OBRAS DEL MISMO AUTOR

OBRAS DEL MISMO AUTOR Alónimos del Sendero y la Virtud * La Filosofía Chinaiegún Confucio y Lao Tse * La Doctrina y la Ensertanza Zen * Lao T»e y su

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OBRAS DEL MISMO AUTOR

Alónimos del Sendero y la Virtud * La Filosofía Chinaiegún Confucio y Lao Tse * La Doctrina y la Ensertanza Zen * Lao T»e y su "Tratado sobre la Virtud del Tao" (Tao Te-Ching) * lentos y meditaciones sobre el Zen. * El Zen en la literatura y la pintura El sutra del corazón El sutra del diamante EI sutra de la serpiente * El sutra del loto * Cronología histórica y cultural de las dinastías chinas Diccionario de filosofía oriental El sulra de Benarés.

( • ) P u b li c a d » ! p o r I t u t o ri a l Klar

SAMUEL WOLPIN

SUTRA PRIMERA EDICION

Ya al hindú ¡amo prebudista consideraba q ue los seres poseedores d e ciertas seriales, identificaban una superioridad espiritual. La lista de estos indicios, extraída d e textos canónicos, figura en la n ota 79 de esta obra, mientras que las proporciones del rostro del Bude pertenecen a una pintura thangka ti batana.

DEL LOTO Versión anotada del

SADDARMA PANDARIKA SUTRA Prólogo de ISMAEL OUILES E p ílo g o de

WALTER TESSNER

EDITORIAL

KIER s.a. AVDA. SANTA FE 1260 (1059) BUENOS AIRES

OTOJ diciones en español editorial Kier, S.A. ■Buenos Aires A ñ o :1987 Drrector de pruebas

arlos Soler apa:

aldetiari ibro de edición argentina 3BN: 950-17-1022-X ueda hecho el depósito que marca la ley 11.723 >1987 by Editorial Kier. S.A, - Buenos Aires npreso en la Argentina rinted m Argentina

Agradecimiento: Al profesor Esteban H. Gómez, cuya ayuda significó una sensible mejora en el estilo de la versión.

PREFACIO ES IMPOSIBLE MOJARSE EN LA PALABRA

“AGUA”

(Alan W. Watt*) Se dice que cuando le pidieron a Jesús que definiera su doc­ trina, puntualizó: “Ama a Oios por sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti misma”. Pero cuando hicieron lo propio con Bertrand Russell, él escribió varios gruesos volúmenes. Con esto no se quiere mostrar los extremos de un mismo planteo, porque también en menos de diez líneas se pueden expresar "Las Cuatro Nobles Verdades"' y “ El Noble Octuple Sende­ ro”1 —o sea la esencia de la Doctrina— y, sin embargo, cuando los Concilios Budistas terminaron de redactar —ya que tam­ poco el Buda escribió una sola palabra—el Canon Pali, resultó que sus tratados abarcaban miles de tomos1, ' a) El sufrimiento es un atributo Ja la vida 1» El sufrimiento en «au­ nado por la pailón del deneo; c) La extinción del deaeo baca cenar al su­ frimiento. d) "El Noble Octuple Sendero" es el método que lleva a la ex­ tinción del deaeo 1 a) Kve tea opiniones, b) R ectos pensamientos: c) Rectas palabcan, d) Recta conducta; el R ectos medios de vida, f | R ecto esfuerzo; g) Recta atención-. It) Recta concentración. 1 Desde el año 151 d.C , cuando comenzaron s tradúcese las obras budistas al chino por iniciativa del rey Huan —Dinastía Han (25-220 d.C.)— en adelante; se publicaron 5.586 volúmenes. El prólogo del libro "The B uddha D octrine", editado por la Bukkyo Dendo Kyokai (Funda­ ción para la difusión del Budismo)en Tokyo en 1979 dice; "La virtud de este libro reside en el hecho de contener la esencia de la Enseñanza del 13

Quizás el quid de la cuestión no es —como también sucede en otros terrenos- la cantidad de lo que se escribe sino la ca­ lidad; pero, de todos modos, es totalmente utópico pensar que la letra impresa pueda descartarse. En una oportunidad anterior4* se mencionó lo insensato que sería dejar de lado la lectura de textos sagrados en un periodo como el presente cuando ha declinado la Verdad y en un mundo como éste don­ de los Maestros e iluminados, que puedan orientar a los hom­ bres, son casi inhallables. Pauwels y Bergier —en "El retorno de los b r u j o s dijeron que la cantidad de sabios es cons­ tante en todas las épocas de la Historia, lo cual parece ser cierto. También se podría alegar que la Sabiduría —no los conocimientos o la erudición— de un Maestro contemporá­ neo no es inferior a la de uno del pasado, posibilidad que asimismo tiene visos de ser así. De ello se podría deducir que el hombre actual estaría en las mismas condiciones que un congénere de la Grecia clásica, o uno de la China durante la dinastía Cbou, cumbres de la filosofía Occidental y Orien­ tal respectivamente. Pero sucede —y esto difícilmente se po­ dría rebatir- que los sabios se han cansado de la sordera de la sociedad y hoy por hoy rehuyen el consorcio humano: me­ ditan en sus bosques y grutas espirituales, aunque a lo mejor no dejan de ir todos los días al mercado. Lo que ciertamente han hecho es dejar de ofrecer su “ mercadería”, para referirlo en términos de una sociedad de consumo. La clave vuelve a ser la del camino correcto, es decir, cuando Mahoma va a la mon­ taña y no a la inversa. “Cuando usted conozca la Verdad —sentencia Paul Brunton8- sabrá exactamente qué debe hacer para servir mejor a Suda, registrada en m is de 5.000 volúmenes que nos fueron legados y preservados en el decurso de m is de 2.600 años, atravesando las barreras nacionales y raciales del mundo". Por último, vale citar el esfuerzo reali zado por el monje japonés Tetsugen (1630-1683) quien formó una colec­ ción de textos budistas abarcando 6.956 volúmenes, 4 Samuel Wolpin*- E l Sutra del Diamante. Ed. Hastinapura, Ha. As.

1986. 1 Ed. Plaza y Janés, Barcelona 1961. "La India secreta". Ed. Kier, Ba. As.. 1977.

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la Humanidad, así como tampoco carecerá del poder de llevar­ lo a cabo. Si una flor posee la miel, ya la encontrará la abeja. Si un hombre posee la sabiduría y la fuerza espiritual, no hace falta que vaya en busca de la gente; ella irá a él, sin que lo pida.” El ser humano atravesó diversas etapas hasta tomar con­ ciencia de que le era necesaria la sabiduría para obtener la ver­ dadera libertad, entendiéndose por tal la equilibrada relación de fuerzas entre el mundo exterior y el interior de cada indi­ viduo, relación que en muchos casos depende de la época y el lugar en que se verifica. Govinda7 sintetiza de esta forma los tres periodos de esta evolución: en el primero de ellos, el de la magia, el hombre era impresionado por el poder que se ma­ nifestaba a sí mismo en el Universo a su alrededor. En ese en­ tonces, su mayor aspiración era el control de la Naturaleza. En el segundo periodo, el hombre descubrió las posibilidades del pensamiento y en lugar de intentar controlar la Naturaleza, trató de entenderla y simplificarla a través de sus ideas; por ejemplo, concebir a los dioses como exponentes de poder. O sea que traspasó el control desde él mismo hacia otro ser, superior, cuando comprendió que sus fuerzas no serian las suficientes como para enfrentar tal magna tarea. Ahora el anhelo prioritario se convierte en descubrir la unidad esencial del Universo. Finalmente, en el tercer periodo, el hombre re­ conoció las posibilidades de su propia conciencia y de sus fuerzas psíquicas y, por lo tanto, el objetivo pasa a ser lograr la armonía consigo mismo. No se puede decir que la tercera de estas etapas ya se haya consolidado totalmente Prueba de ello es la inmensa cantidad de personas que siguen empecinadas en lograr el dominio del mundo exterior Ese deseo lleva a la acción; cuando esa acción no produce loe resultados que se esperan —como fre­ cuentemente sucede—, sobreviene el sufrimiento y esto genera el nuevo deseo de calmar esa angustia sin por eso dejar de pensar que el mundo exterior sigue sin conquistar. Como se aprecia, deseo, acción y sufrimiento se asemejan a una rueda girando 7 Lama Anagarika Govinda: "T he Psychological a ttitu d e o f early b u d d h ist Philosophy". Ed. Rider & Co.. Londres 1961. 15

sin cesar. Este movimiento provoca un ciclo recurrente que en­ cadena a los seres a infinitas reencarnaciones innecesarias. Como dice el Sutra Itivuttaka, “si uno fuera capaz de apilar las ceni­ zas y huesos que de si mismo acumuló en las sucesivas vidas, la montaña sería altísima, y si uno pudiera recolectar toda la leche materna que sorbió durante todas sus transmigraciones, sería más profunda que el mar”. Esa armonía que se mencionó como tercera etapa del de­ senvolvimiento humano permitiría —previo conocimiento de sí mismo— salir del ciclo de los nacimientos y las muertes. Para ello, para lograr esta liberación, se debe recurrir a una teo­ ría y a una práctica que conduzcan al desapego del deseo. La filosofía brinda la teoría, define una dirección, mientras que los ejercicios espirituales brindan la posibilidad de convertir una hipótesis en una realidad, un cartel señalador en un cami­ no, camino que no se hace sino con el proceso de transitar­ lo. Al comenzar este Prefacio se hizo mención de las distintas formas en que puede expresarse una filosofía, coincidiendo primero en que la extensión no es sino un factor aleatorio y segundo en que la lectura de textos como parte de la práctica, es insoslayable. Pero, a pesar de la amplia variedad de filosofías, no se puede decir que en el mundo haya disminuido, a través de la Historia, el dolor inherente a la condición humana. Y eso se debe al hecho de que los caminos espirituales son escasamen­ te buscados y menos aún transitados, lo cual trae como conse­ cuencia que la Verdad todavía sea algo distante —en el tiempo y en el espacio— de alcanzar. La Luz está lejana y la mayor par­ te del mundo anda a tientas, esclavizado en la ceguera de no saber para qué trabaja, estudia, ama. Eso no es más que la con­ secuencia de no conocerse a sí mismo, de buscar "afuera” en lugar de hacerlo “adentro”. En ausencia de ese conocimiento —aclara Paul Twitchell'— las masas han acudido a alguna de las tres mil diferentes formas de religión que aparecieron desde el comienzo de la Humanidad, lo cual es mejor que no tener ninguna forma de luz. Pero cuando los fundadores de religio1 "T he spiritual n o te b o o k ”. Illuminated Way Preat, California 1971.

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nes —quienes son hombres de discernimiento espiritual— aban­ donan este mundo, sus obras quedan en manos de discípulos inmaduros que rara vez se convierten en Maestros; eso sig­ nifica que no pueden señalar cuál es el Camino que lleva a la Verdad. Por eso las adquisiciones externas son más efímeras que las internas; por eso la fe puesta en uno mismo es más confiable que la depositada sobre otros. Se puede ser devoto de cualquier creencia, frecuentar cualquier escritura sagrada, pero sin conocerse a si mismo nadie puede crecer espiritual-, tnéñier^ Todo lo dicho lleva a considerar “El Sutra del Loto” como un valioso compendio de filosofía y el más preciso indicador de la práctica budista, circunstancias que se analizarán en el Estudio preliminar. Pero, a pesar de la magnitud de sus cuali­ dades, el Sutra no es todo; es sólo una parte, tal como bien lo dice la frase de Alan W. Watts que titula este Prefacio: "Es imposible mojarse en la palabra agua". Es necesario su­ mergirse en el agua misma9. El Sutra del Loto para los budis­ tas es la balsa de la Doctrina, el vehículo requerido para cru­ zar de la orilla de la ignorancia y la esclavitud a la del cono­ cimiento y la liberación. Pero si la balsa no es puesta a nave­ gar, no va a conducir a ninguna parte. S. W.

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9 Kyogen —fine* de la dinastía Tang, siglo V d.C.— dijo que nadie po­ dría saciar su hambre con el retrato de una torta. 17

ESTUDIO PRELIMINAR 1

“EL SUTRA DEL LOTO" ENTRE LOS TEXTOS CANONICOS

De acuerdo con la escyiela T'ien T ’a^Tendai)1, los cinco pe­ ríodos en que el Buda emitió su Enseñanza fueron: 1. Los primeros veintiún días después de su Iluminación, cuando expuso el Sutra Avatamsaka3. 2. Los doce años durante los cuales promulgó los Agamas3 en el Parque del Ciervo. 3. Los ocho año6 denominados Vaipulya, cuando emitió la Doctrina. A. Los veintidós años en que expuso los Sutras de la Sabi­ duría4 . 1 Fundada por C hihi, esta encueta habla de una triple verdad: 1) la ver dad de que todas las cosas pertenecen al Vacío, porque constituyen ele­ mentos dependientes en el flujo de las causaciones y, por ende, no son cosas en sí mismas; 2) la verdad de que las existencias fenoménicas de todos los tipos son sólo producciones transitorias y, en consecuencia sólo son el V acío, no reales o existentes por sf mismas; 3) la verdad de que todo implica todo lo d em is. de que todo e s uno y que algo de cada cosa constituye la base de su ser, siendo este algo la naturaleza búdica. A raíz de este último punto, la escuela sostiene que existe una "salvación para todos", pero no mediante la producción o la destrucción de las caracte­ rísticas o de las cualidades de cualquier cosa. La doctrina se basó en "El Sutra del L o to " y por ese motivo recibió el nombre de "Escuela del Loto". En China se la relaciona con la "Secta de la Tierra Pura" y fue llevada al Japón, en el año 804 d.C., por Degyo Daishi (Diccionario Zen). 3 La principal doctrina de este Sutra es la de la ley-naturaleza (dharmadhotu)dal Universo, que considera a los objetos y a las energías com o so­ metidos a una ley. en virtud de la cual todo es coexistenle e interdepen­ diente. 1 A/tama = conocim iento que se obtiene por la experiencia o que se apoya en la autoridad y la tradición. 4 grajdaparamita (Perfección de la Sabiduría), una de las nueve divi­ siones del Canon Sánscrito. Constituye aproximadamente el 20% de los volúmenes aceptados por el budismo Mahuyana.

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5. Los ocho años que incluyen "El Sutra del L oto" y el Mahaparinirvanas . Ismael Quiles* señala que en los discursos del Buda se advier­ ten tres tendencias, que posteriormente darán lugar a importan­ tes escuelas y sectas, a saber: 1.Shunyavada (Escuela del Vacio), también conocida como Madhyamika (Doctrina de la Via Media). Aparece con los sufras de la Sabiduría (Prajñaparamitas) cuya redac­ ción se sitúa unos 200 años a.C. La esencia de las cosas es el “vacio’', la no-determinación del contenido. 2. Vijñanavoda (Escuela de la mente o consciencia), también conocida como Yogacara (Escuela Idealista). Es una ten­ dencia que considera la Mente como esencia de las cosas e identifica aquélla con la esencia del Buda. Este viene a ser entonces d Absoluto expresado como un Buda ideal y eterno. “El Sufra del L oto" y el Lankavatara (Revela­ ción de Lanka) presentan los elementos que le sirvieron a esta escuela para desarrollarse profusamente. 3. Amidumn Entre los sufras mahayanas tiene gran impor­ tancia para la historia posterior de la doctrina los que representan ai Buda como un Salvador de los hombres, ya sea a la manera de un ser superior que reina en una tierra ideal y salva a los mortales con la sola invocación de su nombre (Amitayurdhyano Sutra), ya como el que ha de venir al mundo como un nuevo Buda (Maitreya). Cuando en la edición de “El Sutra del Diamante “ se ofreció al lector una amplia clasificación y división de los cuatro dis­ tintos cánones —pal i, sánscrito, chino y tibetano—, se incluyó al Saddharma Pundarika (Sutra del Loto) en el segundo de ellos, o sea en el que circuló en el norte de la In d ia'. 1 "El Sufra de to Oran E xt m elón . integra el Dtgha Nikaya (Colección de fragmento* laxgosi. un» de la* cinco divisiones del Suttapitaha (Cesta de lo* Su ira») o tea la recopilación de discurso* del Canon Pali (TVipitaka) 6 "F ilosofía budista”, ed. Troquel. Ba. A*. 1968. 7 La totalidad de lo» textos que forman el Canon Sánscrito, llamado* "nueve Dharma*'' ion: 1 )Praiñaparamita (Perfección de la Sabiduría); 2) Lalitovistara (Vida del Buda); 3) Saddharma Pundarika (Loto de la Buena Ley); 4) Oandavyuha (Incomprensibilidad del mundo, para quien no es 19

Estos nueve trabajos del Canon Sánscrito abarcan un varia­ do espectro doctrinario que va desde la exposición de una fi­ losofía místico-natural abstracta (Prajñaparamitas) hasta un tratado sobre el esoterismo (Tathagataguhyaka), pasando por los restantes que ilustran cada uno de ellos los distintos pun­ tos de la doctrina y la disciplina, enseñadas de una manera efectiva a través de parábolas y anécdotas que ejemplifican las instancias de la especulación budista. Ya ubicado "El Sutra del L o to”, vale la pena anticipar cómo lo cataloga H. Kern: “Se inclina —dice su traductor al inglés— por un desarrollo dramático, una pieza de misterio en la cual el interlocutor es Sakyamuni1' . Consiste en una serie de diálo­ gos abrillantados por los mágicos efectos de un escenario so­ brenatural que intenta impresionarnos con la idea del poder y la gloria de los Budas, cuyos discursos exhiben una sabiduría insuperable". 2

LA CORONA DE LOS SUTRAS

Casi todos los tratadistas coinciden en afirmar —quizás ate­ niéndose a la aseveración hecha en el mismo "Loto", capí­ tulo XIII, estrofa 53— que éste, el penúltimo de su vida, es el más sublime de los discursos del Buda, la siromani, la corona de todos los Sutras. Para darse cuenta de ello, basta con enunciar sintéticamente el contenido de sus capítulos: l. Introducción. II. Despertar del Buda de su trance místico; despliegue de sus facultades trascendentes. Aparente trinidad de ios vehículos de la doctrina, cuando en realidad no hay sino uno solo. m. Profecía referida al discípulo predilecto del Buda. PaBuda; 5( D atnabhum ithuara (Señor de loa diez tierra*); 6) Samodhiraja (Tratado de concentración mística o Somadhi); 7) Lankavatara (Predica­ ción de Lanka, l ’eilán); 8) Tathagataguhyaka (Estudio sobre la naturale­ za de un Buda), y 9) Sm -arnaprabhatottam a (Leyendas edificantes). * El Buda histórico, el que vivió en la India en el siglo VI a.C.

rábola de una casa en llamas para ejemplificar la dies­ tra manera de salvar a los seres del doloroso incendio de la existencia mundana. IV. Otra parábola, poniendo de manifiesto la habilidad de un sabio padre para encauzar a su hijo extravia­ do, de vuelta a su nobleza innata y a su felicidad. V. Parábola de las plantas y de la lluvia, describiendo la imparcialidad con que el Buda trata a todas las cria­ turas. Parábola del ciego, para destacar que los fe­ nómenos poseen una realidad aparente, y que la meta final de todos los esfuerzos debe ser alcanzar la omnisciencia. VI. Diversas predicciones probando el poder del Buda pa­ ra atiabar el futuro. Vil. Rememoración del pasado remotísimo, cuando otro Iluminado hizo girar la Rueda de la Ley. Edificante historia de los hijos del citado. VTIi. Profecía relacionada con un grupo de santos. IX. Profecía concerniente al hijo carnal del Buda y a otros monjes. X. El Buda enseña cómo los piadosos predicadores de la Doctrina, que vendrán en lo sucesivo, deben ser de­ bidamente honrados, y promete que él siempre pro­ tegerá a los monjes. XI. Despliegue del milagroso poder del Buda, demostra­ do en la aparición de un túmulo funerario que al ser abierto, exhibe la figura de un Buda anterior, quien asiste deseoso de oír la exposición del presente Sutra. Cómo en una vida anterior, el Buda procuró adqui­ rir la omnisciencia; sus grandes obligaciones. Episo­ dio de la sabia hija del Océano y su cambio de sexo. XII. Predicción a Gautami, Yasodhara y las moqjas de su séquito. Promesa de la hueste de discípulos de to­ mar a su cargo la ardua tarea de predicar la palabra sagrada en tiempos venideros, después de la extin­ ción del Buda. Xm. Vocación de los difusores de la Doctrina; reglas prác­ ticas para su conducta. Parábola del rey que recom21

pensó a sus valientes guerreros; de la misma manera el Buda gratificará a los que luchan en su nombre, brindándoles toda clase de ventajas, y la más valio­ sa de sus bendiciones: el reposo eterno. XIV. Evocación de innumerables discípulos mediante el poder creativo del Buda. Perplejidad de Maitreya al oír que todos ellos estuvieron bajo la tutela del Buda. XV. El Buda explica el hecho descripto en el capítulo an­ terior revelando la inmensa duración de su existen­ cia, en el pasado y en el futuro. XVI. El mérito de creer en la prolongada vida de los Ilu­ minados y de los que alguna vez se convirtieron en Budas. XVII El Buda destaca el gran mérito de la espontánea aceptación de la Doctrina. XVm. Ventajas -mundanas y espirituales— que gozan los monjes. XIX. Historia de Sadaparibhuta, ejemplificando la superio­ ridad de una mente sencilla y de un corazón puro, por sobre la mundanalidad y el escepticismo. XX. El Buda alaba “El Sutra del L o to” —en el cual se en­ señan todas las leyes superiores— y a los conservado­ res de este eminente texto. XXI. Eficacia de los talismanes. XXII. Auto-sacrificio de uno de los discípulos. XXni. Visita de un elevado ser al mundo del nacimiento y de la muerte (este mundo). Extraordinarias cualida­ des de este iniciado y el retorno a su origen. XXIV. Grandeza y omnipresencia de Avalokitesvara. XXV. Maravillosa y edificante historia de la conversión de un rey, a través de sus dos hijos. XXVI. Un iniciado toma a su cargo la tarea de proteger a los predicadores, después de la extinción del Buda. XXVII. Enunciación del periodo de la Ley. Como se aprecia, nada falta en este Sutra. Es más —según lo afirma Kern—, sus postulados están expuestos de tal forma que la totalidad admite tanto una explicación exotérica y esoté-

rica al mismo tiempo. "El Sutra del L o to " contiene una reve* lación del estado de las cosas en el presente en que transcurre -sin por ello olvidar el pasado y el futuro—, una revelación derivada de una fuente virtualmente eterna, de modo que la doctrina que enseña puede ser considerada válida no sólo para una cierta corriente espiritual en particular, sino para todo el género humano. La más alta autoridad a quien el Sutra se refiere no es un individuo que vivió un corto lapso en la In* dia, sino un ser sublime que constantemente habitó el Gridhrakuta", quien en la terminología védica es llamado Kutastha, literalmente, “lo que está sólido como una roca", esto es: eterno. La enseñanza fundamental del "Sutra del L oto" dice que ca­ da uno debe convertirse en un Buda. Admite que, desde un; punto de vista práctico, se pueden distinguir tres medios, lla­ mados vehículos o vanas, para alcanzar el Nirvana, a pesar de que en el sentido más elevado sólo hay un vehículo. Estos medios son. en un lenguaje llano, piedad, filosofía y procurar la iluminación y el bienestar de los semejantes; estos medios son designados por los términos "discípulos", “pratyekabudas" y ' Bodhtsathm". Pero, superior a todos estos vehículos es el verdadero y auto-adquirido conocimiento de las leyes eternas, la unidad de los tres medios en la figura de un Buda. No es necesario agotar en el Estudio Preliminar todos los puntos que luego en el texto del Sufro y en sus notas al pie se explicarán debidamente, pero sí es conveniente subrayar los escasos temas cruciales en torno a lo6 cuales gira este dis­ curso del Buda, que en el fondo son los de la Doctrina toda. Por lo pronto, es muy interesante el enfoque múltiple con que "El Sutra del Loto" concibe y respeta al Buda. De acuerdo con sus pautas, el Iniciado puede ser tomado de distintas ma­ neras de acuerdo con el grado de inteligencia y predisposición de las criaturas. Algunas pagan su veneración llevando una vida virtuosa; otras a través de una piadosa devoción; otras mediante la contemplación; otras observando una filosofía monástica es* "El pico del buitre", una montaña mitológica deade la cual se emitió la doctrina. 23

tricta; otras ayudando al resto de los seres a liberarse de las cadenas que los atan incesantemente al ciclo de los nacimien­ tos y las muertes. Precisamente este, el tercero de los vehícu­ los, el de los Bodhisattvas, es el que se glorifica en "El Sutra del Loto", ya que el mismo es un homenaje a todos los Budas y Bodhisattvas, tal como está encabezada su "Introduc­ ción". Esta exaltación del Bodhisattva por sobre los demás vehículos se explica por el hecho de que ellos resignan su en­ trada al Nirvana para volcar sobre el mundo su piedad. Toma­ ron esta decisión: “Queremos convertirnos en un refugio pa­ ra el mundo , un resguardo para el mundo, el lugar de reposo del mundo, el descanso final del mundo, las islas del mundo, las luces del mundo, los guías del mundo, los medios de salvación del mundo” (Ashtasakasrika).

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PRACTICAS ASCETICAS Y CONOCIMIENTO DOCTRINARIO

La aportación más genial del Buda —afirma Mircea Eliade10— consistió probablemente en la articulación de un método de meditación en que logró integrar las prácticas ascéticas y las técnicas yóguicas en unos procesos específicos de conocimien­ to profundo. Existen indicios de que, efectivamente, esto es así porque, ej Buda atribuyó igual valor a los ejercicios que al conocimiento de la doctrina Pero —y eso también lo advierte Eliade—, tal como era de esperar, las dos vías, que por lo demás corres­ ponden a dos tendencias divergentes del espíritu, sólo en ra­ ras ocasiones han sido dominadas a la vez por la misma per­ sona. Ya desde muy pronto trataron de armonizarlas los tex­ tos canónicos: “Los monjes que se consagran a la meditación"! yóguica (los jhain) critican a los que prefieren la doctrina | (los dhammayoga), y a la inversa. Deben, por el contrario, es- ¡ timarse unos a otros. Raros son, en efecto, los hombres que 10 Historia de los creencias y de las ideas religiosas. Ed. Cristiandud, Madrid 1 978, tom o II. 24

pasan su tiempo tocando con su cuerpo (es decir, “ realizan­ do experimentalmente") el elemento inmortal (o nirvana). Raros son también los que contemplan la profunda realidad y la penetran mediante la sabiduría1’ (Ánguttara Nikaya). Todas las verdades reveladas por el Buda —insistía él—debían ser experimentadas, concretadas, aun aquéllas que, como el Nirvana, resultaban incomprensibles para el nivel natural en que se manifestaban los seres. Precisamente en esa búsqueda, en el intento de plasmar las verdades, se encuentra el discípu­ lo con un arma de doble filo: los “ poderes milagrosos’*M. J Este “accidente" en el camino hacia el Nirvana —que tam­ bién se le presenta a Patanjali en el yoga que conduce al samadhi~ plantea un serio problema, también señalado por Eliade. En efecto —puntualiza el rumano—, por una parte es inevi­ table la adquisición de los poderes milagrosos en el curso de la práctica, a la vez que, por ello mismo, constituyen indicios seguros de lo« progresos espirituales realizados por el discí­ pulo: son la prueba de que éste se halla a punto de “descondicionarse", de que ha suspendido laa leyes de la naturaleza en cuyos engranajes estaba preso. Pero, por otra parte, lo6 po­ deres resultan doblemente peligrosos, ya que tientan a un vano dominio mágico del mundo y entrañan además el ries­ go de crear confusiones en los profanos. Por eso sentenció el Buda: "No debéis, monjes, hacer ver los milagros de los po­ deres a los laicos, esos milagros que sobrepasan al poder del hombre común. Quien así actuare será culpable de una mala acción11(Vinaya TI, 112). Los poderes forman parte de las cinco clases de “ciencias elevadas"12, que son: 1) siddhi; 2) el ojo divino; 3) el oído di" Stridhi en «A m ollo, itldhi, en pali «leudo uno se convierte en va-' rio*, siendo vano*, ae convierte *n uno. te torna visible o invisible; a Ira vías*, sin encontrar resistencia, una pared, una fortificación, una colina,' com o si futra ave penetra de arriba abajo a trsvéa de la sólida tierra, j com o si fuera agua, camina sobre el agua sin hundirse, com o sobre la tie- < rra firme; viaja por el cielo com o los pájaros; toca el sol y la luna;oye todos los sonidos celestiales y los humanos; penetra en el corazón de los otros seres; tiene memoria de sus existencias anteriores (Somanna Phalla Sutta, 87; Digha Nikaya I, 78). 12 Abhijña, saber trascendental. 25

vino; 4) el conocimiento del pensamiento ajeno; y 5) el recuer­ do de las existencias anteriores. El Buda fundamentó su recha­ zo a la utilización de estos poderes advirtiendo que ellos podrían apartar a los discípulos de su verdadero fin, el Nirva­ na, y de ninguna manera servirían para propagar la Doctrina ya que, mediante la práctica, cualquiera podía lograrlos. Y pa­ ra destacar que el Buda reaccionaba contra los excesos mági­ cos, recordando que los problemas humanos y sus soluciones debían mantenerse dentro del plano en que los seres funcio­ naban como tales, cabe ejemplificar esta aseveración con un par de anécdotas protagonizada por "milagrosos" discípu­ los11. ^ En cierta ocasión, se acercó al Buda uno de sus discípulos que acababa de conseguir atravesar un río caminando sobre las aguas. El Buda, lejos de alabar este prodigio, dijo; —¡Imbécil! Has gastado media vida para conseguir eso, en lugar de dos monedas que es lo que cuesta cruzar el río en barca. La otra anécdota es la siguiente: Un monje se presentó frente al Buda ofreciéndole dos in­ mensos árboles en flor que, gTacias a su poder mágico, lle­ vaba en las manos. El Buda le dijo: - ¡Tíralos! El monje dejó caer el árbol que sostenía en la mano dere­ cha. -¡Tíralos! Entonces dejó caer el árbol que sostenía con la mano izquier­ da. —¡Tíralos!—insistió el Buda. —No tengo ya nada que tirar, ¿qué quieres que haga? El Buda le contestó: - Jamás te dije que abandonaras los árboles en flor; lo que decía era que abandonaras tus órganos de los sentidos14 y tu 13 Tomada* de Samuel Wolpin: La doctrina y la en itñarua ten . Kier, B». As. 1980. 14 Los órganos de los sentidos son puertas abiertas por donde entran los objetos que esclavizan al Ser.

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conciencia15. Cuando hayas abandonado todo eso y ya no quede nada que puedas abandonar, estarás liberado de ios lazos del nacimiento y de la muerte.



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LA DEVOCION

En el apartado anterior se ha citado la disputa entre los partidarioe .del conocimiento yJos.de la experiencia, yóguicau En los comienzos de nuestra era —data Eliade— interviene en el debate una tercera categoría: la de los partidarios de la devo­ ción'6. El valor redentor de la fe no esta ausente de los textos canónicos y eso dio pie a que ganara un espacio considerable, a pesar de que también en muchas ocasiones el Buda intentó apartar toda idealización sobre su persona para que las ener­ gías de los discípulos sólo se volcaran hacia la Doctrina. Para verificar la presencia de ambos elementos —devocional hacia la persona y observador de la Doctrina— y la razón de esta duali­ dad, ec necesario analizar algunos textos. Por de pronto, el budismo es la única creencia cuyo funda­ dor no se declara profeta o enviado de un dios, sino que, al con­ trario, llega a rechazar la idea de un dios como ser supremo. Se presenta de hecho como el ‘‘despierto*' (b u d d h a ), guía y maestro espiritual. Su predicación se propone ofrecer a los hombres el camino de la liberación, pero cuando crece su prestigio de ‘‘salvador", entonces su mensaje se convierte en una “religión" y él mismo en un ser divino. *’ Entendiendo por conciencie le discriminación entre ‘'bueno’V ,lmalo" El "Diccionario eso ttn eo ”. de Zoníah, ilustra que le» bhaktas ton tecle* hindúes que otorgen preponderancia particular a la bhakti como medio dt Blvaclón. Bfioífí «* devoción, piedad, adoración, amor divino. Significa al tin can anhelo dé unión con tajdjvip¡da¿ que comienza, prosi­ gue y termina en amor. Bhakti no puede contraerse a ningún bien terreno porque el amor divino no ea compatible con los deseos mundanos. Este camino se opone al karma-margo^ sendero de las obres) y al /ñaña-marga (tendero del conocim iento). L« religión de los bhaktas es llamada bhagavatism o y cuenta con cuatro escuelas fundadas por Ramananda, Madhava, Viahnuvami y Mimbarka 27

Estos pasajes de un concepto a otro no son, de todos mo­ dos, ajenos a la tendencia general del espiritualismo indio y por eso una misma doctrina puede considerarse desde dos puntos de vista diferentes: objetivo (como Ley) y subjetivo (como el agente de la Ley que manifiesta). Por ejemplo, en el Bhagavad Gita' ' , la parte objetiva la cubren los párrafos 1 al 4 del capítulo XIII: 2. A los que establecen en Mí su espíritu y, por una cons­ tante fe suprema Me buscan, a esos los tengo por los más perfectamente unidos en yoga. 3/4. También quienes buscan el no manifestado, el indefini­ do, el inmutable, el omnipresente y superior a toda mente, que es inmóvil e inmutable, se unen a Mí gra­ cias a que dominan sus sentidos, a su profunda intui­ ción, a que han comprendido que en la diversidad de las cosas existe un Yo único, a la bondad de su volun­ tad entregada para el bien de todo ser. La contraparte subjetiva le sucede a la anterior, en el mismo capítulo de la citada obra, párrafos 6/7: 6/7. Pero, Yo libero del mar de la existencia y de la sujeción a la muerte a quienes me adoran, piensan en Mí sin desfallecer, me entregan por completo su conciencia, se desligan de sus acciones y me son devotos. Como se ha visto, en la primera secuencia, el discípulo con­ serva su voluntad, mientras que en la segundaja entrega com­ pletamente. En boca del mismísimo Buda también se encuentran los ele­ mentos que llevan agua a las dos vertientes. En lo que atañe a la objetiva, por ejemplo, el Mahaparinirvana Sutra dice: “Haced de vosotros una lámpara. Apoyaos en vosotros mis­ mos; no dependáis de nadie más. Convertid mi Enseñanza en luz. Confiad en ella; no estéis pendientes de otra Doctri­ na”. Y más precisas aún son estas palabras del mismo Sutra; “Mi cuerpo nació de padres y fue nutrido con alimentos; son inevitables la enfermedad y la muerte. Pero el verda-17 17 La versión utilizada es la de editorial Aguilar, Bs. As. 1970.

dero Buda no es un cuerpo humano: es la Iluminación. Un cuerpo humano debe desvanecerse, pero la Sabiduría de la Duminación existirá para siempre en la Verdad de la Ley y en su práctica. El que sólo ve mi cuerpo en rea­ lidad no me ve. Unicamente el que acepta mi Enseñanza me ve verdaderamente. Después de mi muerte, la Ley deberá ser vuestro Maestro. Seguid la Doctrina y seréis leales a mi*. Pero si quedaran dudas, serian aventadas por el Avatamsaka Sutra: “El verdadero Buda es la Iluminación en si. La verdade­ ra forma de conocer a Buda es realizar la Iluminación. Si alguien ve algunas excelentes figuras del Buda y pien­ sa que asi lo conoce, no incurre sino en un error propio de ignorantes porque el verdadero Buda no puede ser corpomada en una forma determinada ni visto por ojos humanos. A pesar de que hahlamos de su forma, el Buda Eterno carece de forma; no obstante, puede adoptar cual­ quiera. A pesar de que describimos sus atributos, el Buda Eterno carece de atributos; no obstante, puede manifes­ tarse mediante cualquiera de ellos. Luego, si alguien dis­ tingue la forma del Buda o percibe claramente sus atri­ butos y aun asi' no se apega ni a la forma ni a los atribu­ tos, tiene la capacidad de ver y conocer al Buda, él mis­ mo es un Buda. un Duminado. Por eso el Buda no desaparecerá mientras exista la Iluminación.'* Hasta aquí el aspecto objetivo, no devocional del Buda. Pero existe en el otro extremo del espectro el singular fenó­ meno de Amitabha, una mitología que desde el siglo VIII d.C. capitalizó la corriente devocional de China, Japón y el Tibet. Cuando era un simple monje —describe la Historia de las creencias y de las ideas religiosas—, Amitabha hizo el voto de llegar a ser Buda y adquirir una “ tierra milagrosa" cuyos ha­ bitantes, por la fuerza de su6 méritos, gozarían de uná felici­ dad inigualada hasta su entrada en el Nirvana. Esta tierra, Sukhavati18, está situada a una distancia vertiginosa, hacia el 18 Sukhavati, dichosa. 29

Oeste; está bañada de luz y se parece a un paraíso por sus piedras preciosas, sus flores y sus pájaros. Sus habitantes son en realidad inmortales y disfrutan siempre de la enseñanza oral de Amitabha. En la India eran ya conocidos estos paraísos, pero la nota distintiva de Sukhavati consiste en la extraordinaria facilidad con que en él penetran los devotos. En efecto, basta haber escuchado el nombre de Amitabha y haber pensado en él; cuando sobrevenga la muerte, él descenderá para conducir al devoto hasta su tierra. Se trata del triunfo absoluto de la de­ voción; sin embargo, su justificación doctrinal está ya en el budismo más antiguo; en la versión china del Milinda-pañha se dice que “los hombres que en una existencia han practi­ cado el mal hasta cien años, si piensan en Buda en el momento de la muerte, obtendrán después el nacimiento en lo alto del cielo” . Se podría alegar que Amitabha no es el Buda histórico, pero ya se verificará en "El Sutra del L oto" la existencia de innume­ rables Budas e incluso la teoría de que todos no son sino uno solo que aparece en distintos lugares a través de la Historia. No obstante, si fuera necesario recoger indicios devocionales en textos atribuidos a Sakyamuni, valgan los siguientes ejemplos: “El que tenga fe en mí y amor por mí, llegará al cielo” (Majjhima Nikaya, I, 142). O sino: “La fe es la simiente, la fe es la riqueza mayor para el hombre aquí abajo” (Sutto AJipata, 77,182). 5

EL NIRVANA

El Nirvana no es otro de los temas inherentes al budismo; es el tema, el eje en torno al cual esta doctrina tiene su razón de ser. Precisamente las múltiples sectas y escuelas en que se di­ viden los seguidores del Buda si hay un punto en el cual todas coinciden —aunque difieran en los métodos para lograrlo— es en el Nirvana como meta final de sus esfuerzos. Por eso, esta 30

parle del Estudio preliminar merece considerarse con mayor detención. De hecho, se descarta toda posibilidad de que el Nirvana A sea un "lugar”. El Nirvana es un "estado”, una forma de "ser”. / Pero dado que esto no es tan simple como a primera vista parecería, se impone recurrir nuevamente a Mircea Eliade y ci­ tarlo para vislumbrar algunas sutilezas que encierra este medular concepto de Oriente. E} iluda -sostiene en su ensayo Yoga, inmortalidad y liberlaJ, ed. La Pléyade, Bs. As. 1977- se niega a postular la exis­ tencia de un espíritu universal. De hecho, él negaba la posibi­ lidad de discurrir sobre ningún principio absoluto, como tam­ bién negaba la posibilidad de poseer una experiencia, aún aproximativa, del Yo verdadero, mientras el hombre no es "despertado”. El Buda rechazaba igualmente los conclusio­ nes de la leona upanishádica: el postulado de un Brahman, espíritu puro, absoluto, inmortaíTeterno, idéntico al alma in­ dividua); pero lo hacía porque ese dogma correría el peligro de satisfacer la inteligencia, y en consecuencia, impedía al hom­ bre despertarse. Observando más de cerca las cosas, el Buda rechazaba todas las filosofías y las ascesis contemporáneas porque las consi­ deraba como ídolos que levantaban una especie de pantalla entre el hombre y la realidad absoluta, lo único y verdadero incondicionado. El Nirvana es lo absoluto por excelencia, asamskrta19, lo irreductible, lo trascendente, lo que está más allá de toda ex­ periencia humana. Se debe recordar que el mensaje del Buda se dirigía al hombre que sufre, el hombre aprisionado en las redes de la transmigración. Para el Buda la salvación sólo se obtenía a continuación de un esfuerzo personal, de la asimi­ lación concreta de la verdad. No era ni una teoría ni ia eva­ sión hacia un esfuerzo ascético cualquiera. íb'ra preciso cornal prender y a la vez experimentar la ’•verdad” . Ahora bien, los» do* senderos representaban sus riesgos: la "comprensión/ amenazaba con quedar en simple teoría, y la “experimental don”, con invadir el éxtasis.j Pero, según el Buda, la "salva-

I

'* A ta m ikría, lo inmutable.

ción" consiste en morir para la vida profana y renacer en una vida transhumana, imposible de definir y describir, ine­ fable. En virtud de lo dicho es que los simbolismos de la muerte, del renacimiento y de la iniciación20 persisten en los textos budistas. El discípulo debe proveerse de “un nuevo cuerpo”, “renacer”, como en otras iniciaciones, después de “muerto”. El mismo Buda lo proclama; “He mostrado a mis discípulos los medios por los cuales pueden crear, partiendo de este cuerpo, constituido por los cuatro elementos, otro cuerpo de substancia intelec­ tual21 , completo con sus extremidades y dotado de facul­ tades trascendentales22. Es exactamente como cuando uno saca una flecha de una caña, o un sable de su vaina, o una serpiente de su piel muerta. El hombre tiene cons­ ciencia de que la flecha y la caña son dos cosas diferen­ tes, y de que la serpiente y su piel vieja son también cosas diferentes. (Majjhima Nikaya, II, 17). El simbolismo iniciático es transparente: la imagen de la ser­ piente y de su despojo pertenecen al caudal más antiguo de sím­ bolos de la muerte y la resurrección mística. El Buda enseñaba el camino y los medios para morir con res­ pecto a la condición humana, a la esclavitud y al sufrimiento, para renacer a la libertad, a lo incondicionado del Nirvana, pero vacilaba en hablar de ese incondicionado para no traicionarlo. Si alguna vez había atacado a los heréticos, era justamente por­ que discurrían excesivamente acerca de lo inexpresable y pre­ tendían poder definir el Yo. Para el Buda, sostoner que el Yo existe en forma real y permanente es un punto de vista falso. L. de la Vallée-Poussin dice que el Buda continúa la tradición ascético-mística india; cree en una “liberación en vida”, pero rehúsa definirla porque nada exacto se puede decir sobre el

