Marcadores de conexión: los conectores

Revista IPLA 2007. Vol. 1, Nº 1. pp. 11-21 ISSN Solicitado. Marcadores de conexión: los conectores Irene Arnás, Maria B. Fumero, Antonio J. Cabello

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Revista IPLA 2007. Vol. 1, Nº 1. pp. 11-21

ISSN Solicitado.

Marcadores de conexión: los conectores

Irene Arnás, Maria B. Fumero, Antonio J. Cabello y María Meneses. Alumnos de Psicología de la Universidad de La Laguna.

Avalado por: José Miguel Díaz Gómez

En esta investigación se ha estudiado en que medida la presencia de un conector apropiado facilita la comprensión de oraciones. Se parte de la hipótesis de que aquellas oraciones con conector suelen leerse más deprisa que las que no tienen conector, puesto que además es un elemento que facilitará la comprensión de la oración (Millis y Just 1994). Se usaron dos variables, la presencia /ausencia del conector causal “porque” y una serie de frases de relleno que incluían el conector adversativo “pero”. Para la realización se utilizaron 20 cuartillas de medio folio con diferentes frases que incluían el conector causal “porque” y 10 con frases que incluían el adversativo “pero”, para cada sujeto. Los resultados obtenidos apoyan la idea inicial: Se observa como la presencia del conector acelera la lectura de la frase y facilita la comprensión y activación de conceptos en la mente. Mientras que en ausencia de conector la lectura es más lenta, las frases se perciben casi como independientes y el sujeto tarda más tiempo en responder.

Introducción. “Discurso” se refiere a cualquier forma de mensaje verbal extenso e interconectado, ya sea hablado o escrito (texto). Mientras el discurso incluye relatos y conversaciones espontáneas los textos son productos más elaborados y artificiales. Además, el discurso hablado implica una comunicación entre dos o más interlocutores en la que se aplican ciertas reglas pragmáticas conversacionales y elementos paralingüísticos (ej. el contexto perceptivo, los gestos…), no presentes en el mensaje escrito. Para aplicar dichas reglas debemos llevar un registro del fondo compartido de conocimientos y experiencias entre hablante y receptor. De esta forma, el hablante podrá diseñar mensajes apropiados al estado de conocimiento del oyente. Un ejemplo serían las explicaciones que damos a un extranjero y a un amigo de nuestra ciudad, las cuales serán diferentes pues ambos poseen distintos conocimientos sobre el entorno. Las ironías, las metáforas o las mentiras por su parte son algunos ejemplos de cómo nuestras intenciones modulan la producción del discurso. El discurso además se compone de una serie de elementos dignos de mención entre los que encontramos en primer lugar, la coherencia, donde el discurso no es una colección de frases al azar sino que todas establecen entre ellas cierta coherencia. Así, el lector de un texto entiende las relaciones de coherencia entre diversas partes de éste, gracias a sus conocimientos pragmáticos del mundo. Por tanto, podemos definir la coherencia como una construcción mental basada en los conocimientos pragmáticos del lector u oyente. Existen dos tipos: coherencia

