Liberalismo y Desarrollismo

Liberalismo y Desarrollismo. Dos modelos que se reciclan y complementan. Características y límites. Formarnos Para Ser Libres 1 – Introducción. El s

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Liberalismo y Desarrollismo. Dos modelos que se reciclan y complementan. Características y límites.

Formarnos Para Ser Libres

1 – Introducción. El siguiente escrito tiene dos objetivos centrales: A - Clarificar los modelos económicos que se han disputado la dirección económica del país en el último siglo. B – Clarificar las características centrales del modelo económico neodesarrollista que caracteriza a la política kirchnerista, y sus contradicciones principales. En este sentido se trabajarán en el punto 2 las características generales del liberalismo y el desarrollismo, como modelos en disputa pero complementarios. Mientras en el punto 3 y 4 se caracterizará el modelo económico implementado a partir del 2003 en el país, y sus contradicciones fundamentales.

2 - Liberalismo y Desarrollismo, dos modelos económicos en pugna, sus propuestas y limitaciones

La economía argentina y sus características centrales: La economía argentina está signada a grandes rasgos por dos modelos generales que se contraponen en ciertos puntos, y se complementan en otros. Estos son el modelo agroexpotador (liberalismo), y el modelo de sustitución de importaciones (desarrollismo). Cabe aclarar que las contradicciones entre estos modelos no expresa necesariamente contradicciones irreconciliables, es decir: campo versus industria; sino que en la historia económica argentina han sido los mismos grupos económicos encargados de motorizar 1

ambos procesos. En síntesis, los modelos hacen referencia a los sectores productivos de la economía beneficiados según el momento histórico, que no necesariamente expresan clases sociales. Las contradicciones centrales que se presentan en nuestra historia están demarcadas por las siguientes características generales: El sector industrial cuya producción está destinada al mercado interno y el sector rural cuya producción está orientada al mercado externo. Esta puja tiene su expresión en lo que se llama la balanza de pagos (diferencia entre exportaciones e importaciones). El sector industrial por su carácter dependiente no tiene una autonomía de las economías centrales. Es decir que para poder seguir produciendo depende de muchas partes, repuestos e insumos que son producidos por los países imperialistas. De ahí que se caracterice por ser un claro importador. Esto quiere decir que a medida que crezca la producción industrial mayor cantidad de “cosas” serán importadas. El sector rural se caracteriza por orientar su producción al mercado externo. La producción de Argentina en alimentos se vende en el exterior por la ventaja comparativa que tiene debido a la fertilidad de sus tierras. De ahí que claramente se caracterice por ser un sector exportador. Entonces, como se dijo antes, en la balanza de pagos se terminará expresando la puja entre los dos sectores. Si crece la industria se importan más cosas, si crece el campo se exportan más cosas. Ahora bien, hay una característica que la economía argentina por sí misma no puede modificar y debe atenerse: los intercambios internacionales se realizan con divisas (dinero para intercambio internacional). Es decir que si por ejemplo uno pretende comprar chapa de acero en China, la empresa china no aceptará pesos sino que se le tendrá que pagar con divisas. La divisa que predomina a nivel internacional es el dólar.

Carácter estructural de la dependencia en relación al imperialismo La economía argentina posee como carácter general el hecho de haberse insertado en el mercado mundial, es decir en la división mundial de trabajo, como país dependiente y proveedor de materias primas. De esta forma una economía dependiente como la nuestra se incorpora en una economía mundial donde las reglas de juego las pone el imperialismo. Teniendo en cuenta dicha especificidad de las economías periféricas, puede afirmarse que el desarrollo industrial en una economía como la Argentina se encuentra atrofiado. Esto sucede porque los países dependientes se caracterizan por el hecho de que el desarrollo industrial depende del crecimiento constante en la disponibilidad de recursos externos (dólares). 2

Dicho problema se desata por el hecho de que los productos de exportación no alcanzan a cubrir el nivel necesario para conseguir los recursos externos (dólares) necesarios para el desarrollo industrial. Problema agravado por el hecho de que los bienes industriales no logran ser competitivos en el mercado internacional, de forma tal que se convierten en consumidores netos de recursos externos, sin contribuir a proveerlas. En la economía argentina el sector competitivo en el mercado mundial es el sector primario, es decir el sector agroexportador. Es dicho sector el que logra conseguir los recursos externos necesarios para el desarrollo. Pero el problema es que la producción de materias primas tiene un tope marcado por la fertilidad y utilización de las condiciones naturales de producción. Con lo cual si se quisiera avanzar en la industrialización se necesitarían cada vez más productos de importación, los cuales sobrepasan la capacidad (en términos de recursos externos) de los que se pueden conseguir con la exportación de bienes agropecuarios. En definitiva, el problema radica en que el sector industrial no se constituye en generador de recursos externos, sino que por el contrario se convierte en consumidor neto de dichos recursos. En tanto el sector agroexportador no alcanza el nivel necesario para conseguir los bienes de importación necesarios para el desarrollo industrial. Esto es la cantidad de insumos y partes que requiere la industria para seguir produciendo. La consecuencia de la dependencia es que el desarrollo de las fuerzas productivas se encuentra atrofiado, debido a la restricción externa producida en la incapacidad de conseguir los recursos necesarios para el desarrollo, y por otro lado el desarrollo industrial que se tenga depende prácticamente de los capitales extranjeros.

