No Febrero 2007

No. 479 – 15 Febrero 2007 1. P. Arrupe, SJ 1907 - 2007 † P. Pío Zavala Echeverría CONTENIDO Falleció en Caracas el día 31 de enero, a los 86 años

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No. 479 – 15 Febrero 2007 1.

P. Arrupe, SJ 1907 - 2007

† P. Pío Zavala Echeverría

CONTENIDO

Falleció en Caracas el día 31 de enero, a los 86 años de edad y 63 de Compañía. El 1. † P. Pío Zavala funeral tuvo lugar el viernes 2 de febrero, día de la Vida 2. Sesquicentenario Beato Consagrada. Hermano Gárate Los Zavala fueron tres hermanos jesuitas (dos ya fallecidos). El P. Pío, el mayor 3. Noti – Breves de los tres, vino por primera ƒ Destinos vez a Venezuela en 1951, ƒ Juramentación destinado al Colegio San José ƒ Nuevo Obispo (Mérida) para hacer su Auxiliar en Caracas magisterio. Después de tres años vuelve a España y, al terminar su formación, regresa definitivamente para dedicar unos cuantos años al duro 4. Carta del Rector UCAB servicio de la Administración como Ecónomo Provincial, a la vez que sentía con fuerza el deseo de la expresión pas5. † H. Zubizarreta toral. Sus estudios de peritaje mercantil le hicieron un competente y celoso administrador, primero en la UCAB y 6. Libros de interés el Instituto Jesús Obrero, y luego en la Provincia durante catorce años. Le tocó gestionar el grave problema económico que supuso el cierre de la "Cooperativa Javier": 7. Agenda del Provincial liquidación de la cooperativa, venta del Colegio San José de Mérida y otras propiedades, hipoteca de todos los Arrupe y su Magisterio bienes de la Provincia… Años muy duros en que la sabia y Guía 2ª estricta administración de Pío Zavala hace que salgamos a flote de las inmensas deudas y que, al terminar su oficio, quede saneada económicamente la Provincia. Ya desde el arduo quehacer administrativo buscaba los domingos "descansar" ofreciéndose en Parroquias para Misas, confesiones y, hasta que la juventud lo acompañó, para ir a jugar fútbol con los Novicios y Juniores en Los Teques. Al dejar de ser Ecónomo Provincial permaneció como "Revisor de las Arcas de la Provincia” otros muchos años. A partir de 1975, cuando dedicó un año sabático de reciclaje teológico en Madrid, fue destinado a la ciudad de Guarenas (cerca de Caracas) como Párroco. Edificó el templo de Ntra. Sra. de Coromoto y varias capillas en esa inmensa ciudad dormitorio de Caracas. Su salud, puesta a prueba por la diabetes y algún infarto, no le resta ánimos para Noticias de Venezuela Nº 479, 15 Febrero 2007

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seguir en la pastoral parroquial. Una pastoral con énfasis en la catequesis y un estilo exigente, metódico, fiel y servicial. Los últimos años vivió en la Enfermería Provincial, dedicado a “orar por la Iglesia y la Compañía”, hasta que el Señor quiso hacerle partícipe de su Pascua. ¡Descanse en paz!

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Sesquicentenario del Hermano Gárate