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local (establecida entre contenidos próximos, como dos oraciones seguidas) y coherencia global (entre contenidos muy distantes o distribuidos a lo largo del texto, por ejemplo, si el lector conecta la meta del protagonista con las acciones de esta descritas algunas páginas mas adelante) donde ésta última, necesita de un proceso cognitivo más costoso. En segundo lugar, encontramos los marcadores de cohesión, que funcionan como instrucciones de procesamiento (por ejemplo, se encargan de señalar qué tipo de vínculos deben establecerse). Estos incluyen: anáforas, que indican al lector que un concepto hallado en una oración previa debe mantenerse activado en la presente frase e inhibirse otros posibles antecedentes; conjunciones causales que nos muestran la existencia de un vinculo causal entre los sucesos descritos en dos oraciones adyacentes, de forma que el segundo suceso es antecedente causal del primero y, por último, las catáforas donde un sujeto X sugiere que el lector debe establecer un nodo especial en su memoria pues dicho sujeto va a ser el foco del discurso en próximas oraciones. Los marcadores de cohesión son solo instrucciones de procesamiento que no garantizan la coherencia por si mismos. Es el lector quien de modo activo debe ser capaz de ejecutar estas instrucciones estableciendo vínculos de coherencia. Podemos, por tanto, encontrar textos donde pese a existir un marcador no podemos establecer vínculos de coherencia debido a nuestro desconocimiento del tema. Es relevante, igualmente, hacer mención a los tres niveles que componen el discurso que son necesarios para la comprensión eficiente. Para empezar el lector crea una representación superficial del texto (identificando palabras y reconociendo las relaciones sintácticas y semánticas entre ellas). Luego genera el texto base, que representa el significado de las frases, donde suele describir en un formato proposicional, que es lo adecuado para expresar el significado independientemente de la forma superficial que tenga el texto. Y, para finalizar, establece los modelos de situación, que son representaciones análogas que construimos en nuestra experiencia directa con el mundo. Así, nuestros modelos de situación elaborados a partir del discurso incluyen parámetros temporales, espaciales, causales que usamos para codificar situaciones reales. Estos 3 tipos de representaciones tienen diferente persistencia en la memoria: la forma superficial se retiene muy poco y, en cuanto el lector traspase el limite sintáctico entre dos frases empieza a desvanecerse (lector tiene dificultad para recordar las palabras exactas de la oración anterior a la que esta leyendo). En el texto base es más robusta e independiente de la forma superficial y limites sintácticos. Y, en el modelo de situación es más persistente, pues se mantiene en la memoria al menos varios días. Ante todo esto, sin embargo, sigue faltando un punto clave en relación al discurso y es el que trata de las teorías del procesamiento. La primera que trataremos es la Teoría macroestructural, según la cual lector establece dos niveles de representación del discurso: la microestructura (representación detallada del texto, denominada “texto base” y que se elabora a partir del texto superficial que nos presentan) y la macroestructura, la cual se procesa a partir de microestructuras y supone una reducción selectiva de la información gracias a la que retenemos el sentido del texto. Ésta se representa en un formato proposicional. Por su parte, la Teoría de la construcción – integración estudia la concepción en dos etapas del proceso de comprensión y el formato estrictamente proposicional de las representaciones. Kintsch, máximo representante, distingue una etapa de construcción y otra de integración. La de construcción está formada por 3 sub – etapas: la traducción de texto a un código proposicional, la incorporación de otras proposiciones que se activan porque provienen de la red de conocimientos del sujeto y la ponderación. Ésta última tiene dos fuentes: la proximidad entre las proposiciones y los valores de las asociaciones pre –existentes en la red de conocimiento del sujeto. La fase de integración está formada por procesos cíclicos inspirados que se disparan al alcanzarse los límites constituyentes del texto y, solo sobreviven aquellas proposiciones cuya activación supera un determinado umbral. En tercer lugar, la Teoría de la construcción de estructura, donde la meta de comprensión es construir una representación mental o estructura de la información que se está procesando. Para terminar, la Teoría de los modelos de situación pretende desvelar los procesos de construcción del referente que realiza el lector y cómo son las estructuras resultantes. Un modelo de situación sería pues, una representación que guarda más parecido con nuestra experiencia de una situación (referida por el texto) que con las características gramaticales o estructuras del propio texto.

