PROCESOS PSICOLÓGICOS DEL APRENDIZAJE Y CONFIGURACIONES PEDAGÓGICAS EN LA EDUCACIÓN GERONTOLÓGICA

PROCESOS PSICOLÓGICOS DEL APRENDIZAJE Y CONFIGURACIONES PEDAGÓGICAS EN LA EDUCACIÓN GERONTOLÓGICA Perspectivas sobre capacidad intelectual y envejeci

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PROCESOS PSICOLÓGICOS DEL APRENDIZAJE Y CONFIGURACIONES PEDAGÓGICAS EN LA EDUCACIÓN GERONTOLÓGICA

Perspectivas sobre capacidad intelectual y envejecimiento Las más extendidas y frecuentes imágenes acerca de la vejez suponen un progresivo e irreversible declive intelectual como propio de esta etapa vital. En las últimas décadas, desde el nuevo paradigma del curso vital se han presentado pruebas empíricas (Baltes, Reefe y Lipsitt 1980, Baltes P., Staundinger, U , Linderberger, U. 1999) que permiten matizar las concepciones decrementales sobre el funcionamiento cognitivo durante la vejez. Asimismo, la oferta de actividades educativas para este grupo etario ha ido creciendo. El presente trabajo aborda brevemente, por un lado, las particularidades de los procesos psicológicos vinculados al aprendizaje en la vejez, y por otro, propone aportes para una pedagogía de la tercera edad. A pesar de que encontramos permanentemente en nuestra experiencia diaria ejemplos de personas que mantienen un alto rendimiento intelectual en la edad avanzada, concepciones clásicas en Psicología han enfatizado las diferencias existentes entre distintos grupos de edad poniendo de relieve que en las últimas etapas de la vida se aprecia inequívocamente un deterioro en el funcionamiento intelectual y cognitivo de los seres humanos. Ya a fines del siglo XIX, Galton, influido por una concepción fuertemente innatista del funcionamiento cognitivo, comienza con estudios estadísticos que sostienen la teoría de las dos fases: una creciente hasta los 20 años de edad, luego una meseta hasta los 60 años y otra fase decreciente a partir de esta edad. La inteligencia es conceptualizada como una capacidad determinada biológicamente que va deteriorándose paralelamente al organismo del que depende. En el siglo XX, estudios de Wechsler y Bellevue, (1944) verificaron un considerable descenso del rendimiento cognitivo con el aumento de la edad. Miles plantea la importancia del rendimiento intelectual alcanzado en las primeras etapas del desarrollo ya que el mismo compensaría en cierta forma el deterioro asociado a la edad. No obstante, estudios posteriores evidencian que la edad no explica sino una porción (20-25 %) del total de la varianza del rendimiento intelectual (Heaton, Grant, Mattheus, 1986; Baltes y Willis, 1982; Berg, Nilsson, Svanborg, 1988; Labouvie-Vief, 1985). Investigadores de la Universidad de Harvard sostienen que las personas conservan intactas sus facultades mentales por lo menos hasta los 70 años y un 30% llegan sin ningún problema a los ochenta o noventa años. Según Schaie, (1990), las habilidades mentales fluidas como la velocidad en el procesamiento de la información reflejan más influencia de determinaciones biogenéticas y

tienden a declinar en la mediana edad. Sin embargo, las habilidades cristalizadas reflejan la influencia sociocultural y pueden desplegar un incremento con la edad. Entre las críticas clásicas al modelo decremental, destacamos las siguientes: 1) La adopción de un concepto de inteligencia general. Esta sufriría un deterioro global durante el envejecimiento. Sin embargo, el análisis factorial permite analizar de manera diferencial las funciones y capacidades cognitivas en la vejez. Esto implica un alejamiento del concepto de inteligencia general para ir a un modelo de funciones primarias relativamente independientes (Groffmann, 1964). Parece ser que los rasgos intelectuales están sometidos a desplazamientos y reorganizaciones irregulares dentro de los períodos de la vida, es decir que determinadas facultades alcanzan su punto máximo en momentos diferentes (Riegel, 1959; Baltes y Graf, 1996 con su modelo de los dos componentes del desarrollo intelectual). 2) Incidencia del factor tiempo en el resultado de pruebas de inteligencia. El tiempo influye sobre la percepción sensorial, la actualización de la información general, el comportamiento en la solución de problemas, la capacidad de combinación, la retención de material verbal y no verbal y la percepción de autoeficacia. Se ha hallado que la velocidad de rendimiento es la única variable en estrecha relación con la edad. Pero si no se hacen depender los resultados en las pruebas de desempeño cognitivo del factor tiempo, las personas de más edad muestran idéntica capacidad que los jóvenes (Lorge, 1940; Chown, 1968). 3) La falta de consideración de diversos aspectos biográficos: •

