LOS AGENTES DE EVANGELIZACIÓN, DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO

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LOS AGENTES DE EVANGELIZACIÓN, DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO

Síntesis de las respuestas a la "Guía para la preparación de la XII Asamblea Diocesana" Arquidiócesis de México

I. EXPERIENCIA DEL DISCÍPULO

1. ¿Desde tu identidad eclesial (Obispo, presbítero, religioso (a), laico (a) con qué actitudes reflejas tu docilidad al Espíritu Santo? Con la escucha de la Palabra de Dios y la celebración Eucarística. Con una vida de oración y de vida sacramental constante. Con la revisión continua de la vida y el discernimiento. Con actitud de pertenencia, disponibilidad, donación, corresponsabilidad y obediencia a la Iglesia de Cristo y a la humanidad. Con docilidad al Espíritu Santo protagonista de la misión y alma de la Iglesia. Leyendo los signos de los tiempos con una actitud de escucha y dialogo, para llevar a cabo la misión encomendada por Cristo. A través de la inserción a la pastoral dentro de la Diócesis. Permaneciendo fieles en el cumplimiento, encargo y participación desde las comisiones arquidiocesanas. Con apertura y disposición al cambio. A través de la vivencia comunitaria con responsabilidad y compromiso laical. En la vivencia auténtica y sincera de la vocación recibida, del ministerio ejercido y desde el propio carisma.

2. ¿De qué manera la Oración y la Palabra fortalecen tu relación con Cristo Maestro y Pastor? Fortalecen la fe y encienden la caridad. Son la base para ser discípulo de Cristo. Nos ayudan a tener vida en Él. Nos hacen auténticos testigos de Cristo. Nos ayudan a vivir una continua conversión y entrega. Nos ayudan a ser coherentes con la vida cirstiana. De ellas dependen toda actividad pastoral de la parroquia. Identificarnos y reforzar la identidad con Él. Es el medio para dialogar con el Señor Jesús. Hace crecer el "ser" cristiano, ilumina y guía la propia vocación. Para los presbíteros, desde ellas reflexionar para preparar la homilía, y la predicación, y sostener y animar su misión eclesial. Hay que contemplar para después dar a conocer a los demás lo que hemos contemplado: la Verdad del Verbo Encarnado en nuestra humanidad y metido en nuestra historia.

3. ¿Cómo has vivido y alimentado tu experiencia Kerigmática? Como un continuo descubrimiento y una sed de seguir creciendo en el conocimiento de Cristo y su misión. En la obediencia a Dios y en el servicio a los demás, especialmente a los más necesitados. Estudiando el kerigma y concretizándolo en una praxis histórica. Amando y sintiéndome amado por Dios. Viviendo continuamente un proceso de conversión. Viviendo en constante comunión con Dios y con los demás. Dando testimonio de lo que el Señor ha hecho y obrado en mí persona. Mediante la Palabra de Dios, la Eucaristía y la catequesis. La Misión permanente que me lleva a compartir y anunciar el kerigma. Mediante la profundización de sus contenidos, la vivencia sacramental y litúrgica en un ambiente comunitario. Por medio de una formación permanente.

4. ¿A través de qué experiencias principalmente has manifestado tu identidad de discípulo? Viviendo la reconciliación. Abandonando actitudes nocivas, con la convicción emanada de la conversión, y asumiendo con intensidad mi identidad cristiana. En la búsqueda de un crecimiento dinámico en el plano de lo humano y de lo espiritual. Siendo autentico testigo de Cristo y de su Evangelio. Viviendo en comunidad los valores evangélicos. En la disponibilidad de servicio en el ministerio. En el sentirme enviado por Cristo y la Iglesia. Realizando corresponsablemente mi apostolado: trabajo con los niños de la calle, dando pláticas presacramentales, etc. Escuchar los signos de los tiempos y las realidades que vivimos y saberlas interpretar para poder responder según el Evangelio. Mediante la valoración y respuesta al llamado que hemos sentido, el testimonio personal y la vivencia comunitaria de la conversión permanente. En solidaridad con el presbiterio y el servicio a los hermanos. No buscando aplicar a otros el Evangelio, sino viviéndolo desde mi condición.

