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INFORME DE LAS REUNIONES DE ALTO NIVEL ENTRE LA AGRUPACIÓN GLOBAL UNIONS Y LA CONFEDERACIÓN MUNDIAL DEL TRABAJO CON EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y EL BANCO MUNDIAL Washington, 6-8 Octubre 2004 Ramón Baeza Sanjuán Responsable de Estudios Secretaría de Acción Sindical Internacional – CC.OO.
Como consecuencia del protocolo firmado en 2002 (ver punto I) los pasados días 6-8 de octubre se celebró en Washington una reunión entre 81 sindicalistas y directivos y ejecutivos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Entre los sindicalistas que participaron en el evento se encontraban los Secretarios Generales de la CIOSL, de la CMT y de las federaciones internacionales de Servicios Públicos y de Educación. A continuación se hace un repaso de los principales asuntos que se abordaron durante el encuentro. I Valoración del Diálogo Reforzado entre Sindicatos Internacionales (IFI)
e Instituciones Financieras
A pesar de que los máximos dirigentes de las IFI suelen ser proclives a afirmar que el diálogo con las organizaciones sindicales se produce desde hace más de 15 años, lo cierto es que la relación estructurada surge en octubre de 2002 como consecuencia de un acuerdo entre la Agrupación Global Unions (CIOSL + Secretariados Profesionales Internacionales + Comité Consultivo Sindical de la OCDE), la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). En ese momento pudieron constatarse las grandes diferencias entre los puntos de vista sindicales y los correspondientes de las IFI, pero también se identificaron importantes espacios de preocupación compartida y de potencial cooperación. De esta forma se acordó la celebración de reuniones bianuales de alto nivel en Washington, que se complementarían con reuniones de menor nivel cuando fueran necesarias y de reuniones temáticas a nivel regional o subregional. En consecuencia, durante 2003 se celebró una reunión de seguimiento del diálogo Sindicatos-IFI y encuentros sobre reforma de los sistemas de pensiones o del mercado de trabajo, países de bajos ingresos o derechos sociales fundamentales. También se ha estructurado un diálogo individualizado con el FMI y el BM para tratar aspectos de competencia exclusiva de cada una de las instituciones, que han dado lugar, por ejemplo, a la realización de estudios sindicales sobre repercusiones de las políticas de las IFI en determinados sectores o la capacitación de sindicalistas en las propias IFI. De la evaluación de este diálogo individualizado han surgido propuestas concretas de trabajo que se pondrán en práctica en el periodo 2004-2006. Asimismo se evocó la propuesta incluida en el informe sobre la Dimensión Social de la Globalización, auspiciado por la OIT de constituir un comité consultivo sindical de las IFI inspirado en el vigente TUAC de la OCDE. La puesta en práctica de este proceso no estuvo exenta de importantes críticas por parte de los sindicalistas participantes en las reuniones. Uno de los problemas detectados fue la ausencia de mecanismos para el seguimiento de la ejecución de algunos de los compromisos adoptados en las reuniones de Alto Nivel. Pero los reproches más importantes surgieron de la constatación de diferentes prácticas entre el diálogo centralizado y descentralizado. En efecto, no puede dejar de concluirse que se ha observado una voluntad por parte de las IFI de intensificar el diálogo con las organizaciones sindicales, preocupándose por sus puntos de vista e intentando buscar espacios de entendimiento. Esta nueva actitud ha ido pareja con una sensible modificación del discurso imperante, introduciendo conceptos como lucha contra la pobreza o las críticas –cada vez más explícitas- a los resultados de la puesta en práctica del Consenso de Washington y de