El Modelo de Sustitución de Importaciones y el Desarrollismo en particular. Sus variantes y sus límites generales. Su aplicación en la Argentina (1930 – 1976): El proceso de industrialización por sustitución de importaciones (de ahora en más ISI), o también denominado “industrialización” se caracterizaba por la puja entre dos sectores productivos (agrario e industrial), que tienen dinámicas diferentes, pero no expresan necesariamente clases sociales distintas. Si pensamos lo que se dijo antes se puede comprender la capacidad de veto que tenía el campo sobre la industria en la época de la ISI. Cuando uno importa algo lo que hace es “sacar” dólares del país. Cuando uno exporta algo lo que hace es traer dólares al país. Como conclusión el modelo ISI tiene como límite que la industria para poder comprar sus insumos en el exterior depende de poder conseguir en el mercado local dólares para realizar dicha transacción. Pero como se dijo antes el sector que trae dólares es el sector rural. De ahí que se entienda que este modelo siempre entra en crisis a través de la balanza de pagos. El país es carente de un único bien que es imposible producir, el Dólar. La balanza 3

de pagos tiende en este modelo a entrar en crisis debido que se llega a un punto donde el valor en dólares de las importaciones supera al valor en dólares de las exportaciones, creando así una escases de esta divisa, y por lo tanto una balanza de pagos deficitaria. Lo que sigue siempre es el enfriamiento de la economía (retroceso de la producción), ajuste y devaluación. Y de vuelta a comenzar el ciclo. Este proceso se denomina generalmente “stop and go”. El ciclo expresa el aumento y retroceso de la producción. El modelo de sustitución de importaciones en su primera etapa, iniciado en la década infame y profundizado por el primer gobierno peronista (1930-1952), se caracterizó en que la industrialización estaba orientada al mercado interno. De esta manera, se fortaleció el capital del estado, y el pequeño capital industrial nacional, acompañado este proceso por la concentración de la clase obrera. Desplazando momentáneamente a algunos industriales extranjeros y a los organismos internacionales de crédito, que se retiran con sus capitales reintegrados por el mismo Estado. Ejemplos de esto son la nacionalización de ferrocarriles pagando sobreprecios por los mismos y el pago de la deuda externa sin toma de nuevos créditos, entre otros. El modelo de sustitución de importaciones en su segunda etapa (1952-1976), devino necesariamente en el denominado “Desarrollismo”, iniciado por el gobierno de Frondizi hasta el gobierno peronista de Isabel. El hecho de que haya asumido la forma desarrollista se debe a los límites propios del modelo económico, que no implica avanzar en la consolidación de un mercado interno que pueda hacer frente al capital extranjero y que afecte los intereses parasitarios del sector terrateniente. El transito necesario al desarrollismo implicó el llamamiento al capital extranjero para invertir en el desarrollo industrial. Esto se podría haber evitado, si se hubiera generado un proceso de mayor concentración de capital y desarrollo de las fuerzas productivas en manos del Estado, a través de la expropiación de la renta agraria. Aquí se ve claramente el límite del desarrollismo, ya que depende de la inversión del capital extranjero para la industrialización del país. Según la estrategia desarrollista, para lograr esto es necesario constituir una industria local capaz de competir a nivel internacional, es decir que los productos locales sean tan “buenos” que sus precios finales de producción sean iguales a los de las industrias de los países centrales, y así traer dólares provenientes de la industria. Para esto habría que hacer a la industria argentina más eficiente (mayor productividad del trabajo o menores costos). En lo concreto, por múltiples razones (tamaño de la escala de producción, capacidad política de la clase obrera) pero principalmente por su carácter dependiente, este proceso nunca se logró sin la asistencia directa del Estado a través de diferentes políticas (subsidios, tipo de cambio, prestamos a tasa negativa, etc.). Con lo que nos encontramos con una burguesía dependiente de la transferencia de recursos por parte del Estado nacional que está imposibilitada de dar el salto cualitativo necesario para romper con su papel como importadora, o lo que es lo mismo, su papel de expulsora de dólares. 4

El Modelo Liberal y el Neoliberalismo en particular. Sus variantes y sus límites generales. Su aplicación en la Argentina (1976-2001): El modelo liberal en Argentina expresa los intereses del libre-mercado: el desarrollo económico básicamente consiste en la entrega del país a los capitales extranjeros en base a la primarización de la economía. La base productiva es el modelo agroexportador, en detrimento del desarrollo de la industria y del mercado interno. Con este modelo se fundó el Estado argentino entre 1860 y 1880, y fue puesto en jaque con el modelo de sustitución de importaciones, dando inicio al ciclo económico liberalismo y desarrollismo. Con el golpe militar de 1976 vuelve con fuerza en un ciclo de acumulación de capital con características renovadas: el neoliberalismo. Este proceso tiene su origen en un cambio a nivel internacional de los procesos económicos. Sus principales causas son tres: -

La crisis internacional del petróleo, que inyectó una enorme cantidad de capitales en su forma dineraria, provenientes de las rentas petroleras mundiales en manos de los principales bancos del mundo, en busca de lugares donde colocarse.

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La desregulación de los tipos de cambio, a partir de la cual se desvinculan las monedas nacionales con el oro, flexibilizando los tipos de cambio pudiéndose entonces especular con su inestabilidad.

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La desregulación de los mercados de capital, que permite que los activos financieros de las empresas no necesariamente tengan que tener una correspondencia con los activos fijos o reales de las mismas.

