lo del peligro para vidas humanas es una patraña). En realidad habría que sopesar ese riesgo contra la ocultación de la verdad sobre las guerras a los ciudadanos que las pagan y sufren. En cualquier caso, nadie duda de que si esas informaciones llegaran a los medios de comunicación, estos también querrían publicarlas (otra cosa es que pudieran). Es más: una vez difundidas en la red, las publican. Lo que se plantea es el control de gobiernos sobre sus propias filtraciones y sobre su difusión por medios alternativos que escapan a la censura directa o indirecta. Una cuestión tan fundamental, que ha motivado una reacción sin precedentes en Estados Unidos, con llamadas al asesinato de Assange por líderes republicanos y hasta columnistas de The Washington Post y una alarma mundial generalizada desde Chaves hasta Berlusconi con la honrosa excepción de Lula y la significativa reacción de Putin. A esta cruzada para matar al mensajero se ha unido la justicia sueca en una historia rocambolesca donde el pseudofeminismo se alía con la represión geopolítica. Resulta que los ligues suecos de Julian Assange (¿alguien investiga su conexión con servicios de inteligencia?) lo denuncian porque en pleno acto (consentido) se rompe el condón, ella dice que no quiso seguir y Assange no pudo o no quiso interrumpir el coito y esto, según la ley sueca, podría ser violación. Lo cual no impidió que la violada organizara al día siguiente en su casa una fiesta de despedida para Assange. A partir de tamaño acto de terrorismo sexual, Interpol emite una euroorden de captura con el máximo nivel de alerta desmintiendo que sea por presión de Estados Unidos. Y cuando Assange se entrega en Londres, el juez no acepta fianza, tal vez para enviarlo a Estados Unidos vía Suecia. Con el mensajero entre rejas, hay que ir a por el mensaje. Y ahí empiezan presiones que motivan que PayPal, Visa, Mastercard y el banco suizo de Wikileaks le cierren el grifo, que le cancelen el dominio y que Amazon les retire el servidor (lo que no impide a Amazon el ofrecer el juego completo de cables filtrados por 7 dólares). La contraofensiva internauta no se hizo esperar. Los ataques de servicios de inteligencia contra la web de Wikileaks han fracasado porque han proliferado las webs espejo, o sea, copias inmediatas de las webs existentes pero con otra dirección. A estas horas hay más de mil en funcionamiento (si quiere ver la lista googlee wikileaks.mirror y salen). En represalia al intento de silenciar a Wikileaks, Anonymous, una popular red hacker, coordinó ataques contra las empresas e instituciones que lo hicieron. Miles de espontáneos se unieron a la fiesta, utilizando Facebook y Twitter, aunque con crecientes restricciones. Los amigos de Wikileaks en Facebook han superado el millón y aumentan en una persona por segundo. Wikileaks ha distribuido a 100.000 usuarios un documento encriptado con secretos sedicentemente más dañinos para los poderosos cuya clave se difundiría si se intensifica la persecución. No está en juego la seguridad de los estados (nada de lo revelado pone en peligro la paz mundial ni era ignorado en los círculos de poder). Lo que se debate es el derecho del ciudadano a saber lo que hacen y piensan sus gobernantes. Y la libertad de información en las nuevas condiciones de la era internet. Como decía Hillary Clinton en su declaración de enero del 2010: “Internet es la infraestructura icónica de nuestra era... Como ocurría en las dictaduras del pasado, hay gobiernos que apuntan contra los que piensan de forma independiente utilizando estos instrumentos”. ¿Se aplica ahora a sí misma esa reflexión? Porque el tema clave está en que los gobiernos pueden espiar, legal o ilegalmente, a sus ciudadanos. Pero los ciudadanos no tienen derecho a la información sobre quienes actúan en su nombre salvo en la versión censurada que los gobiernos construyan. En este gran debate van a retratarse las empresas de internet autoproclamadas plataformas de libre comunicación y los medios tradicionales tan celosos de su propia libertad. La ciberguerra ha empezado. No una ciberguerra entre estados como se esperaba, sino entre los estados y la sociedad civil internauta. Nunca más los gobiernos podrán estar seguros de mantener a sus ciudadanos en la ignorancia de sus manejos. Porque mientras haya personas dispuestas a hacer leaks y un internet poblado por wikis surgirán nuevas generaciones de wikileaks.

1. ¿Cuál es el objetivo de Wikileaks, qué fines pretende? ¿Por qué los tradicionales medios de comunicación no son capaces de acometer esta empresa?

2. ¿Qué opinas acerca de la transparencia en las instituciones públicas? ¿Dónde crees que está el límite del derecho a la información del ciudadano? ¿Qué cambiaría en el ejercicio de la política -y en el comportamiento de los políticos- si realmente los ciudadanos tuviéramos completa y detallada información de la gestión que llevaran a cabo?

3. ¿Por qué los estados se sienten afectados por “filtraciones” como las de Wikileaks? ¿Por qué se ha levantado una persecución contra Julian Assange y Wikileaks? ¿Por qué se han sumado a esta cacería determinadas empresas privadas? ¿Quiénes y por qué defienden a Assange y Wikileaks? Y tú, ¿qué opinas?

