Por una nueva Reforma Universitaria. Velia Morales Pérez E

Ejemplar gratuito E Año 9, número 20, Heroica Puebla de Zaragoza, de diciembre de 2006 Velia Morales Pérez l Museo Universitario de la Benemérita

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Ejemplar gratuito

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Año 9, número 20, Heroica Puebla de Zaragoza, de diciembre de 2006

Velia Morales Pérez

l Museo Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla presenta una selección del patrimonio pictórico universitario de los siglos XVII al XX. Por cada una de las dieciséis salas que conforman el recorrido cronológico-artístico de la exposición, se transita por los momentos más brillantes de la pintura en nuestra ciudad. A través de tres grandes núcleos temáticos, el espectador, puede disfrutar la gran calidad artística de los pintores, iniciando en el período virreinal con obras de los siglos XIX-XX, XVII y XVIII, con un arte moderno y vanguardista. Esta muestra es una excelente oportunidad para todo el público de conocer y admirar una parte esencial de nuestro patrimonio universitario. 1 El presente trabajo es el guión curatorial de la exposición permanente Un recorrido por la pintura en Puebla, del siglo XVII al XX , que se presenta desde la apertura del Nuevo Museo Universitario Interactivo. La muestra se exhibe en la segunda planta de la Casa de los Muñecos, sede del Museo, de las 10:00 a las 17:00 hrs., calle 2 norte, número 2, Centro. 2 La autora es investigadora del Museo Universitario, estudió la licenciatura en Historia en la BUAP y la maestría en Historia del Arte en la UNAM. Es la curadora de la exposición permanente.

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Por una nueva Reforma Universitaria

Conformación de una tradición artística (1531-1821) Salas I - X EL ARTE EUROPEO EN EL NUEVO MUNDO (1531-1640) Cuando la Monarquía Española concluye la conquista militar sobre los territorios americanos, se inicia un largo proceso de conquista espiritual y cultural del reino de la Nueva España. El proceso de asimilación comenzó con la llegada de artistas y obras del Viejo Mundo, junto con un sinnúmero de grabados que fueron los modelos a seguir. La naciente pintura novohispana se nutrió sobre todo de tres vertientes artísticas: la flamenca, la italiana y la española. De este modo, en el ámbito artístico, el lenguaje pictórico indígena fue desapareciendo lentamente, quedando sólo algunos vocabularios aislados, asentándose de manera total la expresión plástica europea. Jacob, Taller de Francisco de Zurbarán, En esta sala se aprecian ejemmediados del siglo XVII, óleo / tela. plos de las corrientes que llegaron a América en este período. Se presentan cuatro pinturas sobre láminas de cobre procedentes de Flandes, región localizada al norte de Europa, cuyas características esenciales son: la gran calidad en el detalle, su esplendoroso colorido, y el uso frecuente del paisaje para ambientar las escenas. Junto con seis pinturas españolas que forman parte de la serie Las doce tribus de Israel, también llamada Jacob y sus hijos, atribuidas al taller de Francisco de Zurbarán (1598-1664), quien es uno de los representantes más destacados del barroco español, cuya obra se caracteriza por un gran

naturalismo, una intensidad expresiva de los rostros y el uso de un fuerte claroscurismo para dar mayor fuerza a las obras. Además, utilizó mucho la representación de personajes aislados, con horizontes bajos y grandes cielos como fondos neutros para dar mayor impacto visual y empleó una gran variedad de tipos físicos y de distintas edades colocadas en diversas posturas. LOS PINTORES EN LA PUEBLA DE LOS ÁNGELES EN EL SIGLO XVII En 1531 se funda Puebla en un excelente punto geográfico que logró que el proyecto en ciernes, cobijado por la Corona Española, diera como resultado una urbe que llegaría a ser la segunda ciudad más importante del Virreinato de la Nueva España.

La presentación del Niño Jesús en el templo, Gaspar Conrado, óleo / tela. Activo en los años ‘40 y ‘50 del siglo XVII.