Este año se conmemoran los 150 años de su nacimiento. El Beato Francisco Gárate nació el 3 de febrero de 1857 en el caserío Errekarte, Loiola-Azpeitia. Trabajó desde los catorce años como criado en el colegio de los jesuitas en Orduña (Vizcaya). Allí maduró su vocación y entró en la Compañía de Jesús en 1874. Hizo el viaje a pie hasta el noviciado de Poyanne (Landes-Francia) entonces en el exilio a causa de la tercera guerra carlista. De allí fue enviado al colegio de La Guardia (Pontevedra) como enfermero. Tras doce años en tierras gallegas fue destinado a la recién creada Universidad de Deusto (Bilbao) y allí sirvió de portero (en aquel tiempo, recepcionista, encargado de relaciones públicas, consejero de alumnos, proveedor de alimentos y vestido a pobres en necesidad, etc.) durante cuarenta y un años (1888-1929). Murió en Bilbao el 9 de septiembre de 1929 con una fama de santidad extraordinaria, en sencillez y pobreza. Fue beatificado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985. El P. Juan Miguel Arregui, Provincial de Loyola, en su carta de presentación de las fechas centenarias del Beato Francisco Gárate y del Padre Arrupe, dice de aquél: «Es el Amor de Dios, contemplado durante los ejercicios espirituales en las manifestaciones de Cristo, que le impulsa al amor de todos y se convierte en la forma de ver, en la forma concreta de ser, en el alimento nutricio de su “hacerse todo a todos”. El cardenal Pedro Boetto, jesuita y testigo presencial, comenta sobre Francisco Gárate: “acogía a todos con su amable sonrisa, buscaba el modo de contentar a todos, a todos dirigía buenas palabras con una calma y serenidad de espíritu, que tenía algo de sorprendente”. Si bien su clientela favorita eran los pobres que asomaban a la portería en busca de alguna ayuda en tiempos de gran pauperismo en España.»

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Noti – Breves

Destino El P. Alberto Dorremochea ha sido destinado al Centro Gumilla de Caracas, viviendo en la Curia Provincial. Juramentación El pasado lunes, Día de la Juventud, en solemne Acto Académico, presidido por el Canciller de la UCAB, Cardenal Jorge Urosa, fueron juramentados el P. Luis Ugalde para su quinto período rectoral, la nueva Vicerrectora Académica Lic. Silvana Campagnaro y la nueva Decana de Humanidades y Educación Dra. Mª Elena Febres-Cordero. Nuevo Obispo Auxiliar en Caracas Benedicto XVI ha nombrado obispo auxiliar de Caracas al sacerdote Luis Tineo Rivera, hasta ahora párroco de la Anunciación del Señor (La Boyera). Nació en Cumaná el 10 de mayo de Noticias de Venezuela Nº 479, 15 Febrero 2007

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1948. Realizó sus estudios de Filosofía en el Seminario San José de El Hatillo y los de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Es licenciado en Sociología por la Universidad de Oriente y en Teología Moral por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1980. Desde su ordenación se ha desempeñado como profesor del Teología Moral y formador del Seminario Mayor de Caracas, director de Estudios del Seminario Mayor, director del Departamento arquidiocesano para la Catequesis, y desde 1990 párroco de la Anunciación del Señor en Caracas. Es además, director del semanario arquidiocesano «La Iglesia Ahora».

4.

Carta del Rector UCAB

Con motivo del subsidio para el año 2007 que el gobierno ha otorgado a la UCAB, el P. Luis Ugalde, Rector de la Universidad, ha dirigido a la comunidad universitaria una carta el pasado 31 de enero. Dice así:

Apreciada Comunidad Ucabista: Quiero comunicarles que recientemente recibí de la Directora de la Oficina de Planificación, Presupuesto y Control de Gestión del Ministerio de Educación Superior, la notificación del subsidio para el año 2007 por un monto de 964 millones de bolívares. Nos informan también que los desembolsos se harán a razón de Bs. 80.333.333 por mes. El presupuesto total de la UCAB para este año es de 80.000 millones de bolívares en cifras redondas. El subsidio gubernamental representa el 1,3 % de ese monto. Esta cantidad es claramente insuficiente para el total de ayudas y facilidades (créditos, becas y becas-trabajo) que otorga la UCAB a unos 3.400 estudiantes de menores recursos por un monto aproximado de 7.000 millones de bolívares, sin embargo la consideramos importante como expresión de responsabilidad pública con los jóvenes de menores recursos que estudian en la UCAB. La UCAB (con ayuda de la Fundación Andrés Bello) asume un costo de más de 6.000 millones de bolívares y seguirá buscando colaboradores para mantener los programas de ayuda económica. Los aportes del Presupuesto Nacional los concentraremos en el millar de estudiantes de primer año (lo que da un total aproximado de 80.000 bolívares por estudiante al mes) con pensión proporcional en Coro, Los Teques, Ciudad Guayana y Caracas. Al Gobierno se le hace la rendición de cuentas detallada cada trimestre. Afortunadamente, se va incrementando lentamente la colaboración de algunas empresas y egresados a las iniciativas para que nadie quede excluido de la UCAB por falta de recursos. El año pasado hubo también una iniciativa estudiantil “el becazo” para recoger fondos que aportó unos 65 millones. Esperamos que la solidaridad crezca. Agradezco a toda la comunidad su colaboración y su disposición a mantener y ampliar este programa. Cordialmente,

