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Los barros malagueños y el
duque de Bedford
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Anto ni o Pedraza A l ba
Figura de un cura de fines del siglo XVIII, raro ejemplar sin policromía. Todas las figuras de barro que se reproducen en este artículo pertenecen a una colección privada malagueña que cuenta en la actualidad con más de 100 piezas.
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? El barro —nuestro origen y nuestro fin— es materia orar humilde y solícita, presta siempre a colaborar con los menesteres del ser humano, con el que comparte fragilidad y efímera condición. Ell barro es moldeable y sumiso, porque no esconde en sí la forma, como sucede con la piedra, sino que necesita de unas manos que se la den. Alfonso Canales
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Cura con sombrero de teja, policromado. José Cubero
LOS BARROS MALAGUEÑOS Y EL DUQUE DE BEDFORD
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orman parte de nuestro pasado y dee nuestra tradición, de la Málaga imera de las citadas centurias, de los siglos XVIII y XIX. En la primera desde su segunda mitad, la ciudad vivíaa momentos de esplendor en lo económico y en lo social, que se dejaron on traducir en todas las manifestaciones artísticas. Por ello, teniendo o su origen en la corte de Carlos III de Nápoles, cuando posteriormente rmente accedió al trono de España trajo a innumerables artesanos que cultivaban el arte con la arcilla, especialmente manifestado en figuras uras de belenes o presepi crêche, que en aquel ámbito solían aparecer vestidas tidas con tejidos y ornamentos recargados. En nuestro país, mayormente en lass zonas de Andalucía y Murcia, así como en la propia capital, Madrid, adrid, inicialmente fueron también los belenes los que configuraban raban este arte en pequeño formato, para después aprovechando ndo los aires liberales de la época, dedicarse a perpetuar el pintoresquismo oresquismo romántico y orientalista con el que atraíamos a los os forasteros. Curiosamente eran poco conocidas las terracotas malagueñas hasta que un coleccionista de las mismas, el inglés Peter Winckworth, escribiera en 19655 una colaboración en el nº 145 de la revista Archivo Español ñol de Arte dando cuenta de su colección y de las investigaciones gaciones que había realizado hasta esa fecha, especialmente ente en libros de viaje, tras la pista de esta singular y autóctona óctona artesanía popular. Había llegado a reunir unas cincuenta nta piezas, la mayoría de ellas, salvo dos, compradas en Inglaterra, adonde fueron llevadas por sus compatriotas como mo recuerdo o souvenir turístico de nuestra tierra.
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Unas figuras de barro cuya actividad era llamada muñequería, en consonancia con la cita tomada de un manuscrito de 1793 existente en la Biblioteca Real de Madrid, que Manuel Olmedo Checa, Académico de San Telmo, publicó en el año 2002 atribuyéndolo al padre Zamora, quien viajara por España durante aquella época. La cita dice así:
…hay muchas familias, hombres y mujeres, exercitados en hazer figuras y modelos de barro aviendo llegado a dar a estas obras tan graciosa perfección que se han hecho mui recomendables a los extranjeros y llevan muchos caxones de ellas para adornar gavinetes y chimeneas, siendo ese un ramo de comercio que no dexa de tener alguna atención la exacción de sus derechos en esta Aduana, no siendo corta la exportación que por el se haze de modelos y figurillas de barro (que llaman muñequería) de que se embarcan muchas caxas para los Payses del Norte y las Américas y se emplean en estas fabricas también muchas mugeres...
