Dos poemas para David

DAVID GONZÁLEZ: LA POESÍA O LA VIDA Dos poemas para David, por Antonio Martínez i Ferrer y Alicia García Núñez Entrevista a David González, por Matías

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DAVID GONZÁLEZ: LA POESÍA O LA VIDA Dos poemas para David, por Antonio Martínez i Ferrer y Alicia García Núñez Entrevista a David González, por Matías Escalera Cordero Tres Testimonios y varios poemas sobre y de David González, por Vicente Muñoz Álvarez, José Ángel Barrueco y Javier Das. David González: una vida, por Roira Sánchez David González: una obra (bibliografía –prácticamente– completa)

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

[carpeta]

Dos poemas para David Antonio Martínez i Ferrer a David González criatura extraña tu grito crece arañando la oscuridad

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en soledad escapas inundando los espacios de la duda abierto

siempre con todos te disuelves como voz sin palabras por la sinrazón de tus razones me gusta perderme en busca de un lugar en tus poemas

Con Vicente Muñoz Álvarez (foto de Julia Velázquez)

ISBN: 1885-477X

YOUKALI, 10

esperas borrando cerrojos y distancias

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Alicia García Núñez

Me atraen los signos que llevas en los brazos el tiempo y todo lo que viste ahí en tu piel. Lo que por ti pasó aquella vida que llevaste y el abismo a

ca

da

pa

so

Sí, también la cárcel las historias del talego ése dialecto, las armas y la certeza ancestral de estar al

borde

del abismo a

ca

da

pa

so

La sonrisa aprendida de David Me atraen los colegios abandonados también las factorías olvidadas donde se reparan los corazones rotos los dientes de David

YOUKALI, 10

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Me atrae lo que tienes que contar y el filo de la navaja plateada ahí en tus ojos Me atrae lo que tienes que contar tus historias de bares las que vives con Ángeles y cómo te han matado sin matarte Los cuentos de Blancanieves montada en su caballo ‐las marcas de tus brazos‐ Las historias de ángeles negros y otros in‐humanos

ISBN: 1885-477X

Luminoso, el brillo de los ojos de David

Con Deborah Vukusic

Por Matías Escalera Cordero Un día, en Vallecas, en la presentación de la antología de Baile del Sol, Once poetas críticos, conocí a David González; nunca lo había visto antes, pero había leído un par de libros suyos, y algunos poe‐ mas sueltos, por lo que aguardaba expectante su intervención, y más cuando percibí en él, inmedia‐ tamente, una especie de tensión, como de animal enjaulado, que me atrajo instintivamente; de modo que cuando se despojó de su suéter –o de su camisa, quizás, no recuerdo bien–, y, a pecho descu‐ bierto, con sus tatuajes al aire, hizo aquella dolorida y patética defensa de una poesía sustentada en la verdad y en la sinceridad, proclamando además su intención de abandonar su práctica, decepcio‐ nado por unos editores y un mundo hostiles y desafectos, me sentí definitivamente atraído por él, pues aunque aparentemente no teníamos nada que ver ni por la edad, ni por la experiencia vital o la práctica poética; en realidad, nos unía la misma pasión por la sinceridad y la verdad en la litera‐ tura y el arte. Y es esa sincera –y heroica en muchos sentidos– dedicación a la poesía como vida, como testimonio de la vida, lo que justifica la carpeta que le dedicamos en este número… Y, si se mira bien, en la decisión que tomó con su blog de pago, ¿no hay algo de aquel gesto de descamisa‐ do de cuando lo conocí?

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Entrevista a David González

YOUKALI, 10 ISBN: 1885-477X

En primer lugar, y debido en gran parte a una enorme decepción poética de la que no procede hablar aquí ahora, por una cuestión de confianza. En mi anterior blog tenía ya 169 lectores (no me agrada la palabra “segui‐ dores” que se emplea en la terminología bloguera) y necesitaba saber a ciencia cierta a cuántos de esos lecto‐ res les interesaban realmente los contenidos de mi blog y pensé que una buena forma de averiguarlo sería cobrar una cantidad simbólica, 30 euros al año, una cantidad casi ridícula. En aquel momento, y ahora tam‐ bién, pasaba por una situación económica complicada y eso también influyó. He de recordar que yo actuali‐ zaba mi blog una y dos veces al día, salvo cuando me iba de viaje a dar una lectura de poesía; es decir: los contenidos de mi blog me costaban dinero, ya que tenía que comprar libros y algunos de ellos solo los podía conseguir a través de Internet, de Iberlibro en concreto y eso encarecía mi empe‐ ño en ofrecer a mis lectores, poemarios o novelas o pelícu‐ las de gran calidad pero que eran desconocidos o casi des‐ conocidos en España. Al mismo tiempo, comprobaría in situ esa solidaridad sobre la que hablan y escriben determi‐ nados poetas. Y finalmente, debido a los trolls, tenía que mantener cerrado el apartado de comentarios con los lecto‐ res de mi blog, pues no me sobra el tiempo tanto como para andar desperdiciándolo respondiendo a comentarios, diga‐ mos, de gente envidiosa e ignorante: sería como predicar en el desierto. Y la verdad: a mí me gusta cruzar comentarios con los lectores de mi blog sobre tal o cual post que he subi‐ do al blog. Bueno, ahora mi blog de pago cuenta con 60 lectores. O sea: sé para quién escribo, quién lee los contenidos de mi blog y sé qué gente ha demostrado con hechos y no con her‐ mosas palabras su solidaridad conmigo y con mi compro‐ miso de por vida con la literatura, en particular con la poe‐ sía. Por otro lado, no entiendo, aunque les respete, a los que opinan que la cultura ha de ser gratuita. Es como si yo le

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¿Por qué tomaste la decisión de hacer de tu blog un blog de pago? ¿Te arrepientes de ello? ¿Crees que ha sido entendida tu decisión?

