ÓRGANO DE LA ASOCIACIÓN PICO PEÑAMELLERA Nº18 - AGOSTO 2012 Precio 3

ÓRGANO DE LA ASOCIACIÓN “PICO PEÑAMELLERA” Nº18 - AGOSTO 2012 · Precio 3€ ÓRGANO DE LA ASOCIACIÓN BOLÍSTICA “PICO PEÑAMELLERA” COLABORADORES: Ra

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ÓRGANO DE LA ASOCIACIÓN “PICO PEÑAMELLERA”

Nº18 - AGOSTO 2012

·

Precio 3€

ÓRGANO DE LA ASOCIACIÓN BOLÍSTICA “PICO PEÑAMELLERA”

COLABORADORES: Ramón Tuero Miriam Velarde Soberón Jesús Bordás Vargas Nacho Gutiérrez Celina Pérez Melero Elisa Villa Mely Reguero Saa Cecilio Fernández Testón

Fotografías: Nel Melero, Míriam Velarde, Nel Acebal, SANE, Marieta, Lucas Blanco, Nacho Vela.

Portada: Ilustración de Cecilio F. Testón

Nº 18 - AGOSTO 2012 EDITA: ASOCIACIÓN BOLÍSTICA “PICO PEÑAMELLERA” PATROCINAN: AYUNTAMIENTO DE PEÑAMELLERA BAJA CAJASTUR COORDINACIÓN: Isidro Caballero Sardina MAQUETACIÓN: Dimagen.com D.L. AS - 593/95

NOTA: La publicación “Bolera” no se identifica necesariamente con las opiniones vertidas en los artículos firmados.

ESTA PUBLICACIÓN ES DIVULGADA EN TODOS LOS CENTROS ASTURIANOS REPARTIDOS POR TODO EL MUNDO

RAMÓN TUERO Director General de Deportes del Principado de Asturias Una de las principales características que distingue a los pueblos modernos y cultos del resto es, precisamente, el saber perpetuar sus usos y tradiciones para transmitirlas de generación en generación y evitar así su olvido o su simple desaparición. De esto sabe mucho la Asociación Bolística “Pico Peñamellera” que lleva muchos años luchando por perpetuar el deporte tradicional por excelencia de nuestra región como son los bolos y concretamente la modalidad más característica de la zona oriental asturiana cual es el “bolo palma”. Llegamos en esta ocasión a la decimoctava edición de los Premios que llevan el nombre de la asociación y que distinguen cada año a los que más se esforzaron en ese mantenimiento de los bolos con una envidiable salud, no sólo desde el punto de vista meramente competitivo como deporte que son, sino también desde un punto de vista cultural y como recurso de cohesión social entre las generaciones de habitantes de toda la zona oriental. Hora es de reconocer públicamente la inmensa labor que toda la Asociación viene desarrollando durante todos estos años, y más si cabe en los tiempos duros que nos está tocando vivir, donde ante la escasez de recursos, la continuidad de las actividades se hace más admirable todavía, ante la fácil y cómoda actitud que podría suponer el abandono de la misma. Por tanto como Director General de Deportes quiero agradecer a la Asociación Bolística “Pico Peñamellera” su buen hacer en pro del deporte asturiano al que represento, y desear que el acto de entrega de los premios anuales “Pico Peñamellera” que se celebra en Panes resulte cuando menos, tan exitoso como en ocasiones anteriores, aprovechando la ocasión que se me brinda desde estas páginas para felicitar a todos los distinguidos en esta edición. Por último no quiero perder la ocasión de animar a dicha asociación en particular y a la ciudadanía de Peñamellera Baja en general a que no cejen en su empeño de promoción y divulgación de esta modalidad deportiva tan nuestra, y que supone un orgullo para esa comarca y para toda Asturias.

SALUDA

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ACTIVIDADES DE LA ASOCIACIÓN PICO PEÑAMELLERA

El Cantu la Jorma y el pueblo de Suarias premian a Isidro Caballero en el día de San Antonio por su trabajo a favor del concejo.

Miriam Velarde Campeona de Asturias Féminas bolopalma 2012.

Homenaje a Marcelino en el Centro Asturiano de Cantabria. De izda. a dcha.: Félix y Marga (hijos de Marcelino), su esposa Margarita y Cecilio Testón, autor del retrato.

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XVII Premios Pico Peñamellera. De izda. a dcha.: D. Pérez Ornia, D. Rafale Fuentevilla, D. Álvaro Villar y D. Antonio Virgili.

Publicaciones anuales de la revista “Bolera”

Bolos San Roque 2011. Concurso categorías menores San Roque 2011

III Trofeo Museo de los Bolos de Asturias. De izda. a dcha.: D. Francis Morán, D. Óscar González,D. José Manuel F. Díaz (Alcalde de Peñamellera Baja) y TPA

Ponte al día de nuestras atividades y noticias en nuestros canales habituales:

Miriam Velarde Soberón

Y también en nuestra web:

Javier Blanco Posada

www.picopenamellera.es

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EL ACTA

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De izq a dcha. Arriba. D. Felipe Somohano, D. Mauro Blanco, D. Victor Bustillo, D. Jesús Menéndez Peláez (presidente), D. Ricardo Villar, D. Fernando Diestro, D. Cecilio Testón, D. Juan Manuel Martín. Abajo: Dña. Patricia Toyos, D. Israel Díaz Díaz, Dña. Miriam Velarde (Secretaria), D. Isidro Caballero, D. Francisco Cuevas y D. Gerardo Ruiz Alonso.

En el salón de actos de Panes, Municipio de Peñamellera Baja, siendo las diecisiete horas del veintiséis de Julio de dos mil doce, se reúnen previa convocatoria, el jurado designado al efecto para conceder los Premios “PICO PEÑAMELLERA” en su Decimoctava edición, presidido por DON JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ y con la presencia de los Sres Vocales: D. D. D. D.