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† H. Segundo Zubizarreta Esquisábel Falleció ayer día 14 en Loyola, a los 83 años de edad y 62 de Compañía. Al terminar el Noviciado vino a Venezuela (1946), destinado al Seminario Interdiocesano como cocinero, comprador y despensero. Trabajó en el Colegio Gonzaga (Maracaibo) como administrador durante veintidós años (1952-1974); once años como ministro de la Curia Provincial (1975-1986); los colegios San Ignacio (Caracas) y Loyola (Puerto Ordaz), y la parroquia de Maturín se beneficiarán también de sus servicios. El 1991 se traslada a Loyola (España) donde colabora en las tareas de la cocina hasta su retiro a la Enfermería el 2005. El P. Manolo de la Encina ha tenido la gentileza de enviarnos la homilía que pronunciará en el funeral, a celebrarse esta tarde en la Basílica de Loyola. La transcribimos como gratitud a PapáDios por la vida del buen Zubi.

«Como en la fotografía, sonriente, entre alegre y pícaro, Segundo me está mirando cuando escribo estas líneas de resumen de su vida y de despedida, no para siempre, solo hasta luego, porque el cielo nos espera, con el Dios siempre joven, que desde el amor paterno-materno, desde la fuerza del Espíritu y desde el amor redentor del Hijo traza nuestros caminos pisados desde la libertad y sentidos desde el amor. Segundo, Zubi, como le llamábamos, ha completado su ciclo vital junto a nosotros y desde un cuerpo cansado y agotado por la enfermedad ha conseguido dar la pirueta de los hijos de Dios y saltar hasta su origen, hasta su nacimiento… porque nacemos en el tiempo pero vivimos para la eternidad. “Te segó la muerte; pero antes de morir irrigaste muchos campos. Nos lo dice Federico Elorriaga, compañero jesuita, en su libro Las voces del viento y añade: …y los granos de trigo de ellos nacidos, acarician nuestras manos”. En la pequeña estantería de su cuarto, entre las Constituciones y otros libros, de calado, jesuíticos tenía Zubi este pequeño libro, con pliegues triangulares en su parte superior, fruto de hojas señaladas por el lector… Y a él me remito de nuevo en este momento: “Te miro. Rezo, Pienso. Pienso que la vida es como un sueño. Y aun dormido, cantas como un ruiseñor, pues la muerte no es el ocaso. Dios selló un beso en tu frente y quedaste dormido en sus brazos”. Uno de junio de 1923, en San Sebastián, nace Segundo Zubizarreta Esquisábel, bautizado nueve días más tarde en la Iglesia de San Ignacio. El nombre de Loyola estaba ya en el amanecer de su vida y en el amanecer de su vocación, a los 21 años de edad, un 2 de diciembre de 1944, entró por la portería de esta casa dispuesto a vender cara su vida con la ilusión bajo el brazo y un deseo en el corazón: “Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación, con vuestro favor y ayuda, delante vuestra infinita Bondad y delante vuestra Madre gloriosa… de imitaros…” Dos años tan solo en Loyola y nuestro buen Zubi embarca, en 1946, para Venezuela. Su primer destino cocinero en el Seminario, más tarde en Los Chorros, después en Maracaibo, sumando otras tareas a la de cocinero: comprador, despensero, encargado de empleados. Pero quien mejor que el mismo P. Kolvenbach, general de la Compañía de Jesús, para resumir su vida, en carta de felicitación, escrita con motivo de los 50 años de jesuita de Segundo. “Siendo todavía novicio, la obediencia le regaló una misión al otro lado del Atlántico y le preparó para ella con el aprendizaje de lo que se suponía iba a ser su oficio: cocinero. En otoño de 1947, se encontraba ya en Venezuela, y ejerciendo ese oficio. Una par de años en los Seminarios de Caracas y Coro. Luego, en el colegio Gonzaga de Maracaibo: prefiero no imaginarme el calor que hubo de pasar en aquellos tiempos, sobre todo en los que siguió en el ajetreo de la cocina. Allá fue donde comenzó a dedicarse a otros servicios: administrador, prefecto de empleados, ministro… Se ve que su vitalidad y su deseo de continua superación le han impulsado siempre a buscar y encontrar y aceptar nuevos caminos de servir a sus amigos en el Señor. Hoy, día 15 de febrero, celebramos la fiesta de un santo jesuita, San Claudio de la Colombière quien decía: “Que yo pueda, Dios mío, estar en todas partes y publicar lo que Vos esperáis de vuestros Noticias de Venezuela Nº 479, 15 Febrero 2007

