Story Transcript
LA CLASE Tema del mes Nicanor Reyes Carrillo
Leer y escribir como parte de la resistencia. —“…¿cómo puedes ser escritor? ¡No observas! —De acuerdo, no miro a la gente, pero pago el alquiler gracias a mis escritos. Es mejor que cuidar ovejas. —No vas a durar mucho. Nunca lo conseguirás. Lo haces todo al revés. —Por eso lo hago”. (Bukowski, 2013 :87)
I. Hoy desayuné en un restaurante modesto, atendido por un mesero con cara de sueño, la gente comía simulando que eran felices, deseando que el niño con un llanto casi de aullido dejará de hacerlo, el piso estaba limpio por las orillas de las mesas mientras debajo de las mismas había restos de pan y azúcar blanca, el olor del café se mezclaba con el perfume del baño que revoloteaba cada vez que alguien abría las puertas para hacer uso de él. Al igual que todos me dejé envolver por esa atmósfera de relajación dominical, los comensales se veían todavía adormilados y otros — sobre todo los varones— tenían unas ojeras de babuino, la borrachera sabatina había hecho su parte con una resaca evidente, los niños al parecer eran los únicos que disfrutaban el momento, veían todo con sus ojos enormes, olían sus alimentos y canturreaban cosas inentendibles, se metían debajo de las mesas para platicar, mientras los más osados recogían con sus pequeños dedos el polvo de pan caído de las mesas. Antes de entrar al local había visto un grupo de personas reunidas en el estacionamiento, sus rostros eran muy raros, entre la tristeza o la incertidumbre, algunos de ellos tenían sombreros de paja raídos y Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
Número 50. (Noviembre 2014) Educar: Resistencia y Esperanza
sucios con restos de tierra seca, otros tenían la cara con barba crecida como de cuatro días, traían chamarras muy gastadas, también calzaban botas de trabajo rudo, arriba de una camioneta se veían varias cañas de maíz, mazorcas verdes, bolsas de plástico negras y una cobijas con grecas de muchos colores, hablaban como en secreto, cuchicheando, moviendo la cabeza cada vez que alguno de ellos terminaba una frase, todo visto con velocidad de relámpago como cualquier citadino en tierra ajena, al tiempo que ordenaba mis alimentos el número de personas se incrementaba afuera, bajaban del transporte urbano, desaliñados y serios, poco a poco salieron de entre la multitud pancartas, palos y el sonido distorsionado de un altavoz, la protesta se gestaba mientras algunos degustábamos el desayuno pensando que hacer en ese domingo. Pensaba y volvía a pensar qué se hace en ese momento, cuál es la manera adecuada de actuar cuando existe el riesgo, a pesar de estar tan cerca de la capital del país, mi acento era distinto, mis intereses otros, mis motivos de estancia totalmente diferentes, los demás clientes miraban con insistencia hacia afuera, la luz era intermitente, el sol salía solo por minutos y después solo el gris dominaba el paisaje y el cielo, al ver la atmósfera uno de los capitanes del lugar dijo en voz alta ¡no se preocupen son gente del lugar y todos formamos parte de la cooperativa aquí no se meten pues todos nos conocemos, no pasa nada!, eso implicaba que si estaba pasando algo, de repente comenzó a caer una breve llovizna, los manifestantes se taparon con las bolsas de basura negra, se movieron en masa como si fueran esas mandas de ñus africanos, las mantas con mensajes escritos en tinta negra y roja hacían estiramientos abombados en la parte de en medio, la resistencia de la posición la hacían los brazos, la fuerza, los mensajes se leerían mientras existiera la pujanza humana.
