REFLEXIÓN SOBRE LA COMPETITIVIDAD Y EL DESEMPLEO DE LOS JÓVENES EN ESPAÑA

REFLEXIÓN SOBRE LA COMPETITIVIDAD Y EL DESEMPLEO DE LOS JÓVENES EN ESPAÑA Dr. Juan J. Plaza-Angulo Universidad de Málaga [email protected] Resumen

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REFLEXIÓN SOBRE LA COMPETITIVIDAD Y EL DESEMPLEO DE LOS JÓVENES EN ESPAÑA Dr. Juan J. Plaza-Angulo Universidad de Málaga [email protected]

Resumen: El presente trabajo pretende ofrecer una reflexión sobre la posible relación entre los altos índices de desempleo juvenil y, en general, de precariedad laboral, y la tendencia de una gran mayoría de empresas de competir en reducción de costes en lugar de mediante estrategias de gestión del conocimiento y diferenciación. Para ello, analizamos los factores del entorno que condicionan la actividad empresarial, las distintas tipologías de generación de ventajas competitivas habituales y la situación de los menores de treinta años en el mercado de trabajo en España. El objetivo que perseguimos no es el de establecer evidencias empíricas ni verdades absolutas, sino el de abrir un debate necesario para reflexionar sobre una situación a todas luces insostenible a medio y largo plazo tanto desde el punto de vista económico como desde una perspectiva humana y social. Palabras clave: ventaja competitiva, desempleo juvenil, gestión del conocimiento, nueva economía, factores del entorno.

1. PLANTEAMIENTO GENERAL La economía es la ciencia que estudia el reparto de los recursos, siempre limitados. La elección por un tipo de distribución de éstos, junto con la propiedad del capital o de los medios de producción, es lo que ha dado lugar a determinados modelos de sistemas económicos. Actualmente, nuestra sociedad se desarrolla sobre un sistema capitalista pilotado en las últimas décadas por la escuela Neoliberal1. En este sistema, lo cual no es distinción fundamental del mismo, las empresas son los principales empleadores. En consecuencia, su función en la sociedad va mucho más allá de la producción o prestación de servicios por cuanto que guarda una relación directa con el bienestar social. Toda empresa es un sistema abierto que desarrolla su actividad condicionada por la interacción con el resto de agentes que conforman su entorno. Depende de éste captar recursos (outputs), que transformará mediante los procesos de producción, y compartirlos en ese mismo entorno en forma de productos finales o servicios junto con otro tipo de salidas como impuestos, salario o conocimientos (inputs). Dentro de ese entorno deberá subsistir a lo largo del tiempo y hacerlo cumpliendo con los objetivos de 1

El neoliberalismo nace en la década de 1970 de la mano del economista Milton Friedman y de los economistas de la Escuela de Chicago. Extienden su influencia a partir de 1980 bajo los Gobiernos de Ronald Reagan en EE. UU. y Margaret Thatcher en U. K. irrumpiendo abruptamente en las políticas de la dictadura de Pinochet en Chile y posteriormente en la década de ajustes del continente Sudamericano, para posteriormente extenderse por Europa. Entre sus líneas se encuentran la liberalización de la economía, el libre comercio en general, una drástica reducción del gasto público y la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.

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quiénes en ella guardan interés. Los grupos que de manera directa se ven afectados por la consecución de objetivos son los propietarios de la empresa, que esperan obtener una rentabilidad de la actividad económica que impulsan o apoyan, y los trabajadores, que esperan una contraprestación, el salario, y unas condiciones laborales justas. El problema reside en que tradicionalmente estos intereses han sido contrapuestos. Fruto de dicha contraposición se visualiza a día de hoy en la realidad económica y social de nuestro país: grandes grupos empresariales que continúan aumentando su nivel de beneficios mientras las tasas de desempleo, la desigualdad y la población en exclusión social aumentan2. Sin entrar a analizar tal situación, de la que hablaremos más adelante, descendemos al lugar donde estos empleadores buscan suplir la necesidad de lo que para muchos de ellos es el factor trabajo. Nos referimos al mercado laboral, con su enorme segmentación y funcionamiento, desde nuestro punto de vista, intencionadamente deficiente; pues fruto de dicha deficiencia la parte demandante de trabajo consigue aumentar su poder de negociación y obtener un “precio” menor. Este no solo es el salario sino que lo son también las condiciones laborales que finalmente repercutirán en el total de costes laborales para el empleador. Ahora bien, lo que no siempre aciertan a ver con claridad estos empleadores es que la economía productiva está cambiando y con ella deben hacerlo también las estrategias de competitividad. Dentro de las nuevas estrategias de competitividad emerge la persona, el trabajador, como eje transversal y como auténtico factor dispositivo que mediante el conocimiento es capaz de lograr la búsqueda de ventajas competitivas que garanticen el éxito de la actividad empresarial a largo plazo. Bien, ante este panorama que puede resultar un tanto caótico, a la vez que teórico, planteamos un ejercicio de reflexión que supere, si se nos permite el atrevimiento, a la evidencia científica mediante una serie de datos empíricos ordenados con determinada intencionalidad mediante un pulcro modelo matemático. Sirviéndonos de la heurística como estrategia hacia el conocimiento y, tal vez, del pensamiento lateral o del pensamiento divergente, es decir, ejerciendo un pensamiento crítico, pretendemos acercarnos a la realidad de los jóvenes en España y sus enormes dificultades para encontrar empleo. Pero no queremos quedarnos en la complacencia de las cifras estadísticas o en las causas habituales que con reiteración intentan explicar una injusticia a día de hoy irresoluble, sino que queremos realizar el ejercicio de reflexión que nos ayude a ligar tal situación con la tendencia de los entornos económicos actuales y de las prácticas tradicionales para generar competitividad por parte de las empresas. Para ello, nos acercamos en primer lugar a las características del entorno empresarial y a la configuración de los nuevos escenarios, que algunos autores denominan como Nueva economía, para más adelante analizar las distintas formas de generar ventajas competitivas existentes y desembocar en la meditación final sobre el mercado de trabajo en la actualidad, en lo referente al colectivo juvenil. Finalmente, expresamos una serie de conclusiones o reflexiones finales sobre las distintas cuestiones planteadas a lo largo del trabajo y que, desde nuestro punto de vista, nos sugieren cierta interrelación causal.

