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PIE ADDUCTOVARO
RESUMEN En la literatura existente no encontramos esta nomenclatura para definir un tipo de alteración que es lo suficientemente frecuente como para tener nombre propio. En general, esta patología la engloban bajo el concepto de pie equino varo, pie cavo varo o metatarso adductus y, en otros casos (la mayoría) la ignoran, cuando sus características son ostensiblemente diferentes. Es evidente que la nomenclatura de metatarso adducto varo es insuficiente para definir toda la patología y la alteración morfológica que esta definición debería abarcar. El tratamiento ortopodológico es de lo más agradecido en este tipo de pie.
PALABRAS CLAVE Pie adductovaro. Tratamiento ortopodológico. Roval Foam. Molde de yeso.
Se trata de una alteración congénita que presenta las siguientes características:
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Retropié: línea de Helbing. Varo. Maléolo tibial desdibujado y maléolo peroneo prominente. Incluso sin carga, la línea de Helbing y las partes blandas del talón las encontramos siempre en varo.
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Tarso medio: se evidencia una clara supinación de Chopart y Lisfranc que condicionan la elevación del arco medial a expensas del lateral. A diferencia del metatarso aductovaro puro en que la apófisis estiloides se halla generalmente muy manifiesta, en el pie aductovaro esta manifestación viene condicionada también por el cuboides siendo ambos, los culpables de la forma arriñonada de la huella.
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Antepié: a partir de Lisfranc aducido con metatarso aductovaro. Rodete glenoideo manifiesto como consecuencia de la mayor perpendicularidad al plano del I metatarsiano que en ocasiones origina desplazamiento del tejido adiposo.
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Clara alteración del eje antero posterior o línea de Meyer.
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Es bilateral y puede ser más acusado en un pie que en su homólogo.
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No es infrecuente encontrar pies asimétricos.
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Si es bastante frecuente que se evidencie geno valgo o tendencia a él.
Huella: es frecuente observarla con forma arriñonada, que será más evidente cuanto mayor sea la deformación. En algún caso puede observarse un desdibujamiento
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de la presión a la altura de la primera articulación metatarsofalángica. No obstante, ésta puede variar dependiendo de la severidad del caso.
Sus características son evidentemente diferentes por lo cual, la alteración se hace merecedora de tener nombre propio y así lo hemos bautizado: PIE ADUCTOVARO. Como en todas las patologías se encuentran diferentes estadios, de discreto a severo.
Respecto a su etiología es evidente que el factor neurológico es una de las principales causas al influir sobre peroneos, ligamentos y todo el tejido conectivo. Las tensiones recibidas influirán, sin duda, en el posterior desarrollo de su estructura ósea provocándole cambios morfológicos que comportarán la estructura final de todos los tejidos implicados.
De no instaurar tratamiento ortopodológico en la niñez, las tensiones que reciba incidirán, sin duda, en el posterior desarrollo de la los tejidos blandos y óseos, provocándole cambios morfológicos que comportarán su estructura final. Por esa razón, cuanto antes se inicie el tratamiento ortopodológico mejores resultados obtendremos. Es evidente que el tratamiento general y fisioterápico ayudará en los logros finales.
La marcha sobre el borde externo crea inestabilidad en la deambulación, con torceduras, incluso caídas frecuentes, al tiempo que influye, de forma directa, en el resto del aparato locomotor.
Las lesiones se localizan preferentemente en la IV y V articulación metatarsofalángica, también a la altura de estiloides (plantar) y con menor frecuencia en la I metatarsofalángica
Tratamiento con soportes plantares: corregir el máximo que permita su motilidad articular, la convexidad que presente el lateral del pie, al tiempo que eleve también el arco lateral, para recuperar al máximo la horizontalidad de la línea de Meyer y tender a la normalizar la supinación, trasladando las fuerzas medialmente.
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Descargará cuboides y estiloides (por debajo, delante y detrás), acolchándolos, para que su adaptación no comporte intolerancias. Por el lateral, prolongar su acción hasta sobrepasar 4º y 5º segmentos digito metatarsales, manteniendo un grosor que actuará en forma de cuña distal (de estiloides hasta sobrepasar al menos dos centímetros los segmentos digito metatarsales IV y V) y transversal, de lateral a medial.