II. Entró en el salón de clases con la alegría reflejada en el rostro, dejó su morral de dos cintas encima de un huacal algo desvencijado, buscó a sus amigos con la avidez natural de un niño de su edad, al poco rato ya estaban riendo y contando sus aventuras de fin de semana, Felipe se movía como pez en el agua, en cosa de minutos el salón estaba al tope, eran las ocho de la mañana con veinte minutos, afuera se escuchaban los gritos de la directora llamando a todos para hacer la formación rutinaria de cada lunes, los honores a la bandera, el Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
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homenaje, el canto del himno nacional como se llevaba a cabo en todas las escuelas del país desde hacía mucho tiempo. Durante el trayecto de la bandera se hacía un silencio fuerte, los niños se miraban, reían mientras hacían muecas unos a otros, los sombreros y las gorras de beisbol se veían debajo de las plantas de chile, las retamas amarillas hacían un cerco en el patio central, los postes que sostenían las canastas de basquetbol mostraban las huellas del tiempo, las orillas de los techos dejaban ver un musgo viejo y pegado como si fueran adornos inamovibles, el maestro encargado de la ceremonia sacó una grabadora y metió un casete, que parecía una reliquia en la época del la computación, el himno sonó con un estruendo como de cacerola cayéndose, el sonsonete de la melodía se acoplaba con las voces taciturnas y el grito pelado de un niño de segundo año con el pelo relamido con gel de a cinco pesos el bote, los mayores de sexto año abrían la boca pero nunca se escucho ruido alguno, solo los maestros tomaban con seriedad ese momento, mirando al cielo con un ojo y a los pupilos con el otro. Como si fuera una vieja estampa en el nuevo siglo, sonó la marcha de Zacatecas como señal para dirigirse a los salones, al centro del patio se escuchaba ¡marcheeen con fuerza no se oye nada!, el sonido de los zapatos parecía más un chubasco que una marcha dirigida, los niños lanzaban besos a las niñas de otros grados cuando pasaban a su lado, era por decir un día normal al interior de la escuela, cada quien en su papel, con sus matices y sus clichés. Una vez adentro el grupo estaba esperando que el maestro iniciara la clase, la pregunta que dijo el docente dejó fríos a los niños ¿Alguien sabe algo sobre los muchachos que se llevaron ayer en la noche?. Tímidamente Judith dijo: mi tío dice que eran muchachos de la normal uno de los que se llevaron era amigo de mis primos, pero en la casa nadie habla de eso cuando estoy yo o mis hermanitos. Hmmmmm niños —dijo el maestro— es muy difícil ocultar algo que pasó en la calle, ustedes son pequeños pero deben de saber como cuidarse al salir con sus familiares, ¿quién leyó lo que decía en las paredes de la junta ejidal?. Ernesto: vivos se los llevaron, vivos los queremos de vuelta, eran como letras con pintura negra, pero tenían mala ortografía porque escribieron vivos con b de burro, yo creo que eso lo escribió la abuelita del Julián que no fue a la escuela jajajajaja. Julian: ya te equivocaste mi papá dice que fue el tío de la Lupita, el que Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
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limpia las mesas en la fonda de la carretera porque se llevaron a su hijo, dicen que hasta bajaron los de la guerrilla en la madrugada para hacer una junta. Cleotilde: eso no es de chiste a mi me da mucho miedo porque también llegaron los de policía y pasaron diciendo que ya vienen los soldados para que nadie salga en la noche, lo malo es que mi mamá vende esquites a esa hora cerca de la iglesia, y yo le ayudo con la mesa y el mantel. La plática se interrumpió cuando el director se acercó, toco la puerta del salón con premura al tiempo que se escucho: ¡buenos días niños¡ lo cual fue contestado a coro ¡bueeeeenosss díaaas maaaestro Benito!, murmuró algo cerca del oído del maestro el cual se quedo callado y dijo: niños en un momento regreso, Felipe cuida el orden no dejes que nadie salga del salón hasta que yo regrese. Los niños se asomaron por las ventanas al tiempo que un helicóptero paso sobrevolando la escuela, los maestros se juntaron en la reja, entre todos pusieron como tranca el tronco seco de un árbol que siempre servía de banca a la hora del recreo, en la calle se escuchaba el ruido de motores acercándose lentamente. Por encima de las bardas perimetrales del centro escolar se veían las figuras de los uniformados arriba de un vehículo camuflajeado, con un arma de grueso calibre montado sobre una estructura de metal. Eso no era una película, las noticias o un documental, estaba en su calle, cerca de su escuela y casa, los menores lo veían asombrados, al mismo tiempo notaban la angustia y el miedo en las caras de sus mentores, el día ya era una anécdota, una historia que contar por mucho tiempo, el día que empezó la guerra, que empezó el caos…