5. ¿De qué manera revitalizas tu vocación cristiana a través de los sacramentos de iniciación? Con la Eucaristía que es fuente y culmen. Por medio de la confesión y la celebración de la fe en comunidad. A través de la participación en los retiros de iniciación y de la catequesis. Participación y comunión. El fundamento está en el bautismo y la confirmación, el centro en la

Eucaristía. Nuestra vocación cristiana se revitaliza tomando conciencia, participando activamente y renovando los sacramentos con frecuencia. Profundizando en la riqueza de los sacramentos y los compromisos que implican en la vida. Los sacramentos de iniciación nos retroalimentan y fortalecen en la Misión permanente. la catequesis motiva la vida sacerdotal del Pueblo de Dios. Además, planteamos tres pistas que nos revitalizan desde los sacramentos de la Iglesia: • Vivencia consciente y renovada de nuestra vocación: cuenta mucho la actitud personal para celebrar los sacramentos. • Aprovechar los medios: oración con la palabra, la vida, retiro espiritual y dirección espiritual. • Tener una memoria viva y celebrativa de nuestro bautismo, con piedad y sentido pastoral, y una vivencia coherente de nuestra madurez cristiana vivida y fortalecida en la Eucaristía.

Síntesis: Este documento nos ayuda a hacer conciencia sobre la necesidad de ser discípulos para ser agentes evangelizadores preparados y cualificados. Resulta muy importante recordar que para ser evangelizadores es necesario primero ser discípulos y suscitar un encuentro vivo con Cristo para después alimentar ese encuentro con la oración, la celebración de los sacramentos y la escucha de la Palabra. Los Sacramentos de Iniciación Cristiana, aunque muy particularmente la Eucaristía, debe celebrarse con un sentido kerigmático, ya que nos debe ayudar a crecer y fortalecer nuestra vocación de cristianos y bautizados. No bastan los actos religiosos, hace falta una espiritualidad que refleje una relación con Dios. No se trata solamente de ser misioneros de buena voluntad. Ser dóciles al Espíritu Santo implica discernir qué es lo que quiere Dios que cada uno de nosotros hagamos. Fomentar la escucha y el diálogo con Dios es una demanda personal y comunitaria. En este documento se nos invita a reflexionar sobre ¿quienes somos cada uno de los evangelizadores en nuestra Iglesia? La religiosidad popular es un buen principio, sin embargo, es necesario hacer que los eventos de religiosidad y piedad popular afecten nuestra vida, visión del mundo y nuestra relación con Dios. Para lanzarse al apostolado es necesario haber cimentado antes nuestra propia y personal experiencia de ser discípulos que se note en el testimonio comunitario.

II. DISCÍPULOS EN COMUNIÓN

6. ¿Cómo al interior de los Consejos de Pastoral, EMP, grupos apostólicos y comunidades menores se vive la experiencia de comunidad, inclusive con los presbíteros que los integran, y cómo esta comunión se proyecta a la parroquia, decanato, vicaría y arquidiócesis? En primer lugar, es necesario resaltar la necesidad de trabajar en equipo, en comunión eclesial. En el esfuerzo por ver a Cristo en el otro. En la participación de las actividades parroquiales. A través de la Misión Permanente, tratamos de vivir, caminar y servir junto con nuestros párrocos; en una actitud de fraternidad y corresponsabilidad. En las comunidades menores es más fácil vivir la experiencia de comunión porque se comparten alegrías, logros, tristezas, etc. El sentido de vivir en comunidad en ocasiones se pierde por el cambio de párroco, principalmente cuando no se da continuidad al plan pastoral parroquial. El sentido comunitario de algunas parroquias se ve en la participación constante en las reuniones de Decanato y Vicaría. En general falta más integración y vida comunitaria, que se ve interrumpida por los proyectos personales y cuando se trabaja de manera independiente. En algunos casos, a pesar de que los laicos están siempre dispuestos a trabajar, no se han abierto las puertas de las parroquias para esa participación. Entre las comunidades y voluntades se establece el vínculo que hace posible el trabajo directo de quienes quieren dar su testimonio. Es necesario promover una espiritualidad de comunión en todos los niveles. El intercambio de experiencias enriquece la relación en los decanatos. Los que van adelante inyectan interés y entusiasmo a los que se esfuerzan por crear estructuras.

