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LOS SUPLEMENTOS NUTRICIONALES (VITAMINAS Y ANTIOXIDANTES) Los antioxidantes se definen en términos generales como cualquier sustancia que, cua ndo se presenta en concentraciones bajas comparadas con las de un sustrato oxidable, retrasa o inhibe significativamente la oxidación de dicho sustrato. Por ello, protegen a proteínas y enzimas de la oxidación y de la destrucción por parte de los radicales libres, y ayudan a mantener la integridad de la membrana celular. Los antioxidantes pueden clasificarse como depuradores * de radicales libres que atrapan o descomponen los radicales libres existentes, o las enzimas celulares y extracelulares que inhiben las reacciones peroxidasas involucradas en la producción de radicales libres. Entre los depuradores de radicales libres se incluyen la vitamina C (ascorbato), vitamina E (tocoferoles), carotenoides y glutatión. Entre las enzimas antioxidantes se incluyen la peroxidasa de glutatión, superóxido dismutasa y catalasa, que dependen de la presencia de cofactores metálicos, como selenio, zinc e hierro. Aunque las enzimas antioxidantes son importantes para las defensas intracelulares, los antioxidantes no enzimáticos son el principal mecanismo de defensa en el compartimiento extracelular. Salvo raras excepciones, la única utilidad terapéutica que tienen las vitaminas es prevenir o tratar sus correspondientes cuadros de hipovitaminosis. Sin embargo, en los países desarrollados raramente se producen casos de desnutrición crónica que provoquen cuadros generalizados de hipovitaminosis. Por el contrario, la mayor parte de los casos tienen un carácter subclínico (sin signos o síntomas apreciables), y se corresponden con la existencia de patologías crónicas, cirugías específicas, situaciones metabólicas especiales, etc. Existen en el mercado una serie de preparaciones o “complejos polivitamínicos” que están formulados con la mayoría de las vitaminas, en cantidades similares a los requerimientos diarios mínimos fisiológicos. De ahí que el riesgo de toxicidad de estos preparados sea prácticamente nulo. Las indicaciones para los preparados polivitamínicos son: • Mujeres embarazadas, madres lactantes, niños y adolescentes, pacientes con heridas o traumatismos graves, así como aquellos sometidos a intervenciones quirúrgicas o que padezcan infecciones graves. En general, personas con requerimientos metabólicos superiores a los normales. • Ancianos, pacientes con síndromes diarreicos crónicos (colitis ulcerosa, síndrome del colon irritable, etc.) u otras alteraciones digestivas (enfermedad celíaca), pacientes con cáncer, personas sometidas a cirugía digestiva, así como aquellos con hepatitis o fibrosis quística (mucoviscidosis). En general, pacientes con alteraciones de absorción digestiva. • Pacientes tratados con ciertos medicamentos: anticonceptivos, estrógenos, antibióticos de amplio espectro (en especial, si se administran por vía oral) y antituberculosos (isoniazida). • Alcohólicos, ancianos, dietas incontroladas de adelgazamiento, y en general pacientes con problemas dietéticos. El posible papel de los antioxidantes y vitaminas en la terapéutica Un régimen dietético saludable debe proporcionar suficientes antioxidantes como la vitamina A y los carotenoides, la vitamina C, la vitamina E y el selenio, aunque parece que el alcohol y tabaco pueden generar un desequilibrio a favor del estrés oxidativo y del riesgo de la carcinogénesis. *
En la literatura científica anglosajona se utiliza el término “scavenger”, que significa literalmente “carroñero” o “eliminador de carroña”, en clara alusión al efecto eliminador de elementos potencialmente nocivos.