El soporte plantar lo elaboramos con espuma de ROVAL FOAM (polietileno reticulado de 200 Kg. de densidad) puesto que, este tipo de material, permite una perfecta adaptación al molde al tiempo que tiene la suficiente resistencia y no pierde la forma con el uso. Por otro lado permite modificaciones en todos los sentidos, tanto desbastar como añadir. La forma del soporte nos vendrá determinada por el molde obtenido, no obstante, respecto al arco medial, el soporte en ningún momento deberá ejercer presión sobre él, se limitará a contactar teniendo en cuenta que su luz se verá disminuida como consecuencia de la corrección ejercida lateralmente. Otra norma básica en la realización del soporte en esta patología, será la prolongación de éste por el lateral del pie hasta sobrepasar los dedos. Esta prolongación, deberá mantener un grueso que llegará hasta más allá del borde distal y que actuará en forma de cuña en sentido lateral a medial, en donde el grueso debe ser prácticamente cero. Por su parte medial, el soporte deberá permitir la pronación normal del pie durante la marcha.
También el soporte de pasta de látex (Roval Gel) está muy indicado para esta patología. Ambos materiales permiten ser modificados en todos los sentidos, tanto desbastar como añadir.
Los objetivos del molde serán los mismos que los del soporte ya que la forma del soporte nos vendrá dada por la del molde obtenido, de ahí la importancia de éste.
Manipulaciones a realizar en la obtención del molde:
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Corrección del varismo.
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Elevación del arco lateral.
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Disminución del arco medial.
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Conseguir la máxima alineación de la línea de Meyer
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Consecutivamente, aproximar la subastragalina al valgo y pronar Chopart y Lisfranc elongando la fascia plantar y respetando y acolchando la apófisis estiloides.
En este caso y con objeto de poder realizar las correcciones correspondientes, es imprescindible obtenerlo con el paciente en decúbito supino (en la mayoría de los casos será preciso disponer de un ayudante para mantener la extremidad alineada).
Por debajo de la extremidad, a la altura del tercio distal, colocaremos un cojín que nos ayudará a relajarla (al actuar sobre el tríceps), extendiéndose también, esta acción al pie. Para un adulto, se prepara la férula con cuatro capas de venda de yeso de 20 cm. Para evitar la pérdida de yeso, la humedecemos con una esponja en lugar de colocarla debajo del grifo.
Una vez aplicada la férula en el pie derecho, conforme ésta se va alineando procuraremos que:
La extremidad esté en posición neutra respecto a su propia posición y al pie. (si es necesario recurriremos a un ayudante para conseguirlo).
Se adapte perfectamente al arco lateral, valiéndonos de la mano izquierda si se trata del pie derecho, en tanto la mano contraria corrige a la altura del antepié, y a la inversa cuando actuemos sobre su homólogo.
Se eleva el arco lateral adaptando, con esta misma mano, la férula por debajo, delante y por detrás de la apófisis estiloides, acolchándola, para que su adaptación no comporte intolerancias. con objeto de que no quede desdibujada en el molde por causa de los tejidos adiposos desplazados con la presión, tanto en sentido distal como proximal. Para ello nos valdremos del primer espacio de la mano y ejerceremos presión correctora en sentido planto dorsal, deslizándola perpendicularmente al V metatarsiano y al cuboides, siempre teniendo en cuenta lo anteriormente indicado.
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Se adapta el talón, prosiguiendo la maniobra anterior con la misma mano, para conseguir al mismo tiempo la corrección de la subastragalina y de la posición vara. Alternaremos estas maniobras con el fin de que se mantengan conforme va fraguando el yeso
Una vez fraguado, se retira y se deja secar. Una vez seco, lo rellenamos con espuma de poliuretano (una mezcla a partes iguales de MDI y Poliol) nosotros lo
preferimos al yeso puesto que es más ligero, más limpio y menos engorrosa su manipulación.
CONCLUSIONES: Para poder realizar un buen tratamiento es imprescindible obtener mejor diagnóstico. No podemos englobar en una misma nomenclatura diferentes alteraciones. Un abanico más amplio, preciso y exhaustivo, en cuanto al diagnóstico, nos dará más posibilidades de tratamiento.
No podemos englobar con una misma nomenclatura diferentes alteraciones. Un abanico más amplio, preciso y exhaustivo, en cuanto al diagnóstico, nos dará más posibilidades de tratamiento.
Si bien con el tratamiento ortopodológico en los casos más simples conseguiremos prácticamente un perfecto equilibrado, en los más severos podremos mejorar la estabilidad, la sintomatología y aminorar la repercusión en el resto del aparato locomotor.
Si bien con el tratamiento ortopodológico en los casos más simples conseguiremos prácticamente un perfecto equilibrado, en los más severos podremos mejorar la estabilidad, la sintomatología y aminorar la repercusión en el resto del aparato locomotor.
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