Pareja con indumentaria regional, bailando. Antonio Gutiérrez de León
El propio académico Manuel Olmedo nos vuelve a facilitar una información muy valiosa, aparecida en la Gazeta de México: “en 1786 salieron de Málaga hacia Veracruz, 19 cajores con muñecos de barro”. Asimismo, siguiendo la pista a estos envíos, descubre que se suceden entre 1784, año en que comenzó a publicarse dicho periódico impulsado por el Virrey de Nueva España, el malagueño Matías de Gálvez, y al menos hasta 1802. Pudieron existir envíos anteriores de los que no se tenga constancia a través de este medio. m io. Este descubrimedi
Torero citando de capa. Salvador Gutiérrez de León o antecesor dinástico. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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Torero haciendo paseíllo. Salvador Gutiérrez de León o antecesor
miento nos permite comprobar la salida de estos “muñecos” hacia la América Hispana, bien como figuras para belenes lenes o como barros policromapolicroma dos, aunque aún no había llegado el romanticismo, cismo, ni la Península se había puesto de moda, de cara a Europa, con un n pintoresquismo tan atractivo y particular. En la bibliografía consultada por el coleccionista eccionista inglés llevado por su curiosidad y afición hacia ia este arte popular, llegó a localizar hasta dieciséis citas, tas, la más antigua de las cuales es de Francis Carter que realizó un viaje por Andalucía en 1772 y que en su libro A journay from Gibraltar to Málaga, editado en 17777, comenta que Antonio Gutiérrez de León, padre de Salvador, vador, al que el Padre Andrés Llordén había atribuido el inicio de esta tradición en Málaga, ya se dedicaba a esta actividad al menos desde 1750. Una referencia posterior de Sir John Carr, arr, otro viajero inglés por Andalucía en 1809, hace alusión lusión al taller de un tal Rodrigas, que quizá fuera sólo lo imaginero en barro, o confundirse, algo en absoluto oluto extraño tratándose de un observador extranjenjero y con los lógicos problemas con el idioma, ma, con el Gutiérrez que antecede al segundo o
Riña entre majos. José Cubero
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apellido León, de tan conocida dinastía, aunque en la época de la visita ya había fallecido, siendo la actividad continuada por uno de sus discípulos. Más tarde Henry D. Inglis y el capitán Cook mencionan ya a León como cabeza de una estirpe que junto a la de los Cuberos van a constituirse en santo y seña de un arte popular genuino de Málaga y de una riqueza cromática tan valorada por sus contemporáneos como hoy día por los coleccionistas. Otros viajeros románticos se hacen eco de estas figuras en sus libros: Richard Ford, Marqués de Londonderry, George Dennis, Homer, A.C. Andros, Hosquin, Henry O´Shea, Davis Inglis. Romer, Rochfort-Scott o Charles Davidier, que viaja acompañado por Gustavo Doré, el genial ilustrador, quien deja reflejados para la posteridad una iconografía que tanto tiene que ver con la pintura costumbris-
ta que se hacía en Andalucía en aquellos años (David Roberts, Richard Ford, Lewis, Pérez Villamir, Barrón, Cabral Bejarano, Domínguez Bécquer...). A estas pinturas costumbristas, junto con los libros sobre trajes en de España de Juan y Manuel de la Cruz y de Antonio Rodríguez, o los pliegos de oficios que grabara Miguel Gamboriborino, que complementan una rica puesta en escena de los modos odos de vestir y las costumbres genuinuinas de aquel tiempo, podemos moss atribuir la riqueza iconográfi áfica de unas estatuillas que represensentan lo característico y castizo o de una época. Desde la publicación de Winckworth se ha venido produciendo una variada aunque nque reducida investigación sobre re el género, entre la que cabe destacar la llevada a cabo primero mero por Baltasar Peña Hinojosa sa y después principalmente por José Luis Romero Torres, que realiza aliza monografías y estudios sobre re el tema como experto investigador, dor, que continua incorporando descubrimientos y nueva informamación sobre tan atractivo epígrafe. rafe. Sin olvidarnos de Trini García arcía Herrera, una gran conocedora dora de este arte, especialmentee de la colección del Museo de Artes Populares de Málaga, durante ante tanto tiempo a su selección ón y cuidado. A ella le debemos tamambién un magnifico trabajo sobre obre
Joven tocando el pandero. Atribuible a inicio de la dinastía Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
