Religión y espacio público Una mirada latinoamericana

Religión y espacio público Una mirada latinoamericana Resumen. El presente artículo se refiere a la vivencia y expresión de lo religioso en el espacio

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Religión y espacio público Una mirada latinoamericana Resumen. El presente artículo se refiere a la vivencia y expresión de lo religioso en el espacio público en Latinoamérica, planteando la amplia diversidad de la región, donde se encuentran formas legales y expresiones vivenciales diversas. Parte de la base de que el continente está inmerso en un proceso de grandes transformaciones de las que lo religioso no queda excluido, mencionándose algunas de ellas. Explora el marco normativo en el que se expresa la relación de lo religioso con lo público en varios países, así como la relación entre religión y política que encuentra posiciones bien distintas de la Iglesia Católica en relación al Estado y el poder político.

Las transformaciones religiosas en América Latina. Hablar de América Latina siempre es un riesgo ya que la región es muy vasta, extensa e incluye formas y expresiones, culturas peculiares y también expresiones legales diferentes según países y regiones. América latina –no está demás recordarlo- no es un todo homogéneo y se corre el riesgo de hacer generalizaciones que no se hacen cargo de la complejidad de la región. Suele hablarse de América Latina como el continente católico, y de alguna manera esa es una de las características de la región, aunque Los datos provenientes de investigaciones académicas, así como de censos en los últimos tiempos, están mostrando una reducción del porcentaje de personas que se definen como católicos. Junto a ello se aprecia el crecimiento del espacio evangélico fundamentalmente a partir de la fuerte irrupción pentecostal y neopentecostal. Algunas investigaciones dan cuenta de que también desciende el porcentaje de creyentes de instituciones religiosas distintas a la Iglesia Católica que de alguna manera se podrían llamar históricas, como por ejemplo los luteranos en Brasil e incluso los cultos afrobrasileños. La presencia de iglesias evangélicas protestantes muestra diferente comportamiento por país, en algunos un leve aumento, en otros 1

estancamiento e incluso descenso. En tanto que se ha ampliado la presencia de propuestas religiosas provenientes de otras latitudes incluidas las originarias de oriente así como se nota una aparición de religiosidades autóctonas, aunque en porcentajes muy bajos. Otro aspecto de relevancia es el crecimiento de las personas que se manifiestan como creyentes pero no canalizan esa creencia a través de ninguna institución religiosa. Para ejemplificar con cifras estas afirmaciones tomemos los datos de Brasil1, el mayor país de la región con ciento ochenta millones de habitantes, donde desde 1940 al año 2000 los católicos pasaron de ser el 95,2% al 72,8%. El ritmo de variación de esa pérdida de católicos se incremente sustancialmente desde 1991 a 2000 en que descienden casi 10 puntos porcentuales pasando de un 83,3% al 73,8%. Considerando al conjunto del espacio evangélico2 se aprecia que pasa de un 2,6% en 1940 a un 9% en 1991 y a un 15,4% en 2000. El conjunto de otras religiones tiene un leve aumento en el tiempo pasando de 1,9% en 1940 a 3,5% en 2000, en tanto que los creyentes “sin religión” pasan de un 0,2% en 1940 a un 4,8% en 1991 y un 7,3% en 2000. A partir de las cifras de Brasil y también de otros países de la región se puede constatar que el espacio “cristiano” es ampliamente mayoritario, aunque es un espacio amplio, plural y diverso ya que dentro de él se encuentran propuestas de variada índole aunque podríamos agruparlo en cuatro grandes categorías: católicos, pentecostales, y protestantes históricos (se estima que el espacio pentecostal es al menos el doble que las iglesias protestantes históricas) y otros grupos evangélicos, en orden de adeptos. Esto sin dejar de tener en cuenta que no son categorías unívocas, ya que por ejemplo la categoría “catolicismo” merece ser estudiada con mayor amplitud ya que probablemente sea mejor hablar de la misma en plural, esto es “catolicismos”, como se mencionará más adelante. El crecimiento pentecostal y neo pentecostal ha sido el movimiento más dinámico en el campo religioso fundamentalmente a partir de la década de 1980, al punto que hubo quienes llegaron a preguntarse si el futuro de América Latina sería ser protestante3.