Se abre así un nuevo proceso de acumulación de capital a nivel mundial. Este cambio mundial tuvo un gran impacto en Latinoamérica. Que tendrá por eje la profundización de la extranjerización de nuestra economía periférica dependiente. Así el neoliberalismo no sólo se caracterizó por su brutal destrucción del entramado social si no que esta destrucción obedeció a una necesidad del capital de cambiar su forma de valorización. Esta transformación se debe a una determinación exterior, así como una necesidad de superar la contradicción interna del modelo desarrollista. Profundicemos, en el plano externo la economía mundial presiona por un proceso de internacionalización del capital. Es decir se presiona para que se de ese salto cualitativo para alcanzar la competitividad internacional. Para que esto pase tuvo que haber un cambio en las relaciones sociales de producción, que se dio en dos sentidos: primero, permitiendo el ingreso del capital internacional a ámbitos antes controlados por el estado o por capitales nacionales (privatizaciones en los noventa y venta de empresas); y segundo, transformando las relaciones laborales de forma de poder moldear una nueva fuerza de trabajo adaptada a este nuevo patrón de acumulación. 5

Esta necesidad del capitalismo mundial viene a acoplarse con las necesidades del capital nacional de enfrentarse a una clase obrera consolidada y a una traba estructural dada por el modelo de stop and go. En lo material, al final de estos treinta años tuvimos una enorme internacionalización del capital en todas las formas posibles. Los datos de estos años lo corroboran. El capital mercantil pasó de un comercio internacional de 16.2% del PBI en 1993 a un 24.2% en 1998. El capital financiero tuvo su expresión en un endeudamiento externo de 87.5 mil millones de dólares en 1994 a un saldo para 2008 de 128.2 mil millones. En lo productivo se vivió un cambio en la inserción extranjera de las 500 empresas más grandes que pasaron de un 32% en 1993 a un 66% en 2007. Desde el Rodrigazo en 1975 en adelante, la puja estará dada por recomponer la tasa de ganancia en la economía argentina, que necesitaba igualarse a los niveles internacionales. Esta lucha tendrá su manifestación en la fuga de capitales, la inflación y el abandono de la inversión productiva por parte de la burguesía, la que se comporta a través de dichos mecanismos debido a que no logra consolidar su hegemonía. Este proceso debe entenderse como una totalidad de largo plazo, el cual comienza en 1975 para terminar abruptamente en 2002 con una relación capital-trabajo recompuesta luego de una reestructuración severa. Lo importante es ver que los procesos económicos duran no diez, sino treinta años en este caso. Así a fines de los 90 se podrá percibir indicios del siguiente ciclo económico. Así el proceso no será homogéneo políticamente, ya que contempló todos los años de la dictadura militar y cuatro gobiernos constitucionales, dos radicales y dos peronistas. (Alfonsín 1983-1989, Menem 1989-1994, Menem 1994-1999, De la Rúa 1999-2001). Se puede decir entonces que en un primer período se instaura el modelo a base de represión y tortura. En el segundo período se intenta una integración pacífica de la sociedad civil al modelo, pero que encuentra gran resistencia por parte del movimiento obrero. Por su parte en el tercero y último, los dos gobiernos menemista, donde definitivamente se instaura el neoliberalismo y se hace hegemónico en toda la sociedad, para entrar en crisis durante el gobierno de De La Rúa. Un acontecimiento central para entender el nivel de consenso que alcanzó la convertibilidad fue la hiperinflación de 1989 como disciplinadora sobre la sociedad en su totalidad. De ahí que un proyecto que logró hacer desaparecer la inflación obtuvo tanta legitimidad pese a los claros efectos regresivos que produjo.

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Los cuatro ejes centrales del modelo neoliberal: 1- Valorización financiera y capital financiero: Si se considera el ciclo de acumulación desarrollista anterior, la característica era la falta de un bien que lo hacía entrar en contradicción. Nos referimos a la falta de dólares. Para los 80 este bien estará en sobreabundancia debido a las tres causas antes descriptas. Los dólares fluirán en grandes cantidades hacia las economías latinoamericanas y en especial hacia la Argentina. Con la dictadura del 76 se implanta en Argentina lo que se llama la valorización financiera como eje ordenador de las relaciones sociales. No sólo pesó en la inmensa redistribución del ingreso desde los asalariados hacia el capital, si no que vino a modificar los comportamientos de estos últimos. La hegemonía del capital financiero con su principal forma de reproducción en la valorización financiera convierte en rentista a los capitales antes destinados a la producción. La forma de acumulación expresa una necesidad por mantener su capital en la forma de dinero (por tanto no ingresarlo en el ciclo productivo) debido a que todavía al terreno de la producción le faltarán ciertos ajustes. El proceso de valorización financiera se puede simplificar de la siguiente manera. La economía argentina precisaba dólares, y va a buscar una forma de atraerlos a su mercado interno. El mecanismo fue aumentar su tasa de interés (precio que pagan los bancos anualmente por una cierta cantidad de dinero depositado en ellos) por encima de la tasa de interés internacional. Lo grupos económicos pergeñaron una gran forma de agudizar este proceso. Ellos tomaban préstamos en algún país foráneo y los depositaban en algún banco local, debido a la diferencia de las tasas de interés se generaban una renta que se sacaba del país y se depositaba en algún otro banco del exterior. En síntesis acumulaban riquezas con la diferencias en las tasas de interés. El papel de Estado es quien viene a cerrar este juego. El estado sometido a lógica de acumulación de esta etapa, lo que hace es tomar deuda en el exterior no para financiar el desarrollo industrial si no para inyectar en el mercado local la cantidad de dólares que los especuladores necesitan para luego sacar del país. No se puede fugar dólares si en el mercado local no se consiguen dólares. Es por eso que de 100 dólares tomados como deuda externa 90 era fugado al exterior en forma de renta financiera. Ahora bien cuando los que habían tomado un crédito en el exterior, el cual luego iban a valorizar en el mercado local, debían devolverlo, el estado se encargaba de pagarlo. Esto a pesar de que los tomadores de deuda tenían la capacidad de pagar sus obligaciones con los bancos del exterior. Así a través de las sucesivas nacionalizaciones de deudas privadas que se realizaron bajo gobierno militares como democráticos, se conformo lo que se llama a la deuda ilegitima. 7

