Paenitet y los verbos impersonales de sentimiento en latín: sintaxis y pragmática del acusativo personal *

Paenitet y los verbos impersonales de sentimiento en latín: sintaxis y pragmática del acusativo personal* José Miguel Baños Baños Universidad Complute

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Paenitet y los verbos impersonales de sentimiento en latín: sintaxis y pragmática del acusativo personal* José Miguel Baños Baños Universidad Complutense de Madrid

Summary: This paper deals with the Predicate Frame of paenitet and the impersonal verbs of feeling in Latin. These verbs have two arguments: one in accusative case and the other in genitive case. The main conclusion is that the person argument in the accusative case has the fundamental syntactic and semantic characteristics that define the Subject in Latin and, in general, in the European Languages. The data analysis shows a gradual change of the impersonal construction to the personal one (with Subject in the nominative), process which was already observed in the classical period.

0. Introducción Con el nombre genérico de «verbos de experiencia» se hace referencia habitualmente a estados físicos o mentales (sensaciones, percepciones, sentimientos, conocimientos) que afectan a una entidad humana, pero que por lo general escapan a su control: algeo («tener frío»), doleo («sentir dolor»), laetor («alegrarse»), memini («acordarse»), video («ver»), etc. En el marco general de este tipo de verbos, me voy a ocupar en el presente trabajo de un grupo muy peculiar en latín como son los verbos impersonales de *

Este trabajo se ha desarrollado en el marco de los Proyectos de Investigación PB97-0005C04-02 y BFF2001-0195-C04-02, financiados por la DGI. Mi sincero agradecimiento por los comentarios y sugerencias de los miembros de los distintos grupos de investigación que configuran este proyecto coordinado, así como de los asistentes al II Congreso de la Asociación Española de Lingüística Cognitiva (Madrid, mayo de 2000) y a la I Sesión Científica del Departamento de Filología Latina de la Universidad Complutense (diciembre de 2002), en donde se presentaron versiones previas del presente trabajo.

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sentimiento: paenitet, miseret, piget, pudet y taedet. Como es bien sabido, con dichos verbos la persona afectada aparece en acusativo y la causa u objeto de sentimiento en genitivo: (1a) me tamen meorum factorum… numquam… paenitebit («Yo, sin embargo, nunca me arrepentiré de mis actos», Cic. Catil. 4,20) (1b) neque te mei miseret… («Y no te compadeces de mí…», Cic. Tusc. 1,106) (1c) me non solum pigeat stultitiae meae, sed etiam pudeat («No sólo me lamento, sino que incluso me avergüenzo de mi estupidez», Cic. dom. 29)

Aunque los cinco verbos citados comparten no pocas características similares1, por razones expositivas me centraré en el análisis del marco predicativo de paenitet y, sobre todo, en la caracterización sintáctica, semántica y pragmática de la entidad personal expresada en acusativo. Para ello me serviré de un amplio corpus de datos que comprende desde los primeros testimonios literarios latinos hasta el s. III d.C.2

1. El marco predicativo de los verbos de experiencia Con los verbos de experiencia, las lenguas europeas (Bossong 1998) optan por dos procedimientos opuestos que podrían ejemplificarse en latín, y también en la traducción española, con (2): (2a) Terentia magnos articulorum dolores habet («Terencia tiene grandes dolores en las articulaciones», Cic. Att. 1,5,8) (2b) tuo uiro oculi doleant («…que a tu marido le duelan los ojos», Ter. Phorm. 1053)

En (2a), tenemos una estructura formalmente transitiva y la entidad personal se asimila a un Sujeto agente animado. Se trata, en todo caso, de una asimilación morfosintáctica, pero no semántica: la entidad personal no es el Agente, ya que 1

Miseret, de todos modos, precisa de un estudio específico. Y es que, por ejemplo, frente al resto de verbos impersonales, documenta, desde época arcaica y a lo largo de toda la latinidad, tanto la construcción impersonal (Plaut. Pseud. 308; Cic. Mil. 92), como la personal, con dos posibilidades morfológicas: misereo (Plaut. Truc. 233; Lucr. 3,881) y misereor (Cic. Verr. 1,72; Flacc. 106; Att. 4,5,2). 2 Es decir, el corpus recogido en el CD-ROM del Instituto de Humanidades Packard (PHI # 5.3). Para la referencia a textos más tardíos (o no incluidos en este corpus) la fuente fundamental ha sido el artículo «paenitet» de Keudel en el TLL (vol. X,1, fasc. I, 1982: 5867).

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habeo en (2a) no deja de ser un verbo de estado que no implica actividad alguna ni control por parte de su Sujeto3. En (2b), por el contrario, la estructura sintáctica intenta reflejar la particularidad semántica de estos verbos: el dativo marca explícitamente la función semántica de la entidad personal (Experimentador)4 y la conversión en Sujeto de la fuente de la experiencia sirve, en cierto modo, para representar icónicamente la peculiar orientación semántica del proceso descrito por el verbo. En efecto, con este tipo de verbos, «el vector semántico verbal está invertido: en lugar de ser el punto de partida del proceso descrito por el verbo, el actante animado se convierte en punto de llegada» (Bossong 1998: 259). En realidad, muy pocas lenguas europeas presentan un «tipo puro» en el sentido de optar exclusivamente por uno u otro procedimiento sintáctico: lo habitual es que coexistan ambos modelos aunque prevalezca uno de ellos, que se constaten evoluciones diacrónicas (siempre a favor de la estructura transitiva), que un mismo concepto verbal, como en (2), pueda presentar codificaciones sintácticas distintas en una misma lengua, o que, en fin, el comportamiento de los verbos no sea uniforme dependiendo de la mayor o menor participación de la entidad personal en el proceso verbal. El caso de los verbos impersonales de sentimiento en latín es un buen ejemplo de que las dos posibilidades teóricas ejemplificadas en (2) son, en realidad, dos polos entre los que caben realizaciones intermedias. Al fin y al cabo, lo peculiar de ejemplos como los de (1) es que, formalmente, ni la entidad personal (en acusativo) ni la causa del sentimiento (en genitivo) se codifican como Sujetos gramaticales. Es ésta su construcción casi constante en latín arcaico y clásico, pero junto a ella, de forma excepcional (dos ejemplos en todo el corpus analizado hasta el s. III d.C.)5 aparece también la construcción personal con las dos alternativas

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Sobre la supuesta transitividad de habeo en latín, remito a las acertadas reflexiones de Ramos Guerreira (1998). 4 Para Dik (1989: 102) el « Experimentador» sería no tanto una FS específica como una « footnote» que añadir a otras FS primarias de los argumentos (Agente-Experimentador, Procesado-Experimentador, etc.) a pesar de que se reconoce que en estados de cosas no controlados las lenguas suelen presentar un tipo de construcción especial: el Experimentador aparece en dativo y el fenómeno experimentado en nominativo. A favor de una FS específica no deja de ser también significativa la existencia en determinadas lenguas europeas (por ejemplo, en las caucásicas del nordeste) de un morfema específico para estos contextos, el denominado caso «afectivo» (Lazard 1998: 65). 5 El siguiente ejemplo aparece ya en el s. III d.C.: ubi uades, te paenitebis («te arrepentirás a donde vayas», Sortes Sangall. 2,10), «probable resultado del entrecruzamiento de te paenitebit y paenitebis» (Bassols 1948: 79).

