Las exportaciones argentinas entre crisis internacionales. De la Primera Guerra Mundial a la Gran Depresión,

Las exportaciones argentinas entre crisis internacionales. De la Primera Guerra Mundial a la Gran Depresión, 1914-1933 VERSIÓN PRELIMINAR. POR FAVOR,

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Las exportaciones argentinas entre crisis internacionales. De la Primera Guerra Mundial a la Gran Depresión, 1914-1933 VERSIÓN PRELIMINAR. POR FAVOR, NO CITAR SIN AUTORIZACIÓN Agustina Rayes (IEHS – CONICET, Argentina) [email protected]

Abstract Nuestra propuesta es el estudio del desempeño de las exportaciones argentinas entre la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión a partir de la reconstrucción de la composición y la asignación geográfica de los productos comerciados. Para hacerlo, trabajamos con los Anuarios de la Dirección General de Estadística de la Nación corregidos de acuerdo a determinados criterios metodológicos ligados a la unidad monetaria y a la distribución de los embarques “a órdenes”. Planteamos subdividir el período en 1) Gran Guerra (1914-1918), 2) Crecimiento y estancamiento (1919-1929) y 3) Crisis (1930-1933). En cada una de estas etapas, analizaremos las tasas de crecimiento del valor y del volumen, así como los cambios en la participación relativa de los bienes y los destinos bajo el supuesto de que no es posible homogeneizar todo el período sin reconocer las continuidades y rupturas. Introducción Mucho se ha escrito acerca del desempeño de las exportaciones argentinas durante la Primera Globalización, pero la mayoría de los estudios se han centrado en el período previo a la Primera Guerra Mundial, cuyas características han sido extrapoladas a la etapa inmediatamente posterior, que comprende la contienda y entreguerras. En este trabajo, proponemos analizar las rupturas y continuidades de los distintos momentos en que podemos periodizar la Era de las Exportaciones en el caso argentino. Bajo el supuesto de que una mirada de largo plazo de las exportaciones debe matizar algunas imágenes instaladas fuertemente en la historiografía y que, en ese proceso de atemperamiento de las premisas, se quiebran bloques temporales falsamente unificados, nos proponemos reconstruir la estadística de las exportaciones argentinas entre crisis internacionales como la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, es decir, en el período 1914-1933. Esta tarea resulta un aporte no sólo porque el período ha sido menos abordado que las décadas previas sino porque, en general, a excepción del trabajo de Cortés Conde, Halperin Donghi y Gorostegui de Torre,1 que se centró sólo en la composición de la canasta, no han existido estudios tendientes a revisar las estadísticas comerciales argentinas para este período. 2 Por ello, casi todos los trabajos se han anclado en los datos oficiales sin revisión.3 Como nuestras ideas están basadas en una reconstrucción elaborada por nosotros en base a la estadística oficial argentina, comenzamos explicando cuáles han sido las modificaciones Cortés Conde, Roberto, Halperin Donghi, Tulio y Gorostegui de Torres, Haydée, “Evolución del Comercio Exterior Argentino I. Exportaciones”, Buenos Aires, ITDT, 1965. 2 Además del trabajo referido de Cortés Conde et al., “Evolución…”, cit., 1965, otro estudio de revisión de la estadística es de Tena Junguito, Antonio y Willebald, Henry, “On the Accuracy of Export Growth in Argentina, 1870 – 1913”, Economic History of Developing Regions, 28(1), 2013, pp. 28-68; sin embargo, como su título aclara no se encargó del período en el que aquí nos centramos. 3 Entre las publicaciones estadísticas más citadas para el caso argentino que no han revisado los datos oficiales, véase Vázquez Presedo, Vicente, Estadísticas históricas argentinas (comparadas). Segunda parte (1914 – 1939), Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1976; Mitchell, Brian R., International Historical Statistics. The Americas, 1750- 1993, Londres, Macmillan, 1998; Ferreres, Orlando (dir.), Dos Siglos de Economía Argentina (1810-2010). Historia argentina en cifras, Buenos Aires, El Ateneo, 2010. 1

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principales en relación a nuestros criterios metodológicos. A continuación, reseñamos algunas de las características de la economía agroexportadora argentina entre el último cuarto del siglo XIX y los primeros años de la centuria siguiente, cuyo estudio ha sido detalladamente desarrollado en publicaciones previas. Luego, dividimos las dos décadas en las que centramos el presente trabajo en tres etapas: la Gran Guerra (1914-1918), entre el crecimiento y el estancamiento (1919-1929) y la crisis (1930-1933). En cada uno de estos períodos analizamos no sólo la composición y la distribución geográfica de las exportaciones, aspectos que la historiografía ha abordado, aunque casi siempre sin revisar los datos oficiales, sino también la trayectoria de los principales bienes exportados (cruce sistemático de artículos y sus destinos). Los cuadros y gráficos que dan cuenta de la reconstrucción estadística y que avalan los resultados explicados en el texto se encuentran en el Apéndice. Reconstrucción estadística de las exportaciones argentina. Una nota metodológica Nuestras ideas acerca del desempeño de las exportaciones argentinas en este período están basadas en una reconstrucción estadística elaborada por nosotros en base a la estadística comercial oficial argentina, es decir, los Anuarios de la Dirección General de Estadística de la Nación (ADGEN). En otros trabajos hemos discutido acerca de los problemas de fiabilidad de los datos oficiales y de los criterios metodológicos para mejorar la calidad de la información, especialmente para la etapa 1875-1913.4 En este estudio nos limitaremos, entonces, a explicar la metodología seguida en la reconstrucción estadística para el período 1914-1933. Durante la Gran Guerra y entreguerras, el problema más comentado por la historiografía en relación a la fiabilidad de la estadística argentina a lo largo de la Primera Globalización, la valuación de los bienes, que fue desapareciendo progresivamente de los ADGEN, concluye. En este sentido, a excepción de los valores de las carnes frigoríficas hasta 1915-1916, podemos confiar en los valores establecidos en la estadística oficial.5 No obstante, la categoría de embarques “a órdenes”6 - por la que se registraban aquellos bienes de bajo valor unitario (particularmente trigo, maíz, lino y rollizos de quebracho), que salían hacia islas de posesión europea y que eran redirigidos a las plazas del Viejo Continente según condiciones de mercado, sin quedar expresado su destino final en los ADGEN – continuó hasta 1926 inclusive. Para resolverlo, trabajamos con la trayectoria de cada uno de los bienes enviados bajo esta modalidad. Primero, transformamos el valor total de los destinos directos del bien en cuestión para cada año y calculamos su porcentaje de participación relativa no al total del valor exportado sino a la suma del valor exportado de los destinos directos. Segundo, aplicamos dicho porcentaje al valor total exportado en concepto de “a órdenes” para cada uno de los destinos que habían figurado como directos. Finalmente, sumamos el valor de cada destino como embarques directos y “a órdenes”, según lo resuelto en el punto anterior. Así, obtuvimos un nuevo monto por cada socio y recalculaos su participación relativa. Ahora, el ejercicio hasta aquí expuesto nos permitió reconstruir las trayectorias individuales de cada uno de los bienes exportados “por órdenes”. No obstante, para que estos resultados impacten en la distribución geográfica general de las exportaciones argentinas, a cada uno de los destinos, restamos el valor original de cada producto enviado en esta categoría año por año y sumamos el nuevo valor, lo cual nos devolvió una participación relativa de los socios distinta a la expuesta en los ADGEN sin esta modificación.