GERARDO RUIZ ALONSO VICTOR BUSTILLO BOLADO MAURO BLANCO MAZA CECILIO F. TESTÓN

D. D. D. D.

FERNANDO DIESTRO GÓMEZ D. JUAN M. MARTÍN CASO FRANCISCO CUEVAS NORIEGA DÑA.PATRICIA TOYOS GONZÁLEZ D. ISIDRO CABALLERO SARDINA ISRAEL DÍAZ FERRERAS FELIPE SOMOHANO GARCÍA

actuando de Secretario DÑA. MÍRIAM VELARDE SOBERÓN, y con la ausencia justificada de D. DESIDERIO DÍAZ LÓPEZ, D. SANTOS F. RUIZ, D. LUCIO TORRE VEGA, D. JULIO BRAUN TRUEBA, D. RAMÓN FERNÁNDEZ POSADA con el fin de proceder a la concesión de los Decimoctavos Premios “PICO PEÑAMELLERA” y ACUERDA PRIMERO.-Declarar válidas las candidaturas presentadas y conformes con los requisitos que se establecen en las normas de la convocatoria de los Premios, especialmente en el apartado segundo que dice: “Los candidatos podrán ser personas físicas, entidades o grupos que se hayan significado de manera especial en el apoyo y defensa del tradicional juego de los bolos; en su práctica meritoria y/o sobresaliente; en la investigación cuidadosa de sus antecedentes históricos; en la promoción y difusión de los valores culturales, emocionales y sociológicos o en la colaboración estrecha y desinteresada con la Asociación “Pico Peñamellera” SEGUNDO.- Conceder por unanimidad de sus miembros, los Decimoctavos Premios “PICO PEÑAMELLERA” con igual mérito y distinción a: JOSÉ LUIS BILBAO COLLADO, ESCUELA DE BOLOS DE COLOMBRES y JOSÉ BORBOLLA VÁZQUEZ. TERCERO.- El Jurado también quiere hacer un reconocimiento a las Candidaturas presentadas y no premiadas por su aportación a la promoción y divulgación del juego de los bolos. CUARTO.- El jurado quiere agradecer manifiestamente la labor de todos aquellos que se han preocupado de presentar candidatos a estos premios. QUINTO.-Los galardones se entregarán en un solemne acto a celebrar el próximo 10 de Agosto a las 20 horas en Panes. SEXTO.-Declarar abiertos los Premios “PICO PEÑAMELLERA” para el año 2013. Fdo. Míriam Velarde Soberón

HOTEL COVADONGA HOTEL 985 41 41 62 985 41 42 30 CAFETERÍA 985 41 40 35 FAX 985 41 41 62 33570 PANES Principado de Asturias [email protected] www.picosdeuropa.net/covadonga/

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José Luis Bilbao Collado Premio “Pico Peñamellera” 2012

Bilbao con su particular forma de coger la bola.

Nacido en Sotrondio en 1965. El estudioso y especialista en bolos Gerardo Ruiz Alonso dice de él que “ ha sido el mejor jugador de la historia moderna de la Cuatreada.” destaca de Bilbao “ser un chavalón de talla , con brazos largos, hombros anchos pero flexibles y unas manos hechas de nacimiento para roscar bolas” Tuvo una forma singular de jugar a los bolos siendo para muchos aficionados el mejor jugador de bolos de todos los tiempos en la modalidad de Cuatreada. Ha sido ganador de los principales torneos de la modalidad, destacando los cuatro mundiales seguidos en categoría individual. Fue a los 22 años el campeón provincial más joven de su época. Recibió en su día el sobrenombre de “ el Maradona de los bolos”, en parangón con el astro futbolístico argentino. En el momento de su retirada, prematura, y por motivos varios, llevaba dos años y medio sin perder una partida. Nunca olvidaremos el recuerdo de aquel irrepetible jugador que escondía la bola, luego giraba la muñeca cuando esta acariciaba la cara para acabar impulsándola con fuerza a la altura del muslo con elegancia. Bilbao formaría en el mejor equipo de todos los tiempos.

Con Javier Pruneda y Thierry en la inaugaración del Museo de los Bolos en Panes el 19 de Abril de 2003.

Bilbao a los 22 años se convirtió, en su época, en el más joven campeón de Asturias de la historia.

Junto al castillete del hoy cerrado pozo Venturo. La Hueria. Carrocera Con su compañero de partidas Thierry.

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Algunos de los jugadores/as durante el III Trofeo Museo de los Bolos de Asturias.

Escuela de Bolos de Colombres Premio “Pico Peñamellera” 2012

“Tete” Rodríguez entregando medallas a los jugadores en el III Trofeo Museo de los Bolos de Asturias.

La Escuela de Bolos de Colombres ha sido capaz de organizar un grupo de niños/as y orientarlos con interés y simpatía hacia la práctica del juego más singular de nuestra comarca. Después de varios años en la tarea, con contagioso entusiasmo, podemos hablar de escuela, porque hay objetivos, orden, continuidad, progresión, reglas y se han convertido, quizás sin pretenderlo, en verdaderos animadores de las categorías menores de la modalidad, creando un ambiente de sana competencia con otros pueblos del Oriente Asturiano. Esta Escuela es hoy un testimonio para todos los demás y tendrá, sin duda, ya la tiene hoy, aunque los frutos de la base nunca se ven a corto plazo, importante repercusión en la recuperación de este deporte, algo impensable no hace mucho tiempo.

Una de las peñas de la Escuela durante un partido.

Una de las peñas de la Escuela, recibiendo consejo de su monitor Ruiloba, durante un partido.

Algunos de los jugadores/as junto a su monitor J. Antonio Ruiloba durante el Memorial Segundo Sánchez (Suarías).

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Escudo Peña Bolística Hermanos Borbolla Villa de Noja.

José Borbolla Vázquez Premio “Pico Peñamellera” 2012

De izd. a dcha.: Antolino Rueda, Jose Guerra, José María Gutierrez, José Borbolla y Celestino Maza.

José Borbolla celebrando junto a su equipo el último título de liga. Logo de la empresa Hermanos Borbolla.

José Borbolla birlando junto a su nieto Mario.

