Revista de la Universidad del Norte n o 92 y 93

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Revista de la Universidad del Norte

http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/huellas/index.asp

no 92 y 93

Consejo de Dirección

CONTENIDO

Jesús Ferro Bayona - Director Vilma Gutiérrez de Piñeres - Editora Alfredo Marcos María - Editor



Consejo de Redacción

5 Afinamiento de la universidad en el Caribe Jesús Ferro Bayona

Ramón Illán Bacca Pamela Flores Prieto Adela de Castro Rubén Maldonado Ortega Munir Kharfan de los Reyes - Asesor diseño

2 Jesús Ferro Bayona y la construcción de la Ética en la Universidad del Norte Gustavo Bell Lemus

8 Manuel Rodríguez Torices y Barranquilla Adelaida Sourdis Nájera 21 El proceso de la independencia en Barranquilla Jorge Villalón

Este número contó con la colaboración de Álvaro Carrillo Barraza en diseño y diagramación.

30 El presidente Rodríguez Torices, quien nos hizo “villanos” Rodolfo Zambrano Moreno

Huellas es miembro de la Asociación de Revistas Culturales Colombianas, Arcca.

33 Soledad en el proceso de la independencia Alexander Vega Lugo 41 Santo Tomás de Villanueva y su contribución a la independencia de la provincia de Cartagena y de Colombia José Isaías Lobo Romero 50 Problemas de más alta prioridad por solucionar en Colombia y Barranquilla (Nota introductoria: Antonino Vidal y Guissepe D’Amato) Karl C. Parrish Jr. 58 Himno de Barranquilla Amira de la Rosa 60 Del Ballet Folclórico del Atlántico al Ballet Nacional de Colombia “Sonia Osorio” Inca M. de Rumold 89 Inicios del Ballet de Colombia en Barranquilla Alexandra Garnica-Lamboglia 100 Filosofía y Geografía. Una aproximación a la biografía filosófica de Nietzsche cerca del mar Fernán Ramírez Meléndez

Ilustración de la portada

Manuel Rodríguez Torices en la plaza de San Nicolás

(óleo sobre lienzo, 1.80 x 3.00 m) por Gabriel Atencio Ruiz. Nació en Cartagena, 1973. Estudios de Artes Plásticas, Escuela Cristóbal Rojas, Caracas, 1985. Arquitecto, Universidad del Atlántico, Barranquilla - Universidad José María Vargas, Caracas (ver perfil del autor en la nota al pie, pág. 32).

Se autoriza la reproducción citando la fuente. Los conceptos son responsabilidad exclusiva de los autores. Licencia del MinGobierno nº 001464, ISSN 0120-2537. Apartado Aéreo 1569, Barranquilla, Colombia. Impresión: Javegraf, Bogotá. e-mail: [email protected] Meses de aparición: Abril (04) - Agosto (08) - Diciembre (12). Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 1-106. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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Lanzamiento JFB: El

gobierno del filósofo

Jesús Ferro Bayona y la construcción de la Ética en la Universidad del Norte*

Gustavo Bell Lemus

Exvicepresidente de la República de Colombia

Quiero expresar en primer lugar mis agradecimientos a los organizadores del homenaje que hoy se le rinde a nuestro rector, Jesús Ferro Bayona, por invitarme a participar en este acto. Pero, ante todo, por conferirme el grato honor de dirigirles a ustedes estas palabras, que me permiten hacer público mi testimonio personal de gratitud y admiración a quien tanto le debo en mi carrera personal y profesional; como también por darme la oportunidad de volver a recorrer los campos y corredores de la universidad donde inicié mi vida profesional académica, a comienzos de agosto de 1981, y que nunca he dejado de sentir como mi verdadera alma máter. Y, al recordar esa fecha, no puedo dejar de agradecerle al destino que un mes antes el Dr. Ferro me hubiese recibido en su apartamento de aquel entonces, y en medio de una fuerte gripa, para una entrevista. Y lo digo porque ese mismo día había hecho un par de entrevistas en algunos de los gremios de la ciudad con el propósito de venirme de Bogotá, donde trabajaba en un banco, y era bastante probable que el Dr. Ferro no me pudiera recibir por su estado de salud: así mi vida laboral habría tomado un rumbo muy distinto al que al final tomó. Y de veras que mi vida cambió a partir de ese momento, y no precisamente para mal. Sería una perogrullada decir que estando aquí pude obtener una beca para seguir estudios doctorales en historia en la Universidad de Oxford, o que estando aquí uno de aquellos gremios me * Texto leído por su autor en el lanzamiento del libro Jesús Ferro Bayona: el gobierno del filósofo, Barranquilla, marzo 15 de 2012.

