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ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (Segunda y última parte) María del Pilar Cerdeira Hernández* *Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas (FES Acatlán.), Maestra en Lingüística Aplicada (CELE-UNAM). Profra. de T. C. en el CEI de la FES- Acatlán, en el Dpto de Español para Extranjeros.
La relación de la ortografía con otras áreas de la lingüística Si se trata de enfatizar la relación de la ortografía con otras áreas lingüísticas para que se incremente lo que Basulto (1983) llamó “conciencia ortográfica”, dentro de los entornos educativos, que sería el primer paso que debe darse para resolver el problema de la ortografía, podría decirse, en primer lugar, que partiendo del hecho de que la ortografía es la serie de normas que rigen la representación escrita de la lengua, la misma debe ser capaz de representar todo lo que afecte o rija a la lengua oral, de allí que, en términos generales, deba tener relación con todas las áreas propias de la lengua en su modalidad oral. Si bien, es necesario que se valga de adaptaciones, pues la lengua no aparece en su particularidad esencial, que es la oral, sino que es una transcripción de esa particularidad. De acuerdo con esto, podría concluirse que las definiciones de ortografía son un tanto escuetas, pues la misma, al parecer, es más que un conjunto de normas que rigen la escritura, ya que tiene un alcance lingüístico mucho más amplio, por la relación que guarda con aspectos fonéticos, sintácticos, semánticos y pragmáticos, como se señala a continuación. Veamos de qué manera:
Abril 10 de 2013
www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) Ortografía y fonética La relación entre ortografía y fonética es muy estrecha y se produce porque el código oral de la lengua, es decir el código de los sonidos, al ser transcrito al código escrito, necesita obligatoriamente someterse a ciertos lineamientos; lineamientos que son marcados por la ortografía, ya que, Seco (1999) la lengua es un acuerdo entre muchos para hablar de una misma manera. Pero este acuerdo no sólo recae sobre lo que se habla, sino también sobre la representación gráfica de eso que se habla. Según este acuerdo, cada palabra debe escribirse siempre en una determinada forma aceptada por la comunidad de los hablantes. En mi opinión, esta relación se hace patente en los siguientes casos: en el uso de las letras, –alfabeto–; en el uso de los acentos pues, entre otras cosas crean oposiciones entre segmentos –los acentuados y los no acentuados– y en el uso de los signos de puntuación pues pueden marcar pausas, exclamaciones, aspectos tonales y por supuesto silencios. Sin embargo, esta relación entre ortografía y fonética no incluye el uso de las mayúsculas y minúsculas, pues esta distinción es de carácter no auditivo. En este apartado, de ortografía y fonética, conviene necesariamente referirse a la cuestión del llamado principio fonético. De acuerdo con éste, entre el conjunto de los sonidos y el de las letras, debería darse una correspondencia biunívoca, no obstante, vemos que la correspondencia entre ambos conjuntos no es exacta pues algunas letras representan más de un sonido y un mismo sonido, se representa por varias grafías diferentes. Si fuera exacta la correspondencia antes mencionada, podría decirse que la lengua hablada y su correspondiente transcripción escrita, formarían códigos paralelos, pero tal condición no se da, pues existen diversas desviaciones al principio mencionado; entre ellas están la transdialectal, la morfémica y la semántica. Este hecho podría ser, para algunos autores, la causa de las llamadas faltas de ortografía; aunque, conviene aclarar que solamente en lo referente al paradigma de las letras. Ortografía y sintaxis La relación entre ortografía y sintaxis se da principalmente mediante la puntuación, porque además de que con ella se organizan los diferentes elementos del discurso, puede también desempeñar funciones estrictamente sintácticas, como son conectar oraciones relacionadas entre sí sin necesidad de emplear nexos; por ejemplo, en el caso de los dos puntos. O en el caso de los paréntesis, que delimitan sintagmas o palabras en un enunciado. Asimismo, mediante los signos de exclamación, podemos señalar contenidos sintácticos tales como el tipo de enunciado de que se trata: afirmativo, interrogativo, asertivo, exclamativo.
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www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) Ortografía y semántica La relación entre ortografía y semántica se presenta en los cuatro componentes ortográficos, pues ambos pueden indicar contenido semántico: En el uso de las letras pues al cambiar una letra por otra, hay necesariamente un cambio de significado, en el morfema o en la palabra: vaca, baca. En el uso de los acentos pues al cambiar de lugar la tilde, se produce también un cambio de significado: papa, papá. En el uso de las mayúsculas pues al marcar la diferencia entre nombres propios y comunes, está indicando distintos referentes: una cruz, vive en la colonia la Cruz. En el uso de la puntuación pues, de acuerdo con la manera en que se emplee, se puede modificar el significado del enunciado completo: tal es el caso citado antes, del uso de los dos puntos, sintácticamente los mismos pueden crear relaciones entre las oraciones, pero éstas pueden tener significados diversos como: causa-efecto, explicación, conclusión.