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las políticas de ajuste estructural. Sin embargo, a escala nacional la situación es bien distinta: las delegaciones permanentes o las misiones temporales de las IFI raras veces muestran interés por encontrarse o conocer las opiniones de los sindicatos. Sobre el terreno, además, siguen propugnando con frecuencia fórmulas de estabilidad macroeconómica o modelos de desarrollo que atentan contra los derechos laborales o sistemas de protección social incluso, en países donde éstos son poco más que incipientes. II Consultas sobre Políticas de Salvaguardia de la Corporación Financiera Internacional (CFI): componentes relacionados con las normas de trabajo La Corporación Financiera Internacional (CFI) es un organismo enmarcado en el Banco Mundial cuya función es la concesión de créditos al sector privado. El pasado mes de agosto publicó una nueva lista de salvaguardas sociales y medioambientales que incluía una sección relativa a las normas de trabajo. Esta iniciativa fue favorablemente acogida por las organizaciones sindicales. Las propuestas de gestión de la CFI sobre condiciones de trabajo (Performance Standard 2) incluyen un buen número de requerimientos para las políticas y practicas de sus clientes. Entre ellas el derecho de organización de los trabajadores, la no discriminación, prohibición del trabajo infantil o forzoso y el respeto a los acuerdos colectivos. Reconociendo sus aspectos positivos, la propuesta de la CFI fue sujeta a importantes críticas, siendo la más reiterada la ausencia de referencias a los derechos fundamentales y convenios establecidos por la OIT, máxima autoridad internacional en la materia. Por esta razón se presentó un documento CIOSL-GUF proponiendo enmiendas de redacción al Performance Standard 2. También se criticó la falta de concreción de algunos de estos criterios y su deficiente puesta en práctica. De hecho, los propios ejecutivos de la CFI participantes en la reunión reconocieron que podían vigilar el cumplimiento de los criterios por parte de las empresas receptoras de créditos pero se veían impotentes para garantizarlos en empresas subcontratistas de aquellas. Otros reproches que se dirigieron a los representantes de la CFI por parte de los sindicalistas asistentes a la reunión fueron la ausencia de seguimiento en el cumplimiento de las condiciones de trabajo, las diferencias de rasero entre el rigor a la hora de vigilar los requisitos medioambientales frente a la laxitud de los criterios laborales y se reiteraron las demandas de información sobre la existencia de instrumentos sancionadores a las empresas que no respetaran las condiciones de trabajo citadas. De especial dureza fue la intervención de Víctor Báez –Secretario General de la ORIT- quien criticó el enfoque dado por la CFI a los derechos laborales, desde una perspectiva de eficiencia económica y no como insertos en el marco general de los derechos humanos. Asimismo denunció la financiación de la CFI a empresas radicadas en Centroamérica que desarrollan prácticas antisindicales y señaló la imposibilidad de la CFI de presionar a las empresas tras haber otorgado financiación. III Programas y políticas de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) relacionados con el comercio En este asunto los representantes del FMI hicieron una encendida defensa de la liberalización multilateral del comercio como catalizador del crecimiento económico mundial, advirtiendo de las negativas consecuencias que se derivaban de las restricciones a los intercambios comerciales todavía existentes. No obstante, subrayaron que, siendo indiscutibles los resultados a medio y largo plazo, la apertura de marcados podía tener consecuencias no deseadas en el corto plazo para los países en desarrollo. Entre ellas, la erosión de las preferencias tarifarias podrán perjudicar a ciertos países. Para luchar contra estas consecuencias, los representantes del FMI describieron una serie de instrumentos desarrollados por su institución entre los que destacaron el Mecanismo de Integración Comercial (MIC). Los funcionarios del FMI quisieron destacar que el MIC se había concebido como un instrumento para ayudar a los países a corregir los déficit de balanza de pagos producidos por la liberalización multilateral de intercambios, por la