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posibles: que se codifique como Sujeto la entidad personal (3a) o que lo sea la causa u objeto del sentimiento (3b): (3a) Proloqui non paenitebunt liberi ingrato ex loco («Los hijos no se avergonzarán por hablar desde una posición inferior», Pacuv. trag. 31) (3b) et me quidem haec condicio nunc non paenitet («Y no me causa pesar ahora esta condición [para casarme]», Plaut. Stich. 51)

El ejemplo (3b) merece un comentario específico. Por un lado, es cualitativamente distinto de (3)a, ya que se trata en realidad —tal como he intentado reflejar en la traducción— de un empleo causativo6 y, por tanto, su marco predicativo es distinto al empleo habitual de paenitet. Por otro, dicho ejemplo se considera habitualmente una interpolación7, y es posible que así sea, teniendo en cuenta la evolución del marco predicativo de paenitet que describiremos a lo largo del trabajo. Pero lo que es indudable —y me interesa sobre todo destacar— es que la posibilidad sintáctica de que la entidad personal se codifique como Sujeto está ya presente desde el latín arcaico, como lo prueban ejemplos paralelos —aunque también excepcionales—con pudet o miseret8: (4a) ita nunc pudeo, atque ita nunc paueo («Ahora estoy abochornado y lleno de temor», Plaut. Cas. 877)

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Terencio documenta también un ejemplo de pudet con Sujeto no personal (non haec te pudent?, «¿No te da vergüenza todo esto?», Ad. 754), que Serbat (1996: 239) considera con valor causativo. Aunque excepcionales, estos empleos causativos no se limitan al latín arcaico (cf. por ejemplo, Lucan. 8, 494). 7 Faltan en el códice A de las comedias plautinas. Tanto Hofmann & Szantyr (1965: 82) como el TTL (62,l. 56) lo consideran una interpolación, basándose en la autoridad, entre otros, de Steinthal (1918: 43). Según este último únicamente se documentan tres ejemplos con Sujeto no personal en toda la latinidad: modo paenitet ista [uirtus] (Coripp. Ioh. 4,210); paenitet malum (ibid. 6,90); ut tali facto eam non paeniteret mutata religio (Cassiod. var. 10,26,3). 8 Como ya se ha señalado (supra, nota 1), frente al resto de verbos impersonales, en el caso de miseret las construcciones personal e impersonal coexisten a lo largo de toda la latinidad. Para paenitet, en cambio, a parte de (3a), hay que esperar a la literatura cristiana para volver a encontrar empleos personales, y sustitución del complemento en genitivo por acusativo (cf., por ejemplo, Tert. patient. 10, p. 16,15; Arnob. in psalm. 37, p. 378B, Hier. in psalm. 2, p. 42,9, etc.). Piget documenta la construcción personal a partir de Apuleyo (met. 4,33,3) y de taedet el primer ejemplo aparece en Itala. La evolución de este tipo de verbos hacia construcciones personales encuentra su paralelo en otras lenguas modernas: al. mich friert  ich friere; fr. il me plaît  j´aime.

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(4b) ergo propterea te sedulo / et moneo et hortor ne quoiusquam misereas («Por eso precisamente te aconsejo y recomiendo vivamente que no te compadezcas de nadie», Ter. Hec. 63)

Se podría considerar tal vez que este proceso de conversión en verbo personal es un rasgo de la lengua hablada (Ernout & Meillet 1985: 474) que aparece solapado en época clásica por la presión conservadora del latín literario, pero, como voy a tratar de hacer ver, en el caso de paenitet al menos, dicho proceso se está ya realizando —aunque de forma no siempre explícita— en época clásica.

2. La especificidad de los verbos impersonales de sentimiento en latín Sabido es que la construcción sintáctica de estos verbos no resulta fácil de explicar para los gramáticos latinos, antiguos o modernos. Basten como muestra las afirmaciones de dos conocidas sintaxis latinas que, por su rotundidad, no precisan de muchos comentarios: «Su estructura [la de los verbos impersonales de sentimiento] presenta graves problemas que afectan no sólo a la gramática sino también a la lógica. En realidad la existencia de estos verbos está en contradicción con los postulados de la lógica que exigen que toda oración conste de Sujeto y predicado.» (Bassols 1948: 71) «Genitivo aberrante (y acusativo no menos inmotivado): paenitet me culpae meae, «me arrepiento de mi culpa», es frase cuya construcción no obedece a ninguna norma conocida, y significa lo que significa «porque sí», no por lo que la organización gramatical añade al léxico» (Rubio 1982: 140)

Conviene, con todo, matizar el carácter «aberrante» de este tipo de construcción o su «falta de lógica sintáctica». A este respecto, no está de más recordar que otros verbos de experiencia se construyen también de forma impersonal en lenguas muy diversas: (5a) quechua:

ñuka- ta- ka uma- ta nanawanmi («Me duele la cabeza») y o -acus. -tóp. cabeza-acus. duele (5b) georgiano: Tusag-s shioda («El preso tiene sed») preso-dat. tiene sed (5c) alemán: Mich dürstet («Tengo sed, me da sed») yo-acus. da sed

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Como se puede ver, en la lengua quechua imbabura9 para expresar «me duele la cabeza» el verbo se construye de forma impersonal y los dos argumentos implicados aparecen en acusativo. A su vez, con un predicado como «tener sed», tanto en georgiano como en alemán tenemos una construcción impersonal y la entidad personal aparece bien en dativo (georgiano), bien en acusativo (alemán). Podrían añadirse ejemplos de verbos de experiencia en otras lenguas10 que muestran, en último término, que la construcción latina con paenitet no tiene nada de aberrante: con dichos verbos es frecuente, por un lado, que la entidad personal se exprese en casos (acusativo, dativo) que no son la marca habitual del Sujeto y, por otro, que el verbo implicado se construya de forma impersonal. La peculiaridad de estas construcciones radicaría precisamente en el calificativo de «impersonales»11: en apariencia se trata de predicaciones sin Sujeto sintáctico pero con dos argumentos (uno de ellos precisamente personal) y es esta «anomalía» la que, ya desde antiguo, intentan explicar los gramáticos (y las gramáticas) latinos. En realidad, más allá de consideraciones diacrónicas (se pretende explicar la construcción impersonal a partir de formas originariamente personales)12 , tanto 9

Este ejemplo (y el del georgiano) los he tomado de Moreno Cabrera (2000: 501 y 547). Además del griego clásico (por ejemplo, el verbo mevlei («interesa») se construye con dativo de persona y genitivo de cosa), ejemplos de otras lenguas europeas con verbos de experiencia sin Sujeto gramatical y la entidad humana en acusativo o dativo se pueden encontrar en Bossong (1998: 41-42; 64-66) o Moreno Cabrera (1990b). 11 El término « impersonal» tiene alcances muy diversos en la bibliografía lingüística: (i) verbos sin Sujeto gramatical (como los metereológicos o los verbos de sentimiento que estamos analizando), (ii) con Sujeto formal pero no referencial (fr. Il pleut, ingl. It rains / esp. «llueve»), (iii) con Sujeto sintáctico pero no personal (decet, licet, lubet, etc.), (iv) con Sujeto sintáctico distinto del Agente, (v) con agente genérico o no específico, etc. Una buena clasificación se encuentra en Moreno Cabrera (1990a). Aquí empleamos lógicamente el sentido más restrictivo. Sobre el concepto de «impersonal» en los gramáticos griegos y latinos, cf. Desbordes (1991). 12 Prisciano insiste sobre esta idea (antiquissimorum consuetudine a «paeniteo» paenitet, a «taedeo» taedet, «De acuerdo con el empleo de los autores más arcaicos, paenitet procede de paeniteo, taedet de taedeo», Prisc. gramm. 2,432,12; cf. también gramm. 3, 486,6), asumida entre otros por Delbrück ([1911] 1993: 23 ss.). Más recientemente, y desde una perspectiva generativa, R.T. Lakoff (1968: 89-94), sostiene también que los usos impersonales de los verbos de sentimiento remiten a una estructura profunda con un sujeto personal en nominativo. Sin embargo, la propia evolución de estos verbos en latín y los datos paralelos que ofrecen las lenguas que documentan construcciones similares muestran más bien que la estructura sintáctica originaria es la impersonal y que sólo posteriormente, por asimilación con los verbos transitivos, se extiende o impone la construcción personal. Precisamente un autor como Lehmann (1974: 111) se apoya en la existencia en latín de verbos impersonales como paenitet para postular un estadio del protoindoeuropeo en el que el verbo no presentaba marca de 10