Ortografía y pragmática Esta relación puede advertirse más enfáticamente en la puntuación, en la cual se ven manifestadas diversas actitudes o acciones del hablante: RAE (2011) con los puntos suspensivos se pueden señalar enunciados no acabados intencionalmente, omitir palabras inconvenientes en el momento de la enunciación, dejar sin concluir enunciados cuando el hablante sabe que el contenido de los mismos es sobreentendido por el interlocutor, así como otras cuestiones. Tal es el caso de los signos de exclamación, pues con ellos pueden expresarse toda una serie de matices emocionales, propios del emisor, como duda, temor, sorpresa, alegría; y con las comillas, señalar entre otros, cambios de registro. De lo expuesto en este apartado, se desprende la necesidad de atender a la ortografía, ya que ésta tiene una importante función que cumplir, por lo que más allá de demostrar cultura lingüística, señala relaciones de carácter gramatical que solamente pueden expresarse, en la lengua escrita, atendiendo a ese código normativo.
La ortografía como código normativo Es preciso señalar que la lingüística acepta, entre otras divisiones, la de descriptiva y la de normativa. La segunda establece, como su nombre lo indica las normas que rigen al idioma. Y en general, por norma lingüística se entiende un modelo, una regla o un conjunto de reglas con cierto grado de obligatoriedad, impuesto por la
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www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) lingüística sobre los hablantes de una lengua. Lara (1976) menciona que el criterio prevaleciente en los círculos lingüísticos es tomar la norma culta como modelo; es decir, la de aquel grupo que tiene un nivel superior de estudios aunque no haya asistido a la universidad, así como la norma que se utiliza en los textos escritos. De acuerdo con este criterio se considera correcto, lo apegado a la norma culta. De acuerdo con este autor, la forma correcta de utilizar nuestra lengua es seguir el uso normal culto de la sociedad en que vivimos. En el caso que nos ocupa, y con el fin de optimizar la comunicación, se hace necesario ajustar la escritura a una norma determinada que fije entre todas las formas posibles de escribir un sonido, una sola como correcta, y como incorrectas todas las demás. De ahí que la ortografía suponga una distinción entre formas correctas y formas incorrectas en una lengua escrita, es decir queda, por su carácter mismo, necesariamente dentro de la lingüística prescriptiva o normativa. No obstante, debe mencionarse que en algunos aspectos ortográficos, las noras tienen aplicación clara y terminante, –como en la acentuación–, pero en otros, al parecer el uso es más liberal: –puntuación y mayúsculas–, y puede depender del estilo de cada quién, lo que no significa en absoluto total arbitrariedad.
El error ortográfico El hecho de hablar de formas correctas e incorrectas, nos lleva a considerar lo que se conoce como error ortográfico, así como cuándo una alteración es error y cuándo no lo es, o bien, qué tan grave es el mismo. Como respuesta a estas cuestiones algunos autores han proporcionado explicaciones variadas, tal es el caso de Mañero en Mosterín (1981), quien ha propuesto la siguiente escala de faltas de ortografía –errores– (yendo de mayor a menor gravedad): a) las fonéticas –no puramente ortográficas–, que implican un cambio de fonema, como la omisión indebida de ‘u’ tras ‘g’, o de su diéresis. b) La acentuación incorrecta. c) La ausencia de acentuación o, cuando de ello se origine anfibología. d) La puntuación. e) Las grafías erradas que confunden un término con otro homófono de distinta significación. f) Los cambios de una letra por otra de idéntico sonido → tradicionalmente consideradas como las más graves.
