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NÜM. I I .
ANO II.
MADRID. 15 DE JUNIO DE 1858.
mi'jor pincel di: España , según entusiasta espresiou del célebre Mcngs al examinar sus obras. PINTORES CATALANES. Nació el grande arlisla en Barcelona á tO de abril de 107S y falleció á 10 de enero de )75o , casi al cumplir setenla y siete años de su edad. Adquirió las priVILADOMAT. meras nociones del arte con un profesor oscuro , adelantando progresivamente , solo á impulsos de su natural disposición , bajo otro maestro de no menos limitados conocimientos, aprendiendo la perspectiva con Fernando Viviena que vino á esta ciudad acompañando ISTÍNf.CESE Cl genio catalán al archiduque Carlos, y se dio á conocer pintando por OH todas épo- diversión decoraciones teatrales. Este fue su maestro, cas por su dis- el cual le puso al corriente de la pintura al temple y al posición y ap- óleo, y de la arquitectura. El genio es un destello de la divinidad , y aun cuanilo titud ; asi para las ciencias y los siglos se muestren avaros en producirle, el que de la bellas artes, naturaleza ha recibido semejante gracia, atrepellando como para to- por inconvenientes y obstáculos, llega ¡í brillar cual dos los ramos refulgente astro sobre la multitud ostentando su mérito del saber hu- y habilidad en cuanto emprende. Tal sucedió con Vilamano ; y sí domat , que pronto adelantó á sus mismos preceptores. A los veinte y cinco años, edad en que las ideas se , bien en la pinchan descollado pocos, puede citarse con orgullo á agolpan á nuestra mente con su bella fantasmagoría, 11 francisco Gasón, que dejando apreciadles obras, y en que todo es inspiración y arrebato, pintó los cua'«no de sesenta años en 1656; Pedro Cuquet, hijo de dros cíe la capilla de la Concepción , en la catedral de drcelona , que nos legó muestras do su habilidad en Tarragona. Seguidamente , acreditando mas y mas los uierentose sretablos, habiendo fallecido en lOíiG tam- conocimientos é inteligencia que habia recibido de du II ? e n l a a " u s > •' u;ui Arnau de igual naturaleza, Viviena, manifestó sus adelantos en el presbiterio de ¿I? ".^gó á la avanzada edad de noventa y ocho años y las Comendadoras de Santiago de Junqueras, no solo en necio en 1093; Francisco Guirro barcelonés , el cual perspectiva y al fresco, sino en arquitectura, trazando el retablo mayor, aun existente por dicha, que ejecutó '•jen s 1G99 1y1 murió de setenta años, nos hl enos '§'° P ' ^1'0 contó igualmente Barcelona algu- don Pedro Costa , otro de los célebres artistas de la los Tríírni í, Pintores , tales como los hermanos Juncosa, época. También en los sagrarios que pintó para los Car)'cu a s .'"es y oíros varios que seria difícil enumerar, melitas Descalzos de Barcelona y de la ciudad de Heus, í "ion ejecutadas obras constituirían una escuela pudo hacer gala de su genio privilegiado. ce a t a S en t m los m a s oleco" ' ' '° l propios para formar estas Muchas son las pinturas de Viladomat, cuya sola ho» ,]•a 01?es > so hubiese tenido semejante pensamiento, relación formaría un extenso catálogo ; pnreonsiguiento los"" as'mposible de realizar. Con la destrucción de nos limitaremos á citarlas. En la cartuja de Monl.oaleap !' terios y de sus grandiosos templos , han des- gre exislia la vida de San Unino , diestramente trazada c ar °itinr 1 Por ( ' c s 8 r í l c i ; l buena porción de los bollos por su mano. En el trascoro de Sania María del Mar hay cinco cuadros suyos de la pasión de Jesucristo y otros Esta -es li arrobas. cisos el buen c uicepto que hicieron de sus obraE MIC.11CO.
