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Publicaciones de la Asociación Católica de Maestros VALENCIA

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POR

José

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:f;Iatto $alvadott MAOISTRADO

i\ntiguo Becario del Colegio Mayor del Beato Juan de Ribera, de Burjasot Presidente de la Asociación de Padres del Colegio del Sdo. Corazón (Hermanos Maristas) de Valencia Vice-Presidente del Consejo Asesor de la Pi. C. de Maestros Delegado Provincial de Asociaciones del Movimiento

VALENCIA

MAYO

Dep. Legal V. 988 - 60

1960

lanzan sobre el espfl'itu humano, en esta compleja hora del mundo, incesantes solicitaciones de la más variada índole y condición. Porque actúan los medios que el continuo progreso Y la prodigiosa técnica ponen a disposición de todos. Así, las acciones en el tiempo no constituyen suave cadena de dulce y sereno engrane: surgen a saltos desiguales Y esporádicos, mientras una tensión extraña oprime y angustia el corazón. Acaso por esa modalidad que la vida humana adquiere, ciertos graves y trascendentales principios quedan olvidados. y puede surgir el hecho, un poco paradójico al parecer, que mientras altas autoridades y los códigos legislativos confieren a la familia derechos claros e inalienables, en la práctica las exigencias desbordantes de una vida más compleja los va abandonando para entregar al educador poderes que en otras épocas quizá no hubiera otorgado. Cualquier incitación a meditar los hechos y la doctrina que enlazan familia y escuela, paternidad y educación, merecen nuestro incondicional aplauso; nuestra cálida aprobación emocionada. En esta afortunada síntesis, la apretada doctrina que don José María Haro nos ofrece, se halla envuelta en perfiles de la más acusada vibración. Desde los deberes que nacen al amparo del cuarto mandamiento divino, la debida gratitud a padres y maestros se desborda pronto por derroteros del mejor valor educativo, para centrar en la noble figura del educador y en la necesaria colaboración y entendimiento en.tre la familia y la escuela, el perfecto acuerdo que entre ellas debe existir a través de un conjunto de consideraciones que surgen de la visión realista de nuestra sociedad, que el señor Haro Salvador posee con límpido anhelo de perfecciones. Visión realista y a la vez generosa, porque por su profesión y por sus constantes actividades de índole apostólica, nuestro buen amigo tiene sobre sí un acervo de experiencias, y como padre de familia, una llama,fe .-~-anhelantes perfecciones. 4r"b' ~~~.ya \

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Queremos subrayar con profundísima gratitud, la constante incitación que a la sociedad española dirige Haro Salvador para que amplíe el radio de sus preocupaciones hasta envolver al maestro en afectos y atenciones que puedan compensarle de indiferencias, desvíos, incomprensiones Y aun estrecheces de la más variada índole y condición. Magnífica llamada a todos, ésta que el celo, la actividad, el dinamismo ininterrumpido de tantos años de actuación pública lanza don José María Haro Salvador. Nuestra gratitud por ese sentimiento suyo, efusivo y cordial, impulsor de una actuación social que tiene tantas perspectivas gratísimas para el corazón de todos los educadores. ALFONSO INIESTA

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Con illial veneración, en recuerdo de Su Santidad Pío XII.

Cada día más, para nosotros, es el educador primario -señores y señoras Maestros, religiosas y religiosos- factor fundamental en la for;a del porvenir de la Familia, de la Patria y de la Iglesia. En nueStra modesta misión de repetidor, venimos reiterando estas ideas, casi cada día, ante educadores, ante padres, ante organizaciones apostólicas, ante autoridades; ouando hubo ocasión, en Asambleas y en Congresos. Sinceramente creemos que sin "cálida comprensión, mutua confianza y real colaboración" entre los padres y los educadores, ya laboren en Colegios, ya en modestas Escuelas, no serán posibles progresos sensibles en eSte trascendental oampo. Naturalmente que estas ideas no son nuestras. Pero sí tenemos una experiencia de muchos años, mezclados en afanes, para elevar socialmente al Magisterio y plusvalorar la Escuela primaria, por acentuar el contacto entre los padres, las madres y los Colegios. Las ideas están en la "Divini Illius", pero sobre todo están insistentemente expuestas en palabras de Su Santidad Pío XII, que dejó para la Familia, los educadores y para los Colegios y Escuelas, inigualables enseñanzas. Nuestra modesta aportación al 1 Congreso de la Familia Española, a alguna reciente Asamblea de la Confederación Católica de Padres de Familia y en actos del "Día del Maestro", tuvieron como punto de partida, como vía y luz, el pensamiento de Su Santidad Pío XII. y pensamos que al recogerlas y divulgarlas, recordamos mejor y mantenemos en vivo el fuego del filial amor a aquel incomparable Pontífice. ]. M.a HARO

Honra a tu padre y a tu 1'IUJXi,re para que vivas largos años y seas feliz en la tierra que te da el Señor, tu Dios.

(Ex., XX-12; Deut., V-16.)

