Reflexión sobre la educación para la paz y la solidaridad

Reflexión sobre la educación para la paz y la solidaridad Ileana Carrió n Maldonado Resumen ¿Qué tiene que ver la paz y la guerra con cada uno de nos

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Reflexión sobre la educación para la paz y la solidaridad

Ileana Carrió n Maldonado Resumen ¿Qué tiene que ver la paz y la guerra con cada uno de nosotros? ¿Cómo nos transformamos para la paz? ¿Es o debe ser un valor social la búsqueda de la paz? ¿Cómo abordar la educación para la paz más allá de la consigna? Si vemos la educación como un proceso de transformación nos debemos preguntar si al educar para la paz estamos en disposición de promover el acceso uniforme del conocimiento. Esto implica el acceso al poder. Esto conlleva un proceso de voluntad, reflexión y autocrítica en el que todos los actores en el ambiente educativo se conozcan a sí mismos, conozcan sus contextos e historias particulares y reconozcan sus actitudes y conductas para de ahí partir al proceso de auto transformación. En este proceso la educación por la paz, la investigación en acción y modelos de investigación cualitativa son útiles e importantes para mantener el flujo constante de auto conocimiento y de identificación de los procesos de cambio. Introducción En tiempos de grandes contradicciones sociales, en tiempos de guerra, la paz y la solidaridad se blanden como portaestandartes tanto del opresor como del oprimido, del invasor y del invadido, de las sociedades civiles y los ejércitos. Vemos las guerras y las invasiones a otros países invocadas en nombre de la paz y a ejércitos en misiones humanitarias por la paz que no son otra cosa que la retaguardia de un proceso de genocidio y aniquilación. Actualmente podemos mencionar frentes de guerra a través de todo el mundo: Liberia, Irak, Chechenia, Argelia. Toca la guerra no solo a los países en las que se pelea si no también a los países que son proveedores de las vidas bélicas, soldados y soldadas. La paz de millones de seres humanos se ve violentada no solo por la guerra si no también por los procesos de marginación y exclusión económica y social que los vemos plasmados en el desasosiego y

pérdidas humanas en las migraciones riesgosas desde la República Dominicana, los árabes hacia España, de africanos hacia Italia y en países africanos casi sin organización social. Se ve violentada la paz también con los 140 y tantos miles de seres humanos que murieron por un tsunami en una Asia y África que reciben los embates de una ecología a la que se le destruye y se le elimina el balance natural en aras de los desarrollos irreflexivos de los hombres. No podemos abstraernos del contexto social más amplio para reflexionar sobre la paz, el contexto global se nos impone como referente en la realidad contemporánea. Los medios de comunicación, el manejo de la información y la tecnología hacen que el contexto social inmediato se extienda e incluyamos procesos de los cuales tal vez no participamos directamente, pero somos partícipes vicarios y de alguna forma más directa o indirectamente afectan nuestras

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vidas en la mediada en que se agitan y transforman ante nuestros ojos. Esa participación aparentemente pasiva nos lleva a preguntarnos ¿qué tienen que ver la paz y la guerra con cada uno de nosotros? ¿Cómo nos transformamos para la paz? ¿Es o debe ser un valor social la búsqueda de la paz? ¿Cómo abordar la educación para la paz más allá de la consigna? El tema de la educación para la paz ha sido tratado y ha tenido diferentes significados en distintos momentos históricos.1 Generalmente el currículo para la paz incluye instrucción en resolución de conflictos, cooperación e interdependencia; conciencia global y responsabilidad social y ecológica. En ocasiones ha sido promovido por grupos pequeños de intelectuales, educadores que comparten una visión de un mundo sin guerra y sin violencia. Las dimensiones que estaremos considerando como importantes en un currículo y acción social por la paz y la solidaridad son las siguientes: 1. La paz construida vinculada al contexto social. 2. Las prácticas sociales globalizadas como contexto para la paz. 3. La paz se construye desde la fuerza que da la identidad cultural. 4. La construcción de la paz requiere movilización, participación ciudadana y compromiso social. 5. La construcción de la paz conlleva la crítica de la historia. 6. La construcción de la paz es un proceso multidimensional. 7. Educar para la paz conlleva la revisión del currículo y los discursos ocultos. 1

Johnson, Marcia L. (1998). ERIC Clearinghouse for Social Studies/Social Science Education. Bloomington, IN.

