PARTICIPACION y COLABORACION EN PROYECTOS CON PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS

PARTICIPACION y COLABORACION EN PROYECTOS CON PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS Heinrich Helberg Chávez 1. Pueblos indígenas y el bosque amazónico 1.1 El

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PARTICIPACION y COLABORACION EN PROYECTOS CON PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS

Heinrich Helberg Chávez

1. Pueblos indígenas y el bosque amazónico 1.1 El manejo ambiental de los pueblos indígenas amazónicos El sistema ecológico de la Amazonía ha sido descrito como un sistema ecológico caracterizado por su fragilidad. En principio se distinguió dos subsistemas: el de varzea y el de bosque adentro, sistemas que además crean condiciones de vida y por ende también culturas distintas [Betty Meggars: Amazonia - a Counterfeit Paradise]. En consecuencia las culturas tradicionales amazónicas desarrollaron sistemas que estaban adaptados a los sistemas ecológicos. El sistema de varzea permite la agricultura intensiva en las zonas de inundación periódica, que depositan limo y renuevan los suelos. En principio este sistema permite una densidad de población más alta y una ocupación territorial sedentaria y mayor densidad poblacional. El otro sistema es el bosque de tierra adentro, con ríos más pequeños, y con suelos ácidos, pobres en nutrientes y muy expuestos a la erosión. El tipo más frecuente de respuesta al sistema de adaptación amazónico de tierra dentro es la del pueblo indígena en el neolítico, que mantiene muchas características de los cazadores y recolectores de la edad de piedra, pero que ha pasado por la revolución neolítica: la introducción de la agricultura en su economía. El sistema de bosque de tierra adentro tiene una capacidad de carga muy baja y por eso la densidad poblacional es baja, creando en el observador desprevenido la sensación de que la Amazonía está desocupada, pero eso obviamente no es así. En el neolítico la economía se basa en la caza, pesca, recolección y agricultura de roce y quema. La pesca proporciona la mayor parte de la proteína (aprox. Un 70%) pero la caza es altamente valorada y sigue siendo la actividad con más prestigio social. Sin embargo se reporta pueblos que se consideran principalmente cazadores, pescadores o agricultores. La agricultura de roce y quema se practica con varias técnicas cuyo propósito no es solo sostener la producción, sino también proteger los suelos delicados de la Amazonía. La tecnología más característica es que el roce se hace en áreas pequeñas de ¼ a ½ hectáreas para garantizar su recuperación natural por el bosque una vez cumplido el ciclo de producción. Al final las áreas de cultivo son abandonadas para que se integren al bosque, pero continúan por años en producción de bananas y achiote principalmente. De este modo la apuesta de sostenibilidad consiste en crear áreas de cultivo y vivienda artificiales, y luego permitir que se reintegren al bosque. Entre los recursos sociales con los que cuentan los pueblos amazónicos está su organización por un sistema de parentesco basados en intercambios de hermanos y hermanas y los sistemas de intercambio equitativo de regalos al interior de la sociedad que equilibran la distribución de productos pero también sirven de modelo para pensar su relación sociedad - medioambiente, de acuerdo a una lógica distinta a la occidental, lo que les permite establecer un tipo de relación muy especial con el bosque. Cuentan con una ética de producción y consumo, que garantiza que no se desperdicien o maltraten animales o especies.

Estas normas de consumo son interiorizadas y cualquier transgresión de su ética de respeto al medio ambiente es castigada por enfermedades sico – somáticas. Este sistema resulta muy efectivo para lograr una conducta respetuosa del medio ambiente y es controlado por los curanderos, que así resultan verdaderos guías de sus pueblos en temas económicos y ecológicos, pero también de alianzas políticas y de defensa en casos necesarios. Es interesante que el conocimiento de los curanderos tiene un rol de regulador de sistema, y que en las sociedades modernas caremos de una instancia similar. Todos los conocimientos prácticos sobre suelos, especies de animales y plantas finalmente son organizados y manejados por medio de una planificación de su territorio, en el cual hay zonas para vivienda y agricultura, zonas de caza y pesca, zonas altas donde solo se pasa por acaminos o que solo son visitadas para recolectar plantas medicinales. Pero también hay zonas de protección sea pos u fragilidad o porque allí se reproducen los animales que alimentan sus zonas de caza. Las zonas vedadas pueden además gozar de una protección religiosa, porque allí se encuentran sitios especiales mencionados en sus mitos, porque son zonas que necesitan para llevar a cabo rituales, o porque allí se encuentran sus cementerios, entre otras razones. Un descubrimiento importante ha sido, que la clasificación de suelos se puede expresar por una clasificación de espíritus que habitan determinados lugares [Casevitz de Renard]. Es por eso que es sumamente importante recuperar el manejo de un territorio para garantizar un manejo ambiental adecuado; las actuales áreas de supervivencia mínima llamadas comunidades nativas no satisfacen esta condición.

1.2 La dialéctica cultura – naturaleza en la Amazonía La gran contribución de los pueblos indígenas a la conservación es su resistencia cultural. Pero ésta toma muchas formas. En primer lugar está el mantener su economía tradicional, que ha servido de modelo para la idea de conservación, obviamente calcada del manejo ambiental que hacen los pueblos indígenas. En segundo lugar están sus propuestas políticas actuales para la conservación y la ciudadanía intercultural. La mayor parte de los pueblos indígenas conserva su economía tradicional con sus prácticas de conservación ambiental, una ética ambiental y una relación especial con el medio ambiente basada en una cosmovisión y el manejo sicosomático de los códigos éticos, cuyos resultados son el control del consumo y del crecimiento poblacional, y del otro lado el dar oportunidad a la recuperación espontánea de los recursos. De allí que las unidades sociedad – medio ambiente sean concebidas como unidades dialécticas, que se diferencian pero que se necesitan – y esto se expresa en su mitos, rituales, su cosmovisión y también en las prácticas cotidianas. En consecuencia como señalábamos arriba los pueblos indígenas actúan en su interacción con la naturaleza con una lógica diferente derivada de la lógica de intercambios matrimoniales y de presentes. La naturaleza no es la proveedora de materiales para sus industrias, sino que es una contraparte válida, un cuerpo social, con capacidad de respuesta, en interacción con el grupo humano – según las reglas del intercambio equitativo. La naturaleza es así la contraparte de la sociedad humana, su otra mitad “natural”, de la cual depende su existencia. Lo que caracteriza a la naturaleza no es que sea inerte, también actúa y las especies vivas son vistas como sociedades, pero sociedades “sin cultura” (que es la cultura del grupo específico y no la abstracción de la cultura humana). Cuando ya se ha dado una anexión a la economía de mercado, ésta es solo secundaria, no introduce el trabajo asalariado ni los circuitos de intercambio de regalos. Solo sirve para satisfacer las nuevas necesidades que requieren de dinero, pero contribuye poco al sustento diario. En consecuencia, en las zonas de presencia indígena, las economías tradicionales forman enclaves dentro de la economía de mercado, con

