POEMAS REALES. Perpetrados x David O. Miralles

POEMAS REALES Perpetrados x David O. Miralles Primer Versión Febrero de 2005 1 CONTENIDOS Cien años 6 La sombra de mi cuerpo 8 Cuando se vive

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Story Transcript

POEMAS REALES Perpetrados x David O. Miralles

Primer Versión Febrero de 2005

1

CONTENIDOS Cien años

6

La sombra de mi cuerpo

8

Cuando se vive en planeta del tamaño de una toronja 10 Si pierdes las llaves del nuevo paraíso

12

Papillón

14

Lo peor no es el dolor

16

Ícaro

18

Ojalá tus manos abran esta carta de aire

20

Los peces dorados de Azuri

22

You have no mail

23

Callejón Vallejo

25

Si yo no fuera el hombre que soy

27

Canis familiaris

28

Recuerdos de Quevedo

29

Reflexiones a la hora del té

31

De lo que sueña en mí

34

No sabría encontrarme en una multitud

36

Un tren en el fondo del patio

38

Pequeños animales de la urbe

40

Gingerbread Village

41

De este mundo al fin

43

La realidad y el deseo

45

2

ADVERTENCIA Los hechos, situaciones y personas que aquí aparecen son estrictamente reales, por lo que cualquier parecido con hechos o personajes de ficción es mera coincidencia. La realidad siempre ha sido infinitamente más interesante, sorprendente e impredecible que cualquier ficción y es lo único sobre lo que vale la pena escribir.

3

DIARIO

¿Adulto? Nunca – nunca, como la existencia que no madura permanece siempre verde, de un día espléndido en otro – no puedo sino permanecer fiel a la estupenda monotonía del misterio. Eso es porque no me he abandonado a la felicidad Eso es porque en la ansiedad de mis culpas no he encontrado nunca un remordimiento verdadero. Igual, siempre igual con lo inexpresable, en el origen de aquello que soy. P. P. Pasolini Poemas Romanos (traducción del Autor)

4

“així el poema alhora pateix de la imperiosa necessitat de designar el real i no el pot designar: li calen les paràfrasis per al.ludir al trànsit d'un núvol, al'estiu, a la corolla tèbia que es desfà dins els llavis, al sentiment de nostàlgia, a la por, a la presa de contact amb les obscuritats de la memòria” Segona visió de març Pere Ginferrer

“Tal vez yo te lea y tú me leas, entre atardeceres y sus adelfas, tropezando con las húmedas piedras del camino vecinal, sin ninguna fe en el arte, confiados sólo en el instante del respiro.” Batir de alas entre los castillos del aire Sergio Mansilla Torres

5

Cien años “Y por esa única desgarradura de la realidad lamo sus bordes en los viajes de mi otro corazón”

Adolfo Nordenflycht ESTANCIAS

Comenzar. Espantar las aves dormidas en las cornisas. Sus enormes alas ensombreciendo las calles. Y andar después de cien años otra vez por la calle principal. Sentir en la suela del calzado el amado pavimento. Oler una vez más el alquitrán de los botes y el hedor de las aguas contaminadas de los tubos de escape. de los cuerpos inertes en sus camas. Comenzar con las primeras luces del día a reconocer lo que he amado en secreto a espaldas de mí mismo. Y echar los ojos a rodar tras aquello que ha cambiado

6

y no recuerda quienes fuimos. Este diminuto universo es hoy infinitamente peor que cuando lo juzgamos malo. Pero no participé en ninguna revolución ni adherí a fe alguna. Sólo eché un vistazo desde el puente y vi los eternos veleros, los botes, los lanchones avanzando lentamente en un día de sol igual que hoy hace cien años o más.

7

La Sombra de mi cuerpo “Inmer lehnte ich ab von einer schattenlosen Idee mainen schattenwerfender Körper verletzen zu lassen.”

