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LA CRUZ DE LOS MISIONEROS Celebración
Despedida de los Misioneros Un poco de historia
En cada partida de Hermanos hacia las Colonias, se organizaba en Ploërmel una ceremonia especial; como a menudo tenía lugar al final del Retiro anual, todos los Hermanos de Bretaña asistían a ella, y tenía su importancia para suscitar vocaciones misioneras. El origen de esta ceremonia se halla probablemente en una ceremonia de las Misiones extranjeras de París, donde Juan de la Mennais se alojaba con gusto durante su permanencia en la capital. Su deseo de hacer algo similar en Ploërmel es significativo: Quería que la emoción que él había sentido en París al asistir a esta ceremonia, la sintieran también los Hermanos. El día de la partida hacia Brest (puerto habitual de embarque), los Hermanos de la Casa Madre acompañaban a los misioneros por la carretera durante algunos kilómetros, hasta una cruz de misión, donde se hacía la última oración antes de la separación. En cada partida importante de misioneros, se repetía la misma ceremonia.
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(En el día previsto, todos se reunían en la capilla, donde a veces se exponía el Stmo. Sacramento o sencillamente se entonaba un cántico apropiado. )
(Mientras se entona un canto alusivo, entra en procesión la Cruz del Misionero. Puede ser precedida por una persona (sembrador) que va esparciendo a manos llenas semillas contenidas en una cesta o en un saco que se lo colocará en torno al sitio elegido para la Cruz. El lugar preparado donde depositar la Cruz, podría contar ya con algunos símbolos, o podrían ser portados en ese momento. Por ejemplo: un saco de sembrador, una cesta con semillas, gavillas, algunos símbolos que indiquen la internacionalidad (banderas, globo terráqueo,…)
Guía: La simiente que Juan María había comenzado a esparcir en los campos de su Bretaña, conservaba latente una fuerza de vida que esperaba tierras nuevas para ser fecundadas por el Evangelio. Nuestros primeros Hermanos misioneros, sembradores menesianos de la segunda hora, eran reunidos antes de cada partida en la Capilla de la Casa Madre, rodeados por todos los Hermanos que permanecían en el continente. Hoy, nosotros, Hermanos y Laicos Menesianos, sembradores de la hora undécima, revivimos aquel momento recibiendo la Cruz del misionero. Que esta Cruz que nos recuerda la partida de tantos abnegados sembradores hacia tierras lejanas, reavive la dimensión misionera en nuestros corazones; acreciente nuestro deseo de responder a las nuevas llamadas y pobrezas del mundo de los niños y jóvenes, y nos anime a ser continuadores de aquella primera siembra, en las nuevas tierras a las que el Señor nos quiera enviar.
(A continuación, después del Veni Creator)
Lector 1: « El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor".» Lucas. 4, 18‐19
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Lector 2 : Toda misión nace del empuje del Espíritu que nos provoca mostrándonos los campos que esperan la siembra. Toda siembra necesita de la fuerza del Espíritu para ser fecunda. Invocamos al Espíritu Santo como lo hacían nuestros primeros Hermanos. Veni Creator… Ven Espíritu Santo…
(Se entona el Veni Creator o alguna invocación al Espíritu Santo, o un canto relacionado con el motivo de la celebración)
(Un sacerdote hace la homilía)
(Se puede poner un fondo musical instrumental) (Donde se pudiera, las palabras de Juan María podrían estar ya grabadas con algún efecto o en su defecto, podrían ser proclamadas sin que se viera quien las lee. Esto daría la sensación que vienen de lejos)
Guía: Como entonces, dejemos resonar en nuestro interior, la palabra de nuestro Padre Fundador. Él nos ayuda a descubrir las raíces profundas en las que debemos arraigar la dimensión misionera en la Familia Menesiana.