juegos de reglas distintos, pero traducibles de un sistema a otro (así un regalo de pescado puede convertirse en una mercancía, si se le vende). Si se revisa un mapa de las áreas que están dedicadas a los pueblos indígenas en el Perú (incluyendo las áreas naturales protegidas) se reconocerá que aproximadamente 1/3 de la Amazonía está siendo manejado por los pueblos indígenas, y esa es una contribución importante que los convierte en socios de la conservación. Luego está su proyección al futuro, lo que implica un tipo de desarrollo propio, con autonomía política, hasta donde sea posible conseguirla en los estados independientes y con un aporte cultural propio, pero generalmente complementado con tecnología, institucionalización [comunidades nativas, reservas territoriales a favor de pueblos en aislamiento, reservas comunales y otras] y legislación contemporánea [Convenio 169 –OIT]. Como resultado de esas proyecciones a futuro, hay una práctica política constante en actividades que tendencialmente contribuyen a la conservación: la creación de áreas naturales protegidas, las reservas a favor de los pueblos en aislamiento voluntario, la vigilancia social y ambiental de las operaciones mineras y de hidrocarburos, la generación de nuevos modos de gestión comunal para la conservación

1.3 La regulación de sistemas ecológicos En la concepción occidental, desde Aristóteles, la naturaleza regula de forma autónoma sus procesos y esto ha influido nuestro concepto de naturaleza científico. Eso sin embargo, es cuestionable en el caso de los pueblos indígenas amazónicos que ocupan buena parte de la Amazonía y que han contribuido a que el bosque amazónico sea como es, en los últimos dos mil años por lo menos, sino es por mucho más tiempo. Y esto es así, porque los pueblos indígenas ocuparon mentalmente la totalidad del bosque y sus recursos, y lo manejaron de forma gradual: esto es hay zonas transformadas culturalmente, como casas y tierras de cultivo o caminos, que son sistemas ecológicos artificiales; luego hay especies de animales y plantas que son manejados artificialmente dentro de sistemas naturales espontáneos (palmeras, castaña, el picuro o majáz [agouti paca] y los venados amazónicos que consiguen su alimento en las áreas de cultivo), hay especies que son protegidas en su medio ambiente natural, como los mamíferos grandes (venado, delfines manatíes) y hay zonas prístinas, que diríamos que son “naturales”, pero que lo son como resultado de una decisión cultural – que es un rasgo bastante sofisticado de un plan de manejo territorial. En su planificación de territorio hay zonas delicadas desde el punto de vista ambiental, como las montañas, y otras que son las áreas que se dejan sin intervenir para que alimenten de animales silvestres a las zonas de caza y pesca, comparables a las áreas naturales protegidas. Finalmente están las intervenciones directas en el medio ambiente para mejorar la productividad de los suelos o de los ríos, por ejemplo sembrando a la orilla las especies de árboles con frutos que los peces prefieren. Esta gradualidad de la relación cultura naturaleza nos demuestra que son unidades interdependientes, como unidades dialécticas o ying y yang, en la que una existe a través de la otra y al revés. Es pues así que los pueblos indígenas solo existen de la forma cómo los conocemos en su dependencia del bosque amazónico y el bosque en su dependencia de los pueblos indígenas; un bosque amazónico sin la intervención de los pueblos indígenas sería otro sistema ecológico.

Esta idea de interdependencia hay que reforzarla: Hay paisajes naturales amazónicos como las pampas, que no existirían sin la intervención humana, y hay especies naturales como el lobo pelo de crin, adaptadas solo a estas pampas, y que dependen del manejo cultural del bosque, que tiene que ser talado regularmente. Ahora bien, las cosmovisiones indígenas reflejan esta interdependencia de varias formas: en las negociaciones simbólicas que hacen los curanderos con los “dueños” de las especies de animales o con los espíritus reguladores de un medio ambiente y también en su escatología, porque la energía de los muertos vuelve al bosque y a los ríos, y las sociedades de vivos viven de sus muertos; y finalmente también porque todos los aspectos de la vida humana son regulados por espíritus. Y es esa idea de conducir un sistema desde dentro del sistema, lo que llamamos la regulación de sistema. Esta idea de regulación de un sistema es un nuevo aporte fundamental a la humanidad, que necesitará regular los sistemas ecológicos globales en tiempos del cambio climático y la futura carencia de agua.

1.4 La gestión indígena Si bien la contribución principal de los pueblos indígenas es a través de su resistencia cultural y el haber tratado de mantener los sistemas ecológicos amazónicos, a pesar de las incomprensiones y los despojos territoriales, es necesario conocer su gestión concreta para tener en consideración sus propuestas. Esto lo vamos a hacer a mano de la gestión de los pueblos indígenas en torno a cinco áreas naturales protegidas, que les permitieron interactuar con el estado y avanzar con sus propuestas y creación de nuevos modelos de gestión, lo que las convierte en casos especialmente interesantes. Estas experiencias fueron documentadas por el Proyecto PIMA, encargado de conducir las acciones concretas. Para evaluar mejor la situación indígena hay que tener en consideración algunas de las grandes desventajas de los pueblos indígenas y conocer sus propuestas generales, antes de pasar a la descripción detallada por área natural protegida y grupos étnicos. Los pueblos indígenas en el Perú tienen personería jurídica reconocida constitucionalmente como comunidades nativas (asentamientos) y gozan de cierta autonomía jurídica interna, pero no están articulados al sistema de representatividad democrática, y por lo tanto no tienen forma de gobierno, solo son una organización civil como comunidad nativa; no tienen acceso ni manejan fondos públicos. Para su educación y salud dependen de los servicios estatales y de su poder de convencimiento para que se adecuen a su realidad y cultura, tampoco tienen planes económicos como pueblo y no se ha construido una visión estratégica de pueblo. El reconocimiento legal de las comunidades nativas se hizo en base a territorios mínimos de supervivencia y ese proceso “liberó” tierras a disposición del estado, las que fueron destinadas a la colonización o a las industrias extractivas (madera, minería, petróleo). En el Perú las comunidades nativas son unidades creadas artificialmente por ley y que se condicen a lo más con asentamientos, pero no con pueblos y menos con territorios, ya que por su reducido tamaño no permiten una planificación ni manejo de recursos. Los pueblos indígenas han puesto a su vez claramente su peticiones sobre la mesa, en lo que constituye su propia idea de desarrollo, entendida como proyección al futuro, y no como adopción de los paradigmas de desarrollo occidentales o de la globalización: reconstrucción de su territorio, conseguir autonomía política de pueblo para su desarrollo, educación intercultural bilingüe y medicina intercultural, así como protección para los pueblos en aislamiento voluntario.