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Como ejemplo puede consultarse: http://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/6374734/01/15/El37-del-Ibex-35-lograra-beneficios-record-en-2015.html

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2. EL ENTORNO EMPRESARIAL: NUEVA ECONOMÍA

2.1. Turbulencia e imprevisibilidad Si nos detenemos a pensar en los principales acontecimientos del inicio del presente siglo, encontraremos un denominador común: la turbulencia e imprevisibilidad. Adjetivos que podemos trasladar al entorno empresarial y que configuran unas reglas de juego en permanente evolución. Estas reglas emanan de manera directa o indirecta del poder que desarrollan los distintos sujetos que entran en juego y que configuran los denominados factores del entorno. Estos factores pueden ser a nivel macro o a nivel sectorial. En el primer caso nos encontramos con los factores políticos, económicos, sociales y tecnológicos; en el segundo, se ubican los clientes, proveedores y competidores. La característica común de todos ellos es que son externos a la empresa y, por consiguiente, escapan, con carácter general, salvo monopolios, oligopolios y actividades donde la influencia de los lobbies3 es notoria, al control de la misma. Por ello, la empresa que pretende permanecer en el mercado debe adaptarse a dichas condiciones y hacerlo en mejor disposición que sus competidoras. Pero, además, esta competencia se enmarca en un mundo global en lo económico donde la interconexión es cada vez mayor a través del comercio, los flujos financieros, los mercados y la comunicación. A este respecto, la Teoría de Sistemas4 predice que el aumento de los niveles de interconexión dentro de un sistema complejo y no lineal aumenta la tendencia a que pequeños movimientos iniciales se amplifiquen de manera impredecible. Los cambios en el equilibrio global del poder económico seguirán condicionando la capacidad de los Estados para controlar estas fuerzas disruptivas. A ello hemos de añadir el ascenso de los países BRIC5 está creando un mundo multipolar en el que el antiguo orden reduce su liderazgo global. Entre la amplia gama de incertidumbres a las que se enfrentan las empresas cuando miran al futuro inmediato, hay una casi segura: el crecimiento económico, especialmente en las economías desarrolladas, se mantendrá débil en el medio plazo. Si trasladamos esta predicción, que comprobamos como se materializa ya desde 2008, a nuestro entorno más cercano, estamos en disposición de afirmar que el futuro no será fácil. Baste con recordar que nuestro sistema productivo fue incapaz de bajar la tasa de desempleo de en torno al 8% durante los años de mayor crecimiento económico6. La consecuencia del crecimiento sostenido por el endeudamiento ha dado lugar a un proceso de desapalancamiento masivo de hogares, empresas y gobiernos7. Este proceso ha revelado algo que se advertía: la economía productiva se sustentaba en recursos 3

Los lobbies, lobby en singular, son grupos de presión con intereses comunes que presionan para conseguir sus objetivos. Normalmente la presión va destinada a influir en el poder político pero también en la sociedad o en cualquiera los demás factores del entorno, con la intención de direccionar los comportamientos de éstos hasta las posiciones más favorables para el lobby. 4 Von Bertalanffy, L. (2006). Teoría general de los sistemas: fundamentos, desarrollo, aplicaciones (No. 65). Fondo de Cultura económica. 5 Estas siglas hacen alusión a los países de mayor crecimiento económico reciente, los cuales se han posicionado como potencias emergentes que ganan poder a la par que disputan el uso y control de los recursos naturales. Estos países son Brasil, Rusia, India y China. 6 Plaza-Angulo, J. J. (2014): Contexto económico-social, formación y mercado de trabajo de los menores de treinta años en España. En Transiciones laborales y reformas del mercado de trabajo: su influencia sobre el empleo de jóvenes y mayores (pp. 59-76). Bomarzo. 7 Grant, R. M. (2014): Dirección estratégica. Conceptos, técnicas y aplicaciones. Civitas.

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ficticios que sustituían la desviación de los excedentes de la producción hacia las rentas del capital y los mercados financieros. Cuando en 2007 el escándalo de las hipotecas subprime8 ejerce como detonante de la crisis, la interconexión financiera hace que dichos recursos desaparezcan bruscamente y las economías dependientes, como la española, se situaran al borde del abismo. Un abismo especialmente profundo para las clases trabajadoras que se ha manifestado en forma de desempleo masivo, aumento de la precariedad laboral, aumento de la desigualdad y empobrecimiento, lo que ha dado lugar a que hoy el hecho de tener empleo no sea garantía de inclusión social y, mucho menos, de bienestar. Además, en la mayoría de sectores de la economía global existe exceso de capacidad de producción. Tales condiciones alimentan la fuerte competencia en precios y reducen los márgenes de beneficio, llevando en muchas ocasiones a las empresas a situaciones similares a las descritas por Marx como “crisis de sobreproducción” 9; es decir, situaciones en las que la demanda no está dispuesta a consumir los bienes producidos con independencia del precio que estos tengan. A ello se une una fuente adicional de presión competitiva como es la internacionalización de las compañías de los países de mercados emergentes. En China, por ejemplo, las empresas que eran subcontratadas para fabricar productos originales para su venta bajo las marcas de sus clientes compiten ahora con ellos en los mercados finales. Se produce la paradoja de que el proveedor barato impulsado por las grandes trasnacionales para aumentar sus márgenes de beneficio, mientras explotaban mano de obra sin derechos, se ha convertido en distribuidor final y, en consecuencia, en un nuevo competidor con el que es muy difícil competir vía costes. Por otro lado, para que las organizaciones sobrevivan y prosperen es necesario que se adapten a los valores y expectativas de la sociedad; es lo que se denomina “legitimidad”. La empresa debe identificarse con las metas y aspiraciones de ésta. Ello implica que, cuando los valores y actitudes de la sociedad están cambiando, también deben hacerlo las estrategias y conductas de las compañías. Consecuencia de la crisis de 2008 es la pérdida de legitimidad que han sufrido muchas empresas o incluso sectores al completo como el de la banca.