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www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) Para otros, como Julio Casares de la RAE, quien atiende a la función esencial del lenguaje en bloque –comunicativa–, las faltas más graves serían aquellas que produjeran una interferencia o ruido en el mensaje, su interpretación errónea, a pesar del contexto, sean de puntuación, de acentuación o de lo que fuere. Para José Polo (1974) un error sería tanto más grave cuanto más esfuerzo exigiera de nuestra parte descifrar el mensaje: la gravedad de un error debe ser medida por el grado de interferencia contra la claridad del mensaje. Este autor opina que la parte más importante de la ortografía es la del nivel sintagmático o de la frase, cuanto más cercano al pensamiento se halle un nivel lingüístico, más graves serán sus errores y más mérito tendrán sus aciertos. Evidentemente saber puntuar u organizar un texto por párrafos es mucho más formativo que escribir ‘vivir’ o ‘bibir’ la información pertinente –para el hombre culto promedio y no sólo para el etimólogo– es de mayor trascendencia en la puntuación que en los otros niveles. Puntuar bien es practicar la hermeneusis o interpretación de un texto; es ayudar al lector a tal operación. En segundo lugar, colocaría a la ortografía lexicológica: el guión lexical, o de las palabras compuestas; las mayúsculas y los acentos. De esta manera, Polo menciona que invertimos, pues, el esquema tradicional, en el que la ‘ortografía – ortografía’ –la literal– es, lo más aleatorio de la misma, –lo menos formativo– ; y el acento, –lo que mejor se puede aprender Respecto a la puntuación, debe añadirse que puntuar bien supone un análisis prosódico-semántico de un texto, de allí que deba colocarse a ésta en primer lugar dentro de una escala ortográfica. Asimismo, Polo explica que la puntuación no es arbitraria en absoluto: cualquier decisión que se tome, por minúscula que sea, conlleva su correspondiente carga informativa, por lo tanto en la puntuación existen normas muy precisas; lo que ocurre es que a veces la norma consta de dos o más realizaciones posibles, según el matiz que se le quiera dar a la frase: pero no puede el usuario salirse de esas variantes de la norma, pues haría que el texto fuese difícilmente interpretable. La acentuación al ser lo que mejor puede aprenderse, ya que se rige por pocas reglas en general, debería ser también lo que mejor tendría que aplicarse y exigirse al usuario de la lengua, ya que es lo más sistematizable de la ortografía española. Es además un valioso auxiliar para la lectura e interpretación adecuadas, hay palabras que pueden pronunciarse inadecuadamente por no ponerle la tilde obligatoria. Volviendo al error, Unamuno comentaba en 1886 que la característica general de las erratas consistía en equivocarse yendo contra la corriente, poniendo letras que ni se pronuncian ni deben pronunciarse. Rarísima vez se ve escrita una palabra tal como se pronuncia, aunque sea en contra de la ortografía oficial. En resolución, pensaba, prefieren equivocarse contra el pueblo que yendo con él, y eso que en este
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www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) caso no hay equivocación. Así se ven escritas palabras como *hóseo, *dever, * deceo; un error de estos debe considerarse más grave que cualquiera de los otros, y son quizá los que más abundan. Para finalizar, y en cuanto al error Cassany (1994) enfatiza, acertadamente, la necesidad de determinar las causas de los errores pues para él, errores similares pueden tener un origen muy diferente como: palabras muy alejadas del vocabulario básico, alto grado de arbitrariedad, poca correspondencia sonido / grafía, problemas auditivos de un alumno en concreto, desconocimiento de la regla, olvido, etcétera. Por lo cual, y en términos generales, los llamados errores puedan clasificarse en tres categorías: los de tipo lingüístico, los de tipo pedagógico y los que no quedan comprendidos dentro de estas dos subdivisiones, tal es el caso de cuestiones específicas relacionadas con ciertos hablantes. Una vez habiendo expuesto estas cuestiones generales en cuanto a la ortografía, espero que las mismas sirvan para que los profesores y los alumnos le otorguen otro carácter a la misma, pero sobre todo para que empiece a investigarse lo que está sucediendo realmente con ella, a fin de que se resuelva el problema de la manera más adecuada.
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www.lahojavolandera.com.mx ALGUNAS CUESTIONES DE CARÁCTER GENERAL EN TORNO A LA ORTOGRAFÍA (II) BIBLIOGRAFÍA
Basulto, Hilda ( 1984) Ortografía actualizada. México: Mc Graw Hill. Cassany, Daniel ( 1994) Describir el escribir. Barcelona: Paidós. Cerdeira , María del Pilar ( 1986) Detección de los problemas ortográficos en el nivel superior, análisis de un caso: la ENEP-Acatlán. Tesis de licenciatura. México. Dido, Juan Carlos (2001) Clínica de ortografía. Una búsqueda abierta a nuevos recursos. Bs. As.: Ediciones Novedades Educativas. Quilis, Antonio (1989) El acento español. México: Instituto de Investigaciones Filológicas. Centro de Lingüística Hispánica. Seco, Manuel (1990) Gramática esencial de la lengua española. Madrid: Espasa Plus. Sociedad Española de Lingüística (2001) Criterios tradicionales y renovadores en la ortografía. Madrid: SEL. Polo, José (1974) Ortografía y ciencia del lenguaje. Madrid: Paraninfo. Mosterín, Jesús (1981) La ortografía fonémica del español. Poco. Poko. Madrid: Alianza Universidad. Lara, Luis Fernando. (1976) El concepto de norma en lingüística. México: El Colegio de México. Matteoda, María y Vázquez de Aprá, Alicia ( 1997) “Acerca de la ortografía y su aprendizaje en el contexto escolar”. Textos de didáctica de la lengua y la literatura, N° 14. Barcelona: Graó. Morales, Amparo (2011) Ortografía del Español. Cambios más significativos de la nueva ortografía. Puerto Rico: Ediciones S M. RAE (1999) Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, S. A. RAE (2011) Ortografía de la lengua española. México: Planeta Mexicana.
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