Es en este contexto que hay que ver la discusión de los avances concretos en torno a las cinco áreas naturales protegidas del Proyecto PIMA:

Santiago Comaina: Awajun y wampis. Los awajún y wampis que viven en la actual Zona Reservada Santiago Comaina son parte de un grupo de culturas emparentadas de la familia lingüística jíbaro, que incluye también a los shuar, achuar y los propiamente jíbaro. Viven a ambos lados de la frontera entre Perú y el Ecuador, en una zona de ceja de selva colinosa y fueron famosos en la antigüedad por su técnica de reducción de cabezas. Ésta ya no se practica, pero los awajún y wampis siguen manteniendo los rituales en los que los hombres jóvenes tienen que ir a las cataratas de las colinas para adquirir allí el espíritu arutam que los protege de la enfermedad y muerte. En su propia cosmovisión cada aspecto de la vida humana está supervisado por un espíritu que actúa como un regulador de las actividades: caza, pesca y agricultura, para la construcción de la vivienda y la cerámica. Es muy conocido que la agricultura está regulada por nungkui, una figura de una mujer que representa la fertilidad de la tierra que influye mucho en la vida de las mujeres. A pesar de que han reprimido el lado violento de su cultura, esto no impide que en ocasiones aisladas surjan explosiones de violencia cuando se sienten maltratados, vejados o arrinconados en situaciones insostenibles que todavía se dan en la sociedad peruana. Por ello el trabajar con los awajún y wampis requiere que se conozca bien su cultura y sus modos de interacción para evitar malinterpretaciones que puedan dar ocasión a medidas de fuerza. Los awajún y wampis han venido cambiando su sistema de asentamiento y concentrándose cada vez más cerca de los ríos grandes. El cambio de patrón de asentamiento y la supresión de los rituales guerreros, posiblemente bajo influencia externa y de las misiones, ha puesto su sistema ecológico bajo mayor presión. Como respuesta están muy interesados en proteger sus zonas sagradas, donde están las cataratas, y por eso están a favor de la creación de algunas áreas naturales protegidas (Parque Nacional Cordillera del Cóndor, Reserva Comunal Tuntanait), o de ésta u otras formas de protección para la zona del Kampankis, a la vez que de crear nuevas fuentes de alimentación protéica, como las piscigranjas, que den oportunidad de recuperación a sus ríos y bosques. Lamentablemente algunos de sus ríos están contaminados por la producción minera en Ecuador, como el río Santiago, y también amenazados por la explotación del oro o petrolera que el recientemente creado parque nacional de la Cordillera del Cóndor explícitamente permite en su decreto supremo de creación. Los awajún y wampis del río Cenepa son los más tradicionales y se verían muy afectados por esa explotación minera. Por ello quieren preservar la calidad de agua de sus ríos que es su fuente de alimentación y también su vida tradicional y por eso estuvieron en contra del recorte de la propuesta concertada con ellos para dar paso al desarrollo minero. Los awajún-wampis en el Perú tienen su propio plan de desarrollo y parte de su política ha sido la recuperación de sus tierras, y hay zonas donde ya prácticamente han logrado sacar a la población mestiza. Los awajún son un pueblo organizado, que ha venido ocupando sistemáticamente los gobiernos locales y todas las instancias del gobierno regional en su zona, como ningún otro pueblo indígena amazónico en el Perú, y ello obedece a “pensadores” propios que se adelantaron en su estrategia intercultural a las propuestas occidentales. Han considerado también convertirse en una reserva de biósfera, una categoría de

la UNESCO, y por eso cuentan con un plan de manejo ambiental del conjunto de su territorio. Los awajún han tenido también un rol de liderazgo en relación a los otros pueblos indígenas amazónicos y en la creación de sus organizaciones representativas (AIDESEP). Actualmente han venido creando organizaciones representativas por cuencas y otras de carácter regional. Hoy en día los awajún y wampis son los mejores aliados de la conservación y sus intentos de recuperar su territorio usando de los medios conceptuales modernos (reserva de biósfera) y todos los medios legales (áreas naturales protegidas, comunidades nativas y otros) son parte de una estrategia de desarrollo que busca una nueva armonía hombre medio ambiente; mientras que las autoridades nacionales apuntan a otro tipo de desarrollo y muchas veces quieren forzarlo. Dadas las características de este pueblo es de esperar que sin su consentimiento previo no será posible practicar la explotación minera ni la exploración petrolera.

La Reserva Comunal El Sira: Shipibo-conibo, asháninka, ashéninka, yanesha La selva central es una zona conocida como difícil, porque está ocupada por varios grupos indígenas amazónicos y ha sido a la vez una de las zonas de mayor migración andina. Por lo tanto la atomización de la zona en comunidades indígenas amazónicas y zonas de ocupación mestiza es mayor que en cualquier otra parte del Perú, lo que hace difícil el trazado de cualquier territorio indígena ; aquí también hay áreas de convivencia interétnica amazónica como entre los yanesha y ashaninka. Esta es una zona con una larga historia de intervenciones por las misiones (los Yanesha aprendieron a forjar fierro de los misioneros) y fue el lugar también donde se organizaron grandes revueltas contra los misioneros como la de José Santos Atahualpa. Desde principios del siglo XX ha sido objetivo de colonizadores andinos y mestizos peruanos y por extranjeros tiroleses. En esta zona se han generado muchos proyectos de forma desordenada; se ha introducido el cultivo del café y la ganadería y por ello cuenta con industrias, incluyendo la producción de quesos con recetas europeas. La producción de miel y el turismo son alternativas más nuevas y menos desarrolladas. Las comunidades que están al pie de la carretera están bastante aculturadas, pero también hay zonas de comunidades muy tradicionales especialmente entre los asheninka. Los ashaninka, asheninka y yanesha pertenecen al grupo lingüístico arawak preandino, junto con los yine, matsigenka y no-matsigenka, que ocupan la zona de ceja de selva; en su economía distinguen entre áreas de cultivo en el bosque virgen y los jardines en torno a sus casas. Su organización social es muy flexible, con asentamientos pequeños y muy dispersos, que obedece a una estrategia de evitar conflictos y roces internos, pero que ha resultado muy efectiva en su defensa de invasores y migrantes externos. Los asheninka hablan un dialecto similar a los ashaninka, pero insisten en ser tratados como un grupo diferente. Entre ellos se cuentan las comunidades más tradicionales de la zona, casi sin influencia externa. El curanderismo de los asheninka distingue los curanderos varones, que usan principalmente el tabaco, quizá la droga más antigua en la Amazonía, de las vaporisadoras, las mujeres que curan con las vaporizaciones con hierbas medicinales. Los ashaninka tienen líderes políticos (y militares) y éstos han jugado un rol importantísimo en la política nacional en los últimos decenios, puesto que los ashaninka han sido el pueblo amazónico más golpeado por la subversión. Para defenderse de la intrusión del grupo terrorista MRTA tuvieron que organizar un ejército de cuatro mil hombres, que finalmente pudo repeler al grupo terrorista. Esta confrontación, sin embargo,