Günter Grass

Estuve allí. Fui testigo de su forma de mentir. Supe desde ese primer momento que su rostro no era tan importante como el significado de su rostro. Aquello que se dijo de su rostro. Hermoso Noble Luminoso. Yo no participé del juego. Yo estaba oculto en el cuarto del fondo. En mi rincón. Así que yo sabía que su belleza era un acuerdo. Un producto del miedo o la desesperación por eso dibujé su verdadera cara en el muro. Afuera llovía 8

Y había pájaros en la tormenta y yo deseaba ser un pájaro no comprendía cómo se podía vivir con aquel peso. Sin alas. Al interior de una cámara de 3 x 4 cuya única puerta daba a las dominios de mi padre. El dolor se originaba allí. El dolor de los míos. Había tal vez una ventana surcada por aves fugitivas. Tras ella el mundo y los artistas de la plaza San Martín Deseando ser uno de ellos me recogía en mí y dibujaba a veces un camino o quizás un mapa que enloquecía la brújula de papá. Sin comprender Como vivir con aquel peso óseo y sin alas. En un camarote de aquella casa hundida en los suburbios A miles de millas de mi propia princesa tan cerca de mi nada.

9

Cuando se vive en un planeta del tamaño de una toronja

Cuando se vive en un planeta del tamaño de una toronja uno no sabe de distancias. Uno no ha aprendido a despedirse salvo de aquellos que la muerte toca siempre a comienzos del verano. Y uno cree que querrá para siempre a la novia de su pequeño planeta del tamaño de una toronja. Pero uno tiene la mala costumbre de crecer de estirarse y en consecuencia salir a vagar por el espacio. Uno se malacostumbra a abrir las puertas y a morder ferozmente los candados que atrancan las salidas clandestinas. Y de pronto uno abre los ojos más allá de los extramuros en el vasto círculo donde destellan extraños planetas y se oyen ininteligibles salmodias brotando de los charcos manchados de neón en un lugar totalmente ajeno a nuestra sensibilidad. Es entonces que uno busca su rostro olvidado en antiguas vidrieras y sin saber si esa boca que vierte extraños signos fue alguna vez la propia intenta articular las oxidadas sílabas de una tonta canción que nadie ya entendería. Abrazado a este árbol que crece a miles de años luz de mi nombre verdadero soy tan otro que no me reconozco. Estoy tan perdido en la esplendente nada prometida que llamo a los que han partido saltando al corazón de la noche, que imagino que sueño a la vera de la calle y que espero el desvencijado bus que me llevará al liceo donde seré de nuevo el mal estudiante arrugando

la

prueba

de

ciencias

donde

el

profesor

habrá

marcado

encarnizadamente con lápiz rojo un gran 2 Me abrazo a la distancia, me conforto, imagino poner en un marco esa prueba que no es sino la prueba de una puerta condenada que nadie de mi tribu jamás osará golpear. Pero el árbol que abrazaba no es más que un poste metálico, una lámpara ostentosa sobre la avenida Van 10

Buren por donde transita el cadáver exquisito de una chica a quién pido fuego para encender mi último gauloise. Pero los hechos son inciertos. No. Yo soy incierto.

11

Si pierdes las llaves del nuevo paraíso

Si pierdes las llaves del nuevo paraíso Busca un lugar frente a los muros Sigue la emoción que te trajo hasta aquí Busca tu sangre derramada en Maipú Interrógate a ti mismo. Enciende los reflectores a toda su potencia. Muéstrate bajo. Cruel como a tus cinco años. No temas, hijo de puta. No te conviertas solamente en mierda. Si pierdes las llaves de acceso al sanatorio Usa tu imaginación O un cuchillo. Usa la fuerza de gravedad. Engrupe a lo guardianes de la felicidad Eras un buen chico. No vayas a llorar: necesitarás el agua de tus lágrimas.

12

Este es el desierto: los arenales inciertos en que no se sabe qué pensar. Tu sangre alimentará las piedras. Es más barata que el agua. Comprende que estás más allá de los muros almenados sin noticias de mamá. Tal vez sea mejor así. Los hechos te condenan.

13

Papillón

En el sueño se mira en el espejo. Observa su imagen invertida. Constata las señas de un rostro tan cercano a la niñez y tan maldito. El maquillaje corrido. Los ojos extraviados. El rouge acentuando los labios de loba mientras se sonríe sin saber que sueña. Ignorando todo de sí misma en aquel precario oasis del baño de mujeres (huele a perfumes dulzones, a orines, a sangre menstrual) haciendo una pausa en el fárrago de la farsa. Ya en el pasado se mira en el espejo. Su imagen invertida, distante. El sueño que fue ese momento frágil Abandonada allí ante el vidrio que siempre ha mentido 14

porque está en su naturaleza reflejar inversamente el ego de los corazones solitarios. En el sueño se abandona ante sí misma. Abre la puerta y un océano de risas y fragmentos de palabras la engulle, la fagocita y la deposita casi con dulzura en el frío marmóreo de la realidad.

