Niveles de incontinencia urinaria; tipos y medidas a tomar

Incontinencia Niveles de incontinencia urinaria; tipos y medidas a tomar. Decimos que hay incontinencia urinaria cuando se pierde orina en forma invol

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Incontinencia urinaria masculina
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Tratamiento quirúrgico de la incontinencia urinaria masculina
Tratamiento quirúrgico de la incontinencia urinaria masculina J. PosTius ROBERT, D. CASTRO DtAz Servicio de Urología Hospital Universitario de Canaria

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Incontinencia Niveles de incontinencia urinaria; tipos y medidas a tomar. Decimos que hay incontinencia urinaria cuando se pierde orina en forma involuntaria y objetiva, produciéndose esto en un momento y lugar no adecuados, y en cantidad o frecuencia suficiente como para que suponga un problema higiénico, social y psíquico para la persona que la sufre, así como una posible limitación de su actividad y problemas serios en su vida de relación. Aunque en sí misma la incontinencia de orina no es más que un síntoma, en los mayores con frecuencia adquiere una dimensión importante, por su gran trascendencia individual, social y hasta económica, precisando de un importante consumo de recursos y por ende, originando un no despreciable gasto. En contra de lo que se puede pensar, la incontinencia urinaria no es normal con el envejecimiento, sino que es un problema causado por algún tipo de trastorno médico o funcional. Su valoración y tratamiento son muy sencillos y eficaces, con porcentajes de curación o mejoría hasta en un 75% de los casos. Cuando no es posible la curación puede tratarse de forma que aumente el bienestar del individuo, facilitando la labor del personal de enfermería, fisioterapeutas, cuidadores, minimizando los costos y las complicaciones. Lo primero frente a una incontinencia es buscar su origen. Acudir a un médico de confianza privilegiando la intervención de un especialista en geriatría para que estudie la causa de su incontinencia y su tipo, y poder así establecer el tratamiento pertinente. Si la incontinencia es de comienzo reciente, es muy probable que pueda ser reversible y se pueda tratar la causa que la provoca como por ejemplo una infección urinaria, inmovilidad reciente, estreñimiento y suprimir o reducir ciertos medicamentos, como los diuréticos. No olvide comunicar a su médico lo que usted está tomando, aunque fuera medicamentos de venta libre o algún tipo de hierbas. Cualquiera de ellas puede ser causal de incontinencia. La incontinencia puede ser transitoria, de menos de 4 semanas de duración o permanente, y en este caso podría ser de esfuerzo, de urgencia, mixta, o por rebosamiento. La incontinencia aguda o transitoria se relaciona con aquellas situaciones que hacen que de forma aguda se pierda la continencia, sin que medie una lesión estructural. Se relaciona con un proceso médico o con iatrogenia, por acción de algunos medicamentos, como se mencionaron anteriormente. Las causas más Material proporcionado por Plenitud . Vive Plenitud