obligó a muchos a abandonar sus comunidades, a migrar a las ciudades, y obviamente impactó mucho en la juventud y niños que tuvieron que vivir escenas cruentas, cuyas consecuencias psicológicas todavía están viviendo. Las organizaciones indígenas ashaninka como ARPI se han destacado porque solicitaron y apoyaron la propuesta de reserva comunal El Sira y han acompañado todo el proceso de la creación y la cogestión del área. ARPI tiene un lugar en los medios de comunicación y ha tenido influencia en las políticas nacionales. Los yanesha son un pueblo que ha sido descrito como un pueblo cuya política se basa en el amor (José Santos Graneiro). Hoy día conviven muy cercanamente con los ashaninka. Pero en el pasado parecen haber jugado un rol muy importante en las alianzas políticas con la cultura huari en los Andes y costa del Perú. Contra las expectativas que se han afianzado en la mente de muchos, los grandes sistemas ecológicos de la costa, sierra y selva del Perú, no parecen haber sido impedimento para los intercambios y alianzas indígenas. Resulta así que personajes míticos y mitos ashaninka están documentados tanto en los andes peruanos (Ayacucho) como en la costa – en el gran centro religioso de Pachacamac, que es un personaje de los mitos ashaninka. A esta labor de geografía mítica está contribuyendo últimamente Richard Smith (comunicación personal). Estas investigaciones nos permiten documentar mejor las relaciones transversales entre sistemas ecológicos que nos demuestran que si bien los sistemas ecológicos exigen respuestas sociales - formas de adaptación diferente , no se trata de una determinación natural de las culturas (darwinismo ecológico), sino que las culturas pueden aprender a manejar varios sistemas ecológicosy como resultado final pueden llegar a una nueva estabilización (ver caso de las pampas amazónicas abajo) o a una degradación del medio ambiente, si fracasan. Shipibo – Conibo. A diferencia de los ashaninka, los shipibo – conibo son más bien gente de grandes ríos, expertos pescadores. Mantienen todavía grandes extensiones de su territorio bajo manejo, con la forma de comunidades nativas, pero también han hecho esfuerzos de adaptación a la vida urbana, donde han encontrado un nuevo mercado para el curanderismo y para sus artesanías. Sus mujeres son grandes productoras de arte indígena y recorren todo el Perú llevando su cultura, vestidas a la usanza tradicional. Este grupo ha encontrado la manera de reinterpretar la ropa occidental y generar un estilo propio, muy colorido, que obviamente es un producto intercultural. Los hombres, en cambio, han adaptado el vestido masculino occidental más sobrio, salvo algún adorno pequeño y personal. Los grupos étnicos asháninka, asheninka, yanesha y shipibo-conibo que bordean las colinas altas de El Sira entre los ríos Pachitea y Ucayali de la selva central han venido preservando espontáneamente esta zona prácticamente sin uso, prefiriendo manejar los recursos en sus comunidades. Por eso es que solicitan la creación de una reserva comunal, cosa que se logra durante los trámites iniciales del Proyecto PIMA. Luego, durante la ejecución del proyecto refuerzan su apoyo a esta área natural protegida y pasan por un doble proceso participativo, de un lado organizarse y formalizarse para poder firmar el contrato de administración de la reserva comunal, y de otro participar en el proceso de negociación de la norma legal específica para reservas comunales con las organizaciones indígenas y la sociedad civil, norma que crea el modelo de la cogestión. El caso de El Sira ha servido de modelo para esta norma y esa es su gran contribución, porque han ayudado generar un nuevo modelo de gestión, en el punto de encuentro de los intereses de los pueblos indígenas y el estado. Este nuevo modelo le permite al sistema de áreas naturales protegidas tener un impacto social inmediato sobre la población local y así cumplir con el objetivo del apoyo al desarrollo sostenible.

Parque Nacional Alto Purús y Reserva Comunal Purús Culina. Los Culina vinieron del río Curanja, y es un grupo que todavía conserva sus rasgos tradicionales. Su dominio del castellano, que es la lingua franca nacional, es muy incipiente y por eso suelen mantenerse al margen de todas las actividades en la zona. Participan poco en las actividades de las organizaciones indígenas y su economía es de subsistencia; solo venden muy ocasionalmente figuras escultóricas de animales en madera, de una factura muy fina. Con el proyecto PIMA trabajaron en talleres artesanales y áreas de cultivoLos Cashinahua, Sharanahua, Mastanahua, Amahuaca, Chaninahua son grupos étnicos de lenguas de la familia pano, por lo tanto parientes desde el punto de vista del lenguaje de los shipibo-conibo. Las comunidades actualmente residentes en el río Purús provienen del Brasil. Su economía es básicamente la tradicional; venden algunos excedentes de productos agrícolas en el pueblo de Puerto Esperanza y en Santa Rosa en Brasil. La explotación de madera es de muy reciente introducción y se restringe a maderas muy finas como caoba y cedro, cuyo precio en el mercado de la ciudad de Pucallpa soporta el pago de fletes aéreos, ya que la vía aérea es la única vía de comunicación que se tiene con el país, puesto que todos los ríos corren hacia territorio brasileño. Estas comunidades han participado todas en los procesos de categorización de la Zona Reservada del Purús, y vieron por conveniente proteger a los pueblos en aislamiento voluntario que se encuentran en las cabeceras de los ríos, con un parque nacional de gran extensión (Parque Nacional Alto Purús) y una Reserva comunal para las comunidades de la zona, como una reserva de recursos para el futuro, ya que actualmente dependen de los recursos de sus comunidades. Son ellos también los que controlan la intrusión de cazadores, de foráneos y de madereros ilegales. Por lo tanto han sido parte de la solución para la zona y cumplen el rol de vigilantes en su zona. El proceso en el caso del Purús ha sido interesante porque la organización indígena FECONAPU local fue ganando autonomía frente a los misioneros, que estaban acostumbrados a manejar con su influencia el sistema escolar, y que tenían albergues para niños que acudían a la escuela y eran separados de sus familias para aculturizarlos. FECONAPU luego participó en la creación de ECOPURUS, una organización creada explícitamente para el manejo de la reserva comunal, al igual que ECOSIRA para la reserva comunal del Sira. Finalmente este proceso de autoafirmación local llevó a que los indígenas ganaran las elecciones municipales. Esto dio como resultado un reacomodo de los poderes locales y obviamente vaivenes en la política local. Pero desde un punto de vista más amplio el proceso es enormemente positivo y quizá se convierta en un modelo de cómo el reclamo de territorio puede llevar a soluciones practicables innovadoras. Todo este grupo de comunidades cuenta con su propio plan de desarrollo que se complementa con los planes maestros de sus áreas naturales protegidas, y también cuentan con alianzas estratégicas con organizaciones como el Proyecto PIMA y el WWF. Con el proyecto PIMA fueron construyendo partes del modelo (las dos áreas naturales protegidas, consolidación de las comunidades, liderazgo de la organización indígena), con el WWF, que acompañó todo el proceso fortalecieron sus proyectos económicos y están poniendo la extracción forestal bajo planes de manejo y consolidando el modelo con el gobierno local. Los yine estuvieron antiguamente organizados en grandes clanes o unidades de intercambio matrimonial. Son grandes navegantes y antiguamente comercializaban la sal y llegaban en los Andes hasta el mismo