La vitamina A es esencial para el crecimiento. Dado que el cáncer implica alteraciones en el tejido normal del crecimiento y diferenciación, fue una de las primeras vitaminas que se evaluó en relación con la carcinogénesis. Estudios posteriores indicaron que los efectos protectores sólo se observaron para la vitamina A dietética procedente de fuentes vegetales (betacaroteno). El betacaroteno pertenece a los carotenoides, compuestos clasificados como xantófilos, carotenos o licopenos. Por su parte, la vitamina C posee notorias propiedades antioxidantes con un posible potencial preventivo de cáncer que actúan como neutralizador de radicales libres y previenen la formación de nitrosamina carcinogénica. Estos mecanismos pueden explicar la observación de que el consumo de verduras y frutas se asocia a un menor riesgo de cáncer. La vitamina E actúa como neutralizador de radicales libres para prevenir la peroxidación lipídica de los ácidos grasos poliinsaturados y bloquear la formación de nitrosamina. La administración de la vitamina E como suplementos puede aumentar la producción de anticuerpos humorales y puede generar capacidades de proliferación antitumoral, posiblemente al modular la expresión de genes. El selenio, un microelemento, también es importante para las defensas antioxidantes del cuerpo como un componente integral de las selenoproteínas, que poseen funciones enzimáticas importantes. Así, la deficiencia de selenio está acompañada por la pérdida de la inmunocompetencia. Existen trabajos en los que se ha detectado una relación inversa entre la ingesta de selenio y la mortalidad por cáncer. En EE.UU, las tasas de mortalidad por cáncer son significativamente mayores en las regiones con bajo consumo de selenio. Estudios sobre la eficacia preventiva de los antioxidantes Durante los últimos años han sido mucho los trabajos que han analizado el empleo de antioxidantes en diversas patologías, con diferentes resultados. En la mayoría de los casos se ha tratado de estudios de baja calidad metodológica, que hacen difícil la extracción de conclusiones relevantes. Por ello, sin duda alguna, las revisiones que al respecto ha realizado la Colaboración Cochrane durante los últimos años sobre esta materia son un referente de calidad a la hora de valorar y sistematizar los ind icados estudios. Degeneración macular senil La degeneración macular senil (DMS) es una enfermedad que afecta al área central de la retina (parte posterior del ojo). La retina puede deteriorarse con la edad y algunas personas presentan lesiones que pueden llevar a la pérdida de la visión central. Se ha sugerido que la evolución de la enfermedad puede disminuirse en las personas con una dieta rica en vitaminas antioxidantes (carotenoides, vitaminas C y E) y minerales (selenio y zinc). El autor de esta revisión1 identificó 8 ensayos controlados aleatorios. La revisión de los ensayos halló que la administración de suplementos con antioxidantes y zinc puede proporcionar un beneficio modesto a las personas con DMS. No puede descartarse algún daño a largo plazo de estos suplementos. Los autores de este trabajo establecieron la necesidad de ensayos de gran tamaño y bien realizados en diversas poblaciones que presenten diferente estado nutricional. Embarazo y complicaciones En una revisión2 de varios trabajos, se analizó el efecto de la administración de antioxidantes como vitamina C y vitamina E durante el embarazo para prevenir la preeclampsia. Parece ser que la suplementación con antioxidantes puede reducir el riesgo de preeclampsia. También parece haber una reducción del riesgo de tener un recién nacido con bajo peso asociado con los antioxidantes, aunque hay un aumento del riesgo de par-
to prematuro. Varios ensayos con gran número de participantes están en curso, y es necesario contar con sus resultados antes de que los antioxidantes puedan ser recomendados para la práctica clínica. Además, los resultados de este trabajo deben ser interpretados con cautela puesto que la mayoría de los datos proceden de estudios de calidad deficiente. Sin embargo, en otra revisión3 similar que también analizó trabajos publicados al respecto, llegó a la conclusión de que no hay pruebas suficientes para determinar si la administración de vitamina E a las mujeres embarazadas ayuda a prevenir muertes de recién nacidos, bajo peso al nacer o nacimientos prematuros. En las mujeres embarazadas, una cantidad insuficiente de vitamina E en la dieta puede causar complicaciones como preeclampsia y bajo peso al nacer. La revisión de los ensayos no encontró estudios sobre suplementos de vitamina E solos, sino que éstos incluyeron vitamina C y otros suplementos