(

10 Según los griegos, la máxima finalidad de la iniciación era conseguir la anástasis o consciencia continuada mát allá del mundo ffsico (Platón, Aristóteles, Píndaro y el latino Cicerón), 21 R u p in m anoyan, rupa = form a, manos = mente. 22 A bhinindriyan, abhiñña = saber; indríya = facultad perceptiva. 32

Liberado, excepto que no pertenece a este mundo. En el Samyutta Nikaya, IV, 374, el Buda dice que el “que ha cruza­ ndo a la otra orilla’’: . .no puede ser nombrado como materia, sensaciones, ideas, voliciones, conocimiento; está liberado de esas deno­ minaciones; es profundo, inmensurable, insondable como un vasto océano. No puede decirse de él "es’’, “no es”, “es y no es", “ ni es ni no es". Este es exactamente el lenguaje de la mística y de las teolo­ gías negativas, es el famoso “ ¡Ñeti! ¡Neti!'ni de los Upanishads o el Ain Soph14 con que los cabalistas hebreos expresan la idea de lo Absoluto. La vía propuesta por el Buda —nunca se dejará de insistir—) es un medio de “experimentación místico” —no una unió mystica como lo anhelan las religiones que buscan a Dios—, un camino de acceso a las realidades suprasensibles, una cien­ cia superior cuya etapa final es el Nirvana. ' También debe quedar en claro que Nin'ono no significa “ani quitación" sino “cambio de forma”, “ mutación”,jAsí, puei —afirma M. P. Blavatslcy. en Za doctrina secreta, ed. Kier, Bs. As. 1981, voL V I- las cosas temporales son ilusorias aunque parezcan permanentes, y como la eternidad no tuvo principio ñT léñíra fin, la duración más o menos prolongada de las for­ mas es comparable a la de un relámpago: antes de advertirlo, se desvanece la forma para siempre; y hasta los etéreos cuer­ pos astrales son ilusiones de materia en tanto conservan la si­ lueta terrestre. El cuerpo astral, según la doctrina budista, cambia en proporción a jos merecimientos o desmerecimien­ tos de la persona durante su vida terrestre, y esto es la metempsicosis. Cuando la entidad espiritual se desliga definitivamen­ te de toda partícula de materia, entonces únicamente entra en el eterno e inmutable Nirvanaj Entonces existe en espíri-' tu; ha cesado como forma, como apariencia y. por lo tanto, ya no morirá más porque el espíritu solo no es ilusión, sino la única Realidad en el ilusorio universo de formas siempre pasa­ jeras. n

|E«to no es, eato no e»' Lo que existe negativamente. 33

Zimmer1' —citado por Quiles- ha resumido con todo rigor la interpretación paradójica del Nirvana, como el estado de retorno a la Nada absoluta del ser y del pensamiento. Es cierto que el budismo se ha presentado como unlggnjunto de doctrinas y de prácticas, es decir, un "vehículo” que lleva al Nirvana^ Es cierto que, a su vez, el Nirvana se ofrece a los hombres como liberación del dolor y como la felicidad ab­ soluta y definitiva. Este conjunto de verdades y normas es lla­ mado, particularmente en el budismo Mahayana, como un "vehículo" que lleva al hombre desde "esta orilla", es decir, el mundo de la ignorancia y de la impermanencia, hasta la "otra orilla" —el estado de Iluminación— donde se ve ya libre el hombre de la corriente cambiante del samsara16. Pero, en realidad, todas estas enseñanzas, del vehículo, de la corriente y de las dos orillas, no son más que un método pedagógico de guiar al hombre hacia la última sabiduría y verdad. En reali­ dad no existe ni una orilla ni otra, ni corriente de las existen­ cias, ni el vehículo de la doctrina, ni la Ley. El Buda habría sabido perfectamente todo ello, |>ero lo habría utilizado sola­ mente como un artificio pedagógico para despertar en los hombres el conocimiento de^Ja verdad suprema del vacío y del no-ser absoluto de todcri^. No hay diferencia entre el samsara y el Nirvana, entre esta orilla y la otra, no existe la co­ rriente, no existe el vehículo. El creer en ello lleva a una dua­ lidad de la mente que impide alcanzar la sabiduría suprema, la realidad absoluta. Puede haber "otra orilla" solamente para aquellos que están de este lado de la corriente o que es­ tán todavía dentro del barco; para aquellos que todavía no han desembarcado, (iluminación significa que la distinción entre' las dos orillas de la existencia mundanal y trascendental ya no se mantiene.} Los conceptos precedentes harían suponer que una resul­ tante nihilista envolvería al budismo. Este etiquetamiento ** Heinrich Zimmer . P ilotofiot de la India. Kudeba, B*. As. 1965. ** Samiara. existencias incesantes. ,T Ksta enseñanza aparece explícita en los capítulos II y III de "El Sutra del L alo". 34

queda descartado cuando se comprende que el Nirvana es si* nónimo de Absoluto, es decir, la realidad última e ideal que se alcanza al liberarse del karma'-9 y del samsara. En cuanto a la comprobación de la realidad del Nirvana, el avanzar en la práctica, el discípulo encuentra nuevas con­ firmaciones de la doctrina, especialmente la evidencia de algo que trasciende todas las modalidades accesibles a una con­ ciencia no iluminada. Se afirma en vano —dice el Samghabhadra, citado por L. de la Vallée-Poussin— que el Nirvana no existe por el hecho de que no es objeto de conocimiento. Sin duda el Nirvana no es conocido directamente a la mane­ ra que son conocidos el color, la sensación, etc., ni es cono­ cido indirectamente a través de su actividad, a la manera que son conocidos los órganos de los sentidos. Pero su naturale­ za y su actividad son objeto de ese conocimiento que se lo­ gra mediante la ascesis, por ejemplo, de tipo yóguica. Los ciegos, por el hecho de no ver los colores no tienen derecho a decir que no existen El Nirvana sólo puede “ser visto" con el “ojo de los santos"5*, es decir con un órgano trascendente, que no participa del mundo perecedero. Para el budismo, la doctrina consiste en mostrar el camino a través del cual pue­ de obtenerse ese órgano trascendente que revele lo incondi­ cionado. Para los que logran ese “ojo", el Nirvana existe, aun­ que no consigan convencer a los profanos de su realidad. Por­ que, como sentencia el Visuddhimagga; “No se puede decir que una cosa no existe sólo porque los necios no la perciben." 6

LA FLOR COMO SIMBOLO

Antes de repasar los comentarios que ha originado "El Sutra del Loto", conviene tener presente que la flor en sí constituyó para los pueblos del Oriente antiguo un símbolo muy importante. 51 Karma, carnalidad retribuidora. Todo acto, palabra y pensamiento encuentra una retribución condigna. 19 A n y o cakku. ariya = n o b le , cakku = o jo . 35

El loto —afirma J. C. Cooper en Yin y Yang, EDAF, Ma­ drid 1983—, es "la flor que estaba en el principio, el lirio glorioso de las grandes aguas, en donde la existencia empie­ za a ser y pasa”. Es, al mismo tiempo, yin y yang y contiene' dentro de si' misma el equilibrio de los poderes: es solar, pues florece b*jo el sol, y lunar, pues se levanta de la oscuridad de las aguas del caos precósmico. En cuanto combinación de aire y agua, simboliza espíritu y materia. Sus rafees enterradas en la oscuridad del barro, representan la indisolubilidad; su ta­ llo, cordón umbilical de la vida, une al hombre con sus orígenes y es también un eje del mundo; elevándose de las aguas opacas del mundo manifiesto, las hojas y las flores se alzan y desplie­ gan en el aire y bajo la luz del sol, tipificando la potencialidad en el capullo y la expansión espiritual y la realización en la flor; sus semillas, móviles sobre las aguas, son la creación. El loto está asociado con la rueda en cuanto matriz solar de los ciclos de la existencia. Jámblico dice que es perfecto, porque sus hojas, flores y fruto forman el círculo. En cuanto a lunar-sol, yin-yang, el loto es también el an­ drógino, el que existe en sí mismo. Tiene un simbolismo inago­ table en el hindúísmo, el taoísmo y el budismo. Aparece rela­ cionado con los dioses solares Surya30 y Amitabha"; las diosas lunares Lakshmi33 y Kwan-yin” y andrógino con Kwannon.14 El loto es la flor dorada del taoísmo, la cristalización y expe­ riencia de la luz, el Too. Mientras en el nivel espiritual representa la totalidad del nacimiento, el crecimiento, el de­ sarrollo y la potencialidad, en el plano mundano representa el contacto con el barro y el agua sucia del mundo, pero sin dejarse contaminar por ella. 10 Surya, divinidad védica del aol. 11 Amitabha. ver la parte final del apartado 4, La devoción, de eate Rg ludio preliminar. 33 Lakahimi, diosa de la virtud;la energía personificada de Vishnu. 33 Kwan-yin, diosa china de la misericordia. 34 Kwannon, es la misma divinidad de la nota anterior, solo que en ja­ pón a veces toma características masculinas por tratarse del santo Avalokitesvara.36 36

En el Bardo Thodol, “El libro tibetano de los muertos”, durante el cuarto día de este tránsito, aparece Amitabha sos­ teniendo un loto en la mano. El loto se abre cuando el sol o la luna lo iluminan, se abre hacia la luz, de modo que acepta toda situación que viene desde afuera. También tiene la cuali­ dad de la pureza total: la compasión (raíz) puede desarrollar­ se en el barro, pero su flor es absolutamente perfecta y limpia. H.P. Blavat&ky —obra citada, vol. II— dice que el loto es la flor consagrada a la Naturaleza y a sus dioses, y representa al Universo en lo abstracto y en lo concreto, siendo el emblema de los poderes productivos, tanto del Espíritu como de la Ma­ teria. Fue tenido por sagrado desde la más remota antigüedad por los ¡ndio6 arios, por los egipcios y por los budistas. Era re­ verenciado en China y en el Japón, y fue adoptado como em­ blema cristiano por las iglesias griega y latina, aunque luego lo han reemplazado por el nenúfar o la azucena. En los cuadros de la Anunciación, el arcángel Cabriel se le aparece a la Virgen María con su vastago de nenúfar en la mano. Este vástago, como emblema del Fuego y del Agua, o de la idea de la creación y la generación, simboliza precisamente la misma idea que el loto en la mano del ser que le anuncia a la madre de Gautama el nacimiento del Buda. Los dioses egipcios Osiris y Horus son representados en cons­ tante asociación con la flor del loto. Ambos son símbolos so­ lares o de Fuego, lo mismo que d Espíritu Santo es simboliza­ do por lenguas de fuego en los Hechos bíblicos. La flor del loto, representada como brotando del ombligo de Vishnu (el dio6 que reposa en las aguas del Espacio sobre la Serpiente del Infinito), es el símbolo más gráfico que se ha hecho nunca. Ee el Universo desenvolviéndose del Sol central,', el Punto, el Germen siempre oculto. Lakshmi (ver nota 32 de mié Estudio), llamada también Padma, el loto, se muestra igualmente en el Ramayana flotando sobre una flor de loto •urgiendo del Mar de Leche, de igual modo que Venus Afro­ dita de la Espuma del Océano. El orientalista y poeta inglés Monier Williams le canta así: “Entonces, sentada sobre un loto37 37

La brillante Diosa de la Belleza, la Shri* sin par, se alzó En lo alto de las olas.” En el capitulo 81 —‘Transformación en el loto”— de “El libro egipcio de los muertos”, el Dios, que está representado como surgiendo de esta flor, exclama: “Yo soy el Loto puro que emerge de los Luminosos. Yo llevo los mensajes de Horus. Yo soy el Loto puro que viene de los Campos del Sol.” El dios Khnum15, el Poder Húmedo, o el Agua, como ense­ ñaba Tales, siendo el principio creador de todas las cosas, se sienta en el trono encerrado en un loto. El Dios Bes1* se halla sobre un loto; Thot,3" el Dios del Misterio y de la Sabiduría, toma asiento sobre un loto com­ pletamente abierto; la diosa Hiquit reposa sobre un loto. Por último, los cuatro hermanos3" de Horus, representados en una conocida escena de juicio, están parados sobre un loto delante del trono de Osiris. 7

LA ENSEÑANZA DEL SUTRA

A través de Beatrice Lane Suzuki —El budismo Mahayana, Fabril, Bs. As., 1961— se vislumbra que ningún otro Sutra vincula tanto al budismo de China con el de Japón. El Tendai (*) Shri, diosa de la Prosperidad, de la Fortuna. JS Khnun o Khnemu, el creador, representado com o un hombre que maneja un torno de alfarero. Presidia las crecidas del Nilo, por lo que tam­ bién se le llamaba “dios de la primera catarata". 36 Dios de la alegría; tiene alguna semejanza con los sátiros griegos. 37 Thot, señor de la sabiduría, inventor de las artes, las ciencias y la escritura jeroglifica. Gran maestro de la magia, era el patrón de los inicia­ dos y los hermetistas. Los griegos lo identificaban con Hermes Trismegisto. 38 Son los regentes de los puntos cardinales, que soportan el dosel del cielo. El dios del norte era Hapi con cabeza de mono, el agua,,el cuerpo astral, el del este era Tuamutef, con cabeza de chacal, el aire, el aspecto mental, Amset o Kestha regia el sur, con cabeza humana, la tierra,.eTcuejp o físico, y el oeste era gobernado por Qebsennuf, cabeza de águila, el fuego, jo espiritual.38 38

(ver nota 1 del Estudio) y el Nichiren*9 depfijid^Djotalffiente del Saddharma Pundarika (en sánscrito; M y ^ ar^^^ E y n) o Hokke-kyo, en japonés). En todos los templosVen eT iréÉjtado diariamente y se lo venera por considerarlo com oTaultim a y suprema enseñanza del Buda. Existen muy pocas versiones del Loto. En primer lugar, las chinas: 1 )Kan fa hwa kin, realizada por Fa Hu (266-308) durante la dinastia Tsin Occidental (265-316 d.C.). 2) La de Kumarajiva, traducida durante la dinastía Tsin Pos­ terior (384-417 d.C.), titulada Afilio fa lien kwa kin. 3) La Thien phin miao fa lien huía kin, hecha por Jñanagupta y Dharmagupta, en el año 601 d.C., durante la dinastía Keu del Norte (557-589 d.C.). En francés se conoce una sola: Lotus de le bonne Loi, debida a Emile Burnouf,40 publica­ da en París en el año 1852. También en inglés existe una sola completa:41 The Lotus o f the True Lew, realizada por H. Kern,41 en dos ediciones: Clarendon Press, Londres 1884 y Dover, Nueva York 1963.41 Entre los escasos comentadores de este texto, es Ismael ** Ntchjres, sect» budista fundada por el monje del mismo nombre •n el «ño 1253 Predice el retorno a la doctrine anticua y la renuncia com píela «I mundo para alcanzar la liberación. Como su base es El Sufra del L oto, es también llamada H okkeshu u H o keky o (Escuela de la flor de la Ley). Posee más de dos millones de adeptos. 40 Burnouf es, ademas, el autor de Introduction a Thistoire du B ud dhism e Indien. ed Maisonneuve, París 1844 y de La ciencia de las reu­ niones. Maucci, Barcelona 1909. 41 B L Suxuki anticipa que raiste una veralón inédita al inglés debida a W E Soothill y Buno Kato. Nuofhül hizo una incompleta: The L otus o f the W onderful Law. Clarendon Preaa. 1930. 41 De H. Kern ae conocen también dos enaayos H itt oiré du Bouddhism e dand I'lnde ed Leroua, Paris 1901/3 y Manual o f Indian Buddhism , •d Trubner. Slrasaburg 1898. 41 Kern dice: “ La base de mi traducción ha sido un viejo manuscrito en hojas de palma, perteneciente a la colección del doctor D. Wright de la biblioteca de la universidad de Cambridge. Está datado Newar. era 159 j AD 1 039) y escrito durante el reino de Kamadeva." ** En el trabajo The Burning Houae, editado por el Buddhist Publica39

Quiles quien describe más acertadamente su argumento doc­ trinario, por lo que conviene citarlo in extenso. "El loto de ¡a Buena Ley —afirma el autor de la Filosofía budista- es el Sutra básico del Mahayana que establece la naturaleza trascendente de la doctrina. Fue compuesto entre el siglo I a.C. y los primeros de la era cristiana y está escrito en forma de diálogo en el cual el Buda explica a sus discípulos la nueva ley. Buda aclara que “él había presentado el Nirvana a aquella clase de gente que se contentaba con las cosas infe­ riores, que eran relativamente ignorantes, que no habían prac­ ticado por mucho tiempo bajo la dirección de los anteriores Budas, que habían estado sumergidos durante largos períodos en el mundo del samsara y sufrían mucho por ello. Esto es sólo un ingenioso artificio, por el cual el Existente por-sí-mismo quiere prepararlos para el día en que pueda despertarlos al co­ nocimiento de lo que es un Buda". Ese día ha llegado ya y el Buda puede ahora enseñar la real y última Verdad. Hasta el momento de emitir El Sutra del Loto, creían los discípulos —de acuerdo con lo que el Buda había enseñadoque la Ley y la disciplina brindaban el acceso al Nirvana, tras­ cendiendo el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Por eso los discípulos seguían convencidos de haber abando­ nado toda suerte de falsas opiniones y morar ya en el estado de liberación. Pero —dice el Buda~ “estas primeras enseñanzas mías eran solamente para atraerlos, porque no podían entender la doctrina de otra manera". A continuación, el Buda explica por qué procedió así, me­ diante una parábola. Es —ilustra— como un padre que tiene a sus hijos en su casa; nota que ésta se quema y que las criaturas no se preocupan por escapar; entonces, para atraerlos, les ofrece darles carros de diversas clases, de acuerdo con el gusto de cada uno de ellos. Pero cuando están afuera y libres del peligro de las llamas, el padre en vez de darles diversos carros les da a todos canos iguales, pero engalanados con los mejores adornos que puedan imaginarse. El padre quiere para sus hijos lo mejor y*40 tion Group, Leicester 1985, se citan otras dos versiones. Scripture o f the Lotus Blossom of the Fine Dharma, de Leon Hurvilt, Columbia University Press. New York 1978, y The Threefold Lotus Sutra, dc Yoshiro Taniura y Kojiro Miyasaka, WatherhUI, New York 1976. 40

por eso les da el más excelso vehículo que dispone. Si los hi­ jos le reclaman que él les había ofrecido diversas clases de carros y que ahora les da el mismo a cada uno, es evidente que esta queja sería injusta y sin fundamento, y que los hijos no la harían si se dieran cuenta de que lo importante era que el padre los sacara del incendio y salvara sus vidas. El discípulo que escucha esta parábola no sólo excusa de mentir al padre, sino que llega a decir: "Aún cuando ese hom­ bre no les hubiera dado ninguna clase de vehículos a sus hi­ jos, aún entonces él no podría ser acusado de mentiroso. Por­ que lo que él había tratado era cómo salvar a los hijos, por medio de algún artificio ingenioso, de la gran masa de fuego, y, por lo tanto, él no era culpable de mentira.” El Ruda reitera, pues, que para salvar a los hombres del mundo del sufrimiento y la reencarnación, es decir, del sam­ uro -que es como una casa ya devorada por el fuego—, ense­ ño a loe hombres una doctrina de salvación. Y según ella, dis­ tinguió tres vehículos: el de los discípulos que cumplen la Ley, el de los que han llegado al Nirvana, llamados Pratyekabudas,; y el de los Bodhisattvas, o sea, de los que han llegado ya a la perfección de la Doctrina y se preparan para ser futu­ ros Budas Los dos primeros creen que van a obtener el Nir­ vana para si mismos, mientras que los terceros sostienen que ese estado han de lograrlo para todos los seres. Pero, en realidad, ese Nirvana que el Buda había enseñado, no era sino un Nirvana provisorio. Sus discípulos no estaban capacitados todavía para entender la doctrina del Nirvana final, y, por eso. el Buda les enseñó que el Nirvana era la libe­ ración del dolor. Después de haber obtenido esta etapa, esta­ ban capacitados -com o luego de haber salido de la casa que •e quemaba^ para entender lo que es el Nirvana definitivo, la unirá realidad, el único vehículo. H

EL RECITADO DE LOS SUTRAS

Frecuentemente se oye decir —por supuesto no entre aqué­ llos que se han disciplinado en el rigor monacal, sino entre los que intentan acceder al Budismo a través del estudio de sus tex­ tos sagrados— lo “pesado” que resulta leer los Sutras, espe41

cialmente por la cantidad de repeticiones en que incurren. Precisamente con motivo de la edición del Digha Nikaya (Día* logos mayores de Buda) —Monte Avila editores. Buenos Aires, 1977— Carmen Dragonetti, su traductora, dice: . . respecto a las repeticiones de frases y párrafos que constituyen una carac­ terística esencial del estilo no sólo de estos diálogos sino del Canon Pali en general, hemos adoptado el siguiente criterio ecléctico: De un modo general hemos preferido mantener todas aquellas repeticiones de frases o párrafos cuya omisión puede afectar la comprensión del texto o por lo menos la ilación de las ideas que se vienen desarrollando. Hemos suprimido, en cambio, las repeticiones cuando su supresión no afecta el contenido de la exposición. La inclusión de tales repeticiones tornaría además demasiado larga y reiterativa la traducción, poniendo en peligro la misma posibilidad de publicación del texto y la paciencia del lector." Es cierto que las repeticiones amenazan con hacer peligrar la publicación del texto y la paciencia del lector, pero siempre queda la duda de si la mutilación es la mejor solución. Porque hay un detalle que muchos parecen olvidar: los Sufras no son para "leer"; son para "recitar". Además, también habría que considerar si los Sutras constituyen lo que modernamente se da en llamar “libros". Esta cuestión de la "lectura" de los Sutras fue muy bien di­ lucidada por Anthony Saroop en un articulo titulado The secret o f sufra recitation, publicado en el volumen 58, N° 4 de The Middle Way, órgano oficial4? de la Sociedad Budista de Londres, cuyo resumen se ofrece para prevenir a quienes luego se sumerjan en El Sutra del Loto y para dejar defini­ tivamente aclarado el tema. 44 Vale la pena rendir un reconocimiento a la meritoria labor de esta Institución fundada en 1924 por el desaparecido Christmas Humphreys -a u tor entre otros 30 libros de los importantísimos ensayos Explorando el budismo, El sen visto p o r Occidente y El budism o xen, publicados los tres en castellano por la editorial Dédalo— cuya finalidad e s difundir los principios del budismo, estimulando su estudio y aplicación. Su bole­ tín trimestral. The Middle Way (La Vía Media) a lo largo de las seis déca das de aparición ha dado cabida a las opiniones de todas las corrientes del Budismo.42

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Si alguien se aproxima a los Sutras como lo haría con un texto actual, sus defectos literarios serian evidentes e innega­ bles. Pero se impone considerar un par de puntos. En piimer lugar, hay que recordar que los antiguos indios podían, cuando asi lo deseaban, recostar su sabiduría en versos extremadamente precisos y lacónicos. Segundo, ellos se cuentan entre los me­ jores relatores de cuentos del mundo. Dado estos dos hechos, cabe preguntarse si tiene sentido suponer que al llegar a los Sutras falló su talento. Daisetz Teitaro Suzuki dice, en sus Ensayos sobre budismo zen: "Una de las razones por la cual estos Sutras son tan repe­ titivos, tan llenos de reiteraciones que nos cansan a los lecto­ res modernos, se debe al hecho de que no apelan a nuestra facultades de raciocinio, sino a otro tipo de entendimiento que podemos llamar "intuición”. De ellos deducimos que si elegi­ mos un Sutra y tratamos simplemente de leerlo como si fuese una revista o un cuento policial, el resultado no será la intui­ ción sirio el hastío más pesado. Para despertar la intuición pri meramente debemos hacer algo elemental, algo que los hombres primitivos hacían naturalmente, pero que para los "ejecutivos modernos" es difícil y forzado: debemos "desacelerar’’ y no leer sino haciéndolo en voz alta o recitando, sin tratar de ex­ tractar el significado lógico, sino con una actitud mental de­ vota y con la determinación de atravesar la masa de repeticio­ nes." Si se trata de seguir el consejo de Suzuki, pronto se «iescuhrirá que esa repetición, lejos de ser un defecto, es, de hecho, una brillante estrategia o recurso que, "desacelerando" deli­ beradamente, frustrando todo impaciente aferrarse a los acon­ tecimiento», previniendo la precipitada carrera para alcanzar ol final como si fuese un cuento, habilita efectivamente lo6 más profundos podeies mentales, los intuitivos, para despertar a la vida. Cuando la intuición empiece a alborear, lo primero que se descubrirá es que la culpa no es del Sutra; el "defecto" está en el “lector". Como “ejecutivos modernos" se tiene la cos­ tumbre de acopiar información,vpero los Sufras no ofrecen m^43 43

1forma* mejor sino despertar la intuición que convierte en (¿abijt a una persona. Ya lo dice el Tao Te Ching■'** / “Cuando el Sabio toma conocimiento del Tao, trata di­ ligentemente de ponerlo en práctica. Cuando el hombre I medianamente inteligente toma conocimiento del Tao, \ vacila. Cuando el hombre vulgar toma conocimiento del Tao, ríe a carcajadas. Si no se riera, el Tao no sería lo que es.” ¿De quién es el defecto: del Tao o del ignorante? Invir­ tiendo el razonamiento: el que un idiota pudiera estimarlo argüiría superficialidad en el Tao. Volviendo a los Sutras, es necesario hacer tres advertencias indicativas del modo de “abordarlos”. En primer lugar, hay que “ desacelerar”. La velocidad a la cual normalmente se lee es largamente una función adquisitiva, pero en los Sutras no hay nada que adquirir, nada que asir. Dicho en palabras del Prajñaparamita: “ Es maravilloso; es sorprendente; Este Sendero es opuesto a los mundanos: Enseña a no apegarse a los Caminos, a pesar de que el mundo siempre anhela asirse a cualquier cosa.46 0 sea, lo que se requiere, en primera instancia, no es una captación activa e impaciente, sino una receptividad pasiva de la influencia espiritual de los Sufras. En segundo lugar, se debe cantar, leer en voz alta, recitar o al menos mover los labios oyendo las palabras interiormen­ te. Esto dará a las palabras la oportunidad de penetrar, de su­ mergirse en niveles más profundos de la mente, donde pueden llevar a cabo su trabajo. En tercer lugar, es preciso acercarse a los Sufras con una actitud devocional, reconociendo que sus palabras no existen tanto para informar como para purificar. 45 Samuel Wolpin:f.ao Tse y su “Tratado sobre la virtud del T a o ”. Kler. Bs. A». 1» *d. 1980; 2 • ed. 1986. 46 The perfection o f the Wisdom. Traductor Edward Corue, editorial Bolinas, California 1975. 4 44

Si se hiciera de ia lectura el acto ritual sugerido, es posible que, en lugar de encontrar tediosos a los Sutras, pueden con­ vertirse en unos textos tan fascinantes que resultaría difícil apartarse de ellos. Se podría encontrar a uno mismo en el intento de descubrir el secreto de la recitación, un secreto, en el fondo, a voces, tal como lo expresa G.C.C. Chang —Trea­ sury o f Mahoyaría Sutras, Nueva York 1983—: “Es una ex­ periencia budista común que la realización se consiga tras largos años de frecuente recitación de Sutras. Para llevar a cabo esto, no se debe leer un Sutra una sola vez, sino reitera­ damente, en voz alta, para que sus palabras se absorban to­ talmente en el subconsciente. Esto es un equivalente a dejar que el texto invada la mente y atraviese su curso hasta so­ brepasarla."

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DE ESTA EDICION

Además de brindar una versión completa de El Sutra del Loto, se ha puesto especial énfasis en más de 300 notas al pie destinadas a interpretar lo más ajustadamente posible este texto sagrado, utilizando para ello una serie de autores que son indiscutidas guias para comprender la Enseñanza de Orien­ te. Para evitar la reiteración de nombres, se utiliza el siguiente código: CL DTS EW FK HK RR Z

„ Charles Luk (Lu, K’uan Yü) « Daisetz Teitaro Suzuki » Ernest Wood - Francisco Kastberger - H.Kern - Raúl Ruy — Zaniah

Completan la obra una Bibliografía orientadora del tema budista, un Indice analítico de los principales términos sáns­ critos utilizados, con sus respectivos significados, un Indice45 45

de autores, y los trabajos de Walter O. Tessmer —Considera­ ciones sobre budismo— y del Padre Ismael Quiles S.J., quienes entusiasmados por la lectura del original mecanografiado, con­ tribuyeron con el Prólogo y el Epilogo, gentileza que se les agradece en estas lineas. Samuel Wolpin Rosario, 1986

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SADDHARMA' PUNDARIKA: SUTRA3 (EL LOTO DE LA VERDADERA LEY) HOMENAJE A TODOS LOS BUDAS4 Y BODHISATTVAS5 CAPITULO I INTRODUCCION

3 sol, ofdo o facultad de la audición; .u ib a n , naris o facultad del olfato; ij>m h, lengua o facultad del gusto; ó) hay. sensación corporal; 6j man. la mente o facultad del pensamiento. U) material, con referencia s tos aspectos objetivos de materia y forma, especie, característica, principio determinante. »igno, marca; son tres: ? i iIth el sexo femenina o Is feminidad. 0) puri». el sexo masculino o mnsi-uliniibd. 91 pvif rula o vitalidad C) em ocional, con referencia a los m odos, son cm ro. 101 auéfc. el placer. 11) d u kkh , el dolor; 12) tomonas», lit nlegvi« 13) drtmaaass, la tristeza, I4j upekh, indiferencia hedonfstica. Hi moral, to n referencia s los motivos directores de la acción; son cinco: IM toddli. Is tr. Ill) C'lrty, b energfa. 17 I sol. la atención; IBjaamodh, la concentración, 10| paAñ. la intaligencb o razón, E) intelectual, con refe­ rencia al conocim iento y a la introspección, son tres: 20) anaññata-ñossam il, el pensamiento de llegar a conocer lo desconocido; 21) aññ, la gnosis;. 22) aññota, aquel que conoce. (RR) Parecerían superpuestas las facultades 15 a la 19 con los cinco poderes descriptos en la nota 99, pero HK aclara que estos úlimos son las faculta des en acción o más desarrolladas.95 95

entrar en contacto con el conocimiento superior. Sariputra, así como el hombre de nuestra parábola sin utilizar su fuer­ za, atrae a las criaturas fuera de la casa mediante un hábil recurso y luego les da magníficos carros, de esta misma forma el Tathagata, dotado de sabiduría, sin usarla, muestra tres vehícu­ los: el de los discípulos; el de los Pratyekabuddhas y el de los Bodhisattvas. Por medio de ellos, atrae a las criaturas y les dice: “No os deleitéis en el triple mundo —que es como una casa en llamas—, con sus miserables formas, sonidos, olores, sabores y texturas. Porque deleitarse en los sentidos es arder e inflamarse con la inseparable sed que ellos provocan. Huid; recurrid a los tres vehículos. Prometo daros los vehículos si huís del mun­ do’'. Y para atraerlos les digo que estos vehículos son grandes, alabados por los nobles, provistos de las cosas más placenteras con las cuales divertirse y entretenerse de una manera no mise­ rable, sintiendo el efecto de los poderes, las facultades, las meditaciones, las emancipaciones y la concentración; todos ellos factores que brindan felicidad y alegría. El Buda siguió exponiendo: —Sariputra, los seres que se han vuelto sabios tienen fe en el Tathagata, el Padre del mundo, y por lo tanto se apli­ can a realizar sus mandamientos. Entre ellos hay algunos que. deseando seguir el dictado de una voz autorizada, se afanan para adquirir el conocimiento superior en pro de su comple­ to Nirvana. Estos son los que, codiciando el vehículo de los discípulos, huyen del mundo, así como las criaturas que lo hacen de una casa en llamas, impulsadas por el deseo de con­ seguir un carro uncido con ciervos. Otros seres, deseosos de ciencia, de autorrestricción, de tranquilidad, se aplican a reali­ zar los mandamientos del Tathagata para comprender las cau­ sas y efectos, en pro de su completo Nirvana. Ellos son los que ansian el vehículo de los Pratyekabudas y huyen del mundo —como de una casa en llamas- impulsados por el deseo de con­ seguir un carro uncido con cabras. Por último están los que siguen los mandamientos del Gina para entender el conocimien­ to, los poderes y la carencia de dudas del Tathagata, en benefi­ cio de la prosperidad y la felicidad de todos los sores, por com­ pasión al mundo y en pro del completo Nirvana para cada

criatura. Estos, ansiando el gran vehiculo, huyen del mundo, son llamados bodhisattvas y pueden asemejarse a quienes es­ capan de una casa en llamas impulsados por el deseo de con­ seguir un carro uncido con bueyes>ul. De la misma manera, Sariputra, como ese hombre, viendo que sus criaturas ya se ha­ llan fuera de peligro, les da un solo tipo de carro, asi' el Tathgata comprobando que incontables seres se han recobrado del mundo —liberándose de la pena, el terror y la calamidadobedeciendo los mandamientos del Gina, él les conduce al desenvolvimiento, a !a bendición del Nirvana, mediante un so­ lo tipo de vehiculo: el del Buda. Pero no enseña un Nirvana particular para cada ser, sino que los impulsa a todos al mismo Nirvana que él alcanzó. A esos seres, rescatados del mundo, el Tathagata lee da como juguetes —para distraerlos con los excelsos placeres de I06 nobles- los entretenimientos de la meditación, la emancipación y la concentración. Y asi como no puede acusarse a ese hambre de falsario por ofrecerles a las criaturas la perspectiva de tres vehículos y luego darles uno solo, tampoco el Tathagota incurre en falsedad cuando me­ diante un hábil recurso primero saca a relucir tres vehículos y luego conduce al completo Nirvana a través de un solo gran vehículo. Porque el Gina, Sariputra. que es rico en tesoros y almacena abundantes poderes, es capaz de enseñarles a todos los seres la Ley conectada con el conocimiento superior. En este sentido es que hay que entender por qué el Tathagata muestra un solo vehículo. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 39. Un hombre tiene una vieja mansión, grande pero muy inestable; sus terrazas decaen y las columnas están carcomi­ das en sut bases. 4r * ventanas y balcones se hallan parcialmente arrui­ nada * la pared, sus yesos y decorados se desprenden; la

Nótese cóm o, de loa tres tipos de teres, los dos primeros —discfpulot y P ra tytka b u d a t— responden a la corriente Hinayana (Pequeño Ve­ hículo) del budismo por aspirar al com pleto Nirvana sólo para sí mismos, mientras que el tercero —el bodhúattva— se inscribe en la vertiente Maha yana (Gran V ehículo) al pretender la Liberación para todos los aeres.

albardilla muestra desgarros del tiempo y el techo está aguje­ reado por doquier. 41. Está habitada, aunque sus placares están llenos de su­ ciedades. 42. Sus cielorrasos están arruinados; los divisorios derrum­ bados, e infinidad de pájaros —como buitres, palomas y le­ chuzas—anidan en el interior de la casa. 43. En cada rincón hay temibles serpientes venenosas, es­ corpiones y ratas, así como perversas alimañas de todo tipo. 44. Además, uno puede toparse aquí y allá con seres no per­ tenecientes a la raza humana. Apesta a excrementos y orina, está llena de gusanos, insectos y polillas; resuenan en ella au­ llidos de perros y chacales. 45. En ella hay horribles hienas acostumbradas a devorar carcazas humanas y muchos caninos buscando golosamente cadáveres. 46. Estos animales, debilitados por una hambruna perpe­ tua, merodean por doquier para cebarse de sus presas y, dispu­ tándoselas, llenan el lugar con sus gritos. Así es esta horrible mansión. 47. También hay en ella duendes malignos que violan los cuerpos, y en varios sitios anidan víboras y culebras. 48. Estas bestias se arrastran hacia todos los rincones donde depositan sus crías, las cuales son frecuentemente de­ voradas por los duendes. 49. Y cuando éstos se han saciado, de inmediato comien­ zan a pelearse entre ellos. 50. También hay temibles bribones, algunos de tan sólo un palmo, otros de un codo o dos, pero todos muy ágiles. 51. Ellos están habituados a apoderarse de los perros por sus patas y estrellarlos contra el piso, atenazando lüego sus cuellos hasta liquidarlos. 52. Allí también moran quejosos fantasmas desnudos, blan­ cos, negros, altos, bajos, quienes hambrientos y buscando ali­ mentarse, van emitiendo llantos angustiosos. 53. Algunos tienen picos como agujas, otros tienen caras vacunas; son de tamaño humano o canino; tienen pelos enma­ rañados y emiten plañideros llantos de hambre.

54. Esos duendes, fantasmas, trasgos, como buitres siem­ pre están mirando en todas direcciones a través de las ven­ tanas y troneras en busca de comida. 55. Tal es la terrible mansión, grande y de jerarquía, pero inestable, llena de agujeros, frágil y lúgubre. 56. Y mientras su propietario se halla en el exterior, ella es alcanzada por sus cuatro costados por una masa llameante. 57. Las vigas y cabrios son consumidos por el fuego; las encendidas columna> y divisorios crepitan horriblemente mien­ tras aúllan los duendes y los fantasmas. 58. Los buitres salen por centenas; los bribones se reti­ ran con los rostros abrasados; innumerables dañinas bestias de presa corren por todas partes, chamuscadas, gritando y llorando. 59. Muchos pobres diablos deambulan victimas del fuego, y mientras arden se desgarran unos a otros con los dientes y mu­ tuamente se salpican con sangre. 60. Allí también perecen las hienas en el acto de comerse entre sí. Los excrementos se calcinan y un repugnante hedor se esparce en todas las direcciones. 61. Los gusanos que tratan de huir son devorados por los bribones. Los fantasmas incendiados revolotean, perturbados por el hambre y el calor. 62. En tal estado se encuentra esa inmunda mansión, a la cual miles de llamas acometen por todas partes. 63. Pero el hombre contempla esto desde el exterior y oye a las criaturas —cuyas mentes están concentradas en el juego que las entretienen—tal como los tontos en su ignorancia. 64. Entonces se dirige a ellos, diciéndoles 65. ‘Esa casa miserable, espantosa, se halla presa del fuego; 66. Además allí hay víboras, perversos duendes, bribones, fantasmas, hienas, jaurías de perros y chacales y buitres bus­ cando víctimas. 67. Todo esto sucede en esa mansión.*’ 68. Sin embargo, las tontas criaturas, pese a la exhortación, desoyen las palabras del padre, embaucadas como están por sus juguetes; ni siquiera les entienden. 69. Luego el hombre piensa: “Estas criaturas me provocan

una gran ansiedad. Son mis hijos y no quiero que perezcan por el fuego." 70. De inmediato se le ocurre un plan; como las criaturas son aficionadas a los juguetes, les dice: 71. “Oíd, hijos míos; tengo carros de distinto tipo, sober­ bios, grandes, completamente equipados y uncidos con cier­ vos, cabras y bueyes. 72. Están aquí afuera; corred y haced de ellos lo que que­ ráis; los he mandado a fabricar para vuestro entretenimien­ to." 73. Todas las criaturas, oyendo esto, salen precipitadamen­ te al exterior, liberándose así del peligro. 74. Viendo que las criaturas han salido, el hombre se sien­ ta a descansar, aliviado, y piensa: 75. “Estos pobres hijos míos, que he recuperado con di­ ficultad, estaban encerrados en una casa terrorífica, misera­ ble y llena de alimañas. 76. Y mientras ardía, envuelta en miles de llamas, ellos se entretenían allí jugando, pero ahora los he rescatado por lo que me siento muy feliz." 77. Las criaturas, viendo su alegría, se aproximan y le dicen: “Querido padre, danos, como nos has prometido, esos vehículos de tres tipos, 78. Cumple con tu palabra, ahora que ha llegado el mo­ mento.” 7980123 79. El hombre que poseía abundantes tesoros en oro, pla­ ta, piedras preciosas, perlas, metálico, esclavos, sirvientes, vehículos diversos, 80. Carros hechos de substancias preciosas, uncidos con bueyes, excelentes, con bancos, campanillas, sombrillas, ban­ deras, adornados con gemas, 81. Embellecidos con oro y festones por todas partes; cubiertos con excelente paño y finísima muselina blanca; 82. Equipado con colchones de seda, cojines, alfombras seleccionadas mostrando figuras de cisnes y grullas, todo ello de gran valor. 83. Los carros están uncidos con bueyes blancos, bien ali-

mentados, fuertes, grandes, finos y atendidos por numerosas personas. 84. El hombre les da esos excelentes carros y sus criatu­ ras, encantadas con ellos, juegan desplazándose en todas direc­ ciones. 85. De la misma manera, Sariputra, yo, el gran Profeta, soy el protector y padre de todos los seres; y todas las criaturas, parecidas a niños que son cautivados por el mundo, son mis hijos. 86. Este mundo es tan terrible como esa casa, abrumado por los demonios, enteramente inflamado en los cuatro cos­ tados por todo tipo de calamidades. 87. Pero yo, que estoy desligado del mundo, vivo retira­ do en un bosque ' El mundo es mi dominio y los que en él sufren un quemante calor1'1*, son mis hijos. 88. Les hice notar las maldades que existen para salvarlos, pero no me escuchan porque son ignorantes y sus corazo­ nes están encadenados a los placeres sensoriales. 89. Entonces empleo un hábil recurso y les hablo de los tres vehículos, mostrándoles los medios para evadirse del mundo. 90. Los que adhieren a mi', los que son poderosos en las facultades trascendentes, los Pratyekabudas, los Bodhisatt-

vas, 91. Y los que igualmente son mis hijos, a ellos les exhi­ bo, mediante esta excelente alegoría, el único vehículo, el del Buda, y les digo: "Recibidlo y os convertiréis en Ginas. ” 92. El conocimiento de los Dudas es lo más excelso, su­ blime y exaltado que existe en el mundo. 93. Los poderes, las meditaciones, los grados de emanci­ pación y la auto-concentración son las interminables y delei­ tosas virtudes de este vehículo. 94. Y jugando con él, se pasan los días, las noches, las quincenas, los meses, las estaciones, los años, los kalpas. 95. Este es el excelso vehículo de joyas que diversos Rod101 Vana además de "bosque" significa “región nubosa". 109 El calor de las pasiones mundanas.