Cusco con plumas, pieles y plantas medicinales. Su sistema de adaptación es ligeramente distinto, y prefieren terrazas altas para vivir, aunque en su dieta está el plátano verde en un lugar preferencial, y éste requiere de terrenos ricos, y estas son terrazas bajas, periódicamente inundable. Como en el caso de los ashaninka su ingesta calórica proviene en gran parte del masato, un brebaje de yuca fermentada con una consistencia y sabor similares al yogurt natural. Con masato acompañan la carne asada, el pescado ahumado y un poco de plátano sancochado. Su dieta se complementa con muchos frutos recolectados Reserva Nacional Pacaya Samiria La Reserva Nacional está ocupada en parte por mestizos y en parte por algunos pueblos indígenas, entre los que destacan los Kukama Kukamiria o Cocama Cocamilla, en castellano, los urarina, los yine y shipibo. Kukama es una lengua del tronco tupi guaraní, mientras que urarina es una lengua aislada. Los Cocama que antiguamente fueron uno de los grandes pueblos que vivían a orillas del río Amazonas y que probablemente tuvieron organizaciones sociales más complejas, como las sociedades de castas de los Bororo o Caduveo en Brasil o los Incas en el Perú. Pero que, se replegaron bosque adentro y se adaptaron a este nuevo sistema ecológico – distinto de la varzea que se forma en la zona de confluencia entre el Marañón y Ucayali que periódicamente se inunda dejando solo las restingas o montículos secos donde se refugian gente y animales. Los Kukama son un pueblo que se mimetiza hoy con los mestizos, que vive destribalizado en la ciudad de Iquitos, pero guardando por lo menos la tradición de sus casas en alto y de vivir sobre agua en zonas inundables – lo que a veces se confunde con pobreza y es simplemente otra cultura. Los urarina son un pueblo bastante más tradicional, que viven sobre el río Marañón y que al igual que los Kukama, Yine y shipibo han participado por años en proyectos productivos para manejar la reserva nacional y recuperar los ambientes delicados o agredidos. Ya que Pacaya Samiria provee gran parte de los productos amazónicos que se consumen en la ciudad de Iquitos, es de suma importancia mantener o introducir aquí el manejo de recursos. Estos grupos han servido de modelo para demostrar la viabilidad del manejo sostenible de recursos pero además también, para demostrar que están orgullosos de la forma de vida que han escogido al interior de un área natural protegida, con sus ventajas y obviamente también limitaciones, pero que en general evalúan de forma muy positiva, como su opción de vida.

Zona Reservada Gueppí Güeppí es una zona reservada ubicada en el extremo norte del país, en la frontera entre Colombia y Ecuador. Este es parte del territorio tradicional de los airo pai, conocidos también como secoya, que se trasladaron en la época del caucho del río Napo al Putumayo, donde se encuentran hoy sus comunidades nativas, salvo un muy pequeño grupo que quedó en el Ecuador. A esta zona también migraron kichwa runa, tanto por el Putumayo como por el río Napo. Y finalmente también se encuentran sobre el río Putumayo los witoto. Los witoto fueron también uno de los grandes pueblos amazónicos, que fueron usados por los caucheros para reprimir a los que no se les sometían. Hay varios subgrupos con diferencias dialectales y hoy día están repartidos en varias comunidades. Los airo pai son un pueblo con una vida muy ordenada que demuestra una gran civilización amazónica con rituales como el baño y tomas de eméticos en las mañanas. Los airo pai han estado particularmente interesados en recuperar sus tierras y especialmente su lugar de origen, “donde viven sus dioses” y también

donde están sus cementerios. Les interesó también que se conservara una zona llamada “las cochas sagradas”, donde se reproducen las tortugas de río y el paiche. Su interés estaba puesto en conseguir una gran reserva comunal que incluyera todo esto, pero ello requería de acuerdo a la legislación una gran negociación con todos los grupos humanos colindantes, los mestizos pescadores de paiche, los kichwa runa, y obviamente el estado peruano. Esta negociación se fue logrando de a pocos y finalmente se consolidó una propuesta. El estado peruano sin embargo tuvo dificultades en su negociación entre Ministerios, y el INRENA que es parte del Ministerio de Agricultura no pudo detener un contrato petrolero en la zona y que se hizo sin su autorización y por lo tanto es irregular. La organización indígena airo pai obviamente se opone a la exploración petrolera. Estas dificultades a su vez han impedido que la otra reserva comunal sobre el río Putumayo, para los kichwas, huitoto y mestizos pueda ser sacada adelante, al igual que el parque nacional que complementaba el diseño total del área.