Educando para la paz y la solidaridad En el pasado han existido movimientos por la paz en diferentes momentos particularmente cuando surge alguna guerra que amenaza con convertirse en mundial. Bajo los movimientos por la paz hemos visto movimientos ecológicos, contra el servicio militar obligatorio, antimilitaristas e incluso feministas al incluir otras dimensiones de la guerra o violencia social. Han surgido los esfuerzos por la paz más allá de fronteras nacionales de manera más ordinaria pues los procesos de globalización, pactos económicos y entre estados llevan a que las movilizaciones militares ya no sean de un solo país, si no que ayuda a legitimar la agresión cuando se hace entre los ejércitos de múltiples países como fue en el caso de Irak en el que participaron España e Inglaterra junto a los Estados Unidos de Norteamérica. Los movimientos por la paz no han estado carentes de conflicto, aunque parezca contradictorio. En el proceso de educar para la paz se pueden estar señalando o pretendiendo transformar aspectos de la sociedad que entren en conflicto con sectores de poder que activen la represión como es en el caso de los movimientos antinucleares, ecologistas y en tiempos de guerra los movimientos por la paz. Durante la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos los movimientos por la paz eran vistos como subversivos, durante la década de los sesenta y setenta en nombre de la paz se movilizaron agentes de las fuerzas de inteligencia norteamericana a países de América Latina a través de organizaciones como fueron la AID y el Punto Cuarto con fines no solo de espionaje si no también para mediatizar e intervenir movimientos de liberación y movimientos populares por la paz. La educación por la paz también ha incluido la resolución de conflictos

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relacionados con jóvenes, desertores escolares, víctimas de violencia doméstica, raciales y culturales. Las organizaciones comunitarias, sindicales y religiosas han estado muy activas en movimientos por la paz a diferentes niveles. Se han elaborado currículos para concienciar a educandos desde los niveles elementales sobre aspectos ambientales y prevención de la destrucción de la tierra y alternativas a la coexistencia pacífica. Así es que la reflexión que nos ocupa es reconocida como tema serio, sumamente complejo y conlleva una gran responsabilidad social. Por esa razón no pretendo hacer un tratado grandilocuente sobre la paz y la solidaridad si no compartir desde mi reflexión y mi práctica algunas dimensiones generales que entiendo deben ser consideradas cuando nos planteamos como educadores la tarea de construir la paz. La educación para la paz y la solidaridad es un tema que conlleva un compromiso social y toma de decisiones. Conlleva, definitivamente, un proceso de cambio social tanto estructural como personal. Requiere tomar la decisión sobre cuan profundo será este proceso de transformación en el que nos queremos embarcar. El mero hecho de que nos estemos planteando la posibilidad de transformar un mundo de guerra en uno de paz refleja una de las características sobresalientes que nos plantea Anthony Giddens (1990) sobre la modernidad, esto es, la reflexividad y la organización racionalizada. Ya el cambio no se produce mediante la evolución de las instituciones, inciden las decisiones racionales. Sin embargo, el mero hecho de proponer un cambio social no es presagio de la paz, las decisiones y acciones que producen cambio social pueden ser de carácter liberador u opresor. Cuando nos referimos a la reflexividad de la sociedad moderna estamos aludiendo a las prácticas sociales que son constantemente examinadas y re examinadas a la luz de la información