Véase, por ejemplo, Carreras-Marín, Anna y Rayes, Agustina, “La fiabilidad estadística del comercio de exportación argentino durante la Primera Globalización (1875-1913)”, XIV Jornadas Interescuelas de Historia, Mendoza, octubre de 2013; Rayes, Agustina, “La estadística de las exportaciones argentinas, 1875 – 1913. Nuevas evidencias e interpretaciones”, Investigaciones de Historia Económica, Asociación Española de Historia Económica, N° 11, febrero 2015, pp. 31-42. 5 Bunge, Alejandro, Intercambio económico de la República, 1910-1917, Buenos Aires, Dir. Estadística, 1918. 6 Para conocer más detalles sobre la práctica de las exportaciones “a órdenes” y la forma de resolver el problema en el registro estadístico, véase Rayes, Agustina, ““Bestias negras de la estadística”. Las exportaciones argentinas “a órdenes”, 1895 – 1913”, Estadística e Sociedade, N° 3, Diciembre 2013, Porto Alegre, pp. 6 – 20. 4

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El otro cambio significativo de la nueva evidencia en relación a la estadística oficial es la revisión de la unidad monetaria, siguiendo la propuesta metodológica de Cortés Conde et al.,7 ya que desde 1917 los ADGEN continuaron expresando los montos en pesos oro, cuya paridad legal (1 peso oro = 2,2727 pesos moneda nacional) no era la real. En este sentido, hasta 1932 inclusive dividimos los montos registrados por la paridad real entre el oro y los pesos moneda nacional y a ese resultado lo multiplicamos por 2,2727 tal como era la paridad real, a excepción de los años 1928 y 1929, en los que hubo convertibilidad. A partir de 1933 los montos aparecieron en moneda nacional; en ese caso, los dividimos por la nueva paridad y para hacerlos convertibles, usamos la relación entre el peso oro y el dólar. Las exportaciones argentinas durante la gran expansión El desempeño de las exportaciones argentinas entre las décadas finales del siglo XIX y los primeros años de la centuria siguiente ha sido ampliamente estudiado. Incluso, entendemos que ha recibido mayor atención que las décadas inmediatamente posteriores, extrapolándose en este caso las características principales de aquel período. Claro que durante toda la Era de las Exportaciones, que podríamos datar entre 1870 y 1930, existieron continuidades en la performance exportadora, no obstante, también hubo rupturas que nos permiten diferenciar subperíodos en su interior. Por ejemplo, a la etapa 1875-1913, generalmente mostrada sin fisuras, nosotros la hemos dividido en 1) integración a los mercados internacionales (18751889), 2) década de transición (1890-1899) y 3) gran expansión (1900-1913), de acuerdo a los ritmos de crecimiento y las diferencias en la composición y asignación geográfica de las exportaciones. Así, a lo largo de la época Argentina fue básicamente una exportadora de bienes primarios. A los tradicionales artículos ganaderos como las lanas sucias, los cueros vacunos, ovinos y, en menor medida, equinos y caprinos, los subproductos como sebos, grasas, huesos, tasajo, etc, se sumaron - con fuerza a partir de la década de 1890 – artículos agrícolas como trigo, maíz y lino. Así, la Argentina se transformó en una de las principales exportadoras de materias primas agropecuarias en los mercados mundiales. No obstante esta observación, cabe aclarar que también desde la última década decimonónica el país vendió en el exterior productos con valor agregado como harina de trigo y carnes (inicialmente ovinas y luego también vacunas) congeladas. Si el primero encontró limitaciones para crecer y resultar significativo en la composición de la canasta, el segundo se transformó en el artículo con mayor valor agregado hasta la aparición de las carnes enfriadas a comienzos del siglo XX – cuyo desempeño comenzó a ser importante recién luego de la Gran Guerra. Esta historia es bien conocida y la historiografía se ha preocupado en desarrollarla. Sin embargo, menos ha insistido en una idea que nosotros sostenemos para explicar el crecimiento agroexportador de la Argentina: los bienes que se sumaron a la canasta desde fines del siglo XIX no llegaron para reemplazar a los que ya participaban de la misma sino que se sumaron y, por lo tanto, el declive de estos últimos en general no fue absoluto sino relativo. Desde nuestra visión, otro aspecto del éxito agroexportador de la Argentina fue la distribución geográfica diversificada y desconcentrada, en comparación con otras “economías de reciente poblamiento” y otros países latinoamericanos. También ha sido suficientemente explicado en la historiografía que los mercados principales de la Argentina durante la Era de las Exportaciones estuvieron localizados en Europa y que, entre ellos, el más importante fue el Reino Unido. En efecto, hemos mostrado en trabajos anteriores que el análisis del lazo angloargentino ha opacado una perspectiva multilateral que permita comprender el rol de los otros socios comerciales.8 Nuestra reconstrucción estadística indica que el Reino Unido recién tuvo una participación relativa más marcada que la de los otros principales mercados a partir del siglo XX, pues si bien tomó el primer lugar en la década de 1890, no despegó significativamente Cortés Conde et al., “Evolución…”, cit., 1965, pp. 42-44. Míguez, Eduardo y Rayes, Agustina, “La naturaleza de la dependencia, la dependencia de la naturaleza. Las exportaciones argentinas, 1890-1938, en perspectiva comparada”, Desarrollo Económico, N° 211, Vol. 53, enero-abril 2014, pp. 313-344. 7 8

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del segundo socio (Francia). Y aún cuando ganó espacio, especialmente porque se transformó en uno de los receptores principales de los nuevos artículos comerciados, no compró en promedio más de un tercio del valor total exportado – lo cual no constituía un hecho anómalo considerando que hasta la Primera Guerra Mundial las plazas británicas tendieron a ser el punto de llegada de esta misma medida a nivel mundial. Por lo tanto, nuestra propuesta ha sido estudiar el papel del Reino Unido en la asignación geográfica sin perder de vista el de otros socios conjuntamente más importantes en el valor total como Francia, Bélgica, Alemania, Italia, España, Países Bajos, Estados Unidos, Brasil, Uruguay y Chile. Adicionalmente, hemos planteado que la clave de la performance creciente de las exportaciones argentinas fue que los distintos bienes comerciados no tendieron a replicar patrones de distribución geográfica. Como indicáramos más arriba, al agregar a nuestra reconstrucción de la composición y la distribución geográfica de las exportaciones en general el conocimiento sistemático de la trayectoria particular de los principales artículos, hemos probado la importancia relativa de cada destino para cada bien. Así, notamos la independencia de los bienes y los destinos en su comportamiento y que una crisis en alguno de ellos no necesariamente golpeaba a los otros, de manera que la Argentina pudo crecer – más allá de las fluctuaciones de volumen y valor - a resguardo de adversidades internacionales, por lo menos hasta la Gran Depresión. Como se puede seguir en el gráfico 1, construido en base a los montos totales de las exportaciones argentinas en precios corrientes y en precios constantes (a valores de 1913) en pesos oro, entre 1875 y 1913 tanto el valor como el volumen tendieron a crecer, aunque el último lo hizo más pronunciadamente. La Gran Guerra constituyó el primer punto significativo de inflexión de esta tendencia. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) En la historiografía internacional existe cierto consenso acerca de que la Primera Guerra Mundial fue un parteaguas en el crecimiento económico de la belle époque por la caída en los flujos de inversiones y de migraciones y la desaceleración del intercambio entre países, tornándose más proteccionista.9 No obstante, afinar la vista sobre el desempeño de las exportaciones argentinas puede resultar en una imagen menos desalentadora de la que ha prevalecido para retratar la época en términos económicos en el mundo occidental. Aunque el comercio de exportación argentino sufrió transformaciones durante la Gran Guerra, según nuestros cálculos, no es cierto que no hubiera alcanzado los niveles de preguerra hasta 1918,10 al menos en términos de valor. En este sentido, la tasa anual de crecimiento de las exportaciones fue de 11,6% entre 1914 y 1918, más alta que el 8,7% del período inmediatamente previo 1900-1913, conocido como la etapa dorada de la economía agroexportadora. En contrapartida, como puede seguirse en gráfico 1, durante la contienda el crecimiento del volumen exportado experimentó un gran revés, pues por lo menos desde la década de 1870 había aumentado, incluso en períodos de caída de precios como entre mediados de 1880 y mediados del decenio siguiente. Si la tasa anual de crecimiento fue de 5,7% entre 1900 y 1913, cayó a 0,02% en la etapa 1914-1918. Este descenso es atribuido a la escasez de bodegas y a los altos costes del transporte. De acuerdo a los datos de Albert Bill, la carga en el puerto de Buenos