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frecuentes son además infecciones urinarias, impactación fecal, alteraciones intestinales, metabólicas, inmovilismo, enfermedades psiquiátricas, fármacos y vaginitis atrófica. La incontinencia de urgencia puede definirse como la pérdida involuntaria de orina asociada a un fuerte deseo de orinar. Es considerada como la forma más común de incontinencia crónica en individuos ancianos, especialmente de sexo masculino. Son aquellos pacientes que refieren no tener tiempo para llegar al baño y presentan una necesidad inminente de orinar, acompañándose con frecuencia de polaquiuria y nicturia. La incontinencia urinaria por estrés o por esfuerzo, es probablemente la forma más común en mujeres menores de 75 años. Se desencadena por aumento en la presión intraabdominal en presencia de tos, estornudos, risa o cambios posturales. Las pérdidas de orina son escasas e infrecuentes, pero en algunos casos pueden llegar a ser volúmenes considerables. Es muy rara en varones, asociándose en estos casos a cirugías pélvicas como resección transuretral de próstata o a secuelas por radioterapia. La incontinencia por rebosamiento representa menos del 10% de los casos en la población geriátrica pero su importancia radica en las consecuencias que a largo plazo puede producir, tales como retención urinaria crónica e infección urinaria recurrente. La sintomatología es variable y su diagnóstico diferencial se debe hacer con la incontinencia por urgencia o la de estrés. Los pacientes pueden manifestar sensación permanente de vejiga llena o de vaciamiento incompleto, con pérdida periódica de orina y suelen quejarse de dificultad para la micción, con chorro entrecortado y tenesmo vesical. La incontinencia urinaria funcional es causada por factores ajenos a éste, que impiden el acceso al baño en forma adecuada. Entre sus causas se destacan los trastornos en la movilidad, las demencias, patologías osteoarticulares, insuficiencia cardiaca, dificultad respiratoria o barreras arquitectónicas, entre otras. Es un tipo de incontinencia muy frecuente en el anciano, pero el diagnóstico ha de ser establecido por exclusión, ya que el hecho de tener limitación física o mental, no implica necesariamente su presencia. Niveles de Incontinencia. Para valorar la gravedad de la incontinencia urinaria se puede utilizar la escala de Sandvik, que se obtiene multiplicando la frecuencia registrada por el volumen.

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Valores de frecuencia: 1 = menos de una vez al mes. 2 = una o varias veces al mes. 3 = una o varias veces a la semana. 4 = cada día y/o cada noche. Valores de volumen: 1 = gotas o poca cantidad. 2 = mucha cantidad de las pérdidas de orina. El valor del índice resultante (de 1 a 8) permite clasificar posteriormente la IU en ligera (1-2), moderada (3-4) y fuerte (6-8). La gravedad se valora también al final de cada sesión de rehabilitación y de cada consulta de revisión postratamiento. También se puede cuantificar la incontinencia como: leve, moderada o fuerte. Leve: cuando las pérdidas sean pequeñas y no se necesite medidas de contención. Moderada: cuando la pérdida es en cuantía suficiente como para precisar pequeñas medidas (compresas), siempre y cuando el número de episodios no sea superior a tres/día). Fuerte: cuando las medidas de contención implican pañales o colectores externos, o bien el número de episodios sea superior a 3/día. Cuáles son las medidas generales aplicables a la gran mayoría de los pacientes mayores que sufren de incontinencia urinaria: Asegurar un ambiente que facilite la continencia: tener accesos fáciles a los cuartos de baño, bien iluminados. En el caso de pacientes con problemas de movilidad: sillas con orinal al lado de la cama, botellas sanitarias, cuñas etc. Medidas higiénico-dietéticas: un tratamiento aceptable en las mujeres con sobrepeso es la disminución del peso. En la actualidad se considera como una medida preventiva eficaz evitar la sobrecarga del suelo pelviano manteniendo un peso adecuado. Parece existir alguna evidencia que sugiere que las mujeres que realizan esfuerzos intensos con aumento de la presión presentan mayor riesgo de

