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MUNDO AZUL Una historia para los que nunca fueron sabios
Hernán Landaveri
MUNDO AZUL Una historia para los que nunca fueron sabios
Mundo Azul. Una historia para los que nunca fueron sabios. Hernán Landaveri © 2013, Hernán Landaveri © 2013, Ediciones Corona Borealis Pasaje Esperanto, 1 29007 - Málaga Tel. 951 088 874 www.coronaborealis.es www.edicionescoronaborealis.blogspot.com Diseño editorial: HF Designers Ilustración de portada: © GeraKTV - Fotolia.com Primera edición: Junio de 2013 ISBN: 978-84-15465-51-5 Depósito Legal: MA 1041-2013 Distribuidores: http://www.coronaborealis.es/?url=librerias.php Todos los derechos reservados. No está permitida la reimpresión de parte alguna de este libro, ni tampoco su reproducción, ni utilización, en cualquier forma o por cualquier medio, bien sea eléctrónico, mecánico, químico de otro tipo, tanto conocido como los que puedan inventarse, incluyendo el fotocopiado o grabación, ni se permite su almacenamiento en un sistema de información y recuperación, sin el permiso anticipado y por escrito del editor. Printed in Spain - Impreso en España
Índice
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 1) “El Poblado De San Antonio”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 2) “El Delfín Y La Avestruz”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 3) “La Abeja Egipcia”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 4) “Mario Fox: Despertador De Conciencias”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 5) “El Chanchito Y El Árbol”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 6) “El Chanchito Y Su Casita”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 7) “El Delfín Navega con la Avestruz”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 8) “La Conferencia Del Chanchito”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 9) “Mario y el Millonario Humilde”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 10) “Dos Mundos Que Se Encuentran”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 11) “Erick Y Su Propio Espejo”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 12) “Las Últimas Palabras Famosas”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149 13) “Piratas Y Balleneros Ilegales”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 14) “El Mar Vence a los Hombres”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167 15) “El Discurso Final”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191 Epílogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
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Introducción
El intelecto humano… alarde del hombre por excelencia. Quien podría pensar que existe algo superior a la inteligencia común, pero que solo los ojos del alma tienen acceso a ella. Por siglos el hombre ha ignorado y sigue ignorando mucho aún entre tantas cosas; y entre todo aquello el hombre desconoce y es a su vez un desconocido en su propio universo interior. El hombre vive preocupado, y peor aún obsesionado por ser parte del mundo exterior en el que vive, pero poco o nada le fascina las profundidades de su mundo interior. “Conócete a ti mismo”, decía el famoso y clásico filosofo. Existe preocupación por saber que hay más allá en las profundidades del espacio; y sin embargo aún no conocemos lo que hay más allá, abajo en las profundidades de los mares. Se dice que se conoce más acerca de la superficie lunar, en comparación con lo muy poco que sabemos acerca de los universos oceánicos de nuestro planeta. El hombre se siente solo al preguntarse si existe inteligencia avanzada alguna en el universo infinito. Pero nunca se ha preguntado si existe vida inteligente alguna en los mares infinitos: el otro universo. Y la respuesta es lógicamente sorprendente: Los Mares no solo poseen inteligencia… sino también sabiduría, y por lo tanto merecen todo nuestro respeto. Sólo mostrando humildad a todo ser vivo podremos enaltecer nuestro nivel moral y personal puesto que ellos también poseen sentimientos en muchos casos, y el respeto mutuo no se hace esperar; y porque las profundidades 11