2- Superexplotacion del trabajo Para poder competir a nivel internacional los capitalistas tienen que apropiarse de una ganancia superior que les permite ser rentables. En Argentina a través de la desregulación laboral se intensificó la explotación sin su consiguiente remuneración en forma de salario. Para aumentar su ganancia a través de bajar sus costos el estado le garantizó a la burguesía que podía encontrar en el mercado una fuerza de trabajo que no tendría ninguna regulación. De esta forma para 1998 el 15% de los asalariados eran pobres; a la vez que un 80% de los hogares estaban por debajo de la línea de pobreza. Los salarios cayeron un 20% en esta época con respecto al 40% que ya habían caído en la dictadura. La desocupación promediaría en 2001 casi un 30% 3- Saqueo y reprimarización de la economía Como se dijo antes Argentina tiene ventajas comparativas en su producción agraria. Esto quiere decir que sus productos son más competitivos a nivel internacional. La necesidad del capital fue poder participar de este saqueo de recursos naturales como forma privilegiada de participación en el mercado mundial. Las exportaciones se concentran en Argentina en productos agrarios (commodities) que para 1998 alcanzaran el 58% del total de lo exportado. Así se aprovechó de la explotación y exportaciones de los recursos naturales apoderándose de una porción importante de renta. El saqueo de las riquezas naturales, en conjunto con las ramas de agricultura, ganadería, caza y silvicultura, pesca y explotación de minas y canteras pasaron de representar el 6,7% del PBI en 1998 al 12,5% en 2008. Esto está ligado a un proceso llamado reprimarización de la economía: capitales que antes estaban centrados en la producción de mercancías industriales se pasan a ramas de la producción centradas en procesar productos de origen agropecuario. Así logran centrarse en ramas más competitivas que aprovechan los insumos agrarios argentinos más baratos para producir productos con escaso valor agregado. Un ejemplo conocido es el del grupo Pérez Companc que deja su producción tradicional para comprar Molinos Rio de la Plata para producir aceites comestibles y derivados. 4- Concentración y desindustrialización El proceso de centralización y de concentración de capital es la otra cara de la desindustrialización. Para el comienzo de este período la pequeña y mediana industria argentina (subsidiaria y protegida por el estado nacional) no podía ya elevar sus niveles de productividad y eficiencia. Por tanto sus productos tendían a ser cada vez más caros y defectuosos. Esto traía aparejado dos problemas que se describieron en el primer punto sobre la ISI. Primero eran una fuga de divisas en la balanza de pagos al requerir gran cantidad de insumos importados. Segundo, cuando vendían en el mercado interno lo que hacían era elevar la inflación debido a lo encarecido de sus productos.

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Las medidas tomadas permitieron la apertura comercial de la economía argentina a través de la quita del impuesto a la importación, acompañada por un peso que tendía a sobrevaluarse (tablita cambiaria de Martínez de hoz y convertibilidad). El tipo de cambio y los impuestos a la importación habían actuado en la ISI como una barrera a la entrada de mercancías del mercado internacional. Desaparecido esto se registrará un aluvión de productos extranjeros frente a los cuales la industria nacional (poco productiva) no tiene nada que hacer. Aquí está el cierre de 24.310 fábricas, con su aparejada destrucción de puestos de trabajo que se ve en una declinación e la ocupación del 28%. Si esto fue la desindustrialización, por el otro lado se encuentra la centralización y concentración. Es decir, no todos perdieron en la época neoliberal. Los capitales más grandes entraran en un proceso de ir tomando en sus manos la producción que antes realizaban los capitales más pequeños. Este proceso se dio tanto en los capitales industriales como en lo capitales agrarios. Así por ejemplo, mientras que para el Censo Nacional Económico de 1973/1984/1993 alrededor de la mitad de la producción viene de ramas altamente concentradas (RAC), un tercio es de ramas medianamente concentradas (RMC) y un quinto de las escasamente concentradas (REC). Para el CNE de 2003 el proceso de concentración habrá sido de tal magnitud que el 60% de la producción viene de las RAC, un 25% de las RMC y un 15% de las REC. Además este proceso viene acompañado de un traslado de mercados competitivos a mercados cada vez más oligopólicos. Para 2003, 85% de la producción viene de este tipo de ramas y aun más, el 50 % se explica por 8 unidades productivas.

Crisis neoliberal: La crisis de Argentina duró un período bastante largo y agónico. La economía argentina había logrado sortear la crisis del Tequila, pero desde 1998 hasta 2001 estaba en franco descenso. La crisis a la vez debe entenderse como el clímax económico a partir de donde se puede desprender los gérmenes del nuevo modelo. Así nos estaremos enfrentando a la transformación del proceso necesario que fueron las tres décadas de neoliberalismo. El primer proceso se remite al sector financiero. Como se dijo antes la vigencia de los capitales en su fase liquida (es decir monetaria/financiera) implica cierta desconfianza de la burguesía sobre la normalidad de las condiciones para reproducir sus capitales en el ciclo productivo. En otras palabras invertir para producir. Argentina no tiene la posibilidad de producir dólares; por tanto cada vez que algún sector de la burguesía remitía o fugaba algún dólar al exterior era un dólar que se iba del mercado local y por tanto debía salir de algún lado. Si la burguesía local en su faceta más financieraespeculadora remite los dólares del mercado interno al exterior, uno debería preguntarse de donde salen esos dólares en el mercado local.