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PIERUCCI, A. “Bye bye, Brasil – O declínio das religioes tradicionais no Censo 2000 en Estudos Avançados de la USP, Nº 52, Dossiê Religioes no Brasil, Volumen 18, SetiembreDiciembre 2004 2 Se incluye en esta categoría a los protestantes históricos a los pentecostales así como a otros evangélicos. 3

STOLL, D. 1990. ¿América Latina se vuelve protestante? Ecuador Abya-Yala 2

El catolicismo ha sido la religión institucional dominante por estos lugares del mundo. Pero hoy en día quizá lo que más caracteriza a América Latina en términos de lo religioso es un escenario de pluralización y diversificación del espacio, las propuestas y la vivencia de lo religioso. Otra característica que surge con claridad de las investigaciones por encuesta es el aumento de personas que creen en Dios pero no lo expresan a través de las instituciones religiosas, construyen sus propios itinerarios de búsqueda de trascendencia con prescindencia de las instituciones. Volviendo al catolicismo como religión mayoritaria, es necesario reconocer su vastedad interna. Es necesario complejizar la comprensión del catolicismo, ya que parece ser más exacto referirnos al mismo en plural, o sea de “catolicismos” ya que es innegable que existen diversos énfasis o formas de entender y vivir la fe católica dentro de la propia institución y aún fuera de ella 4 . Encontramos así énfasis tan diversos como las Comunidades Eclesiales de Base, los movimientos y experiencias vinculados a la Teología de la Liberación, los llamados nuevos movimientos eclesiales promovidos por la estructura romana o el Opus Dei, para referirnos solo a algunas de las vastas expresiones que hacen necesario referirse al catolicismo en plural. El mapa religioso de América Latina es ciertamente muy diverso. La dinámica de las transformaciones actuales se desarrolla y expresa dentro de parámetros histórico culturales peculiares de cada país o territorio. Y la relación de lo religioso con el espacio público se desarrolla en ajuste a esas características, a la vez que responde a desafíos y transformaciones del conjunto de las sociedades latinoamericanas. ¿Cuál es el lugar de estas experiencias religiosas, de las iglesias tradicionales, de las iglesias y cultos más jóvenes en cada sociedad? No hay una respuesta única ni de validez universal a esta pregunta por lo que es necesario explorar que está sucediendo en los distintos países. El lugar social que ocupan las instituciones religiosas en las diversas sociedades es una construcción social, no un lugar predefinido y fijo, sino construido en relación a las características sociohistóricas de cada comarca y región, de la fuerza de los actores sociales involucrados en ellos, las corrientes ideológicas, los estados nacientes y la Iglesia Católica así como

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Al respecto del catolicismo en plural Cfr. Revista Religioni e Societá Nº 57, 2007, Firenza University Press número dedicado a la “Religioni in Europa Occidentale e America Latina. Cattolicesimo, cattolicesimi e pluralismo religioso”.

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los otros actores religiosos. Es una construcción de su desarrollo institucional a lo largo de la historia.

Lo religioso y el espacio público Definir a priori lo que se entiende por espacio público es un ejercicio que temo no aporte demasiados elementos para la comprensión de la realidad, ya que cuando lo analicemos aplicado a cada caso podemos darnos cuenta de lo limitado de apelar a una definición de carácter totalizante. Al utilizar el término espacio público podemos estar haciendo referencia a todo aquello que está “fuera del Estado”, y en ese sentido puede identificarse a la sociedad civil como la expresión más clara del espacio público; pero esta es una acepción con límites. Asimismo en algunos contextos hablar de lo público puede ser entendido como lo opuesto, identificándose lo público con lo estatal, como sucede, por ejemplo en el caso uruguayo dónde la concepción dominante tiende a identificar lo estatal con lo público y quitarle a éste su riqueza y amplitud Pero también entran en cuestión otros elementos cuando intentamos definir espacio público en relación a la religión, como pueden ser religión y laicidad, o iglesia y Estado, o religión y política. El espacio público parece surgir de la distinción y separación del Estado y la Sociedad civil, pero aún si asumiéramos esta afirmación, los límites de cada esfera son diversos y pueden expresarse de formas diferentes. Trabajemos algunos de estos elementos y contextualicémoslos, hagamos referencia a ellos en el marco del peculiar itinerario local, cultural, estatal en el que se expresan. En este sentido puede resultar útil, en términos analíticos, asumir una premisa como la que propone Verónica Giménez-Beliveau en orden a “desencializar el concepto de espacio público y de destotalizar la noción de religión”5 Esto es a trabajar con esos términos en forma menos positivista y