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digo a un minero que va a estar bajando a la mina durante toda su vida y a cambio no va a percibir ningún tipo de salario. O si le dices lo mismo a un profesor universitario o a un funcionario del estado. Pero por algún motivo que desconozco, que no alcanzo a entender, hay muchos artistas que proclaman eso de la cultura gra‐ tuita, aunque, claro, dichos artistas tienen un trabajo oficial que les permite cubrir sus necesidades básicas y concederse también algún que otro capricho. Pero yo, para bien o para mal, he consagrado mi vida a la escri‐ tura y joder, creo que al menos tengo el derecho, ganado a pulso, libro a libro, de al menos poder malvivir de mi escritura. Así que no: no me arrepiento en absoluto de haber tomado esta decisión, y más, como ya te dije, por una cantidad casi ridícula, aún en estos tiempos de crisis: 30 euros al año. Sobre si mi decisión ha sido entendida o no, he de confesarte que me resulta indiferente. Hace ya tiempo, mucho tiempo, que no me importa en absoluto lo que la gente piense o deje de pensar de mí, ya que de lo con‐ trario no desnudaría mi alma y mi corazón en cada poema que escribo y que luego, a veces, tengo que leer en público. ¿Por qué has subastado en la Red tu último libro? ¿Es que no hay ya diferencia alguna entre los editores “comerciantes” y los editores, llamémosles, “independientes? Lo he subastado porque necesitaba dinero. Así de claro. Y también, como en lo del blog de pago, por una cues‐ tión de confianza. Si después de casi 20 libros editados, mi inclusión en más de 50 antologías, diversas traduc‐ ciones de mis textos a otros idiomas, y mi trabajo como antólogo en varias antologías, nadie pujaba por mi libro, un libro que además incorpora diversas innovaciones técnicas y formales, bueno pues si eso sucedía, ten‐ dría que plantearme y muy en serio si seguir dedicando dieciséis, dieciocho horas a la escritura y a la lectura o dedicarlas a otra cosa, pues, por desgracia, en esta sociedad hay que cubrir al menos las necesidades bási‐ cas. Bueno, por suerte, cierta editorial con la que ya he trabajado, pero cuyo nombre no voy a desvelar por el momento, me ofreció una cifra que teniendo en cuenta el número de ejemplares que se suelen vender de cada uno de mis libros, me pareció justa y razonable, por lo que mi próximo poemario, “No hay tiempo para libros (Nadie a salvo)” saldrá en 2011. En el caso del contrato de edición de un libro no hay diferencia alguna o yo no la veo. Es decir: el autor per‐ cibe en cualquiera de los dos casos un 10 por ciento del precio de venta al público. La diferencia está en que los editores comerciantes suelen ser grandes grupos empresariales y disponen del dinero suficiente para ade‐ lantar equis dinero al autor en concepto de derechos de autor y para promocionar sus libros en todos los medios de comunicación, mientras que los editores independientes, que son los que están editando las obras a las que el tiempo respetará, no disponen de esos medios económicos y tienen que buscarse la vida por cami‐ nos alternativos, e Internet podría ser uno de ellos. La edición digital podría ser otro: se abarataría el coste del libro, al eliminar a los intermediarios, como los distribuidores que, en algunos casos, se llevan entre el 40 y el 60 por ciento del precio de venta del libro al público. Si a eso le sumamos la cantidad de blogs y la cantidad de lectores de cada blog, la promoción de los libros independientes les saldría gratis; ahora bien, deberían darse prisa, pues también en este caso, los grandes grupos editoriales saldrían ganando. Pero de momento, y salvo excepciones, lo que yo llamo “la generación del papel” se muestra reacia a la nueva e imparable “gene‐ ración digital” y tal y como yo lo veo, o tal y como yo lo experimento, el papel terminará por desaparecer. La práctica poética, incluso la de la denominada “poesía crítica”, ¿en qué sentido es una actividad ligada a la clase social del poeta? Tu origen de clase, en concreto, ¿cómo ha condicionado o condiciona la tuya propia? ¿Te sientes ligado, de un modo objetivo, esto es, de un modo material y social efectivo, a otros “compañeros de clase” en esa práctica? Yo pienso que en todos los sentidos. En el caso de la denominada “poesía crítica”, después de meditar mucho sobre el tema, creo que se ha empezado a construir el edificio empezando por el tejado. Y me explico: la vida cotidiana de muchos de estos poetas no difiere en demasía de la de los poetas, digamos, no críticos: los que solo cantan al amor o al desamor o a una naturaleza que solo existe en sus mejores sueños, porque la realidad, innegable, es que estamos terminando a pasos acelerados con los recursos naturales de este planeta y destru‐ yendo a la propia naturaleza. Pero a lo que iba: está muy bien escribir un gran poema sobre , no sé, el proble‐ ma de la deforestación, o el problema sobre qué alimentos ingerimos, no sé, como los alimentos transgénicos, o sobre los altos índices de polución en nuestras ciudades o sobre… ahora bien, a los que estamos abajo del todo: inmigrantes ilegales, trabajadores con unos salarios de auténtica vergüenza, parados, y a los que están aún más abajo: delincuentes, prostitutas, drogadictos, etcétera, a todos ellos, entre los que me incluyo, nos importa tres cojones el calentamiento global, los alimentos transgénicos y similares, porque tenemos que bus‐

Aunque ya antes has mencionado algo al respecto, el caso es que, en la izquierda política y cultural, hay un mito que parece imbatible, el de la “cultura gratuita”; ¿a quién beneficia, desde tu punto de vista, por tu propia experiencia de las cosas, ese concepto de “cultura gratuita”?