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de nuestras conciencias saben que la humildad embellece más a la inteligencia; y porque sabemos que la arrogancia desmerece a todo humano inteligente, es ahí donde otros seres vivos se ponen por encima de la situación mostrando lealtad incondicional y pueden darnos una lección; más que una muestra intelectual, una inolvidable lección cósmica. Lo que es más importante es saber dejarnos guiar por aquella fuerza energética que emana de nuestra aura cósmica: Fuente universal que muy pocos saben encontrar y se atreven a conquistar. Pues no es el intelecto lo que nos hace mejores personas sino los valores de la conciencia. Son muchos quienes alcanzan a escuchar de ellos; pero muy pocos quienes logran a ponerlos en práctica. Pues la unión de todos los sentimientos positivos en nuestro interior nos hace inmune a toda mala vibración externa. Aún en estos tiempos modernos al ser humano le cuesta entender y aprender que la unión hace la fuerza. Siempre seducido y convencido por la competencia y el egoísmo, lo desea todo para si mismo. Eso es lo que se ve sobre la faz de la tierra. Pero por debajo de la superficie del agua en el fondo del mar, la situación podría quizá ser muy distinta. Puede y es factible que el pez más pequeño en unión con los otros de su misma especie logre esquivar y escapar del depredador más adverso. En el fondo del océano un pez espada busca alimento pero aún no lo encuentra. Se desliza sabiamente con movimientos armoniosos pero solamente le espera un vacio azulado iluminado por el sol que refleja sus rayos por debajo del nivel del agua. El pez espada sigue su curso e intuye que hay vida más adelante y que posiblemente está ya muy cerca de todo aquello al percibir en sus escamas la vibración de cientos de pececillos que se mueven a cierta distancia. Aún no se pueden ver el uno a los otros, pero los pececillos ya presienten la vibrante llegada del depredador. 12
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Hasta hace unos momentos eran un cardumen de peces comunes en un día ordinario, pero en segundos el curso ha de cambiar. Dejan de ser un simple grupo de peces para pasar a ser un arte de acrobacia que nos va a dejar una sola cosa en mente de acuerdo al panorama en cuestión: una inteligencia sincronizada. Pero quienes profundizan en los mares de su conciencia verán en esta escena algo más allá de lo que pueden captar sus ojos a simple vista. Y los peces ya lo intuyen y lo saben de antemano: La unión hace la fuerza. El atún, probablemente, uno de los peces más pequeños de los océanos y que lo vemos a diario como un alimento común en nuestras mesas, había resultado ser un pequeño gigante de la inteligencia marina. Cientos de ellos dejan de ser varios grupos independientes para convertirse en una sola fortaleza. Al ver en la lejanía y al mismo tiempo presentir la llegada del pez espada, ningún atún esta dispuesto a ofrecerse como comida a depredador alguno. Cuando el pez espada finalmente llego, los atunes formaron un enorme cardumen en forma de panal de abejas, como un solo batallón de defensa escondido en una enorme fortaleza. Los atunes no se abandonaban unos a otros a su suerte. Todos sin excepción, eran uno solo en su único panal acuático que ellos habían formado. Pero no se quedaban estáticos, todos giraban a la vez dando forma a ese panal, y que a veces por segundos daba la impresión que cambiaba ligeramente de apariencia para dar pasó a otro diseño que bien podría ser la forma de un jarrón chino. Sea como fuere, los atunes se movían a gran velocidad todos en conjunto en forma de panal o jarrón chino para esquivar las maniobras de su actual depredador: El Pez Espada. Los movimientos de estos pequeños valientes eran muy bien orquestados, y se lo llevaban de encuentro al pez espada quien tampoco cesaba en lograr su objetivo. El panal de atunes se movía con una destreza altamente inteligente y sincronizada. La ar13