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vía de hacer más previsible el acceso a la financiación disponible en el marco de los mecanismos en vigor. En todo caso recordaron la existencia de otros instrumentos disponibles como la asistencia y la realización de estudios. Desde la delegación sindical se replicó que, incluso admitiendo la posibilidad de que la liberalización de los intercambios comerciales desembocara en crecimiento económico, este no garantizaba el desarrollo en buena parte de los países y en menor medida la redistribución de ese crecimiento. Otros aspectos que se subrayaron fueron la inequidad del comercio mundial y las críticas a las continuas referencias a la flexibilidad laboral como condición para incrementar las cuotas de mercado que no se corresponden con la rigidez y protección que gozan ciertos sectores empresariales en muchos países en desarrollo, especialmente el bancario. Para finalizar se realizó una mención especial al intercambio de productos agrícolas, advirtiendo de las negativas consecuencias que tendría para numerosos países en desarrollo su liberalización cuando los países desarrollados mantienen restituciones a la exportación y cerrados sus mercados por medidas tarifarias y fitosanitarias. IV Reunión con el Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo de Rato1 En su primera reunión con sindicalistas como Director Gerente del FMI, Rodrigo Rato efectuó una larga disertación (de hecho consumió buena parte del tiempo reservado a la discusión general) en la que hizo un repaso a la situación económica mundial y al papel que podían y debían jugar los sindicatos. Rato dirigió un mensaje lleno de optimismo, reiterando en diversas ocasiones que la economía internacional se encuentra en su mejor momento desde hace más de 30 años, tanto por las tasas de crecimiento y los bajos tipos de interés como por su solidez que permite absorber shocks como el incremento del precio del petróleo. Defendió que nos encontramos en una condición inmejorable para afrontar reformas que den respuesta a retos como el envejecimiento de la población. Hizo una especial mención a la necesidad de reformar los mercados de trabajo expresión que, a su juicio, padecía de una mala fama inmerecida pero insistiendo que no podían seguir regidos por normas de los años 80. A partir de ese momento Rato manifestó su convicción sobre el papel indispensable que podían y debían jugar los sindicatos y el diálogo social en un contexto de cambios acelerados, para conseguir crear empleo –el mejor instrumento de lucha contra la pobreza- y para evitar que los gobiernos repitan errores pasados. Por último Rato insistió en la necesidad de contar con más recursos para los países en desarrollo, subrayando que se trataba de una opción política y no técnica. A la intervención de Rodrigo Rato respondieron los Secretarios Generales de la CIOSL y la CMT. Guy Ryder expuso el compromiso de la CIOSL con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas y con iniciativas tendentes a crear una fiscalidad global, en el sentido de lo propuesto por el Presidente Chirac. En relación con las reservas sindicales a las reformas del mercado de trabajo, Ryder señaló que éstas, tradicionalmente, habían sido unidireccionales y que el FMI, aunque dice no ser competente en asuntos sociales o laborales, los mensajes que envía normalmente desembocan en políticas lesivas para los trabajadores. En cualquier caso, Ryder saludó el incremento del diálogo sindicatos-IFI. Por su parte Willy Thys moderó el optimismo de Rato subrayando que el crecimiento económico no era sinónimo de desarrollo, creación de empleo o reducción de la pobreza. Asimismo incidió sobre otros aspectos en los que debería modificarse la actitud del FMI, como la deuda externa de los países en desarrollo, el establecimiento de una tasa a los movimientos de capital especulativo, la colaboración con la OIT o el diálogo con la sociedad civil a nivel nacional. De esta reunión habría que destacar también el intercambio de pareceres –un tanto áspero- entre Rodrigo Rato y José Luis Lingieri (Secretario General de la CGT) sobre el papel jugado por el 1
En las intervenciones orales y en la documentación escrita se aludió al Director Gerente del FMI como Sr. de Rato.