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Foreman-Peck, James, Historia de la economía mundial; las relaciones económicas internacionales desde 1850, Madrid, Prentice Hall, 1995; Bordo, Michael, Taylor, Alan y Williamson, Jeffrey (eds.), Globalization in Historical Perspective, Chicago, Chicago University Press, 2003. 10 Palacio, Juan Manuel, “La antesala de lo peor: la economía argentina 1914-1930”, en Falcón, Ricardo, Nueva Historia Argentina. Democracia, conflicto social y renovación de ideas (1916-1930), Buenos Aires, Sudamericana, 2000, p. 107. 4

Aires en 1917 fue la tercera parte de 1913.11 La caída de volumen afectó principalmente a los bienes de bajo valor unitario como los granos, aunque cabe destacar que en el bienio 1917-1918 una sequía perjudicó la mitad de cosecha del trigo y mucho más en los casos del maíz y el lino.12 La Primera Guerra Mundial inevitablemente modificó algunos comportamientos de los destinos, aunque se tratara de preservarlos. Como señalamos en otro trabajo,13 la neutralidad, defendida tanto por el gobierno conservador de Victorino de la Plaza (1914-1916) como por el radical de Hipólito Yrigoyen (1916-1922), aunque con sus diferencias, es entendible, entre otras cuestiones económicas, culturales, sociales, ideológicas o políticas, por la asignación geográfica previa de las exportaciones argentinas. De hecho, consideramos que la posición fue apoyada por una parte de la sociedad probablemente bajo la idea de que el conflicto no duraría tantos años ni involucraría a tantos países. En este sentido, resultaba lógico que un país dependiente de las ventas al exterior para la obtención de divisas no asumiera una inclinación que pudiera restarle clientes cuando la contienda finalizara. Según nuestra reconstrucción estadística (cuadro 1), el Reino Unido concentró el 39,7% del valor total exportado entre 1910 y 1913, siendo el principal destino de las exportaciones argentinas, lo cual se justificaba mayormente por las compras de carnes frigoríficas, maíz, trigo y lino. El rol creciente que había experimentado aquel mercado desde la última década del siglo XIX pudo haber sido un motivo válido para sostener una neutralidad “benévola”, algo torcida hacia los Aliados. No obstante, en línea con la tesis que hemos sostenido en nuestras anteriores contribuciones, la relativa diversificación del comercio de exportación argentino impidió romper abruptamente con los enemigos del Reino Unido. De hecho, Alemania se había transformado a comienzos del siglo XX en el segundo destino de los productos argentinos. Según nuestra reconstrucción, representó el 15,9% del valor total exportado entre 1910 y 1913, dado su consumo principalmente de lanas, lino, artículos de quebracho y cueros vacunos salados. Los siguientes socios importantes fueron Bélgica y Francia, que representaron 9,8% y 9,4% del valor total exportado en el período 1910-1913, respectivamente. Ambos fueron tradicionales compradores de lanas y cueros vacunos (secos y salados) y lanares. En el caso del primero, además, se transformó en un destino regular de trigo, maíz y lino, mientras los mercados galos compraron este tipo de artículos sólo cuando sus cosechas fracasaban. Entre los socios menores cabe desatacar el rol de Estados Unidos, cuya participación en los años 1910-1913 rondó el 6% del valor total exportado, puesto que sólo compró lanas ordinarias, artículos de quebracho y cueros vacunos secos, permaneciendo el resto de los bienes argentinos ajenos a estas plazas por su natural competencia y falta de complementariedad. En el mismo período, Brasil, Países Bajos e Italia representaron conjuntamente más de un décimo del valor total exportado (4,8%, 4,7% y 3,7%, respectivamente), especialmente por su rol menor, pero no por ello menos importante, en la compra de bienes agrícolas y, en el caso de Italia, como destino de cueros vacunos secos. Cuando estalló el conflicto sólo mantuvieron una proporción similar a la etapa 19001913: Francia (11,7%), España (1,9%), Uruguay (1,6%), Chile (0,6%) y Países Bajos (2,7%). La coyuntura bélica continuó el impulso de las exportaciones argentinas hacia el Reino Unido (37,6%), que actuó como intermediario del bando aliado.

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En 1913 se contabilizaron 6,7 millones de toneladas transportadas desde el puerto de Buenos Aires mientras en 1917 esa cifra descendió a 2,1 millones de toneladas. Bill, Albert, South America and the First World War. The Impact of the War in Brazil, Argentina, Peru and Chile, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, p. 62. 12 Míguez, Eduardo, Historia económica de la Argentina. De la conquista a la crisis de 1930, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, p. 292. 13 Para un análisis sobre la neutralidad y las relaciones comerciales argentinas en este período, véase Rayes, Agustina, “Los destinos de las exportaciones y la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial”, Política y Cultura, N° 42, otoño 2012, pp. 3152. 5