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monía de la competencia acrobática de los atunes bien podría estar acompañada por la armonía de un fondo musical proveniente de una orquesta sinfónica. Los atunes decidieron que aún no era momento de rendirse; pero que ya era hora de confundir a su enemigo. El pez espada intentó introducir su misma nariz de espada en el panal, pero este se partió en dos y como formando un pasillo, el pez espada paso por en medio de este espacio, sin obtener beneficio alguno todavía. Un jarrón chino nuevamente se formo y de igual manera seguían burlando al hambriento pez. Ya llevaban un buen tiempo deslizándose, pues tampoco permanecían en el mismo lugar. Todos se habían desplazado una buena cantidad de metros, en donde se verían envueltos en otro panorama distinto. Decenas de gaviotas que flotaban en el agua también su sumergían hasta cerca de diecisiete metros por debajo del nivel del mar para cazar pececillos. La escena se volvió aún más espectacular al ver como decenas y decenas de aquellas aves se convertían a su vez en seres acuáticos. Como aviones a punto de estrellarse se introducían en el mar con el pico hacía abajo en picada y las alas semi extendidas. Muchas de ellas alcanzaban a coger un pececillo rápidamente, y con presa en el pico apuntaban hacía arriba hasta la superficie volando – para ellas volar significaba poder hacerlo en el aire o por debajo del agua. Las gaviotas al parecer eran indiferentes ante la presencia de los atunes. Así como también, el pez espada no mostro interés en las gaviotas. Cada quien parecía estar concentrado en su presa. Durante un buen rato todo el panorama en combate se asemejaba a una enorme batalla de aviones en el agua, todos conglomerados en una sinfonía marítima. Todos querían ganar según sus objetivos. El pez espada y las gaviotas seguían a sus respectivas presas. Y los atunes y los pececillos luchaban por sobrevivir. Pero nadie imaginaba que al parecer el verdadero ganador estaba cerca, y que venía desde más abajo. Presas y depredadores en medio de sus 14
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batallas fueron sorprendidos por algo enorme. Desde las profundidades emergió la más grande ballena y en busca de alimento se fue directo a la superficie y con su enorme boca atrapo a gaviotas, atunes y al pez espada. Muchos lograron salvarse y luego de dispersarse todos ellos, la calma volvió a los mares. Alguien más grande vino y puso fin a la lucha de una forma u otra. Siempre ha de haber alguien o algo más grande. Y grande ha de ser nuestra sabiduría si nos introducimos en las profundidades de la conciencia emocional de todo ser vivo… sin excepción. Empecemos por donde se origino la vida… en los océanos… que en sus misteriosas aguas profundas aún por conocer nos espera un mundo olvidado que no se reciente por nuestra ignorancia e indiferencia, sino que muy por el contrario es muy paciente y está aguardando por aquel momento para otorgarnos un regalo luminoso, propio de aquel “Mundo Azul”.
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Capitulo Uno “El Poblado de San Antonio” “La realidad es bella y se deja conquistar porque no es egoísta ni arrogante... la realidad es bondadosa y humilde. En cambio la irrealidad conquista a todo ser arrogante y egoísta”.
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“El Poblado De San Antonio” Hace mucho tiempo en un poblado aun sin nombre, unos ciudadanos exquisitos y únicos buscaban un nombre para su poblado supuestamente elegante al igual que ellos. Se propusieron varios nombres llamativos y decentes. Finalmente, quedaron dos nombres los cuales pertenecían a dos santos: Uno blanco de origen europeo; y el otro irónicamente negro. Estos santos eran, San Antonio De Padua y Fray Martín de Porres respectivamente. Acerca de San Antonio, alguna vez en la ciudad de Rímini no conseguía la manera de que acuda la gente a escucharle acerca de las palabras del arte del alma, pues toda la gente hacía alarde de su terquedad. San Antonio al no ser comprendido por los seres humanos se dirigió a la playa y al contemplar el mar se pone a predicar a los peces a la vez que las olas salpicaban como si fuesen un leguaje propio de los mares. El santo les dice: - “Hermanos míos, vosotros los peces del mar. Ya que los hombres no quieren escuchar la palabra de los cielos, os dirijo a vosotros, ¡Cuanto os quiere Dios! En el diluvio