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FMI en la crisis argentina. Lingieri afirmó que el FMI se se quivocó en el diagnóstico de la crisis, cometiendo gruesos errores de recomendaciones y políticas inadecuadas con un alto coste social, defendiendo en todo momento la actitud del gobierno argentino. Rato le respondió que el FMI había realizado una reflexión autocrítica de su actuación en Argentina, lo que no habían hecho otros (en clara alusión al gobierno del país). También insistió en que sería tan poco realista pretender que Argentina pagara el 100% de su deuda como el que no pague nada, insinuando que debería el país llegar a un acuerdo con sus acreedores. V
Labor del FMI y del BM en los países de bajos ingresos
En este punto se abordó una iniciativa circunscrita a un número restringido de países, los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) que junto con los Países Menos Desarrollados (PMD) –varios países son miembros de ambos grupos- son, en términos coloquiales, los más pobres entre los pobres. Las IFI desarrollaron hace varios años la Iniciativa para la Reducción de la Deuda de los PPME que consiguió concitar las críticas de los más variados sectores tanto por la naturaleza de las condiciones como porque estas eran prácticamente incumplibles. En la actualidad, el Banco Mundial ha modificado el programa por créditos para fomento del desarrollo. En cualquiera de los casos, los sindicalistas presentes criticaron el programa por el número reducido de países a los que iba destinado, por su escasa dimensión, así como por su condicionalidad vinculada a programas de ajuste estructural sobre los que se ya se han valorado su eficacia y repercusiones sociales. En cualquier caso, se manifestó la disponibilidad sindical para negociar iniciativas más ambiciosas de reducción de la deuda vinculadas al incremento de recursos de ayuda al desarrollo y la puesta en práctica de nuevos instrumentos de financiación. VI
Reunión con James Wolfenson, Presidente del Banco Mundial (BM)
El Presidente del BM expresó el objetivo de su institución de crear empleos como base sólida de esperanza en el futuro, enfatizando esta afirmación con el ejemplo de que no podrá haber paz en Israel si los palestinos no tienen trabajo. También manifestó su compromiso con los derechos fundamentales en el trabajo de la OIT, si bien señaló que su posición no era unánimemente compartida por los representantes nacionales (administradores) en el Banco. En este mismo sentido subrayó la cooperación brindada por el BM para la elaboración del informe sobre la Dimensión Social de la Globalización. Resultó llamativa su puesta en cuestión de la ortodoxia del Consenso de Washington y, especialmente, de las bondades de las privatizaciones, subrayando que lo importante no es tanto el crecimiento económico como su redistribución y que el desarrollo debe acompañarse de incremento de derechos sociales. También destacó que el debate del futuro se centraría en la condicionalidad, animando a los sindicalistas a involucrarse plenamente en él. Continuó Wolfenson con la necesidad de incrementar las inversiones en pequeñas y microempresas, como principales generadoras de empleos, así como alertó sobre las trabas administrativas que lastran su creación en no pocos países. Concluyó, coincidiendo con Rato, en una apreciación optimista del panorama económico mundial si bien alertó sobre cómo la amenaza del terrorismo internacional estaba detrayendo recursos que debían destinarse a la promoción del desarrollo a favor de gastos en seguridad y defensa. Guy Ryder respondió a la intervención saludando el cambio de discurso del Banco, particularmente en lo referido a los derechos fundamentales en el trabajo. A pesar de ello manifestó su preocupación porque el cambio argumental y práctico que se constataba respecto a la dirección del Banco en Washington no se correspondía con las experiencias nacionales: en buen número de países los representantes del Banco ignoran a los representantes sindicales y propugnan como modelo básico de desarrollo la reforma del mercado de trabajo (identificada con recortes de derechos sociales y laborales, incluso donde éstros son poco más que anecdóticos) para atraer inversiones. Ryder no dudó de calificar estas políticas de simplistas y poco eficaces. Willy Thys, tras valorar críticamente los resultados derivados de los 15 años de la puesta en práctica del Consenso de Washington, elogió el proceso de acercamiento del BM a la
