Parece que fue ayer y sin embargo

EL DÍA, sábado, 26 de noviembre de 2016 p1 LA HISTORIA DE Manuel Velázquez, un guardia municipal que fue todo un personaje en el San Juan de la Rambl

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EL DÍA, sábado, 26 de noviembre de 2016

p1 LA HISTORIA DE Manuel Velázquez, un guardia municipal que fue todo un personaje en el San Juan de la Rambla de la posguerra  6/7

del sábado revista semanal de EL DÍA

RECUERDOS DEL PASADO

EL ‘JOAQUÍN DEL PIÉLAGO’,

EL PRIMER VAPOR CONSTRUIDO EN ESPAÑA 

Texto: Manuel Marrero Álvarez (ex delegado de la Compañía Trasatlántica Española en Canaria) Fotos: CTE-Madrid

P

arece que fue ayer y sin embargo han pasado 150 años, tantos como cuando se produjo la conquista del Oeste americano. En esos tiempos, existió un personaje llamado Antonio López, fundador de la empresa de navegación de su mismo nombre, que a su regreso a España procedente de Cuba obtendría del Gobierno de la nación, en pública subasta, la concesión oficial postal de los vapores correos de La Habana, cuyos servicios hacían los armadores ingleses, que hasta entonces tenían el monopolio marítimo de las Antillas españolas. Aquel joven de Comillas, un pueblo costero de la provincia de Santander que años atrás había emigrado para hacer las Américas, regresó a España en plena madurez y con sólido crédito para continuar con los planes de expansión de la gran compañía que tan ligada estuvo a la vida nacional española. Pero, en esos momentos, la naviera de Antonio López no contaba sino con los buques ‘París’ y ‘Ciudad Condal’, construidos en Amberes, que cumplían con las condiciones del concurso, insuficientes para poder llevar a efecto lo pactado. Por tal motivo, se vio en la necesidad de adquirir los barcos ‘Canarias’, ‘Isla de Cuba’, ‘España’, ‘Santo Domingo’, ‘Puerto Rico’ y ‘Cantabria’, con la capacidad y requisitos necesarios para poder cumplir con los servicios contratados, aunque uno de estos buques apenas pudo inaugurar la línea, porque en su primer viaje a las Antillas naufragó en la isla de La Gomera. Se trata del vapor ‘Cantabria’, que tenía un registro bruto de 2.335 toneladas y 1.435 netas; su eslora era de 86 metros, 11,84 de manga, 7,52 de puntal y capacidad para 600 pasajeros. Su equipo propulsor lo componía una máquina con potencia de 400 caballos y llevaba una sola hélice de dos palas. El 3 de marzo de 1862, después de permanecer fondeado en Santa Cruz durante dos días, rellenando carboneras, haciendo la aguada y embarcando víveres frescos, levó anclas y zarpó al atardecer transportando entre sus pasajeros al batallón militar de San Marcial, destinado a Cuba. El barco puso

rumbo al sur de la isla de Tenerife y a la altura de Punta Rasca enmendó hacia Punta Restinga, en El Hierro, para buscar la ruta de La Habana. Fue entonces cuando observaron que el buque hacía agua por una vía abierta en el pantoque, que pronto inundó la sala de máquinas, a pesar de los esfuerzos de la tripulación y soldados del batallón, que lucharon hasta la extenuación en las bombas de achique. El peligro de naufragio era inminente, por lo cual el capitán Eugenio Vildós ordenó virar en redondo y poner proa a San Sebastián de La Gomera, metiendo todo a babor y clavando la proa en el

 Vapor ‘Joaquín del Piélago’.

 Construcción de la factoría de Matagorda, Cádiz,

arenal de la playa de cascajo, frente al barranco de Los Frailes. Allí se perdió el ‘Cantabria’, aunque no hubo víctimas, ya que todas las personas a bordo, pasajeros y tripulantes, fueron rescatadas por el buque de guerra ‘Rinde’, de la Marina Imperial Rusa, que se encontraba fondeado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y acudió con urgencia en su ayuda. Después, el mar lo fue destrozando con los años y las inclemencias del tiempo lo hicieron desaparecer de la vista de la población gomera, cuyos vecinos se habían acostumbrado a su imagen cercana y a sus asiduas visi-

tas al interior de la nave para llevarse objetos y recuerdos del vapor siniestrado. Pasados muchos años, una pala mecánica sacó de la mar los restos de la hélice de dos palas de aquel vapor que anteriormente había sido el ‘Belgique’, de la Trasatlántica Belga, cuya reliquia se encuentra ahora expuesta en la avenida marítima de la capital gomera. Decía el inolvidable Padrón Albornoz que “esa hélice del Cantabria cantó en el océano cuando rompía la mar profunda y enmudeció y murió en la costa. Ahora reposa al sol y a la brisa lo poco que de ella resta y nos recuerda un capítulo importante de la historia de la Marina Mercante española”. Los restantes buques adquiridos, que anteriormente habían navegado bajo pabellón británico y provenían de la Trasatlántica belga, fueron abanderados en España pasando a formar parte de la flota del Atlántico, luciendo la enseña azul con globo blanco de la naviera A. López y Cia, que habría de servir la línea con las Antillas, cuyos barcos procedían de Cádiz y todos efectuaban escalas en Santa Cruz de Tenerife antes de cruzar el ancho mar rumbo al Caribe. Eran despachados por la firma La Roche, consignatarios de siempre de la naviera española. Pero Antonio López no sólo aspiraba a tener barcos, sino a construirlos con sus propios medios, porque hasta enton-

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EN PORTADA ces la organización más adelantada de España para tales fines era el Arsenal de la Carraca, en Cádiz, aunque insuficiente para la flota del futuro marqués de Comillas, dado que el dique pertenecía al Estado y sus instalaciones daban preferencia a los buques oficiales. Se hacía, pues, necesaria la construcción de un dique del que pudiese la compañía disponer libremente para la reparación y carena de los barcos de su flota, y por ello López decidió posicionar un dique flotante con suficiente fondo y abrigo, capaz para recibir los mayores buques que había entonces en la Marina Mercante. Se procedió a contratar el mismo con los prestigiosos astilleros de William Denny Brothers, en Dumbarton, Escocia, y los trabajos quedaron finalizados en el plazo de un año, siendo remolcado posteriormente para quedar fondeado cerca del Caño de Trocadero, en la bahía de Cádiz, y cumplimentar así los compromisos que fueran requeridos. Pero el paso del tiempo, unido al buen éxito de su contrato con el Gobierno de la nación, hizo ver a los responsables de la compañía la necesidad de construir un dique seco en la zona comprendida entre el castillo de Matagorda y el muelle de prolongación de los ferrocarriles andaluces, dado que el centro de su tráfico era el puerto gaditano y su posición geográfica le daba ventaja sobre el resto de los puertos peninsulares. En 1872 fue otorgada la concesión del terreno y la autorización para la construcción de la factoría, finalizando las obras en 1881, año en que también A. López y Compañía se transforma en sociedad anónima y nace la Compañía Trasatlántica. La superficie de la obra era de 74.805 metros cuadrados y sobre ellos se elevaban más de cien edificios, donde trabajaban 1.200 personas. Allí había desde barriada para empleados a iglesia, asilo, escuela, teatro, botica, hospital, almacenes y todo tipo de talleres para la construcción, reparación y habilitación de barcos de vapor, siendo las medidas del dique seco de 156 metros de eslora, 27 de manga y 7 de puntal. Era la primera empresa privada en España que hasta ese momento realizaba semejante esfuerzo para la creación de una Marina Mercante propia, con los medios de los que entonces disponía nuestro país. Tres años antes de que finalizaran las obras, en 1878, el vapor ‘Guipúzcoa’, que entró en dique para efectuar trabajos de carenado, inaugura dichas instalaciones, convirtiéndose así en el primer barco en usar estos astilleros. En tanto que la factoría fue propiedad de Trasatlántica, se realizaron en Matagorda las recorridas ordinarias y extraordinarias de los buques de su flota, efectuándose además obras de consideración en numerosos barcos mercantes españoles y extranjeros, como también en buques de guerra. Evidentemente, la construcción de nuevas unidades en estos astilleros fue a remolque de las reparacio-