15

Lo peor no es el dolor “La verité est personelle” René Char Lo peor no es el dolor Sino la sombra del dolor Que no se cura. Lo peor no es la luz de la mañana Sino su resplandor ojos adentro. Y habría que agregar: Lo peor no es la sombra Sino el significado que tu piel Le atribuye a su frescura. Y está escrito: No atravesarás el día Sin tu dosis de dolor Sin tu ración de sombras Y muros Y consignas Engrapadas en ti. Inscripciones que una vez supe leer Y en las que estúpidamente me precipité Creyendo. Pero la verdad depende tanto de nosotros Que tu hermosa voz bastaba Para derribar los límites Y mi temblorosa voz Hubiera quemado el horizonte 16

En que naciste. Si pudiéramos llegar A la hora exacta en que no éramos Sino el ensalmo en boca del padre Ya habitabas tú la lluvia Y yo la esquina rota en aquella postal insalubre de un barrio terrestre de la que conseguimos escapar imaginando la verdad: Lo peor no son los muros sino la llanura infinita donde invocamos una señal un vacilante gesto un letrero luminoso que nos de la bienvenida

17

Ícaro Está sobre la ciudad. A sesenta pies de altura. Más arriba de la copa del árbol más alto. Y hace frío. No se pregunta qué ha pasado. Welcome Home –lee en un muroRecuerda Santiago desde la ventanilla del boeing antes de aterrizar. Un poco eso. Pero está sobre el parque forestal Y tan pronto sobre la Gran Avenida o San Miguel. Es de madrugada y busca tu dirección. Tal vez sea un pájaro o un fantasma su piel atravesada por el sol que surge A la izquierda, tras Los Andes. La ciudad despierta Algunos coches circulan hacia el norte. El instinto le guía hacia ti. No tiene nombre o no lo recuerda Y es extraño El único punto de contacto Entre este universo y el otro eres tú. Vuela pues hacia ti porque sabe que existes. Pero no sabe qué es lo que pasa ni quién ha sido. 18

Esta frente a tu ventana. Aún duermes. No puede verte bien a través de las cortinas Pero tiene un vago recuerdo de tu rostro De tu piel De tus manos heladas De tu boca ardorosa y húmeda Hueles a hierbas del sur se detiene al borde del balcón Y espera. Reconoce el cenicero de arena sobre el suelo de baldosas. ¿solía fumar? Y la bicicleta de Gabriel en una esquina Roja y de ruedas blancas. De pronto abres la puerta del balcón Un reflejo atávico le hace levantar el vuelo. Ahora te observa desde un árbol próximo También le has visto y sonríes Luces hermosa en esa bata vieja y desteñida Inmensamente ajena En esa dimensión del paraíso Abre las alas y sube muy alto Mira una vez más tu cuarto pequeño allá en la tierra Y se aleja Hacia el sol negro de marzo Que deshace sus alas Y el amor que un día te ofreció.

19

Ojalá tus manos abran esta carta de aire

Ojalá tus manos abran esta carta de aire y aunque no tiene perfume alguno de bosque o muro ardiente te embriague del jardín en que vagamos una mañana y del que no consigo aún salir esta noche del martes 25 de Junio pues no recuerdo el camino de regreso, pues perdí la herrumbrosa puerta de la ciudad. Recuerdo que se ubicaba al sur del primer sendero que tomamos el de las azaleas ¿o sería el de las prímulas? Esa pesada puerta de hierro llena de inscripciones de patéticos amantes, de graffiti demasiado ingeniosos para ser honestos, de blancas cagadas de pájaros, de vergas dibujadas con un clavo. Qué sé yo si esta puerta es real o ficticia si se ubica de este lado o del otro de mi sueño. Qué sé yo si la ciudad misma se extiende más allá del dolor más allá del humo que brota de mi pecho quebrado por la luz de esa mañana. El jardín deshabitado de tus pasos me retiene como una fina telaraña y no consigo sino algunas gotas de rocío para saciar toda la sed de medianoche. Mis palabras manchadas, mis palabras usadas mis palabras sudorosas, mis palabras antiguas que rehúso usar para formar el significado en que te intuyo, en que entras, en que vives tan inmensamente tú. Abrazo los árboles del sendero y huelo su resina mientras escucho tu nombre en el murmullo de sus hojas flotantes ¿Qué significa esto, flores del paraíso? ¿Cómo interpretar el grito que retengo al borde de mí mismo? ¿Cómo seguir siendo tan yo en tu jardín? ¿Cómo no adorar tu sombra desnuda?... Es cierto que nadie ha de responder o que toda respuesta echará las palabras al desagüe. Así vago, reteniendo mi deseo, reteniendo mi mano en el pomo de la puerta estudiando cada detalle de tu ausencia. Escribiendo la prosa vacía que asevera que "soy grande y sé cuidarme" escondido tras el único magnolio cuyas hojas me acogen cansado ya de volar en el vacío sin tu aliento. Pero tengo la impresión de que existes y de que tus manos son 20