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OIT y subrayó que el mejor camino para salir de la pobreza se encuentra en la creación de empleo decente. Tras las intervenciones de los Secretarios Generales de la CIOSL y la CMT tomaron la palabra representantes sindicales de varios países en desarrollo que coincidieron en sus líneas generales. Denunciaron que las IFI obligan a los gobiernos nacionales a poner en práctica políticas que degradan la situación social y laboral de países donde más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y, particularmente, animan a la persecución de los sindicatos por ser las organizaciones que más eficazmente vertebran la oposición a las medidas económicas propugnadas. A pesar de los discursos formales, sobre el terreno, las IFI atentan contra la negociación colectiva, la educación o cualquier medida de protección a los desempleados. En todos los casos demandaron un verdadero diálogo entre las IFI y las organizaciones sindicales en ámbitos nacionales para discutir estrategias de desarrollo. VII Documentos de Estrategia de Lucha contra la Pobreza (DELP): cuestiones sobre trabajo y empleo Los Documentos de Estrategia de Lucha contra la Pobreza (DELP) deben ser elaborados por los países en desarrollo que deseen acceder a financiación de las IFI. Estos textos deben incluir las políticas, programas macroeconómicos, estructurales y sociales destinados a fomentar el crecimiento económico y disminuir la pobreza, incluyendo las necesidades de financiación externa para su ejecución. Los DELP son redactados por los gobiernos en colaboración con las organizaciones donantes, las IFI y está expresamente prevista la participación de la sociedad civil. Esta previsión fue acogida por las organizaciones sindicales con gran esperanza que ha sido, en la mayor parte de los casos, defraudada. Las críticas sindicales a los DELP se concretaron en los siguientes puntos: • En numerosas ocasiones los DELP son una operación de “lavado de cara” a los programas clásicos de ajuste estructural, donde los aspectos laborales son marginales o se limitan a las tradicionales recomendaciones de flexibilizar los mercados laborales. • La consulta a los sindicatos, en los casos que se ha producido, ha estado lastrada por su arbitrariedad: se ha producido en un momento cualquiera del proceso, sin continuidad, superficialmente, sin información previa que permitiera preparar con rigor alternativas, primando a organizaciones afines (sean sindicales u ONG) antes que a las más representativas y potencialmente críticas. No obstante, también se reconoció que las organizaciones sindicales, en muchos casos, carecían de cuadros suficientemente preparados para analizar, evaluar y ofrecer alternativas a documentos en los que se establecieran estrategias de desarrollo nacionales. En ese mismo sentido también se apuntó la falta de diálogo y colaboración que en algunos países se produce entre sindicatos y asociaciones, instituciones u organizaciones con las potencialmente podría existir una alianza estratégica. VIII
Informe del Banco Mundial respecto a las Normas Internacionales de Trabajo
Ejecutivos del Banco Mundial expusieron la dilatada experiencia de su institución en la promoción de políticas de desarrollo y sus intentos por que los países se “apropien” de ciertos criterios de condicionalidad social, especialmente la prohibición de las peores prácticas de trabajo infantil (harmful child labour) y del trabajo forzoso. En este mismo sentido informaron de la firma de un acuerdo marco con una empresa internacional de ingeniería y obras públicas para que incluyera entre sus contratistas estos criterios y la colaboración con la IFBWW (Federación Internacional de Trabajadores de la Madera y la Construcción) que ha dado lugar a un estudio sectorial.
