Progresiones secundarias de la luna y el devenir de la existencia Astrología para navegantes

“Progresiones secundarias de la luna y el devenir de la existencia Astrología para navegantes” ⒸJuan de la Fuente www.astrologíadelafuente.com 1 Edici

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“Progresiones secundarias de la luna y el devenir de la existencia Astrología para navegantes” ⒸJuan de la Fuente www.astrologíadelafuente.com 1 Edición: Junio 2012 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita del titular del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

Acerca del Autor

Juan de la Fuente Dip.Psych.Astrol Comenzó su andadura personal en la astrología en 1990, y fue diplomado por el Centro de Astrología Psicológica de Londres en 1998, donde estudió bajo la tutela de Liz Greene y Charles Harvey. Consultor profesional, autor y conferenciante, Juan de la Fuente fomenta en clientes y alumnos una astrología de auto-conocimiento, centrada en el poder creador de la percepción subjetiva del universo. Www.astrologiadelafuente.com – En el umbral de la mirada

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PROGRESIONES SECUNDARIAS DE LA LUNA Y EL DEVENIR DE LA EXISTENCIA

Astrología para navegantes JUAN DE LA FUENTE

Indice Pr0logo Las progresiones secundarias Acerca de Tu Mapa Personal de las Lunaciones La Luna progresada en los signos. Aries – Tauro – Géminis – Cáncer – Leo –

Virgo – Libra – Escorpio – Sagitario – Capricornio – Acuario – Piscis Elementos de criterio en la interpretación. Consideraciones generales – la

importancia del Hyleg – La Luna progresada y Saturno en tránsito – Progresiones y pronosticación - La Luna progresada en sinastría El ciclo de fases soli-lunares. Las ocho fases del ciclo – El Héroe y el Dragón -

Luna Nueva – Creciente – Cuarto Creciente – Gibosa Creciente – Luna Llena – Gibosa Menguante – Cuarto menguante – Balsámica La rosa azul de Alejandrí a. El ciclo soli-lunar y los signos del zodiaco La Luna progresada en las casas. Casa1 – Casa2 – Casa 3 – Casa 4 – Casa 5 – Casa

6 – Casa 7 – Casa 8 – Casa 9 – Casa 10 – Casa 11 – Casa 12 – Casas natales y casas progresadas Los planetas y aspectos en progresión. Mercurio – Venus – Marte – Júpiter –

Saturno – Urano Neptuno y Plutón – Aspectos de planetas rápidos entre sí . Notas Misceláneas Epilogo

Agradecimientos Quisiera otorgar mi mas especial agradecimiento a los lectores de mi blog, quienes con sus comentarios y testimonios fueron inspirando los artículos que dieron cuerpo a este libro, y a George Kedourie, su persistente orientación me ha dado las herramientas para publicarlo. Y por supuesto a mi compañera Anna Cervera, por su confianza y su apoyo.

Para mi querido padre Rafael Lafuente - el indomable -

Prologo Este libro no es solamente un manual para el astrólogo. Escrito en lenguaje llano y directo, se convierte también en un compañero de viaje para todo aquel que desee observarse a sí mismo con atención, al recapitular sus vivencias personales. Este libro describe una antigua técnica astrológica -las progresiones secundarias- que nunca envejece, pues lo que ella nos muestra es algo muy sencillo que perdura a lo largo de los tiempos. Los ciclos de la Luna progresada en relación al Sol, y su peregrinaje alrededor del zodiaco marcan el pulso y el ritmo de una evolución inherente al desarrollo de toda existencia humana. Describe lo que es particular a cada individuo pero universal en esencia. Su observación nos permite comprender el significado de cada etapa de nuestro camino como parte de un plan maestro que se hace únicamente visible cuando sobrevolamos el devenir de nuestra existencia sobre las alas del tiempo simbólico. En Progresiones Secundarias de la Luna y el Devenir de la Existencia, descubrirás que la Luna Progresada te guía en la oscuridad, y es la brújula que te orienta cuando en la alta mar de tu viaje por la vida, muestra implacable, tu posición exacta en la singladura del devenir.

El significado es invisible, pero lo invisible no se contradice con lo visible: lo visible contiene un entramado interno que es invisible, y lo invisible es la contrapartida secreta de lo visible. -M. Merleau Ponty

Las Progresiones Secundarias Este libro está destinado tanto para el astrólogo que busque ampliar sus conocimientos técnicos como para el profano que desee únicamente obtener una información que ilumine su camino. Algunos de los capítulos contienen por lo tanto explicaciones técnicas que al profano pueden no interesar demasiado, sin embargo el cuerpo central del libro, es decir, allí donde se describen las progresiones de la Luna por signo, por casa, y por su fase respecto al Sol, contiene información de naturaleza no técnica y está escrito en un lenguaje no solamente comprensible por cualquiera, sino además en un estilo deliberadamente fluido que al describir modelos esenciales de percepción y experiencia, actúan como espejos donde el lector podrá ver reflejado su mundo interior. Las progresiones secundarias son, junto con las direcciones primarias, los tránsitos y las revoluciones solares, una de las más conocidas técnicas astrológicas habitualmente utilizadas como herramientas de pronosticación. Es una técnica bastante antigua, que ha sobrevivido al paso de los siglos porque sencillamente funciona. La astrología es fundamentalmente una manera de mirar el mundo, y las técnicas astrológicas que sobreviven en el tiempo son aquellas que por su validez permiten adecuarse a las transformaciones de la mirada del observador a lo largo de la evolución cultural. Corren tiempos difíciles para la astrología predictiva. Antaño, el hombre se veía a sí mismo sujeto a las fuerzas externas de un medio natural sobre el que no podía ejercer control. Ejercer control sobre esas fuerzas se convertía pues en la motivación del hombre, y predecir el futuro es evidentemente un mecanismo de control. La historia de la cultura occidental es la historia del triunfo absoluto de la tentativa humana de controlar su medio. El hombre tiene hoy en día tal impacto sobre su medio, que las predicciones astrológicas acerca del posible impacto de esas supuestas fuerzas externas actuando sobre el hombre, se han vuelto prácticamente irrelevantes.

Hoy en día la única cuestión que merece una tentativa predictiva se reduce a saber si el hombre llegará a comprender a tiempo el vínculo que le une a esas fuerzas de la naturaleza, para corregir los efectos de un destino del cual él, y solo él, es ya amo y señor. Pero para poder corregir los efectos es necesario comprender las causas, y aquí es donde la astrología tiene que hacer un giro de 180º con sus herramientas predictivas, para enfocarlas hacia el pasado, y utilizarlas como herramientas de auto-reflexión. Desde esta perspectiva, las progresiones secundarias ofrecen unas posibilidades extraordinarias, y este libro así como el Mapa de las Lunaciones, es el resultado de mis humildes esfuerzos por renovar el uso de la herramienta en esta dirección. El termino Progresiones Secundarias fue acuñado por el astrólogo Placidus de Tito -el autor del mas conocido sistema de división de casas actualmente en uso- en el siglo XVII para referirse a un sistema secundario en importancia frente a otro sistema -las Direcciones Primarias- que el autor consideraba como primarias en importancia. Esta denominación, basada exclusivamente en un juicio de valor particular al famoso astrólogo Placidus, ha sido conservada desde entonces. Sin embargo en su descripción de estas técnicas en su obra Prima Mobilis (1647) Placidus de Tito solo hace referencia a esta técnica como una de las ya existentes desde la antigüedad. No fue él su inventor. Es muy posible que el mismísimo Kepler las usara medio siglo antes, y el astrólogo y erudito romano Manilius las menciona igualmente a principios del siglo I, lo que desautoriza la afirmación de algunos de que su autor podría haber sido Ptolomeo (siglo II). Es incluso improbable que fuesen fruto de la Escuela Alejandrina, a la que ambos pertenecían ya que existen referencias mucho mas antiguas que sugieren profecías hechas en base al establecimiento de una analogía temporal que equipara los días y los años, como el mismísimo Antiguo Testamento sugiere mas de 500 años antes de Cristo en La profecía de las setenta semanas (Daniel 9:23 a 9:27) Sería atrevido afirmar que estas profecías fueron hechas en base a

observaciones astrológicas. Pero demuestran que el uso de las analogías temporales ya era conocido mucho tiempo atrás. Lo que si es cierto es que Ptolomeo bien podría haberlas formulado astrológicamente de un modo mas claro para establecer la analogía entre el movimiento diurno de cada uno de los astros a partir de una fecha de nacimiento, con la descripción de los años de vida del “nativo” cuyo horóscopo es estudiado. Esta técnica por lo tanto se basa en el estudio de los movimientos de las luminarias -Sol y Luna- y planetas a partir de las posiciones originales de la carta natal usando una equivalencia muy sencilla. La equivalencia es esta: 1 día = 1 año. Es decir, se estudian los movimientos de cada planeta por cada día después del nacimiento, para sugerir las vicisitudes o eventos de cada año después del nacimiento. Por lo tanto y por poner un ejemplo; si uno quiere obtener información acerca de una persona a sus 25 años de edad, observaríamos las configuraciones planetarias 25 días después de su nacimiento, estableciendo las correlaciones simbólicas pertinentes. Las Progresiones Secundarias se diferencian de las Direcciones Primarias, con las que a veces son confundidas, por el hecho de que en las Direcciones Primarias lo que cuenta es la longitud de desplazamiento del Sol en el día de nacimiento. Una vez definido ese arco solar, se aplica la misma longitud a todos y cada uno de los parámetros de la carta, y se cotejan con las posiciones natales. Por lo tanto la única similitud entre ambas técnicas sería la posición resultante del Sol, pues a diferencia de las Direcciones Primarias, en las Progresiones Secundarias se otorga a cada cuerpo celeste su propia velocidad de desplazamiento. Si bien puede parecernos hoy en día una extravagancia pretender obtener información válida desde unos sistemas aparentemente tan arbitrarios, estos sistemas tenían originalmente mucho sentido desde la representación astronómica que nuestros predecesores sostenían en la antigüedad. En aquel

entonces se concebía el sistema solar literalmente como un engranaje mecánico de esferas al interior de otras esferas en las que el movimiento de unas condicionaba el movimiento de las demás. Estas suposiciones, como asimismo la falsa afirmación del antiguo modelo geocéntrico del sistema solar, cuyo último representante fue el astrónomo Tycho Brahe parecen dejar sin base esta y por ende casi todas las demás técnicas de cálculo astrológico. Pero la ecuación 1 día = 1 año tiene lógica si entendemos que lo que aparentemente sucede en un día, es decir, el tiempo que el Sol tarda en dar una vuelta a la Tierra y que es solamente fruto de la ilusión óptica producida por el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre su propio eje, en realidad es lo que ocurre en un año, es decir, el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta al Sol. La astrología trabaja con la luz y el movimiento, y la luz anual se reparte en cuatro estaciones; primavera, verano, otoño e invierno. La luz mensual en cuatro fases; luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. Y la luz diurna en cuatro puntos temporales de referencia como son el amanecer, el mediodía, el atardecer y la media noche. Fenómenos todos estos causados por los movimientos del engranaje sistémico Sol-Tierra-Luna. Por lo tanto el establecimiento de un sistema de pensamiento analógico que intuya correlaciones simbólicas entre diferentes escalas de tiempo no es algo tan descabellado. La misma naturaleza crea formas y estructuras en el espacio que a nivel microscópico son el reflejo de esas mismas estructuras a nivel macroscópico. Ocurre lo mismo con el tiempo. Nuestra percepción del tiempo condicionada por nuestra estructura biológica nos aparece como algo lineal, cuando visto desde otra perspectiva en realidad es curva, es espiral y es ciclo. Pero dejemos esto de lado, porque no es el objetivo de este capítulo hacer más que una introducción de las bases y de la historia del sistema. Las progresiones secundarias no fueron tomadas en cuenta como una herramienta de mayor importancia hasta que el astrólogo Alan Leo las popularizó durante la primera mitad del siglo XX. La astrología a partir de esa época vio una espectacular evolución gracias al

carácter científico de muchos de sus investigadores, que realizaron monumentales esfuerzos en el campo de la estadística para comprobar los aforismos de la tradición e intentar así obtener un reconocimiento académico de la astrología; rama del saber que había quedado casi completamente obliterada en el siglo XVIII, ya que el descubrimiento del sistema heliocéntrico de Copérnico, y mas adelante la física de Newton, estuvieron a punto de hacerla desaparecer. Sin embargo es posible que fuesen el gran Dane Rudhyar, y su discípulo Alexander Ruperti quienes a mediados del siglo XX acabasen por comprender el alcance de las Progresiones Secundarias como una herramienta de autoconocimiento, más allá de su mero uso como parámetro de pronosticación. En la actualidad, el acceso a efemérides de gran precisión, al igual que el uso de los ordenadores, han potenciado un fuerte desarrollo de técnicas mucho mas complejas, y las progresiones secundarias parecen haberse quedado de nuevo un tanto al margen. Los estudiantes de astrología se centran a día de hoy mucho más en tránsitos y revoluciones solares, y no todos recuerdan estos otros sencillos y muy antiguos sistemas tales como las progresiones. Comparándola con el estudio de los tránsitos, las progresiones no implican una fenomenología que incida sobre la carta natal tomándola como receptor estático de unas influencias externas que actúan sobre ella a tiempo real. El estudio de las progresiones secundarias es, a diferencia de los tránsitos, el estudio de una dinámica implícita desde el interior de la carta como emanación dinámica, y desde un marco de tiempo simbólico. Esta diferencia ha llevado a muchos astrólogos a pretender que los tránsitos mostrarían influencias del entorno y las progresiones representarían evoluciones interiores. Esto tiene sentido solamente en una cierta medida, ya que un tránsito planetario sobre un signo del zodiaco es compartido simultáneamente por todos, mientras una progresión es exclusiva al punto de partida intrínseco a una carta natal en cuestión. Personalmente no puedo sostener estas categorizaciones más allá de un cierto punto porque me parecen demasiado rígidas, y no recomiendo a nadie basar la interpretación de tránsitos y progresiones desde este cliché, pues lo único que

consigue es meter un nuevo tijeretazo mental entre el sujeto y su entorno, y difícilmente conduce a absolutamente nada que tenga el más mínimo valor terapéutico. A lo largo de este libro, iremos estudiando estos dilemas astrológicos desde diferentes ángulos para establecer los criterios técnicos más específicos, sin embargo esta obra no pretende ser un manual completo sobre progresiones ya que en principio se ciñe alrededor de las progresiones de la Luna y del Sol en relación a los signos del zodiaco, las casas, y su relación mutua como luminarias; protagonistas del ciclo sinódico. Este libro es solamente un resumen de lo que mis estudios y experiencias me han enseñado acerca de esta técnica. Es lo que he podido constatar tras años de estudio y observación de la vida y sus ritmos, y gracias a todas las personas que me rodean. La Luna en particular será nuestra protagonista, ya que al interior de esta técnica la Luna ocupa un lugar muy especial. Hay varias razones por las cuales se puede afirmar esto. Para empezar, por el rápido movimiento de la Luna en Progresión Secundaria, que la desplaza aproximadamente a 1º por mes. Eso es rápido, si lo comparamos con el Sol Progresado que se desplaza a 1º por año. La luna se convierte, por así decirlo, en la aguja del minutero en el reloj de la carta progresada. Por su velocidad, sitúa sus características simbólicas propias al interior de un marco cronológico concreto, que permite ajustar la ventana temporal de pronósticos con uno o dos meses de margen. La luna es además, el único elemento de la carta que por progresión alcanzará jamás a darle la vuelta al zodiaco, ya que tarda 27,3 años en circunvalarlo y alcanzar de nuevo su posición original. En el transcurso normal de una existencia, girará al menos dos veces alrededor de la carta. Se suele decir que la luna progresada avanza un grado por mes, pero esto es solamente una aproximación, y en realidad la luna progresada puede tardar entre 24 y 30 meses en moverse de un signo a otro, dependiendo de la velocidad aparente que es efecto de diversos factores astronómicos.

En cuanto a su significado astrológico, posiblemente lo más llamativo es el modo en que parece describir por ella misma un tipo de proceso muy específico en el devenir de la existencia, independientemente de los aspectos que pueda estar realizando con otros elementos de la carta. Se la puede tomar como un parámetro casi independiente. Uno puede afirmar esto tras comprobarlo en la observación. La Luna progresada en los signos sembla ocupar una categoría simbólica propia, los únicos matices siendo por un lado el modo en que la Luna progresada puede ser observada en relación al Sol progresado, ya que entre ellos definen la fase lunar al interior de la cual la progresión de la Luna se desenvuelve, y quizás también su observación complementaria con el tránsito de Saturno por las casas. Es decir, no es lo mismo observar la Luna Progresada en Capricornio por ejemplo, si es una luna llena que si es una luna en su última fase menguante, porque el modo en que la vida le llama a uno a prestar atención a la necesidad de asimilar algo acerca de la obligación y la responsabilidad, la carga de la soledad... o el poder y la auto-gestión (Capricornio), estará condicionado por la cualidad particular a la fase lunar. Estudiaremos estas fases lunares y su significado, estudiaremos también brevemente el significado de la Luna a través de las casas natales y miraremos también de pasada los demás planetas de la carta en progresiones, pero sobre todo nos centraremos en la Luna a través de los signos del zodiaco y el ciclo Soli-Lunar progresado. El siglo XIX ofreció a la astrología un refugio desde el orientalismo espiritual de los teosóficos. El desarrollo de la psicología en el siglo XX permitió reivindicar la simbología astrológica como lenguaje descriptivo de la psique. La astrofísica, la física cuántica y la neurociencia son la punta de lanza del siglo XXI, y se vislumbra el amanecer de una percepción totalmente renovada de la relación del ser humano consigo mismo y con su entorno.

El siglo XXI representa un reto para el ser humano en todas las áreas de su vida. Muchas de las características del mundo tal y como lo conocemos están a punto de pasar a la historia, y lo importante será distinguir aquello de lo que tendremos que desembarazarnos para poder sobrevivir. El astrólogo debe intentar estar a la altura de ese reto, conservar las joyas que ha heredado del pasado y desescombrarse de los criterios obsoletos que lastran su mente. Con este libro, partimos en peregrinaje acompañando a la Luna en Progresiones Secundarias a través de los signos del zodiaco, para aprender -desde nuestro recuerdo- lo que va sugiriendo la luna según se adentra en cada signo. En este viaje, me arroparé con el manto y el báculo del viajero de antaño. En el zurrón, un trozo de queso, otro de pan y una cantimplora llena de recuerdos. Veremos pasar toda una vida, y el mundo entero, bajo un rostro, ora iluminado, ora oculto, que refleja la luz del Sol.

Acerca de Tu Mapa Personal de las Lunaciones. Este libro es un manual sobre Progresiones Secundarias, pero está además concebido para acompañar Tu Mapa Personal de las Lunaciones. Este es un mapa diseñado para representar los movimientos de la Luna Progresada en el tiempo y en el espacio de tu Carta Natal, está confeccionado a partir de tus datos de nacimiento, y describe las entradas y salidas de la Luna en tus signos y casas además de situar las principales cuatro fases de tus ciclos soli-lunares progresados. Disponer de este mapa significa aprovechar al máximo este libro y su lectura.

El mapa consiste en un círculo zodiacal sobre el cual se inscriben el ascendente y las cúspides de las casas tal y como las veríamos emplazadas en tu Carta Natal. Aquí tenemos representado el Espacio de tu carta, con sus fronteras geográficas entre los signos, pero sin los planetas, pues únicamente se sitúan las posiciones natales de tu Sol y de tu Luna. Las posiciones natales del Sol y de la Luna están marcadas por sendos trazos radiales de color naranja y amarillo respectivamente coronados en el exterior

del zodiaco por un símbolo solar y otro lunar, acompañados por una cifra que muestra la posición exacta por signo, grados y minutos de ambas luminarias tal y como se encontraban en el instante de tu nacimiento. Sobre este círculo se inscribe un trazo rojo que partiendo desde el centro se va extendiendo en espiral hacia el borde exterior de tu carta. Con este trazo tenemos representado el movimiento de tu Luna Progresada a través del Tiempo que se extiende desde el interior hacia el exterior, o por decirlo de otro modo, desde el pasado hacia el futuro. El compás de tiempo de esta espiral está por lo tanto determinado por la velocidad de progresión de la Luna, que tarda aproximadamente 27,3 años en completar una rotación. La carta está seccionada por unos segmentos radiales que extienden la frontera de los signos desde el interior hacia el exterior, de modo que siguiendo con la vista el movimiento expansivo de la línea del tiempo veremos como cada vuelta en espiral volverá a cruzar por el mismo punto de la carta cada 27,3 años. La intersección de la espiral con los segmentos radiales corresponde a las coordenadas espacio-temporales de la carta allí donde la Luna Progresada cruza la frontera entre dos signos.

En cada intersección se inscribe una cifra que corresponde al mes y el año en que la Luna cruza esa línea. (2-95 por ejemplo, significa Febrero de 1995)

Al seguir visualmente la espiral desde el interior hacia el exterior mientras rotamos la carta podemos ver todas las fechas que desde el nacimiento hasta el presente han coincidido con los cambios de signo de la Luna Progresada, que tienen lugar cada 2 años y pico, estableciendo así Tu Mapa Temporal en lo que a cambios de signos del Zodiaco se refiere. Aquí tenemos inscrita la dinámica espacio-temporal de base que define el paisaje recorrido por la Luna, y cuya descripción se haya recogida en los doce capítulos sobre la Luna Progresada en los signos del Zodiaco de este libro. No están inscritas las fechas de ingreso en las casas, pero son relativamente fáciles de calcular a ojo equiparando cada 1 grado de distancia entre la última frontera zodiacal y la cúspide de la casa siguiente, con 1 mes de tiempo. Lo que el mapa si describe con exactitud además de los cambios de signo son las fases soli-lunares por las que la progresión avanza, es decir el momento exacto cuando la relación entre el Sol y la Luna Progresada cambia de fase.

Estas fases están representadas como trazos radiales de color azul que unen el espacio existente entre dos líneas concéntricas de la espiral, coronadas junto a la línea mas externa de ambas con un símbolo circular azul cuando el trazo corresponde a la Luna Nueva, amarillo cuando se trata de una Luna Llena y mitad azul mitad amarillo cuando corresponde con los Cuartos Creciente y Menguante del ciclo.

Junto a estos círculos aparece una fecha que corresponde al mes y al año en que se produce el cambio de fase. Tu mapa muestra de este modo el lugar y el momento de cada Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante. Las fases cambian aproximadamente cada siete años. Conocemos ahora la fecha del cambio de fase, y reconocemos la fase por el símbolo circular que corona la línea. Teniendo en cuenta que el Cuarto Creciente viene tras la última Luna Nueva y el Cuarto Menguante es consecutiva a la Luna Llena anterior. Es fácil distinguir los Cuartos Crecientes y Menguantes, porque en estas fronteras se produce un cambio en el color de fondo del espacio entre los círculos concéntricos, de azul a amarillo en el creciente y de amarillo a azul en el menguante. Estos cambios de color vienen a distinguir el hemiciclo de la Luna Nueva (azul) en la que la oscuridad predomina sobre el rostro lunar, y el hemiciclo de la Luna Llena (amarillo) en el que la luz reflejada del Sol predomina sobre la faz de la Luna. De este modo, vemos con absoluta nitidez los diferentes campos oscurecidos e iluminados en el recorrido espacio-temporal de la Luna. La importancia de todo esto aparecerá mas adelante. Al observar las progresiones de estos espacios luminosos y oscuros veremos como otra nueva dimensión espiral va apareciendo, en un lento movimiento de retrogradación, pues entre un ciclo completo de lunación y el siguiente, las fases van teniendo lugar cada vez más hacia atrás en el zodiaco. Esto ilustra en parte el movimiento retrogrado de los nodos de la luna. En resumen, siguiendo con la vista la línea espiral de tiempo de tu Luna Progresada encontrarás todas las intersecciones por signo y por fases. El significado astrológico de todo esto está descrito en este libro en los diferentes capítulos sobre la Luna en los signos del zodiaco y las fases de la Luna con respecto al Sol.

Con estas instrucciones ya puedes localizar perfectamente cualquier coordenada espacio-temporal de tu vida y cotejarla con los textos que en este libro hacen referencia a cada una de estas coordenadas. Las descripciones del libro son únicamente concretas hasta un cierto punto. No esperes necesariamente encontrar una descripción detallada de tus circunstancias específicas, porque evidentemente cada individuo experimentará estas coordenadas de una manera diferente y única. Las descripciones están ahí para intentar captar la esencia simbólica interna que subyace por debajo de la manifestación aparente. Lo común a toda experiencia singular, y lo colectivo implícito en lo individual. Es decir...nuestra universalidad. Si no tienes Tu Mapa Temporal de las Lunaciones, el complemento de tu carta natal con el cual disfrutar al máximo de la lectura de este libro, encárgalo a través de este enlace, Mi mapa Temporal de las Lunaciones y al recibirlo, podrás sacar el máximo provecho de este libro, reflexionando acerca del sutilmente codificado orden cósmico que impregna… …el devenir de tu propia existencia.

La Luna progresada en los signos Aquí comienzan las progresiones de la luna por signos. Estas descripciones están consteladas desde una clara intención oracular, e idealmente deberían ser consultadas teniendo de antemano el lector bien presente los periodos de su vida en que la luna estaba progresando por cada signo del zodiaco de su Carta Natal. En ausencia de la información particular sobre la posición de su Luna Progresada, la lectura de este libro no aportará toda la riqueza para la cual fue concebido. Pero si usted sabe como calcular los movimientos de su Luna Progresada, recomiendo seguir el siguiente protocolo. Localice primero el periodo de tiempo sobre el cual uno quiere reflexionar. Calcule su luna progresada para ese periodo. Haga una recopilación mental de las experiencias más significativas que impregnaron ese periodo de tiempo. Lea el capítulo dedicado al signo, la casa y la fase lunar correspondiente. El lector que las lea teniendo presente en su espíritu la experiencia personal del periodo de tiempo en que su Luna progresa por un signo en particular, ha de permitir que en su mente se formen asociaciones espontaneas de ideas, imágenes o sentimientos. Cuando algo resuena por dentro es que la conexión se establece entre la experiencia personal y el arquetipo vital. Cuando eso ocurra, cierre el libro un momento, y deje que la información vaya ocupando su lugar. La luna ha cumplido su función reflectora, y toca reflexionar. Recorra su vida en cualquier orden, leyendo cada vez y pausadamente las descripciones del periodo. Ha entrado en el mágico mundo de las Progresiones Secundarias de la Luna y el devenir de la existencia. A continuación, la Luna Progresada en los doce signos del zodiaco.