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Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 2-4. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

llamó para ser su gerente seccional, con lo cual mi vida giraría hacia el sector público; pero esos fueron apenas unos hechos fortuitos, porque la oportunidad de trabajar de cerca con el Dr. Ferro, conocer su visión de los estudios superiores, el compromiso de la universidad con su entorno social, su interés por la historia de la región, fueron las cosas que verdaderamente influyeron en mí para que me decidiera a seguir los estudios de postgrado que cursé en Inglaterra. De regreso del Viejo Mundo fui llamado por el Dr. Ferro a asumir la Secretaría General de la Universidad, lo que me permitió ampliar mi conocimiento sobre la ciudad y la región, pero, ante todo, conocer más de cerca su pensamiento (que se recoge en la hermosa edición del libro que hoy se presenta) y su espíritu de trabajo. En esos años vi cómo día tras día construía la ética del trabajo que caracteriza a esta universidad y cómo su autoridad se afianzaba no en sus decisiones, en sus clases o en sus escritos, sino a través de la única forma como se enseña la ética: con el ejemplo. Eso que hermosamente llama María Mercedes Botero: “El liderazgo transparente de Jesús Ferro Bayona”. Tuve también la gran fortuna, gracias a la renovada confianza que depositaba en mí, de asumir la dirección del naciente programa de Derecho; y digo fortuna porque a los primeros estudiantes les reiteraba el compromiso que debían tener con la región, tal como siempre lo señalaba el Dr. Ferro en las ceremonias de grado, de aportar lo mejor de sí para poder salir del subdesarrollo. Las vueltas de la vida me habrían de dar la oportunidad de hacerme acompañar en la Goberna-

Gustavo Bell Lemus.

ción del Atlántico de varios de esos estudiantes, para entonces ya profesionales, y poder cumplir conjuntamente con ellos las enseñanzas del Dr. Ferro. Fue justamente en el desempeño como gobernador cuanto tuve la oportunidad de conocer una publicación que hiciera la Gobernación en el año 1965, denominada un “Plan Socio-económico para el Atlántico”, un estudio sobre los principales problemas de Barranquilla y el Atlántico, con sus respectivas recomendaciones, a cargo del reconocido economista Lauchlin Currie (19021993), fundador de la planeación en Colombia y quien viniera a finales de la década de 1940 en una de las primeras misiones del Banco Mundial a Latinoamérica. A lo largo del plan, el profesor Currie fue muy reiterativo en señalar la necesidad que tenía la ciudad de formar un recurso humano altamente capacitado, que se dedicara con rigor profesional a estudiar y reflexionar, con una visión integral y de largo plazo, las diferentes fuerzas y variables que incidían en nuestro subdesarrollo, y a proponer soluciones posibles. Igualmente, les pedía a los dirigentes cívicos e industriales de Barranquilla dedicarle algún tiempo de sus ocupaciones a esos mismos menesteres. Meses más tarde de la publicación del citado plan, en enero de 1966, un grupo de empresarios locales creó la Fundación Universidad del Norte. Cuatro décadas después, la Universidad tiene hoy las características y elementos propios de las mejores universidades del sub-continente y cumple a cabalidad aquella tarea que el profesor Currie le exigía a la ciudad. Haber logrado ese nivel en un tiempo relativamente corto —si lo situamos