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desarrollar incontinencia urinaria y prolapso genital, por lo que en la actualidad se recomienda evitar este tipo de acciones. Existe una asociación demostrada entre el hábito tabáquico y la incontinencia urinaria, quizá debido al aumento de presión abdominal en la fumadora crónica. Una ingesta hídrica abundante, sobre todo en las horas previas al descanso nocturno, se relaciona con un mayor número de episodios de incontinencia urinaria. Limitar esta ingesta a partir de la merienda y reducir el consumo de sustancias excitantes (alcohol, café, té) puede tener efectos beneficiosos sobre el número de escapes, aunque no hay datos concluyentes. No olvide que todas las medidas destinadas a disminuir el estreñimiento, mejorarán el cuadro de incontinencia. Cuando la incontinencia es leve o moderada con reeducación de esfínteres o reentrenamiento vesical, o ejercicios del suelo pelviano puede convertirse en la solución terapéutica. Terapias conductuales: el objetivo es fomentar un cambio de conducta para restablecer un patrón normal de las micciones. Los programas de reeducación vesical, incluidas las técnicas para suprimir la micción inminente, pueden ampliar el intervalo entre micciones. Por ejemplo, en una persona con episodios de incontinencia cada 3 horas, el programa consiste en evacuar cada 2 horas durante el día y suprimir la urgencia entre las micciones. Las personas pueden suprimir la urgencia relajándose, de pie o sentados (en vez de ir deprisa al baño), y apretando la musculatura del suelo de la pelvis para evitar el escape. Es conveniente que experimente que la urgencia irá aumentando durante alrededor de un minuto y luego irá desapareciendo. Por tanto, sólo debe aguantar alrededor de un minuto. Cuando la persona ha logrado controlar las micciones diurnas durante tres días consecutivos, se puede alargar el intervalo entre micciones en media hora y repetir el proceso hasta conseguir un resultado satisfactorio, o bien la continencia. En los pacientes que no pueden seguir el programa de reeducación, se utiliza una técnica de evacuación incentivada, que reduce los episodios de incontinencia en un 50% en los ancianos institucionalizados. Se le pregunta al paciente cada 2 horas si necesita orinar; si el paciente responde que sí, se le acompaña al baño y se le proporciona un refuerzo positivo tras evacuar (se evita el refuerzo negativo). Otra acción es llevar un diario miccional: en el cual se anote las veces que ocurre la incontinencia y la hora. En los casos de incontinencia nocturna, hay que determinar la causa. Muchas veces esto es consecuencia de enfermedades cardiovasculares que deben ser diagnosticadas por su médico. La diuresis no secundaria a esa causa, puede responder a la modificación del patrón de ingesta de líquidos o a la administración de un diurético de acción rápida en las

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últimas horas de la tarde. Los pacientes con demencia, pero con buena movilidad, pueden mantenerse secos durante el día con viajes regulares al baño, aunque la incontinencia nocturna es inevitable. Algunos objetivos pueden alcanzarse en uno o dos días, otros requieren semanas o incluso meses. Los logros ayudan a mantener la motivación, por lo que se han de plantear objetivos a corto plazo y poco ambiciosos, reforzando a la persona incontinente de manera positiva. Ejercicios del suelo pelviano: constituyen el tratamiento de elección en la incontinencia urinaria de esfuerzo, en especial en la mujer. El objetivo principal del tratamiento es mejorar el tono muscular de base y la fuerza de la contracción. El suelo de la pelvis está formado básicamente por el músculo elevador del ano. Este músculo es de suma importancia pues ocupa todo el suelo de la cavidad pélvica. Los ejercicios de refuerzo del suelo pélvico fueron propuestos por Kegel y tratan de fortalecer la musculatura pélvica mediante contracciones repetidas y sostenidas durante 5-10 segundos de los músculos pélvicos, simulando la contención miccional de forma voluntaria. El paciente debe tratar de parar el chorro miccional cada vez que acude al baño por períodos de 10 segundos. Se recomiendan 3-4 tandas, dos o tres veces diarias, de unas 20-25 contracciones por tanda. Su mayor inconveniente se deriva de que los resultados tardan en evidenciarse hasta algunas semanas. Se recomienda hacer los ejercicios unos 10 minutos y 3 veces al día a intervalos regulares y durante varios meses. Estos ejercicios suponen una mínima interrupción en las actividades cotidianas y se pueden realizar en cualquier lugar sin que nadie se dé cuenta. Su utilidad es máxima conforme pasa el tiempo y los ejercicios son efectuados una y otra vez por la persona mayor dependiente. Vale la pena el esfuerzo porque los resultados son muy positivos en cuanto al control de la micción. Además de las medidas enunciadas existe un amplio menú terapéutico que podría asociarse a fin de conseguir la curación de este síndrome. En caso de incontinencia refractaria, será necesario emplear absorbentes y pequeñas compresas.

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