Pero el cambio más significativo estuvo en el rol que ocupó Estados Unidos, que concentró el 20,8% de las exportaciones, cuadruplicando la participación del período previo. Obviamente este incremento no se explica tanto por una modificación en la demanda norteamericana, sino por su papel como intermediario en la guerra, aprovechando adicionalmente la apertura del Canal de Panamá favoreció los costos de transportes hacia Norteamérica.14 El rol de Estados Unidos como receptor de las exportaciones argentinas resulta relevante pues la existencia de una balanza bilateral deficitaria, a diferencia de los superávits de otros países latinoamericanos como Brasil, México, Cuba y Chile, fue marcado reiteradamente por la historiografía15 como una particularidad del caso argentino. Además, es importante resaltar este cambio porque si trabajamos sobre la Era de la Exportaciones en la Argentina sin periodizar puede pasar inadvertido, especialmente porque la historiografía ha insistido sobre el vínculo asimétrico entre ambos países,16 lazo que no negamos pero que matizamos en términos de la reconstrucción estadística y su estudio sistemático. Otros socios que incrementaron su participación relativa, aunque en una proporción menor, fueron Italia (6%) y Brasil (5,2%). Aunque el primero creció modestamente, alcanzó una participación relativa que no había tenido nunca antes, lo cual se explica por su papel de intermediario entre los mercados europeos mientras fue un actor neutral y abasteció a Alemania.17 Otros socios como Países Bajos también habían aprovechado su posición neutral hasta que a partir de 1916 el bloqueo británico fue cada vez más exitoso.18 Aunque el papel de los intermediarios en el comercio germano-argentino no es observable a partir de la estadística argentina, sin embargo, ha sido corroborado por el aumento de las importaciones argentinas en países como Holanda, Suecia y Dinamarca desde 1914, cuya participación relativa cayó en 1917 por el control más estricto por parte de Inglaterra. No ocurrió lo mismo con Noruega que siguió creciendo como destino hasta el fin de la guerra. De cualquier manera, cabe aclarar que las reexportaciones de países neutrales a Alemania fueron más bajas que las importaciones de ese tipo de productos que se hacían directamente previo al conflicto.19 En contrapartida, la Gran Guerra implicó la desaparición del comercio con Alemania (1,9%) y Bélgica (1,3%), cuyos pequeños porcentajes son atribuibles sólo al primer semestre de 1914 y a los compromisos de embarques contratados previo al estallido del conflicto y a los que fue permitido su despacho durante los primeros tiempos de la guerra. Como señalara Bulmer Thomas la “lotería de bienes” incidió en las exportaciones latinoamericanas durante la contienda, ya que aquellos países que se dedicaron a materias primas estratégicas - como el petróleo en México y Venezuela, el estaño de Bolivia y los nitratos chilenos – sortearon mejor la coyuntura que otros cuya oferta quedó relegada, tal el caso del café brasilero.20 Como veremos, la oferta relativamente diversificada de la Argentina, característica de su canasta desde la década de 1890, le permitió adaptarse a la coyuntura, ya intensificó la exportación de aquellos artículos para los que existía demanda. La composición de las exportaciones argentinas resultante estuvo estrechamente relacionada con la coyuntura bélica. Naturalmente los bienes “pesados” que se habían Badía-Miró, Marc y Carreras-Marín, Anna, “Latin America and Its Main Trade Partners, 1860–1930: Did the First World War Affect Geographical Patterns?”, en Yáñez, César y Carreras, Albert, The Economies of Latin America: New Cliometric Data, Londres, Pickering and Chatto, 2012, pp. 59-62. 15 Vázquez Presedo, Vicente, Estadísticas históricas argentinas (comparadas). Primera parte (1875 – 1914), Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1971, p. 157. 16 Jones, Clarence F., “Argentine Trade Developments”, Economic Geography, Vol. 2, N°3, 1926, p. 389; Fodor, Jorge G. y O´Connell, Arturo, “La Argentina y la economía atlántica en la primera mitad del siglo XX”, Desarrollo Económico, vol. 13, núm. 49, 1973. 17 Pelosi, Hebe, Las relaciones franco – argentinas, 1880 – 1918. Inmigración, comercio y cultura, Buenos Aires, Editorial Histórica Emilio J. Perrot, 2008, p. 139. 18 Howard, Michael, La Primera Guerra Mundial, Barcelona, Editorial Crítica, 2004, p. 109. 19 Weinmann, Ricardo, Argentina en la Primera Guerra Mundial. Neutralidad, Transición Política y Continuismo Económico, Buenos Aires, Editorial Biblos, 1994, p. 71-72. 20 Bulmer Thomas, Víctor, La historia económica de América Latina desde la independencia, México, Fondo de Cultura Económica, 1998, pp. 187-188. 14

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beneficiado con la caída en los costos de transporte desde el último cuarto del siglo XIX 21 perdieron preeminencia, ya que el flete aumentó su valor por la necesidad de usar muchas de las embarcaciones para transportar recursos humanos y materiales para la guerra y por la inseguridad a ultramar. Así, los artículos agrícolas y forestales como los granos y las maderas disminuyeron su participación en los mercados internacionales. En contrapartida, comestibles duraderos y de alto valor unitario como las carnes vacunas congeladas y las carnes conservadas, estas últimas especialmente empleadas para alimentar a los ejércitos, tuvieron éxito – no fue este el caso de las carnes bovinas enfriadas, que estaban creciendo en los años previos a la Gran Guerra, por la necesidad de cumplir con un estricto plan de navegación para que lleguen en condiciones a destino. También se favorecieron aquellas materias primas utilizadas para fabricar la ropa de los combatientes como las lanas, los cueros vacunos y el extracto de quebracho – aprovechado como tinte en las curtiembres. La composición de la canasta exportadora argentina varió menos en los bienes vendidos al exterior que en su participación relativa en relación al período previo. En este sentido, la contienda devolvió protagonismo a los bienes ganaderos, aunque no eclipsó a los agrícolas. Como se puede seguir en el cuadro 1, la principal exportación fue la carne vacuna congelada (16,7%) – que en 1900-1913 había representado el 7,3% del total y que había sido el quinto artículo exportado. Su performance se debió al aumento de los precios y al incremento en 130% del volumen. El producto mejoró su desempeño por la posibilidad de conservación y por los acuerdos firmados entre Argentina y el Reino Unido desde 1916 para la provisión de cuotas mensuales de carnes a altos valores.22 Además, resultaba más difícil y costoso convertir un buque frigorífico en un navío de guerra que hacerlo con una embarcación común como las que trasladaban los cereales.23Aunque este producto siguió estando hegemonizado por el Reino Unido (74,6%), por primera vez se rompió su dominio casi absoluto al ser enviado también a Francia (13,3%), Estados Unidos (5,8%) e Italia (4,7%). La secuencia de bienes que siguieron a las carnes vacunas congeladas reprodujo la canasta de la etapa 1900-1913, sólo que con participaciones menores; así, el trigo pasó de 22,1% a 16,2%, las lanas de 16,9% a 12,7%, el maíz de 13,1% a 11,5% y el lino de 9,5% a 6,4%. El trigo fue desplazado del primer lugar, aunque aportó una proporción muy similar a las carnes vacunas congeladas (16,2%). El volumen enviado al exterior fue el 87% de la cantidad vendida entre 1900 y 1913. El principal destino continuó siendo el Reino Unido (28,8%), seguido por Brasil (24,5%), que reeditó su participación relativa correspondiente a la última década del siglo XIX, Francia (13,4%) e Italia (10%). En este artículo se sintió, además de los referidos problemas climáticos y de transporte, la ausencia de Alemania (0,8%) y Bélgica (2,6%), que se habían transformado en mercados receptores regulares. Para mejorar el papel del artículo que se había transformado desde 1904 en el más importante de la canasta, el gobierno argentino buscó firmar acuerdos para abastecer regularmente a los mercados franceses y británicos, beneficiarios de un crédito para tal fin, pero las iniciativas estuvieron dificultadas por la provisión de combustible para las embarcaciones.24 Finalmente, en 1918 se firmó un convenio por el que la Argentina aseguró mercados por aproximadamente 2,5 millones de toneladas de granos con precios máximos fijados por los clientes.25 Las lanas, que ocuparon el tercer puesto, continuaron estando entre los principales bienes de exportación, pese a estar soslayadas en la historiografía económica desde fines del Un análisis pormenorizado de las canastas “pesadas” y la caída en los precios del transporte puede seguirse en Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas, “Antes y después del “corto siglo XX”: dos globalizaciones latinoamericanas (1850-1914 y 1980-2000)”, XXI Jornadas de Historia Económica, Caseros, septiembre 2008. 22 Hanson, Simon G., Argentine Meat and the British Market, Stanford, Standford University Press, 1938, p. 191-197; Van der Karr, Jane, La Primera Guerra Mundial y la Política Económica Argentina: Un estudio de la legislación fiscal y presupuestaria durante los años del conflicto, Buenos Aires, Troquel, 1974, p. 129. 23 Míguez, Historia…, cit., 2008, p. 290. 24 Moreno Quintana, Lucio, La diplomacia de Yrigoyen: relación técnica, objetiva y documentada de la política internacional argentina durante el período de gobierno 1916-1922, La Plata, Inca, 1928, p. 203; Pelosi, Las relaciones…, cit., 2008, p. 149. 25 Peterson, Harold, La Argentina y los Estados Unidos, 1914-1960, Buenos Aires, Hyspamerica, 1985, p. 24; Cisneros, Andrés y Escude, Carlos, Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, Tomo VIII, Buenos Aires, Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, 2000. 21