en el contexto latinoamericano—, ha sido posible gracias a la consistente y lúcida visión de largo plazo que desde sus primeros años de rectoría, a comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado, le imprimió Jesús Ferro Bayona. En efecto, en una región subdesarrollada como es el Caribe de Colombia, con tantas necesidades materiales inmediatas por atender, muchas instituciones de educación concentran la totalidad de sus recursos en objetivos de corto plazo, que si bien contribuyen en algo a solucionar los problemas más acuciantes del medio en que se vuelven, su incidencia en la solución de desen­ fondo de ellos no deja de ser menor. En ocasiones, la necesidad de garantizar su supervivencia económica les impone a esas instituciones unas insuperables limitaciones que les impide planear sus horizontes de mediano y largo plazo. La virtud fundamental de la gestión de Ferro Bayona al frente de la Universidad del Norte ha sido precisamente la de elevarla por encima de esas circunstancias del medio y proyectarla en el futuro como una auténtica universidad que, sin dejar de atender las demandas inmediatas de la región, piensa siempre sus objetivos en el largo plazo. No obstante, esa visión per se no habría sido suficiente si ella no hubiese estado acompañada por un claro derrotero institucional que comprometiera a todos sus estamentos en su realización. Tal es la otra virtud que a lo largo de sus años como rector ha tenido Jesús Ferro Bayona: trazar el camino y andarlo con paso firme y seguro, construyendo al mismo tiempo las bases y el edificio de lo que es hoy la Universidad del Norte. Asimismo, es preciso resaltar que la dimensión humanística que tiene la Universidad se debe también a la particular sensibilidad que hacia ese campo del saber tiene Ferro Bayona, muy propia, por lo demás, de su formación intelectual. De una institución que en la práctica, en sus primeros años, era un politécnico orientado a la formación de profesionales para atender las demandas de las empresas e industrias locales, Uninorte se fue transformando, de su mano, en la universidad que es hoy, donde al lado de las tradicionales profesiones técnicas basadas en las ciencias exactas, cuenta con aquellas que se inspiran en las ciencias sociales y humanas. Su desarrollo en los últimos años se ha traducido en una mejor formación integral de sus egresados y, por lo mismo, en una mejor competencia para afrontar los problemas del mundo contemporáneo. He ahí también, en palabras de Pamela Flores, el legado de civilidad de Jesús Ferro Bayona. 3

Esa visión integral de sus egresados, al igual que el papel que una institución de educación superior debe tener con su entorno, ha hecho que la Universidad sea, hoy por hoy, el principal centro de pensamiento y de generación de propuestas sobre el posible desarrollo de la región Caribe. En este sentido, la Universidad del Norte debe estimular, promover y orientar la discusión pública sobre los temas más relevantes que atañen a su presente y su futuro. Así como en su momento lo planteara el profesor Currie, debe poner sus mejores mentes al estudio de la viabilidad de aquellas instituciones que propendan por un mayor y más rápido desarrollo de nuestros municipios y departamentos. Ahora bien, sin duda uno de los logros más encomiables de la labor de Jesús Ferro Bayona al frente de la Universidad, ha sido la de convertir la educación superior que en ella se imparte en un importante factor de movilidad social en una región con los más altos índices de desigualdad. Una rápida mirada a la distribución del estrato de sus alumnos, nos revela un porcentaje bastante significativo de estudiantes provenientes de los más bajos, gracias a los múltiples programas de ayuda y apoyo financiero que les ofrece la Universidad. Así, cada año cientos de estudiantes de escasos recursos económicos —pero con buenos récords académicos— obtienen su título profesional, lo que les permite acceder a buenos puestos de trabajo por el sello de excelencia que representa Uninorte, y con ello las posibilidades de una mejora de sus condiciones sociales. En tanto que vivimos de pleno en la era del conocimiento, una educación de calidad como la que imparte la Universidad del Norte, accesible a quien tenga los méritos intelectuales independientemente de su origen social, es la mejor contribución que una institución puede hacer para construir una sociedad más incluyente y democrática. En este orden de ideas, podemos decir que la Universidad del Norte ha hecho más que cualquier política pública en promover el desarrollo social y la igualdad en nuestro medio. Al apreciar el papel que la Universidad ha desempeñado en la historia reciente del país, no es difícil vislumbrar el que deberá tener en las décadas venideras, en las que la ciencia y la tecnología marcarán cada vez más el destino de la humanidad. Las universidades, como principales generadoras de ese saber científico y tecnológico, tendrán mayores responsabilidades en ese destino, y mayores aún en una región como la nues-