perecieron todos los otros animales, menos vosotros”-. San Antonio sigue hablando, y peces y más peces se acercan a escucharlo. Los peces sacan sus cabecitas fuera del agua y mueven sus aletas. Las pocas personas que están a su alrededor notan el acontecimiento y extienden la voz por toda la ciudad y la gente se agolpa pasmada en torno al singular predicador. Por otro lado, Fray Martin de Porres, era por excelencia el santo de los humildes, y por ser precisamente negro, la humildad lo llevaba en la sangre. Su caridad y amor no solo se limito a la hermandad que sentía por el prójimo y los enfermos, sino que se extendió a los animales pues llego también a llamarlos hermanos. El santo tenía un perro y un gato quienes solían comer de un solo plato 18
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hasta que un día llegaría un hermano más: un pericote. Y así Fray Martín de Porres había logrado que los tres animalitos viviesen en fraternal concordia, un ejemplo de paz que debemos imitar de estos, nuestros hermanos menores, porque es la humildad la siembra que produce la cosecha de la paz, pues la arrogancia es la madre irresponsable de todos los conflictos. El nombre de Fray Martín no pudo ser escogido como nombre de aquel poblado, debido a que los ciudadanos eran racistas y arrogantes, por lo que decidieron llamar a su poblado orgullosamente San Antonio. La arrogancia y el racismo no eran compatibles con el color y la humildad de Fray Martin. Los pobladores tenían fiel predilección por la convivencia con animales domésticos y además sentían una atracción única por las avestruces. Pobladores y animales vivían en su deseado poblado. Todos crecían según a ese particular estilo de vida. Algunas décadas mas tarde las avestruces crecían esbeltas y con el cuello estirado hacía el falso cielo, es decir el falso orgullo. Y además de ello, poseían ojos bellos y llamativos que no siempre reflejaban el espejo del alma, es decir la humildad del cielo verdadero. De entre todas las avestruces, había una quien no había crecido mucho, y se quedo pequeña, y por ello sus dueños la abandonaron en el muelle de San Antonio, en donde aprendió a convivir con otras avestruces quienes tampoco tenían dueño. La pequeña avestruz no tenía talla, pero le sobraba astucia en el habla. Creía en todo lo que veía, pero era incapaz de creer en lo que sentía. La pequeña avestruz solo utilizaba sus bellos ojos para deleitarse con las apariencias externas que todo el mundo superficial le podía regalar a través de la pasión, la ambición y la hipocresía. Los sonidos de su pico seducían a todo macho disponible; pero ella escogía solo a uno, el de mejor propuesta. Se le consideraba como la versión aviar de Cleopatra, la reina de Egipto, quien conquistaba a todo macho con el sensual sonido de sus cuerdas vocales. 19
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Una mañana la pequeña avestruz salió junto con sus amigas las avestruces quienes eran más altas que ella, a pasear por la playa. Un grupo de delfines estaban nadando y saltando por encima del agua, y esto capto la atención de las avestruces, quienes le sugirieron a la pequeña avestruz a que se acercaran, lo cual hicieron inmediatamente. Le pidieron a la pequeña avestruz que cantase algo para atraer a los delfines; mas la canción solo hizo que ellos se alejasen del área, sin embargo, solo uno de ellos se acerco por curiosidad. Este Delfín era uno en un millón. Las avestruces no podían creer que solo un Delfín se acercaría a ellas. Y sobre todo a una de ellas quien era la mas pequeña. Estando frente a todas ellas, el Delfín se dirigió a la Pequeña Avestruz y le pregunto: - ¿Cuanto es que sabes acerca de nosotros los delfines? -. Y la Pequeña Avestruz solo dijo: - Se que Uds. son muy inteligentes -. El Delfín sólo respondió: - Que poco o nada sabes en realidad -. Y luego el Delfín añadió: - La inteligencia es una virtud que en todo ser viviente debe ser admirada. Pero la Bondad es una virtud aun más grande y elevada proveniente de las profundidades de la conciencia -. Y la Pequeña Avestruz dijo su verdad absoluta: - En realidad no se de muchas cosas -. El Delfín amablemente pronunció lo siguiente: - Si deseas yo te puedo enseñar la Filosofía del Mar, que significa filosofía de Vida, porque fue ahí donde se originó la vida. Porque el mar es también un ser vivo con inteligencia en donde los humanos aun no han descubierto que pueden pescar enseñanzas que los alimentará por toda una eternidad -. Mientras el Delfín hablaba algo espantoso sucedió. Algo gigante y enorme empezó a elevarse por detrás del cuerpo del Del20
