PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR OTOÑO 2014 Nro ISSN

PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR – OTOÑO 2014 – Nro. 18 ISSN 2347-0283 SUBLIMACION Y DANZA AUTOR: EMILSE CATIVIELA Palabras
Author:  Aurora Cruz Toro

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PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR – OTOÑO 2014 – Nro. 18 ISSN 2347-0283

SUBLIMACION Y DANZA AUTOR: EMILSE CATIVIELA

Palabras claves: Sublimación – Danza – Awalim

Según la Real Academia Española, la palabra sublimación alude al acto de sublimar, que significa engrandecer, exaltar, ensalzar o poner en altura. Desde la física sería el pasar directamente del estado sólido al de vapor. Estos conceptos fueron tomados por el psicoanalista Sigmund Freud para desarrollar el concepto de sublimación en Psicoanálisis. La sublimación para Freud, es un proceso mediante el cual se explican ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la sexualidad pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual. (pulsión significa fuerza, energía). Freud describe como actividades de sublimación a la actividad artística y a la investigación científica. La pulsión se sublima cuando es derivada hacia un nuevo fin, no sexual y apuntando a objetos socialmente valorados. (Laplanche y Pontalis, 1971). Freud señala que la pulsión sexual, que está compuesta por muchas pulsiones parciales, pone a disposición de la cultura, grandes magnitudes de energía, desplazando su fin sin perder su intensidad y esta posibilidad de cambiar el fin sexual primitivo por otro no sexual, pero psíquicamente afín al primero, es lo que se designa como capacidad de sublimación.

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La cultura es “todo aquello en lo cual la vida humana se ha elevado por encima de sus condiciones animales y se distingue de la vida animal”; la cultura entonces es un efecto de sublimación. (Freud, 1927) Freud demuestra que la sublimación permite el acceso a la condición humana, que permite transformar el apareamiento en “hacer el amor”, el alimento en “manjares”, el cubrirnos en “moda y techos”. (Tappan Merino, 2001). Podríamos continuar la lista con el tema que nos convoca, que es la transformación del mero movimiento corporal en “danza”. En las creaciones artísticas encontramos este paso de una cualidad a otra, de lo simple a lo sublime. Freud descubre que el arte se asocia a las fuerzas humanas consideradas salvajes, carnales, violentas, que están presentes en lo humano y en el artista esto se hace presente, pudiendo aceptarlas, disfrutando de ellas. Mientras al hombre común le puede generar culpas, temores, no sucede lo mismo con el artista. (Freud, 1927) Es decir que la sublimación es una condición, que requiere la operación de la cultura en prácticamente todas sus partes constitutivas. Desviar el cauce sexual a otros rumbos y con otros propósitos afines a la cultura. Freud en su artículo “Tres ensayos de teoría sexual”, describe al carácter histérico, similar a cualquier otro tipo de neurosis, con una cuota de represión sexual, con un aumento de las resistencias conocidas como vergüenza, asco y moral. Freud continúa en el mismo artículo, señalando que los órganos del cuerpo brindan excitaciones, basadas en diferencias de naturaleza química, a una las designamos como la específicamente sexual y al órgano afectado, como la zona erógena de la pulsión sexual que arranca de él. (Freud, 1905) Entonces si apuntamos el término de “vergüenza”, que es resistencia y lo asociamos con el ojo como zona erógena de la pulsión, podemos avanzar y dar cuenta de un fenómeno común que sucede, en quienes practican una danza, o cualquier actividad que implique exponerse, donde suelen surgir sentimientos de vergüenza, que están asociados a la mirada de los otros y esto funciona como un límite, una resistencia para poder distenderse, relajarse y exhibir lo que cada uno puede ser capaz de crear, y de expresar.

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Freud se pregunta de qué manera se construye la producción cultural, que da cuenta de aspectos que escapan a la neurosis y la respuesta que da, es a partir del proceso de sublimación; considerado como una desviación de fuerzas pulsionales de su fin. Hay que diferenciar entonces, lo que es desviación del fin, transformado en la producción artística y lo que mencionábamos anteriormente como “resistencia” bajo la forma de vergüenza, asco, moral. (Freud, 1927). La sublimación no es represión, como tampoco es un límite a la expresión. El psicoanalista Lacan, señala que la sublimación es el acto por el cual “el objeto se eleva a la categoría de la cosa”; la palabra cosa deriva del latín, de causa y hay relación entre la cosa y la palabra, y como sabemos las cosas de un mundo humano están estructuradas en palabras, en lenguaje, y son los procesos simbólicos, es decir, la cultura, los que dominan en el mundo. (Lacan, 1959) Marvin Harris toma la definición de Edward Burnett Tylor, quien fue el fundador de la antropología académica: “La cultura…en su sentido etnográfico, es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad. La condición de la cultura en las diversas sociedades de la humanidad, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, constituye un tema apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción humanos”. (Harris, 1983) Siguiendo el concepto de arte, Harris, destaca el concepto de arte de Alexander Allan, quien define “el arte como un juego con la forma, que produce algún tipo de transformación-representación estéticamente lograda”. (Harris, 1983) El juego es un aspecto gratificante de la actividad, la forma es un conjunto de restricciones que afectan a la organización espacial y temporal del juego artístico; está asociado a las reglas del juego del arte. Lo estético apunta a la capacidad humana para dar respuestas emocionales de apreciación y placer cuando el arte es logrado y por último, el concepto de transformación-representación que se refiere al aspecto comunicativo del arte; el arte siempre representa alguna cosa. La representación para ser