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Entre las dimensiones que componen los modelos de situación nos encontramos: La dimensión espacial, que indica la estructura espacial de la situación puede facilitar una mejor comprensión pero no tener un papel tan destacado cuando se trata de comprensión de textos. Los tiempos de lectura, por su parte, en las distintas oraciones también son inferiores si esta es coherente con la ubicación espacial del protagonista puesto que los lectores son sensibles a la perspectiva espacial del personaje. La segunda opción se refiere a la dimensión temporal. Son muchos los idiomas que ofrecen constantes indicios que facilitan la división temporal de los contenidos. En español no podemos pronunciar una cláusula u oración sin incluir una marca temporal en el verbo que nos indique cuando tienen lugar los sucesos que se describen (bien: escribí una carta o escribiré una carta). Los tiempos verbales solo proporcionan una ubicación temporal relativista. La resolución temporal de estos es escasa, ya que el tiempo se categoriza en sólo tres regiones: presente, pasado o futuro. Nuestra memoria episódica tiende a preservar la estructura temporal de los sucesos. Parece, además, que existe un principio de iconicidad temporal, de forma que el orden narrativo de las oraciones se corresponde con el orden cronológico de los sucesos que se describen. La tercera opción incluye la dimensión causal donde el tiempo de lectura para las oraciones finales coherentes con la meta es más rápido que para las incoherencias, independientemente del número de oraciones de relleno que se incluyan. Luego, tenemos la dimensión emocional, en la que los lectores invierten más tiempo en leer las oraciones que incluyen un término emocional incoherente que en las oraciones con un término coherente. También, los tiempos de nombrado son más rápidos para la emoción coherente, lo que demuestra que los lectores infieren el estado emocional del personaje e incluso actualizan la representación de dicho estado emocional en función de la nueva información que le proporciona el texto. En último lugar nos queda enunciar la dimensión interpersonal que explica que cuando una oración incluye un protagonista mencionado por su nombre propio y un personaje secundario descrito por su rol (camarero, dependiente…) el lector tiende a elegir la perspectiva del protagonista y le dedica una atención preferente. Así, si se da un cambio de escenario en el texto, la activación o accesibilidad del personaje secundario disminuye y la del protagonista se mantiene. Una vez visto algunas características y propiedades del discurso, dedicaremos el resto de la introducción a los conectores. Por conector entendemos aquellas palabras de clase cerrada, generalmente conjunciones o adverbios, que funcionan como un “pegamento semántico” entre diversas unidades lingüísticas del discurso. Operan como instrucciones de procesamiento (Givón, 1992) que indican al lector u oyente cómo debe integrar dos unidades predicativas. Éstos tienen un importante papel en la construcción del significado del discurso. Los de uso más frecuente son los aditivos, temporales, causales y adversativos. Algunos ejemplos son: (1) Hacía calor, y no tenía agua en la nevera (relación aditiva) (2) Le robaron la ropa, mientras se bañaba en la playa (relación temporal) (3) Se fue a la playa porque hacía calor (relación causal) (4) No quiso ir a la playa, aunque hacía mucho calor (relación adversativa) Los conectores operan entre unidades relativamente complejas, generalmente cláusulas u oraciones. No se limitan a indicar relación formal entre dos unidades lingüísticas, sino que inducen al lector a construir un tipo de relación semántica particular entre dos eventos. Los más restrictivos son cognitivamente más demandantes y prueba de ello es que el orden de adquisición de los conectores en los niños: aditivos < temporales < causales < adversativos (Caron, 1997). La frecuencia de uso de los conectores es muy alta, tanto en lenguaje oral como escrito, pero el papel que juegan ha sido marginado en las teorías de la comprensión del lenguaje y las investigaciones sobre estos son francamente escasas. Ante ello, podríamos cuestionarnos: ¿Cuál es la funcionalidad de los conectores? Según Givón, guían al lector en la ejecución de ciertas operaciones mentales, principalmente la regulación del foco atencional y la búsqueda de información en su memoria. Pero, la dificultad de estudio radica en que su funcionalidad va más allá de estos. Además de las funciones atribuidas, los conectores facilitan el procesamiento semántico inter - cláusula necesario para la integración del discurso. Es posible que tengan un carácter multi – funcional, tal como proponen Noordman y Vonk (1997) para el conector porque. Aseguran que porque tiene una triple función: como mecanismo de segmentación ayuda a estructurar el texto superficial marcando los comienzos de cláusula; como mecanismo de integración propicia la representación proposicional del texto, indicando que proposiciones se conectan entre sí; y, como mecanismo de inferencia determina la construcción de un modelo situacional basado en el conocimiento del mundo. Esta triple función tiene la ventaja de ajustarse a los tres niveles de