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para los gramáticos latinos como para los manuales clásicos de sintaxis es la «anomalía» del complemento en genitivo la que parece necesitar una explicación 13 , pero no así el acusativo personal que se considera, por tanto, el Objeto sintáctico de un verbo formalmente impersonal. Tampoco los manuales de sintaxis más recientes aportan nada nuevo al análisis de estas construcciones. Touratier, por ejemplo, se limita a señalar que se trata de «verbos bivalentes sin Sujeto» (1994: 202) o «construidos con dos complementos de verbo» (1994: 389). No muy distinto es el análisis de Pinkster (1995: 30) quien considera estos verbos como expresiones impersonales sin Sujeto, pero con dos argumentos que desempeñarían la función sintáctica de Complemento, entendiendo por tales «los argumentos que no pueden definirse como Objeto u Objeto Indirecto» (1995: 17). Frente a estas indefiniciones, es Serbat el que más explícito y rotundo se manifiesta: además de presentar las distintas construcciones de estos verbos (1996: 238-241; 407-409), considera que en me paenitet, me «es un auténtico Objeto» (1996: 172, 238). Por un lado, resulta cuando menos sorprendente —en términos de descripción sintáctica— que dichos verbos no actualicen la casilla argumental del Sujeto pero a cambio presenten nada menos que dos complementos verbales necesarios; y que estos dos complementos no desempeñen ninguna de las funciones sintácticas típicas de los argumentos: Sujeto, Objeto u Objeto Indirecto. Pero no resulta más clarificador el análisis del acusativo personal como Objeto. Más allá de la marca casual —y es precisamente la aplicación rígida del criterio morfológico la que ha lastrado, a mi entender, el estudio de estos verbos— nada permite sostener dicho análisis. Por un lado, desde una perspectiva interlingüística, los verbos impersonales son prototípicamente intransitivos. Por otro, en las lenguas indoeuropeas, la derivación en -e constituyó un medio productivo para la formación de verbos estáticos (Lehmann 1995: 166): es precisamente este sufijo Sujeto. No faltan, en fin, autores que consideran esta construcción como propia de una lengua ergativa y la marca de acusativo resto de un caso absolutivo (Benedini 1986: 56). 13 Un buen resumen de estas explicaciones relativas al complemento en genitivo se puede encontrar en Serbat (1996: 408-409) y Fugier (2001). A sus referencias, habría que añadir el intento de reformulación «generativa» por parte de Enríquez (1984) de la vieja teoría de la elipsis, apuntada ya por Prisciano (gramm. 3,232-233), matizada por gramáticos medievales y renacentistas (Calvo Fernández 1996: 55-56) y presente en algunos manuales clásicos de sintaxis (Kühner & Stegmann ([1912] 1962: 468-470). Dicha teoría choca con la realidad de los propios datos latinos: los sustantivos verbales paenitentia, paenitudo, misericordia, miseratio, pudor, pigror o taedium son, por lo general, formaciones derivadas «de creación relativamente reciente, todo lo cual evidencia que probablemente son posteriores a los verbos con que se relacionan y, por tanto, no pueden haber influido en su construcción» (Bassols 1945: 237).

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de estado el que está presente en los cinco verbos impersonales (pudet, paenitet, piget, miseret, taedet), el mismo que aparece en otros verbos impersonales (oportet, libet, licet, placet, etc.) o prototípicamente intransitivos (sedeo, albeo, fulgeo, lateo, pateo, etc.). En fin, como veremos enseguida, las características sintácticas y pragmáticas de este acusativo personal están muy lejos de las que cabría esperar del Objeto Directo14.

3. Pragmática y sintaxis del acusativo de persona 3.1. Prototipicidad del Sujeto Tradicionalmente las funciones de la oración se han definido en términos de condiciones necesarias y suficientes. Pero es un hecho constatado que tales definiciones sólo son válidas para estructuras oracionales prototípicas: así, por ejemplo, si definimos el Sujeto como (i) el Agente de la acción verbal —criterio semántico— (ii) que concuerda con el verbo, en las lenguas flexivas aparece en nominativo —criterio morfosintáctico—, y (iii) constituye el Tópico de la predicación 15 —criterio pragmático—, quedarían fuera de esta definición los Sujetos de frases latinas como: (6a) tuo uiro oculi doleant («que a tu marido le duelan los ojos», Ter. Phorm. 1053) (6b) adesse Romanos nuntiatur («se anuncia que llegan los romanos», Caes. Gall. 6,4,1) (6c) Iugurtha per collis sequi, tempus aut locum pugnae quaerere («Yugurta seguía [a los Romanos] por las colinas, y buscaba la ocasión y el lugar para atacarlos», Sall. Iug. 55,8)

En efecto, en (6a) oculi no es el Agente ni tampoco el Tópico de la oración (lo es tuo viro); en (6b), Romanos, como todo Sujeto de una oración de infinitivo, ni está en nominativo ni establece concordancia de número o persona con la forma verbal; una concordancia que tampoco se produce en (6c), un ejemplo típico de «infinitivo histórico», por más que el Sujeto aparezca en esta ocasión en nominativo.

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Es más, en todo caso es el complemento en genitivo el que acaba siendo asimilado sintácticamente como Objeto directo de paenitet (infra, § 3.8). 15 Utilizo el concepto de Tópico en este trabajo tal como se define en la Gramática Funcional (Dik 1989: 263-277), más que en trabajos tipológicos como los de Li (1976) o Foley & van Valin (1984). Este término viene a coincidir en parte con el concepto de «tema» de la escuela de Praga (Danes, Firbas, etc.). Para su aplicación al latín, cf. por ejemplo, Cabrillana 1999.

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Así las cosas, desde el artículo ya clásico de Keenan (1976), «los criterios definitorios que se han aducido habitualmente en la bibliografía sobre el tema sólo son válidos como rasgos que caracterizan a los Sujetos prototípicos. Sin embargo, precisamente por eso son los rasgos que nos permiten evaluar al carácter periférico de otros elementos que identificamos como Sujetos, a pesar de no reunir todas las características prototípicas» (Cuenca & Hilferty 1999: 52). Pues bien, por su pertinencia tipológica, se puede establecer toda una serie de propiedades morfosintácticas y referenciales que caracterizan al Sujeto en las lenguas europeas (Lazard 1998; Faarlund 1998): (i) es obligatorio, (ii) está en nominativo en las lenguas flexivas, (iii) concuerda con el verbo, (iv) ocupa la posición inicial de la frase, (v) desaparece cuando el verbo está en infinitivo, (vi) puede «ascender» a la posición de Sujeto u Objeto del verbo principal, (vii) determina el juego de reflexivos y (viii) es omitido obligatoria o facultativamente con un verbo coordinado o subordinado en caso de correferencia con el Sujeto del verbo precedente o regente. Por supuesto que estas propiedades (y otras semánticas y pragmáticas que pudieran añadirse)16 no son por igual pertinentes para todas las lenguas europeas: hay lenguas con Sujeto «débil» en las que el participante privilegiado o Sujeto sólo cumple algunas de las propiedades referidas. Pero, incluso, dentro de una misma lengua, no todos los Sujetos son por igual centrales o prototípicos: es el caso, por ejemplo, en latín, del Sujeto en acusativo de una oración de infinitivo, o del Sujeto de las construcción de infinitivo histórico, que veíamos en (7b)-(7c). Es desde esta perspectiva como, creo, hay que analizar el acusativo personal con verbos impersonales como paenitet. En otras palabras, el objetivo último de las páginas que siguen es mostrar que (salvo por el hecho obvio de no aparecer en nominativo y por la ausencia parcial de concordancia)17 dicho acusativo personal presenta las características pragmáticas y sintácticas fundamentales que definen al Sujeto en latín y, en general, en las lenguas europeas. Por otra parte, los datos que voy a comentar muestran que la evolución de la construcción impersonal hacia una estructura oracional con Sujeto personal en nominativo es un proceso gradual y

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Así, la definición del Sujeto como una entidad independiente de la acción, como el agente o participante principal en el estado de cosas denotado por el predicado o, en fin, como el Tópico de la oración. Para una enumeración más exhaustiva, remito al trabajo ya citado de Keenan (1976). Por otra parte, es evidente la existencia de una «jerarquía de animación» (humano > animado > inanimado) en las lenguas en la asignación tanto del Tópico como del Sujeto de una predicación (Benedini 1986: 46-47). 17 Como veremos (infra § 3.7 y 3.8), dicha concordancia sí se produce en el participio y en el adjetivo verbal en -ndus.

