Mejora de la extensibilidad isquiosural tras un programa escolar de estiramientos

Mejora de la extensibilidad isquiosural tras un programa escolar de estiramientos. RODRÍGUEZ GARCÍA, P.L* SANTONJA MEDINA, F.**, CANTERAS JORDANA, M.*

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Mejora de la convivencia escolar
RFP N.4 (2009) | ISSN 1887-6250 ARTÍCULO Mejora de la convivencia escolar Aprender a resolver conflictos a través de la educación emocional Inmacula

RUTA DE MEJORA CICLO ESCOLAR
SECRETARIA DE EUCACIÓN PÚBLICA ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE SERVICIOS EDUCATIVOS EN EL DISTRITO FEDERAL COORDINACIÓN SECTORIAL DE EDUCACION SECUNDARIA SU

PLAN DE MEJORA CICLO ESCOLAR
PLAN DE MEJORA CICLO ESCOLAR 2013-2014 NOMBRE DE LA ESCUELA EVARISTO VARGAS PEDRAZA CLAVE DE CENTRO DE TRABAJO MUNICIPIO LOCALIDAD 21DTV0153M E

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Mejora de la extensibilidad isquiosural tras un programa escolar de estiramientos. RODRÍGUEZ GARCÍA, P.L* SANTONJA MEDINA, F.**, CANTERAS JORDANA, M.***, DELGADO FERNÁNDEZ, M. ****, FERNÁNDEZ PIÑERA, J.*****, BALSALOBRE MARÍN, J.*****

* Doctor en Educación Física y Deportiva. Prof. Titular. Facultad de Educación. Universidad de Murcia. ** Prof. Titular de la Universidad de Murcia. Especialista en Medicina del Deporte y en Traumatología y Cirugía Ortopédica. FEA. Servicio de traumatología Hospital del Noroeste de Murcia. *** Catedrático de Universidad de Bioestadística de la Universidad de Murcia. **** Doctor en Educación Física y Deportiva. Prof. Titular de la Universidad de Granada. ***** Maestro Especialista en Educación Física. Centro de Enseñanza Infantil y Primaria “Juan XXIII”. Abarán (Murcia). 1. INTRODUCCIÓN Se está constatando un notable incremento de las desalineaciones del raquis en los escolares y adolescentes, posiblemente debido a las deficientes posturas (Dimeglio y Bonel, 1990; Rodríguez, 1998), las restricciones de la extensibilidad de diversos grupos musculares (Ferrer, 1998; Santonja y Martínez, 1992), y el aumento de la talla. Estas desalineaciones conducen con frecuencia a modificaciones en la morfología definitiva de los cuerpos y discos vertebrales, que hoy en día no se conoce completamente su repercusión futura. Parece consecuente iniciar el tratamiento de estas desalineaciones durante el crecimiento, para mejorar o corregirlas, así como la alterada morfología vertebral. El problema que se plantea para abordar el tratamiento de tantos escolares, es por la limitación de los medios disponibles en el sistema sanitario y por los costes que generaría. Parece razonable plantear, que si las malas posturas mantenidas durante el crecimiento conducen con frecuencia, por ejemplo, a hipercifosis (estática y/o dinámica), se debería modificar sus malos hábitos posturales y corregir su erróneo esquema corporal. El centro escolar puede y debe desarrollar los correctos hábitos posturales, sobre todo teniendo en cuenta que desde la Educación Física, se busca la consecución de un adecuado desarrollo músculo-esquelético del escolar ((Almod, 1983; Bar-Or, 1987; Simons-Morton y cols., 1988; Almond y Devís, 1989; Sallis y McKencie, 1991; Colquhoun, 1991; Harris, 1995). Además, la reforma de la enseñanza implantada en España con la L.O.G.S.E. ha apostado fuertemente por un desarrollo de la salud dentro de los centros escolares. La cortedad de la musculatura isquiosural es la patología del aparato locomotor más susceptibles de ser abordadas de forma preventiva por la Educación Física, debido a su elevada prevalencia (24,6% -Bado-, 28% -Santonja-, 24%-Ferrer-) y porque su tratamiento está basado en la realización de estiramientos y corrección postural. La cortedad isquiosural, además de suponer una merma de la capacidad de movilidad del sujeto, puede conllevar repercusiones sobre la pelvis y el raquis cuando ésta es acusada, como hipercifosis (Bado, 1977; Fisk y cols., 1984), inversiones de la columna lumbar (Somhegyi y Ratko, 1993; Santonja y Martínez, 1992; Stokes y Abery, 1980, Ferrer, 1998), espondilolistesis (Günzt y Schlüter, 1956; Phalen y Dickson, 1961;