Luna Progresada en Aries.

En el cuerpo humano cósmico, los pies están representados por Piscis, y la cabeza por Aries. La cabeza es la primera parte del cuerpo que sacamos al mundo al nacer. La expresión sacar cabeza significa esto, además de ser la cabeza la única parte de nuestro cuerpo que no podemos mantener sumergida bajo el agua de manera prolongada. Piscis, el signo anterior representa los pies, y la expresión ¡Pies, para que os quiero! y esta otra: ¡se lo llevaron con los pies por delante!, nos habla de la poética profundidad con la cual el refranero popular refleja, como la astrología, aspectos universales de la realidad ordinaria. El estudiante de astrología que intenta aplicar la astrología a la realidad...se pierde. El estudiante que ve la astrología como lenguaje intrínseco a la vida...se encuentra. El grado 0 de Aries es una grieta cósmica. Es la puerta giratoria de entrada al Mundo...y de salida de la rueda del Karma. Mercurio es su regente esotérico, y más que en ninguna otra parte del zodiaco, representa el doble filo de la inteligencia. De todas las fronteras que la Luna Progresada ha de cruzar en su viaje a través del zodiaco, la línea que separa Aries de Piscis, es posiblemente la más iniciática. En progresiones secundarias, esto significa la necesidad de dejar atrás los envoltorios protectores de la ilusión, y el refugio autocomplaciente de la desilusión, y el victimismo. En la famosa película “Naufrago”, protagonizada por Tom Hanks, este se ve obligado a abandonar a su…compañero Wilson a las olas...para sobrevivir.

Esta imagen contiene un símbolo. El del hombre despojado, solo, sin mas refugio que el de tirar hacia adelante, luchando con todas sus fuerzas para sobrevivir. Una Luna Progresada en Aries no quiere decir que uno se encuentre teniendo que luchar para salvar el pellejo, pero quizás algo está surgiendo desde el interior que nos exige dedicarle toda la energía egocéntrica de la que podamos disponer si no queremos ver truncado desde un comienzo...el sueño pisceano que pudimos intuir en la noche del alma. En los primeros grados del signo, uno aún no sabe adónde va...así que tiene que concentrarse en el aquí y el ahora. Actuar con coraje, sin dejarse vencer por las dudas. Todo depende de su capacidad de exteriorizar al máximo su impulso vital. Solo aquel que se aferra a su postura victimista, exteriorizará su frustración con la rabia y la violencia. Cuando la víctima acaba victimizando a su verdugo, el círculo vicioso se cierra de nuevo. Entonces lo único que se logra es...repetir una vez más la misma historia. Perpetuándose de nuevo en el sufrimiento y la ceguera...al interior de la caverna. La luna Progresada en Aries puede manifestar comportamientos quijotescos. Enfrentamientos ciegos con molinos de viento e idealización de las causas perdidas. Pero si uno sale realmente al exterior, desde la claridad de juicio, uno adquiere un mayor sentimiento de confianza. Incluso en situaciones de conflicto, se puede vencer sin violencia cuando uno tiene claro cuál es su posición legítima. Cuando la Luna Progresa en el signo de Aries, el individuo tiene la oportunidad de afianzarse en la fuente de su magnetismo personal, su inteligencia intuitiva, y su capacidad de hacer que las cosas ocurran. Esto tiene como resultado que ese magnetismo atraerá hacia sí a personas dispuestas a seguir, y apoyarle en sus proyectos. Pero también pueden surgir enemigos. Uno se convierte en referencia para otros, abriendo nuevos caminos, lo que atrae también rivalidades y envidias.

Esto puede generar situaciones que reflejan una curiosa paradoja, ya que mientras la Luna en Aries intenta deliberadamente estimular su independencia, al mismo tiempo tiende a generar fuertes vínculos de dependencia en su entorno. El elemento Fuego es el más susceptible de querer aparentar fuerza, dinamismo e independencia, mientras en el fondo se vuelve extremadamente dependiente de la mirada y la atención de los demás. Sea como sea, uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. A man´s gotta do what a man´s gotta do. En los grados centrales del signo, se intenta estabilizar la nueva dirección. Puede que entonces uno pueda canalizar sus esfuerzos a través de algo concreto, dándole forma y dirección práctica al impulso. Los esfuerzos se dirigen hacia la productividad. Este esfuerzo canalizado, a nivel de trabajo suele traer éxito, un aumento de ingresos de dinero y una mayor capacidad productiva. Pero esta es una zona minada también, pues al conquistador, nuevos peligros le acechan. Uno puede verse envuelto en situaciones de luchas y competiciones por el poder, o los recursos. La avaricia y la envidia, pueden aparecer como pulsiones motrices de la actividad del individuo, o como circunstancias (ver casas) impuestas aparentemente por personas que no respetan…mis necesidades. Puede ser que uno tenga que aferrarse a defender lo suyo, antes de moverse hacia nuevas conquistas. Cuando la Luna Progresada se acerca a los últimos grados de Aries, aparece la necesidad de diversificar la dirección del impulso, articularlo, comunicar, enlazar con otros, sacar la cabeza de su pequeño mundo, quizás reconocer que aferrándose a sus conquistas uno no se permite valorar, escuchar, dar cabida a otros que pueden ofrecerle nuevas perspectivas. Quizás hacia el final del signo tocará ceder, o reconocer hasta que punto su aparente valía está sujeta a la importancia que uno le da a lo que piensen de él los demás. ¿Estoy realmente viviendo desde mi mismo…o desde el otro? Esta es la pregunta clave para le evolución de la Luna Progresada en Aries.

Comprender que uno no necesita demostrarle a los demás constantemente que es el número uno, conquistando la atención del entorno, comparándose con los demás, luchando sin cesar, porque eso solamente acabará agotándolo. Pero cuando se abre a si-mismo, desde la total honestidad, al comprender que ha sobrevivido a todas las dificultades, causando el mínimo daño al prójimo, su posición será indestructible. La iluminación iniciática de Aries es tan sencilla como la de comprender...que todas las criaturas están solas. Cuando el individuo cuya luna progresa en Aries comprende esta lección, su temperamento adquiere sobriedad, y su espontaneidad y confianza se vuelven realmente genuinas, porque ha entendido que la competitividad y la comparación, no pueden ser el verdadero fundamento de la auto-estima y el bienestar. Solo entonces podrá el individuo disfrutar de las riquezas y prosperidad ofrecidas por la Luna progresada en el siguiente signo de Tauro. Imágenes de Integración. En el año 2000, el mundo estrenaba un siglo y un milenio nuevos. Ese año, la industria cinematográfica daba a luz una emblemática creación: The Matrix. Quizás en aquel entonces aún no se podía ver hasta qué punto esa representación futurista de la alegoría de la Caverna de Platón, estaba destinada a convertirse...!Neo, despierta!... en símbolo del nuevo paradigma de la relación del individuo frente al poder colectivo.

La Luna progresada en Tauro

Las tablas de dignidades esenciales formalizadas desde la antigüedad en la astrología por Ptolomeo, estableciendo el domicilio, el exilio, la exaltación y la caída de los cuerpos celestes en sus vagabundeos por la eclíptica, son perfectamente aplicables a la naturaleza de las progresiones de la luna. En algunos signos, a la luna le cuesta mas sentirse cómoda. Capricornio es su exilio y Escorpio su caída, y aunque en Aries no sufra de ninguna de estas antiguas y muy juiciosas categorizaciones, si es cierto que al ser un signo marcial, no da para mucho relax. De todos los signos del zodiaco, uno de los más apetitosos para la luna es el venusino signo de Tauro. Ojo, que como veremos, tampoco aquí es inofensiva! La Luna progresada en Tauro tiene una misión muy sencilla por cumplir, y los nativos del signo de Tauro suelen darle voz a través del refranero, (una especialidad de Tauro esto de los refranes), cuando dicen cosas como… al pan pan y al vino vino, o… del dicho al hecho hay un buen trecho, o… un gesto vale mas que mil palabras, o… cada loco con su tema y cada gallina en su corral, Ah! y el mejor de todos: !que no nos falte de ná! Aterrizar en Tauro tras las tempestades de los signos anteriores es hacer las paces con la vida a un nivel muy sencillo. Cuando en Aries el individuo ha logrado incorporar su ímpetu y voluntad, en Tauro se sosiega, hincando los pies sobre el terreno conquistado. Al impulso instintivo de conquista le sucede con toda naturalidad la necesidad de aplicar su voluntad hacia objetivos concretos. Todos los pueblos conquistadores se sedentarizan, cultivan, construyen, se dan un merecido reposo, regalándose los sentidos con las riquezas conquistadas. En Tauro, toca sembrar, cultivar, construir y embellecer el mundo.

Los bienes esenciales son la comida, la casa, la familia, la salud, y en el principio de estas progresiones vemos al individuo concentrando sus esfuerzos en estabilizar su seguridad, sus ingresos, sus posesiones y sus sentimientos hacia aquellos a los que ama y protege. He visto casos en los que esta progresión ha coincidido con reconciliaciones o consensos familiares, o con el hecho de fundar una familia o comenzar a construir un hogar o tratar con asuntos inmobiliarios. En cualquier caso, uno tiene ganas de calmarse, de funcionar a otro ritmo más pausado, o a dedicarse a una obra o darle cuerpo a una labor estable, ya que quizás en Aries los objetivos estaban demasiado centrados sobre las necesidades egóicas…pero no prácticas. Visto desde la perspectiva de una Luna Progresada que no ha interiorizado las lecciones de las batallas de Aries, encontramos aquí al individuo que se fija como un hambriento alrededor de los valores materiales, aferrándose a sus posesiones, insaciablemente deseando más, o temiendo perder lo que tiene. La codicia infantil y unas miras estrechas hacia la vida son típicas en estos casos. Algo muy interesante ocurre al avanzar la luna hacia el corazón del signo. A través de sus esfuerzos, uno empieza a darse cuenta de que es capaz de forjar su voluntad, adquirir autoridad, mayores responsabilidades, porque lo que en realidad está cultivando es su espíritu, y el dominio sobre su destino. Uno se está construyendo a sí-mismo. Para el individuo no consciente de su eje espiritual o tesoro interior, la progresión de la Luna por los grados centrales significará una mayor fijación en su necesitad de adquirir bienes y honores para compensar su falta real de auto-estima. Idolatrando la imagen del éxito. Tanto tienes, tanto vales. Durante los años del boom crediticio en España, hasta el reventón del año 2008, veíamos batallones de gentes sencillas cayendo en la trampa, gastando más de lo que tenían en ostentosos caprichos de mal gusto con los que mostrar al mundo que uno lo había conseguido, que tenia madera de triunfador. Palacetes en el campo, ropa de marca, coches tuneados...

Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, aferrarse a la posesividad y las actitudes materialistas no son, ni jamás han sido las cualidades del signo de Tauro, sino su patología, porque esa actitud denota una flagrante suplantación de valores. Tauro es el signo de la generosidad. Cuando la Luna progresa por el signo de Tauro, el individuo tiene una gran oportunidad para comprender…lo que tiene para dar, y valorar-lo en su justa medida. Entonces en los últimos grados del signo esto se convierte en una formidable capacidad de entrega y dedicación a su trabajo. La posesión en gran medida, no sirve de nada si lo que se posee no se pone al servicio de algo. Sin esa conciencia, uno acaba en la servidumbre de las cosas que acaban poseyéndole, y a cambio de las cuales se vende el alma. Entonces como el buey bien adiestrado y atado al arado, la Luna progresada al final de Tauro nos ofrecerá una vida reducida a una insensata rutina de obligaciones mecánicas -en el caso del pobre- y una maniática obsesión por la perfección y el orden, en el caso del rico. En una sociedad como la nuestra, completamente obsesionada con el dinero y con la economía, se acaban olvidando los valores esenciales. Tauro representa el esplendor de la primavera, y la exaltación de la Luna en este signo simboliza la inagotable capacidad de nuestro planeta para generar todas las riquezas necesarias a nuestra supervivencia y bienestar. A nivel anímico, este sentimiento se traduce en la confianza innata, y la autoestima de aquel, que sabe que en el fondo todo lo que tiene, lo lleva consigo a cada paso del camino... que la vida provee a aquel que da, y no por dar más, uno se queda con menos. Habiendo aprendido esto, una Luna Progresada en Tauro saldrá de este signo rebosante de salud, mirará a su alrededor a las encrucijadas presentadas en Géminis, recordará que si uno pasa por la vida con las manos cerradas por miedo a perder... ¿Como podrá uno abrirse a recibir nada de la vida?

Entonces te lanzarás a explorar, con el zurrón lleno, sabiendo que todos los caminos son buenos, cuando uno se quiere a sí mismo. En el caso contrario, y como podemos ver por el cariz que están tomando las cosas en un mundo donde la economía se ha divorciado completamente de la realidad de nuestras necesidades más esenciales, podemos acabar en un estado de precariedad endémica diseñada para minar la auto estima, y consecuentemente perdiendo lo que el paso siguiente: Géminis, representa para todos nosotros. La libertad de expresión, y nuestra capacidad de movernos libremente por donde se nos antoje. Imágenes de Integración. Hay una vieja película francesa cuyo mensaje me parece sintetizar de la manera más simpática algo sobre el signo de Tauro. Se llama La soupe aux choux, protagonizada por el inefable Jaques de Funes. Es el primer y único ejemplo cinematográfico de una corriente que podría denominarse ciencia ficción agrícola. Unos pacíficos extraterrestres aterrizan en nuestro planeta en búsqueda de las riquezas de nuestro mundo y encuentran que lo que mas les gusta es la sopa de col de un agricultor francés. Quieren llevarse al agricultor con ellos a su planeta, pero este está tan apegado a su granja que al final, -y el final es espectacular-, se lo llevan a el... y a toda la finca arrancada de cuajo para un viaje interestelar, a plantar coles en su planeta.

Luna progresada en Géminis

Cuando pienso en Géminis brotan de mi memoria los bailes de Fred Astaire y Ginger Rogers! No es para nada algo fuera de lo común constatar el efecto que, en progresiones secundarias, la entrada de la Luna Progresada en Géminis tiene sobre el individuo, porque suele coincidir con un cambio en el entorno de la persona, y ese cambio suele ser de una naturaleza…encantadora. Quizás lo encantador aparece desde el entorno, bajo la forma de nuevas relaciones sociales, con las que uno encuentra rápidamente afinidad. Se puede decir que esto es lo que sucede de manera natural, dependiendo de, y siempre y cuando un óptimo grado de seguridad y auto-estima, adquiridos durante el pasaje de la Luna en el anterior signo de Tauro, haya sido incorporado en la personalidad. De esto dependerá el modo en que esta nueva apertura representada por Géminis sea realmente significativa en el plano de la expresión y la comunicación, o, por el contrario, la persona esté intentando… mimetizarse en… identificarse con…o compararse a…ese otro mejor que yo…ahí afuera. Tratando de cubrir, con apariencias, la ingravidez de un sentimiento de vacío interior. Ese es el doble filo inherente a lo encantador del signo de Géminis. Al penetrar la Luna Progresada en Géminis, y durante un primer periodo de tiempo, aparece la seducción, el juego, la gracia y el encanto. El eco de la opinión y el espejo de la mirada del entorno, en el cual uno desea ver reflejado estima y aprecio. No es de extrañar que Géminis sea el símbolo de la adolescencia, cuando el joven está constantemente adaptando su expresión al molde cambiante de las imágenes idolatradas de sus héroes y heroínas. En cualquier caso este es el

momento ideal para expandir el horizonte de conocimientos e intereses, atreviéndose a explorar todos aquellos aspectos de la realidad exterior que puedan servir de catalizador para descubrir todo lo posible acerca de su propia capacidad de exteriorización, comunicación y adaptación armoniosa con el entorno. Lo social comienza aquí a jugar un papel primordial, porque a menudo uno acaba aburriéndose del pequeño mundo bien ordenado que uno ha podido lograr establecer en Tauro. Dependiendo de la calidad de esa primera toma de contacto con el signo, y a medida que nos adentramos hacia la mitad de él, veremos hasta qué punto ese nuevo paisaje en el que uno se adentra lleva a relaciones de mayor profundidad, confianza y compromiso o, por el contrario se van revelando falsas, o condicionadas por motivaciones ocultas. La confianza y candidez características de Géminis, pueden encontrar aquí situaciones que desvelan los engaños, y el oportunismo típico de los contactos esporádicos. La verdadera comunicación exige alcanzar estratos más profundos que los meramente aduladores. También la sexualidad parece a veces jugar un papel en el paisaje central del signo, y curiosamente aquí podemos encontrar situaciones ambiguas, tergiversadas o a doble filo. Este puede ser un momento difícil para el individuo cuya personalidad está insuficientemente formada, ya que aquí se puede caer fácilmente en dinámicas de dominación, competición, celos, envidia, traiciones, donde la comunicación se vuelve manipuladora. Hay un cierto riesgo de verse afectado por situaciones donde se genera una cierta paranoia. Estas son las situaciones donde uno se puede convertir por activo o por pasivo en el objeto de influencias que le impiden a uno pensar con claridad y tomar decisiones propias, o intentará a su vez dominar a su entorno a base de enrevesados subterfugios. En la medida en que la honestidad emocional le permita a uno evitar autoengañarse, y uno comprenda que el lenguaje contiene dos caras, donde las

palabras, según el contexto expresan un sentido explícito y otro implícito, al adentrarnos en el último sector del signo, la perspectiva y la comprensión se ensancha, y uno puede realmente empezar a destilar nociones éticas y filosóficas que aportan sentido a la experiencia. Entonces el entorno responde, y aparecen las personas y circunstancias que ofrecen orientación, nuevas posibilidades y respuestas. A veces el final del periplo de Géminis coincide con nuevos descubrimientos, contactos y oportunidades. La apertura a las señales del entorno se abren al máximo, con una cierta dispersión. Las oportunidades se multiplican y sin embargo uno ya ha recogido suficiente información como para poder tomar una decisión. Este es el fino equilibrio que hay que intentar obtener al final. Diferenciar entre las decisiones que uno toma ajustándose a las expectativas del entorno, o comprender el vínculo que a uno le une con personas afines, con quienes uno puede tomar una decisión basada en el beneficio mutuo. Entonces las decisiones formarán la base solida de un autentico sentimiento de pertenencia, y compartir con otros será algo que aportará continuidad y seguridad emocional, y un asentamiento en una dirección mas definida, en vez de estar siempre picoteando contradicciones de aquí y de allá. Es la apertura al aprendizaje desde una actitud mental honesta, lo que sentará las bases que proveerán al peregrino cuya Luna progresa sobre los últimos grados del signo, con un nuevo y más profundo sentimiento de identidad propia. Géminis es un signo de movimiento, pero que a menudo limita el rango de su acción a un vertiginoso vaivén al interior de un círculo cerrado de conexiones intrascendentes, tratando de abarcarlo todo y simultáneamente incapaz de centrarse en nada durante el suficiente tiempo que le permita establecer una relación profunda de intimidad y compromiso. La clave de este signo, consiste en permitir realmente expandir sus horizontes en el tiempo, dándose el tiempo que sea necesario para ello. Es curioso que a

menudo en Géminis uno ande corriendo apresuradamente por todas partes como si no tuviese tiempo. Al aprender a tranquilizarse y utilizar toda la información recogida para tomar decisiones deliberadas, podrá eliminar las direcciones en la vida que entienda como ajenas a su naturaleza. Uno decide entonces vincularse con aquello que se le asemeja, reconociendo primero aquello que no le corresponde por naturaleza. Eso es discernimiento. La decisión no podrá ser equivocada entonces. Sabrá, lógicamente lo que quiere hacer, y donde y con quien quiere estar. De lo contrario, al utilizar sus opiniones y juicios de valor para huir de su vulnerabilidad emocional, es prácticamente seguro, que al cruzar la Luna Progresada en el umbral del signo de Cáncer, el individuo retrocederá temeroso ante la vida, encerrándose, refugiándose en el pasado. Impidiéndose en el fondo superar el reto y la oportunidad que Géminis ofrece: El de aprender a madurar y tomar decisiones. Imágenes de integración. No es una película de ciencia ficción, y además está basada en hechos reales, pero como siempre, la realidad supera a la ficción, y pienso en Géminis cuando sugiero Una mente maravillosa como imagen que viene a reflejar algunas de las dinámicas del signo. La comparación y la rivalidad con el otro, la brillantez mental y las dificultades de adaptación al entorno. La identificación con ese otro yo gemelar que dificulta la emancipación personal de los eternos adolescentes, y la necesidad de tomar decisiones que dirijan el ser en una dirección definida y propia a sí mismo. Al perpetuarse en esa encrucijada, se corre el riesgo de producir una escisión interna. No puede haber fertilidad en ese estado. Todo se aborta prematuramente. Sin embargo, Géminis sugiere que la mente, una vez mantiene su equilibrio en el umbral de las dualidades, es capaz de los mayores logros.

Luna Progresada en Cáncer

Se dice de Géminis que es el signo de la palabra, pero dale a Cáncer su dosis de cariño, hazle sentir a gusto, déjale entender que es imprescindible en tu vida y verás una criatura más parlanchina y vivaz que el más dicharachero de los Géminis. Niégale su alimento y se cerrará como un crustáceo en el mundo interno de sus emociones. Trátalo con pinzas, y mucha delicadeza en esos momentos. En su interior, hierven pasiones y temores intensos. Los símbolos astrológicos describen el tejido de la realidad a muchos niveles. A nivel colectivo, el signo de Cáncer -domicilio natural de la Luna- contiene una simbología muy clara. El paso del signo de Géminis a Cáncer corresponde simbólicamente al paso evolutivo de las primitivas culturas nomádicas formadas por cazadores y recolectores, hacia la sedentarización de los clanes y las tribus gracias al descubrimiento de la agricultura. Cáncer representa el pueblo llano, las familias, las tribus, las comunidades, las gentes, y el espacio que ocupan, además de los recursos naturales de que disponen. No es de extrañar que el signo opuesto, Capricornio, simbolice los estados políticos, las fronteras y las estructuras jerárquicas de poder que protegen al pueblo y lo organizan a través de las leyes, la autoridad y las normas; lo que se viene a llamar el orden en la sociedad. Cuando la Luna Progresada entra en el signo de Cáncer, es el instinto hogareño y protector el que se despierta o el que predomina en la toma de decisiones. Crear un nido. Formar parte de una familia, arraigarse, hacerse un sitio. Esas son las preocupaciones típicas de los primeros grados del signo, y aquí vemos la transición de Géminis a Cáncer simbolizando al adolescente que ansía independizarse, buscarse una casa propia, un trabajo, una relación, quizás

desapegarse de mamá. O sencillamente posar la mochila, cansado de estar siempre yendo de aquí para allá. El comienzo del signo de Cáncer suele implicar de algún modo la toma de una decisión responsable, un compromiso con la continuidad, o simplemente tener que ocuparse de asuntos relacionados con la familia. En ocasiones he visto a personas haciéndose cargo de situaciones pesadas con el fin de conservar un patrimonio o herencia. Comprando o construyendo una casa o negocio. En la medida en que esta progresión manifieste circunstancias de esta naturaleza, al avanzar la Luna en el interior del signo los asuntos familiares comienzan a extenderse hacia el exterior, aquí es el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a un proyecto común. La necesidad de comprender el lugar que unos y otros ocupan en el seno del grupo es lo que condiciona el trato o los vínculos que se establecen en este momento. Estos grados centrales del signo pueden coincidir con una provechosa estabilización de la situación familiar, pero también se puede producir quizás algún tipo de estancamiento afectivo, en la imposibilidad de cambiar situaciones en las que uno se haya involucrado, y aquí podemos ver lo que ocurre cuando el temor a romper con las inercias del pasado comienzan a imponerse. En algunos casos, podemos ver aquí al individuo que se limita y se encierra alrededor de sus identificaciones a un grupo familiar, a una identidad étnica o ideológica, o a unas obligaciones morales del individuo hacia el grupo. No es de extrañar por lo tanto, que mientras la Luna Progresada se acerca a los últimos grados del signo de Cáncer, uno se encuentre ante la necesidad de hacer algún tipo de sacrificio, o en circunstancias que le obligan a vincularse con total entrega a una causa. El signo de Cáncer está comúnmente asociado con el instinto de protección, pero llevado al extremo, eso puede llevar a una absoluta incapacidad de verse a sí mismo separado de... aquello con lo que uno se ha abrazado en un sentimiento fusional. Muy a menudo esta fase de progresión coincide con el hecho de tener que responsabilizarse del cuidado de alguien, por enfermedad o por otro tipo de circunstancias similares.

Cáncer implica de un modo u otro someterse a las leyes de la naturaleza, y una de estas leyes dicta que la vida está sujeta a una constante transformación. El relevo natural de las generaciones. Los padres o abuelos que envejecen o mueren. Los niños que nacen y que necesitan de la absoluta devoción de unos padres. Los jóvenes que crecen y han de emanciparse para convertirse en adultos. Las relaciones afectivas fértiles en descendencia, y las que han alcanzado su fecha de caducidad. Los terrenos antaño productivos que se quedan en campos baldíos y estériles. El final de la progresión lunar por Cáncer nos obligará a enfrentarnos a algún tipo de soledad o pérdida, y aquí es donde encontramos el mayor reto para las intensas necesidades afectivas de este signo, porque por mucho que uno se aferre a las cosas... el tiempo todo lo arrastra. El signo de Cáncer está representado por las pinzas del cangrejo, y es proverbial su tendencia a aferrarse, y a convertirse en el pilar protector indispensable para otros. Pero para aquel individuo que se involucra con la evolución natural hacia su propia individuación, en el signo de Cáncer, aprenderá la más alta lección. Aprenderá que cuando le toque abandonar, y dejar huérfanos a los que ama, empezará a reconocerse a si-mismo como huérfano... a sobrevivir bajo la lluvia... y soltar. Solo entonces se accederá a la fuerza del Sol en Leo. Pues al saberse solo, su vida empezará a girar alrededor de un nuevo centro. No harán falta refugios, ni luces encendidas por la noche. Se harán las paces con el pasado. Entonces el latido de su corazón guiará e iluminará su camino... desde el centro. Imágenes de Integración. Steven Spielberg removió la fibra sensible de todo el planeta con su historia de un extraterrestre abandonado a su suerte en un mundo extraño. Quizás lo mas extraordinario de esa película; E.T. era como hizo sentir a todo el mundo el deseo de refugiar a un extranjero en su casa.