nes, cuyo número ascendía a 42 al poco tiempo de su apertura, incrementándose aún más durante las campañas coloniales de 1895 a 1898 y en la de África de 1909, donde la labor desarrollada en los talleres de Matagorda fue muy eficaz, especialmente en la habilitación de todas las unidades que habían de prestar servicios auxiliares de guerra. A continuación, y en su más alto desarrollo, se le plantearon a la compañía problemas de tipo social, procediendo en 1913 a la venta de la factoría, por seis millones y medio de pesetas, a la Sociedad Española de Construcción Naval, que en virtud del contrato firmado con el Estado se había hecho cargo del arsenal de Ferrol y los terrenos para la nueva de Sestao. El buque ‘Joaquín del Piélago’ sería el primero de la lista en salir de estos astilleros de Matagorda, convirtiéndose al propio tiempo en el primer vapor mercante construido en España, y con el cual se iniciaba un abandono paulatino de la estrecha vinculación que se mantenía con la industria escocesa de construcción y reparaciones navales de Denny, en Dumbarton, donde se realizaban la mayoría de las obras de los buques de muchas de las navieras españolas. A continuación, y en los primeros años de vida de Matagorda, fueron botados 14 buques más, destacando el vapor

‘José de Aramburu’, de 4.800 toneladas, para la Compañía Gaditana de Navegación; los mixtos ‘Isidoro Pons’ y ‘J. Bustamante’, para la Compañía General de Tabacos de Filipinas. Ambas naves habían de prestar servicios en aquel archipiélago y la empresa fue la primera gran multinacional española fundada por el que fuera primer marqués de Comillas, siendo objeto social el cultivo, venta y explotación de tabaco de Filipinas, unido al movimiento naval de mercancías y creación de factorías para el comercio de importación, motivo por el cual Trasatlántica adquirió los vapores ‘Isla de Luzón’, ‘Isla de Panay’, ‘Isla de Mindanao’ e ‘Isla de Cebú’, para el transporte del tabaco desde a la Península. El ‘Joaquín del Piélago’ fue botado en mayo de 1891, siendo, como decimos, el primer vapor para nuestra Marina Mercante construido totalmente en España, donde además todos los materiales empleados en su construcción eran españoles y que servía al mismo tiempo de ensayo para la factoría, que daría grandes resultados en el desarrollo de nuestra industria naval. Se trataba de un pequeño buque correo con aspecto de yate, proa de violín y botalón, chimenea levemente caída al son de la arboladura y dos mástiles, siendo sus principales características: eslora, 61,67 metros; manga, 8,36;

 Cámara de 1ª Clase.

 Otra imagen del buque, en la bahía de Cádiz.

puntal, 6,28; tonelaje bruto, 841,34; fuerza de máquina, 1250 caballos; revoluciones por minuto, 105, y velocidad, 14,1 millas, con una sola hélice de cuatro palas. Como era habitual, estaba preparado para navegar a vela en caso de fallo de la máquina y para ello disponía de una superficie velica de 510 metros cuadrados, aparejado con dos foques, una vela estay y dos de cuchillo, las cuales desplegaba al viento cuando le convenía aumentar la velocidad. Debido a que era vapor correo, la ley le obligaba a llevar armamento, por lo que el buque estaba artillado con dos cañones de 90 mm en el castillo de proa, dos ametralladoras de 11 mm y 210 disparos por minuto en las aletas, además de numerosos fusiles y armas cortas. Su capacidad de pasaje variaba en función de la duración de la travesía, pero podía transportar unos 80 pasajeros en cámara, 60 en preferente y 100 de tercera, en un sollado situado en proa, donde también se hallaban los alojamientos de la mayor parte de los 40 miembros de su tripulación. La línea a servir era de Cádiz a Tánger, quedando más tarde adscrito al servicio diario de correo entre Cádiz, Tánger, Algeciras y Gibraltar. Disponía de un salón estilo árabe para el pasaje de preferencia, siendo su decorado Alhambra puro, donde el oro y los colores más vivos reñían batalla en un laberinto de repujados y de bajorelieves que realzaban las columnatas y las balaustradas alabastrinas. Tibores, flores, tapices y muebles marroquíes se complementaban con puertas de talla dulce, divanes y sitiales de Oriente, que ofrecían un ancho espacio, aire y mucha luz, a los que se unían los lavabos, baños de mármol y saloncitos para fumar en el entrepuente. En junio de 1892, el ‘Joaquín del Piélago’ navega a Barcelona en viaje de pruebas y queda amarrado al muelle de la Paz. Antes de comenzar los servicios regulares con el norte de África para los que estaba adscrito, realiza un corto crucero turístico a Palma de Mallorca y Tarragona, organizado por los marqueses de Comillas con los principales dirigentes de la compañía y sus familias, directores de los medios de comunicación y otros invitados. Durante el viaje, el buque, al mando del veterano capitán Juan Pía, confirmó sus excelentes condiciones marineras y el buen funcionamiento de todos sus sistemas, mereciendo el elogio y admiración de sus pasajeros. Más tarde iniciaría sus travesías CádizTánger, partiendo del puerto gaditano los lunes, miércoles y viernes a las 7 de la mañana, para llegar a Tánger a las 13.30. El regreso desde el puerto marroquí estaba fijado para los martes, jueves y sábados, a las 11, arribando a Cádiz a las 17.30. Los precios de los billetes ascendían a 27 pesetas en Primera Clase y 12,50 en Segunda. Dos meses más tarde del viaje de pruebas, el Ministerio de Ultramar dictó la real orden de admisión para que el barco pudiera prestar servicio en la línea de la costa de África, en los siguien-

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EN PORTADA tes términos: “Resultando que el citado vapor no solamente satisface las condiciones del vigente contrato, sino que las supera en el lujo y la comodidad de los alojamientos y en la importante del andar y del radio de acción, por lo cual la Comisión que practicó el reconocimiento opina que debe ser admitido para el servicio a que se le destina, llamando la atención al propio tiempo sobre la circunstancia de haber sido construido el mencionado vapor en el establecimiento de Matagorda, que posee la expresada Compañía, con personal español y materiales del país, siendo digno de elogio el esmero y solidez de la construcción. El Rey (q.D.g.) y en su nombre la Reina Regente del reino”. En sus primeros tiempos, el ‘Joaquín del Piélago’ tuvo una destacada participación en los actos conmemorativos del IV Centenario del descubrimiento de América, y fue puesto a disposición del presidente de la Comisión del Centenario, remolcando desde Cádiz a Huelva a la carabela ‘Santa María’, construida en el Arsenal de la Carraca, que era una reproducción fiel de la original y que habría de continuar después hasta Chicago. Junto a otros barcos, sirvió de hotel flotante para el transporte y alojamiento de los numerosos invitados que asistieron a las fiestas de Huelva, honradas con la presencia del rey Alfonso XIII, que a los seis años hacía su primera navegación de Sevilla a Huelva, junto a su madre, la reina regente María Cristina, y sus hermanas, a bordo del crucero ‘Conde de Venadito’. Pero su operación más arriesgada y emotiva estuvo en la localización y posible rescate del funesto crucero ‘Reina Regente’, desaparecido trágicamente en aguas del Estrecho de Gibraltar cuando regresaba a Cádiz el 9 de marzo de 1895 con vientos huracanados, cielo muy nublado y fuerte marejada. El pequeño vapor ‘Joaquín del Piélago’ se hizo a la mar en medio de un fuerte temporal, en busca y ayuda del buque de guerra español siniestrado, explorando los parajes cercanos al cabo de Trafalgar, donde se suponía había ocurrido la tragedia, pero todo fue en vano y no se volvió a tener más noticias de la nave, que se perdió con su dotación, compuesta por 412 hombres, convirtiéndose en una de las mayores pér-