que se va recibiendo sobre las prácticas mismas y así se va alterando su propio carácter. Aunque en el pasado se ha incorporado lo nuevo para sustituir lo viejo lo verdaderamente distintivo de la modernidad es la “subversión de la razón” en que nada es cierto, todo está cuestionado y la vigencia de lo cierto es efímera, pues se cuestiona con nuevo conocimiento a unas velocidades, que nos plantea Giddens (1990), que hasta la ciencia ha perdido su carácter de conocimiento del cual podemos depender. 2 Este proceso de reflexión, información y acción lo proponemos , no como un elemento de la elite en el poder, si no, como un proceso en el que se tiene que involucrar toda la sociedad. El devenir de la historia puede ser influido por la toma de decisiones de los protagonistas de las gestas, por las acciones de las comunidades, de diversos sectores de la sociedad. En ese sentido estaremos viendo la educación como un proceso y producto comunitario con ciudadanos que cada vez se proponen más ser actores de sus propios destinos. La posibilidad de ser gestores de transformaciones también nos enfrenta a la realidad de que por otro lado nuestras sociedades están montadas sobre un nivel de “confianza” que nos hace recorrer, superficialmente, asistidos por la tecnología sin preguntarnos los porque de los asuntos, y nos hace más vulnerables a la manipulación y al desarraigo; confiamos en la comunicación masiva sin cuestionar cómo se mediatiza la información; montamos la educación sobre esquemas tecnológicos y mecanizados sin preguntarnos cómo se va a popularizar su acceso. Esta realidad apunta al carácter desigual de los procesos de cambio en la modernidad y a la importancia de la inclusión en los procesos de producción del conocimiento ya que, la apropiación del 2

Giddens, Anthony (1990). The Consequences of Modernity. Stanford: Stanford University Press.

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conocimiento no se da de forma homogénea a través del mundo. Una de las características de nuestra época es que el conocimiento es fundamental para el desarrollo de las sociedades, sin embargo, entre sociedades y al interior de cada sociedad persiste la gran desigualdad en cuanto al acceso al conocimiento. Si vemos la educación como un proceso de transformación nos debemos preguntar si al educar para la paz estamos en disposición de promover el acceso uniforme del conocimiento. El conocer como una forma de aprehender, que lleva no solo a informarse si no a tomar posesión de la información como motor para la acción y tener la posibilidad de actuar. Esto implica el acceso al poder. Ya con estos cuestionamie ntos se puede comprender cuales son los sectores sociales que debieran estar más propensos a querer iniciar la educación por la paz y cuales resistirán el proceso. Otra característica importante del contexto social actual es el rompimiento con conceptos espaciales –geográficos producto del uso de la tecnología y los medios de comunicación. Las posibilidades que presenta el uso de la tecnología desarrollan nuevas características en nuestras sociedades, comunidades y familias y presenta un nuevo campo de exclusión/inclusión con impacto profundo en el camino hacia la paz. Por otro lado también esta nueva realidad no ligada a lugar y vinculada a la tecnología permite que surjan nuevos medios para la solidaridad y la acción social ampliando así las oportunidades en el proceso de transformación de la educación. Al contexto social que vivimos y del cual emana mucha de la discusión del tema que estamos tratando, se le atribuyen (Giddens,1990) cuatro dimensiones institucionales: la industrialización , el capitalismo como acumulación de capital en