Los viscerales sentimientos patrióticos y nacionalistas forman parte del imaginario protector canceriano, y están profundamente enraizados. Cabe resaltar las siguientes coincidencias. Júpiter transitaba el signo de Cáncer en 1989. La caída del Muro de Berlín unificó las dos Alemánias, mientras Europa del este y la antigua Unión Soviética se resquebrajaban en una amalgama de nuevos estados. Júpiter transitaba de nuevo el signo de Cáncer en 2001, cuando sobre las ruinas aún humeantes de las Torres Gemelas, el gobierno de los USA, espoleaba el fervor patriotero de las masas para justificar, una vez mas, como desde hace miles de años... la invasión y el saqueo de los recursos de otros pueblos a quienes les tocará pagar... por lo que nunca hicieron. Júpiter volverá a transitar Cáncer en 2013. ¿Asistiremos de nuevo a la vieja puesta en escena? ¿Volverán los amos de la caverna a utilizar el reclamo de la “defensa de nuestros intereses nacionales” para canalizar la emotividad del colectivo contra “los que no son como nosotros”? O asistiremos al despertar de una conciencia jupiterina mas amplia, donde se pueda reivindicar... el derecho innato de todo Ser Humano... a llamar a este planeta -digan lo que digan los abogados de lo intolerable- a llamar, repito, a este planeta...Mi Casa.

Luna progresada en Leo

En la secuencia natural del desarrollo de la vida simbolizado por el zodiaco, Leo ocupa un lugar importante porque es el primero de los signos que reproduce un elemento por segunda vez. El fuego. El primero fue Aries, el comienzo de la vida. Leo implica una apertura de conciencia de sí mismo, al igual que Aries, pero esta vez en un plano diferente. En Leo uno ya debe tener integrada su unicidad desde el plano del espíritu de supervivencia y de conquista de una autonomía personal. Ya se ha dotado de cuerpo y sustancia en Tauro, ha explorado su entorno y aprendido a reconocerlo en Géminis, y en Cáncer se ha emancipado de la familia o establecido su territorio, sus recursos, y su familia propia. En Leo, aparece un nuevo reto hacia la individualización. Encontrar su poder, su don, su daimon o la predilección de su espíritu. Leo es un signo Fijo y de Fuego, y su regente es el Sol, quien nos invita a desplegar la creatividad. Pero es importante de entrada tener claro que el individuo cuya Luna progresa en Leo no podrá desplegar su creatividad de un modo realmente significativo, si en Cáncer no ha aprendido a soltarse de las ataduras de lo maternal, o no ha desarrollado la suficiente capacidad autónoma que le permita realmente sentirse seguro, al interior de su propia piel. Solo aquel que ha alcanzado un grado suficiente de seguridad interna durante la Progresión de su Luna en Cáncer podrá, al entrar la Luna Progresada en Leo, comenzar a hacer de su propia vida su centro de gravedad. Es por eso, que al salir la Luna Progresada del signo de Cáncer, las perdidas y separaciones con las que la vida sembla despojar a uno de su caparazón protector, parecen ser los detonantes de la actitud con la que el individuo va a encarar este nuevo periodo vital representado por Leo.

Si durante la última fase de Cáncer el individuo aprende a no aferrarse al pasado, en Leo uno puede descubrir que sus manos vacías están ahora libres para… actuar. En algunos casos, veremos en los primeros grados del signo de Leo, a la Luna Progresada alumbrando el nacimiento del héroe. Uno adopta una actitud de desafiante valentía, adquiere capacidad de iniciativa, y se lanza a la conquista de un nuevo objetivo. ¿Cual es el objetivo? Esa es la pregunta clave, porque el objetivo será o la expresión de un despertar hacia un don y una vocación que moviliza todo nuestro ser, o será una grandiosa tentativa compensatoria, y una ruidosa llamada de atención para enmascarar el hecho de que uno... no ha crecido. Pueden cobrar frecuencia e intensidad repentinos fogonazos de intuición y revelaciones internas. Sea cual sea la expresión o la actitud que uno adopte, divertirse y disfrutar del instante único es lo importante en este momento. Si no, y desde la intuición de que uno se está perdiendo lo mejor, la Luna Progresada en Leo desplegará arrogancia, sentimentalismo susceptible, rechazo frente a la más mínima crítica, y una compulsiva necesidad de conquistar la admiración y adquirir protagonismo frente a la mirada anhelante de su público. Cuando la Luna Progresada viaja por el segundo tercio del signo de Leo, la expresión vital empezará a movilizarse hacia la búsqueda de los medios y recursos con los cuales uno pueda estabilizar el impulso y dar forma tangible a su poder creativo. Y aquí surge una nueva trampa en el camino, porque se puede caer en el error de creerse poseedor de aquello que ha creado o adquirido, amplificando así la vanidad y el egocentrismo. El “Yo” se convierte en el objeto mas valioso, justificando actitudes dominadoras y posesivas. A veces, los padres proyectan sobre sus hijos la fantasía de la continuidad, queriendo que se desarrollen a imagen y semejanza del progenitor, o de la fantasía que el progenitor tiene de aquello que quiere para su vástago. Solo cuando el individuo comprende que no es él mismo quien crea, sino que

su propia existencia es el canal a través del cual las imágenes del alma del mundo buscan manifestarse a la luz, solo entonces evitará consumir su impulso en las llamas de una egolatría mitomaniaca. Y desde esa conciencia su creatividad realmente comenzará a convertirse en atributo constante de la personalidad. Eso es la generosidad de espíritu. Reconocer lo digno y valioso de la individualidad de cada cual es la clave para poder reconocerse. No hay que subestimar la importancia de este proceso, porque si no, todo intento de influencia sobre el entorno estará sujeto a alguna patética mascarada. Cuando la Luna Progresada avanza en su peregrinaje por los últimos grados del signo de Leo, se abre la oportunidad de expandir su círculo de influencia, al aprender a comunicar espontáneamente y hacia el entorno, de un modo cada vez mas articulado, no lo que uno tiene, sino aquello con lo que uno ha conectado. Leo representa la posibilidad de conectar con una fuente inagotable de energía y de luz. Pero cuando el individuo no ha alcanzado el grado suficiente de resistencia y fuerza interior que le permita encajar en su personalidad el impacto de las poderosísimas imágenes del inconsciente colectivo que pueden desvelarse frente a sus ojos, corre el peligro de convertirse en la marioneta de esas mismas imágenes. En ese caso, y en los últimos grados del signo, puede revelarse la naturaleza infantil de todo su esfuerzo, ya que el espejo deja de reflejar la admiración que uno quería generar en el entorno, y cual caricaturas de sí mismo, aparecen desde ese entorno otras marionetas que rivalizan con uno por ocupar el centro del escenario. En el último par de grados del signo algo puede ocurrir que cambia nuestro concepto del pedestal, quizás al conocer a alguien en quien vemos un reflejo virtuoso de aquello que uno aspira a ser. La tentación aquí puede ser copiar, pero en realidad aquí, lo que hay que comprender es que si uno admira algo ahí fuera, es porque ese algo, en el fondo existe ya en uno mismo, y la obra consiste en dejarlo salir. Inevitablemente el ego tendrá que empequeñecerse, porque el umbral es

pequeño, y nos agachamos un poco, para entrar en el siguiente signo (Virgo), en la necesidad de reexaminarse y perfeccionarse desde la humildad. La progresión en Leo puede coincidir con algún tipo de nacimiento. Sea el despertar de una vocación, o el nacimiento de un bebé, encontramos aquí el movimiento por el cual todo comienza a girar alrededor de una imagen dorada. Recibir un millón de alegrías con la sonrisa de un niño o un millón de aplausos desde una agradecida audiencia serán uno de los más hermosos premios de la vida para quien es leal a su luz. La Luna Progresada en Leo ofrece una gran oportunidad al peregrino, al observar su universo circundante. Comprender que El Creador y su Criatura forman Uno. Que Uno se halla siempre en el centro de la acción, pero uno... no es el centro. Imágenes de Integración. El show de Truman es una rara e inteligente película que combina drama y comedia en una muy equilibrada medida. El protagonista vive al interior de un mundo en el cual él, es el centro, y todo gira a su alrededor. Pero eso hace que su vida esté condicionada al de su falso personaje, que es precisamente lo que todo el mundo sabe, pero él ignora. Lo mas revelador del asunto es, sin embargo, que él es el único que vive su vida genuinamente, mientras todo a su alrededor es falso. Hay un padre humano al que perdió, y otro padre divino al que no conoce. Este otro personaje, -el que todo dirige desde la luna, es también característico de Leo, porque es el rey de todo ese invento y Truman es su creación personal. Lo ama, lo cuida y lo protege, pero no puede dejarle libre, porque eso, desde su posesiva percepción lunar... destruiría su poder. Truman, al cruzar la puerta de salida, comienza una vida mas humilde...pero propia, y mas real.

La Luna Progresada en Virgo

Como todo signo mutable, Virgo contiene una paradoja. El nativo de Virgo suele ser un redomado quejica o un temible controlador, y a menudo ambas cosas al mismo tiempo. O súper ordenado o totalmente caótico. Signo mercuriano- como géminis- es un experto en el arte de las máscaras, y su proverbial humildad es en muchos casos solo un mecanismo de defensa. Una apariencia. Podría parecer que estoy criticando a Virgo, sin embargo como dice el refrán: Quien bien te quiere te hará llorar. Y Virgo bien se lo merece porque bajo ese nudo de complejos e imperfecciones, y cuando se quita la manía de controlarlo todo, brilla lo mas refinado y exquisito de lo que el Individuo es capaz de encarnar. No es gratuito que en el Zodiaco se le otorgue la única figura femenina humana, y no animal. En la naturaleza secuencial del Zodiaco, Virgo cierra el primer hemiciclo. Tras él, Libra inaugura el segundo hemiciclo. Si Libra representa la interdependencia con el otro, es decir, el despertar a una conciencia de la predominancia de lo colectivo que ha de acabar en Piscis, Virgo por su lado representa el máximo rango de alcance de Aries, es decir, de aquello que uno puede alcanzar por sí mismo, y con sus propios medios. Al construir una casa, puede que sepas todo lo que hay que saber de albañilería, fontanería y electricidad, pero siempre hará falta otro, para sujetar la viga por el otro extremo. Aquí aparece Libra, porque... uno... solo... no puede. El principio de la reciprocidad y la cooperación de Libra, es el resultado de esta constatación. Es así de sencillo. Sabiendo esto, ahora podremos comprender porque Virgo parece verse

encajonado entre los glamorosos signos de Leo y Libra, y la importancia de este paso evolutivo. La entrada de la Luna progresada en el signo de Virgo puede ser el momento ideal para perfeccionarse en la vocación que uno ha descubierto en Leo. El juego se convierte en afición, el hobby en pasión, y la pasión en oficio a través del aprendizaje de la técnica en Virgo. La perfección es la imagen que Virgo tiene del paso evolutivo siguiente (Libra) y es lo que busca a través de la repetición, el ensayo, el pulido constante, y la autocritica constructiva. En Virgo nace el Orfebre. Cuando La Luna entra en Virgo, es muy común encontrarse con el apoyo de la familia, o, como si de algún modo, justo cuando uno creía que no podía hacer nada mas, la vida pone delante los recursos y herramientas que uno necesitaba. Pero, en realidad más a menudo vemos que la entrada de la Luna Progresada en Virgo coincide con algún tipo de prueba de humildad. Lo que se viene a denominar...una crisis. Estas crisis, suelen ser consecuencia del hecho de que la expresión de la voluntad o la creatividad personal en Leo no ha dado los frutos que uno esperaba, o el exceso de confianza en la especulación le llevan a uno a enfrentarse a situaciones donde ahora le va a tocar barrer los platos rotos. En cualquier caso, la entrada en Virgo implica arremangarse y redoblar esfuerzos, reconocer que hay mucho por mejorar y no encerrarse en el orgullo, adoptando actitudes quejumbrosas. Aquí hay que reordenar los asuntos domésticos, cuidar los detalles, rebajar expectativas irreales y ceñirse a lo esencial. En estos casos, el esfuerzo lleva al individuo, según la Luna avanza hacia el corazón del signo, a reencontrarse con la fiereza y el orgullo al demostrarse capaz de alcanzar resultados óptimos, además de una mayor valoración y reconocimiento de su trabajo por aquellos a los que sirve, o le sirven de modelo a seguir. Sus obras adquieren brillo y belleza, y uno empieza de nuevo a ver reflejada su creatividad en su trabajo.

Pero nuevamente aquí también puede aparecer la arrogancia, porque si el deseo de demostrar lo bien que uno hace las cosas, predomina sobre el amor y la devoción que uno impregna en sus actos, en los grados centrales del signo de Virgo veremos enfrentamientos y luchas de poder, al creerse uno el Don Perfecto o Doña Perfecta que sabe mas que nadie. Puede caerse en la híper susceptibilidad, la pedantería, la arrogancia y una imperiosa necesidad de estar al mando en todo hasta el más mínimo detalle. Como consecuencia, mientras nuestra Luna Progresada avanza hacia el final del signo, puede que nos toque volver a caernos una vez más del pedestal. Entonces, o aprendemos finalmente la lección, y nos limitamos a ceñirnos con toda nuestra devoción a hacer, humildemente, el mayor acto de servicio hacia aquello para lo que servimos, o acabamos sintiéndonos unos inútiles, humillados, enfermos, contabilizando puntillosamente los intercambios, en búsqueda de una ofensa que ya da por sentado, y criticando al mundo. Al entrar La Luna Progresada en el signo de Libra, se puede caer en el peor de los vicios a los que el ego fracasado se entrega, y que es fruto de una rendición interior en la búsqueda de la aprobación ajena: el resentimiento y la envidia. Sin embargo, los últimos grados del signo de Virgo, pueden coincidir con el despertar a una conciencia superior, cuando a través de las limitaciones, penurias, o imperfecciones que uno finalmente reconoce de sí mismo, surge la humildad del que se acepta no como mejor o peor que este o que aquel, o mas pequeño o mas grande...sino de aquel que se descubre en su justa medida, y para quien lo mas importante es dedicarse en total devoción a ser... lo mejor de sí mismo. Solo entonces el mundo se gira y te devuelve la mirada. El orfebre, o el músico, que ya domina su instrumento, su herramienta, el vehículo de su cuerpo...ya puede integrarse en el mundo, formar parte de la orquesta, reconocerse...en toda su grandeza...es decir...como una minúscula parte del todo...poniendo su granito de arena.

En los países latinos, solemos sostener un concepto de la felicidad muy peculiar. La felicidad, decimos, es tener mucho dinero, y no tener que trabajar. Este es el salto que desde Leo pretendemos para llegar a Libra sin pasar por Virgo. Y aquí, o te caes al agua (Piscis está frente a Virgo), o lo consigues pisoteando a gente que podría acabar sometida a tu servicio. La dimensión virtuosa de Virgo, nos recuerda sin embargo, que el trabajo es posiblemente la función más alta y noble. Porque es a través de esa función que nos sentimos útiles para el prójimo. Y eso aporta una sencilla satisfacción que garantiza salud y larga vida, es la base de todo intercambio justo, y vale más que todo el oro del mundo. Imágenes de Integración. Un personaje de Harry Potter: Dobbie el elfo doméstico, y una de las joyas del cine de ciencia ficción: Gattaca. Es una película extraña e inquietante que nos ofrece la más cuidada estética de un mundo dominado por el “orden perfecto”. Es posible que una de las mayores confusiones acerca de la astrología y la así llamada Era de Acuario, provenga del hecho de no reconocer que los adelantos técnicos asociados a Acuario son en realidad utensilios electrodomésticos que obedecen mas bien al estereotipo Virgo. Urano estuvo en ese signo durante los años sesenta, y en esa década se condensaron la mayoría de las imágenes asociadas a la Era de Acuario. Liberación del trabajo del hombre gracias a las máquinas, la química, los microchips de silicio y la ideología ecológica. Puede ser que acabemos convertidos en sirvientes de las máquinas mientras continuamos esperando que la tecnología nos rescate del naufragio.

Luna Progresada en Libra

Las descripciones habituales del signo de Libra son a menudo demasiado aduladoras. Libra suele ser muy atento, refinado y sociable. Pero abundan los que son de un egoísmo tremendo, aunque no lo manifiesten de un modo agresivo, sino por medio de su habilidad para escurrir el bulto. Libra es el signo del oportunismo, y su faceta más desvirtuada aparece cuando constatas que todo su encanto y refinamiento se esfuman en el momento que ya no pueden sacar mas provecho de ti. No me gustaría ser tachado de injusto, ni acusado de estar haciendo un juicio de valor. Todas las generalizaciones son inexactas. Solo quiero hacer la sugerencia de que Libra, de entrada, no simboliza en sí el logro de la armonía, el equilibrio y la reciprocidad, sino únicamente el primer paso hacia ese objetivo. Si Aries representa la necesidad de resurgir a la individualidad consciente, eso es porque en Piscis, el universo personal cae a la merced de las corrientes de todo lo que es voluntad colectiva, o inconsciente. Como reflejo invertido, en Virgo, vemos el límite máximo del proceso de especialización personal. Lo individual (Aries) alcanza allí la máxima expresión de su capacidad de control. Libra representa el paso evolutivo siguiente, pues habiendo alcanzado sus límites en Virgo, el individuo necesitará formar parte de un organismo mayor que sí mismo, a través, nuevamente, de lo colectivo. Pero para el individuo aún anclado en el estadio inmaduro de la autoafirmación personal, la relación con los otros, continuará condicionada por el uso (Virgo) que se pueda hacer de ese otro (Libra), para alcanzar fines propios (Aries). Quizás no sea de extrañar que paradójicamente en Libra acabe uno a menudo colocando a otro como centro de gravedad de su existencia. Al querer servirse del otro para sus propios fines, uno acaba paradójicamente olvidando lo esencial... uno acaba olvidándose de sí mismo.

Lo que se cosecha de esta manera será ineludiblemente un estado de patética dependencia...hacia ese otro. Es decir...exactamente lo contrario de lo que uno pretendía en su esfuerzo al generar un estado de dependencia del... otro, hacia...uno. Pasar por la experiencia de Libra a través de la Luna progresada coincide a menudo con un despertar de la conciencia, y una autentica iniciación pues sea a través de nuevos contactos sociales, culturales, o una relación afectiva, uno se abre a la posibilidad de comprender quien es “el otro”. Si en Virgo uno ha perfeccionado la expresión de su individualidad a través de una función, un trabajo, una obra y un esfuerzo concreto, en Libra veremos cómo aparecen desde el entorno posibilidades, propuestas, ofrecimientos, y en general, la mirada aprobadora de un entorno que desea integrarnos como parte de él. Lo importante en este momento es ofrecer lo mejor de sí mismo, pero sin venderse. Comprender la naturaleza de los intercambios y la importancia del respeto mutuo. Pero si la experiencia de Virgo ha dejado residuos de insatisfacción o no ha logrado una expresión lo suficientemente eficaz, en los primeros grados de Libra el entorno parecerá restregarnos por la cara nuestra inadecuación, exacerbando el sentimiento de inferioridad. Aquí uno debe tener mucho cuidado con no caer en la tentación de compararse con...o juzgar a...en función del grado de valoración o atención que se recibe por parte del entorno. El deseo de formar parte de una élite, o de algún grupo selecto y privilegiado en el cual uno proyecta la imagen de sus aspiraciones insatisfechas, pueden llevar en esta fase inicial del signo a buscar mimetizarse en apariencia con aquello a lo que uno quiere...asimilarse. Pero estos primeros grados pueden coincidir con una autentica puesta de largo en el terreno social, o en los negocios, porque desde el horizonte aparecen nuevas oportunidades de asociación.

Asociarse con otros requiere hacer uso de los códigos de conducta adecuados a tales fines. Al comprender que el objetivo asociativo está por encima de los intereses particulares, los acuerdos y las embajadas cumplen con el protocolo adecuado, y se establecen las bases para una profundización de estas relaciones. Los grados centrales del signo de Libra aportarán la posibilidad de constatar hasta que punto esas relaciones empiezan a traducirse en verdaderos compromisos e intercambios. Aquí los tratos deben empezar a traducirse en verdaderas relaciones de confianza, si no, pronto se verá como, por debajo de las apariencias, asoman diferencias de intereses, abusos de confianza, o intenciones ocultas. Susceptibilidad a verse envuelto en alguna que otra situación donde salga a la luz esa misma falta de madurez social, o exponerse por pasiva o por activa a las envidias o celos por parte de, o hacia personas con quienes anteriormente uno mantenía relaciones mas armoniosas. El resultado de estas experiencias permitirá, durante el último tercio del signo, establecer un juicio mas claro de las posibilidades que las relaciones establecidas ofrecen para, al llegar al signo de Escorpio, involucrarse en proyectos comunes de mayor envergadura. A menudo surgen en este momento enormes ilusiones y expectativas, y uno se siente dispuesto a embarcarse y arriesgar para alcanzar aspiraciones más altas. Hay riesgo de perderse en empresas demasiado vastas, confiando ingenuamente en unas relaciones que quizás no aguanten el embiste de las dificultades de Escorpio. Pero si el resultado de los anteriores intercambios nos muestran un rostro diferente de la situación, este será también el momento oportuno para decidir un cambio de dirección. En mi experiencia, he visto a menudo esta oportunidad perderse, y la razón suele ser que a uno le cuesta reconocer con claridad en los últimos grados de Libra, la diferencia entre las imágenes idealizadas que uno se ha creado, y la realidad de la situación. Puede haber engaños y estafas.

Quizás una relación o una asociación no pueda ir mas allá de lo que pueda llegar, en cuyo caso, la correcta relación implicará una separación de vías, a tiempo y por las buenas. Muchas buenas relaciones han acabado mal por no saber limitarlas a tiempo. Otras, podrán a partir de este momento convertirse en algo verdaderamente transformador. Sea cual sea el caso, el signo de Libra ofrecerá una revelación. Libra otorga la oportunidad de revelar la verdadera clave acerca de la discriminación, la justicia, y la ecuanimidad en las relaciones humanas. Esto es de crucial importancia pues la paz, el amor, el respeto mutuo son la única puerta hacia una sociedad justa, y una vida plena y en armonía con el entorno. Pero esto solo sucede cuando el individuo ha alcanzado el grado de integridad suficiente que le permite reconocer, cada día, y a cada momento, que sea quien sea con quien se relacione uno, el otro será siempre... “Otro”. Lo que Libra debe aprender a discernir, es que el concepto que uno tiene de la relación con la otredad no es más que una estructura mental propia. Eso, es lo que abrirá el cofre de los secretos en Escorpión, y permitirá la muerte del Ego como estructura dominante. Sin esa claridad, Escorpio llevará el malentendido hasta los extremos, o a las mismísimas puertas del infierno. Imágenes de Integración. La película I.A. (Inteligencia Artificial) explora el tema de la dependencia emocional y la condicionalidad utilitaria de las relaciones, desde un ángulo muy interesante. ¿Que pasa cuando la necesidad de amar exige que el amado se ajuste a la programación inconsciente que a uno le domina? ¿Y qué ocurre cuando la necesidad de ser amado anula por completo cualquier capacidad de ser alguien por y para sí mismo?

Luna Progresada en Escorpio

El signo del Escorpión corresponde en el hemisferio norte a la época de las primeras heladas, las frías lluvias del otoño, la caída de las hojas de los caducifolios, la lucha por la supervivencia de las criaturas hibernantes, el almacenamiento de las provisiones de invierno, la época de las confituras y las setas, y en general, es el tiempo de la hecatombe que el final del ciclo anual conlleva para toda una generación de criaturas… efímeras. Como dijo un amigo mío una vez, con un suspiro: “…es lo malo que tienen los amores eternos…duelen mucho cuando acaban”. Si en Tauro la vitalidad primaveral estalla en un festival de mil formas y colores, y la abundancia de la naturaleza aporta alimento a todas las criaturas, en el antígono Escorpio vemos la desintegración de todas esas formas. La vida se interioriza, y se dirige hacia la semilla de lo futuro. Escorpio es un filtro evolutivo. La transmutación es su destino. No es fácil decir que en Escorpio uno tiene que mirar al interior de su mundo sensible, porque a menudo si algo está oculto…quizás es por algo. Muchos se han perdido explorando pozos sin fondo. Pero otros han renacido a la luz, purificados, libres, tras enfrentarse a sus tinieblas. Pero también Escorpio puede representar la desensibilización como mecanismo de defensa. Uno sobrevive, amputándose de una parte de su naturaleza sensible. Al preceder al signo de Sagitario, el Escorpión simboliza el pasaje de la muerte del individuo para permitir un renacimiento futuro, con un sentido más evolucionado acerca de la existencia. ¿Pero como sucede este proceso? Escorpio es el signo que sigue a Libra, y juntos describen una historia de amor.

Es extraordinaria la frecuencia con la que estas progresiones en Libra y Escorpio coinciden con experiencias relacionales e intimas de gran importancia y profundidad. Si el final de Libra simboliza los festejos de una boda, el principio de Escorpio nos sugiere lo que ocurre tras las cortinas de la alcoba. Si en Libra los amantes se prometían gozosos ir juntos hasta el fin del mundo, en Escorpio aparece a menudo el fin del mundo, la realidad de las ataduras, y las consecuencias a las que la pasión nos ha arrastrado. Las progresiones de la Luna nos garantizan la posibilidad de experimentar todas las facetas de la vida a través de sus vaivenes por los signos del zodiaco, y en Escorpio, este recorrido nos lleva a vivir con extrema intensidad los más complejos, sublimes y desgarradores paisajes emocionales. Los primeros grados del signo suelen coincidir con algún tipo de prueba donde uno se empieza a rendir ante la evidencia de la profundidad de un compromiso, y el grado de dependencia hacia el cual uno ha llegado en relación a… otros. El comienzo de Escorpio puede coincidir con una relación sexual de gran profundidad. O con situaciones que ponen a prueba un compromiso. También se puede dar la muerte -o el nacimiento- de un ser querido, o el enfrentamiento directo con unas fuerzas hostiles. Sean estas… interiores o exteriores. Una gran capacidad de lucha, de aguante, y una tremenda resistencia ante la adversidad es lo que se puede desarrollar en estos primeros grados. Aquí nos vemos mordiendo un hueso que no estamos dispuestos a soltar. Como si la vida dependiera de ello, uno puede verse involucrado en situaciones que ponen a prueba la solidez, o la validez de unos vínculos, y también aquí veremos como desde lo mas profundo de las tripas sentimos lo que siente...el que tiene miedo a perder. Es precisamente ese…aferrarse por miedo a perder aquello que uno cree necesitar para sobrevivir, lo que lleva en los grados centrales de Escorpio a un cambio sutil de paisaje. Lo que en un principio parecía decisión voluntaria, ahora vemos como se torna en inercia sistematizada.