7. ¿Cuáles son los aportes de los laicos, presbíteros y diáconos, obispos, religiosos (as) y seminaristas que enriquecen la comunión eclesial en los diversos niveles de nuestra Iglesia local: parroquia, decanatos, vicaría, arquidiócesis? Laicos: Muestran la presencia de Cristo en el mundo. En varias parroquias –no todas– hay varios grupos de laicos muy bien formados e integrados, que trabajan con el párroco. Son gente comprometida y deseosa de ayudar en lo que pueden o está en sus manos, y lo hacen con gusto, alegría y convencimiento. Observamos resultados muy positivos en la participación de los laicos en la comunión, en la pastoral y en la vida de la parroquia. Descubrimos en nuestros laicos los siguientes atributos: fe, motivación, perseverancia, disponibilidad a servir, sentido de identidad y de pertenencia a un grupo específico. Los aportes explícitos de los laicos han sido, principalmente, en la perseverancia en el EMD, el interés por conocer cada vez más a Dios a través de su Palabra y a través de la oración y, desde luego, a través del estudio sistemático en los CEFALAES, y la práctica de los sacramentos. Los equipos vicariales y decanales de laicos acuden con solicitud a sus reuniones. Presbíteros y Diáconos: Dan el servicio de enseñanza y administran los sacramentos. Los párrocos supervisan y dirigen los grupos de laicos. Se informan y preocupan por las necesidades de sus fieles, ya sean económicas, morales y espirituales. Las aportaciones de los Presbíteros y Diáconos no han estado bien organizadas, ni han sido constantes, a veces incluso eventuales, como, por ejemplo, lo que ha sucedido en los CEFALAEs, que no tenemos mucho apoyo de su parte para poder planificar de manera práctica y oportuna los temas que se imparten en cada nivel. Necesitamos de su liderazgo y fuerza moral. Percibimos preocupación e interés de ellos por hallar los medios que enriquezcan la comunión eclesial.

Obispos: Organizan el apostolado de sacerdotes y laicos. Son nuestros pastores. Realizan visitas pastorales que potencian su acercamiento más directo a los fieles, y su trabajo se percibe a través del cuerpo de presbíteros. Apreciamos mucho el interés de los obispos por fomentar la convivencia con su presbiterio y de éste con los laicos. Religiosos/as: Son signos vivos de la vocación a la santidad de la Iglesia. Los aportes de la vida religiosa en nuestras comunidades parroquiales son aún escasos, salvo honrosas excepciones, ya que dedican todo su tiempo a los trabajos y responsabilidades de su congregación. En muchas parroquias se limitan a asistir a la Santa Misa. Sin embargo, apreciamos mucho su intento por identificar y conocer las realidades socioculturales más retadoras de nuestra sociedad contemporánea. Nos gustaría que nuestras religiosas tuvieran mayor presencia en nuestra Vicaría y en sus instancias pastorales. Seminaristas: Dan su apoyo a las obras de enseñanza y caridad. Son buenos, pero también son eventuales. Cuando nos visitan en nuestras parroquias se adaptan con facilidad a las comunidades, haciendo suyos los trabajos que el párroco les asigna. Desafortunadamente esto no es duradero, aunque sí dejan huella. Nos gustaría también una mayor presencia, pues en algunos Decanatos sólo los ven en las colectas del seminario. En general, existe buena voluntad por hacer realidad el reino de Dios. El compromiso y la entrega a la comunidad. La integración de algunos grupos parroquiales al proceso misionero. Se nota una mejor participación por parte de las religiosas. Los laicos son quienes han dinamizado la pastoral parroquial y hacen realidad el Reino de Dios en la sociedad, aunque falta mucho por hacer. La disponibilidad de los laicos y su deseo de formarse y capacitarse para el compromiso apostólico. Mayor acercamiento entre los laicos, presbíteros y obispo. Hay que hacer notar la poca participación de los institutos de vida consagrada, sobre todo de mujeres, en la vida pastoral Arquidiocesana. Se busca alcanzar el

