Story Transcript
Marcos Ana Cartas
Carta de Marcos Ana a “Libres del Sur”
A todos los participantes y asistentes al homenaje. Amigas, amigos, es un honor para mí el homenaje que con tanto cariño me dedicáis en este día. Pero, como ya les dije a los organizadores, no puedo evitar cierta incomodidad personal. Aún recuerdo el gran homenaje que me ofreció el pueblo argentino hace muchos años en un Luna Park, abarrotado de pasión y solidaridad, cuando acababa de salir de mis prisiones. Pero aquel homenaje, aunque llevara mi nombre, fue un homenaje a los millares de presos políticos que continuaban encarcelados, a la España que se estremecía sin libertad bajo la dictadura. Ya sé que, a veces, las circunstancias hacen que un hombre, teniendo los mismos méritos y sufrimientos que otros hombres, resuma en él los símbolos dispersos. Pero no hay que olvidar a esa inmensa legión de seres sin nombre y sin rostro, héroes oscuros, gentes sencillas y anónimas, sin las cuales no hubiera funcionado el engranaje de nuestra lucha por la libertad. Por eso, desde mi pensamiento y mi corazón, yo trasfiero este homenaje, que os agradezco con emoción, a todos los hombres y mujeres que en España, en Argentina, en toda América y en cualquier parte del mundo lucharon y siguen luchando por la libertad y la dignidad del ser humano. Os deseo los mayores éxitos en el noble trabajo de los “Libres del Sur” y os reitero a todos mi gratitud con el mayor cariño. Marcos Ana
Carta de Marcos Ana a Ramón de Almagro
Querido Ramón: Hoy he recibido la visita de una profesora norteamericana que desea incorporar, a su clase de lengua hispánica, mi historia personal y mi poesía, pues ella cree que es interesante y necesario que mi testimonio lo conozcan las nuevas generaciones. Pero lo que me motiva a escribirte, con fraternidad y gratitud, es algo más emotivo. Esta profesora me ha contado que buscando materiales sobre mi vida y mi poesía se encontró en internet con una historia que la emocionó mucho: la que tú cuentas en “Recordando a un poeta”. La bajó de internet, hizo copias para sus alumnos y una de ellas me la entregó esta mañana. Me conmovieron tus esfuerzos por “encontrarme” y la apasionada difusión que haces de mi poesía y de mi vida. Yo veo poco internet, utilizo la informática sobre todo para procesar textos, reunir y trabajar mis archivos y poco más. Por eso no había leído tu trabajo, tan encomiable. Te lo agradezco mucho, Ramón, no por mi cautiverio y por mis versos, sino porque tu trabajo contribuye a restablecer la memoria histórica, cuando hay tantos oscuros intereses que intentan enterrarla. Ramón, es una alegría escribirte y me gustaría saber algo más de ti, de tu vida, de tu poesía, ahora que abrimos este puente cibernético entre nosotros. Por eso, aunque es muy tarde (acabo de llegar del teatro) no quiero dejar para mañana estas palabras de gratitud y fraternidad. Además me gusta escribir a estas horas altas de la madrugada, en un silencio casi cósmico, mientras la Noche acecha en mis ventanas como un animal oscuro. Un abrazo de lo más entrañable, Marcos Ana
Perdona que te tutee desde el primer contacto, pero me siento muy cerca de ti y me cuesta trabajo hablarte de usted.