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representación del texto postulados por las teorías estándar de la comprensión (Fletcher, 1994; Van Dijk y Kintsch, 1983). Se han realizado diversos estudios con el paradigma de presencia del conector, uno de ellos fue realizado por Millis y Just (1994) que manipularon la presencia o ausencia de porque en oraciones con contenido o sesgo causal. Sus resultados mostraron tiempos de lectura ligeramente más rápidos en cada palabra de la segunda cláusula en presencia del conector, lo cual indica un efecto de reducción de carga cognitiva. Sin embargo, la pauta se invirtió en la última palabra de la oración, en la cual la lectura fue más lenta en presencia del conector. Este repunte del tiempo de lectura es atribuible a que al final de la oración, se reactiva la primera cláusula, con el fin de integrarla a la segunda. A pesar de todo, se ve claramente que el conector porque facilita tanto la integración intercláusulas, como la activación de la primera cláusula. Otras investigaciones posteriores han mostrado que la presencia del conector causal favorece el recuerdo libre. Es importante notar que el conector porque únicamente le indica al lector que debe inferir una relación causal apropiada. Noordman, Vonk y Kempff (1992), por su parte, comprobaron que cuando el lector no dispone de suficiente conocimiento sobre el fundamento causal de dos eventos, el conector porque resulta completamente inútil ya que no se realiza una inferencia causal. No solo existe información acerca de estudios con el paradigma de presencia del conector sino también con el paradigma de sustitución. Estos consisten en generar pares de cláusulas con un tipo de relación específico entre ellas (causal, adversativo). Posteriormente se sustituye el conector apropiado por otro inapropiado.

Murray se basó en el principio de continuidad. Según éste, los causales y aditivos no alteran el principio, pero cuando los sucesos descritos son discontinuos, la presencia de un marcador explícito de discontinuidad (adversativo) se hace imprescindible para comprender el texto, ya que el lector mantiene una expectativa de continuidad que no se cumple. Una predicción que se deriva del principio es que la ausencia de conector en textos con relación causal o aditiva no plantea tantas dificultades de comprensión como la ausencia de conector en textos con relación adversativa. Los resultados mostraron que el tiempo de lectura de la segunda cláusula era mayor cuando iba precedida de un conector inapropiado que cuando había ausencia de conector. El principio de ‘continuidad’ dice que los lectores tienen la intención de interpretar frases en una narración como una secuencia, de forma continua, asumiendo los hechos como lineales. Y cuando esto ocurre, la lectura es relativamente fácil. Cuando el lector se encuentra con un hecho que es discontinuo y con ausencia de un elemento que marque la discontinuidad, la lectura es más difícil. Los conectores adversativos son los únicos que alteran el principio de continuidad. Las oraciones que incluyen conectores adversativos plantean una anomalía para nuestra noción intuitiva de coherencia, pues los conectores adversativos indican al lector/oyente que la relación es de oposición, contraste o conflicto. Por su parte, la sustitución de un conector adecuado por otro inadecuado también tiene un impacto notable sobre el procesamiento lector. Cuando la oración tiene un sesgo adversativo y se inserta la conjunción causal porque, o bien cuando la oración tiene un sesgo causal y se inserta la conjunción adversativa pero, la lectura de la segunda cláusula se vuelve más lenta. Vemos como los lectores son inmediatamente sensibles a la especificidad semántica de los conectores adversativos y causales y su grado de congruencia con el contexto. Sin embargo, el efecto es local ya que sólo se observa sobre los tiempos de lectura del primero y segundo segmento de la cláusula que sigue al conector, pero está ausente en todas las medidas posteriores, incluyendo tiempos de lectura, identificación de palabras o respuestas a preguntas. La investigación, en general, ha demostrado que los conectores adversativos y causales tienen gran especificidad semántica. La utilización de un conector no es una elección azarosa por parte del hablante/autor, sino que es fruto de una evaluación precisa del contenido semántico de las cláusulas. El lector es sensible inmediatamente a la incongruencia semántica entre la relación marcada por el conector y la relación existente entre los sucesos descritos. Así, el estudio de los conectores muestra como un elemento de interfaz entre la gramática y el significado. Se ha visto como la adversatividad tiene más coste cognitivo que la causalidad, y ello ocurre independientemente de que se presente el conector apropiado, inapropiado, o ningún conector en absoluto. Y nuestra pregunta sería ¿Por qué? Una posible interpretación sería que en las oraciones causales culmina un