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La Torre de Babel, anónimo, siglo XVII, óleo / lámina de cobre.

Durante la segunda mitad del siglo XVI, y las primeras décadas del siglo XVII, se asentaron en la ciudad los precursores de la pintura poblana, entre los más destacados se encuentran: Nicolás de Tejeda, Jerónimo de Farfán, Luis Lagarto e hijos, Juan de Arrúe, Pedro Chacón, Gaspar Conrado y Rodrigo de la Piedra. Dentro de este grupo se destaca el pintor Gaspar Conrado que llegó a Puebla alrededor de 1640. No tenemos muchas noticias sobre él, pero sabemos que trabajó en diversas ciudades del virreinato. Algunos autores han señalado la probabilidad de que sean dos pintores con el mismo apellido, información que hasta el momento no ha sido confirmada.

2006, 50 aniversario de la Autonomía Universitaria

LOS ARTÍFICES DE UNA TRADICIÓN ARTÍSTICA POBLANA (1640-1720)

La Circuncisión del Niño Jesús, Gaspar Conrado, activo en los años ‘40 y ‘50 del siglo XVII, óleo / tela.

El Museo Universitario posee cuatro pinturas de Gaspar Conrado que forman parte de la serie La Vida de la Virgen María, la cual estuvo integrada, por lo menos, por siete obras. LA PRESENCIA PICTÓRICA DE LOS ARTISTAS DE LA CAPITAL DEL VIRREINATO

San Pedro, Juan Tinoco,(1641 1703), óleo / tela.

La Adoración de los pastores, José Juárez, (1617- ca 1661), óle / tela.

San Antonio Abad, anónimo, segunda mitad del siglo XVII, óleo / tela.

Para 1640, año de la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza, estaban trabajando en la ciudad numerosos pintores, a ellos debieron unirse otros dos artistas que venían en la corte del prelado, el aragonés Pedro García Ferrer, y el flamenco Diego de Borgraf. Este brillante grupo de pintores es el que consolida la tradición artística poblana al trabajar en los proyectos decorativos más trascendentes de la ciudad, y fueron ellos los introductores del barroco al arte poblano. Podemos admirar la serie de Los ermitaños que procede del Hospital de Belén, fundado en la ciudad en 1682. Esta obra fue por mucho tiempo atribuida al pintor flamenco Diego de Borgraf. La serie aborda un tema poco común en la iconografía de la época: hombres que vivieron en los inicios del cristianismo, y que se aislaban en lugares lejanos del desierto para meditar sobre la palabra de Dios. Se observa en las obras un trabajo de dibujo duro, los rostros y las anatomías muy marcados por el uso de las luces y las sombras, los colores utilizados son los ocres, el verde, el rojo y los azules para los fondos.

A lo largo del período colonial, la ciudad de México tuvo una permanente presencia en las artes en todo el virreinato, sus pintores más sobresalientes trabajaron constantemente para las provincias y debido a la cercanía con la ciudad de Puebla, siempre tuvieron en una relación próxima que hizo que ambas se alimentaran, compartieran e intercambiaran elementos y soluciones plásticas, y con ello, enriquecieron sus lenguajes pictóricos. Entre los pintores más acreditados de la ciudad de México que trabajaron en Puebla destacan: Juan de Illescas, Simón Pereyns, Francisco Morales, Baltasar Echave Orio, Sebastián de Arteaga, José Juárez, Baltasar Echave Rioja y Cristóbal de Villalpando. De este grupo de artistas de la capital del virreinato sobresale José Juárez (1617-1661), integrante de una de las familias de pintores más destacadas, y señalado como el más distinguido pintor del barroco La Sagrada Familia, José Juárez , (1617-ca 1661), óleo / tela. novohispano.

LA TRANSICIÓN DEL SIGLO XVII AL XVIII

El paso al nuevo siglo se realizó con artistas herederos de las enseñanzas de los pintores de mediados del siglo XVII, que dieron el mayor renombre a la pintura poblana. Sus sucesores practicaron composiciones y formas plásticas innovadoras para adentrarse a un siglo caracterizado por una pintura más suave, de tonosmástenues,yundibujomásblando.