2.2. Nueva Economía Como hemos comentado anteriormente la interconexión en que viven las sociedades actuales, caracterizada además por la inmediatez y el exceso de información, impulsan el cambio continuo. Esta realidad exige un nivel de reacción y adaptación permanente por parte de las empresas. Tradicionalmente los factores productivos ha sido tres: tierra, trabajo y capital. En la actualidad se admite, de manera casi unánime, que estos tres factores han sido superados y que el conocimiento y la información que le sirve de base es el principal sustento de la actividad empresarial. Esto no quiere decir que en épocas pasadas el 8

La crisis de las hipotecas subprime es una crisis financiera, nacida de la desconfianza crediticia hacia estos productos complejos de ingeniería financiera que comienza en EE. UU. y se extiende con posterioridad a Europa. 9 Marx K. (2004): El Capital. Libro Tercero. El proceso de la producción capitalista. Tomo III. Vol. 7. Ed. Siglo XXI. México DF.

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conocimiento tuviese una importancia relativa menor que el resto de los elementos que intervienen en el proceso. Lo que ocurre es que al igualarse el control de los factores productivos tradicionales la ventaja ha de buscarse en los recursos que son más difíciles de comprar, es decir, los intangibles. En nuestros días, una serie de fuerzas influyentes están redefiniendo la economía y la manera de entender los negocios. Estas fuerzas del cambio incluyen el fenómeno de la globalización, los cada vez más elevados niveles de competitividad y complejidad del entorno, las nuevas tecnologías, una serie de cambios en las demandas de los clientes y en las estructuras políticas y económicas10. En esta misma línea, la aparición de la llamada Nueva Economía viene impulsada por11: 

El fenómeno de la globalización, que interrelaciona las economías de zonas geográficamente dispersas mediante la internacionalización de las empresas, el flujo de capitales, bienes, servicios y personas (en menor medida), y la apertura de nuevos mercados.



El fenómeno de las TIC12, y en especial de Internet, que ha supuesto un incremento significativo en las posibilidades de comunicación y transmisión de información y conocimiento.



La tendencia de las empresas e instituciones a organizarse de forma más distribuida, fomentando la aparición de redes geográficamente dispersas y descentralizadas.



Una creciente intensidad en la aplicación del conocimiento en la producción de y servicios.

Ante este escenario el conocimiento se ha convertido en un recurso clave, tanto desde el punto de vista microeconómico (organizaciones, empresas e instituciones) como desde el punto de vista macroeconómico (nivel estatal o superior). En la Nueva economía, el conocimiento pasa a ser un recurso de mayor relevancia que el capital y la mano de obra13. La también denominada Economía del conocimiento otorga una gran importancia a la generación, difusión y uso de conocimiento en las organizaciones. Es por esto que el buen uso de éste determinará el nivel de éxito. Cabe destacar que a diferencia de los demás factores productivos tradicionales, el conocimiento es el único recurso que se incrementa con su uso. Cuanto más se usa, tanto más valioso es y más ventaja competitiva proporciona. Por si esto fuera poco, no hay que olvidar que, aunque a menudo costoso de generar, resulta muy económico de difundir gracias a las TIC. Por ello, también los productos basados en el conocimiento muestran rendimientos crecientes: una vez la primera unidad es producida a un coste significativo, unidades adicionales pueden ser producidas a un coste marginal muy bajo 10

VILASECA, J.; TORRENT, J. (2001): La nova economia: evolució o revolución. La realitat econòmica de la indústria de la informació. Perspectiva Econòmica de Catalunya.. Núm. 211, pág. 67-80. Barcelona: Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona. 11 López, E. S.; y Pérez, Á. A. J. (2003): La gestión del conocimiento en la nueva economía. En: http://www.uoc.edu/dt/20133/20133.pdf 12 TIC: tecnologías de la información y la comunicación. 13

Drucker, P. (1993 ): Post-capitalist society. Nueva York: Butterworth-Heinemann.

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(como suele ocurrir con los medicamentos que se patentan). Por otro lado, en la Nueva economía, muchos productos y servicios digitales también se ven positivamente afectados por el llamado efecto red: cuanto más se consumen, mayor valor adquieren (aplicaciones de igual a igual –peer-to-peer – para compartir archivos MP3, sistema operativo Linux, aplicaciones de código abierto, etc.). Los rendimientos crecientes junto con el efecto red hacen que las compañías basadas en las TIC y en el conocimiento tiendan a ser potencialmente más competitivas. Todo ello impulsa a pensar que estamos entrando en una nueva etapa de la historia que es heredera de la Sociedad Industrial y que muchos autores denominan Sociedad del Conocimiento12. El condicionante transversal es el cambio14. Las organizaciones que quieren ser competitivas se plantean como necesario disponer de un método estructurado que permita detectar, seleccionar y normalizar el conocimiento obtenido por los individuos durante el desarrollo de su actividad laboral y utilizarlo como palanca para la evolución y adaptación al entorno de negocio15. La única competitividad estratégica, a largo plazo y sostenible, a la que pueden aspirar las empresas pasa por la innovación continua y permanente; es decir, por el conocimiento. La competitividad centrada en la reducción de costes es hoy una quimera, un engaño, una estafa encaminada únicamente a aumentar el margen de beneficios mientras que paralelamente se busca la verdadera competitividad en la diferenciación16. En este marco, la innovación se convierte en el principal motor de desarrollo económico y la persona a nivel individual ejerce, gracias a las TIC, un papel preponderante junto a las empresas, tal y como podemos ver en multitud de iniciativas que surgen ligadas a Internet a la colaboración en abierto. Esto supone una oportunidad para las empresas pero también una amenaza pues se vislumbra una clara superación del mundo protegido que representaba la propiedad industrial e intelectual. Ahora bien, no hay que olvidar que el aumento de la producción de conocimiento o la intensificación en su uso, no significa su democratización, como un bien público y accesible, sino el nacimiento de una economía basada en él que se caracteriza por un aumento progresivo de su uso en la mayoría de los sectores, se sustenta en una globalización de la tecnología, comercio e información y pone en valor el conocimiento especializado como base del éxito de las organizaciones empresariales17.