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Giménez-Beliveau, V. Espacios públicos y espacios políticos redefinidos: Reflexiones sobre el accionar de los grupos religiosos en la escena pública en Argentina, Romero, Catalina (coordinadora) Religión y Espacio Público, CIESPA, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. 2008.

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más sujeta a las dinámicas y los actores sociales intervinientes que los definen y redefinen en sus interacciones.

Desde dónde se mira Referirse al vínculo entre religión y espacio público desde un lugar de América Latina, como es Uruguay, implica necesariamente hacer un conjunto de contextualizaciones ya que esa relación religión-espacio público es claramente distinta, por ejemplo, de la forma en que se vive y expresa en los países vecinos. América Latina es un espacio geográfico, político y cultural sumamente diverso pese a que, visto desde fuera, pueda pensarse en una realidad con una cierta homogeneidad. Si bien el idioma castellano es el oficial en la mayoría de los países, en Brasil lo es el portugués y también están presentes las lenguas de los pueblos originarios que son ciertamente variadas y dónde solo en Paraguay, el idioma local (guaraní) es considerado también lengua oficial, a lo que debemos sumar las lenguas expresadas en las islas del Caribe. La extensión y variedad de este espacio geográfico y vital implica relativizar las generalizaciones, reconocer las particularidades y hacerse cargo de los diversos itinerarios de construcción nacional vinculados a las características culturales propias de cada país. Para avanzar en este fenómeno apelaremos a considerar la legislación comparada. Esto es la expresión legal de la relación entre Estado y religión tal como lo señalan las Constitucionales nacionales de cada país, haciendo la salvedad que solo la legislación no alcanza para definir el lugar social de lo religioso sino que éste es también una construcción social particular.

Religión y lo público: Las Constituciones nacionales Podemos encontrar en el subcontinente variadas formas de expresión, vivencia y regulación de lo religioso en lo público y más específicamente en lo político. Una forma de aproximarnos al asunto que convoca a este artículo es el marco legal de cada país, la forma en que legalmente se regula esta relación. Allí encontraremos diversos énfasis, aunque todos ellos mostrarán o no impedirán, si no lo dicen a texto expreso, la libertad de cultos.

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La Constitución de Costa Rica, por ejemplo, sostiene que “La religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cuál contribuye a su mantenimiento, sin impedir el libre ejercicio en la República de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni a las buenas costumbres”6. Para el caso de Argentina, su constitución establece que “El Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico, romano”7. Las constituciones de Perú y Paraguay tienen ciertas similitudes. La peruana establece que “Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración” (a la vez que) “El Estado respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas”8, en tanto que la paraguaya establece que “Las relaciones del Estado con la iglesia católica se basan en la independencia, cooperación y autonomía. Se garantizan la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las impuestas en esta Constitución y las leyes. Nadie puede ser molestado, indagado u obligado a declarar por causa de sus creencias o de su ideología” 9 a la vez que expresa “Se reconoce el protagonismo de la Iglesia Católica en la formación histórica y cultural de la Nación”10 La Constitución chilena establece “La libertad de conciencia, la manifestación de todas las creencias y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público.”11 La colombiana expresa que “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”12 La constitución brasileña indica que “ninguém será privado de direitos por motivo de crença religiosa ou de convicção filosófica ou política, salvo se as invocar para eximir-se de obrigação legal a todos imposta e

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Base de Datos Políticos de las Américas. Iglesia y Estado. Análisis comparativo de constituciones de los regímenes presidenciales. [Internet]. Georgetown University y Organización de Estados Americanos. En: http://pdba.georgetown.edu/Comp/Estado/iglesia.html. 27 de diciembre de 2011. 7 Idem. 8 Idem. 9 http://www.tsje.gov.py/constitucion-nacional.php 10 Idem 11 http://www.camara.cl/camara/media/docs/constitucion_politica.pdf 12 Base de Datos Políticos de las Américas, ob.cit.