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servidores y amigos…!” Pues, Segundo, Zubi, servidor y amigo de Jesús, no sin haber probado dificultades y sentido dudas enderezó una y otra vez su entrega… y como añade el mismo San Claudio de la Colombière: “que no se desanime por las dificultades que encontrará: debe saber que es todopoderoso quien desconfía enteramente de sí mismo para confiar únicamente en Dios”. Después de 45 años en Venezuela y de recorrer diversas obras, en lugares como Maturín, Caracas, Ciudad Guayana, Maracaibo vuelve a su Donosti natal y se afinca posteriormente en Loyola donde retomo el relato del P. General quien dice: “Sé que ahora, de nuevo en Loyola (año 1992), a pesar de que los años no dejan de pasar, está empeñado en convalidar su antiguo carnet de conducir. No es extraño que la Provincia venezolana lamente su vuelta definitiva a Loyola; y que la cocina de Loyola se alegre de tenerle entre sus ayudantes. Porque, además de saberse muy bien ese oficio, su vida dedicada a los demás en el camino de nuestra vocación es un ejemplo continuo para quienes escuchan la llamada del Señor”. “Mi último diálogo en esta vida (y me remito de nuevo al libro Las voces del viento, libro leído por Zubi) será recordar toda una vida recorrida, muchas veces sin saberlo, hacia el encuentro del Amor”. “Mi último diálogo sobre la tierra será, sin duda, silencioso, hecho sin palabras. Un diálogo entre dos seres que se quieren. Y que por mi parte, sólo habrá un deseo de alabarle a Dios por su amor descubierto”. “Mi último diálogo sobre la tierra, no tendrá palabras, tan solo unas lágrimas en los ojos que hablan, en silencio, de agradecimiento”. Zubi ya no está. Nos falta su servicialidad, su trabajo, a trancas y barranca, pues su cerebro fue cortando los hilos del movimiento de sus pies dejando su cabeza limpia pero sus piernas casi inertes, que no sus manos, que no su palabra (últimamente también), que no sus voces de aliento para el equipo de fútbol de sus amores, la Real, reflejadas en la gran bufanda que aún cuelga en la altura de la pared de su cuarto y donde se escribe, con orgullo, ¡aquí vive un hincha de la Real! Nos falta su humor alegre y su sonrisa pícara… y últimamente su imagen pacífica, pausada, embutido en la silla de ruedas y mirando los “santos” del periódico para estar un poco al día de lo que ocurre en el mundo y de las vicisitudes de un balón de cuero por los céspedes de la ilusión deportiva. No quiero dejar en el tintero de mis palabras el trato que, desde el lecho de dolor, ha recibido de los chicos y chicas de la enfermería. Chicos y chicas que desde la servicialidad y el cariño le han lavado, aseado, aplicado cremas; le han alimentado, y le han dado bebida con el espesante necesario para que no se atragantase… vamos, todo aquello que hace que uno se sienta querido e importante. No han faltado los piropos, al estilo venezolano y al estilo vasco: ¡Aupa, Zubilindo! ¡Ánimo lindobello! ¡Aurrera Zubi, y otras lindezas que se inscriben en los corazones deseosos de servir, de animar, de amar, en una palabra. “Muchas gracias. H. Zubizarreta, es de nuevo el P. General quien habla, pero al que podemos acompañar en coro, por su sólida espiritualidad, por su fidelidad, por su incansable y servicial actividad, por su carácter alegre y sanamente atrevido que tanto bien ha sembrado en torno”. Y en sus 60 años de jesuita no le faltó el mensaje enviado por el P. Socio de la Provincia de Venezuela: “Hoy estás celebrando tus 60 años de Compañía y esta Provincia de Venezuela, “tu” provincia por muchísimos años, te felicita con cariño y te acompaña en sus oraciones, dándole gracias a Dios por tu persona, por tu vocación y por tu vida. Son muchos los recuerdos que guardan de ti en Maracaibo, en esta Curia Provincial, en el colegio San Ignacio, etc. De parte del P. Orbegozo, Provincial, ausente en un Taller para los Formadores de la Provincia, te envío su abrazo fraternal. Y al suyo se unen el de Salegui y Santiago, el fiel y familiar cocinero de esta casa, que te recuerdan y envían saludos”. Su hermana Juanita, sus sobrinos, no han dejado de acudir a la llamada del cariño y acompañarle incluso al médico para interesarse por su salud. La familia natural es muchas veces un anclaje hasta de la misma vocación religiosa de uno de sus miembros. Y Segundo, muy unido a su hermana Juanita, y también a sus sobrinos, ha tenido la suerte de tenerlos cercanos por fuera y por dentro, hasta sentirse muy orgulloso de ellos. La Virgen de Coromoto, junto con la virgen del Coro, han sido dos advocaciones marianas que han tejido su ser de cristiano y de jesuita. A ella, a María, con sus dos preciosos nombres, encomendamos a nuestro Zubi, al que le damos el adiós de la nostalgia y de la pena pero con el corazón henchido de buenos sentimientos y de agradecimientos al Dios de la Vida por habernos regalado su presencia durante tantos años. Descanse en paz y viva para siempre en el amor del Señor, Segundo Zubizarreta Esquisabel, cristiano y jesuita.» Noticias de Venezuela Nº 479, 15 Febrero 2007

