LOS VALORES EN EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

LOS VALORES EN EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO 1 Arq. Ma. Dolores Gómez Macedo Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Univ. Nac. de Córdoba,

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LOS VALORES EN EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO 1

Arq. Ma. Dolores Gómez Macedo Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Univ. Nac. de Córdoba, Argentina

INTRODUCCIÓN

El problema que se plantea, en la conservación de aquellos testimonios visibles y tangibles de nuestro patrimonio cultural, es determinar qué se debe conservar y cómo; sabiendo que el objeto ya no será exactamente el mismo que antes de la intervención, y que si no se interviene, sufrirá el deterioro. Así, la instancia conservadora se plantea como una necesidad, y a la vez como una responsabilidad, que debe partir de reconocer los valores que se pretenden mantener y, establecer como consecuencia los límites y libertades de la intervención. Recordando además, que el objeto no se conserva como valor en sí mismo, sino como valor para el hombre. Si bien existen Cartas, Normas y Documentos internacionales (Documentos del ámbito europeo y del ámbito latinoamericano), principios rectores que guían la actividad del conservador; éstos constituyen un marco de reflexión, parámetros donde se pueden apreciar afinidades y discrepancias con relación a la conservación del patrimonio, para el goce de futuras generaciones. Pero, cómo intervenir en el patrimonio no es simplemente una operación técnica, sino una actividad cultural con implicancia técnica, es primordial considerar el ambiente cultural donde se realiza, que reflejará los valores propios de cada cultura, en su arquitectura y en su ciudad. La investigación será la herramienta fundamental para el conservador, donde el patrimonio arquitectónico deberá ser el documento de consulta permanente que motivará y conducirá los modos de intervención. Podemos afirmar que el patrimonio arquitectónico, posee una verdadera trama de valores, es decir un conjunto de valores que enlazados y superpuestos, es la llave del modus operandi de la conservación. En el momento de definir el objetivo de la intervención, se debe considerar dicha trama, que a veces está visible, a veces oculta, a veces ausente, y que cambia según las épocas, las culturas y aún dentro de una misma cultura. Para desarrollar el presente trabajo se establece como objeto de estudio, el patrimonio religioso de la ciudad de Santiago del Estero, por su condición de esencial y representativo de los tiempos fundacionales y que acompaña desde entonces la vida de la sociedad santiagueña.

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Tesista de la Maestría en Conservación y Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Univ. Nac. de Córdoba, Argentina

“La experiencia nos enseña que se conserva lo que se quiere y aprecia, y se quiere y aprecia lo que se conoce. Esta simple comprobación debería movilizar a una sociedad que desea conservar lo mejor de su ciudad para gozarla y para que la gocen sus hijos”. Jorge E. Hardoy

Sabemos que la experiencia social es incesante renovación de conceptos, normas y valores. Y todos ellos tienen diferentes implicancias, que se resumen en el hombre. El hombre en su contexto valora las acciones de los otros, valora las personas y valora los objetos que lo rodean; y simultáneamente los otros valoran sus acciones y su persona. Es decir, no hay una actitud indiferente o pasiva frente a la realidad. “(...) valorar es precisamente hacer la diferencia entre unas cosas y otras, preferir esto a aquello, elegir lo que debe ser conservado porque presenta mayor interés que lo demás. La tarea de valorar es el empeño humano por excelencia y la base de cualquier cultura humana. En la naturaleza reina la indiferencia, en la cultura la diferenciación y los valores”2. La percepción humana del valor del patrimonio, se va modificando en el tiempo, por ello es fundamental conocer y reconocer todos los valores (los existentes, los ausentes, los constantes, los frágiles) sin desvirtuarlos o mistificarlos, considerando también sus conflictos (valores con exigencias simultáneas y contradictorias) para determinar prioridades y objetivos en toda intervención. El enfoque propuesto, es desde el pensamiento que, frente a los desafíos de este siglo, debemos ser claros para que los testimonios del pasado, sean reconocidos y valorados, como una forma de descubrir en ellos la fluidez del tiempo y de proporcionarle al hombre una fuente de identidad personal y colectiva.

