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LIBRO DE TEXTURAS
Nathalia Ruth Ojeda Velázquez
Asunción – Paraguay 2014
Introducción Los recursos didácticos y materiales en educación son imprescindibles porque motivan, ayudan a comprender los conceptos y facilitan el aprendizaje de los estudiantes. Cuando alguien tiene una discapacidad como la visual, estos recursos hay que adaptarlos para que sean accesibles a las personas con discapacidad visual, a la percepción táctil, auditiva, olfativa o incluso visual. Deben ser diseñados según las necesidades de las personas a las que van dirigidos y los objetivos que se quiera conseguir.
Las personas que no ven necesitan materiales alternativos para tener acceso a la información por medio de otros sentidos distintos a la vista, por ello el presente trabajo fue pensado para estimular los sentidos, el tacto, el olfato y también puede servir de ayuda para estudiantes con baja visión o resto visual.
Trabajo y Proceso 1. Materiales
Materiales de bajo costo: Goma Eva, Plasticola, Pistola de Silicona, Silicona (2), Tijera, Pincel negro, pincel de pelo corto chato, esponja, fragancias de naranja y limón (14000Gs.), cartón, palitos de helado, cuerda, botones, tela, isopor (todos materiales reciclados y sencillos de conseguir)
2. Pasos para el libro de texturas
Trabajo Terminado
Tapa (Identificación)
Texturas + Cascabeles
Olores + texturas (fragancia de naranja)
Formas
Conclusión
«Las personas privadas de visión obtienen la mayor parte de la información a través de dos canales fundamentales: el lenguaje y la experimentación táctil, cuyo órgano más especializado es la mano» (Lucerga, 1993).
Uno de los objetivos en la educación de las personas con discapacidad visual es ofrecer la máxima información del mundo que les rodea. Para ello, es necesario adaptar los estímulos visuales, para que las personas con discapacidad visual los puedan percibir táctil, olfativa o auditivamente y, si tienen resto visual, con las ayudas ópticas y no ópticas adecuadas.
La representación mental del mundo de un niño o una niña con ceguera es diferente a la de un niño o niña vidente. Una descripción verbal, o una imagen, proporcionan mucha información y, por lo tanto, es un buen recurso. Pero no es el único. También se pueden adaptar los materiales en relieve para ser percibidos al tacto y ayudar así a que la persona cree y elabore sus imágenes
mentales.
Los dibujos en relieve y la relación con diferentes texturas fomentan el desarrollo táctil, lo cual repercute, por ejemplo, en el aprendizaje posterior del sistema de lectoescritura braille. Las imágenes en relieve, táctiles son para «mirar» con las manos, por lo que tienen que ser diferentes a las de los videntes, basadas en conceptos distintos a los visuales, ya que se trata de imágenes táctiles, para «mirar» con las manos.
Así, por ejemplo, ¿cómo adaptar a una niño ciego una nube? ¿Con algodón? Es posible que sea una adaptación visualmente muy apropiada, pero la sensación táctil del algodón es cálida, no tiene relación con la frescura y humedad de un día nuboso. Para un niño ciego, sería más conveniente la adaptación de las nubes con un material más frío como el plástico (burbujas) o el metal.
En la percepción intervienen los sentidos y una serie de actividades cognoscitivas que nos ayudan a interpretar las sensaciones auditivas, táctiles, olfativas, gustativas o visuales que llegan al cerebro. Así se elaboran los conocimientos y se crean imágenes mentales. Pero estas imágenes son de distinta naturaleza que las de las personas videntes.
La percepción a través del tacto comprende la percepción táctil (estática) y la percepción cinestésica (dinámica). El resultado de la asociación de estos dos sistemas de percepción es la percepción háptica (tacto activo). Es un sistema de percepción, integración y asimilación de sensaciones, a través del tacto activo.