Para aquel que esté involucrado en asuntos financieros, o de investigación, estas fases pueden ser tremendamente fructíferas. Uno va adquiriendo sangre fría, y profundidad de miras, lo que puede llevar a pensar que uno controla sus emociones, pero aquí el peligro consiste en verse en realidad bajo el control de sus propias motivaciones ocultas. Aquí las situaciones pueden convertirse en autenticas ollas a presión, a punto de estallar. Naturalmente, el desenlace aparece en el último tercio del signo. Esta zona del Escorpión, (su cola), es uno de los lugares mas conmovedores de todo el zodiaco. Es un paisaje tormentoso, donde el individuo puede sentirse abandonado, y a la deriva. Son muy comunes las posturas vindicativas, o de agresión pasiva. Disfrazado de justificaciones victimistas, uno está huyendo de algo que a uno le persigue desde hace tiempo. El fracaso de una relación, el cierre de un negocio, una pérdida importante, una traición, sea esta real o imaginaria, arrastrará en los últimos grados hacia una crisis ineludible. Es una zona un tanto…poltergeist. Los fantasmas, los miedos, la manipulación emocional, se exacerban en este lugar, y adquieren proporciones algo paranoicas y a veces aterradoras. Sea cual sea el caso, la lección es tan fácil de entender, como difícil de ejecutar. Toca, simbólicamente… morir. Y cuanto más se aferre uno -desde el miedo a perder- a lo que ya no le pertenece, más posibilidades tenemos de desperdiciar la sublime oportunidad de Sagitario. Sin esa lección aprendida, Sagitario se convertirá en el iracundo juez que dictamina sentencia contra…los malvados, mientras pierde su propio rumbo moral. Los viajes, como se suele decir, son la medicina del alma. ¿No habrá por lo tanto...muchísimo por celebrar en Sagitario? Sagitario simboliza los viajes, y la luz al final del túnel, pero para salir del túnel, uno tendrá primero que despojarse de algo a lo que uno se ha aferrado.

“Los pájaros perdidos” de Rabindranath Tagore, son la lectura que recomiendo a cualquiera que esté, o haya alguna vez estado…o tenga algún planeta o ángulo… en este último tramo de Escorpio. Se suele asociar a Escorpio con la muerte y el renacimiento, y no sin razón, ya que solo aquel que ha visto de cerca el rostro de la muerte comprenderá cuan valiosa es la vida. Nunca mas habrán días vacíos, nunca mas un plato de comida caliente pasará por su mesa sin inspirarle… una intima y sencilla plegaria de agradecimiento. Si desde Libra, el individuo empieza su iniciación hacia una apertura de conciencia diferente, donde son las fuerzas de lo colectivo que cada vez predominan más sobre la fuerza de lo individual, la posterior toma de conciencia escorpiónica es tan rotunda como desgarradora. Nada es para siempre. Ni somos dueños de nuestros sentimientos. La vida no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la vida. ¿Para qué aferrarme tanto…a lo que en realidad…nunca fue mío? Al aceptar la mortalidad, paradójicamente uno…se abre a la posibilidad, y a la esperanza, de percibir destellos de la inmortalidad, es decir, de aquello que sobrevive, perdura, y siempre más allá…se reencarna. Imágenes de Integración. Una película de acción, suspense, sospecha, depredación, tensión sexual y unos bichos que habitan bajo tierra, pero que salen fuera para cazar, y te cortan el resuello nada mas verles la sombra. Autentico Terror: Pitch Black, las Crónicas de Riddick. Es difícil imaginar un peor planeta donde ir a estrellarse, sobre todo cuando no sabes a ciencia cierta si te puedes fiar del que tienes allí a tu lado. Fabulosas imágenes del más increíble eclipse. Y escorpiones... muchos escorpiones.

Luna Progresada en Sagitario

Sagitario es un signo mutable, y su paradoja reside en un conflicto íntimo entre el instinto de libertad y su apego por los convencionalismos, lo que a veces determina una cierta hipocresía. Ni moros ni cristianos. En sagitario rara vez encontramos un equilibrio entre los extremos. Los nacidos bajo este signo pueden ser lo que obtienes cuando cruzas un idealista libertario con la sobrina católica de un cacique. Los nacidos con la luna en este signo tienen mas posibilidades que nadie para llegar a ser sabios, y sus mentes planean allá por las alturas, muy por encima de la media del común de los mortales. Su carácter franco y agradable es natural, y se granjean la simpatía con facilidad. Pero los hay también que sufren una desorientación total, y se pasan la vida corriendo en círculos persiguiendo quimeras y espejismos. La Luna no se encuentra en principio del todo cómoda en este signo de desarraigo e inestabilidad. Demasiadas...mudanzas durante la infancia. El signo de Sagitario es el último de la trinidad de fuego, y encarna además su mutabilidad. Su símbolo es el arquero centauro. Es este el signo de las posibilidades de la conciencia del ser, de la camaradería y la hermandad. El instinto animal de Aries queda plasmado en su cuerpo de caballo, la humanidad de Leo en su torso de hombre. El arco tensado es la tentativa de su espíritu, la trayectoria de la flecha y la diana final son... el camino para llegar a sí mismo. Con la Luna progresada en el signo anterior de Escorpio, a menudo nos encontramos con situaciones dolorosas, u obsesivas. Uno puede estar luchando para dejar algo atrás. Cuando la Luna progresada se topa con Sagitario, a menudo esto coincide con una posibilidad de liberación.

Con la progresión en Sagitario, encontramos que el individuo, luchando por liberarse de algo que en Escorpio le torturaba, cree encontrar la luz al final del túnel. Puede ser que las experiencias de Escorpio acaben por ir destilando una nueva...filosofía de vida. Un viaje al extranjero, embarcarse en nuevos estudios, ilusionarse de nuevo por la vida, encontrar algo por lo que vale la pena luchar, esto es lo que suele ocurrir en los primeros grados del signo, y aquí, lo importante, es dejarse llevar por ese nuevo impulso, y tener fe en sí mismo y en el futuro, dejando atrás rencores y rencillas. Pero tengo que confesar, que he visto a menudo como el proceso se desvirtúa rápidamente. Uno puede, en los primeros grados de Sagitario, introducirse inconscientemente en algún tipo de estado psicológico que implica un sutil mecanismo de defensa basado en... huir de la realidad. Desde la simple amnesia, de aquel que ha decidido sencillamente bloquear el flujo emocional, hasta el fanatismo del justiciero que pretende imponerse a los infieles para reequilibrar la balanza y se encierra en un individualismo feroz, o quizás también aquel que adopta una actitud festiva y una sospechosa apariencia de euforia...algo parece quedar suspendido en un ingrávido vacío. Es posible que este proceso sea necesario, y saludable. Pero solamente si es algo temporal. Según la luna va penetrando hacia el interior del signo, y la dirección del nuevo impulso va definiéndose, será importante ir aterrizando, y no hay nada mejor para ello que buscar algo que permita estabilizar el nuevo impulso en una dirección concreta. Toda hoguera necesita leña, y toda idea o proyecto necesita un esfuerzo continuado y medios para sacarlo adelante. El problema sin embargo durante esta parte central del periplo lunar, es que uno puede fácilmente aferrarse a unas formas, a unas creencias, o a la idolatría de unos símbolos de estatus, sean sociales, económicos o espirituales, fijándose alrededor de la necesidad de...mostrar que uno está a la altura de las altas expectativas que uno puede haberse creado.

Esto puede mostrarnos quizás hasta que punto uno no ha logrado sanar las heridas de Escorpio, y está aún tratando de llamar la atención para sentirse valorado, o para que el entorno le de la razón. Y es precisamente aquí que uno tiene la posibilidad de comprender cuán importante es manifestar realmente sus aspiraciones a través de las formas, en vez de idealizar el objeto de su deseo. Los ideales son solo castillos en el aire si no se integran como parte de autenticas escalas de valores personales. En estos grados centrales del signo, uno tiene la posibilidad de escoger, realmente, y de hacer suya, la dirección de su propia vida. La promesa Sagitariana de una vida plena es solo realizable si uno está dispuesto a pagar su precio. Y esto quiere decir hacer las paces con -en vez de juzgar- la naturaleza de su propia encarnación, y lo irracional de los instintos. Cuando esto ocurre, algo totalmente nuevo sucede a nuestro alrededor. De pronto, veremos como desde el entorno todos giran la mirada, porque lo que están viendo, es alguien que ha sabido incorporar la lección. Su ejemplo, es el faro que iluminará el camino a otros. Aquí aparece realmente el guía, el comunicador, el maestro. O también los compañeros de viaje. En el caso contrario, y en los últimos grados del signo se puede producir una tremenda agitación nerviosa, mientras uno continua gesticulando para tratar de que le sigan, y obtener una atención, que sin embargo... uno no obtiene. Puede ser este un momento de tremenda desorientación, porque aquí uno puede sentir...que en el fondo, ha perdido su verdad y su rumbo. Todo fin de un signo mutable implica un cambio drástico de dirección. Acercarse a Capricornio implica una toma de responsabilidad, o la encarnación de un ideal, y quizás al final de Sagitario aparece la voz del maestro, que indica la dirección correcta. Esa voz puede venir de dentro o puede aparecer desde el entorno, al abrirse uno a recibir la información. En los últimos grados del signo, y justo antes de que la Luna entre por fin en la madurez del signo de Capricornio, y tenga su enfrentamiento con la realidad, uno se abre a la posibilidad de encontrarse cara a cara con... su verdad.

Es decir, diferenciar entre el genuino mensaje de su alma, y los sueños infantiles, las falsas expectativas y las mentiras que uno ha cultivado en su fuero interno. Ese es el camino hacia la libertad. Una vez tomado conciencia de esto, en Capricornio uno tiene dos opciones: Perpetuarse en la caverna...como un guardián más... haciendo como que uno...no ve. O restablecer orden en casa. Desde Libra hasta el final de Sagitario, uno puede haber centrado su atención alrededor del otro, pero al llegar al último cuadrante del zodiaco, la atención se debe girar en una dirección diferente. Toca reconsolidar su papel en el mundo, desde el resultado de todo lo aprendido. En Capricornio, podrá uno hacerse verdaderamente responsable de su vida, y no habrá mas limite que el tiempo...que a uno le queda por vivir...para ir desenmascarándose. Imágenes de Integración. El daimon, o espíritu animal que acompaña a los habitantes del mundo paralelo de la simpática película La brújula dorada, es lo que les completa como seres humanos, y al ser de niños separados de esa mitad de ellos mismos, pierden su sentido de conexión, quedan perdidos, y a la merced de los categóricos dogmas filosóficos de la “academia”. Una dulce fantasía, llena de inocencia, camaradería y generosidad. Una de esas pelis que le hacen a uno querer volver a ser niño, y partir en un viaje fantástico con camaradas extraordinarios, a cumplir con alguna grandiosa misión.

La Luna Progresada en Capricornio

Capricornio tiene una correspondencia natural con la casa diez, y en la jerarquía zodiacal ocupa el lugar más alto. Junto con Sagitario, comparte el extraño honor de ser representado por una criatura fantástica. Pero allí donde en Sagitario el cruce entre caballo y hombre da origen a un ser admirable, en Capricornio la cabra montesa cuya naturaleza es escalar las escarpadas cumbres rocosas, se ve obligada a arrastrar una desesperantemente inútil cola de pez. Posiblemente no sea acertado sacar demasiadas conclusiones acerca de tan antiguas imágenes, sin embargo siempre he sentido que bajo la controlada superficie de su aparente auto-suficiencia, Capricornio esconde una frágil criatura, a menudo demasiado solitaria, o tempranamente desterrada de la infancia, que destila una suave melancolía envuelta bajo el manto de la dignidad, y un fuerte sentido de la responsabilidad hacia su entorno. Su morfología mitológica, es la representación gráfica de la limitación. Capricornio simboliza las estructuras y la organización del poder y de la autoridad. Poder político, económico, empresarial y familiar. Al entrar la Luna progresada en el signo de Capricornio, el peregrino empieza a regresar a casa. Capricornio implica un choque con la realidad, donde uno tiene que empezar a reconocer unos límites. Sea a través de circunstancias externas o debido a una toma de conciencia personal, uno se encuentra en la necesidad de decir: !Ya basta!, hasta aquí puedo llegar. De hecho, parece como si uno tuviese momentáneamente que volver atrás. El grado de frustración que experimentamos en este momento puede ser directamente proporcional al grado de irrealidad que uno ha podido alimentar durante el pasaje de la luna en el anterior signo de Sagitario.

El choque con la realidad de los primeros grados del signo, en el caso de aparecer impuestos por las circunstancias en forma de deudas, compromisos u obligaciones ante los que uno ya no puede escapar, podrían ser el resultado de haber vivido por encima de sus posibilidades, o esperando que algo mágico ocurra que le saque a uno las castañas del fuego. Esos son los excesos sagitarianos a los que Capricornio pondrá límites, porque llegó la hora de rendir cuentas. Cuando el individuo alcanza a través de su Luna Progresada el signo de Capricornio, de un modo u otro se tiene que hacer la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto he realmente conseguido encarnar en mi mismo los ideales que me inspiran? Esta pregunta es la que alcanza de lleno el corazón. Y una vez hecha, algo empieza a tomar forma en las profundidades de la naturaleza de uno. Para aquellos que han dirigido la flecha de su aspiración en la dirección adecuada, y que se involucran con su disciplina, este puede ser un momento absolutamente extraordinario. Puede ser que uno tenga que aislarse durante un tiempo para revisitar los paisajes montañosos, desolados y solitarios de su alma, porque hay que poner en tela de juicio los conceptos que de la realidad llevamos anclados en la memoria, heredados del pasado. Pero es también ese lugar desde donde surge la conciencia de su propia unicidad. Los primeros grados del signo de Capricornio parece que obligan a revisar el pasado, hacerse cargo de su responsabilidad, y perdonar. Es decir, dejar de culpar al mundo, por lo que uno ha hecho de su propia vida. Al avanzar la Luna por los grados centrales del signo de Capricornio, y habiendo uno efectuado ese proceso de introspección y toma de responsabilidad, una oportunidad de oro se presenta para realmente avanzar en el proceso de individuación representado por el signo de Capricornio. Al tomar las riendas de su propio destino, automáticamente uno recupera la dignidad, el centro, el poder y la autoridad sobre sí mismo. Uno recupera la autonomía. La soledad deja de ser una carga, sino una elección libre. Se ha perdonado el pasado.

El individuo que logra integrar su soledad, descubre aquí un fuego interno, pues incluso en soledad, su corazón late con amor. La soledad deja de ser ausencia, y se convierte en plenitud. El presente es lo que cuenta. Aquí uno puede tomar decisiones importantes que tendrán efectos a largo plazo porque están basadas en una profunda reflexión. Sin embargo, si el individuo cuya Luna Progresada atraviesa los grados centrales de Capricornio no alcanza suficientemente ese grado de madurez y de reconocimiento interior, se encerrará cristalizándose en una dureza de espíritu, sustituyendo la dignidad perdida con actitudes de autoritaria arrogancia, desde donde y para incrustarse en la cima, castra y reprime cualquier atisbo de grandeza que ve en aquellos a los que quiere perpetuar como...pequeños, para el mismo perpetuarse como...grande. Entablando luchas por el poder tratando de dominar al grupo, o de imponer su influencia, corriendo el peligro de cristalizar su corazón. Ese es el aspecto más negativamente saturnino, y que esconde una negativa personal a reconocer sus propios límites y defectos. Cuando la Luna progresada se acerca al final de su periplo por el signo de Capricornio, vemos cuales son los frutos del esfuerzo. La dedicación continuada en la consecución de un objetivo concreto puede llevar aquí al perfeccionamiento de una técnica, o al reconocimiento de unos límites que no permiten dejar avanzar. El poder, el control o la eficacia en el trabajo o la profesión acaban produciendo desgaste si los esfuerzos solo fructifican en una estructura a la que uno acaba igualmente sometido. Uno quizás se encuentre cuestionando la utilidad de sus esfuerzos. En los últimos grados, una insatisfacción suele producirse, sea porque uno acaba atado a la servidumbre de las obligaciones en la resignación, temiendo perder lo que ha conseguido, cristalizando su vida alrededor de lo meramente practico y utilitario, o, porque aun habiendo logrado encarnar a través de la disciplina y la constancia, la máxima expresión, o la perfección, o la eficacia sistemática del orden, uno se puede haber quedado aislado, solo, o finalmente empobrecido incluso en medio de todas las riquezas y éxitos del mundo.

La naturaleza del poder y del estatus lleva a quien lo ha alcanzado, a querer perpetuarse en el. Esa es la dimensión política y económica del signo, que se traduce en las estructuras de gobierno, y el poder del dinero y la influencia como medio para encaramarse en las altas esferas desde donde se toman las decisiones que afectan al pueblo llano, esos millones de personas que pululan en sus pequeños quehaceres. El aislamiento del poderoso le lleva irremediablemente a una desconexión emocional con una realidad de la que se ha enajenado. Nuevamente aquí aparece la lección de Capricornio. El reconocimiento de los límites. Al final, como al principio uno tiene que decir: !Ya basta!, hasta aquí puedo llegar. Porque sean cuales sean las alturas que uno alcance, por sí solo, con su propio esfuerzo, al final lo que cuenta siempre es…compartir. Capricornio es el signo más alto del zodiaco. A menudo, al alcanzar las más altas metas de su aspiración, a uno solo le queda...volver a bajar. Y ahí comienza la odisea de aquel, que ha de comenzar a descender de sus solitarios montes para volver a buscar a sus prójimos, en el signo de Acuario. Imágenes de Integración. Sin lugar a dudas, la mas lograda película de ciencia ficción es: 2001, la odisea del espacio. Primera y única en su género, como los buenos vinos, y como los capricornianos, saben envejecer y mejoran con la edad. Pero hay otra que me parece resuena también con la simbología capricorniana: Silent Running. Película de corte ecologista del año 1972, relata la historia de un astronauta que rescata los últimos ejemplares de un ecosistema terrestre a bordo de una nave condenada a vagar por el espacio en soledad.

Luna Progresada en Acuario

Sobre Acuario corre mucha tinta acerca de su libertad y su originalidad, y los saltimbanquis de La Nueva Era de Acuario siguen blandiendo cual librito rojo de Mao el supuesto sentido humanitario del signo. Pero no hay que olvidar, que si bien Urano es su regente moderno, Saturno fue, y continúa siendo el regente tradicional...del más frio, estático y calculador de todos los signos del Zodiaco. Es curioso constatar que el pasaje de la Luna Progresada de Capricornio a Acuario solo en raras ocasiones coincide con cambios realmente significativos. Lo que solemos ver es como los moldes en los que uno se cristaliza en Capricornio, al llegar a Acuario se convierten en automatismos e inercias. Acuario se identifica externamente con el cambio mientras internamente ha quedado ligado en las inercias del pasado. Ambos signos se asemejan en muchas cosas como bien muestra la regencia compartida de Saturno en ambas moradas. Si bien es cierto que hay una agitada inquietud por cambiar las cosas, en Acuario lo que solemos tener que aprender es que las cosas no cambian un ápice si no se produce algún tipo de drástica alteración de la conciencia. Acuario es el signo opuesto a Leo, y quizás eso refleja hasta que punto puede llegar a alejarse de los irracionales instintos del corazón en su tentativa de convertir su universo personal y a sí mismo, en una perfecta replica de la imagen de perfección, de evolución y de progreso, que tan a menudo establece como estándar o centro alrededor del cual todos los demás deberían girar. Acuario denota una tremenda dificultad para cambiar de dirección una vez que su mente se ha fijado alrededor de una inercia particular. Sea una convicción política, una rama de la ciencia, una aparente necesidad de cambiar de peinado cada 15 días, o una fijación obsesiva por una relación destructiva.

La inercia en la cual la mente del occidental ha quedado atrapada tiene que ver con la imposibilidad de concebir ninguna otra forma de gestión, de gobierno y de vida, que no sea una perpetuación de los moldes del pasado, además de nuestro empecinamiento en la creencia en la capacidad de raciocinio de los que mandan. Creo sinceramente que dentro de unos años veremos un nuevo Tribunal de Núremberg, donde los verdaderos criminales que aún hoy en día se mantienen agarrados como garrapatas a las estructuras de poder, y hacia quienes nuestras mediocres clases políticas se bajan sistemáticamente la bragueta, serán juzgados, desposeídos y encarcelados. Esto será de desear. Pero no estoy del todo seguro de la capacidad de los que vendrán después, precisamente por la insidiosa tendencia colectiva acuariana de destrozarlo todo para luego acabar reproduciendo...la misma historia una vez más. Urano es el planeta regente de Acuario. La expresión; estar loco como una regadera, le pega bien al aguador. Urano está ahora en Aries y nos está mostrando la realidad del mundo en plena cara. Y la realidad es que estamos todos...como cabras. Esa es la toma de conciencia acuariana. La comprensión de que yo está loco, y si aquí...todos somos uno...entonces todos estamos locos. Y si fuese verdad eso de que estamos hechos a imagen y semejanza del creador...Dios debe estar como una regadera. Esa es la paradoja de Acuario. Que el camino de la cordura...exige hacerse consciente de la locura! ¿De qué otra cosa nos habla la astrología si no? Somos como el Zodiaco...un círculo de animales. Después de este natural desvío por los paisajes colectivos de Acuario, resumamos lo que ocurre cuando nuestra Luna Progresada atraviesa este signo. Acuario suele entrar en acción cuando hemos alcanzado nuestra máxima capacidad de dominio en Capricornio, pero vemos que no podemos ir más allá en la vida si no empezamos a vincularnos con otros con quienes compartimos opiniones, gustos y aspiraciones. Toca formar redes.

He visto, y esto es muy curioso, una alta proporción de mujeres que habían contraído matrimonio con la Luna en los primeros grados del signo. De estas uniones, y esto es más curioso aún, muchas eran del tipo en el que la novia se ve arrastrada al altar sin en realidad estar muy segura de querer hacer eso. Aquí las redes se manifiestan en forma de ataduras. En los mejores casos, las asociaciones que se crean, o los proyectos nuevos que se emprenden en este momento son de carácter innovador y nos unen en la amistad con personas afines, pero hay una curiosa dosis de ingenuidad, como si uno se dejara llevar por una imagen idealizada de aquello que uno pretende conseguir en el futuro. En todo caso, parece que esta progresión puede sacarnos del cascarón y la rutina en la que uno puede acabar encerrándose en Capricornio. Puede haber una repentina notoriedad y popularidad, como si uno encontrara que la sociedad le reconoce a uno como una persona válida, con su lugar en el mundo y en las vidas ajenas. El pasaje de la Luna acercándose al ecuador del signo parece coincidir con un compromiso cada vez mas firme y profundo con aquello alrededor de lo cual uno ha fijado sus expectativas de futuro, pero igualmente en este periodo central del periplo Lunar es posible que se vayan también exacerbando las contradicciones internas, o el contraste entre lo que uno piensa que debería ser, o sentir, y lo que a lo mejor en el fondo uno siente o es. En los casos en los que este pasaje coincida con algún trabajo que requiere técnica, inteligencia e investigación, este lugar es ideal, porque la concentración mental y el compromiso con la búsqueda serán totales en este momento. Pero igualmente puede ser un periodo difícil, porque si lo que uno está viviendo en este momento no corresponde con lo que desde el corazón uno desea realmente estar haciendo, el pasaje de la Luna Progresada por los grados centrales de Acuario puede simbolizar una alienación de sí mismo cada vez más pronunciada. Esta estrecha relación entre Acuario y la neurosis, o la genialidad, alcanza el paroxismo en el último tercio del signo. Este es un lugar de una altísima tensión para la Luna Progresada, ya que aquí se abre la posibilidad de

conectarse con las verdades universales que subyacen bajo la manifestación de lo visible. Es un lugar de tremenda inspiración, donde uno puede comunicar sus ideas y pensamientos a todos, y esta luminosidad se vuelve contagiosa. La convicción interna se traduce en una gran capacidad de persuasión. El problema es que aquí, como casi en ningún otro lugar del zodiaco, vemos el poder de la mente siendo utilizado para huir de la realidad o para imponer su juicio sobre la realidad. Para aquel que ancla su identidad personal alrededor de sus ideas y opiniones, la tentación será la de ponerse, e imponerse por encima de los demás. En los últimos grados de Acuario uno suele encontrarse viviendo una autentica aventura fascinante pero un poco loca, o descubriendo nuevas perspectivas sobre la vida, o conociendo a personas que por sus conocimientos o posición social provocarán cambios decisivos de orientación en la vida. Al final, será importante mantenerse abierto a lo nuevo, no aferrarse a sus creencias caducas, y comprender que aquí, quien más quien menos, todos estamos zumbados de la cabeza. Podemos acabar -simbólicamente- en un asilo de locos al entrar en Piscis, o aprender a navegar desde la razón sobre las caóticas aguas de la inconsciencia. Aquí, Acuario te ofrecerá la libertad de escoger. El mayor regalo que Acuario le dará a la Luna Progresada, y el don que esta podrá llevar consigo en el zurrón, es el de la capacidad de quitarse importancia, verse desde fuera, y reírse de la locura de uno y del mundo. Esa es la clave vital para acceder a la sabiduría, y la visión universal de conjunto que une a los seres, por encima de sus peculiaridades egóicas, hacia un objetivo común.

Imágenes de Integración. Star Trek ha sido una de las más populares series de televisión, e incluso saltaron a la gran pantalla en alguna ocasión. La película First Contact nos

cuenta la historia de una civilización extraterrestre, los Borg, cuya idea de la perfección consiste en invadir, conquistar y eliminar todo rastro de individualidad en sus víctimas, razas y civilizaciones galácticas, modificando su genética, poniéndoles todo tipo de implantes y asimilándolas a la conciencia colectiva de su colmena. Una verdadera plaga. Una caricatura monstruosa de algunos de los aspectos menos agradables de la civilización occidental y de la sobrevalorada era de Acuario.