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En esta época regía la Convertibilidad. Esto es un tipo de cambio fijo que el gobierno garantiza como cambiable en cualquier momento. Su expresión nominal fue: un peso = un dólar1. Es decir que por cada peso que tenga un argentino el Estado Nacional se compromete a darle un dólar si así lo desea. Entonces, la pregunta vuelve a ser la misma, ¿de dónde sacaba los dólares el estado nacional? Teniendo en cuenta que las exportaciones estaban en su peor período histórico y las recaudaciones impositivas eran magras debido al bajo nivel de actividad económica que se da en plena crisis; en este periodo la forma de ingresos de dólares será a través de la deuda externa. Este proceso llegó a un límite. En el contexto internacional Brasil, México, Rusia y los países del Sudeste Asiático estaban en crisis y la mayoría de ellos había devaluado. Pese a eso, el FMI seguía prestando fondos a Argentina debido a las buenas relaciones que mantenía con el gobierno de la Alianza. Pero a cambio exigía ciertas medidas para seguir haciendo desembolsos de dinero. El FMI en persona venia a supervisar el cumplimiento de las medidas a través de las visitas de sus técnicos. Para cada préstamo del FMI se requerirán nuevos ajustes del Estado argentino para asegurarse una reducción del gasto público en función de poder responder a los diferentes pagos que se tienen que hacer. Pero a cada nuevo ajuste, el pueblo argentino resistía y cada resistencia subía el “riesgo país” (índice subjetivo que el imperialismo utilizaba y manipulaba para incidir en la economía): subía el riesgo país, entonces para recibir más préstamos, se requerían más ajustes. Si no hay préstamos, no hay dólares; si no hay dólares, no se puede cambiar .pesos por dólares a quien lo requiera. Por lo tanto estamos frente a una crisis cambiaria. Lo último serán el “corralito” (expresión máxima de la poca cantidad de reservas/dólares que había en el banco central para sostener la paridad cambiaria), cacerolazo, 19 y 20, represión, caída del gobierno. La Convertibilidad viene a representar el último avance de los sectores dominantes para consolidar la reestructuración iniciada en la mitad de la década de los 70. Estos diez años de convertibilidad no solo serán la destrucción de la clase obrera sino que también serán el mecanismo de alineamiento de los sectores dominantes tras el proyecto del gran capital trasnacionalizado. Como conclusión y para entender la próxima época cabe remarcar algunos puntos: Todo el periodo de neoliberalismo no se caracteriza solamente por la especulación financiera y la destrucción de la industria. Si bien estos dos elementos cobraron una importancia central para explicar las conductas económicas de la burguesía en los 90, este análisis no puede dejar de lado la 1

Se dice expresión nominal porque siempre los tipos de cambio para entender en qué situación están con respecto a otra moneda se los debe mediar por la inflación de ambos países. A esto último se lo llama tipo de cambio real. Así por ejemplo, si la moneda nominalmente esta un peso un dólar, pero se desata un proceso inflacionario en Argentina ese peso pierde capacidad de compra frente al dólar. Para este periodo poco importa esto porque la inflación tendió a estabilizarse. Pero es importante para comprender periodos históricos como el actual.

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faceta productiva en donde se ordenaron las acciones de múltiples capitales bajo la hegemonía del capital más concentrado. Se puede simplificar así: aquellos que no encararon (o no pudieron encarar) un proceso de reordenamiento productivo para aumentar su productividad y reducir sus costos, perecieron; pero aquellos que si lo hicieron serán los grandes ganadores del proceso. En la convertibilidad ya tendremos rasgos de los nuevos patrones de acumulación, salarios bajos, extracción de recursos y empresas trasnacionalizadas.

3 - Modelo Económico Kirchnerista: Como producto de la crisis, cuya máxima expresión fue el año 2001, el modelo neoliberal se agotó como patrón de acumulación. El hambre y la miseria del pueblo lo expresaron claramente en las calles; y las clases dominantes veían reducirse su obtención de ganancias. Cualquier alianza social se veía imposibilitada en el marco de ese modelo. Es así que se renueva el ciclo con un nuevo modelo de acumulación: el Neodesarrollismo. El neodesarrollismo es la base económica sobre la que se para el Modelo Económico Kirchnerista. Sus características centrales las toma del modelo desarrollista clásico del ciclo anterior, pero con un rasgo fundamental que le da nuevas características: es la salida a un ciclo neoliberal que dejó marcas profundas. Esto es posible en el marco de un contexto internacional, caracterizado para lo que nos interesa por el alza de precios de los productos que la Argentina exporta. El neodesarrollismo, fiel a sus principios, transfiere renta que le quita al sector agroexportador, hacia el sector industrial. Ahora bien, la matriz productiva fue modificada por el neoliberalismo, por tanto la transferencia fundamentalmente beneficia a los mismos grupos económicos que salieron victoriosos de los 90. El protagonismo del Estado es mayor en la economía, en lo que hace a garantizar este proceso de industrialización a través de la transferencia de ingresos, y no a través de la apropiación estatal de los sectores productivos. El desarrollo del sector industrial no implica necesariamente que se modifiquen las fracciones de clase. Es así, que básicamente la industrialización se da sobre una economía extranjerizada, donde no hay una burguesía nacional que desarrolle el mercado interno. Por lo que la industrialización está liderada por los grupos económicos locales concentrados y por el capital extranjero. Podemos identificar tres factores que permitieron un rápido repunte de la producción industrial:

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La Devaluación implicó una barrera cambiaria a la competencia de los productos extranjeros. De esta forma se generó una industria local que se favoreció por el tipo de cambio. Es decir, los productos internacionales cotizados en dólares devienen más caros para el mercado local, posibilitando margen de acción a la industria local.