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progresivo, que, pese al carácter conservador de los textos literarios, se percibe ya en época clásica. Dicho proceso aparece claramente consumado en el s. III d.C., y de manera especial en los textos cristianos18 , donde coexisten las siguientes posibilidades sintácticas: (7a) iurauit dominus nec paenitebit eum («Lo ha jurado el Señor y no se arrepentirá», Itala, psalm. 109,4) (7b) si paenitebit deus («si se arrepiente Dios», Itala, Ion. 3,9) (7c) iurauit deus et non paenitetur («Lo ha jurado Dios y no se arrepentirá», Itala, psalm. 109,4, cod. 136 Cas.) (7d) ubi uades, paenitebis te («Allí donde vayas, te arrepentirás», Sortes Sangall. 2,10)

Por supuesto, se sigue manteniendo la construcción impersonal en (7a), pero, junto a ella, y para la misma expresión, aparece ya la construcción personal plena de (7b). A su vez, (7c) y (7d) constituyen dos posibilidades (verbo deponente o construcción reflexiva) de señalar de forma explícita que el Sujeto sintáctico (la entidad personal) se ve afectado por el propio proceso verbal.

3.2. Carácter obligatorio En una construcción típica latina como es el infinitivo histórico, su Sujeto en nominativo no puede establecer concordancia con su predicado verbal por carecer éste de desinencias personales. Este déficit gramatical se ve en gran medida compensado por la presencia casi obligatoria del nominativo, en una proporción muy superior a lo que acontece con una forma verbal finita (Beltrán 1996: 72-74). Pues bien, en la construcción que estamos analizando también es constante la presencia del acusativo personal. En efecto, si hacemos abstracción de los ejemplos en infinitivo (donde, como veremos, aún es más evidente la asimilación del acusativo personal a un Sujeto sintáctico)19 y en participio (donde sí se establece concordancia —y es éste un dato fundamental— entre la entidad personal y la forma verbal), cuando paenitet aparece como forma verbal finita, el acusativo 18

De todos modos, en la Vulgata, la construcción impersonal sigue siendo la predominante (17 ejemplos). La construcción personal, minoritaria, se reparte por igual entre la forma paeniteo (3 ejs.) y paeniteor (4 ejs.). 19 Cuando aparece paenitet en infinitivo (infra, § 3.6), siempre se explicita el acusativo personal (infra, nota 29), salvo en ejemplos puntuales como (14), o en dependencia de possum (infra, 16a), coepi (16b) y coegit (17).

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personal se explicita de forma casi obligada20: en el 80% de los casos en Plauto (12 de los 15 ejemplos), el 91% en Cicerón (73 de 80 ejemplos), el 100% en César (2 de 2), Nepote (2 de 2), Tibulo (2 de 2) o Virgilio (4 de 4), etc. Esta presencia constante del acusativo personal (no así del complemento en genitivo), parece indicar que, a falta de una concordancia gramatical, se hace imprescindible la explicitación del actante o argumento central de la predicación.

3.3. Posición inicial y Tópico Por otra parte, se observa un orden de palabras muy rígido cuando aparecen los dos argumentos de paenitet, siempre con el acusativo en posición inicial: Acusativo personal-Genitivo-Verbo, o bien Acusativo-Verbo-Subordinada, en el caso de que una oración completiva (interrogativa indirecta, con quod, si, o infinitivo) ocupe la casilla estructural del genitivo21 . Por limitar los datos a dos autores significativos, en Plauto, de 9 ejemplos de paenitet con los dos argumentos explícitos, tan sólo en dos ocasiones, y por razones obvias, no se mantiene dicha disposición: porque la forma verbal introduce una interrogativa (paenitetne te…? Plaut. Truc. 305), o porque el genitivo es una forma de relativo (cuius me non paeniteat, Plaut. Truc. 431)22; los datos que ofrece Cicerón son muy similares23. 20

Ilustrativas son al respecto las palabras de Marciano Capella (4,390): paenitet uerbum impersonale cum dicitur, plena sententia est si accusatiuum adiungas («cuando se dice que paenitet es un verbo impersonal, la frase resulta completa si se añade el acusativo»). Interesa, de todos modos, destacar que, en aquellos casos en que el acusativo personal no se explicita, la razón fundamental para ello es la presencia de un Sujeto sintáctico en otra oración con el que dicho acusativo personal es correferente (infra, § 3.5). 21 Esta segunda disposición es, en realidad, una variante de la primera y está lógicamente condicionada por la complejidad sintáctica de la subordinada, un factor que se observa en latín en otros muchos casos (Pinkster 1995: 215-217). Así se entiende que, cuando el genitivo es sustituido por un infinitivo con estructura sintáctica muy simple (del tipo neque me uixisse paenitet, « y no me arrepiento de haber vivido» , Cic. Cato 84), se mantenga el orden Acusativo-Genitivo-paenitet. Ejemplos similares: Cic. de orat. 2,77, Tusc. 4,49, nat. deor. 1,5, epist. 7,1,6, etc. 22 El resto de ejemplos presenta siempre la disposición Acusativo-paenitet-Subordinada: Plaut. Amph. 1124; Bacch. 1182; Cist. 47; Mil. 740; Pseud. 705; Rud. 578; Trin. 320. No he tenido en cuenta los ejemplos de paenitet en infinitivo y participio, a los que me referiré más tarde (infra, § 3.6-3.7). 23 Así, las disposiciones más frecuentes son Acusativo-Genitivo-paenitet (31 ejemplos en Cicerón) y Acusativo-paenitet-Subordinada (14 ejemplos). El resto de disposiciones (un solo ejemplo de cada una) son claramente excepcionales: Acusativo-paenitet-Genitivo (epist.

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De forma general, habría que decir que en prosa clásica lo excepcional es que el genitivo preceda al acusativo, y, cuando ello ocurre, se trata siempre de anafóricos y relativos, o de contextos pragmáticos en los que se desea focalizar el contenido mismo del término en genitivo: (8a) quarum rerum si quem paeniteat, eum uictoriae populi Romani paenitere («que, si 24 alguien se arrepiente de ello, es que se arrepiente de la victoria del pueblo romano», Cic. dom. 18) (8b) huius me constantiae puto fore ut numquam paeniteat («de esta mi firmeza creo que 25 nunca me arrepentiré», Cic. epist. 2,16,3) (8c) iam ne nobilitatis quidem suae plebeios paenitere («Y ya ni siquiera con su propia nobleza estaban satisfechos los plebeyos», Liu. 10,7,8)

Este orden de palabras es en gran medida asimilable al orden sintáctico no marcado en latín Sujeto (acusativo pronominal)—Objeto (genitivo)—Verbo (paenitet). Por otra parte, y desde una perspectiva pragmática (Pinkster 1995: 223-228), en latín la primera posición de la frase suele estar reservada para el constituyente Tópico (en un orden de palabras no marcado) o Foco (cuando dicho orden se modifica). Pues bien, salvo en situaciones puntuales como las ejemplificadas en (8), el acusativo personal de paenitet, además de ocupar la posición sintáctica reservada al Sujeto, constituye el Tópico de la predicación26. Podría pensarse que es esta función pragmática la que determina en gran medida la posición inicial del acusativo personal. Sin duda. Pero no es menos cierto que la rigidez misma del orden de palabras de estas construcciones, junto con la presencia casi obligatoria del acusativo personal (§ 3.2), son dos factores que suplen en cierta medida la ausencia de concordancia explícita entre la entidad personal y el predicado verbal, máxime cuando, como vamos a ver a continuación, dicho acusativo presenta el resto de características de un Sujeto sintáctico prototípico enunciadas en § 3.1.

3,10,1), Subordinada-Acusativo-paenitet (epist. 5,20,2; Att. 1,20,3), paenitet-Acusativogenitivo (epist. 11,28,4) y paenitet-Acusativo-Subordinada (Att. 12,28,2). 24 Así ocurre también en Cic. div. in Caec. 69, fam. 7,3,2 y 9,5,2; en Att. 13,28,3 y ad Q. fr. 1,2,7 en lugar del genitivo aparece un pronombre relativo neutro (quod). 25 Otros ejemplos similares en Cicerón podrían ser Cato 19, epist. 6,1,1, 9,5,2, Att. 11,6,2, y tal vez epist. 4,4,2. 26 De acuerdo con la jerarquía de topicalización (agente > benefactivo > dativo > accusativo) establecida por Givón (1976), resultado de la interacción de una serie de relaciones jerárquicas binarias (/humano/, /definido/, /participante implicado/, etc.), se entiende que con estos predicados no controlados, ante al ausencia de un Agente, sea la entidad personal en acusativo, el Experimentador, la que se topicalice de forma regular.