La Luna Progresada en Piscis

Piscis es el signo de lo absoluto. Serlo todo o no ser nada. Su naturaleza es como se podría esperar de un signo mutable de agua: fluida, escurridiza y evasiva, y eso se hace patente en su ambigua actitud hacia cualquier compromiso con la realidad. Sin embargo, y esta es la paradoja, en última instancia Piscis nos muestra que la realidad no es más que un efecto óptico creado por una ilusión pasajera. Entrar en Piscis es como entrar en el país de Alicia, donde nada es como parece, y todo cambia en un instante. Alicia en griego significa Verdad. Nuevamente la paradoja. En el mejor de los casos, Piscis mostrará los más sublimes y conmovedores paisajes del alma, y en su peor faceta será el caos infernal, donde los últimos vestigios de la identidad personal se pierden en los océanos del olvido. En el batir de las olas frente a las orillas del mundo, suspiran las almas que añoran regresar, y lamen la roca y la arena de sus lenguas empapadas en lágrimas. Frente a ellas, encerradas en su frágil envoltorio de carne, las almas de los poetas, los místicos, y los irremediablemente enamorados añoran regresar al vientre profundo del océano, hipnótico recuerdo de un ámbito, donde por un instante eterno Uno fue Nada...y simultáneamente lo fue Todo. Piscis es el último de los signos del zodiaco. Su símbolo más emblemático es el mar, desde donde se originó la vida y hacia donde van a acabar ahogándose todas las penas del mundo. Piscis es el último mes del invierno, y representa la transición de la vida a nivel embrionario. La eclosión de las semillas bajo tierra que en Aries brotarán con el nuevo impulso de la primavera. El periodo de gestación del feto en el cual el fruto de la experiencia de todas las encarnaciones pasadas están dando forma a la nueva criatura que ha de nacer.

Piscis es el final y el comienzo. La experiencia de Piscis nos conecta con la disolución final de los impulsos del ego individualizado, al sumergirse de nuevo en el océano de lo inconsciente. No es de extrañar que este sea el signo de las escapatorias, de las adicciones destructivas, de la perdida de la voluntad y del anhelo de reencontrarse con la fuente original indiferenciada de todo lo que existe. Asomarse a Piscis es mirar en un pozo, donde por mas que uno busque, nunca encontrará el fondo. En Piscis uno se encuentra o se pierde, o ambas cosas al mismo tiempo. Es por ello que a menudo Piscis fantasea con castillos en altas montañas, o monasterios donde el tiempo se congela en disciplinadas rutinas. Lugares de retiro. Edificios en piedra que lo protejan del envite de los mares. En Piscis, a veces se hace muy difícil soportar la carga de las realidades cotidianas. Al entrar la luna en Piscis, uno se encuentra teniendo que reconocer que las altas expectativas e ilusiones que uno había proyectado en la fase anterior, se enfrentan a una realidad que nos afecta a un nivel emocional muy profundo. En acuario pueden generarse inercias difíciles de frenar, donde uno se ha empecinado en ciertas ideas o líneas de acción, contra viento y marea. En el signo de la ilusión por excelencia, la Luna progresada se encuentra paradójicamente frente a una realidad a veces difícil de tragar. Quizás algunas de las circunstancias limitadoras de este momento sean el despertar de la conciencia a las consecuencias de haber estado viviendo desde una cierta excentricidad en Acuario. El no querer reconocer un fracaso relativo, y la desilusión que ello implica, puede llevarnos a la resignación, o a buscar vías de huida de ciertas responsabilidades, o a culpar al cruel destino. Tener que soportar la carga de obligaciones, en soledad, o responsabilizarse de las consecuencias de decisiones pasadas, son la nota fundamental de los primeros meses de esta progresión lunar. A veces, veremos a una persona mayor en posición de autoridad actuando como benefactor, ofreciendo su apoyo. Por otro lado, si en acuario uno ha logrado involucrarse en el colectivo de una manera satisfactoria, en Piscis empezaremos a ver como el campo de influencia

personal empieza a extenderse más allá de las fronteras del universo circundante inmediato a su persona. Uno puede estar quizás comenzando a ser el catalizador de profundas transformaciones a su alrededor. En la medida que uno se acerca a los grados centrales del signo, la tonalidad empieza a transformarse. Se empieza quizás a aceptar la rutina que la nueva situación exige, y en ello, comienza también a vislumbrar nuevas posibilidades, aunque las circunstancias continúen siendo tales que la voluntad personal siga estando a la merced de estas rutinas. Sin embargo, y a nivel mental, puede que de manera repentina o insospechada, nuevas fuentes de información se hagan accesibles, o nuevas amistades y relaciones aparezcan en la vida, que nos aportan claves importantes que le permiten a uno compartir con otros, las sutiles visiones que van formándose en el espíritu. Lo importante, durante la fase central del ciclo -que es un poco caótico- es estar dispuesto a reformar las propias estructuras de pensamiento, y abrirse a conceptos nuevos sobre la naturaleza de la existencia. La resistencia a estos procesos desencadenaría una cristalización cada vez mayor de la personalidad en las posturas victimistas, mientras uno se aferra a sus razones. La intensa actividad psíquica de esta fase alcanzará, durante el último tercio del signo sus características más marcadas. Más valdrá aprender a navegar. Hacia el final del signo, puede ser que se haga inevitable tener que realizar algún tipo de sacrificio. Es esta última, una fase caótica, donde la emotividad adquiere connotaciones casi incontrolables, que pueden resultar muy peligrosas para el equilibrio general de la personalidad, llegando hasta el punto de perder el timón, en cuyo caso las cascadas de acontecimientos pueden arrastrarlo a uno hacia algún tipo de abismo, frente al que no pueda resistir. Sin embargo, para aquel que interiormente ya ha decidido que va a sobrevivir, estos últimos grados, o meses de progresión lunar pueden traer experiencias realmente mágicas. Al sentir que, abriéndose de par en par a lo que la vida quiera traerle, el mundo le devuelve la mirada con la más poética y desgarradora generosidad.

En cualquier caso, el último grado de Piscis es el lugar de todos los finales y todos los comienzos. Solo en los casos en que la amargura es el residuo destilado de toda la fase Piscis, la siguiente fase Aries estará marcada o condicionada por un sentimiento de revancha y un egocentrismo feroz. De ahí la importancia del perdón, de perdonar y perdonarse, para evitar así volver a reproducir una vez más las pautas del pasado que Piscis recomienda disolver en el océano de la redención. Imágenes de Integración. Piscis sugiere la vida intrauterina, y la ondulante frontera entre la realidad y la ilusión. Tal y como empezamos, acabaremos, y vuelvo a sugerir El Matrix para ilustrar el signo que precede a Aries. ¿Que es real? ¿El mundo de las apariencias, y del devenir de la existencia en toda su multiplicidad de acontecimientos y circunstancias siempre cambiantes, y sujetas a las coordenadas del tiempo lineal y limitado de nuestra vida? ¿O lo real es la fuerza de los patrones cósmicos que organizan la realidad según unas leyes intrínsecas y comunes a todo lo que existe? ¿No será nuestra realidad concreta la expresión externa de unas pautas internas que, una vez reconocidas como tal, nos desvelan la naturaleza real de nuestro vínculo con el universo? Si eso fuese así, quizás eso explicaría porque la astrología...funciona.

Elementos de criterio en la interpretación Consideraciones generales. Recuerdo que cuando empezaba a estudiar estas técnicas, y aún no existía la propagación de Internet, pasaba semanas enteras con la nariz enterrada en mi vieja Enciclopedia Británica cotejando biografías con las Progresiones Secundarias. Todo buen estudiante de astrología se ha entregado durante interminables horas en febril estado de obsesión intelectual a la tarea de escarbar información desde los datos biográficos ajenos. El estudio de sus vidas nos enseña como estas quedan reflejadas en los astros. Pero no hay fuente de información más reveladora que la propia biografía. Es desde esta observación y reflexión detenida que podemos destilar los criterios de interpretación que tienen mayor validez. Lo más importante es entender la biografía como herramienta de autoconocimiento. Por lo tanto ofrezco este primer elemento a considerar: Quien se acerque a las Progresiones Secundarias no debe olvidar jamás que su propia vida es el campo de experimentación de los procesos de la conciencia que está intentando comprender. Revisar la propia autobiografía a través de la Luna Progresada puede arrojar luz acerca del modo en que la conciencia ilumina...o no, cada recodo de nuestro camino. La conciencia nos devuelve la mirada desde el umbral de los paisajes que cada peregrino solitario encuentra a cada paso de su peregrinaje por la vida. La Luna Progresada es ese devenir, ese...paso a paso, que nos dice que cada uno de nosotros tendrá que degustar todas las facetas de la vida -el zodiacoal menos un par de veces si tiene suerte. Pero es indispensable indagar en ella desde la memoria, porque es un elemento lunar, y por lo tanto describe algo acerca de como desde el día a día nos alimentamos de la experiencia, e igualmente nos vamos dejando la piel en ella.

La utilización de una técnica como las Progresiones Secundarias como método de pronosticación da pié a todo tipo de confusiones si son utilizadas sin la suficiente sutileza y comprensión por parte del observador, porque las Progresiones Secundarias observan el tiempo desde una dimensión simbólica. La Luna progresada es algo que se desplaza al interior de una dimensión simbólica de tiempo. Es natural por lo tanto que ofrezca una perspectiva muy clara acerca de la cualidad simbólica del instante. Pero ese instante no es más que una fracción de tiempo al interior de un patrón de desarrollo cíclico muy definido. Si observamos la cualidad y calidad de nuestra experiencia desde una perspectiva sesgada e inconexa, nos resulta difícil comprender por qué nos acontece... aquello que nos acontece, o incluso entender la relación significativa de acontecimientos distantes entre sí en el tiempo, y que aparentemente no tienen una conexión causal. Desde una perspectiva más unitaria, no existen los instantes aislados. Cualquier cosa que ocurre en un momento dado está íntimamente ligado a lo anterior, e igualmente estará constantemente gestando múltiples futuros posibles, al interior de un orden -o desorden- natural de cosas. Explorar la Luna Progresada es una manera de indagar en una inteligencia superior, un orden de cosas que no es más que ley de vida, en afinidad con las reglas del juego inherentes a la manifestación de lo visible, siguiendo unas pautas rítmicas perfectamente naturales. Por tanto, las preguntas que uno podría hacerse al respecto serian las siguientes: ¿Que es aquello que determina que la expresión de una progresión adopte una cualidad y no otra? ¿Por qué en mi caso se manifiesta de un modo y en el caso de mi prójimo de otro modo totalmente diferente?

Esa es la verdadera pregunta que el Viajero ha de hacerse a cada recodo de su peregrinaje. Y para ello no hay nada como la reflexión, y la luna es nuestro mayor reflector. Reflexionar acerca de las circunstancias y vivencias de un periodo concreto de la vida aunque fuese hace muchos años, y cotejarlas con la Luna Progresada nos llevará, aunque a veces duela, a constatar algo muy especifico... y ese algo, define el segundo elemento a considerar: El entorno se asemeja siempre a las características del observador. El sufrimiento que a menudo sentimos en la vida viene a veces causado por el hecho de concebir el mundo como algo que está ahí para alimentarnos. Uno se relaciona con el entorno en función a unas necesidades. Y las necesidades pueden ser reales...o imaginarias, es decir; generadas desde la insatisfacción o la ansiedad que son el residuo emocional de experiencias pasadas. Esa es la experiencia de la Luna desde la vacuidad. ¿Por qué no me da la vida lo que necesito? Esa es la pregunta que me mantiene en la miseria, me dejo la piel en ella día tras día y la Luna nunca me dará la respuesta. Hay una pregunta mas acertada, y que emana desde un sentimiento de plenitud... ¿Hasta qué punto me estoy dando a la vida? Al observar la Luna progresada por los signos del zodiaco, podemos ir vislumbrando como la vida nos lleva a experimentar toda la gama de facetas disponibles al campo de percepción humano representado por el zodiaco. La descripción de esa gama de experiencias queda modulada de un modo especial por los siguientes parámetros. 1- Al observarla a través de las Casas de la carta natal, recibimos una información suplementaria, porque la Casas nos indicarán áreas de la vida donde las vicisitudes de la Luna vendrán a alimentar el concepto que uno desarrolla acerca de esas mismas zonas de relación con la vida.

2 - Los aspectos de la Luna Progresada a otros cuerpos celestes de la carta añadirán otras connotaciones y matices, y nos ofrecerán información acerca del tipo o cualidad de relación que uno ha establecido hasta ese momento con el arquetipo en cuestión simbolizado por ese otro planeta, a través de las vivencias que coincidan en el tiempo con la formación de esos aspectos. 3 - Los ángulos que entre sí forman la Luna y el Sol Progresados establecen una categoría especial, ya que encuadran la naturaleza de las vicisitudes de nuestras vidas al interior de un marco temporal muy especifico de 29.5 años. Este ciclo define la fase lunar particular a cada momento, y por lo tanto coloreará inequívocamente las características de la experiencia durante el pasaje de la Luna por un signo u otro. Este es El Ciclo Soli-Lunar en Progresiones Secundarias. Con respecto a este ciclo en concreto, puedo asegurar que su observación merece una consulta astrológica exclusivamente dedicada a él, pues puede ser tan revelador acerca de la estructura de nuestro desarrollo como el ciclo de Saturno, con quien por cierto comparte la misma cadencia, aunque sus posiciones en el tiempo sean diferentes. La importancia del Hyleg Acerca de este ciclo soli-lunar progresado, hay un parámetro bastante desconocido, aunque era un parámetro habitual para los astrólogos árabes, y este es el Hyleg. Hay diferentes maneras de definir un Hyleg, pero el que nos concierne es el siguiente. El Hyleg es el lugar exacto de la carta natal donde se produjo la última luna nueva antes del nacimiento, y la encontraremos siempre en un arco de longitud inferior a 29 º por detrás del Sol natal. El Hyleg no es en sí mismo -o al menos esa es la conclusión a la que he llegado en mis estudios- un lugar necesariamente sensible de la carta, o no de ninguna manera obvia o contundente, excepto por la importancia que tiene la observación de cualquier planeta que forme un aspecto con el grado del Hyleg.

Este aspecto entre un planeta natal y la posición del Hyleg no se puede considerar como un otro aspecto cualquiera, porque por sí mismo no refleja rasgos de personalidad, a no ser que entendamos la personalidad como una estructura que se va formando con el tiempo, en cuyo caso si que puede tener su importancia en la observación de la carta natal en la medida en que ese planeta, o planetas natales en aspecto al Hyleg estarán después en aspecto con el Sol y a la Luna progresada cada vez que estos vuelvan a estar en conjunción por progresión secundaria. Si Saturno por ejemplo esta en aspecto al Hyleg, casi siempre la Luna Nueva Progresada posterior al nacimiento estará en aspecto con Saturno. Si concebimos la conjunción Sol-Luna (Luna Nueva), como símbolo de la función generadora de un impulso vital entre los principios femeninos y masculinos, el planeta que aspecta la Luna Nueva podría ser considerado como un agente condicionante de la naturaleza del ciclo que comienza. Esto puede llevarnos a conjeturar que esta posición -el Hyleg-, podría llegar a tener una tremenda importancia en la carta. Pero en la práctica no es tan fácilmente observable el modo en que el planeta aspectando al Hyleg se manifiesta a través del desarrollo de la personalidad del individuo porque -no olvidemos-, este aspecto será compartido por todos los seres humanos nacidos a lo largo de como mínimo, un mes de tiempo real! El Hyleg es, por poner una analogía, la marca de una gigantesca eyaculación cósmica donde la vida intentará que al menos unos cuantos individuos encarnen como fruto de esa lunación, el proceso evolutivo inherente al planeta condicionante de esa lunación, a lo largo del devenir de sus existencias, y en el marco de la simbología cíclica soli-lunar en progresiones secundarias. Por poner unos ejemplos de personajes famosos cuyos Hyleg semblarían ser determinantes en el devenir de sus vidas a causa de su vocación citaría a: El Hyleg de Jacques Ives Cousteau, que está en aspecto a Neptuno. (Oceanógrafo) El Hyleg de Alexander Flemming está en aspecto a Plutón- Marte (Bacteriólogo)

El Hyleg de Antoine de Saint Exupery está en aspecto al solitario Saturno. (Autor de El Principito) El Hyleg de Carl Gustav Jung está en aspecto a los Nodos de la Luna. (Psicología del Inconsciente) Cada uno de estos individuos, y a través del pulso de las Lunaciones Progresadas, han manifestado algún aspecto particular del arquetipo fecundante a través de su vocación, su creación o su oficio. Este ciclo es muy peculiar, y su observación a través de la carta natal puede resultar muy revelador a la hora de plantearse la siguiente pregunta: ¿Que es aquello que la vida está intentando manifestar a través de mi existencia? Es posible que solamente unos pocos individuos tengan, al final de sus días, una respuesta a esta pregunta. Existe otra dimensión alrededor del tema de la Luna Progresada, y que se refiere a su observación conjunta con la Luna Progresada Conversa. Esta es la posición de la Luna a través de las Progresiones Conversas, que son las que colocan a la Luna mirando hacia el pasado anterior al nacimiento. Esta Luna forma un reflejo, o imagen espejo de la Luna Progresada, y viaja en el sentido contrario al de la Luna Progresada. Estos parámetros forman parte de observaciones e investigaciones de muy hondo calado y no son recomendables a no ser que uno tenga una idea muy clara de lo que anda buscando. La Luna Progresada y Saturno en Transito Existe una relación muy estrecha entre la Luna por Progresión Secundaria y Saturno por transito. Esto se debe en parte al hecho de que ambos cuerpos celestes están íntimamente relacionados con… el Tiempo. Los procesos de asimilación, formación, desarrollo y cristalización en el tiempo, tienen sobre el conjunto de la personalidad y sobre el devenir de la existencia un impacto irreversible.

Debido a nuestra estructura biológica estamos condicionados y condenados, como todos los seres orgánicos de este planeta, a movernos a lo largo de las coordenadas de un tiempo lineal. Esto en términos comunes quiere decir sencillamente que no podemos viajar en el tiempo hacia atrás, solamente hacia adelante. Cada decisión y cada acto que realizamos encauzan nuestra realidad en una única dirección que excluye todas las demás. Si ahora me voy al supermercado a comprar…me voy al supermercado a comprar. Si ahora me quedo escribiendo estas líneas…me quedo escribiendo estas líneas. ¿Tengo libre albedrío para escoger? Supongo que hasta cierto punto si, pero escoja lo que escoja, siempre tendré que dejar la otra alternativa fuera de este universo. La percepción de unas posibilidades ilimitadas de la conciencia, pertenecen al arquetipo Júpiter, no a la Luna ni a Saturno. Por eso, la observación conjunta de los movimientos de la Luna Progresada junto con los movimientos de Saturno por Transito nos ofrece una perspectiva muy clara de cómo se va tejiendo la trama de nuestro destino, a través de nuestra capacidad, o incapacidad de comprometernos de manera vital (Luna) y responsable (Saturno)…con las necesidades del instante. Porque aquí es donde se cuece el bacalao. Como diría mi maestra Liz Greene, en tono de seria advertencia: “Uno no puede, salvo en sueños, ni siquiera atreverse a concebir la integración de los procesos simbolizados por los planetas exteriores Urano, Neptuno, y Plutón, si uno antes no ha logrado consolidar una estructura contenida al interior de unos límites concretos, a través de su personalidad. (Saturno)” Es por eso que al prestar atención a La Luna Progresada y a Saturno por Transito simultáneamente obtenemos un claro parte de guerra, que nos describe los recursos a los que uno debe acceder (Luna Progresada por signos) para lograr pasar por el umbral hacia la auto realización (Saturno por Transito sobre las Casas natales). Saturno tarda 29.5 años en dar la vuelta al zodiaco. Eso es el mismo tiempo que tardan el Sol y la Luna Progresados en repetir por

primera vez el mismo ángulo reciproco que mostraban entre ellos el mismo día de nacimiento. La Luna Progresada tarda aproximadamente 27.5 años en dar la vuelta al zodiaco. Como estos datos revelan, estos ciclos están no solamente vinculados por una misma familiaridad simbólica, sino que además están conectados por sincronicidad en el tiempo. Cualquier lector que comprenda las bases sobre las que se sustenta el edificio del pensamiento astrológico, reconocerá inmediatamente la contundencia de estas consideraciones métricas, a la hora de calibrar con la máxima atención las imágenes derivadas de la observación simultánea de la Luna Progresada por Signo, del Ciclo Soli-Lunar Progresado, y del Tránsito Cíclico de Saturno a través de las casas Natales. La sincronicidad entre el Ciclo Progresado SolLuna, y el ciclo de Saturno por Tránsito, se hace evidente cuando tenemos en cuenta lo siguiente: Cada vez que Saturno hace una oposición a su posición natal, de manera simultánea el Sol y la Luna Progresadas se encontrarán en su fase opuesta a la fase natal. Vale la pena meditar sobre esto si tenemos en cuenta la importancia de estos tres astros en la descripción de la formación de la personalidad. Si tenemos en cuenta además el hecho de que la Luna por Progresión Secundaria avanza por el Zodiaco a casi la misma velocidad que Saturno por Tránsito, el aspecto o ángulo natal entre sendos cuerpos celestes en la carta Natal resultan de gran importancia, porque durante años y años, y al poner en movimiento la Luna por Progresión, y Saturno por tránsito, estos conservarán la misma relación angular que tenían originalmente en la carta natal. Aquí veremos cómo la misma estructura natal se va desarrollando en espiral a través del paso del Tiempo…limitado del que disponemos, y del Espacio…ilimitado de los diferentes campos de experiencia. Al combinar estos diferentes parámetros podemos sacar la siguiente conclusión como criterio de interpretación, sintetizándolo de la siguiente manera. 1 - El signo donde se halla La Luna Progresada nos indicará el modo en que se van asimilando las características simbólicas del signo, para responsabilizarse

del esfuerzo de integración personal a través de los retos y dificultades del campo de actividad de la Casa en cuestión por la que Saturno simultáneamente transita. 2 - La fase Soli-Lunar nos indicará algo acerca de la naturaleza de la voluntad solar, o como todas esas vicisitudes son en realidad el fruto de una intencionalidad Solar que intenta emerger a la consciencia, pero está condicionada por la necesidad de integrar ciclos enteros de experiencia, y de adaptación al entorno. Progresiones y Pronosticación Una rúbrica aparte merece el tema de la pronosticación, que no es otra cosa que la tentativa de localizar en un tiempo futuro eventos o tendencias. La Luna progresada es algo que se desplaza al interior de una dimensión simbólica de tiempo. Es natural por lo tanto que ofrezca una perspectiva muy clara de la cualidad simbólica del instante. Pero ese instante no es más que una fracción de tiempo al interior de un patrón cíclico muy definido. Como he sugerido ya anteriormente, desde una perspectiva global, en otras palabras desde una percepción consciente de la relatividad de todo fenómeno, no existen los instantes aislados. Cualquier cosa que ocurre en un momento dado está íntimamente ligado a lo anterior, e igualmente estará constantemente preñado de múltiples futuros posibles. ¿Que es aquello que determina que la expresión de una progresión adopte una cualidad y no otra? Esa es, como ya he apuntado anteriormente la verdadera pregunta que el sujeto ha de hacerse a cada recodo de su peregrinaje. Aquí os doy una de las claves secretas del criterio de observación de la Luna en las Progresiones Secundarias, porque es necesaria una gran dosis de honestidad para responder a la pregunta clave, que es nuevamente... ¿Hasta qué punto me estoy dando a la vida?

Solemos andar como chacales hambrientos buscándole beneficio a todo, alimento en todo, pero la Luna es un trozo de queso y una botella de vino en el zurrón de un viajero. Buscamos alimentarnos a través de la Luna, pero... y si nos preguntáramos: ¿Hasta qué punto estoy permitiendo que mi vida alimente el Alma del Mundo? Observar la cualidad de las vivencias propias comparándolas con la progresión lunar nos ofrece información de primera clase para poder cuantificar una respuesta, y nos ofrece además una información privilegiada para saber que es aquello que uno debe recordar para realinearse con el flujo del devenir de un cosmos del que formamos parte. No se trata tanto de saber lo que va a pasar, sino de aprender de lo que va a pasar para que cuando pase...uno lo sienta como parte de su camino...en vez de sentirlo...como un destino impuesto por una voluntad ajena a lo que uno alberga en sí-mismo. La Luna progresada en sinastría Se denomina sinastría al ejercicio de comparar dos cartas natales en busca de información acerca de las posibles compatibilidades o incompatibilidades entre dos personas cuyas vidas entran en relación. La sinastría es por lo tanto una de las más difíciles de entre las artes astrológicas, entre otras cosas porque es muy difícil establecer criterios consistentes acerca de lo que es compatible o incompatible. Además, las personas no son compartimentos estancos y las relaciones funcionan como vasos conductores, donde se reparten los contenidos de las maneras más sorprendentes e inimaginables. Uno de los parámetros mas importantes en la comparación de las cartas sería evidentemente las posiciones respectivas de las lunas de ambos individuos, y ciertamente se pueden destilar conclusiones razonables al comparar las posiciones de la luna natal por signo y casa entre dos personas, y por supuesto

teniendo siempre en cuenta cual es la naturaleza de la relación, -parentesco, negocios, convivencia etc. -. En líneas generales, se puede decir que dos lunas que se encuentren en el mismo elemento tienden a entenderse, porque la cualidad prensil o vinculante opera de un modo familiar a ambas. Algo similar sucede entre las lunas en Aire y Fuego por un lado, y las lunas de Tierra y Agua, por obvias razones ya que Aire y Fuego se inflaman mutuamente, mientras Agua y Tierra fertilizan en su contacto. Aire y Fuego sin embargo dificulta la estabilidad, mientras la combinación Tierra y Agua puede ser excesivamente estática. Las lunas en signos opuestos suelen fascinar desde lejos y crear situaciones tremendamente pasionales y dinámicas, pero quizás no tanto como las lunas en signos en cuadratura, que reflejan una gran tensión debido a impulsos instintivos que se dirigen en direcciones muy diferentes. Estos criterios de interpretación básicos en cuanto a la sinastría lunar entre dos cartas, quedan filtrados bajo un nuevo prisma gracias a las progresiones secundarias de la Luna por signos en cada una de ellas, hasta el punto que pueden perfectamente describir, en el tiempo, ciertas vicisitudes de una pareja, matizando en gran medida el significado potencial de la combinación natal.