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Bueno, ahí van algunos títulos con los que me he identificado no solo por su calidad literaria sino, en especial, por su calidad humana, ética y moral: La educación de un ladrón, de Edward Bunker; La habitación, de Hubert Selby Jr; La analfabeta, de Agata Kristoff; Revolutionary Letters, de Diane di Prima; Satán dice, El padre, Los muer‐ tos y los vivos, de Sharon Olds; La marcha de los 150.000.000, de Enrique Falcón; 23 Pandoras, una antología de poesía española escrita por mujeres, con selección de Vicente Muñoz Álvarez; No hay camino al paraíso, de José Ángel Barrueco y Javier Das; Ararat, de Louise Glück; Relatos de Kolymá, de Varlam Shalámov; Vive o muere, de Anne Sexton; Amor malo y feroz, de Larry Brown; la serie de cómic Balas perdidas, de David Laphan; Afortunada de mí, de Denise Duhamel y por último los poemas de las poetas que yo mismo he antologado en La manera de recogerse el pelo (Generación Blogger).

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No te voy a pedir nombres, pues creo que es un poco tramposo, además de indiscreto, hacerlo (aunque si quieres darlos, lo puedes hacer, por supuesto), pero sí algunos títulos de obras concretas con las que de ver‐ dad, de un modo profundo y sustancial, te hayas identificado últimamente, o te hayas sentido auténtica‐ mente ligado a ellas.

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carnos el pan día a día, es de‐ cir: tenemos que sobrevivir, así de sencillo… En otras pala‐ bras: primero habría que preo‐ cuparse de solucionar o de es‐ cribir poesía crítica sobre los niños de la calle, sobre la gente que se muere literalmente de hambre cada día, etcétera, y luego sobre esos otros temas que antes mencionaba. El pro‐ blema, según yo lo veo, es que muchos y muy buenos poetas críticos han perdido el contac‐ to físico con los más humildes y desfavorecidos y se han ins‐ talado en una clase social media tirando hacia alta y eso les lleva en muchos casos a que su poesía se convier‐ ta en una generalización en la que se critican temas tan manidos como la guerra, el hambre (en abstracto, claro, porque ellos nunca han sufrido una guerra en sus propias carnes ni tampoco han pasado hambre) y un largo etcétera… A los otros poetas, a los que practican lo que yo denominaría una poesía del bostezo, anclada en una tradición y una temática que no tienen nada que ver con los tiempos que vivimos, a esos, bueno, ni les consi‐ dero poetas, más bien cuentistas. Yo provengo de una familia de campesinos, de una familia de obreros y de una familia que pertenecía al bando perdedor en la guerra civil española y que durante cuarenta años ha tenido que sufrir la burla y el des‐ precio de los vencedores, y si durante los tres primeros años de mi vida viví en un barrio industrial, los siguien‐ tes los pasé en un barrio de pescadores, lleno también de tablaos flamencos, de bares de putas, un barrio con‐ siderado peligroso durante mi juventud, por lo que está claro que ha condicionado y condiciona la poesía que ahora escribo, tanto formal como temáticamente. A mi poesía yo solo la calificaría como “poesía de no ficción”. Y sí: me siento ligado a otros compañeros de clase como bien dices. Pero no a muchos, pues como te decía: muchos de ellos han perdido de vista los problemas reales e inmediatos de las clases más desfavorecidas. Y supongo que si yo no lo he perdido se debe más que nada a mi rebeldía ante cualquier tipo de autoridad, sobre todo cuando esa autoridad se descalifica así misma ética y moralmente, y a que al dedicarme única y exclusi‐ vamente a la escritura, una escritura no comercial, y que al no esconderme detrás de las faldas de los políti‐ cos, y que al ser, poéticamente hablando, insobornable, pues mis ingresos son más bien pocos, lo que conlleva consigo que la gente con la que me relaciono sea gente que está en las mismas o peores circunstancias que las mías.

