PIEZA DEL MES. febrero 12 La Inmaculada Concepción de Pedro de Mena

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febrero‘12 | La Inmaculada Concepción de Pedro de Mena

PIEZA DEL MES

PIEZA DEL MES | febrero‘12 “ La Inmaculada Concepción de Pedro de Mena”

Por Isabel Fernández Abad Sala III jueves 2, 9, 16 y 23 de febrero a las 18.30 h. Duración 30 minutos

[Asistencia libre]

La Inmaculada Concepción de Pedro de Mena

La casa Sorolla y la talla de la Inmaculada Concepción Dedicamos en esta ocasión este espacio a la talla de la Inmaculada Concepción de Pedro de Mena y Medrano (1628-1688) que se encuentra en el estudio del pintor. Tema referente en el devocionario español, es sin duda una de las piezas más valiosas que encontramos en la casa Sorolla; por su calidad, su factura y por ser su autor todo un exponente del Barroco español. Según la correspondencia conservada en los archivos del museo la imagen fue adquirida en Granada por mediación de Joaquín Torrente, amigo del pintor, a un tallista de la Cuesta de Gomeréz al que se refieren como Sr. Fuentes. Parece ser que Joaquín Sorolla, acompañado de Torrente, visitaría el taller del tallista en el viaje realizado a la ciudad andaluza entre el 17 de enero y el 13 de febrero de 1917, allí nuestro pintor se interesaría por la talla de la Virgen que en un principio no adquirió, posiblemente debido a su elevado precio, 125 o 150 pesetas refiere Torrente en su carta del 17 de febrero. Finalmente, y a posteriori, Fuentes acepta ofrecer la escultura al pintor por 110 pesetas “embalada y puesta en la estación”1. La siguiente noticia que tenemos es la del envío del talón por los portes de la escultura desde Granada a la casa familiar del pintor en Madrid el 15 de marzo de 19172. 4

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE PEDRO DE MENA

Es curioso sin embargo que no refiera nada a su mujer en la correspondencia mantenida aquellos días, ya que en esta ocasión Clotilde no viajaba con él y se comunicaban por carta diariamente.

gótica de la Virgen con el Niño [Fig. 1] que también puede verse en el estudio del pintor, obra de escuela castellana5, que estuvo antaño curiosamente adornada con pendientes y un collar.

La Inmaculada y otras tallas de la Virgen en la casa Sorolla

En el salón encontramos también dos imágenes de gran relevancia; frente a la rotonda una talla regalada al pintor por el anticuario alemán Joseph Weissberger; la imagen, [Fig. 2] del mismo origen que el generoso anticuario, podría estar realizada en el último tercio del siglo XV o a principios del siglo XVI6; luce una corona en bronce y plata dorada de factura española, aún hoy de dudosa datación7. En el lado opuesto de la sala encontramos una Virgen con el Niño [Fig. 3] de procedencia castellanoleonesa, quizá en concreto su procedencia podría ser palentina o burgalesa pero inspirada en modelos flamenco-italianos.

La imagen pasó entonces a formar parte de la amplia colección de representaciones marianas de la casa Sorolla. Prácticamente todas las salas están presididas por una o varias imágenes de la Virgen, todas ellas de gran valor artístico. Este elenco de imágenes no responde sólo a un afán coleccionista del pintor y su familia sino que indica también una inquietud devocional. En la correspondencia familiar conservada encontramos numerosas referencias al respecto; como el interés del pintor por algunas advocaciones concretas y monumentos a la Virgen, envío de imágenes devocionales, encargos, como la Virgen de los Desamparados vestidera, encargada para Elena como regalo de boda3, etc. Pero sobre todo y la más explícita es la devoción manifestada por el pintor hacia la Virgen de los Desamparados en una carta enviada a su amigo Pedro Gil4 en respuesta al encargo recibido a través de éste de pintar el nuevo camarín de la Virgen en Valencia. Así, junto con la talla de la Inmaculada Concepción, encontramos en la casa Sorolla otras imágenes como la talla