Proyecto PIMA: Comunidades y pueblos indígenas por ANP Población ANP Pueblos indígenas Total % Reserva Nacional Pacaya Samiria Reserva Comunal El Sira

Parque Nacional Alto Purús y Reserva Comunal Purús

Zona Reservada Santiago Comaina Zona Reservada Güeppí

Kukama-Kukamiria

90,000

Asháninca Ashéninka Yanesha Shipibo-Conibo Cashinahua Sharanahua Culina Mastanahua Amahuaca Asháninca Chaninahua Yine Awajún Wampis Kichuas Huitoto Secoya o Airo Pai

8,200

80 Indígena 20 Mestiza 80 Indígena 20 Mestiza

Comunidades En el En el área* proyecto 207 206

No. de Org. 03

209

120

12

3,200

90 Indígena 10 Mestiza

45

23

2

15,600

92 Indígena 8 Mestiza 60 Indígena 40 Mestiza

137

83

7

25

23

3

3,000

Fuente: Datos básicos del Proyecto PIMA. * Consorcio STCP Sustenta, Informe de Diagnóstico Temático de las ANP, Lima, 2004.

2. Las organizaciones indígenas Las organizaciones indígenas surgen como organizaciones de defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Por lo tanto son organizaciones sociales de base y formalmente

Organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro. Dado que dentro de la estructura del estado y del juego democrático no figuran los pueblos indígenas, éstas vienen a jugar el papel de organizaciones representativas en lugar de las que debió haberse creado reconociendo sus derechos colectivos. Como las comunidades nativas tienen como se dijo arriba personería jurídica, se les ha reconocido que anteceden al estado en algunas constituciones y además gozan de una cierta autonomía jurídica al interior de la comunidad y solo para faltas menores, resulta que en cierto modo flotan en la sociedad peruana y en la estructura del estado, sin tener dónde encajar dentro del sistema político y administrativo, casi como si fueran sociedades privadas. El rol representativo d elas organizaciones indígenas se consolida a partir del Convenio 169-OIT en el que se las nombra como tales y se les otorga el derecho de consulta de buena fé, en todos los actos legislativos, normativos o administrativos que les conciernan a los pueblos indígenas. Eso significa un avance significativo, frente a la nada, pero obviamente no corresponde todavía con una articulación democrática; es una medida que suple esa deficiencia. Las organizaciones indígenas en el Perú han venido organizándose desde inicios de los años 80, y se han generalizado hasta convertirse en un sistema autorepresentativo, en el cual se distinguen básicamente tres niveles: las organizaciones de base, generalmente de una cuenca, las organizaciones regionales y las nacionales. Las organizaciones indígenas nacionales tienen un interés en influir en el desarrollo de las políticas nacionales y han ganado un espacio de negociación cada vez más amplio. Las regionales aportan directamente a las políticas que formulan las organizaciones nacionales y sirven de puente con las bases, que son las más representativas y las que están más cerca de la realidad comunal. Hay que contar con que esta diferencia en la ubicación en el sistema de representatividad indígena también genera perspectivas e intereses diferentes que pueden llegar a la contradicción, por lo que hay que saber manejar situaciones como esa. Y esto puede suceder inclusive dentro de una organización, porque los mecanismos de formación de opinión institucional todavía no están formalizados o no se manejan adecuadamente. La proliferación de organizaciones locales se hizo en parte en un esfuerzo de las organizaciones locales y regionales por lograr generar proyectos y recibir apoyo de la cooperación internacional, tal como los mantienen las organizaciones nacionales. Pero este intento de diversificación no ha tenido éxito, en parte debido a que la cooperación internacional no ha respondido a este reto o tiene desconfianza por la falta de experiencia en el manejo de fondos y la gran mayoría de proyectos sigue siendo manejado centralmente, lo que genera descontento. Dada la cantidad de organizaciones que se han ido conformando, existen serias dificultades de comunicación entre ellas por lo que las organizaciones solicitan que se les apoye en ese sentido a los proyectos que trabajan con ellos. Las organizaciones indígenas, como toda institución, tienen deficiencias, que es importante irlas corrigiendo en el tiempo, como una dependencia excesiva de sus fuentes de financiación y de los asesores; sin su existencia, sin embargo, la situación de abandono legal y real de los pueblos indígenas sería mucho mayor. Y la auto representación presenta enormes ventajas frente a la representación a través de terceros como literatos con sensibilidad – el movimiento indigenista – o antropólogos u organizaciones de derechos humanos que han intervenido a su favor.

RELACION DE ORGANIZACIONES INDIGENAS INVOLUCRADAS EN LA 5 ANP´s ANP´s Zona Reservada Güeppí

Zona Reservada Santiago Comaina

1. ORAI 2. FECONAFROPU 3. OISPE 1. CAH * 2. FECOHRSA 3. FAD 4. ODECOFROC 5. ODECINAC

Zona Reservada Alto Purús Reserva Nacional Pacaya Samiria

Reserva Comunal El Sira

6. CHAPI SIWAG 7. OSHDEM 1. FECONAPU 2. FENAMAD*** 1. ADECOP 2. AIDECOS 3. ACODECOSPAT 1. ARPI 2. CECONSEC 3. ANAP 4. UNAY 5. OIRA 6. ORAU 7. OAGP 8. ORDIM 9. FECONAPIA 10. FECONADIP 11. ORDECONADIT 12. ECOSIRA**

ORGANIZACIONES Organización Regional AIDESEP En Iquitos Federación De Comunidades Nativas Fronterizas Del Putumayo Organización Indígena Secoya Del Perú Consejo Aguaruna Huambisa Federación De Comunidades Huambisas Del Río Santiago Federación Aguaruna De Domingusa Organización De Desarrollo De Las Comunidades Fronterizas Del Cenepa Organización De Desarrollo De Comunidades Indígenas Numpatkaim Alto Cenepa Ijumbau Chapi Shiwag Organización Shuar Del Morona Federación De Comunidades Nativas Del Purús Federación Nativa De Madre De Dios Asociación De Desarrollo Y Conservación De Puinahua Asociación Indígena De Desarrollo Y Conservación Del Samiria Asociación Cocama De Desarrollo Y Conservación San Pablo De Tipishca Asociación Regional De Pueblos Indígenas Central de Comunidades Nativas de Selva Central Apatyawaka Nampitsi Asháninca Pichis Unión De Nacionalidades Asháninca/Yanesha Organización Indígena Regional De Atalaya Organización Regional Alto Ucayali Organización Asháninca Del Gran Pajonal Organización De Desarrollo Indígena De Masisea Federación De Comunidades Nativas De La Provincia De Puerto Inca Federación De Comunidades Nativas Del Distrito De Paria Organización De Desarrollo De Comunidades Nativas Del Distrito De Tahuania Ejecutor De Contrato De La Reserva Comunal El Sira

* Cuencas: Chiriaco, Marañón, Cenepa, Nieva y Santiago ** Ejecutor de Contrato *** Fuera del área Fuente: Proyecto PIMA, 2006.