didas humanas de la Armada. En los siguientes días fueron encontrados en las playas cercanas restos del naufragio, pero lamentablemente sin supervivientes, y ello marcó una señal dolorosísima en España y dio origen a todo tipo de comentarios sobre las causas de la catástrofe, aunque se recordaba que con mal tiempo el crucero acusaba deficientes condiciones marineras, como falta de estabilidad y de estanqueidad, saliendo a relucir también los posibles desaciertos y errores de los astilleros británicos James & George Thompson, en los que fue construido. Y en medio de la terrible desgracia que supuso la desaparición del ‘Reina Regente’, cabe narrar el hecho del único superviviente y testigo mudo de la tragedia. Se comentó que el alférez de navío José María Enríquez, natural de Sanlúcar de Barrameda, llevaba a bordo un perro terranova muy querido por la tripulación, que se salvó del naufragio y fue recogido sobre un enjaretado por un barco inglés, permaneciendo a bordo del mercante británico durante un tiempo, hasta que un buen día el buque recaló en Sanlúcar en ruta hacia Sevilla. El perro, al parecer, reconoció la costa y arrojándose al agua ganó la cercana orilla, donde corrió hacia

 Saloncitos de fumadores de entrepuente.

 A la izquierda, atos del IV centenario: el Joaquín del Piélago’ remolca la nao Santa María. A la derecha, navegando por el Estrecho hacia Tánger.

la casa de los padres de su dueño, causando la natural sorpresa y emoción en cuantos conservaban el recuerdo de aquella espantosa tragedia. Así se recordaba y así lo contamos. Joaquín del Piélago y Sánchez de Movellán, empresario y filántropo, nació en Comillas el año 1850 y allí conoció al naviero Antonio López, que más tarde pasaría a ser su suegro al contraer matrimonio con su primogénita, María Luisa López Bru, cuya unión desgraciadamente sólo duraría tres meses debido a la repentina muerte de la joven esposa. Fue el primer administrador gerente de Trasatlántica, socio industrial de la naviera y uno de los principales colaboradores del marqués de Comillas, motivos por los cuales se le quiso homenajear y nada mejor que recordar su nombre en el primer vapor construido en los astilleros del propio armador en España. También Joaquín del Piélago falleció, igual que su esposa, muy joven, a finales de 1890, con solo 40 años de edad. El pequeño, pero esbelto y elegante, buque que llevó su nombre tuvo una agitada vida en sus primeros años, principalmente por las convulsiones políticas que caracterizaron el fin del siglo XIX en que le tocó vivir, nave-

gando largo tiempo junto a otros barcos de la compañía como crucero auxiliar de la Marina de Guerra, al mando del teniente de navío Juan Cervera y, asimismo, en la Escuadra de Reserva del almirante Cámara, en su frustrado viaje a Filipinas. Pero si faltos de sosiego fueron sus comienzos, peor fue su ocaso en los años 30-40 del siglo XX, con el advenimiento de la Segunda República y la posterior Guerra Civil, que le llevaron a permanecer fuera de servicio y amarrado en Cádiz durante diez años. La inmovilización durante tanto tiempo y el hostigamiento a que fue sometido, pareció una eternidad. Por ello, cuando, en 1940, finalizó la agonía del encierro, aquel correíllo precioso, como se le conocía en sus primeros tiempos, estaba notoriamente averiado y deteriorado por el largo abandono, pero aun así fue adquirido por una naviera africana, a precio de saldo, y transformado en carguero, pasando a llamarse ‘Sidi Ifni’. Siguió de mano en mano, renqueando por esos mares, siendo incluso presa de guerra para sus enemigos británicos, hasta que en 1951, sin que nadie recordara sus orígenes y con 60 años en sus cuadernas, fue desguazado.

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sábado, 26 de noviembre de 2016, EL DÍA

JOSÉ GUILLÉN CASAÑAS: UN CHIMICHERO EN EL ‘VALBANERA’ La emigración canaria en general, y a Cuba en particular, nos dejó testificado un extensísimo relato. En él quedaron reflejados muchos avatares acaecidos en una y otra orilla a lo largo de su desarrollo secular. Algunos resultaron en clave positiva; otros, quizás la mayoría, con tintes mucho menos esperanzadores. Aquí y ahora se recuerda, de una parte, a un desafortunado emigrante de Chimiche (Granadilla, Tenerife); de otra, el infeliz desenlace de una familia de Vilaflor, también viajera del ‘Valbanera’ en su última singladura. En el vientre de esta embarcación perecieron ahogados nueve de sus diez miembros. Benjamín Hernández Díaz, el patriarca, envuelto en la locura, fallecería cruelmente poco después de la tragedia. 

Texto: Emiliano Guillén Rodríguez (Periodista. Cronista Oficial. Miembro del Instituto de Estudios Canarios) Fotos:Doña Julia A todos mis compatriotas y paisanos que se vieron obligados a la emigración en busca de una mejor fortuna.

J

osé Guillén Casañas no salió de su casa para desertar del servicio militar –contaba ya 38 años–; lo haría con la finalidad exclusiva de remediar la miserable situación en que se hallaba inmerso en su pueblo natal. Buscaba con ahínco el pan que su tierra sistemáticamente le negaba. Por estas bandas se comentaba que allá, en La Habana, había trabajo para todos, circulaba el dinero y se pagaba muy bien el trabajo realizado. José había sido un trabajador incansable durante toda su vida, a cambio de un miserable sustento. Las informaciones venidas desde la paradisíaca isla eran, desde luego, tentadoras. El esfuerzo en su lucha por la subsistencia fue siempre una constante en su vida. En su pueblo vivía y trabajaba sólo para sobrevivir apenas. Las papas veraneras e inverneras, los cereales, algunas legumbres y verduras, complementadas con los frutos de higueras de leche y de indias, además de algún que otro frutal, era todo cuanto podía disponer. Siempre mendigando una dula de agua para salvar sus cosechas. En su hogar nunca faltaron las dos cabritas de leche, bien cuidadas y guarecidas en las chozas que labró junto a su domicilio. Estos rumiantes le proveyeron de la leche necesaria para su consumo diario, e incluso se atrevía a elaboraralgúnquesodoméstico,concuajo natural, estómago de baifo, de buen temple. Por cuanto a las proteínas, igualmente criaba un cochino negro por año. Le solía sacrificar por octubre, como hicieran todos sus paisanos. Con sus productos cárnicos,duranteunosmeses,enriquecían y sazonaban los potajes verdes en su hogar. Era de costumbre complementarse con el sacrificio de alguna gallina, conejo, baifo, cabra o pichón, según las circunstancias. Este último, por lo general, estaba reservado para enfermos o parturientas convalecientes. José no era propietario ni del suelo ni del agua. Necesitaba negociar medianerías para poder realizar las siembras. La mitad