Fig. 1. Virgen con el Niño Escuela Castellana, S. XIV Madera policromada 85 x 36 x 30 Museo Sorolla Núm. de inv. 20015

Fig. 2. Virgen con el Niño Escuela Alemana, S. XV-XVI Madera policromada 109 x 37 x 26 Museo Sorolla Núm. de inv. 20020

Llamativo es igualmente el conjunto de relieves realizados en cerámica que decoran el antecomedor, el comedor y el exterior de la casa, todos ellos de inspiración italiana. Así la pequeña imagen que se puede ver sobre la vitrina del antecomedor, y la que decora el pórtico de la casa son reproducciones de sendas imágenes de Luca della Robbia (1400-1482), la segunda parece ser que fue adquirida en la fábrica de cerámica de Manuel García Montalbán en Sevilla, la primera, de procedencia desconocida, es bastante posible que fuera adquirida también allí. Inspirada en la madonnas del Quattrocento florentino está la imagen situada sobre el arco abierto en el muro

Fig. 3. Virgen con el Niño Escuela Castellano-leonesa, S. XVI Madera policromada 96 x 48 x 39 Museo Sorolla Núm. de inv. 20025

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LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE PEDRO DE MENA

Fig. 4.

Fig. 5.

Anónimo Virgen con el Niño

Diego González Ragel Vestibulo de la casa Sorolla

Barro

(c. 1933)

80 x 60 x 18

Museo Sorolla

Museo Sorolla

Núm. de inv. 81175

Núm. de inv. 20253

izquierdo del comedor [Fig. 4]; de factura muy refinada, parece que, como las anteriores, sería adquirida en Sevilla. Y en el tercer jardín podemos ver una imagen de influencia donatelliana, pero enmarcada en una guirnalda de frutos al más puro estilo de los Della Robbia. Tampoco podemos dejar de mencionar la reproducción de un relieve de la Virgen de la Catedral de Badajoz atribuido a Desiderio da Settignano (c. 1430-1464), que se encuentra sobre la puerta que da paso del antecomedor al comedor. Y otra reproducción, la del Tondo Pitti de Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), que sobre la chimenea preside el comedor; obra adquirida en Florencia por encargo de Sorolla a Salvador Tuset8.

Aunque no es una escultura es interesante también el detalle del pequeño icono de la Virgen con el Niño que encontramos en el vestíbulo de la casa, sobre el dintel de la puerta que da acceso al salón [Fig. 5]. Esta obra es una copia de un detalle de los frescos de Pietro Lorenzetti (12801348) en la basílica de San Francisco en Asís. Seguramente fue adquirida durante la estancia del pintor y su joven esposa en dicha ciudad entre 1888 y 1889. En el dintel de dicha puerta leemos grabada en dorado la palabra SALVE, que es la traducción al castellano de la palabra con la que el Arcángel Gabriel saludaría a la Virgen María en el pasaje de la Anunciación.

La colección de imágenes de la Virgen viene completada por una serie de tallas no expuestas actualmente; tres de ellas de época medieval, datadas entre 1201 y 1400, talladas en madera y policromadas, se encuentran en mal estado de conservación. Inspirada en modelos utilizados del siglo XV, encontramos una pequeña talla en madera de no más de 20 cm de altura y también en muy mal estado de conservación pero de gran calidad que sería realizada seguramente para ser venerada en algún palacio castellano9. De época barroca y procedencia andaluza encontramos la imagen de una Virgen dolorosa [Fig. 6] realizada en madera y lienzo que, de rodillas, junta sus manos sobre el pecho y eleva la mirada en actitud

suplicante; esta imagen estuvo ubicada en el segundo estudio aunque hoy tampoco está expuesta. Finalmente contamos dos imágenes de la Virgen del Pilar datadas hacia finales del siglo XIX y realizadas en plata y madera que vienen a completar la colección de esculturas de la Virgen que guarda hoy el museo Sorolla. La mujer vestida de Sol: sobre la iconografía de la Inmaculada Concepción y su devoción en España El tema de la Inmaculada Concepción es sin duda uno de los más populares y frecuentes de la imaginería religiosa española. Es la traducción plástica de una larga reflexión eclesial sobre la santidad de la Virgen María y la plenitud de dones que la harían

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LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE PEDRO DE MENA

Fig. 6.