Los valores Al realizar una aproximación para comprender la naturaleza de los valores, surgen numerosas posiciones e interrogantes (como ser entre otros: ¿los valores son subjetivos u objetivos?, ¿cómo captamos los valores?, ¿cuál es la validez del criterio para establecer tablas de valores?), pero siempre se advierte, en un sentido general que al hablar de valor, se habla de cualidades de entes, que no agregan ni quitan nada al ser, sino que valen. Los valores no pueden encuadrarse en posturas objetivas o subjetivas, ya que el subjetivismo, menciona la conveniencia de no olvidar la valoración; es decir, la “actividad” del sujeto que valora, una actividad marcada por condicionamientos psicológicos, sociológicos y culturales; y el objetivismo, señala la importancia de analizar que los valores son absolutos e inmutables, que se descubren y que son compartidos. Los valores apelan tanto a la experiencia subjetiva (emociones, deseos, sentimientos), como al nivel más objetivo del hombre (inteligencia, lenguaje); por lo tanto a su totalidad. Si bien son relativos al individuo y a su contexto social y material, la experiencia histórica permite la construcción de representaciones universales y categóricas del valor. Al intentar ver qué uso hace el hombre de los valores; podemos advertir que el hombre empíricamente tiene una concepción de los valores, y los usa cotidianamente.

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Savater, Fernando, Las preguntas de la vida, Barcelona, Editorial Ariel, 1999.

Los valores en la Conservación del Patrimonio P ropuesta d e va lora ció n del patrimon io Al reflexionar sobre el patrimonio en general, a partir de considerar sus valores, se propone un método de trabajo, que se basa en considerar la importancia que poseen los valores como factores determinantes a los que debemos recurrir cuando estamos dispuestos a conservar. El método de investigación que se propone, involucra dos ejes o líneas de investigación: • Línea de la investigación exploratoria – descriptiva (Eje A) • Línea de la investigación interpretativa – teórica (Eje B) En el prime r eje (E je A), don de se bu sca la recop ilac ión d e los dato s espec íficos referen te s al pa trimon io a rquitec tónico de e stud io ; co mprende dos mo men tos: I. El Conocimiento: del patrimonio arquitectónico, a partir de la observación directa, de las sensaciones generadas y de las exploraciones en la materia y en el espacio y el conocimiento del contexto socio-cultural original e histórico y del objeto de estudio en sí y su emplazamiento. II. El Relevamiento: comprende la recopilación de la información necesaria para la caracterización específica del patrimonio arquitectónico, considerando su aspecto histórico, arquitectónico y significativo. “De la instancia valorativa dependerá el tipo de criterios que se adopte para la intervención conservativa, por tal razón es que se hace necesario insistir sobre la importancia de cumplimentar este paso del modo más exhaustivo posible.” Horacio Gnemmi

Las actividades propuestas, para desarrollar cada eje son: Eje A I. El Conocimiento: Trabajo de campo y gabinete Recorrido por el patrimonio arquitectónico de estudio. Registro sensible y fotográfico. Consulta de información en diversas fuentes. II. El Relevamiento: Trabajo de campo y gabinete A partir del relevamiento físico y fotográfico, de la recopilación de información a través de fuentes documentales editadas e inéditas, y de la consulta en material bibliográfico, elaboración de documentos gráficos y escritos. Eje B III. Análisis: Trabajo de gabinete Procesamiento y estudio de la información relevada. Análisis de las normativas de protección y conservación aplicadas. Elaboración de un informe síntesis. IV. Valoración y diagnóstico: Trabajo de gabinete: Definición de una propuesta de valoración específica para el patrimonio arquitectónico de estudio. Finalmente, la forma de investigar propuesta, planificada y sistemática, puede ser transferible y aplicable a diferentes objetos de estudio. Tabla de valore s Cuando se pretende poner en práctica la conservación, sin duda no es lo mismo el desafío de la conservación del patrimonio monumental que la del patrimonio construido en general. En ambos el tiempo se materializa…ambos son depositarios de valores… Por ello, se debe precisar algunos aspectos referidos a su valoración: tipos de valores y tabulación posible.