 Casa de la Cultura en Chimiche.

de los frutos de su trabajo no le pertenecían. Además, el agua disponible se obtenía resguardándola en aljibes y depósitos de cierta capacidad, cuando las lluvias se comportaban de forma generosa. Este sistema de aprovechamiento, muy propio de zonas áridas, le permitía beber, el aseo personal y doméstico, y muy poco más. Las flores que crecían en los setos del patio o en torno al aljibe también alcanzaban alguna migaja fresca de vez en cuando. Para mayor escarnio, los campesinos estaban obligados a pagar diezmos a la Iglesia para su sostenimiento. Este sistema recaudatorio precisaba de cilleros por zonas que se encargaban de recolectar los frutos correspondientes, previamente declarados. De una cosecha para otra, muy poco o nada quedaba en los graneros y despensas de estos sacrificados hortelanos. Igualmente ocurría de un año para otro. Había que racionalizar con inteligencia los escasos recursos disponibles para poder sobrevivir. En esta tesitura, oídos los tentadores comentarios que le llegaban desde las Antillas, nuestro paisano, al igual que otros muchos compatriotas de aquella época, optaron casi obligatoriamente por la emigración. Recoge su partida de nacimiento que el jueves 5 de mayo de 1881 fue bautizado en la parroquia de San Antonio de Padua, de Granadilla de Abona, un niño que había nacido a las doce de la noche del día 1 de ese mismo mes y año, en la aldea de Chimiche. Le fue puesto por nombre José. Era hijo legítimo de José Guillén y de María de la Encarnación Casañas. Sus abuelos paternos: José Guillén, de Chimiche, y Antonia Pérez, de

Fasnia, vecinos de dicha aldea. Abuelos maternos: Tomás Casañas y María de las Nieves Díaz; esta última, natural de El Realejo de Arriba y residente en el lugar. Nuestro coterráneo tuvo la mala suerte de elegir el ‘Valbanera’ para su definitiva singladura. En ruta proveniente de la Península, Barcelona y Cádiz, tocando los principales puertos de las Islas, parte de Santa Cruz de La Palma el 19 de agosto de 1919 con destino a Puerto Rico. Llevaba 1.152 pasajeros. Muchos de ellos, para incrementar la rentabilidad, viajaban hacinados, en condiciones casi infrahumanas. Les atendían 88 tripulantes. La embarcación llega, vía Puerto Rico, a Santiago de Cuba, sin novedad destacable, el 5 de septiembre de ese mismo año. Allí tenía previsto dejar 44 viajeros. Sin embargo, por unas razones u otras, desembarcarían 742 de ellos. El resto marchó camino de la capital. José, nuestro protagonista, no contrató trabajo durante la travesía; tampoco perdió el barco celebrando la llegada a la tierra de promisión, es decir, no fue seducido por las mulatas que se ofrecían lisonjeras en las tabernas del puerto. Tampoco optó por viajar por tierra en el trenecito que ya enlazaba Santiago con La Habana, a la que llegaba con dos días de antelación con respecto del barco; ni perdió el embarque bañadoenron,deambulandoporlascallejuelas del Malecón. Tal vez porque se lo dictaba el destino, José, junto con el resto de los emigrantes y la tripulación, incluso bajo la firme sospecha de que les acechaba un fuerte ciclón tropical, continuó por mar el fatídico camino hacia

la capital. Al anochecer del día 9 de ese mismo mes, el ‘Valbanera’, a duras penas intentaba acercase al Malecón de La Habana. Desde unas horas antes, ya el puerto permanecía cerrado al tráfico por causa del fuerte temporal reinante. Era muy peligroso entrar en estas circunstancias. Desde la nave, el capitán, desesperadamente, emitía señales luminosas para que se le permitiera el atraque. La situación era angustiosa. En un corto espacio de tiempo, aquel mensaje lumínico se extinguió entre lances de tormenta y de vientos huracanados. De pronto, el barco, borrado por la oscuridad de la noche y el fragor del vendaval, había desaparecido. Tiempo después se supo que la nave se hallaba embarrancada de costado, semihundida. Sin supervivientes. El calamitoso hecho, en unos instantes, se había tragado los sueños de todos cuantos viajaban en sus entrañas. Nuestro amigo no pudo conocer el sino de su fortuna, porque las fuerzas de la naturaleza no le dieron la opción a experimentarlo.Se comentaba que el pecio estaba bloqueado, que se enterraba en la arena con pasmosa lentitud. El viernes 10 de abril de 2015 tuvo lugar en la sala de actos del S. A. C. de San Isidro, en Granadilla de Abona, la presentación de un documental referido a este particular. Cuando el nutrido grupo de asistentes al acto tuvo conocimiento de este trágico acontecer, que había escrito una página negra más en los anales de nuestra historia insular, éste que les habla, entonces en calidad de modesto conferenciante, solicitó un minuto de silencio en memoria de aquellos infortunados compatriotas. Resultó encomiable el respeto y la veneración que se sintieron en aquel instante. Igualmenteentrañableycariñosofueelaplauso que se les brindó a renglón seguido. Allí conocieron los presentes también la dolorosa historia de Benjamín Hernández Díaz y de su esposa, Ricarda María del Pilar García Tacoronte, naturales de Vilaflor, que viajaban con sus ocho hijos en el ‘Valbanera’. El más pequeño, asimismo llamado Benjamín, sólo contaba con cinco meses de edad. Cuando el barco llegó a Santiago de Cuba, Benjamín padre tenía expectativas de trabajo en la zona. Razón por la cual desembarca y envía al resto de su familia para La Habana. Con cuánto dolor aquella infortunada madre abrazaría a sus pequeños para cruzar acurrucados y juntos el umbral de la existencia terrenal, luchando más por la vida de sus hijos que por la suya propia. Benjamín, unos días más tarde, al conocer la noticia de tan terrible desgracia, enloqueció por el dolor. Para unos se suicidó de inmediato; para otros, bajo el apodo de “El loco del Valbanera”, deambuló enajenado y sin rumbo, con la mirada perdida, por las calles de la ciudad, hasta que el abandono y la indigencia aplacaron definitivamente sus dolores terrenales. Mejor recuerdo y reconocimiento del que hasta ahora se les ha brindado por parte de sus paisanos seguramente se merecen todos ellos.

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EL DÍA, sábado, 26 de noviembre de 2016

INVESTIGACIÓN EN PORTADA

TURISMO

Xi Jinping (Óleo sobre lienzo)  El

presidente chino, Xi Jinping, hizo escala esta semana en Canarias en su viaje de regreso a su país desde Perú, donde asistió a la Cumbre Asia-Pacífico. El mandatario asiático mantuvo el jueves una reunión con la vicepresidenta del Gobierno español, ministra de la Presidencia y para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, durante la estancia de menos de un día que el mandatario realizó en Gran Canaria. Un encuentro que duró 45 minutos, más de lo previsto inicialmente, en el que la vicepresidenta destacó que “es un

buen momento en las relaciones entre China y España, donde se ha conseguido fortalecer el turismo de ese país hacia el nuestro, tanto ampliando el número de vuelos, como nuestra capacidad para otorgar visados”. Se habló también del peso de España en la Unión Europea para fortalecer las relaciones entre el país asiático y la Unión. Sáenz de Santamaría valoró como “cordial” la reunión, donde destacó que “España es un socio fiable para China, tanto en lo comercial como en lo económico, lo político y cultural. Creemos que podemos trabajar mucho

juntos, dada la capacidad y el prestigio que tenemos en sectores tan importantes como el turístico, las energías renovables, o la agenda digital”. Esta vez, Xi Jinping viajaba acompañado de un séquito de unas 200 personas que se alojaron en Maspalomas y en Las Palmas, donde tuvieron tiempo de disfrutar de la gastronomía española y canaria. La presencia del mandatario fue seguida por numerosos ciudadanos chinos residentes en la capital, que salieron a las calles con banderas de su país para saludar el paso de los vehículos oficiales.