Dotes y formación iniciales (C.I.): A partir de estudios longitudinales (Rudinger, 1971) que demostraron que no se producen importantes cambios en el valor del coeficiente intelectual con la edad, se destaca la incidencia del potencial inicial en el mantenimiento de las posibilidades intelectuales en la vejez. Ya Birren y Morrison (1961) demostraron la influencia de la formación escolar sobre los diversos resultados de los subtests de la prueba de Wechsler en cuatro grupos de edad. La mayoría de las personas que ahora tienen 60 y más años de edad pertenecen a una generación de baja escolaridad, especialmente en el caso del envejecimiento femenino. Aún hoy, en nuestro país, una importante proporción de la población continúa sin saber leer y escribir, lo cual resulta una limitación para el desarrollo intelectual y dificulta la superación de hábitos largamente arraigados. v Entrenamiento profesional: Hay una serie de investigaciones que demuestran que el tipo de actividad profesional puede influir decisivamente en las modificaciones intelectuales motivadas por la edad. Cattell, (1934) halló que aquellos profesionales a los que se exigían menor esfuerzo intelectual, que realizaban actividades mecánicamente, poco estimulantes y que apenas requieren capacidad de adaptación al

cambio, solían manifestar un mayor número de fenómenos de deterioro; por el contrario, cabía señalar incluso un aumento de la capacidad de rendimiento intelectual cuando la actividad profesional favorecía un cierto ejercicio de funciones cognitivas. Así, la diferencia en el rendimiento intelectual relativa a la edad se puede considerar también asociada al entrenamiento y ejercitación. v Estilo de vida: Schmitz-Scherzer (1969) pudo verificar una correlación significativa entre la capacidad intelectual y determinadas formas de ocupar el tiempo libre. v La no inclusión de la problemática de la motivación: En personas mayores, para las cuales el desempeño en las pruebas intelectuales no significa una situación de competición, ni depende de ello la decisión de tomar una profesión u otras ventajas profesionales, el grado de motivación para cumplimentar la tarea es menor que en sujetos jóvenes, afectando el puntaje del rendimiento intelectual. Las limitaciones de las concepciones decrementales deriva por lo que vemos en gran parte de la consideración central de la variable edad, junto con la imposibilidad de tener en cuenta los restantes factores sociales y ambientales. Resumiendo, si se tiene en cuenta estas objeciones al modelo deficitario, la variable edad constituye sólo uno entre otros muchos determinantes de la capacidad de rendimiento intelectual en la vejez. Es decir, el nivel del rendimiento intelectual no depende exclusivamente del progreso de la edad sino que existen diversas variables moduladoras del mismo.

Aprendizaje en la vejez Consideraremos a continuación algunos de los factores que favorecen u obstaculizan el proceso de aprendizaje en la vejez a partir de datos empíricos algunos de los cuales se obtienen de la aplicación de pruebas de evaluación de la capacidad de aprendizaje: - Factores limitadores del aprendizaje en la vejez: •

Deterioro neurológico y limitaciones físicas.



Material carente de sentido: los viejos son particularmente sensibles a la significatividad lógica, psicológica y social del material y contenido utilizados.



Escaso entrenamiento de capacidades metacognitivas: en la medida en que exista falta de entrenamiento de la capacidad cognitiva y metacognitiva, el viejo posee escasa disposición para el uso sistemático de estrategias de aprendizaje e insuficiente uso de procesos reflexivos relativos al aprendizaje.



Presentación rápida: se habló ya del factor tiempo como un proceso primario de envejecimiento intelectual vinculado a aspectos neurológicos y psicológicos.



Representación negativa de sí: en relación a la representación social negativa acerca de las capacidades intelectuales en la vejez, el adulto mayor tiende a tener una baja expectativa respecto de sus posibilidades de aprendizaje, lo cual incide negativamente en su rendimiento.



Labilidad atencional: cambios en la capacidad de atención afectada por factores emocionales y sensoperceptivos, que hacen susceptible de perturbaciones durante el desarrollo de una tarea de aprendizaje.

- Factores facilitadores del aprendizaje: •

Conservación de las funciones neurológicas



Continuidad en la actividad cognoscitiva: el permanente uso de habilidades cognitivas y metacognitivas.



Buen nivel sociocultural: se encuentra vinculado al nivel educativo, la actividad laboral previa, el uso del tiempo libre y la calidad de vida.



Historia de vida: la experiencia representa un bagaje importante de información disponible.



Motivación: en el caso de la vejez las condiciones de motivación adquieren una importancia fundamental como motor en nuevos aprendizajes que se inicien



Entorno social estimulante

El proceso de enseñanza-aprendizaje en la vejez. Para una propuesta pedagógica. Vincular educación, aprendizaje pedagogía y docente. La escasa formación específica del docente tendría que ver con un desconocimiento de las características y particularidades del proceso de envejecimiento, en particular de las limitaciones pero también de las posibilidades del funcionamiento cognitivo.