esta valiosa artesanía popular desde estas mismas páginas de Péndulo. Por eso, tomando como referente tales aportaciones, pretendemos incorporar, si cabe, algo más a este mundo tan atractivo y exclusivista de la figuración malagueña en miniatura de barro. Digo exclusivista
Majo con navaja. Antonio Marín Sánchez
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porque en gran escala, además de la colección privada malagueña que nos va a servir de base para nuestras observaciones, sólo existen que sepamos, dignas de consideración las existentes en el Museo de Artes Populares de Málaga, en el Museo Romántico de Madrid y en la Hispanic Society de Nueva York, además de las de Duarte Pinto-Coelho —afamado decorador portugués, Medalla de oro de las Bellas Artes, recientemente fallecido— la Duquesa de Alba, la de Manuel Prado y Colón de Carvajal (también fallecido) o la colección privada atesoraa más vada malagueña a ague a que ateso ás de 100 00 p piezas e as een laa actualidad y que sirve irve de referente a este comentario. En su día, fue también muy conocida la del anticuario Antonio Plata de Sevilla, a, aunque en los últimos años se desprendió de la misma y actualmente mente se encuentra repartida entre las citadas colecciones. No existía información ormación alguna sobre salidas documentadas desde Málaga de este género tan popular, por lo que históricamente óricamente nos hemos tenido que referir a comentarios ios sobre las mismas en libros o manuales de viajes. s. En algunos de ellos se describen con profusión n las estatuillas, sus medidas e incluso sus precios. s. Ahora, en la colección olección privada malagueña a la que nos hemos os referido, se ha encontrado documentación n de mucho interés, que no sólo sigue la trayectoria ctoria de estos barros (una partida) en su viajee hacia Inglaterra, sino que también permite observaciones sobre la naturaleza y singularidad ridad de los mismos y del cambio de la producción ducción belenística a aquella otra en la que se comienza a representarse lo pintoresco y lo castizo stizo de la población autóctona y sus costumbres. res. También nos vaa a dar idea del contexto histórico donde se enmarca el comienzo de esta actividad vidad artesana genuina dee la tierra y del perfil heráldieráldico de algunos de loss primeros coleccionistas. as.
Pastor descansando con perro. Atribuible a inicio de la dinastía Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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Corríaan los años de la Guerra Corrían G de la Independencia española, a comienzos del siglo XIX, cua cuando Lord George William Russell (17901846), quien por aquel ent entonces, apenas con 20 años, se encontraba inglés que coaligado con las tropas españolas se enrolado en el ejército inglé península a las hasta entonces invictas divienfrentaban en suelo de la p siones francesas de Napoleón. El joven capitán del 223 de Dragones fue herido en una carga de batalla de Talavera el año 1809. Estuvo después a caballería en la batall general Graham en La Barrosa, junto a Cádiz, las órdenes del gen para finalmente ser nombrado en 1812 Ayudante de Campo del Duque de Wellington que estaba al frente del ejercito inglés en lla península. Éste, Sir Arthur Wellesley, fue mariscal y 1er Duque de Wellington a su vuelnombrado ma Bretaña, después de seis años victoriosos en ta a Gran B península ibérica (1808-1814), en los que adquirió la penínsul héroe nacional, enfrentándose a los famosos talla de hé mariscales de Napoleón: Massena, Soult, Ney, Víctor Marmont. Hoy descansa en Saint-Paul, al lado de o Marmo Nelson. esta situación Russelll toma parte en las acEn es ciones de Orthez, Vitoria y Toulouse, cobrando en tal sentido un gran protagonismo en la campaña que logró la primera derrota del emperador francés. Vuelve Russell a Inglaterra en 1814 con la Vu misión de llevar los “despachos” (partes de misió guerra), no sin antes completar una excelenguer colección de terracotas malagueñas. Es de te co suponer por ello que pudo estar en nuestra supo ciudad y valoró suficientemente las mismas no ciuda para adquirir figuras seriadas, sino para ensólo pa de forma especial algunas con detalles o cargar d apreciaciones muy de su gusto. apreciacion colección, de la que se conservaban 54 piezas, Esta colec desde Málaga, conservándose una factura dafue expedida de tada en 1815, co con la anotación “clay images”, en el registro de Devon (Devon Record Office). El mismo iba inicialmente destinado a la casa de pesca del sexto Duque de Bedford, John Russell (6th D Duke´s Fishing Lodge at Endsleigh, Devon), siendo el eenvío desde Málaga rechazado primero en Plymouth, para después hacer puerto en Hamburg Plymo y desde allí llegar finalmente a Londres. d