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3.4. Se y suus correferenciales con el acusativo personal Precisamente una de las propiedades correferenciales que caracteriza al Sujeto en muchas lenguas europeas, es que éste determina el juego de los reflexivos (Lazard 1998: 85-90). En otras palabras: cuando aparece una forma reflexiva ésta remite, en principio, al Sujeto de la oración. Pues bien, cuando paenitet presenta en su oración un reflexivo, éste remite siempre a la entidad personal en acusativo. Los ejemplos de este tipo son muy numerosos27, incluidos contextos de «reflexivo indirecto» como (9c), en donde se, Sujeto de la oración de infinitivo, es correferente con el acusativo eum: (9a) eos quis secus ac decuit uixerunt, peccatorum suorum… paenitet («Los que han vivido contra el decoro,… se arrepienten de sus faltas», Cic. div. 1,63) (9b) num igitur si ad centesimum annum uixisset, senectutis eum suae paeniteret? («¿Se arrepentiría, acaso, de su vejez si hubiera vivido cien años?», Cic. Cato. 19). (9c) ut eum tali uirtute… se in rem publicam fuisse paeniteat («De suerte que un hombre de semejante valor se arrepienta de haberse consagrado a la actividad pública», Cic. Sest. 95)

Ejemplos como los citados, presentes también en otras lenguas europeas (Lazard 1998: 88), se suelen mencionar como excepciones a la norma y pondrían de manifiesto que en latín el juego de los reflexivos no está determinado únicamente por razones sintácticas (Lavency 1997: 178-183). Puesto que en tales casos el acusativo pronominal no se considera un Sujeto gramatical, habría que explicar dichos ejemplos por razones pragmáticas o semánticas: se y suus pueden remitir en latín no al Sujeto, sino al Tópico de la frase (Sznajder, 1981; Touratier 1994: 37-40; Benedicto 1989: 417), o pueden presentar una anáfora semánticamente condicionada: el reflexivo reenvía entonces a «la persona que es la fuente del proceso: el agente propiamente dicho si el proceso designa una acción, a la persona que experimenta el sentimiento (agente en sentido amplio) si el proceso expresa un sentimiento y al poseedor para los giros que marcan la posesión» (Fruyt 1987: 216). En realidad, en los ejemplos citados es la confluencia de los tres factores (semánticos, pragmáticos y sintácticos) la que explica el empleo del reflexivo. El complemento en acusativo de paenitet presenta características semánticas (la 27

Se documentan a partir de Cicerón. Cf., por ejemplo, Cic. Tull. 2,5; Cluent. 141; Nep. Timoth. 4,1; Liu. 6,23,9, etc. En un reciente estudio, que he podido conocer cuando ya este trabajo estaba concluido, Fugier (2001: 347) recoge también este empleo del reflexivo con los verbos impersonales, así como la construcción de infinitivo (infra § 3.6), en favor de la consideración del acusativo como un «sujeto atípico».

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entidad personal que participa directamente en el proceso denotado por el predicado verbal) y pragmáticas (es el Tópico de la predicación) prototípicas del Sujeto, y son estos rasgos los que facilitan que también sintácticamente se comporte como un Sujeto gramatical en lo que al empleo del reflexivo se refiere.

3.5. Omisión y coordinación Otra propiedad referencial que el acusativo personal de paenitet comparte con los Sujetos gramaticales es su posibilidad de elisión cuando dicho acusativo es correferencial con el Sujeto de otra oración, coordinada o subordinada. En efecto, de forma general un sintagma nominal (correferencial con el Sujeto de otra oración contigua) se puede elidir si tiene también la función sintáctica de Sujeto, pero no si tiene la de Objeto (Moreno Cabrera 2000: 443). Es verdad que las condiciones y contextos de omisión de términos correferentes a varias oraciones no tienen por qué coincidir en latín y en español, y que, al menos en el caso del latín, falta una investigación específica a este respecto. Pero no deja de ser significativo que, siendo casi constante la presencia del acusativo personal con un verbo como paenitet (§ 3.2), dicho acusativo se pueda omitir precisamente cuando es correferencial con el Sujeto de una oración contigua, sea ésta yuxtapuesta, coordinada o subordinada. Ejemplos como los de (10), con el paralelo de la traducción española, son suficientemente ilustrativos28: (10a) erraui, temere feci, paenitet, ad clementiam tuam confugio, delicti ueniam peto, ut ignoscatur oro («Me equivoqué, actué imprudentemente, me arrepiento, me acojo a tu clemencia, pido benevolencia con mi falta, te ruego me perdones», Cic. Lig. 30). (10b) Tuscus ego et Tuscis orior, nec paenitet inter / proelis Volsinios deseruisse focos («Etrusco yo soy, de etruscos procedo y no me arrepiento de haber abandonado mi hogar de Volsena durante las guerras», Prop. 4,2,3). (10c) Eu ecastor, quom ornatum aspicio nostrum ambarum, paenitet exornatae ut simus («Te juro, por Cástor, que, cuando veo nuestro atuendo, me avergüenzo de cómo vamos vestidas», Plaut. Poen. 283).

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Otros ejemplos similares: Cic. orat. 164; Lucull. 69; Tusc. 5,104; epist. frag. 4,3; Sall. Iug. 104,5; Curt. 10,7,12; Liu. 7,20,2; Ov. Pont. 1,1,61, etc. Aunque de forma excepcional, también es posible la omisión del acusativo cuando éste es correferencial no con el Sujeto, sino con el Tópico de la predicación: ceterum Boccho, quoniam paenitet, delicta gratiae facit («Por lo demás, a Boco, ya que se arrepiente, se le perdona su falta», Sall. Iug. 104,4).

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3.6. Construcciones de paenitet en infinitivo Un contexto fundamental en el proceso de conversión de paenitet en verbo personal y de interpretación como Sujeto gramatical de la entidad personal en acusativo son las construcciones de infinitivo. (i) En efecto, puesto que el Sujeto de un infinitivo se expresa en acusativo, cuando paenitet aparece en infinitivo se produce una evidente ambigüedad sintáctica: (11a) audio omnino Scaptium paenitere («Oigo que Escapcio está muy arrepentido», Cic. Att. 6,2,7) (11b) ipsum… Africanum… paenituisse ferunt («Dicen que el propio Africano… se arrepintió…», Liu. 34,54,8)

Y es que, en ejemplos como los citados29, el acusativo (Scaptium, Africanum) puede entenderse, bien como Sujeto sintáctico del infinitivo, bien como simple mantenimiento de la construcción típica de este verbo impersonal con un acusativo de persona. (ii) Esta ambigüedad es mayor aún, y más evidente el proceso de asimilación de dicho acusativo como Sujeto del infinitivo, cuando paenitere aparece coordinado o en yuxtaposición con otros infinitivos personales con los que comparte el mismo Sujeto en acusativo: (12a) sapientem nihil opinari, nullius rei paenitere, nulla in re falli, sententiam mutare numquam («[Dice] que el sabio no opina de nada, no se arrepiente de nada, en nada se equivoca, nunca cambia de parecer», Cic. Mur. 61) (12b) multos esse arbitror qui ad Caesarem detulerint delaturiue sint me aut paenitere consili mei aut non probare quae fiant («Creo que hay muchos que han denunciado o van a denunciar a César que yo estoy arrepentido de mi decisión o que no apruebo lo que está sucediendo», Cic. Att.11,7,5)

En un ejemplo como (12a), puesto que sapientem es el Sujeto sintáctico de los infinitivos opinari, falli y mutare, la interpretación más lógica es pensar que

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Los ejemplos similares a (11) son muy frecuentes: Caes. Gall. 4,5,3; Cic. Verr. 2,3,3; dom. 19; Phil. 3,17; inv. 2,43; Att. 6,2,7; Liu. 5,9,3; 8,23,5, etc. En todos los ejemplos citados aparece siempre explícito el acusativo personal con paenitere, aun cuando éste sea correferencial con el Sujeto del verbo principal. En el amplio corpus analizado tan sólo en tres ocasiones, y en autores tardíos (Apul. apol. 94,6; Dig. 11,1,11; 12,4,5), no se explicita dicho acusativo.