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sábado, 26 de noviembre de 2016, EL DÍA

MANUEL VELÁZQUEZ, guardia municipal durante la posguerra en S. Juan de la Rambla 

Texto: Ángel Tomás Beltrán Hernández Fotos: cedidas por la familia Velázquez

Dedicado a mi padrino, Paco González de la Rosa, agente de Policía Local retirado

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espués de tratar otras curiosas biografías de la comarca, es oportuno presentar un nombre que ha permanecido en el olvido: Isidoro Manuel Velázquez y Álvarez(1), un carismático personaje del municipio de San Juan de la Rambla, en Tenerife. Este artículo estudia la dimensión pública de su figura como guardia municipal en un tiempo donde la economía, la política y la sociedad de las Islas Canarias experimentaron transformaciones importantes. Después de cursar estudios de Teología en el Seminario de La Laguna y de ser ordenado diácono, Manuel Velázquez emprendió en 1923 un viaje a Cuba como misionero. Residió en la ciudad de Manzanillo, donde conoció a Victoria Eugenia Perea Morales, por la que renunció a su carrera eclesiástica. En una de las cartas que envió a sus padres destacaba la belleza de la joven así como su condición social, ya que pertenecía a una familia acomodada, propietaria de varias empresas y tierras. Durante años, Velázquez se dedicó a la gestión de algunos de los negocios familiares, debido a su alto nivel de formación e ideas innovadoras. Sin embargo, la fragilidad política del Gobierno cubano(2) hizo que planteara su retorno a Canarias. Embarcó junto a su esposa e hijos en La Habana a bordo del ‘Marqués de Comillas’, también conocido como el “Machuca y Limpia”(3), e hicieronescalaenNuevaYork,dondeunfuerte temporal les obligó a permanecer durante 12 días. Cuando las condiciones meteorológicas fueron propicias, retomaron la travesía hasta que el buque atracó en Vigo. Después de varios días en la ciudad gallega, pondrían rumbo a Cádiz donde se hospedaron una temporada. Se casaron por lo civil en Gibraltar cuando ya tenían 5 hijos. Para su regreso a Tenerife, aún les quedaba hacer escala en Gran Canaria, y desde allí subieron a bordo de una falúa, en la que llegaron al puerto de la capital tinerfeña. Aquella pequeña embarcación apenas tenía capacidad para 300 personas y estaba en pésimas condiciones técnicas e higiénicas. Regresó a su localidad natal, ignorando la responsabilidad de su futuro empleo. En principio, había acordado un puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Santa Cruz, pero su contacto falleció y se frustró esa posibilidad. Por este motivo, su padre, Tomás Velázquez Cubas(4),

le propuso llenar la vacante para guardia municipal que se había producido en San Juan de la Rambla, sustituyendo en el cargo a José Prats Saperas, que no gozaba de buena salud. El documento en el que Prats pide ayuda económica y confirma su cese quedó redactado en estos términos: “Estimado amigo: El portador de la presente, José Prats Saperas, guardia municipal de este pueblo durante unos veinte años, por motivos de salud marcha a su país, Barcelona, acompañado de su mujer e hijo, por lo que le (agradeceríamos) que dada su situación económica y circunstancias (especiales), viera la forma de embarcarlos con el menor gasto posible”(5). Meses después de esta solicitud,Velázquezseincorporóalcuerpo y, bajo la supervisión del veterano Prats, pasó por un proceso de instrucción hasta el año de 1936. Sus competencias eran muy variadas y evolucionaron según los cambios políticos. Entre ellas estaba la vigilancia en las calles, intervenir en altercados, hacer detenciones, recluir al delincuente hasta que pasara a disposición judicial, etc. El armamento, parte importante de la indumentaria, se componía de una pistola de la marca Astra, modelo 300, un sable, un cuchillo y unos grilletes(6). Antes de que finalizaralafasedeadiestramiento,seaprueba su nombramiento oficial, que reza así: “San Juan de la Rambla primero de agosto de mil novecientos treintaicinco. (…) La presidencia da cuenta de haber nombrado con fecha primero del año al guardia municipal interino a D. Manuel (Velázquez) en quien (ilegible) concurren condiciones y aptitudes para el desempeño del mismo y (según) acuerdo de ésta Corporación de 13 del pasado mes. La Corporación queda enterada”(7). Su sueldo era de 1.200 pesetas anuales, aunque existe un documento en el archivo de Prats que indica una subida de salario, llegando a la friolera, para la época, de 2.000 pesetas al año(8). Finalizada la Guerra Civil, el 1 de abril de 1939, comenzó la etapa de posguerra. El archipiélago se vio inmerso en una grave crisis económica caracterizada por una política autárquica que ocasionó serias dificultades de abastecimiento. Además, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se vieron limitadas las exportaciones a mercados extranjeros debido a la recesión económica de Europa(9). El 14 de mayo de 1939, el régimen franquista estableció la cartilla de racionamiento, con cantidades fijadas por decreto del Gobierno. Por lo general, Velázquez era el responsable de distribuir las raciones(10), siendo a partirdeentoncescuandoadquieremayor protagonismo y prestigio. Aquellos

 Isidoro Manuel Velázquez y Álvarez en 1939 con la indumentaria de guardia municipal.

 Procesión en el barrio de Santa Catalina, años cuarenta. La flecha señala a Manuel Velázquez.

que ostentaban el poder llegaron a presionarlo, para que desviara una parte de lo que le correspondía a cada ciudadano y lo entregara a determinadas familias, pero él, al no estar de acuerdo con esta gestión, ideó una estrategia para aprovisionar a la población ramblera, con lo que se ganó el sobrenombre del “guardia de la posguerra”. El sistema era sencillo: ante la carencia de alimentos o fármacos, ataba un cesto de mimbre con una cuerda y lo dejaba colgando de una ventana trasera de su casa que daba a un barranco. El momento clave para recoger lo acordado era a medianoche. En el diario de Victoria Perea consta un hecho concreto: el de Basilio Hernández(11), quien padecía una enfermedad crónica y no disponía de los medios económicos suficientes para costearse la medicación. Desesperado, se dirigió al guardia mu-