equilibrio en los tres ejes de pastoral: espiritualidad, ciencia y praxis, que fomenta la puesta en común de carismas y ministerios. 8. ¿Cómo nuestras comunidades parroquiales acogen, enriquecen y fomentan la colaboración entre los carismas y ministerios? Con la aceptación hacia los otros grupos parroquiales. Con el conocimiento de los diferentes ministerios, que les permite integrarse a ellos. Compartiendo los distintos carismas principalmente en las actividades parroquiales y en los eventos diocesanos. La diversidad de ministerios ha sido resultado del proceso misionero. A través del esfuerzo por lograr la pastoral orgánica. A través de los apoyos entre parroquias y decanatos. Percibimos que no siempre se descubren y valoran los carismas del Espíritu en nuestra Iglesia arquidiocesana. Desafortunadamente no se ha dado la articulación de éstos, parece que todavía reina un ambiente de «capillismo». ¡Aquí hay un pendiente a resolver! 9. ¿El crecimiento de nuestras comunidades ha propiciado la creación de ministerios? ¿Cuáles? Sí: Pastoral profética: catequesis de adultos, EMP, etc. Pastoral juvenil. Pastoral social. Pastoral litúrgica: Monaguillos, monitores, colectores, lectores, música, etc. Pastoral de Agentes: MECE. En algunas parroquias no se ha favorecido el crecimiento ni la creación de ministerios por falta de integración, organización, motivación de parte del párroco y por falta de participación de los parroquianos. No: Sólo se han limitado a los permitidos y a los tradicionales. Hoy hay nuevas necesidades y por tanto, nuevas exigencias de servicio.

10. ¿Cuáles son las principales fortalezas que nos ayudan a vivir en comunidad de discípulos y misioneros? La presencia viva del Espíritu Santo; la Palabra de Dios y la Eucaristía. Los sacramentos. La vida espiritual: Oración (comunitaria y personal) y los retiros (parroquiales o diocesanos). Testimonio de muchos sacerdotes y laicos. El trabajo de comunión y participación. Ver siempre en los más pobres y alejados el rostro de Jesús. Las comunidades menores. La conciencia del mandato misionero de la Iglesia y el despertar del laicado como fruto de la enseñanza de Vaticano II. La realización y resonancias del II Sínodo que nos compromete en la cultura de la planeación pastoral. La espiritualidad de comunión vivida a través de la fraternidad. 11. ¿Cuáles son las principales debilidades que nos dificultan vivir en comunidad de discípulos y misioneros? La falta de conversión por parte de todos. La falta de un Consejo Pastoral y de un Plan Pastoral en muchas parroquias. El individualismo y egoísmo de algunos de nuestros pastores, que no llevan a los fieles a Cristo y a la Iglesia sino hacia su persona. La incoherencia de vida por parte de algunos agentes de pastoral. La falta de tolerancia ante nuestras limitaciones. La falta de corresponsabilidad en los proyectos pastorales arquidiocesanos. Los intereses personales que dividen a la Iglesia. El exceso de trabajo para todas las acciones que se tienen encomendadas y la indiferencia de algunas personas, incluso de sacerdotes que no se comprometen por tener miedo y no se arriesgan, prefieren mantener la seguridad de su vida. La falta de participación, presencia y compromiso sacerdotal. La falta de formación humana. Los medios de comunicación. El tener sólo conciencia de misioneros y no de discípulos, por no haber vivido personalmente el proceso evangelizador. Resistencia a los cambios, poca madurez. La compleja realidad de nuestra ciudad. La multiplicidad de reuniones. La falta de buenas iniciativas de parte de las autoridades eclesiales, la falta de celo por Cristo y su Iglesia.

12. ¿Explica las actividades más revelantes a través de las cuales en nuestras comunidades (comunidad menor, parroquia, grupo apostólico...) se cultiva la formación permanente? Hay constantemente una formación: Litúrgica, bíblica y catequesis para niños. Catequesis presacramental para los adultos, en el mayor de los casos dirigida a los papás de los niños que se preparan para recibir la Eucaristía, el bautismo o la confirmación. Formación permanente de los Misioneros, los MECE y los sacerdotes. Se cultiva también mediante los cursos que ofrece cada Comisión Arquidiocesana. A través de las misiones intensivas. En los eventos, congresos, cursos, encuentros, convivencias, etc, parroquiales, interparroquiales e interdecanales en la vicaría. Otras instancias donde se cultiva la formación permanente son: CEFALAE: Nivel básico y áreas específicas, casas misioneras de oración, círculo Bíblico, SINE, conferencias, cursos y talleres, retiros, encuentros, homilía dominical, oración personal y comunitaria y la religiosidad popular. Se ve necesario que las comisiones arquidiocesanas apoyen la formación permanente, a través de encuentros que favorezcan y ayuden al trabajo de conjunto. 1 3 . ¿Qué

tanto nuestras comunidades parroquiales influyen para que en su ambiente social se vaya creando el espíritu de comunidad, más allá de las actividades estrictamente religiosas?