Para una pedagogía para el aprendizaje en la vejez, debemos considerar los factores facilitadores que intervienen en las posibilidades de aprender. Creemos que una propuesta pedagógica para la vejez supone ciertos postulados básicos comunes a toda pedagogía, tales como: la interacción con el objeto de conocimiento, la concepción de un sujeto activo en la construcción del conocimiento, la actuación del docente como mediador del conocimiento,

los cuales constituyen los elementos de la tríada educativa. Sin embargo, es necesario contemplar las particularidades del adulto mayor a la hora de proponer la intervención docente.

Considerando los factores facilitadotes del aprendizaje mencionados, proponemos la construcción de una configuración didáctica para la tercera edad. Según Litwin (1997), la configuración didáctica es una forma discursiva en la que el docente organiza su exposición y que evidencia el modo particular en que se aborda el contenido a enseñar, con el propósito de favorecer procesos de aprendizaje. En esta configuración se distinguen tres aspectos: •

En el nivel teórico, destacamos los aportes de la Psicología Cognitiva (Collins, Brown y Newman, 1989) que enfatizan una enseñanza generadora de conocimiento mediante el pensamiento crítico y reflexivo. Perkins (1995) relaciona el desarrollo de procesos reflexivos con la construcción de conocimiento, porque estos procesos hacen referencia al nivel epistemológico, tienden a la resolución de problemas, a la organización de ideas nodales a partir de las cuales se establecen múltiples derivaciones.

KREIMER: PENSAMIENTO REFLEXIVO, REORGANIZACION AUSUBEL, ESTRUCTURA DE CONOCIMIENTO •

En el nivel metodológico, proponemos las siguientes estrategias:

- Vinculación con la historia cognitiva del adulto mayor: recurrencia al saber de los alumnos en cuanto a conocimiento previo teórico y empírico, sistemático y no sistemático, elaboración y síntesis cognitiva de las experiencias. -

ampliación de los saberes cotidianos y el sentido común

-

Inclusión del nivel metacognitivo que explicita los procesos reflexivos

-

exposiciones generadoras de contradicciones: ejemplos y contraejemplos que den lugar a movimientos en la red conceptual previa

-

inclusión de pistas para favorecer la comprensión

-

construcción de analogías o citas de analogías construidas por otros que permitan relacionar con la propia experiencia empírica o conceptual

-

alusión a las fuentes consultadas y a las bases epistemológicas

-

introducción del punto de vista del alumno, recurriendo al lenguaje cotidiano y/o académico

-

planteamiento de situaciones problemáticas a resolver

-

trabajar con información histórica y social que permite el aporte de referencias basadas en su propia experiencia de vida



Material ordenado: la coherencia y ordenamiento permite una mejor asimilación

En el nivel vincular, proponemos un ambiente socioeducativo que favorezca el desarrollo de relaciones sociales significativas, las cuales definimos como el proceso de integración e interacción social percibido subjetivamente como beneficioso, considerando la naturaleza, frecuencia y satisfacción de las relaciones sociales (Monchietti, Krzemien, 2002). Numerosos autores destacan el rol de las relaciones sociales para el desarrollo cognitivo en la vejez (Moos y Lembe, 1985; Neugarten, 1977; Schaie, 1990; Thoits, 1995). Las relaciones sociales en contextos educativos serían factores intervinientes en el aprendizaje (Bandura y Walters, 1974; Johnson y Johnson, 1990; Perret Clemont y Nicolet, 1992). En este sentido, proponemos el concepto de estimulación sociocognitiva para referirnos al conjunto de aportes del medio social, cultural y educativo en un contexto de relaciones sociales significativas que permiten el mantenimiento y optimización de la competencia intelectual, mediante el entrenamiento de los procesos cognitivos como memoria, atención, percepción, comunicación, concentración, entre otros (Lombardo, Krzemien, 2003).

Superando los mitos y prejuicios relacionados con la asociación entre deterioro cognitivo y vejez, y basándonos en la evidencia empírica, pensamos que una configuración pedagógica que incluya la estimulación sociocognitiva resulta eficaz como alternativa de intervención educativa en gerontología. Resumiendo, una propuesta educativa para el aprendizaje en la tercera edad compromete el diseño y aplicación de una configuración didáctica que se sostiene sobre la base de tres pilares fundamentales: 1. uso de habilidades cognitivas y metacognitivas, 2. consideración de los aspectos cognitivos propios del envejecimiento, y 3. contexto de relaciones sociales significativas.

Figura 1. Pirámide de una configuración pedagógica para el aprendizaje en la vejez. CONFIGURACIÓN PEDAGÓGICA

Aspectos psicológicos del envejecimiento

Relaciones sociales significativas

Estrategias de afrontamiento cognitivas y habilidades cognitivas y metacognitivas

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