el contexto de competitividad laboral y de mercados, vigilancia y control de información social y finalmente el poder militar. La vigilancia social y el poder militar, aún en las etapas precapitalistas, han sido los brazos de la implantación del mismo. Sin embargo, tenemos que notar que ha habido épocas que se presentan con un predominio de asistencialismos y ayudas sociales como formas de crear las condiciones sociales para la acumulación del capital, en otros momentos son utilizadas las estrategias del uso del poder militar más abierta y directamente. En este momento, a nuestro juicio, nos estamos enfrentando a un uso del poderío militar directo para ayudar la expansión del capital y reordenamiento del capitalismo a nivel global. Las ayudas humanitarias se presentan como brazos auxiliares de ese proceso junto a la transformación del estado capitalista en que se elimina el concepto de estado benefactor para dar paso a un concepto de estado empresarial/facilitador que devuelve las responsabilidades de solidaridad y apoyo de tipo social a los individuos y organizaciones comunitarias y reduce la intervención y responsabilidad del estado a la supervisión, fiscalización mediada por la corrupción de cuello blanco como una nueva forma de violencia. El resurgir de conceptos tales como la valoración del capital social, sociedad civil, tercer sector son productos de la necesidad de la sociedad ante un estado que recauda impuestos y abandona al ciudadano a la empresa privada para satisfacer sus necesidades, aún las básicas. Es también producto del surgimiento de un nuevo concepto de participación y de cómo se debe utilizar el poder social, es un ir más allá del poder gubernamental. Al referirme a cuan profundo será el proceso educativo en el que nos queremos embarcar lo hago por el supuesto que quiero compartir con ustedes en cuanto a la mirada que estaremos dando a la educación.

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Queremos abordar la educación como proceso de cambio, proceso de transformación multidimensional. Como un proceso en el que se involucran no solo los niños si no toda la sociedad de una manera u otra. La educación en la que educando y educador se transforman simultáneamente con la transformación del contexto social y partiendo de este. La educación que va más allá de las paredes del salón de clases y se compromete con una sociedad que tenga una propuesta fundamentada en el respeto a la dignidad humana, la justicia, la inclusión y el acceso a las oportunidades materiales y espirituales que permitan a los seres humanos su pleno desarrollo. Así concebimos la educación para la paz. Si partimos de la concepción holística del ser humano como ser bio-sico-social, su proceso de educación tiene que involucrarlo íntegramente. Para que la educación sea holística tienen que transformarse su cognición y sus actitudes tanto como su contexto social. Así es que el proceso educativo tiene que enraizarse en una acciónreflexión humana que lleve a que se construya un contexto de paz y solidaridad en el que se vayan transformando simultáneamente y de forma recíproca. En ese sentido estaremos abordando unas dimensiones de la educación para la paz que a nuestro juicio deben ser consideradas en cualquier transformación real del currículo o de la acción social. La paz como acción curricular no la vemos como un tema sobre el cual disertar, la vemos como una actitud que se refleja en conducta observable y que tiene que desarrollarse en la interacción entre la reflexión y la acción. La acción sobre sí y sobre el contexto simultáneamente. La solidaridad la estaremos viendo como la metodología para el logro de la paz, ésta toma formas diversas y requiere de empatía, conocimiento, toma de decisiones, crítica y autocrítica profunda, destrezas de

trabajo en conjunto, destrezas de solución de conflictos y movilización. La paz se construye vinculada al contexto social. La reflexión inicial de porque nos planteamos la necesidad de abordar el tema de la paz y la solidaridad tiene que ser precedida por una explicación que nos demos del contexto en que se mueven nuestras prácticas sociales. Esto es así porque es ese contexto quien nos da la razón de nuestra necesidad, pero también porque es en ese contexto en el que se va a mover el ser humano “transformado” por el currículo y la acción transformadora. No se puede tener un esfuerzo educativo transformador ocurriendo por un lado y dejar el contexto comunitario, familiar, social ajeno al mismo. Ese contexto tiene que ser punto de partida y de referencia en el esfuerzo transformador, tiene que ser parte del ejercicio de transformación del educando quedando así modificado también y finalmente tiene que ser el espacio al que regresa el educando a consolidar el ejercicio de su transformación junto a las instituciones que comparten esa nueva realidad. De estar desvinculada la educación transformadora para la paz del cambio social en esa dirección se perdería el esfuerzo y se encontraría una resistencia del entorno social que el cambio individual se diluye en el entorno violento que se le impone. Es en ese proceso de transformación profunda del ser humano y su contexto que la paz pierde su propiedad de consigna y toma su calidad de verdad. Hay unos elementos importantes del contexto social mundial que quisiera mencionar porque entiendo son fundamentales para la reflexión sobre la paz y la solidaridad: •