Fig. 7.

Dolorosa

Pedro de Mena

Escuela andaluza, S. XVIII

Inmaculada Concepción

Madera policromada

Madera policromada

33 x 27 x 21

79 x 69 x 29

Museo Sorolla

Museo Sorolla

Núm. de inv. 20036

Núm. de inv. 20032

digna de recibir al hijo de Dios en su seno. Este proceso, iniciado ya con los primeros padres de la Iglesia, culminaría el 8 de diciembre de 1854 con la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por el Papa Pío IX.

Católica, que con albalá de 1477 instituye en Guadalupe la fiesta de la Inmaculada Concepción, o Felipe III, que en su túmulo funerario se llega a representar ante el papa Paulo V abogando por la declaración del dogma (1621).

Nótese lo tardía que es la proclamación del dogma, sobre todo teniendo en cuenta que los primeros compromisos y declaraciones de fe en favor de la idea de la Inmaculada Concepción de la Virgen surgen durante el siglo XV. El “Voto de Villalpando y su tierra” es considerado en este sentido el primer voto explicito en defensa de la Inmaculada Concepción, promovido por la iglesia de San Nicolás de Villalpando en Zamora en 1466 y suscrito por trece poblaciones más. Bien conocidas son también las actuaciones de monarcas como Isabel la

La forma propia de representar a la Virgen María como Inmaculada, aunque hunde sus raíces ya en representaciones del siglo XVI, se la debemos a Francisco Pacheco (1564-1644) que, hacia 1630, en su tratado Arte de la Pintura, indica de manera expresa cómo se ha de representar a María Inmaculada: “ hase de pintar […] en la flor de su edad, hermosísima niña, lindos y graves ojos nariz y boca perfectísimas y rosadas mexillas, los bellísimos cabellos tendidos de color de oro […] Con túnica blanca y manto

azul […] vestida de sol, un sol ovalado […] coronada de estrellas, doce estrellas compartidas en un círculo claro entre resplandores. Debaxo de los pies la luna que, aunque es un globo sólido, tomo licencia para hacerlo claro transparente, por lo alto más claro y visible con las puntas hacia abaxo. Por último el dragón, enemigo común, a quien la Virgen quebró la cabeza triunfando del pecado original”. Esta descripción, que será fielmente respetada durante todo el barroco, está unida a referencias bíblicas como el pasaje del Apocalipsis de San Juan (Ap. 12, 1): “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas…” la mujer, identificada obviamente con la Virgen María, estaba encinta y a punto

de dar a luz; un dragón de siete cabezas esperaba impaciente para devorar a la criatura que finalmente es arrebatada por unos ángeles y la mujer cobijada en el desierto. La túnica blanca y el manto azul son referencias que Pacheco toma de las visiones de Beatriz de Silva (1424 -1491?), santa de origen portugués que, al amparo de la Reina Católica, funda la primera congregación para la defensa y difusión del Misterio de la Inmaculada Concepción. A estos rasgos definidos por Pacheco se añade la tradicional representación de las letanías lauretanas, tomadas del “Cantar de los Cantares” y entendidas, en esta ocasión, en referencia a la Virgen María: Hortus Conclusus, huerto cerrado, hace alusión a la su virginidad; Stella Maris, la estrella que guía a los navegantes; Porta