Foto: SANE

Nació, en el pueblo de Cabanzón (Cantabria), hace bastantes décadas, cuando el juego de bolos era todavía un lanzamiento rústico de tradición aldeana. Bajo este contexto el mozuco Pepe se impregnó del “cántido” y comenzó a “esmangar” sus primeras bolas cuando los mayores se lo permitían. La ley de la vida le alejó de su querido Cabanzón para acercarle a tierras trasmeranas, ubicándose en la villa de Noja, donde realizara trabajos relacionados con la construcción de viviendas. Aquí descargará su dinamismo emprendedor, forjando su personalidad de empresario y con un profundo sentido social gestó uno de los capitulos más importantes de la historia bolística trasmerana al impulsar la modalidad de Bolo Palma en una comarca propia del Pasabola Losa. A principios de los años 1970 juega en Noja, en su bolera particular, aquí se asentó el principio de una peña y entre sus componentes se encontraba su hermano Ángel, ambos “pegaron de lleno” a los aficionados nojeños, cuando comienzan a buscar nuevos objetivos que les lleve a categorías superiores, partiendo de una tercera regional, llegarán en 1993 a la Liga Nacional con una denominación familiar: P.B. Hermanos Borbolla. Hoy Pepe otorga a nuestros bolos una dimensión deportiva y social, por dar espectáculo y estatus, haciendo más grande la historia del bolo-palma. Personas como Pepe necesitamos para hacer de este bello deporte el espectáculo que muchas veces hemos soñado.

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En recuerdo de

J.L. VELARDE En recuerdo de

SERGIO MARQUÉS En recuerdo de Serio Marqués, bolera de La Plaza. 31-07-1997 Panes

El pasado 17 de febrero falleció en Santander José Luis Velarde Vada, apreciado vecino, casado con Mª Elena Soberón (Leny) y padre de Miriam, vicepresidenta de esta asociación, y de Mario. José Luis fue un gran aficionado a los bolos, eficaz y discreto colaborador con todas las actividades bolísticas que hemos llevado a cabo en estas últimas décadas en Panes. El funeral se celebró en la Iglesia parroquial de Panes para después continuar en el cementerio de Cambarco (Cabezón de Liébana) su pueblo natal, tras una emocionante y conmovedora manifestación de aprecio hacia él y de apoyo a sus familiares.

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MILIO PONE EL SELLO DE PANES EN EL PROYECTO DEL REAL AVILÉS Por Nacho Gutiérrez, Jefe de Deportes de La Voz de Avilés

Nacho Gutiérrez

Foto: Marieta

El fútbol en Avilés ha resurgido de sus cenizas y tras más de una década de tristeza y falta de identificación con el club, el grupo Golplus ha dado con la tecla. En un año ha conseguido que en esta ciudad se vuelva a hablar del equipo local, a disfrutar y sufrir a su lado, como se demostró el pasado mes de mayo con la euforia vivida por el objetivo del ascenso a Segunda B y el disgusto de ser eliminado a las primeras de cambio. El trabajo en los despachos, la decisión de invertir casi 200.000 euros en subir a la categoría de bronce, ha hecho posible que el Avilés sea, hoy por hoy, un club pujante, que tiene en el horizonte cercano el fútbol profesional. Y dentro de esta empresa se encuentra un peñamellerano de Panes, Emilio García Pinto. Un chaval de 25 años que se ha hecho un hueco en la Tercera División asturiana en estas últimas temporadas, y que se prepara con la mayor de las ilusiones para su debut en Segunda División B. Milio, como gusta llamarse al de Panes, es el hijo de Emilio y María Jesús, el mayor de dos hermanos, que tenía el balón como primer objeto de juego, como tantos niños. En la cancha del Colegio Público Jovellanos era un habitual en los partidillos del recreo, que después se trasladaban al pueblo. El crío era rápido, muy rápido, y vertical, siempre buscando el área del contraria. Pero en Panes, en Peñamellera, no había fútbol base federado, así que la

familia decidió inscribirlo en un club de Cantabria, La Folía de San Vicente de la Barquera, con el que fue subcampeón de España benjamín. "No eran más de diez minutos en coche y ahí se puso mi abuelo -también Emilio- a llevarme y traerme a entrenamientos y partidos". Una costumbre que no ha dejado con el paso de los años y sin ir más lejos la temporada pasada no se perdió cita para seguir de cerca al nieto, que le dedica todos y cada uno de sus goles. En edad infantil, Milio pasó al Deva de Unquera, igualmente cántabro, también a minutos de casa. Allí permaneció hasta que en su primer año juvenil decide jugar en el equipo de su pueblo, en el Peñamellera de segunda regional, categoría en la que le daban más patadas los contrarios que pases sus compañeros. Había futbolista y el Oviedo lo captó en su tercer año juvenil para el equipo de División de Honor. No se pudo asentar en la casa azul y comenzó su periplo por equipos de Tercera División, el Llanes, el Lealtad y el Ribadesella, hasta que el verano pasado el Avilés lo recluta para su nuevo y ambicioso proyecto. 28 partidos disputados, siete goles, unas cuantas asistencias, y sobre todo el cariño de la afición, han sido las notas de Milio, al que sólo una molesta lesión en la tibia está poniéndole trabas en su empresa de triunfar en el Avilés y convertirse en el primer profesional del fútbol con el sello de Panes.

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JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ Presidente de la Fundación Foro Jovellanos y Presidente del jurado de los premios “Pico peñamellera”

Los responsables de la Asociación Pico Peñamellera han tenido este año el acierto de elegir como presidente del jurado a Jesús Menéndez Peláez; no pudieron hacerlo mejor si buscaban a una persona de altísima categoría intelectual y humana. Peláez es también presidente del Foro Jovellanos, dedicado a la difusión de la obra del ilustre gijonés, al que dedica actualmente sus esfuerzos, tras prejubilarse como catedrático de literatura en la Universidad de Oviedo. Siempre pulcro y elegante, conserva al cabo de los años la misma sonrisa cariñosa con la que encandilaba a los estudiantes al explicarles su teoría sobre “el amor cortés”. Contesta a las preguntas despacio y claro, considerado con quien tiene que tomar nota, y ante un descafeinado de máquina, con leche y sacarina (no en vano mantiene una figura espléndida) y una grabadora de las de antes, hace fácil la entrevista y convierte el trámite en una grata sobremesa. Jesús, ¿qué relación personal has tenido a lo largo de tu vida con el mundo de los bolos? Mi pueblo se llama Labio, es una aldea perdida en el concejo de Salas. Allí había una bolera para mayores y otra para niños; la bolera de Labio tenía además una importancia desde el punto de vista social que desgraciadamente se perdió; en torno a ella se reunían los mayores, y también las señoras y los mozos, que demostraban no solo su virilidad y fuerza, sino también su elegancia. Hasta el cura del pueblo, don Francisco, era todo un campeón de bolos, se remangaba la sotana y salía a jugar por Mallecina, Pomteveiga… Yo de niño jugaba en la bolera, pero una vez que salí a estudiar el contacto con los bolos desapareció; también desapareció después la bolera de Labio. No hace muchos años participé en un concurso de bolo batiente en San Zabornín, un pueblecito cerca de Candás… ¡y no lo hice del todo mal!