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proceso de explicación, mientras que en las oraciones adversativas se requiere que el lector realice la búsqueda de una nueva causa no explícita que explique lo que ocurre. Por tanto, los conectores están siempre presentes en los textos expositivos y narrativos, y varios investigadores han examinado cómo incluso afectan a la comprensión y a la lectura. También se ha investigado cómo los niños y los hablantes no nativos adquieren conectores. Los experimentos al respecto, muestran que la presencia de conectores entre oraciones reduce el tiempo de lectura de la segunda frase, realza la memoria, incrementa la exactitud de respuesta y baja el tiempo de pregunta-respuesta. Además, las reglas de uso de los diferentes conectores son accesibles y relativamente fáciles de articular. La implicación que resulta es que el conocimiento de conectores y los límites de su uso puede ser útil al leer. Por otra parte, distintos autores han presentado otras hipótesis para el tema. Por ejemplo, según Caron et al. la memorización de parejas de frases se mejora cuando se usa ‘porque’ entre las frases, pero no cuando se utiliza ‘y o pero’. Esto sugiere que los conectores de causa presentan una mejor integración que los de adición o los adversativos. Por el contrario, los conectores adversativos se asocian a una mejor memorización que los aditivos o los causales. La investigación de Murray, por otra parte, muestra que sólo los adversativos hacen decrecer el tiempo de lectura. Además, debemos tener en cuenta que no todos los conectores afectan a la frase de igual forma. Finalmente, decir que cuando usamos de forma apropiada los conectores adversativos estos tienen gran impacto en el proceso, más que los aditivos y los causales. Y que, las presentes averiguaciones indican que la hipótesis de continuidad puede influenciar la integración entre frases. Sin embargo, un entendimiento preciso de cómo los conectores influyen en el proceso integrador, no está todavía comprobado. En suma, los conectores causales y adversativos tienen un papel relevante en los procesos de comprensión, al modular la realización de inferencias específicas en línea que facilitan la integración de oraciones y su comprensión. Los conectores son algo más que marcas gramaticales vacías, pues su uso debe ajustarse a las relaciones implícitas entre los eventos descritos en las cláusulas. Son palabras de clase cerrada con una gran importancia en el procesamiento del discurso.