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hisattvas y discípulos, siguiendo al Sugata, emplean para lle­ gar a la cima de la Iluminación. 96. Debes saber, Sariputra, que no existe un segundo vehículo que pueda hallarse en este mundo, aunque los bus­ ques por todos lados, aparte del recurso usado por el más ele­ vado de los seres. 97. Vosotros sois mis hijos, y yo vuestro padre, quien os ha removido del dolor del mundo, del temor y el peligro, cuando habéis estado ardiendo durante incontables kalpas. 98. Predico el Nirvana y, a pesar de que aún no habéis al­ canzado el reposo final, os rescataréis del problema que sig­ nifica el mundano rotar. 99. Los Bodhisattvas aquí presentes obedecen mis reglas. Tal es la habilidad del Gina que disciplina a muchos Bodhisatt­ vas. 100. Cuando las criaturas de este mundo se deleitan en ba­ jos y despreciables placeres, el Jefe del mundo —que siempre dice la Verdad- señala al dolor como la primera gran Ver­ dad. 101. Y a los que son ignorantes y demasiado primitivos como para descubrir la raíz de dicho dolor, les abro el cami­ no, diciéndoles: “La pasión es el origen del dolor.” Esta es la segunda Verdad. 102. Siempre hay que tratar de desapegarse, de suprimir las pasiones. La tercera Verdad es esa supresión que permite salir del cautiverio, 103. Que permite la emancipación de las quimeras, aunque así no se alcance aún el completo reposo. 104. Y nadie alcanza el reposo final antes de haber obtenido la Suprema Iluminación, porque esa es la voluntad del regente de la Ley104, que ha aparecido en este mundo para conducir a la beatitud. 105. Esto, Sariputra, es el texto definitivo de mi Ley, que ahora predico en todas las regiones por última vez, para bienes­ tar del mundo entero. 104 Dharmaraga. raga = rey. Es también el ep íteto de Yama, el Señor de la muerte, el domador de los seres, el maestro de dioses y hombres.102

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106. Y si alguien dice: “Acepto alegremente estas palabras”, y da muestras de la mayor reverencia, puedes considerar a ese ser como incapaz de retroceder en su desenvolvimiento. 107. Para creer en este sutra uno debe haber visto anterio­ res Tathagatas, haberles tributado honores y oído una Ley si­ milar. 108. Para creer en mi suprema palabra, uno debe haber­ me visto; tú y la asamblea han contemplado a estos Bodhisativas. 109. Este sutra es apto para confundir al ignorante. No lo pronuncies antes de haber penetrado en el conocimiento su­ perior; ni siquiera es adecuado para la jerarquía de discípulos o de Pratyekabudas. 110. Pero tú, Sariputra, a pesar de tu buena voluntad, no te apresures a hablarle a los discípulos; ellos ya penetrarán en mi fe. 111. Tampoco toques este tema con los arrogantes, ni con los engreídos, ni con los yogis que no son auto-restringidos, ni con los tontos que, siempre revolcándose en los placeres sensuales, desdeñan ciegamente la manifestación de la Ley. 112. Ahora escucha el deplorable resultado de despreciar mi habilidad y las reglas que el Buda ha fijado para el mun­ do; cuando uno, con hosco semblante, rechaza el vehículo. 113. Entérate del destino de quienes objetan un sutra co­ mo este, ya sea durante mi vida o después de mi Nirvana, o de quien ha maltratado a monjes. 114. Después de desaparecer de entre los hombres, mo­ rarán en el infierno mis bajo durante un kalpa entero y luego caerán cada vez más, pasando a través de repetidos nacimien­ tos durante incontables kalpas. 115. Y cuando se han esfumado de entre los habitantes del infierno, descenderán a la condición de bestias —perros y cha­ cales—para convertirse en la diversión de los demás. 116. Bajo tales circunstancias, crecerán negruzcos, man­ chados, cubiertos de llagas, sarnosos, pelados y enclenques. Así padecerán quienes han sentido aversión a mi Suprema Iluminación. 117. Serán despreciados aun entre los animales; chillarán103 103

al ser golpeados con piedras o armas; por doquier los amena­ zarán con palos y sus cuerpos se extenuarán de hambre y de sed. 118. A veces se convertirán en camellos o asnos, llevando cargas y serán azotados con látigos o varillas; estarán cons­ tantemente ocupados con pensamientos de comida. 119. En otros tiempos se volverán desagradables chaca­ les, medio ciegos y cojos; serán desamparadas criaturas ve­ jadas por los niños, que les tirarán piedras. 120. Huyendo de todas partes, deambularán torpemente sin sosiego. 121. Otros, sin pies, se arrastrarán sobre sus panzas; ser devorados por otros animales es el horroroso castigo que de­ ben sufrir por haber desdeñado un sutra como éste. 122. Los que no tienen fe en mis palabras, cuando asumen forma humana, nacen rengos, mutilados, pervertidos, tuer­ tos, ciegos, torpes y primitivos. 123. Nadie se queda al lado de ellos: sus bocas emiten un aliento pútrido; un espíritu maligno entra en el cuerpo de lo6 que no creen en la Suprema Iluminación. 124. En la necesidad, se ven obligados a realizar labores serviles, siempre para otros. Febriles y sujetos a muchas en­ fermedades, erian por el mundo desprotegidos. 125. El hombre a quienes sirven no desea retribuirles en demasía y lo que les da pronto se les pierde. Tal es el fruto de la corrupción. 126. Hasta los remedios mejor preparados, administrados por hombres capaces, en tales circunstancias no hacen sino incrementar sus enfermedades y sus males no tienen fin. 127. Algunos cometen asaltos, pendencias y actos de hos­ tilidad, mientras que otros roban bienes; todo esto realiza el pecador. 128. Los que desdeñan mis reglas nunca ven al Señor del mundo, al Rey de reyes, rigiendo la Tierra, porque están con­ denados a nacer en un tiempo equivocado. 129. El tonto no escucha la Ley; es sordo e insensible y nun­ ca encuentra reposo por haber despreciado la Iluminación. 130. Durante innumerables kalpas —tantos como los gra-

nitos de arena del Ganges— será torpe y defectuoso; éste es el maligno resultado de haber rechazado este sufra. 131. El infierno es su jardín; su morada un lugar de infor­ tunios; continuamente viven entre asnos, cerdos, chacales y perros. 132. Y cuando asume forma humana, es ciego, sordo, estú­ pido, siervo, y siempre pobre. 133. Las enfermedades, las heridas, las costras, la sarna, la tiña, la lepra, las ronchas y los hedores serán sus atavíos y ropajes. 134. Su visión es turbia para distinguir la realidad. Su ira es poderosa en él y su pasión es muy violenta; siempre se delei­ ta con visceras animales. 135. Podria, Sariputra, seguir un kalpa entero enumerando las maldades de quien desdeña mi sufra, y aún asi no termina­ ría. 136. Como soy cauto, te ordeno, Sariputra, que no expon­ gas un sufra como éste delante de los tontos. 137. Pero aquéllos que son sensibles, instruidos, creyentes, inteligentes, sabios y que procuran la Suprema Iluminación, a ellos puedes exponerles su real significado. 138. Aquéllos que han visto incontables Budas, que han plantado innumerables raices de bondad y asumieron el so­ lemne voto, ellos merecen oírlo. 139. Quienes, llenos de energía y humanidad, han desa­ rrollado durante mucho tiempo el sentimiento de ternura, dando su cuerpo y su vida, en su presencia puedes predicar este sufra. 140. A los que muestran mutuo amor y respeto, que no alternan con los ignorantes y se contentan con vivir en ca­ vernas, a ellos ex pone les este santificado sufra. 141. Si llegas a ver hijos del Buda que se apegan a virtuosas compañías y evitan las malas, revélales este sufra. 142. Quienes no han quebrado sus votos morales, son pu­ ros como gemas; a ellos y también a los devotos del estudio puedes exponerle este sufra. 143. Los que no son irascibles, siempre sinceros, llenos de105 105

compasión por todos los seres vivientes y respetuosos de los Sugatas, ante ellos puedes exhibir este sutra. 144. A uno que está en la congregación, sin dudas ni dis* tracciones mentales, y expone la Ley mediante innumera­ bles argumentos, a él manifiéstale este sutra. 145. Quien, deseoso de adquirir el conocimiento superior, respetuosamente alza sus manos juntas, o que busca por todas partes a fin de encontrar algún monje dotado de sagrada elocuentia; 146. El que conserva en la memoria los grandes sufras, sin inclinarse por otros textos, ni retiene tan sólo una estrofa de otros trabajos, a todos ellos puedes brindarles este sublime sufra. 147. El que busca un sufra tan excelente como éste, y que después de obtenerlo lo venera, es como el hombre que porta una reliquia del Tathagata que ardientemente ha deseado. 148. No te preocupes por otros sufras ni otros textos que enseñan filosofías profanas; tales obras sólo son adecuadas para los tontos; evítalas y predica este sufra. 149. Durante un kalpa entero, Sariputra, podría hablar de esto, pero ya es suficiente: puedes revelar este sufra a todos los que procuran la Suprema Iluminación.106

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CAPITULO IV DISPOSICION

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A medida que los venerables Subhuti, Mahakatyayana, Mahakasyapa y Mahamandgalyayana oían esta Ley y el futu­ ro de Sariputra, destinado a la SupremB Iluminación, eran im­ pactados por el asombro, la admiración y el arrobamiento. Al instante te levantaron de sus asientos y se acercaron al Señor; después de cubrir sus hombros con la capa, hincar la rodilla derecha en tierra y alzar las manos juntas, sus cuerpos te inclinaron y respetuosamente se dirigieron ol Gina en este tono: —Señor, somos los ancianos, honrados por esta asamblea de monjes. Gastados por los años, suponemos haber alcan­ zado el Nirvana, pero no nos esforzamos por obtener la Su­ prema Iluminación; nuestras fuerzas y nuestro ritmo no son los adecuados para ello. A pesar de que el Señor predicó la Ley y que nosotros lo hemos atendido, no somos capaces de percibir que todo es Vacío10*, sin logro10* y no determinado107. Por otra parte, hemos exhortado a los Bodhisattvas iM Ver nota 89 A d on is, H Uhammapada, versículo 92, afirma al res­ pecto "Cual U ruta de Isa ave» en *1 cielo, así e i difícil de seguir la ruta de aquellos que nada guardan, que comen lo debido, que han entrado en la liberación inrnndicionade y vacía " I Versión de Leonor Cal vera, ed. Hast i napura, Bs. A». 1983). 106 El logro (propti. alcanzar; labdhi, conseguir) implica ser consciente del apego a una comprentión que resulta de razonamientos relativos. 107 Apranihita, lo impremeditado. 107

y los hemos instruido en el conocimiento superior, sin con­ cebir acerca de ello ningún pensamiento caprichoso. Ahora, Señor, hemos oido de ti que también los discípulos están pre­ destinados a la Suprema Iluminación. Estamos asombrados, perplejos y estimamos como una gran ganancia habernos en­ terado hoy de estas palabras jamás oídas antes. Hemos adqui­ rido una magnífica joya que no buscábamos, ni esperábamos, ni pretendíamos. Ahora todo se ha clarificado para nosotros. Los venerables siguieron exponiéndole al Tathagata sus pensamientos: —Nosotros también tenemos un caso para presentarte. Un hombre se fue del hogar paterno; durante años —veinte, treinta, cuarenta y cincuenta— vivió en distintos lugares. En ese lap­ so, el padre se convirtió en un gran magnate, mientras que el hijo sigue siendo pobre; éste, buscando quehaceres para proveerse de comida y vestimenta deambula en todas direc­ ciones. El padre se muda a otro país, llevándose sus bienes, oro, plata, granos, lapislázuli, gemas, perlas, corales, esclavos, sirvientes, jornaleros, elefantes, caballos, carros, vacas y ove­ jas. Mantiene una numerosa comitiva, posee inmensos terri­ torios y además realiza vastos negocios financieros, de agri­ cultura y de comercio. Cierta vez, el hijo, atravesando villas y pueblos, ciudades y capitales, provincias y reinos, llega al lugar donde reside el padre. Ahora bien, el padre —dueño de tantas riquezas- siempre pensaba en ese hijo que hacía tan­ tos años se había retirado, pero nunca expresó sus pensamien­ tos delante de otros; esta idea sólo languidecía en su interior. El cavilaba así: “Soy viejo y poseo muchos tesoros, pero no tengo hijos. Es lamentable que yo perezca y todo esto sea desaprovechado. ;Qué feliz &ería si mi hijo pudiera gozar de esta masa de bienes! ’’ Esta parábola continuó siendo desarrollada por los vene­ rables en este tono: —Mientras tanto, Señor, el hombre pobre, en busca de co­ mida y vestimenta se fue aproximando gradualmente a la ca­ sa del hombre rico. El padre estaba un día sentado a la puerta de su mansión, rodeado y servido por una multitud de Brah-108 108

manes, Kshatriyas, Vaisyas y Sudras,0B; reposaba con gran pompa en un magnífico trono apoyado sobre una tarima de­ corada con oro y plata y, al tiempo que manejaba sus cuantio­ sos negocios, bajo un toldo adornado con perlas, flores y guir­ naldas de joyas, era abanicado con hojas de plantas. El hom­ bre pobre vio a su propio padre sin reconocerlo y se sintió alar­ mado, embargado por un sentimiento horripilante y su mente estremecida por este pensamiento: “ Inesperadamente me he topado con un rey o un ilustre. La gente como yo nada tiene que hacer en un lugar como éste; es en las calles donde los pobres encuentran mejor, sin dificultad, su comida. Más vale me voy de aquí sin más dilación, no sea que me pongan a hacer trabajos forzados por incurrir en alguna ofensa.” Entonces, Señor, el hombre pobre parte velozmente, huye, no se expo­ ne a los peligros. Pero el hombre rico, sentado a la puerta de su mansión, reconoce al hijo a primera vista; por lo tanto, está contento, encantado, deleitado, lleno de gozo y alegría. Piensa “ ¡Qué maravilla; ha sido encontrada quien disfrutará esta plenitud de bienes! El, en quien be estado pensando una y otra vez. está aquí, ahora que soy viejo." Luego, la parábola traída a colación por los venerables, siguió en estos términos: -A l instante, despacha emisarios a quienes dice: “ Id y traed­ me a ese hombre”. Los interpelados van a toda velocidad y ,W La» cuatro castas liorna) Brahm onrt, sacerdote*, Kshalnya». no­ ble* y guerrero», VWyo*. agricultores y ganadero*, y Sutirat, el re»to de lo* hombre*. Debajo están lo* Aipriihya* o Paria*, intocables, que debido a I* impure** de cu origen eatin « lu id o s de 1* sociedad y de I* religión. Les t m printer»» casa* forman el grupo ario y la cuarta representa a la pobla­ ción indígena sometida e Integrada a la comunidad El origen divino de la* castas es relacionado por la* ''Leyes de Menú" con el mito del Ser primor­ dial la» cuatro casia* habrían surgido, respectivamente, de la boca, brazo*, muslos y pie» de Brahma El "Bhagovad Cita" proclama que el primer deber de todo hindú r» observar les regla» de ru ra*ta, criterio obiervado por m is de tres mil anos y a p e » de loa intento» reformadores com o el Brahma Sameu (Sociedad de Brthme). La Constitución del nuevo estado indio ha abolido el sistema de casta* (Z) A su vez, las castas poseen colorea que las identifican: blanco, rojo, amarillo para las tres primeras y negro para la no aria. Por eso, en varias partes de este Sutra —por ejemplo, capí­ tulo III, estrofa 116 o capítulo XIII, estrofa 56, etc.— se considera un ha­ lago no nacer "negruzco".109 109

se apoderan del hijo quien, aterrorizado, alarmado, embarga­ do de temor, agitada su mente, lanza angustiosos lamentos, grita y exclama: “No os he ofendido”. Pero ellos arrastran violentamente al hombre pobre, a pesar de sus siiplicas. El, paralizado por una sensación de horror, piensa: ‘Temo que he de ser castigado con la pena capital; estoy perdido”. Se desmaya y cae a tierra. Su padre, acongojado y próximo a perder el aliento, le dice a los sirvientes: “Ño lo llevéis de esa manera”. Al mismo tiempo, lo rocía con agua fría, sin decirle nada. El hombre rico, sabedor de su elevada posición, comprende la actitud sumisa del pobre, pero se cuida muy bien de acla­ rarle que él es su hijo. Llama a uno de sus sirvientes y le dice: “Ve. y dile a ese hombre que es libre de ir adonde quiera". El sirviente obedece; el hombre pobre queda asombrado al oír estas palabras y comienza a alejarse de ese lugar. El padre, para atraerle, pone en práctica un hábil recurso. Para ello em­ plea a dos hombres deformes y de prosperidad dudosa. Les di­ ce que vayan y contraten al hombre pobre para realizar la­ bores en su casa por un jornal doble del común, y les instru­ ye que si el hombre preguntara qué clase de labores, le digan que es para limpiar la suciedad acumulada. Los dos sirvien­ tes buscan aJ hombre y lo comprometen para la tarea asigna­ da. Entonces, entre los tres realizan esa labor por la paga pro­ metida, mientras residen en un cobertizo de paja vecino a la mansión del patrón. Este observa a través de la ventana a su propio hijo limpiando la suciedad y nuevamente se ve im­ pactado por el asombro de este hallazgo. Luego, la historia siguió desarrollándose así: —El dueño de la mansión deja de lado su sortija, aparta sus suaves, limpios y finos atavíos, se pone una prenda sucia, toma un canasto en la mano derecha, lo embarra y se acerca al hi­ jo, a quien saluda de lejos, diciéndole: “Por favor, toma este canasto y sin demora quítale el polvo". Mediante este recurso, se las ingenia para hablar con su hijo. Luego agrega: “Quédate a mi servicio; te daré una paga extra y puedes pedirme lo que quieras, ya sea un pote, una vasija, una marmita, leña, sal, comida o ropa. Tengo una capa vieja; si la deseas, te la daré. Cualquier utensilio que anheles, lo tendrás de mí. Mírame eo­lio lio

mo si yo fuera tü padre, ya que soy viejo, y tú joven. Además, me has prestado un gran servicio limpiando la suciedad, sin dar jamás muestra de debilidad, perversión, arrogancia o hipo­ cresía. No he descubierto en ti los vicios tan comunes en los otros sirvientes; por eso de aquí en más eres como mi propio hijo". Desde ese entonces, el hombre rico se dirige al pobre por el nombre de “hijo" y este se siente como tal frente al anciano. Así, después de extrañar tanto a ese hijo, el padre lo tiene a su servicio durante veinte años, al final de los cuales el hombre pobre termina por hallarse muy a gusto, entrando y saliendo de la mansión, a pesar de seguir habitando el cober­ tizo. Al tiempo, el dueño de casa cae enfermo y presiente que su muerte no está lejana. Entonces le dice a su hijo: ‘‘Poseo abundante metálico, tesoros y graneros. Estoy muy enfermo y deseo tener a alguien a quien cederle mis bienes, alguien que los recoja. Acéptalos ya que tú eres tan dueño de ellos como yo y por eso no debes desecharlos". Así es como el hombre pobre acepta los valores aunque para él poco significan —no mas que un puñado de harina—; sigue viviendo en el cober­ tizo y considerándose tan pobre como antes. Los venerables continuaron exponiendo esta parábola de la siguiente forma* —Después de un tiempo, el dueño de casa percibe que su hijo está capacitado para ahorrar y lo encuentra maduro, men­ talmente desenvuelto y consciente de su pasada pobreza. Aproximándose la hora de su muerte, manda llamar al here­ dero y lo presenta a un grupo de gente que congrega a ciuda­ danos y autoridades, emitiendo estas palabras: “Oíd, señores; éste es mi propio hijo, el que he engendrado. Hace cincuenta años que desapareció de su ciudad natal y, al reencontrarnos, le dejo todas mis rentas, y todos mis bienes personales deben ser acreditados como suyos” El hombre pobre, al oír tal afir­ mación quedó asombrado y maravillado; pensó: "Inesperada­ mente he obtenido metálico, tesoros y graneros". De la misma forma, Señor, nosotros representamos a los hijos del Tathagata y estamos oprimidos por tres dificultades, a saber: la dificul­ tad del dolor,'09 la dificultad de las concepciones110 y la di109 D ukkha, dolor, la primera de las "Cuatro Nobles Verdades”, que el

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ficultad de la transición.1" En el mundano rotar nos hemos adaptado a sus bajezas; por eso el Señor nos ha incitado a refle­ xionar en las leyes inferiores como si ellas fueran similares a un montón de suciedad. Una vez que hemos tomado conscien­ cia sobre esta situación, nos hemos esforzado por buscar como recompensa el Nirvana y estamos contentos con lo que hemos obtenido. Pero el Señor no pone atención en nosotros como tampoco dice que el tesoro del Tathagata nos pertenecerá, pese a que hábilmente nos apunta como sus herederos. Y nosotros no anhelamos impacientemente disfrutar de esta herencia por­ que estimamos que ya es una gran ganancia haber recibido del Señor el Nirvana. Predicamos a los Bodhisattvas un sublime sermón acerca del conocimiento superior; lo explicamos, exhibimos y demostramos sin encapricharnos con él porque el Tathagata, por su habilidad, sabe de nuestra disposición, mien­ tras que nosotros la desconocemos. Por esta misma razón es que el Señor acaba de decimos que para él somos c mo sus hijos y, por lo tanto, sus herederos. Pero aunque el nivel sea bajo, el Señor percibe nuestra fuerza interior y nos «plica la Buda —en el "Sermón de Benarés"— definió así: “ El nacimiento es dolor, la vejez es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, la unión can aquello que no se ama es dolor, la separación de lo que se ama es dolor, no alcanzar su deseo es dolor; el objeto de los sentidos es dolor". 1,0 Sam tkara HK afirma que son impresiones morales y mentales tran­ sitorias. EW habla de residuos y tendencias del patudo, mientras que FK las divide en 1) las fuerzas activas o principios; 2) la forma kármicu o la individualidad en un pasado, y 3) formaciones mentales fijas, impresiones de viejos hábitos o experiencias acumuladas en las zonas subconscientes No debe ser confundido con el término similar tam tam que es la indeter­ minada serie o ciclo de existencias. La comparación común ex la de una sucesión de olas (cada existencia no es más que "una ola en el rio del tom sora”), igualmente evoca la imagen de la rueda que gira sin cesar. El tamsara, con toda la fuerza acumulada de las pasiones y de los dolares, arrastra, a un ciclo infinito a la multitud de teres. En ovni ido similar expre sa: las vicisitudes de la vida y la muerte, In inestabilidad de la» cosas, la inquietud de la vida mundana, la agitación del egoísm o, la vanidad de la existencia, etc. (Z) 111 Transición o evolución. Se refiere al paso del estado de ignorancia al del conocim iento. Es muy común en el budismo asemejar estos dos estados a las costas de un río, y a la Doctrina com o la balsa necesaria parn atravesarlo. El concepto de paramita (otra orilla) —ver nota 47— implica esta transición.

denominacibn de Bndhisattvas; no obstante, tenemos el doble lugar: por un lado somos seres inferiores y por otro debemos elevar a los Bodhúattvasn i a la Suprema Iluminación. Cono­ ciendo esto es que el Gino ha confirmado nuestra herencia: la inesperada obtención, en tanto hijos del Tathagata - y sin anhelarlo-, del tesoro de la omnisciencia, el que no hemo6 deseado, ni buscado, ni esperado, ni pedido. En esa ocasión el venerable Maha-Kasyapa pronunció las siguientes estrofas: 1. Estamos bajo el efecto del asombro, la maravilla y el arrobamiento al oír una voz; es una voz amorosa la del Maes­ tro. 2. En poco tiempo hemos adquirido un impensable montón de joyas que no habíamos requerido. 3. Es como la historia de un joven que, seducido por perso­ nas tontas, se alejó del padre y vagó por distintos lugares. 4. El padre lamentó que su hijo se fuera y ¿1 mismo estuvo errando en su búsqueda durante no menos de cincuenta años. 5. Hasta que se estableció en una gran ciudad, donde cons­ truyó su morada, bendecida con todo lo que puede gratificar a los cinco sentidos. 6. Tenía abundante metálico, piedras preciosas, coral, elefan­ tes, caballos, vacas, ovejas, lacayos. 7. Interesantes rentas, propiedades, esclavos de ambos sexos, gran número de sirvientes; era honrado por muchas personas y el rey lo consideraba su favorito. 8. Los ciudadanos y los campesinos se inclinaban a su paso, con las manos juntas, y muchos mercaderes se acercaban para ofrecerle negocios. 9. Por este camino el hombre se hizo inmensamente pros1,1 A primer* vitia este párrafo parecería confuso. Debería interpretar­ te que la inferioridad de caos discípulo» es «Alo exterior —ya que están lú ­ jelos al dolor U transición. e l e .- pero com o poseen fuerza interior bien pueden ser anilcipsdam enie denominados liodhisolti'a» For eso también el doble lugar que ocupan. En cuanto a los Bodhisattvaa que esos seres extenórm ente inferiores deben elevar al estado de Suprema Iluminación, es al que potencialmente llevan en su interior. Es una interesante enseñanza la afirmación que, pese a la personalidad mundana, es posible alimentar la identidad superior que late en cada uno.13

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pero, pero al llegar a la ancianidad, di'a y noche siguió añorando a su hijo. 10. Y lamentando que sus bienes no tuvieran destino, 11. Cuando el hijo vaga de un lugar a otro, pobre y misera­ ble, buscando comida y vestimenta. 12. El hijo, como a veces consigue algo pero otras no, se vuelve magro y su cuerpo se llena de costras y sarna. 13. Con el correr del tiempo, errante, llega al pueblo donde vive el padre y se acerca a su mansión a pedir. 14. La casualidad permite que el dueño de casa se halle en el exterior de la misma, sentado en un precioso trono, bajo un dosel, junto a su comitiva. 15. Sus tenedores de libros lo rodean, algunos contando di­ nero, otros redactando contratos o realizando diversas opera­ ciones comerciales. 16. El hombre pobre, viendo la mansión y su dueño, piensa que se halla frente a un rey o dignatario. 17. Y cree más conveniente alejarse de allí para no incurrir en ningún tipo de injuria que le signifique ser condenado a trabajos forzados. 18. El hombre rico descubre a su propio hijo y despacha men­ sajeros con la orden de traer al pobre. 19. Ellos de inmediato se apoderan de él, que se desmaya creyendo haber sido prendido por verdugos. 20. Viendo esto, el hombre rico piensa: “Esta persona es­ túpida e ignorante, de baja disposición, no tendrá fe en mi mag­ nificencia ni creerá que soy su padre.” 21. En tales circunstancias, le ordena a personas de poco carácter, pervertidos, tuertos, mutilados, enfermos, que lo busquen para realizar tareas serviles. 22. El ofrecimiento es para limpiar montones de inmun­ dicias por una paga doble. 23. El hombre pobre acepta la labor y se instala en un co­ bertizo vecino a la mansión. 24. El hombre rico continuamente lo observa a través de la ventana. 25. Cierta vez, poniéndose ropas sucias y tomando una cesta, se acerca al hijo y le regaña: ‘T ú no haces bien el trabajo.

26. Te daré el doble, además de comida, sal, hierbas y hasta una capa." 27. Pero luego de llamarle la atención por la forma de lle­ var a cabo su tarea, se reconcilia con él, diciéndole: ‘T ú eres mi hijo; no hay duda de ello.” 28. Poco a poco lo integra a su casa y lo tiene a su servicio durante veinte años, a lo largo de los cuales lo convierte en su confidente. 29. Al mismo tiempo, sigue ocupándose de sus bienes, ren­ tas y territorios. 30. El hombre pobre, en cambio, continúa viviendo en el cobertizo, no fomenta otra idea que la pobreza y mira la mansibn pensando que esas posesiones son ajenas. 31. El hombre rico percibe que el hijo ha tomado cons­ ciencia de su posición; entonces reúne a sus amigos y les dice; "Le dare todo a este hombre, 32. Porque es el hijo que he perdido hace mucho tiempo. 33. Hace veinte años que lo tengo conmigo, después de otros cincuenta que desapareció de su ciudad natal. 34. El es el dueño de todas mis propiedades; dejadle que haga lo que quiera con ellas.” 35- El hombre pobre queda anonadado de sorpresa y, recor­ dando su pasada miseria, piensa: "Ahora soy feliz." 36. De la misma manera, el Líder, que conoce nuestra baja disposición, no declara. "Os convertiréis en Budas”; pero sí afirma: "Vosotros sois.ciertamente, mis discípulos y mis hijos.” 37. El Señor del mundo ordena: “Enseña, Kasyapa, el Sendero a quienes procuran alcanzar las altas cumbres de la Iluminación, la Via a seguir para convertirse en Budas.” 38 Obedeciéndote, mostramos el Camino a muchos Bodhisattva» de gran poder, por medio de infinitos argumentos. 39. Prestándonos atención, ¡us hijos del Gina que toman consciencia de ese Sendero reciben la predicción de conver­ tirse en Budas en este mundo. 40. Tal es la tarea que realizamos vigorosamente, preser­ vando esta Ley preciosa. 41. No obstante, a pesar de difundir el tesoro del Buda, nos sentimos nosotros mismos pobres; no requerimos el cono-15 115

cimiento superior y, sin embargo, al mismo tiempo, lo reve­ lamos. 42. Suponemos un Nirvana individual; más allá de eso no va nuestro conocimiento, como tampoco nos regocijamos oyendo las divisiones de las tierras del Buda. 43. Todas estas leyes son inmaculadas, firmes, exentas de principio y destrucción; pero carecen en si' misma de ley. Cuan­ do oi'mos esto no podemos creerlo. 44. Mucho tiempo atrás apartamos toda aspiración al conoci­ miento superior; nunca nos hemos abocado a él. 45. En esta existencia corporal, de acuerdo al Nirvana, con­ tinuamente hemos acostumbrado nuestros pensamientos al Vacio; hemos sido liberados del sufrimiento de las maldades del mundo y hemos llevado a cabo el mandamiento del Gina. 46. Entre los hijos del Sugata, a quien estuviera en camino hacia la Suprema Iluminación, le hemos revelado la Ley. 47. Sin embargo, el Maestro parece no prestarnos atención, esperando el momento oportuno; no nos explica la conexión real entre las cosas, mientras pone a prueba nuestra disposición. 48. Hábil en la aplicación de los recursos a su debido tiem­ po —como el hombre rico—, dice: “Sed constantes en sujetar vuestra baja disposición” y a aquéllos que lo logran. Ies da sus riquezas. 49. La tarea que realiza el Señor es muydifícil; por eso debe desplegar toda su destreza para domeñar a sus hijos de baja disposición y luego impartirles su conocimiento superior. 50. De repente, hoy hemos sido tomados por sorpresa, como el hombre pobre que adquirió bienes: ahora por primera vez hemos obtenido el fruto bajo la dirección del Buda, una recom­ pensa tan excelente como inmaculada. 51. Ya que siempre hemos observado los preceptos morales, ahora recibimos la cosecha de esa conducta ética que anterior­ mente hemos plantado. 52. Ahora conseguimos el egregio, consagrado, exaltado y perfecto fruto de haber observado una vida espiritual excelen­ te y pura. 53. Ahora, Señor, somos discípulos y proclamamos la Supre-

ma Iluminación por doquier; revelamos la sagrada palabra que nos ha convertido en transeúntes del Sendero. 54. Ahora somos santos. Señor, y merecemos la veneración del mundo, incluyendo los dioses, Maras, Brahmas y, en suma, de todos los seres. 55. ¿Quién puede contradecirte a ti, que llevas a cabo tareas tan difíciles?10 56. Seria utópico ofrecer resistencia con las manos, los pies, la cabeza, los hombros o el pecho, aunque se lo hiciera durante tantos kalpas como lo6 granitos de arena del Ganges. 57. Uno puede caritativamente dar comidas, bebidas, ropas o alojamiento; uno puede construir monasterios de sándalo, amueblarlos espléndidamente y tapizarlos de fina muselina blanca. 58. Uno puede ser asiduo donante de medicinas para los en­ fermos, uno puede entregar limosnas durante tantos kalpas como granitos de arena del Ganges y aún así tampoco es capaz de ofrecer resistencia. 59. El Gina es de naturaleza sublime, posee un poder ini­ gualable; está dotado de un valor milagroso; es firme en la fuerza de la paciencia y, además, carece de imperfecciones. Los ignorantes no pueden entender cosas como éstas. 60. El, que siempre retoma a este mundo, predica la Ley a quienes están condicionados por la esclavitud del mundano rotar. p 61. Percibiendo las circunstancias que rodean a cada ser, le indica a cada uno sus deberes. Y considerando la variedad de disposiciones, inculca la Ley mediante miles de argumentos distintos. 62. El, el Tathagata, vigilante del devenir de todos y cada uno de los seres, predica una Ley que, aunque aparentemente multiplicada, sólo apunta a la Suprema iluminación.

,,J HK sostiene que aquí el Buda asume la fisura del Dharmaraga (ver nota 104), el Señor de la Muerte, y frente a ella aun las acciones más vir­ tuosas no pueden detenerla, com o queda en claro en las estrofas siguientes.17 117

CAPITULO V LAS PLANTAS

( Y A K U 5 QV(J )

AI instante, el Señor se dirigió al venerable Maha-Kasyapa y a los otros grandes discípulos, diciendo: —Bien; muy bien, Kasyapa, lias hecho bien en proclamar las reales cualidades del Tathagata. Pero él posee muchas más, incalculables, a cuyo final sería difícil llegar aunque uno las enumerara durante inmedibles kalpas. El Tathagata es el amo de todas las leyes y cuando él instituye una, ésta permanece inamovible. Todas las leyes han sido hábilmente implementedas por la sabiduría del Gina de modo que finalmente conducen al estado de omnisciencia."4 El Tathagata conoce también el significado de las leyes porque posee la facultad de penetrar en ellas, y como además ha alcanzado la mayor perfección del conocimiento, a su vez es capaz de decidir acerca de su aplica­ ción o su abandono. Es un caso similar al de esa gran nube cargada de lluvia, extendiéndose sobre todos los pastos, arbus­ tos, hierbas, árboles y demás variedades de plantas que crecen sobre la tierra, sobre las colinas o sobre las montañas; una nube que cubre el vasto universo, lista para vertir su líquido sobre todo y al mismo tiempo. Entonces, Kasyapa, todos los vegeta­ les, desde los que tienen jóvenes y tiernos tallos, ramas, hojas y follaje, pasando por los que los tienen medio desarrollados 1,4 La "omnisciencia" ea uno de loa más frecuentes términos eufemfsticos para denotar el estado de "muerte” porque el muerto lo aabe todo; es quien ha experimentado todo en el transcurso de su vida. (HK)

hasta los que ya han crecido alcanzando grandes dimensiones, cada uno de acuerdo con sus posibilidades, absorberá el hú­ medo elemento emitido por la nube. Y el agua, si bien es de composición única, sobre cada planta ejercerá un efecto distin­ to; en algunas se convertirá en desarrollo, en otra en frutos, en otra en flores, y cada una recibirá un nombre que la dife­ rencie de las demás. Enraizadas en un mismo suelo y bebiendo un agua de la misma especie, crecen todas esas diversas plantas. De la misma manera, Kasyapa, el Tathagalo aparece en el mun­ do como una gran nube y lanza su llamado"’ en todas las di­ recciones y para todos los seres, incluyendo a los dioses, los hombres y los demonios. Frente a la faz del mundo, el Tathagata alza su voz pronunciando estas palabras: “ Hombres y dioses, yo soy el Ciña; el perfectamente Iluminado; el que habiendo alcanzado la otra orilla por mí mismo, llevo a ella a los demás; liberado, libero a los otros; confortado, conforto a los seres: en estado de reposo, conduzco allí al resto; por mi suprema sabiduría, conozco este mundo y el próximo realmente como son. Yo soy el omnisciente, el que todo lo ve; venid a mi, dioses y hombres, oíd la Ley. Yo soy el que señala el Sen­ dero. el que muestra «I Camino por estar consubstanciado con é l’* El Buda prosiguió asi su exposición: —Entonces, Kasyapa. incontables seres se acercaron a oír la Ley del Tothagpta porque él, que conoce la diferencia de sus facultades y energías, produce distintos discursos sobre la Doctrina; relata muchas parábolas, instructivas y agradables al mismo tiempo. Estos relatos orientan a los seres al Sendero, no sólo en esta vida, sino que después de muertos les conducen a un estado de beatitud. Oyendo esta Ley se liberarán de los obstáculos y, como consecuencia de ello, se abocarán a la apli­ cación del conocimiento superior, siempre de acuerdo con sus propias fuerzas. Y así como la gran nube, después de expandir­ se por todo el universo, vierte el agua que nutre los pastos, hierbas, arbustos y árboles —los que, según sus propias posi­ bilidades absorben el líquido que les permite desarrollarse en ,w "Nube”, e* decir lluvia, y "llamado", o sea trueno, también apare­ cen en la mitología latina com o Júpiter pluviua y Júpiter tonaría. (HK)19

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relación a la especie-; as» Kasyapa, es la Ley que predica el Tathagata, única en su esencia, la esencia de la liberación cuya meta final es la aniquilación de las pasiones y, por lo tanto, el conocimiento superior. También debe entenderse, Kasyapa, que los seres que atienden a esta Ley cuando ella es predicada por el Gina; quienes la conservan en su memoria y la aplican sobre sí mismos, no conocen, perciben ni comprenden a su propio yo. Porque sólo el Gina es el que conoce quién, cómo y qué clase de seres son ellos; qué, cómo y cuándo meditan; qué, cómo y cuándo contemplan; qué, por qué y por medio de que alcanzan algún resultado espiritual. Nadie sino el Tathagata esta allí presente, viendo todo intuitivamente y percibiendo los dis­ tintos estados de los seres, como si fueran pequeñas, medianas y grandes hierbas, pastos, arbustos y árboles. Yo soy, Kasyapa, el que conoce la ley, que es una ciencia única H a de la libera­ ción—, que finaliza en el Nirvana, que conduce a la paz, al re­ poso, al Vacío. Pero no la revelo toda de repente en considera­ ción a los diferentes niveles que ocupan los seres. Estás asombra­ do, Kasyapa, porque no puedes penetrar en el misterio expuesto por el Tathagata; es que este misterio es muy difícil de enten­ der. En esa ocasión, para explicar más extensamente el mismo tema, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 1. Yo soy el Rey del Sendero, aparecido en el mundo para destruir el ciclo del incesante renacimiento. Declaro la Ley a todos los seres, después de discriminar sus disposiciones. 2. Hombres superiores, de sabia comprensión: conservad la palabra, guardad el misterio, no lo reveléis en vano. 3. Esa ciencia es difícil de entender; el hombre común, al oírla de repente, quedaría perplejo y en su ignorancia se des­ viaría del Camino, extraviándose. Y 4. Hablo a los seres de acuerdo con sus alcances y faculta­ des, y acomodo la teoría mediante varios significados. 5. Seria, Kasyapa, como si una gran nube se alzara sobre el horizonte, cubriéndolo todo. 6. Esa nube, cargada de agua, está festoneada de relámpagos y despierta con sus truenos a todas las criaturas.