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siglo XIX. Aunque el volumen exportado fue el 70% del comerciado en la etapa anterior, el aumento de los precios por la necesidad de abastecimiento de las industrias textiles para equipar a los ejércitos, prolongó la vida de esta exportación como una de las principales. Las lanas sucias se dirigieron en 51,7% a Estados Unidos, desplazando a los mercados franceses por primera vez en más de tres décadas al segundo puesto (14%). Italia también incrementó las compras de lana (9,2%), el Reino Unido mantuvo su cuota (10,9%), mientras que se notó la desaparición de Alemania (5,2%) y Bélgica (1,5%). En cuarto lugar, el maíz fue el único de los principales productos agrícolas cuyo volumen se incrementó en relación al período anterior, ya que fue el 15% más. Los destinos que crecieron o se mantuvieron fueron el Reino Unido (39,4%), Países Bajos (11,1%), Francia (10%), Estados Unidos (7,8%), Italia (6,9%), mientras que aquí también se redujo el rol de Alemania (1,7%) y Bélgica (1,6%). Por su parte, el lino cayó en 5% en términos de volumen en relación al período anterior. A diferencia de entonces, se dirigió en 38,4% a Estados Unidos, seguido por el Reino Unido (19,7%) y Países Bajos (12,6%). Otros destinos menores fueron Francia (3,4%) e Italia (2,3%), además de los inactivos durante el conflicto Alemania (3,7%) y Bélgica (3,1%). A diferencia de lo ocurrido con los bienes agrícolas y las lanas, crecieron los cueros vacunos salados, de 3,3% a 5,8% y aparecieron en escena las carnes conservadas, que significaron el 4% del valor total exportado, cuya presencia era prácticamente inexistente en la canasta argentina. Los cueros vacunos salados aumentaron su volumen en más del 60% en relación a la etapa 1900-1913. Ante la desaparición de Alemania (4,1%) como principal socio, Estados Unidos compró el 59,8%, seguido por el Reino Unido (23,9%). El resto de los destinos tuvo un desempeño muy menor. Las carnes conservadas, que no habían alcanzado los mercados internacionales en la proporción en que lo habían hecho en Uruguay,26 representaron el 4% del valor total exportado, ya que se trató de un alimento codiciado entre los ejércitos por la facilidad de transporte y conservación del mismo. Estas exportaciones se dirigieron al Reino Unido (56,7%), Francia (13,8%) y Estados Unidos (6%). Entre el crecimiento y el estancamiento (1919-1929) La década inmediatamente posterior a la Primera Guerra Mundial, a diferencia de las etapas anteriores, resulta difícil de caracterizar y rotular. Si hacemos el ejercicio de observar el valor total exportado en el primer y el último año de cada período en que hemos subdividido la Era de las Exportaciones en el caso argentino, notaremos que el monto tendió a crecer. Así, en 1899 fue 2,3 veces el de 1890, en 1913 fue 3,2 veces el de 1900 y en 1918 fue casi 60% superior al de 1914. En cambio, si tomamos el valor total exportado en 1929 (953 millones de pesos oro) advertimos que fue prácticamente igual que el de 1919 (964 millones de pesos oro). En este sentido, la imagen resultante es la de estancamiento. Es decir, no podemos hablar de caída de las exportaciones pero tampoco de crecimiento. En contrapartida, si comparamos el desempeño del bienio 1919-1920, que en promedio arrojó un monto anual de 980 millones de pesos oro, y el del sexenio 1924-1929, que promedió 886,1 millones de pesos oro anuales, con el mejor monto anual histórico previo, datado en 1918 (760 millones de pesos oro), la imagen resultante es de crecimiento. Así, este período se muestra ambiguo en relación a la performance de las exportaciones en valor. En cuanto al volumen, la tasa anual de crecimiento fue de 4,9% si comparamos el año 1929 con 1919, y la misma aumenta a 6,3% si hacemos la comparación con el último año de la Crossley, J. C., “Location and Development of the Agricultural and Industrial Enterprises of Liebigs Extract of Meat Company in the River Plate Countries, 1865 – 1932”, Tesis doctoral inédita de la Universidad de Leicester, Inglaterra, 1973. 26

8

guerra. Claramente, como puede notarse en el gráfico 1, en materia de quantum ha existido crecimiento, explicado por el retorno de los embarques regulares por las condiciones de seguridad y el fin del uso de los navíos con objetivos bélicos. El fin de la contienda obviamente trajo transformaciones en la participación de los socios comerciales, sin embargo, no significó el retorno a la distribución geográfica del período prebélico. Tal como se observa en el cuadro 2, el principal destino continuó siendo el Reino Unido (30% del valor total exportado), pero por debajo de los niveles a los que se había acostumbrado en el siglo XX (de hecho, en relación a la performance de la contienda su participación cayó 8%). Como corolario del retorno a la paz mundial, aquellos partenaires que se habían transformado en intermediarios de los productos argentinos, disminuyeron sus compras; no obstante, por el crecimiento en los valores de este período en relación a la Gran Guerra, cabe separar la trayectoria relativa de la absoluta. Aunque Italia y Francia, que revistieron el 5,5% y el 8,4% del valor total exportado, disminuyeron su participación en términos relativos, no lo hicieron en montos absolutos. En cambio, Estados Unidos, que representó el 11,7% cayó igualmente en términos absolutos, aunque es destacable que los puertos norteamericanos se transformaron en el segundo destino de las exportaciones argentinas. Esta evidencia resulta muy importante por cuanto, como señalamos previamente, la historiografía ha hecho especial hincapié en la situación de debilidad a la que quedó expuesta la Argentina por sostener un “triángulo comercial”,27 dado que tenía una balanza comercial superavitaria con el Reino Unido y una deficitaria con los Estados Unidos, esta última explicada por la falta de complementariedad económica; no obstante, no se había enfatizado en la idea de que la década de 1920 abrió una ventana de oportunidad para algunos productos argentinos que arribaron con éxito a los mercados estadounidenses, principalmente el lino, las lanas sucias, los cueros vacunos salados, la carne conservada y, en menor medida, el sebo y el trigo, entre los principales. Nuevamente, es probable que en el afán de resumir las líneas centrales de la Era de las Exportaciones en el caso argentino, la historiografía soslayara el rol de Estados Unidos como destino en este período. Por su parte, los socios que mejoraron el lugar relativo que habían perdido durante la contienda fueron Alemania (10,1%), Bélgica (9,6%) y los Países Bajos (7,1%). Sin embargo, cabe discernir entre uno y otro caso. Aunque los mercados germanos perdieron la posición relativa que habían conseguido desde finales del siglo XIX, los montos totales anuales promedio del período 1919-1929 (82,8 millones de pesos oro) fueron superiores a los mejores montos totales promedio históricos, que fueron los de 1900-1913 (55,2 millones de pesos oro). La caída relativa de los mercados alemanes se explica especialmente por su declive relativo en la compra de trigo y lino. En cambio, Bélgica mantuvo la posición relativa previa al conflicto y acrecentó los valores totales y los Países Bajos indudablemente mejoraron en ambos sentidos, en particular por el crecimiento de las exportaciones agrícolas hacia aquel destino. Por su parte, Brasil, posiblemente por su cercanía geográfica, resultó uno de los más estables por cuanto mantuvo su porción relativa (5% del valor total exportado), que en términos absolutos implicó un crecimiento del valor exportado hacia allí. Es importante destacar que esta época constituyó la de mayor desconcentración de los destinos si tomamos la participación relativa de los tres primeros, que sumaron apenas la mitad del valor total exportado. No obstante, si hacemos un ejercicio Herfindhal-Hirschmann normalizado con todos los destinos, la perspectiva cambia, ya que no se trataría de la época de mayor desconcentración, la cual se ubica entre mediados de 1870 e inicios del decenio de 1890, pero sí se advierte una tendencia a la desconcentración pronunciada en relación a la fase de mayor concentración, que tuvo lugar entre 1908 y 1918. Explicamos este comportamiento entre 1919 y 1929 por la diversificación en la asignación geográfica en la trayectoria de los productos comerciados, un rasgo que ya era parte de las lanas y los cueros y se hizo notable entre los productos agrícolas y, en menor medida, en las carnes vacunas congeladas. 27