3. TIPOS DE VENTAJAS COMPETITIVAS Para competir en un mercado liberalizado es necesario poder ofrecer a los clientes potenciales un producto o servicio lo suficientemente atractivo para convertirnos en su elección frente a lo que ofrecen el resto de competidores. Ahora bien, no podemos olvidar que hay sectores donde a pesar de existir una liberalización formal la 14

Torres, C. A. B., Hoyos, Á. T.; y Arango, H. D. S. (2010): Aproximación a la medición de la gestión del conocimiento empresarial. Revista AD-minister. 15 Arambarri, J. (2006): Implantación de Sistemas de Gestión de Conocimiento. Bit, (157), 73-75. 16

Plaza-Angulo, J. J. (2015): Apuntes sobre la gestión del conocimiento en organizaciones. En: http://dspace.uma.es/xmlui/handle/10630/10463 (p. 15 y ss.). 17 Olivé, L. (2006): Los desafíos de la sociedad del conocimiento: Cultura científico-tecnológica, diversidad cultural y exclusión. Revista Científica de Información y Comunicación, No. 3, pp. 29 – 51.

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concentración de oferentes hace que realmente no exista competencia. En estos sectores la utilización de la competitividad centrada en la reducción de costes es una máxima que cuenta con la bendición de los estamentos políticos. Piénsese a este respecto, por ejemplo, en el mercado de la producción eléctrica en nuestro país. Retomando el hilo teórico, en un mercado de libre competencia las empresas tienen dos grandes opciones: competir en costes y ofrecer un producto o servicio similar a los de los competidores pero a un precio más bajo; o bien, competir en diferenciación y ofrecer un producto o servicio diferente que consiga que el cliente esté dispuesto a pagar un sobreprecio que exceda el coste adicional de la diferenciación. En el primer caso, la empresa debe encontrar y explotar todas las fuentes de ventaja en costes, mientras que, en el segundo, se trata de proporcionar algo único que valoren los compradores, yendo más allá de ofrecer solamente un precio bajo18. Como apunta Robert Grant19, con carácter general se ha considerado la ventaja competitiva en costes como la principal base para generar ventajas competitivas en un sector. Esta fijación en el coste manifiesta la obsesión de muchos economistas en el precio como elemento de competitividad. La tendencia dominante durante el siglo XX pasó, a este respecto por, generar economías de escala o potenciar la distribución en masa hasta impulsar la globalización con la finalidad de reducir los costes de los factores de producción y sus consecuencias reflejadas en las prácticas de subcontratación o deslocalización industrial. Si profundizamos mínimamente en lo relativo a los costes de los factores productivos, hemos de resaltar que no todas las empresas van a pagar lo mismo por determinado factor productivo, pues el precio dependerá, en gran medida, del poder de negociación de la empresa frente al proveedor del recurso. Es decir, que el precio de los factores productivos queda, generalmente, al margen del control de la empresa que lo consume o usa. De ahí, el afán de la clase empresarial por aumentar su cuota de poder en el entorno y, de ahí, el afán por presionar en aras a conseguir una mayor desregulación o liberalización del mercado de trabajo que se traduzca en una desprotección de la parte más débil de toda relación laboral: el trabajador. Mediante la desprotección del trabajador y la individualización en la negociación de las condiciones de la relación laboral la empresa consigue imponer su fuerza en la negociación y abaratar el coste de la mano de la obra20. Cualquier límite a la capacidad negociadora es vista como un atentado contra la eficiencia o la productividad. Por ello, la existencia del salario mínimo interprofesional, de las cotizaciones sociales o de la indemnización por despido, entre otras, son interpretadas como ofensas a la economía por los partidarios de estas teorías neoliberales. No obstante, en la actualidad, como hemos visto anteriormente, las características del entorno hacen que esos factores tradicionales en la búsqueda de ventajas competitivas pierdan relevancia en pos de otras alternativas centradas en la innovación y la calidad. Los recursos intangibles se han convertido en estratégicos y constituyen la base esencial 18

Porter, M. E. (1985): Competitive advantage. Free Press, New York.

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Grant, R. M. (2014): Dirección estratégica. Conceptos, técnicas y aplicaciones. Civitas.

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En Grant, R. M. (2014; p. 244), encontramos un ejemplo real: “En el sector de las aerolíneas norteamericanas, la no sindicalizada AirTran tenía un salario promedio de 60.863 dólares por empleado en 2007, en comparación con los 87.245 dólares de United (80% sindicada)”.