El ciclo de fases soli -lunares Cada 29.5 días, el Sol y la Luna reproducen una conjunción entre ambos. La Luna es invisible en esta fase, y se encuentra al interior de la órbita terrestre alrededor del Sol. Desde el segundo día tras la Luna Nueva, y hasta la Luna Llena cuando la Luna alcanza su máxima distancia al exterior de la órbita descrita por la Tierra alrededor de su estrella, vemos como la Luna, abriendo su ángulo con respecto al Sol, va reflejando una cantidad cada vez mayor de luz, para ir luego menguando su luminosidad mientras se vuelve a acercar en su órbita hacia el interior, para desaparecer en la oscuridad durante varios días alrededor de la Luna Nueva siguiente antes de emerger de nuevo a la luz. Este ciclo mensual es la base de todo calendario lunar, que en tiempo real dura 29.5 días, y en tiempo simbólico, es decir, por progresiones secundarias, dura 29.5 años. Este ciclo de 29.5 años, desde la perspectiva de las Progresiones define uno de los mas sutiles parámetros de estudio acerca del sentido y propósito del devenir de una existencia. Este ciclo en progresiones secundarias, no nos habla en detalle acerca de ningún evento en concreto en la vida de nadie, sino que nos indica de que modo algunos eventos se inscriben al interior del significado global de un ciclo de evolución de 29.5 años. El ciclo soli-lunar nos describe una historia, o mejor dicho el hilo conductor que da continuidad a una serie de eventos, como si de un guión oculto se tratara en muchos casos. Pero no en todos los casos encontraremos que nuestra vida se explique en función de este ciclo, porque quizás nuestra historia personal no está condicionada en muchos casos por este ciclo... pero quizás si. Vale la pena echarle un buen vistazo por si acaso. Mi experiencia me ha mostrado que este no es un parámetro universalmente aplicable, lo que no resta valor a su observación porque cuando el hilo conductor aparece, lo que vemos es como en el transcurso de una vida, el

devenir del individuo se va alineando con un tipo de impulso motriz o entramado arquetípico, o voluntad solar que puede aportar una gran perspectiva y un sentido al viaje personal por la vida. Normalmente, definimos nuestra versión oficial de los hechos, es decir nuestra representación auto-biográfica en función a una necesidad de encontrar una coherencia, una continuidad, un sentido y un propósito a la secuencia de experiencias que amalgaman nuestra historia personal. Eso es importante entenderlo, porque en realidad pocos son dueños de su devenir, y casi todos viven en función de lo que el azar de las mareas ha arrastrado hacia su playa. Una biografía puede ser así un mero recuento de aleatorias secuencias, causas y efectos en sucesión cronológica. Como la sucesión cronológica de aquel que se despeña rodando por unas escaleras. El azar de los encuentros fortuitos, la suerte o la mala suerte, las influencias del entorno que condicionan constantemente a hacer, decir, pensar y sentir esto o lo otro... improvisando decisiones al paso... justificando sus errores... maldiciendo a este o a aquel... refugiándonos en una ideología política, un sistema de creencias, etc...o sea lo cambiante de la Luna y el pan de cada día. Puede ser que nos perpetuemos en este molde. O puede ser que el devenir de la existencia contenga una posibilidad distinta. Una línea, una continuidad conceptual, una voluntad profunda, un plan maestro, una flecha lanzada al vacío en busca de una diana. El ciclo Soli-Lunar progresado es un marco de referencia simbólico sobre el cual cartografiamos el recuento de nuestras experiencias, a la búsqueda de un hilo conductor que muestre de que manera experiencias distantes en el tiempo y aparentemente inconexas entre si, en el fondo, participan de un significado por el mero hecho de emplazarse en nódulos secuenciales que los vinculan a un patrón mas amplio. Recordad que la luz de la luna es luz solar. Al considerar el Sol como fuente de la luz lunar aparece el elemento masculino de la determinación firme. La Luna no hace más que cambiar constantemente, pero el Sol ancla la realidad bajo la luz de una voluntad inflexible.

Como si algo estuviese intentando manifestarse a través de los aparentemente caóticos rebotes que desde la cuna hasta la tumba… descienden a lo largo de las escaleras. En ocasiones, es como si un intangible daimon guiara nuestros pasos en una sutil dirección hacia algo, que solo cuando lo observamos desde la distancia aparece visible, pero que de entrada escapa a una percepción ordinaria del por qué las cosas ocurren de una manera y no de otra. Alinear la atención en esa dirección, e incorporar conscientemente ese sentido de propósito solar puede facilitar la comprensión del instante como parte de un proceso cíclico inherente a la expresión de todo lo que en la vida va aparentemente sucediendo de forma caótica. Al igual que con las progresiones de la Luna por los signos del Zodiaco, este otro ciclo imprime un orden y una secuencia natural, pero su naturaleza es mucho mas sutil, y por tanto el ejercicio de reflexión necesita un movimiento mucho mas profundo para llegar a captar su sentido. La astrología mide el tiempo y el espacio, y todas sus herramientas en el fondo van destinadas a ofrecer al navegante una orientación acerca de su rumbo y posición en el océano de la vida. El ciclo soli-lunar es una de las mas sutiles y misteriosas de entre estas herramientas, y debe ser tomada como tal. Todo en la vida tiene un punto de origen y un lugar de destino. La astrología nos sugiere que todo se manifiesta como partes al interior de un engranaje cíclico que opera en incontables niveles y dimensiones. Cuando el astrólogo reconoce que un individuo se halla en un punto determinado de un ciclo, su misión consiste en ayudar a hacer comprender aquello que ese estadio del ciclo está exigiendo de uno en ese momento, sea para concretar un objetivo, o para detener una inercia que a uno le aleja de la posibilidad de afinarse con un cierto orden cósmico que suponemos inherente a cada instante del camino.

Las progresiones tienen una cualidad inherente que imprime un movimiento, tan pausado de la carta natal, que puede ser tomado como una disciplina-guía, una especie de Tai-Chi, una herramienta de sincronización en el gesto correcto para cada circunstancia. Las ocho fases del ciclo La división del ciclo soli-lunar establece ocho sectores de 45º cada uno partiendo desde la conjunción Sol-Luna (Luna Nueva), formando un marco donde observamos las diferentes características del despliegue del ciclo, en función de la distancia alcanzada por la Luna Progresada respecto al Sol Progresado, para cumplir una misión que durará 29 años. Fase 1. Luna Nueva. De 0 a 45º Fase 2. Creciente. De 45 a 90º Fase 3. Cuarto Creciente. De 90 a 135º Fase 4. Gibosa Creciente. De 135 a 180º Fase 5. Luna Llena. De 180 a 225º Fase 6. Gibosa Menguante, o Diseminante. De 225 a 270º Fase 7. Cuarto Menguante. De 270 a 315º Fase 8. Balsámica. De 315 a 360º Como veremos más adelante en La Rosa de Alejandría, cada fase contiene simultáneamente cuatro sub- fases. Cada una de estas 8 fases refleja esencialmente un tipo de energía disponible desde un orden secuencial, en la manifestación de un impulso vital. De un modo muy sutil, esta energía puede ser visible desde la mismísima fase lunar en la que uno nace, y veremos en el plano de la personalidad, una serie de rasgos energéticos diferenciados en función de esa fase lunar natal. Los individuos nacidos durante una Luna Nueva por ejemplo, despliegan características algo diferentes si la Luna ha pasado ya por la conjunción exacta, o si al contrario está a punto de hacer la conjunción exacta con el Sol, porque en el primer caso lo que obtenemos es una gran inocencia y

espontaneidad, como si uno no pudiese claramente distinguir las consecuencias de sus propios procesos impulsivos. En el segundo caso, el individuo suele actuar como catalizador de situaciones finales, como si se vinculase con la vida desde aquello que ya ha quedado atrás, y que hay que trascender, siendo algunas de estas personas individuos soñadores, con ciertos dones proféticos. Esta diferencia es muy tangible incluso si ambas luminarias se encuentran, en las dos cartas, en un mismo signo y casa. La fase lunar marca una diferencia. Estas consideraciones podrían ser secundarias, si las contrastamos con las cualidades por signo y casa de las luminarias en la carta natal, pero en progresiones la cosa cambia. A continuación veamos cómo se despliega el sentido del ciclo a lo largo de sus fases. El Héroe y el Dragón El Héroe y el Dragón son la personificación de la dualidad Luz-Oscuridad. La mitología de todas las épocas describe el combate entre el héroe y el dragón, añadiendo los personajes circundantes como son la princesa, el rey-padre desterrado, y otros. Asociando las cinco etapas en el modelo de evolución de la figura del héroe en relación con su dragón; el Huérfano, el Vagabundo, el Guerrero, el Mago y el Ermita con las diferentes fases de la Luna, intento únicamente evocar la naturaleza arquetípica de este ciclo, ya que es muy difícil pronosticar ningún evento en concreto en función de estas fases en la vida de un individuo, a no ser que la voluntad solar haya conseguido impregnar el devenir de la existencia del individuo en una dirección muy clara y definitiva.

Fase 1. Luna Nueva. De 0 a 45º

Todos nacemos en una fase Soli-Lunar que tiene su origen en una Luna Nueva anterior al nacimiento, pero en el transcurso del primer mes de vida tendrá lugar en el cielo nuestra primera Luna Nueva desde el nacimiento. En Progresiones Secundarias, el año de la Primera Luna Nueva Progresada es importante, ya que hasta entonces todo lo que uno haya experimentado no deja de ser parte de un ciclo cuyo origen es anterior al nacimiento. Todo lo que ocurre en la vida con anterioridad a esta primera Luna Nueva, sigue siendo el resultado de una herencia. Esta primera Luna Nueva, contiene potencialmente el germen de un primer paso en un proceso de individualización, donde aquello que se genera, es ya el fruto de la síntesis de una experiencia propia. Durante una Luna Nueva Progresada, la vida genera un impulso nuevo, y si el impulso es lo suficientemente nítido y fuerte, podremos ver como todo a lo largo de los 29 años siguientes, la imagen implícita al impulso buscará exteriorizarse en el entorno primero, luego interiorizarse como elementos integrantes de la personalidad para poder generar una nueva imagen en el ciclo siguiente. Lo que ocurre, es que este impulso rara vez se manifiesta durante la Luna Nueva como algo que en ese momento uno pueda reconocer como trascendente o definitivo, porque está ocurriendo en la oscuridad, o a un nivel subconsciente. Un sueño, un libro que uno lee, una impresión aparentemente pasajera, una acción impulsiva, o un evento fortuito. Lo que se cuece durante una Luna Nueva es a menudo difícilmente observable, porque en la oscuridad de la

noche, uno no distingue bien hacia donde le dirigen sus pasos, y esta suele ser una época de confusión ya que aunque se hace patente que algo está quedando obsoleto en el pasado, uno aún no ve con claridad lo que hay por delante en el futuro. Poco después de la Luna Nueva, ella comienza a hacerse visible al ojo del observador como un fino arco de luz en el cielo del atardecer, tras haber permanecido en la oscuridad durante unos cuatro días. Simbólicamente, por Progresión Secundaria esta fase cierra el periodo de cuatro años de oscuridad alrededor de la Luna Nueva Progresada. No se debe entender connotación negativa alguna al hablar de la oscuridad de la Luna, porque toda forma que emerge a la vida requiere un periodo de gestación, y la gestación requiere oscuridad. No hay resurrección sin muerte, ni día sin noche, ni conciencia sin conexión con lo inconsciente. Lo importante aquí, será dejarse llevar por el instinto, tomar iniciativa con entusiasmo, iniciar movimientos o procesos nuevos en la propia vida dejando salir lo que uno lleve por dentro, tanteando aunque uno no sepa claramente lo que es. El héroe es aún solamente un niño...y ha quedado huérfano. Posiblemente veremos mas adelante en el ciclo que era aquello que comenzaba entonces. La segunda Nueva Luna Progresada, acontece en la madurez, y abre la posibilidad de un nuevo renacimiento a un nivel más individualizado. El individuo cuya Luna empieza a emerger a la luz intuye que va a algún sitio, pero ese sitio es aún desconocido, y lo entrevé apenas como un sueño. Uno continua actuando desde un impulso ciego e instintivo hacia la extroversión. Esta fase Luna Nueva culminará con la semicuadratura creciente entre el Sol y la Luna Progresadas, y ese momento corresponderá con algún tipo de confrontación con lo aparentemente externo, que en realidad será una confrontación con los fantasmas que, arrastrados del pasado, se proyectan sobre su entorno. Esta fase corresponde al abandono de la matriz del pasado y del encuentro mítico del joven e inexperto héroe que atisba por primera vez el dragón.

Fase 2. Creciente. De 45 a 90º

La Luna Nueva simboliza el instante en que se genera el impulso de las fuerzas fecundantes del ciclo, y la fase 2 coincide con el emerger de ese impulso a la luz de las circunstancias exteriores. Esta segunda fase coincide con el momento en que en el cielo la Luna se ha distanciado lo suficientemente del Sol como para empezar ella a iluminar las últimas horas de la tarde. Una energía potentemente expansiva se exterioriza en esta fase, aunque ésta sigue siendo una fase impulsiva, donde uno continua probando esto o lo otro, explorando, experimentando, buscando en el entorno ver el reflejo de aquello que uno genera. Es por lo tanto un periodo que puede estar marcado por el dilema entre lo viejo y lo nuevo. Uno está intentando exteriorizar un impulso nuevo, buscando una dirección concreta, pero al mismo tiempo existe una interferencia interna causada por la inercia y las costumbres de antiguos moldes en el modo de pensar o sentir, o como si las responsabilidades y cargas del pasado aún se resistieran a ceder al nuevo impulso. A menudo, y justo al principio de esta fase -o incluso antes, con la Luna a 30 grados del Sol-, se produce algún tipo de choque o enfrentamiento con una realidad exterior que parece bloquear el paso, sin embargo hay una fabulosa lección en esa eventualidad porque aquello con lo que uno se enfrenta, podría

por primera vez mostrar el rostro de aquello a lo que el héroe deberá dedicar su atención para desarrollarlo como cualidad propia. Esta especie de neurosis pasajera, si es derrotada abrirá nuevos caminos, permitiendo al individuo una cada vez mas creciente capacidad de exteriorizar su imagen, definiendo la dirección mientras va descartando opciones baldías. El joven héroe, batido en un primer encuentro con el dragón, es forzado a la huida, y se convierte en vagabundo. Esto quiere decir que uno espera dejar atrás su dragón. El héroe aún no sabe lo que le espera. Quizás durante la Luna Nueva uno ha cambiado de vida, y sin embargo, la vida nos demuestra que en la mayoría de los casos, y aunque uno cambie de casa, de trabajo, de país o de pareja, para empezar una nueva vida, al cabo de un par de años, todas las contradicciones internas se habrán desplegado de nuevo en su nuevo entorno. Esta fase lunar muestra que todo aquello que al comenzar, se va manifestando en la vida, no es realmente nuevo sino posiblemente la repetición de un patrón anterior.

Fase 3. Cuarto Creciente. De 90 a 135º.

90º es aquí el Cuarto Creciente de la Luna. La Luna aparece en el zenit mientras el Sol se pone en el horizonte, y su apariencia es la de un semicírculo perfecto. Una mitad iluminada, otra mitad en la sombra. A partir de este momento, la luz comenzará a prevalecer sobre la sombra, situación que perdurará hasta el Cuarto menguante, 14 días mas tarde. El aumento de la luz implica que la dimensión objetiva empieza a predominar sobre lo subjetivo. Hay visibilidad nocturna. En el Ciclo de Lunación Progresado, el Cuarto Creciente representa un momento crucial en el que uno tiene que tomar decisiones y actuar valientemente en consecuencia. Esta es una crisis de acción, y el ser habrá de movilizar todas sus energías en una dirección concreta, con el fin de dotarse de los medios que le permitan obtener sus fines a largo plazo. Ya no es momento de mirar atrás ni de dudar. Hay que romper definitivamente con el pasado para hacer de su vida un campo fértil sobre el cual el impulso vital engendrado durante la Luna Nueva Progresada anterior pueda prosperar. Eso se traduce en la necesidad de dar prioridad a las formas, actualizar u objetivar la imagen concreta. Aquí se impone una decisión drástica, y una crisis de acción donde hay que acabar rompiendo definitivamente con el pasado si uno quiere darse la oportunidad de ver frutos durante la Luna Llena. Uno tiene que enfocar toda su energía y su voluntad deliberadamente y en una

dirección definida con el fin de obtener unos resultados concretos que uno ya ve posibles como la plenitud de la Luna Llena hacia la que se dirige. Es importante no caer aquí en la categorización de luz con bueno y oscuridad con malo, porque todo es dual, y aunque la luna ilumina el mundo de lo concreto, lo concreto representa la oscuridad para lo abstracto. La vida nos exige en esta fase una encarnación, y a eso es a lo que hay que entregar la fuerza espiritual de la imagen inicial. Hay que darse al mundo, establecerse en él con coraje y con decisión. Si las inercias del pasado predominan, aquí en esta fase podrían truncarse las posibilidades de un verdadero alumbramiento y un auténtico logro en la fase Luna Llena. Esta fase coincide con el momento en que el héroe se da cuenta de que no podrá huir indefinidamente del dragón, sino que tendrá que enfrentarse a él, porque no importa lo que haga, o a donde vaya, el dragón siempre aparece en su horizonte. Una cuadratura es un cambio de dirección, el héroe ya ve con claridad las posibilidades, y la necesidad de salir victorioso y derrotar al dragón. Para ello, ha de dejar de ser un vagabundo y convertirse en cambio, en un guerrero. Ahora sabe que vaya donde vaya el dragón siempre le acecha, y ya no vale la huida. Le espera una batalla, para la cual ha de prepararse.

Fase 4. Luna Gibosa Creciente. 135 a 180º.

Cuando la Luna alcanza la primera sesqui-cuadratura al Sol, entramos en la fase 4 del ciclo, que durará hasta el momento de la oposición, o Luna Llena. Esta fase está a menudo condicionada por el hecho de que uno está intentando alcanzar aquello que se ha marcado como objetivo. El impulso deja de ser espontáneo, y aquí se convierte en un esfuerzo deliberado por lograr sobrepasar los últimos obstáculos en vista de una realización concreta. Es un periodo de intensa dedicación y de esfuerzo continuado por mejorar su rendimiento y sus capacidades, buscar en suma la más excelente o perfecta expresión de la imagen. Algo que ocurre durante esta fase es que uno empieza a darse cuenta que en la realización de sus objetivos uno tiene que contar primordialmente con su propio esfuerzo, aceptando las limitaciones impuestas por un entorno frente al cual solamente la voluntad deliberada de conseguir lo que uno se propone hará la diferencia. La cualidad solar está alcanzando su plenitud. Cualquier impedimento o limitación o insuficiencia personal es experimentado en este momento con agudeza. Aquí lo importante es continuar su trabajo sin ceder en el empeño. Sin embargo puede ocurrir que si el impulso, la motivación, o las herramientas son insuficientes o uno se percata en este momento que el esfuerzo no da el resultado esperado, o que quizás el camino escogido no es finalmente lo que uno deseaba, puede acentuarse una neurótica insatisfacción. Si uno ve que el resultado no consigue estar a la altura de las expectativas, es posible entonces experimentar aquí, en esta fase, los primeros síntomas que revelarán como se

empezará a desintegrar el objetivo. Entonces puede aparecer una alternativa o dirección nueva hacia la que uno empieza a dirigir sus esfuerzos. Lo que hará en parte que el esfuerzo triunfe será el grado de convicción interna, porqué éste tiene que continuar haciendo lo que está haciendo. El héroe, convertido en guerrero libra aquí sus batallas en su camino hacia la cima, derribando uno tras otro los obstáculos, o comienza a desfallecer en su intento. Cuando se observa este fenómeno de los ciclos, el astrólogo puede profundizar en su comprensión de la naturaleza de los aspectos astrológicos. En este caso, esta fase coincide con la sesquicuadratura y el quincúncio crecientes, que cómo aspecto entre dos planetas de una carta natal simbolizan que en su ciclo genérico, ambos planetas están en esta fase particular, sometidos a esta tensión intrínseca.

Fase 5. Luna Llena. 180 a 225º.

La Luna Llena ilumina el rostro de la noche desde la puesta de Sol hasta el amanecer. Este es el momento en que las Progresiones Secundarias nos mostrarán el alcance de aquello que surgió, como un fino brote, 14 años antes durante la Luna Nueva. La Luna Llena puede coincidir con el momento cumbre de todo el ciclo, la cima del éxito, el reconocimiento, el triunfo. El fruto del esfuerzo está allí delante de los ojos, completamente visible, para bien...o para mal. Para bien si los esfuerzos son coronados con el éxito. Para mal, si lo que se cosecha no logra dar a luz un sentido coherente, y la manifestación visible resulta ser totalmente diferente, diametralmente opuesta, o irreconocible a la imagen original que sopló vida a todo el primer hemiciclo. Justo antes o durante la Luna Llena veremos como algo se desintegra con gran velocidad. Puede que uno alcance la imagen, solo para descubrir, como aquel que ascendió a la montaña, que una vez allá arriba...a uno ya solo le queda volver a bajar. Se dice que la Luna Llena es la de los locos, y la de las criaturas bestiales que devoran a los inocentes. El imaginario popular nos muestra aquí lo que ocurre cuando el resultado de toda la experiencia es el fruto desvirtuado de lo inconsciente. Una Luna Llena puede ser recordada como una época gloriosa, la consecución de los sueños, la integración perfecta entre lo interno y lo externo. La forma, y la idea se manifiestan en la perfecta creación.

O la Luna Llena podría ser el despertar al interior de una pesadilla, donde la escisión interna se muestra en el espejo de las circunstancias, bajo la forma de situaciones o vínculos insostenibles. Quizás uno tenga que separarse de algo o alguien, cambiar de rumbo completamente en la vida, porque por muy exitosa que haya sido la plenitud de la Luna, algo tiene que cambiar de dirección. Uno no puede seguir en la misma línea, porque se han alcanzado unos límites. Aunque el resultado del proceso sean los laureles de la gloria. Bienvenido sea el éxito y enhorabuena. A partir de aquí, la oscuridad empezará a reclamar sobre la luz la posesión del astro lunar. Empieza el hemiciclo menguante. La interiorización de la experiencia. La luna Llena representa el resultado del combate del héroe con su dragón. En este combate, el guerrero descubre que el dragón es una parte de su propia naturaleza con la que está luchando. Al constatar aquello, el héroe sabe que tendrá que abandonar la espada, pues da igual cuantos dragones aniquile con ella, el dragón debe ser transformado, no derrotado. Empieza a dejar el camino del guerrero para convertirse en el mago. El mago o alquimista que parte en la búsqueda de las claves de la transmutación y la reunificación de los opuestos.

Fase 6. Luna Gibosa Menguante. 225 a 270º

En esta fase, la Luna va surgiendo por el horizonte nocturno cada vez más tarde, y la cara iluminada de la Luna va disminuyendo cada día. Uno continúa en una fase donde la objetividad del mundo sigue predominando con todo el aspecto social y cultural que ello implica. Puede que uno continúe haciendo lo mismo que venía haciendo desde años, y sin embargo la acción quizás deja de tener la misma importancia. Quizás es entonces la cualidad o el sentido de lo que uno hace, más que la acción misma lo que a partir de ahora empieza a importar. Aquí se desarrolla un fuerte sentido de responsabilidad, mientras su función a nivel de grupo, o de compromiso social se acentúa. Si la Luna Llena coincidió con un éxito, aquí uno empieza a darse cuenta de la importancia que tiene comprender el significado de lo que uno hace más allá de las apariencias. Podemos haber adquirido cierta estabilidad y dominio mientras aún nos alimentamos del fruto de los esfuerzos del pasado, pero hay una vitalidad menguante, no hay la misma motivación, quizás uno siente que su vida está quedando atrapada en unas ciertas rutinas o automatismos. Sin embargo el fruto de sus esfuerzos anteriores deja de ir dirigido hacia una realización personal, mientras que el deseo de compartir con otros lo que uno ha aprendido crece poco a poco.

Simbólicamente una Luna Llena es una panza llena, y el inicio del hemiciclo menguante es la digestión. Aquí aparece el riesgo de perderse en una especie de fijación fanática que impide ver la necesidad de empezar a cuestionar ciertas creencias que han alimentado su concepto de vida. Aquello que uno sentía como el resultado de un impulso y voluntad personales se va diluyendo mientras se va tomando conciencia del aspecto colectivo de todo, incluso de lo individual. En esta fase, el individuo tiene que ir destilando el significado de sus actos. El héroe, envuelto en el manto del mago, está aprendiendo a perfeccionar su voluntad, a comprenderla como clave de su realidad. Se interesa por la alquimia, y comprende que no es la obtención del oro material el objetivo de la obra, pero la comprensión de la piedra filosofal, la clave de todas las transmutaciones. Ya no es ni la reivindicación del padre que el huérfano no tuvo, ni la dominación del mundo a través de su poder personal lo que le motiva, si no la comprensión interna del dragón, lo que ha de condicionar todas las experiencias del resto del ciclo. Los quincúncios y sesquicuadraturas entre el Sol y la Luna en esta fase, también llamada diseminante, son símbolo de este proceso, y su cualidad es muy distinta, al ser aspectos menguantes, no crecientes. Esto último es primordial para entender el significado de la fase siguiente.

Fase 7. Cuarto Menguante. 270 a 315º.

Al llegar a la segunda cuadratura entre la Luna y el Sol, pero esta vez en su ciclo menguante, la luna está nuevamente visible en el Zenit con el Sol en el horizonte, pero esta vez al amanecer, no al anochecer. Llegamos así al último cuarto del ciclo, y a partir de aquí, la oscuridad empezará a predominar sobre la luz durante los siguientes 14 días. Las cuadraturas implican crisis, pero esta es muy diferente de la crisis del Cuarto Creciente. En el Cuarto Creciente el individuo emergía de la matriz del pasado, y necesitaba tomar acción de modo decisivo para exteriorizar su individualidad, mientras que aquí, las fuerzas de lo colectivo predominan sobre lo individual, y la crisis tiene lugar a nivel de conciencia. Un extraño sentimiento de soledad parece infiltrarse, como si algo en uno mismo empezara a dirigir la mirada hacia el interior, y puede ser que uno tenga que empezar a des-identificarse de ciertas facetas de su persona social o de sus ambiciones mundanas al entender que ningún esfuerzo personal, por muy exitoso que sea, ha de durar para siempre. El sentido de la función que uno ocupa en el colectivo, hacia otros, o el significado que los actos propios tienen por lo que representan, en vez de por lo que se logra, le llevan a uno a empezar a cuestionarse. Este cuestionamiento puede llevar a dirigirse hacia la filosofía o la historia en búsqueda de aquello que a través de las lecciones de la propia experiencia, empezamos a entender como experiencia común al colectivo. Las energías psíquicas se van interiorizando cada vez mas, mientras uno

descubre sus propias lagunas, y va comprendiendo que para regenerar su universo personal, tendrá que ir desprendiéndose de las formas que le dieron sentido a todo el impulso vital del ciclo que se acerca hacia su último tramo. Puede que el Cuarto Menguante coincida con la desaparición de algo, o alguien que fue muy importante en el pasado. Si el individuo no entiende el sentido y la importancia de la interiorización, puede que la crisis de conciencia se limite a una creciente desesperación al no poder perpetuarse la voluntad en sus formas, en sus sueños, ni en sus logros. El Héroe-Mago, abandona los alambiques de su laboratorio al polvo, porque comprende que la verdadera transmutación es interior. Las herramientas que había aprendido a manejar, ya no le sirven para introducirse en la dimensión a la que se enfrenta, porque los logros externos de la Luna Llena están quedando cada vez más atrás, en el pasado. Una nueva dirección se impone. El Mago comienza a transformarse en Ermitaño.