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En primer lugar, pienso que es muy fácil predicar la “cultura gratuita” cuando quienes la predican tienen un medio de trabajo paralelo que es el que realmente les cubre sus necesidades básicas. Sin embargo, existen otros artistas que dedican entre dieciséis o dieciocho horas diarias a su trabajo y, a día de hoy, un creador necesita determinadas herramientas que nadie le ofrece gratis. No sé, en el caso de un pintor: nadie le regala los lien‐ zos ni la paleta ni las pinturas: tiene que pagarlas de su propio bolsillo, así que no veo ninguna razón válida para que más adelante tenga que regalar el fruto de su sudor y de su talento. Además, si hablamos de “cul‐ tura gratuita”, los profesores de instituto o de universidades tendrían que ofrecer a sus alumnos sus conocimientos de “manera gratuita”, pero no lo hacen: cobran equis salario por ofrecer sus conocimientos. Pero es que además es falso que exista una “cultura o contracultura gratuitas”, y me explico: pongamos que hablo de un grupo de rock que acaba de grabar su primera maqueta y te la ofrecen gratuitamente a través de Internet, luego, si esa maqueta funciona, 99 de cada 100 de esos grupos fichan por la primera discográfica que les ofrezca un contrato. Y lo mismo sucede en otros ámbitos artísticos. Ahora bien, cierta cultura sí debería ser gratuita. Los grandes clásicos en cualquier rama del arte. O, si se diese el caso de que, por ejemplo, un poeta fallece dejando un libro inédito y sus herederos, por la razón que sea, no quieren darlo a la imprenta, yo sería el primero en piratearlo. Hay un ejemplo de esto, el de la correspondencia entre Simone de Beauvoir y Nelson Algren, solo contamos con las cartas que Simone le escribió a Nelson, pero no con las que él le escribió a ella, porque los herederos de Nelson y el propio Nelson así lo quisieron. En este supuesto, yo, si me hiciese con ellas las ofrecería de “manera gratuita” por cualquier medio a mi alcance. Por último, existe el mito de que escribir no es un trabajo, y bueno, si eres un escritor auténtico, es más que posible que sudes más escribiendo un relato que un obrero cavando una zanja. Kakfa, sin ir más lejos, tenía dos clavos en su escritorio, atraves‐ ando su mesa de trabajo, de forma que cuando se emocionaba demasiado escribiendo y empezaba a mover sus piernas, sus rodillas chocaban con la punta de los clavos. O Faulkner que escribió su primera novela en un sótano, sobre una carretilla, entre palada y palada de carbón a una caldera. En resumen: nada me agradaría más que la cultura fuese gratuita, pero siempre y cuando el pan, la comida, la luz, el agua, la conexión a Internet, etcétera, también fuesen gratis. Y otra cosa, mucha peña descarga “cultura gratuita”, la almacena en su disco duro y punto pelota. En muchos ambientes poéticos, incluso en los considerados críticos, hay otro mito muy extendido por el que se considera que la poesía no es literatura, que “es vida”, y que la técnica o el estudio son ele‐ mentos despreciables e irrelevantes del proceso poético; ¿qué te parece el asunto? La poesía ¿es o no es literatura? ¿Es expre‐ sión emocional y espontánea de la pura experiencia, o es una actividad mediada por la reflexión y el trabajo literario/poéti‐ co? La poesía no es literatura en el sentido de entretenimiento o ficción pura y dura. La poesía es vida. Y lo más importante: le da vida al lector. Ahora bien para expresar de manera impecable esa vida en el papel o en la pantalla de un ordenador, la técnica y el estudio, es decir, la lectura, son elementos indispensables. Se trata, en definitiva, de transmitir una experiencia vital, por tanto emocional, al lector mediante la reflexión y la técnica poética. La poesía es la vida de quien la escribe en el contexto social y en el tiempo que le ha tocado vivir. De ahí que, en mi opinión, conceptos como rima o métrica no signifiquen absolutamente nada para mí. Uno, ya sea poeta o no, si pretende evolucionar como ser humano y como poeta no puede anclarse en una tradición poética, ni estancarse en ella: ha de avanzar, tratar de encontrar caminos vírgenes o, por compararlo con el montañismo: ha de escalar una montaña por una cara por la que nadie haya subido hasta su cima. La escritura es indudablemente un acto político, en cuanto que se manifiesta, esto es, se realiza, incrusta y materializa en el devenir material de la polis. ¿Cuáles serían las coordenadas políticas, desde tu punto de vista, que ayudarían a entender mejor tu poesía a un lector que no la conozca aún?

Hablas de los límites y fronteras de la ley que se pasan y traspasan para sobrevivir, tú las has sobrepasado más de una vez, ¿por qué crees que la inmensa mayoría de esos cuatro millones de parados que pueblan nuestras ciudades, como la inmensa mayoría de los trabajadores sometidos a la violencia continua y cotid‐ iana de la explotación y del abuso no se plantean jamás esa posibilidad, la de romper los límites de las leyes que los someten a tal condición?

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Pues ese lector debería leer mi poesía visualizando el escalafón social desde el que yo escribo mis poemas: es decir, desde el más bajo, desde ese que se pasa el día cruzando la frontera de la ley de un lado al otro, solo para sobrevivir día a día. También, y no sólo en mi caso, no vendría mal que determinados críticos poéticos criticaran desde la objetividad nuestro trabajo, es decir, que estudiaran en profundidad no solo mi poesía, sino la de otros y otras poetas que, como suele suceder, permanecen desconocidos para los lectores, mientras se prima y se premia a poetas que sólo provocan el bostezo y lo que es peor: que no aportan nada nuevo, origi‐ nal, al arte de la poesía, que es el arte de la vida.

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No lo sé, la verdad. Pero esto se viene abajo e imagino que, tarde o temprano, se verán obligados a romper esos límites, porque, si no lo hacen, se morirán, literalmente, de hambre.

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Tres Testimonios (y varios poemas) sobre ( y de) David González Por Vicente Muñoz Álvarez, José Ángel Barrueco y Javier Das Para completar esta breve carpeta dedicada a David González, decidimos hacerles dos pre‐ guntas y una petición a tres de sus compañeros y amigos más cercanos, que lo conocen bien a él y a su obra. Las dos preguntas eran estas: ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fun‐ dadora de la escritura, de la obra o del proyecto poético, en general, de David? Y ¿qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escritor? Y la petición es que seleccionasen un poema que recordasen con especial emoción y sig‐ nificado.

Vicente Muñoz Álvarez 1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del proyecto poético, en general, de David? El autobiográfico: narrar y poetizar lo que ha visto y oído, filtrado por el tamiz de su propia experiencia. 2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escritor? Más que ningún otro, su experiencia carcelaria. Creo que su obra no sería la misma sin ella. Existiría igual‐ mente, pero sería distinta (y no digo mejor o peor, sólo distinta).

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… En cuanto al poema, yo elijo “De nada”, de Ley de vida (DVD ediciones, 1998).

DE NADA Deberías darle gracias a Dios. Tienes un trabajo fijo con los tiempos que corren.

y

Eso es todo lo que tengo. Un trabajo fijo. Los sábados, los domingos los días festivos. A tres turnos. De las diez de la noche

Con Antonio Orihuela

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

a las seis de la mañana. De seis de la mañana a dos de la tarde. De dos de la tarde a diez de la noche. Siete días a la semana. Es como si te hubiera tocado la lotería. Y

también diez años menos de promedio de vida con respecto a los que no trabajan o no trabajan con el horario cambiado,

y

más propenso a padecer úlceras de estómago,

y

a que me suba el colesterol,

y

los triglicéridos,

y

el ácido úrico,

y

me estoy quedando sordo:

Con Antonio Martínez i Ferrer y Ana Pérez Cañamares

ya subo el volumen del televisor hasta el piso de arriba. Sufro de insomnio,

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decía que últimamente ya no hacía como es debido los deberes conyugales. Gracias a Dios.