nicipal para explicarle su situación. Velázquez le comentó que esa semana iría al Realejo y que podría adquirirse la medicina(12). Le explicó el plan que había diseñado, aunque Basilio ya lo conocía de oídas. Desafortunadamente, no pudo conseguir el medicamento en la farmacia de Realejo Bajo y tuvo que esperar unos días hasta que lo adquirió en Santa Cruz. La noche en que convinieron para entregar la medicación, Hernández permaneció escondido en una cueva del barranco más de dos horas por temor a que lo descubrieran. En torno a las dos de la madrugada decidió coger el contenido del cesto. En agradecimiento, quiso obsequiar al guardia regalándole un terreno familiar, pero este no lo aceptó, pues entendía cuán precaria era su situación. La política laboral de la posguerra se caracterizó por la represión, la sobreexplotación y el descenso de los salarios, entre otros efectos. El mercado negro creció, siendo los precios hasta tres veces superiores que los del mercado oficial(13). En repetidas ocasiones, nuestro protagonista llegó a interceptar a quienes comercializaban de forma ilegal. Un vecino de San Juan de la Rambla recuerda escuchar a su padre que “el guardia Velázquez dejó ir a una mujer que vendía a escondidas”, a cambio de dos pescados y varias cucharadas de aceite y café(14). Con respecto a este último producto, sólo unos pocos podían permitirse el lujo de degustar un buen arábigo, el resto tenía que conformarse con la achicoria(15). En la memoria colectiva ha perduradoque“encasadelguardia”sumujer siempre ofrecía una taza de café o de achicoria a quienes solicitaban que les leyera la correspondencia que sus familiares enviaban desde tierras extranjeras. Manuel Velázquez fue dejando un rastro de su intensa actividad y con el tiempo prestó sus servicios en La Guancha. Según cuenta la tradición oral, en una procesión del barrio de Santa Catalina sofocó un disturbio de un grupo de personas que generaban revuelo. Bastó un simple silbido para atenuar la situación, mientras se acercaba a las puertas de la ermita. En otra ocasión, recibió el aviso de que se estaba produciendo un robo en una finca privada, en las inmediaciones del Mazapé. Al llegar al lugar, comprendió que no se trataba de tal delito, sino de que un grupo de personas recolectaba madera para tener leña con la que calentarse, acondicionar su vivienda, etc. Otro acto relevante de su trayectoria fue cuando escoltó el entierro de un bebé desde el Camino de los Difuntos hasta el cementerio de San Juan en una tarde de lluvia, acompañando a la comitiva hasta el camposanto, ante la duda de que estuviera cerrado. El grupo lo formaban unas 15 ó 20 personas que hicieron parte del camino descalzas para no estropear su único calzado. Los fami-

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EL DÍA, sábado, 26 de noviembre de 2016

liares portaban ramos de flores y al concluir el sepelio se despidieron de Velázquez con notada admiración y respeto. En 1948, el reputado guardia municipal solicitó una excedencia para trabajar como jefe de cocina en el acuartelamiento de Los Rodeos. El motivo de esta decisión era reservar parte de sus ganancias y fundar una casa de comidas en San Juan de la Rambla. Sin embargo, falleció de un ataque al corazón un año más tarde, a la salida del trabajo.

Un trágico final para un hombre adelantado a su tiempo que, aventurándose a lo incierto, dejó su tierra, se enamoró y comenzó una nueva vida lejos de su hogar. Los vaivenes políticos del país que lo acogió le obligaron a retornar a Canarias, para luego vivir una de las etapas más controvertidas de nuestra historia reciente. Pese a los casi setenta años que han transcurrido desde su fallecimiento, ojalá estas líneas sirvan de modesto homenaje no sólo para evocar su memoria, también para que sus des-

NOTAS (1) Nació en 1900, vivió en Icod de los Vinos su niñez y parte de su adolescencia. Los datos han sido extraídos del Libro de Familia, en el que aparece citado hasta con tres nombres diferentes; Isidro, Ismael e Isidoro. Aunque su auténtico nombre es el ya mencionado anteriormente. También consta que tuvo 12 hijos. (2) Si el lector gusta ampliar sus conocimientos sobre el período de inestabilidad cubano, puede consultar a Martín Macías, F. J. Cuba: crisis política, crisis económica y emigración (1920-1935). La visión de la diplomacia española. (3) El 22 de octubre de 1928 inició su viaje inaugural en la línea Mediterráneo-La Habana-Nueva York. Meses después, ante una reducción obligada la inicia en Barcelona y hacía escalas en Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, San Juan de Puerto Rico, La Guaira, Puerto Cabello, Curazao y Colombia. Su primera escala en el puerto tinerfeño se produjo el 29 de octubre de 1930. El 18 de julio de 1936, se encontraba en el puerto de Barcelona. Díaz Lorenzo, J.C. Los trasatlánticos de la emigración 1947-1974. 1992. Por otro lado, el apelativo de “machuca y limpia” es un canarismo usado en el desarrollo del juego

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de la ronda, variación del también juego de naipes peninsular el machuco. La expresión se emplea en el momento que se maja la carta que se acaba de jugar y se ganan todas las que hubiese sobre la mesa, dejándola totalmente limpia. Marrero Álvarez, M. “Recuerdos del pasado. Trasatlántico español. Marqués de Comillas: “machuca y limpia”. La Prensa, El Día, 13.03.2016. (4) Guardia municipal de Icod de los Vinos. Es más conocido por su mote “Tomás el Manopla”, ya que tenía por costumbre propinar dos cachetadas antes de preguntar y otras dos después de formular su pregunta. (5) Archivo de José Prats Saperas: papeles sin clasificar con fecha 17 de abril de 1935. (6) Pistola semiautomática española salida al mercado en 1922, en calibre 9 mm. corto. En el catálogo comercial de la casa Astra presentaba este modelo para policías, oficialidad y personal civil. Gil Borrallo, G. Evolución del arma corta en España. 2012. El sable debió de pertenecer a algún combatiente español de la Guerra de Independencia de Cuba o Guerra de 1895, ya que fue hallado en el Oriente de Cuba, en una zona donde hubo numerosas escaramuzas. En su hoja se puede leer “Fábrica

aco Millet lleva entre nosotros unas cuantas décadas, ha cambiado la ubicación de sus restaurantes varias veces, pero lo que no ha cambiado es su arte para hacer unas paellas magníficas. Tiene su actual restaurante en Santa Cruz, en la calle Capitán Gómez Landero, una de las pocas que han escapado del “memoricidio histórico”, cerca de la antigua Plaza de Toros, y en el frontispicio del establecimiento figura enarbolada la “estelada” catalana y una bandera republicana, no siendo esto obstáculo para que se den cita allí a almorzar o cenar personas de las más variopintas ideologías políticas, lo que viene a probar que el estómago no entiende de credos. Es un gran maestro arrocero, como también lo son los propietarios del restaurante “Las Aguas”, que está en la costa del pueblo de San Juan de la Rambla, verde, “tasquil” y “guachinchero”, como es todo nuestro norte. Hay una graciosa anécdota de este personaje digna de relato y es cuando embarca en avión en Madrid para volar a Tenerife, aeronave que hacía la ruta Madrid-Santiago de Chile, con una brevísima escala en el aeropuerto de La Laguna (antes, Los Rodeos) como de media hora escasa. El amigo Paco había dormido muy poco la noche anterior y se va quedar como un angelito cuando faltaban unos diez minutos para aterrizar en el aeropuerto de La Laguna. Ahí se bajan los que venían a Tenerife, quedándose en sus asientos los que seguían para Chile, entre los que estaban el “durmiente” Paco, que tenía que haberse bajado, pero que permanecía en brazos de Morfeo, y soñando quizás con aquel castizo dicho “de Madrid al cielo”. En esto que suben los pasajeros que hacían Tenerife-Santiago y un señor se sienta al lado de Millet, el cual seguía “sobando” a “paella suelta” y como a las dos horas de vuelo se despierta el restaurador, se frota los ojos y mira su reloj, diciéndole al que estaba a su lado: “Oiga, ¿usted sabe cuánto queda para llegar a Tenerife?”, contestándole el aludido: “No, este avión hace dos horas que llegó a Tenerife, desembarcando los que se quedaban en la isla y hemos subido los que vamos a Santiago de Chile; llevamos ya unas dos horas y media de vuelo”. Al oír esto, Millet exclamó: “¿Pero qué coño hago yo volando a Chile si mi destino era Tenerife? ¿Qué hago? ¿Le digo al piloto si puede dar la vuelta? Seguro que me manda al carajo. Pero es que además no puedo entrar en el país porque no tengo pasaporte, con lo que me devolverán a “vuelta de correo” por darse en mí la figura jurídica contemplada en el Derecho Internacional conocida