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Por parte de la representación sindical los comentarios fueron coincidentes con los expuestos en puntos anteriores: se valoró positivamente la nueva sensibilidad del Banco y el cambio de su discurso tradicional pero se expusieron numerosos ejemplos nacionales donde las prácticas derivadas de las actuaciones del Banco se traducían en despidos, persecución sindical o cuestionamiento de ciertos instrumentos sociales, especialmente pensiones y protección al desempleo. Incluso, se señaló por parte del principal sindicato de la República de Sudáfrica COSATU, que el programa Doing Business ponía en cuestión alguna de las medidas antidiscriminatorias en vigor desde el fin del apartheid. IX
Informe sobre la Dimensión Social de la Globalización
Un representante de la OIT presentó las principales conclusiones del Informe sobre la Dimensión Social de la Globalización, publicado en enero de 2004, haciendo especial referencia a las recomendaciones dirigidas a las IFI. En particular se les demandaba mayor coherencia interna y con otras organizaciones multilaterales (OMC y OIT) en lo referente a asuntos vinculados con el empleo. Una propuesta concreta fue la de crear estructuras consultivas similares a las establecidas por la OCDE, que permitieran la participación sindical. Uno de los vicepresidentes del BM saludó las conclusiones del Informe, anunciando que su institución estaba preparando una respuesta a sus recomendaciones que incluyera mecanismos para garantizar la coherencia entre las distintas divisiones del Banco. Por otra parte, el representante del FMI fue menos explícito, expresando su preocupación ante una posible multiplicación de foros. X
Resultados de la Reunión Sindical del G-20
Ante la reunión de la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada en Cancún en septiembre de 2003, un grupo de 20 países en desarrollo 2 (a partir de ese momento conocido por G-20) decidieron coordinar sus estrategias frente a las negociaciones en curso y, más concretamente, ante la propuesta conjunta EE.UU.-Unión Europea sobre agricultura. A pesar de las presiones el G-20 mantuvo su unidad durante las reuniones, hasta que éstas concluyeron sin resultados apreciables. A partir de ese momento el grupo ha ganado en cohesión y voluntad de incrementar su capacidad de interlocución –bajo el liderazgo informal de Brasil e India- y proposición frente a los países desarrollados, especialmente en el ámbito del comercio internacional. Hay que destacar que el G-20 no se opone a la liberalización comercial sino que pretende vincularla con el desarrollo económico y social. Vista la trascendencia de esta iniciativa, la CIOSL decidió facilitar el encuentro de los sindicatos de estos países con el fin de que examinaran las posiciones de sus gobiernos en relación con el comercio, el desarrollo y sus repercusiones sociales, así como que estudiaran la posibilidad de constituir un equivalente sindical del G-20 que interactuara con los gobiernos que lo integran. De esta forma, con ocasión de las reuniones de alto nivel con las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), se encontraron representantes de las organizaciones regionales de la CIOSL y de algunas Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) con representantes sindicales de algunos de los países que componen el G-20 3. De las informaciones que se facilitaron sobre el desarrollo de la reunión al conjunto de los representantes sindicales que acudieron a la Reunión de Alto Nivel, puede deducirse que se detectó tanto la necesidad de vigilar la posición del G-20 en las negociaciones comerciales como la oportunidad de aprovechar las oportunidades que brinda el Grupo para incluir 2
En la actualidad, son miembros del G-20 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, China, Cuba, Egipto, Filipinas, India, Indonesia, México, Nigeria, Pakistán, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia, Tanzania, Venezuela y Zimbabwe. 3 Participaron en esta reunión representantes sindicales de Argentina, Brasil, Chile, China (Hong Kong), México, Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, India, Pakistán y Filipinas así como un sindicalista de Costa de Marfil, aunque su país no es todavía miembro del G-20.
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cuestiones sociales y laborales en las negociaciones comerciales. A tal efecto, representantes de la CIOSL animaron a incrementar la coordinación entre los sindicatos de los países del G-20 y se comprometieron a fortalecer sus capacidades para el seguimiento de las negociaciones de los acuerdos comerciales, dificultad subrayada por el representante del sindicato sudafricano COSATU. Asimismo la CIOSL se comprometió a difundir las actividades del G-20 sindical en la sede de la OMC. Como ejemplo de buenas prácticas se trajo a colación el caso de Costa de Marfil, donde todas las organizaciones sindicales habían constituido un grupo de seguimiento de negociaciones comerciales –OMC y Acuerdos de Asociación Económica con la Unión Europea, enmarcados en el Acuerdo de Cotonú- que contaba con altos niveles de interlocución con su gobierno. También resultaron destacables las múltiples intervenciones a favor del Presidente Lula da Silva y de la iniciativa contra el hambre presentada en la sede de Naciones Unidas así como las manifestaciones de preocupación por las repercusiones que sobre el empleo agrario en los países en desarrollo puedan tener los procesos de liberalización comercial.
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