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también lo es de paenitere 30 . En caso contrario, habría que entender que en la forma sapientem subyacen dos acusativos sintácticamente distintos. (iii) Pero es en la construcción de paenitere con verbos modales como possum, coepi o soleo, donde más patente resulta la asimilación del acusativo personal como Sujeto sintáctico. En efecto, con verbos como los citados el criterio fundamental en el reconocimiento de la estructura de auxiliaridad es el de la unidad de Sujeto gramatical para auxiliar y auxiliado: todo verbo auxiliado debe poder conservar su Sujeto e imponerlo al conjunto del sintagma (Mellet et alii: 1994:389). Este hecho tiene que ver con un proceso más general de correferencia y que constituye un criterio de caracterización del Sujeto en numerosas lenguas europeas: «cuando en una oración completiva su Sujeto es correferente con el Sujeto del verbo principal, este Sujeto subordinado no figura en el enunciado» (Lazard 1998: 90). Pues bien, cuando paenitere se construye con tales verbos se pueden distinguir diversos tipos de ejemplos que ilustran fases sucesivas en el proceso de asimilación sintáctica de paenitet como verbo personal: (13a) paenitere eum facti sui potest («Puede arrepentirse de su actuación», Ps. Quintil. decl. 31 3,2,7 ) (13b) muliebris consilii… paenitere eum coepit («Comenzó a arrepentirse de haber seguido el consejo de una mujer…», Curt. 8,2,29) (13c) etsi solet eum, cum aliquid furiose fecit, paenitere («Aunque suele arrepentirse cuando ha cometido algún desatino», Cic. Att. 8,5,1)

En los ejemplos citados, por más que resulten sintácticamente sorprendentes, se sigue manteniendo la construcción impersonal. Y es que, del mismo modo que el verbo auxiliado impone su Sujeto al auxiliar, también puede imponerle la construcción impersonal que le es propia: a partir de neminem auctoriatis paenitet, tendríamos por extensión neminem potest auctoritatis paenitere. Ahora bien, esta 30

Sobre la ambigüedad de este tipo de ejemplos no deja de ser significativo que el propio TLL (s.v. 63, l. 56) incluya (12a) entre los ejemplos de paenitet con construcción personal, pero con dudas. Séneca, por cierto, presenta un ejemplo prácticamente idéntico a (12a): numquam sapientem facti sui paenitere nec umquam emendare, quod fecerit, nec mutare consilium («que el sabio nunca se arrepiente de sus actos, nunca rectifica lo que ha hecho y nunca cambia de parecer», Sen. ben. 4,34,3). Ejemplos similares de coordinación de paenitere con otros infinitivos son: Cic. Att. 2,4,2; 2,23,2; 11,13,2; Liu. 3,2,4; Ov. met. 15,278; Tac. ann. 2,46,11 y 11,23,8. 31 Ejemplos similares con possum son Cic. har. resp. 45 (cuius auctoritatis neminem posset paenitere, «de su autoridad nadie podía arrepentirse») y ad Brut. 26,4 (nec uero paenitere potest rem publicam… «y la República no puede arrepentirse…»).

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interpretación resulta menos evidente cuando paenitere no presenta un acusativo personal explícito, tal como ocurre en (14), donde nada impide entender que el Sujeto de facere se hace extensible a la oración de relativo a él subordinada (quod paenitere possit)32: (14) sapientis est enim proprium nihil quod paenitere possit facere («Pues lo propio del sabio es no hacer nada de lo que pueda arrepentirse», Cic. Tusc. 5,81)

El análisis se complica más si cabe ante un ejemplo como el siguiente: (15) Pelops Tantali filius… paenitere eum coepit regis crudelitatem timens. («Pélope, el hijo de Tántalo…, comenzó a arrepentirse porque temía la crueldad del rey», Hygin. astr. 84,3)

En efecto, por un lado, la explicitación del acusativo personal eum podría hacer pensar que se sigue manteniendo la construcción impersonal. Pero la presencia del nominativo Pelops…filius, o se analiza como nominativo pendens (con la función pragmática Tema), o si se entiende (como parece lógico) como Sujeto sintáctico del auxiliar coepit, implica que dicho Sujeto ha sido «impuesto» por el verbo auxiliado, con lo que paenitere se está comportando de hecho como un verbo personal: así lo prueba la presencia del participio concertado regis crudelitatem timens. Este proceso de conversión del acusativo personal en Sujeto sintáctico se ve plenamente consumado en los siguientes ejemplos: (16a) Aetolos quoque… si paenitere possint, posse et incolumis esse («Que también los 33 etolios, si pudieran arrepentirse, podrían estar a salvo», Liu. 36,22,3) (16b) cum coeperis sero paenitere («Cuando empieces a arrepentirte», Apul. met. 5,6)

El hecho de que possint en (16a) aparezca en plural o coeperis en (16b) en segunda persona de singular, constituye un argumento incontestable de que paenitere no aparece ya en forma impersonal (de ser así el verbo auxiliar debería 32

Distinto es el ejemplo nos autem eos nescimus, ante quam paenitere coepit, contemnere honores populi (« no sabemos despreciar los honores del pueblo antes de empezar a arrepentirnos», Cic. Tusc. 5,104) en el que no se explicita el acusativo personal con paenitere para evitar una repetición expletiva de nos. 33 El ejemplo de Livio es dudoso. En efecto, algunas ediciones antiguas prefieren la lectura possit que implicaría el mantenimiento de la construcción impersonal. El TLL (s.v. 63,60) lo incluye, de todos modos, entre los empleos personales. Con taedet no aparece la construcción personal tras coepi hasta la literatura cristiana: coepi taedere captiuitatis («comencé a cansarme de mi cautividad», Hier. Malc. 7).

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haber aparecido en 3ª persona del singular) y de que, además, ha trasladado al verbo auxiliar su Sujeto sintáctico. (iv) Un último contexto de reinterpretación del acusativo personal como Sujeto sintáctico en una construcción de paenitet en infinitivo aparece ilustrado en el siguiente ejemplo: (17) coegit Polemonem paenitere sui et coronas abicere («Obligó a Polemón a arrepentirse de su actuación y a arrojar las coronas», Porph. Hor. sat. 2.3.254)

En (17) paenitere depende de coegit, un verbo causativo que como iubeo, admoneo y similares presenta un marco predicativo específico (para el griego, cf. en este volumen Jiménez López): Polemonem es en realidad el Objeto de coegit pero dicho Objeto34 debe ser, a la vez, correferencial con el Sujeto del infinitivo (paenitere). Así las cosas, un ejemplo como el citado no sería posible si paenitere se comportara estrictamente como un simple verbo impersonal. Pero el ejemplo es interesante, además, por otro motivo: coegit, como iubeo o admoneo, presupone que la entidad personal en acusativo tiene capacidad de control sobre el estado de cosas denotado por la predicación en infinitivo: no es esperable obligar a alguien a hacer algo de lo que no es capaz. Así las cosas, en un ejemplo como (17), paenitere ha experimentado una clara una evolución semántica: no expresa ya un simple Estado (no controlado), sino más bien una Acción (controlada): su coordinación en este contexto con coronas abicere parece confirmarlo. En definitiva, un ejemplo como (17), en la frontera ya del s. III d.C. y el único de este tipo en todo el corpus analizado, pone de manifiesto que en el proceso que estamos describiendo los factores sintácticos y semánticos se influyen mutuamente: para que paenitet se asimile gradualmente a un verbo personal y el acusativo de persona se reinterprete como su Sujeto hubo de producirse de forma paralela una evolución progresiva en el significado del verbo. Y con ello en el papel semántico de la entidad personal implicada: ésta ya no se entiende como un simple Experimentador de un sentimiento que escapa a su control sino que presenta una implicación más «activa»35 en el evento expresado por paenitere. 34

Sobre los criterios que demuestran que en tales casos el acusativo personal es el Objeto sintáctico, cf. Bolkestein (1976) y Pinkster (1995: 159-163). Para el griego, cf. en este volumen, Jiménez López. 35 Prueba de ello (y culminación de este proceso a la vez sintáctico y semántico) son ejemplos cristianos como paenitemini et credite euangelio («arrepentíos y creed en el Evangelio», Vulg. Marc. 1,15), donde el verbo se construye por primera vez en imperativo y, por tanto, expresa un estado de cosas controlado.