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Capacidad productiva ociosa – Bajos salarios. La nueva industrialización no requirió grandes cantidades de inversión en el corto plazo, ya que se montó sobre la infraestructura productiva que permanecía cerrada de los 90. A la vez esto se combina con los bajos salarios que regían en el momento debido a la desocupación.

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Impuestos a las exportaciones: permitieron, por un lado, incrementar la recaudación estatal que luego se deriva hacia la industria y, por otro, mantener a bajo precio los productos exportables.

La crisis de la convertibilidad no se debe analizar como un fracaso de los sectores dominantes, sino como su éxito en la reestructuración de las relaciones sociales, marcando continuidades y rupturas respecto del neoliberalismo. En concreto, las rupturas que definen al neodesarrollismo kirchnerista respecto del neoliberalismo son: un mayor crecimiento de la economía (PBI), un mayor crecimiento relativo de la industria, una reducción drástica de la desocupación, un sistemático superávit fiscal y comercial, una tasa de interés interna negativa respecto a los países centrales, el pago de la deuda externa y la acumulación de reservas. Es importante destacar como eje central de ruptura el retroceso del capital financiero, como consecuencia de tres factores fundamentales: el ya nombrado pago de la deuda externa, quebrando la posibilidad de especular con bonos de deuda; la también nombrada tasa de interés interna negativa, cuestión que aborta la apropiación de riquezas a través de las diferencias de las tasas de interés; y el vuelco por parte de los sectores financieros a la especulación con la exportación de commodities (materias primas valorizadas en el mercado internacional). Por su parte las continuidades que se arrastran del neoliberalismo son principalmente: los niveles salariales y la precarización laboral se encuentran en índices similares al período anterior, las condiciones de vida de los trabajadores a pesar de la evolución positiva del salario real son insuficientes cuando se comparan con períodos anteriores; la composición del producto no ha cambiado significativamente más allá del mayor crecimiento relativo de la industria que no resulta suficiente para cambiar estructuralmente la matriz productiva argentina y que por lo tanto el grueso de las exportaciones argentinas sigue proviniendo del sector primario. 12

De esta manera los ejes centrales de continuidad respecto al neoliberalismo son: -

La primarización y saqueo de la economía; Si bien se volvieron a producir bienes industriales, el mayor crecimiento de la industria no es suficiente para modificar sustancialmente la matriz productiva argentina. De esta manera el grueso de las exportaciones continúa originándose del sector primario. Contabilizando estas últimas más las manufacturas de origen agropecuario, constituyen un 70,2 % de las exportaciones del país. Así la economía nacional continúa dependiendo del ingreso de dólares a través de las exportaciones agrarias principalmente.

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Extranjerización de la economía; Los pilares centrales de la economía continúan en manos de capitales extranjeros, como el petróleo, minerales en general; los servicios públicos principales; y las ramas industriales. El gobierno mostró una moderada política de estatización, orientada en su totalidad respecto a los servicios y no a la producción.

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La super-explotación del trabajo. Si bien junto con la reactivación industrial, existe un aumento de la demanda de trabajo, verificada a través de la ya mencionada reducción drástica de la desocupación, los índices de subocupación son altos y continúan la precarización laboral y los niveles salariales a índices similares a los 90. En este sentido los niveles de trabajo no registrado al año 2009 no superan aún los mínimos de comienzos de los años noventa (36,1% y 25,2%, a fines de 2009 y a comienzos de 1993 respectivamente). Por su parte en el año 2008, cerca del 60% de los trabajadores se encontraban precarizados y a comienzos de 2010 los niveles salariales son para un 40% de los puestos de trabajo inferiores al salario mínimo.

En este marco general de rupturas y continuidades se inscriben las medidas económicas de gobierno. A saber: La devaluación del peso en los primeros años, la renegociación de la deuda pública externa y el pago de la misma, la política de control de precios, la transferencia de ingresos a través de subsidios, los impuestos y restricciones a las importaciones, la apertura de paritarias, la sobrevaluación del peso luego del fracaso en la aplicación de mayores retenciones al agro, el mejoramiento radical de la recaudación fiscal, las trabas a la fuga de capitales, instauración de políticas sociales a nivel masivo y la escasa estatización de empresas de servicios públicos privatizadas y estatización de las AFJP. Las medidas económicas implementadas en los últimos meses como las reformas a la carta orgánica del banco central, el control en la compra-venta de dólares, la estatización del 51% de YPF, entre otras, también se inscriben en este marco general. Sin embargo debemos hacer un análisis pormenorizado de las medidas implementadas y a implementar por parte del gobierno, y sus posibles consecuencias. 13

A continuación pretendemos desarrollar limitaciones generales del neodesarrollismo visibles hasta el momento, que engendran las problemáticas centrales de los modelos desarrollistas históricamente implementados en nuestro país.