1 UN DEBER NACIDO DEL CUARTO MANDAMIENTO Grandes y sobremanera excelentes son los tres primeros mandamientos, que establecen el deber de los hombres de amar a Dios sobre todas las cosas y amar a su prójimo por Dios mismo (1). Sin embargo, es mayor el número de los mandamientos dedicados a precisar nuestras relaciones con los demás hombres, con los prójimos, y el primero de ellos, el cuarto, ordena HONRAR PADRE Y MADRE (2). La explicación del CATECISMO ROMANO, dentro del concepto de PADRE y MADRE, han de entenderse comprendidos -con ámbito personal muy amplio- a todos cuantos ejercen alguna autoridad, a todos aquellos que ejercen alguna potestad sobre nosotros, a todo superior (3). y del mismo modo ha de entenderse en sentido amplio el concepto HONRAR, que para los orientales quiere decir al mismo tiempo respeto, amor, obediencia, y en los comentarios todos incluye también el honor, la asistencia, la imitación y la gratitud (4). Si, como veremos, el complemento de la generación es la educación (5), y la educación de nuestros hijos solemos tenerla confIada a señores Maestros y Maestras, es claro que para nosotros unas y otros -todo educadorse hallan comprendidos en aquel amplio concepto de padres a que se refIere el cuarto mandamiento; a ellos también dicen referencia los deberes de amor, respeto, obediencia, honor, asistencia, imitación, y en especial de gratitud (6). (1) «El que no ama a su prójimo, a quien ve, ¿cómo es posible que ame aDiós, a quien no ve?» (1, Jo., IV-20.) (2) «Honra a tu padre con todo tu corazón, y no te olvides de los gemidos de tu madre. Acuérdate que si no es por ellos no hubieras nacido y correspóndeles según lo mucho que han hecho por tL» (Ecco., VII-29-30.) (3) Gasparri, Cato Católico, núms. 70 y 72. (4) L. Rouzic, «El Padre». (5) «El padre es prinCipio de la generación, de la educación, de la disciplina y de todas aquellas cosas que conducen a la perfección de la vida humana.» (2. 0 , 2, q. 602, articulo 6. 0 ) (6) Santo Tomás la explica en la «Summa» (2. 0 , 20 . , q. 107, a. 2 cobp.), y le sefiala estos tres elementos: 1, reconocer el beneficio recibido; 2, alabarlo con acción de gracias; 3, pagarlo en lo posible. Y la ingratitud, con sus tres contrarios. 7

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INCLUYE LA GRATITUD El agradecimiento brota en nosotros cada vez que pensamos en nuestros Maestros, y no ciertamente, como diría La Rochefoucauld, "como un secreto deseo de mayores beneficios", sino mucho mejor, al modo recordado por Hesiodo (7): "Hay dos clases de liberalidad: dar y devolver. Somos libres de dar o de no dar; pero no de devolver cuanto podemos." Por eso, aclararía Cicerón, "el agradecimiento es el más imperioso de todos los deberes". Y Jesucristo nos dejaría constantes enseñanzas en su Evangelio para que supiésemos dar gracias, ser agradecidos (Mat., XXIl-37-40; Marcos, XII-23; cf. Luc., X-25-37; Jo., XIII-34-35. Gal., V-l4; Rom., XIII-8-10, etcétera). La gratitud es sentimiento que mueve a estimar el beneficio recibido y a corresponder a él de alguna manera (8); es un modo de pagar, de devolver. Y desde esos puntos de vista, en conexión con la Justicia, que manda dar a cada uno lo suyo, según medida y proporción; y la Justicia, en conexión con el amor, que es a la vez fuente y perfección de la Justicia. "Quien reconoce los favores, gusta de hacerlos", decía BOSSUET (9); y por eso -añadía Santo Tomás-, "el agradecido merece conservar el beneficio, así como el ingrato merece perderlo" (10). GRATITUD A NUESTROS MAESTROS No extrañe, pues, nuestra gratitud a nuestros Maestros y el recuerdo cúnstante de aquellos que nos educaron, junto con nuestros padres, en nuestra infancia (11). Porque en ellos concurren las dos primeras condiciones, por virtud de las cuales debemos a alguien esa gratitud: la excelencia de quien nos hace bien y la excelencia del bien recibido (12). Y como el amor es comunicativo, aprovecha toda ocasión para decir sus sentimientos. Y si nosotros tenemos verdadero amor a nuestros educadores y a los educadores de nuestros hijos, del mismo modo aprovecharemos toda ocasión para hacérselo saber, para hacer patentes esos sentimientos entrañables hacia ellos. He aquí por qué aprovechamos toda ocasión que se nos ofrece para hacer públicos los nuestros; como educados que fuimos por Maestro, como padre de hijos que ahora se hallan en manos de Maestro, de educador; como padre también, para recordar a las familias, a la Familia Española (13) De Officiis. Santo Tomás: «Summa Teol.», 2.0 ... arto 5 ad 4. la Historia Universal. III parte, cap. IIJ. arto 1.0. Congreso de la Familia Espafiola. .(13) Verdaderas .autoridades sociales son los educadores. Bien merecen, pues, que siempre les llamemos «sefior Maestro», «sefiora Maestra».

y a la sociedad entera, educadores, a los seño Porque, si a primera una trascendencia per: verdad tienen todos Ul Y así, en el cuarto de nosotros, cada padr PADRE -cabeza de 1: hogar ... - también de por su función educa( madre, a los educado posible, de honor y re tencia, de agradecimieJ Y no sólo las famil tuyen, y las autoridade

EL PRIMER BIEN I

Y los hijos son ": Tomás con la Divini j Participemos de m su plenitud en Dios, por ello, de la educac convienen a la perfec( artículo 1.0). (16). Como a los hijos d dará Pío XII (17) con para ellos el deber de demos abandonar ni a artículo 6. 0 ). Somos la el que da las cosas, d¿ y las cosas que sigue conviene. Por eso pel sino todo lo que les ( y política. Por eso los padre! dores de los hijos (18: impone éste, como d. julio de 1945, en su i

(7) (8)

(9) 2. 0 , 20 0, q. 122, (10) Discurso sobre (11) 2.&, 200, q. 101. (12) Y ahora. al 1

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(14)

(15) (16)

(17) (18)

V. n. «El Maestr' D. 1. M., núm. 1 Div. Illius Mag., Pío XII, 4-XJ-194f Pío XII, discurS

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