La tabla propuesta, no tiene un orden de jerarquía o importancia de unos valores sobre otros, sino que identifican o definen tipos de valores, que a su vez están relacionados entre sí. El patrimonio es una entidad viva, donde coexisten diferentes tipos de valores que están interactuando unos con otros, algunos se muestran, otros están “ocultos”, otros están surgiendo, e inclusive en algunos casos tienen roces entre ellos, pero todos lo definen. En su artículo El valor del patrimonio, la Lic. Nelly Decarolis, afirma: “En cada ser humano palpita la necesidad de transmitir a sus descendientes la cultura heredada: modos de vida, historias, costumbres, convicciones, tradiciones, mitos y creencias, huellas… Lo material y lo inmaterial; la totalidad de un patrimonio tangible e intangible.” Así, el patrimonio como expresión de una cultura, queda definido como la necesaria conjunción de lo material (valores tangibles) y la derivación imprevisible de sus significados y de sus conexiones simbólicas (valores intangibles). Para un reconocimiento preciso de los valores se plantea la siguiente tabulación, que queda incluida en la clasificación anterior: Valores históricos Si bien resulta obvio, debemos partir de reconocer estos valores. Es fundamental conocer la historia del patrimonio, tomar el patrimonio como documento histórico. Identificar aquellos valores que atañen a la existencia misma del objeto de intervención, su datación, autor, circunstancias de su creación y con los diversos momentos de la construcción, su evolución, elementos significativos si los tuviere, etc. Considerando además los mensajes “ocultos”, aquellos que se desprenden de un análisis riguroso del objeto, que permitan definir valores particulares o únicos. El ámbito temporal debe comprender todas las épocas, desde su origen hasta nuestros días, sin preeminencia de una sobre otra. Valores arq uitec tón icos Se trata de aquellos valores que tienen que ver con el espacio, el tipo, la tipología, lo funcional y el contexto. Son los valores relativos al objeto en sí, donde pueden descubrirse ciertos valores trascendentales como ser la concepción espacial lograda o pretendida, el manejo de la luz, de la escala, la organización funcional e inclusive tratar de reconocer su “mundo interior”. En relación al contexto, son los valores que afectan o tienen incidencia positiva o negativa en el patrimonio a intervenir, ya sea en su percepción, su inserción, enfatizando algunos valores de sitio y situación. Valores artístic os Se condensan aquí aquellos valores artísticos que poseen ciertos elementos del patrimonio o el patrimonio en su totalidad. Estos valores pueden reflejar un estilo determinado, expresar una técnica de realización, la habilidad de un artista, etc. Pueden ser de diferente naturaleza (un detalle, una pintura mural, un diseño determinado en una envolvente) y de diferentes proporciones, pero todos en general despiertan un placer estético. Si bien son valores muy ligados a los valores arquitectónicos, se debe enfatizar que al estar los valores artísticos incorporados al patrimonio, además de garantizar su conservación, se debe asegurar la permanencia del rol que cumplen dentro del patrimonio.

Valores fo rma le s Para un reconocimiento real del objeto, es importante identificar sus valores formales, aquellos que corresponden con su geometría, dimensiones, proporciones, cromas, texturas, tanto las originales como aquellas adquiridas en el tiempo. Hacen referencia además a la imagen que posee en general el patrimonio, objeto de valoración, como una unidad formal: se busca valorar sus conceptos compositivos, de proporciones y del diseño en general. Son valores intrínsecos al patrimonio, y colaboran en su definición como tal. Valores constructivo s-e structura les Comprende los valores referidos al patrimonio en tanto construcción y estructura, para evaluar los niveles de importancia de sus diferentes elementos constructivos en la vida del patrimonio; como ser fundaciones, muros, fachadas, cubiertas, cerramientos, etc. Se identifican aquellos valores que son imprescindibles para su existencia, los que necesitan ser reemplazados y los que se deben agregar para que el patrimonio asegure su permanencia. Se deben considerar los valores que aseguren la seguridad física del objeto y su comportamiento ante agentes externos como viento, sismo, etc. Valores simbó licos El patrimonio existe como tal, a partir de la acción del hombre, en una relación donde el patrimonio posee valores referenciales, emblemáticos, emotivos y significativos. Es fundamental, por parte del arquitecto o del especialista que interviene, evaluar dichos valores a partir de la importancia que le otorga la sociedad en su valoración del patrimonio. Al considerar los valores simbólicos, estamos abordando al patrimonio como vehículo de transmisión de ideas y contenidos, (de una cultura, de un acontecimiento, de un personaje) como medio de comunicación entre dos mundos distintos, del pasado y del presente. “Pero el significado de los contenidos simbólicos no es fijo ni eterno; varía con el tiempo. Así pues, por un lado, el objeto tiene la virtud de representar un mundo, el mundo del pasado del cual proviene; por otro tiene la facultad de acumular y llevar consigo a través del tiempo una gama diversa de significados que varían con el paso del tiempo a los ojos de los sucesivos curiosos (investigadores) que se interesan por el objeto.”3 Valores fun cion ale s o d e uso : Al considerar un valor de uso, estamos evaluando el patrimonio en tanto que sirve para satisfacer una necesidad o función concreta, ya sea individual o colectiva. La valoración funcional que se realice, debe asegurar el apropiado uso del patrimonio, ya sea conservando su función primigenia o proponiendo nuevos usos, que respeten su condición patrimonial. “Así, la conveniencia de mantener el uso anterior o determinar el carácter que ha de tener el nuevo, en caso de reutilización, deben analizarse desde su capacidad de servir para mantener vivo el monumento, que es el fin principal, pero también, por supuesto, desde la