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Libros de interés

«Iñigo de Loyola el heterodoxo» El P. Ignacio Cacho, exprovincial de Loyola y actual Presidente del Instituto Ignacio de Loyola (Universidad de Deusto), ha publicado dos biografías de San Ignacio de Loyola. La primera biografía, Iñigo, ese enigma, de la Editorial Mensajero (2ª edición, Bilbao 2005), es un relato de investigación y de contraste entre el Iñigo conocido y el Iñigo desconocido. La segunda biografía, Iñigo de Loyola el heterodoxo, publicado por el Instituto Ignacio de Loyola, de la Universidad de Deusto, es también un relato de investigación y de contraste, esta vez entre el Iñigo ortodoxo y el Iñigo heterodoxo. En ambas se intenta presentar al Iñigo real, tal como fue y tal como lo describen los documentos auténticos de MHSI, citados en et aparato crítico. Es decir, no se reconoce en ellas al Iñigo ideal, tal como fue sublimado en la Vita Ignatii de Pedro de Ribadeneyra (1570), escrita por mandato del General Francisco de Borja "ad aedificationem societatis". En Ribadeneyra se han inspirado la casi totalidad de las biografías posteriores que conocemos. El Iñigo mítico no es el Iñigo histórico, si bien uno y otro sean nuestro Santo Padre y Maestro Ignacio. Tal vez más el segundo, por descubrirnos más sus aspectos humanos. «Pedro Arrupe, General de la Compañía de Jesús. Nuevas aportaciones a su biografía» Pedro Arrupe, vigésimo octavo sucesor de San Ignacio de Loyola, es una de las personalidades más significativas del siglo XX, uno de los protagonistas de la renovación del catolicismo y la vida religiosa. Superior General de los jesuitas de 1965 a 1983, fue el artífice de la renovación conciliar de la Compañía de Jesús. Su actuación al frente de la orden ha sido con frecuencia objeto de juicios contradictorios y de opuestas valoraciones. Las contribuciones e investigaciones publicadas en este libro utilizan nuevas fuentes de archivo en gran parte inéditas. Liberan así el generalato del padre Arrupe de una especia de «marginación» histórica, que lo ha acompañado sobre todo después de su muerte. Al enmarcarlo en la complejidad de los acontecimientos históricos, culturales y religiosos de su tiempo, nos devuelven una imagen de Arrupe contrastada y veraz, que hace justicia a su persona y a su legado. Ed. Mensajero / Sal Terrae. Bilbao / Santander, 2007. 1077 pág. Editor: Gianni La Bella