cendientes se sientan orgullosos de la encomiable labor del apodado “guardia de la posguerra”. DOCUMENTACIÓN Las fuentes documentales que fundamentan este trabajo son: el diario personal de Victoria Perea y el archivo de José Prats Saperas, ambos desconocidos e inéditos. Además, se ofrece una relación de personas que han contribuido con sus testimonios o compartiendo otros cono-

de Toledo 1885”. El cuchillo lleva el emblema de la Falange Española en la empuñadura, su funda es de acero y bronce con una tira de cuero para colgar del cinturón. Cabe añadir que Velázquez formó parte de la Milicia de la Falange Española. (7) Actas de Pleno 1933-1939 Archivo Municipal de San Juan de la Rambla. (8) En 1931 se fijó la subida de salario del guardia municipal en San Juan de la Rambla. “(…) disfrutando actualmente y hasta el próximo ejercicio que se elevará a dos mil pesetas, un sueldo de mil doscientas pesetas (…)”. A. J. P. S. (9) Guerra Palmero, R.A. Sobrevivir en Canarias (1939-1959). Racionamiento, miseria y estraperlo. 2006. (10) La prensa tinerfeña publicaba un artículo bajo el titular “San Juan de la Rambla, bello y atrayente rincón de Tenerife” en el que se mencionaba la importancia agrícola y comercial del pueblo, así como el entusiasmo por las fiestas patronales. En un apartado del escrito, se destaca la labor de un comedor de Auxilio Social que había suministrado 500 raciones diarias desde enero de 1937. La Tarde, 22.06.1939 Biblioteca Universidad de La Laguna.

cimientos durante varias entrevistas. En primer lugar, hay que agradecer a Juan Velázquez y a Mary Pérez que se hayan involucrado en este trabajo. A Juan Casasayas, por facilitar el contacto con el actual propietario del archivo de Prats, en Manresa. Por último, a José Juan López, profesor de Español en el Nation Ford High School, en Fort Mill School District, Carolina del Sur (EE.UU), por incluir en el programa de su asignatura anteriores trabajos del autor de este reportaje.

(11) Se cita sólo con el primer apellido, ya que el segundo ha quedado completamente ilegible en el diario de Victoria Perea. (12) No fue hasta el año 1952 cuando hubo una farmacia en San Juan de la Rambla. Por tanto, antes de esa fecha dependía para ese servicio del municipio del Realejo Bajo, principalmente. (13) Esta circulación de mercancías paralela al mercado oficial afectó a numerosos productos básicos e implicó a todas las clases sociales, pudiéndose distinguir un estraperlo de “alto nivel”, que permitía la obtención de sustanciosos beneficios y estaba relativamente tolerado, y un estraperlo popular compuesto por pequeños propietarios agrarios, comerciantes y cambulloneros, permitiendo una mejora de la calidad de vida. AA.VV. La autarquía en Canarias. 2009. Guerra Palmero, R. A. Op. Cit. (14) Es necesario aclarar, que la escasez de flujo monetario producía el intercambio de unos alimentos por otros. En cuanto al informante, este ha querido permanecer en el anonimato. (15) Bebida que se hace por la infusión de la raíz tostada de la achicoria y se utiliza como sucedáneo del café. RAE.

Paco Millet y “La vida es sueño”. Domingo “el Puío”, gran cenizo. Pepe “El cachetada”. El sabandeño Suso Emperatriz A REÍR QUE SON DOS DÍAS

Juan Oliva-Tristán Fernández* con el nombre de apátrida”. Y seguía Millet pensando en alto: “Creo que yo podría ser el protagonista de un libro que podría titularse: “Aventuras de un polizón paellero que no llegó a pisar suelo chileno, que sólo conoció a través de la ventanilla de un avión y declarado por Iberia y el Gobierno de Pinochet como persona “non grata”. Y en el viaje de vuelta cruzando el Atlántico, Millet no hacía sino entonar el estribillo: “Bendito Allende de los mares y la muy puta madre que te parió”. Cambio de compás para relatarles algunas anécdotas de Domingo de Laguna, nacido en “Puío”. Cuando estudiaba bachillerato y en una clase de Latín tenía que traducir la célebre frase “Cogitur, ergo sum” (pienso, luego existo), y Domingo, como si no hubiera mañana, la traduce así: “Cogedme, yo soy. Y la dijo Jesús en el huerto de Getsemaní a los soldados romanos”. El “Puío” estudió periodismo en Madrid sobre los años cincuenta del pasado siglo. Allí residió algún tiempo y toda su obsesión era entrevistar a célebres personalidades del mundo de la ciencia, el arte, la política y las letras, y entre sus entrevistados estaban Pemán, Cela, el doctor Marañón, Dámaso Alonso, y se ganó a pulso el calificativo de gafe o cenizo, pues todos a los que entrevistaba, al mes o mes y medio, fallecían o “doblaban cajetas”, en acertada expresión de Castellano, que dio vida al célebre personaje de ficción Pepe Monagas, del escritor y novelista canarión Pancho Guerra. Paso a hablarles de mi profesor y abogado José Ricardo García Díaz, que me dio clases de Derecho Canónico, que era conocido popularmente por Pepito “Cachetada”, y se había casado con una Oramas, apellido que había “probado nobleza”, de ringorrango. Fue en un baile en el Real Casino de Santa Cruz de Tenerife y mientras bailaba con

su esposa, al pasar junto a él una escultural criatura, le mete mano al culo, lo que fue visualizado por su mujer, quien, no pensándoselo dos veces, le da una generosa y sonada cachetada, lo que provocó que se le movieran las prótesis dentales de las que era portador el profesor “culero”. Para no cansarles, fue de tal calibre la cachetada que hizo callar hasta los múiscos de la orquesta, que, repuestos del inesperado “sismo”, comenzaron a entonar el pasodoble “Islas Canarias”, que fue bailado por todos menos por el “Cachetada”, que se encontraba en el W.C. en el proceso de aplicar hielo por el daño “colateral-facial”. En cuanto al pronóstico,este no fue “reservado”, porque se enteró medio Casino, que al día siguiente se lo contó al otro medio, por lo que el pronóstico devino palmariamente público. Cambio de tercio, para ir terminando, contándoles que el otro día estaba yo tomándome el cortado en el bar “Brasilia”, otrora sede de la “borrachería-venta-tasca” denominada “Tomás el Pequeño”, y que hoy explota mi amigo Bernardo, y por allí estaba Suso Santana, que desde hace décadas canta pegadito a “SELFI-dio”, en la cuerda de bajos, en Los Sabandeños, y al que cariñosamente llaman “Suso Emperatriz”, y le pregunté si me podía decir qué día ponían por La 2 de TVE el documental “Sabanda”, y me contesta: “Eso tengo que preguntárselo a don Elfidio”, volviéndole yo a repreguntar: “Será Elfidio, a secas, sin el don”, rematando el kafkiano diálogo Suso Emperatriz: “Es que no me atrevo a tutearlo”. Pero ¿cómo es esto?: ¿Benito Cabrera te tutea y Suso no? Para amistad la que había cuando el grupo de los fundadores, pues desde hace muchísimos años esta se ha esfumado. Qué pena que sean las puras circunstancias crematísticas las que sostengan al grupo. Es decir, actuación, venga “perras” y reparto, y cada uno pá su casa, lo que, traducido al “ramón palatino”, que diría Ambrosio Jiménez, sería “piñita asada, piñita mamada”. Coño, no había caído, pero puestos a hacer cábalas a lo mejor resulta que en Los Sabandeños el que no sepa de música lo tiene jodido y tiene restringido, y yo diría que suspendido, el derecho de tuteo. Si este es tu concepto de la amistad, te lo regalo. * Pensionista de larga duración

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sábado, 26 de noviembre de 2016, EL DÍA www.eldia.es/laprensa

Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.060

Necesito ayuda psicológica: ¿qué me conviene más, un psicólogo ‘online’ o un psicólogo presencial? 