frías y de que mi beso florece en tu rodilla y que mis dedos deshojan tu pezón y que la palabra amor estalla dentro de tu beso. Aquí me detengo, amor, al borde del sendero en mitad de la telaraña esperando que tú escribas el verso próximo... y me salves.

21

Los peces dorados de Azuri

Los peces dorados de azuri Piensan en el mundo más allá del cristal Como en una prolongación de su deseo Pero una regla transparente y ominosa Se interpone entre su ansiedad y lo vedado: Un mundo en que no podrían sobrevivir pero ellos, igual que tú, lo ignoran.

22

You have no mail

Todos los días me levanto esperando encontrar una carta tuya en el computador un beso dorado palpitando entre las redes electrónicas, una seña tuya desde lejos, un gesto profundo y simple que sostenga mi anhelo, un aire en que volar tu sueño. Pero todo el trabajo diligente de sabios ingenieros, programadores diseñadores y webmasters no me sirve de nada esta noche. No tengo correo tuyo hoy. No tengo ninguna carta tuya hoy. Podría arrojar mi café a la pantalla; podría pisar el mouse y arrancar los cables si dejara que el niño que te extraña expresara su desazón. Ay Davito -le digotambién ese computador es mío. En realidad yo pagué por él. No puedes hacer eso, ¿eh? Y tengo que castigarlo sin chocolates y dejarlo encerrado toda la tarde en su cuarto. Nada de Televisión, nada de revistas, sólo las tareas. Hasta que aprenda a comportarse. y controle sus frustraciones como controla sus esfínteres. Y la verdad es que soy duro con él y a veces me da lástima. Porque la verdad, adulto y todo, te extraño. Recuerdo tus faldas hermosas cada mañana El café que solías traer hasta mi cama La ternura de tus ojos y tus manos Recuerdo (¡tanto!) las flores que pusiste una vez en mi mesa. La huella profunda que has impreso en mí en esas noches desveladas, tan sin par, tan únicas que me pregunto cómo he llegado tan profundamente a tu belleza, cómo franqueé las puertas que conducían a donde más tú eras. Por eso, si no me escribes esta noche o mañana o la semana entrante me digo que de todas maneras 23

pensarás en mí y no olvidarás mi nombre: apenas dos sílabas ardientes: mi identidad desnuda colgando en un cordel como una prenda puesta a secar al sol del mediodía con su borrosa etiqueta ("made in Chile") aguardando que tus manos delicadas me acaricien largamente otra vez.

24

Callejón Vallejo A Pau Quisiera no saber que la felicidad no existe quisiera no darme cuenta del filo definitivo de la palabra "vida" quisiera que mis ojos se ahogaran en la lluvia quisiera que el horizonte siempre fuera inalterable y volver siempre a mi más tierno amor pero como he muerto tanto y de tan variadas muertes me estoy muy quieto en una esquina entre la niebla que ni todo el sol ni todo el beso podría hacer menos angustiosa y aunque no quiero, acepto a mi niño defraudado sus ojos rotos contra el universo sus manos grandes aferradas a mi sola imaginación ¿por qué me invento? ¿por qué imagino mi paso y el camino? ¿por qué pongo estas flores desmesuradas en las fisuras por donde sale la tristeza? y me dice con su voz oscura delicada susurrante: no y en su palabra no reconozco cuanto soy y veo mi rostro en el charco de su no y tanto no me constituye y me otorga una consistencia rotunda y me hace girar vertiginoso en un arremolinado mar de orines y desaparecer y resurgir como un liquen ante la absurda belleza de la luna