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arte debe transformarse en algún tipo de expresión lingüística, movimiento, imagen y objetos metafóricos o simbólicos que están en lugar de lo que está siendo representado. Es interesante agregar lo que sucedía con la “danza de Oriente”, en el momento de la expansión de Occidente sobre Oriente y el inicio del florecimiento del culto al otro, particularmente el otro bizarro o exótico, como era visto Oriente por Occidente; los viajeros estaban fascinados con el actuar de las bailarinas que con su baile expresaban estas características. La primer descripción de una bailarina la realizó Lady Mary Montagu en 1717, quien dijo “la bailarina era diferente de lo que había visto anteriormente, estoy segura que el pudor más rígido del mundo no habría podido ver una cosa así, sin pensar en algo que no debería ser dicho”. En esta frase, subrayo el término “pudor”, que estaría del lado de un límite, una inhibición para expresar, cuestión que como dijimos, está en una vereda opuesta al concepto de sublimación como modo de expresión artística. Esta descripción de la bailarina, nos remite al fenómeno de Orientalismo, que surge en el siglo XVIII coincidiendo con las relaciones Este-Oeste; en dicha época Europa adquirió conocimientos acerca de Oriente, reforzados por el choque colonial y por el interés ante todo lo extraño e inusual que explotaban las ciencias como la etnología, la anatomía comparada, filosofía, historia y a esto se sumaron obras literarias de novelistas, poetas, traductores y viajeros. Por otro lado Europa siempre se mantuvo en una posición de dominio sobre Oriente. Entonces el oriental era visto como irracional, depravado, infantil, diferente, mientras el europeo era racional, virtuoso, maduro y normal. (Said, 1978) Al decir de Said, “el orientalismo se puede comprender mejor si se analiza como un conjunto de represiones y limitaciones mentales más que como una simple doctrina positiva” (Said, 1978) En Egipto en el comienzo del siglo XIX existían las llamadas “Awalim”, quienes eran bailarinas profesionales, consideradas de clase alta, dado que realizaban diversas actividades culturales, como escribir poesía, componer música, improvisar, cantar; y siendo muy respetadas, los hombres del harem no podían verlas cuando actuaban; sólo podían escucharlas a través de una mampara de madera o de cortinas. Como contraste a 4

las Awalim, existían las Ghawazi, que actuaban en las calles, en celebraciones y frente a público masculino. (Shay-Sellers-Young, 2005) Cabe la pregunta, de por qué razón existían las prohibiciones a ser espectadores de un arte, como el que poseían las awalim y por qué eran perseguidas las ghawazi? Podríamos responder que estaba asociado a la religión del Islam; pero también podemos suponer que las prácticas religiosas operan a favor de las prohibiciones de la subjetividad, a favor de la represión. En el desarrollo de una cultura, opera el trabajo de la sublimación, que como acto de transformación permite sortear un límite y aquí se inscribe la danza, que como arte, es socialmente valorada. Según Lacan, la sociedad encuentra alguna felicidad en los espejismos que les proveen los moralistas, artistas, artesanos, etc; pero el mecanismo de la sublimación no debe buscarse sólo en la sanción de la sociedad sino también en el deseo de los sujetos que participan en cada sociedad. (Lacan, 1959)

Bibliografía

Freud, S (1905), Obras Completas, Volúmen 7. Tres Ensayos de Teoría Sexual. Amorrortu Editores Laplanche, J/Pontalis, JB (1971). Diccionario de Psicoanálisis, Barcelona, Editorial Labor Freud, S (1927)-Obras Completas, Tomo II, El porvenir de una ilusión, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva. Tappan Merino, E (2001) Revista Carta Psicoanalítica, número 16, La Sublimación. Lacan, J, Seminario 7 (1959) -La ética del psicoanálisis. Buenos Aires, Barcelona, México- Editorial Paidós Karin Van Nieuwkerk, A trade like any other, female fingers and dancers in Egipt, (traducción Estudio Sahar)

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Harris, M (1983) Antropología Cultural. Madrid, Editorial Alianza Said,E (1990) Orientalismo. Madrid, Editorial al. Quibla. Shay A and Sellers-Young, B. (2005) Belly Dance, Orientalism, Transnationalism and Harem Fantasy. Mazda Publishers, Inc. Costa Mesa, California.

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