III. Ese día era de los mejores en la vida de Prudencio fue el héroe del equipo, ganaron con todas las de la ley, cuatro a cero y tres de él, sus riflazos dejaron impávido al portero del equipo contrario, sus amigos lo cargaron en cada gol, le dejaron ver cuánto era apreciado, a sus dieciséis años estaba cosechando la miel de la victoria, casi casi se sentía en un equipo de primera, por qué no soñar si tenía toda la vida por delante, en la parte trasera del camión coreaban sus amigos ¡somos los mejores, somos mas chingoneees, si señooor!. Por supuesto que tenían que festejar con gusto y a todo pulmón. Al pasar por Cochinillas era todavía temprano se bajaron a comprar Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
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unos tacos, un refresco, y algunos dulces de tamarindo con chile, aunque la mayoría se fue corriendo a los baños del mercado municipal para dejar las aguas amarillas en su lugar, se acercaron al puesto de garnachas con la desfachatez que da la juventud, con la alegría que da la libertad, como cualquier otro joven lleno de vida. Pedían en desorden gritando al tiempo que se palmeaban y se hacían bromas, masticaban los totopos de forma ruidosa, se arrebataban la salsa verde o roja como si fuera la última en el mundo, después de un rato todos estaban comiendo sus tacos de cecina, con nopales, queso y tortillas hechas a mano, que más se podía pedir, nada absolutamente nada. Cruzaron la sierra sin contratiempos, la lluvia era tenue, el camión circulaba lento, el conductor se mantenía en calma sabiendo la preciada carga que llevaba, había sido alquilado por los padres de los muchachos para que pudieran ir a jugar a San Quintín, todo fue planeado pensando en la seguridad de cada uno de los integrantes del equipo, los adultos miraban de reojo y de vez en cuando les pedían un poco de silencio para poder descansar, aunque en el fondo disfrutaban con el ruido y las ocurrencias de la palomilla. Fue como a las siete de la tarde cuando estaban en medio del pueblo de San Bernabé que se detuvo el transporte, los carros estaban estancados y los conductores sacaban las cabezas para ver el motivo del tráfico tan inusual en esos lugares. Las bocinas comenzaron a sonar cada vez con mayor insistencia, pero todo seguía igual. Prudencio sacó de entre su ropas un cuento que había comprado el jueves anterior al salir de su escuela, la trama era inverosímil y el héroe era como siempre cargado de súper poderes y muy fuera de su realidad, pero le divertía como ninguna otra cosa, estaba ensimismado con su lectura cuando vio que algunas personas pasaban corriendo por la calle, abrió la ventana y miró como unas muchachas dos años mayores que él cargaba una pancarta que decía los levantones los hacen los matones y el presidente lo hace y nos miente, para poder correr con mayor velocidad la dejaron recargada en la pared, al tiempo fue tomada de la mano por uno de sus compañeros desapareciendo ambos rápidamente entre la multitud aturdida y desconcertada. Los entrenadores les dijeron que cerraran todas las ventanas y que se agacharan lo más posible, para evitar ser lastimados, apenas estaban Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
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acuclillándose cuando sonaron algunos disparos que rompieron el parabrisas tocando directamente al conductor, le siguieron dos ventanas más, en unos segundos todo era una vorágine de ruido, gritos, mentadas de madre y golpes en la puerta del transporte que cedió ante las patadas de varios hombres. Desde el frente se escuchaba ¡haber cabrones se bajan todos o se los carga la chingada! Uno de los entrenadores gritaba ¡somos futbolistas, no sabemos nada, venimos de jugar ahí está mi credencial!. Uno de los agresores le dio un golpe y le quito la credencial, empujó a uno de los muchachos y dijo, vámonos estos no son los que buscábamos, todos se quedaron quietos, susurrando ¡no se muevan, quédense inmóviles, no hablen, no se asomen!, Prudencio estaba acostado en el piso, y sintió un calambre en la mano, ¡Don Julio me duele la mano, la siento caliente podrían prender la luz!, Aguanta un poquito parece que hay otros heridos ahorita vamos al hospital del centro. Después de un rato se percataron de la muerte del chofer de dos de sus compañeros y algunos otros heridos, entre ellos Prudencio, estaban desconcertados, confundidos, uno de los heridos dijo de manera triste ¡¿pero si solo fuimos a jugar un partido, hay algo de malo en eso?!.