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Celi, porque por su “sí” se abrieron de nuevo las puertas del cielo; Speculum sine Macula en alusión a su pureza; Civitas dei, Turris David… Así mismo suelen aparecer tres especies de árboles: el olivo, símbolo de bendición, el ciprés, símbolo de vida eterna, y el cedro, símbolo de fortaleza. Estos símbolos pueden aparecer suspendidos a su alrededor o integrados en el paisaje en el caso de la pintura o incluidos en peanas y pedestales en el caso de la escultura. El artífice: sobre el escultor Pedro de Mena Pedro de Mena y Medrano es uno de los grandes escultores del Barroco español. Nace en Granada en 1628, es hijo del también escultor Alonso de Mena (15871646) en cuyo taller se iniciaría y en el cual quedarían enmarcadas sus primeras obras. En 1653, año en que Alonso Cano llega a la ciudad, Pedro empezaría a trabajar con él como discípulo y colaborador, bajo su tutela depuraría su técnica y desarrollaría su sentido artístico. Viajará a Málaga en 1658 para atender el encargo de la realización de la sillería del coro de la Catedral y se establecerá definitivamente allí con gran éxito. Desde Málaga sus trabajos se extendieron por toda la península; murió en la ciudad andaluza en 1688. La temática de su obra es principalmente religiosa, y en ella abundan esculturas pequeñas, propias de clausuras monacales y capillas domésticas algo característico de la tradición granadina. No tenemos constancia de que trabajase ningún otro material que no fuese la madera: pino,

nogal o cedro. Su estilo se caracteriza por su realismo y elegancia; le gustaba copiar del natural, sigue modelos ajenos y crea otros tipos propios. El tema de la Inmaculada Concepción es uno de los más frecuentes y singulares en su obra. Conocedor de las indicaciones iconográficas de Pacheco, su producción inmaculista gira en torno al modelo creado por su maestro Cano con la talla que realizaría en 1655-1656 para el facistol de la Catedral de Granada, hoy en la sacristía. Inevitable es hacer una pequeña referencia a esta preciosa obra con la que desaparecería el rigor inmóvil y la estática volumetría de los modelos que antes habían abanderado Juan Martínez Montañés (1568-1649) o Gregorio Fernández (1576-1636) para dar paso a la imagen ligera y elegante de una jovencísima Virgen encinta, recogida en oración, envuelta por un manto azul intenso de abundantes y suaves pliegues. Bajo tutela de Cano, Mena realizaría su primera Inmaculada para la iglesia parroquial de Alhendín. Prácticamente contemporánea a la de su maestro en la catedral de Granada, pero algo más vigorosa en su aspecto general, está realizada a tamaño natural y hace gala de un hermoso rostro ovalado, ojos almendrados, nariz recta y boca pequeña. De su policromía original -túnica blanca y manto azul como indicaba Pacheco- no queda nada ya que fue repintada en el siglo XVIII. Siguiendo el mismo modelo, aunque más pequeña, realiza Mena la imagen encargada por las Benedictinas de la Purísima Concepción de Toledo.

Sin embargo pronto se decantará por un modelo más cercano al de Cano, y siguiendo éste firma en 1658 la Inmaculada del convento granadino del Santo Ángel, hoy propiedad del Arzobispado de Granada. Incorpora en esta talla elementos nuevos como un globo de cristal adornado con atributos lauretanos, la media luna acoplada en la parte superior y un dragón de bronce en la parte inferior, interpretación genial en escultura de las indicaciones de Pacheco. Esta complejidad de la peana es lo que finalmente acabará individualizando cada una de las tallas realizadas a partir de entonces. A esta modalidad responden numeroso ejemplares, muchos de ellos sin documentar, que realizaría para distintas clausuras, iglesias, etc., hoy dispersos por todo la geografía española. También a este modelo responde la Inmaculada Concepción [Fig. 7] del Museo Sorolla; La Virgen con las manos juntas en actitud orante se coloca en posición frontal sobre una peana compuesta tan solo por una nube y media luna con los picos hacia arriba; viste túnica blanca cuyas bocamangas se ensanchan para dejarnos ver los puños de su camisa fruncidos a la muñeca; mientras el voluminoso manto azul deja al descubierto sus hombros para despegarse de su cuerpo en finos pliegues recortando el perfil almendrado de la imagen, el pelo castaño cae de manera simétrica a ambos lados del rostro y se distribuye por sus hombros y espalda enmarcando un siempre delicado y joven rostro. Esta imagen reposa a su vez sobre un pedestal de rocalla, añadido posterior que data del siglo XIX.