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de la ventaja competitiva de la empresa21. Estas alternativas están relacionadas con las teorías de la diferenciación, donde prima la singularidad del producto o servicio y donde la creatividad es fundamental. Por supuesto, esta diferenciación ha de ser rentable y, para ello, la empresa debe ser consciente de los recursos y capacidades que posee junto con las necesidades y preferencias de los clientes potenciales. Tanto para determinar el correcto aprovechamiento de los recursos y capacidades como para conocer a los clientes y, finalmente, ser creativos es imprescindible gestionar correctamente el conocimiento organizacional22. Se estima hoy que la ventaja competitiva se conseguirá en función de la eficiencia, alcance y flexibilidad de la integración del conocimiento especializado de los trabajadores, así como de una cultura organizacional que favorezca la acumulación de éste y el deseo de mejora y aprendizaje constante, tanto a nivel individual como colectivo23. La dimensión eminentemente intangible del conocimiento, el cual reside principalmente en la persona, pone de relieve el valor del trabajador como ser humano y no como mero recurso productivo, a la hora de abordar los nuevos enfoques para generar ventajas competitivas. Los activos físicos y financieros por sí solos no tienen ya capacidad de generar ventajas sostenibles en el tiempo. Por ello, es necesario centrarse primeramente en cuestiones culturales y organizativas como la expansión de la cultura del conocimiento24, un sistema organizacional que permita la gestión del conocimiento y que de lugar a espacios para la creatividad o un sistema de gestión de recursos humanos centrado en la motivación y la generación de compromiso de los empleados. De ahí la importancia por el cómo se motiva, se incentiva el compromiso, se identifican con los valores de la organización o cómo se consigue que los expertos, trabajadores con determinada capacidad o habilidad, se involucren25. Cabe destacar, a este respecto, que sin el compromiso de la persona nunca una empresa podrá alcanzar máximos de eficiencia, pues siempre habrá recursos ociosos (todo el conocimiento que el trabajador no quiera poner a disposición de la actividad productiva). Como afirma Morales Ortega26, “un trabajador indefinido, a jornada completa, dotado de formación y empleabilidad y con unas favorables condiciones laborales resulta enormemente productivo para la empresa”. 21

De Pablos, P. O. (2001). La gestión del conocimiento como base para el logro de una ventaja competitiva sostenible: La organización occidental versus japonesa. Investigaciones Europeas de Dirección y economía de la Empresa, 7(3), 91-108. 22 La importancia del conocimiento organizacional como elemento integrador del conocimiento de los trabajadores mediante la motivación y el compromiso de estos cono la organización como medio para sobrevivir en los entornos dinámicos y turbulentos ha sido tratada, entre otros, por DRUCKER, P. F. (1992): The new society of organizations, Harvard Business Review, 70(5), pp. 95-104; y por, VENTURAVICTORIA,1. (1996): Análisis dinámico de la estrategia empresarial: Un ensayo interdisciplinar, Servicio de publicaciones, Universidad de Oviedo. 23 Aramburo, M. B. L. (1999): El conocimiento como fuente de ventaja competitiva. In La gestión de la diversidad: XIII Congreso Nacional, IX Congreso Hispano-Francés, Logroño (La Rioja), 16, 17 y 18 de junio, 1999 (pp. 485490). Universidad de La Rioja. 24 Bautista Frías, L.; Morgan Beltrán, J.; Romero González, R. M. (2010): La codificación del conocimiento tácito a través de mapas del conocimiento. SINNCO 2010, 5º Congreso Internacional de Sistemas de Innovación para la Competitividad 2010. Concyteg y Universidad de Guanajuato de Salvatierra. 25 D'Alòs-Moner, A. (2003). Mapas del conocimiento, con nombre y apellido. El profesional de la información, 12(4), 314-318. 26 Morales Ortega, J. M. (2014): Empleo de calidad: ¿realidad o ficción? En: Transiciones laborales y reformas del mercado de trabajo: su influencia sobre el empleo de jóvenes y mayores. Bomarzo (p. 108).

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Además, en toda transición laboral se produce una perdida de conocimiento para la empresa. Son recursos que la organización deja escapar y que merman su valor real. Máxime cuando se producen transiciones excesivamente largas, incluso sin visos de resolución. A cerca de esto, De la Corte27 señala que estas consecuencias afectan al conjunto de la oferta de trabajo, en lo referente a la “perdida” de capacidad productiva que suponen estas situaciones de precariedad. En primer lugar, “por la obsolescencia y deterioro de las competencias de la población activa, fruto de los largos periodos de inactividad laboral; y por otra parte, por la fuga de talento que, hacia países terceros con mayor demanda de empleo, se está produciendo especialmente entre la juventud, dispuesta a soportar procesos de expatriación y/o puesta en marcha de iniciativas de autoempleo en el extranjero”. Esto, que pasa desapercibido para la cerril clase empresarial española, es una cuestión que a medio y largo plazo condiciona la competitividad de estas empresas y puede abocarlas a incurrir en sobrecostes, tanto por necesidades formativas, como por el virtuosismo de sus propias leyes de mercado, pues si se reduce el número de trabajadores cualificados disponibles el “precio” de éstos tenderá a ser más elevado. Tal vez ese sea el futuro al que nos encaminamos, reflejo de mercados de trabajo como el norteamericano donde perviven una élite de trabajadores bien remunerados junto con una amplia base de trabajadores de menor cualificación que deben optar por el pluriempleo como único medio de subsistencia. Cuestión paradójica ésta, ya que, en España el empleo no abunda precisamente. En definitiva, observamos un panorama donde la vanguardia teórica y práctica del mundo organizacional pone en entredicho las prácticas tradicionales de explotación de los recursos humanos tan extendidas en nuestro país, donde la norma es la segmentación del mercado de trabajo y el desempleo estructural fruto de un modelo de gestión empresarial orientado a buscar la competitividad vía reducción de costes28. Basta con atender las permanentes declaraciones en prensa de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y su defensa de la competitividad basada únicamente en la reducción de costes que se traducen en peticiones continuas de flexibilización del mercado de trabajo, reducción salarial, reducción de cotizaciones sociales o despido libre y sin indemnización. Medidas todas ellas desfasadas y superadas por el nuevo mundo en el que nos movemos y que no aportan, como queda de manifiesto tras más de siete años de ajustes, solución al problema del desempleo en nuestro país.

4. EL MERCADO DE TRABAJO Y SUS CONDICIONANTES EN LOS ÚLTIMOS AÑOS Para nosotros el mercado de trabajo es un elemento del entorno que está condicionado de manera especial por tres de los factores generales como son los factores político, económico y social. El primero de ellos está conformado por el tipo de gobierno, el marco jurídico, el equilibrio de poder político y fáctico, la influencia de los lobbies, etc. Este primer factor es el responsable directo del ordenamiento jurídico que rige las 27

De la Corte, J. (2012): La reforma laboral: el outplacement como medida de flexibilización del mercado de trabajo. En: Estudios en torno a la reforma laboral de 2012. Punto Rojo Libros. Sevilla (p. 340). 28 Rocha, F., y Aragón, J. (2012): La crisis económica y sus efectos sobre el empleo en España. Gaceta Sindical, (19), 67-90.