Texto: Patricia Palenzuela Ramos. Psicóloga Habilitada Sanitaria. Nº Col.: T-2178 [email protected]

L

a ayuda psicológica mediante internet se está imponiendo cada vez más, teniendo en cuenta que tanto la sociedad como nuestro estilo de vida están cada vez más informatizados. Sin embargo, son muchas las personas que aún hoy tienen recelos acerca de la posibilidad de utilizar los servicios ‘online’ que pueden darse desde la psicología. A continuación, expondré las ventajas e inconvenientes que presenta cada tipo de terapia, para que usted pueda elegir con mayor nitidez cuál se ajusta mejor a su problemática y así poder decidir cuál de las dos modalidades le resulta más apropiada o eficaz, y en qué casos puede ser mejor optar por una u otra. Eso sí, tanto si opta por la modalidad online como por la presencial, el psicólogo o la psicóloga debe facilitarle el número de colegiación, que le acredita como un profesional con la titulación exigida para ejercer, que puede verificar con el Colegio Oficial de Psicología de cada provincia. Es la garantía de formación, conocimiento y profesionalidad, y así evitará depositar su confianza en quien no es un verdadero psicólogo o psicóloga.

Psicoterapia presencial El psicólogo, cuando trabaja presencialmente, atiende a sus pacientes físicamente en su consulta, de manera que éstos se desplazan hasta allí y son atendidos. De esta manera, tanto el psicólogo como el paciente, se ven cara a cara, hablan y revisan juntos la problemática motivo de consulta. La cercanía y el contacto físico son lo determinante en este modo de trabajar la psicoterapia. Ventajas: –Presencia física: psicólogo y paciente se conocen personalmente, mantienen una relación fluida en un mismo entorno y condiciones físicas. –Cercanía y confianza: el hecho de compartir el espacio físico y verse personalmente, favorece la relación de confianza necesaria entre ambos. –Comunicación no verbal: el

terapeuta puede usar, además de la palabra hablada y escrita, otras formas de comunicación: la expresión de la cara, la sonrisa, puede gesticular con manos, puede levantarse, andar… Y del mismo modo puede interpretar las expresiones del paciente: temblor, bajada de ojos, esquivar la mirada, brazos cruzados, tartamudez… Todo esto es muy positivo a la hora de prestar la mejor ayuda psicológica posible. –Control del entorno: en el caso de la terapia presencial, al desarrollarse en la propia consulta del especialista, éste tiene total control del espacio en el que se desarrolla toda la sesión: temperatura, confort, iluminación, música de fondo, mobiliario... Con esto se asegura de que se den las condiciones óptimas para el mejor desarrollo de la psicoterapia. Inconvenientes: –Tiempo y dinero: los desplazamientos del paciente para acudir a la consulta obligan a éste a tener gastos por desplazamiento y a invertir un tiempo, además del posible trastorno que pueda ocasionarle ese traslado. Esto puede llegar a ser especialmente preocupante en el caso de pacientes con problemas de movilidad. –Limitación geográfica: tener que acudir presencialmente a la consulta de psicología limita las posibilidades

de profesionales a los que tenemos acceso. Si la población en la que te encuentras es pequeña y no se encuentra cerca de un gran núcleo urbano, puede que el número de psicólogos disponibles sea demasiado pequeño y que no haya ninguno que se ajuste a tus necesidades. –Comodidad: un problema que puede surgir entre los posibles pacientes que piensan acudir a una consulta psicológica es la estancia en la sala de espera, puesto que algunas personas sienten que pierden su intimidad o que se exponen a encuentros no deseados; o se sienten observados esperando su turno para entrar en la consulta. Cierto es que ya algunas consultas tienen en cuenta esta dificultad del paciente, poniendo dos entradas para evitar coincidir con gente; también se organizan horarios para evitar estas situaciones. Psicólogo ‘online’ El psicólogo online ofrece los mismos servicios que el tradicional, pero lo hace con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) actuales. No cabe duda de que internet ha marcado una nueva época en nuestra manera de vivir y de relacionarnos, y ha hecho posible el nacimiento de la psicología ‘online’. Terapeuta y paciente no se encuentran en el mismo lugar sino que contactan por internet y establecen la relación a través de este medio. Ventajas: –Sin salir de casa: como punto positivo se puede destacar la comodidad que supone poder dirigirte a un psicólogo desde tu propia casa, en tu propio sillón y con tu ordenador. Esta situación, aparte de ser evidentemente cómoda, ayuda a que se eleve el grado de intimidad, ya que no hay elementos externos que nos puedan resultar violentos o poco familiares. –Se economiza tiempo y dinero: si hablamos del trayecto que tendríamos que recorrer hasta la consulta física, se debería tener en cuenta el tiempo que necesitaríamos, aparte del gasto en gasolina o en el transporte

público. Al evitar tener que desplazarnos, con la terapia ‘online’ se tiene una puerta abierta ya que las barreras arquitectónicas desaparecen. La distancia es solamente un simple botón. ¿Imagina el tiempo que gana para sí mismo? –Discreción e intimidad: este tipo de modalidad ofrece la posibilidad de expresar una emoción o sentimiento de forma más profunda, e incluso elegir la opción de correo electrónico para así tener todo el tiempo que se necesite para describir y extenderse sobre los sentimientos más profundos. También hay tener en cuenta la ‘invisibilidad’ del terapeuta. No tenerlo presente de forma física en ocasiones puede ser favorable; desaparece la tensión y vuelve a aumentar la comodidad. Cuando estamos acostumbrados a este tipo de comunicación es posible desinhibirse más, lo que facilita la capacidad de expresión. Inconvenientes: –La falta de comunicación no verbal en este tipo de terapia online es el mayor de los obstáculos con que se topa esta manera de intervención ya que de la comunicación no verbal se obtiene gran cantidad de información que por otra vía no se consigue. Aunque este déficit se puede suplir si tenemos en cuenta la videoconferencia, es obvio que el chat, correo electrónico o la conferencia de voz presentan esta desventaja. –Asimismo, se tiene que descartar este tipo de terapia cuando el trastorno que se presenta es grave o muy grave (esquizofrenia, demencia…). Creo que son datos suficientes sobre las las principales ventajas e inconvenientes del psicólogo ‘online’ frente al presencial. Por lo tanto, ya está en condiciones de tomar una decisión por una u otra modalidad de psicoterapia. Lo importante es pedir ayuda a un profesional en el momento en que considere que requiere esa ayuda. Y antes de nada, asegurarse de que sea una psicóloga o psicólogo acreditado. Lo demás es un camino que emprenden juntos y que tendrá mucho que ver con la confianza mutua.

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