Torero. Antonio Martín Sanchez
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Lord Willian —nuestro hombre— sería más tarde octavo Duque (antes lo fue su hermano Francis), colgando del mismo la rama que conduce a los actuales herederos. Es el caso de Robín, Marques de Tavistock (título que se da al heredero mayor), nacido en 1940, y que junto a su esposa Henrietta Tiarks poseen Woburn Abbey, en Bedfordshire (condado al norte de Londres) un enorme castillo-abadía genuinamente inglés, abierto al público por su padre desde 1955, como es tradicional en Reino Unido, para cubrir los gastos de su mantenimiento. Situados en las salas del museo del ala este (posteriormente demolida) y, como se recuerda ya en el guidebook de 1890 visitors on their arrival are figures shown into this room, in which in glass cases are a collection of figures chiefly illustrative of the costume of Spain and Portugal, l estas figuritas eran mostradas al visitante como auténticas reliquias del tipismo hispano. En septiembre del 2004 y teniendo como pretexto recaudar fondos para emprender una restauración del complejo Woburn Abbey, sale a subasta en la conocida firma Christie’s de Londres esta colección de barros, junto con otras piezas de mobiliario de estilo y pintura antigua.
Dos pescadores. Atribuible a inicio dinastía Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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Pié de una de las figuras (alguacil o similar a caballo, pág. 169) con la inscripción “el sucio”
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Hubo la suerte de que la citada colección, formada por 54 piezas, 20 de ellas muy representativas del total, vinieron a parar a una importante colección privada malagueña. En estas figuras y en el catálogo de la subasta, donde se describen todas las piezas y se reproducen en su práctica totalidad, nos basamos para formular un conjunto de observaciones que se pueden considerar de interés para complementar la bibliografía existente sobre este arte que tanto caracterizó a Málaga durante los siglos XVIII y XIX. Lo primero que debemos resaltar es que de esta colección
una parte importante, 32 piezas, son catalogables como figuras rurales (faenas agrícolas, campesinos) o de belenes; el resto, en número de 22, son un poco más pequeñas de tamaño que las anteriores y de una extrema calidad, centrándose en tipos populares y románticos. Destacan especialmente una corrida de toros, compuesta por 9 figuras; otro conjunto de 6 piezas representando atuendo operístico o grupo estudiantil de músicos (asimilable a la tuna actual); otro grupo de seis con guitarrista, danzantes (aparentemente de bolero) y, curiosamente, una bailarina de flamenco, algo no usual en las
terracotas malagueñas. Estas 22 piezas, observando el parecido con otras existentes en diversas colecciones, podrían ser atribuidas a Salvador Gutiérrez de León. Coinciden, tanto el detalle del acabado, como la rica policromía y la tipología de las bases donde se asientan las figuras, igualmente de barro y de reducido grosor. Las estatuillas estudiadas que no son de belenes; presentan la particularidad de que los atuendos taurinos son de los más antiguos que existen en estas figuras de barro y pueden datar de mediados de XVIII o quizá de antes. Por otra parte los rasgos o fisonomías de las
Escena en la granja. Atribuible a inicio dinastía Gutiérrez deLeón. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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figuras no coinciden con los autóctonos onos o de la tierra, sino que más bien aparentan n ser representaciones de personajes vivos foráneos, ráneos, lo que no ocurre en los ejemplares asociados ociados a belenes o a personajes relacionados con labores agrícolas. Una prueba de ello es que en unaa de las figuras aparece nítidamente escrito el apodo del probable personaje real: “el sucio”. Por otra parte en una de las citas itas localizadas, en la ya citada obra de Cararter A journay from Gibraltar to Málaga, ga, publicada en 1777, se puede leer: Málaga produce una arcilla que es para componer imágenes, ya que no sólo recibe y conserva cualquier impresión, sino que o, se mantiene sin resquebrajarse en el horno, donde adquiere dureza y solidez igualess a ean las de la porcelana. Los españoles la colorean riy la barnizan mucho. Uno de estos fabrisicantes de imágenes es tan hábil que consion gue la semejanza de cualquier persona con gran fidelidad.