Carta de Pablo Neruda a Marcos Ana recién liberado
Santiago de Chile, Enero de 1962 Quiero enviarte, Marcos Ana, algunas palabras, y qué poca cosa son, qué débiles las siento cuando se enfrentan a tu largo cautiverio, qué poca y pequeña luz para la sombra de España. Desde aquellos días en que perdimos —los pueblos y los poetas— la quena, perdimos también todos gran parte de la poesía y muchos perdieron o la vida o la libertad Así se me murieron muchos poetas y sufrimos también nosotros tormento y muerte. Añadimos una cruz y otra cruz a la necrología de los tiempos y estas cruces las trazamos en nuestro propio pecho para que no pudieran olvidarse. Le reprochamos a todos el olvido que nosotros no aceptamos, nosotros los que continuamos sangrando. Por eso cuando sales a respirar la pobre libertad española qué poco significarían estas pocas palabras si no llevaran en ellas tu propia pasión, la misma lucha tuya, y nuestra común esperanza. Tú eres el rostro que esperábamos, resurrecto, resplandeciente como si en ti volvieran a vivir luchando los que cayeron. Te recibimos en la ardiente poesía militante que seguirá peleando porque no sólo siente sílabas sino sangre. Te abrazamos con infinita ternura y con la viva fraternidad de quienes siempre te esperaron. Pablo Neruda
Carta de Marcos Ana, preso en una cárcel de España, a Otto Frank, padre de Ana Frank, año 1961.
Herr Otto Frank (padre de Ana Frank) Respetable señor: Muchas habrán sido las cartas recibidas por usted en estos años en los que el diario de su hija ha conmovido a millones de hombres y mujeres. Sin embargo, esta carta le resultará, con toda seguridad, inesperada. Es la carta de un preso político español. Le escribo desde una cárcel franquista donde llevo sepultado en vida 22 años, para comunicarle que durante los días 25 y 26 de marzo se va a celebrar en París la Primera Conferencia Europea proamnistía, para los presos y exiliados políticos españoles. He pasado por la emoción de leer el diario de su hija Ana. Lo tuve unos días escondido en mi petate y era como compartir la celda con un corazón vivo. Lo leí y releí tres o cuatro veces y me conmovió profundamente, como a cualquier ser humano que tenga el corazón en su sitio. Después pude ponerlo en el amor de otras manos, y en otras, y así sucesivamente, hasta que la palabra de Ana Frank llegó a todos los presos como un mensaje no sólo de dolor sino, a la vez, de fe y esperanza. Y hoy, en nombre de esa esperanza y recordando aquellas horas, he pensado en usted y me he decidido a solicitar su apoyo a esta conferencia a la que asistirán múltiples personalidades de la jurisprudencia, la política y la cultura universales. Su presencia, o su adhesión, tendría un significado singular: Ana Frank un símbolo contra la intolerancia. Su martirio es nuestro martirio. La esperanza en la fraternidad humana que su hija legó al mundo, es nuestra esperanza. Como usted sabe, señor Frank, el fascismo español llenó las cárceles de mi país antes de que sus amos abrieran las fosa de Auschwitz y Belsen. Pero lo más triste, lo más inconcebible es que aún seguimos encarcelados. Estamos ya en 1961 y en las prisiones de España quedamos todavía centenares de españoles, hombres y mujeres, presos
políticos, después de 15, 18, 20 o —como en mi caso particular— 22 años de ininterrumpido cautiverio. Lo que para ustedes es hoy una lejana pesadilla, sigue siendo para nosotros una terrible realidad. ¿Hasta cuándo? No es posible mirar el bosque de los abetos simbólicos de Israel sin pensar en nosotros. No se puede leer el diario de Ana Frank sin reparar en el dolor y en los muros que aún padecemos. Hemos recibido y estamos recibiendo pruebas conmovedoras de la fraternidad universal. Si la pequeña Ana viviera, estaría a nuestro lado, lucharía por nosotros, porque su diario es, ante todo, “una acusación contra la inhumanidad del hombre para con el hombre”. Estamos igualmente seguros de que nuestro llamamiento encontrará eco en su corazón, marcado también con el sufrimiento y el amor a la libertad, y que contaremos con su adhesión a esta gran Conferencia que pretende proyectar la luz de los derechos humanos sobre el drama inaudito que vivimos los presos políticos españoles. Con anticipado agradecimiento le saluda desde una cárcel de España.