Barash y cols., 1970), hernias discales (Takata y Takahashi, 1994). Se ha encontrado del mismo modo una clara relación entre la cortedad de la musculatura isquiosural y las lumbalgias (Biering-Sorensen, 1984; Mellin, 1986; Wherenberg y Costello, 1993). En este sentido, se han de distinguir claramente las cortedades que no presentan repercusiones sobre la columna de aquellas que sí generan una alteración. Nuestra hipótesis de trabajo ha sido que mediante la inclusión de unos determinados ejercicios de extensibilidad de la musculatura isquiosural, así como con la enseñanza de las correctas posturas, se puede reducir el número de niños y niñas con cortedad isquiosural y, consecuentemente, las repercusiones que estas generan. Nuestro objetivo de trabajo fue determinar la influencia sobre la extensibilidad de la musculatura isquiosural, medida mediante el test de distancia dedos-planta, de un programa de estiramiento que ocupa parte del tiempo útil de las clases de educación física escolar.

3. MATERIAL Y MÉTODO Seleccionamos una muestra de 83 escolares de un centro público de la región de Murcia. Un 52% pertenecen al tercer ciclo de enseñanza primaria, mientras que el 48% restante se ubica en el primer ciclo de enseñanza secundaria. En cada uno de los niveles educativos se estableció de forma aleatoria un grupo control y experimental. La edad media de los grupos de primaria es de 10,28±0,32 años y la de secundaria de 13,45±0,67 años. El 47% son varones y el 53% mujeres. Programa aplicado. Los sujetos experimentales de la muestra fueron sometidos durante un curso escolar completo al desarrollo de un programa de ejercicios de estiramiento de la musculatura isquiosural (Figura 1) que ocupaba cinco minutos de la parte de calentamiento y dos minutos en la vuelta a la calma de las clases de educación física. Dicho programa de ejercicios fue desarrollado por los maestros especialistas en educación física del centro escolar, siendo adecuadamente entrenados. La investigación se prolongó durante 32 semanas para un total de 62 sesiones efectivas. Los sujetos del grupo control desarrollaban con normalidad sus clases de educación física. FIGURA 1 Prueba de evaluación aplicada (TEST DDP) Todos los sujetos de la muestra fueron sometidos a una evaluación previa y posterior al programa de ejercicios. Para dicha evaluación de la capacidad de extensibilidad de la musculatura isquiosural fue empleado el test de Distancia DedosPlanta (DDP). En el test DDP el sujeto se coloca en sedentación sobre una camilla con rodillas extendidas y pies juntos apoyando las plantas de los pies sobre una plataforma o cajón que mantiene una flexión de tobillo de 90º, flexionando el tronco al máximo, midiendo la distancia existente entre la punta de los dedos la mano y la tangente a la planta de los pies. Cuando no alcanza la planta, la distancia medida se anota con el signo negativo. La medición se realiza en centímetros (Figura. 2). FIGURA 2 Este test posee es muy fácil de realizar, precisa escaso material y su reproducibilidad es muy alta, circunstancia por la cual son ampliamente utilizados en diversas disciplinas físico-deportivas y en el campo de la investigación (Gabbard y Tandy, 1988; Lehnhard y cols., 1992; Dreyer y Strydom, 1992; Faigenbaum y cols., 1993), aunque no es muy específico para medir la extensibilidad isquiosural.

4. RESULTADOS La media obtenida con el test de DDP, en los tests previo y posterior, para los grupos de primaria y secundaria están en la Figura. 3. FIGURA 3 Los porcentajes de distribución de los sujetos en cuanto a normalidad y cortedad de la extensibilidad de la musculatura isquiosural, en los tests previo y posterior son los siguientes: Grupo control de primaria. Los datos obtenidos en el test previo, señalan que el 88,8% se encuentran dentro de los límites de la normalidad, mientras que un 11,2% presentan cortedad de la musculatura isquiosural en esta prueba. En el test posterior encontramos que los sujetos con cortedad ascienden a un 38,8% (Tabla I). Grupo experimental de primaria. En el test previo tienen extensibilidad normal el 73,9%, mientras que el 26% presentan cortedad. En el test posterior, los sujetos afectos de cortedad desciende al 21,7% (Tabla I). Grupo control de secundaria. Los datos obtenidos en el test previo, señalan que un 77% está dentro de la normalidad, mientras que el 23% sufre cortedad. En el test posterior, los sujetos con cortedad isquiosural ascienden al 38,4% (Tabla II). Grupo experimental de secundaria. En el test previo está dentro de la normalidad el 47,8%, mientras que el 52,1% sufre cortedad. En el test posterior se verifica un descenso de los sujetos con cortedad al 21,7% (Tabla II). Tabla 45. Distribución de casos en relación con los valores de normalidad y cortedad en test previo y test posterior para los grupos de primaria