3. Participación en el Proyecto Por su mismo objetivo el Proyecto PIMA, el mejorar la conservación de 5 de las áreas naturales protegidas con la participación de las comunidades nativas, tenía que llevar a cabo un proceso participativo de gran magnitud y que garantizara resultados sostenibles a largo plazo. La participación en los proyectos es vista generalmente como una forma de garantizar el compromiso de los beneficiarios y la sostenibilidad de los resultados, lo que es muy positivo. Por encima de eso, para el proyecto PIMA la participación fue además una de las condiciones del desarrollo de los pueblos: que ellos sean dueños de su propio proceso. Sin esa condición no hay desarrollo posible, porque los procesos de planificación son por ellos mismos la expresión de la autonomía de los pueblos, si son bien conducidos. Y en el caso de los pueblos indígenas amazónicos acostumbrados a reproducir los patrones culturales que garantizaron su supervivencia, el planificar para el futuro es una experiencia nueva, pero que tienen que hacer para lograr una articulación más ventajosa a la sociedad civil y al estado peruanos. De este modo la participación implica respeto y comprensión de la cultura del otro, a la vez que el aprendizaje de nuevos comportamientos con la planificación, cuando éstos no son parte del bagaje cultural de las partes. Esto significa que aunque el proyecto no tuviera como objetivo propio ese desarrollo de los pueblos, teníamos que entender que los pueblos indígenas tienen su propio horizonte de interpretación que hay que tener en cuenta en todo momento, con sus conceptos y su lógica de pensamiento así como de los recursos culturales que disponen. Si los resultados del proyecto no eran entendidos, o no satisfacían por lo menos en parte a los objetivos de los pueblos indígenas, esos resultados no iban a ser sostenibles. Un ejemplo de este esfuerzo adicional de comprensión de la otra cultura fue necesario por ejemplo para entender la solicitud de las organizaciones indígenas, que muchas veces estaban plenamente de acuerdo en el tipo de uso que había que darle a una zona, incluyendo el uso indirecto que corresponde a un parque nacional, pero no aceptaban esa conclusión sino que querían que se titularan como reservas comunales, porque es la única categoría del sistema que permite la cogestión, y eso les acerca a su propósito: la reconstrucción de sus territorios. Este objetivo encontró dificultades en la contraparte del estado peruano, que si bien lo entendía, no quería aceptarlo por razones legales, y trataba de buscar una aplicación más estricta de la ley de ANP, que sirviera mejor a la protección de los recursos naturales – que ellos veían amenazados por actividades mineras y petroleras. De modo que esta diferencia de enfoque determinó toda la negociación. Por ello si no se aceptan los puntos de vista, críticas y propuestas de la contraparte, entonces no existe colaboración para el logro de los objetivos concertados, aunque éstos no siempre se puedan lograr con los medios del proyecto o éstos trasciendan las posibilidades inmediatas. La idea de una gestión de proyecto que sea receptiva de las propuestas de los actores, que comprenda y colabore con la ejecución es esencial en todos los proyectos 3. 1Procesos participativos Para llevar a cabo un proceso participativo es necesario contar con las instancias de participación formales e informales, con los medios y la capacidad para lograrlo, poner en marcha un proceso de capacitación para

que la participación sea informada y tenga sentido, y finalmente prever las formas cómo el proceso aportará al sistema o su institucionalización para que sea sostenible. La participación tiene que estar articulada a la gestión del proyecto: • • • • • • •

Instancias de participación y consulta con INRENA [Comité Directivo del Proyecto] Generación de instancias de planificación y decisión de proyecto Planificación y presupuestos participativos Afianzamiento institucional de las organizaciones indígenas y locales Organización de foros e instancias de concertación local y regional Apoyo a la participación local, regional y nacional en los eventos de INRENA Refuerzo de la institucionalidad como pueblo indígena

En el caso del Proyecto PIMA el proceso participativo se hizo de acuerdo con las normas legales vigentes, que diseñaban un proceso participativo como: • • • • • • •

Informado Transparente Solidario Intercultural Controlado por los actores Control de resultado (criterios de juicio) Planificado (diagnóstico, desarrollo de visión, objetivos y estrategias, implementación)

Estos requisitos hacen que el proceso de participación no sea muy similar al de una consulta formal, y se parezca más a un proceso de aprendizaje y de construcción conjunta de propuestas, en el cual se discuten y en lo posible se entienden y hasta acercan los marcos de referencia que sirven para la conformación de opinión. La capacitación se llevó mayormente para el principio de “aprender haciendo” y así los representantes de la población local e indígena aprendieron el manejo de un área natural protegida participando en la planificación, presupuestos particpativos, vigilancia comunal y otras actividades.

3.2 Construcción de propuestas El Proyecto PIMA estuvo organizado en varios componentes: el primero fue el de planificación participativa e intercultural, el segundo el de usos de la diversidad biológica, el tercero el de monitoreo y evaluación participativo e intercultural y el cuarto el de gestión de proyecto. De todos los componentes, el primero fue el que tuvo que organizar un proceso participativo de grandes proporciones para lograr varios objetivos: • • • • • • •

Propuestas de categorización de nuevas ANP Elaboración de documentos de planificación de las ANP como Planes maestros Concertación del Régimen especial de Reservas Comunales Participación en la gestión de las ANP Planificación y desarrollo del Proyecto PIMA a nivel de ANP Vigilancia comunal de las ANP Capacitación y comunicación

Las negociaciones sobre las categorizaciones fueron particularmente difíciles, ya que en realidad la propuesta indígena, el reclamo de un territorio, amparado en el reconocimiento explícito que tiene el

territorio en el Convenio 169 – OIT, ha sido implementado de manera insuficiente a través de la ley de comunidades nativas en la Amazonía y de comunidades campesinas en los Andes, como hemos visto arriba. Una solución legal requeriría de una reforma constitucional que cree municipios indígenas o una unidad territorial similar con características de una subregión y esto no estaba al alcance del proyecto. Dado que no era legalmente factible una negociación por territorios y autogobiernos indígenas, que incluyeran a las áreas naturales protegidas, que hubiera sido el orden lógico, resultó necesario negociar las áreas naturales protegidas por sí mismas y ello se confundió muchas veces con negociaciones sobre territorio. De otro lado la misma Ley de Áreas Naturales Protegidas y especialmente su reglamento citan al Convenio 169 – OIT y ven sus determinaciones como una forma de cumplir con lo dispuesto en el Convenio. El reglamento desarrolla ampliamente el concepto de participación en una de las categorías de área natural protegida, las reservas comunales.