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La imposición de la casulla a San Ildefonso, Bernardino Polo, activo a finales del siglo XVII y principios del XVIII, óleo / tela.

Esta renovada generación, integrada entre otros, por los artistas Juan Tinoco, Pascual Pérez, Bernardino Polo, y Jerónimo de la Portilla, realizó interesantes obras. Una de las series más famosas que el Museo presenta es El Apostolado realizado por Juan Tinoco (1641-1703), integrado por quince piezas, los doce apóstoles, San Pablo, llamado el apóstol de los gentiles, Jesús y María. El conjunto es sugestivo ya que presenta a los personajes siguiendo la composición de la serie Las doce tribus de Israel, del Taller de Zurbarán, colocando a los personajes aislados, con un paisaje con horizonte bajo y varias de las posturas de los personajes son tomadas de ésta serie.

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Santa Rosa jugando con el Niño Jesús, Francisco Martínez, activo en la primera mitad del siglo XVIII, murió en 1757, óleo / tela.

efectuándose estos reconocimientos desde los inicios del cristianismo. Aquí podemos apreciar algunas de las santas más famosas de Europa, Santa Teresa de Jesús o de Ávila, mística española del siglo XVI, fundadora de la orden reformada de las carmelitas descalzas; Santa Gertrudis la Magna, cisterciense mística, nacida en 1256, su fama llegó a España y se le representa como abadesa de la orden del Císter; y Santa Rosalía de Palermo, santa siciliana que vivió en el siglo XII, tuvo su mayor popularidad durante la Contrarreforma, siendo difundida principalmente por la Compañía de Jesús. Se expone además una serie sobre la vida de Santa Rosa de Lima, la primera santa de la América virreinal, que fue terciaria dominica, nacida en Lima, Perú, en 1586, y muerta en 1617. Fue canonizada en 1673, convirtiéndose en la patrona de América, Perú y las Filipinas. Cabe decir, que Puebla buscó tener sus propias santas, ya que hubo intentos tenaces por llevar a la beatificación a Sor María de Jesús Tomellín, el Lirio de Puebla, y a Catalina de San Juan.

La Virgen María entrega el Niño Jesús a San Francisco, Pascual Pérez, activo a finales del siglo XVII y principios del XVIII, óleo / tela .

LA DEVOCIÓN A LAS MUJERES SANTAS En el siglo XVIII, se abordan los temas más sobresalientes de la religiosidad de la época, se presentan las devociones más destacadas de la sociedad novohispana, cómo sus miembros quisieron perpetuarse en la memoria colectiva, y finalmente, se presentan las primeras innovaciones temáticas no religiosas. Estas obras fueron plasmadas por los más reconocidos pintores de la época, entre ellos Francisco Martínez, Luis Berrueco, la familia Talavera, Miguel Jerónimo Zendejas, y Francisco Castillo. Comenzamos con las mujeres que por una conducta llena de virtudes, por haber consagrado su vida a Dios, y ser ejemplo para otras personas, fueron declaradas por la Iglesia católica Santas,

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LA SANTIDAD VARONIL Entre los santos más venerados en la época estuvieron, San José, patrono de la Nueva España, los apóstoles, y los fundadores de las órdenes regulares, que llegaron al virreinato, entre ellos: San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán, San Agustín, San Juan de Dios, San Jerónimo, San Ignacio de Loyola, y San Felipe Neri. Se exhiben las imágenes de varios de los santos jesuitas que debieron estar en alguno de los

Santa Rosalía Peregrina, Luis Berrueco, activo en la primera mitad del siglo XVIII, óleo / tela.