PRIMARIA

NORMAL: ≥ -5 GRADO I: -6/-15 GRADO II: ≤ -16

Prueba de Distancia Dedos-Planta CONTROL EXPERIMENTAL TEST PREVIO

TEST POSTERIOR

TEST PREVIO

TEST POSTERIOR

n 16 1 1

n 11 5 2

n 17 3 3

n 18 5 0

n= número de sujetos

Tabla 1. Distribución de casos en relación con los valores de normalidad y cortedad en test previo y test posterior para los grupos de secundaria

Prueba de Distancia Dedos-Planta SECUNDARIA CONTROL EXPERIMENTAL

NORMAL: ≥ -5 GRADO I: -6/-15 GRADO II: ≤ -16 n= número de sujetos

TEST PREVIO

TEST POSTERIOR

TEST PREVIO

TEST POSTERIOR

n 10 3 0

n 8 5 0

n 11 10 2

n 18 5 0

Cuantificación de mejoras conseguidas en los grupos Los sujetos que han mejorado la extensibilidad, pasando de cortedad isquiosural grado II al grado I o a la mormalidad, o los que han perdido extensibilidad, pasando de la normalidad hacia cortedad, quedan reflejados los del grupo experimental en la Tabla III y los del grupo control en la Tabla IV. Prueba de Distancia Dedos-Planta (DDP) En los grupos experimentales (tabla III) se aprecia una mejora y paso de sujetos desde cortedad isquiosural hacia la normalidad. De los 5 sujetos con presencia de cortedad marcada (grado II) en test previo, 3 pasan a la normalidad y 2 hacia un grado de cortedad leve (grado I), donde probablemente disminuye el riesgo de repercusiones en el raquis. De los 13 sujetos con presencia de cortedad isquiosural leve (grado I) en test previo, 9 pasan a la normalidad, mientras que 4 permanecen en dicha categoría. En cuanto a los sujetos que se encuentran dentro de la normalidad (28 casos), tan sólo 4 pasan a un grado de cortedad leve (grado I), pero no hay casos que pasen hacia cortedad marcada. GRUPOS

DISTANCIA DEDOS-PLANTA

EXPERIMENTALES

CATEGORÍAS TEST POSTERIOR

TEST PREVIO

NORMAL:

n

NORMAL: X ≥ 45

GRADO I: 35 ≤ X ≤ 44

GRADO II: X ≤ 34

28

24=

4↓

0

13 5

9↑ 3↑

4= 2↑

0 0

≥ 45 GRADO I: 35-44 GRADO II: ≤ 34

↑ Indica mejora de sujetos entre test previo y test posterior = Indica que se ha mantenido en su nivel inicial

↓ Indica pérdida de sujetos entre test previo y test posterior Tabla 3. Evolución de los sujetos desde test previo a test posterior para los grupos experimentales de primaria y secundaria

En los grupos control (tabla IV) se aprecia un caso con cortedad isquiosural marcada (grado II) en test previo, que permanece en el mismo estado en el test posterior. De los 4 casos con cortedad leve, 2 pasan espontáneamente a la normalidad, un caso permanece en la misma categoría y un caso empeora hacia cortedad marcada. En cuanto a los sujetos con normalidad de la musculatura isquiosural (26 casos), 17 permanecen en dicha categoría, mientras que 9 casos empeoran hacia cortedad leve. GRUPOS

DISTANCIA DEDOS-PLANTA

CONTROL

CATEGORÍAS TEST POSTERIOR

TEST PREVIO

NORMAL:

n

NORMAL: X ≥ 45

GRADO I: 35 ≤ X ≤ 44

GRADO II: X ≤ 34

26

17=

9↓

0

4 1

2↑ 0

1= 0

1↓ 1=

≥ 45 GRADO I: 35-44 GRADO II: ≤ 34

↑ Indica mejora de sujetos entre test previo y test posterior = Indica que se ha mantenido en su nivel inicial