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recusar-se a cumprir prestação alternativa, fixada em lei” a la vez que establece “O ensino religioso, de matrícula facultativa, constituirá disciplina dos horários normais das escolas públicas de ensino fundamental”. 13 La mexicana expresa la separación entre Iglesia y Estado y se preocupa por establecer la no participación de los ministros de culto o autoridades religiosas en la vida política así como establece que “Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político”.14 Finalmente la constitución uruguaya establece la libertad de cultos en el país “Todos los cultos religiosos son libres en Uruguay. El Estado no sostiene religión alguna”15 Como se podrá apreciar las fórmulas de regulación legal de las religiones con el Estado son variadas. Y aún así en países cuya formulación legal es relativamente similar, la vivencia de lo religioso en lo público puede ser muy diferente.

Los contextos Como ya se mencionara un aspecto a considerar es el marco normativo que regula las relaciones del Estado con las religiones pero dicho aspecto es solo uno de los varios elementos que pueden considerarse. Es necesario distinguir diversos relación de lo religioso y lo público. relativo al peso político y cultural que sociedad, otro puede ser el referido religiosas en la esfera pública.

énfasis cuando nos referimos a la Uno de esos énfasis puede ser el tiene una institución religiosa en su a la expresión de las convicciones

Según a qué nos estemos refiriendo encontraremos también realidades diversas. El caso de mi pequeño país, Uruguay, es bien diferente al resto de América Latina y ciertamente a de nuestros dos grandes vecinos, Brasil y Argentina.

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Idem. Idem. 15 Idem. 14

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Uruguay estableció la separación entre Iglesia y Estado en la segunda década del siglo XX. Dicha separación fue conflictiva y de enfrentamiento. Las características de la separación se basan en una redacción constitucional amplia y respetuosa, a la vez que en una impronta cultural inspirada en la laicidad francesa, tendiente a ser restrictiva de la expresión de lo religioso en el espacio público. De hecho se puede afirmar que la vivencia de lo religioso se “privatizó” en Uruguay, desplazándola al ámbito de lo familiar y lo privado y no a la expresión pública. No ha sido así en otros países de América Latina, aunque de alguna forma México y más bien su capital, evidencia un itinerario legal y cultural similar pero que no tuvo la extensión que tuvo en Uruguay dada la fuerte religiosidad popular y el peso institucional y político de la Iglesia Católica en ese país.

Religión y política, Iglesia y Estado. La necesidad de legitimación política de las Iglesias o grupos religiosos parece no referirse, como en otras épocas, a la existencia de un fuerte vínculo legal con el Estado, a la vieja estructura cesaropapista, la alianza del trono y el altar, aunque hay países de la región en lo que ello sucede de una forma u otra. Aún cuando la tendencia general parece reforzar lo dicho anteriormente, al analizar casos concretos se aprecia la variedad de situaciones en la región. Un caso típico al respecto es el de Nicaragua dónde la figura del Cardenal Obando y Bravo, de Managua, es un actor político de primer nivel al punto de que para que el actual presidente Nicaragüense, Daniel Ortega, viejo enemigo político, pudiera llegar al gobierno nuevamente tuvo que lograr un acuerdo en el que el Cardenal lo legitimara públicamente. Otro caso diferente es el argentino. La vinculación de la Iglesia Católica Argentina con el Estado es de larga data. Existe una Secretaría de Cultos dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la que deben registrarse todos los cultos presentes en el país con excepción de la Iglesia Católica. Lo curioso de este caso es que el ocupante del cargo del Secretario de Culto hasta hace menos de diez años era nombrado por la Conferencia Episcopal Argentina. Esto cambió con la llegada al gobierno del extinto presidente Kirchner. El Cardenal Bergoglio, de Buenos Aires, es un operador político de primer nivel y se ha enfrentado con los últimos dos gobiernos que, ateniéndose a las normas, no le dan el lugar que pretende tener en la política nacional. 8