Reflexión final. La gente se mueve entre los códigos, con la presencia de objetos, presos de una temporalidad pesada, siendo participes de su realidad histórica, nuestro tiempo es una constante de la negación vital por mil situaciones, las victimas naufragan en la duda, con el destello de una esperanza futura, entre el sueño de una mejor vida o de una sobrevivencia mínima. El silencio se ha vuelto un arma de dos filos, la palabra escrita un aguijón para aquellos que ostentan el poder, decir lo que uno considera parte de la justicia en un medio escrito es al fin un suceso de la humanidad. Ser valiente queda como una alternativa necesaria, estamos con la facilidad de los medios de comunicación en masa y en red mundial, pero tan desnudos y vulnerables como siempre o como nunca. Los Estados-Nación se desmoronan como el cascarón de un huevo podrido desde antes, la justicia es la del más fuerte, entonces es necesario considerar que escribir forma parte de una supervivencia, de la necesaria resistencia, para demostrar que todavía existe la Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx
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cordura, la inteligencia, el aprecio por la vida, el gusto por el paisaje, el aprecio por la gente, por los espacios, constantemente debemos leer la realidad y dejar en todos lados mensajes de vida, de presencia, nunca dejar de preguntar ¿Quiénes provocan la barbarie, la locura, el desasosiego, la impunidad?. Leer el contexto: entender lo que pasa después de mi piel, más allá de mi frontera natural. Replantear el texto: participar con una nueva escritura desde y con mis conocimientos pensando en favorecer la vida de los demás, como parte de mi aportación a la preservación de los otros sean planta, animal o paisaje. Saber descontextualizar: analizar los efectos, las consecuencias, las causas, definir mi postura y dejar clara mi posición. Hoy más que nunca y por el tiempo que sea necesario se necesita de los espacios de expresión, de los apoyos explícitos e implícitos para preservar el mundo, la felicidad, el deseo por estar mejor sin afectar a las generaciones futuras, futurizar con ingenio, pero aún más con una posición a favor de la pervivencia cordial humana.
P.D. Un abrazo fraternal para todos aquellos que hacen de su vida una lucha y de su quehacer una vocación, que cada palabra escrita en este medio tenga un fin benéfico para sus lectores. Que el pálido punto de luz perdure por mucho tiempo como una tea en la oscuridad, como guía en el mar. A mis maestros Rafael, Armando, Nancy, Blanca, Oswaldo, Miguel…por siempre y con mucho afecto.
Referentes: Bukowski, Charles.(2013). “Mujeres”. Compactos anagrama. Barcelona. Jersild, A.T. (1986). “La personalidad del maestro”. Paidós Educador. España.
Nicanor Reyes Carrillo Estudiante de la Maestría en Educación Ambiental, X Generación.
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