No existe constancia de que las figuras que se encuentra Carter durante su estancia ia en Málaga sean tipos populares; parece más ás lógico pensar que fueran las de belenes, que como hemos dicho son más antiguas. En cuanto a esa posibilidad de la copia del natural, efectivamente en la representación ción de la corrida de toros existente en la colección ón privada malagueña da la impresión de encontrarnos arnos ante auténticos retratos tridimensionales de personajes vivos de la época, desde luego extranjeros, ros, quienes probablemente encargaban estas figuras ras a imagen y semejanza de ellos mismos.
Labriego encendiendo un cigarro. Salvador Gutiérrez de León o predecesor dinastico. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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Curiosamente el retrato que se conserva de Lord William es muy semejante a uno de los personajes de la representación taurina. Desde luego el que después fue octavo Duque de Bedford debió de estar algún tiempo en Málaga, el suficiente para enamorarse de nuestra artesanía y de encargar unas representaciones de las que eran protagonistas probablemente él y algunos de sus compañeros de armas o colegas. Una interpretación que le damos a ello, siempre en el terreno de las hipótesis es que para los “curiosos impertinentes” —así los bautizara Iam Robertson— o aquellos provenientes del Grand Tour, como se conoció el viaje cultural que en el siglo XVII se puso de moda realizar en Europa para los estudiantes de familias adineradas, España no estaba —en una primera etapa— en los itinerarios habituales, ya que quedaba un poco a trasmano.
Por ello seguramente fueron más bien otros viajeros los que comienzan a arribar a Málaga impregnados por los aires romántico que imperaban en el continente, buscando el orientalismo, lo popular, las huellas árabes o las tradiciones. No podemos olvidar que a raíz de la Guerra de la Independencia la ciudad ha sido descubierta por franceses e ingleses, que tras su estancia aquí, quedaron cautivados por su clima y posibilidades, así como también por el encanto de sus mujeres, y posiblemente se den de cara con una industria artesana que cultiva el belenismo, algo ligado a la costumbre religiosa y a la iglesia, tan presente en la sociedad de la época.
Dinastía ducado de Bedford
Perfil torero con rasgos similares al 8º duque
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Derribo en suerte de picar. Salvador Gutiérrez de Léon
Suerte de banderillas. José Cubero
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Sin embargo las posibilidades que descubren en aquellos artesanos trabajando a pie de calle hacen que fueran factibles los encargos. En los primeros momentos incluso pudieron ser representaciones en terracota de los propios adquirentes, que quieren llevarse así un recuerdo de su paso por España, o, lo que viene al caso, su propio protagonismo real o de ficción del paso por ésta. Lo más lógico es pensar que se solicite revestir a los modelos representando los aspectos pintorescos de la realidad española: fiesta de toros, baile, bandoleros, contrabandistas... por lo que estamos asistiendo al paso de las
figuras de belén —convivirán durante tiempo— con las castizas y populares que después se acabarían haciendo en serie. O con ligeras modificaciones, porque también es de mencionar el hecho de que muchos de estos moldes repetidos, además de tener diferente policromía, lo que hacía singular la obra, presentan detalles de acabados distintos: posición de los dedos, expresión de la cara o boca...etc., algo que se comprueba en la colección a la que hacemos referencia, con el majo sentado y fumando, que incluye tres modelos con distinto acabado en detalles. Parece lógico pensar que existía la posibilidad de realizar ligeras modificaciones, aparte de la tradicional de la policromía, partiendo de moldes existentes, sobre los que se pronunciaban los adquirentes con las variaciones que fueran de su gusto o capricho.