Los laicos son quienes hacen realidad este punto gracias a su testimonio y coherencia de vida en la sociedad. La pastoral social parroquial a través de sus múltiples actividades permite llegar a la sociedad: repartir despensas, distribuir desayunos, atención a niños de la calle, torneos deportivos, etc. En algunas comunidades se ha establecido un puente con instancias civiles que promueven el desarrollo humano. En general hay poca influencia, sólo se ha logrado llegar hasta el ámbito del asistencialismo. Algunos grupos

parroquiales son 100% capillistas y la actividad fuera de los muros del templo es muy escasa. Fuera de los muros de los templos, los testimonios de vida en nuestros ambientes cotidianos de trabajo son muy pobres. La presencia y estímulo del Párroco tiene un papel fundamental. A él personalmente se le considera un verdadero líder social. A veces hay eventos, como el peregrinar de la Virgen, que tienen una indiscutible fuerza de convocatoria y transmisión de valores a nivel social. Síntesis: Generalmente se da por supuesto este aspecto de la comunidad, pero en realidad esto es algo que se construye día a día. La comunión no se ha valorado como una condición necesaria para el apostolado; existe el capillismo y división entre los grupos hacia dentro y hacia fuera. En algunos ámbitos se da la rivalidad incluso a nivel arquidiocesano. En algunos casos el pastor no se ocupa por fomentar la comunión, lo importante es que los grupos trabajen Se trata de lograr la comunión para el trabajo que se proyecte en una comunión de vida y para esto se requiere una conversión en un grado más profundo que implique corresponsabilidad entre los diverso ministerios y carismas. Vale la pena seguir impulsando la formación de pequeñas comunidades parroquiales que construyan una verdadera comunidad de comunidades. Es necesario promover esta vinculación entre personas que ayuden a salir del anonimato y la indiferencia, con el fin de construir el tejido social; sin embargo, no puede pensarse que todo sean amigos, estamos llamados a ser hermanos de todos. Es importante no perder de vista el aspecto espiritual y la pertenencia eclesial. "Comunión y Participación", de los dones que Dios nos da a cada uno, para compartirlos con la comunidad.

III. DISCÍPULOS PAR A L A MISIÓN ARA LA Misión permanente 14. ¿En qué se manifiesta que nuestra experiencia de discípulos es un proceso que va creciendo dentro de la comunidad y desemboca en el compromiso por la misión permanente? Se manifiesta en la comunión más intima con Cristo y la Iglesia. En la concientización de su ser misioneros en los laicos y sacerdotes. La misión permanente a permitido que la gente conozca más a Cristo y a la Iglesia. Nos ha permitido a los presbíteros ser discípulos, es decir que no lo sabemos todo y al misionar vamos aprendiendo. Nos permite descubrir que Cristo es Camino, Verdad y Vida. Se ha incrementado el número de comunidades menores, se van dando pasos graduales en la vivencia del propio proceso que favorece el enriquecimiento de la comunidad. El testimonio de vida de cada uno de los que participamos en los equipos pastorales parroquiales y el compromiso mismo se traducen en un ejemplo y en acciones que no quedan sólo en lo filantrópico, si no que van aumentando en su «profesionalización» y consideran en todo momento la enseñanza del Evangelio. Formación apostólica 15. ¿Qué elementos hemos adquirido en nuestra formación permanente como discípulos para la misión? ¿Qué instancias nos ayudan en esta formación? Buscar los diversos métodos para transmitir el kerigma. Los presbíteros se han ido involucrando en las pequeñas comunidades. Mayor conocimiento de nuestra fe por los cursos