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3.7. Creación de un participio de presente Un verbo impersonal como paenitet, por definición, no debería presentar participio de presente: [verba] impersonalia deficiunt in supinis et participiis («los verbos impersonales son defectivos en los supinos y participios», Prisc. gramm. 2,561,3). En efecto, por norma un participio establece concordancia de género y número con un sustantivo o pronombre y, por lo tanto, de documentarse una forma como paenitens, estaríamos ante una construcción personal de un verbo impersonal. Pues bien, tales ejemplos, pese a la extrañeza de los gramáticos latinos36, comienzan a aparecer desde el s. I a.C. y en autores (Cicerón, Salustio o Suetonio) que no se pueden considerar precisamente «vulgares»: (18a) optimus est portus paenitenti mutatio consili («El mejor refugio para el que se arrepiente es cambiar de parecer», Cic. Phil. 12,7) (18b) Lepidum paenitenten consili («Lépido que se arrepentía de su decisión», Sall. hist. frag. 1,68) (18c) non multo post paenitens facti et in alios culpam conferens… iurauit coegitque iurare et ceteros nihil sibi antiquius quiete publica fore. («No mucho después, arrepintiéndose de su acción y echando la culpa a otros…, juró y obligó a jurar también a los demás que no habría para ellos nada más sagrado que la paz pública», Suet. Vit. 15,3).

Los ejemplos son, es cierto, excepcionales (apenas media docena hasta el siglo II d.C.)37 , lo que muestra en último término la resistencia de este verbo (por su propio significado y por su construcción sintáctica) a emplear un participio de presente 38 . Pero son ejemplos muy significativos: por un lado, constituyen un resquicio por el que paenitet se comporta morfosintácticamente como un verbo 36

Así, el ejemplo de Salustio de (18b), recogido por el gramático del s. IV Carisio, es comentado con extrañeza poco después por Dositeo (gramm. 7, 408, 18). Salustio (hist. frag. incert. 35) habría documentado también un participio de futuro (paeniturum), según el testimonio de Quintiliano (inst. 9,3,12). 37 A los tres ejemplos citados de (18), habría que añadir Sueton. Claud. 43,1 (paenitentis) y Sulp. Apoll. perioch. Ter. Heaut. 3 (paenitens). El resto pertenecen ya a textos cristianos: Zeno 1,6,1 (paenitentibus) y Vulg. Or. Man. 22,7 (paenitens). En esta versión bíblica aparece ya el participio casi sustantivado, «los que hacen penitencia, los arrepentidos» (paenitentibus, Vulg. eccles. 12,3 y 17,20). En autores cristianos posteriores se generalizará este empleo del participio de presente con un contenido siempre religioso (TLL X,1,I, s.v., p. 65, lin. 9 ss) en paralelo con el predominio (a partir sobre todo de Cipriano) del empleo personal de paenitet. 38 No deja de ser significativo que, frente al carácter excepcional de paenitens, el sustantivo derivado paenitentia (los primeros ejemplos se documentan en Livio y Curcio) se emplee con mucha más frecuencia.

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personal; por otro, en todos los ejemplos el participio concuerda con una entidad personal lo que significa en último término que es dicha entidad (es decir, el argumento en acusativo de la construcción impersonal) la que se reinterpreta como su Sujeto sintáctico. 3.8. Adjetivo verbal en -ndus y perifrástica pasiva Como es bien sabido, el adjetivo verbal en -ndus es una forma «pasiva» que conlleva habitualmente una idea de obligación, sobre todo cuando constituye una perífrasis con el verbo sum. En principio (Mellet et alii 1994: 342), sólo los verbos transitivos pueden tener un adjetivo verbal del tipo amandus,a,um con declinación completa y tres géneros. Los verbos intransitivos, en cambio, para poder configurar una perífrasis de obligación, se construirán necesariamente de forma impersonal, con el adjetivo en la forma neutra -(e)ndum. P a e n i t e t , por tanto, por su doble condición de verbo intransitivo e impersonal, sólo podrá documentar, en principio, esta última posibilidad sintáctica. Y así ocurre en los primeros testimonios en nuestro corpus de esta perífrasis, documentados en Cicerón y Salustio: (19a) consili nostri, ne si eos quidem qui id secuti non sunt non paeniteret, n o b i s paenitendum putarem («Yo creería que deberíamos arrepentirnos de nuestro proceder, aunque no se arrepintieran siquiera los que no lo siguieron», Cic. epist. 9,5,2) (19b) tantum abest ut meam ille sententiam moveat ut valde ego ipsi quod de sua sententia decesserit paenitendum putem («Tan lejos está [Celio] de hacerme cambiar mi opinión que creo firmemente que él mismo debe arrepentirse de haber modificado la suya», Cic. Att. 7,3,6) (19c) etiam atque etiam reputate, num eorum paenitendum sit («Reflexionad detenidamente si debéis arrepentiros de aquellas [decisiones]», Sall. Iug. 85,29)

Como se puede ver, en (19) se mantiene la construcción impersonal e intransitiva de paenitet: el adjetivo verbal aparece en neutro y el segundo argumento se sigue expresando en genitivo (consili nostri, eorum) o mediante una subordinada con quod. Pero los dos ejemplos de Cicerón son significativos por otra razón: en (19a) y (19b) la persona que experimenta el sentimiento aparece expresada en dativo (nobis, ipsi); como es sabido, este mal llamado «dativo agente» remite por norma a la entidad personal que en activa funciona como Sujeto sintáctico del verbo en cuestión. En otras palabras, del mismo modo que en mihi colenda est virtus, el dativo mihi presupone un nominativo Sujeto del tipo ego virtutem colo, los dativos «agentes» de (19a) y (19b) implican en cierto modo una asimilación de dicha entidad personal como Sujeto sintáctico de paenitet.

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De todos modos, un argumento fundamental que confirmaría el proceso de asimilación de paenitet a un verbo personal y transitivo en este contexto, sería la existencia de perífrasis de obligación pasiva con un Sujeto sintáctico en nominativo. Pues bien, esta posibilidad aparece documentada a partir de Livio: (20a) Antigonum igitur appellat…, et nequa pudendum aut paenitendum eum regem Macedonibus propter recentem patrui Antigoni gloriam fore censebat. («Así que lo llama Antígono… y creía que los Macedonios no debían avergonzarse o arrepentirse de él como rey teniendo en cuenta la fama reciente de su tío Antígono», Liu. 40,56,3) (20b) itaque hic ager (…) colono est paenitendus ac tamquam pestilens refugiendus («Por lo tanto, el campesino debe lamentar un campo como éste y evitarlo por insalubre», Colum. 2,2,7)

En efecto, en ambos ejemplos vuelve a aparecer un dativo «agente» (Macedonibus, colono) para expresar la entidad personal que experimenta el sentimiento. Pero, a diferencia de los ejemplos de (19), la perífrasis de obligación no se construye ya de forma impersonal, sino con un Sujeto sintáctico en nominativo (ager) o en acusativo (eum regem), al tratarse en (20a) de una oración de infinitivo. Por lo tanto, en las expresiones perifrásticas de (20) paenitet se comporta como un verbo transitivo bivalente en pasiva39 : el complemento en genitivo se ha asimilado a un Objeto (y de ahí que aparezca como Sujeto en pasiva), mientras que el acusativo de la persona se ha reinterpretado como si fuera el Sujeto de paenitet. Precisamente a partir de Livio se documenta paenitendus en cualquier otro contexto sintáctico concordando en género y número, por ejemplo, con un sustantivo en ablativo, genitivo o acusativo: ejemplos como sub haud paenitendo magistro («un maestro del que no hay que avergonzarse», Liu. 1,35,5), paenitendae rei recordatio («el recuerdo de algo de lo que han de arrepentirse», Sen dial. 10,10,2) o voluptates breves, paenitendas («placeres efímeros y deplorables», Sen. epist. 23,6)40, muestran que, al igual que ocurría con el participio de presente, con el adjetivo verbal en -ndus paenitet se comporta ya a todos los efectos como un verbo personal y formalmente transitivo.

