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GUILLERMO
FELIU
CRUZ
LUIS MONTT (1848 - 1909) Intento de una bibliografía
sistemática
de Chile
BIBLIOGRAFOS
CHILENOS
Santiago de Chile 1969
GUILLERMO
FELIU
CRUZ
LUIS MONTT (1848 -1909) Intento de una bibliografía
sistemática
de Chile
BIBLIOGRAFOS CHILENOS
Santiago de Chile 1969
Para Aniceto
Almeyda.
Al dedicarle estas páginas,
consagradas
a un autor que Ud. ha estudiado con devoción, ellas le llevan también el afecto profundo de su amigo que conoce las bondades delicadas de su alma. G. F. C.
La iniciación. Había nacido en Santiago en 1848. Fue su padre el estadista Manuel Montt, Presidente de la República durante el decenio de 1851 a 1861, y su madre la señora Rosario Montt de Montt. En su hogar aprendió a amar los libros. Uno de sus amigos —Augusto Villanueva— dijo que "desde niño se acostumbró a andar revuelto y engolfado entre vetustos volúmenes en pergamino, entre expedientes, manuscritos viejos y crónicas", que formaban la biblioteca de su padre, abogado, profesor de derecho, destacadísimo jurisconsulto y hombre de Estado muy bien informado. Con los años, Manuel Montt perdió el hábito de la lectura y de la escritura, pero el amor a los libros se traspasó a los hijos, Luis fue bibliógrafo, Pedro estadista, y reunió una rica biblioteca chilena y Enrique fue novelista y ensayista. Cursó las humanidades en el Instituto Nacional. Su progenitor fue profesor, Vice Rector y Rector de ese establecimiento. Pasó en seguida a la Universidad de Chile a seguir la carrera de derecho y obtuvo el título de abogado en 1880. La tradición impelía a los hijos del Presidente Montt a la carrera de la abogacía. Seis recibieron este título y también fueron diputados al Congreso Nacional. En 1876, se incorporó Luis Montt a la Cámara como diputado suplente por Lautaro, siendo el propietario Juan Eduardo Mackenna. Durante un tiempo ejerció la docencia: en 1879, le correspondió reemplazar a Miguel Luis Amunátegui en la cátedra de Literatura e Historia Literaria en el Instituto Nacional. Director de la Biblioteca Nacional. Organización. En 1886 fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional. Permaneció en ese cargo durante 23 años. Cuando asumió el servicio, como sucesor de Ramón Briseño, la Biblioteca tenía una dotación de 55.000 volúmenes —según Ramón A. Laval— elevándolos Montt a 150.000. Formó una colección numismática y una colección de retratos de personajes históricos chilenos. Instaló la Sección de Diarios y Revistas. Creó la Sección de Lectura a Domicilio, la primera en su género en la América del
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Sur. El mismo año de 1886, funcionó esta sección con 50.000 volúmenes. Estableció el Museo Bibliográfico. Organizó el gabinete de Estampas, retratos y grabados. Refundió la Biblioteca Egaña en las secciones chilenas, americanas y de literaturas europeas y de otros continentes. Amplió el servicio de Canje Internacional, fundado por Briseño. Dotó con maquinarias modernas el taller de encuademación. Amplió la Sección de Manuscritos con el Archivo de la Real Audiencia, el Archivo Notarial, el Archivo de la Capitanía General, juntándolos con los manuscritos que poseía la Biblioteca Nacional en el Fondo Antiguo, el Archivo de Monseñor José Ignacio Víctor Eyzaguirre y el Archivo Vicuña Mackenna, etc. La organización que Montt dio al servicio de su cargo, lo elevó en rango técnico con los catálogos que hizo confeccionar y las modalidades que introdujo para facilitar la lectura y prevenir la destrucción del material bibliográfico. Correspondió a Montt trasladar la Biblioteca Nacional del edificio situado en Catedral esquina sur poniente de la de Bandera, al Palacio del Real Consulado en Compañía esquina sur poniente de la de Bandera. Las publicaciones que hizo como Director de la Biblioteca, forman parte de sus iniciativas bibliográficas y serán consideradas más adelante. En 1907 hizo un viaje a Buenos Aires. Labor Literaria. Montt se inició en la vida literaria como poeta. Las primeras poesías fueron escritas en 1869, 1872 y 1873, y más tarde en 1880 y 1881. Las dio a conocer en la Revista Chile en los tomos i y n, publicados en 1881, fundada y dirigida por él. Al año siguiente, 1882, editó un volumen de Poesías en 16? por la imprenta Gutenberg, de 179 páginas en total, en el que recogió su labor poética. En 1898, seguía cultivando las musas, y en La Revista de Chile, dirigida por Luis Arrieta Cañas, Gustavo Adolfo Holley, Alamiro Huidobro Valdés, Eduardo Lamas García y Carlos Newman, publicó nuevas composiciones poéticas, de preferencia esta vez traducciones de Leopardi. Fuera de esta actividad intelectual con las musas, Montt sintió también una marcada inclinación por los estudios de erudición bibliográfica e histórica. La primera manifestación de ellos, en este último aspecto, fue la publicación del Ensayo sobre la Vida y Escritos de Camilo Henríquez, editado por la Imprenta de "El Ferrocarril" en 1872 en un volumen en 8° de 132 páginas. Junto con la biografía del fraile de la Buena Muerte intentó Montt un análisis de sus ideas políticas, la generación de ellas y su aplicación en los escritos periodísticos. Dos años más tarde en 1874, colabora en el volumen Suscripción de la Academia de Bellas Artes a la Estatua de don Andrés Bello, publicado ese año en Santiago en la Imprenta de la Librería del Mercurio. El estudio que aquí se insertó lleva el título Amigos y discípulos de Bello. Mariano Egaña. Miguel Luis Amunátegui director de la Revista Chilena, junto con Diego Barros Arana, incorporó a Montt en el número de los jóvenes que escribieron en las páginas del mensuario. Los artículos que aquí publicó tienen un carácter histórico. En
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1876, dio a conocer la vida de Fray José María de la Torre y la Gaceta del Rey (tomo v, pág. 576) y luego un estudio crítico acerca de los Primeros cronistas de Chile: Relación contemporánea del descubrimiento. Los compañeros de Valdivia. Cartas de este conquistador. El seudónimo de Jerónimo de Vivar. Góngora de Marmolejo, Marino de Lobera (vi, 202). En 1877, dio a luz el artículo Relaciones de Méritos y Servicios presentados al Consejo de Indias (viir, 291). En 1878, el ensayo sobre el escritor argentino Juan María Gutiérrez (x, 593) y una nota bibliográfica sobre la Historia de las Indias escrita por fray Bartolomé de las Casas, y editada por los eruditos españoles en 1875, Marqués de la Fuensante del Valle y José Sancho Rayón. En compañía del doctor Wenceslao Díaz, redactó los Estatutos de la Sociedad Arqueológica que vieron la luz ese año de 1878 y, como consecuencia de esas disposiciones, nació la Revista de la Sociedad Arqueológica de Santiago, aparecida en 1880 y publicada por la Imprenta Gutenberg. Se publicaron 18 páginas en 4