adicionales o fármacos. No hubo pruebas suficientes para afirmar que la administración durante el embarazo de vitamina E, en combinación con otros suplementos, mejora los resultados para las mujeres y los niños. En un tercer trabajo4 sobre el tema, se analizó el efecto de la administración de suplementos vitamínicos sobre la incidencia de aborto espontáneo. La administración a las mujeres de suplementos con cualquier vitamina, solas o en combinación con otras vitaminas, no disminuyó el número de mujeres que abortaron espontáneamente o que tuvieron nacimiento de bebés muertos. La dieta deficiente sin suficientes vitaminas se ha asociado con un mayor riesgo de que las mujeres pierdan el hijo que esperan durante el primer trimestre de embarazo. La ingesta de suplementos vitamínicos antes del embarazo o en el primer trimestre del mismo podría reducir el riesgo de aborto espontáneo, pero esta no fue la conclusión de este trabajo. Los autores concluyeron con la necesidad de más investigación adicional. Cáncer Existen multitud de trabajos que avalan la idea de que el estrés oxidativo puede causar cáncer, ya que afecta a la apoptosis. Además, el estrés oxidativo daña el ADN, las proteínas y membranas celulares. Diversos autores han postulado hipótesis acerca del papel de los antioxidantes como compuestos que podrían brindar protección contra el estrés oxidativo e inhibir la carcinogénesis. La posibilidad que la ingesta de suplementos ant ioxidantes pueda brindar protección contra el cáncer ha atraído mucha atención en las últimas décadas. En una amplia revisión5 sobre la posible aplicación de los antioxidantes a los cánceres gastrointestinales, no se observaron pruebas convincentes de que el betacaroteno, la vitamina A, la vitamina C y la vitamina E o sus combinaciones puedan prevenir cánceres gastrointestinales, en función de ensayos clínicos aleatorios realizados y diseñados correctamente. Es más, estos suplementos antioxidantes podrían incrementar aún más la mortalidad. El selenio solamente podría presentar efectos preventivos sobre el cáncer. Sin embargo, este hallazgo se basaba en ensayos con defectos en su diseño y necesitaba de confirmación en ensayos clínicos aleatorios realizados correctamente. Esclerosis lateral amiotrófica Una amplia revisión6 incluyó 21 trabajos en los que se había analizado la utilidad del empleo de antioxidantes en el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica. Los autores concluyeron que no existe evidencia suficiente sobre la eficacia de los antioxidantes individuales o en general para el tratamiento de las personas con esclerosis lateral
amiotrófica. Un estudio informó un efecto positivo leve, pero el análisis utilizado por los revisores no apoyó ese resultado. En general, los estudios tenían un diseño deficiente y poder estadístico insuficiente, con números bajos de participantes y breve duración. Es improbable que se realicen más ensayos bien diseñados de fármacos como las vitaminas C y E. Si se realizaran ensayos futuros sobre fármacos antioxidantes, debería prestarse especial atención al tamaño de la muestra, las medidas de resultado y a la duración del ensayo. La tolerancia y seguridad altas y el costo relativamente bajo de las vitaminas C y E, junto con otras consideraciones relacionadas con la falta de otros tratamientos eficaces para la esclerosis lateral amiotrófica, explican el uso continuado de estas vitaminas por parte de los médicos y los pacientes. Si bien no existe una prueba sustancial de los ensayos clínicos para apoyar su uso clínico, tampoco hay contraindicaciones claras. Enfermedad de Alzheimer Según la revisión7 publicada al respecto, no existe evidencia suficiente acerca de la eficacia de la vitamina E en el tratamiento de personas con enfermedad de Alzheimer. El único ensayo publicado que tuvo una metodología aceptable se limitó a estudiar pacientes con enfermedad moderada, y los resultados publicados son difíciles de interpretar. Hay evidencia suficiente que indica un posible beneficio como para justificar estudios adicionales. Hubo un exceso de caídas en el grupo de vitamina E en comparación con el grupo placebo, que requiere de evaluaciones adicionales. Ultimas novedades publicadas Un estudio8 publicado recientemente sugiere que no se deberían tomar suplementos antioxidantes. Y no sólo porque su efecto beneficioso no está demostrado, sino porque podrían resultar dañinos. Tras recopilar y evaluar decenas de investigaciones publicadas sobre los efectos de los suplementos antioxidantes, los autores concluyen que el consumo de suplementos de betacaroteno, vitamina A y vitamina E «podría aume ntar la mortalidad». Miembros de