PIEDADES CRISTOLÓGICAS Y MARIANAS

Alegoría de Santo Tomás de Aquino, anónimo, siglo XVIII, óleo / tela.

cinco Colegios que fundó la Compañía de Jesús en la ciudad. También está Santo Tomás de Aquino, doctor de la iglesia, teólogo dominico y patrono de las instituciones educativas. Una obra brillante es la de San Francisco de Asís con el Beato Sebastián de Aparicio (1502-1600), gallego que llegó a la ciudad de Puebla alrededor de 1533, y se dedicó a hacer carretas, y dice la leyenda que a trazar caminos en todo el reino, realizó muchas caridades y varios milagros. Al final de su vida ingresó como terciario en la orden franciscana, y fue beatificado en 1787. A la fecha sigue teniendo una gran devoción en toda la región poblana.

San Francisco de Asís y el Beato Sebastián de Aparicio, José Mariano Lara y Hernández, siglo XVIII, óleo / tela.

La Virgen de los Dolores con San Ignacio y los jesuitas, anónimo, siglo XVIII, óleo / tela .

Más allá de la devoción a las santas y los santos, los mayores sentimientos de piedad que tuvo la sociedad novohispana fueron hacia Jesús y la Virgen María. En toda iglesia, convento, colegio, hospital, y espacio privado, se encontraban representaciones sobre ellos. Jesús, el personaje central de la Iglesia Católica, es el hijo de Dios que vino a redimir a la humanidad, y a la Virgen María, su madre, se le conoce como la nueva Eva, representa a la madre que sufre por un hijo, pero también es la personificación de la iglesia como institución. Por otro lado, las mayores festividades y procesiones religiosas que existieron en la época colonial estuvieron relacionadas con ambos, ya que entre las más populares estaban el Vía Crucis, el Corpus Christi, la de la Virgen de la Inmaculada Concepción, la de Virgen de Guadalupe, y la de Virgen de la Luz.

La Virgen de los Dolores, anónimo, siglo XVIII, arte plumario.

Podemos observar distintos pasajes sobre la vida de Jesús, desde su infancia hasta su calvario, y algunas de las más interesantes advocaciones de María, como es el caso de la Virgen de los Dolores, realizada con la técnica del arte plumario. LA PERENNIDAD DE LA EXISTENCIA Los miembros de la sociedad virreinal buscaron ser recordados e inmortalizados en el devenir de los tiempos, aspiraron a perpetuar su existencia en este mundo más allá de su muerte, consiguiéndolo a través del retrato, tanto individual como familiar o con miembros de una corporación. El retrato es un género antiquísimo que se practicó en todas las culturas de la Antigüedad. Llegó a América con algunas dificultades, ya que los pintores dedicados

El Niño Jesús entre los doctores de la iglesia, anónimo, 1710, óleo / tela.

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Patrocinio de San José sobre los colegiales jesuitas, anónimo, siglo XVIII, óleo / tela.

generalmente a temas religiosos no estaban tan acostumbrados a representar a personajes reales, por lo que utilizaron composiciones rígidas y expresiones acartonadas. Sólo algunos artífices como Miguel Cabrera y Juan Rodríguez Juárez llegaron a crear retratos más naturales. Los retratos eran ejecutados del natural o a partir de testimonios literarios. Podemos observar retratos de importantes jerarcas del obispado poblano, de catedráticos, y estudiantes de los colegios jesuitas, destacando el retrato de Sor Beatriz de Santo Tomás, fundadora del convento concepcionista de Puebla, como donante a los pies de Santa Catalina de Siena.

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Sibila Samia, anónimo, siglo XVIII, óleo / tela.

Otra manera de inmortalizarse fue mandar a hacer pinturas con su patrono, que podía ser Cristo, la Virgen o un santo, el cual se colocaba en el centro de la obra, extendiendo su manto divino para proteger a los personajes que aparecían en la parte inferior de la imagen. TEMÁTICAS POCO COMUNES La sociedad novohispana estaba permeada por una profunda religiosidad católica, por ello, los pintores se avocaron casi exclusivamente a temas religiosos. De esta manera, encontrar obras que plasmen unas temáticas más inusuales es relevante, como las pinturas La barbería y La taberna ejecutadas por Pablo de Talavera, miembro de una reconocida

La taberna, anónimo, copia de Teniers siglo XVIII, óleo / tela.