25

y en ese diminuto destello de conciencia me debato contra el viento me debato contra tu mirada lúcida tiemblo y es mi forma de hablar de asomar mi identidad hasta las manos todavía incólumes que escriben esta historia que gastan el recuerdo que deforman el recuerdo que lo hacen recordable y es sólo que estoy vivo y es sólo que estoy absurdo y no debiera ahora que después de estar vivo me acuerdo de amar y conecto los cables y prendo la lámpara y veo que hago sombra y según eso no tengo el estatuto de fantasma sino de muchacho en lágrimas y humo que rehúsa estar perdido que no quisiera saber que la felicidad no existe ni darse cuenta del filo increíble de la palabra "vida" sino tal vez hundirse en la lluvia y confiar otra vez en el horizonte y poder volver a su más tierno amor.

26

Si yo no fuera el hombre que soy...

Si yo no fuera el hombre que soy elegiría ser el aire que se ciñe tu figura, penetrando la fina lencería de tu ropa interior soplando entre tu sexo mi brisa abrasadora. Elegiría ser el fantasma que te asuste por los corredores de tu casa, llenándote de besos secretos e imposibles. O el primer pájaro que cante entre tus sueños, que abra tus oídos y tus ojos recordándote que extrañamente la vida es todavía hermosa. Elegiría, bien lo sé, la timidez de un ciervo aparecido de pronto en la floresta mirándote azorado sin atreverme a dejar tu mano alcanzarme las costillas. Te temiera y te amara como un ciervo tonto alejándose entre los árboles eternos. Y si eligiera ser un frío arroyo en la espesura, viviría aguardando el momento en que tu desnudez se hundiera en mí y te abrazara tanto y tan suave y completamente que no querrías volverte hacia la orilla. Sería entonces el agua emocionada que anegara tu piel y no tendría palabras sino dulzura y no conocería ninguna forma de agraviarte y no podría retenerte más allá del maravilloso instante en que te brindes. Ah y cómo elegiría yo ser la noche en que no duermes y piensas en mí, si acaso, y me recuerdas desplegando todos mis oscuros minutos alucinados y el misterio en que las mismas cosas son tan otras porque despliegan la intimidad que el día les usurpa. Ah, cómo elegiría yo ser la noche en que recuerdes mi amor y acunar tu corazón palpitante y sediento ante mi puerta. Cómo elegiría yo amarte de mil formas si no fuera el humilde hombre que soy y que te arroja sus palabras poemas que viajan sin retorno y que caerán exhaustos en medio de la nada si no saben alcanzar tu corazón.

27

Canis familiaris

Ser Como el perro que apareció una mañana en el límite del patio entre la neblina y los rosales. Y que no se marchó sino hasta que la muerte le susurró su nombre en la oreja y lo condujo más allá de los límites del mundo de los perros, donde todo es transparente.

28

Recuerdos de Quevedo Hiere constatar que aquello que creimos el presente es ya nuestro pasado perfecto cerrado enexpugnable una hoja caida en el fuego voraz de nuestra memoria un libro escrito de prisa y que ya no admite correcciones un libro tergiversado por nuestro deseo y por el impetu precario que lo hizo existir. Duele despertar todavia en el presente cuya luz ha agotado el ansia de vivirnos y entonces convertidos en pasado inalterable quisieramos golpear imposibles un presente que ya no nos pertenece porque hemos sido expulsados del minúsculo territorio del ahora que creimos inmenso, ilimitado. Lloramos impotentes 29

revisando las imperfectas páginas que nos han contenido, trémulas, contaminadas de alegría, del calor y la ternura de nuestros cuerpos que ignoraban la distancia; y la temperatura bajo cero del aire en que no sobrevive flor alguna, ni tu ni yo.