Como buen conocedor de la literatura medieval, ¿te has encontrado alguna vez en textos de la época con referencias al juego de los bolos? Los bolos, teniendo en cuenta los elementos que se necesitan –una bola y unos palos, todo de madera – es un juego universal. Así lo demuestra Gerardo Ruiz, el gran estudioso de este deporte. Sin embargo, yo creo que los bolos son una actividad lúdica más bien del norte de nuestra Península; la literatura castellana trataba otros juegos, como la petanca, la rana, la llave… Ya en el siglo XVIII, Jovellanos sí que se ocupa de los bolos… Sí, recomienda esta actividad lúdica a sus alumnos del Real Instituto. El ejercicio físico era un complemento del ejercicio intelectual. “Mens sana in corpore sano”, decían los clásicos. Y los ilustrados siguen con frecuencia la mentalidad del mundo grecolatino. Por otra parte, Jovellanos siempre fue un defensor de la etnografía, de

las costumbres arraigadas en el pueblo, y si hay un juego arraigado en la manera de entender la vida en los pueblos, es precisamente el juego de los bolos. No sé si él lo llegó a practicar, teniendo en cuenta su fisonomía, su exquisitez y pulcritud, no me parece que se dedicase a jugar a los bolos de mi comarca, demasiado bruscos para una persona como él; su gran ‘deporte’ era el paseo diario al lado del muro de San Lorenzo, la lectura, el juego de cartas y un poco también la equitación, pero como modo de viajar. Están próximos los Juegos Olímpicos, ¿en qué medida crees que la filosofía del olimpismo moderno ha incorporado las ideas de Jovellanos? Como filosofía, Jovellanos tuvo siempre muy arraigada la idea de que el ejercicio físico y la competividad servían también para unir a los pueblos. La idea de que el deporte tiene una vertiente social no es una idea únicamente de Jovellanos, sino que fue muy común en la ilustración. ¿Qué te parecen los Premios Pico Peñamellera? ¿Crees que iniciativas de este tipo tienen su razón de ser en las circunstancias actuales? Para mí fueron una verdadera sorpresa, cuando Isidro Caballero me llamó para presidir este jurado. Creo que es una manera de dignificar una tradición muy vinculada al pueblo y a nuestras raíces y sin duda una forma de mantener y recordar la memoria histórica de los pueblos. No sé si algún día los bolos llegarán a ser deporte olímpico, no lo creo, pero deben conservarse, y las autoridades políticas deben promover los medios para practicarlos y conocerlos mejor. En este sentido me llamó sobre todo la atención el museo: es un auténtico relicario donde se conservan fotografías, bolas y bolos de las distintas modalidades que testimonian la importancia que este deporte tuvo en épocas pasadas… y que sigue teniéndola, pues hay un resurgimiento de la afición por algo que forma parte de nuestro ser, de nuestra antropología. Fue asimismo muy gratificante comprobar la seriedad, la armonía y el rigor de los miembros del jurado donde había representantes de Asturias y de Cantabria. Y ya para terminar, ¿qué recuerdo te llevas de nuestro pueblo? Es la segunda vez que vengo… pero en las pocas horas que llevo hoy aquí me llamó la atención cómo en torno a los bolos han sido capaces de unirse los esfuerzos de dos autonomías, Cantabria y Asturias. Estoy encantado… y esto enlaza también con otra dimensión de Jovellanos, que buscaba la armonía de los pueblos, la colaboración entre ellos; de modo que algo como lo que hoy vivimos en Panes, contaría sin duda con su bendición. Muchas gracias, maestro, y felicidades a la Asociación por su buen criterio para elegir presidente. Esperamos volver a verte el día de la entrega de premios o con cualquier otro motivo, siempre será un gusto recibirte en este pueblo en el que se te aprecia.

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Celina Pérez Melero

Firmando el libro de honor del Museo de los Bolos.

De izda. a dcha.: Gerardo Ruiz, José Manuel F. Díaz (alcalde de Peñamellera Baja) y Peláez en el patrimonio iconográfico de personajes del Museo.

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Dibujo de Schulze representando la geología de los alrededores de Panes. Dibujo del Pico de Peñamellera según el británico Ormsby.

EL PICO DE PEÑAMELLERA en la mirada de antiguos viajeros Cuando se llega a Panes desde el norte, un rasgo del relieve atrae la mirada. A lo lejos, hacia el suroeste, se levanta una cumbre singular, una montaña cuyo esbelto perfil se aparta claramente de los macizos que la rodean: el Pico de Peñamellera. O La Pica, como también es llamada en una expresión que enfatiza su singularidad. A pesar de su modesta cota (765 metros), y de la cercanía a otras montañas que la superan con creces, La Pica es, sin duda, la reina del horizonte. Como es lógico, el Pico de Peñamellera también atrajo en el pasado la atención de los viajeros que han pasado por estas tierras y, alguno de ellos, como los británicos John Orsmby, Mars Ross y H. Stoneheweer-Copper, o el mexicano-alemán Gustavo Schulze, incluso lo reflejaron en sus notas, dibujos o fotografías. Veamos estos testimonios. John Orsmby fue un hispanista del siglo XIX que alcanzó gran prestigio como estudioso de la obra de Cervantes y traductor al inglés del Quijote. Fue, además, un alpinista destacado, miembro del Alpine Club casi desde los orígenes de esta sociedad. Como era de esperar en un amante de las montañas, aprovechó sus estancias en España para recorrer y admirar todas las cadenas del país, desde Sierra Nevada a los Pirineos, y de estos viajes surgió