7. Evitando los rayos solares, enfría la región y descendien­ do gradualmente, comienza a verter su líquido por doquier. 8. Asi, relampagueando por todas partes, vuelca una abundante masa de agua que refresca la tierra. 9. Y todas las hierbas, pastos, arbustos y árboles, 10. Campos, frutales y todo vegetal sobre la tierra, las coli­ nas y las frondas, 11. Son vivificados por la nube. 12. Pero cada planta absorbe una cantidad de agua de acuer­ do con su alcance. 13. Con ella, las pequeñas y medianas crecen lujuriosamente. 14. Mientras que las grandes florecen y dan frutos. 15. Todos los vegetales dan distintos productos en relación a su especie, aunque el agua que hayan asimilado sea de la mis­ ma naturaleza. 16. De igual manera, Kasyapa, el Buda llega al mundo como una nube"* y luego derrama sobre él su conocimiento de la realidad 17. El gran Profeta, honrado por el mundo, incluyendo los dioses, dice así: "Yo soy el Tathagata, el más elevado de lo6 seres; he aparecido como una nube, 18. Para refrescar a todos los seres cuyos cuerpos están mar­ chitos por los obstáculos de la existencia. Traeré felicidad para Ice que languidecen de pena y les daré placer y reposo. 19. Escuchadme con atención, huestes de dioses, hombres; acercaos para verme: yo soy el Gina, el Señor, el insuperable, el que aparece en este mundo como un salvador. 20. Predico a incontables seres la más pura y brillante Ley, que no tiene sino un solo designio, a saber: la liberación y el reposo. 21. Predico siempre con la misma voz, tomando constante­ mente a la Iluminación como texto, porque en eso soy con todos imparcial, 22. Inexorable: no albergo ni amor ni odio hacia nadie, y proclamo la Ley sin discriminaciones. 1,6 La leyenda dice que el Buda entró en el cuerpo de su madre (Moya, la materia original, la tierra) bajo la forma de un elefante. En la poesía india, las nubes son llamadas "elefantes”. (HK)12

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23. Ya sea caminando, parado o sentado, siempre estoy ocupado con esta tarea de difundir la Ley, y nunca me canso. 24. Recreo a todo el mundo por igual como una nube que derrama su liquido sin distinción; tengo los mismos sentimien­ tos por la gente respetable como por la de baja condición ¡ por los moralistas como por los inmorales. 25. Por los depravados como por los que observan las reglas de la buena conducta; por los que sostienen puntos de vista sec­ tarios y dogmas enfermizos como por aquellos cuyas miras son sanas y correctas. 26. Predico la Ley a los de cultura inferior tanto como a los de entendimiento superior y facultades extraordinarias; inac­ cesible a la fatiga, derramo incesantemente la lluvia de la Ley. 27. Después de oírme, cada uno de acuerdo con sus posibi­ lidades, encuentra el lugar que le corresponde, ya sea entre los dioses, los genios, los hombres, los Indras, los Brahmas o los monarcas, regentes del universo. 28. Oi'd, ahora; voy a explicar qué significan esas plantas de distintos tamaños. 29. Las plantas pequeñas representan a los hombres que andan en procura del conocimiento de la Ley, la cual libera de las ataduras mundanas y conduce al Nirvana. 30. Las plantas medianas son los hombres que moran en ca­ vernas, ansian el estado de Pratyekabudas y cuya inteligen­ cia ha sido moderadamente purificada. 31. Aquéllos que aspiran a transformarse en lideres espiri­ tuales, pensando: “Me convertiré en un Buda, un jefe de dioses y hombres”, y que practican el esfuerzo de la meditación, son las grandes plantas. 32. Pero los hijos del Sugata, quienes asiduamente ejercitan la benevolencia y la conducta pacifica; que han llegado a la certeza de su jerarquía moral, ellos son los árboles. 33. Aquéllos que mueven hacia adelante la Rueda que nunca retrocede, y que permanecen firmes en la aplicación de los po­ deres milagrosos, liberando a incontables seres, ésos son los grandes árboles. 34. Sin embargo, la Ley que predica el Gina es única, asi como es de la misma naturaleza el agua que emite la nube. En12 122

cambio, son diferentes las facultades descriptas como diversas son las plantas que cubren la faz de la tierra." 35. Por medio de esta parábola, Kasyapa, tú puedes entender la capacidad del Tathagata; cómo predica una sola Ley cuyas vertientes pueden asemejarse a las gotas de la lluvia. 36. Yo también derramo una lluvia, la de la Ley, que refres­ ca a todo el mundo. Y cada uno, de acuerdo con sus posibili­ dades, la lleva a su corazón. 37. Así como todas las plantas lucen brillantes cuando llue­ ve, 38. De la misma forma, la Ley promueve la duradera prospe­ ridad del mundo. Por esta Ley se recrea el universo y, como en las plantas, se expanden los brotes de la sabiduría. 39 Las plantas que, en su crecimiento quedan a medio ca­ mino, son los Arhat» que se detienen cuando han superado sus flaquezas, y \otPratyekabudas quienes, viviendo en los fron­ dosos matorrales, plasman esta Ley. 40. Pero los numerosos Bodhisattvas que, creyentes y sa­ bios, pasan por encima del mundo, en procura de la Suprema Iluminación, ellos continúan creciendo como árboles. 41. Y aquéllos que, dotados de poderes mágicos —por ser adeptos a la meditación—sienten deleite al oír acerca del Vacío, emitiendo miles de rayos, esos son los grandes árboles. 42. Entonces, Kasyapa. como el agua vertida por la nube fa­ vorece el crecimiento de las plantas, así la prédica de la Ley brinda un sinfín de frutos a los hombres. 43. Yo revelo la Ley que tiene su causa en sí misma y, a su debido tiempo, muestro la Iluminación. Esta es mi suprema ca­ pacidad y la de todos los líderes espirituales del mundo. 44. Esto que digo es la palabra más certera: mis discípulos alcanzaran el Nirvana y siguiendo el Sendero se convertirán en Budas. Además, Kasyapa, el Tathagata, en su tarea doctrinaria no es parcial. Asi como la luz del sol y de la luna brillan igualita­ riamente sobre todo el mundo —sobre el virtuoso como sobre el perverso; sobre lo alto como sobre lo bajo; sobre lo fragante como sobre lo hediondo—, así la luz del conocimiento de los omniscientes que predican la Ley, alcanza a todos los seres. Y, de acuerdo con su propia disposición, cada uno estará desti123

nado ya sea al vehículo de los Budas, como al de los Bodhisattvas o al de los discípulos. No existe ningún defecto ni ex­ ceso en el brillo del conocimiento superior para quien está iden­ tificado con la Ley. Tampoco existen tres vehículos, sino que hay seres que actúan en forma diferente. Cuando el Gina dijo esto, Kasyapa le preguntó: —¿Señor, si no hay tres vehículos, por qué la denominación de discípulos, Bodhisattvas y Budas? El Tathagata respondió: —Es, Kasyapa, como el alfarero que, de una misma arcilla, hace distintas vasijas. Algunas de ellas son para contener azú­ car, otra g/iee,,l’ otras cuajada, otras leche y otras - d e inferior calidad— contendrán impurezas. La arcilla es del mismo tipo pero la diversidad de vasijas está en función de su contenido. Igualmente, Kasyapa, $6lo existe el vehículo del Buda. Entonces, Kasyapa volvió a preguntar: —¿Señor, si los seres poseen distintas disposiciones, existe más de un Nirvana? El Gina replicó: —El Nirvana es la consecuencia d e^ntender que todas las leyes y cosas son iguales. Luego, existe un solo Nirvana,1,8 no dos, ni tres. Té relataré, Kasyapa, una parábola, porque los hombres de buen entendimiento suelen rápidamente captar el significado de la Enseñanza que se encierra bajo la forma de una alegoría. Es, Kasyapa, un caso similar al ciego de nacimiento que dice: “No existen las formas elegantes ni las detestables; no existe el sol, la luna, las estrellas ni los planetas, como tampoco existen hombres capaces de ver tales cosas”. Entonces, un vi­ dente le contesta: “ Sí existen las formas elegantes y las detes­ tables, el sol, la luna, los planetas, las estrellas, como también los hombres capaces de ver todo eso". Pero el ciego no acepta esta afirmación. Ahora bien, está presente un médico —cono­ cedor de todas las enfermedades— que hace la siguiente refle1.7 G hee, ghi o g h r ita aceite hecho de manteca clarificada, usado en la India en gastronomía y medicina. 1.8 E cdesiastés IX, 2: "Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al im pfo, etc., etc.", 124 124

xión: “La enfermedad de este hombre tiene origen en sus ante­ riores pecados. Las enfermedades pueden clasificarse en cuatro tipos: reumáticas, coléricas, flemáticas y las provocadas por la corrupción de los humores. Seguramente este hombre no po­ dra curarse con remedios comunes, pero existe en los Himala­ yas cuatro hierbas, a saber: primero, una llamada “ poseedora de toda variedad de colores y sabores”; segundo, “la que libra de todos los males” ; tercero, “la que libera de todos los vene­ nos” ; y cuarto, “la que procura felicidad a los que ocupan el lugar correcto”. Como el médico siente compasión por el ciego, discurre un medio para llegar a los Himalayas y allí busca por todas partes hasta reunir las cuatro hierbas. Entonces se las da a tomar todas: una, después de haberla masticado; otra, molida; la tercera, mezclada con otra droga, y la última, se la inyecta. Debido a esta medicación, el ciego se sana y ve, de cerca y de lejos, todos los fenómenos y todas las cosas que le rodean. Lue­ go. exclama: “ ¿Qué tonto he sido al no creer ni aceptar lo que me decían! Ahora lo veo todo; me he librado de la ceguera y nadie puede superarme”. En ese mismo momento, los Profetas -d o la d o s de las trascendentes facultades del conocimiento; poderosos en la visión y el oído divino; diestros en la captación de los pensamientos ajenos; memoriosos de sus anteriores existencias; poseedores de ciencia e intuición mágica— se diri­ gen a este hombre, diciéndole: “Buen hombre, acabas de ob­ tener la visión y aún no conoces nada. ¿De dónde te viene esa arrogancia? No sólo careces de sabiduría, sino que ni siquiera eres inteligente. Cuando estás sentado en el interior de tu cuar­ to, no puedes distinguir las formas del exterior; no puedes dis­ cernir cuáles son los seres que están animados por sentimientos amables y cuáles por I06 hostiles; no puedes oír la voz de un hombre, el redoblar de un tambor o el sonido de un cuerno marino que se originan a cinco yogarías de distancia; no puedes siquiera dar un paso sin levantar los pies. Tú has sido engendra­ do y desarrollado en el útero de tu madre sin recordar este tran­ ce. ¿Cómo puedes ser tan inteligente como para decir que lo ves todo? Buen hombre, tú tomas la oscuridad por luz, y la luz por oscuridad.” Entonces, el hombre le pregunta a los Profetas: “ ¿Por qué

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medios y a través de qué tipo de trabajo podrá adquirir tal sabiduría y tales virtudes?” Los Profetas le responden: “Si ése es tu deseo, vete a vivir a ios bosques o a las cavernas, para meditar sobre la Ley y dese­ char las bajas pasiones. Asi' lograrás las virtudes de un asceta119* y adquirirás las facultades trascendentes”. El hombre capta el sentido y se convierte en un asceta. Viviendo en los bosques, su mente se centra en un solo objetivo, se desapega de los deseos mundanos y se transforma en un superdotado. Después de esta adquisición, reflexiona así: “Antes no actuaba correctamente y, por lo tanto, nada buefto me podía suceder. Ahora puedo ir doquiera me impulse la mente; otrora era un ignorante, un ciego." Esta, Kasyapa. es la parábola que he inventado para hacerte comprender la moraleja que resulta de ella. La palabra "cegue­ ra" es la designación para las criaturas sujetas al mundano ro­ tar; las que desconocen la verdadera Ley y se hallan envueltas en la densa oscuridad de las pasiones malsanas. Ellas están cega-' das por la ignorancia'10 y, en consecuencia, elaboran concep­ tos,11' etiquetas y form as/11 generando así una inmensa masa de calamidades. Las criaturas, cegadas por la ignorancia, quedan sujetas al mundano rotar; pero el Tathagala —que está fuera de ese enca­ denamiento— siente compasión, e impulsado por este sentimien­ to aparece en la Tierra cuando percibe que los seres viven penan­ do, sin encontrar los medios para escapar de su esclavitud. Viendo esto, saca la siguiente conclusión: “Los seres, de acuer­ do con la calidad de los trabajos que realizaron en sus pasadas existencias, poseen endebles aversiones y fuertes apegos, o ende119 Dhulaguna. el monje que ha hecho volo de austeridad. Su* virtude* son enumeradas en el Milinda Pañha ("Las cuestiones de Milinda"), obra budista no canónica, donde e*te rey griego-hindú —también conocido com o M enandro- discute con el monje Saga sena cuestiones doctrinarlas. 110 Ver nota 62. 111 Sanjña representaciones psíquicas. 111 Laktana, forma, aspecto, apariencia a la cual se aferran los seres com o sí fuese una propiedad, dando así lugar al egoísmo que implica todo afecto posesivo.

bles apegos y fuertes aversiones; algunos tienen poca sabiduría, otros son inteligentes; algunos albergan puntos de vista erró­ neos, otros se caracterizan por su óptica correcta. A todos ellos el Tathagata, hábilmente, les muestra tres vehículos.” Los Profetas de la parábola, aquéllos que poseen facultades trascendentes y clarividencia,131 son los Bodhisattvas que, su­ misos a la eterna Ley. nos han despertado a la perfecta, Supre­ ma Iluminación. El gran médico del relato no es sino el Gina, asi' como al no vidente pueden asemejarse las criaturas cegadas por la infatua­ ción. Apego, aversión e infatuación son el reuma, la bilis o la flema. Las falsas teorías deben ser vistas como humores corrompidos.'*4 Las cuatro hierbas son el Vacio, la destrucción de las causas y los efectos, la obtención del Nirvana y, de la misma forma en que su uso cura las distintas enfermedades, asi la iden­ tificación con ios principios de la emancipación suprime la igno­ rancia. A esta eliminación le sucede la de los conceptos y las suposiciones, y así sucesivamente hasta liquidar toda la inmen­ sa masa de calamidades. Como consecuencia de este proceso, la mente no estará mas sujeta al bien ni aj mal El hombre que obtiene la visión es como el devoto del ve­ hículo de los discípulos y el de los Pratyekabudas: desata los lazos de las bajas pasiones y se libera del mundo. Entonces, puede pensar: “No existen más leyes que penetrar; he alcanzado el Nirvcna". Pero el Gina le pregunta “ ¿Cómo alguien que no ha penetrado todas las leyes puede haber alcanzado el Nirvano?” El Señor lo eleva a la Iluminación y el discípulo, cuando adquiere consciencia de ella, ya no se queda en el mundano rotar, pero al mismo tiempo tampoco ha llegado al Nirvana. 115 Ha arribado a la visión auténtica y mira al mundo en todas sus

1 Claro idcm-ta no lanío rom o un poder parapsicológíco, sino en e) sañudo de su ttmrnmposKiftn etlmolóains "ver claro1' 1"* Doshas, pecados, odios, culpas. Se encuentra en el estado de JU'anmukla, es decir, no ha muerto sino para lo mundano, emancipándose en vida a través de su santidad. Ver Godel, Roger: Ensayos sobre la experiencia liberadora. Hachette; Bs. As.,

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direcciones como carente de consistencia, como un ilusionismo, un sueño, un espejismo, un eco. Ve que todos los fenómenos y cosas no han nacido, ni se han aniquilado; que no están sujetas ni libres; que no son opacas ni brillantes. El que percibe las le­ yes bajo tal luz, ve —como si no lo viera— al mundo en sus contradicciones, diversificaciones e ilusiones. En esa ocasión, para ampliar más el tema, el Señor pronun­ ció las siguientes estrofas: 45. Así como I06 rayos del sol y de la luna descienden igual­ mente para todos los hombres —buenos y malos— sin defectos ni excesos en ningún caso; 46. De la misma forma, la sabiduría del Tathagata brilla como los astros, guiando a todos los seres imparcialmente. 47. Así como el alfarero, usando la misma arcilla, produce distintas vasijas, 48. Ya sea para azúcar, leche, ghee, agua, cuajada o impu­ rezas,' 49. De la misma forma, los Ginas, considerando la diversi­ dad de funciones, 50. Mencionan distintos vehículos, aunque el del Buda sea uno solo. El que ignora que la existencia es una rotación mun­ dana, no tiene percepción del bendito descanso. 51. Pero el que entiende que todas las leyes son vacías y sin realidad propia, penetra en la esencia de la Iluminación. 52. El que ocupa un lugar intermedio de sabiduría es llama­ do Pratyekabuda, mientras el que carece del discernimiento del Vacío es denominado discípulo. 53. Pero después de entender todas las leyes, uno recibe el titulo de Iluminado y predica asiduamente la Ley a todos los seres mediante numerosos recursos. 54. Un ciego de nacimiento, porque no ve el sol, la luna, las estrellas y los planetas, asegura que no existen. 55. Pero un gran médico, por compasión, va a los Himalayas, 56. Trae de allí cuatro plantas, 57. Y se las suministra al enfermo. 58. El hombre, lograda la visión, observando el sol, la luna, los planetas y las estrellas, llega a la conclusión que era por pura ignorancia que antes hablaba como lo hacía.128 128

59. De la misma manera, los grandes ignorantes se mueven en el alboroto del mundo porque desconocen la secuencia de causas y efectos, causa de todas las penas. 60. En ese mundo cegado por la ignorancia, aparece el más elevado de los que todo lo conocen, el Tathagata, el gran cura­ dor, de naturaleza compasiva. 61. Cual hábil maestro, enseña la verdadera Ley, y revela la Suprema Iluminación a los que están más avanzados en el Sen­ dero. 62. A los de sabiduría intermedia, el Líder les predica una Iluminación mediana, mientras que a los que aún temen el mundano rotar, les encomienda otra Iluminación. 63. El discípulo que ha escapado del mundo cree, por su dis­ criminación, que ha alcanzado el puro y bendito Nirvana; pero sólo conociendo todas las leyes universales es como se llega al Nirvana inmortal, duradero.'3* 64. En ese caso, los grandes Profetas, movidos por compa­ sión, le dicen: "Estás equivocado; no te enorgullezcas de tu co­ nocimiento. 65. Cuando le hallas on el interior de tu cuarto, no puedes percibir qué sucede afuera. 66. ¿Cómo, entonces podrías ser sabio, con lo tonto que eres? 67. No eres capaz de oír un sonido a la distancia de cinco yoganas y menos aún de una distancia mayor. 68. Tú no puedes discernir siquiera quiénes son malevolentes y quiénes benevolentes hacia ti. ¿De dónde, entonces, te viene ese orgullo? 69. Si tuvieses que andar tan sólo un trecho, no podrías ha­ cerlo sin guia, y lo que te sucedió en el útero de tu madre lo has olvidado inmediatamente después de nacer. 70. En este mundo es llamado omnisciente aquél que posee las facultades trascendentes; pero cuando tú nada sabes, preten­ des hacerte pasar por tal. Ese es otro de los efectos de la infa­ tuación. ,J * Nirvana inmortal, duradero, anupadhiseuha (en pali, anupadisvsa) significa “muerte sin que le siga otra vida".129

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71. Si deseas el conocimiento superior, dirige tu atención a la sabiduría; luego vete a los bosques y medita sobre la Ley pura; entonces adquirirás las facultades trascendentes. 72. El hombre capta el significado, va al bosque, medita con gran atención y se dota de virtudes, adquiriendo pronto las facultades trascendentes. 73. Igualmente, todos los discípulos presumen haber alcan­ zado el Nirvana, pero el Gina les instruye haciéndoles ver que su estado es el de un reposo temporario y no la quietud final. 74. Es un artificio de los Budas hacer este anuncio; “No hay Nirvana real sin omnisciencia. Tratad de lograrla”. 75. El ilimitado conocimiento de los tres Caminos, de las seis Perfecciones,'J7 del Vacío, de la ausencia de propósitos y de restricciones; 76. La idea de la Iluminación y otras leyes que conducen al Nirvana y todo lo que carece de imperfección es comparable a un espacio etéreo. 77. Las cuatro Brahma-viharas11* y los cuatro Sangrabas, ' ” así como todas las leyes son sancionadas por eminentes sabios para educación de las criaturas. 78. Aquel que conoce esto y, además que todo6 los fenóme­ nos y cosas poseen la naturaleza de la ilusión y los sueños; que son endebles como los tallos del plátano,110 que son parecidos a un eco;

,J7 Ver nota 47 y subsiguientes. Brahmo vihanu

En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­ fas: 30. El vastago de la raza de los Mugdala, mi discípulo, después de abandonar la esfera humana, verá incontables Ginas. 31. Bajo su tutela, seguirá el curso del deber, tratando de alcanzar el conocimiento superior. 32. Rendirá homenaje de distinta manera a esos elevados seres y conservará su verdadera Ley —de amplio y sublime alcance—durante numerosos kalpas. 33. En honor a los Ginas, erigirá stupas de substancias preciosas y las decorará con gallardetes triunfales, flores, per­ fumes y sonidos musicales. 34. A su debido tiempo, él también se convertirá en un Buda generoso y compasivo, 35. Cuya existencia se extenderá veinticuatro kalpas, durante los cuales asiduamente declarará las reglas supremas a los hombres y a los dioses. 36. Ese Sugata guiará a tantos discípulos —dotados de facultades trascendentes, ciencia y poderes mágicos— como granitos de arena tiene el Ganges. 37. Bajo su reinado también aparecerán numerosos Bodhisattvas que desarrollarán el celo por la búsqueda del cono­ cimiento y los hábitos del estudio. 38. Desaparecido el Gina, su Ley perdurará por muchos kalpas más. 39. Estos son mis poderosos discípulos a quienes he des­ tinado la Suprema Iluminación y la obtención del estado de Buda.

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CAPITULO VII ANTIGUA DEVOCION El Buda dijo a la asamblea: —Antaño, monjes, en la inmensurable noche de los tiempos, apareció en el mundo un Tathagata llamado MáKabhigñagnanabhibhu, en la esfera Sambhava'** durante el período Afahampo'**. ¿Cuánto hace que se manifestó este Gina? Bien, suponed que alguien reduce a polvo toda la masa de tierra que se encuentra en el Universo. Después, se dirije mil mundos más allá para depositar una partícula de ese polvo; luego una segunda partícula, y así sucesivamente hasta trasladar toda la tierra en la dirección indicada. ¿Vosotros creéis que es po­ sible calcular el tiempo que insume este desplazamiento? Ciertamente, no. A lo mejor algún matemático puede intentar hacerlo, pero es imposible aplicar las reglas de la aritmética a un límite tan extremo. Así, monjes, es la medida del tiempo transcurrido desde la desaparición del Tathagata antes men­ cionado. No obstante, recuerdo perfectamente a ese Sugata, como si hubiese sido hoy o ayer, por mi poderoso conocimien­ to y visión divina. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estro­ fas: 1. Recuerdo al gran Profeta que existió hace incontables kalpas como el Gina de su tiempo.

,4í Sambhava, origen, génesis. 144 Maharupa, gran forma.

2. Si, por ejemplo, algunos hombres después de reducir este universo a partículas de polvo, tomaran una y la deposi­ taran mil regiones más allá; 3. Y luego una segunda, una tercera, hasta vaciar este mundo, agotando sus partículas, 4. Esa inmensa masa se asemejaría al número de kal­ pas pasados desde la existencia del citado Tathagata. 5. Recuerdo al Líder que desapareció en ese entonces 6. Como si fuese hoy o ayer. Tal es el conocimiento de los Budas, 7. Tan extensible en el tiempo que puedo evocar hechos sucedidos innumerables kalpas atrás, gracias a mi precisa me­ moria. Y el Señor siguió diciendo —La existencia de ese Tathagata duró veinticuatro kalpas y, al principio, cuando el Ciña aún no había alcanzado la per­ fecta, Suprema Iluminación, sino que recién ocupaba la cima del discernimiento, desconcertó y derrotó la hueste entera de Mari, el Maligno, después de lo cual pensó: “Voy a obtener la Iluminación". Pero esas leyes todavía no habían alboreado sobre él y se quedó sentado, con la mente inmóvil, al pie del árbol de la Iluminación durante un número muy elevado de kalpas. Ahora bien, monjes, mientras el Señor estaba en esa situación, los Trayastrimsas'*1 le prepararon un magnífico trono real de cien yoganas de alto, ocupando el cual el Señor alcanzó la perfecta Suprema Iluminación. Ni bien él tomó asiento, los Brohmakayikos1** dispersaron una lluvia de flores a su alrededor en un radio de cien yoganas y desataron en el cielo una tormenta que se llevaba las que se marchitaban. Des­ de el comienzo —mientras el Señor permanecía en el asiento de la Humillación— la lluvia de flores cayó sin cesar, cubrieni*'> T ^ a iIru n M i, dioses d«l P in fio *** Brahm akayikat, una de la* líete diviaione* de lo* U pappati Devas (nacer, dio*), o sea, lo* «ere* que ion divino* por *u naturaleza. Forman la tareera categoría de lo* Devas Tavatimsa, también llamado* lo* "Grande* Treinta y tre»". Eran lo* diow* luperiore* *obre lo* cuate* presidía Saltica o Inda. Moran en el segundo de lo* sei* cielo* de Kamavacara, siendo la* deidades principales del Panteón védico. (RR)

do al meditante hasta que él entró al Nirvana. Los ángeles perte­ necientes a la división de guardianes de los cuatro puntos car­ dinales hicieron resonar sin interrupción los tambores celes­ tiales en honor del Señor, que había alcanzado la cima de la Iluminación. Después ellos mismos volvieron a ejecutar esta ceremonia cuando al Tathagata le llegó el momento de su completa extinción149. El Buda siguió su exposición de esta forma: —Después de un lapso de diez kalpas, Mahabhigñagñanabhibhu alcanzó la perfecta Suprema Duminación. Cuando los dieciséis hijos engendrados por este Tathagata durante su vida de principe se enteraron del estado logrado por el padre, dejaron sus variados y bellos juguetes y entretenimientos; fueron hacia él —rodeados de sus llorosas madres y criadasjunto con el rico y noble rey Kakrovartinii0, muchos minis­ tros y otros seres, todos para rendirle honores, brindarle respe­ to y veneración. Y después de saludarlo, dando tres vueltas a su alrededor1’1, con las manos juntas alzadas, lo alabaron con las siguientes estrofas:

149 Completa extinción, parinirvana. e« el Nirvana absoluto en cuanto que ya no existe m is el cuerpo que, por el hecho de su existencia, contenta en sí mismo las experiencias kirmicas del pasado. (FK) El Parinirvana Sutra es el sermón final del Buda y donde, a la vez, toca este tema. En él se dice: "En medio de los sufrimientos no hay ningún Nirvana y en el Nir­ vana no hay ningún sufrimiento". Existe una excelente versión española: El libro d e la gran ex tin ció n de G otam a el Buddha, a cargo de Raúl Ruy; ed. Hachette. Bs. As. 1975 ' * Kokrovartin o Cakkavattin. en paii; literalmente “Rey de la Gigante Rueda". Es el nombre especial dado en los textos budistas a un rey, empe­ rador o monarca univasal. El mismo término significa'"Girador de Ib Rue­ da", siendo Is Rueda un sím bolo del Imperio. Sus dom inios se extienden por toda la tierra hasta los lím ites de los océanos y no se han entronizado por el azote ni por la espada, sino por la justicia. Según el Mahapadana S utta. parecería que el nacimiento de un C akkavatti se halla rodeado de los usuales acontecim ientos sobrenaturales que acompañan al de un Buda.

(RR) 151 Padahkina. Los altares, templos, monasterios y santos budistas de­ ben ser circumambulados teniendo constatem ente los objetos sagrados a la derecha, y en el sentido de las agujas del reloj.

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8. Tú eres un gran curador'” , insuperable, y te has tornado perfecto en eJ curso de los kalpas. Tu benigno deseo de sal­ var a todos los mortales de la oscuridad hoy se ha concreta­ do. 9. Has superado los problemas más difíciles y has perma­ necido sentado en meditación durante diez kalpas sin mover ninguna parte de tu cuerpo. 10. Tu mente también se mantuvo serena, firme, inconmo­ vible, sin distraerse. 11. ¡Que la alegría sea contigo! Nos complace tenerte entre nosotros a ti, que con tanta seguridad has alcanzado la Suprema Iluminación; a ti, un León entre los reyes. 12. Estas criaturas infelices, abrumadas de mil maneras, privadas de visión, y tristes, no encuentran el Sendero que con-

La antigua medicina india afirmaba cuatro principios. 1) definir la enfermedad. 2j determinar la cau n de fata. 3) plantearse la curación, y 4) establecer loa medio* para alcanzar la aalud. El Ruda tom ó eatas pautas orgánica* para dsmrroUar mi t-ontrapaule y, a la ver, complemento: la tera­ péutica del espíritu. metenIrodo la* "Cuatro Noble* Verdades": t ) la vida m sufrimiento; 2) al Mfrirawnto es csua»do par ha paaionet, 3) cesando la* pasiones, reaari «4 sufrimiento, y 4) ailst# un m étodo para acabar con la* pasiones, al "Octuple Noble Sendero", d n r n p lo en la ñola 61. Por oír* parte, HK menciona al parar que eate atributo curador del Ruda ea como el de Apolo. Corroborando tata afirmación. «I ¿Accionario dr m itología ciá­ tica, de Falcón Martínez. Fernández Calía no y López Melero, Alianza editorial Madrid 1980, aclara que una faceta característica de Apolo, con­ siderada por algunos com o U más antigua y la principal, es la de dios de las plagas y de la enfermedad en u a distintas formas. En este sentido, ejerce su protección sobre hombres, animales y cosechas, tiendo invocado con epftetos tan significativo* com o "el que aparta el mal", “el que desvía el mal", etc. En cuanto al Apolo Callejero, tenia una estela o un altar en la puerta de las rams, desde donde deb it Impedir la entrada de le enfermedad a las misma* Ahora bien, dentro de la mentalidad primitiva, laa epidemias y cierta* enfermedades individúale* son simples manifestaciones externas del estado de impureza espiritual en que te encuentra el individuo o la co­ munidad a contaruenca de una conducta acrflaga, pudiondo ser conjura­ das por mecho de cierto# rito* considerados com o purificatorio* y, como ara de esperar, el dios de tas enf «r rueda des es también el dios purificador. Tampoco hay que olvidar la existencia de diversas sectas que se planteaban la sanidad mística, com o los eaenios del Mar Muerto, cuyo nombre griego tu a io i derivaría del arameo atayya que significa curador, y los Terapeuta* de Alejandría, grupo más contemplativo que el anterior, que consagraban su vida a la medicina y al culto.

duce al final de las penas, ni desarrollan la energía necesaria para liberarse. 13. Los peligros aumentan y las leyes y las cosas carecen de una base espiritual; la voz del Gina no es oída; el mundo entero está sumergido en una espesa oscuridad. 14. Pero hoy posees la Majestad del mundo porque has obtenido este consagrado, sublime e impoluto lugar. Ahora todos están obligados a ti y se acercarán para buscar refugio bajo la tutela del Sugata. El Buda siguió exponiendo estos hechos a la asamblea; —Monjes, estos dieciséis jóvenes príncipes, después de cele­ brar la Duminación de su padre, le urgieron a que pusiera en marcha la Rueda de la Ley, para beneficio y felicidad de todos. En esa ocasión, ellos pronunciaron las siguientes es­ trofas: 15. Predica la Ley, tú que estás marcado con cien signos auspiciosos. Oh, Líder, incomparable Profeta, tú que has ad­ quirido el conocimiento superior, hazlo brillar en este mun­ do. 16. Libéranos, despliega la sabiduría de los Tathagatas, para que en el futuro también todos podamos alcanzar la Suprema Iluminación. 17. Tú conoces el Sendero; sabes de nuestra disposición mental y moral, las bondades que hemos acumulado en pa­ sadas vidas y la inclinación de todos y cada uno de los seres. ¡Mueve la sublime Rueda! —Entonces, monjes —dyo el Buda— cuaudo Mahabhigñagñanabhibhu alcanzó la perfecta Suprema Iluminación, las tierras de las diez regiones se sacudieron en todas las direcciones y brillaron con gran esplendor. Aún en los intervalos entre cada esfera —en los lúgubres rincones de las tinieblas, donde ni siquiera penetra el poder, el brillo, el esplendor p el color del sol y de la luna—, aún en esos lugares, se alzó inmedia­ tamente un gran fulgor. Y los seres que se hallaban en esos intersticios se pudieron ver unos con otros reconociéndose entre sí. También resplandecieron y se estremecieron los pa­ lacios y carros celestiales de los dioses que rigen todas las es142

feras del este. Los devotas'5'3 de Brahma se preguntaron: “ ¿Qué presagiarán todos estos fenómenos?” El gran devota Sarvasattvatratri,J* les respondió mediante las siguientes estrofas: 18. Hoy nuestros carros deslumbraron con un extraordi­ nario brillo y esplendor. 19. Esto puede deberse a que un ser divino también hoy hizo su aparición, mostrando así un poder nunca visto an­ tes. 20. O quizás un Buda, rey de reyes, ha comenzado a exis­ tir en algún lado y esta señal de esplendor es un anuncio su­ yo. Al instante, monjes, los mensajeros de Brahma de todas las incontables esferas montaron sus celestes carros y recorrieron región por región hasta dar con Mahabhigñagñanabhibhu que estaba sentado bajo el árbol do la Iluminación, rodeado y aten­ dido por nagas, duendes, demonios, hombres y dioses, mien­ tras sus hijos, los dieciséis jóvenes principes lo urgían a mo­ ver la Rueda de la Ley. Loe emisarios de Brahma lo saludaron circulando rituaimente a su alrededor, a la vez que esparcían florea sobre 41 y le ofrecían tus aéreos vehículos. En asa ocasión, alio* se dirigieron al Tathagota pronuncian­ do las siguiente* estrofas: 21. El maravilloso, incomparable Ciña, tan generoso y com­ pasivo, ha 'despertado en el mundo. Ha nacido un protector, m Devala», d'ioar* inferiores, Angele» (del griego aggelot, mensajero) Lama A naga riles Covlnda —"The psychological altitude of early Buddhist philosophy". Rider, Londres 1369— dwcrep» con e*ta acepción. El dice que la traducción de deva por dio» *r justifica desde el punto de villa de la etim ología, pero pierde su real significado La idea de dio# o dloaes sugiere la facultad de un creador y de una fueraa iobranatural de ««ación contro­ lando loa declino» humano» Se repera que loa dioiea aran inmortales, que •ean amo» de la vida y de la muerte y que reciben le veneración y la* plega­ rias de lo» devoto» Lo* drtuu budista» ni aon venerado» ni contiderado* eterno», son mor tale* com o cualquier aer y sujeto* a las leyes de cauca» y efecto» Si bien causen bajo circunstancias más afortunada», y dotado» de una conciencia más elevada, carecen de poder sobre el hombre y están sujetos a su» propio» fcormac que pueden conducirlo» nuevamente al plano humano. Por esta razón —concluye Govinda— loa deva» no pueden ser comparados con los ángeles de la Cristiandad. '** Sarvataltavalratri, salvador de todo» los seres. Posiblemente un ep í­ teto de Indra. 143

un maestro; hoy todas las regiones pueden considerarse ben­ decidas. 22. Hemos venido desde inconmensurables regiones para saludar humildemente al Gina y someter a tu mandato todos nuestros carros1” 23. Para que hagas con ellos lo que dispongas, oh, Cono­ cedor del mundo. Luego de honrarlo asi', también ellos le suplicaron que pu­ siera en movimiento la Rueda de la Ley, que predicara el re­ poso final y que liberara a todos los seres; todo ello en bene­ ficio del mundo. Entonces, monjes, esos ángeles de Brahma se dirigieron al Señor, pronunciando a coro las siguientes estrofas: 24. ¡Muestra la Ley, Señor; muestra el poder de tu bon­ dad; salva a los seres atormentados! 25. La luz en el mundo es tan rara como los brotes de la higuera. Te has despertado, gran Héroe; por eso te alaba­ mos. El Señor, monjes, silenciosamente, dio su consentimiento a los emisarios de Brahma. Algo después, los carros aéreos de todas las esferas del sur empezaron a centellear, resplandecer y relucir gloriosamente. Los seres que moraban allí se preguntaron por el motivo de este fenómeno; el gran devota Adhimatrakarunikaist lo ex­ plicó con estas estrofas: 26. Este es un pronóstico. 27. Quizás un ser bendito ha llegado acá. 28. O a lo mejor el Buda, la más elevada de las criaturas, ha aparecido en el mundo. 29. Investiguemos, porque la causa de estos fenómenos no puede ser una frivolidad. Una señal así nunca se vio an­ tes. 30. Vamos, visitemos todas las regiones. 1.5 La tradición oriental jerarquizaba los cargos por el número de ca­ rros que el titular podía poseer. La expresión “conducir diez mil carros” significaba, por lo general, ''emperador". Ver Tao Te Ching cap. 26, ver­ sión Wolpin, Samuel ; Kier, 1980. 1.6 Adhim alrokarunika, sumamente compasivo.

Entonces, monjes, recorrieron incontables esferas hasta encontrarse con Mahabhigñagñanabhibhu, ante quien rin­ dieron sus vehículos en demostración de respeto. Luego pro­ nunciaron estas oportunas estrofas: 31. Honor a ti, incomparable Profeta, dios de dioses, cuya voz es tan dulce como la de la calandria; Líder benigno y ge­ neroso del mundo. 32. ¡Qué maravilla es tu aparición —después de tanto tiempo— en la tierra; ochenta kalpas enteros careció de un Buda esta región de mortales! 33. Mientras estuvo privada del más elevado de los seres, aquí prevaleció el infierno y los cuerpos celestes constante­ mente fueron decayendo. 34. Pero ahora apareció —en respuesta a las buenas ac­ ciones que hemos acumulador- nuestro refugio, nuestra pro­ tección, nuestro padre, el monarca de la Ley. Después de estas palabras, le suplicaron que impulsara la Rueda en favor de todos los seres y se dirigieron a él a coro mediante estas estrofas: 35. Mueve la exaltada Rueda, gran asceta; revela la Ley en todas las direcciones; libera a todos lob seres oprimidos por el sufrimiento; produce la alegría entre los mortales. 36. Deja que las criaturas escuchen la Doctrina, partici­ pando asi de la Duminación. y alcancen lugares divinos. Per­ mite que ellas se desprendan del demoniaco cuerpo y hallen la paz. El Señor, monjes, silenciosamente les consintió esto a los emisarios de Brahma. Después sucedió lo mismo con los carros de una tercera región; allí el gran Sudharma1*'’ explicó así los fenómenos: 37. No puede ser sin razón que hoy los carros celestiales brillen tanto; esto presagia algún portento ocurrido en el mun­ do. Vamos a investigar. 38. Porque algo de esta naturaleza no se ve desde mu­ chos kalpas atrás.

,S7 Su — bueno,dharm a — Ley, Sendero, etc.

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Cuando los devotas de Brahma hallaron al Señor, celebra­ ron su aparición con estas estrofas: 39. Rara y preciosa es la posibilidad de ver a los Gulas del mundo. Te clamos la bienvenida, tú que apartas los vicios mundanos, ahora que después de tanto tiempo has retornado. 40. Señor, refresca a las criaturas sedientas de sabiduría. Tan singular es tu presencia como brotes de la higuera, 41. Y por tu poder brillan excepcionalmente nuestros ca­ rros aéreos. Acéptalos en muestra del respeto que te debe­ mos, tú que todo lo penetras con tu mirada. A continuación, estos seres celestiales le suplicaron al Señor que moviera la Rueda de la Ley, mediante estas estrofas: 42. Predica la Doctrina, Señor; haz avanzar la Rueda, re­ tumbar los tambores y sonar las trompetas de la Ley. 43. Derrama, Señor, la lluvia de la sabiduría sobre este mundo y salva asi a innumerables seres. También a ellos el Señor, silenciosamente, consintió su pedido. Lo mismo ocurrió con las restantes regiones del universo. En el nadir, por ejemplo, los devotas reflexionaron así: 44. La causa de que nuestros carros aéreos resplandecen, 45. De una forma nunca vista, 46. Podría deberse a que algún dios está recompensando nuestras buenas obras o que un Buda acaba de aparecer en el mundo. De inmediato, todos los emisarios de Brahma montaron sus carros y, recorriendo los espacios llegaron hasta donde mo­ raba el Señor y, después de rendirle los honores correspondien­ tes, se dirigieron a él pronunciando las siguientes estrofas: 47. ¡Qué reconfortante es tener presente a los Budas, poderosos Guías que llegan para liberar a todos los seres! 48. Los Maestros, con su visión divina, extienden su mi­ rada sobre el horizonte, y abriendo la compuerta158 de la

En el Mahobhorato III, 166 (la epopeya hindú más grande que se conserva íntegra —más de cien mil estrofas-, narra la lucha entre la fami­ lia de los Kuravas y la de los Pandavas) y en el Yogayatra I, 1, el sol es denominado "la compuerta abierta de la liberación'1.

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inmortalidad permiten que la gente alcance la otra orilla1*9. 49. Como el Gina no aparecía durante un inconcebible número de kalpas, aquí reinó la oscuridad; 50. Aumentaron los lúgubres infiernos, la irracionalidad y los demonios, mientras innumerables seres caían al estado de fantasmas. 51. Los cuerpos celestiales equivocaban sus caminos porque no podían escuchar la Ley de los Budas. 52. Todas las criaturas carecían de conducta, pureza y entendimiento; además, habían perdido la consciencia de la felicidad. 53. Nadie observaba las reglas de la moral, ya que esta­ ban enraizados en la falsedad. Sin la guia del Señor, se preci­ pitaban en cursos erróneos. 54. ¡Salve, Luz del mundo! Al fin has llegado para brindar tu generosidad a todos los seres, 55. Por lo cual te estamos reconocidos. 56. Gracias a tu poder, nuestros carros aéreos relucen. Te los ofrecemos para que dispongas de ellos, 57. A la vez que pedimos tu favor para ayudarnos a al­ canzar la Suprema Iluminación. Después de rendirle al Señor estos honores y alabanzas, completaron su alocución con estas dos estrofas: 58. Señor, mueve la insuperable Rueda; bate el tambor de la inmortalidad; libera a todos los seres de la maldad; mues­ tra el Sendero del Nirvana; 59. Expone la Ley que anhelamos; expresa tu benevolen­ cia al mundo; déjanos oir tu dulce voz enseñando la Doctri­ na. El Tathagata, monjes, impuesto del pedido de sus dieciséis hijos y de los incontables emisarios de Brahma, empezó en esta oportunidad a girar la Rueda que tiene tres vueltas y '** E) Buda planteó la Doctrina com o la balsa necesaria para pasar de la orilla de la ignorancia, esto es, del infortunio que ella causa, a la de la liberación. También fue muy exp lícito al decir que, aaf com o una vez cruzada la corriente a nadie se le ocurriría seguir portando la balsa sobre sus hombros, tampoco es más necesaria la Doctrina cuando ya se ha al­ canzado la liberación.

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doce partes140. Rueda que jamás fue movida por ningún asce­ ta, Brahman, dios, demonio o humano. Su prédica consistió primero en “Las Cuatro Nobles Verdades” 141 y luego en el, “Encadenamiento de las Causas y Efectos” 142*. Mientras esta Rueda se desplazaba, el inmedible número de seres presentes se vio instantáneamente liberado de sus im­ perfecciones y en posesión de todas las virtudes y facultades trascendentes que puede otorgar la palabra de un Buda. En el ínterin, los dieciséis jóvenes principes, llenos de fe, de­ jaron su hogar para llevar la vida vagabunda de los bhikkhus'**, convirtiéndose en piadosos e inteligentes novicios, seguidores del deber. Ellos, que b^jo incontables Budas procuraron alcan­ zar la perfecta Suprema Iluminación, le dijeron a Mahabhigñagñanabhibhu: —Señor, estos innumerables discípulos del Tathagata han devenido poderosos gracias a tu Enseñanza. Dígnate dictarnos la Doctrina para que nosotros también podamos seguir el Sen­ dero del Sugata. Queremos, Señor, percibir la sabiduría que tú mismo puedes testimoniar, tú que conoces la disposición de todos los seres. Entonces, monjes, tomando el ejemplo de los jóvenes príncipes, también la comitiva del Kakravartin tomó el camino del bhikkhu. El Tathagata, complacido por esta difundida ac­ titud, reveló amplia y completamente la Enseñanza llamada “El Loto de la Verdadera Ley”, un texto extenso, apto para instruir a los Bodhisattvas y apropiado para los Budas. En el curso del tiempo, los dieciséis novicios aprehendieron, conservaron y penetraron en la Enseñanza del Señor. En con­ secuencia, el Gina le predijo a ellos su futuro como dueños de la perfecta Suprema Iluminación y, mientras él exponía

140 La primera de la» trea vuelta» comen** en Benaré» (ver nota 86); la segunda en esta ocasión. En cuanto a lúa doce partes en que se divide no son sino las constelaciones del Zodíaco. 161 Catur ariya taccani, ver nota 61. 142 Nidana, ver nota 62. 163 B h ikhhu*, monjes mendicantes do la orden budista.