la comunidad científica han expresado dudas acerca de estas conclusiones, pero han acordado en lanzar un mensaje de cautela sobre el consumo sin control médico de estos suplementos. El estudio, publicado el pasado mes de febrero de 2007 en la revista médica Journal of American Medical Association (JAMA), se basa en el análisis de 68 investigaciones muy variadas (recogidas en 385 publicaciones), en las que participaron 232.606 personas. El trabajo ha sido realizado por el Grupo Cochrane Hepato-Biliar del Hospital de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. Los autores ya obtuvieron un resultado similar en 2004, publicado en The Lancet, y que ha sido comentado anteriormente. Entonces el estudio se concentraba sobre todo en cáncer gastrointestinal, con el objetivo de establecer si los suplementos antioxidantes reducen la incidencia de este tipo de cáncer y de la mortalidad en general. La conclusión fue negativa ya que no se halló capacidad preventiva e, incluso, parecía aumentar la mortalidad global. El trabajo de 2007 ya no busca conocer el efecto de los suplementos antioxidantes en un tipo concreto de cáncer, y amplía la investigación al cáncer en términos generales. Cuando analizaron los resultados de todas las investigaciones no hallaron relación entre el uso de suplementos vitamínicos y mortalidad. En cambio, al concentrarse sólo en los estudios de mejor calidad observaron que el consumo de antioxidantes aumentaba un 5% el riesgo de mortalidad. En concreto, el uso de beta caroteno, de vitamina A y de vitamina E apareció asociado respectivame nte a un 7%; un 16%; y un 4% de aumento
de riesgo de mortalidad. En cambio no se halló más riesgo de mortalidad, pero tampoco efectos beneficiosos, asociados al uso de vitamina C ni de selenio. La creencia en el poder preventivo de estos suplementos se basa en observaciones que sugieren que las moléculas antioxidantes juegan un papel importante en la reparación del daño que produce el oxígeno en las arterias y se considera probado que el consumo de frutas y verduras, ricas en compuestos antioxidantes, tiene efectos preventivos contra determinados tipos de cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Otra cosa es afirmar que los suplementos antioxidantes tienen esas mismas propiedades y, por este motivo, es un tema objeto de discusión desde hace años. Existen diferentes factores no controlados del todo y que pueden influir en su efecto final en el organismo, como las dosis, las diferentes etapas de la vida en que son ingeridos y los periodos de tiempo durante los que se hace. El hecho final es que los suplementos con antioxidantes no parecen tener los mismos efectos que el de una dieta rica en frutas y verduras. No cabe duda, tal y como se comentó en la editorial que acompañó en Lancet a la publicación del primero de los trabajos de estos autores, que tomar durante unos pocos años en la edad adulta dosis farmacológicas (relativamente elevadas) de micronutrientes específicos es un escenario bien distinto al de tomar dosis fisiológicas de estos mismos micronutrientes dentro de una dieta equilibrada, que empieza en la infancia y que se mantiene durante toda la vida. Lo que no se había dicho hasta ahora es que pudieran tener efectos negativos. Este hecho es el que resulta más novedoso y el que está sujeto, por tanto, a más posibilidad de duda. A pesar de que para los autores del trabajo se ha convertido en una conclusión muy clara de su revisión y afirman con rotundidad “no es recomendable tomar betacaroteno, vitamina A ni vitamina E con fines preventivos ya que estos tres suplementos antioxidantes podrían aumentar la mortalidad”, también es cierto que su trabajo ha sido criticado en cuanto a la metodología por otras fuentes. Uno de los puntos débiles que parece presentar esta revisión es la diversidad de los estudios que incluye, demasiado alta quizá como para poder conseguir unos resultados excesivamente concluyentes. De hecho, los estudios abarcaban desde uno de tres meses en una residencia con 109 ancianos hasta otro de doce años de duración con más de 22.000 médicos hombres. En otros casos se ha criticado que la mayoría de la población incluida en los mismos estaba ya enferma El farmacéutico ante el uso indiscriminado de suplementos nutricionales A la espera de que se realicen nuevos estudios tipificados para poder validar algunas conclusiones de las revisiones bibliográficas, y que se aclaren las dudas establecidas con los ensayos publicados, parece necesario que el farmacéutico pueda transmitir a sus pacientes, el conocimiento actual sobre la promesa de salud y longevidad creada por la ingestión de suplementos antioxidantes. El