Lector-Padre Fundador: “Tienes mucha razón al considerar tu vocación como una insigne gracia. Dios no podía hacerte una mayor, puesto que te ha llamado a continuar la misión que su propio Hijo realizó en la tierra. Tú enseñas como Él, y todos tus trabajos tienen como fin la salvación de las almas. Hermosa será tu corona si, como no lo dudo, perseveras hasta el fin. (JMLM al H. Anastase en Guadalupe, 2507-1845)
“No cuentes más que con Dios solo para el éxito de la nueva y tan grande misión como la que has recibido, es Él quien te la da y por eso es por lo que debes tener confianza; Él te sostendrá en tus trabajos.” (Al H. Arthur, 22 de julio de 1847) «Recordarán frecuentemente que están llamados menos a impartir una instrucción profana que la ciencia de Jesucristo y su amor.» (A los Hermanos misioneros del Senegal, 26-09-1841)
« Recomiendo a los Hermanos que vivan juntos en una perfecta unión, y que eviten
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cuidadosamente todo lo que pueda alterar la paz y la caridad. (Instrucciones para los HH. de S. Pedro y Miquelón, A IV, 197) « Vuestro ministerio debe ser siempre un ministerio de dulzura y caridad; además, no se gana nada con la dureza... Lo que me cuentas del cariño que tienen los negros a los Hermanos, es una razón más para tratarlos siempre con una gran bondad. » (Al H. Arthur, 23 de noviembre de 1846) « Os recomiendo la más tierna devoción hacia la Santísima Virgen; recurriréis a ella muy a menudo, como a vuestra Madre, os esforzaréis por imitar sus virtudes, y por merecer que ella atraiga las bendiciones de Dios sobre vuestros trabajos. A los HH. cuando partían hacia Guadalupe; recomendación renovada a los que salían hacia Senegal y Cayenne, A IV, 25 26‐09‐1841
(Los Hermanos misioneros se ubican delante de las sillas del coro)
Guía: Hagamos memoria de algunos de los Hermanos Misioneros que marcaron la historia de la siembra de cuyos frutos se nutre la tradición de nuestra Familia.
Hermano Arturo (1810‐1892) Misionero en las Antillas « Estas instrucciones admirables estaban abiertas a todo el mundo y se hacían todas las noches… Hombres, jóvenes, niños, blancos, negros, mulatos, libres y esclavos, acudían en masa a las catequesis de la noche, tanto interés despertaba el catequista, tanto les encantaba por las verdades que enseñaba y por la manera de enseñarlas … Nada más edificante que esas comuniones, donde se veían desfilar hombres de todas las edades, desde chicos de 15 años hasta ancianos decrépitos de 95 años ¡ e incluso de 112 años ! »
(En este momento se colocarán uno por vez, al frente de la capilla o de la sala del encuentro, paneles con reproducciones de escenas de las misiones, o mapas del lugar de la misión, o retratos de misioneros significativos para los asistentes a la celebración. Pueden ser Hermanos Misioneros venidos a la Provincia o enviados por la Provincia a otras tierras. Mientras se coloca el retrato, panel, reproducción,… se lee un texto alusivo. Ver los ejemplos)
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Hermano Ambrosio (1795‐1857) El Padre escribió de él : «…era un hombre inteligente, un hombre de gran corazón y un santo religioso ; se encontraba en la posición más difícil y más cruel como era la de Fort‐Royal, para interpretar las cartas que yo le escribía, de manera que podía haberse sentido abandonado por mí si no le mencionaba en mis cartas cuando escribía a los demás Hermanos. Sólo indirectamente se enteró de mi oposición formal a que regresara a Francia. Pero eso fue suficiente para decidir quedarse, incluso después de haber solicitado y obtenido una licencia: Preferiría morir antes que desobedecerle, me escribía él. » H. Jacinto (1813‐1860) La fama de santidad del H. Jacinto fue siempre incrementándose a lo largo de los muchos años que pasó en Guadalupe. El H. Ambrosio escribía a nuestro Fundador el 26 de octubre de 1846 : « El H. Jacinto atrae las bendiciones de Dios sobre todos nosotros ; es venerado por los Hermanos y por todo el mundo : es un tesoro para la Basse‐Terre. No hay nadie que no le vea como a un santo, y con razón. »
(Al final de la prédica, 12 Hermanos designados se acercan a sus compañeros y les besan los pies ; en esos momentos el coro canta : « Bendito sea el Señor Dios de Israel porque ha visitado a su pueblo… » y la gente responde : « Qué hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian los verdaderos bienes », y lo mismo para todas las estrofas del Benedictus. ) (Mientras se entona el Benedictus o un canto alusivo, 12 miembros de la Asamblea colocan al pie de cada póster / mural, una bolsa de semillas y una gavilla)
Guía: El misionero recibe su misión durante una ceremonia en presencia de toda la comunidad ; es enviado en nombre de la Iglesia y de la Congregación, representada simbólicamente por 12 Hermanos.