Así pues podemos tener el comienzo del figurismo o muñequismo romántico y castizo propiamente dicho a comienzos del siglo XIX, o incluso antes, aunque las figuras ligadas a belenes y a temas agrícolas o artesanales provengan de tiempo aún anterior y siempre ligadas a su origen napolitano. La figuración representativa de rostros populares de la época va a seguir existiendo: es el caso de la figura de Montes, el famoso torero de aquellos tiempos, que aparecerá repetida en numerosas variantes, y también es imagen a la que se recurre por diversos artistas, que afectan a posturas o atuendos.
Torero en la suerte de matar. Salvador Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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La colección privada malagueña conserva también una reproducción del matador conocido por el apodo Desperdicios, que aparece haciendo el paseíllo, con un ojo menos, como era su singularidad. La del viejo sentado de Salvador Gutiérrez de León, conservada en el Museo de Artes Populares de Málaga, representa con seguridad la figura de un inglés asentado en la ciudad en aquella época, que debía de gozar de cierta nombradía o predicamento entre sus coetáneos. Todo ello parece indicarnos —no hay que olvidar que nos movemos en el terreno de las hipótesis— que la copia del natural —por encargo tendría obviamente superior precio— se alternó con la más industrializada que se comercializaba en serie, algo que observamos más patente en la producción de la familia Cubero, ya más avanzado el siglo XIX. protoEllos, últimos continuadores de la dinastía, en sus proto tipos se asemejan bastante a la iconografía creada por Doré en su viaje por España a lo largo de 1862 junto a Charles Davillier, cuyos grabados aparecen en la revista Le Four Du Mondee bajo el título Voyage en Espagne, 1862-1873, y en la edición de 1874 publicada por la librería Hachettee con el título L´Espagne, 1874).
Suerte de picar. Salvador Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
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Pastorcillo con instrumento musical. Salvador Gutiérrez de León o antecesor. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
En esta colección malagueña se exhiben también dos piezas muy valiosas por su alta calidad en configuración y acabado, cuyo autor es Antonio Marín Sánchez, escultor granadino que se instaló en Málaga en la década de 1830 y del que no existe catalogada ninguna obra de este tipo, a excepción de la que comentamos. Posiblemente se estableció aquí influido por el ambiente local y por la buena salida comercial de este arte, dentro de una Málaga floreciente en lo económico y donde al albur de ello, la presencia de extranjeros era tremendamente significativa, controlando gran parte del comercio y del negocio de exportación.
En definitiva los barros malagueños son cada vez más apreciados además de ser valorados como auténticas obras de arte. Su escasez, la rareza y preciosismo de las piezas así como la dificultad para su conservación y preservación en el tiempo las configuran como reliquias de inestimable valor de nuestro acervo cultural. Por ello en sus contadas apariciones en subastas son tremendamente codiciadas y están alcanzando altísimas cotizaciones.
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En estas líneas hemos intentado complementar la información formación que al presente existe sobre tan atractiva artesanía artística, alumbrando ideas sobre su génesis, transformación y singularidades, y siempre con el deseo de que la investigación no se quede aquí, que los estudiosos e investigadores sigan profundizando en un género o que se entronca en nuestra raíces y refleja nuestras costumbres, retratando una época e influyendo de forma manifiesta en tantos tópicos que aún hoy continúan caracterizando lo andaluz.
A la grupa, abriendo plaza. Salvador Gutiérrez de León. (Proviene de la colección del duque de Bedford)
Bandidos atracando a un forastero. Atribuido a José Cubero o miembro de su dinastía