Patrocinio de Cristo sobre los dominicos, anónimo, siglo XVIII, óleo /tela.

familia de pintores, que tomó como modelo las obras del flamenco David Teniers (1610 -1690), el joven, hijo de David Teniers el viejo (1582-1649), y yerno de Jan Brueghel, quien fue un artista prolífico, reconocido miembro de su gremio, y se especializó en hacer escenas costumbristas como fiestas de campesinos y escenas de interior, principalmente de tabernas, barberías, y cocinas, con una gran fuerza plástica y de esmerado detallismo, que seguirá con gran éxito el pintor poblano. 

Las cuatro edades del hombre, anónimo, siglo XVIII, óleo / tela.

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Búsqueda de rostros nuevos para una nación independiente (1810 -1880) Salas XI - XIII FUNDACIÓN DE LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE PUEBLA La fundación de estas instituciones en América se inicia 1785 con la creación de la Academia de San Carlos en la ciudad de México, siendo el primer establecimiento educativo de este tipo instaurado en Hispanoamérica. Para 1813, bajo el impulso de un grupo de ilustrados poblanos, encabezado por el presbítero José Antonio Jiménez de las Cuevas, se realizó la ceremonia de instauración de la Junta de Caridad para la buena educación de la juventud, que anunció como una de sus principales acciones la creación de una Escuela de dibujo, y otra de primeras letras, con sede en la Casa de las Bóvedas. Con el tiempo la escuela de dibujo se convirtió en la Academia de Bellas Artes, y a lo largo de su historia contó con la colaboración de reconocidos artistas poblanos que fungieron como maestros, entre los que destacaron: Salvador del Huerto, José Julián Ordóñez, José María Legazpi, Manuel y Mariano Caro, Lorenzo Zendejas, Manuel López Guerrero, José Manzo, Agus-

Retrato de un militar, Agustín Arrieta, (1803-1874), óleo / tela.

Tenemos a uno de los precursores más afamados, José Luis Rodríguez Alconedo (1761-1815), artista inigualable, que además de ser un reconocido pintor, fue platero, orfebre, cincelador, y grabador. El otro gran artista fue Agustín Arrieta (1803-1874), profesor de la Academia de Puebla, ejecutó obras de temática religiosa, costumbrista, y bodegones, además de desarrollar una excelente técnica en el retrato.

Autorretrato, José Luis Rodríguez Alconedo (1761-1815), pastel / seda.

tín Arrieta, José Zacarías Cora, Francisco Morales, y Daniel Dávila, entre otros. Sus principales protectores fueron los obispos Antonio Joaquín Pérez Martínez y Francisco Pablo Vázquez, quienes contribuyeron con el aporte de premios para los alumnos más avanzados, y donaron parte importante de sus colecciones de pinturas a la Academia para la creación de una galería de arte. EL RETRATO ACADÉMICO La llegada de la Academia impactó totalmente a las artes, cambió radicalmente la forma de enseñanza, ya no se aprendía en los talleres de los pintores sino en una escuela especializada con profesores y materias establecidas, también se dejó atrás el estilo barroco para adentrarse al neoclasicismo. Observamos retratos de los protagonistas más distinguidos del arte académico, entre ellos José Guerrero con los retratos de sus hijos José Manuel Guerrero y José Ignacio Guerrero, cuadros que recibieron premios en San Carlos.

LA ENSEÑANZA DE LAS ARTES En una academia de arte, la base fundamental de la formación artística de un alumno era el dibujo, que debía aprender copiando yesos didácticos, los cuales, eran reproducciones de la estatuaria clásica, que era considerada como el ideal de belleza que debía seguir todo académico. Aquí podemos apreciar algunos de los materiales didácticos que utilizaron los alumnos para aprender, como láminas, yesos, y pinturas, junto con obras acabadas de varios maestros y alumnos de la institución poblana. Hay que señalar que el grabado fue el principal medio para reproducir y transmitir imágenes, así como lograr la rápida y fácil difusión de las obras maestras de la pintura en las Academias de Arte de Europa, y por supuesto, de América.