el artículo “Mountains of Spain”, publicado en 1872 en el Alpine Journal, la revista de su club. Curiosamente, en este texto, en el que Orsmby resume las características principales de todas nuestras cordilleras, las palabras más entusiastas y los comentarios más extensos no los dedica a las cimas máximas de la Península, sino que los reserva para los Picos de Europa. De modo especial, quedó fascinado por los numerosos cañones abiertos por los ríos que drenan las aguas de estos macizos y, en particular, le cautivó el desfiladero del río Deva, una garganta que recorrió en su totalidad y que consideró la más bella, grande e impresionante de las muchas que existen en la región. Los comentarios sobre el curso del Deva continúan en su relato con otros dedicados a Peñamellera, párrafos que, en una traducción algo libre, dicen lo siguiente: “El río gemelo del Deva es el Cares, el cual escapa de Valdeón, situado en la parte oeste de los Picos, a través de una garganta igualmente bella, aunque de mucho menor escala. Cerca de la entrada al amplio valle donde se unen los dos ríos se levanta una curiosa roca denominada Pico de Peñamellera. Recuerdo bien la primera vez que vi su silueta, al abrir los ojos después de dormitar un rato en la pequeña diligencia que hacía la línea de Torrelavega a Potes. El sol acababa de ponerse tras la Sierra de

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Elisa Villa Profesora de paleontología de la Universidad de Oviedo y montañera

La iglesia de San Juan de Ciliergo, con el Pico de Peñamellera al fondo. Fotografía de 1884 de M. Ross y H. Stonehewer-Cooper.

El Desfiladero de La Hermida visto por John Ormsby en 1872.

Covadonga y todo el valle se había llenado de una bruma violácea de la que, con la exageración que proporciona la luz del ocaso, surgía lo que parecía ser el espectro del viejo Matterhorn. En el simple esquema que les muestro aquí el parecido es menor, pero lo prefiero así, ya que el dibujo lo hice bajo la prosaica luz del mediodía y por tanto con más rigor. Pero, por si acaso al leer esto algún miembro del Club Alpino decide salir corriendo hacia Asturias en busca de laureles, creo que es conveniente advertirle que el pico probablemente no supera los 600 o 700 pies de altura, y que ni siquiera es una cumbre virgen, ya que seguramente es alcanzada cada día por las cabras de los pueblos vecinos”. Resulta interesante observar que, en un texto que presumiblemente iba a ser leído por los mejores alpinistas europeos de la época, Ormsby dedique tanta atención a una elevación menor, como es el Pico de Peñamellera. Sin embargo, hay que aclarar que, en estos comentarios, comete algunos errores. Por un lado, el pico, aunque de cota modesta, no tiene alrededor de 700 pies (que serían poco más de 200 metros), sino que su altura real es casi cuatro veces mayor de la que él estimó. Tampoco acierta al creer que las dimensiones del desfiladero del Cares son mucho menores que las del Deva, si bien este error no resulta extraño, ya que Ormsby probablemente no llegó a conocer el entonces casi inexpugnable sector de la Garganta del Cares que se sitúa entre Poncebos y Caín. Lo que sí resulta curioso es comprobar que la semejanza que encuentra entre la silueta del Pico de Peñamellera y la del Matterhorn (o Cervino) coincide con el apelativo de “pequeño Cervino” que algunos montañeros le han dado muchos años más tarde.

Tan entusiastas como Ormsby, se muestran Mars Ross y H. Stonehewer-Cooper, dos viajeros, también británicos, que en 1884 recorrieron durante meses la franja cantábrica, publicando poco después un libro, titulado “Las Tierras Alta del Cantábrico”, en el que relatan sus experiencias. Así cuentan la impresión que les produjo la llegada a Panes y la vista del Pico de Peñamellera: “Una milla aproximadamente después de alcanzar el nivel del Deva se llega al bellísimo pueblo de Panes. Ante nosotros se despliega una ondulada llanura flanqueada completamente por las estribaciones de los Picos, mientras que, de frente, se yergue solemne la montaña pionera de los Picos, el imponente Pico de Peñamellera. Nuestra fotografía, en la que sale la solitaria iglesia al borde de la carretera, y en la que los fieles católicos españoles han venido oyendo misa durante unos nueve siglos, puede dar una vaga idea de lo que supone asomarse a la puerta principal de esas montañas”. Gustavo Schulze, el último de nuestros ilustres viajeros, fue un gran científico y alpinista que estudió la geología de los Picos de Europa entre los años 1906 y 1908. Aunque su excelente trabajo permaneció ignorado durante casi un siglo, Schulze se hizo famoso en nuestro país gracias a su faceta deportiva, ya que en 1906 logró realizar la segunda escalada al Naranjo de Bulnes. (Conviene no confundir a Gustavo Schulze con Guillermo Schulz, otro gran geólogo alemán que, a mediados del XIX, había estudiado la geología de Asturias). La primera vez que Schulze visitó Panes fue en septiembre de 1906, pero volvería a hacerlo en numerosas ocasiones, tanto en ese año como en los dos siguientes.

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El Pico de Peñamellera en la mirada de antiguos viajeros (continuación)

Parada de diligencias ante la Fonda Lama de Panes. Fotografía de Gustavo Schulze tomada en 1906.

Aunque a su llegada a España había establecido su base en Santander, poco más tarde, buscando una mayor proximidad con los Picos de Europa, se trasladó a Bustio, estableciendo en la Fonda Velarde de esta localidad su cuartel general. Como es obvio, tanto partiendo de Bustio como antes desde Santander, Panes era paso obligado en los viajes que realizó a Liébana y a Cabrales, y no un paso apresurado, ya que las diligencias debían efectuar en esta población una larga parada. Por tanto, debieron ser muchas las horas que Schulze pasó en ella; la calma de sus visitas queda reflejada en las abundantes fotografías que han aparecido en su colección, en las que se muestra cómo entretuvo sus esperas dedicado a retratar con sensibilidad las gentes, la arquitectura y la vida del pueblo. Las notas registradas en su diario y en otros escritos dan algunas pinceladas para imaginar el ambiente que reinaba en la villa y hablan, sobre todo, de la Fonda Lama, punto de parada de las diligencias. Allí, dice, se concentraban los curiosos para fisgonear el paso de los viajeros. En el corrillo de ociosos, situado a la puerta de la Fonda, le llama la atención Doña Felipa, una señora de inmensa gordura. Y también Don Francisco, el propietario de una de las minas de Picayo, del que dice que salió un día hacia México siendo profundamente pobre y volvió a España convertido en un