Fodor y O´Connell, “La Argentina…”, cit., 1973. 9

En cuanto a la composición de las exportaciones, con la normalización de los fletes los principales productos agrícolas ocuparon los tres primeros puestos del ranking, desplazando definitivamente de estas posiciones a la lana sucia, y sumando entre ellos la mitad del valor total exportado (cuadro 2). El trigo (23,2%) casi duplicó el volumen exportado en relación a la Primera Guerra Mundial. Su principal comprador fue el Reino Unido (23,1%), seguido muy de cerca por Brasil (18,3%) - en este punto, es destacable que el segundo destino del principal exportable argentino fuera un país vecino -, Bélgica (14,6%), Italia (9,3%), Países Bajos (9,5%), Francia (7,4%) y Alemania (5,5%). El maíz (16,1%), que se transformó en el segundo bien exportado, también casi duplicó la cantidad comerciada. Al igual que el trigo, mostró una estructura clientelar desconcentrada, ya que el Reino Unido (21,3%) fue seguido por Bélgica (15,8%), Alemania (11%), Francia (11%), Países Bajos (9,6%) e Italia (8,7%). La tercera exportación, el lino (12,2%) fue de los bienes agrícolas el que más incrementó su volumen exportado, pues más que duplicó su performance en relación a la Gran Guerra, exhibiendo una mayor concentración que los otros granos, dado que se dirigió a Estados Unidos (37,9%), Países Bajos (15,1%), Reino Unido (13,8%), Alemania (8,9%) y Bélgica (7,6%), aunque aún así distó de tratarse de un bien dependiente de un monopsomio. Las lanas sucias (7,8%) fueron el cuarto producto de exportación, revelando que los artículos tradicionales aún se mantenían en la nueva época. En términos relativos, este producto descendió, pero en términos absolutos los valores totales fueron superiores a los del período prebélico, cuando eran el principal artículo de exportación y si bien el volumen exportado fue 20% menos que entre 1900 y 1913, la cantidad fue 15% superior a la vendida durante la Gran Guerra. Por otra parte, cabe destacar que aquí sólo estamos considerando las lanas sucias, pero desde 1916 existió en los ADGEN en los que basamos nuestra evidencia la categoría “lana lavada” y a partir de 1920 también la de “lana limpia tipo frigorífico” (ambas de escaso impacto relativo en la estadística). Las lanas mostraron una tendencia cada vez más acentuada a la desconcentración y el reemplazo de Francia (22,2%) por Alemania (25%) como principal destino, seguidos por Estados Unidos (17%), Reino Unido (15,9%), Bélgica (9,9%) e Italia (5,3%). La carne vacuna enfriada (5,7%) dio un salto cualitativo en términos relativos, retomando la senda de crecimiento que exhibía antes de la guerra y que había quedado estancada por la misma coyuntura, pero también en sentido absoluto, ya que el volumen anual exportado creció en este período en 15,5 veces respecto al período 1908-1918 y el valor aumentó en 11 veces en la misma época. Este desempeño, no obstante, contrasta con su trayectoria, por cuanto este producto fue el único en que el Reino Unido (99,8%) dominó absolutamente. La carne vacuna congelada (5,6%) fue el quinto producto exportado y su caída en la canasta fue tanto en términos relativos como absolutos - el volumen fue el 70% y el valor fue casi la mitad del exportado durante la Gran Guerra. Tal como ya había ocurrido durante la contienda, este artículo siguió un camino de desconcentración en la distribución geográfica, puesto que el Reino Unido (59,3%), otrora dominante, compartió escenario con Francia (9%), Alemania (9,8%), Bélgica (8,6%) e Italia (5,9%). En este sentido, podemos sostener que por primera vez en condiciones normales de intercambio el bien pudo alcanzar con éxito otros mercados que los británicos a los que parecía predestinado hasta 1913 no sólo por los factores de atracción de aquéllos sino por la dificultad de abrirse paso en otras plazas.28 Los cueros vacunos salados (5,2%) constituyen otra prueba de que en términos relativos las exportaciones tradicionales cayeron por la performance abrumadora de los nuevos bienes, pero que en términos absolutos se mantuvieron o crecieron. El volumen exportado entre 1919 y 1929 fue 2,6 veces mayor al de 1900-1913 y 60% más que el vendido durante la Gran Guerra; asimismo, el monto fue 4 veces mayor al de los primeros años del siglo XX, cuando aún este Véase Rayes, Agustina, “Destinadas a un destino. Los inicios de las exportaciones argentinas de carnes frigoríficas, c. 1883 – 1913”, Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Instituto de Historia y Cultura de América Latina-Universidad de Tel Aviv, en prensa. 28