José Ignacio Guerrero, José Guerrero, 1798, óleo / tela.

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La modernidad llega con nuevo siglo (1910-1990) Salas XIV – XVI LOS INICIOS DEL SIGLO XX El paso de los siglos fue complejo para México, por un lado, se dieron brotes artísticos nacionalistas que generaron más adelante el surgimiento de la llamada Escuela Mexicana de Pintura, por otro lado, se dió una falta de acercamiento con las vanguardias artísticas europeas, salvo algunas excepciones, que provocaron que sus influencias se den muy avanzado el siglo. En este sentido, es importante mencionar, que todo ese prestigio que tuvo Puebla en el período colonial, y que mantuvo dignamente a lo largo del siglo XIX, se perdió lentamente en el siglo XX. En la Academia de la ciudad se presentó un regionalismo reacio a nuevas propuestas plásticas, que estancará los trabajos de arte y provocará la falta de renovación en sus expresiones artísticas.

Es así que presentamos obras de principios del siglo, realizadas por Daniel Dávila y el padre Gonzalo Carrasco, que poseen una excelente maestría en la ejecución realista de los personajes, pero no muestran un interés por experimentar nuevas fórmulas plásticas. Junto a ellas se presenta la serie Alegorías del italiano Felipe Mastellari, quien trabajó en Puebla en este período junto con el andaluz José Arpa, y el catalán José Cusashs, intentando influenciar a la pintura poblana para dar una renovación al ambiente artístico.

Coatlicue, José Lazcarro, siglo XX, mixta sobre tela.

Los cuatrocientos y algunos menos, Fany Rabel, 1971.

NUEVAS PROPUESTAS Para la década de los setenta del siglo XX, la Casa de las Bóvedas, que había sido sede de la Academia de Bellas Artes, se convirtió en la Pinacoteca Universitaria de nuestra institución, en este lugar se realizaron una serie de festivales nacionales de arte contemporáneo, donde los artistas presentaron obras con fuerte contenido social, por

ser momentos de enorme efervescencia política. De esa época son las pinturas que presentamos, en donde se aprecian fuertes críticas al grupo político en el poder, pero con propuestas más atrevidas y libres de los artistas Alfredo Zalce, Enrique Estrada, y Fany Rabel. LOS ARTISTAS POBLANOS CONTEMPORÁNEOS

Finalizamos el recorrido artísticohistórico con un grupo de artistas poblanos de distintas generaciones, que representan con sus obras una síntesis de lo que ha sido el arte poblano en el siglo XX. Tenemos a Faustino Salazar, y Aurelio Leonor, representantes del grupo de pintores creadores de la Unión de Artes Plásticas, que fundaron el Barrio del Artista de la ciudad de Puebla, espacio que ha cobijado a muchos artistas de la región. Asimismo se presentan las obras de José Lazcarro, Alberto Ibáñez Cerda, y Barush Vergara, de un corte más a audaz y vanguardista.

El profeta, Alberto Ibáñez Cerda, siglo XX, acrílico y crayón.

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA Rector: Enrique Agüera Ibáñez. Secretario general: José Ramón Eguibar Cuenca

Tiempo Universitario

Director: Alfonso Yáñez Delgado, Diseño gráfico: Armando López Vázquez. Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario. Aparece quincenalmente. Impreso en: Litografía Magno Graf. El costo por ejemplar de 8 páginas a dos tintas es de ochenta y ocho centavos más IVA. Tiraje: Veinte mil ejemplares. Responsable de distribución: Marcos Medrano Flores. Los autores son responsables por los textos publicados. Esta publicación se puede adquirir en La Casa de la Memoria Universitaria, Avenida Reforma 531. Puebla, Pue. teléfono: 2 32 74 79. Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria. E-mail:[email protected] Distribución gratuita.

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