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relaciones laborales, de las políticas activas y pasivas de empleo, de la formación reglada o de los condicionantes legales para emprender, entre otros. El segundo de ellos, el económico, se perfila por las características estructurales de la economía del país y de la coyuntura del momento. De este modo, cuestiones como la estructura del tejido productivo, tipo de actividad, tamaño de las empresas, peso de la economía social, naturaleza de la actividad desarrollada (con o sin estacionalidad), nivel de exportación y de importación o dependencia de terceras economías, dibujan el marco donde se va a desarrollar la actividad productiva. A estas cuestiones estructurales hay que sumarle las que tienen que ver con la coyuntura del momento, es decir, con la tendencia general de la economía a nivel mundial. Estos condicionantes coyunturales cobran especial relevancia en la actualidad debido a la interconexión de las distintas economías. Así, el crecimiento, decrecimiento o estancamiento económico, la inflación o deflación, la actuación de los mercados de capitales29, la especulación en los mercados de futuros30, la guerra, una catástrofe natural, un escándalo en una gran empresa (por ejemplo, el caso Volkswagen31), etc. supeditan la actividad productiva y, en consecuencia, la demanda de trabajo. Por su parte, los factores sociales tienen que ver con la estructura social, así como con los usos y costumbres de la población. Es decir, se trata del principal condicionante de la oferta de trabajo. Hablamos de la demografía, la edad en la búsqueda de un primer empleo, la formación con la que se accede al mercado de trabajo, la dependencia familiar, el grado de cultura emprendedora, la actitud frente a las condiciones laborales que ofrezca la demanda de trabajo, la cultura de relaciones sociales, etc. En el mercado de trabajo, perfilado por los distintos factores que hemos visto, se produce la interacción entre demanda y oferta de trabajo. Si atendemos a la teoría capitalista clásica, en función de esta oferta y demanda se fijará un precio para el factor trabajo, el salario, que a medida que sea más bajo hará que aumente la demanda. Lo cual es una enorme falacia pues las empresas están dispuestas a contratar en la medida en que generan actividad y necesitan de mano de obra y no, únicamente, del “precio” de dicho recurso. Pero, además, en la medida en que el salario es el medio de subsistencia del trabajador, es imposible que este intercambio se produzca en condiciones de competencia perfecta, pues el empleador parte de un estatus superior ya que está en su mano ofrecer al trabajador la posibilidad de cubrir sus necesidades básicas. Además, el empleador tiene ante sí la opción de contratar a otra persona si las exigencias de la primera sobrepasan sus pretensiones, rompiéndose también de esta forma el equilibrio de fuerzas. De ahí, la importancia de la regulación de las relaciones laborales como contrapeso que equilibre el poder entre la oferta y la demanda. Por consiguiente, todas 29

El mercado de capitales es un tipo de mercado financiero donde se ofrecen y demandan fondos o medios de financiación a medio y largo plazo. En ellos se decide si hay recursos financieros para financiar la economía real o productiva o si, por el contrario, estos recursos se destinan a la especulación en otros mercados. Son los responsables de la famosa “prima de riesgo” para la financiación pública, así como de la crisis de 2008 y actual recesión o de la asfixia financiera impuesta a algunos países como Argentina con la crisis del “corralito” o, simplemente, de la falta de crédito para la actividad productiva en la actividad. 30 Un mercado de futuros es aquel en el que los inversores compran productos antes de su producción, arriesgando sobre la cotización real que tendrá el producto en el momento de su obtención. Tradicionalmente en estos mercados se fija el precio de materias primas como el oro, el hierro, el petróleo, o de los alimentos básicos como el maíz, el trigo o el arroz. 31

Para información sobre el ejemplo: http://elpais.com/elpais/2015/09/29/actualidad/1443541573_526840.html?rel=rosEP

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las afirmaciones realizadas en primer lugar por la teoría capitalista clásica y, en la actualidad, por la escuela neoliberal de que una bajada de salarios conlleva un aumento de la producción y al crecimiento de la economía son falsas per se. La reducción de los costes laborales lo que conlleva es a un aumento del beneficio empresarial y, en consecuencia, a un aumento de la desigualdad. Es, precisamente lo contrario, la redistribución de la riqueza, que pasa por salarios más altos, lo que garantiza un crecimiento económico mayor y sostenido a lo largo del tiempo como ha quedado demostrado a lo largo de la historia,32 además de constituir la mayor garantía de preservación de los derechos sociales y, en consecuencia, del bienestar de la población. En la actualidad la situación de la economía española y, en consecuencia, del mercado de trabajo es desalentadora, especialmente para el colectivo que nos ocupa, el comprendido entre los 16 y los 30 años de edad. Como señalan Gómez, Arévalo y Calvo33, “una característica del mercado laboral a escala mundial es el problema de integración de los jóvenes” que, además, en el caso de España tiene un marcado componente estructural que se manifiesta en la gran rigidez de las tasas de desempleo en períodos de crecimiento económico y su extraordinaria tendencia a aumentar en épocas de recesión. La tasa de desempleo de este colectivo, que ya era elevada en 2007, se ha triplicado en 5 años. Según la Encuesta de Población Activa34, con datos del segundo trimestre de 2015, la tasa de paro para este colectivo se sitúa en el 47%, y eso a pesar de los supuestos “esfuerzos” realizados por el Gobierno para integrar a los jóvenes en el mundo laboral. Pero, además, el 35% de los jóvenes desempleados lleva más de 12 meses en paro. De los que encuentran empleo el 82% lo hace con contratos temporales, frente a la media de la UE que es del 36,7%, y un 51% de ellos a tiempo parcial, según señala Eurostat en la Encuesta de Fuerza Laboral35. Es este otro de los dramas a los que el perverso sistema de mercado de trabajo lleva a los desempleados que optan a un empleo, es decir, la precariedad. Situación que se recrudece en el caso de los jóvenes, explotados como fuerza de trabajo barata mediante herramientas injustas como las prácticas, becas de colaboración y tipologías contractuales nacidas para la finalidad del lucro empresarial como puedan ser el contrato para la formación y el aprendizaje, el contrato en prácticas o el contrato indefinido de apoyo a emprendedores, que por la naturaleza abusiva de su período de prueba de un año se convierte en realidad en una especie de supercontrato temporal de finalización incierta para el trabajador.