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fín, levantándose el nivel del agua y salpicando grandes gotas de agua que hicieron que todas las avestruces retrocedieran. Sin embargo el Delfín no mostró molestia alguna. Para él, lo que sucedía era completamente normal. La sorpresa del evento llego a su fin cuando el susto tomo la forma del cuerpo de una enorme ballena a quienes los demás seres marinos llamaban Ballena de la Justicia. Los dos seres marinos ya se conocían. Con una voz gruesa y muy potente, la Ballena de la Justicia le preguntó al Delfín: - ¿Qué haces con esa? -. Y el Delfín respondió con una pregunta: ¿Cómo sabías que estaba yo aquí? Y la enorme criatura con imponente autoridad también contestó: -Tus demás compañeros inmediatamente vinieron donde mi, y me sugirieron que venga a recogerte y alejarte de ciertas compañías. ¿Entiendes ahora, Delfín? -. Con su inocencia marina y trasparencia cristalina, el Delfín se limitó a contestar: -No he hecho nada malo -. - Ese es el problema: Donde todo va bien, es porque algo anda mal. Esa es la Ley de la Hipocresía -, acotó la Ballena y luego añadió: - … no te dejes llevar por las apariencias, mi querido Delfín. Ahora vamos -. La pequeña avestruz al escuchar todo aquello, solo le causo una corazonada que más que ofensiva, era delatadora; reflejada en su verdadera realidad interna. Antes de despedirse el Delfín le pidió que por favor le dijera donde es que podía encontrarla luego; y sin poner resistencia alguna la Pequeña Avestruz le respondió que siempre se podrían ver en el muelle. De regreso a las profundidades, la ballena conversaba con el Delfín, y le decía: - Se ve que aun te falta mucho por aprender, Delfín -. - Pero es ella quien tiene que aprender más bien. No sabe nada -. - Se me hace que la ves como el amor que todos soñamos pero que raras veces encontramos-. 21
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- Solo poseo amor desinteresado y sin ambición-. - El amor incondicional a veces solo lo entregan los animales quienes son desinteresados y tan solo ambicionan alimento y sentimientos -. Dijo el enorme pez. - He visto que en la tierra los hombres se llevan muy bien con los perros. Y estos son muy amados por los hombres y se cuidan mutuamente. Inclusive hay humanos que se dedican a cuidar y amar perros de por vida. Debe de haber algún tipo de perfección en esa situación. - Así es mí querido Delfín: El perro es perfecto porque es fiel a su dueño desde que nace hasta el final. - Es una realidad -. Concluyo el Delfín. Pasaron algunas semanas y el Delfín se encontraba con otros delfines frente a las costas de un tradicional lugar llamado “Ciudad De Los Molinos”, y luego de hacer acrobacias se desligo de sus compañeros y se aproximo al muelle para poder ver a la Pequeña Avestruz, pero al verlo que venía a lo lejos exclamó: - Ahí viene ese arrastrado. Viene para hablarme de sus filosofías y de su agua salada. No lo aguanto, ojala se muriera - . Cuando el Delfín finalmente llego a verla parada en el muelle, la diminuta Avestruz se expreso así: - Mi querido Delfín, que bueno verte. No sabes como ansiaba a que vinieras. Hace tiempo que no vienes. Recuerda que te dije que no te perdieras -. Aparentemente, la pequeña ave decía que lo extrañaba, y el Delfín pensaba que ella posiblemente era sincera mas él no se imaginaba que minutos mas tarde un nuevo personaje haría su debut en esta parábola. Mientras tanto, el Delfín le conversaba a la Avestruz, y esta solo le escuchaba sin mostrar mayor interés. Él Delfín le hablaba acerca de los mares, los cuales no eran simplemente agua sino el hogar de seres interesantes o inteligentes que tenían mucho que ofrecer para comprender mucho mejor el mun22