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Agenda del Provincial

16 17 - 20 22 23 26 – 28

ECPAPV Visita a La Guanota CONVER Junta Directiva Centro Gumilla Visita a Ciudad Guayana

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P Peeddrroo A Arrrruuppee,, S SJ J E Exxppeerriieenncciiaa ddee D Diiooss ((G Guuííaa 22ªª)) Enamorarse de Dios «No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás. Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quien conozcas, lo que te rompa el corazón y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá todo.»

[21] En nuestras vidas se impone una condición: que nuestro encuentro personal con Dios dé a nuestra vida su sello de absoluto, de exigencia radical, de respuesta incondicional. Este encuentro con Dios toma, naturalmente muchas formas según los carismas y temperamentos. Pero siempre será una adhesión a Cristo, un descubrir por Él el amor del Padre, una disponibilidad permanente para dejarse guiar por su Espíritu. [22] ¿Cuál es la experiencia personal de cada uno de nosotros en este encuentro con Cristo? Nada puede desviarnos de la exigencia fundamental que es la misma para todos los cristianos: “Han sido salvados por la fe, ésta no viene de ustedes, es don de Dios... conforme al plan eterno que Él ha realizado en Cristo Jesús, en quien tenemos la franca seguridad de acercarnos a Él confiadamente por la fe” (Ef 2,8; 3, 12). [23] Se trata aquí de la esencia misma de la vocación, de un cierto gozo de vivir para Dios, de confianza en la tarea que se les confía... Algunos estados de depresión, de desolación, de atonía apostólica, no se podrán vencer más que con una esperanza profunda, animada constantemente con el dinamismo apostólico, fundada en Cristo y estimulada por la alegría que aporta un trabajo cuyo sentido se capta mejor... La esperanza sólo puede ser fruto de una confianza total en Dios. [24] El trabajo es un medio de unión con Cristo y de hacer esta unión más profunda por una absoluta mortificación de sí mismo; pero con tal que se realice en caridad, es decir, por el amor que Dios nos da y recibimos sin cesar... El trabajo realizado bajo la acción del Espíritu Santo lleva en sí el medio de progresar en la unión con Dios.

[25] Les pido crecer en actitud de mayor hondura en nuestra experiencia espiritual, personal, insustituible. Nuestra fe como don de Dios está a la base de toda nuestra vida y muy especialmente a la base de la sensibilidad evangélica (Lc. 8,2) con la que hemos de contemplar nuestro mundo de modo que con todas nuestras fuerzas nos entreguemos a su transformación en Cristo.