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la Ley, todos los presentes adquirieron la certeza de que su des­ tino era la Liberación. Inmediatamente después de emitir “El Loto de la Verdade­ ra Ley", el Tathagata se retiró a un monasterio para meditar. Mientras tanto, los dieciséis novicios, viendo que el Señor estaba absorbido en esta disciplina, tomaron asiento en los tronos reales que les hablan preparado a cada uno y expusie­ ron la Doctrina al resto de la audiencia. Mediante esta En­ señanza, ellos —ya Bodhisattvas Integramente desarrollados— instruyeron, estimularon y confirmaron la Suprema Ilumi­ nación a un número de seres tan elevados como los granitos de arena del Ganges. Al cabo de un lapso inconmensurable de kalpas, el Tathaga­ ta salió conscientemente de su estado meditativo y se dirigió al astento de la Ley. preparado para él. Tan pronto como lo ocupó, paseó su mirada sobre La congregación y dijo: —Estos dieciséis novicios, prodigiosamente dotados, servido­ res de incontables Budas, respetuosos observadores del deber, han recibido, transmitido y expuesto el conocimiento superior. Monjes, honrad a estos héroes espirituales; veneradlos todos, asi seáis devotos del vehículo de los disc i putos, del de los Pratytkabudas o del de los Bodhisattvas. No rechacéis ni repu­ diéis la prédica de estos hijos de buena familia, para ganar así rápidamente la perfecta Suprema Iluminación. Seguidamente, monjes, los aludidos por el Sugata revela­ ron “ El Loto de la Verdadera Ley" e incontables criaturas siguieron el ejemplo de su camino, convirtiéndose en otros Untos bhikkhus que honraron, a través de innumerables kalpas muchísimos Budas. Os anuncio, monjes: esos dieciséis jóvenes príncipes que, como novicios, bajo la maestría del Señor intrepretaron la Ley, han alcanzado la perfecta Suprema Iluminación y hoy moran en diferentes regiones del Universo, distintas tierras del Buda donde siguen predicando la Doctrina a incontables discí­ pulos y Bodhisattvas, a saber: en el este están los Tathagatas Akshobhya'*4 y Merukuta; en el sudeste; Simhaghosha y SimIM De todos lo» nombre» que siguen, sólo se anotarán lo» de aquella» figuras que revisten importancia histórica o doctrinaria.149

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hadhvaga; en el sur, Akasapratishthita y Nityaparinirvrita; en el sudoeste, Indradhvaga y Brahmadhvaga; en el oeste, Amithayus '•* y Sarvalokadhatupadravodvegapratyuttirna; en el noroeste, Tamalapatrakandanagandhabhigña 1(6 y Merukalpa; en el norte, Meghasvarapradipa y Maghasvararaga; en el nor­ este, Sarvalokabhayagitakhambhitatvavidhvamsanakara l4?,y e l decimosexto, yo mismo, Sakyamuni, que he obtenido la perfec­ ta, Suprema Iluminación en el centro de este supremo mundo. Además, monjes, esos seres —numerosos como los granitos de arena del Ganges— que oyeron la Ley directamente de noso­ tros cuando fuimos novicios, a los que iniciamos en el Sende­ ro, aún hoy conservan la categoría de discípulos y se encuentran maduros como para alcanzar la perfecta Suprema Iluminación. ¿Quiénes son esos seres a quien yo, cuando era un Bodhisaftua, encaminé hacia la Ley? Vosotros, monjes, erais las criaturas de ese entonces. Y los que serán mis discípulos en el futuro, cuan­ do yo alcance el completo Nirvana, serán los que aprendan a seguir el Camino del Bodhisattva sin pensar en serlo ellos mis­ mos. El que concibe la idea del Nirvana final es el que lo alcan­ za. Debo agregar que, como yo renazco bajo nombres diferentes en mundos distintos, mis discípulos tienen que seguirme para 141 A m ita yu s o Am itabha, el Buda de la luz infinita de la escuela .'fohayana Es el m is venerado de Asia y, según la tradición, fue un bhikkhu llamitJo Dhammalura que por su santidad se hizo digno del esu d o de Buda. Todos los seres que lo invocaran con el corazón puro tendrían la seguridad de obtener la liberación. La referencia más antigua se encuentra en el Am itoyu-sutro, traducido al chino entre el 148 y 170 d.C, En Japón se lo conoce com o A m id a La Secta de la Tierra Pura, Ching-tu. en chino. jodo, en japonés —cuyos rondadores respectivos fueron Hui-yuan (3344 16) y Honen (1133-1212)— radica su doctrina en la práctica de la diaria repetición del Ñam o Am itabha iN am u A m ida B ultu, en japonésl, el nom­ bre del Buda, acompañado de la creencia en la salvación para lodos mediante la fe en Amida, porque la naturaleza búdica está presente en todo y porque de hecho todos y cada uno están siempre indisolublemente unidos. (Z y EW) “*

V er n o ta 144.

147 Este compuesto contiene cuatro ep ítetos de Siva, tercer miembro de la trinidad hindú (Brahma. Viahnu y Siva) que personifica el aspecto destructor o disolvente de la naturaleza: tarvalohabhaya, terror del mundo, afilo, inconquistable, kam bhitatvo, que provoca rigidez, y vidhvam tana hora, el destructor.

obtener la sabiduría de los Tathagatas y oír una y otra vez esta verdad: el completo Nirvana de los Sugatas es uno solo. Esta es la divisa de los Ginas y la dirección de su Enseñanza. Cuando un Tathagata sabe que ha llegado el instante de su completa extinción, y ve que la asamblea está constituida por seres puros, firmes en la fe, compenetrados por el Vacío y devotos de la meditación, entonces el Sugata llama a todos los Bodhisattvas y a todos lo6 discípulos para decirles que no existen ni un se­ gundo y menos aún un tercer vehículo. No es sino un hábil recurso del Tathagata que, viendo a las criaturas avanzar por el camino de la perdición, deleitándose en las bajezas y sumer­ gidas en el lodo de los deseos sensuales, les enseña el Nirvana al que deben aspirar. „ A títulos de ejemplo, monjes, supongamos un bosque denso, de quinientas yogaruu de extensión. A él llega un grupo de hombres liderado por una persona que debe conducirlos a la Isla de las Joyas “ * . Este guía es hábil, inteligente, sagaz y bien advenido acerca de las dificultades que encierra el bosque. El grupo, cansado y ansioso, le dice: “ Estamos fastidiados y temerosos; esta fronda se extiende demasiado, mejor sería re­ tornar". El guía piensa que su deber es llevar al grupo a la Isla de las Joyas y. por lo Unto, hace uso de un artificio. En la mitad del bosque arma una mágica ciudad de más de doscientas yoganas de largo. Entonces les dice a los hombres: "No temáis; no hace falu regresar; mirad, allí hay un populoso lugar donde podréis reposar y hacer lo que queráis, incluso divertiros. Luego proseguiremos hacia nuestra meta". Los hombres se asombran de esa mágica ciudad y entran a ella creyendo que es su desti­ no. Cuando el guía comprueba que ya han reposado, les dice: "Vamos, señores; abn falU para llegar a la Isla de las Joyas. Esta ciudad ha sido producida por mi al sólo efecto de brinda­ ros reposo. De la misma manera, monjes, el Tathagata, que es vuestro guía y el de todos, reflexiona asi: “Grande es la fronda de las maldades que debe ser atravesada, abandonada, evitada. Estos IM Posiblemente ce refiera a Sham bolla, la illa sagrada que mencionan lo* Purona* Situada en un gran mar interior del Asia Central, sería la sede de lo* grande* iniciados.15 151

seres no deben volver atrás en el camino del Sugata por creer que es muy difícil”. Sabiendo que ellos son débiles de carácter, al igual que el guía que produce una ciudad para su reposo, y luego les dice que fue creada mágicamente, también el Gina enseña y proclama dos estados del Nirvana, a saber: el de los discípulos y el de los Pratyekabudas 16’. Y cuando las criaturas vacilan, entonces el Sugata Ies exhorta: “Aún no habéis llevado a cabo vuestra tarea. Mirad, el conocimiento superior está cerca; convenceos de que lo que parece el Nirvana no lo es. Es tan sólo un hábil artificio de ios Tathagatas que exponen varios vehículos cuando éste es Unico.” En esa ocasión, para explicar el tema más detalladamante, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 60. Abhigñagñanabhibhu, el Líder del mundo, habiendo ocupado la cima del discernimiento, estuvo durante diez kalpas sin aumentar su Iluminación l7°, a pesar de ver las cosas en su misma esencia. 61. Luego los dioses, nagas, demonios y duendes, celosos por honrar al Gina, enviaron una lluvia de flores sobre el lugar donde el Sugata despertó. 62. Y en lo alto del cielo hicieron sonar los címbalos para venerar y honrar al Gina, apesadumbrados por demorar tanto su llegada. 63. Después de esos diez kalpas, el Anabhibhu 171 obtuvo la Iluminación, por lo cual los dioses, hombres, serpientes y demonios, se llenaron de alegría 64. Los dieciséis hijos del Líder, ricos en virtudes, se acerca­ ron junto con innumerables seres para honrar al eminente jefe de los hombres. 65. Después de presentarle los saludos rituales le dijeron:* *** Proclama do* estados extras, porque el tercero, el del Bodhisattva, es el único Al afirmar este futra que el Señor no aumentó su Iluminación du­ rante diez kalpas. le daría la razón al argumento de la secta zen soto, que sostiene que la Iluminación es progresiva, a diferencia de la secta rinsai que ae inclina por una Iluminación súbita. 171 Anabhibhu. el insuperable. 152

“Revela la Ley; refréscanos con tu buena palabra, León entre los reyes. 66. Tras un gran lapso te has motrado en los diez puntos del espacio172; apareciste mientras los carros aéreos de los emi­ sarios de Brahma están preparados para sugerir una señal a los seres vivientes.” 67. En la región del este, las tierras se estremecieron y sus excelsos vehículos se volvieron rutilantes. 68. Los emisarios de Brahma, percibiendo este presagio, se aproximaron al Líder y, cubriéndolo con flores, le presenta­ ron sus carros. 69. Le suplicaron que moviera la Rueda de la Ley y cele­ braron su presencia con estrofas y cantos. Pero el rey de reyes se mantuvo silencioso porque creyó que aün no había llegado el momento de proclamar la Ley. 70 Así también sucedió en el sur, el oeste, el norte, el na­ dir, el cénit y todos los puntos intermedios del espacio. 71. Cubriendo incansablemente al Señor con flores, le salu­ daron, le ofrecieron sus caiTos y le suplicaron: 72. “ ¡Mueve la Rueda! Raro es encontrarte en muchos kalpas, despliega tu benevolencia, abre la compuerta de la inmor­ talidad.” 73. Al oír esta súplica, él, cuya mirada es infinita, expuso extensamente U múltiple Ley y “Las Cuatro Nobles Verdades” , agregando además que toda existencia surge como consecuencia de sus antecedentes. 74. Empezando con la ignorancia, el Profeta llegó hasta la muerte, pasando por una interminable sucesión de pesares, concluyendo que la muerte es la fatalidad del ser humano co­ mún, que no sigue el Sendero. 75. Tan pronto como expuso estos conceptos, las inconta­ bles criaturas que los oyeron, alcanzaron de inmediato la cate­ goría de discípulos. 76. En una segunda ocasión, el Gina expuso otras variantes,

172 Norte, sur, este, oeste, noreste, noroeste, sureste, suroeste, cénit y nadir. 153

y los seres —numerosos como lo granitos de arena del Ganges— se purificaron al instante. 77. En ese momento la asamblea eran tan nutrida que no se podrían terminar de contar sus miembros en muchos kalpas. 78. Los dieciséis jóvenes príncipes, sus propios hijos, que se habían vuelto bhikkhus, también le imploraron que expusiera la Ley. 79. Para que todos pudieran convertirse en sabios, conoce­ dores de las leyes del Universo, clarividentes. 80. El Gina considerando el deseo de sus hijos, explicó la* Iluminación por medio de infinitos argumentos, 81. Demostrando con ejemplos que el conocimiento trascen­ dente se obtiene siguiendo el Sendero del deber, tal como lo hacen los esclarecidos Bodhisattvas. 82. Y este extenso sufro, este “Loto de la Verdadera Ley”, fue recitado por el Señor, con todas sus estrofas, tan numerosas como los granitos de arena del Ganges. 83. Después de emitir este Sutra, el Gina ingresó a un mo­ nasterio para meditar; y lo hizo durante ochenta y cuatro kalpas sucesivos, ubicado siempre en el mismo asiento. 84. Esos novicios, percibiendo que el Líder no salía, le im­ partieron a incontables criaturas el conocimiento superior, que es bendito y está libre de imperfecciones. 85. Sobre los asientos que les prepararon a cada uno, expu­ sieron este Sutra, bajo el magisterio del Sugata correspondiente a esa era. y a mí me rindieron un servicio similar. 86. Los seres allí adoctrinados fueron tan incontables como los granitos de arena de miles de Ganges. Cada hijo del Sugata entrenó un sinfín de almas. 87. Después del completo Nirvana del Gina, ellos comenza­ ron una vida errante y vieron muchísimos Budas, a quienes rindieron homenajes. 88. Habiendo observado el extenso y sublime curso del deber, y alcanzada la Iluminación en los diez puntos del espa­ cio, los dieciséis hijos del Sugata se convirtieron ellos mismos en Ginas. 89. Y todos aquellos que fueron adoctrinados por ellos se

tornaron en discípulos suyos, obteniendo gradualmente —por distintos medios—la Iluminación. 90. Yo mismo fui uno de ellos y vosotros habéis sido en­ trenados por mí; por lo tanto, sois mis discípulos y os conduciré a la Duminación mediante mis recursos y destreza. 91. Esta es una cadena que viene del remoto pasado; este es el motivo de mi actual exposición de la Ley: mostraros el Camino. En este caso, monjes, no debéis temer. 92. Es como si existiera un bosque espantoso, terrible, sin lugar para refugiarse o abrigarse, repleto de bestias salvoes, privado de agua y temido por las personas inexpertas. 93. Supongamos que muchos hombres llegan al bosque —cuya desolada y tosca senda se extiende por quinientas yoganal—; 94. Guiados por un hombre rico, inteligente, docto e intré­ pido. 95. Esas personas, rendidas, le dicen al conductor: “Maes­ tro, el cansancio nos impide seguir, volvamos.” 96. Pero él, diestro y sagaz guía, urga en su mente un recur­ so. “Regresando -piensa—, estos hombres torpes se verán priva­ dos de las joyas." 97. Entonces, por medios de su poder, produce una gran ciudad, adornada con miles de edificios, embellecida con monas­ terios y parques. 98 Surtida de estanques, canales y jardines; provista de mu­ ros y portones, y habitada por un infinito número de hombres y mujeres. 99. Después de crear esa ciudad, el guía les dice: “No te­ máis; alegraos porque habéis alcanzando un excelente lugar. Entrad, llevad a cabo vuestros asuntos y divertios porque esta­ mos en los límites finales del bosque." 100. Dice estas palabras para darles un reposo y para que se repongan de su cansancio. 101. Cuando ya se han recuperado, el guia se dirige nueva­ mente a ellos: “Esta ciudad la he producido mágicamente. 102. Al veros fatigados hice uso de este recurso para que no os volviérais atrás. Ahora extremad vuestra energía para poder alcanzar la Isla.”15 155

103. De la misma manera, monjes, yo soy el conductor de incontables seres y veo cómo penan, incapaces de romper el cerco de las maldades que los envuelven. 104. Entonces, cuando compruebo que han gozado del repo­ so, les recuerdo la miseria de todas las cosas y les digo: “Habréis de alcanzar vuestra meta en el estado de Arhat." 105. Para ese entonces, cuando obtengáis ese estado, cuando os vea a todos convertidos en Arhats, recién os llamaré, y con­ juntamente os explicaré cómo es realmente la Ley. 106. Es un artificio propio de los Li'deres —para ayudar a las criaturas— mostrar tres vehículos cuando no hay más que uno. 107. Por lo tanto, ahora os digo: “Elevad al máximo vuestra excelsa energía en pro del conocimiento superior, porque aún no habéis llegado tan lejos como para alcanzar el completo Nir­ vana. 108. Pero, una vez adquirida la Suprema Iluminación, os con­ vertiréis en Budas dotados de las treinta y dos señales y reposar réis para siempre.” 109. Tal es la Enseñanza de los Líderes: para dar serenidad, hablan de reposo; pero cuando ven que las criaturas han descan­ sado, las inician en el conocimiento superior.156

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CAPITULO VIII EL FUTURO DESTINO DE QUINIENTOS MONJES

fGOUVAKO

TUKi)

Oyendo del Señor ese despliegue de habilidad; la instrucción por medio de un misterioso discurso; el anuncio del destino de los grandes discípulos y el relato del bosque, el venerable Purna hüo de Maitrayani. quedó completamente asombra­ do y estremecido por la pureza de corazón ,14, un sentimiento de deleite y gozo. Se levantó de su asiento y lleno de respeto por la Ley, se postró ante los pies del Buda, reflexionando así; -E s una maravilla la difícil tarca que los Tathagatas realizan en este mundo —conformado por tan variados y numerosos ele­ mentos—. predicando la Ley a todas las criaturas mediante su destreza, y liberándolas de sus distintas ataduras. Después de esto, Purna volvió a saludar al Señor, y se apartó un trecho permaneciendo de pie en actitud reverente. El Buda, reparando en la disposición de Purna, se dirigió a toda la asamblea en este tono; -Monjes, observad a este discípulo, Puma, hijo de Maitrayani, a quien he designado como el máximo predicador de esta congregación, alabado por sus numerosas virtudes y que se ha aplicado a distintas formas para comprender la verdadera Ley. Es el tipo de ser capaz de excitar, elevar y estimular todo tipo de audiencia; tan infatigable en la difusión del conocimien­ to superior como en su capacidad de encauzar a los seres en el 113 Puma, lleno, plenitud. 1,4 Niramisha. libre de deseo sensual, desapegado de ansia o recom­ pensa.157 157

curso del deber. Excepto el Tathagata, nadie iguala a Purna ni en lo esencial ni en lo accesorio. Ahora bien, vosotros podréis suponer que él sólo conserva mi Ley; pero no es así, porque en el pasado el mismo Purna mantuvo la Doctrina bajo el magisterio de numerosos Budas. Tal como es ahora conmigo, fue, en todos los periodos, el máximo expositor de la Ley, un consumado conocedor del Vacío, un calificado poseedor de las dotes del Arhot, un maestro en la trascendente sabiduría de los Bodhisattavas. Ha sido un predicador de la Ley fuertemente convenci­ do, exento de toda duda y puro. Bajo el magisterio de los Budas, observó durante toda su existencia una actitud espiritual y por todas partes lo llamaban “el Discípulo". A través de es­ tos medios promovió el interés de innumerables seres y los lle­ vó a la madurez, preparándolos para la perfecta Suprema Ilu­ minación. En todos los períodos asistió a las criaturas en la fun­ ción de un Buda, y en todo momento purificó su propia tierra. Además, monjes, fue el más elevado de los predicadores bajo siete Tathagatas |7*, el primero de los cuales fue Vipasyin y el séptimo yo mismo. El Señor siguió su alocución así: —Monjes, los Budas que han de aparecer en el futuro, dentro de este kalpa, también tendrán a Purna como el más elevado expositor de la Ley. Así, él conservará el conocimiento superior de incontables Sugatas y promoverá el interés de numerosos seres, llevándolos a la completa madurez, predisponiéndolos Los siete M anuthi Budas o M onút son los directores del desenvol­ vimiento físico de cada raza rafe, orientando la evolución de los grandes ciclos planetarios. Se afirma que actualmente permanecen dos de ellos con la humanidad: Chakihutho. que estructuró la cuarta raza rafz, la atlante, y cuida de los pueblos asiáticos —chinos, japoneses, birmanos y siam esesderivados de ese período, y Vattvoiwata, fundador de la quinta raza rafz o aria, cuyo trabajo ea un lento proceso de selección evidenciado a través de los siglos por tas grandes migraciones La relación de estos Mantis se encuentra en las Puranat (Puranam A khyanam , narraciones antiguas), textos sagrados del hinduísmo que hablan, legendariamente, de la creación, destrucción y renovación del universo mediante mitologfas, genealogías, ritos, etc., combinados con una información enciclopédica. Son lo más se­ mejante a una historia que pueda encontrarse en la literatura india antigua (Z)

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para la perfecta Suprema Iluminación. Constante y asiduamente será diligente en la purificación de su tierra, y después de com­ pletar su curso como Bodhiasattva —tras infinitos kalpas— se convertirá en un Iluminado de nombre Dharmaprabhasa n t, un Arhat dotado de ciencia y conducta. Además, para ese entonces la mencionada tierra del Buda parecerá como formada por tantas esferas como granitos de arena posee el Ganges. Será lisa como la palma de la mano, sin protuberancias y llena de edificios construidos con las siete substancias preciosas. Tendrá carros divinos estacionados en su cielo; los dioses velarán so­ bre los hombres y éstos podrán contemplarlos. Tampoco ten­ drá esa tierra lugares de castigo ni en ella existirá la maternidad porque todos los seres nacerán por aparición. En sus cuerpos ideales, los seres llevarán una existencia espiritual, mágica, mo­ viéndose animosos en el firmamento; serán memoriosos, sabios, de piel dorada y adornados con las treinta y dos señales de los grandes iniciados, y sus principales actividades serán el deleíte en la Ley y el gozo en la meditación. Allí también morarán incalculables Bodháativas —dotados de sabiduría trascenden­ tal y de las cualidades de los Arhats-, diestros en la instrucción de los seres. Este Buda tendrá un número de discípulos más allá de todo cálculo; será poderoso en su accionar, valiente y maestro de la meditación. Tal es la inmensidad de las cualida­ des que caracterizarán a esa tierra. Dicho período será deno­ minado Rotnovabhasa ese mundo, Suvisuddha 17í, y des­ pués de la completa extinción del Talhagato, su Ley durará muchísimo tiempo, en una región llena de stupas hechos de substancias preciosas. Luego, el Sugata agregó estas estrofas: 1. Escuchadme, monjes; oíd cómo mi hijo llevó a cabo el curso del deber y cómo, bien entrenado y diestro, alcanzó la Iluminación. 2. Viendo que los seres eran de escasa disposición y que es­ taban estremecidos por el excelso vehículo de los Bodhisatt-1768 176 Dharma, Ley, Sendero, e le ., prabhata, aurora. 177 fíatñauabhata, radiante de joyas. 178 Suvisuddha, muy puro. 159

vas, se convirtieron en discípulos y ejercitaron el método de los Pratyekabudas. 3. Mediante centenares de hábiles recursos, han llevado a numerosos seres a su completa madurez, declarando: “No somos más que discípulos y estamos lejos aún de la perfecta Suprema Iluminación.” 4. Aprendiendo de ellos es como infinidad de criaturas —al principio escasamente dispuestas— avanzan hacia el cono­ cimiento superior. 5. Siguen el curso partiendo de su ignorancia y poco a poco van desbrozando el Camino. 6. Muestran con sus propias personas que no están li­ bres del afecto, el odio y la infatuación, y percibiendo que otras criaturas adhieren a puntos de vista heréticos, se acomo­ dan ellos mismos a esas opiniones. 7. A través de esta técnica, mis discípulos diestramente salvan muchas almas; otros se hubieran extraviado siguiendo semejante curso. 8. Purna, mi discípulo, estuvo bajo la tutela de miles de Budas y tomó posesión de la verdadera Ley buscando el cono­ cimiento de los Tathagatas. 9. Durante todo ese lapso fue el más elevado de los dis­ cípulos; instruido, brillante orador, libre de dudas, siempre dispuesto a llevar a cabo la tarea del Buda. 10. Dotado de las trascendentes facultades de un Arhat, podía distinguir la jerarquía de sus interlocutores y, por lo tanto, predicarles la Ley perfectamente pura. 11. Exponiendo la más eminente de las auténticas leyes, condujo en el supremo vehículo a infinitos seres hacia la com­ pleta madurez. 12. En el futuro también honrará incontables Budas y ad­ quirirá el singular conocimiento de la Verdad. 13. Siempre libre de timidez, predicará la Ley mediante mi­ les de recursos, poniendo a muchas criaturas en contacto con el conocimiento superior. 14. Después de rendir homenaje al Líder de los hombres y conservar su Doctrina, se convertirá en este mundo en un re-160 160

nombrado Buda conocido en todas partes como Dharmaprabhasa. 15. Su tierra será siempre muy pura, realzada con las siete substancias preciosas. 16. En un mundo repleto de Bodhisattvas, acabados maes­ tros en ciencias trascendentes, puros en todo sentido y dota­ dos de poderes mágicos. 17. También tendrá una numerosa asamblea de discípulos, adeptos a la meditación, 18. Que llevarán una vida espiritual. Aparecerán por naci­ miento aparicional, tendrán piel dorada y mostrarán las treinta y dos señales características de los grandes iniciados. 19. No conocerán otro alimento que el placer de la Ley y el deleite en el conocimiento. Allí tampoco existirán los lu­ gares de castigo ni los estados aciagos. 20. Tal ha de ser la tierra de Purna, dotada de todas las bue­ nas cualidades posibles, muy pocas de las cuales han sido men­ cionadas. Entonces, en las mentes de esos Arhats se alzó este pensa­ miento: "Estamos impactados por el asombro y la maravilla. ¿Querrá el Tathagata predecir nuestro futuro como lo ha hecho con esos grandes discípulos?'’. El Señor, captando este anhelo, le dijo al venerable Kasyapa: -Voy a pronosticar el destino de este atento auditorio que hoy contemplo cara a cara. En medio de él, Kasyapa, hay qui­ nientos monjes que alcanzarán la perfecta Suprema Ilumina­ ción, convirtiéndose en Talhagatas dotados de ciencia y con­ ducta En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 21. El monje Kaudinya, vástago de Kundina >(0, mi discil’iyHilassi Thera —en “ El antiguo sendero del Buda". ed. Altalena, Madrid 1U&2— explica que la reloción recíproca de doctrina y disciplina (ílhamma i maya) o conocim iento y conducta fi'(¿/a cararía) forman un único pruecso de desarrollo la conducta purifica la sabiduría y viceversa. El sistema de vida budista es un intenso m étodo para purificar la palabra, la acción y el pensamiento; es auto-desarrollo y auto-purificación, insistiéndose en los resultados prácticos y no en la mera especulación filosó­ fica, en la abstracción lógica o incluso la simple reflexión. 180 Kundina. capital de Vidarbha, distrito bengalés.

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pulo será en el futuro un Sugata que educará incontables seres. 22. Después de ver numerosos Budas, él mismo se converti­ rá en uno de ello6, de nombre Samantaprabhasa, regente de una tierra purísima. 23. Brillante, agraciado con los poderes de un Buda, con una voz que resuena en todos los confines, atendido por innu­ merables seres, predicará la eminente Suprema Üurainacibn. 24. También allí morarán celosos Bodhisattvas montados en excelsos carros aéreos, meditativos, moralmente intachables y asiduos en la realización del bien que, 25. Después de oír la Ley del más elevado de los seres, in­ variablemente se dirigen a otras tierras para saludar a miles de Budas, rindiéndoles los correspondientes honores. 26. Pero, bien pronto retornan a la región del Tathagata llamado Prabhasa para cumplimentar el curso del deber. 27. La vida de ese Sugata durará miles de kaipas y, extin­ guido éste, su verdadera Ley permanecerá en el mundo el doble del tiempo. 28. Mientras que su imitación continuará el triple. Cuando la Doctrina del Santo se agote, la desesperanza se apoderará de los dioses y de los hombres. 29. Entonces aparecerán, sucesivamente, los quinientos Lí­ deres, eminentes y poderosos seres. 30. Provistos de sus respectivas tierras y huestes, cuyas le­ yes serán ¡guales y durarán lapsos similares. 31. Cada uno, movido por la benevolencia y la compasión, le ha de predecir al siguiente el destino, con estas palabras: 32. 'T ú serás mi sucesor; regirás al mundo como yo lo hago ahora." 33. Por eso, Kasyapa, no pierdas de vista a estos quinientos monjes y habíales del tema al resto de los discípulos. Al oír del Señor este anuncio de su destino, los citados Arhats, contentos, satisfechos, extasiados, llenos de alegría, gozo y deleite, se acercaron al Tathagata y, saludándolo reveren­ temente, le dijeron: —Señor, confesamos nuestra culpa: creer constantemente —como torpes profanos— que ya habíamos alcanzado el Nirva­ na final. En realidad deberíamos penetrar totalmente en el

conocimiento de los Sugatas en lugar de contentarnos con un grado de sabiduría tan frívolo. Es, Señor, como si un hombre, llegado a la casa de un amigo, se emborrachara o se durmiera y el anfitrión le atara a sus prendas una gema invalorable. El hombre, después de descansar, viaja a un lejano país, donde es presa de incesantes privaciones; hasta tiene tremendas dificultades para conseguir siquiera el más insignificante bocado. El amigo lo encuentra y le pregunta: “ ¿Cómo es que padeces tanto cuando deberías vivir holgadamente con la invalorable gema que até a tu ropa; una pieza capaz de satisfacer todos tus deseos?" De la misma manera, Señor, el Tathagaía, previamente —cuando transitaba el Sendero del Bodhisattva—, nos indujo la idea de la omnisciencia; pero nosotros no la percibimos. Sim­ plemente suponíamos que en la etapa del Arhot ya habíamos alcanzado el Nirvana. Vivimos dificultosamente, Señor, por­ que nos comentamos con un frivolo grado de conocimiento. Pero, como la aspiración hacia la sabiduría suprema es tan fuerte que nunca ha cesado, el Tathagata predice nuestro fu­ turo y nos enseña lo que es correcto: en nuestra mente se hallan las raíces de la bondad que el Señor desenvolvió. En esa ocasión, los monjes pronunciaron las siguientes estro­ fas: 34. Nos regocija y deleita oír estas insuperables palabras de aliento que nos destinan a la perfecta Suprema Iluminación. ¡Honra a ti. Señor de ilimitada visión! 35. Te confesamos nuestra falta; haber sido tan infantiles, necios e ignorantes como para contentarnos con sólo una míse­ ra parte del Nirvana, estando bajo la tutela del Sugata. 36. Es como el caso de un hombre que visita a un amigo rico, el cual lo atiborra de buena comida y bebida. 37. Luego, le ata a su ropa una joya invalorable. 38. El hombre, sin percatarse de este regalo, viaja a otro pueblo. Allí pasa penurias y mendiga comida con gran aflic­ ción. 39. No obstante, se conforma con la pitanza que le dan, sin preocuparse por los manjares. 40. En estas circunstancias lo encuentra el amigo que le ob­ sequió la joya, quien lo reprende por el estado en que se halla, mostrándole lo que lleva adherido a sus prendas. 163

41. Ante lo que ve, el hombre se alegra porque el valor de la joya es tal que lo convierte en un rico capaz de poseer todo lo que los cinco sentidos pueden gozar. 42. De la misma manera, Señor, no advertimos nuestra excelsa aspiración, aquella que el Tathagata inspiró en nosotros en sus anteriores existencias. 43. Y vivimos con nuestro entendimiento embotado, igno­ rantes, bajo la tutela del Sugata porque nos contentamos con una misera porción del Nirvana, sin requerir ni preocuparnos por algo más elevado. 44. Pero el Señor nos enseña: “Esto no es el Nirvana; la suprema beatitud, el bendito reposo es el conocimiento superior del Buda.” 45. Después de oír esta sublime, grandiosa, espléndida e in­ comparable predicción, Señor, nos ha invadido el gozo de cono­ cer nuestros sucesivos destinos.

CAPITULO IX DESTINO DE ANANDA RAHULA ,Rl y DOS MIL MONJES

( 3U

ÓAKO AAUó AKU NvMKs)

En esa ocasión el venerable Ananda, postrándose ante los pies del Señor, hizo esta reflexión: ¿No deberíamos también nosotros recibir una predicción similar? El venerable Rahula, en quien surgió el mismo anhelo, tam­ bién honró igualmente al Buda, profiriendo luego estas pala­ bras: —Señor, que sea nuestro turno ahora. El Tolhagata es nuestro

m na id a beatitud. felicidad, bienaventuran/-*. Primo hermano del Iluda, nació *1 miamo día que éste y fue constantem ente su compañero y servidor hasta la muerte del Gran Iniciado, si bien, en cambio, no resultó *u discípulo m is destacado. Kue gracias al pedido de Ananda que tas mu teres pudieron inglesar a la Orden budista, aunque se cuenta que el Buda tuhrU dicho que sin ellas su Enseñanza hubiera durado un milenio en lugar «le los quinientos años que permanecer!» después de su admisión. Entre los «mmblefstat que se reunieron para sistematizar la Doctrina, luego de la murrle del Buda Primer Concilio, 4H0 a.C., donde se conviene en redac­ t a r el Canon Pali . se encontraba Anandu, quien según el DhamnwpaJallh a h a th a — vivió hasta los ciento veinte años. (HR) ,M Rahula, hijo carnal del Buda y Yasodhara (ver nota 14). Ingresó a la Orden a los siete años y el primer sermón que recibió de su padre «lie* el M ajjhim a-Nikaya— fue acerca de la inutilidad de Is falsedad "Vacfo es el ascetismo del mentiroso. Todo aquél que no se avergüenza de mentir, no hay maldad que no se sienta incapaz de hacer." En la vida del Buda —Duddhacarita. atribuida a Ashvaghosa, patriarca budista de fines del siglo I; uno de los grandes maestros del Mahayano— se mencio­ na que en el año 12 de su Iluminación, dieciocho de su hijo, le predicó el texto conocido luego com o Maha Rahula Sutta. En él, el Buda le da a165

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padre y procreador, nuestro refugio y protección. En este mun­ do —incluyendo los dioses, hombres y demonios— nos distin­ guimos como los hijos predilectos del Señor, sus servidores, y los conservadores del tesoro de su Ley. Por lo tanto, parecería conveniente que el Buda pronto prediga nuestro destino hacia la perfecta Suprema Iluminación. Dos mil monjes —Algunos aún bajo entrenamiento; otros ya consumados santos—se levantaron y alzando sus manos juntas, honraron al Tathagata, mientras albergaban en sus mentes pen­ samientos similares a los que expusieron los dos venerables. Entonces el Buda se dirigió a Ananda en estos términos: —Tú, Ananda, en el futuro te convertirás en un Tathagata de nombre Sagaravaradharabuddhivikriditabhigña l,J, un Arhat dotado de ciencia y conducta. Después de honrar, respetar, venerar infinitos Budas y conservar la memoria de sus verdade­ ras leyes, alcanzarás la perfecta Suprema Iluminación, llevando a la madruez espiritual a tantos Bodhisattvas como granitos de arena tiene el Ganges. Tu tierra consistirá en lapislázuli y será superabundante; tu vida se prolongará muchos kalpas\ tu Ley

Rahula p recias instrucciones acerca de la meditación, cuyo extracto repro­ duce Piyadassi Thera: "Desarrolla la meditación sobre la benevolencia (m etta), Rehuía; pues con ella se ahuyente la mala voluntad. Desarrolla la meditación sobre la compasión (harunaj. Rehuía; pues con ella se ahuyenta la crueldad. Deaerrolla la meditación sobre la alegría simpatizante (m udita), Rahula. pues con ella se ahuyente la aversión (a la meditación). Desarrolla la meditación sobre la ecuanimidad (upekkha), Rahula; pues con ella se ahuyenta el odio. Desarrolla la meditación sobre la impureza (asubha), Rahula , pues con ella se ahuyenta la concupiscencia. Desarrolla la meditación sobre la idea de la transitoriedad (anieeasahña), Rahula; pues con ella se ahuyenta el orgullo del y o (asmimana) Desarrolla la concentración de la atención sobre la inspiración y la espiración (anapanaiali), Rahula, la inspiración y espiración atentas, practicadas con frecuencia, rinden mucho fruto y son muy convenientes". 1 0 “ Que posee la gran inteligencia de Sagaravaradhara". Sagorovara es el océano; dhara, conservador. HK afirma que el conservador del océano es la luna.16

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perdurará el doble, y en todas las direcciones del espacio los se­ res alabarán tu sabiduría. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 1. Os anuncio, monjes, que Ananda, el conservador de mi Ley, después de venerar incontables Sugatas, se convertirá en un Gina. 2. Será conocido con el nombre de Sagarabuddhidharin Abhigñaprapta >M, en una hermosa y purísima tierra denomina­ da Anavanata Vaigayanti,M. 3. Allí morarán innumerables Bodhisattvas, más que los granitos de arena del Ganges, a quienes llevará hasta su comple­ ta madurez espiritual. Será un Gina dotado de mágicos poderes, cuya palabra resonará en todas las regiones. 4. La duración de ni vida será inmensa ¡siempre será benig­ no y piadoso con el muodo, y después de su completa extin­ ción, su Ley durará un lapso igual al doble. 5. E incontables seres de todas partes verán la luz como re­ flejo d« su tluminacióo. En esa asamblea había ocho mil bodhisottuos que habían in­ gresado recientemente al vehículo. A ellos acudió este pensa­ miento: “ ¿Por qué nunca antes hemos tenido una predicción como Bodhisattvaa y menos aún como discípulos?" El Señor, que captó en su mente esta reflexión, se dirigió a ellos con estas palabras: -Jóvenes de buena familia, en el pasado Ananda y yo hemos concebido al mismo tiempo la idea de la perfecta Suprema Ilu­ minación. En ese entonces. Ananda se aplicaba constante y asi­ duamente al gran estudio, mientras que yo practicaba una vi­ gorosa labor. Por lo tanto, yo arribé antes a la Iluminación, en tanto que Ananda fue el conservador del tesoro de la Ley de los Budas. Debido a esto, él hizo el voto de desenvolver comple­ tamente a los BodhiuUtcoi. Cuando el venerable Ananda oyó del Señor el anuncio de su propio destino hacia la perfecta Suprema Iluminación; cuan­ do captó las buenas cualidades de su tierra; cuando reconoció '** "Poseedor de un intelecto tan insondable com o el océano". 1,5 "Gallardete imbatible".

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el voto que hizo en el pasado, se sintió complacido, exultado, arrebatado, gozoso, lleno de alegría y deleite. En esta oportu­ nidad recordó la verdadera Ley de los incontables Budas que conservó. Entonces pronunció las siguientes estrofas: 6. Maravillosos e ilimitados son los Ginas, quienes reviven en nosotros las leyes predicadas por los santos del pasado. 7. Estoy libre de dudas; me hallo preparado para la Ilumi­ nación. Tal es mi capacidad: conservar la verdadera Ley en pro del conocimiento superior de los seres. Al instante, el Señor se dirigió al venerable Rahula: —Tú, Rahula, serás en el futuro un Tathagata de nombre Saptaratnapadmavikrantagamin '**, un Arhat dotado de cien­ cia y conducta que, después de honrar, respetar, venerar un número de Budas igual a los granitos de arena del Ganges, te convertirás en el más elevado hijo de ellos, como ahora lo eres de mí. Tu existencia, la abundancia de tus cualidades y las riquezas de tu tierra serán iguales a la de Ananda. En esa ocasión, el Buda pronunció las siguientes estrofas: 8. Rahula, el hijo que tuve cuando yo era un príncipe, es el heredero de la Ley. 9. El número de Budas que verá en el futuro es inmenso. Y, en procura de la Iluminación, será hijo de todos ellos. 10. El curso del deber es hoy desconocido para Rahula, pero yo, que conozco sus votos anteriores, sé que glorificará a los Budas. 11. Las buenas cualidades de Rahula son innumerables por­ que él sólo existe en función del conocimiento superior. Después de estas palabras, el Señor puso su atención en los dos mil discípulos —algunos aún bajo entrenamiento; otros ya consumados santos- que lo contemplaban con sus mentes serenas, moderadas y plácidas. Entonces, el Gina le dijo a Anan­ da: _—¿Ves, Ananda, estos dos mil discípulos? Todos ellos lleva­ rán a cabo simultáneamente el curso de los Bodhisattvas y, después de honrar, respetar y venerar tantos Budas como gra-186 186 "Sabio com o una flor de siete tesoros”.

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míos de arena posee el Gantes, adquirirán la verdadera Ley y, rn sus últimas encarnaciones, alcanzarán la perfecta Suprema Iluminación, todos al mismo tiempo, en todas las direcciones del espacio, en distintos mundos, cada uno en su propia tierra. Sus Se convertirán en Tathagatas de nombre Ratnaketuragas existencias durarán un kalpa, sus buenas cualidades y las de sus tierras serán las mismas, como idéntico será el número de sus discípulos y Bodhisaltvas, el momento de su completa extinción y la duración de sus leyes. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 12. A estos dos mil discípulos. Ananda, les predigo que en el futuro se convertirán en Tathagatas. 13. Después de venerar a los Budas, mediante infinitos ac­ tos, alcanzarán --en su última encarnación— la perfecta Supre­ ma Iluminación. 14. Todos, bajo el mismo nombre, en todas las direcciones del espacio, en el mismo instante, se convertirán en Budas. 15. Serán renombrados en este mundo y tendrán un núme­ ro igual de discípulos y Bodhisattvas. 16. Poderosos en sus facultades, revelaran simultáneamente la Ley en todas las regiones, también se extinguirán al mismo tiempo y sus doctrinas durarán un lapso similar. Todos los discípulos, oyendo esta predicción del Señor, se llenaron de placer, exultación, arrebato, alegría y deleite. Lue­ go, pronunciaron estas estrofas: 17. Estamos satisfechos, Luz del mundo, con esta predic­ ción; nos hallamos complacidos, Tathagata, como si nos hubie­ ras rociado con néctar. 18. No tenemos dudas ni incertidumbre alguna de que nos hemos de convertir en los más elevados seres. Hoy obtuvimos la felicidad de oír tu predicción.

IV»

fía t na. te s o r o ; ketu. p la n e t a ; raga», rey es.

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CAPITULO X EL PREDICADOR

( KOSSH'A

El Señor se dirigió a una asamblea, tomando a Bhaishagyaraga como su representante; —¿Vés, Bhaishagyaraga. en esta asamblea los numerosos dio­ ses, nagas, duendes, demonios, hombres, monjes, monjas, devo­ tos del vehículo de los Pratyekabudas y del vehiculo de lo6 Bodhisattvas que han oído la exposición de la Doctrina de boca del Tathagata? Todos ellos, aunque haya escuchado nada más que una estrofa, un simple verso; que con sus pensamientos ha­ yan aceptado gozosamente este Sutra; a ellos les predigo su des­ tino hacia la perfecta Suprema Iluminación. Y aquéllos que, después de la completa extinción del Tathogata, oyen de esta Enseñanza tan sólo una estrofa y la toman con alegría, también obtendrán el conocimiento superior. Estos jóvenes -^varones y mujeres— de buena familia venerarán incontables Budas, en el cumplimiento de sus votos, y renacerán llenos de compasión entre el pueblo de Jambudvipa ,8\ Quienes tomen. lean, hagan conocer, reciten, copien o memoricen tan sólo una estrofa de es­ ta Enseñanza; quienes, gracias a estas palabras, sientan veneración por los Tathagatas, deben ser tratados con el mismo respeto que se le debe a los Maestros, es decir, con honor y reverencia. Quie­ nes veneren esta Enseñanza con flores, incienso, guirnaldas, óleos, polvos, prendas, sombrillas, banderines, música, y actos de reverencia como alzar las manos juntas o inclinaciones, a18 188 Jam budvipa, India.