La exclusión de poblaciones del proceso económico y social que permite su desarrollo. La

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reorganización y “flexibilidad” de este nuevo orden laboral junto a la utilización de la tecnología puede llevar a que personas queden fuera de la fuerza laboral si no desarrollan las características requeridas particularmente de adaptabilidad y trabajo en equipo que requieren las empresas. La exclusión de países de los procesos económicos globalizados por su nivel de desarrollo social, económico y tecnológico. La brecha se hace cada vez más grande y estamos observando países o sectores que viven de la ayuda “humanitaria” y no están contando ni siquiera con la fuerza humana para cerrar la brecha que se abre entre la posibilidad de participar en la economía mundial o quedar fuera.

Estos aspectos, entre otros, de inclusión y acceso afectan directamente la dignidad de seres humanos, el respeto por sí mismo, el respeto con el cual son tratados por otros en un mundo en que las práctica sociales colonizantes y subordinantes ya no se dan encerradas en los círculos de influencias si no que se dan de cara a todos. En la obra de educación común, con frecuencia vale más lo que se hace en la práctica de todos los días que lo mucho bueno que la pedagogía aconseja, o que las leyes escolares instituyen. Eugenio María de Hostos3 Las prácticas sociales globalizadas como contexto para la paz. Como todo fenómeno humano la globalización tiene diversas dimensiones y 3

Eugenio María de Hostos. (1998). Estímulos de vida para cada día (Pensamientos). Instituto de Cultura Puertorriqueña: Río Piedras. p.87.

polos. Por un lado empieza a impactar las prácticas sociales producto del movimiento del capital en esta nueva etapa de desarrollo en que se encuentra. La descentralización y mundialización de la acción del capital lleva a una serie de movimientos poblacionales que ya no surgen de las políticas sociales como estrategias para el desarrollo social, si no que responden directamente al desarrollo del capital mismo y que profundizan la desigualdad y la exclusión. Este tipo de movimiento puede traer etnocentrismo, algunos plantean que identidades nacionales y culturales más frágiles, pérdida del significado de las tradiciones locales y las fronteras nacionales. En Puerto Rico los movimientos se dan en todas la direcciones. Históricamente hemos sido receptores de los movimientos poblacionales de América Latina y el Caribe producto de las necesidades económicas. Las políticas neoliberales promueven exclusiones que llevan a sectores empobrecidos y a excluidos de la República Dominicana, Haití, Centro y Sur América, Argentina a moverse hacia Puerto Rico, unos para establecerse y otros como puente hacia Estados Unidos. Producto de estas mismas políticas sociales y económicas se dan movimientos poblacionales con impacto en Puerto Rico que llevan a puertorriqueños a moverse fuera de Puerto Rico como es la fuga de cerebros en las áreas de las ciencias naturales, ingeniería, enfermería, educación, sicología, trabajo social que son reclutados anualmente para moverse a Estados Unidos. El impacto de éstas políticas económicas se siente también en la pérdida de empleos por el movimiento de empresas a otros destinos donde consiguen mano de obra más barata y la deslocalización de la producción para allegarse a países en que no existe salario mínimo, jornada laboral, ni legislación que proteja el trabajo de menores. Surge también la necesidad de desarrollar una mano de obra adaptable,