impartidos por los párrocos. Mayor capacidad para las relaciones interpersonales que nos permiten dialogar con la cultura de la ciudad. Algunas comisiones arquidiocesanas han proporcionado materiales de apoyo para desarrollarlos en nuestras comunidades: Pastoral, Catequesis, Misiones, Liturgia, Vocaciones, CEFALAES, Caritas, etc. Las asambleas parroquiales, decanales, vicariales y diocesanas nos permiten revisar nuestro caminar. Las instancias arquidiocesanas ofrecen poca o escasa ayuda para la formación. El intercambio de experiencias de los misioneros es una fuente de conocimiento para el crecimiento de los discípulos para la misión. 16. ¿Qué elementos debe tener en cuenta la parroquia para formar a sus fieles y hacerlos verdaderos discípulos de Jesús? Principalmente, un espíritu de servicio. Calidad humana en el servicio. La fraternidad parroquial e interparroquial. Saber leer los signos de los tiempos para responder a las necesidades del pueblo de Dios. Poner en practica el proceso evangelizador: el anuncio del kerigma, reiniciación cristiana y catequesis permanente. En lo profético: Fidelidad al Evangelio y al Papa. En lo sacramental: Ser consciente. Seguir promoviendo cursos para las actividades pastorales específicas. Contar con un plan parroquial eficaz. Las instancias necesarias para la formación permanente y el servicio de los órganos arquidiocesanos. El conocimiento de las etapas y momentos del proceso evangelizador y los subsidios arquidiocesanos. Asumir la actitud permanente de discípulos en orden a llegar a ser apóstoles. Proceso evangelizador 17. ¿La etapa del primer anuncio-kerigma qué tanto ha ayudado para que lleguemos a otros destinatarios en el ambiente donde cada agente realiza su ministerio?

Es la puerta de entrada y fundamental para ser discípulos de Jesús. Ayuda a la conversión y aumenta la fe. Debe de ser algo permanente en toda comunidad. Se busca que no sea superficial, por eso se envía a testigos y no solo a repetidores. Nos permite conocer la realidad de los destinatarios del II Sínodo. Ha ayudado a que las personas sean consientes de su ser cristiano, pero los alcances y los resultados aún son pocos.

18. ¿El proceso misionero ha favorecido un mayor número de fieles que participan activamente en nuestras comunidades? ¿En qué se traduce? En la vitalidad de las comunidades. En la solicitud por los sacramentos, esto hace que se acerquen a la comunidad. En la formación de agentes para la evangelización. El proceso misionero ha ayudado a ver la evangelización como un proceso que debe ser progresivo, gradual y permanente. En algunas parroquias la misión permanente no sea realizado como se pide o falta la creatividad; pero en otras se siguen buscando métodos adecuados para realizarla y en otras a impulsado la vida comunitaria. Se manifiesta en la formación de nuevos misioneros, en la creación de comunidades menores y en la mayor asistencia a misas dominicales. 19. ¿Consideran que la etapa de reiniciación cristiana a favorecido la catequesis de la iniciación con la vivencia de los sacramentos respectivos? Sí, hay sed Dios e inquietud por responder al amor de Dios. Se es más consciente de los sacramentos pero falta el compromiso. Ha servido de motivación e impulso. Estamos en proceso. La catequesis ha servido para que los sacramentos ya no se consideren como eventos sociales.

20. ¿Qué tanto el proceso misionero a favorecido la necesidad de la catequesis permanente? Hay una catequesis más sistemática que nos permite llegar a los más alejados, todavía falta mucho para llegar a más cristianos y sus familias. Nos ayuda a continuar el proceso evangelizador y a madurar en la fe. Aún está reducida a los agentes de pastoral. Falta unificar los criterios pastorales en los decanatos.

Relación con los destinatarios 21. ¿Qué tanto hemos llegado a los alejados con nuestras acciones misioneras? ¿cuáles son los hechos que manifiestan estos resultados? Sí se ha llegado a los alejados, más no totalmente, la realidad nos rebasa. Se ha intentado pero los resultados son mínimos, por la falta de interés, de compromiso y la apatía; por parte de los Agentes y los alejados. Poco a poco los más alejados han llegado más frecuente a misa. Algunos consideran que sea llegado aproximadamente a un 20% ó 40% de la población. Uno de los logros es que los mismos alejados que se han convertido en discípulos de Cristo están participando en el proceso misionero y son agentes evangelizadores. Hay parroquias que no han iniciado la Misión permanente. Se está logrando muy poco en el uso de los medios electrónicos de información para llegar a los alejados. Es triste, pero los alejados siguen alejados en su gran mayoría, no se ha insistido en el visiteo programado y se espera aún, que los alejados por si mismos se acerquen. Se hizo la sectorización, pero solo geográfica; la detección de sus realidades se vieron solo de pasadita, las causas del alejamiento aún no son plenamente conocidas ni hay registro de las mismas y en general sacerdotes y laicos no nos hemos integrado a este quehacer prioritario.