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Para profundizar sobre el tema, Pérez Moreno, S (2012): J. M. Keynes: crecimiento económico y distribución de la renta. Civitas. 33 Gómez Domínguez, D., Arévalo Quijada, M. T., y Calvo Gallego, F. J. (2013): La situación sociolaboral de los jóvenes españoles: algunas notas. En La estrategia de emprendimiento y empleo joven en la Ley 11/2013: desempleo, empleo y ocupación juvenil (p. 27). 34 Para ampliar información o contrastar resultados, puede consultarse la página web del Instituto Nacional de Estadística: http://www.ine.es/dynt3/inebase/es/index.htm?padre=982&capsel=986 35 Para ampliar información o contrastar resultados, puede consultarse la página web de Eurostat: http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Employment_statistics/es

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En cualquier caso, y sea cual fuere la figura para regular la relación laboral, lo cierto es que la tendencia a abaratar el coste de la relación laboral lo que consigue realmente, lejos de disminuir las tasas de desempleo como la realidad nos manifiesta diariamente36, es aumentar la precariedad laboral y, en consecuencia, el riesgo de exclusión social, que como apunta Morales Ortega37, proviene de la contratación temporal, de la jornada a tiempo parcial involuntaria, de los bajos salarios, de la rotación o de la falta de seguridad y salud laboral. Llegados a este punto, cabe recordar que la reforma laboral de 2012, máximo exponente aunque no el único en nuestro país de una política laboral contraria a las personas y, en lo económico, a la búsqueda de la sostenibilidad de la actividad productiva a largo plazo, lo que pretende es garantizar la rentabilidad de la clase empresarial tradicional, ostentadora del poder fáctico, mediante políticas de ajustes (recortes). Por ello, debemos señalar que el ajuste tiene una dimensión mundial y en la medida en que el crecimiento económico no es capaz de sustentar una rentabilidad aceptable para el capital éste se convierte en permanente38. Es necesario hacer memoria y enfatizar que esta tendencia, impuesta, quedó instaurada formalmente con el consenso de Washington de 198939, consensuadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y que recogía una serie de medidas que continúan muy de actualidad como la disciplina fiscal, el reordenamiento del gasto público, la reforma tributaria no progresiva, la privatización de los servicios públicos o la desregulación del sector financiero y del mercado de trabajo. Queda claro que el contexto general del mercado de trabajo y las fuerzas que lo condicionan son responsables del desempleo juvenil, pero este colectivo manifiesta una tasa de paro muy superior a la media. Sobre las causas de este fenómeno no existe un consenso claro; es más, podríamos afirmar que ningún estudio ha sido capaz, hasta ahora, de demostrar empíricamente las razones. Tal vez sea esto, al menos en parte, responsable de la escasa efectividad que han tenido las políticas laborales y educativas diseñadas para paliar el desempleo juvenil en España40. O, tal vez, lo sea también la obcecación de centrar los esfuerzos en la línea apuntada por las tesis neoliberales de desajuste entre las capacidades que demanda el mercado de trabajo y las que ofertan los desempleados y que dan al concepto de empleabilidad41 el impacto que no tiene. Si el 36

Como señala De la Corte, J. (2012): La reforma laboral: el outplacement como medida de flexibilización del mercado de trabajo. En Estudios en torno a la reforma laboral de 2012. Punto Rojo Libros. Sevilla (p. 343): “con carácter general, no existe una correlación directa entre las reformas del mercado laboral y los niveles de empleo”. 37 Morales Ortega, J. M. (2014): Empleo de calidad: ¿realidad o ficción? En Transiciones laborales y reformas del mercado de trabajo: su influencia sobre el empleo de jóvenes y mayores. Bomarzo (p.81). 38 ÁLVAREZ PERALTA, N.; ET AL (2011): La naturaleza salarial del ajuste estructural en América Latina y Estados Unidos. En Globalización, dependencia y crisis económica. Análisis heterodoxos desde la economía del desarrollo. Fundación de Investigaciones Marxistas y CEDMA. 39 Aunque el inicio del predominio de la escuela neoliberal en el mundo económico y social que puso fin a la edad dorada del Estado de Bienestar tenemos que buscarla en la década de los setenta con los gobiernos de Reagan en EE. UU. y Thatcher en U. K. en lo que algunos autores (por todos PISARELLO , G. (2011): Un largo termidor: la ofensiva del constitucionalismo antidemocrático. Editorial Trotta) han denominado la “rebelión de las élites” y que se consagra, ya sin contrapeso, con la caída de la U.R.S.S. 40 Betcherman, G., Godfrey, M., Puerto, S., Rother, F., y Stavreska, A. (2007): A review of interventions to support young workers: Findings of the youth employment inventory. World Bank Social Protection Discussion Paper, 715, (Washington D.C.). 41 Como señala Mínguez, el elevado desempleo juvenil existente en España ha puesto de manifiesto las limitaciones operativas de las políticas de empleo basadas en el concepto de empleabilidad para activar la inserción laboral de los jóvenes en un contexto de crisis económica. En Mínguez, A. M. (2015). La empleabilidad de los jóvenes en España:

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mercado de trabajo estuviese en niveles de pleno empleo no estaríamos discutiendo sobre la empleabilidad de los jóvenes como causa de desempleo sino que lo haríamos como motivo, pudiera ser, de niveles de productividad inferior en determinadas actividades. La clave está lejos de las normas de funcionamiento del mercado de trabajo, en la creación de empleo y, especialmente, en la redistribución de la riqueza. Según los últimos estudios actualizados42, en un modelo como el actual con grandes dosis de desigualdad43 es imprescindible un crecimiento del PIB superior al 2,3% para comenzar a reducir la tasa de desempleo,. Además, parece necesario luchar contra la elevada temporalidad y la contratación a tiempo parcial no deseada44 pues como afirma Morsy45, “al contraerse la economía, los puestos temporales fueron los primeros en eliminarse, a menudo sin pago de indemnizaciones, por lo que el despido no solo era fácil sino también más barato. En España, la mitad de los jóvenes tenían contratos temporales antes de la crisis, y fueron los primeros en perder su trabajo”.