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responsable, flexible y que pueda trabajar en equipo. Se piensa en la globalización como la uniformidad de las organizaciones controladas de forma centralizada por alguna mano que responda al capitalismo norteamericano dominante. Este panorama presenta la pérdida de control, de participación significativa, de identidad cultural propia por parte del ciudadano y del contexto inmediato. Por otro lado las mismas tecnologías que le han abierto tanto espacio al capital también le abren espacio a los movimientos sociales, a los ciudadanos, al individuo y de forma particular se abre un espacio para la reflexión y la acción solidaria. Existe la posibilidad del encuentro y la reflexión multicultural mediado a través de las tecnología s. Hemos visto páginas en el Web que han facilitado la solidaridad con el pueblo de Vieques en su lucha por la salida de la marina de guerra de los EE. UU. de su suelo, la guerrilla indígena de Chiapas en México tiene su página en el web también, al igual que redes de maestros en América Latina comparten sus reflexiones y necesidades. La tecnología, los medios de comunicación, el trabajo en equipo, los medios de transporte, las redes sociales son requeridas por el capital en la fuerza laboral para la explotación de la mano de obra y sin embargo son también las que se requieren para la solidaridad. No hay mejor momento que el presente en que el planteamiento marxista de unidad proletaria sea más viable .4 Puede ser real la acción concertada de los pueblos y la construcción de un poder para la paz si se tiene acceso a las tecnologías emergentes y a los medios de comunicación que están “disponibles”. Las práctica sociales globalizadas como la reorganización de los centros de poder del capital, la desarticulación del proceso de producción y de la organización laboral, la 4

Marx & Engels (comp.) Obras Escogidas. Editorial Progreso: Moscú.

apertura de mercados hacia destinos de mano de obra más fácilmente explotable y la reducción de mano de obra, la apertura de olas migratorias por la búsqueda de mejoras económicas y la sobrevivencia, la apertura cultural cara a cara y el encuentro con diversas culturas a través de los medios de comunicación, la experiencia virtual de sucesos a través del mundo y el impacto sicológico y social sobre todas las poblaciones y finalmente el desarrollo desigual de este proceso a través del mundo . Es importante adueñarnos de los medios que facilitarán la solidaridad y poder utilizarlos también para enfrentar el control social que viene junto con esta nueva etapa en el desarrollo económico. Tenemos que aprender a encontrar en nuestros propios contextos el impacto de estas prácticas globalizadas y cual es el potencial que tenemos para tornarlas en actos de solidaridad. La paz se construye desde la fuerza que da la identidad cultural. La experiencia nos ha indicado que los movimientos más exitosos que ha habido en Puerto Rico tienen una raíz profunda en la defensa de la identidad cultural, como es el caso de Casa Pueblo en Adjuntas luchando inicialmente contra la explotación minera, por la preservación de la tierra y la afirmación de la identidad cultural puertorriqueña ; la lucha por la salida de la marina norteamericana de la isla municipio de Vieques. En el caso de Puerto Rico con una identidad cuestionada esto toma particular interés. Sin embargo, de esas experiencias aprendimos que para saber lo que queremos tenemos que partir de saber quienes somos. La mayor batalla que ha ganado el pueblo de Puerto Rico es su sobrevivencia como pueblo, el mantener su identidad cultural y su idioma. Seguimos hablando español y seguimos siendo puertorriqueños a pesar de que desde la invasión de 1898 por los norteamericanos

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se trató de utilizar el sistema educativo para transformar nuestra identidad cultural a través de instaurar un sistema educativo totalmente en inglés. El sistema educativo es el corazón de cualquier fuerza transformadora profunda. Es este el vehículo más directo para ideologizar a un pueblo. Esa fuerza de afirmación identitaria es la que se piensa se puede perder con los procesos de globalización y pondría a las sociedades a la merced total del capital y sus procesos. Es importante pues mirar la cultura como el punto que nos da arraigo y del cual partir para cualquier acción por la paz en cualquiera de sus dimensiones. Es importante que si estamos en República Dominicana hagamos las cosas como en Quisqueya, lo mismo si estamos en Puerto Rico. La educación debe responder al proceso de desarrollo de cada país y ser el arma principal de la afirmación de la identidad cultural propia. La construcción de la paz requiere movilización, participación ciudadana y compromiso social. Es en la práctica social que se externaliza la conducta. No hay conducta de paz que pueda quedar grabada como conducta aprendida si no pasa por el crisol y escrutinio del contexto social. Se pueden aprender teóricamente contenidos de paz pero si no se ponen en práctica no se ha transformado la persona. Existe un impacto recíproco entre el contexto social y la persona en el proceso de construcción de la paz que pasa a través de la solidaridad. Por eso la movilización hacia la acción solidaria, refleja da en acciones de participación ciudadana y compromiso social, desde el currículo en conjunto con las organizaciones de la comunidad, los padres y los maestros van generando la acción de transformación que llamamos educación. Esto requiere transformar el proceso educativo burocrático que deja de responder a las necesidades sociales para responder a los