(odos ellos les predigo su destino hacia la perfecta Suprema Iiuminación._ El Señor siguió diciendo: —Si alguien preguntara cómo se sabe fyuién ha de convertirse en un Tathagata, entonces hay que referirle esta predicción: “Quien sea capaz de conservar, recitar o enseñar siquiera una es­ trofa de esta Enseñanza, mostrando con ello su respeto por ella, se transformará en un Tathagata". Pero, en cambio, si algu­ na criatura viciosa, perversa o cruel se le ocurriese proferir una Injuria ante el Sugata; si alguien pronunciara tan sólo una pala­ bra áspera —fundada o infundada— contra los irreprochables predicadores de la Ley y conservadores de este Sutra, ya sea lego o monje, esto es un grave pecado. Los que se adornan con el ropaje del Gino, lo cargan sobre sus hombros y los que copian >u Doctrina, se convierten en un volumen de la misma. Ellos deben ser saludados alzando las manos juntas¡ deben ser honra­ dos, respetados y venerados, tanto por los dioses como por los hombres, con flores, incienso, guirnaldas, óleos, polvos, pren­ das, sombrillas, banderines, instrumentos musicales, comidas, bebidas y carros. (El predicador de la Ley debe ser honrado con un cúmulo de selectas joyas porque, gracias a su exposición, los incontables seres que la oigan adquirirán la perfecta Suprema Iluminación. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 1. El que desee afincarse en el estado de Buda y aspire al ronocimiento superior debe honrar a quienes conservan esta Doctrina. 2. El que anhela la omnisciencia y procura alcanzarla lo antes posible, debe conocer este Sutra en su corazón y venerar a quienes ya lo saben. 3. El que fue enviado por el Señor para instruir a los hom­ bros, les recita este Sutra. 4. El que se compadece de la Humanidad, conserva en su memoria esta Enseñanza. 5. El predicador de la Ley debe ser honrado con flores di­ vinas y terrenas y todo tipo de perfume; 6. Debe ser ataviado con prendas celestiales y rociado con joyas. 171

7. Uno debe siempre saludarlo con reverencia, como si fuera el Jefe de los Ginas, el que en estos espantosos di'as con­ serva el Sutra. 8. Uno debe brindarle comida, bebida, alojamiento y vesti­ mentas. 9. El predicador realiza la tarea de los Sugatas y viene a este mundo humano para copiar, conservar y difundir este Sutra. 10. El que, perverso de corazón o con ceño fruncido profie­ re alguna injuria en su presencia, comete un gran pecado. 11. Pero los que ultrajan o abusan de lo6 guardianes del Sutra, perpetran un pecado mayor aún. 12. El que, en el curso de un kalpa, en busca de la perfecta Suprema Iluminación, me alaba alzando las manos juntas, 13. Se procura un gran mérito, ya que me glorifica con gra­ titud de corazón. Pero mayor mérito aún adquieren los que ala­ ban a los predicadores. 14. Los que durante incontables kalpas rinden tributo a los objetos de veneración, 15. Oyen tan sólo una vez este Sutra, con ello obtendrán una notable evolución. El Señor siguió su alocución: —Os anuncio que existen muchos discursos sobre la Ley, fu­ tras que he pronunciado, pronuncio y pronunciaré. Entre ellos se encuentra éste, que no siempre es aceptado ni comprendido por todos. Esta es la ciencia esotérica de la Ley, preservada por el poder de los Tahagatas pero nunca divulgada; es un ar­ tículo de fe que todavía no se conoce, Si la mayor parte de la gente rechaza este Sutra durante la vida del Sugata, en mayor grado lo hará después de su completa extinción. No obstante, uno debe considerar que estos monjes, jóvenes de buena fami­ lia, están investidos con el manto del Tothagata. por lo tanto, hay que tener en cuenta que son bendecidos por los Ginas de todas las regiones; que tendrán la fuerza de la persuasión individual, el poder que se enraiza en la virtud y la firmeza que otorga un voto piadoso. Ellos morarán en conventos; sus cabezas serán acariciadas por el Gina y, después de su completa extinción,172 172

leerán, escribirán y honrarán este Sutra recitándoselo a otros. El Señor no cesó aQí de hablar, sino que agregó: —En cualquier lugar de la Tierra donde se exponga este dis­ curso, donde se lo predique, estudie, recite, allí debería erigirse un altar al Tothagata, un ara magnífico, alto y espacioso, cons­ truido con substancias preciosas. Cualquier lugar donde se de­ sarrolle, escriba o repita esta Enseñanza, debe ser honrado, res­ petado y venerado como si fuera un stupo que, si bien no contiene restos, es como si allí se hubiera depositado el cuerpo de un Tothagata. Por eso deben reverenciarse con flores, incien­ so, guirnaldas, óleos, polvos, prendas, sombrillas, banderines, cintas, música, danzas, cantos, castañuelas y aclamaciones. Y los que se aproximen a ese altar para saludarlo y verlo, pue­ den ser considerados próximos a ta perfecta suprema Ilumina­ ción porque existen muchos monjes que observan el curso del Bodhisaltva y. sin embargo, no viajan para ver, oír, anotar o venerar este Sutra. Y mientras no lo hagan, no estarán suficien­ temente versados en la Doctrina. Pero quienes oyen esta Ense­ ñanza y la aceptan, penetran en ella y la comprenden, están próximos a la perfecta Suprema Iluminación. Es como si un hombre, en busca de agua, empieza a cavar un pozo en tierra «rida. A medida que saca material, ve que está seco y piensa que el líquido se encuentra aún lejos. Después de un tiempo, comienza a ver que la tierra está húmeda, barrosa y que cavan­ do se salpica las ropas. Viendo esta señal, el hombre se halla runvencido de que el líquido se encuentra próximo. De la misma manera, estos Bodhisattvas se hallan lejos de la perfec­ ta Suprema Iluminación mientras no oigan, penetren, profun­ dicen y capten este Sutra. Cuando lo hagan, entonces sí estarán próximos al conocimiento superior. Esta Enseñanza acrecienta rn los seres su Iluminación porque contiene la explicación del mas elevado misterio, el tema secreto de la Ley que los Tathagatas han revelado para perfeccionar el Sendero de lo6 Bodhí hi Uval. Si éstos se estremecen, atemorizan o sienten miedo ante este Sutra es porque han ingresado recientemente al vehículo. Si un devoto del vehículo de los discípulos se atemoriza, estre­ mece o siente miedo ante esta Enseñanza, puede suponerse que usa persona es un engreído.173 173

Finalmente, el Señor habló en estos términos: —Cualquier Bodhisattva que, después de la completa extin­ ción del Tathogata expone este Sutra a los seres, puede po­ nerse el manto del Sugata, ocupar su morada y su pulpito. ¿Cuál es el manto, la morada y el pulpito del Gina? El más elevado de los seres usa como ropaje la sublime indulgencia, mora en la caridad hacia todas las criaturas y se destaca en el pulpito del Vacío de las cosas. El Bodhisattva debe proponer esta Enseñanza con una mente expansiva ante quienes procu­ ran el conocimiento superior para aumentar asi favorablemente su disposición hacia la Ley. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 16. Este exaltado Sutra debe oírse evitando toda distrac­ ción, porque es rara la ocasión de poder escucharla y más ex­ traña aún la creencia en ella. 17. Es el caso similar al de un hombre que, en busca de agua, cava un pozo en zona árida y durante cierto tiempo no le­ vanta más que material seco. 18. Viendo esta señal, deduce que el líquido se halla lejos. 19. Pero cuando, después de seguir cavando, ve la tierra húmeda se convence de que el agua está cercana. 20. Así también son esos hombres que se hallan lejos del conocimiento del Buda y no han oído este Sutra ni meditado sobre él. 21. Pero quienes lo han escuchado y frecuentemente indaga­ do en este rey entre los Sutras, en este autorizado texto para discípulos, 22. Son sabios y están próximos al conocimiento superior, de la misma forma como por la humedad de la tierra puede in­ ferirse que el agua está cerca. v 23. Después de entrar en la morada del Gina, poniéndosé mi manto y sentándose en mi lugar, el predicador debe exponer este Sutra. 24. La fortaleza de la caridad es mLmorada, la indulgen­ cia mi manto y el Vacío mi asiento; que el predicador ocupe este lugar y exponga el Sutra. 25. Cuando las piedras, los palos, las injurias o las amena­ zas caigan sobre el predicador, que sea paciente y piense en mí.174

r.

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26. Mi cuerpo ha existido entero en infinitas regiones y durante incontables kalpas he enseñado la Ley. 27. Al valiente que proclama este Sutra después de mi completa extinción, a el le enviaré también emisarios sublimes. 28. Monjes, monjas y devotos masculinos y femeninos han de honrarlo. 29. Y si es atacado con piedras, palos, injurias, amenazas o burlas, los emisarios lo defenderán. — 30. Cuando esté solo, embarcado en el estudio —en la sole­ dad del bosque o en las colinas-, 31. Si llega a olvidar alguna lección, entonces presentaré anlo el mi cuerpo luminoso 1(9 que le permitirá recordar lo apren­ dido. 32. Cuando viva en la soledad de la naturaleza, le enviaré dioses y duendes en gran número para hacerle compañía. 33. Tales son las ventajas que disfrutará: mientras predique la Ley, viva solitariamente o estudie la Doctrina, siempre me tendrá presenter 34. Su facilidad de palabra no conoce impedimento alguno; comprende los múltiples requisitos de la exégesis y satisface a incontables seres porque está inspirado y bendecido por el Buda. 35. Y todas las criaturas a quienes se le ha confiado su aten­ ción se convertirán en Bodhisattvas y, cultivando su intimidad, tendrán la oportunidad de ver tantos Budas como granitos de arena posee el Ganges.19

199 El “cuerpo lum inoso” sería la “luz mental”, esto es, la memoria.

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CAPITULO XI LA APARICION DE UN STUPA

HOto

Se erigió un stupa, fabricado con las siete substancias precio­ sas, en el lugar opuesto adonde Be hallaba el Buda, quedando la asamblea de monjes ubicada en el medio ,*°. El stupa media quinientos yoganas de altura y tenía una circunferencia propor­ cional; estaba decorado con flores, banderines, cintas, guirnal­ das, campanillas y perfumado con sándalo. Los dioses, mostran­ do su aprobación por esta obra, esparcieron una lluvia de flores sobre ella y, desde su interior, una voz dijo: “Excelente, Sakyamuni, tú has expuesto correctamente este Sutra del Loto de la Verdadera Ley.”

90 E. Senart —"Essai sur la légende du Buddha'1— sostiene que entre el Señor, esto es. el sol y el stupa de siete substancia», te alza el arco irla. Varios son los grandes iniciados —Buda. Jeeñs, Mitra, Zoroastro, etc que adquieren la dimensión de un m ito solar. Posiblemente existan causas astrológicas que su' lo determinen —por ejemplo, la coincidencia de sus respectivos nacimientos con solsticios o equinoccios— o la identificación de sus doctrinas con las leyes que rigen la formación y la vida dol Univer­ so, convirtiéndose en figuras aiprcmas del elenco divino, así com o el sol lo es entre los demás astros Sobre los elemento» solares en la mitología dei Buda se puede consultar “ Buddha and the Sun (>od“, de B. Rowland, en Z olm oxis N ° 1 (1938) y las implicaciones metafísica» de los mito» so­ lares en ‘T h e Darker Side o f the Dawn", de A.C. Coomaraswamy, en Sm ithsonian Collection (1935), ambos textos citados por Mircea Eliade en su “Tratado de Historia de las Religiones", capítulo 111 “ El sol y loa cultos solares”, ediciones Cristiandad, Madrid 1981. En cuanto a la com ­ paración de la asamblea de monjes con el arco tris, simbolizaría el más amplio espectro visible de las posibilidades humanas de captar la luz de la Doctrina. El stupa también simboliza la constelación que contiene el Sol.

En ese momento, en el cielo se produjo un reluciente fenó­ meno meteórico que llenó de asombro, placer y deleite a toda la asamblea. Los monjes se levantaron de sus asientos y, alzando las manos juntas, permanecieron de pie en sus lugares en señal de reverencia. Entonces el Bodhisattva Mahapratibhana, perci­ biendo la curiosidad de toda la audiencia, le preguntó al Señor: —¿Por qué razón. Señor, un stupa tan magnífico se alza en este mundo? ¿Quién emite una voz desde su interior? El Buda le respondió: —En este grandioso stupa de siete substancias preciosas, Mahapratibhana, se encuentra condensado el cuerpo 191 del /'athagata; él es el stupa; él es quien emite la voz que sale de él. En el punto del espacio debajo del stupa existen innumera­ bles mundos; más allá de ellos se encuentra uno llamado Ratna-

191 El Buds p u « tres cuerpos —trikaya— uno dentro del otro: 1) \irm ona-kúya (cuerpo ilusorio i. et rl de su faceta primerie, cuando la reía . »6n con el Universo y sus leyes es escasa Con eate cuerpo, de limitada duración, circula por la Tierra y puede adoptar distintas formas, pero no cv capas de revelar lo que está m is aiti de ellas; 2) S o m b oghakaya (cuerpo m ística), ee el de Is pureas y la bendición. En esta etapa se diluye la consciencia individual, diamlnuyen las necesidades terrenales y renuncia a los frutos. U nto fíateos, com o m en u les o espirituales de su labor Con m * cuerpo tupes terrestre ejerce su activídsd en d mundo celeste; y 3) lihorm o-kayo (cuerpo de la Ley), que brilla Iluminando todo. Es la etapa dr la Iluminación, de la liberación, con una consciancia total unida al l inverso. Este cuerpo róen iro es la constitución del estado de buda, o sea, ü identificación con la Ley o Realidad Suprema El Dharma-koya ea aóto finccptible por otro Buda Con respecto ai ih tp a que hace referencia el capítulo, y a la afirma­ ción del Buda que en d se encuentra con d en ad a el cuerpo del Tatkagalo, ¿•••dría lomarse, no com o un túmulo material, sino com o una proyección sobrenatural del cuerpo del Ruda, en este raso, del nirm anakaya, el iluso­ rio, H que puede adoptar distintas formas Con respecto si tnkoya, Ismael Quites puntualiza que eate concepto es la combinación integral del Absoluto impersonal (Dharmahaya), la verda­ dera Realidad v Esencia última constitutiva de todo* loa aeres, el Yo Abso­ luto personal (Sam bhogakaya), el Buda Eterno que resplandece con loa caraí-i eres de la divinidad; y el yo humano temporal (Nirm anakaya), encua­ drado, com o los demás hombres, en el marco de la individual Isación de) espacio y del tiempo.17 177

viduddha , donde mora el Tathagata denominado Prabhuratna ,M, un Arhat dotado de ciencia y conducta. Este Gina anta­ ño hizo el siguiente voto: "Cuando transitaba el curso del Bodhisattva, no llegué a la perfecta Suprema Iluminación antes de oír este Sutra del Loto de la Verdadera Ley que sirve, precisamene, para instruir a los Bodhisattvas. Pero, ¡A escucharlo, inmediatamente adquirí la madurez espiritual para acceder al conocimiento superior”. Y cuando se acercaba la hora de la completa extincibn de este Tathagata, dijo: “Después de mi Nirvana, monjes, debe erigirse un stupa de siete substancias pre­ ciosas para servir de marco al cuerpo del Sugata. Debe alzarse en toda tierra del Buda, en todos los mundos, donde se haya recitado este Sutra; tiene que relucir en el cielo, sobre toda asamblea de monjes que esté oyendo el “Loto de la Verdadera Ley”, y tiene que efectuar una exclamación de aplauso a quie­ nes lo prediquen”. Fue ese stupa, el de las reliquias de Prabhutaratna el que, cuando yo estaba exponiendo esta Enseñanza, brilló en el cielo como un meteoro y emitió esa voz de saluta­ ción. Entonces, Mahapratíbhana le solicitó al Señor: —Muéstranos, Señor, a través de tu poder, la figura del men­ cionado Tathagata. El Señor le respondió; —Prabhutaratna hizo un grave y piadoso voto, consistente en que cuando los Budas prediquen el “Loto de la Verdadera Ley”, él se encontraría cerca para oírlo. Por lo tanto, Mahapratibhana, el cuerpo del Tathagata se halla multiplicado en tan­ tas figuras como las infinitas tierras del Buda existentes, ya que en todas ellas se predica este Sutra. Si quisiera ver el cuerpo de Prabhutaratna sería necesario reunir aquí sus incontables emanaciones. Mahapratibhana le replicó: —Señor, reverenciaremos a todas esas emanaciones corporaRatnavituddha, aclarado por joyas (estrellas). Ese mundo es posi­ blemente el firmamento, la bóveda celeste, más allá de la atmósfera donde reluce el arco iris. m

Prabhu, señ or,ratna. joya.

Ira del Tatahagata creadas por él mismo para cumplir con su voto. Entonces, el Señor emitió un rayo de luz desde su entrece­ jo. Inmediatamente los Budas de las infinitas regiones del este —iguales a la cantidad de granitos de arena que posee el Ganges— se tornaron visibles como también lo fueron las tie­ rras del Buda, compuestas de cristal, decoradas con árboles de jo­ yas y miles de Bodhisattvas cubiertos con doseles y mallas de las siete substancias preciosas y oro l#\ En esas tierras apare­ cían los Budas enseñando, con dulce y amable voz, la Ley u todas las criaturas. Lo mismo sucedía en el sudeste, en el sur, en el sudoeste, en el norte, en el noroeste, en el nadir, en el cénit; en fin, en las diez direcciones del espacio. Todos esos Budas, de todas las regiones, se dirigieron a sus repectivas huestes de BodMisattvas en estos términos: -Jovenes de buena familia, debemos ir al mundo de Sakyatnuni para saludar humildemente las reliquias de Prabhutaratna. Entonces esos Señores acudieron con sus subalternos. Duran­ te ese período, este mundo estaba hecho de lapislázuli, adorna­ da con árboles de joyas, cubierto con las siete substancias pre­ ciosas y oro; desprendía un aroma a incienso y se hallaba espar­ cido de flores y campanillas. Parecía un tablero dividido por fi­ letes dorados en ocho compartimentos y carecía de villas, pue­ blos, ciudades, capitales, provincias, reinos, montañas, océanos, ríos, dioses, hombres, demonios, animales y muerte. Debe entenderse que en ese período todos los seres —de cualesquiera de los estados de existencia— de este mundo fueron trasladados a otros, excepto los que se congregaron en esa asamblea. Enton­ ces llegaron ios Budas y sus huestes y se ubicaron cerca de los arboles de joyas, cada uno de los cuales media quinientos yoga­ rías de alto, con sus ramas, hojas, follaje y circunferencia proporcionales, y provistos de pimpollos y frutos. Al pie de ca­ da árbol estaba dispuesto un trono, de cinco yoganas de altura, adornado con magnificas prendas. Cada Tathagata ocupó uno*

*** El oro no forma parta de tai líete eubitanciai precious. 179

de ellos, sentándose con las piernas cruzadas, con los Bodhisattvas a su lado. Al instante, toda la esfera se llenó de Sugatas; no obstante, los grandes seres mostrados por Sakyamuni aún no habían acu­ dido. Pero, de pronto, en todas las direcciones del espacio se tornaron visibles infinitas tienas del Buda, de lapislázuli, ador­ nadas con artesanías de las siete substancias preciosas y oro, decoradas con orlas de campanillas, esparcidas con flores, cubiertas con doseles celestiales, festoneadas de guirnaldas y desprendiendo aroma a incienso. Esas incontables regiones fueron reunidas por Sakyamuni de modo que parecieran una sola, realzada por todas las riquezas que poseía cada una de ellas separadamente. Después, aparecieron desde todas las di­ recciones del espacio infinitos Tathagatas —tantos como los gra­ nitos de arena contenidos en millares de Ganges— que ocupa­ ron otros tantos tronos ubicados debaio de los árboles de jo­ yas. Y cada uno de ellos, entregándole una bolsa de flores de joyas a sus subalternos, le ordenó: —Id, jóvenes de buena familia, hasta la montaña Gridhrakuta, donde Sakyamuni: saludadle con reverencia e inquirid por su estado de salud, bienestar, lozanía y confort suyo y de su hueste de Bodhisattvas y discípulos. Esparcid sobre él este mon­ tón de flores y solicitadle si se dignaría a abrir el stupa. Cuando Sakyamuni percibió que sus creaciones habían arri­ bado, ocupando sus tronos, en consideración al pedido expre­ sado por los Tathagatas, se levantó de su asiento y se mantuvo en el cielo como un meteoro. Al ver esto, toda la asamblea se puso de pie y, alzando las manos juntas, se quedó extasiada mirando el fenómeno. Entonces, el Señor, con su índice dere­ cho quitó el cerrojo del stupa, separándolo en dos partes. Al abrirse, mostró a Prabhutaratna sentado en su trono, sus miem­ bros enflaquecidos, el cuerpo lánguido como absorto en medi­ tación. El Tathagata dijo: —Excelente, Sakyamuni; has expuesto muy bien este Sutra del Loto de la Verdadera Ley; por eso he venido aquí: para oírlo. Toda la asamblea, percibiendo que Prabhutaratna —quien

se había extinguido infinitos kalpas atrás—hablaba de esta for­ ma, se llenó de maravilla y asombro. Inmediatamente, cubrie­ ron a los dos Budas con montones de flores. Luego Prabhutaratna cedió la mitad de su asiento a Sakyamuni, dentro del stupa, y ambos fueron vistos como sendos meteoros en el es­ pacio. En la mente de los asambleístas nació este pensamiento: “Estamos lejos de los dos Tathagatos; por lo tanto, quisiéra­ mos nosotros también, mediante el poder del Buda, elevarnos al cielo” . Cuando el Señor captó la idea que atravesaba a la con­ gregación, inmediata y mágicamente, colocó a toda la audien­ cia en el firmamento como si fuera un meteoro. Entonces Sakyamuni se dirigió a ellos en este tono: —¿Quién de vosotros, monjes, procurará exponer este Sutra del Loto de la Verdadera Ley en el mundo? El termino fatal, la hora de la muerte se acerca;el Tathagota anhela la completa extinción y desea confiar a alguno de vosotros la difusión de la Doctrina. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 1. Aquí veis, monjes, al gran Profeta, al desaparecido Líder, dentro del stupa de las siete substancias preciosas, que ha venido a oír la Ley ¿Quién no sería capaz de invocar su energía en pro de la Doctrina? 2. Aunque completamente extinto durante incontables kalpas, por amor a la Ley acude aquí y allá, porque una ense­ ñanza como ésta es muy preciosa y difícil de hallar. 3. Este Líder hizo un voto en una existencia anterior; por eso, aún después de su completa extinción se desplaza por los diez puntos del espacio. 4. Todo los que veis aquí son mis propios cuerpos —in­ contables como los granitos de arena que contiene el Ganges— que se han manifestado para ver al extinto Maestro. 5. Después de desplegar cada uno de ellos su particular tierra. Y todos los discípulos, hombres y dioses han sido con­ vocados para preservar la verdadera Ley todo el tiempo que ella deba durar. 6. Para ellos he reunido estos mundos, destinándoles a cada uno un asiento. 181

7. Siempre ha sido mi ansiosa intención preocuparme por la difusión de la Doctrina. Debido a ello es que ahora veis este inmenso número de Budas ubicados a los pies de los árboles como si fueran un gran multitud de lotos. 8. Estos incontables árboles se hallan tan iluminados por los Sugatas como una oscura noche por el fuego. 9. De los Lideres del mundo se desprende una deliciosa fragancia que arrastra el viento, impregnando a todas las cria­ turas. 10. Después de mi extinción, el conservador de la Doctrina debe pronunciarla de inmediato en presencia de los Señores del mundo. 11. Prabhutaratna quien, pese a su distante ingreso al Nirvana, está atento para oír el rugido de león del que tome el man­ dato de mi herencia espiritual. 12. Yo mismo, en segundo lugar, como también todos los incontables Lideres que se han congregado aquí, oiremos la voz del hijo del Gina que se esfuerce en exponer la Ley. 13. Por la cual yo y Prabhutaratna —el Sugata que perpe­ tuamente se desplaza por todos los rincones del Universo para oír la exposición de la Doctrina—seremos honrados. 14. Todos los grandes iniciados del mundo aquí presentes, gracias a quienes esta tierra reluce tan espléndidamente, tam­ bién verán ampliamente acrecentado su honor cuando este Su­ tra sea predicado. 15. Aquí me véis, en este asiento, junto a Prabhutaratna, dentro del stupa\ pero notad, jóvenes de buena familia, 16. Que el Tathagata os urge a realizar —por misericordia a todos los seres— una ardua tarea. 17. Porque uno puede desarrollar tantos discursos como los granitos de arena que contiene el Ganges sin mayor dificul­ tad; 18. O tomar al monte Sumeru 1,5 en el puño y sencilla­ mente lanzarlo a una distancia inmedible del espacio ; 195 Sumeru o Meru: una región que, por iu inconmensurable tamaño, está fuera del alcance de loa mortales. Es el reino inaccesible, el país m is alto, el paraíso, sede de los dioses, ubicado —según los textos védicos— en182

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19. O sacudir el Universo entero con un golpe de pulgar. 20. Pero conservar y predicar este Sutra, el “Loto de la Verdadera Ley”, durante el horroroso período que sigue a la extinción del Líder del mundo, 21. Esa sí que es una empresa difícil. 22. No es imposible comprimir en el puño la totalidad del éter cósmico; 23. Pero copiar un Sutra como éste, después de mi ingre­ so aJ Nirvana, eso sí que es difícil. 24. Recolectar íntegramente la tierra del Universo en una uña, no es tan arduo; 25. Tampoco lo es superar la fortaleza de todos. 26. Algo más arduo aún que todo lo anterior ha de realizar quien pronuncie tan sólo un momento este Sutra, después de mi extinción. 27. No será difícil para él deambular en medio de la confla­ gración ,M del fin del mundo, aunque vaya cargado con una parva de heno;

l« ton* polar. El eaoterismo de Medio Oriente y occidental tiene cus equi­ valentes en el Albor) per», el Kaf árabe y el Monsalvat. '** Una in ter en n te descripción oriental de la conflagración, del ígneo ítn del m undo —otro de los temas recurrentes de muchas cosm ologías— es l« descripta en los versos del ap ocalíptico cap ítu lo on cen o del Bhagavod C ita " ... llam eantes com o los fuegos m atutinos del día Íinal/N orte, sur, este y o este parecen confundirse/ .../R á p id o s co m o los ríos corriendo hacia el océano,/ae precipitan los héroes en tus ísu ces de fu ego,/ com o ale­ villas que buscan la llama de su destrucción. (Versión de A ldous H uxley, en "La filosofía perenne", ed. Sudamericana. Bs. As. 1947). N o obstante, e» éste uno de los p ocos ejem plos que pueden citarse donde aparece la destrucción del m undo, habida cuenta de que Oriente sólo cree en "ci­ clos” y no en un origen y un fin del Universo. Precisamente uno de los puntos de coincidencia entre las escuelas H inayana y M ahayano del budis­ mo es la carencia de com ien zo y fin del mundo; ambas dicen: "Todo se esplica por la causalidad, pero no hay causa primera". Adem ás esta cuestión, mejor dicho la curiosidad por resolverla, fue fustigada por el Iluda “ El con ocim ien to de estas c o n s no hace hacer ningún progreso en el cam ino de la n n tid a d , porque eso no sirve a la perfección y a la ilumi­ nación. Lo que sirve para la paz y para el despertar espiritual, he aq uí lo que el Buda ha enseñado a los suyos: la verdad sobre el dolor, e tc .; por eso ca que io que no ha sido revelado por mf que eso quede no revelado". IM ajísim o N ikaya). El origen y el fin del m undo es uno de los catorce 183

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28. Más arduo le será conservar esta Enseñanza luego de mi desaparición y transmitirla tan sólo a una criatura. 29. Uno puede conservar las ochenta y cuatro mil 1,7 divi­ siones de la Ley y exponerlas, instruyendo a incontables seres; 30. Esto no es tan difícil, como tampoco lo es entrenar a todos los monjes del presente en el conocimiento superior. 31. Pero sí es arduo conservar este Sutra, creer en él, identi­ ficarse con su contenido y exponerlo repetidamente. 32. Aun el que confirma a innumerables Arhats, bendeci­ dos con la posesión de las facultades trascendentes, 33. No lleva a cabo algo tan difícil como la excelencia de conservar mi sublime Ley, después de mi extinción. 34. Frecuentemente, en miles de mundos, he predicado la Doctrina; también lo hago hoy con el objetivo de permitir que sea obtenido el conocimiento sin límites. S, 35. Este Sutra ha sido declarado el principal; quien lo guar­ da en la memoria, conserva el cuerpo del Gina. 36. Hablad, jóvenes de buena familia, mientras el Tathagata problema* metaffsico» a lo* cuales, según tíuda, no es posible dar una re» pufsia definitiva, adoptando por ello una actitud agnóstica. Esto* tema* -Q u ilrs los loma del D ham m acakka Ppavattana S u lla ("Fundación del reino de la rectitu d " )- son: 1) el yo y el mundo son temporalmente in finitos; 2) finitos; 3) o finitos o infinitos; 4 ) ni finitos ni infinitos; 5) el mundo es espacialmente infinito, 6) finito, 7) o finito o infinito; b) ni fi­ nito ni infinito; 9) el alma y el cuerpo son lo mismo; 10) son diferentes. 11) ios Tathagata» no existirán después de la muerte; 12) existirán, t 3 ) o existirán o no existirán: y 14) ni existirán ni no existirán. En base a este despliegue metaffsico, Rhys David* llama u Iluda "al filósofo agnóstico de la India". Entonce», si bien la etimología de la palabra "conflagración" alude a “ incendio", debe interpretarse en el sentido de "perturbación". Corroborando la incesante continuidad del mundo, el Brahmajata»utta (Sutra de la red de lo» brahmane») —versión Oarmen Dragonetti del Digha N ikaya. ver Bibliografía— dice; "Existe un m omento, en un tiempo u otro, en que este mundo llega a *u fin. Existe un m omento, en un tiem po u otro, al fin de un largo perfodo, en que este mundo resurge".197 197 Este número *e compara con loa ochenta y cuatro mil monasterios hechos edificar por el rey Asoka (reinó del 273 al 232 a.C.) en otra* tantea localidades de la India, relato que aparece en el histórico trabajo Dipovom «o VI-95 (obra del siglo IV d.C.), donde se recogen las palabras de este monarca -versión de O ldem berg-: “ El Buda enseñó ochenta y cuatro mil preciosas secciones de la Verdad; yo construiré ochenta y cuatro mil mo­ nasterios para honrar cada división con uno de ellos". (HK)

aún permanece en vuestra presencia. ¿Quién de vosotros se pondrá en acción, en ei futuro, para conservar la Enseñanza? 37. No sólo yo estaré complacido, sino también todos los Señores del mundo, si alguien pudiera conservar siquiera por un instante este Sufra tan difícil de retener. 38. Esa persona será alabada por todos los Sugatas\ será tan famoso como un destacado héroe, y alcanzará con rapi­ dez la sabiduría trascendente. 39. Le será confiado el liderazgo entre los hijos del Tathagata el que, llegado a la etapa de apacibilidad, conserve este Sutra. 40. Será el ojo ,M del mundo —incluyendo los dioses y los hombres—quien difunda “El Loto de la Verdadera Ley". 41. Todos los seres venerarán al sabio que, al final de los tiempos "* recite tan sólo un momento este Sufra. A continuación, el Señor se dirigió a todos los presentes en estos términos: -Antaño, monjes, he indagado infatigablemente en "El lx>to de la Verdadera Ley" durante inmedibles kalpas. Previa­ mente fui un rey; pero una vez tomada la resolución de arribar * la perfecta Suprema Iluminación, mi mente ya no se desvió de ese objetivo. Me esforcé en concretar las seis perfecciones ,no. otorgando inmensas dádivas: oro, plata, metálico, gemas, perlas, cauri, piedras preciosas, coral, esmeraldas, villas, pue­ blos, ciudades, capitales, provincias, reino, mujeres, hijos, esIW Ojo Abierto de Dsniyna ognoacítiva de derramar sobre los objetos la luz de la razón, de abstraer lo* objetos y de descubrir en ellos leyes universales El ojo de la Ley y el201

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de su piadosa meditación, estará en condiciones de predicar con una mente resuelta. 25. Los reyes y príncipes de esta tierra que escuchan esta Ley, protegen al predicador, mientras que los legos y los Brah­ manes se hallarán juntos en su congregación::4. El Señor siguió exponiendo estos conceptos de la siguiente forma: —Además, Manjusri, el Bodhisattva que, después de la comple­ ta extinción del Tathagata, en los últimos quinientos años” ' , ojo de Buda son la facultad de penetrar la verdad de la vida más profunda­ mente que con los ojos anteriores y desde un punto de vista más humanis­ ta que el que permite el ojo del saber. El ojo de la Ley es la capacidad de ver todas las cosas tales com o realmente son El ojo del Buda significa la facultad de penetración que distingue la energía pulíante de la vida y lodos los aspectos del universo, que permite incorporarlos en uno mismo y que permite usar esa fuerza vital reactivada para percibir las realidades de la vida, de la sociedad y del universo El concepto budista de lo» cinco O|o* enseña la manera da despertar y aumentar la facultad del saber, que está más allá de la razón y lo» sentidos, el saber contenido en la parta más fntlma y recóndita de la vida." Por su parte, Piyadnssi Thera —HI antiguo itn iltr o del Buda, Altaians, Madrid, 1982— sostiene que el primer factor del Octuple Noble Sendero (ver nota 61) se conoce rom o entendim iento recto (o rectas opiniones), lo que implica comprender las roíais com o son realmente y no rom o pare cen ser. Es importante darse cuenta ♦ y las dudas. 4) incremento de las miserias humanas, y 5) reducción rf* u existencia (HSt 534 No se debe censurar a los demás porque, tarde o temprano, tam­ bién se convertirán en Iluminados. Lo que conviene, entonces, es ser in­ dulgente con todos. Ver capítulo 12, estrofa 12. 557 Pandit, erudito. El sentido más usual es el de "ministro religioso".

31. Si ocasionalmente es interrogado sobre alguna cuestión —aun cuando haya comenzado su prédica—, explicará el te­ ma de nuevo de una forma tal que sus oyentes ganan en ilu­ minación. 32 El hombre sabio es infatigable; ni siquiera la idea del cansancio pasa por su mente. No conoce la indiferencia y así es como despliega sobre la asamblea la fuerza de la caridad. 33. Noche y día el sabio predica esta sublime Ley con in­ finitos argumentos e instruye y satisface a su audiencia sin nunca reclamar nada. 34. Sus pensamientos no se ocupan de la comida, la be\ bida, la vestimenta ni el alojamiento. 35. En cambio, su preocupación constante es cavilar acerca de los medios para convertir a sus oyentes en Budas; para ello no cesa de exponerles la verdadera Enseñanza, de la cual de­ pende la felicidad de todos los seres y el beneficio del mun­ do. 36. El monje que, después de mi extinción, predique de esta forma, sin envidia, no tendrá problemas, impedimen­ tos, dolor o desaliento; 37. Nadie lo atemorizará, gotpeará o culpará, ni será apar­ tado porque él se mantiene firme en la fortaleza de su indul­ gencia. 38 El hombre sabio que es apacible, con la disposición que he mencionado, posee incontables ventajas, tantas que no podrían ser enumeradas en infinitos kalpas. El Señor prosiguió su discurso de esta forma: —El Bodhisattva, Manjusri, que vive después de la extin­ ción del Tathagata —durante el final de ese período del mun­ do, cuando decae la verdadera Ley— y conserva este Sutra, no debe ser envidioso, falso o engañoso, ni hablar desdeñosa­ mente de otros adherentes al vehículo de los Bodhisattvas, como tampoco difamarlos ni humillarlos. No pone de mani­ fiesto los defectos de otros monjes, monjas, devotos mascu­ linos y femeninos, adeptos al vehículo de los discípulos o del de los Pratyekabudas. No le dice a nadie; "Tú, joven de bue­ na familia, estás lejos de la perfecta Suprema Iluminación; no demuestras haber llegado a ella; eres demasiado voluble

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*n tus obras e incapaz de adquirir el conocimiento superior”. Tampoco encuentra deleite alguno en disputar sobre la Ley; ron respecto a todos los Tathagatas, siente como si fueran m i» pudres y considera a todos los Bodhisattvas como sus niuMtros. A todos ello6 brinda frecuentes homenajes, mos­ trando su voluntad y respeto, en todas las direcciones del es­ parto. Cuando predica la Ley, hace precisamente eso, ni más nt menos, sin predilección por ninguna parte de ella, como tampoco se muestra favorable por ninguno de sus destinatailut en particular. Tal, Manjusri, es la tercera cualidad con la cual un Bodhisattva debe estar dotado para exponer la Dóc­ il nú después de la extinción del Tathagata. Y en las congre­ ga* iones tendrá aliados que escucharán esta Enseñanza, cre­ yendo en ella, aceptándola, comprendiéndola, copiándola en un texto que luego será honrado, respetado, estimado y vene­ radoLuego, el Señor agregó las siguientes estrofas; 3U El hombre sabio, el predicador que desea exponer este Vnfni debe renunciar absolutamente a la falsedad, al orgullo, ♦ tu calumnia y a la envidia. 4U. Jamás debe pronunciar una palabra de desdén hacia Nadie. no se involucrará en ninguna disputa sobre creencias religiosas; nunca pondrá de manifiesto los detectas átenos. 4 1 Será siempre sincero, moderado, indulgente y predicará tin *•—internen te sin sentir perturbación alguna. 42. El hombre sabio, en señal de respeto, piensa constanteniente.- “Las Bodhisattvas de todas las direcciones del es­ lío lo, que se desplazan en el mundo por compasión hacia inilut lo» seres, son mis maestros.” 43 El hombre sabio fomenta la memoria de los Budas. •milindo siempre como si ellos fueran sus padres; y alejan•li« de «i toda idea de orgullo, escapará de los obstáculos. 14 El que ha oido esta Ley, deberá observarla constanteimh (i . Si busca con ardor la vida serena, incontables seres lo protegerán. Además, Manjusri —continuó diciendo el Señóte-, el BodhiMttva que, después de la entrada al Nirvana del Tathagata «libela conservar su Doctrina, debe vivir lo más lejos posible

de los legos y de los monjes, sin dejar de llevar una vida cari­ tativa. Debe sentir afecto por todos los seres que procuran la Iluminación y, por lo tanto, hacerse esta reflexión: “Aqué­ llos que no escuchan, perciben, ni entienden la capacidad y el misterio del Tathagata con seguridad se hallan mentalmen­ te pervertidos, como también lo están quienes no inquieren por él, no creen en él ni muestran voluntad en conocerle. Por supuesto, estos seres no penetran ni comprenden esta En­ señanza. No obstante, yo, que he obtenido este supremo y perfecto conocimiento, con el poder que otorga, haré que cada uno —más allá de la posición que ocupar-, se predispon­ ga mentalmente para ello y, aceptándolo y comprometiéndo­ lo, arribe a la completa madurez espiritual. Poseyendo tam­ bién esta cuarta cualidad, Manjusri, un Bodhisatlva que ha de exponer la Ley después de la extinción del Tathagata, se­ rá honrado, respetado, estimado y venerado por monjes, mon­ jas, devotos de ambos sexos, reyes, principes, ministros, ofi­ ciales, ciudadanos, campesinos, Brahmanes y miembros de otras castas; los dioses, llenos de fe, seguirán su senda para oírlo y los ángeles lo harán para protegerlo. Dondequiera que se encuentre, tanto en una villa como en un monasterio, acudirán a él, noche y día, para interrogarlo sobre la ley, y esta­ rán satisfechos con su respuesta porque esta Enseñanza, Manjus­ ri, ha sido bendecida para siempre por todo6 los Budas del pa­ sado, del presente y del futuro Precioso en todos los mundos, Manjusri, es el sonido, rumor o mención de este Sutra. A continuación, el Señor expuso sus ideas mediante la si­ guiente parábola: -E s un caso similar a ese rey, general de sus ejércitos, quien por la fuerza de las armas conquista un territorio. Entonces los demás monarcas emprenden una guerra contra él. El pri­ mero de los nombrados posee personal especializado para com­ batir contra distintos tipos de enemigos. El soberano, al verlos luchar, se deleita en su galanura y valor guerrero y regala a sus soldados villas, pueblos, prendas, adornos, metálico, oro, gemas, perlas, lapislázuli, elefantes, caballos, carros, etc., etc. Pero a ninguno le regala su corona, porque esa joya sólo puede calzarse en la cabeza de un rey. Si el monarca apartara de sí