10

producto continuaba creciendo. La mitad de las exportaciones se dirigieron a Estados Unidos, el 22% a Alemania, seguidos por el Reino Unido (10%) y Bélgica (5%). La crisis (1930-1933) Durante esta época las exportaciones argentinas entraron en crisis y vivieron una etapa depresiva como no lo habían experimentado en todo el período desde que la Argentina se insertó como exportadora de materias primas y alimentos en el último cuarto del siglo XIX. Para ello, basta observar que los valores totales anuales entre 1930 y 1933 fueron el 45% del monto anual promedio en la etapa 1919-1929, y apenas superaron en 40 millones de pesos oro la media del período 1900-1913, lo cual constituía un retroceso habida cuenta de la incorporación de tecnología y factores de producción que había existido desde entonces. Asimismo, si calculamos la tasa de crecimiento anual del valor de las exportaciones entre 1929 y 1933 la misma es de 19,4%. Por su parte, la tasa de crecimiento anual del volumen comparando 1933 con 1929 es de 23,8%. En este sentido, aunque ambas variables tuvieron un desempeño decreciente, el quantum tendió a bajar más que el valor exportado. En este sentido, esta etapa demuestra un decrecimiento de las cantidades más acentuado que el que habíamos notado durante la Primera Guerra Mundial. En cuanto a la distribución geográfica, esta fase fue de gran concentración en el primer socio, ya que el Reino Unido representó en promedio el 37,1% del valor total exportado, probablemente porque de los socios comerciales fue el que primero reaccionó ante la Gran Depresión declarando la inconvertibilidad de la libra ya en 1931.29 No obstante, el hecho de que los socios restantes no reunieran más de un décimo del valor total hizo que esta época fuera de menor concentración geográfica que la Gran Guerra. El segundo socio comercial fue Países Bajos (10,5%), cuyo rol como comprador de artículos agrícolas crecía desde comienzos del siglo XX y se profundizó en este período especialmente con el maíz y el lino. Luego, siguieron Bélgica (9,9%), Alemania (8,3%), Francia (7,7%), Estados Unidos (6,7%), Italia (4,6%) y Brasil (3,4%). Como se puede seguir del cuadro 3, más allá de los cambios en la posición relativa de los socios comerciales, lo cierto es que con la abrupta caída del valor y del volumen de las exportaciones, todos tuvieron un desempeño inferior al que habían exhibido en la etapa anterior. Como veremos, la crisis internacional también impactó en la composición de la canasta agroexportadora. Aunque los artículos agrícolas siguieron estando entre los primeros lugares, su posición relativa se alteró. También desaparecieron de entre los principales puestos las carnes vacunas congeladas. Aunque en términos generales observamos que el volumen cayó más que el valor, entre los principales bienes existió una tendencia a la caída del volumen más que del valor en relación al período anterior. No obstante, el primer artículo fue el maíz (21,6%) dirigido al Reino Unido (34,6%), Países Bajos (15,7%), Bélgica (14,2%), Francia (8,4%), Italia (5,3%) y Alemania (5,2%). El rol concentrador del Reino Unido, aunque hablamos de un tercio del valor total exportado, en relación al período previo se corresponde, como se nota también en el caso del trigo, a las posibilidades de aquel mercado de absorber las exportaciones argentinas en este período crítico. El maíz fue el bien que mayor crecimiento de volumen experimentó, ya que subió en más de la mitad de lo que había sido en la década de 1920, pero el valor total fue el 60% de tal período. El segundo artículo exportado durante la Gran Depresión fue el trigo (16,5%). Su volumen cayó en 15% pero el valor total fue 3 veces menor. Los destinos fueron menos concentrados que en el caso del maíz, aunque como en aquél, fueron más concentrados que en la década de 1920, el Reino Unido (30,6%), Brasil (17,7%), Bélgica (15%), Países Bajos (8,7%), Francia (6,5%) e Italia (6,1%). 29

Míguez y Rayes, “La dependencia…”, cit., 2014. 11

El lino (13,9%) experimentó una suba del 20% del volumen pero su valor fue la mitad que en el período anterior. El artículo fue dirigido, a diferencia del comportamiento del maíz y del trigo, a Países Bajos (27,7%), Estados Unidos (18,3%), Reino Unido (13,3%), Bélgica (10,5%), Francia (10%) y Alemania (9,5%). Las carnes vacunas enfriadas (10,5%), que ya se habían posicionado en el decenio de 1920, elevaron su volumen en un cuarto, mientras que el valor fue el 80% de lo que había sido en la década previa. Como entonces, este bien se dirigió absolutamente al mercado británico. En efecto, su posición creciente y la dependencia del mercado británico son algunas de las claves para comprender el sentido del polémico Pacto Roca-Runciman que firmó el gobierno argentino en 1933. Finalmente, las lanas sucias (6,1%) mantuvieron prácticamente las cantidades pero su valor fue la tercera parte de lo que significó en el período previo. Estos bienes se enviaron al Reino Unido (26,9%), Alemania (18,6%), Francia (17,9%), Bélgica (13,2%), Estados Unidos (8,9%) e Italia (8,8%). Nuevamente aquí los cambios en la trayectoria del producto se deben a la forma en que cada socio pudo enfrentar la crisis económica. De hecho, por primera vez desde que la Argentina se transformó en exportadora masiva de materias primas el Reino Unido ocupó el lugar principal como destino de estos artículos. A modo de conclusiones A lo largo de nuestro trabajo hemos entendido que las exportaciones constituyeron uno de los puntos centrales de la inserción internacional de la Argentina durante la Primera Globalización. Así, nuestro interés por conocer los límites y alcances del crecimiento de las exportaciones argentinas en una perspectiva de largo plazo, cubriendo aproximadamente seis decenios (1875-1933) nos llevó a realizar una reconstrucción estadística pormenorizada. A su vez, esta tarea evidenció la necesidad de periodizar la Era de las Exportaciones en el caso que nos convoca. Aunque existieron líneas de continuidad en las características del desempeño exportador entre el último cuarto del siglo XIX y las primeras décadas de la centuria siguiente, no es válido extrapolar los rasgos como si se hubiera tratado de una época uniforme. Concretamente, si bien el período c.1870-1913 también ha sido estudiado como un bloque homogéneo, al menos los estudios generalmente centraron sus conclusiones sobre toda la época en torno a estos años, las décadas inmediatamente posteriores fueron menos abordadas. También nosotros hemos dedicado trabajos anteriores a las exportaciones durante la belle époque. No obstante, por un lado, debido la escasez relativa de estudios en torno a la Gran Guerra y la primera posguerra y, por el otro, dada la búsqueda ya referida de continuidades y rupturas entre las etapas, focalizamos en este análisis en el período 1914-1933. En este sentido, si bien es cierto que la Argentina no modificó su condición de exportadora de materias primas y alimentos y que los cambios en la composición de la canasta se produjeron especialmente en artículos poco significativos en los valores totales (por ejemplo, a aparición de nuevos tipos de lanas como “lana lavada” o “lana limpia tipo frigorífico”), existieron transformaciones en la participación relativa de cada uno de ellos. Asimismo, aunque los socios comerciales principales fueron siempre los mismos, especialmente a partir de los últimos años decimonónicos, su rol fue variando de acuerdo al comportamiento de su demanda y por la oferta argentina. La contienda alteró algunos rasgos del comercio de exportación previo por obvias razones de capacidad y seguridad del transporte. Los bienes con más alto valor unitario y útiles en condiciones bélicas – como las carnes congeladas y conservadas y las lanas – se potenciaron en detrimento de los más “pesados”, como los agrícolas. Asimismo, algunos socios importantes como Alemania y Bélgica desaparecieron como destino final explícito – se sabe que los productos argentinos llegaron indirectamente a través de puertos neutrales. En contrapartida, otros destinos, otrora menos relevantes por su falta de complementariedad económica, como 12