MÉTODO Participantes En la realización de este experimento colaboraron un total de 20 personas de manera voluntaria, las cuales fueron repartidas en función de la modalidad de experimento presentada: 10 de ellos vieron la modalidad A y la otra mitad trabajaron con la modalidad B (las diferencias entre ambas se comentan mas adelante, en el tema de materiales). Todas estas personas tienen como primera lengua el español y ninguna de ellas presenta problemas auditivos o de lenguaje, evitando así los posibles sesgos que pudieran surgir en este sentido. Asimismo, el rango de edad está entre 17 y 50 años. En cuanto a su nivel de formación, todos ellos han superado la educación obligatoria. Material y aparatos: Para empezar se elaboró una lista de 20 frases, posteriormente cada una de ellas presentaría 2 modalidades (a y b) lo que significa que incluían presencia / ausencia del conector causal “porque”, de tal forma que finalmente nos quedamos con el doble, unas 40 frases. Además, se añadieron 10 frases de relleno con el conector adversativo “pero”. Todas ellas fueron aleatorizadas para obtener un orden en cada modalidad. De esta manera, cada sujeto pasó por 30 ítems ya fuera en una u otra modalidad. Añadir que se tuvo bastante cuidado a la hora de la elaboración de las frases que formarían parte de la prueba. Así por caso, se controló la familiaridad de las palabras incluidas en las frases, de forma que no existiera dificultad a la hora de entenderlas, además de esto se controló la longitud (todas aproximadamente igual), los nombres propios utilizados (no se deben repetir, deben ser comunes y también de una longitud similar y no muy extensa). Todo ello para evitar que el desconocimiento del contenido propuesto pudiera afectar, además de los posibles sesgos que pudieran afectar los resultados.

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Posteriormente, cada oración fue incluida en una cuartilla de medio folio y con letra grande. Éstas eran presentadas a los sujetos para que la completara. Otro elemento de control, fue la colocación tras cada cuartilla del número de orden de las mismas, de tal forma que nos permitiera saber cual era la colocación adecuada según la modalidad correspondiente al pasar y realizar el experimento, lo cual también evita perder el orden si se nos caen, confusiones o mezclas. Es importante comentar el uso del cronómetro como material principal en estudio, para medir el tiempo que tarda el sujeto en comprender la oración y responder a la tarea solicitada. Decir también que este era manejado por el experimentador. A continuación se procede a explicar brevemente la realización de la aleatorización de las frases propiamente dichas. Teniendo en cuenta el número de frases y de sujetos se elaboró un cuadro de doble entrada en el que se procedió a la distribución, tal como se muestra en el grafico, de la siguiente manera:

Sujetos 1

10

11

20

1

A

B

10 Frases 11

B

A

20

En el cuadro podemos ver con claridad como 10 de los sujetos verán 10 frases de cada modalidad: A (con conector “porque”) y B (sin conector), de tal forma que si en un principio 10 de los sujetos ven las frases con conector en primer lugar y sin conector en segundo lugar (A y luego B), los 10 restantes verán iguales frases pero en la opción inversa (B y luego A), sin conector al principio y con conector al final. Posteriormente, se incluyeron las 10 oraciones de relleno con el conector adversativo “pero” a cada una de las formas (20 experimentales) obteniéndose 30 frases en total que fueron ordenadas de forma cardinal. Luego, e procedió a la aleatorización mediante la asignación azarosa de las frases, obteniéndose así un orden determinado para la forma A y la forma B. Algunos ejemplos de las frases incluidas son los que se exponen a continuación: (1) María contó un cuento a sus hijos porque no se quedaban dormidos (con conector causal). (2) María contó un cuento a sus hijos, no se quedaban dormidos (sin conector causal) (3) Ella dijo que no iría al baile con Paco pero si iría con Luis (Con conector adversativo) Antes de comenzar el experimento se presentó una hoja con las instrucciones de lo que se debía hacer en forma de lectura corta y con un ejemplo claro para que el sujeto pudiera entenderlo, siempre preguntándole ¿entiendes lo que se te pide que hagas? No comenzando la tarea si antes no se ha resuelto cualquier duda que le pueda surgir al sujeto.