4 - Los límites del neodesarrollismo y sus contradicciones fundamentales Para comprender los límites del neodesarrollismo en particular, debemos retomar el planteo ya descripto acerca del límite del modelo de sustitución de importaciones en general. Este se refiere a lo limitado de una industrialización basada en la importación de los propios componentes básicos (insumos) para producir. Así, de vuelta, el sector agroexpotador tiene un poder de veto sobre la capacidad de industrializar al país, ya que es el único sector que trae dólares al país. Por lo que la Balanza de Pagos entra en crisis. Entonces, los límites del neodesarrollismo en particular están fundamentados en siete ejes: -

Industrialización compuesta a nivel mundial: en lo concreto el proceso de industrialización no abarca todos los eslabones de la cadena productiva, sino que solamente se ensambla en el país las partes que se importan. Así del 100% producto final, el 80% está compuesto de partes importadas. Un claro ejemplo de esto son la industria automotriz y el complejo industrial tecnológico de Tierra del Fuego. Por tanto a medida que crece este tipo de industrialización, crecen las importaciones haciendo quebrar la Balanza de Pagos.

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Dependencia de los precios internacionales: como dijimos la industrialización depende de la cantidad de dólares que pueden ingresar al país las exportaciones. Al respecto se pueden señalar algunas cuestiones: actualmente el 70% de las exportaciones son de origen agropecuario; los precios de las mismas se encuentran sobredimensionados a partir de un boom de los commodities; las exportaciones no se encuentran diversificadas sino que dependen fundamentalmente de la soja; y dependen casi exclusivamente de China. Por tanto, existe una gran dependencia de que en el contexto de una crisis internacional no se puedan modificar estas cuestiones.

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Aumento de la demanda salarial que afecta la tasa de ganancia. Caída de la desocupación, por lo tanto, aumento de salarios. Como resultado de la baja de la desocupación, se reactiva la disputa salarial.

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Industria nacional subsidiaria del Estado. Se sigue consolidando una estructura industrial deficitaria y altamente dependiente de la transferencia de ingresos por parte del Estado.

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Balanza de Pagos dependiente del ingreso de capital extranjero. Si bien en el corto plazo el ingreso de capitales extranjeros beneficia a la Balanza de Pagos a través de estos ingresos; en el largo plazo las remisiones y utilidades de estas empresas terminan erosionándola, agudizando el problema que en un primer momento se pretendía solucionar. Es decir, se emparcha la balanza comercial, ya que lo que en un primer momento fue inversión en el país, luego se irá en forma de ganancias a las casas matrices de las empresas extranjeras.

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Inflación: debido a estos ejes planteados la inflación se presenta como un límite claro. De esta manera, una canasta básica compuesta en gran medida por productos agropecuarios que depende de precios internacionales en alza y por productos industriales con un importante componente importado, tiende a subir. Esto sumado al proceso abierto por la baja de la desocupación hacen subir el salario, generando un proceso inflacionario. También en esta dinámica intervienen tanto el hecho de que la formación de precios está concentrada en mano de pocas empresas que en su mayoría especulan aumentándolos como el papel del Estado permitiendo que se den estos aumentos y el papel que juega controlando la suba salarial en las paritarias.

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Sobrevaluación del peso: a partir del 2008 después de la caída de “la 125” (retenciones al campo) se ve una apreciación del tipo de cambio. Es decir, si el peso antes estaba devaluado, ahora se está sobrevaluando. Esto tiene muchas implicaciones, pero principalmente implica la quita de ganancias al sector exportador que hasta ahora se había visto beneficiado. Pero a la vez, implica que los productos extranjeros vuelvan a ser competitivos en el mercado local, trayendo como potencial consecuencia el debilitamiento de la industria local. Este proceso está abierto y podría significar un quiebre en el modelo de acumulación actual de acuerdo al rumbo que se tome. Es necesario un seguimiento sobre esta cuestión a medida que avance la coyuntura.

Por lo tanto nos encontramos en lo concreto frente a los límites históricos del desarrollismo. De hecho las últimas medidas del gobierno se enmarcan en la preocupación central por sostener la Balanza de Pagos superavitaria, es decir, más exportaciones que importaciones y en el control de la inflación. La llamada “sintonía fina” viene a expresar este proceso general de doble disciplinamiento, donde por un lado se intenta obligar a los capitalistas a reinvertir y no fugar capitales o ponerlos a especular; y por otro obligar a los trabajadores a no superar un aumento de los salarios que implique que las tasas de ganancias capitalistas se vean perjudicadas.

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Contradicciones del Modelo Económico Kirchnerista: La contradicción actual del modelo neodesarrollista se asienta sobre un límite estructural: desarrollar las fuerzas productivas (industrialización) apoyándose en los mismos grupos económicos locales que se beneficiaron de la valorización financiera del neoliberalismo, con un discurso a favor de los trabajadores. Es decir, la inexistencia de una burguesía nacional con vocación económica de desarrollar el mercado interno y satisfacer las demandas populares reales. El modelo neodesarrollista se plantea entonces como la mejor forma que las fracciones de la clase dominante encontraron para reacomodarse y mejorar su obtención de ganancias. De hecho es un período de beneficios enormes para la clase dominante. Así la contradicción en términos de modelo se expresa en la puja histórica entre el modelo liberal y el modelo desarrollista. En términos de disputa entre las fracciones burguesas se expresa en la disputa en los capitales más concentrados entre los Conglomerados Extranjeros y los Grupos Económicos Locales. En concreto: entre los grupos económicos locales que pretenden sostener su tasa de ganancia apadrinados por el Estado, que hoy se encuentran en la industria y en los servicios públicos, que en los noventa se encontraban en la especulación financiera, y que mañana podrían encontrarse haciendo chicles si eso sostiene la tasa de ganancia; y las empresas privatizadas extranjeras y los grupos agroexportadores que presionan por una apertura económica de forma tal de poder remitir sus ganancias al exterior. En conclusión el ciclo económico histórico presenta contradicciones propias de las clases dominantes para sostener los patrones de acumulación con las tasas de ganancias normales. Se trata de cómo las fracciones de la clase dominante se van acomodando para suplir el déficit de la balanza de pagos, directamente ligados a la estructura de desarrollo económico dependiente. Para la clase trabajadora sin duda el desarrollismo implica beneficios materiales, y el liberalismo retracción de sus ingresos. Sin embargo ambos están edificados con el objetivo central de recomponer o bien potenciar las ganancias de los capitales. En síntesis, ninguno de los dos modelos apunta a romper la estructura económica argentina atada al imperialismo e impulsar el desarrollo económico del país a partir de los intereses de los sectores populares. El desarrollismo recompone el mercado interno, y por ende mejora las condiciones objetivas del pueblo trabajador; pero lo hace en base a fortalecer a los capitales en general, tanto nacionales como extranjeros. Confiando que estos desarrollarán las fuerzas productivas nacionales, “derramando” un beneficio general para el pueblo trabajador, cuestión que en la historia ya marcó sus límites.