hombre rico. Parte de su capital lo invirtió en comprar una zona de marisma en San Vicente de la Barquera con la idea de transformarla en fértil tierra de labor, para lo que mandó construir un gigantesco y costosísimo dique que cruzaba la ría de lado a lado. Pero una noche la marea destruyó el dique y, ahora, continúa Schulze, sólo quedan los restos del muro asomando entre las aguas. En los cuadernos en los que Gustavo Schulze tomaba sus notas, cuadernos que permanecieron inéditos más de ochenta años, hay cientos de dibujos que reflejan la geología de los terrenos estudiados. Uno de ellos muestra una vista desde Panes hacia el oeste y en él, con diferentes tramas y símbolos, el geólogo identifica los variados tipos de roca que pudo distinguir. Además de toda esta información científica, Schulze recoge otros detalles muy interesantes, tales como la situación de los pueblos, una vieja ermita, o el trazado del camino carretero hacia Cabrales. No obstante, el detalle más llamativo del dibujo es una esbelta espadaña de roca que, rasgando el horizonte con su atrevido perfil, aparece en último término: el Pico de Peñamellera. Está claro que para que una montaña se convierta en el símbolo de toda una comarca, no necesita competir con las vecinas por el récord de altura. Sólo debe de ser diferente, única, inconfundible. La Pica, lo es.

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Alfonso Ussía anunció en su visita a Alles, con motivo del “Torneo Senén Glez” de 2011, que el “Torneo Campeones”, del Banco de Santander no tardará en celebrarse en la capital del Cuetu Altu.

IX MEMORIAL DE BOLOS JOSÉ VILLAR (Suarías, 10 de junio de 2012) Resultados:1.-Salmón con 154+133+154=441 (R); 2.-Gabriel Cagigas con 138+146+140=424; 3.-Oscar Glez; 4.-Benito

La Asociación Vigueras de San Esteban rindió homenaje en el día del Santucu (3 de agosto de 2012) a Luis Antonio Pueyo Mateo, que durante más de dos décadas fue secretario del Ayuntamiento de Peñamellera Baja, donde dejó huella con un trabajo brillante y eficaz. Nosotros queremos unirnos a este homenaje y reiteramos nuestro agradecimiento por su labor en los primeros pasos de esta asociación y damos la enhorabuena a San Esteban por esta iniciativa que trata de reconocer el esfuerzo de determinadas personas en beneficio del Concejo.

V MEMORIAL DE BOLOS ENRIQUE POSADA (POSTURAS) (Robriguero, 29 de julio de 2012) Benito conquista en propiedad el mítico trofeo de 17 kilos de bronce, diseñado por Testón y valorado en 4.000 euros. 1 Benito con 3 puntos 2 Alfonso Glez con 2 puntos

Por la disponibilidad y por seguir dándole realce a todos los eventos del valle.

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA MEMORIAL BRUNO ALZOLA GARCÍA

El pasado 1 de julio tuvo lugar en el Palacio de Cimiano la entrega de este premio ya consolidado como el mejor dotado del mundo a un único soneto. El poeta premiado, Santiago Romero , recogió su galardón junto a los dos finalistas en una ceremonia plena de poesía y música.

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NEL MELERO

cosas

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Un médico humanista en el valle bajo Este artículo, es el primero de una trilogía que sobre la figura de D. Ramón Sánchez Gómez, más conocido como D. Ramón el médico, pretendo realizar en las sucesivas ediciones de la revista Bolera, al objeto de acercar su biografía a los lectores que no tuvieron la oportunidad de conocerlo, y a los que sí, de recordarlo. Al analizar la figura de este peñamellerano, lo primero que llama la atención, es la ausencia de referentes o escritos sobre su semblanza, máxime después de una dilatada actividad profesional en el Concejo. De D. Ramón el médico, se pueden contar muchas cosas, no en vano ejerció su profesión a los largo de medio siglo en Peñamellera, pero me centraré en tres facetas que creo reflejan claramente como era, sentía y pensaba este hombre, a saber: El médico: Análisis de su perfil desde el punto de vista profesional, contextualizado como médico humanista y la adopción para sí, de los principios que rigen este pensamiento. La persona: En esta entrega repasaremos su biografía, haciendo especial hincapié en sus aficiones, pasiones, pensamientos, realizando una aproximación al soldado en la guerra civil, al padre de familia, al vecino de Panes, al amigo de sus amigos, al ciudadano del Valle, al amante de las flores, del arte, de los libros, del teatro, etc. El personaje: Realizaremos una visión desde su faceta irónica y sarcástica, padre de dichos y sucedidos y fuente inagotable de anécdotas y citas. Ramón Sánchez Gómez, nació en Cimiano (Peñamellera Baja) en el seno de una familia, llamémosla, acomodada para lo que venia siendo la época, allá a principios del siglo pasado. Era el mayor de 4 hermanos, y el destino quiso que quedara huérfano a la edad de 14 años, muriendo su padre de tuberculosis, enfermedad bastante frecuente en la época, desencadenando en él, muy posiblemente su vocación por “la sanación de enfermos”, o sea, por la medicina. Él y sus hermanos estudiaron el bachiller en el colegio de Llanes, trasladándose posteriormente toda la familia a vivir a Cádiz, ya que allí, su padre tenía unas posesiones

DON RAMÓN que les permitirían continuar sus estudios, licenciándose en medicina en el año 1933 por la Universidad de Cádiz, simultaneando sus estudios con prácticas en la rama de la traumatología, disciplina en la que precisamente destacó en su vida profesional. Al finalizar sus estudios se incorporó al Hospital de la Universidad de Cádiz en el departamento de obstetricia y ginecología. La estancia en esta Universidad le sirvió para despertar en él su verdadera vocación, ejercida más adelante cuando se incorporó como médico en el Concejo de Peñamellera en el año 1936 permaneciendo en activo hasta su jubilación en el año 1980, con dos pequeños paréntesis, provocados uno, por la guerra civil, y otro por una corta estancia en Elche. D. Ramón era un hombre de personalidad poliédrica, destacó como médico de espíritu humanista, erudito, intelectual liberal, pensador, respetuoso e interesado por la dignidad de las personas, firme defensor de las capacidades y potencialidades del ser humano, mostró un enorme interés por el arte, la estructura de la ciencia, la botánica, la filosofía, el hombre y la literatura, era un hombre austero, pulcro, y sensato. La definición de Humanismo Médico que encaja a la perfección con la figura de este médico podría ser la siguiente: “Es el quehacer médico desarrollado con sumo respeto, amor y abnegación en bien del ser humano necesitado de ayuda en el campo de la salud integral. Es un comportamiento de servicio continuo, pletórico de valores humanos y éticos, que se brinda con un compromiso personal, profesional e institucional idóneo; generando confianza y gratitud en el paciente, su familia y la comunidad”, siendo cuatro los principios en los que se fundamenta, a saber: La filantropía, la sabiduría y conocimiento, el respeto y la generosidad. Hipócrates decía a sus discípulos: “La filantropía –o sea, el amor al semejante– es la virtud principal del médi-