•u mayor atributo real para cederlo, las cuatro divisiones del »l*rcito se asombrarían y quedarían perplejas. De la misma maurr», M&njusri, el Tathagaía rige el imperio de la equidad y ili> la Ley en este triple mundo que ha conquistado gracias al poder de su arma: la virtud. Su territorio se ve atacado por Mará, el Maligno. Entonces los discípulos —los soldados del Sugato- le hacen frente. El Señor, Manjusri, monarca de la Lev, le expone a sus huestes incontables Sufras para animarlos a luchar, y les da el Nirvana, la tierra de la Ley; los seduce con ella, pero no les predica una Enseñanza como ésta. Así como al rey, asombrado por el valor de sus soldados en batalla les da linio tipo de bienes excepto su propia corona, la cual deberé permanecer hasta el fin sobre su cabeza, el Tathagaía, soberano «i* la Doctrina, en el ejercicio del imperio de la justicia, cuaniIm, con satisfacción, ve a sus discípulos triunfar sobre la preHmI6fl, las pasiones, el dolor, el odio y la infatuación, les ex­ pone rata Enseñanza que encuentra en el mundo oposición e tro M'.hilidad parque nunca antes fue predicada ni explicada. ».l l u í h a b a to le muestra a lodos los discípulos la noble corona, no careta* joya que trae la omnisciencia a todos, Esta, Manliurl, as la máxima Enseñanza del Tathagaía, el más profundo éM unn sobre la Ley. Y así como el rey se quitó la corona que lento tiempo retuvo sobre su cabeza y se la dio a los soldados, *4 Tathagaía ahora revela este misterio de la Ley, largamente laudado; misterio que excede a todos los otros y que sólo •U•«*»» conocer los Sugatat Cara elucidar más detalladamente este tema, el Señor pro­ nunció las siguientes estrofas: 4?i Desplegando siempre la fuerza de la caridad, lleno de •«npaarón por todas las criaturas, exponiendo esta Ley, los Uinut han aprobado este exaltado Sufro. 46 Los legos, así como los mendicantes y los Bodhisattvas •tu» han de vivir en los últimos días de esta época, deberán i**Jns mostrar el poder de la candad, no sea que aquéllos que iligan la Ley, la rechacen. 47. Pero, cuando yo alcance la Iluminación y more en el «••lado de Tathagaía, iniciaré a otros y predicaré por todas Imites esta suprema Enseñanza. 207

48. Es como el caso de un rey, general de sus ejércitos, que les da diversos bienes en señal de reconocimiento por su des­ treza. 49. Pero, una vez, impactado por la osadía de uno de sus soldados. 50. Se saca la corona y se la entrega. 51. Así, yo, el Buda, soberano de la Ley, poseedor del po­ der de la paciencia y del tesoro de la sabiduría, gobierno al mundo entero con justicia, compasión, benevolencia y miseri­ cordia. 52. Viendo cómo las criaturas se hallan en problemas, pronuncio innumerables Sutras cuando percibo el heroísmo de los seres que, mediante la pureza mental triunfan sobre las pe­ caminosas inclinaciones del mundo. 53. El monarca de la Ley, el gran curado., cuanao reconoce que las criaturas son fuertes, les muestra este Sutra compara­ ble a una corona real. 54. Esta es la máxima Enseñanza proclamada en el mundo, el más eminente de todos mis Sutras, que siempre mantuve sin divulgar. Ahora lo voy a dar a conocer; escuchad todos. 55. Hay cuatro cualidades que deben adquirir aquéllos que después de mi extinción desean la perfecta Suprema Ilumi­ nación para reemplazar al Tathagata en su tarea. Ellas son las que siguen. 56. El hombre sabio no es turbado por los problemas ni por las enfermedades; su piel no es negruzca, ni vive en un pueblo miserable. 57. El sabio tiene siempre una mirada serena y merece ser honrado como si fuera el Tathagata mismo, y los ángeles serán constantemente sus sirvientes. 58. Su cuerpo jamás puede ser herido por armas, venenos, palos o piedras, y debe ser cerrada la boca del que pronuncia una injuria contra él. 59. El es un amigo de todas las criaturas del mundo. Circu­ la por la tierra como una luz, disipando las tinieblas de incon­ tables seres; él, que conserva este Sutra después de mi extinción. 60. En sus sueños ve imágenes del Buda, además de monjes

y monjas que aparecen sobre tronos proclamando la multifa«•tica Ley; 61. Dioses y duendes tan numerosos como los granitos de arena del Ganges: demonios y nagas, todos alzando las manos (untas en señal de respeto hacia quien les expone la Doctrina. 62. Ve en sus sueños al Tathagata de color dorado, pre­ dicando la Ley con adorable voz, 63. Y se queda allí con las manos juntas alzadas, glorifican­ do al Profeta, al más elevado de los seres, mientras él expone la Doctrina. 64. Complacido por haber escuchado la Enseñanza, gozo«amente le rinde homenaje y, después de alcanzar él cono­ cimiento que nunca retrocede, obtiene, siempre en sueños, mágicos encantos. 65. El Señor del mundo, percibiendo su buena intención, le anuncia su destino como Líder entre los hombres, además •te adquirir la sagrada sabiduría, 66. Y ocupar un vasto territorio donde los seres, respetuoMirm-nte, oirán de sus labios la inmaculada Ley. 67. El se ve a sí mismo ocupado en meditar sobre la Enwñaiu» en las cavernas y, por ese medio, alcanzar la esencia del conocimiento superior. 68. Cuando, en sus sueños, ve al Gina desplegando sus santY ellos, cubiertos de canas y arrugas, declararan que el joven es su padre. Pero como ningún joven de esas carac­ terísticas jamás tuvo hijos de la citada apariencia, esta afirma­ ción resultaría difícil de creer. 50. De la misma manera, Señor, somos incapaces de conce­ bir cómo estos numerosos Bodhisatívag de buena memoria y excelente sabiduría, que han sido correctamente instruidos durante incontables kalpas. 51. Que son firmes, agudos, agradables, resueltos, alaba­ dos por los Líderes; 52. Que viven en los bosques, desapegados de los fenómenos y las cosas: que son discípulos del Sugata, en procura de su lu­ gar. 53. ¿Cómo han sido conducidos por ti a la madurez espi­ ritual: Si esto no es aclarado antes de la extinción del Tathagata, no podrá ser creído después. 54. Concédenos, Señor, un confiable relato de tu propia boca, sobre este tema, para que la desgracia de la duda nunca nos invada. 218

CAPITULO XV

( 'fU J OTSUj

DURACION DE LA VIDA DEL TATHAGATA El Señor se dirigió a toda la hueste de Bodhisattvas asi: —Confiad en mi, jóvenes de buena familia; creed que el Sunata emite una palabra verídica. La congregación entera, con Maitreya a la cabeza, extendió » u s manos juntas y le pidió al Gina: —Expone este tema, Señor, creeremos en la palabra del

Tathagata. El Sugata les dijo: Escuchadme; la fuerza de la resolución que una vez asumi, I» ha reconocido el mundo entero, incluidos dioses, hombres v demonios: que abandonando el hogar de los Sakyas, arribé a la perfecta Suprema Iluminación en Gaya. Pero, la verdad «» que la misma la he alcanzado infinitos kalpas antes” *. Por O r b e te ñ era* - e n c u e n t a q u e e l n iv e l d e c o n s c i e n c i a d e lo * h o m b r e e a,, « lim ite q u e u n in i c ia d o «r p r e v e n t e a n t e e llo * d e s p l e g a n d o e s p o n t á n e a in - f t le t o d o s s u s p o d e r e s K» n e c e s a r io u m o s t r a n d o s u b ú s q u e d a p a u l a t i ­ n a, su» i n c e r t i d u m b r e a y tu e s f u m o h a s t a lo g r a r u n a e l e v a c i ó n « s p ir it u a l p u l i e n d o d e la m is m a b a s e h u m a n a q u e e l r e a t o d e lo a c o n g é n e r e s S ó lo « •i » , p o s ib le q u e e l f e n ó m e n o d e la I l u m i n a c i ó n te a a s im ila d o c o m o u n ........... m i n a t u r a l y v o li tiv o . e« d e c ir , a l a l c a n c e d e c u a l q u i e r m o r t a l q u e e m p í n u l a i d é n t i c o C a m in o , o « tu , »1 d e a r r i p t o p o r e l O c t u p l e N o b le S e n d e r o , Si , a c a m b i o , el B u d a ae h u b i e r e d i r i g id o a lo s s e r e s d i r e c t a m e n t e e n su r u n l i o ó n s o b r e n a t u r a l , e l lo s p o d r í a n p e n a r q u e e s a V ía s ó lo e ra p a r a eleg ü ín * , y la p r é d i c a d e su D o c tr i n a n o h a b r í a t e n i d o la r e p e r c u s i ó n q u e e fe c t b a n l e n t e c o n s ig u i ó . P o r o t r a p a r t e , c o m o a e a p r e c i a e n e s ta s e c c i ó n , la m K e s fá c il e x p l ic a r q u e su I l u m i n a c i ó n d a t a d e u n t i e m p o a t r á s m á s «Ha I r t o d o c á l c u l o , p o r q u e t a m b i é n e s o c h o c a c o n la a n s i e d a d t í p i c a d e lo» « r i t e p o r v e r i f ic a r " e n e s ta v i d a ” l o s lo g r o s . N o h a y q u e o lv i d a r q u e la latiría d e la r e e n c a r n a c i ó n n o e s u m v e r s a l m e n t e a c e p t a d a y q u e m u c h o s

ejemplo1’*, supongamos que incontables mundos estén cons­ tituidos de partículas, y que un hombre toma una de ellas y se traslada en dirección al este, llevándola a una distancia inme­ dible para depositarla allí. ¿Crees que podría calcularse cuán­ to tardaría esta persona en cambiar de lugar completamente todas las partículas? —Es incalculable —contestó Maitreya—; está más allá del alcance de la mente poder hacerlo. Ni siquiera el poder de los discípulos sería capaz de determinar esta cifra. —Else mismo tiempo —dijo el Buda— es el transcurrido des­ de que yo alcancé la perfecta Suprema Iluminación. A partir de ese momento empecé a predicar la Ley a las criaturas de este y otros mundos, y cuando los otros Tathagatas —como Dipankara240 y los demás que he mencionado— entraron al Nirvana, he creado lo que habéis visto, todo para una mejor difusión de la Doctrina. El Sugata, considerando los distintos grados de facultad y fortaleza de las sucesivas generaciones, les revela a cada una de ellas su propio nombre; un estado en el cual el Nirvana aún no ha sido alcanzado y, de diversas maneras, él satisface los requerimientos de los diferentes seres mediante otros tantos discursos24'. En este caso. El Gina decla­ ra a las criaturas —cuyas disposiciones son múltiples, pero poco enraizadas en la virtud y más bien propensos a la maldad—: “Soy joven; he abandonado el hogar paterno y he alcanzado

se a p r e s u r a n p o r o b t e n e r —m a t e r i a l y e s p i r i t u a l m e n t e — t o d o l o q u e p u e d e n " a q u í y a h o r a " n o aea q u e t o d o «e a c a b e c o n la d e s a p a r i c i ó n f ís ic a P a ra e sa ( e n t e n o t i e n e s e n t i d o la a f i r m a c i ó n d e q u e e l B u d a e s —c o m p a r a n d o la s m e d i d a s c ó s m i c a s c o n la s h u m a n a s — u n l i u m i n a d o d e s d e la E t e r n i d a d . P o r ú l t i m o , c a b r í a s u p o n e r q u e el B u d a e n c a r n a s u c e s i v a m e n t e e n d i s t i n ­ t o s m u n d o s y c o n d i f e r e n t e s n o m b r e s E n s u m a , é s ta s e r ía s u p r i m e r s a p a ­ r i c i ó n e n e s t e s is te m a , m i» n o e n e l U n i v s s o , c o m o se d e d u c i r í a d e l a s l í ­ n e a s q u e s ig u e n e n el S u f r a 234

E l e j e m p l o q u e s ig u e .e s s im i la r a l u t i l i z a d o e n e l C a p í t u l o V II.

**° Ver nota 67. Ml D e e s ta a f i r m a c i ó n . H K s u g ie r e q u e e l T a lh a g a ta n o e s la f ig u r a s u ­ p r e m a ú n i c a m e n t e d e l B u d is m o , s in o —p o r e n c a r n a r e n d i s t i n t a s é p o c a s , d i f e r e n t e s lu g a r e s y b a j o o t r o s t a n t o s n o m b r e s — e l c e n t r o d e t o d a s la s r e l i­ g io n e s y la f u e n t e d e t o d a s la s e s c r i tu r a s .

recientemente la perfecta Suprema Ciiminación*'42 ” Sí, él, que infinitos kalpas aíras ha entrado al Nirvana, asegura que lo ha hecho últimamente. Afirma esto al solo efecto de condu­ cir a las criaturas a la madurez espiritual y permitirles así alcanzar el conocimiento superior. Por lo tunto, es debido a eso que esta Enseñanza ha sido revelada, y la palabra que el Tathagata transmite en favor de la educación de los seros - y a sea bajo su propia apariencia o bajo otra, por su propia auto­ ridad o merced a otro recurso2 0 —, lodo lo que ¿I declara, todos sus discursos no son sino la más auténtica Verdad. A este respecto, no cabe, de parte del Tathagata, la menor false­ dad porque él ve al mundo como realmente es: sin origen ni fin; ni real ni irreal; ni existente ni no-existente; ni asi ni de otra forma. El Sugata ve al mundo, no como lo hace el ignoran­ te, es decir, a través de las cosas visibles; para él ningún fenó­ meno o cosa puede ocultarse. Por eso cualquier palabra que el Gina profiera es verdadera, pero, a los efectos de desarro­ llar raíces de virtud en las criaturas —que siempre persiguen diferentes objetivos al mismo tiempo y se conducen de acuer­ do con sus nociones-, él revela distintas Enseñanzas, conte­ niendo todas ellas principios fundamentales. El Tathagata, jovenes de buena familia, hace lo que tiene que hacer,20243

242 L o * h o m b r e a —« I p o r q u é a» h a v i s t o e n la n o t a 2 3 R — n e r e s i u n r r n o v a rla » r e v e l a c i o n e s V n h n u p o r e j e m p l o , d e s c i e n d e s o b r o la ti e r r a o r h u vece». 243 A lo a acia p a r a m ih u o r ig i n a le s se lo a d i c i o n a r o n o t r o s c u a t r o , e n t r e e llo s u p o ya , h l b i l e s m e d io » o r e c u r s o s , c u y a i m p o r t a n c i a s e p o n e d e m a n i ­ f ie s t o y a q u e el B o d h u o ttv o d e b e u t i l i z a r l o d o p r o c e d i m i e n t o o r e c u r s o p o ­ s ib le p a r a lle v a r a lo s s e r e s a l e s c l a r e c i m i e n t o D a isc U . T e i t a r o Suzuki " O u t l i n e s o í M a h a y a n s B u d d h i s m d i c e " L ’p a ya , q u e s ig n if ic a p r o c e ­ d i m i e n t o , e s t r a t a g e m a , r e c u r t o o a r t e s a n í a , t i e n e u n s e n t i d o t é c n i c o e n el b u d is m o . E s u H id a e n c o n t r a s t e c o n i n t e li g e n c ia (p m jñ á ) y e s s i n ó n i m o d e « m o r (ka ru n a ). V i m a U k i r t i a s e g u r a . " /V o /n d e s la m a d r e d e l B o d h u a tlo a v u p a ya s u p a d r e ; n o h a y c o n d u c t o r d e l a h u m a n i d a d q u e n o h a y a n a c id o d a e llo s ” . 244 E n e t c a p í t u l o 1 4 d e l " S u t r a d e l D i a m a n t e ” , s e le e : ” E | T a lh a g a to ** q u i e n d e c la r a l o q u e e s v e r d a d , lo q u e e s f u n d a m e n t a l , lo q u e eg « e n r t l " U v e r s io n d e S u z u k i d ic e " . el ú n i c o c u y a s p a l a b r a s s o n lo q u e i o n ” . El a f o r i s m o 1-2 6 d e P a ta n ja l i d ic e : “ E l e s el i n s t r u c t o r d e t o d o c u a n ­ t o h a p a s a d o a n t e s p u e s t o q u e n o e s tá l i m i t a d o p o r el t i e m p o ” .

él. que m ucho tiem po atras alcanzó el Nirvana, posee una exis­ tencia ilimitada: es eterno. Sin extinguirse, lo demuestra en beneficio de aquéllos que deben ser educados. Aun ahora, •odavii no he plasmado mi curso como Bodhisattva y la me­ dida de mi existencia no se ha colmado; es más, para que se com plete falta el doble de miles de millones de kalpas. Yo anuncio mi extinción final —a pesar de que eso no ocurre—, porque de esta manera conduzco a todas las criaturas a la madurez espiritual. No sea que aquéllos en quienes la virtud está poco enraizada, que son profanos, ávidos de placeres sensuales, cegados por la pantalla de las opiniones erróneas, al verme continuam ente, piensen: “ El Tathagata perdura", e imaginan­ do que todo es un juego de niños, concluyan: "Siem pre esta­ remos cerca de él", fallando en su esfuerzo por escapar de la cárcel de las pasiones mundanas y no valoren lo precioso que es el Buda por tenerlo constantem ente a mano para refu­ giarse en él. En consecuencia, el Sugata. diestram ente, pronun­ cia estas palabras: "L a aparición de los Tathagotas, monjes, es preciosa poique en el decurso de infinitos kaipas es raro ver a uno de ellos". Asi, los seres aprecian más la presencia de un Buda. com o tam bién la anhelarán cuando no puedan contem ­ plarlo. Las buenas raíces desarrolladas a través del pensamien­ to ardiente en el Ciña se extenderán perpetuam ente para be­ neficio y felicidad de las criaturas, y por la educación de ellas es que el Señor anuncia su total extinción, ■ pesar de que eso no acurre. E&a es la forma que él tiene para dictar su Enseñanza y ello no implica necesariamente falsedad alguna de parte suya. Luego, el Señor expuso su idea utilizando la siguiente pa­ rábola : —Supongamos este caso: existe un curador; instruido, inteli­ gente, prudente, diestro en eliminar todo tipo de enfermedades. El hombre tiene muchos hijos —diez, veinte, treinta, cien—, y cierta vez en que él está afuera, todos los niños ingieren vene­ no. Sobrecogidos por atroces dolores, se retuercen en el suelo. Algunos de ellos tienen nociones erróneas: otros correctas, pero todoa padecen por igual el mismo tipo de sufrim iento. Cuando ven regresar a su padre, lo reciben ansiosamente, diciéndole: ‘ ¡Salud, padre; qué suerte que has regresado sano y salvo!

Ahora libéranos del mal que nos aqueja*4. El curador, viendo «Me desolador panorama, prepara un gran remedio. Habiendo

i (inseguido el color, olor y sabor requeridos, les da a cada uno una dosis con estas palabras 'T o m a d esta poción, hijos míos, que pronto os veréis libres del veneno, recobrando la salud'4. Aquéllos que, entre ellos poseen nociones correctas, después us malos entretenim ientos y su lujuria. 29. Por el olor descubre la morada de los leones, los tigTes, l o s elefantes, las serpientes, los búfalos y las vacas. 30. Por el efluvio infiere si el ser que alberga una embarazadn en su vientre es un varón o una niña y su estado de salud. 31. Su olfato capta las diferentes idiosincracias humanas; desde el perverso y el hipócrita hasta el piadoso y el benevo­ lente. 32. Gracias a este sentido, él percibe si bajo la tierra existen tesoros naturales o enterrados por la mano del hombre. 33. Huele a cualquier distancia el perfume que desprenden las hierbas, los arbustos y el pasto. 34. Capta la fragancia de la eritrina,!Ag de la bauhinia , 170 de U U bernae m ontana 1’’1 y del xantoehym us .171 E r y l h r i n a ín d i c a á r b o l g r u e s o d e c i n c o a s e is m e t r o s d e a l t u r a , • r o n c o c o n p ú a s , h o ja » r o m b o i d e a s . D o re s g r a n d e s p u r p ú r e a s , ta i m a d e r a e s

•u si i l u t o d e l c o r c h o . r in u h i n ia : b e j u c o t r o p i c a l , l e g u m in o s a ' Tl

T a b e r na e m o n ta n a

'

X i i n t h o c h y m u s ; p l a n t a h e r b á c e a d e D o r e s a m a r il l a s .

p la n ta a r b ó r e a p e g u e n » , d e D o r e s e n c im a s .

35. Merced a su olfato, intuye si Indra se halla en su palacio retozando, hablando de la Ley a una asamblea de dioses o entre­ teniéndose en el parque de los placeres. 36. El rastrea la esencia que emana de las ninfas ,1 ,J decoradas con flores y cubiertas de festones y ornam entos. 37. Además capta el aroma que exhalan los Devanikayas, los Brahmakoyikas y los Mahabrahmas.: ,4 38. De la misma manera como percibe a los discípulos, a los Pratyekabudas, a los Bodhisatfvas y a los Tathagatas. 39. Determ inando asi el lugar donde se hallan. 40. Tal es su poder olfativo que ninguno de esos olores 41. Puede perjudicarlo o turbarlo y. si se lo piden, puede enumerarlos a todos sin que su memoria titubee. 42. Su olfato detecta a los carros divinos desplazándose por el cielo hasta los limites de lo existente y 43. Sabe si los dioses están sumidos en profundas medita­ ciones o han salido de ellas. 44. Tal es el poder del organo del que conserva este Sutra. 45. También percibe si los monjes están abocados vigorosa­ m ente a) estudio y si encuentran deleite en las lecciones. 46. En los Bodhisattuas capta si viven en bosques o cavernas; 47. Si son memoriosos, asiduos predicadores de la D octrina, 48. O si practican la virtud de la caridad. 49. Del Profeta conoce su indulgencia y su generosidad y lo acepta como el Señor del Universo. 50. Además percibe cuáles de los oyentes del Sugato llevan las palabras a sus corazones y se regocijan con ellas. 51. Pero, si bien el poder de su olfato es com o te acabo de describir, aun asi no posee todavía el olfato divino. 52. Por otra parte, el joven de buena familia que conserva, enseña, proclama o copia este Sutra, tendrá un gusto muy sensible: todos los sabores que él pruebe con su lengua se convertirán en manjares celestiales. 53. Su tierna voz y sus dulces palabras son agradables de oir; 175* 175 L a v e r s ió n d e H K d ic e ‘'h u r l e s " , l o c u u l c o n s t i t u y e u n a c r o n o l o ­ g ía in c u r r u l a >■ q u e r i l a s s o n Los h a b i t a n t e s d e l P a r a í s o m a h o m e t a n o

3"* oa o

A rrá n c e le s

• ii medio de las asambleas suele hablar melodiosa y profunda­ mente. 64. Quien lo oye cuando emite un sermón, siente gran gozo v Ir demuestra inmensa veneración. 55. Los dioses, nagas, demonios y duendes siempre anhelan verlo y. respetuosam enete, escuchan su prédica. Í16. Sus alocuciones recorren el mundo entero y por su atracrdin, son aceptadas jubilosamente. fi7. Los reyes de la tierra, con sus familias y comitivas, muden a él para rendirle honores y atenderlo con las manos imitas alzadas. f»H. C onstantem ente es seguido por una m ultitud de seres •ini' no desean otra cosas que o ír sus arrobadoras palabras y venerarlos con éxtasis. f>9. Brahma mismo se convierte en un fiel sirviente suyo. Lvara, Mahesvara, Indra y las huestes celestiales, se aproximan |mrn refugiarse en su bondad. 60. Y los Budas. benignos y misericordiosos con el mundo, •«ntirán satisfacción al o ír la forma en que predica, porque él ■vrá un digno recipiente para las cualidades del Tathagata. 61. Además, una persona que conserve, lea, promulgue y • npie esta Enseñanza, perfeccionará su cuerpo transform ándolo «m una substancia tan pura como el lapislázuli. 62. Asi como en la superficie de un espejo se ven las figuras, •ubre su cuerpo se refleja este mundo. Siendo un ser autoengendrado, en él sólo se ve esta imagen.17' H K e x p l ic a r » ta c o m p le j a e s t r o f a a c l a r a n d o q u e , c o m o lo ú n i c o q u e iieii> e x i s t e n c i a r e a l e s la c o n s c i e n c ia , l o d o e s p r o y e c c i ó n d e e lla fto g v r • iitd » l, o p o r t u n a m e n t e c i t a d o , h a c e u n p l a n t e o a l r e s p e c t o El u n iv e r s o m i to m o se n o s aparece, e s tá f u e r a d e n o s o t r o s o e n n o s o t r o s ? 1st c u e s ............... i m p o r t a n t e —s ig u e d i c i e n d o «1 c n w v is la f r u n c e s —, G u a r d é m o n o s d* i. • •« •im a r el a l c a n c e S e c o m e t e r ..i . r r o t fa ta l c o n s id e rá n d o la c o m o e s p e c u l a c i ó n t e ó r ic a . N u e s tr a c o n d u c t a r e s p e c t o d e l m u n d o y n o w e i i " t m i s m o s d e p e n d e r á d e la r e s p u e s t a q u e s e p a m o s d a r l e , se r e f l e ja r á e n U p r a c t ic a e n t o d o s io s a c t o s d e n u r s t r a v id a S i el u n iv e r s o a p a r e c e , e n . si d s d , c o m o u n a m a n i f e s t a c i ó n d e n u e s t r a s a c t i v i d a d e s p s í q u i c a s , e s d a n t i n d e n o s o t r o s d o n d e c o n v i e n * c o r r e g i r lo a e r r o r e s f a l s a m e n t e i m p u t a d o s •I m u n d o . T o d a t e n t a t i v a d e r e f o r m a h a d e c o r r e g i r el m a l o n le r a f a In* m e d i a t a m e n t e el m u n d o —e s t a p r o y e c c i ó n p i i c o m e n t a l d e n o s o t r o s m ism o » e n el c u a d r o d e l e s p e c i o y d e l t i e m p o — se o r d e n a r á s e g ú n u n a p ers- 243

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63. Efectivamente, los dioses, los hombres, los demonios, los duendes, los habitantes del infierno, los espíritus y los seres irracionales se reflejan en su cuerpo. 64 Los carros aéreos, las rocas, la línea del horizonte, los Himalayas, el Sumeru, todo se ve en su figura. 65. También muestra en s í mismo a los Budas y a sus disci* puloe, tanto los que llevan una vida solitaria como a los que predican la Ley a las congregaciones. 6 6 . Tal es la perfección de su cuerpo. No obstante, aún no ha logrado poseer un cuerpo divino. 67. Además, quien difunda la Doctrina, aguzará su cerebro llevándolo a un funcionam iento intelectual tan perfeccionado, recto y desenvuelto que podrá interpretar todos los fenómenos que ocurren en el mundo, interior y exteriorm ente. 6 8 . O yendo tan sólo una simple estrofa de un Sutra, el hom­ bre sabio capta enseguida los múltiples significados que se ocul­ tan en ella y, a partir de ellos, puede predicar a lo largo de todo un año, exponiendo tanto el sentido convencional como el real encerrado en el texto. 69. También el conservador de esta Enseñanza es capaz de conocer los pensamientos de todas las criaturas vivientes, cual­ quiera sea su estado de existencia o lugar que ocupe, como tam ­ bién sus recursos y objetivos. 70. Cualquier sermón que él pronuncie jamás se esfumará de su memoria y sabrá enlazar las máximas de la sabiduría po­ pular con las premisas de la suprema Ley. 71. Asimismo, él atiende a la sagrada palabra que difunden por el m undo lo 6 Budas; y cuando habla, lo hace por boca de ellos, declarando lo que los Tathagatas han promulgado. 72. El refleja la excelsa Doctrina y siempre procura difun­ dirla. 73. El sabio predicador conoce todos los nudos y conexio­ nes; discierne todas las contradicciones entre las leyes; inter-

p e c tiv R r e c t if ic a d o S i, p o r l o c o n t r a r i o , e l m u n d o d e m u e s t r a q u e e s e x t e ­ r i o r a n u e s t r o s e r y a b s o l u t a m e n t e r e a l e n s u o b j e t i v i d a d , ¿ q u é r e l a c io n e s p o d r á e s t a b l e c e r e l h o m b r e r e s p e c t o al c o s m o s ? ¿ A d a p t a c i ó n ? ¿ L u c h a ? L a r e s p u e s t a c o n c i e r n e a l d e s t i n o d e la e s p e c i e .

(treta todos los significados y los expone de acuerdo con sus conocimientos. 74. El no alberga dudas con respecto de los Sutras que du­ rante tantos ciclos han emitido los Maestros. 75. Tal es el poder mental del que conserva la Ley. 76. No obstante, aún no posee la omnisciencia, pero está a un paso de ella.245

245

CAPITULO XIX SADAPARIBHUTA27* El Señor prosiguió su sermón con estas palabras: —Por todo lo dicho, de modo similar, puede inferirse que quien rechaza una Enseñanza como ésta o quien abusa de los monjes, insultándolos con palabras ásperas, experim entará t a l 1 cantidad de deplorables resultados que es imposible expresarlos con palabras. Pero los que la conservan, la leen, la com pren­ den, la enseñan y la exponen ampliam ente a los demás, reci­ birán tantas gratificaciones como las que he m encionado: ob­ tendrán perfecciones en lo 6 ojos, en los oídos, en la nariz, en la lengua, en el cuerpo y en la mente. Antaño, incalculables kalpas atrás, apareció un Tathogata que predicó la sublime Ley, que contiene las “ C uatro Nobles Verdades” y la “ Cadena de Causas y Efectos”, para evitar la incesante ronda de naci­ mientos y m uertes —con todo lo que ello implica: decrepitud, enfermedad, lam ento, pena, angustia, desaliento, etc.— y con­ ducir i los seres al Nirvana, a la perfecta Suprema Iluminación, a la omnisciencia. Cuando ese Tathagata se extinguió com ple­ tam ente y la Doctrina empezó a decaer, surgió otro Sugata que volvió a reanudar el ciclo de la prédica. Esta cadena nunca se ha interrum pido hasta nuestros días pero, en una oportuni­ dad hubo un grupo de monjes orgullosos que, con su actitud, desvirtuaban la Ley. Entonces apareció un Bodhisattva de nomn

OatlaponbHuta

n e m p r r p a n b h u la la — n o d e s p r e c i o i

•mk

-

l i g n íti c a u n t o “ e t e r n a m e n t e d e p r e c i a d o " (toda d e s p r e c i o ) , c o m o “ja m il d e s p r e c i a d o " (a p a n b h li­

bre Sadaparibhuta que Ies dijo: “ No os desprecio, beneméri los. No merecéis ningún menosprecio, porque vosotros obser váis el curso del deber de los Bodhisattvaa y os vais a convertir en Budas”. De esta manera, ese gran ser no enseñaba ni estu­ diaba; lo único que hacia era, cada vez que reconocía de lejos a un monje, aproximarse a él y decirle; "N o os desprecio, her­ mano, ya que cumples con los preceptos de la Ley y, así, al­ canzarás la Ilum inación''. Pero, todos estaban muy irritados V enojados con él por esta forma de actuar y lo insultaban. "¿P or qué —se planteaban ellos— si nadie le preguntó nada, de­ clara que no siente desprecio por nosotros? De esa manera de­ muestra lo contrario. Además se torna él mismo despreciable «I predicar nuestro destino como Iluminados, cuando no nos preocupa aquello que no es verdad". El Sugata continuó este relato a s í: Muchos años transcurrieron desde que aquel Bodhisattva fuera injuriado, pero él no estaba enojado con nadie, ni sentía maldad alguna. Y a lo» que blandían en contra suyo piedras o palos, él —desde cierta prudente distancia—, les decía; “ No os desprecio". Ese estilo que tenia de dirigirse a todos hizo que ganura el apodo de "S araparib h u u ". Bajo tales circunstancias, él oyó el "Sutra de la Verdadera Ley" —predicado por una voz que salía del c ie lo - cuando se acercaba el fin de su vida. Entonr « , captando el sentido de esta Enseñanza, obtuvo las perfecatones anteriorm ente mencionadas; visión, olfato, oído, gusto, *u«rpo y mente, todas desarrolladas al máximo de su puder., 'M l'tiuiuntam ente con la adquisición de estas virtudes al mismo tiompo hizo el voto de prolongar tu vida por un lapso infinito p«ra poder promulgar la Ley. Y todos esos seres orgullosos a •Iti iones había dicho la consabida frase, muchos kalpas más

< n T r e s a f o r i s m o » d e P a ta m a lí - J o h n s t o n . C h a r l e s L o t y o g o s u f r a s de tv h in jo li. e d . K ie r , B s. A s .. 1 9 7 7 — h a c e n m e n c i ó n a la e x t e n s i ó n d e lo s se n K'l.M i)U r a d q u i e r e n c i e r t o s s e r e s III 9 4 ; " T o d a e x p e r i e n c i a d e la p e r s o n a l i d a d r e a l m e n t e e x i s t e e n o b a e n u lo d e o t r o , a s a b e r , e l H o m b r e E s p i r i t u a l " . ,1*i " P o r l o t a n t o n a c e e l d iv i n o p o d e r d e la i n t u i c i ó n , y e l o í d o , el to i ■•>. la v is ió n , e l g u a t o , e l o l f a t o d e l H o m b r e E s p i r i t u a l " . 1 6 " S e le s ll a m a p o d e r e s m á g ic o s e n el m u n d o m a n i f e s t a d o " .

tarde, fe convirtieron en sus seguidores, después de haber i probado el poder y la fuerza de sus mágicas facultades, del voto, de su espontáneo ingenio y de su sabiduría, A esos incoa* tables seres, él condujo por el Sendero que lleva a la perfecta Suprema iluminación. En el ínterin había desaparecido de lugar; pero, con el transcurrir del tiem po y honrando a innu­ merables Tathagatas —bajo quienes oyó asimismo esta En*a* ñanza—, él tam bién alcanzó la omnisciencia. Quizás tú alber> gues alguna duda, incertidum bre o recelo y te preguntes qu ita era el que, en la primera oportunidad se llamaba Sadaparibhuta y el que posteriorm ente elevó a sus discípulos. Yo mismo era él, y si en ese entonces no hubiera captado y conservado esta Sutra, derivado de la prédica de tantos Ginas, no podría habar alcanzado la Iluminación. Y todos los seres a quienes alguna vez dije: “ No os desprecio porque todos vosotros observáis loa deberes de los Bodhisattvas”, y que movidos por la maldad me bautizaron Sadaparibhuta, durante incontables kalpas jamáa vieron un Tathagata ni oyeron el llamado de la Ley, sufriendo terribles dolores en el infierno Aviki. Luego, liberados de esa maldición, fueron madurados espirituaim ente y orientado! hacia la perfecta Suprema Iluminación. Esos seres, que de burlo­ nes y maldicientes se convirtieron en seguidores del menciona­ do Bodhisattva, hoy decoran esta asamblea y se han tornado en ios más acérrimos e inflexibles defensores de la Ley. Por eso, te digo: después de la com pleta extinción del Sugata, los Bodhisattras deben constantem ente conservar, leer y promulgar este discurso. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas: 1. Recuerdo el período cuando vivía el poderoso rey Bhishmasvara, un héroe espiritual reverenciado por dioses y hombres. 2. Después de su muerte, durante la época en que ya estaba avanzada la corrupción de los preceptos, existía un monje co­ nocido por el sobrenom bre de Sadaparibhuta, 3. Que le decía a los demás: "Jam ás te despreciaré porque tú observas el Sendero que lleva a la Ilum inación". 4. Era su voluntad pronunciar siempre estas palabras, que le trajeron la injuria y la burla del resto. Cuando su deceso era in­ minente, él oyó este Sufra.

tv Entonces, el Sabio no se extinguió, sino que se mantuvo, Comulgando la Doctrina. *) Y todas las personas, a quienes sólo motivaba la sensual irfitl, fueron conducidas por él hacia la madurez espiritual. I u»go, desapareció para dedicarse a honrar infinitos Budas. 7 Debido a las sucesivas buenas acciones llevadas a cabo, y • mi constante prédica de la Ley, él alcanzó la Iluminación. I Hndhisattva soy yo, Sakyamuni. H U »8 seres que fueron exhortados a seguir el Sendero, y Son los monjes que hoy están frente a mí. 10. Maduros espiritualm enle, y llenos de sabiduría, después ib1mi extinción, ellos conservarán un Sutro como éste, 1 1. Que no ha sido oído en incontables kalpas. Existen, sin iluda, muchos Iluminados, pero no todos pueden promulgar lina Ley semejante; 12. Por lo tanto, alguien que la haya escuchado de labios del Buda mismo, debe él tam bién difundirla en el futuro.

CAPITULO XX EL TRASCENDENTE PODER DE LOS TATHAGATAS Los infinitos Bodhisattvas —tan incontables com o las par­ tículas que constituyen el Universo— que habían emergido de las grietas de la tierra, extendieron hacia el Señor sus manos juntas, diciéndole: -N o so tro s. Señor, después de tu com pleta extinción, hemos de promulgar la Ley por todas partes y en toda ocasión. Esta­ mos ansiosos por obtener esta sublime Enseñanza para poder conservarla, leerla y copiarla. Entonces, los incontables Bodhisattvas encabezados por Manjusri y todos los devotos de ambos sexos, los dioses, los duendes, las serpientes, los hombres y las variadas criaturas, se pronunciaron: —Nosotros tam bién Señor —le expresaron al Gina—, prom ul­ garemos la Doctrina después de tu extinción. Cuando tu cuerpo se haga invisible, hemos de ayudar a todos los seres que aún no lo han hecho, a plantar raíces de virtud. Luego, el Sugata se dirigió al B odhim ttva Visishtakaritra y a su hueste de discípulos en estos términos: — ¡Muy bien, así debéis actuar! Es para exaltar esta Ley que el Tathagata os ha elevado a la madurez espiritual. A continuación, Sakyamuni y Prabhutaratna, ambos sobre el trono ubicado en medio del stupa, comenzaron a sonreírse uno al o tro ;su s bocas abiertas lanzaron miles de rayos y de cada uno de ellas surgieron incontables Bodhisattvas —todos de cuerpos dorados y poseedores de las treinta y dos señales ca­ racterísticas de los grandes seres— que tom aron asiento en otros

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tantos tronos consistentes en interiores de lotos. Esos Bodhiuiliras, esparcidos en todas las direcciones del espacio, en todos los mundos predicaron la sublime Ley. Ese mágico efecto pro­ ducido por los Tathagatas duró un milenio, después del cual sellaron sus labios con una especie de chasquido que hizo tem ­ blar y sacudirse a todo lo conocido, llenando de asom bro a esa inmensa audiencia. Luego, se oyó una voz proveniente del cielo que dijo: Beneméritos, más allá de un número incalculable de mun­ dos se encuentra el denominado Saha~7' alii el Tathagata Sa­ lt vamuni está en estos m om entos revelando el Sutra titulado “ El l«oto de la Verdadera Ley” , un sermón de gran extensión des­ tinado a instruir a los Bodhisattva» y adecuado para los Budas. Aceptadlo con gozo en vuestros corazones y rendid homenaje a su predicador. Al o ír esta voz del cielo, todos los seres allí presentes ex ten ­ dieron sus manos juntas y exclamaron desde sus lugares; - ¡Honra a Sakyamuni, el Tathagata! Luego arrojaron hacia el mundo Saha flores, incienso, guir­ naldas, óleos, oro, prendas, sombrillas, banderines, ornam en­ tos, gemas y variadas joyas para dem ostrar asi su veneración por el Sugata y por su discurso. T odo este material formó, en ••«a región, un dosel que cubrió a la exaltada concurrencia allí congregada. Entonces, el Señor se dirigió a los Bodhisattvas en estos tér­ minos: -Jó v en es de buena familia, el poder de los Tathagatat es inconcebible. Transm itir esta Enseñanza me podría insumir cientos de miles de kalpas y aun así no term inaría de exponer •us múltiples virtudes y principios. En este Sufra he enseñado sucintam ente todas las leyes de los Budas y sus cualidades como también el misterio, la superioridad y las profundas caracterís­ ticas que adornan a los Ginas. Por lo tanto, después de mi com­ pleta extinción debéis fom entar con reverencia la conservación, lectura, promulgación y veneración de la Doctrina. Y donde­ quiera que este sermón se haga conocer, leer, copiar, meditar >T*

E s te m u n d o , el d e l

nacimiento y

la m u e r t e in c e s a n t e s

o exponer; ya sea en un monasterio o en una casa particular, en la fronda o en un poblado, al pie de un árbol o en un pala* cío, en un edificio o en una gruta, en ese lugar debería erigirse un altar dedicado al Tathagata. Porque tal sitio merece consi* derarsc como la cima de la omnisciencia, como el punto donde todos los Sugatas han obtenido la perfecta Suprema Ilumina­ ción, como el centro donde los Ginas han movido hacia ade­ lante la Rueda de la Ley, como el paraje donde los Tathagatas han alcanzado la com pleta extinción. En esa ocasión, el Señor pronunció las siguientes estrofas; 1. Es inconcebiblem ente enorme la facultad de promover el bienestar del mundo que poseen los que, firmem ente estableci­ dos en el conocim iento trascendente, despliegan sus poderes para confortar a todas las criaturas vivientes. 2. Ellos extienden su influencia sobre todo lo conocido, lan­ zando millares de rayos para asombro de quienes presencian este efecto mágico. 3. Los Budas, m ediante un simple chasquido, conciertan la atención de los infinitos seres que pueblan las diez regiones del espacio. 4. Estas y otras milagrosas cualidades son las que los Tatha:ntas exhiben por benevolencia y compasión del mundo. 5. Pero tam bién les insume inmedibles kalpas alabar a aque­ llos hijos del Sugata que conservan este em inente Sufra después de su completa extinción. 6 . La enumeración de las cualidades de estos seres está más allá de todo cálculo; 7. Siempre tendrán la posibilidad de contem plar cara a cara 8 . A los Budas de todas las regiones en que se divide el espa­ cio, 9. Para veneración de estos Iniciados. 10. Quien conserve esta Verdadera Ley, penetrará en el más elevado de los misterios, com prendiendo el significado y el pro­ pósito de la Iluminación. 11. La celeridad de su percepción será ilim itada e igual que el viento, no encontrará barreras a su paso. 12. Luego de reflexionar sobre este tem a, él hallará la co­ nexión entre los distintos Sutras predicados por los Líderes es-

I»irituales y, aún después de la completa extinción de ellos, no tendrá inconveniente alguno en captar el contenido real de esos discursos. 13. El se asemejará al sol: iluminando por doquier a su alre­ dedor, despertará a todos los seres. 14. Y el sabio Bodhisattva que, a continuación de o ír el reía­ lo de estas ventajas, conserve la Doctrina, sin duda, alcanzará ln perfecta Suprema Iluminación.