José Ángel Barrueco 1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del pro‐ yecto poético, en general, de David? La No Ficción. Aunque esto sería delimitar mucho su obra. Le interesa la No Ficción como método de batalla contra lo establecido, como compromiso poético, como retrato de la realidad más dura. En sus poemas y en

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y

mi ex mujer me echaba la bronca un día sí al otro también:

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y

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sus relatos, David González baja siempre a las charcas, se sumerge en el barro y de ahí extrae lecciones de vida, siempre matizadas por versos finales muy contundentes. La No Ficción garantiza el compromiso, el interés por existencias marginales y biografías en las que lucen el dolor y el hambre. Este es uno de esos casos extre‐ mos en los que vida y obra se solapan totalmente. 2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escri‐ tor? Su biografía completa, evidentemente. Que es, además, una biografía de película que podría encajar a la per‐ fección con el antaño denostado y hoy celebrado “cine quinqui”. El resumen de su vida es crucial para enten‐ der su escritura, sus elecciones e incluso sus arrebatos de pasión: sus años de muchacho delincuente, su paso por la cárcel, su amor a la lectura detrás de las rejas, su necesidad de cambiar de vida y de actitud al salir del talego, su curro en una fábrica, el diagnóstico de la diabetes, la miseria en la que le coloca su opción de subsis‐ tir mediante la poesía, sus esfuerzos para luchar contra un sistema enfermo y plagado de trepas y de enchu‐ fes, su interés por los escritores duros y marginales a los que la sociedad de su tiempo marginó en vida, inclu‐ so su tendencia autodestructiva. Y, sobre todo, y aunque quienes le conocen poco no lo sepan, su corazón. David González tiene un corazón enorme. De ahí derivan la fuerza de sus poemas, sus cruzadas contra algu‐ nos enemigos y su entrega total a sus amistades. … Aunque me ha resultado muy difícil, he escogido el poema “La autopista”, que apareció publicado por pri‐ mera vez en el libro En las tierras de Goliat (Baile del Sol). Es un poema que resume muchas de las señas de identidad de David: es un autorretrato y una declaración de intenciones, y además habla de su compromiso, de su odio a los fascismos, de su estancia en prisión, y hace un repaso rápido por la Historia, por su propia vida y la de sus antepasados.

LA AUTOPISTA

llevo el pelo largo porque el ejército franquista en la corrala de la casa en la que nací le rapó la cabeza a una de las mujeres de mi familia cuyo hombre acababa de ser fusilado

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llevo el pelo largo porque el ejército estadounidense ofrecía una recompensa de dos dólares por cada cabellera de indio que se le entregara y los que la cobraron así como los soldados y mandos superiores del ejército estadounidense llevaban el pelo corto o muy corto

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ya que tanto insistes en que me lo corte voy a explicarte y será la primera y última vez que lo haga por qué llevo el pelo largo

Con el dibujante Miguel Ángel Martín

llevo el pelo largo porque en el campo de concentración de mauthausen a los deportados españoles como ramiro Santisteban el superviviente octogenario que me lo contó a los deportados españoles una vez a la semana los sábados les hacían lo que entre ellos se conocía como La autopista esto es les rapaban el pelo al cero desde la frente hacia atrás

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

por negarse a defenestrar niños de pecho republicanos y los soldados que le raparon la cabeza así como el resto de las tropas y mandos superiores del ejército franquista incluido el puto francisco franco llevaban el pelo corto o muy corto

la autopista y más adelante cuando hitler estaba perdiendo la guerra con ese pelo se forraban las botas de los soldados alemanes con ese pelo

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y todos esos soldados alemanes como también los que los sábados colaboraban en el mantenimiento de la autopista junto con sus respectivos mandos superiores el hijo de la gran puta del fuhrer a la cabeza y junto con el resto del pueblo alemán llevaban el pelo corto o muy corto

o te cortas el pelo tú o te lo cortamos nosotros y encendieron sus mecheros y tanto ellos como los funcionarios de prisiones

en París

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llevo el pelo largo porque en la tercera galería de la cárcel provincial de oviedo la galería de los menores los que mandaban en ella los kíes en cierta ocasión me dijeron:

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cuyo trabajo consistía precisamente en evitar que se produjeran hechos como este llevaban el pelo corto o muy corto llevo el pelo largo por otra razón también: muchas de las mujeres que conozco me aseguran que con él así de largo estoy mucho más guapo y aparento muchos menos años de los que en realidad tengo así que en vez de estar dándome la gaita a todas horas con que a ver cuando voy a que me corten el pelo mejor te callabas la puta boca eh y te dejabas crecer el tuyo.

en Alemania

Javier Das: 1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del pro‐ yecto poético, en general, de David? Cuando me sumergí en la poesía de David González, lo primero que me llamó la atención fue la sinceridad de sus palabras. Encontré un poeta que se desnudaba, que me estaba mostrando sus rincones más oscuros. David no se escondía, me hablaba de su vida, de los malos momentos, de su pasado. Y todo ello con una fuer‐ za a la que no estaba acostumbrado. Fue realmente como recibir un golpe que me puso en mi sitio, desmon‐ tándome esquemas, haciéndome comprender ese nuevo tipo de poesía que tenía delante.

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2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escri‐ tor? Su amor por la poesía y su generosidad creo que le definen como persona. David es, desde que se levanta hasta que se acuesta, un poeta. Y nunca duda en echarte una mano si le es posible, aún cuando te acaba de conocer. Siente un profundo respeto hacia la poesía y eso le da aún más fuerza a todo lo que hace. Es un luchador nato, y por suerte nos contagia a todos con parte de su fuerza. … Lo primero que leí de David fue El demonio te coma las orejas, y es por ello que elijo unos de los primeros poe‐ mas que me encogió el estómago.