co”. Bondad es la primera de las cualidades que un médico necesita poseer para buscar primordialmente el Bien del paciente en todo acto médico. Si el médico no la tiene, su ejercicio profesional será frío, deshumanizado y peligroso. Ejercía su oficio con sabiduría y conocimientos, no solo adquiridos en la facultad, sino del aprendizaje continuo, ya que todos los días dedicaba un tiempo importante al estudio y actualización de conocimientos, (cuentan sus hijos que era frecuente ver luz por debajo de la puerta hasta altas horas de la madrugada). No obstante cuando sus habilidades, capacidades o destrezas no eran suficientes, derivaba o consultaba con sus colegas los casos oportunos a los efectos de resolución de los mismos. El respeto, entendido como la actitud observada a través de los gestos, las palabras e incluso la pulcritud personal. Respeto a la vida humana, a la dignidad de las persona. En este aspecto, este hombre, de palabras justas y precisas, gestos un poco torpes y pulcritud intachable, tuvo presente durante toda su vida esta cualidad: respeto así mismo, porque así respetaba a los demás. Todo el mundo en su consulta tenía el mismo trato, para él todos los enfermos eran iguales, sin importar el estatus social, la situación económica, la edad, etc. Solidaridad, entendida como la entrega a los demás, ya que en este caso vivió dedicado a los pacientes de Concejo de Peñamellera, ejerciendo su oficio con la sensibilidad suficiente para entender el dolor ajeno pero a la vez no implicarse demasiado, demostrando ser psicológicamente fuerte para que el sufrimiento de los pacientes no lo desequilibre y pueda conservar la calma y lucidez en su quehacer profesional. Si bien es verdad que a veces esta fortaleza fue interpretada como falta de sensibilidad, debida a su carácter recio y brusco, cuando era todo lo contrario. El secreto profesional, es otra de las cualidades asociada en este caso a la práctica de la medicina, siendo muchos los sucedidos y anécdotas que se imputan a D. Ramón. No obstante los mismos son comentados y difundidos por las personas que eran actores principales de las situaciones relatadas, siendo muy raras las ocasiones en las que D. Ramón hacia referencia a ellas, y mucho menos a temas propiamente clínicos de sus pacientes. La figura de D. Ramón como médico, va asociada inexorablemente a la imagen de médico humanista que identificó a los profesionales de la medicina en el siglo pasado y que en los últimos cincuenta años ha ido desapareciendo de los profesionales de la misma, convirtiéndose en simples técnicos ávidos de reconocimiento económico y profesional pasando a un segundo plano el pensamiento ecuménico que sustentaron Hipócrates, Aristóteles o Platón o el mismo Marañón. Con todas estas cualidades-calidades y escasos medios tanto técnicos como económicos ejerció la profesión de médico casi medio siglo, los 365 días del año, porque eran tiempos donde no había vacaciones, no existía la figura del médico de refuerzo del fin semana y solo ocasionalmente, salía con D. Pepe al Maestro a recorrer pueblos recónditos de Castilla o del Pirinéo, donde se encuentran las mejores obras del arte Románico, una de sus mayores pasiones, y siempre recurriendo a colegas, como D. José de la Hermida o a D. Gregorio de Alles, para que cubriesen su ausencia.

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Es importante contextualizar el momento socio-económico en el que nos movemos, mediados del siglo pasado, no debemos olvidar que hasta el año 1963 no se dictó la Ley de la Seguridad Social que sentó los principios de funcionamiento de la misma y supuso un intento de unifiMely Reguero Saa cación de las distintas instrumentos de protección social, no obstante en el medio rural nada cambió hasta el año 1972 que entró en vigor el Régimen Agrario y que supuso la extensión de la cobertura social a los ganaderos y agricultores, siendo practica habitual hasta entonces, entre los habitantes de Peñamellera el régimen de “igualas”. No obstante no eran infrecuentes los casos de los enfermos que no podían abonar las mismas, y D. Ramón, haciendo gala de su generosidad, no solo no cobraba nada por la consulta, sino que les facilitaba los fármacos necesarios. En el dilatado ejercicio de su profesión, mención específica merece su actuación en el campo de la obstetricia. Muchos fueron los peñamelleranos a los que ayudó a nacer, cuando el único medio de diagnostico de embarazo era un estetoscopio rígido que no se podía utilizar hasta que no se oían los latidos fetales, y los fórceps y las ventosas se convirtieron en instrumentos habituales para facilitar el parto, en una época en que las mujeres no acudían a revisiones del embarazo, la alimentación no era equilibrada y la higiene brillaba por su ausencia. A la falta de medios, había que unir la carencia de infraestructuras, sin apenas carretera y con pueblos incomunicados, donde el medio de trasporte habitual era el caballo y algún que otro coche de manivela, y el médico sabía cuando salía de su consulta, pero no cuando llegaba, dándose casos de permanecer hasta día y medio ausente cuando se trataba de un parto de una mujer primípara en un lugar alejado. El médico en Peñamellera, como en cualquier otra parte del medio rural solo participaba cuando el parto era complicado (distócico), o cuando se retrasaba el alumbramiento, ya que los partos habitualmente eran atendidos en el propio domicilio, en primera instancia, por una mujer de la familia que se consideraba experta, o por alguna vecina que ejercía de partera de forma altruista, y aquí mención expresa habría que hacer a dos insignes parteras: Lucía y Aureliana. Difícilmente ahora es entendido el ejercicio de una profesión en estas condiciones, pero, con el conocimiento necesario, el respeto mutuo, la generosidad bien entendida, la honestidad, los medios disponibles y un amor profundo por la profesión, este médico atendió durante medio siglo a la población del Valle Bajo, parte del Valle Alto y Pearrubia, amén de ser el rostro que vieron por primera vez toda una generación de peñamelleranos. Quiero finalizar este relato, hecho desde el respeto, el conocimiento del personaje y la admiración, con otro antiguo principio hipocrático que D. Ramón practicaba frecuentemente con sus pacientes, “Curar: algunas veces; Aliviar: frecuentemente; Cuidar y acompañar: siempre.”