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Ballart, Josep, Tresserras, Jordi, Gestión del patrimonio cultural, Barcelona, Editorial Ariel, 2008,22

capacidad del monumento de asumirlo sin perder o ver debilitados sus valores documentales y significativos, es decir, su completa condición monumental.”4 Valores c ircun stanciale s En este grupo se incluyen todos aquellos valores, que complementan o en algunos casos potencian a los anteriores, por ser específicos de un tiempo y espacio determinado. Pueden ser valores sociales, culturales, territoriales y urbanísticos que por sus connotaciones o particularidades le otorgan al patrimonio un valor “adicional”. Valores é tico s Mención especial merecen estos valores, ya que no conciernen al patrimonio en sí, pero sí al arquitecto o conservador. Son valores que se deberían imponer como pautas de acción. Se debe asumir que toda intervención, en el patrimonio construido, tiene un carácter transitorio. Sólo en algunos casos, es posible participar en la esencia del mismo, sino casi siempre estará sujeta a nuevos cambios en el tiempo. “La consciencia de ser un eslabón pasajero conduce inevitablemente a la humildad y ésta, unida al conocimiento, representa un soporte fiable que casi siempre es sinónimo de prudencia.”5 Desde esta postura, conservar el patrimonio y el hacer arquitectura en general desde los valores éticos, debería ser un requisito exclusivo del accionar del arquitecto, quien con responsabilidad y compromiso construye sobre lo construido. La gestión del patrimonio, en la actualidad está en manos de profesionales de muy distinta condición o formación, quienes trabajan en organismos diferentes, a veces con diferentes objetivos y con modos de acción distintos. Todos ellos se expresan en tres grandes ámbitos: el ámbito de la administración pública (organismos gubernamentales nacionales, provinciales y municipales); el ámbito académico y profesional (universidades, instituciones académicas y organizaciones profesionales) y el ámbito de la iniciativa privada (profesionales independientes) Un caso: El patrimonio arquitectónico religioso en Santiago del Estero Una aprox imac ión al p a trimon io re lig ioso de d icha c iuda d La ciudad de Santiago del Estero, fundada en 1553 por el capitán Francisco de Aguirre, es la primera ciudad de la República Argentina, por lo que fue declarada oficialmente "Madre de Ciudades”. Pero, su historia se remonta a 1550, cuando una expedición proveniente del Perú, llega a la región del Tucumán, a cargo de Juan Núñez del Prado, y funda la Ciudad del Barco. Ciudad que tuvo en total tres emplazamientos sucesivos hasta que finalmente fue ubicada a orillas del río Dulce. Es en 1553, cuando el capitán Aguirre, por órdenes del gobernador de Chile, Pedro de Valdivia, toma esta ciudad, organiza un nuevo cabildo, y el 25 de julio, traslada la ciudad y