22. ¿La pastoral familiar es una prioridad en las parroquias y de las demás comunidades apostólicas? ¿En qué se manifiesta? En algunos casos si es prioridad, en otros se le tiene relegada. Algunas familias acuden a la celebración eucarística y ven a Cristo como centro de su vida. La pastoral familiar se reduce solo a las pláticas prematrimoniales y encuentros conyugales. Algunos párrocos la llevan según la realidad de la parroquia, pero en su gran mayoría falta interés. No se ha formado en la gran mayoría de las parroquias la Pastoral familiar que promueva, programe, integre y coordine acciones pastorales dirigidas a las familias.

23. ¿La pastoral juvenil es una prioridad en las parroquias y de las demás comunidades apostólicas? ¿en qué se manifiesta? Es una prioridad que no ha sido atendida. Los jóvenes consideran que la Iglesia no llena sus expectativas y no son atendidos adecuadamente. Se reduce a encuentros juveniles. Falta tener una pastoral juvenil más organizada. Es una prioridad que se presenta como reto y desafío. Existen grupos y coros que no se solidifican porque no perseveran. Los jóvenes sólo participan en los coros parroquiales. Se debe tratar con enorme urgencia de acercar a los jóvenes a la parroquia y que en ella encuentren un lugar de paz que los acoja y los trate con cariño en un mundo que se les presenta lleno de hostilidad y peligros. Está en las mismas circunstancias que la pastoral familiar y la de los alejados. 24. ¿Qué tanto la evangelización entre las parroquias y comunidades incluyen la atención pastoral a los pobres? ¿Por qué? Porque anunciar el evangelio entre los pobres, es encontrar a Jesús en cada uno de ellos. La pastoral social es buena y eficiente según la realidad de cada parroquia. Se ha quedado en lo asistencial.

En algunas parroquias falta la cáritas parroquiales. Los pobres deberían ser atendidos desde la dimensión de la Pastoral de la Caridad, pero no se ha superado el prejuicio de no considerar la pastoral social como una parte del proceso evangelizador; los esfuerzos que se llevan a cabo son simplemente asistenciales y van dirigidos a las familias (despensas), no a los desarraigados, a los niños de la calle, a los necesitados que no tienen manera de comprobar de ningún modo si tienen o no vivienda, ingreso o núcleo familiar, y si no se les ayuda en sus necesidades materiales, menos se les puede ayudar en sus necesidades espirituales. Se hace lo que se puede, hay algo, pero falta organización. Poco, porque se queda en la acción específica se un solo grupo y no como un compromiso de toda la comunidad.

Síntesis: La experiencia del discipulado nos debe llevar a ser misioneros. Las realidades de los destinatarios de la misión son cambiantes, por lo tanto las respuestas deben estar de acuerdo cada situación. Los destinatarios prioritarios del II Sínodo todavía no se convierten efectivamente en destinatarios prioritarios de la evangelización. Es necesario hacer una evaluación del proceso evangelizador y del actuar de los agentes evangelizadores para llegar a los destinatarios prioritarios. No hay que perder de vista que aún estamos en la Misión Intensiva y no hay que perderla, que hay que potenciarla a través de la formación permanente de los agentes evangelizadores, para que sean auténticos testigos de Cristo en medio de las realidades sociales de nuestra gran ciudad.

IV IV.. ACCIONES ESPECÍFICAS

Pastoral Socio-Caritativa: 25. ¿En nuestro ambiente apostólico, cuáles son las principales acciones de pastoral socio-caritativa que trabajan los agentes evangelizadores? ¿Qué alcance tienen?

El alcance es limitado solo nos hemos quedado en lo asistencial, nos falta por desarrollar la promoción humana y el cambio social. Se está haciendo conciencia de que la pastoral social forma parte del proceso misionero evangelizador y enriquece el primer momento de la etapa kerigmática. Hay acciones dispersas, hace falta organizar acciones que generen procesos donde intervengan los mismo beneficiarios y se quede sólo en el primer paso, el asistencialismo. A nivel arquidiocesano, Cáritas tiene todo un programa estructurado de formación de formadores para apoyar de manera sistemática la Pastoral de la Caridad. las principales acciones de pastoral socio-caritativa que trabajan los agentes evangelizadores son entre otras: Comedores, despensas, dispensarios, bancos de medicamentos, consultas psicológicas, atención a migrantes, atención a comunidades indígenas, atención a niños de la calle, atención a prostitutas, atención a adultos mayores, cuidado de enfermos, roperos, atención jurídica/asesoría legal, escuela para padres, servicios educativos como el INEA.