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Procedimiento: El experimento fue realizado en una habitación cerrada, con buena iluminación, temperatura estable y ruido dentro de lo permitido. Fue pasado de forma individual a cada sujeto. Así, el participante se sentaba en una silla y se le presentaban las instrucciones por escrito de cual sería su tarea (tendría que leer lo más rápido posible pero entendiendo las frases que se le presentaran, pues debería continuar dichas oraciones de una forma coherente, teniendo presente lo leído en ellas.). Además de esto, se incluía un ejemplo y se solventaban las dudas al respecto. Una vez hechas las aclaraciones oportunas y cuando el sujeto estaba en condiciones de comenzar la tarea, el experimentador empezaba la actividad presentando las cuartillas según el orden establecido. Una vez presentada la tarjeta con la frase correspondiente, comenzamos a contar el tiempo con el cronómetro hasta que el sujeto iniciara la continuación de la frase correspondiente, cronometrando por tanto el tiempo de lectura y comprensión de la misma para proceder a la continuación de ésta por parte de los participantes. Esta práctica se repetía con cada una de las frases hasta completar las 30 totales. Una vez finalizada la tarea se agradecía su colaboración. Este procedimiento fue llevado a cabo con todos los sujetos.

RESULTADOS

Insertar por aquí tablas de la 1 a 4

Gráfico 1. Comparación de medias por Sujetos. 4,6 4,55 4,5 4,45 4,4 4,35 4,3 4,25 4,2 4,15 4,1

Sin conector Con conector

4.27

4.56

La gráfica nos muestra como la presencia del conector facilita la lectura de la frase y además favorece que se lean más rápido por parte de los sujetos. La comprensión también se ve favorecida ante la presencia del conector. Sin embargo, la lectura en ausencia de conector se vuelve mucho más lenta.

Gráfico 2. Comparación de medias por Ítems. 4,6 4,5 4,4 Sin conector

4,3

Con conector

4,2 4,1 4 4,22

4.56

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En este caso vemos también que independientemente del ítem presentado, la lectura es más rápida en presencia del conector que en ausencia de este, facilitando la comprensión de los sujetos ante la frase.

Resultados del Estadístico T de Student con respecto a las medias de los sujetos. - Estadísticos de muestras relacionadas. Media

N

Desviación típica

Par 1 Con

4.2785

20

, 71016

Sin

4.5610

20

1,08040

Error típico de la media

,15880 ,24159

- Correlaciones de muestras relacionadas. N Par 1 Con y sin

Correlación

20

Sig.

,659

, 002

- Prueba de muestras relacionadas. Diferencias Relacionadas 95% intervalo de Confianza para la Desviación Par 1 Con – sin

Media

tip.

- ,28250

,81225

Error tip de la media ,18162

diferencia. inferior

-,66264

superior

,09764

- 1.555

- Pruebas de muestras relacionadas.

gl Par 1 Con – sin

19

Sig. Bilateral , 136

t : - 1.555 y Sig Bilateral : 0.136 Por tanto  No significativo.

t

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Resultados del Estadístico T de Student con respecto a las medias de los ítems. - Estadísticos de muestras relacionadas. Media

N

Desviación típica

Error típico de la media

Par 1 Con

4.2285

20

, 38556

,08621

Sin

4.5610

20

,62135

,13894

- Correlaciones de muestras relacionadas.

N Par 1 Con y sin

-

Correlación

20

,721

Sig. , 000

Prueba de muestras relacionadas.

Diferencias Relacionadas 95% intervalo de Confianza para la Desviación Media Par 1 Con – sin

tip.

- ,33250

,43492

Error tip de la media ,09725

diferencia. inferior

superior

t

-,53605

-,12895

- 3,419

- Pruebas de muestras relacionadas.

gl Par 1 Con – sin

19

Sig. bilateral , 003

t: - 3.419 y Sig Bilateral : 0.003 Por tanto  Significativo.