dictámenes de la estructura para la instrucción. Un elemento importante en la participación real es que conlleva delegación de poder real además del ejercicio de la responsabilidad. Esto es un reto para el proceso educativo pero también para la democracia en una sociedad. En la participación del poder social por sectores en vías de transformarse es que está el gran tranque y credibilidad del discurso por la paz. La construcción de la paz conlleva la crítica de la historia. Hemos hablado de las raíces culturales necesarias en el proceso de la construcción de la paz y la necesidad de construir la paz en acción y reflexión en el contexto social. Sin embargo, esta acciónreflexión debe ser crítica y auto-crítica, no una que acepte sin cuestionamiento los supuestos del contexto social. Son muchas las bases de nuestro contexto social que promueven conductas humillantes y denigrantes para los seres humanos a todos los niveles de la sociedad. Existen prácticas sociales en las relaciones hombre-mujer que son aceptadas culturalmente y en las organizaciones laborales y de la comunidad que no promueven la paz si no la discordia y no reconocen la capacidad de desarrollo de la mujer en equidad y justicia. Eso estaría violentando la posibilidad de que un ser humano se desarrolle y sería un área de transformación de la cultura sobre la cual habría que trabajar. Cada sociedad y cada comunidad de educadores-educandos tie nen que llevar a cabo la reflexión crítica de su contexto social con la mayor honestidad desde los principios de justicia social, inclusión, respeto por la dignidad del ser humano, participación de los actores sociales y no por representación de otros sectores. El propio proceso de reflexión crítica de la historia y de las prácticas sociales opresoras y

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excluyentes van transformando al educando tanto como al educador y sienta las bases para el desarrollo de nuevas conductas. Sin embargo, siempre hacemos la salvedad de que hay que trabajar con el contexto que es la cuna que recibe estas nuevas conductas. De nada sirve que trabajemos ejercicios de lenguaje inclusivo en términos de género o de lenguaje no ofensivo en términos raciales o étnicos si en el contexto lo van a rechazar o hasta victimizar con burlas al educando. No está carente de angustias el proceso de cambio llamado educación, pero cuando se llega a trascender la angustia se consolida el compromiso. La construcción de la paz es un proceso multidimensional. Hemos visto como se ha abordado históricamente la paz principalmente desde su dimensión macro social destacando las contradicciones en relación al arme-desarme, guerra- no guerra, guerra fría -conflicto bélico, armas nucleares y guerra bacteriológicaguerra sicológica y explotación de poblaciones en condiciones paupérrimas. Este es un nivel que tenemos que atender porque es una realidad que afecta a todo el planeta una vez ocurra en algún lugar del mundo. Esta aseveración en el pasado constituía una aseveración de tipo moralista en este momento es una realidad concreta para todos, por la intervención de los aspectos tecnológicos y de medios de comunicación. Sin embargo, la educación por la paz que propongo no se queda ahí tiene que traerse a todas las dimensiones del ser humano y trabajarse en el currículo y en el contexto social, en diferentes momentos de la interacción educando-educador. Tiene que ser una educación multisistémica que involucre la reflexión-acción en el individuo, familias, grupos, comunidad, sociedad al igual que las relaciones internacionales. En ese sentido la reflexión en algún instante de