↓ Indica pérdida de sujetos entre test previo y test posterior Tabla 4. Evolución de los sujetos desde test previo a test posterior para los grupos control de primaria y secundaria 5. DISCUSIÓN Hay autores que encuentran una serie de factores que influyen negativamente en dicha prueba, señalando que pueden llegar a arrojar datos que induzcan al error, como son: características antropométricas (brazos largos con piernas cortas y viceversa) y, sobre todo, la inclusión de varios núcleos articulares (cadena posterior) en los resultados de distancias alcanzadas, lo que supone una inferencia de diversas articulaciones (Moras, 1992; Sinclair y Tester, 1992). No obstante, tales apreciaciones siguen siendo origen de controversias. Los datos de normalidad del test DDP no están adecuadamente definidos, ya que existe una gran variabilidad según edades, sexo, niveles de actividad, etc. Tomamos en nuestra investigación como datos de referencia de normalidad y cortedad los aportados por Santonja y cols. (1995 a), donde la normalidad se encuentra en valores ≥ -5 centímetros, la cortedad moderada o grado I entre -6 y -15 centímetros y la marcada cortedad o grado II ≤ -16 centímetros. Si en el ámbito escolar somos capaces de prevenir procesos de adquisición de cortedad isquiosural marcada estaremos influyendo positivamente sobre las posibles repercusiones establecidas en el raquis, que ya eran apuntadas por diversos autores desde hace algunos años y recientemente han sido demostradas por Ferrer (1998). Sabemos, desde los trabajos de Lambrinudi (1934), que aquellos sujetos con falta de extensibilidad de la musculatura isquiosural compensaban los movimientos de flexión de tronco con hipercifosis. Posteriormente, Bado y cols. (1964) afirmaban que toda hipercifosis dorsal estaba acompañada de cortedad isquiosural. Salter (1955) y Apley

(1977) destacaban que todas la cifosis de Scheuermann estaban acompañadas de tirantez de la musculatura isquiosural. Reimers (1990) abunda en el hecho de que la cortedad isquiosural puede ocasionar presión en la charnela toraco-lumbar y aparición de cifosis de Scheuermann. Esta situación se agrava todavía más durante la práctica de ejercicios deportivos o la inadecuada sedentación habitual, que en casos de columna inmadura se puede relacionar con el surgimiento de hernias discales, lumbalgias y degeneraciones discales por efectos de presión. Sward (1992) señala que los períodos de crecimiento son momentos de alta vulnerabilidad para la columna vertebral, circunstancia que justifica todavía en mayor media nuestro esfuerzo por la consecución de una adecuada extensibilidad de la musculatura isquiosural. La presencia de cortedad isquiosural reduce la flexión de la pelvis, y una inadecuada percepción de los movimientos durante la flexión del tronco, van a ser los principales responsables de las repercusiones existentes en el raquis dorso-lumbar. En líneas generales, se destacan resultados contrastables en ganancias de extensibilidad entre los grupos control y experimental de primaria y secundaria. Esta circunstancia denota eficacia del programa de trabajo de estiramientos en los escolares. Un hecho notable a reseñar, desde el punto de vista de su repercusión dentro del ámbito educativo, es la cuantificación de las mejoras conseguidas en los distintos grupos y la reducción de casos con cortedad de la musculatura isquiosural que se encuentran en rangos de ocasionar repercusiones raquídeas. En las distintas pruebas se aprecia una sensible reducción de la gravedad de la cortedad isquiosural. Es importante manifestar que dentro de los grupos control no se aprecian cambios (ni mejoras ni empeoramiento) tan considerables como los establecidos en los grupos experimentales. Esta circunstancia puede tener su explicación en el hecho de que los grupos control se encuentran inmersos en un programa de Educación Física, donde los movimientos de amplitud articular de las diferentes articulaciones se encuentran trabajados en diversos ejercicios y tareas, circunstancia que ha de suponer unas ciertas mejoras en los escolares. Es preciso, por tanto, desde el punto de vista educativo, una actitud intevencionista que evite la pérdida paulatina de extensibilidad isquiosural con la edad. En este sentido, coincidiendo con Wiktorsson-Möller y cols. (1983) y Worrel y cols. (1994), destacamos que los ejercicios de estiramiento constituyen una herramienta importante para incidir sobre la disminución de la capacidad de extensibilidad muscular con la edad. Una vez establecida la correspondiente revisión de la literatura no hemos podido encontrar datos en Educación Física escolar contrastables con los resultados de nuestra investigación por la aplicación de técnicas concretas o programas de intervención. En el campo rehabilitador el objetivo del tratamiento de la cortedad isquiosural es incrementar la movilidad articular tras aumentar la extensibilidad de la musculatura, logrando un aumento de la longitud muscular (Andújar y cols., 1996). La intervención preventiva efectuada en el ámbito educativo puede asimilarse al tratamiento rehabilitador, dado que puede ser aplicado a todo tipo de cortedad isquiosural o en aquellos rangos de edad en los cuales sea elevada la posibilidad de que la cortedad genere repercusiones en el raquis. Ya en 1934 Lambrinudi indicaba que los ejercicios seleccionados para la elongación de la musculatura isquiosural debían ser variados, señalando que los ejercicios de “toe-touch” o tocar las puntas de los pies no deben realizarse de forma rutinaria en las clases de Educación Física. Compartimos las apreciaciones de dicho autor en el sentido de buscar una variación en los ejercicios de estiramiento isquiosural. Por ello, en nuestra investigación han sido seleccionados ejercicios de flexión de cadera con alcance dedos-planta, debido a las condiciones de equilibrio que garantiza durante la ejecución (Kippers y Parker, 1987) y la estabilidad de la articulación de la rodilla en extensión (Cornbleet y Woolsey, 1996). Es fundamental tener en cuenta que las ganancias de extensibilidad nunca deben basarse en que el