Fase 8. Luna balsámica. 315 a 360º.

Astronómicamente hablando, la fase balsámica se caracteriza por el oscurecimiento total de la Luna, lo que sugiere que la Luna está recibiendo la luz solar…sobre su cara oculta. Las noches son oscuras. Esta fase en general, coincide con una época de la vida en la que estamos siendo testigos del ocaso, la desintegración, o desvitalización de un ciclo entero de 29 años que comenzó durante la última Luna Nueva. Lo más característico de esta fase es un sentimiento de confusión, teñido de añoranza y melancolía por tantas cosas de la vida que uno siente que está dejando atrás. Viejos modos de pensar o de sentir, que si bien en otra época aportaban luz y sentido, ahora ya van quedando obsoletos. La calidad de una fase balsámica dependerá de nuestra capacidad de comprender…y aceptar, que lo que a uno le toca ahora, es acabar desprendiéndose de las viejas formas. Cuanto más uno se aferre al pasado, más doloroso y caótico será el proceso, hasta el punto de poder caer en el victimismo, o buscar escapatorias artificiales, dándole la espalda a la realidad. En ocasiones, esta fase puede coincidir con el hecho de verse atrapado en situaciones en las que aparentemente uno ha perdido el control, y que son el resultado de decisiones y actuaciones pasadas. Esta aparente perdida de voluntad, es paradójicamente una gran oportunidad, porque lo que ocurre aquí es que uno puede a través de esto comprender hasta qué punto la voluntad personal, y la auto-afirmación egóica, no son nada comparadas con las fuerzas del inconsciente que subyacen

bajo la superficie de nuestros deseos. Lasitud, o actitudes derrotistas pueden ser el síntoma de una personalidad que está viendo sus murallas derrumbarse. Pero si uno puede entregarse a ese proceso con fe y confianza en la vida, paradójicamente ahí mismo comienza a germinar una nueva semilla de futuro, porque la fase balsámica no es solo la desintegración, sino también la muda de piel y la gestación necesaria a un nuevo ciclo vital. De ahí la importancia de sacar conclusiones prácticas y positivas de todo aquello que uno ha vivido y aprendido en el proceso. La fase balsámica puede sin embargo revelarse como un periodo de intensa productividad y actividad interna. Vincularse en obras altruistas, o escribir, o dejar testimonio de lo que uno ha destilado como esencia de lo aprendido a lo largo del ciclo. Un nuevo punto de partida se prepara en la vida, y a menudo es precisamente en esta fase del ciclo donde aparece algo nuevo e inesperado, que fertilizará el ciclo a venir. El héroe alcanza aquí la síntesis. El dragón y él, vuelven a ser Uno. La hora del olvido está a punto de llegar, y el Ermitaño dibuja en el cielo los signos cifrados, los códigos de la continuidad, las claves de la memoria que han de iluminar el camino para aquellos que vengan después. Al hacerlo, recibe en los trasfondos de su alma, el impulso generador de una nueva vida. Acepta el final, y se deja llevar hacia la grieta de los mundos, hacia un nuevo amanecer.

La Rosa Azul de Alejandría El ciclo soli-lunar en progresiones secundarias no es complicado de calcular, pero es uno de los más sutiles y escurridizos parámetros de medida que la astrología nos ofrece. Pocos son capaces de entender el significado más profundo de este ciclo porque para poder penetrar en ello, uno debe primero abandonar la nefasta manía de buscar únicamente una información con la que auto complacerse. ¿De qué sirve plantarse delante de los misterios del universo si la única pregunta que a uno se le ocurre es... ¿y qué hay de lo mío? Qué hay de lo mío es la respuesta instintiva, constante e inevitable en la que toda criatura viviente se agita sin cesar, y aún siendo clave para la supervivencia, es una limitación paralizante en la búsqueda de la sabiduría, porque carga al ser con un peso que le impide zafarse del encajonamiento en la insatisfacción de la percepción egóica. Esta actitud egóica, si bien es sana y necesaria para enfrentarse a la mayoría de los retos cotidianos sin dejarse devorar por los depredadores, se vuelve pestilente cuando se disfraza de una supuesta conciencia espiritual. Frente a la casi insoportable intrascendencia de la efímera vida humana, no hay nada como regodear-me frente a un espejo cósmico adornado de héroes, princesas, dragones y dioses olímpicos, y en su adulador reflejo me abandono para sentirme especial e importante. Hay quienes pretenden sostener la astrología en su mano como el cáliz de la sabiduría cósmica que devuelve al individuo las claves de un sentimiento de pertenencia con el Cosmos mientras que en realidad, y demasiado a menudo, la práctica astrológica se reduce a una parafernalia de clichés regurgitados que resultan ideales para fomentar las fantasías egomaníacas de personas anquilosadas en la futilidad.

La neurosis típica de quien se obsesiona con su carta natal oscila entre la descabellada creencia en la posesión personal de las fuerzas cósmicas; “Mi Júpiter, mi Venus, yo tengo a Marte en...” …y una especie de hipocondría debilitante desde donde uno se siente el centro de atención y la víctima de malvadas conspiraciones planetarias; “Neptuno me hará una cuadratura el año que viene...oh dios pobre de mí!” Evidentemente desde este estado de cosas es muy difícil llegar a ninguna parte. Cada uno de nosotros es el campo de experimentación de la vida, no nos cabe duda, pero sabemos que la vida tiene objetivos propios para los cuales está dispuesta a sacrificar a millones de individuos, si es necesario, con tal de obtener sus objetivos. La vida derrocha sin cesar, y da oportunidades a sus criaturas que raramente son aprovechadas. La Rosa Azul de Alejandría es la rosa inalcanzable, imposible, de la perfección y ha de ser buscada en el basurero de todos los sufrimientos. Es el símbolo del logro máximo de una vida plena de sentido y belleza. Me he tomado la libertad de nombrar así el mapa que presento en este capítulo, diseñado a partir de un modelo de Alexander Ruperti, quien fue discípulo de Dane Rudhyar, y que hace años desarrollé más allá del modelo original en el que se inspiraba. El ciclo soli-lunar en las progresiones secundarias -me parece a mí-, es un parámetro que describe nuestro devenir únicamente desde donde nuestra existencia resulta de utilidad...para la vida misma. El gráfico siguiente, es una manera de representar el ciclo soli-lunar dividiéndolo en hemiciclos concéntricos que tienen cada uno de ellos un punto

de partida en una de las cuatro fases principales del ciclo y un punto de destino en la fase opuesta.

Cada uno de estos hemiciclos tiene por lo tanto un hemiciclo opuesto, que es un reflejo invertido del mismo, y el significado de cada par de hemiciclos está determinado por la cualidad energética (astronómica) o simbólica (astrológica) de los polos opuestos que definen su mutabilidad en su comienzo y en su final. En el gráfico, vemos que desde la Luna Nueva hasta la Luna Llena, moviéndonos en el sentido contrario de las agujas del reloj, encontramos el hemiciclo de la Exteriorización, mientras que de la Luna Llena a la Luna Nueva estamos en el hemiciclo de la Interiorización. Evidentemente, esto es así no solamente por el factor de luminosidad ora creciente, ora menguante, sino también porque astronómicamente estos hemiciclos describen el movimiento de alejamiento primero, y después de acercamiento de la Luna con respecto al Sol. El segundo “par de pétalos” divide el ciclo en otras dos mitades, desde el Cuarto Creciente al Cuarto Menguante, que es el hemiciclo de la Objetividad y Desde el Cuarto Menguante hasta el Cuarto Creciente, definiendo el hemiciclo de la Subjetividad. La analogía simbólica aquí se presenta por el hecho de que el hemiciclo de la Objetividad se caracteriza por el tramo de recorrido de la Luna al exterior de la órbita terrestre, y por la preponderancia de la luz sobre la oscuridad,

(percepción del objeto formado), y el hemiciclo de la Subjetividad recorre todo el interior de la órbita terrestre respecto al Sol y por la preponderancia de la oscuridad sobre la luz, (percepción del sujeto contenido) Estos dos pares de hemiciclos son muy sencillos de entender. Sus intersecciones dividen cada hemiciclo en dos fases principales formando cuatro combinaciones que establecen como punto de partida, cada una de las fases principales de la Luna; las fases 1, 3, 5, y 7, y que podemos definir como: Exteriorización Subjetiva, Exteriorización Objetiva, Interiorización Objetiva e Interiorización Subjetiva. La Exteriorización Subjetiva (primer cuadrante de la Lunación, entre la Luna Nueva y el Cuarto Creciente) implica que en esta fase la vida nos empuja a “sacar de dentro” aquello que tiene que salir, pero uno todavía lo experimenta como algo que ocurre “al interior” de sus impulsos. La Exteriorización Objetiva (segundo cuadrante de la Lunación entre el Cuarto Creciente y la Luna Llena) fuerza a llevar aquello que emerge al terreno de la manifestación física, concreta y externa. La Interiorización Objetiva (tercer cuadrante de la Lunación entre la Luna Llena y el Cuarto Menguante) se impregna de la constatación de que se ha alcanzado un límite, y que el impulso se dirige de nuevo hacia la fuente, aun manteniendo las formas externas de expresión. La Interiorización Subjetiva (cuarto cuadrante de la lunación entre el Cuarto Menguante y la Luna Nueva) intenta producir la síntesis de toda la experiencia vital, desprendiéndose de los envoltorios, para extraer un resultado-semilla que ha de impulsar un nuevo ciclo. Hasta aquí el modelo esencial. Ahora vamos a separar nuevamente el ciclo soli-lunar en dos nuevos pares de hemiciclos exteriores que tienen como puntos de intersección, cada una de las cuatro fases secundarias; es decir las fases 2, 4, 6, y 8.

Obtenemos así una rosa de cuatro pares de pétalos que desarrollan una estructura espiral. El tercer par de pétalos divide el ciclo entre el comienzo de la fase 8 -Balsámica- y el comienzo de la fase 4 -Gibosa Creciente- para el hemiciclo Individual, y viceversa para el hemiciclo Colectivo. Entendamos que el comienzo del hemiciclo Colectivo (fase 4) exige que los esfuerzos de la expresión personal trasciendan hacia una implicación con las energías transpersonales. Aquí uno tiene que extraerse de la invisibilidad de su propia burbuja individual – la Luz está a punto de cubrir toda la faz de la Lunapara formar parte de, y cumplir plenamente su función con el colectivo social o cultural que ha de recibir lo que uno “trae consigo”. En el final del hemiciclo Colectivo (comienzo de la fase 8) la luz está a punto de desaparecer, y eso forzará a constatar la tremenda fuerza y poder de lo colectivo, y como desde la cultura y la herencia racial se condicionan los sentimientos y pensamientos del individuo. Lo que queda de luz, es el residuo de la Luna Llena. En esta encrucijada, uno tendrá que separarse de algún aspecto concreto de su vida para poder emerger a un nuevo sentido de lo

individual. Pero en el proceso, tocará despojarse de sus últimos vestigios de identificación con algo que iluminó el pasado. El Cuarto par de pétalos de nuestra rosa, divide el ciclo en dos nuevos hemiciclos, el de la Acción y el de la Reflexión. Pero veamos todo esto dividiendo las ocho fases sobre el mismo gráfico, para que el lector las vea con más claridad.

El hemiciclo de la Acción comienza en la fase 2 -Creciente- con la aparición de la luz sobre la faz de la Luna, donde la importancia reside en la capacidad del nuevo impulso para generar acciones, y donde son las acciones que han de empezar a mostrar un sentido de dirección emergente. Al llegar al final del hemiciclo de la Acción, al comenzar la fase 6 -Luna Gibosa Menguante- mientras la oscuridad comienza a recuperar terreno sobre el rostro aún ampliamente iluminado de la Luna, uno ya ve con toda claridad cuál es el

resultado de sus acciones, y aquí lo importante será comenzar a re-evaluar por qué hace uno lo que hace, y para qué? Al final de este hemiciclo de la Reflexión, se genera una nueva actividad. Al combinar y observar todos estos hemiciclos al interior de cada una de las diferentes ocho fases de la Luna, obtenemos una coloración y un clima particular a cada una de ellas, que nos ofrece más información aún. Cada hemiciclo queda repartido entre cuatro fases de la Luna, que lo dividen. El hemiciclo se subdivide así en cuatro sub-fases. El inicio de cada fase de la Luna, por lo tanto coincide con una sub-fase 1 de un hemiciclo, una sub-fase 2 de otro, una sub-fase 3 de un tercero y la subfase 4 de un último hemiciclo. Entender que -por ejemplo- el comienzo de la fase 8 -Balsámica- atraviesa: la última etapa de Interiorización... (último cuarto del hemiciclo Int) en lo Subjetivo de... (segundo cuarto de hemiciclo Sub) una plena Reflexión que... (ecuador central de hemiciclo Ref) lo adentra en lo Individual. (primer cuarto de hemiciclo Ind) Y el comienzo de su fase opuesta, la fase 4 -Gibosa Creciente- intersecciona: el límite de una Exteriorización... (último cuarto de hemiciclo Ext) en el plano de lo Objetivo... (segundo cuarto de hemiciclo Obj) que desde un máximo nivel de Acción... (ecuador central de hemiciclo Acc) lo introduce en lo Colectivo... (primer cuarto de hemiciclo Col) Estas representaciones asociadas a los diferentes ciclos soli-lunares en progresión nos aportarán una perspectiva de orientación adicional sobre el sentido del devenir de la experiencia de un periodo determinado, en función de la cualidad simbólica de ese periodo -fase lunar- y desde una voluntad que es de entrada... inconsciente.

Digo inconsciente, porque nadie -de entrada- sabe conscientemente nada de esto. Es La Naturaleza Misma en su constante devenir, no hay deliberación. Nos movemos en la ignorancia, y el fino hilo conductor se pierde con facilidad en cualquier punto del camino. El grado de fertilidad o esterilidad del intento de la vida, solo aparece con el tiempo. Pero tomar conciencia de ello ayuda a poner en perspectiva muchas cosas, que a uno anteriormente se le escapaban. El resultado final de esta observación, puede ser una re-constelación de la historia personal. Uno se ubica. La experiencia me ha enseñado que estos ciclos son raramente lo más significativamente palpables en nuestras vidas, ya que lo más común es pasarse la vida agitándose alrededor de una tal cuadratura o planetas en tal o cual casa, sin ver nada más, pero eso no quita validez a la técnica, pues el hecho de que la mediocridad sea lo más estadísticamente abundante -y astrológicamente demostrable- no es óbice para justificar la mediocridad como estatus-quo para todos. Démonos un respiro, y una oportunidad. A veces, un ciclo soli-lunar progresado nos cuenta la historia de un dilema fundamental en la vida del sujeto que dolorosamente va condicionando con experiencias determinantes el hilo conductor de su devenir en la vida. Este dilema suele aparecer cada vez alrededor de las cuatro fases principales, 1, 3, 5, y 7. Reconocer la existencia de ese dilema, por muy desolador que sea, permite la posibilidad de concebir que quizás la vida quiere que nos enfrentemos a ese dilema, y en eso consiste la obra personal, y el camino. Si no, sencillamente no aparece inscrito de manera síncrona con el ciclo. Pero en algunos casos, y sobre todo cuando el espíritu del individuo está alimentado por una vocación clara y contundente, los ciclos soli-lunares te contarán su historia con una precisión inigualable por ningún otro sistema de medición astrológico. Ver aquí también los aspectos del Hyleg, o Luna Nueva anterior al nacimiento.

En la mayoría de los casos la luna progresada se muestra en la vida muy claramente a través de los signos del zodiaco y no por medio del ciclo solilunar, pero creo que eso nos indica que la mayoría de nosotros andamos atrapados en “la rueda del mundo”, es decir, el campo de experimentación de lo aparente donde nuestras pulsiones inconscientes se desenvuelven con mayor naturalidad. En el caso que, un individuo -sistemáticamente- no parezca reaccionar frente a lo descrito por la luna Progresada en los signos, o por el ciclo soli-lunar, invariablemente eso será síntoma claro de que la persona o anda totalmente perdida por la vida, sin brújula ni norte, o ha alcanzado un estado de liberación interior absolutamente extraordinario, o el astrólogo no ha sabido mirar en la dirección adecuada. Consideraciones de largo alcance se evidencian por sí mismas al combinar todas estas dinámicas. Pero en lo que respecta al ciclo soli-lunar, estas elaboradas construcciones no están hechas para ser utilizadas como recetas de interpretación. Son solamente abstracciones que sirven al astrólogo para penetrar intuitivamente en la naturaleza de lo que se manifiesta. Solamente cuando se hace un trabajo de reflexión profunda acerca de la propia biografía aparecen con total claridad las sincronicidades que a uno anteriormente le habían pasado desapercibidas. Desde ese lugar, la visión de todas las vicisitudes de la existencia, propias y ajenas encajan en una cartografía perfecta. Estas son herramientas de gran sutileza, y por eso no son para nada recomendables para pronosticar eventos concretos. He llamado a esta rueda La Rosa Azul de Alejandría, pero la verdadera rosa es lo que el peregrino va buscando, la cualidad invisible, la que otorga el potencial de cada instante del devenir de la existencia como un lugar de destinación, donde la Luna...se siente en casa.

El ciclo soli-lunar y los signos del zodiaco. Combinar la observación de la Luna Progresada en un signo junto con la fase lunar, ofrece información sobre como la fase energética del ciclo modula la expresión del signo. Tomemos como ejemplo una luna progresada en Sagitario. Si esta progresión coincide con una fase lunar creciente, entre la Luna Nueva y el Cuarto Creciente, la adaptación al entorno facilitará la formulación de nuevos ideales y proyectos, pero también puede ser que a uno le cueste más distinguir entre las realidades objetivas y los propios juicios de valor que colorean la percepción del entorno. Entre el Cuarto Creciente y la Luna Llena, uno puede aplicarse al máximo hacia la consecución de unos objetivos de largo alcance. En su fase menguante, entre la Luna Llena y el Cuarto Menguante, el reto consistirá en no pretender extenderse eternamente, sino en comenzar a interiorizar el proceso de aprendizaje, pero sin desligarse de las actividades mundanas y en la camaradería de aquellos con quienes uno comparte el camino. Una progresión lunar en Sagitario coincidiendo con el final del ciclo menguante, nos verá dejando atrás creencias e ideales caducos. Mostrará la necesidad de hallar una formulación final, considerando el fruto de las lecciones de la vida, abandonando ciertas aspiraciones, quizás entregándose a una obra que será un legado...para los que vengan después. Estas pautas se aplicarán a cualquier signo según la naturaleza de cada cual. No hay nada determinante en la astrología, y no es necesario ni conveniente darle una única interpretación a las cosas. Cada individuo es un mundo, y al igual que todo en la naturaleza, la vida adopta todas las formas imaginables. Lo único que no cambia, es el patrón cósmico que organiza la multiplicidad de formas. Eso, es lo que a todos nos une. En el transcurso normal de una vida, podríamos esperar vivir hasta dos ciclos soli-lunares completos. El Mapa de las Lunaciones, permite localizar de un solo vistazo las diferentes fases en el tiempo, donde y cuando tuvieron lugar.

La Luna Progresada en las casas La interpretación de las Casas es diferente a los signos, y requieren un estudio mucho mas personalizado porque las Casas representan la huella y el impacto de la ruleta rusa de las circum-stancias. Las casas nos refieren a las particularidades de la historia personal. La impronta que en la percepción dejan las experiencias y traumas del pasado, y que se transforman en automatismos. Las Casas ofrecen reflejos muy personales, y sus manifestaciones varían enormemente en la historia personal de uno u otro individuo, y para el astrólogo es la privacidad de la sala de consulta el lugar más apropiado para abrirlas. La casa natal donde estas progresiones de la Luna tengan lugar ofrecerá matices acerca del campo de experiencia, o el vehículo especifico que recibirá el impacto de este proceso. Es porque la descripción de la Luna Progresada en las Casas de la Carta Natal puede ofrecer historias tan dispares entre un individuo y otro, que prefiero hacer aquí un resumen muy sencillo de los temas principales que la progresión de la Luna sacarán a relucir. Al describir las casas con series de palabras clave, se deja a cada cual que reconozca en las circunstancias de su historia personal aquello que le resuena, o que reconoce. Cuando la Luna progresa por la cúspide de una casa puede suceder que alguna situación, aunque esta sea solo pasajera o de poca trascendencia, coloque en el escenario los elementos simbólicos que a modo de omen avisan del significado que el periodo que comienza va a contener. Esto es muy curioso, y creo que la observación de las cúspides de casas revela algunas de las más sutiles y extraordinarias sincronicidades. Es imprescindible tener una hora de nacimiento muy fiable. Casa 1. La construcción del Yo. Auto afirmación. Exteriorización de la personalidad, y la importancia del impacto de uno sobre el entorno. Un nuevo comienzo en la vida. Encontrarse consigo mismo. Vivir la vida desde si-mismo. Agudo sentido

del instante. Supervivencia. Salir de unas circunstancias difíciles. Sacar cabeza. Viajes, popularidad. Casa 2. Adquirir seguridad. Capacidad productiva. Fluctuaciones económicas. Conservación de los ahorros. Gestión de los recursos. Valorar lo que uno tiene. Asuntos de dinero o propiedades. Simplificación de las preocupaciones. Rigidez. Posesividad. Gozar de los sentidos. Auto-estima. Casa 3. Comunicación. Viajes cortos. Estudios, comercio, relaciones variadas con el entorno. Algunas rupturas. Diversión, organizar juegos. Hacer dos cosas al mismo tiempo. Inconstancia. Información, lecturas, documentos, papeleos, mensajes, acuerdos verbales. Transporte. Los hermanos. Los vecinos. Mímica o fingimiento. Aprendizaje. Casa 4. El hogar y la familia. El Pasado. Descubrimientos históricos. Lugar de residencia. Asuntos inmobiliarios. Identificación cultural. Echar raíces. Fundar un hogar. Establecerse fuera del hogar. Protección. Comunidad. Continuidad. La atmósfera en el hogar. El final de la vida. Casa 5. Aventuras sentimentales. Seducción. Reconocimiento personal. Los hijos. Niños. Juegos. Imaginación y creatividad. Descubrir un tesoro. Asombro y admiración. Especulación. Autoridad. Ser el “centro”. Dignidad. El escenario. Casa 6. Trabajo duro. Rutinas pesadas. Tareas cambiantes. Subordinación a lo humilde. Pequeños tiranos. Salud e higiene. Aprendizaje técnico. Animales domésticos. Vida sencilla y ordenada. El campo. Desperfectos. Controlar situaciones caóticas. Aburrimiento o lasitud.

Casa 7. Situación conyugal. La pareja. Acuerdos y contratos. Socios. Reconocimiento social. Diplomacia. Dependencia. Rivalidad. Rupturas. Consideración y respeto. Justicia. Abogados. Expansión de conciencia. Casa 8. Dinero y finanzas. Litigios. Intereses ocultos. Enemistades. Pasión u obsesión. Grandes descubrimientos. Cuestiones de herencias. Fusión de recursos. Situaciones peligrosas. Sexualidad. Lugares oscuros. Transformación. Casa 9. Grandes viajes. Proyectos. Enseñanza. Idiomas. Cuestiones éticas y morales. Tribunales. Lo lejano, extranjeros. Familia política. Golpes de suerte. Tíos y sobrinos. Publicaciones. Espacios abiertos. Alturas. Idealismo utópico. Almacenamiento de recursos. Casa10. Carrera y trabajo. Un negocio. La profesión. Jerarquías. Identidad social. Ambición. Arquitectura. La Política y el Poder. Autoridad y reconocimiento. El Futuro. Búsqueda de continuidad. Familia. Posición. Un triunfo o una caída. Casa11. Asociaciones. Grupos de amigos. Intereses compartidos. Atrapamiento en la rutina o rebelión. Personas mayores. Familia extendida. Adopción. Instituciones. El paria. Mejoras técnicas y reformas. Clientela. Casa 12. Hospitales. Prisiones. Residencias. Devoción a una causa. Entrega y sacrificio. Remordimiento. Romanticismo. Enemigos interiores. Vida disoluta. Engaños. La corriente que arrastra. Misterios. Espiritualidad. Fin de un ciclo.

Casas natales y casas progresadas Aunque estas descripciones parezcan muy sucintas, son suficientes para localizar los elementos circunstanciales que serán protagonistas de un periodo en concreto. Aquí vale la pena puntualizar que la luna progresada puede observarse simultáneamente en las casas natales y en las casas progresadas. Al principio uno podría dudar entre unas y otras, pero en realidad se pueden observar simultáneamente y su criterio de interpretación es muy sencillo. En los primeros años de vida, las casas natales y las progresadas suelen ser las mismas, pero como en el conjunto de las progresiones, a medida que pasan los años, las progresadas van desplazándose hacia adelante, hasta que empiezan a solaparse. Por lo tanto, una Luna Progresada podría en una persona adulta visitar la casa 4 natal, mientras simultáneamente se desplaza por la casa 2 progresada. Como con otros aspectos en astrología, no se trata de cuestionar cual es el sistema correcto y cual no lo es, porque ambos lo son, y el arte de la síntesis en la astrología, adquirido tras años de experiencia es lo que permite destilar el criterio adecuado para combinarlas de un modo que no de pie a ambigüedades. Una casa 2 progresada siendo recorrida por la luna, indicará a los asuntos de dinero y propiedades, como campo de experiencia protagonista, y la sincronía de ese pasaje por la casa 4 natal, indicará la importancia de esos asuntos en lo que respecta a la seguridad y estabilidad del hogar y de la familia. Al observar la Luna en las progresiones secundarias, veremos como se sintetizan las cualidades del signo con las circunstancias de la casa, y las características energéticas de la fase Soli-Lunar y los aspectos que ella realiza a su paso, para encontrar una descripción del paisaje y del sentido del devenir de la existencia de aquel cuya Luna es estudiada.