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Gonzalez Moreno-Navarro, Antoni, La restauración objetiva, Barcelona, EDIM, 1999, 33. (4) Eloy Algorry, Revista Arquitectura Viva, N˚110, Pasado Presente, Edit. Arq. Viva SL, Madrid, 2006, 31. Muchas veces hay falta de coordinación y hasta desconexión entre unos y otros, lo que implica trabajar en detrimento del patrimonio. 5

establece Santiago del Estero. Llamándola así por Santiago Apóstol, Patrono de España y por el río del Estero (nombre que se le daba entonces al río Dulce). Desde el comienzo de la conquista llegaron sacerdotes y misioneros con el propósito de convertir a los aborígenes al cristianismo. Mercedarios, franciscanos, dominicos y jesuitas establecieron sus iglesias y colegios. En ella, “nacieron las primeras escuelas, el primer seminario, fue origen de la primera universidad, asiento de la primera gobernación, del primer obispado, del gobierno militar, puerta para la introducción de semillas y ganados, cuna de la industria y el comercio exterior y foco permanente de irradiación de cultura”.6 En términos generales, la historia de los templos en Santiago del Estero, se define por la constante de sustituir o reponer las construcciones o parte de ellas, a lo largo del tiempo; en una forma acentuada, que se refleja en sus primeras iglesias, a saber: Iglesia San Francisco con su Celda - Capilla de San Francisco Solano y la Iglesia Santo Domingo. La va lo rac ión de l pa trimo nio re ligio so en S an tia go de l Estero Las iglesias antes mencionadas, tienen en su historia ciertas analogías en cuanto a su origen y construcción, ya que en ellas, las órdenes religiosas que participaron, motivadas por su afán de asentarse en Santiago, hicieron todo lo necesario para permanecer. Poseen, sin duda numerosos valores que han sido identificados y evaluados, y que motivaron su conservación y la declaración de Monumento Nacional en el caso de la Iglesia San Francisco. Pero, quizás en ellas asumen, sin duda alguna, una mayor importancia los valores simbólicos, como ser: en el caso de la iglesia de San Francisco, con su celda-capilla, una sencilla habitación que ocupó en vida el Santo, y que nos recuerda su paso por tierras santiagueñas, para evangelizar con sólo la Biblia, la cruz y el violín. Por su parte, la iglesia Santo Domingo, aún no declarada monumento, guarda en su interior, la imagen del Cristo Nazareno, de principios del siglo XVII, conocido por los santiagueños como Amo Jesús, cuya profunda devoción queda reflejada en las procesiones por las calles de Santiago en Semana Santa. Junto a esta imagen, se encuentra la Sábana Santa, una verdadera reliquia por lo que representa, que lleva casi cuatro siglos entre los santiagueños. Son valores únicos, que nos hablan de la necesidad de su protección y conservación, difundir su existencia, y facilitar la comprensión y apreciación de sus significados de un modo accesible y más igualitario. Al realizar una reflexión sobre el Patrimonio Religioso de Santiago del Estero, para conocer su origen, su presencia en la ciudad, su historia relativamente breve, no podemos dejar de considerar primero su contexto, su inserción en la trama urbana y en la vida del centro histórico. En términos generales, el origen de Santiago del Estero, se debe; por una parte a la acción de los primeros pobladores españoles provenientes de dos contingentes, el primero del Perú, y el segundo, que en definitiva resultó el más numeroso, proveniente de Chile; pero también de la acción de la naturaleza (terremotos e inundaciones).

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(5) Paladea, Graciela, Santiago del Estero, Buenos Aires, Editorial Franco Rossi, 2009,30. A esto se sumó que en 1817, un terremoto que destruyó gran parte del centro histórico y la Catedral, desapareciendo inclusive numerosas casas capitulares. Hoy la ciudad, es un reflejo de los diferentes procesos que tuvo y tiene desde hace 457 años. Una ciudad “Madre de ciudades”, tan antigua…que sin embargo no pudo atesorar sus construcciones más primitivas.

El desafío de la colonización, significó tiempos difíciles, donde la acción de no sólo los conquistadores sino también de las órdenes religiosas, permitieron que a fines del siglo XVI, Santiago sea la primera ciudad con cabildo, fuerte, caserío, conventos e iglesias. Pero, la ciudad estaba asentada próxima al río Dulce, y sus construcciones eran modestas, por ello luego de las inundaciones, se decidió trasladarla a hacia el oeste y a lugares más altos.