30

Reflexiones a la hora del té. A Joe Maquehue Hace años, cuando yo era un pájaro indocumentado, ya había visto algunas de estas caras, ya había vivido algunas de estas emociones capitales. Mi versión procede de aquella remota estancia en el hemisferio sur. Hacía tiempo que tenía conocimiento de los hechos y nadie sabría interpretarlos mejor que yo. Pero las aves de mi tipo carecen del don de la verdad. Nos gusta hablar oblícuamente Simular un conocimiento del que somos incapaces. Ostentar una pasión que siempre nos fue negada. De todo esto debe sumarse y restarse, luego, si queda alguna palabra flotando en el agua sucia podrán sentirse afortunados. Sepan, sin embargo, que en el fondo están la pena y la furia. Todos los hablantes han mentido impunemente, pero yo digo la verdad. Hablante lírico número 8.172.006-1 31

Y la verdad es que nuestro orígen es humilde: Labradores, vaqueros, pequeños comerciantes, siervos constructores de pirámides de paja súbditos de reyes vacilantes y mestizos Una verdadera y genuina mierda. Nuestros espejos, falsos Nuestro ojos, perversos Nuestras ciencias, formas sofisticadas de la arbitrariedad. Desfallecientes flores de cementerio cuando no picantes plantitas de plástico. Por eso nuestra parte oscura resulta más interesante. aquello que ha ocurrido en los sótanos de la República. A tres metros bajo el nivel del mal aparecen los despojos de nuestra identidad el dolor acumulado en nuestra estirpe señales rupestres de una locura primigenia horrorosos gritos petrificados en los muros que estremecerán a las sensibles almas del futuro. No las nuestras, todavía bárbaras. Porque hemos sido insaciablemente perversos crueles y serviles Un ojo en lo peor de Alemania, Otro en lo peor de Francia, Y un tercero, porque tenemos tres ojos, En lo peor de los Estados Unidos. Con un odio feroz contra nosotros mismos

32

que ha sido el motor de nuestra historia. La autodesconfianza El cálculo mezquino que dieron origen a una gesta que es mejor olvidar por lo ramplona. Por eso cuando al alba sale el gallo A repartir cabezas de pescado, digo cabizbajo: ¡Viva La Patria, mierda!

33

De lo que sueña en mí

De lo que sueña en mí ponerme a salvo ocultarme entre la hierba venenosa y languidecer bajo la cuarta luna ser como nunca yo lejos de la profundidad de mi piel un animal en la calle matinal husmeando el flujo electrizante de un yo distinto y hermoso sacudirme los sueños agobiantes y doler casi mortalmente aferrado a un madero cuando ya casi no queda noche resistir en el aire ardiente de tus habitaciones padre mío ocuparme de las letras y abrir las ventanas que dan al largo día dibujar la cara que tuve antes de que me habitara un nombre propio y después recordar los largos años en que fui analfabeto e inocente 34

y en que más allá de la reja del jardín el mundo era tan nuevo y desconocido como yo.

35

No sabría encontrarme en una multitud

No sabría encontrarme en una multitud. Ni en el espejo más próximo Entre la muchedumbre no sabría cómo visto Si el pelo largo y las gafas oscuras Si los tatuajes y el overall de la fábrica Y renunciaría a mí Para sentarme en un café A esperar la camarera y pedirle un Alka Seltzer o un tónico para estos días de frío intenso. No un whisky ni un gin ni nada Alka Seltzer y una bonita sonrisa. Mientras mi ser urbano fuera en la multitud o en un taxi con las manos cruzadas y el ceño fruncido, inescrutable, hosco como si algo importante fuera a ocurrir dentro de los próximos treinta minutos yo estaría renunciando a mi búsqueda temblando de frío en un café de Bellavista triste por no haberme encontrado por haber renunciado al cabo al abrazo de mí mismo por haber desaparecido entre la multitud 36

sin dejar huellas abandonándome a mí mismo. fundido en esa especie que el Metro arroja a la calle en oleadas incesantes.

37

Un tren en el fondo del patio A Clemente Riedemann

El tren en el fondo del patio aguarda a que esté listo. Sus respiración acezante inunda de vapor los rododendros y los rosales de la abuela. Es medianoche. La luna gira dulcemente sobre los tejados del pueblo y el tren me aguarda impaciente. Pero yo no estoy listo. No me decido a abandonar a mamá. Tomar el expreso de medianoche que se dirige a toda prisa hacia el futuro. Hacia la primavera del ‘73. El conductor se asoma por la ventanilla y me llama Mi madre reza a la virgen María. Mi hermana duerme en su cuna de mimbre. Y camino entonces hacia el fondo del patio desapareciendo entre los rododendros y los rosales; entre el vapor de la locomotora. Y pongo un pie en el estribo. El silbato suena en medio de la noche Y mi casa se vuelve pequeña. 38

Y las mortecinas lámparas del pueblo se alejan una a una. Entre las últimas imágenes: un perro noctámbulo cruzando la última calle de grava. Y entonces el dolor abriéndose en mí como una flor oscura me sorprende aferrado a las piedras de la prisión.