farmacéutico debería incidir en la recomendación sobre una ingesta equilibrada de antioxidantes como parte de una dieta mediterránea, ya que el propio organismo es el responsable de equilibrar los radicales libres producidos por el metabolismo de los alimentos, de la respiración y del ejercicio físico, pero asimismo consecuencia de la polución industrial, el consumo de tabaco, de las radiaciones solares, del uso de pesticidas y aditivos alimentarios. Tabla 1. Teoría de los radicales libres En 1954, el Dr. Hartman9 publica: “Aging: a theory based on free radicals and radiation chemistry”, en la revista Journal of Gerontology, para explicar el complejo mecanismo del envejecimiento: “El organismo se vale de la energía de los alimentos para incorporarla al metabolismo celular, el oxigeno
producido sale al exterior y origina compuestos químicos sumamente reactivos conocidos como radicales libres: moléculas con electrones no aparejados en su órbita externa y capaces de degradar los glúcidos, los lípidos, las proteinas, el mismo DNA, así como las células, los tejidos y los órganos”. A la permanente producción de radicales libres que dañan las estructuras biológicas, el organismo opone la acción de antioxidantes, que lo protegen. Cuando el equilibrio entre radicales libres y antioxidantes se pierde a favor de los primeros, se desencadenan procesos lesivos que se asocian al desarrollo de numerosas enfermedades. Con el paso de los años y debido al debilitamiento prácticamente inevitable de las enzimas antioxidantes todos los tejidos del organismo tienden a oxidarse. Estrés oxidativo: pérdida de equilibrio entre la producción de radicales libres y antioxidantes. Se considera responsable de envejecimiento peroxidación de los ácidos grasos de las membranas celulares y daños en el DNA. Cataratas: por modificación irreversible de las proteinas del cristalina. Arteriosclerosis por peroxidación del LDL.
Además del metabolismo celular, otras fuentes de radicales libres cada vez más frecue ntes son los escapes de los automóviles, la contaminación ambiental y el humo del tabaco, los compuestos tóxicos, los rayos ultravioletas del sol, las dietas poco equilibradas e incluso el trabajo estresante, etc. Frente a estos factores desencadenantes el organismo pone en marcha sus mecanismos de defensa antioxidante que equilibran el nivel de oxidación celular contrarrestándolo....Con el paso del tiempo se desequilibra y se produce la enfermedad como resultado final del desajuste. Se considera que entre el 10 y el 20% de la población adulta de EEUU y Europa consume suplementos antioxidantes, lo que llevó en el año 2004, a la Asociación Americana de Farmacéuticos del Sistema de Salud (ASHP) a elaborar un informe en el que se exponía, que el uso indiscriminado de suplementos antioxidantes representa un riesgo para la salud y que los farmacéuticos tienen la oportunidad y la obligación profesional de reducir estos riesgos. El 16 % de la población española consume habitualmente suplementos vitamínicos11 , sobre todo población joven y de nivel socioeconómico más alto. Este consumo es similar al registrado en Italia, pero inferior al de países como Francia (18 %), países anglosajones (31 %), países nórdicos (33 %) o centroeuropeos (21 %). Cuando se ha preguntado en las encuestas12 las razones por las que tomas estos suplementos se ha encontrado «sentirse bien», «mejorar la respuesta inmune» o «tener más energía», pero también ha quedado claro, que muchas veces las personas encuestadas no saber responder a la pregunta de para qué toman suplementos vitamínicos. Sin embargo, es sorprendente el escaso número de mujeres informadas sobre la necesidad de aumentar el consumo de ácido fólico en la etapa periconcepcional y en los primeros meses del embarazo para disminuir el riesgo de malformaciones congénitas en el recién nacido. El farmacéutico es el sanitario mas cercano a la población y generalmente conoce la salud y la enfermedad del paciente que entra a su farmacia, por eso constituye un factor fundamental cuando se trata de mejorar la calidad de vida de la población, un ejemplo de ello son los continuos consejos que se realizan sobre alimentación. Cuando estos consejos se trasmiten al ama de casa, responsable, generalmente, de establecer la dieta familiar, se consigue no solo aumentar sus conocimientos, sino establecer hábitos alimenticios saludables para toda la familia. A continuación, se exponen una serie de recomendaciones dietéticas en personas mayores para preparar una dieta saludable : ? Disfrutar con la comida y comer en compañía. ? Repartir los alimentos en 3–5 comidas/día, haciendo más de una comida caliente.