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DISCUSIÓN En el análisis estadístico, elaborado a partir del SPSS observamos dos tipos de efectos importantes, para empezar vemos como cuando se trata de la lectura de las oraciones por parte de los sujetos y se comparan sus medias el efecto obtenido es no significativo (t: -1.555 y Sig Bilateral: 0.136 > 0.05), lo cual nos indica que no influyen las diferencias en el tiempo de lectura que se dedica a cada oración. Es más, estos resultados parecen demostrar que no hay diferencias realmente relevantes entre las condiciones estudiadas (presencia/ausencia de conector) en los sujetos a la hora de realizar la actividad de elaborar una frase coherente tras leer las frases experimentales presentadas. Estos efectos sólo son apreciables para generalizar los posibles resultados que si sean significativos para el experimento. No obstante, al observar las medias obtenidas y compararlas, vemos como en ambas condiciones se observa una facilitación en aquellas en que si hay conector, aunque ésta no es lo suficientemente importante como para aportar la significación en el análisis por sujetos. En el caso de los diferentes ítems presentados para cada condición (A, B) el efecto es claramente

significativo (t: - 3.419 y Sig Bilateral: 0.003 < 0.05) y, en nuestra opinión, esto quizás puede deberse al contenido de los diferentes ítems presentados y la forma de comprensión de cada sujeto ante ellos. Así, que este resultado sea significativo, implica que sí se encuentra una diferencia entre la presencia o ausencia de conector en las frases experimentales. Esta diferencia, parece estar en un tiempo menor cuando las frases tienen conector, referido tanto a la hora de leer la frase experimental, como en el periodo que tarda en crear una frase coherente para continuarla. Y, es lo suficientemente significativa como para revelar un contraste importante a la hora de que la presencia o ausencia de conector influya en los recursos cognitivos que emplea el lector cuando elabora una respuesta. Pensamos pues, que el contenido de los ítems propuestos influye en su lectura y comprensión y, además, se encuentra facilitado en presencia del conector causal porque. Considerados los resultados en su conjunto, diremos que la presencia del conector produce un poderoso efecto facilitador en la comprensión de las oraciones por parte de los sujetos, además de determinar una lectura más rápida del segmento de texto que le sigue inmediatamente. El uso del conector, por tanto, parece determinar una respuesta más rápida a la continuación de las frases de forma coherente. Este efecto facilitador puede que resulte compensado en la lectura de la última parte de la oración, pues de diversos estudios es sabido que al final es donde tiene lugar el proceso de integración de la información guiado por el conector. En ausencia de conector podría darse también este efecto pero de forma más superficial puesto que la lectura se hace más lenta y la comprensión se ve dificultada, viendo el lector las frases como elementos independientes. Esto puede verse, por caso, en la diferencia de las medias respecto al tiempo en los Gráficos 1 y 2. Así, esta facilitación por parte del conector en cada una de las oraciones tiene un claro efecto en la respuesta del sujeto, donde para completar la frase de forma coherente es necesario comprenderla. Sin embargo, podemos observar que los lectores fueron capaces de construir una continuación para todas las oraciones presentadas, incluso en ausencia del conector, aunque esto implicara mucho mas esfuerzo y consumo de recursos cognitivos. Así, vemos como tanto en ausencia como en presencia de conector, el lector es capaz de construir mentalmente el significado de las oraciones, como demuestran los datos, ya que hubo continuación lógica en los dos casos. La diferencia parecer radicar en que en ausencia del conector porque, se produce en el lector un incremento considerable de los recursos cognitivos durante el proceso de lectura y, más importante para nuestro experimento, la elaboración de una continuación lógica a las frases previamente leídas. Es decir, los lectores fueron capaces de inferir la relación semántica apropiada de la oración (relación causal) pero a costa de un esfuerzo de elaboración adicional. Por lo tanto, los conectores son elementos esenciales que favorecen la comprensión y el procesamiento de oraciones por parte de los sujetos, un elemento clave para establecer continuidad y evitar que las dos cláusulas que componen una determinada oración se lean como elementos independientes sin ningún tipo de relación entre sí. Esta investigación contribuye a comprender lo importantes que son algunos elementos en un texto para favorecer su comprensión y posterior recuerdo de forma más clara. Si no, la información se ordenaría de forma caótica sin ningún tipo de relación entre si provocando esto un mayor esfuerzo por parte del lector para intentar buscar un significado a todo lo leído.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

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