alumno alcance o sobrepase la planta de los pies, ya que con ello facilitaríamos la adopción de posturas indeseadas en el raquis. Será preciso que se realicen los ejercicios sintiendo y localizando correctamente el estiramiento, disponiendo adecuadamente la columna vertebral (Jordá, 1971; Bado, 1977; Milne y Mierau, 1979). Hemos logrado resultados de mejora de extensibilidad isquiosural planteando un trabajo en dos sesiones semanales, correspondientes a las clases de Educación Física. Por otro lado, según señala Wirhed (1989), el número de sesiones semanales establecido para la mejora de la elasticidad muscular es de tres, aunque algunos autores recomiendan una sesión diaria (Anderson y Burke, 1991; Andújar y cols., 1996). 6. CONCLUSIONES Tras la realización de nuestra investigación podemos concluir que: — La extensibilidad de la musculatura isquiosural mejora notablemente con la realización de tan sólo siete minutos de estiramientos que fueron realizados durante las fases de calentamiento y vuelta a la calma en las dos sesiones de Educación Física semanales. Estas mejoras fueron más evidentes con los grupos de secundaria y menos con los grupos de primaria. — Existe una tendencia natural a incrementarse la pérdida de extensibilidad de la musculatura isquiosural que es más acusada durante la etapa de secundaria. 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Almond, L. (1983 a). Health Related Fitness. British Journal of Physical Education, 14, 2, 35-37. Almond, L. y Devís, J. (1989). El ejercicio físico y la salud en niños y jóvenes. Revista de Educación Física, 28, 5-7. Anderson, B. y Burke, E. R. (1991). Aspectos científicos, médicos y prácticos del estiramiento. En Clínicas de Medicina Deportiva. La prescripción del ejercicio. Vol. I. Madrid: Interamericana-McGraw Hill. Andújar, P.; Alonso, C. y Santonja, F. (1996). Tratamiento de la cortedad de isquiosurales. Selección, 5, 1, 37-48. Apley, A. G. (1977). Systems of orthopaedics and fractures, 5ª ed. Butterworths. Arnold, P. J. (1985). Relational Planing by Objetives of the Movement Curriculum. Physical Education Review, 8, 50-61. Bado, J. L. (1977). Dorso Curvo. Montevideo: Artecolor. Bado, J. L.; Barros, P. C.; Ruiggero, A. y Navillat, M. (1964). Análisis estadístico de la frecuencia del “Síndrome de retracción de los Isquiotibiales” estudiado en colectividades infantiles sanas y su relación con el Dorso Curvo. Anales de la Facultad de Medicina, 49, 1, 328-337. Montevideo. Barash, H. L.; Galante, J. O.; Lambert, C. N. y Ray, R. D. (1970). Spondylolistesis and Tight Hamstring. Journal Bone Joint Surgery, 52(A), 1319-1328. Bar-Or, O. A. (1987). Commentary to children and fitness: a public health perspective. Research Quarterly for Exercise and Sport, 58, 4, 304-307. Biering-Sorensen, F. (1984). Physical Measurements as Risk Indicator for Low-Back Trouble Over a One Year Period. Spine, 9, 2, 106-119. Breslow, L. (1987). Setting Objetives for Public Health. Annual Review of Public Health, 8, 289-307. Caldecott, S. (1989). An Idea for Teaching the Role of “Games” in Health Related Fitness. The Bulletin of Physical Education, 25, 2, 5-8. Colquhoun, D. (1991). Health Based Physical Education, The Ideology of Healthism and Victim Blaming. Physical Education Review, 14, 5-13.

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