SEAMOS REALISTAS en este sitio nadie cuenta estrellas por la noche.

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

David González: una vida Un poeta para esta época por Roira Sánchez Hace cuarenta y seis años nació en San Andrés de los Tacones, un barrio desaparecido de Gijón, David Gonzá‐ lez, un poeta de pluma enérgica y anunciadora. Hablar de David es viajar a través de una historia que apasiona de principio a fin. Y, si tratar de conocer a un poeta por lo que escribe de sí mismo es como arrojarse al abismo interior de una persona sin apenas agarres donde sujetarse, en el caso de David González es aún mayor esa sensación de vértigo; oírle recitar es darse cuenta de que se está ante un ser humano con una intensísima vida interior. Es muy común que la obra de algunos grandes poetas haya vuelto al polvo cautivando sólo unas pocas miradas. El rechazo y la aceptación de la obra y de la persona de David González por las distintas tendencias y camarillas políticas, culturales y sociales, en cada momento, ha mar‐ cado la difusión y el desprecio alternativos de su palabra escrita. Es el típico caso de aquellos escritores que por sus inclinaciones personales y su evidente desapego a los estándares literarios aún sueñan con la belleza lírica conte‐ nida en el mundo y en todos nosotros, y con una verdade‐ ra justicia social para todos los mortales.

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En la infancia de David González hay una persona crucial, María de la Paz, su primera maestra, en cuya coci‐ na, que hacía las veces de aula, con cinco o seis pupitres, a los seis años comenzó el trato de las obras maestras de la literatura. Fue en la biblioteca personal de María, donde David se sumergió en los maravillosos mundos del Quijote, El Buscón, La Gitanilla, El Conde de Montecristo, El cantar de Mio Cid y El Lazarillo de Tormes, entre otros. La infancia es el único periodo del hombre en el que se le permite vivir entre lo real y lo luminoso, entre la vida real y las fantasías de los juegos. David encontró, en aquellas tardes tomando dictados de ortografía y pasando página tras página, historias que, de una u otra manera, fueron fundamentales en su formación de escritor, quedando consigo algo del ritmo y la técnica de muchos de estos maestros de la literatura, que expan‐ dieron su imaginación. Sin lugar a dudas, con María, además de ortografía, David aprendió a amar las palabras, a casar emocio‐ nes, a buscar la fascinación en cada verso, a encontrar en cada una de las palabras significados que descono‐ cía. Por lo demás, los hechos más destacables de la vida de David González se pueden rastrear en su produc‐ ción literaria. Su obra es resueltamente autobiográfica. Su humilde procedencia, hijo de una familia trabajado‐ ra de Asturias, marcó en muchos sentidos su niñez y su juventud en las calles de las barriadas obreras donde pasó sus días. Un hecho que marcó su infancia fue cuando juntaron por primera vez a los niños y a las niñas en la misma aula del colegio, mientras cursaba el cuarto de EGB. En su adolescencia, está también marcado el día en que su padre decidió, por su propio bien, cambiarlo de colegio: de uno de barrio a uno de pago, a los Jesuitas, mien‐ tras cursaba el séptimo de EGB, hecho que cambió para siempre su vida, para mal. Lugar en donde nació y se forjó esa rebeldía que ha asumido como conducta de vida. Rebeldía transmitida a su poesía.

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Inicios y juventud

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Un paso trascendental En la génesis de su creación, en ese mundo particular del que sólo él tiene las claves últimas, en ese caminar por territorios vedados a la mayoría, con instantes de ricas experiencias vitales, juega un especial papel su paso, durante tres años, por la cárcel. Una equivocación en aquella marejada juvenil le llevó tres años tras las rejas, historia que cuenta en Detrás de la Iglesia. Superviviente, con un baúl repleto de fábulas que le enseñaron a descifrar algunas vicisitudes de la vida, ese paso por la cárcel, esa extraña libertad que es para algunos, le ayudó a David a hacerse con más conocimientos de psicología práctica que si hubie‐ se pasado por la universidad. En ese espacio cerrado emergió su creatividad interior, fluyó su expresión libre de las ideas y adoptó una prosa poética que le permitió Con la actriz una mayor libertad para alcanzar la esencia de su estilo Violeta Pérez y lenguaje poético. Varios años después de salir en libertad, cuando tra‐ bajaba a tres turnos en una empresa del metal, una tarde, en su casa, de repente, y como si alguien le estuvie‐ se dictando al oído, toda esa experiencia acumulada cristalizó en series de versos, la verdadera historia de lo que sucedía tras las rejas, esos poemas configuraron lo que fue El demonio te coma las orejas, editado en el 1997 por Crecida (Huelva). David es un poeta como pocos. Un poeta que ha visto la poesía oficial, esa apegada a los poderes del Estado, como una poesía aburrida y generadora de bostezos. Harto de la poesía oficial y de la evasión, reivin‐ dica una poesía de no ficción que refleje los problemas reales de la sociedad actual, sin artificios ni eufemis‐ mos. Su pasión, su arrastre y su amor por la poesía es su manera de limpiarse por dentro, de mostrarse ante el lector tal y como es, sin artimañas, sin lujos que evoquen irrealidades, con sus defectos y virtudes, con su con‐ dición de héroe y de villano, desnudo en cuerpo y alma, sin tapujos, como si escribiendo llamara a sus ánge‐ les y acallara a sus demonios. A David González lo motiva, además, esa poesía que arrastra paso a paso, sincera, viva y actual, a un tiem‐ po. Una poesía que ponga en tela de juicio los valores que damos por supuestos. Y, dentro de ella, la poesía escrita por mujeres es la que despierta su mayor interés.