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Desperdicia de esta manera la posibilidad histórica de centralizar capital en el estado, y así desarrollar genuinamente las fuerzas productivas de la nación, por tanto termina generando necesariamente las condiciones para que el liberalismo retome el ciclo económico con las consecuencias materiales nefastas para el pueblo trabajador que sabemos por experiencia histórica devienen necesariamente. Dos modelos, una estrategia Si partimos de un análisis global tanto del neoliberalismo como del neodesarrollismo podemos observar que ni uno ni otro constituyen una opción orientada a romper con los límites impuestos por la dependencia. Por el contrario sin desconocer las diferencias entre estos dos patrones de acumulación, podemos entenderlos como parte de un mismo proceso orientado a profundizar el carácter subordinado y dependiente de la economía argentina implementado por las clases dominantes, orientado a garantizar acumulación de ganancias y la explotación de las clases populares. Así, tanto el modelo neoliberal como el neodesarrollista consisten en distintas tácticas implementadas en momentos diferentes, para garantizar un mismo objetivo estratégico: la preservación de los intereses de la burguesía en Argentina, para seguir enriqueciéndose. De esta forma puede comprenderse el “fracaso” de la convertibilidad y de las políticas neoliberales entrado el año 2000, en tanto que se manifestó el agotamiento de una táctica de los sectores dominantes. Sin embargo nunca se perdió de vista el objetivo de garantizar la estrategia del capital, lo que les permitió reacomodarse en una nueva táctica. Es así que la crisis del neoliberalismo, bajo la expresión de crisis de convertibilidad, fue paradójicamente el existo de ese proceso de restructuración.

A modo de conclusión: Por tanto, nos atrevemos a decir, que el liberalismo y el desarrollismo, vistos desde una perspectiva histórica, son ciclos económicos que se complementan. En tanto uno implica la superación del otro, visto desde la necesidad de garantizar el desarrollo del capitalismo en países periféricos como la Argentina. En otras palabras, en la crisis de un modelo está contenida la solución a través del otro modelo. Este ciclo no se repite de manera lineal, sino que va tomando nuevas características a medida que expresa la salida para el otro, reciclándose y conformándose de acuerdo a las condiciones objetivas que debe enfrentar (de aquí el “neo”-liberalismo y “neo”desarrollismo). Son por lo tanto, el modelo liberal y el modelo desarrollista, ciclos económicos que se complementan a partir de sus límites. Y por lo tanto, en uno está contenido el otro, lo que hace que nos encontremos con continuidades y rupturas.

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Ahora bien, con esta perspectiva, debemos tener en claro que el ciclo no es una ilusión o un mero discurso de la burguesía; son dos modelos diferentes, que implican condiciones objetivas diferentes, y por lo tanto las tareas son diferentes. Por lo que, teniendo presente las continuidades, es importante poner énfasis en las rupturas. Sin las cuales es imposible comprender la velocidad con la que el kirchnerismo se posicionó como gobierno, diferenciándose del menemismo. El modelo económico neoliberal es abiertamente anti-popular y destructivo de la economía de nuestro país. El modelo económico neodesarrollista tiene medidas que implican beneficios materiales concretos para el pueblo, así sean insuficientes y no pueda romper con las cadenas estructurales del modelo agroexportador. Para finalizar, tengamos presente que la única forma de desarrollar un sistema económico a favor de los intereses populares es rompiendo de una vez por todas la dinámica de este ciclo económico que, si bien se modifica y adquiere nuevas formas, no se va a quebrar objetivamente. Para quebrarlo hay que generar las condiciones subjetivas para avanzar en medidas concretas que marquen un rumbo económico independiente del imperialismo, centralizando la economía en el estado a favor de los intereses de todo el pueblo y no de una minoría empresaria explotadora. Al respecto en Argentina debemos saber manejar el equilibrio entre las continuidades y rupturas que hay entre el neoliberalismo y neodesarrollismo. Es decir, no quedarse solamente en las continuidades como si fuera todo lo mismo; pero tampoco quedarse solamente en las rupturas, como si el modelo actual fuera la panacea del desarrollo económico. De lo que se trata es de tener claridad sobre que son dos modelos diferentes, y poder trabajar correctamente sus límites, en lo que hace al problema estructural de la economía argentina. Resulta imperioso identificar claramente las contradicciones correctas para cada etapa y definir las tareas correctas que nos permitan avanzar en pos de ese objetivo estratégico. Para lo cual hay que prestar atención a la situación del imperialismo y la crisis internacional; y por tanto, a las salidas concretas que se vienen desarrollando en esta etapa, identificando como base los procesos populares continentales más avanzados y los modelos económicos que están actualmente en pugna.

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