Estados Unidos, o por el tamaño de su economía, como Italia, incrementaron su participación relativa. Aunque el Reino Unido se convirtió en el principal mercado para las exportaciones argentinas entre la última década decimonónica y los primeros años del siglo XX, su rol fue más abrumador en etapas de crisis internacionales como durante la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, en el primer caso por su rol de intermediario entre los aliados y en el segundo porque fue una de las economías industrializadas que mejor enfrentó la situación económica crítica. Por su parte, Estados Unidos, que se había transformado en el segundo destino de las exportaciones argentinas durante la guerra por las condiciones bélicas, retuvo este rol durante la década de 1920 y recortó su participación cuando fue afectado por la crisis internacional. Ello resulta peculiar porque los estudios han enfatizado la competencia y la falta de complementariedad, que fue evidente en la belle époque, como un rasgo continuo. También Países Bajos, que había tenido un rol menor hasta la Gran Guerra inclusive, creció en los años veintes y llegó a ocupar el segundo lugar como comprador de las exportaciones argentinas durante la Gran Depresión, particularmente por ser un gran receptor de los granos más relevantes (trigo, maíz y lino). Uno de los socios que mayor línea de continuidad exhibió durante toda la Era de la Exportaciones fue Bélgica, pues, a excepción de la Primera Guerra Mundial, retuvo su participación relativa en aproximadamente un décimo del valor total exportado más allá de las fluctuaciones en valor y volumen de las exportaciones argentinas. Otro mercado que también mostró estabilidad fue Brasil, aunque su participación rondó el 5% del valor total exportado. Si bien su papel no fue central, el hecho de que fuera el destino de aproximadamente un cuarto del volumen total exportado de trigo lo coloca en un lugar que no tuvo otro socio latinoamericano. A diferencia de los destinos que crecieron o que se mantuvieron, Alemania, que se había transformado en el segundo socio de la Argentina en los años pre-bélicos, en entreguerras perdió su posición - por su declive relativo como destino de los artículos agrícolas ya que conservó su participación en los mercados de cueros vacunos salados y lanas - probablemente por la intensidad del proteccionismo agrario y por los problemas económicos que tuvo con el fin de la contienda. El caso de Francia reporta un comportamiento relativo en declive desde la Primera Guerra Mundial en adelante. Como ya se sabía, no se trataba de un mercado importante para los bienes agrícolas, participó lateralmente del comercio de carnes congeladas y perdió preeminencia como receptora de las lanas argentinas, sumado a que cayó la relevancia los cueros lanares. En cuanto a la composición de la canasta agroexportadora, la contienda devolvió protagonismo a los bienes de origen pecuario, dado el crecimiento de las lanas, las carnes vacunas congeladas y las carnes conservadas y detuvo el ascenso espectacular de los bienes agrícolas. No obstante, cuando sobrevino la paz, los granos recuperaron los primeros lugares en las exportaciones argentinas, mientras que los artículos tradicionales como las lanas y los cueros vacunos salados declinaron relativamente; por su parte, las carnes bovinas enfriadas iniciaron el auge que se había interrumpido por la guerra y las congeladas tendieron a decrecer. A excepción de las carnes bovinas enfriadas que se dirigieron exclusivamente a los mercados británicos, como ha quedado demostrado con este estudio que cierra el análisis de la Era de las Exportaciones iniciado en otros trabajos, todos los otros bienes exportados por la Argentina presentaron trayectorias diferentes y no reprodujeron patrones de distribución geográfica. En este sentido, como hemos insistido anteriormente, la estructura y la dinámica exportadora argentina propiciaron el crecimiento en valor y volumen por casi seis décadas, más allá de las fluctuaciones señaladas. 13

Apéndice estadístico

Elaboración propia en base a ADGEN (1875-1933) y Cortés Conde et al., Evolución…, cit., 1965, pp. 72-79.

14

Cuadro 1. Composición, distribución geográfica y trayectoria (en %), volumen (en tn.) y valor (en mil. pesos oro) de las exportaciones argentinas, 1914-1918 % valor total exportado Carne vacuna congelada

16,7

Trigo

Volumen anual (en miles de tn.)

Alemania

Bélgica

16,2

388,1 1.943,8

0,8

2,6

Brasil

Chile

España

Estados Unidos

5,8

Francia

Italia

Países Bajos

13,3

4,7

13,4

10

51,7

14

9,2

7,8

10

6,9

11,1

2,3

12,6

24,5

3

Reino Unido

Uruguay

Otros

74,6

1,6

93.511

28,8

16,9

90.712

10,9

7,5

71.114

39,4

18,6

64.394

19,7

16,8

35.837

6,8

32.477 22.398

12,7

116,7

5,2

1,5

Maíz

11,5

2.461,0

1,7

1,6

Lino

6,4

599,0

3,7

3,1

38,4

3,4

Cueros vacunos salados Carnes conservadas

5,8

4,1

1,5

59,8

3,9

23,9

6

-----

21,5 -----

1,6

8,7

Lanas sucias

Otros % participación en el valor total exportado Valor total anual (en miles de oro $)

72,6

2,9

76,2 -----

-----

-----

-----

-----

-----

-----

13,8 -----

-----

-----

1,9

1,3

5,2

0,6

1,9

20,8

11,7

-----

-----

4 26,7

Promedio de valor anual (en miles oro $)

-----

-----

56,7 -----

6

2,7

37,6

2

149.506 -----

559.949 10.639

7.279 29.117 3.360 10.639 116.469

65.514 33.597 15.119 210.541

8.959 48.716

Elaboración propia en base a ADGEN (1914-1918) y Cortés Conde et al., Evolución…, cit., 1965, pp. 72-79.

15

Cuadro 2. Composición, distribución geográfica y trayectoria (en %), volumen (en tn.) y valor (en mil. pesos oro) de las exportaciones argentinas, 1919-1929 % valor total exportado

Volumen anual (en miles de tn.)

Alemania

Bélgica

Brasil

Chile España

Estados Unidos

23,2

3.915,3

5,5

14,6

16,1

4.328,6

11

15,8

12,2

1.336,0

8,9

7,6

Lanas sucias

7,8

132,5

24,6

9,9

17

Carne vacuna enfriada

5,7

Carne vacuna congelada

5,6

Cueros vacunos salados

5,2

Trigo Maíz Lino

Otros

24,2

18,3

Francia

Italia

7,4

9,3

2

11

37,9

4,1 22,2

5,3

2,1

Países Bajos

115,2

9,8

8,6

22

5

-----

-----

-----

10,1

9,6

5

-----

-----

Valor total anual (en miles de oro $)

-----

-----

Otros

23,1

12,3 190.233

8,7

9,6

21,3

18,5 132.015

0,9

15,1

13,8

11,7 100.036

15,9

5,1

99,8

-----

% participación en el valor total exportado

Uruguay

----

0,2

9

50,1

1

Promedio de valor anual (en miles oro $)

9,5

286,3 250,3

Reino Unido

5,9

63.958 46.738

59,3

7,2

45.918

10

11,9

42.638

-----

-----

-----

-----

-----

-----

-----

-----

1,2

11,7

8,2

5,5

7,1

30

0,8

10,8

198.433 -----

819.970 82.817 78.717 40.999

0 9.840

95.936 67.238 45.098 58.218 245.991

6.560 88.557

Elaboración propia en base a ADGEN (1919-1929).

16

Cuadro 3. Composición, distribución geográfica y trayectoria (en %), volumen (en tn.) y valor (en mil. pesos oro) de las exportaciones argentinas, 1930-1933 % valor total exportado Maíz

Volumen anual (en miles de tn.)

6.643,6

5,2

14,2

2,6

15

9,5

10,5

16,5

Lino

13,9

1.617,4

Carne vacuna enfriada

10,5

Brasil

Chile

España

2,5 17,7 18,3

18,6

13,2

8,9

107,6

37,2

6,5

27,2

-----

-----

-----

-----

-----

-----

8,3

9,9

3,4

-----

-----

6,1

Cueros vacunos salados

4,4

Otros

27

Otros

Promedio de valor anual (en miles oro $)

34,6

14,1

79.698

8,7

30,6

12,8

60.881

27,7

13,3

8,5

51.287

99,8

0,2

26,9

5,7

9,4

19,7

Francia

Italia

Países Bajos

8,4

5,3

15,7

6,5

6,1

10

2,2

354,6 130,4

Lanas sucias

% participación en el valor total exportado Valor total anual (en miles de oro $)

Bélgica

21,6

3.305,7

Trigo

Alemania

Estados Unidos

-----

17,9

8,8

Reino Unido

Uruguay

38.742 22.507 16.235

-----

-----

-----

-----

-----

-----

-----

-----

99.623

1,3

6,7

7,7

4,6

10,5

37,1

0,9

9,6

-----

368.973 30.625 36.528 12.545

0 4.797

24.721

28.411 16.973 38.742 136.889

3.321 35.421

Elaboración propia en base a ADGEN (1930-1933).

17

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