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Retrato de un poeta Sus ojos brillan con el fulgor de los que sueñan y miran al mundo de frente. La poesía de David González es inmensamente rica en lecturas, se agiganta y crece al ser dicha y cantada. Esta obra es, por sobre todas las cosas, un violento y maravilloso grito de rebeldía, de sangre joven y útil, dispuesta a la lucha, a la batalla dia‐ ria y consecutiva, para seguir creyendo en el día que viene. Su obra lleva el sello de la experiencia real, de la no ficción, de la poesía que ha de conmover y estremecer conciencias, no simple y llanamente entretener. Sin embargo, esto no deja de lado que sus versos conformen una unidad lírica en la estructura narrativa y en el nivel semántico. Su escritura como disfrute, como consuelo de melancolía, con chispazos de alegrías y sin miramientos polí‐ ticos, exhibe una prosa de contenida fuerza, pero fundamentalmente libre. Libre, como lo que irradia; rebelde de nacimiento, con sus tatuajes, pulseras raras, su pelo despeinado, y su lenguaje crudo, ha llamado la aten‐ ción y continúa haciéndolo de todo aquel que lo escucha. Desde que empezó a hacerlo, no ha dejado de escribir. Tras de cada verso plasmado, David González des‐ nuda las cosas y se desnuda. Y sigue adelante, a veces, con añoranza, otras, arropado con esa soledad maldi‐ ta que se ha vuelto parte de sí, pero nunca ha dejado de clamar y elevar su voz justiciera, que ha dejado ya una huella imborrable en la poesía contemporánea.

BIBLIOGRAFÍA (prácticamente completa)

Diccionario Bibliográfico de la poesía españo‐ la (siglo XX). Ángel Pariente, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2003. Diccionario Espasa de literatura española. Jesús Bregante, Espasa Calpe S. A., Madrid, 2003.

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David González: una obra

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No hay tiempo para libros (Nadie a salvo). Prólogo de Ainhoa Sáenz de Zaitegui. Bartleby Editores, Madrid (en 2011) El debut del chico tatuado (Relatos completos 1998‐2009). Azotes Caligráficos y Universitat Politécnica de Valencia, Valencia, 2010. Todo lo demás son palabras (11 poemas de Loser)/Was bleibt sind Worte (11 Gedichte von Loser). Traducción de Leo del Mar. PapperLaPapp Kartonbuchverlag, Berlín, 2009. El amor ya no es contemporáneo (poemas y re‐ latos 1997‐2004) + El amor sigue sin ser contemporáneo (poemas escogidos 2005‐2009). Ediciones de Baile del Sol, Tenerife, 2009. Loser. Bartleby Editores, Madrid, 2009. El demonio te coma las orejas [1997 – 2008]. Glayiu Editorial, Asturias, 2008. En las tierras de Goliat. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2008. Algo que declarar. Bartleby Editores, Madrid, 2007. Este libro ha recibido una subvención a la creación lite‐ raria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias. Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2006. Este libro ha recibido una subvención a la creación literaria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias. El amor ya no es contemporáneo (poemas y relatos 1997‐2005). Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2005. Tango azul. Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, 2005. Hasta los paranoicos tienen enemigos. Ediciones La Tapadera y Alternativa Antimilitarista‐MOC Valencia, Valencia, 2004. Anda, hombre, levántate de ti. Bartleby Editores, Madrid, 2004. Este libro ha recibido una subvención a la creación literaria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias. El hombre de las suelas de viento (Poemas africanos de Arthur R.). Editorial Germanía, Alzira, Valencia, 2003. La carretera roja. Editorial CELYA, Salamanca, 2002. Este libro ha recibido una subvención a la creación lite‐ raria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias. Sembrando hogueras. Bartleby Editores, Madrid, 2001.

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POESÍA

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Dass dir der teufel die ohren auffrisst (El demonio te coma las orejas). Ediciones Ropynol, Siegen, Alemania, 2000. Traducción al alemán: Kostas Tanakas. Sparrings. Línea de Fuego, Asturias, 2000. Este libro también ha sido editado en versión digital en Internet: www.portaldepoesia.com Los mundos marginados (poemas de la cárcel). Ediciones Mañana es arte: www.babab.com : Madrid, 2000. Ley de vida. DVD Ediciones, Barcelona, 1998. El demonio te coma las orejas. Asociación Cultural Crecida, Ayamonte, Huelva, 1997. Nebraska no sirve para nada. Ediciones Peña Tú, Gijón, 1995. Ojo de buey, cuchillo y tijera. Edición de autor, Gijón, 1993.

ANTOLOGÍAS

Viscerales. Selección y prólogos de José Ángel Barrueco y Mario Crespo. Ediciones del viento (en enero de 2011). Beatitud. Visiones de la Beat Generation. Selección y prólo‐ gos de Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín Borao. Baladí Ediciones (en enero de 2011). Nocturnos. Antología de los poetas y sus noches. Edición de Antonio Huerta (en enero de 2011). Perversiones. Breve catálogo de pa‐ rafilias ilustradas. Editorial Traspiés, 2010. Con Marta, José A. Barrueco, Vicente Muñoz y Mario (foto de Julia Velázquez) Voces del extremo: poesía y magia. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2009. Paredes hablan. Pintadas y graffitis contestarios. Intervención urbana. Cuarenta años de pintadas des‐ de mayo del 68. Edición de Francisco Javier Flores Castillero. Ayuntamiento de Córdoba, Delegación de Cultura, Córdoba, 2009. Un nudo en la garganta. Prólogo de Juan Ángel Juristo. Trama Editorial, Madrid, 2009. Los centros de la calle. Presentación de Ana María Vallejo Cimarra. Editorial Germanía, Alzira, Valencia, 2008. Antología de Poetas en Platea. Edición y prólogo de Nuria Mezquita y Antonio G. Villarán. Cangrejo Pistolero Ediciones, Sevilla, 2008. Hank Over. Selección de Vicente Muñoz Álvarez y Patxi Irurzum. Caballo de Troya, Random House Mondadori, Barcelona, 2008. Qué nos han hecho. Selección y prólogo de Lluís Pons Mora. Islavaria Ediciones, Huelva, 2008. Poesía para bacterias. Selección de Sergi Puertas. Prólogo de Los violadores del verso. Ediciones Montañas y Hombres, Huesca, 2008. Texturas. Antología lateral. Edición y prólogo del colectivo Moebia. Moebia Ediciones Granada, 2007. Vida de perros. Edición y prólogo de Diego Marín A. Editorial Buscarini, Logroño, 2007. Los beneficios obteni‐ dos de la venta de este libro serán destinados a la Asociación Protectora de Animales de La Rioja. La palabra desierta. Miguel Ángel Gara, coordinador. Benjamín Escalonilla, diseño. www.literaturas.com , Madrid, 2007.