Es interesante, aunque distinto de los anteriores, el caso del presidente de Bolivia Evo Morales, quien sintió la necesidad de legitimar su acceso al gobierno a través del revival de cultos de los indígenas locales. No buscó legitimidad en la Iglesia Católica pero si en un culto a través de lo que buscó presentarse como ungido con la bendición de las religiosidades ancestrales. Todo lo contrario sucede en Uruguay donde la separación Iglesia y Estado de 1919, con una fuerte impronta francesa, terminó con todos los vínculos legales y reales con la Iglesia Católica y dónde la expresión de la fe fue privatizada y restringida a lo íntimo, lo personal y dónde la Iglesia católica es un actor más en la esfera de la sociedad civil, lugar del que le viene su legitimidad social. Más allá del peso político que tiene la institución iglesia católica en los distintos países se aprecia la creciente demanda de legitimidad y reclamo de trato igualitario de muchos otros grupos religiosos, que reclaman, en un mundo plural, igualdad de condiciones. El tiempo que nos toca vivir está signado por la presencia de algunas tendencias y a la vez sus contrarias. Eso se expresa también en el conjunto evangélico y neopentecostal que en varios lugares de continente se constituyen en actores políticos que establecen sus propios partidos y constituyen bancadas político partidarias religiosas. No sucede esto en todos los países pero hay sobrados ejemplos en Centroamérica y también en Brasil.

La sociedad civil La expresión de lo religioso en la sociedad civil está también enmarcada en los perfiles diferenciales de cada lugar, como ya se mencionara. Mientras en Uruguay la religión se había desplazado a lo privado y la legitimidad de la Iglesia católica y de otros grupos viene dada por su desempeño y credibilidad en la sociedad civil, también en contextos diferentes hay una clara presencia de los grupos religiosos en la sociedad civil. Uno de los aspectos que también se manifiestan en la sociedad civil es el conjunto de obras sociales o de atención a los más necesitados que las iglesias desarrollan, que las acercan a las personas, a las poblaciones y en las que se legitiman dentro del conjunto de la sociedad.

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Es en este espacio de la vida en sociedad en que los grupos religiosos disputan legitimidad y visibilidad 16 , así como recursos de tipo material y simbólico. La utilización de medios masivos de comunicación por parte de los grupos neopentecostales y sus diversas iglesias es un espacio de exposición pública y visibilización de quienes no se sienten en igualdad de condiciones y a través de los medios pugnan por reconocimiento y posicionamiento social.

¿Una sociedad civil dentro de la Iglesia Católica? Hay quienes entienden que dentro de la propia Iglesia Católica existe también el concepto de sociedad civil, o más bien el concepto equivalente de “sociedad eclesial (no eclesiástica)” 17 dando cuenta de distintas relaciones y espacios de intercambio y búsqueda de construcción de legitimidad más allá de los órganos de gobierno eclesiástico, donde existe – según la autora- un variado espacio de intercambios de creyentes que se organizan en organizaciones voluntarias, y donde encuentran espacios de intercambio y encuentro con los diferentes, en los que los creyentes “pueden confrontar su vida en el mundo con sus creencias religiosas y reflexionar críticamente desde el punto de vista de la fe sobre su acción humana”18 Parece ser que este concepto de “sociedad eclesial” que se presenta como pertinente y útil y quizá propicie mayores desarrollos está abocado a dar cuenta de una dinámica interna del catolicismo en Latinoamérica en tanto que podría aportar a una aproximación al catolicismo reconociendo diversas posiciones internas, influencias, espacios de circulación y legitimidad más allá de los pronunciamientos o actitudes de las jerarquías eclesiásticas y con mayores grados de libertad en relación a lo oficial.