Cantos: Id y enseñad, Profeta joven, Profeta,…
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Alabamos a Dios por la semilla de la Buena Nueva entregada en tantas tierras a lo largo de la historia de la Congregación por los mensajeros de la paz, y por los frutos de vida nueva cosechados. Cántico de Zacarías “Benedictus” (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor
68Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, 69suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, 70según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. 71Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; 72realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza 73y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. 74Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, 75le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
76Y
a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, 77anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
78Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, 79para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
(Luego vienen las oraciones que evocan los recuerdos más sobresalientes de la protección divina: Abraham salió de Caldea, Moisés y los hebreos atravesaron a pie enjuto las aguas del Mar Rojo, los Magos guiados por la estrella de Belén.)
Guía: La cosecha es mucha y los obreros son pocos. Siguiendo el mandato del Señor, presentémosle incesantemente nuestras peticiones,…
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1) Lector : Gracias Señor porque como Abraham se animó a partir, dejando su tierra, lo ya conocido, y se fió de tu Palabra, Juan María también amplió su primer proyecto centrado en la Bretaña, y abrió su corazón a las misiones… Todos : Que ese mismo Espíritu Señor nos anime a todos los Menesianos de hoy, y nos haga capaces de seguir arriesgando vida, talento, energías, para llevar tu Palabra a nuevas tierras, a nuevas realidades. 2) Lector : Los israelitas en su camino hacia la libertad se encontraron con la barrera del Mar, Todos : Que a ejemplo de los primeros misioneros de la Congregación, no nos desconcertemos ante los obstáculos que se nos presentan, al querer sembrar tu Palabra de Vida Nueva en los corazones y confiemos en tu presencia siempre providente. 3) Lector : Los Magos de oriente supieron leer tu presencia en la estrella de Belén, y emprendieron la marcha hacia tu encuentro. Todos : Haznos capaces de aprender a descubrir los nuevos campos de misión en los que te quieres revelar a los Menesianos de hoy, y danos el empuje misionero que tuvieron los primeros Hermanos. 4) Lector : Todos somos el hijo pródigo de la Parábola, pero no todos conocen que Tú eres el Padre de la misericordia… Todos : Suscita en la Familia Menesiana, vocaciones de Hermanos y de Laicos misioneros que den a conocer tu verdadero rostro a través de sus palabras y de sus gestos. 5)
Lector : Gracias por invitarnos a todos a trabajar en tu viña : obreros de la primera, de la segunda … de la undécima hora … Todos : Profundiza en la Familia Menesiana, la dimensión misionera. Que todos nos sintamos convocados a dar de nuestra pobreza para seguir construyendo tu Reino.
(Se reza una oración final)
Guía: Pidamos por todos los que están discerniendo el entregar su vida en tierras de misión y por los que ya están de lleno sembrando a manos llenas la semilla del Reino. Dirijamos a Dios la misma oración con la cual todos los Hermanos intercedían en la Casa Madre por los misioneros que estaban a punto de partir:
Se podría escribir la oración adaptándola a nuestro tiempo
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« Que el Señor Todopoderoso y misericordioso les conduzca por el camino de la paz y la felicidad y que el ángel Rafael les acompañe. ¡ Están listos, Señor ! ¡ Sed propicios en su partida ! Sed su consuelo a lo largo del camino, su sombra contra los ardores del sol, su vestimenta contra las inclemencias de las estaciones, su descanso en las fatigas, su apoyo en la adversidad, su sostén en los peligros, su puerto seguro en los naufragios, a fin de que guiados por Vos, lleguen felizmente a la meta que desean alcanzar ». (Se termina la ceremonia con una solemne consagración a la Virgen.)
Guía: A Ella, que olvidándose de sí dejó su “pueblo”, movida por el deseo de acompañar a quien estaba necesitada de ayuda; a Ella, que con su visita llevaba la Presencia del Verbo, le pedimos que enseñe a la Familia Menesiana a ponerse en camino. Que como María sepamos arriesgar nuestro “sí”, sembrando en abundancia las semillas del Reino. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desatiendas nuestras plegarias en la necesidad y de todo peligro, líbranos siempre, Virgen gloriosa y bendita.
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Guía: Celebrar el 150 aniversario de la muerte de Juan María de la Mennais, es una ocasión para reavivar en nuestros corazones el deseo que le animaba: esparcir por el mundo las semillas del Reino. Somos enviados a continuar descubriendo las semillas ya presentes del Verbo, y a seguir colaborando con Dios en su plan de transformar la historia de la humanidad en Reino. Dios llama a la Familia Menesiana a dar testimonio de las nuevas relaciones que la presencia de Jesús genera en aquéllos que, como tierra buena, acogen la semilla de su Palabra.
(Se puede terminar el encuentro haciendo nuevamente el gesto de la siembra, esparciendo semillas a manos llenas desde un cesto o una bolsa)
Cantos posibles para terminar : …
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