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA página 153 YOUKALI, 10 ISBN: 1885-477X

Once poetas críticos en la poesía española reciente. Enrique Falcón, coordinador. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2007. Mensajes de un mundo dibujado. Antonio Valle, coordinador. Septem Ediciones, Asturias, 2007. Poesía Astur de Hoy(Mai Asztúr Költèszet. Edición trilingüe (húngaro, castellano y bable) de András Keri. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2006. Voces del extremo: Poesía y vida. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2006. In Our Own Words. Marlow Peerse Weawer, coordinador. MW Enterprises, USA, 2005. El verbo descerrajado. Apostrophes Ediciones, Chile, 2005. El Quijote: instrucciones de uso. Juan Francisco Ferré, coordinador. e.d.a. libros, Málaga, 2005. Poesía para nadie. Ediciones La Tapadera,Valencia, 2005. Aldea Poética III. Haiku. Editorial Opera Prima, Madrid, 2005. Canto a un prisionero. Antología de poetas americanos, homenaje a los presos políticos en Turquía. Editorial Poetas Antiimperialistas de América, Otawa, Canadá, 2005. Hablando en plata (Antología de 17 poetas españoles de hoy). Alexandra Botto y Uberto Stabile, coordinado‐ res. Homoscriptum, México, 2005. Poesía para los que leen prosa. Miguel Munárriz, coordinador. Visor Libros, Madrid, 2004. Después de todo (homenaje de Bilaketa a José Hierro). Bilaketa, Aoiz, Navarra, 2004. Voces del extremo: Poesía y canción. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2004. Poemas para cruzar el desierto. Ángel Sierra, coordinador. Línea de Fuego, Asturias, 2004. Golpes (ficciones de la crueldad social). Vicente Muñoz Álvarez y Eloy Fernández Porta, coordinadores. DVD Ediciones, Barcelona, 2004. 11‐M: Poemas contra el olvido. Bartleby Editores, Madrid, 2004. Cuentistas. Jesús R. Castellano, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2004. Poesía de la conciencia. Zurgai, Bilbao, diciembre 203. Me chifla la poesía. Antología poética y didáctica. E.S.O.‐Bachillerato. Manuel Aparicio e Isabel Allegretto, coordinadores. Editorial CELYA, Salamanca, 2003. Los poetas en tiempos de guerra. Mª Ángeles Naval y Patricia Esteban, coordinadoras. Universidad de Zaragoza, 2003. La paz y la palabra. Manuel Francisco Reina, co‐ ordinador. Editorial Odisea, Madrid, 2003. Contra la afonía. Las otras caras del planeta, Gijón, 2003. Voces del extremo: Poesía y Utopía. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2002. Quinta del 63. Editorial CELYA, Salamanca, 2002. Voces del extremo: Poesía y conflicto. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2001. Maniobras de aproximación. Paloma Esteban, editora, Asturias, 2000. Material inflamable para manos incendiarias. Editorial Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia, Madrid, 2000. Con Ana Vega Voces del extremo: Poesía y conciencia. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación

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Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2000. Poesía española anos 90. Joaquim Manuel Magalhaes, coordinador. Relógio D´Agua Editores, Lisboa, Portugal, 2000. Voces del extremo (las voces de la poesía española al otro extremo de la centuria). Antonio Orihuela, coor‐ dinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 1999. La indiferencia de los chinos. Vinalia Trippers, León, 1999. Feroces (radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía). Isla Correyero, coordinadora. DVD Ediciones, Barcelona, 1998. La alquitara poética. Luis Felipe Comendador, coordinador. LF Ediciones, Bejar, Salamanca, 1998. Poesía al desnudo. Adolfo Marchena, coordinador. Ediciones Bassarai, Vitoria, 1997. Gijón Exprés. Roger Wolfe, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 1995.

EDICIONES

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Heterogéneos (1970‐1987). David González y Eduardo Boix, coordinadores. Prólogo de Carlos Salem. Ediciones Escalera, Madrid, (en septiembre de 2011) La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger. David González, coordinador. Bartleby Editores, Madrid, 2010. El Tejedor en Madrid (15 poetas en Madrid). David González, coordinador. La Única Puerta a la Izquierda, Bilbao, 2010. Hablando de leyendas. Poemas para España. Jim Jump, Antonio Díez y David González, coordinadores. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2009. Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers. Vicente Muñoz Álvarez y David González, coordinadores. Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2007. La verdadera historia de los hombres. David González e Ignacio Escuín Borao, coordinadores, Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2005. El último en morir que apague la luz. David González, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2001. 16 señales desde el frío. Katerina Gogu. Kostas Tanakas, Juan Carlos Reche y David González, coordinadores. Ediciones Ropynol, Córdoba, 1999.

Con el Kebran y con el vocalista de Marea, Kutxi Romero

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