3. De la ciber-protesta a las revueltas en la calle: el 15-M . El activismo cibernético que ha despertado la conciencia crítica contra los defectos y el falseamiento del sistema democrático ha tomado como principal escenario de su expansión y manifestación a la propia red, a internet, no pasando de ser, salvo excepciones esporádicas y puntuales, un movimiento esencialmente virtual. Esto ha sido una novedad en los movimientos sociales, que por definición tenían su espacio de expresión y desarrollo en la calle, en donde se materializaban, cobraban forma y se hacían visibles. Pues bien, el paso de la protesta virtual a la real tuvo ocasión en octubre de 2010, sólo que el lugar donde se desarrolló no estaba situado en los países occidentales, en las sociedades más avanzadas, en donde la crisis financiera y económica empezaba a afectar a sus estados de bienestar, sino, soprendemente, en los países árabes del norte de África. Fue allí, en esa extensa área del Mediterráneo, en donde el islamismo convive con el deseo de libertad; en donde se mantienen regímenes autocráticos y represivos, algunos de ellos disfrazados de pseudodemocracias, y en donde se espera el empuje que les conduzca al desarrollo y crecimiento económico que observan en la otra orilla, donde tuvieron lugar una serie de movimientos de protesta en favor de una verdadera democracia. Es cierto que, en estos países, ni su funcionamiento político ni sus instituciones son comparables con las democracias occidentales, y que la demanda de democracia y libertad implican el disponer, en primer término, de los mecanismos básicos de representación y de legalidad, así como el poder disfrutar de las libertades y derechos esenciales. A pesar de ello, se ha querido ver un paralelismo entre estos movimientos de protesta, verdaderas revoluciones políticas, con las movilizaciones que en los países occidentales han tenido lugar con posterioridad, así como con el ciber-activismo que circula a través de internet. Es indudable que la llamada “Primavera Árabe” ha ejercido una gran influencia en las movilizaciones de España (el 15-M) y en otros movimientos como el “Occupy Wall Street”, pero se trata de procesos sociales y políticos de difícil comparación, tanto por los motivos o causas que los han provocado, como los objetivos que han planteado, las formas de protesta y organización y, por último, las consecuencias de los mismos. Lo que les ha unido y asimilado ha sido su coincidencia en el tiempo, el uso de internet en la organización y comunicación de estas revueltas, la participación juvenil en las mismas y la pretensión de vivificar la democracia, aspiración inicial para unos y regeneración democrática para otros. El movimiento 15-M, que tuvo en su acampada en la plaza de Sol su principal manifestación y el escenario desde el que se dio a conocer mundialmente, con sus extensiones por las plazas de las principales ciudades españolas, ha sido un fenómeno complejo de una trascendencia social e internacional considerable. Ha sido la primera expresión real, por medio de movilizaciones de masas, que ha tenido lugar en el panorama occidental nacido y promovido desde el plano de la “ciber-protesta”. De hecho, gran parte de sus objetivos y fines, así como sus medios de actuación y organización han surgido de este ámbito. Asimismo, tras el fin de la acampada de Sol, todo el movimiento se ha vuelto a refugiar, además de en los barrios y otras organizaciones de base, nuevamente en internet. Sin duda su principal aspiración y centro de su actuación ha sido el promover el debate en torno al funcionamiento de la democracia y a proponer alternativas para hacerla más efectiva y participativa, siguiendo los principios de la organización “Democracia Real Ya”. Su próximo proyecto consiste en transformar el movimiento en un partido político, el “partido X” -autodenominado “partido del futuro”-, con el que va a tratar de transformar el propio funcionamiento del sistema representativo y establecer fórmulas de participación directa del ciudadano. A imagen del movimiento del 15-M se han producido otras movlizaciones en otros países, la más importante y de mayor repercusión ha sido el “Occupy Wall Street”, con unos planteamientos y y una organización muy similares, pero que no ha tenido su misma duración y vida, debido principalmente a la acción represiva que, especialmente en Estados Unidos, se aplicó con dureza sobre los manifestantes y acampados. Documental “Acampada Sol”. 1. ¿Cuáles son las causas que han motivado al movimiento de “los indignados” y que llevó al 15-M?

2. ¿Qué significa estar/ser indignado?

3. ¿Qué es lo que provocó la acampada en Sol? ¿Quiénes fueron sus principales promovedores? ¿Qué hizo que esta manifestación, en principio minoritaria, se hiciera multitudinaria y contara con un masivo apoyo popular?

4. ¿Cuáles fueron los principios organizativos y de funcionamiento del movimiento 15-M?

5. ¿Qué significó el Campamento de Sol en cuanto movimiento social? ¿En qué sentido puede decirse que la Acampada en Sol supuso un ejemplo de democracia directa y de modelo político alternativo?

6. ¿Cuáles han sido sus fines y objetivos? ¿Crees que los han conseguido? ¿Cuál ha sido su influencia o legado?

7. ¿Cómo valoras globalmente esa experiencia?

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