CAPITULO XXI . MANTRAS17*

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El Bodhisattva Bhaishagyaraga se levantó de su asiento y, extendiendo sus manos juntas hacia el Buda, le preguntó: —¿Cuán grande es, Señor, el piadoso mérito producido por un joven de buena familia que conserve este “ Sutra de la Ver­ dadera Ley” , ya sea en su memoria o transcribiéndola en un texto? El Ciña le contestó: —Supongamos que alguien honra, respeta y venera a tantos T’athagatas como los granitos de arena contenidos en ochenta tan g es. ¿Crees que esa persona, por dicho motivo, acumula­ rá mucho mérito? Sí, Señor —replicó el interpelado. - T e anuncio - prosiguió el Suga(a—, que quien conserve, lea, comprenda y practique aunque m&s no sea una sola estrofa de esta Enseñanza, producirá para si mismo un mérito mayoj. —Esos seres —dijo seguidamente el Bodhisattva- que difun­ dan la D octrina, tendrán a su disposición mantras que loe cui­ den y defiendan. Esas palabras talismánicas han sido pronun­ ciadas por los Budas para protección de los sagTados discursos. —Es cierto —confirm ó el Ciña—, esos mantras aseguran el bienestar que la Ley brinda a todos los seres. H K titu la e s te c a p ítu lo c o n u n té r m in o tra d u c ib le p o r " h e c h iz o " o e n c a n t a m i e n t o " , p e r o " m a n t r a " (v e r n o t a 2 5 1 ) s e a j u s t a m e j o r a l s e n t i d a d d t e x t o . A d e m á s , O c c i d e n t e e s tá b a s t a n t e f a m i l i a r i z a d o c o n e s ta e x p r e ­ s ió n . a u n q u e q u i z á s n o s ie m p r e la i n t e r p r e t e s e g ú n la m i s m a c o n c e p c i ó n q u e d e e lla t i e n e n l o s o r i e n t a l e s .

Entonces el Bodhisattva Pradanasura le dijo al Tathagata: —Yo tam bién, Señor, en beneficio de esos predicadores he de darles un mantra de modo que nadie los sorprenda en nin­ guna ocasión, ya sean demonios, duendes, hechiceros, trasgos o fantasmas. Este mantra es uno aprobado por los Tathagatas, quienes se sentirían ofendidos si cualquier predicador fuera atacado. Y así sucesivamente, todos los regentes de las distintas di­ recciones del espacio hicieron su aporte de mantras para ayudar ii la protección de los predicadores y de sus palabras. De pronto, las gigantas 340 se dirigieron al Gina mediante Mtas estrofas: 1. Nosotras también ofrecemos, Señor, un mantra al pre­ dicador de la Doctrina. Su poder es tal que si alguien lo ataca después de ser pronunciado, su cabeza se dividirá en siete partes, como el brote del sym plocos. 3ÍI 2. El que ataca a un predicador de la Ley es como si fuera un parricida o un matricida. 3. Tan atroz es su falta y, por lo tanto, purgará 4 Una condena acorde. Luego, las mismas gigantas declararon: Además, Señor, también brindarem os protección al pre­ dicador contra los asaltos y lo6 venenos. Muy bien, hermanas —contestó el Gina—, hacéis bien en cui­ dar y defender a los predicadores, aunque no conserven más que el nombre de este discurso; máá todavía si lo guardan íntegra­ mente o lo honran con flores, guirnaldas y los múltiples obje­ to» do veneración. Tales seres merecen ser protegidos por vo­ to! ras. Y mientras se desarrollaban estas declaraciones acerca de lo6 muñirás, infinitos seres adquirieron la facultad de someterse a la sublime Ley, esa que no tiene origen ni fin.

>m S o n e l e m e n t a l e s , e s d e c ir , e s p í r i t u s q u e —a u n q u e a d o p t e n f o r m a h u m a n a — se e n c u e n t r a n e v o l u c i o n a n d o e n el m u n d o f ís ic o a tr a v é s d e «u» ■lio m í o s r e i n o s . 141

■1st y

S y m p l o c o s r a c i m o s a e s t i r a c i c e o t r o p i c a l d e h o j a s a l t e r n a s ti e n ta f lo r e s a x i l a r e s b la n c a s o ro ja s .

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CAPITULO XXII BH AISHAGY AR AG A

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Uno de los Bhodisattvas le preguntó al Tathagata: —¿Señor, persiste Bhaishagyaraga en el cumplim iento de sus deberes com o Bodhisattva en el m undo Saha, mientras está plenam ente advertido de las numerosas dificultades que tiene que enfrentar? Explícanos, Señor, cómo ese gran ser desem­ peña su tarea para que todos —desde los hombres hasta los dioses— encuentren en su devota dedicación motivo de rego­ cijo. El Gtna, en respuesta a este requerim iento, brindó el siguien fe relato: -A n ta ñ o , jóvenes de buena familia, muchos kalpas atrás, apareció en el m undo un Tathagata de nombre Kandravimalasuryaprabhasasri, 3*2 un Ciña dotado do ciencia y conducta. El séquito de discípulos que lo acompañaba era tan nutrido como loe granitos de arena contenidos en setenta y dos Ganges. Su vida espiritual estaba exenta de los placeres sensuales y su tierra, que carecía de infiem o, era lisa como la palma de una mano; su piso, de lapislázuli, estaba adornado con árboles de joyas. Y bajo cada uno de ellos —a una distancia no mayor de un tiro de arco— se ubicaba un alhajero sobre el cual incontable» ángeles ejecutaban un concierto en honor del citado Tatha­ gata, que en ese m om ento predicaba el Sutra titulado “ El L oto de la Verdadera Ley” . Bajo la tutela de este Iniciado, uno de sus discípulos —Sarvarupasandarsana—m alcanzó el 2X2 R a d i a n t e c o m o *1 b r i l l o s o ta r y lu n a r JS5

V is ió n o d e s p li e g u e d e t o d a s la s f o r m a s .

Kamadhi7®4 e hizo el voto de retribuir la adquisición de cata facultad homenajeando al Sugata y a su Doctrina. Tan pronto rom o hubo tom ado esa decisión, del cielo empezó a caer una lluvia de flores. A continuación, se formó una nube de polvo de sándalo que luego derramó su caudal sobre la región. Y esta

M S a m a d h i (s o m - r o n . a d h i — e n r e l a c i ó n ) « « la d o m e n t a l - c o n t e m p la iiv o n e c e s a r i o p a r a lo g r a r la s a b i d u r í a s u p e r i o r , la o m n i s c i e n c i a ; m é d u la ■Ir U y u g a ( y u g = u n i r , y u g o ) y c o r o n a m i e n t o d e la b ú s q u e d a d e l sa d h a ka le í q u e i n q u i e r e ) , E» f r e c u e n t e c o n f u n d i r " t r a n c e '* c o n Samadhi. P a r a ju /.■ i, c o r r e c t a m e n t e « o b r e e s t o —p u n t u a l i z a T a im n i , o p o r t u n a m e n t e c i t a ­ do h a y q u e o b s e r v a r e l e f e c t o p r o d u c i d o s o b r e u n a p e r s o n a p o r el t r a n c e ■if d i n a r io , y el p r o d u c i d o p o r Samadhi, L a q u e a l e d e Samadhi, s a le m á s «.ililn p o r q u e h a t o c a d o la s z o n a s e s p i r i t u a l e s d e la e x i s t e n c i a d e n t r o d e s f m is m o y h a e s t a b l e c i d o c o n t a c t o c o n su Y o s u p e r i o r , c o n lo E t e r n o , c o n el e s p í r i t u U n iv e r s a l ( d o n d e n o e x i s t e d u a l i d a d e n t r e el c o n o c e d o r y lo • • • n o c id o ) , s in h a b e r p e r d i d o n u n c a la c o n s c i e n c ia , y a q u e c o m o d ic e FUm s k r ix h n o , D io s d a a l a l m a q u e se e n c u e n t r a e n Samadhi u n a c h i s p a d e • ••iitc ie n c ia d e lo q u e p a s a c o n ¿ I. p a r a s e r c a p a r d e g o z a r la b e a t i t u d f n n e c t a d a c o n e s e c a ta d o . E n c a m b io , la q u e s a le d e u n t r a n c r o r d i n a r i o in d u c id o p o r c u a l q u i e r o t r o m é t o d o , s a le j u s t a m e n t e ig u a l c o m o e n t r ó , b e h i e n d o s ó lo c o n s e g u i d o la in s e n s ib i lid a d d e l c u e r p o f ís ic o y la in tn r r u p r ló n d e la s f u n c i o n e » s e n s o r ia s

En el sistema delineado an loa VogaSut'at, 0» PaUnjall, exlaten ocho o técnica» y por eso se llama •Kth langa Yuga. “ Y o g a con ocho miem heos", Los nombres striKríloe de estas técnicas «un l) Atana = posturas (apuntan a la armonía corporal). 2) Y e m a - mandamientos (se remiten a I* mnaclrncla volitara a trates da ajah.mtn, no violencia, h)safya, varad •lad, c) alfaya, no tomar lo alerto, d) óromerurya tratar a cada objeto «•imo una es presión de lo Divino, y t) apangroAa. no acumular más de lo neraatrio, 3) Niyama * purificación moral (destinarte a encauzar una con» ciencia no volitiva mediante: a i thatxa. higiene física y mental; b) son foca, •repleción da la realidad tal cual ea. c) fctpoA, ayudar a lo» demás; d) tuadh taya, lectura espiritual; y a) liAtam prontdhona, tañer una nieta espiritual o» la vida); 4) Itanayama — control da la respiración (se dirige al subco n* S

equivalentes a la cantidad de granitos de arena contenido* en ochenta G anges— se ilum inaron co n el brillo que irradiaba el llam eante c u erp o del Bodhisaltva. Y los B udas de cada una de estas tierras aplaudieron su a c titu d , exclam ando: “ Bien hecho, jo ­ ven de buena fam ilia; ése es el verdadero h ero ísm o que deben '(■•senvolver los Bodhiwttvas' ésa es la au té n tic a m uestra de veneración al Tathagata y a tu D octrina. N ingún hom enaje con flores, incienso, guirnaldas, óleo», polvos, som brillas, bande­ ras o cualquier dádiva m aterial iguala a esta ofrenda votiva. La inm olación de este discípulo es el más sublim e regalo, supo­ n e r a la renuncia a un reino, al ab an d o n o de una esposa y un lujo am ados.2*7 S acrificar el propio cu erp o es la m ás d istin ­ guida, la m ejor, la más exaltada m anera d e h o n rar a la L e y ” . Kl cuerpo del citad o Bodhisattvo siguió ardiendo sin cesar a lo largo d e doce mil años, al final de los cuales se extinguió i*l fuego y él desapareció de ese m undo para renacer en un trin o espiritual d o n d e, inm ediatam ente, pro n u n ció la siguien­ te estro fa: 1. El paso que acabo de dar es una consecuencia del heroico a rto que llevé a cabo m ediante mi últim o v o to com o m o rtal: sacrificar mi cuerpo en h o n o r del Tathagata y su D octrina.

Después de pronunciar esta estrofa, agregó: G racias al Tathagata he o b te n id o d o s cosas: la facultad ilt conocer to d o s los sonidos y este "Sufro de la V erdadera Ley'*; por eso, q u iero dem ostrarle nuevam ente mi vene­ ración.

«•lar. Unica en tu especie, c u an d o tien te que v» a m orir fabrica un n id o ru n plantas arom áticas, al q u e pren d e fuego después de haberae aco stad o en él. De sus cenizas «urge el nuevo fénix, que tran sp o rta los resto» de w antecesor hasta el altar del Sol. D ebe en ten d erse que el a stro de un dfa es la resurrección del que m urió el dfa an terio r. Tam bién se aprecia en al ir s t o la inequfvoca referencia al sol p o rq u e ilum ina to d o s los m undos. |-.n cu an to a la inm ersión en a cé ite aro m ático , el m ito dice que el ave se linón d o ce vece» H a s h o ras n o ctu rn as— en una fu en te, an tes de la apariri6n del sol. A Ra —el Sol—, en H eliópolis, se lo denom inaba "F é n ix ceIrate". El him no XVII de E l libro e g i p c io d e l o t m u e r t o s —ed. Diana, México 1973— dice: "S o y la gran deidad que ae procrea a s í m ism a". 187 E vidente alusión a Sahyam um q u e resignó su p r i n c i p a d o y su fam i­ lia.

Al in stan te, se elevó siete talas™* hacia el cielo y se sentó, con las piernas cruzadas, sobre la cúpula de una to rre hecha con las siete substancias preciosas. A sí se ap ro x im ó a la pre­ sencia del B uda y salu d án d o lo h u m ild em en te, con el rito ha­ bitual, se dirigió a él m ed ian te esta estrofa: 2. ¡Oh, tú , cuyo ro stro es tan inm aculado y ra d ia n te ; tú, rey de los Sabios: com o reluce tu brillo en todas las regiones! D espués de haberte rendido hom enaje, Sugata, vuelvo o tra vez para poder c o n tem p larte y co n firm ar así q u e aún estás vivo. El Tathagata le co n testó : —Jo v en de buena fam ilia, ha llegado la hora de mi extinción final; p repara mi lecho de m uerte. Pero antes, te c o n fío mis m andam ientos, este m u n d o , la Ilum inación y estos discípulos mis servidores. Y m ás q u e nada te c o n fío m is reliquias para que sean distribuidas, d epositadas en m iles de stupas y veneradas com o corresponde. D espués de d ar estas instrucciones, el Tathagata se e x tin ­ guió ab so lu tam en te. E ntonces, el Bodhisattva, percibiendo esto , hizo una pira con m adera de sándalo, crem ó el cu erp o del Gina y cuando vió que el fuego h a b ía cesado, ju n tó los huesos y llo ró sobre ellos. L uego m andó a c o n stru ir num erosas urnas para q u e las m ism as fueran d epositadas en o tro s ta n to s stu­ pas1*9 decorados con som brillas, tiras de seda y cam panas. Se­ guidam ente, reflexionó a sí a n te la asam blea allí congregada. . —Si antes he venerado a) Tathagata en vida, h onras más excelsas aún trib u taré a sus reliquias. Y vosotros, tam b ién , dis­ cípulos, debéis hacer el ferviente v o to de reverenciarlas. D icho esto , el Bodhisattva —en presencia de las re liq o ia sse crem ó su propio b razo ,1*0 m arcado con los signos caracte1811 T a la es la altura de una palm era. S iete son las regiones del viento y V ayú. dios del aire, m ora en la m ás alta, cerca de Indra y Vishnu. 2m Este num eroso re p a rto d e reliquias para ser veneradas en s í u p a t recuerda la tarea em prendida p o r el rey Asolea (ver n ota 197) en el m ism o sentido. 190 El sacrificio de un brazo aparece tam bién cu an d o el m onje Shénkusng visitó a B odhidharm a. vigésimo o ctavo patriarca del budism o de la Indta y prim ero de la China (4 7 0 -6 4 3 ), suplicándole que lo ilum inase so­ bre la Verdad. El superior le d ijo : “ La incom prable d octrina del Budismo

(Ínticos de los grandes seres. M ientras h ac ía esto , to d a la asam ­ blea, q u e en el ín te rin h ab ía adq u irid o incontables virtudes, lam entó la pérdida de la ex trem id ad , de p arte del Bodhisatt­ va Pero él les dijo: Jó v en es de buena fam ilia, no lam entéis la privación de mi Itrazo. T o d o s los Budas, de to d a s las regiones, son testigos de mi v o to y, gracias al sacrificio de mi propio brazo, en el futuro he de adquirir un cu erpo d o rado. T an p ro n to com o el Bodhisattva hu b o p ro n u n ciad o estas palabras, el m u n d o e n te ro em pezó a sacudirse en to d as las direcciones del espacio y desde el cielo cayó una tu p id a lluvia dr flores. De re p e n te , el brazo del Bodhisattva volvió a crecer­ le hasta to m a r nuevam ente su form a a n terio r, para sorpresa de I» congregación. Piste Bodhisattva, el que a n ta ñ o realizó los sacrificios destrip lo s, no es o tro qu e el actual B haishagyaraga q u e, com o habrás visto, atravesó las m ás grandes dificu ltad es p ara venerar al Buda. Y to d o s los que, en procura del veh ícu lo de los Bodhi* «iKvas, anhelando llegar a la perfecta S uprem a Ilum inación, ante los altares que ho n ran al Tathagafa, se crem an un pie, un dedo o una ex trem id ad , se asegurarán un m érito m ás piadoso quo td pro d u cid o al renunciar a un reino, a una esposa, a hijos, • océanos, a m o n tañ as, a fu en tes, a estanques, a m anantiales v « jardines. A sí tam b ién , la virtud d e quien conserva aunque mu» no sea una sola estro fa d e este discurso es m a y o r qu e la •cum ulada p o r el que, p o r caridad, llena este m u n d o de las siete substancias preciosas y después las entrega en lim osnas. Como un gran océano supera a to d o s los m anantiales, fu en tes * •^tanques; al igual que el m o n te S um eru es el rey de las ele­ vaciones, con resp ecto a las dem ás m o n tañ as; d e la m ism a m a­ tu ra com o el brillo de la luna opaca al resplandor del resto de l«u estrellas, el Sutra titu la d o “ El L o to de la V erd ad era L e y ” •>ln puede comprende» se después de dura disciplina, de so p o rtar lo q u e es •iu'> difícil so p o rta r, y practican d o lo q u e es m uy diffcil de practicar. A loe hom bres de virtud y sabiduría inferiares no les es perm itid o en ten d er tuda acerca de e sto " E ntonces. Shén-kuang se c o rtó ei brazo izquierdo y •» lo presentó al m aestro co m o prenda de su sinceridad. R ef.: D .T. Suzuki: t n s a y o s s o b r e b u d i s m o z e n . Ed. Kicr, Bs. As. 1973.

sobrepasa en p ro fundidad d o ctrin aria a to d a s las dem ás E ns* fianzas. Y asi' co m o la exten sa ó rb ita del sol despeja las tétricas tinieblas en un vasto espacio, esta Ley q u ita la densa oscuridad provocada po r la profusión de ideas erróneas; a si com o Indra ana. El camino difícil y largo tiene a su caminante, que usca la meta propuesta, el ininterrum pido cumplim iento del eber fdhorma), que debe ubicarse en la acción correcta, tenieno en cuenta las circunstancias de motivo, tiempo y lugar. La teta está en la Iluminación —foco interno— que en su reconrio deberá derribar los muros forjados en el error y la ilusión e lo cotidiano y llegaremos a percibir Eso. "E ste es el poder tediante el cual percibimos directam ente no a Eso mismo, al rincipio, sino a la llama o a la chispa de Eso, que los hindúes aman Atm an, y que brilla ya en todas las mentes, si pudiéraios aunque más no fuera, aprender a verla. Podremos ver bajo j luz. más tarde o más tem prano, la tan ansiada tierra del absoluto, y sabremos tem blando de gozo que no existe en erdad puente alguno entre la Dualidad y la No-Dualidad, entre amsara y A bsoluto, y jam ás lo habrá porque no se necesita ” .1

1 T r s s m a i . W a lle r O .- G a u ta m a , C risto y e l O c c id e n te D ia r i o " L a C a ­ ita ), H u i a t t o , 1 9 4 1 9 7 0 .

1

H um phreys,- C hristm as

ég 9 9 .

E x p lo r a n d o e l b u d is m o

D éd alo, Bs Aa..

Viviendo el hombre entre ensueños queda som etido y con­ dicionado a la ilusión e irrealidad del cotidiano vivir. La omnisciencia irradiada perm anente y constantem ente del Buda, cual lluvia que a todos toca, pero no a todos moja o asiste en su sabiduría, nos enfrenta a la realidad trascendente. No toda apariencia (ninguna) es realidad. El hom bre lo cree en su sueño ilusorio. Para ser didáctico reproduzco el breve relato del filósofo chino Chuang Tse (c. 335-c275 a.C.): “ En otro tiempo yo, Chuang Chou, soñé que era una mariposa que revoloteaba de aquí para allá, como mariposa a todos los fines y efectos. T enía conciencia únicam ente de mi felicidad como mariposa, no de que era Chou. Pronto me desperté y allí me vi, de nuevo en mi verdadero ser. Ahora, no sé si era un hom bre que soñaba que era una mariposa o si soy una mariposa que está soñando que es un hombre. Entre un hombre y una mariposa hay nece­ sariamente una distinción. La transición se llama “la transfor­ mación de las cosas materiales ” .1* T odos los elementos son in­ constantes, de perm anente cambio, y a través de la comprensión y práctica del Sutra del Loto de la Verdadero Ley, es posible alcanzar el Nirvana. “ La noción del Nirvana corona el edificio de la doctrina búdica. Tal vez este térm ino ambiguo tenga jus­ tam ente como propiedad natural ser refractario a todo análisis. Precisemos sin embargo, en primer lugar, el sentido específica­ m ente búdico del Nirvana. En tanto que en el Brahmanismo el Nirvana se realiza cuando el alma individual se une al alma universal, y que en el Jainism o se admite que el estado del Nirvana existe a partir del m om ento en que el alma y la materia, ambas eternas, se separan, encontrando así su equilibrio, en el Budismo el Nirvana significa el fin de las reencarnaciones " .4 0 como precisa el Sutra Lankavatara: “ Ni nacimiento, ni ani­ quilación; eso es el Nirvana". En el Gran Vehículo la doctrina establecida como religión

1

L in . Y u ta n g : L a im p o r ta n c ia d e c o m p r e n d e r . S u d a m e r i c a n a , Bs. A »,,

p íg . 974

A r v o n , H e n r y ; E l b u d ie m o . F a b r i l , B s. A s ., p á g . 5 4 . non

aparta del enterro ateísta primitivo y se deifica en el planteo los tres cuerpos del Buda (humano-divino-cósmico ) .5 Asi en este sufra (Saddharmo Pundarika), Gautama, el Buda imitivo del Pequeño Vehículo desaparece, ubicándose en ulrior categoría. Sakyarauni ocupa el lugar primario. Predica sde lo alto del monte, acom pañado de cientos de miles de idas y ochenta mil Bodhisattvas El ojo luminoso entre sus jas, ilumina ai universo frente a los dioses perplejos. La eosagonía del Mahayana nos presenta a Adibuda, que autoexiste 'ayam bu) y por el cual emana el universo. De su pensamiento tivo nacen cinco budas de la meditación (dhyani budas). Por tal sistema de emanación se producen los cinco bodhisattvas la meditación (dhyani bodhisattvas). Y al final se manifiesi en la tierra como proyecciones de tos budas de la medita>n. los cinco budas humanos (manushi budas). Sakyamuni el cuarto; el quinto y últim o del actual ciclo es Maitreya. Pero todo este “ trabajo cosmogónico” en el plano del unirso puede realizarse en el hom bre a través de la experiencia iscendental, teniendo en cuenta como ya lo expresara Maiinides que: “ En la m ente del hombre están todos los equiva­ le s de) universo y en el universo están todos los equivalentes la m ente del hom bre” . Para ello es necesario cambiar la idea [ascendente aprendida" por la idea “ trascendente comprendí”, y a esta por la ¡dea “ trascendente realizada” . Ya antea, el Sutra del Diamante señalaba que la virtud del dhisattva y la práctica de la sabiduría era “ Nunca abandonar ;odoa los seres y ver la verdad de que todas las cosas son va­ is” . O sea vacuidad (sunyata). “ La vacuidad es aquello que i precisamente en el centro entre la afirmación y la negación, existencia y la no existencia, la eternidad y la aniquilación... Buda le dice a Katyayana, que el m undo generalmente basa i puntos de vista en dos cosas, la existencia y la no existencia, s ” es un extrem o; el otro es “ no es” . E ntre esos dos lím ites m undo está encarcelado. Los hombres santos trascienden esta litación El Tothagata, evitando ambos extrem os, enseña el arma en el punto medio entre ellos, donde sólo puede enG la s e iu p p , H y o n

M ú te r io i b u d itta s. S c h a p i r e , Bs A*., p ígs. 18-19.

contrarse la verdad. Este Dharma se Uama ahora vacuidad. El absoluto es vacuidad... En su vacuidad el Nirvana y este mundo coinciden, ya no son diferentes sino iguales” .* La evolución en el camino no supone solamente la “ m uta­ ción interior” al parecer, sino también la exterior o constitu­ cional anatóm ica, a estar en los treinta y dos signos del Buda y ochenta marcas menores, según el Saddharma Pundarika Su­ fra, que ha hecho expresar a Ouspensky al respecto: "Si tom a­ mos los treinta y dos signos como una descripción real de un hom bre viviente, nos hallamos obligados i decir que hombres semejantes no existen. Buda en si combina rasgos contradicto­ rios. Tiene rasgos que parecen indicar “ fem inidad” , otros que parecen indicar “ infantilismo”, y ju n to a éstos se encuen­ tran rasgos que señalan un desarrollo extraordinariam ente acentuado del tipo masculino... Si esto es transm utación, si. esto es supra sexo: ¿no señala el curso que nuestro pensamiento debe tratar de com prender el enigma de la evolución del hom­ bre? ¿Y no quiere decir que en proceso de la evolución la ener­ gía sexual, por así decirlo, se vierte hacia dentro del organismo y da origen a una nueva vida capaz de una regeneración siempre nueva, de una regeneración eterna ? " .7 T odo esto nos hace me­ ditar también en el posible fracaso del budismo en los lugares donde se desarrolló originariamente; antropológica y socioló­ gicamente observando, ¿no estaban preparadas las razas paru ello y la doctrina superaba ese hecho, amén de otras causas? Esa es la hipótesis sustentada por Emilio Bum ouf, al afirmar que “ la causa que ha producido esa caída de una de las más grandes religiones no la hallamos ni en esa religión misma, ni en las instituciones particulares de cada uno de los pueblos amarillos o negros, ella está en la diferencia de la raza. Esta es la causa de que la teoría metafísica, que es la esencia de la religión no puede ser por ellos comprendida, ni es posible enseñárselas, como tam poco es posible criar un león en medio 6 C o n z e , E d w a r d ; El b u d is m o c o , p ig 18 1 , 1

S u esencia y su desarrollo. F C E , M é x i­

1 O u sp cilsk y, Pedro: Un n u e v o m o d e lo d e l U niverso. Kier, Bs. A»., p ig . 5 7 4 .

un rebaño de ovejas, ni cambiar la ley de las generaciones ” . 1 mbién debe señalarse que hubo hechos doctrinarios, tanto mo histórico-socules que determ inaron el desgaste y supre>n de la doctrina. D octrinariamente, las disidencias en el Gran hiculo sobre el planteo de la vacuidad, en aspectos contradic­ hos rayanos en el nihilismo, con Nagarjuna, al borde de conerar sus creaciones como una literatura del absurdo, que >go es rescatada por Asanga en la concepción de) Absoluto y ;rar una claridad más precisa en Shantideva como corolario altador del amor. En lo histórico, la caída de la dinastía la y la contrarreform a del brahmanismo en el siglo octavo, lo que hay que agregar la invasión musulmana, en 1193, terminando los monjes con la destrucción de los monasios. En sintesis, la meta del budismo la constituyen aquellas labras del Maestro al monje M alukyaputta: “Lo que yo teño desde este mundo, es cómo se puede tener la certeza nunca más nacer y de nunca más m orir". Walter O. Tessmer 1

1 B u r n o u f , E m ili o : La cien cia d e la» relig io n es 19, t. 2 , p i g . 3 8 .

M a u c c i, B a r c e lo n a

INDICE ANALITICO E l s ig u ie n te ín d i c e e s tá c o n s t i t u i d o p o r t q u e l l o s t é r m i n o s —e n s u g r a n m a y o r í a s á n s c r i t o » - q u e a p a r e c e n e n e l v o l u m e n y q u e , c o n a u r e s p e c t iv a t r a d u c c i ó n , s ir v e n a la v e z d e g lo s a r io y p a r a l o c a li z a r la i n t e r p r e t a c i ó n q u e d e lo e m i s m o s se h a c e e n e l c o n t e x t o d e la o b r a . L o s n ú m e r o s a r á b i g o s q u e s e e n c u e n t r a n e n t r e p a r é n t e s i s i n d i c a n la n o t a q u e e n c a b e z a d i c h o v o c a b lo o a q u e lla e n la c u a l e s tá c o m p r e n d i d o , m i e n t r a s q u e la l e t r a q u e le a n t e c e ­ d e s e ñ a l a , la P e l P rtfa e io , la £ e l E s t u d i o P r tlim in o r y e l n ú m e r o r o m a n o el c o r r e s p o n d i e n t e c a p í t u l o d e l S u tra .

A B H IJ ftA ,

sab er

tr a s c e n d e n ta l.

E

( 12 ) A D H A R M A , re p o s o . X II) ( 2 2 0 ) A C A M A , c o n o c im ie n to , E (3 ) A G I T A , in v e n c ib l e , I ( 6 4 ) A H I M S A , n o v io l e n c i a , X I U ( 2 1 9 ) A J I V A , lo i n a n i m a d o . X I I I ( 2 2 0 ) A K H A S A , e s p a c i o , X IU ( 2 2 0 ) A M I T H A B A , B u d a d e la c o m p a s ió n . V i l ( 1 6 5 ) , X X I V ( 3 0 7 ) A N A N D A , d is c íp u lo del B uda, b i e n a v e n t u r a n z a , IX ( 1 8 1 ) A N A G A M IN , re n a c im ie n to s u p e ­ rio r , X V II ( 2 6 1 ) A N U TT A R A SA M Y A K SAM BO D H 1, o m n is c ie n c ia , t ( 1 6 ) A Ñ J A L I , j u n t a r p a l m a s . I I I ( 8 8 b is ) A P R A N I H I T A , i m p r e m e d i t a d o , IV (1 0 7 ) A R H A T .m n to , 1 ( 1 0 ) A R Y O . n o b le . 1 ( 5 0 ) A S A M S K R T A , in m u ta b le , E (1 9 ) A S A N A , p o s tu ra , X X II (2 8 4 ) A S P R IS H Y A , p a ria , IV (1 Ü 8 ) A S U B H A , im p u r e z a , I X ( 1 8 2 ) A T T A , A T M A N , a l m a , e n t i d a d in ­ m o rta l. III (9 9 )

A N U P A D H I S E S H A , N ir v a n a f in a l, V (1 2 6 ) A U P A P A D A K A , n a c i m i e n t o c e le s ­ tia l. 1 ( 6 9 ) A V A L O K IT E S V A R A , e n c a rn a c ió n d e la p i e d a d , I ( 2 4 ) A V 1 D Y A . ig n o r a n c ia . I ( 6 2 ) , t i l ( 9 9 ) A V U A . m e d io d e v id a , I ( 8 1 ) A V 1K 1 in f ie r n o , 1 ( 3 2 ) B A L A , f u e r z a , 111 ( 9 9 ) B E N A R E S , c i u d a d in d i a , II ( 8 6 ) B H A K T I, d e v o c ió n . E (1 6 ) B H A V A . n a c im ie n to , 1 (6 2 ) B H 1 K K H U . m o n t e m e n d i c a n t e , V il (1 6 3 ) B O D H 1 S A T T V A , a s p ira n te a B u d a ,

1(6) B R A H M A , C re a d o r, 1 1 (8 1 ) B R A H M A N , s a c e r d o t e , IV ( 1 0 8 ) B R A H M A N I S M O , s is te m a r e l ig io s o y s o c ia l, X X V ( 3 0 9 ) B U D A , I lu m in a d o , 1 ( 4 ) , II (7 3 ) B U D D H A C A R I T A , v id a d e l B u d a . IX (1 8 2 ) B U D D H A - G A Y A , c i u d a d . X IV (2 3 6 )

D D H A K SH E T R A , t i e r r a d e t Bu

G H A N . naris. Ill (1 0 0 )

la , I (2 8 )

G A T H A , e s t r o f a , II ( 7 8 ) G IN A , v en c e d o r. I (3 7 ) G R I D H R A K U T A . P ic o d e l b u i t r e . I

K K H U .o jo , 1 1 1 (1 0 0 ) R A N A , c o n d u c ta . V III ( 1 7 9 ) T T A R I T H A N A N I D A S A N IY A MI, 4 lu g a r e s d e p e r e g r i n a c i ó n , X IV ( 2 3 6 ) T U R A R IY A S A C C A N I, C u a tro N o b le s V e r d a d e s . 1 ( 6 1 ) f A R A , m a n to , I (4 2 ) A K R A , p le x o e n e rg é tic o , I ( 3 1 ) N A , p e rfe c c ió n , I ( 1 9 ) S H A B H U M IS V A R A , S e ñ o r d e las d ie z t i e r r a s , E ( 7 ) V A T A , d io s i n f e r i o r , á n g e l. V i l [1 6 3 ) A R A N 1 , ta lis m á n , X V I ( 2 5 1 ) A R M A , L e y . e tc .. 1 ( 1 ) A R M A C A K R A . R u e d a d e la Ley. 1 (1 7 ) ARMA DHATU, L e y n a t u r a ls *a. E ( 2 ) A R M A R A Y A , c u e r p o d e la L e y , XI (1 9 1 ) A R M P A R Y A Y A .d i a c u r a o . I (2 6 ) [1T1, o p i n i ó n . 1 ( 6 1 1 IR IT 1 , p c r a e v e r s n c ts . I l l ( 9 6 ) IU T A G U N A , s a r r i a , V ( 1 1 9 ) IY A N A , c o n te m p la c ió n , I ( 6 1 ) PA N K A R A , B u d s p r e d e c e s o r d e G a u ta m a , I (6 7 ) P A V A M 8 A , tr a b a jo h is tó r ic o . X I (1 9 7 ) I M A N A S S . t r i s t e z a , I II ( 1 0 0 ) IS H A , p e c a d o . V ( 1 2 4 ) J K K H A , s u f r i m i e n t o , 1 ( 6 1 ) , IV (1 0 9 ) 'A P A R A Y U G A , e t a p a d e lu c h a e n t r e e l B ie n y el M a l. X I ( 1 9 9 ) A M M E S U T A M , E s to h e o fd o .

1 (6 ) iN

D A V Y U H A , in c o m p r e n s i b i l i ­ d a d d e l m u n d o , E (7 J I T A K A , f á b u l a , II ( 7 6 )

(8 )

H 1 N A Y A N A . P e q u e ñ o v e h íc u lo . III (

101)

I N O R A , je f e d e l o s d io s e s m e n o r e s , 1 1 (8 2 ) 1 N D R I Y A , p r i n c i p i o r e g u l a d o r , 111 (

100)

I S I P A T A N A , lo c a l i d a d . X I V ( 2 3 6 ) I S V A R A . d iv i n id a d , II ( 8 4 ) J A I N A , r e l ig ió n in d i a , X I I I ( 2 2 0 ) J A R A , v e je s , 1 ( 6 2 ) JA T 1 , e s ta d o , 1 (6 2 ) J 1 R 1 K I, p o d e r p r o p i o , X X I V ( 3 0 7 ) J1 V A , in a n im a d o , X III ( 2 2 0 ) J I V A N M U K T A , l i b e r a d o e n v id a . V (1 2 6 ) J ! V il, l e n g u a . 1 1 1 ( 1 0 0 ) J I V I T I . v i t a l i d a d . 111 ( 1 0 0 ) K A K R A V A R T 1 N . m o n a rc a u n iv e r­ s a l. V II ( 1 6 0 ) K A L A , tie m p o , X III (2 2 0 ) K A L I Y U G A , e d a d d e h ie rro , X I (1 9 9 ) K A L P A , e ó n , I (6 6 ) K A M A , d e se o , 1 (4 5 ) K A M M A N T A . c o n d u c U . 1 (6 1 ) K A P IL A V A S T U , c iu d a d n a ta l del B u rla . X 1U ( 2 3 6 ) K A R M A , c a u s a lid a d r e t r i b u i d a » , E (2 8 ) K A RM A SA Y A , a c u m u la c ió n de m é rito s , X V I (2 5 5 ) K A R U N A . c o m p a ñ ó n , IX ( 1 8 2 ) K A 8 A Y A , im p u re z a , II (8 8 ) K A Y , ta c to , IU (1 0 0 ) K R IT A Y U G A , e d a d d e o ro . XI (1 9 9 ) K S H A N T I , in d u l g e n c i a , I ( 4 9 ) K S H A T R I Y A . g u e r r e r o , c a s t a , IV (1 0 8 ) L A B D H 1 , c o n s e g u i r , IV ( 1 0 6 ) L A K S A N A , a p a rie n c ia , V (1 2 2 )

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le n g .

a n d T h e S u tr a o f H u i

Q u ite s , I s m a e l: F ilo s o fía b u d ista T r o q u e l . B A 1 9 6 8 . R e h u í a , W a lp o la . L o q u e el B u d a en señ ó . K ie r , B A 1 9 6 6 . R e n o u , L o u is : E l h ín d u is m o . E U D E B A , B A 1 9 7 3 . R u y , R a ú l : E l lib ro de la G ran E x tin c ió n d e l G o ta m o e l B u d a H a c h é e te , BA 1 9 6 3 . S a d d h a t i s s a , H .: I n tr o d u c c ió n al b u d is m o . A l i a n t e . M A 1 9 7 4 . S o o t h i l l , W .E .: T h e L o tu s o f th e W o n d e r fu l L aw . C l a r e n d o n P r e s s , 1 9 3 0 . S o p a , G e s h e L h u n d u p y H o p k in s . J e f f r e y : Práctica y te o ría d e l b u d is m o tib e tono. O l i m p o , M É 1 9 7 8 S u z u k i , B e a t r i c e L a n e : B u d i s m o M ahay ano F a b r i l , B A 1 9 6 1 . S u z u k i , D a ia e tz T e l u r o ; T h e t r a i n i n g o f th e s e n b u d d h ls t m o n k , N Y 1 9 6 9 . E n s a y o s s o b re b u d is m o s e n K ie r . B A 1 9 7 3 . M a n u a l d e b u d is m o s e n . K ie r , B A 1 9 8 1 T a im n i , I .K .: E s tu d io s s o b re la p s ic o lo g ía d e la y o g a F e d e r a c i ó n T e o s ó f i c a

In tora m e n e a ra , BA 1982. T a k a k u s u , J . : E ssen tia ls o f b u d d h is t p h ilo s o p h y . U n iv e r s it y o f H a w a ii, H o ­ n o lu l u 1 9 4 7 . W a ld b e r g , M ic h e l: L o s b o s q u e s d e l s e n . E s p e s a C a l p e M A 1 9 7 8 . W a tU , A la n , W .: El c a m in o d e l s e n . S u d a m e r i c a n a , B A 1 9 6 1 . El e s p ír itu d e l s e n . D é d a l o , B A 1 9 7 6 . F o r m a t d e l s e n . D é d a l o , 1 9 7 6 . N u e v e m e d i­ ta cio n es. K a ir ó s , B R 1 9 7 9 . W i e n p a h l, P a u l: L a s u sta n c ia d e l s e n . D é d a l o , B A 1 9 7 7 . W o lp in , S a m u e l : L a filo s o fía c h in a según C o n fu c io y L a o Tse. K ie r , B A 1 9 7 8 . L a d o c tr in a y la e n se ñ a n za te n . K ie r , B A 1 9 8 0 . L a o T se y su 'T r a ta d o s o b re la v ir tu d d e l T o o " . K ie r , B A 1 9 8 0 . A fo r is m o s d e l s e n d e ­ ro y la virtu d . O r i e n t e , B A 1 9 7 8 . T e x to s y m e d ita c io n e s s o b re e l s e n K ie r , B A 1 9 8 4 . S I S u tr a d e l C o ra zó n . H a s t i n a p u r a , B A 1 9 8 4 . E l S u tr a d e l D ia m a n te. H a s t i n a p u r a , B A 1 9 8 6 . E l t e n en la litera tu ra y la p in t u ­ ra. K ie r , B A 1 9 8 5 . C r o n o lo g ía h istó ric a y c u ltu r a l d e las d in a s tía s c h i­ nas. K ie r , B A 1 9 8 6 . W o o d , E r n e s t : Z e n d ic tio n a r y . C h a r l e s E . T u t t l e C o . T O 1 9 7 2 ; e d i c ió n e s ­ p a ñ o l a : D ic c io n a rio s e n . P a id ó s , B R 1 9 8 0 . W o o d w a r d , F .L .: S o m e sa yin g s o f th e B u d d h a . O x f o r d P r e s s , L O . Z a n ia h : D icc io n a rio e s o té ric o . K ie r , B A 1 9 6 2 . Z i m m e r , H e i n r i c h : F ilo s o fía s d e la Indio. E U D E B A , B A 1 9 6 5 .

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INDICE GENERAL PROLOGO Por Ismael Quiles. S.J.................................................................................. 9 PREFACIO Es imposible mojarse en la palabra "agua" (Alan W. W atts)............. 13 ESTUDIO PRELIMINAR 1. "El Sutra del Loto" entre los textos canónicos............................ 18 2. La corona de los S u tr a s .................................................................. 20 3.. Prácticas ascéticas y conocimiento doctrinario ............................ 24 4. La devoción........................................................................................ 27 5. El Nirüana................................................................ 6. La flor como sím b o lo ........................... 3® 7. La enseñanza del Sutra ............ 38 8. El recitado de los Su tra s .................................................. 41 9. De esta edición..................................... 45 EL SUTRA DEL LOTO Capítulo I. Introducción............................................................... .. - 47 II. Habilidad ....................................................................... 67 III. Una p a rá b o la .......... . , ................................................ 84 IV. Disposición ..................................................... 107 V. Las p la n ta s .......... .................. .........118 VI. Anuncio del destino...................... 132 VII. Antigua devoción ..........................................................138 VIII. El futuro destino de quinientos m o n je s................... 157 IX. Destino de Ananda, Rahula y dos mil m o n je s.........165 X. El predicador................................ 170 XI. La aparición de un ttupa . , 176 XU. El esfu erz o ....................................................................192 XIII, La vida serena...............................................................197 XIV. Salida de los Bodhieattvas desde las grietas de la tierra....................................................................... 210 XV. Duración de la vida del Tathagata ..............................219 XIV. Acerca de la p ie d a d ......................... 227 XVU. El mérito de la aceptación jubilosa .........................235 XVIII. Ventajas de un predicador ..................................... 239 XIX. Sadaparibhuta .......................................................... 246 XX. El trascendente poder de los Tathagata»................... 250 XXI. Mantra».........................................................................254

X X I I . B h a is h a g y a r a g a ............................................................................... 2 5 6 X X I I I . G a d g a d e s v a r a ...................................................................................2 6 4 X X I V . A v a lo k i te s v a r a , el o m n i p r e s e n t e .........................................2 6 8 X X V . H is to r ia a n t i g u a ...................................... 275 X X V I . E l e s t í m u l o ......................................................................................2 7 9 X X V I I . E l p e r í o d o d e la L e y ...............................................................2 8 3 P IL O G O : C o n sid era cio n es so b re b u d is m o , p o r W a lte r O . T e s a m e r . . 2 8 5 1 D IC E A N A L I T I C O .............................................................................................................. 2 9 1 ( D IC E D E A U T O R E S ...........................................................................................................2 9 5 ¡ B L I O G R A F I A .........................................................................................................................2 9 7 I D I C E G E N E R A L ..................................................................................................................3 0 1

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