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Sentirse amado por Dios [26] Los que poseen el amor en un modo muy profundo y transformante lo sentirán como “una llama de amor viva”, como “un canto suave”, como “un toque delicado” que sabe a vida eterna y que “matando, muerte en vida la has trocado”. Aquí está el secreto de la felicidad humana, escondido a los sabios y a los inteligentes, y que sólo descubren los pequeños y los humildes. [27] Si ahondamos más y queremos conocer el amor con que Jesús nos ama, oigamos sus palabras: “como el Padre me amó, yo también les he amado” (Jn 15,9)... Podría parecer imposible que Jesús nos amara con el mismo amor con que es amado por el Padre; sin embargo, cómo puede ser de otro modo si participamos de la naturaleza divina, como dice S. Juan: “miren que amor nos a mostrado el Padre que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos”. [28] Nosotros hemos reconocido y creído el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor: quien está en el amor vive en Dios y Dios en él (1Jn 4,15-16). Se ve como este conocimiento no es un mero concepto intelectual sino un abrazar la verdad con todo el hombre y ser penetrado de ella, y cómo sin el amor que se encarna en la vida no se tiene ni se puede tener el verdadero conocimiento de Dios: “quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor (1Jn 4,8). [29] Todo cuanto hemos dicho de la Trinidad, del amor está lleno de antropologismos. Pero ¿nos es posible expresarnos de otro modo? Nuestra mente se estrella contra el misterio. Sólo es abordable con nuestro corazón. Nuestro entendimiento es tanto más vital y profundo cuanto más en sintonía esté nuestro corazón con el corazón de Cristo. [30] Una cosa es cierta: la verdadera alegría de Cristo nace del amor y el camino para conseguirla es la cruz. Doctrina difícil de comprender y que los mismos apóstoles comprendieron poco a poco, no obstante todo el tiempo que pasaron en la escuela de Jesús... Pero cuando lo comprendieron, los apóstoles experimentaron una alegría comunitaria e irresistible, una alegría tan grande que “salían del Sanedrín felices de haber sido ultrajados por amor del nombre de Jesús” (Act. 5,41; cfr. 4,12). [31] La claridad con que se ve a Dios -y se le ama- en el prójimo, nos da la medida de nuestra coherencia espiritual. Esa es “la iluminación de los ojos del corazón” (Ef. 1,8), esa es la mejor prueba que esta vivo y permanece el germen de Dios. Ese germen divino no es otra cosa que el principio de vida, el Espíritu que es, al mismo tiempo, personificación y fruto del amor. Nos dirigimos al hombre y encontramos a Dios. Es la sublimación teologal de nuestra relación fraterna. [32] Cristo rompe el muro de la fraternidad restringida, y esto es su gran revolución del amor: redención universal, filiación universal, fraternidad universal y amor universal, son realidades correlativas, lógicamente trabadas y reversibles. Veremos que hay sólo una salvedad: la preferencia por el más necesitado.

“Es menester hacernos indiferentes” [EE 23] [33] Me pregunto: ¿Cómo podríamos saber inequívocamente si somos hombres que han logrado su madurez y unidad interior, realmente integrados para quienes toda experiencia de Dios es acción por los demás y toda acción por los demás es tal que les revela al Padre y les une a él más afectiva y comprometidamente. Existe una manera de saberlo y a ella nos remite frecuentemente San Ignacio: Sea cual sea nuestro trabajo, si permanecemos consciente y gozosamente “disponibles”, “hombres para ser enviados”. Y esto, en cualquier momento de nuestra vida, incluso cuando con más entusiasmo estamos entregados a una misión concreta.

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[34] Esa actitud es necesariamente el fruto de una acción purificadora y liberadora del espíritu que impulsa a quien la posee a buscar a Dios en todas las cosas, a hacerse disponible, a ponerse, en expresión ignaciana, “todo entero” a disposición de la divina voluntad. Es el modo típicamente ignaciano de afirmar el Absoluto de Dios, y lo relativo de todo lo demás. Es, sencillamente, creer. [35] Al preguntarnos sobre nuestra disponibilidad incondicional, como pide Ignacio, estamos cuestionándonos sobre nuestra integración personal como contemplativos en la acción, nuestra confianza en la Providencia al comprobar que podemos perder toda seguridad humana (económica, social, cuidados de salud, etc.). Nuestra “indiferencia” activa respecto a todo lo creado que nos libere para poder tender al “magis” ignaciano.