El posicionamiento de la Iglesia Católica en la nueva coyuntura Las transformaciones que estamos viviendo en la humanidad nos han llevado a cuestionar la teoría de la secularización y su profunda convicción

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GIMENEZ-BELIVEAU, V. Op.cit. Romero, C., Religión y espacio público: Catolicismo y sociedad civil en el Perú, Romero, Catalina (coordinadora) Religión y Espacio Público, CIESPA, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. 2008. 17

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Ibidem.

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de la inexorable y futura desaparición de la religión. Lejos de desaparecer lo religioso reaparece de distintas formas y expresiones y en las últimas dos décadas la producción académica que cuestiona esto es muy vasta. Casanova19 nos ha ayudado a profundizar en el término “secularización” y sus diversos significados para aceptar la secularización como un proceso de diferenciación de esferas de la vida en dónde lo religioso pierde la centralidad que tuvo en otras épocas, a la vez que identifica y refuta las subtesis (ideológicas y no empíricas) que implicaban la desaparición de la religión así como la privatización de la misma. Este “regreso de lo religioso” como lo llaman algunos, esta nueva vitalidad que se expresa también fuera de la instituciones religiosas y en búsquedas espirituales muy variadas, contribuye a que lo religioso se movilice más allá de los muros de las instituciones y aparezca en lo público rompiendo con las formas y expresiones de dos o tres décadas atrás. En este proceso, el actor religioso mayoritario de América Latina, la Iglesia Católica se encontrará con la tentación y el desafío de volver a reconstruir espacios de influencia política, en donde ya no la tenía tanto y a afianzarlo en donde ya lo tenía. La Iglesia católica se encuentra frente al desafío de ser un importante actor constructor de democracia y pluralismo, o a la tentación de volver a circunscribirse en los vericuetos del poder político. La realidad ha cambiado y parece que procesos de esta índole no serán posibles o al menos no será tan fácil pero tendrá que planteárselo explícitamente.

Recapitulando Los países de América Latina y el Caribe están en plenos procesos de transformación social, cultural, productiva, del Estado. No quedan fuera de esos procesos la transformación del campo religioso que es plural y diverso y donde el cristianismo en sus diversas variantes es la referencia religiosa mayoritaria. En cada país se han ido desarrollando procesos de recolocación de lo religioso en relación al Estado, a lo político y a la sociedad civil en un marco en que la vieja teoría de la secularización ha demostrado su limitación para comprender las dinámicas religiosas actuales que han dejado por el camino el sueño iluminista de la desaparición de lo religioso.

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Casanova, J. Religiones Públicas en el Mundo Moderno. Ed. PPC, Madrid, 2000.

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La presencia de lo religioso en lo público asume diversas expresiones y se imbrican en las historias particulares de los países e incluso de las regiones dentro de algunos países. Encontraremos una amplia presencia en el espacio público de las expresiones de fe expresadas a través de instituciones a la vez que esas expresiones pueden ser de dos tipos, expresiones de fe por un lado o expresiones político-institucionales. Al ser la fe religiosa un elemento que involucra, según los casos, toda la vida de las personas pretender que no se exprese en lo público, en tiempos que el mundo quiere hacer público mucho de lo que vive, no parece ser un camino con futuro. Un desafío del presente y también del futuro próximo es el de la construcción de la convivencia en forma plural entre quienes tienen creencias religiosas diversas y quienes no las tienen, incorporando esa diversidad como riqueza de construcción colectiva, asegurando la posibilidad de expresión pública de las distintas posiciones sin imponer unas a otras, respetando la conciencia de cada ser humano y construyendo así, con normas plurales, el respeto y la convivencia de todos los ciudadanos. Montevideo, 2012. -------Néstor Da Costa es uruguayo y sociólogo. Obtuvo su doctorado en Sociología en la Universidad de Deusto en Bilbao. España. Se ha especializado en sociología de las religiones, Preside la Asociación de Cientistas Sociales de las Religiones del MERCOSUR. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Uruguay. Es docente e investigador en la Universidad Católica del Uruguay y en el Instituto Universitario CLAEH de Uruguay y autor de varias investigaciones y publicaciones en el área de su especialidad.

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