? Consumir una dieta variada con alta densidad de nutrientes, incluyendo especialmente alimentos de origen vegetal (cereales, frutas, verduras, leguminosas) por su aporte de hidratos de carbono, fibra, minerales, vitaminas y una plétora de otros componentes no nutritivos que parecen tener un efecto protector en muchas enfermedades crónicas. ? Fomentar la moderación para mantener el peso estable y dentro de los límites aconsejados, equilibrando la ingesta de energía con lo que se gasta mediante la realización diaria de ejercicio físico. Evitar tanto el bajo peso como la obesidad. ? Realizar diariamente algún tipo de actividad física para aumentar las necesidades de energía y el consumo de alimentos. ? Moderar el consumo de sal y de alimentos salados, si existen otros factores de riesgo, a menos de 2.500 mg de sodio al día (menos de 6 g de sal). ? Moderar el consumo de bebidas alcohólicas. Si existe consumo de alcohol, se recomienda no superar los 30 g de etanol/día. El alcohol puede deprimir el apetito, desplazar a otros alimentos de la dieta y puede interaccionar con diversos nutrientes (B1 , B2 , B6 , E,...) o con los fármacos. ? Cuidar la dentadura y la higiene bucal para poder masticar bien y no tener que suprimir ningún alimento de la dieta. Cuanto mayor sea la restricción mayor será el riesgo de desequilibrios o deficiencias. ? Reducir el tabaquismo. ? En algunas situaciones será necesario recomendar el consumo de suplementos de minerales y vitaminas (vitamina D, B12 , folatos, potasio, etc.) para mejorar el estado nutricional de los mal nutridos o prevenir deficiencias en los que están a riesgo. De acuerdo con los resultados de las últimas encuestas nutricionales9 en las diversas Comunidades Autónomas, se ha establecido la necesidad de que el patrón alimentario de los españoles, en general, debe mejorar para un 50% de la población, especialmente en mujeres en edad fértil, embarazadas, y postmenopáusicas, niños en épocas de rápido crecimiento y desarrollo, fumadores y bebedores habituales y ancianos con problemas sociales o sanitarios. Resultados similares se obtuvieron en el estudio Plenufar III, realizado por los farmacéuticos dentro del Plan de Educación Nutricional por el Farmacéut ico- 2006, organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (en el que participaron 3.500 farmacéuticos), que obtuvieron como conclusión que el 3,8% de la población española de la tercera edad padece desnutrición y el 22,1% se encuentra en situación de riesgo. Establecido por tanto que la ingesta actual puede mejorarse, parece oportuno que el farmacéutico incida en los consejos, sobre hábitos alimentarios y, sobre la importancia del ejercicio físico y del modo de vida, porque la presencia de radicales libres en el organismo tiene una relación directa además con el medio ambiente y el estrés emocional. El farmacéutico trasmite la importancia que tiene que las personas mantengan su propio estilo de vida el mayor tiempo posible, recordando que la dieta mediterránea incluye los nutrientes adecuados para que se prolongue la vida y se minimice la susceptibilidad a algunas enfermedades asociadas a la vejez. En cuanto a los preparados polivitamínicos que se tienen en las oficinas de farmacia, el farmacéutico debe seleccionar el que se adecua a las necesidades del paciente. Desde el punto de vista registral, para su puesta en el mercado se dispone de dos tipos de productos: ? Con registro sanitario de medicamento (llevan un código nacional cuya primera cifra es un 6 o un numero mayor de 6) y ? Sin registro de medicamento, son los complementos alimenticios (pueden o no
llevar código nacional, si lo llevase, su primera cifra siempre es inferior a 4). Mientras que los primeros cumplen todos aquellos requis itos exigidos en la normativa vigente como tales medicamentos, los complementos alimenticios tienen su utilidad fundamental como complemento en las dietas deficitarias. Los estándares de calidad de los productos siguen líneas acordes a su status legal. Los medicamentos deben tomarse en estados carenciales, y siempre bajo vigilancia médica hasta que resuelva la patología carencial. Por tanto es particularmente importante el consejo del farmacéutico Si lo que se pretende es contrarrestar signos de fatiga por efecto de una ingesta inadecuada, o del hábito del tabaco, o se quiere incrementar el rendimiento muscular, intelectual