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EL MUSEO UNIVERSAL. Uluna,cuyo disco aparecía movible}-quebrantado en cada mía de sus rizadas ondas'Alo lejos distinguimos unas al u a s , sin duda de palacio, adornadas con faroles de colores... Iodos nos imaginamosáNeneda.—En I*1* pantanos olmos el canto de las r a nas , que no sé por que misterio de nuestra organización refrigera el alma de quien lo escucha. Por último, al salude Aranjuez, al abandonar sus frondosos olivares y aromáticos pensiles, un ruiseñor, uno solo, entono un cántico de despedida, que parecía predecirnos la aridez de la Mancha en que íbamos á entrar. ¡Ali! Sitiamos de la agitación de Madrid para buscar mayores agitaciones en las costas del Mediterráneo... ¡Con qué verdadero pesar nos despedimos de la paz de la naturaleza, de la mansedumbre de aquella noche estrellada , de aquel rio y de aquellos bosques que tan regalado abrigo nos brindaban !— ¡Oh! ¿qué mayor tiesta ni mayor delicia que permanecer muchos diasy muchas noches bajo las a r boledas del Tajo con cualquiera de nuestras bellísimas compañeras de viaje, haciendo la vida recomendada por Rioja y fray Luis de León, ' comiendo fresa por la mañana , bañándose al medio dia, durmiendo luego la siesta, bailando por la tarde bajo los caslaños de Indias ó revolcándose en los frondosos trigos, y navegando do noche por las claras ondas de aquel «o, sultán de la Alcar«a, príncipe, de Avanjuez e ilustrísiino señor '
gima ele mis compañeras de viaje, á lo menos la que yo habría elegido entre todas ellas, hubiera accedido á acompañarme en tan juicioso proyecto, y dejóme llevar por la melancólica tierra de Den Quijote, cuya sombra creia divisar detrás de cada molino de viento.— ¡Molinos de viento son también todas nuestras ilusiones de paz y de ventura , pobres poetas que somos, arrastrados por el afán de lo maravilloso , de lo nuevo, quizás de lo imposible! Vaquí hago punto, dando esquinazo á la filosofía, por considerarla mal cicerone. Prosigo pues... 111. Pasé por Al mansa, célebre por la batalla del mismo nombre , que puso en el trono de España á los Borbones. . .
CAIMU.A
Lisboa? ¿Aqué apartarse mas? ¡ A qué buscar el mundo f ie que huia? ¿A qué correr hacia lus mares? ¡Bien sabe "ios que mientras aquel ruiseñor cantaba, pensé mas
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Saludé á Villena, cuyo gótico castillo, casi arruinado , me recordó al sabio marqués don Enrique el Hechicero , y demás grandes hombres de su casa Pero yo no soy dado á las memorias históricas. Pláceme sentarme sobre las ruinas y leer el Eclesiastes. Hay entonces en mi corazón una vaga poesía que no cambiaría por todos los códices de Simancas Cuando en Segovia, en Granada, en Sevilla , en Burgos, ó en oirás viejas poblaciones he lijado mis ojos en los monumentos de otros siglos , casi me han estorbado mis escasísimos conocimientos do lo pasado. Era mi gusto examinar la vejez de la piedra, adivinar por un resto deforma la mente del constructor, noatinaráveces con la fe-
MAIMllD.
de una v ez en decir al mayoral que ¡¡arara el tren y | chade lo que veia, y preguntarme asombrado ó preguntar mandar á los diablos la inauguración, Alicante, y lodas á la misma piedra :— ¿Qué me dices? ¿Quién eres? ¿Deslas diver? iones del programa. —Pero reflexioné que nin- de cuando oslas aquí?—linio ices la arquitectura , esa
INAUGURACIÓN D E ! . F E R R O - C A U R I ! . t)F. A L I C A N T E .
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EL MUSEO UNIVERSAL. Niobe. ile las arles, que sobrevive á la ruina