5. REFLEXIONES FINALES

Obviamente, desde una perspectiva empírica, no estamos en disposición de afirmar todas las tesis que se presentan en este trabajo. No obstante, no es menos cierto que en la actualidad la ciencia económica tiende a olvidar que forma parte de una disciplina mayor, las ciencias sociales, que han evolucionado a lo largo de los años, y con ella han hecho evolucionar a la humanidad, mediante la reflexión nacida de la observación de la realidad y del contraste de opiniones de naturaleza diversa. Como mantienen los grandes investigadores del campo del conocimiento organizacional, es precisamente la interpretación de la información realizada por al persona, fruto de la interacción de los distintos tipos de conocimiento, el hecho determinante para crear nuevo conocimiento46. Y es esta creación el verdadero motor de la evolución y del progreso social. A mayor conocimiento, más duda, más crítica y, en consecuencia, más cambio.

Explicando el elevado desempleo juvenil durante la recesión económica. Revista Internacional de Investigación en Ciencias Sociales, 11(1), 3-20. 42 Buendía Azorín, J. D., y Sánchez de la Vega, M. M. (2014): Estimación de los umbrales de crecimiento económico para la creación de empleo y reducción del desempleo con datos de panel de las provincias españolas. International Conference on Regional Science: financing and the role of the regions and towns in economic recovery. Universidad de Zaragoza. En: http://www.reunionesdeestudiosregionales.org/Zaragoza2014/htdocs/pdf/p1045.pdf 43 Según estimaciones basadas en el coeficiente Gini, el aumento del desempleo juvenil durante la crisis elevó la desigualdad hasta 8 puntos porcentuales en España. Atendiendo a la desigualdad de ingresos del colectivo, se produjo un aumento de ésta del 18% con la crisis económica, según afirma Morsy, H. (2012): Generación Marcada. Finanzas y Desarrollo, marzo de 2012. En: https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2012/03/pdf/morsy.pdf 44 Gómez Domínguez, D., Arévalo Quijada, M. T., y Calvo Gallego, F. J. (2013): La situación sociolaboral de los jóvenes españoles: algunas notas. En La estrategia de emprendimiento y empleo joven en la Ley 11/2013: desempleo, empleo y ocupación juvenil. Bomarzo. 45 Morsy, H. (2012): Generación Marcada. Finanzas y Desarrollo, marzo de 2012. Página 3. En: https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2012/03/pdf/morsy.pdf 46 Nonaka, L., Takeuchi, H., & Umemoto, K. (1996): A theory of organizational knowledge creation. International Journal of Technology Management, 11(7-8), 833-845.

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Estamos convencidos, y creemos haber dado razones para ello, de la existencia de cierta relación causa-efecto entre la tendencia predominante de “ajuste” y reducción de “costes salariales” como herramienta para generar ventajas competitivas con los niveles de desempleo juvenil. Pero, además, comulgamos con la cada vez más extendida opinión de que las características actuales del entorno hacen que la reducción de costes no sea una ventaja sostenible a largo plazo. Su prevalencia responde a una doctrina ideológica y al afán de mantener cierto nivel de rentabilidad que perpetúa la desigualdad y las altas tasas de desempleo, materializadas sus nefastas consecuencias especialmente en colectivos vulnerables como los jóvenes. La razón de esta incidencia mayúscula en este colectivo se encuentra en las causas que constituyen la segmentación del mercado de trabajo en España. De manera especial se ven afectados por el gran número de desempleados de otros grupos de edad existentes. Todo un “ejercito industrial de reserva”47, con cualificación y capacidad contrastada y con condicionantes de desesperación importantes, como la larga duración de su situación o la escasez de prestaciones sociales, que les hace aceptar puestos de trabajo de enorme precariedad y desplaza al colectivo que en épocas de bonanza económica ocupaba los puestos más precarios, es decir, los jóvenes. Por contra, como venimos reiterando, la gestión del conocimiento, como el conjunto de actividades encaminadas a fomentar, coordinar y desarrollar el conocimiento dentro de una organización, es la verdadera fuente de generación de ventajas competitivas en la actualidad. Una organización que gestiona el conocimiento es una organización más transparente y más asequible, tanto en su relación con los trabajadores como en su relación con los clientes. Es una organización donde los trabajadores tienen a su alcance todos los recursos de información que necesitan y las herramientas para usarlos adecuadamente. Por ello, es una organización que maximiza sus recursos con la consecuente mejora en la eficacia y efectividad en el desarrollo de su actividad. Y, todo ello porque se genera el clima y condiciones necesarias que hace posible la implicación y el compromiso de las personas para con la organización. Son, las personas, los trabajadores, la piedra angular del modelo, pues no debe olvidarse que al hablar de innovación, de creatividad, etc. estamos hablando de compartir, de colaborar, de cooperar y, por tanto, de compromiso. Y el compromiso solo es posible alejándonos de la precariedad y de la desigualdad.

6. BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ PERALTA, N.; ET AL (2011): La naturaleza salarial del ajuste estructural en América Latina y Estados Unidos. En Globalización, dependencia y crisis económica. Análisis heterodoxos desde la economía del desarrollo. Fundación de Investigaciones Marxistas y CEDMA. 47

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