El “Magis” [36] Soy consciente de que al realizar este programa con la perfección del “magis” que es nuestra vida, puede parecer una utopía; quizá lo sea, pero es una utopía necesaria -ya el mero hecho de ser cristiano era una locura, según San Pablo-. Vivirla exige una vida contemplativa intensa, completamente integrada en fecunda simbiosis con la actividad apostólica y, concretamente, contar con amplios espacios de silencio dedicados a la oración personal y compartida con la comunidad... Siento que en el centro de la conversión y compromiso apostólico está una robusta espiritualidad que no se adquiere ni se conserva sino con una oración continua que dé sentido a nuestra acción. Sin oración, ni conversión, ni evaluación, ni discernimiento, ni empeño apostólico son posibles.

Concilio de la Vida Religiosa [37] La auténtica experiencia de Dios es una experiencia liberadora en la que el religioso, atrapado por el absoluto de Dios se hace voluntariamente inerme, disponible, en sus manos, descubriendo en este confiarse activo la plenitud de sí mismo como persona. No en vano al centrar en Él toda su existencia, se libera de la más dolorosa esclavitud de todo hombre, la de su propio desgarramiento interior, el que proviene de no haber percibido la vida como un don y no programarla y realizarla en la historia plenamente como don. [38] Consecuentemente es una experiencia unificadora por sí misma, capaz de integrar en lo profundo de la persona elementos que por una interna fuerza de gravedad humana tendemos a separar en esterilizantes dicotomías: acción-contemplación, espiritualidad-compromiso, individuo-comunidad, verticalidad-horizontalidad... Ciertamente esta liberación y esta unificación no se logran sino por un proceso de conversión, porque la experiencia de Dios es esencialmente transformante. [39] Las ciencias de lo empírico, orientadas al “dominio” de la naturaleza... consideran y analizan su objeto “a distancia de él”. Estas dos palabras, dominio y distancia, son esencialmente irreconciliables con la vida religiosa profunda, que consiste precisamente en la entrega y la cercanía. Experimentar a Dios, es sufrirlo, es dejar que el sea todo en todas las cosas, renunciando a todo intento dominador que aspire a encerrarlo en la cárcel de nuestros esquemas estrechos y ambiguos.

Testimonio Hasta descubrir su presencia «Recuerdo que me llamaba mucho la atención el ver a una catecúmena que se pasaba horas muertas arrodillada ante el sagrario.

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Llegaba a la Capilla y avanzando con ese silencio peculiar de quien está acostumbrado a andar descalzo y sin ruidos desde la infancia, se acercaba al Señor cuanto su respeto se lo permitía y allí permanecía indiferente a cuanto le rodeaba. Un día nos tropezamos cuando ella salía. Empezamos a hablar y poco a poco, sin extorsiones ni violencias arrastré el tema de la conversación hacia sus visitas al Santísimo. En un momento en que me dio pie para ello con una de sus frases pregunté: - ¿Qué hace usted tanto tiempo ante el sagrario? Sin vacilar, como quien tiene ya pensada de antemano la respuesta, me contestó: - Nada. - ¿Cómo que nada? -insistí-. ¿Le parece a usted que es posible permanecer tanto tiempo sin hacer nada? Esta precisión de mi pregunta que borraba toda posible ambigüedad pareció desconcertarle un poco. No estaba preparada para este juicio de investigación, por eso tardó más en responder. Al fin abrió los labios: - ¿Que qué hago ante Jesús Sama? Pues... ¡estar! -me aclaró. Y volvió a callarse. Para un espíritu superficial había dicho poco. Pero en realidad no había callado nada. En sus pocas palabras estaba condensada toda la verdad de esas horas sin fin pasadas junto al Sagrario. Horas de amistad. Horas de intimidades en las que nada se pide ni nada se da. Solamente se está. Desgraciadamente son muy pocos los que saben comprender el valor de este “estar con Cristo”, pues para ser real “estar” tiene que encerrar una entrega a Cristo en el Sagrario que no tenga otro objeto que estar -sin hacer nada, con el fin de acompañar- si a esto se le puede llamar no hacer nada.» Pedro Arrupe: En Él solo la esperanza

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