39

Pequeños animales de la urbe

Ser Estar Permanecer Indeterminados Nuestro plan secreto. Nuestra saliva y nuestra luz Fluyendo desde el árbol más viejo A pleno cielo nunca ni amor ni odio Sexo duro en los cuartos desvencijados del ático Y acariciar nuestras alas con prudencia y melancolía Recordar que no somos dioses ni santos hermafroditas Y que de sólo pensar en imaginarnos un camino ya dan las cinco Y luego la noche nos es adversa y llena de estrellas cuyo fin es acojonar el alma. Así que no. Así que ser nomás Y estar despierto la mitad de las horas Y permanecer vigilante A pesar del sueño poderoso que se derrumba Cuando la última hora sigilosa se escapa del reloj Y nuestro padre es abatido.

40

Gingerbread Village A través de los cristales, la carretera 126 y más allá el bosque profundo habitado por aquellas criaturas en extinción que el buen Dios ha abandonado a su suerte. Y acá la misma muerte que nos tiende la mano. ¿Qué me has dado en este sorbo que sabe tan real oh, Amy? (¿Es ese tu verdadero nombre?) con esos ojos tan azules y esa sonrisa tan dulce y ese aroma de mañana del jurásico. ¿Te sabrás habitante de la fábula en que sirves café a los viajantes que como yo han extraviado sus sombras a la vera del camino? ¿Comprendes acaso que la realidad yuxtapone sus fragmentos cuando el leve roce de nuestras manos enciende por un instante todas las alarmas? Como un pez en un acuario quisiera olvidarme el cristal que separa nuestros mundos y abalanzarme en la tibia mañana.

41

¡abrazarte! pero me detiene algo más duro que el cristal: la conciencia que ese abrazo nos causaría un daño irreparable. A través de los cristales, la carretera 126 y más allá el bosque oscuro habitado por especies en extinción que el buen Dios ha abandonado a su destino. Los automóviles pasan adheridos al asfalto sin detenerse en esta cabaña en las lindes del bosque que se especializa en pastelillos de jengibre que saben como un salto mortal en el vacío de la extensa mañana y cuya dulzura es claramente absurda imposible dolorosamente bella como tu sonrisa, Amy, querida.

42

De este mundo al fin

Extiéndanse la manos. Álcese la vista. Un nuevo horizonte no tardará en imprimirse en las pupilas. Abandónese la antigua piel sobre las piedras. Sintonícese la Radio Paraíso FM. Permanézcase en dicha posición. Habrán alucinaciones, mujeres descomunales, coños de apariencia inofensiva, hombres de otras tribus, falos de pavorosa apariencia. Pero séase puro, séase listo, séase bello. Se hace un llamado a no engañarse con las apariencias. El mundo: una ilusión de los sentidos. Cruel y hermoso con miles de senderos para hallar la propia muerte y sólo uno que conduce al padre eterno. El más aburrido ciertamente pero también el más conveniente. 43

La escritura contiene toda la verdad. Sé que suena extraño, mas la palabra ha sido siempre la verdad. Álcense los ojos luminosos. Después de conocer el silabario ya no hay salvación posible en este mundo.

44

La realidad y el deseo Soñarte una máscara para tranquilizar tu corazón de espuma. Quizás mi cara reciclada en el Goodwill te pondría a salvo de inspecciones, de las miradas indiscretas de los fans y de lectores voraces como langostas agolpándose ante la imperfección de ciertas palabras. Ante tu faz de látex la luz se menoscaba y envilece mientras la muchedumbre se cuela por doquier. Mis ojos en ti, mis ojos sólo en ti me apartan del mundo, de todo sano propósito y criminalmente te pienso el día entero. Fuiste tan adorable en la revuelta y ahora eres negada. Tu nombre no se menciona y la amnesia se declara en toda la ciudad. Se apagan las luces y las sirenas se quejan durante gran parte de la noche. Y nosotros clandestinos, sin poder soltar las lenguas.

Martes, 15 de febrero de 2005

45

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