o de cualquier otro tipo, los complementos nutricionales pueden ayudar, pero conviene siempre realizar una consulta sanitaria. La adversidad de los efectos secundarios y la eventual interacción con otras sustancias o incluso medicamentos pueden hacer desaconsejable su consumo por periodos prolongados. La facilidad de acceso a los complementos dietéticos y la información facilitada por los medios generales de comunicación, pudieran estar en la raíz del elevado consumo que se registra sobre todo en los países desarrollados. Dada la falta de evidencias científicas más sólidas, la recomendación básica es la prudencia. Esta es, precisamente, la última recomendación a considerar: antes de tomar ningún producto de esta naturaleza no sólo conviene determinar en qué medida va a contribuir a mejorar nuestras potenciales carencias nutritivas, sino que hay que valorar los efectos secundarios. Es absolutamente necesario comprender la información del material de acondicionamiento, así como respetar las dosificaciones recomendadas. Esa labor es la que el farmacéutico puede y debe potenciar. Conclusiones No cabe duda, como ya se ha referido, que tomar durante unos pocos años en la edad adulta dosis farmacológicas (relativamente elevadas) de micronutrientes específicos, es un escenario bien distinto al de tomar dosis fisiológicas de estos mismos micronutrientes dentro de una dieta equilibrada, que empieza en la infancia y que se mantiene durante toda la vida. El consejo farmacéutico se dirige a revalorizar la dieta mediterránea que proporciona las IDR, en unos niveles óptimos, sin falsas promesas de prevención de los signos de envejecimiento. Los principales antioxidantes de nuestra dieta son los compuestos polifenólicos, procedentes de alimentos vegetales: frutas, verduras, legumbres, vino, aceite de oliva, etc. Los antioxidantes, cuando se consumen en dosis altas, se convierten en pro-oxidantes y los efectos podrían ser totalmente contrarios a los que se buscan. La FAO y la OMS han presentado recientemente el informe “Dieta, Nutrición y Prevención de Enfermedades Crónicas”13 , elaborado por expertos independientes, que servirá como base para desarrollar una estrategia global para combatir el aumento constante de enfermedades crónicas, en él se recoge la importancia de abordar a lo largo de todo el ciclo de la vida los factores de riesgo, además de la prevención, de las enfermedades crónicas. Cuando las intervenciones inciden en prevención primaria, se desplaza el perfil de toda la población en una dirección mas saludable. La introducción de mejoras en el modo de vida, y la nutrición es un factor fundamental, se llega a reducir el riesgo de enfermedades de forma notable, por ejemplo, la cardiopatía coronaria se reduce un 80%, la diabetes tipo 2 hasta un 90%.
Actualmente se considera que entre el 10 y el 20% de la población adulta de EEUU y Europa consume suplementos antioxidantes. La ASHP reconoce que los pacientes pueden decidir si quieren tomar los suplementos dietéticos que están disponibles, pero cree que la decisión debe basarse en información fiable y suficiente sobre su seguridad y eficacia. También apoya que se hagan estudios clínicos in Vitro de las interacciones entre los suplementos dietéticos y los medicamentos. Por ello, la ASHP alerta contra el uso simultáneo de suplementos dietéticos y determinados medicamentos (inmunosupresores, anticancerosos, tratamientos contra VIH/SIDA, tratamientos anticoagulantes, y anticonceptivos hormonales). Por último, la ASHP solicita que los profesionales sanitarios eduquen a la población sobre los riesgos de los suplementos y anima a los farmacéuticos a aumentar sus esfuerzos para prevenir las interacciones entre los suplementos y los medicamentos. Se hace necesario entender mejor los mecanismos y acciones de los antioxidantes en relación con la prevención, tanto del envejecimiento como su utilización asociada en determinadas enfermedades, para poder extraer más y mejores conclusiones. Bibliografía 1.
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Hernández A. Las vitaminas en la alimentación de los españoles. Madrid editorial medica panamericana; 2000: 49-93 13. OMS/FAO. Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas. Informe de una consulta Mixta de Expertos OMS/FAO Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2003 (OMS, serie de Informes Técnicos, Nº: 916).