El punto de encuentro en las negociaciones entre los pueblos indígenas y la Intendencia de Áreas Naturales Protegidas del INRENA fue la creación de las reservas comunales y la negociación del Régimen Especial de Reservas Comunales. Esta última negociación empezó con reuniones informativas a distintos niveles y luego se llegó a una larga negociación del texto del Régimen Especial con las organizaciones indígenas nacionales [CONAP y AIDESEP] que redactaron conjuntamente con el INRENA, a partir de sus propuestas, un nuevo texto consolidado. Este texto fue llevado a consultas regionales con las organizaciones indígenas y finalmente se redactó un glosario de términos que facilitara la comprensión. En paralelo el proyecto facilitó en procesos participativos amplios, que las comunidades nativas se organizaran y conformaran los ejecutores de contrato de administración, luego que se capacitaran y empezaran con la planificación de las actividades de la nueva ANP, trabajando sus Planes Maestros. También aquí se dieron procesos participativos creativos que en el caso del Sira llevaron a varios meses de colaboración y convivencia entre la junta directiva del ejecutor de contrato ECOSIRA y los profesionales contratados por el proyecto. El modelo de cogestión las reservas comunales es el resultado más importante del Proyecto PIMA por su relevancia futura para la gestión de áreas naturales protegidas en general. Es probable que de probar ser fructífero en su aplicación este modelo sea aplicable a la gestión de otras categorías de áreas, puesto que ofrece importantes ventajas para la gestión de ANP: el compromiso en la buena gestión basado en el reconocimiento de derechos ancestrales y reales, el fortalecimiento de las organizaciones indígenas y locales, la creación conjunta de una estrategia para el uso del área (Plan Maestro) y la generación de un “cordón de seguridad” con proyectos de usos sostenibles de recursos en el entorno inmediato, como elementos básicos de una buena administración del área. Un punto clave para la obtención de estos logros fue el reconocimiento explícito del INRENA de los derechos preexistentes, así como la política de la Dirección Ejecutiva y de la Gerencia del Banco Mundial de reconocer los objetivos a largo plazo, como el reconocimiento de los territorios, y plantear a su vez avances concretos alcanzables con la legislación vigente, como la cogestión de las reservas comunales. Sin el reconocimiento de los objetivos a largo plazo, la negociación se hubiera convertido en una confrontación de intereses.

En todo este proceso de participación en algunas de las zonas el proceso superó las expectativas de una consulta y se convirtió en una construcción conjunta de propuestas. Esto fue particularmente cierto en la Reserva Comunal El Sira y así fue reconocido por el INRENA en su autoevaluación.

3.3 Diálogo intercultural Todo el proceso de participación constituyó una forma específica de diálogo intercultural, que implica distintas concepciones de derecho, apreciaciones de la realidad marcadas por las diferencias culturales, conceptos e intereses diferentes y capacidades también muy distintas. Este proceso fue muy amplio y difícil, porque las diferencias culturales son también profundas, como lo son las diferencias en sus proyecciones a futuro y los medios para lograrlo: eso significa que las diferencias culturales llevan a modelos de desarrollo diferentes, y que en una propuesta de convivencia nacional o latinoamericana habría que tomar esto en cuenta: no se podrá extender o universalizar el modelo de desarrollo de la globalización sino forzando a los pueblos; esa es una actitud profundamente antidemocrática y éticamente insostenible. Y por ello hay que apuntar a la generación de nuevos consensos y nuevas oportunidades de interacción, como el de la conservación participativa con comunidades indígenas, que es un modelo de convergencia. El éxito de la lucha contra la pobreza dependerá de la aplicación de este modelo y de otros modelos de convergencia que se puedan generar con un enfoque intercultural y ambiental.

3.4 Supervisión legal de los procesos Un logro importante fue también la negociación del Decreto Supremo de Creación del Parque Nacional Alto Purús y de la Reserva Comunal Purús, el cual contempló por primera vez en el Perú la protección de los derechos humanos de los pueblos en aislamiento voluntario que lo habitan como uno de sus objetivos. En el mismo Decreto Supremo se garantiza los derechos reales de los pueblos indígenas a obtener sus demandas territoriales, cuando así lo demanden. La redacción del Decreto Supremo se hizo bajo la veeduría de la defensoría del Pueblo. Toda esta atención al problema de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario llevó finalmente a que el Parlamento diera una Ley que permitiera la creación de territorios que protejan a los pueblos en aislamiento voluntario. 3.5 Construcción de una práctica solidaria conjunta Los 43 proyectos económicos del Proyecto PIMA, contra todas las predicciones tuvieron éxito por una serie de razones, empezando porque fueron construidos participativamente en varias etapas a partir de propuestas de las comunidades, que luego fueron seleccionados y priorizados por los mismos actores, en reuniones de sus comités locales del proyecto. Se conformaron los ejecutores respetando las culturas y los grupos de trabajo que proponían; no se intentó imponer un concepto colectivista de “comunidad”, aunque hay momentos y formas de interacción colectiva. Los grupos ejecutores eran los responsables del proyecto, pero la comunidad y las organizaciones indígenas tenían el rol de vigilancia social sobre la ejecución del

proyecto. Con éstas y otras medidas adicionales se trató de acercar el nuevo tipo de gestión a las formas tradicionales de gestión comunal. Los fondos se otorgaron como donación con cargo a rendición de cuentas, para que aprendieran el manejo de fondos. Y eso fue entendido así, pero a la vez los ejecutores agregaron una nueva dimensión: no solo habían aprendido a comprar barato comparando precios, a no dejarse influir por compradores, a hacer presupuestos y planes de ejecución propias, y llevar cuentas y tarjetas bancarias, sino que sobre todo el hecho que se les entregara fondos había creado una deuda, que los obligaba a cumplir para no quedar mal. De allí el compromiso con los objetivos de sus pequeños proyectos. En este caso el diálogo intercultural funcionó a dos niveles de comprensión y eso fue muy positivo. Visto en retrospectiva: el ejercicio con los proyectos reforzó la estrategia de las áreas naturales protegidas y creó un lazo solidario entre las comunidades y ejecutores de proyectos con las Jefaturas de las áreas naturales protegidas, y eso reforzó y dio un desarrollo al compromiso mutuo, esto es construyó una práctica intercultural solidaria. 3.6 Evaluaciones participativas En términos generales los procesos de participación tuvieron ese carácter: fueron procesos sostenidos que dieron ocasión a reflexiones y correcciones, a cambios de opinión y a asumir nuevas posiciones. Especialmente por parte del estado, que finalmente reconoció el valor del modelo de conservación participativa, de los errores y dificultades que había tenido en las negociaciones por las categorizaciones de las áreas y por eso resultó sumamente importante que se llevaran a cabo esas evaluaciones, sin las cuales hubiera sido difícil reconocer el carácter procesual y poder además definir estrategias futuras.

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