ese currículo debe contemplar la identificación de las contradicciones en esos sistemas, desarrollo de destrezas para manejarlas y la acción que involucre esos niveles. Esta propuesta trae a la luz una característica de este currículo por la paz y es que no se da aisladamente en un diseño de la institución educativa si no que en diferentes momentos va a necesitar la participación de grupos del contexto social tanto en la reflexión como en la acción solidaria. Se contempla pues que participen padres/madres, grupos sindicales, grupos comunitarios, grupos religiosos, entre otros significativos. Es a través de esa acción-reflexión que tanto el educando-educador como el contexto se van transformando. En ese proceso se va ejerciendo el contenido que es la búsqueda de la definición propia de la paz en el contexto particular y se aprende a ejercer la solidaridad. No basta enseñar conocimientos, hay que enseñar a adquirirlos; no basta dar ciencia hecha; es necesario enseñar a formarla; no basta sujetarse y sujetar a la enseñanza en un método; es necesario enseñar a manejarlo. En una palabra: no basta enseñar a conocer; hay que enseñar a razonar. Eugenio María de Hostos5 La educación social para la paz conlleva la revisión del currículo oculto. Esto requiere que se de una mirada al currículo de forma profunda y autocrítica para identificar los prejuicios o principios en el que se refuerzan conductas o ideologías que no promueven la paz. Esta es una pedagogía de riesgo y como diría Bell Hooks (1994) 6 convierte la enseñanza en un lugar de resistencia. En ocasiones como hemos dicho 5

Ibid, p.84. hooks, bell. (1994). Teaching to Transgress: Education as the Practice of Freedom. Routledge: New York. 6

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anteriormente en un lugar donde se cuestionan tradiciones y prácticas aceptadas por el contexto social inmediato. Para identificar ideologías y prácticas ocultas y realizar una limpieza de ese currículo para que sea cónsone con prácticas de paz y solidaridad tenemos que tener una propuesta de sociedad fundamentada en el respeto a la dignidad humana, la justicia, la inclusión y el acceso a las oportunidades materiales que permitan a los seres humanos su pleno desarrollo. Currículo oculto también lo conforman prácticas y actitudes de la facultad y administrativos que transmiten mensajes que entran en contradicción con los objetivos del currículo revisado. Si tenemos unas conductas de abuso de poder de desigualdad y desbalance en el ejercicio del poder entre educador y educando, entre administradores y educador y educando probablemente irán acompañadas de actividades observables que derroten los propósitos de un currículo por la paz. Un currículo por la paz conlleva también poner la palabra y la acción en el mismo lugar. Esto conlleva un proceso de voluntad, reflexión y autocrítica en el que todos los actores en el ambiente educativo se conozcan a sí mismos, conozcan sus contextos e historias particulares y reconozcan sus actitudes y conductas para de ahí partir al proceso de auto transformación. En este proceso de educación por la paz la investigación en acción y modelos de investigación cualitativa son útiles e importantes para mantener un flujo constante del auto conocimiento y de identificación de los procesos de cambio.

resolución de conflictos que tienen como meta que los procesos en sí y la meta misma sean el respeto por la dignidad del ser humano, el acceso a las condiciones materiales para el pleno desarrollo de todos/todas y la eliminación de las desigualdades y la marginación social a nivel global. Sobre esos fundamentos se elaboran los códigos de ética o de conducta para una era de paz globalizada. De la responsabilidad de todos con espacio y voz para la acción y transformación, de ahí surge la solidaridad como la metodología para la consecución de la paz.

Ileana Carrión Maldonado, MTS, ACSW Profesora universitaria, dirige el Programa de Trabajo Social en el recinto de Humacao de la Universidad de Puerto Rico. Se le puede contactar en: [email protected]

Este artículo está basado en la presentación que hizo la autora en el VI Convivio Nacional de Maestros Corriente Magisterial Juan Pablo Duarte, celebrado en Puerto Plata, República Dominicana, el 19 de julio de 2003.

Finalmente, tenemos que poner énfasis en el hecho que donde existen opciones, reflexión, selección, compromiso, existe una ética y una moralidad. Permea a todos los aspectos contextuales de reflexión-acción y transformación una toma de decisiones y Plaza Crítica Volumen 1 Número 1 Año 2004

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