Los planetas y aspectos en progresion Este libro está dedicado particularmente a la Luna, sin embargo creo conveniente hacer un breve repaso de algunas consideraciones mas amplias que ayuden al lector a comprender el sentido global de las progresiones de la carta Natal. Las Progresiones Secundarias de Mercurio, Venus y Marte tienen una importancia enorme cuando uno busca información acerca de la infancia y la adolescencia de la persona. La Carta Natal refleja un entramado estático, fijado en el tiempo como una fotografía. Las Progresiones Secundarias permiten poner esa fotografía en movimiento, y nos muestra la cualidad dinámica de sus componentes. Mercurio Mercurio aparece en la Carta Natal en un lugar específico, y con unos aspectos particulares, pero su rápido movimiento y sus frecuentes cambios de dirección, hacen que en el transcurso de 15 o 20 días después del nacimiento, Mercurio seguramente ha realizado toda una serie de contactos y aspectos, con diferentes elementos del resto del sistema solar. Esos 15 o 20 días...representarían esos primeros 15 o 20 años en el desarrollo de la persona en lo que respecta a su modo de interpretar y representarse la realidad ambiental. Los hermanos, el vecindario, la escuela, y los mensajes que uno percibe desde el entorno. La cualidad de su aprendizaje en la comunicación con el entorno se forma en estos años. Al observar las progresiones de Mercurio, (especialmente entre los 4 y los 14 años de edad), lo que vemos es un aprendizaje...el peregrinaje de un niño, y un joven adolescente, aprendiendo a reconocer su entorno, adaptarse a él y distinguirse de él. La progresión de Mercurio puede de este modo reflejar parte de un proceso de evolución mental. Valdría la pena considerar aquí a Mercurio en su relación cíclica con el Sol, sus estaciones y retrogradaciones, pues la cualidad mercuriana natal se verá modulada por su cambio de fase respecto a su propio ciclo solar.

Venus Las Progresiones de Venus nos relatarán con gran fidelidad elementos de la historia del desarrollo afectivo. A veces una Carta Natal no nos mostrará con claridad que exista un aspecto entre Venus y otro planeta, pero luego observas las progresiones en los primeros 15 o 20 días-años, y descubres que quizás el desarrollo afectivo durante algunos de esos años cruciales estuvo condicionado por un aspecto progresado que no aparece en la Carta Natal. Los planetas rápidos como Venus, no siempre son tan rápidos, y a veces retrogradan, lo que puede hacer que un supuesto aspecto natal quede en suspenso, si ese aspecto no llega nunca a hacerse exacto. La observación de las progresiones permite comprender la dinámica de los orbes y las retrogradaciones en el tiempo, no solo en el espacio. No es lo mismo un aspecto natal aplicativo o partil, no es lo mismo el orbe de una conjunción menguante o creciente. Las progresiones de Venus, (especialmente entre los 8 y 16, y 24 a 25 años de edad) y su peregrinaje particular nos ofrece valiosísima información acerca del desarrollo de la afectividad, la sensualidad y la auto-estima. Recuerdo una ocasión, hace muchos años, cuando me di cuenta de esto. Estudiaba la carta de una mujer cuyo Venus natal estaba inaspectado, excepto por una cuadratura menguante de orbe muy amplio a Neptuno. Al observar las Progresiones de Venus, podía ver que cada año Venus se acercaba lentamente en la dirección que la llevaría a cuadrarse exactamente con Neptuno. Sin embargo, eso no llegó nunca a ocurrir. A los 15 días de su nacimiento, Venus comenzó su ciclo de retrogradación, a apenas 3 grados de la cuadratura exacta a Neptuno. El tiempo de retrogradación de Venus es suficientemente largo para garantizar que esa cuadratura, o cualquier otro aspecto de Venus a Neptuno no ocurriría en los siguientes dos o tres meses, (60 a 90 años). Cuando le pregunté acerca de sus 15 años de edad, me relató que ese año se fue con sus padres de vacaciones en un crucero, y se enamoró perdidamente

del capitán del navío. Ese enamoramiento platónico y no recíproco, coincidiendo con el comienzo de la retrogradación de Venus, al parecer fue lo suficientemente...decepcionante como para decidirla a no tener más novio ni amado. Como si el sueño inalcanzable de sus 15 años provocase en ella una decisión interior que la mantuvo en un estado de castidad durante una buena parte de su vida. Era artista, y sus lienzos tenían como motivo principal representaciones de nubes en el cielo. Por lo tanto...algo ocurre que va formando parte de la evolución a través de la experiencia de un mito arquetípico particular. Algunos mitos nos atrapan en el tiempo, quizás de otros podemos librarnos. Marte Marte representa la capacidad del individuo para obtener desde el entorno aquello que su voluntad y su deseo le exigen para sentirse fuerte y potente. Las progresiones de Marte pueden ofrecer muy valiosa información acerca del modo en que el joven aprende a exteriorizar ese aspecto de su naturaleza, especialmente en la adolescencia, posiblemente de un modo crucial si progresiones importantes coinciden a los 20-28 años. El arquetipo marciano sin embargo solo se activa de un modo más consciente a partir de los 40 años, porque a esa edad se hace urgente, tanto para hombres como mujeres, descondicionarse de las fijaciones lunares, así que las progresiones de Marte en esos años son las que con más facilidad nos mostrará su evolución. Al observar los planetas rápidos como Marte en sus progresiones en la juventud, entenderemos los matices de su posición natal como parte de un proceso dinámico. Pongamos un ejemplo: Imaginemos una posición natal de Marte a 25º de Piscis, y una posición natal de Saturno a 7º de Aries, e imaginemos que ambos planetas están emplazados en casas diferentes en la carta natal.

¿Están en aspecto? En realidad no, ya que aunque un orbe de 12º sería el máximo permitido para una conjunción, y ese es el orbe en este ejemplo, al estar en signos y casas diferentes sus ámbitos de expresión varían. La mayoría de astrólogos no considerarían -siguiendo estos criterios- una conjunción Marte-Saturno en esa carta natal, sin embargo aquí es donde las Progresiones Secundarias aportan una información suplementaria. Marte es mas rápido que Saturno, por lo tanto Marte está en este caso acercándose hacia una conjunción con Saturno. Salvo en el caso que Marte estuviese a punto de entrar en retrogradación, podremos observar que tendrá lugar una conjunción entre ambos entre 15 y 20 días después del nacimiento, es decir, que a la edad de entre 15 a 20 años, el joven pasará por una larga conjunción progresada Marte-Saturno, antes de que Marte empiece a alejarse de Saturno. En Progresiones, los orbes entre planetas se limitan a dos grados aplicantes, y un grado partil. El impulso de auto afirmación encontrará dificultad e inhibición a la hora de expresarse durante algunos de los años más cruciales en el desarrollo de la juventud. Puede que no sea igual que tenerlos en conjunción natal toda la vida, de acuerdo, y sin embargo las dificultades que se experimenten en ese periodo de tiempo podrían dejar una huella en el individuo que en algunos casos puede durar mas allá del tiempo que los años del aspecto progresado en sí sugieran. Por lo tanto, las progresiones modulan el juicio que el astrólogo hace de un aspecto natal, en función de la cualidad dinámica del aspecto en el tiempo. Aquí entendemos la diferencia entre un aspecto aplicante o partil, o incluso un aspecto creciente o menguante. Júpiter Los elementos lentos del sistema solar evidentemente no van a cambiar mucho en 15 o 20 días, los rápidos si.

A partir de aquí, entramos en la categoría de los planetas lentos. Sugiero que los planetas lentos son más efectivos como receptores de aspectos desde los planetas rápidos en su progresión, que por su propio movimiento implícito. Aunque en ocasiones Júpiter puede llegar a progresar unos 14º en el transcurso de una vida, cambiando de signo y casa o saliendo de configuraciones de aspectos natales y pasar a entrar en otras configuraciones. No he podido constatar efectos lo suficientemente claros como para sacar conclusiones de los movimientos de Júpiter por progresión, pero no quiero decir con ello que no los haya. En principio, aplicaría los mismos principios para todos, y es posible que un aspecto natal tenso o desfavorable de Júpiter, que se disuelva pronto en la vida gracias a las progresiones tendrán menos efectos negativos que un aspecto natal de Júpiter que a lo largo de la vida se vea reforzado por la progresión del planeta. Lo que si parece ser que se nota es el cambio de dirección aparente, el cambio de signo, y la fecha en que los aspectos que en la carta natal aparecían con un cierto orbe se hacen exactos. Júpiter como receptor de una progresión parece enfatizar el aspecto feliz, entusiasta y optimista de la experiencia síncrona, pero también puede reflejar problemas debidos a un exceso de confianza o situaciones de dudosa legitimidad o juicio. A veces Júpiter parece expandir unas expectativas que el tiempo mostrará que no se ajustaban a la realidad. Otras, coincidirá con épocas de gran felicidad. Saturno Saturno entra de lleno en la categoría de planetas lentos, ya que sus progresiones rara vez lo proyectarán muchos grados más allá de su posición natal. Es en cambio un planeta determinante como receptor de contactos por parte de los planetas rápidos, del Sol y de la Luna, y los aspectos formados por ellos hacia Saturno coincidirán casi inequívocamente con periodos en la vida de gran esfuerzo, limitaciones, soledad, o circunstancias difíciles, e igualmente

momentos donde puede producirse una gran maduración, responsabilidad, dedicación concentrada y un gran dominio sobre su mundo personal. El papel de los planetas lentos en Progresión es particularmente importante cuando tienen aspectos entre sí, ya que los aspectos natales entre planetas lentos suelen mantenerse durante toda la vida. Por lo tanto, parece que sugieren condiciones crónicas, o tremendamente persistentes, para bien o para mal, en el sentido en que no se deshacen con el tiempo. Es interesante observar lo que ocurre cuando un planeta rápido que estaba en aspecto natal con una configuración de planetas lentos, con el tiempo llega a recorrer más o menos 30º, y vuelve a repetir ese contacto con la misma configuración entre planetas lentos, pero esta vez el contacto se produce desde un ángulo diferente. Imaginemos una oposición Saturno-Urano que tuviese al Sol natal en cuadratura a ambos. A los 30 días (30 años) ese Sol habrá progresado 30 grados, reposicionándose respecto a esa oposición Saturno-Urano natal, pero esta vez desde la perspectiva de un sextil y un trígono. Evidentemente veremos la oportunidad que se le ofrece al sujeto para experimentar ese dilema fundamental desde una óptica quizás más armoniosa a partir de ese momento. Urano, Neptuno y Plutón. La misma regla ha de aplicarse a estos. Y el significado de los contactos entre los rápidos y estos últimos podría considerarse hasta cierto punto análogos a los que expresaríamos si el contacto fuese producido por un tránsito. Una de las más eficaces maneras de verificar la contundencia de un aspecto por progresión, es cotejar con los tránsitos y con las revoluciones solares en búsqueda de coincidencias. Es decir, cuando por ejemplo Urano transita por conjunción al Sol, mientras

que simultáneamente el Sol progresado hace un aspecto a Urano natal o progresado. Evolución, esa es posiblemente la palabra más ajustada para sugerir lo que las progresiones pueden indicar. Con el paso de los años, vemos que la Carta Progresada cada vez va pareciéndose menos a la Carta Natal, porque el movimiento natural del sistema solar va desfigurando o distanciándose de la imagen inicial. Sin embargo algunas de sus configuraciones formadas por los planetas más lentos permanecen prácticamente intactas, y forman telones de fondo mientras los rápidos recorren signos enteros. Eso nos lleva a observar como aspectos natales entre lentos y rápidos se reproducen en el tiempo, pero desde otros ángulos. Un aspecto de cuadratura natal puede reproducirse como un trígono más adelante, cuando el planeta rápido ha recorrido 30 grados más o menos. O al contrario, un trígono natal puede dirigirse hacia una cuadratura por progresión. Esto es matemático en el caso del Sol, pero también ocurre entre los demás rápidos. Estos son aspectos importantes porque mostrarán como el proceso evolutivo llevará a reproducir en la vida el mismo dilema...pero quizás visto desde otra perspectiva. Como regla general, los planetas exteriores en la carta natal, parecen tener una resonancia con el impacto cultural, y la percepción traumática de ciertas experiencias. El hecho de que su movimiento sea tan lento parece coincidir con la naturaleza prácticamente inamovible del residuo que dejan los traumas, como elementos permanentes de la estructura de la percepción. Aspectos de planetas rápidos entre sí. Aconsejo en particular observar los aspectos que Venus y Marte puedan hacer entre sí durante los primeros 25 a 28 años de edad, porque pueden ofrecer información acerca del desarrollo de la sensualidad instintiva. Los aspectos armoniosos mostrarán un desarrollo armonioso y una gran facilidad para incorporar auto-estima y fuerza de voluntad en la juventud. Los aspectos tensos muestran dificultades o excesiva fricción o descontento

con sí mismo y las condiciones de su entorno. Acerca de la vida, se puede razonablemente decir que nos convertimos en el resultado de unas influencias medioambientales, pero esas influencias cambian constantemente, mientras uno se fija en ciertos aspectos particulares de la realidad, en detrimento de otros aspectos. Las progresiones tienen una cualidad flexible, elástica, que nos propone, y nos ofrece la posibilidad de descondicionarse en cierta medida de esa percepción selectiva...o compulsiva que parece reflejar la carta natal...la carta natal y su tendencia a perpetuar en el tiempo ciertas características, al interior de las cuales nos encerramos o anquilosamos como maniquíes. Es decir, que no habría en realidad razón de cristalizarse alrededor de la imagen natal. Como se puede comprobar, cuando uno se acostumbra a usar las progresiones, la observación de la carta natal cambia. Ya no hay nada estático. Todo forma parte de un proceso dinámico en constante evolución.

Notas Misceláneas Estas son algunas notas y observaciones que aparecían en el Blog. No encontraba lugar para ellas en la confección de este libro, pero tampoco he querido dejarlas al margen. Las incluyo aquí, como notas misceláneas. Cáncer A nivel personal, Cáncer se refiere al instinto de pertenencia, e identificación emocional con aquello que represente la familia. A nivel sistémico familiar, se suele asociar a Cáncer con el pasado, la infancia, la vida en el hogar, y la madre. A Capricornio -el signo opuesto- se lo identifica con el futuro, la vida profesional o publica, con la madurez y con el padre. Huelga decir, que estas asignaciones provienen de una época muy anterior, ya que en nuestras sociedades modernas estas estructuras -aunque nuestras mentes continúen aun ancladas en las expectativas de la memoria colectivaexternamente han saltado literalmente por los aires. Creo que eso explica en parte el profundo sentimiento de desarraigo e inseguridad del occidental. Se va haciendo cada vez más difícil identificar diferencias culturales en el potaje mediático publicitario y audiovisual de la supuesta Era de Acuario, pero es curioso ver como las grandes competiciones deportivas internacionales adquieren dimensiones olímpicas, y los campeones se convierten en héroes idolatrados. Se canalizan así los instintos cavernícolas y tribales, en apoteósicas finales de campeonatos que permiten la catarsis emocional que une a las gentes bajo los mismos colores de una bandera, mientras los gobiernos aprovechan la atención del público en estos eventos para subirnos los impuestos o deslizar alguna legislación de dudosa popularidad. Virgo El trabajo concebido como una función mecánica y desconectada de la vocación, como algo que uno tiene que hacer para pagarse los mínimos, más algún pequeño vicio con el que evadirse de su realidad cotidiana, se convierte en instrumento de control en la servidumbre.

Lo que no tiene nada que ver con poner orden en el servicio. Poner orden en el servicio, a mi modo de ver implicaría cuestionar la función del oficio del político. Pero para eso, primero tenemos que recordar que la responsabilidad del ciudadano en una sociedad democrática, es recordarles a sus representantes electos... cuál es su función, y demostrarles quien manda. En vez de refunfuñar con la cantinela de que...no saben hacer nada. Libra Venus es solamente el regente de Libra a nivel de personalidad. Pero Urano es su regente esotérico. A nivel del alma, esto significa la percepción de todo yo...y no yo...en un plano de igualdad. Quien logra mantenerse en este estado de conciencia, se balanceará risueño como de puntillas en su centro de gravedad, y en equilibrio con las constantes dualidades de la vida. Venus como regente de Libra a menudo se limita a tratar al otro únicamente en función de la valoración subjetiva, donde La Medida la dicta el Interés. Creo que basta con escuchar las gilipolleces de muchas supuestas canciones de amor que moldean el concepto de relación en los jóvenes, y los cantos de sirena de las alucinantemente inmaduras personalidades que dominan nuestras clases políticas para intuir la extensión del desaguisado. Escorpio Escorpio tiene mala reputación. Si eres Escorpio, sabrás que el mero hecho de mencionar tu signo tiene un efecto similar al de la entrada de un pistolero en un Saloon de Western. Unos apartan sus sillas de tu posible trayectoria, otros se acercan contoneándose provocativamente, y siempre aparece alguien que te mira fijamente como si fueses el culpable del exterminio de sus antepasados. Ningún otro signo del zodiaco parece despertar mayores pasiones, magnéticas atracciones y viscerales rechazos. De todos los signos del zodiaco, posiblemente Escorpio es el más afectado por los estereotipos que dominan la astrología popular. Una aureola de morbo rodea al Escorpio y su magnetismo es considerado fascinante y peligroso. La realidad es que Escorpio es solo peligroso si uno se deja fascinar primero, y se expone el trasero después.

Yo comprendo al Escorpión cuando le entran ganas de matar. Porque al Escorpión, lo mejor que le puede pasar en la vida es comprender por qué le entran esas ganas de matar. ¿Es Escorpión un asesino? Escorpio no es asesino...quizás traicionero? No, como mucho es vengativo, pero tampoco. Rencoroso si...o quizás eso también es exagerar. Lo que si está claro es que hay una cosa que al Escorpión le fastidia a muerte; que le acusen de hacer, lo que en realidad todo el mundo está haciendo...o le gustaría estar haciendo, pero nadie se atreve a admitir. Y eso es porque el Escorpión, -es de desear- como ningún otro es el signo capaz de la más absoluta e implacable honestidad consigo mismo. Si eres Escorpio y estás dispuesto a ir hasta el fondo de tus motivaciones ocultas, serás lo más valioso que nadie pueda tener a su lado. En caso contrario, cada cual que se acerque a su propia cuenta y riesgo. Lo que luego ocurra no es culpa del Escorpión, sino del avestruz que hundiendo la cabeza en la arena no quiere ver el trasfondo de todo ser humano, ni de lo que es capaz desde el exclusivo instinto de supervivencia. Y en eso somos todos iguales. Escorpiones o no Escorpiones. Capricornio A nivel del colectivo, vemos que cuando Plutón entró en el signo de Capricornio en 2008, (saliendo de Sagitario), y a día de hoy que aún transita los primeros grados del signo, la Plutocracia Dominante decidió pinchar la burbuja especulativa que mantuvo a todos los catetos de pueblo alucinados con la perspectiva de hacerse millonarios a base de endeudarse hasta las cejas después de que como pececillos hubiesen mordido la carnada ofrecida desde los bancos y los púlpitos de los políticos. Ahora los pescadores tiran de las redes, y se quedan con sus casas, sus avales, sus nominas… ¿Cuanta gente lo va a perder todo? ¿Que fue de la boyante España 8ª potencia económica mundial que salía triunfalmente de la cuneta de la historia para ocupar su lugar en la geopolítica de los cojones? Si de verdad Capricornio habla de rendir cuentas a los responsables, creo que podemos albergar esperanzas de que la verdad acabe triunfando sobre la mentira.

Acuario No me cansaré de repetir que Acuario es, de todos los signos del zodiaco, el más alejado de la individualidad, pese a lo que digan por ahí. Por supuesto que a Acuario le gusta sorprender y llevarte la contraria, pero eso lo que demuestra es precisamente hasta que punto Acuario carece de un centro de gravedad propio, y deriva su sentido de la individualidad a base de identificarse con los objetivos comunes del grupo que sea, y en el fondo le da igual, o adoptando la ideosincracia del chivo expiatorio, para así poder destacarse. Incluso el rebelde incomprendido se disfraza de manera extravagante, para así poder hacerse reconocible por otros extravagantes con los que formar una piña, y poder decir que… nosotros somos libres y diferentes, cuando lo que hacen en realidad es uniformizarse en actitudes más que a menudo intolerantes y prejuiciosas. Se rebela frente a algo, porque en el fondo ese algo lo domina. Lo dicho, Acuario carece de un centro propio, y por eso es…excéntrico. Quizás eso es exactamente lo que Acuario está aquí para enseñarnos con su ejemplo. Que todos somos esclavos.

Epilogo Las Progresiones pueden ser usadas como herramienta de pronosticación, pero su utilidad puede ser de mucha mayor sutileza. La teoría de la tabula rasa, que asegura que la formación de la personalidad está entera y exclusivamente condicionada por los agentes externos del entorno inmediato, no se sostiene en pié. Ninguna criatura viviente llega a este mundo sin una información codificada en su interior que predetermine unas características únicas. Quizás los nueve meses que pasamos en el vientre materno, el alma los experimenta desde otro plano temporal; una percepción inconsciente donde cada día de gestación corresponda a un año entero de vivencias, en cuyo caso...en el vientre materno los 270 días del embarazo fueron experimentados como 270 años...o como el rango absoluto del tiempo simbólico en que el embrión sintetiza la información inherente a la totalidad de su herencia genética. La astrología tiene su origen en una de las mayores peculiaridades de la mente del ser humano; el pensamiento analógico. Los más recientes descubrimientos de la física cuántica vienen a corroborar del modo más alucinante la intuición de un mundo donde la demarcación entre el sujeto y el objeto... desaparece. El universo Newtoniano, demuestra la invalidez de la gran mayoría de los tradicionales postulados astrológicos, y por eso la astrología estuvo a punto de desaparecer de la cultura occidental en el siglo XVIII. Pero ahora resulta que el universo Newtoniano tiene validez solo hasta un punto, y más allá del rango de su observación el universo resulta que vuelve a ser un misterio absolutamente descomunal. Tradicionalmente, el escepticismo frente a la astrología se plantea preguntas muy inteligentes como estas:

¿No formaría parte del cúmulo de falsas concepciones astrológicas, que en el instante mismo del nacimiento la posición de las estrellas y los planetas determinasen el carácter y la personalidad del individuo? ¿Como puede el hecho de nacer, dar como resultado una influencia permanente de las posiciones de estrellas y planetas? ¿Y por qué esta “impronta” permanente ocurriría en el nacimiento, en lugar de la concepción por ejemplo, o en cualquier otro momento importante de la vida? ! Estas son muy buenas preguntas! Yo recomendaría a cualquier escéptico, que primero buscase a través de su rama de ciencias favorita, u otro sistema de creencias, la respuesta que estas puedan ofrecerle al respecto. Pero, si por casualidad su curiosidad no quedase plenamente satisfecha, quizás sea el buen momento de redirigir sus indagaciones hacia la astrología misma. A no ser que uno se encuentre obstaculizado por sus prejuicios. Lo primero sería distinguir entre el escéptico y el no-creyente. Hoy en día es un pasatiempos para el no-creyente en la astrología, llamarse a si mismo…escéptico. Pero en la misma medida que hay personas pretendiendo ser astrólogos… cuando no lo son, igualmente hay muchísima gente que se disfraza de escépticos…cuando no lo son. Y eso es porque para ser un escéptico uno primero tiene que estudiar el objeto de investigación en profundidad. Y muchos de los auto-catalogados escépticos son en realidad simples ignorantes que están intentando parecer inteligentes y cultivados. Pero hay supuestos astrólogos que también están pretendiendo aparentar ser muy sabios. Así que, !cuidado! Hay una diferencia entre el ateo que simplemente no cree en... y el agnóstico que simplemente…no conoce la respuesta a... ¿Cual es la diferencia entre un creyente ciego y un no-creyente ciego? Ninguna. Es encantador observar el modo en que los opuestos se reflejan uno en el otro.

Por lo tanto, siendo yo un astrólogo en plena posesión de mis facultades, habiendo estudiado durante largos años y teniendo en cuenta que comparto muchas inquietudes con los escépticos serios de la astrología, intentaré responder en la medida que me sea posible a las preguntas anteriores. Así que: Lo que es a menudo descrito como falsas concepciones astrológicas, son a menudo -de hecho- los falsos conceptos que el pretendido escéptico tiene de las que él cree que son las concepciones de la astrología. El hecho de que algunos Análisis Científicos sobre la Astrología no le encuentran sentido a los principios de la Astrología no demuestra necesariamente la invalidez de esta, sino que podría ser la prueba del fracaso de los criterios usados en tales supuestos análisis científicos. Sabemos hoy en día que la mayoría de las características de nuestro temperamento están influenciadas por la herencia genética. Lo que es un condicionamiento pre-natal. La otra gran fuente de influencia viene a través del entorno en el que el niño ha nacido y al interior del cual se desarrolla. Las circunstancias medioambientales, familiares, histórico-culturales, socio-económicas, a las que el niño tendrá que sobrevivir. Por lo tanto, el niño es precisamente el resultado final de un larguísimo proceso de evolución biológica, y se halla a la merced de las circunstancias ambientales. Perfecto. Esto parecería cancelar la relevancia de cualquier influencia planetaria. Pero estos procesos biológicos y ambientales son el resultado de la posición del planeta Tierra -un cuerpo celestial él también-, como parte del engranaje del Sistema Solar, y del universo circunstancial en el que habitamos. La vida en la Tierra se ha desarrollado de un modo específico como resultado del proceso de evolución de todo el sistema solar en su conjunto. ¿Por qué no veríamos el universo reflejado en los rostros de sus criaturas? El instante del nacimiento, es el momento en que la criatura alcanza la suficiente madurez de estructura orgánica diferenciada y separada. Ese es el

estado en el cual está sometido y destinado a permanecer el resto de su vida. Este momento, está determinado por el hecho de ser lo que es: una criaturafruto de la evolución de este universo. Es muy sencillo, y también lógico comprender la perspectiva de la astrología…pero solamente desde donde comprendemos que siempre hemos formado parte de un todo. Muchos de los argumentos escépticos están basados en una muy estrecha visión del mundo, y de la Tierra, como un lugar desconectado o aislado del universo que lo rodea. Esa es una percepción geocéntrica. Es la función de la Astronomía, -hermosa ciencia donde las haya-, estudiar el universo objetivo. La Astrología Psicológica, como herramienta de estudio, investiga el modo en que opera la percepción subjetiva del individuo, al interior de la burbuja de su propio universo personal. Y eso es lo que, -en mi opinión- implica el estudio de la Carta Natal. Quizás nos muestren las progresiones secundarias, que la postura natal, y la impronta de la carta, son solo un fotograma en una secuencia que tiene su origen y su destino en una dimensión temporal que hace de nuestras vidas un efímero compás en la eternidad… donde nuestras vivencias pueden ser entendidas mas allá de lo puntual, y por lo que en sí mismas contienen... como símbolo. Quizás las progresiones nos ofrezcan solamente una medida del tiempo, una perspectiva desde un lugar donde todo se mueve con extrema lentitud, pero quizás nos ofrecen la posibilidad de dejarnos llevar mientras la vida dure...como la madre que guía a su criatura de la mano, por ese movimiento y esa danza...hacia el entendimiento de esa luz y esa sombra de la que formamos parte.

Juan de la Fuente. Junio 2012

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