39

Otros ejemplos similares a (20) son Gell. 1,3,2; 1,26,8; y Tac. ann. 6,48. A los ejemplos citados habría que añadir Sen. suas. 5,3; Oed. 837; epist. 92,29; Val. Max. 5,6,26; Apul. apol. 92; met. 6,13; Plat. 2,14; Fronto, ad Caes. 3,14,4; Suet. Ves. 1,1; Tit. 10,1. En la práctica totalidad de estos ejemplos el sustantivo con el que concuerda el adjetivo verbal presenta el rasgo /-humano/, o lo que es lo mismo, remite no al argumento personal en acusativo sino al argumento en genitivo de la construcción impersonal que se reinterpreta, por tanto, como si del Objeto sintáctico de un verbo transitivo se tratara.

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3.9. Predicativo del Sujeto Para concluir este análisis del proceso, tal como estamos viendo gradual y progresivo, por el que la entidad personal implicada en un predicado como paenitet se interpreta pragmática y sintácticamente como Sujeto, me gustaría detenerme en el comentario de un ejemplo puntual de Aulo Gelio: (21) quisquis ille est qui audit, nisi ille est plane deperditus, inter ipsam philosophi orationem et perhorrescat necesse est et pudeat tacitus et paeniteat et gaudeat et admiretur («Sea quien sea el oyente, si no es completamente depravado, es preciso, durante el discurso mismo del filósofo, que se asuste, se avergüence en silencio, se arrepienta, se alegre y se extrañe», Gell. 5,1,3)

La oración de relativo quisquis ille est…es el Sujeto gramatical de la serie de verbos de experiencia coordinados: no sólo de los personales (perhorrescat, gaudeat, admiretur) sino también de los impersonales pudeat y paeniteat, salvo que se interprete que se ha omitido un acusativo personal (e u m ) por ser correferencial con dicho Sujeto sintáctico 4 1 . Pero la presencia de tacitus, predicativo del Sujeto, entre pudeat y paenitet, hace a mi juicio improbable esta segunda posibilidad. Estaríamos, pues, ante un empleo personal de paenitet, influido sin duda por el contexto sintáctico y la asimilación al resto de verbos de sentimiento 42.

4. Recapitulación A la hora de recapitular las ideas fundamentales de mi exposición, voy a recoger en el siguiente cuadro los rasgos pragmáticos y sintácticos que, tal como he comentado, caracterizan el acusativo personal con un verbo como paenitet, con la indicación además de cuándo comienzan a documentarse dichos rasgos en los textos literarios. De este modo se podrá visualizar mucho mejor la naturaleza gradual de un proceso en el que son, primero, los factores pragmáticos los que condicionan los cambios sintácticos que acaban abocando a la gramaticalización plena del acusativo personal como Sujeto gramatical de paenitet en el s. III d.C.: 41

Tal como ocurría en los ejemplos de (10) comentados supra, § 3.5. Un ejemplo similar de predicativo del Sujeto, aunque posterior, lo documenta la Vulgata (II Cor. 7,8), un texto en el que coexisten construcción personal e impersonal (supra, nota 18): quoniam et si contristaui uos in epistula non me paenitet et si paeniteret uidens quod epistula illa et si ad horam uos contristauit nunc gaudeo…, «Porque si os entristecí con mi carta, no me pesa. Y si me pesara viendo que aquella carta os entristeció, ahora me alegro…»). 42

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Rasgos Carácter obligatorio (§ 3.2)

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s. II a.C.

s. I a.C.

s. I d.C.

s. II d.C.

s. III d.C.

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+

Posición inicial-Tópico (§ 3.3)

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Omisión y coordinación (§ 3.5)

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Empleo del reflexivo (§ 3.4)

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+

+

+

Acusativo con infinitivo (§ 3.6)

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+

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+

Participio de presente (§ 3.7)

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+

+

+

Adjetivo verbal en -ndus (§ 3.8)

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+

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Possum, construc. personal (§ 3.6)

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+

+

+

+

Coegit Polemonem paenitere (§ 3.6) Predicativo en nominativo (§ 3.9) Sujeto en nominativo (§ 1, § 3.1)

+ +

+ +

(i) La distinción tradicional entre «sujeto lógico» y «sujeto gramatical», que un autor como Lazard reformula como «sujeto de referencia» y «sujeto de predicación», y que subyace también en la distinción entre Tópico (función pragmática) y Sujeto (función sintáctica), resulta operativa para entender la naturaleza diversa de los rasgos del acusativo personal que hemos comentado. Una de las propiedades del Sujeto en las lenguas europeas es su «permanencia referencial» (Lazard 1998: 20), es decir, el hecho de que constituye el punto de referencia de la frase o el elemento acerca del cual se aporta información. El sujeto de «predicación» o gramatical tiene que ver en cambio con la estructura de la oración: la concordancia, su carácter obligatorio, etc. son rasgos estructurales, sintácticos. Pues bien, es incuestionable que el acusativo personal de paenitet presenta todas las características de un sujeto referencial: su posición inicial, su omisión por correferencialidad con el Sujeto de verbos coordinados o subordinados, o el empleo de los reflexivos son características referenciales y pragmáticas. Este comportamiento del acusativo personal no tiene nada de extraño desde un punto de vista tipológico e interlingüístico. De forma general, el Experimentador en las lenguas europeas se comporta como un Sujeto referencial (Lazard 1998: 64-66), con independencia de que coincida o no con el Sujeto gramatical. En una oración, en latín y en español, como tuo viro oculi dolent («a tu marido le duelen los ojos»), el dativo tuo viro va a presentar características similares al acusativo personal con paenitet. (ii) Pero, a diferencia de la frase anterior, en la que hay una disociación entre Sujeto referencial (tuo viro) y Sujeto gramatical (oculi), dicha disociación no se produce con un verbo como paenitet. De ahí que, ante la ausencia formal con

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paenitet de un Sujeto sintáctico (en nominativo y concordando con el verbo), sea la entidad personal en acusativo, por sus características referenciales y pragmáticas, la que se reinterprete como tal. Una asimilación gradual, tal como muestra la cronología recogida en el cuadro: la ambivalencia y reanálisis del acusativo en oraciones de infinitivo, la creación primero de un participio de presente y posteriormente del adjetivo verbal en -ndus, etc. son pasos progresivos, previos a la gramaticalización plena de la entidad personal como Sujeto en nominativo. (iii) El ejemplo puntual -(3a)- de Pacuvio, con un Sujeto en nominativo ya en el s.II a.C., no contradice el carácter gradual del proceso, sino que pone de manifiesto, más bien, la tensión y ritmos dispares entre la lengua hablada y la literaria. Es lógico imaginar que, en un proceso en que los factores pragmáticos son previos y determinantes, la gramaticalización plena se produjera primero en el lenguaje hablado, mientras que el latín literario, por su fuerte carácter conservador, fuera sólo parcialmente permeable a dichos cambios43.

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Entre otros muchos fenómenos, el orden de palabras es un buen ejemplo en latín (Cabrillana 2001) del ritmo desigual de evolución entre la lengua hablada y la literaria. Por otra parte, el análisis y evolución del marco predicativo de paenitet presenta ciertos paralelismos con haber en español: aunque no existe unanimidad entre los estudiosos (cf. Bosque & Demonte (eds.) 1999: 1754-1758, con abundante bibliografía), este verbo va seguido de un sintagma nominal que funciona en muchos aspectos como Objeto. Pero en el español coloquial, y de forma habitual en ciertos países de Hispanoamérica, se ha extendido la concordancia («han habido más muertos») entre haber y su argumento, como si de un Sujeto gramatical se tratara.

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