Misa dominical 26. ¿Enunciar algunas experiencias verdaderamente significativas, que el grupo conozca, para revitalizar la misa dominical en las comunidades parroquiales? Establecer un dialogo entre el presidente y la asamblea. El equipo de liturgia hace más participativa la misa dominical. Misas en las ermitas o altares que están en calles o en casas, nos permite prolongar la misión y encausar la religiosidad popular. La recepción de los fieles por parte del sacerdote permite una mejor interacción. La ofrenda para los pobres en el momento del ofertorio. No tener miedo de hacer cosas atrevidas y novedosas, introducir signos y explicarlos. Hay signos y símbolos que expresan mejor la realidad del sacramento de acuerdo a cada contexto. La actitud de los sacerdotes en el ambiente que crean alrededor de la parroquia tiene mucho que ver con que la gente se acerque o se aleje: oficina, apertura del templo, atención a los enfermos, etc. Lo importante de la misa no es que sea entretenida, sino que sea provechosa. Efectivamente la misa es una fiesta, pero también es un sacrificio. No se trata de cambiar las normas, sino de procurar la participación de las personas, dar una buena explicación porque así la gente siente que está aprendiendo y que se está llevando algo. Valorar la participación de la comunidad en la celebración dominical. Analizar la formación, promoción y participación (si existe) del equipo de animación litúrgica en la parroquia. Corroborar la conciencia que se tenga de «comunidad celebrante». El Misterio Pascual ¿es el centro que unifica la acción litúrgico pastoral de la parroquia?, La preparación del pastor, ¿es siempre adecuada?, ¿Cómo incide la adecuada celebración Eucarística en la vida parroquial?, ¿Qué mecanismo o acciones pastorales convienen implementar para involucrar a la asamblea en una participación mas consistente?. Se deben realizar misas de envío para misioneros que contengan signos bastante expresivos en cada comunidad.

Año jubilar Guadalupano: 27. ¿Cuáles son las acciones más importantes por las cuales se está aprovechando la piedad guadalupana para ahondar en el kerigma o en la catequesis?

En algunas parroquias el día 12 de mes se reúnen para ahondar en el kerigma, en la catequesis y el rezo del santo rosario. En algunas parroquias se ha tomado la imagen de San Juan Diego como modelo de discípulo. Se promueve esta devoción llevando la imagen de la Virgen por las casas. La devoción a la Virgen de Guadalupe es como un eslabón que nos une al Señor y esa piedad no debe perderse por ningún motivo.

28. ¿Cómo el hecho guadalupano y su mensaje están ayudando a inculturar el Evangelio en los ambientes de nuestra ciudad? Esta pregunta va en relación con la anterior. La Virgen de Guadalupe está inmersa en el alma de los mexicanos. La devoción a la Virgen y su mensaje ayudarán a inculturar el Evangelio si es que logramos que los católicos comprendamos que Ella es el mejor ejemplo de testigo y seguidora de Cristo; que es el canal, la vía por quien se llega a Cristo, pero que es Cristo el principio y fin de todas las cosas. Ciertamente constatamos que el hecho guadalupano no ha impregnado totalmente a nuestra sociedad, todavía quedan muchas supersticiones y fanatismos, que se oponen a una madurez de la fe. Sin embargo, a través de la religiosidad popular, sobre todo en las celebraciones guadalupanas y en el rezo del Santo Rosario, las expresiones populares de religiosidad pueden ir haciéndose esencialmente cristocéntricas. Se debe dar un mayor impulso al conocimiento y

estudio del Nican Mopohua. La profundización del hecho y su mensaje nos ayudan a comprender la necesidad de encarnar el Evangelio en nuestra ciudad. Abre nuevos caminos, brinda la oportunidad de iniciar el proceso evangelizador. Considerando a San Juan Diego como transformador social.

Las respuestas a la «Guía de preparación para la XII Asamblea diocesana», fueron aportadas por las ocho vicarías territoriales, la Basílica de Guadalupe, los secretariados de pastoral profética, pastoral social y pastoral litúrgica, una comunidad de religiosas y el consejo de pastoral arquidiocesano.

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