CONSIDERACIONES FINALES

Como bien afirma Josep Ballart, “Una de las funciones básicas de las instituciones patrimoniales es dar a conocer al público los bienes patrimoniales que custodian, es decir hacerlos accesibles a todo el mundo. Pero difundir no es solamente comunicar la información inherente a un objeto o lugar, es estimular, hacer reflexionar, provocar y comprometer.” Se puede hacer una analogía con el análisis propuesto por Ballart, en su libro “Gestión del patrimonio cultural”, sobre la interpretación y uso social del patrimonio y en mi caso el proceso de valoración. Ya que el modo de valorar un determinado patrimonio, podemos también afirmar, que va a afectar: •el conocimiento que la sociedad adquiera de él (cuál es la información que recibe). •la emotividad que se pretenda provocar en la sociedad a partir de conocer el patrimonio (cuales son las emociones y sensaciones que se buscan). •el comportamiento de la sociedad en relación al uso de ese patrimonio. (cómo reacciona frente al patrimonio) •finalmente, sin duda va a influir en menor o mayor medida, en las ideas o pensamientos de la sociedad que lo conoce y reconoce. Me parece apropiado, en esta instancia recurrir a la filosofía y recordar al español Carlos Diaz, quien en una conferencia sobre “Educar en valores”, realizada hace ya varios años, definía palabras claves para educar en valores, de las que retomo algunas y las defino de la siguiente manera: 1° El saber, en un sentido muy amplio, es un contacto con la realidad. Pero en un sentido más preciso es una aprehensión de la realidad por medio de la cual ésta queda fijada en el hombre. En particular conocer suele emplearse en modo indistinto con saber, pero mientras conocer hace referencia a situaciones objetivas, el saber se refiere a situaciones objetivas y subjetivas, tanto teóricas como prácticas. Lo importante es saber, pero adherido a una tabla de valores. 2° El querer, aunque resulte un tanto corriente, la fuerza del cariño es lo que nos hace no sólo aprender, sino también aprehender lo que nos rodea. Es un modo de relación, que supone una valoración de la cosa o sujeto, que motiva el afecto. 3° El deber, implica una obligación, un compromiso. Nos estamos refiriendo tanto al “deber ser” como al “deber hacer”. El objeto del deber puede ser el con el territorio, el estado, la sociedad, la profesión, la familia. Existen diferentes clase de deberes, algunos adquiridos, otros condicionados, individuales o colectivos. En el caso de los deberes morales, éstos se fundan en los valores. Finalmente, cuando hablamos de valoración del Patrimonio, se manifiesta la importancia de un conocimiento mayor, de una formación específica sobre lo que significa el proceso de

valoración. Considerando la conservación como un acto ético, vital e imprescindible, una cuestión humana, que no es exclusiva de los especialistas, sino de la sociedad toda. Este trabajo pretende ser una herramienta más, que colabore en dicha formación, para que valorar sea resultado de un compromiso, la oportunidad de un compromiso del hombre con el hombre mismo.

BIBLIOGRAFÍA BALLART, Josep, TRESSERRAS, Jordi, Gestión del patrimonio cultural, Barcelona, Editorial Ariel, 2008. FRONDIZI, Risieri, ¿Qué son los valores?, México, Fondo de Cultura Económica, 1958. GNEMMI, Horacio, Puntos de vista sobre la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano, Córdoba, Ediciones Eudecor, 1997. Aproximaciones a una teoría de la conservación del patrimonio construido, Córdoba, Editorial Brujas, 2004. GONZALEZ MORENO-NAVARRO, Antoni, La restauración objetiva, Barcelona, EDIM, 1999. GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO, Amalia, Los templos de la ciudad de Santiago del Estero, Santiago del Estero, Editorial Sigma, 1995. HARDOY, Jorge-GUTMAN, Margarita, Impacto de la urbanización en los centros históricos de Iberoamérica, Madrid, Editorial MAPFRE, 1992. Paladea, Graciela, Santiago del Estero, Historia-Tradición-Cultura, Buenos Aires, Editorial Franco Rossi, 2009. PRATS, Llorenç, Antropología y Patrimonio, Barcelona, Editorial Ariel, 2004. SAVATER, Fernando, Las preguntas de la vida, Barcelona, Editorial Ariel, 1999. SCHELER, Max, Ética Nuevo ensayo de fundamentación de un personalismo ético, España, Caparrós Editores, 2001.

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