Pedro de Mena siguió utilizando este modelo hasta su última Inmaculada realizada para el duque de Arcos D. Francisco Ponce de León y que dejó inacabada a su muerte.

Notas 1 El 21 de febrero de 1917 escribe Joaquín Torrente “[…] He visto a Fuentes, el tallista de la Cuesta de Gomeréz y he arreglado con él en que ceda a V. la virgen en 110 pesetas embalada y puesta en la estación; no recuerdo bien si pidió a V. la tarde que estuvimos en su casa 125 o 150 ptas. por ella […]” (Archivo de correspondencia del Museo Sorolla, CS5919). 2 (Archivo de correspondencia del Museo Sorolla, CS5920). 3 Cartas de Pepita García del Castillo a su hermana Clotilde en las que refiere el encargo de una imagen de la Virgen de los Desamparados para Elena con motivo de su boda. Parece que esta imagen era igual a la que tenía su abuela y llevaría también manto bordado a mano encargado ex profeso para ella. (Archivo de correspondencia del Museo Sorolla, CS4156, CS1979 y CS4160). 4 El 14 de diciembre de 1912 escribe Joaquín Sorolla: “Querido Pedro. Encantado y con un placer grande todo cuanto sea para mi adorada Virgen de los Desamparados. Confieso que en mi amor por ella hay una gran exageración […] pero sin ella la vida me sería muchas veces insoportable […]” (Archivo de correspondencia del Museo Sorolla, CS70319).

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5 FRANCO MATA, Ángela, “La escultura gótica en el Museo Sorolla”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, pp. 348-349.

ORUETA Y DUARTE, Ricardo de: Pedro de Mena. Centro de estudios Históricos, 1914, Madrid.

6 Según A. Franco, Op. cit, pp. 356-357.

Pedro de Mena 1628 -1688. Catálogo de la exposición, Junta de Andalucía, 1989, Málaga.

7 Según archivos documentales del museo la corona estaría datada hacia el siglo XVI, pero la experta Ángela Franco en su publicación antes mencionada se inclina a pensar que es una obra del siglo XVIII. 8 Cartas de Tuset a Sorolla en las que acusa recibo del encargo de la réplica del Tondo y su posterior localización y envío. (Archivo de correspondencia del Museo Sorolla CS6041, CS6043 Y CS6044). 9 Según A. Franco, Op. cit, pp. 353-354.

BIBLIOGRAFÍA

PÉREZ DE VALDIVIA, Diego: Tratado de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora (1582). Pamplona: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, D.L. 2004. SOLÁ, Francisco de P.: La Inmaculada Concepción: estudio histórico-dogmáticolitúrgico, Lumen, 1941, Barcelona. STRATTON, Suzanne L.: “La Inmaculada Concepción en el arte español”, Cuadernos de Arte e Iconografía, FUE, Tomo 1, , 1989, Madrid.

FRANCO MATA, Ángela: “La escultura gótica en el Museo Sorolla”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, nº 2, Ministerio de Cultura, 1979, Madrid. GALLEGO Y BURÍN, Antonio: Pedro de Mena y el misticismo español, Universidad de Granada, 1930, Granada. GILA MEDINA, Lázaro: Pedro de Mena escultor: 1628-1688, Arco Libros, D.L. 2007, Madrid. Inmaculada. Catálogo de la exposición. Fundación las Edades del Hombre Conferencia Episcopal Española, 2005, Madrid. *FOTOGRAFÍAS DE SUSANA VICENTE GALENDE

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