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JOVELLANOS y AGUSTÍN DE COLOSÍA: DOS ILUSTRADOS Recordar a Jovellanos en Gijón, dentro de la conmemoración de los 200 años de su muerte (27-IX- 1811, año anterior a La Pepa, que tanto le ha debido) y pensar al mismo tiempo en Peñamellera a través de esta revista, BOLERA (un bien cultural, no digo sólo asturiano, sino por contigüidad también cántabro y herencia, que no se va en salvas, como tantas cosas), resulta ejercicio de reflexión interior, satisfactorio y de obligación moral, propia de Cronista. Participativo, por lo tanto, a quienes me dignen leyéndola. Jovellanos es la máxima personalidad de España del Siglo de La Luces: jurista, político, literato, humanista, pedagogo, asturianista… Alma hermosa del XVIII, sentenciaría Menéndez y Pelayo. En esta su polifacética dedicación intelectual llegó a la categoría de visionario del mundo de hoy, rebasando incluso los límites de Europa y asumiendo el deber de iluminar la senda con semillas de La Ilustración y del Enciclopedismo, mediante análisis crítico de auténtica modernidad. Pero no se quedó solamente en el papel de un teórico más en la intimidad de su estudio; sino que abrasado de amor a su tierra, España, puso pies, no alas, porque siempre pisó tierra, al rico pensamiento. Y lo hizo, hasta el punto de inmolar su nobleza en aras del objetivo de la propia vocación, acosado por la inmisericorde mezquindad y envidia de los mediocres. Mas seamos concisos, para que me entre en página. No son necesarios datos biográficos, sino abstracción del personaje interior. Nacido en Cimadevilla, y desde el Cerro de Santa Catalina, que hoy remata la visión del horizonte chillidiano, vasto y gijonés, llegó a conclusiones históricas que le hicieron grande y puntal de Asturias. Supo enseguida lo que enmarañaba la contemplación de la hermosura y valor de la asturianía soterrada en el juego de la Historia. Vio muy claro que se debía desencorsetar el desnudo de la Xana, que asfixiaba la hermosura de esa Hesperia de Asturias hasta Cádiz, para ofrecerla al mundo desprovista de antiguallas, pero cargada de antigüedades de nobleza. Visión de un empirismo, como el de Locke y pragmático como el de Pestalozzi, para preparar descubridores de comunicaciones y economías en desarrollo. Supo, por otra parte, darse cuenta de que el pensamiento medieval todavía imperante en el atraso español, cultivaba exclusivamente la esencia del hombre tan sólo en la faceta espiritual de los teólogos, cuando se dejaba asimétrico el canon armónico, al despreciar el culto corporal, conjunto surgido de las mismas manos del Creador: alma y cuerpo. Su formación humanística ya había encontrado en Juvenal aquel aforismo, que dentro de cuatro días volverá a destellar una vez más en Los Juegos Olímpicos de Londres, base argumental de la pedagogía del hombre: mens sana, in corpore sano. Él, apóstol de la educación global del hombre, se afanó en pedagogías de desarrollo integral, con las que se le facilitaría a la juventud disponer de mayor oportunidad de felicidad. Fue pionero en ver al Discóbolo de Mirón revivido e idealizado en cada lance de cuatreada, cada vez que asomado al balcón de su casa contemplaba la bolera, donde se solazaban mozos y ancianos de Cimadevilla, reproduciendo el mármol del arte helénico en músculo y vida populares. Y ahora, Peñamellera y Jovellanos. En Panes y precisamente en ese Barrio de San Román, también, cómo no, calé, en cuyo Palacio de tal nombre de los Colosías, nace otro visionario, coetáneo y amigo de Jovellanos con el tiempo en Santander (Dios los crea…), Don Agustín de Colosía y Campillo, sobrino del Gran Campillo y prócer de Alles: todo en el Real Valle de Peñamellera. Es Don Agustín, a quien

Jovellanos visita en Santander y del que goza de amistad y hospedaje en 1791 y 1797 con motivo de los viajes del gijonés a la fábrica de armas de La Cavada. En esa ocasión contempla Don Jovino ni más ni menos que el proyecto de 1788, modernizador del Santander actual y POR: obra cumbre del nacido en San Román. Cecilio F. Testón Encargado por el Rey Carlos IV de transCronista Oficial formar La Vieja y La Nueva Puebla de de las Peñamelleras Santi-Emeteri en el centro económico de La Castilla al Mar, el paniego Don Agustín, que había estudiado en La Real Academia de Guardias Marinas de la Isla de León en Cádiz, científico y matemático, con mando de Teniente Coronel de los Reales Ejércitos, había conseguido la transformación de Santander, lo que frustradamente había intentado, veinte años antes, Francisco Llovet. Una línea de muelle de grandes sillares hasta La entrada de la Calle Martillo, relleno y ganancia al mar con tope en Peña Herbosa y eje del actual Paseo de Pereda, desde Atarazanas, Becedo y Puente, que marcan la delimitación con la Bahía y que tomaría más tarde el título de Muelle y paseo de Pereda. Toda una obra de la Ilustración y del inicio del mercantilismo santanderino con dos personalidades, Jovellanos y Agustín de Colosía en escena, unidos en pensamiento y amistad por el engrandecimiento de sus pueblos. ¿Qué sería Santander sin estas bases?

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Desafio Asturias contra La Montaña. 25 de Junio de 1961 XXXIV Campeonato de España de 1ª Categoria Parejas. 19 de Agosto de 1995

TARDES

HISTÓRICAS EN LA BOLERA DE

LA PLAZA Inauguración del Museo de los Bolos de Asturias. 19 de Abril de 2003

XI Torneo Campeones del Banco de Santander. 3 de Agosto de 2007

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