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tra, en un país como Colombia. Ante las grandes desigualdades sociales y la pobreza extrema que nos caracteriza, la Universidad del Norte debe ahondar aún más en su compromiso de poner al servicio de la sociedad todo su potencial de incidencia en la superación de esas realidades. Sobre la proyección y vinculación de la Universidad con su entorno geográfico, es preciso señalar la disposición abierta que siempre ha tenido Jesús Ferro Bayona de respaldar todas aquellas iniciativas que se orienten a mejorar el conocimiento de nuestra región. Al respecto, es importante destacar que, en buena hora, se le debe a su sensibilidad el que los costeños hayamos vuelto nuestras miradas al Gran Caribe en búsqueda de nuestra identidad cultural. En efecto, fue a partir de su discurso inaugural del Primer Encuentro Caribe —que tuvo lugar a finales de agosto de 1986, con ocasión de los veinte años de la fundación de la Universidad— cuando la región empezó a retomar el significado histórico y cultural de su pertenencia a esa zona geográfica. Desde entonces, es mucho lo que hemos recobrado y ahondado de nuestro ser Caribe, gracias al impulso que en ese momento coyuntural le supo dar Jesús Ferro a una tarea que hacía décadas estábamos pendientes de abocar, y que se puede leer en la síntesis de Antonino Vidal y Roberto González, en el artículo “Una mirada hacia la región natural frente al Caribe”. En este mismo sentido, debo expresar mis especiales sentimientos de gratitud por el apoyo que desde un comienzo me brindó para adelantar mis estudios doctorales históricos sobre nuestra región Caribe, y la cabida institucional que en lo sucesivo tendría la Historia como disciplina académica en la Universidad. Para mí fue muy estimulante contar con su respaldo, como también la comprensión que en todo momento manifestó sobre su importancia y pertinencia para los fines de la Universidad. La constante actividad creadora que caracteriza la vida académica de la Universidad encuentra en Jesús Ferro Bayona su principal fuente, no solo por su permanente motivación, sino además por el decoroso ejemplo que le sabe imprimir al cumplimiento de sus deberes como cabeza visible de la institución. La gran empresa educativa que hoy es la Universidad del Norte es la más fehaciente prueba del liderazgo creativo de Jesús Ferro Bayona, que lo enorgullece a él, como a todos quienes hemos tenido el honor de haber trabajado bajo sus directrices y enseñanzas.

Lanzamiento JFB: El

gobierno del filósofo

Afinamiento de la universidad en el Caribe*

Jesús Ferro Bayona

Rector de la Universidad del Norte

Cuando arribó a la universidad, hace más de 20 años, el piano Kawai de media cola, el mismo que se encuentra ahora en este recinto, supimos pronto que no podía ser estrenado de inmediato. Viniendo del norte más frío, debía ser sometido al tratamiento de tropicalización para protegerlo y adaptarlo a las condiciones de nuestro clima de calor y salitre. Proceso ineludible que le ha dado resistencia al teclado y a sus cuerdas, de donde han salido tantos y tan bellos sonidos.

Universidad, universalidad en el Caribe plural Si ustedes me permiten la comparación, quisiera expresar una idea sobre lo filosófico en la academia, partiendo del lugar donde uno habla y habita, que es la universidad. Para ese efecto, diría, en primer lugar, que la fundación de las universidades, desde la época colonial, en esta gran Cuenca del Caribe se asemejaba al tratamiento que reciben los pianos para que se acomoden a las circunstancias tan distintas a aquellas en donde nacieron: la Europa de hace más de un milenio. Al referirme a esa disposición del conocimiento y de la ciencia en nuestras tierras, no quiero decir que nuestra civilización americana haya sido un receptor pasivo de la institucionalidad universitaria europea. Por el contrario, grandes universidades del Caribe, como la de West Indies, para poner un ejemplo, que fueron concebidas siguiendo el modelo británico, se han transformado en centros de estudios superiores con especificidad autónoma y regional. Para no ir más lejos, la Universidad del Norte fue creada siguiendo el paradigma anglosajón * Texto leído por su autor en el lanzamiento del libro Jesús Ferro Bayona: el gobierno del filósofo, Barranquilla, marzo 15 de 2012.

Jesús Ferro Bayona.

pero, al tiempo, se la dotó de unos objetivos misionales genuinamente anclados en el Caribe colombiano, y con un alto compromiso en torno al desarrollo social, cultural y político de la región. La historia tenía que ser así. El Caribe se define como un universo de la diferencia y la pluralidad. En las incontables islas del Caribe se habla francés, inglés, español, holandés y papiamento, sin desconocer otros microcosmos de inmigrantes venidos de diversos puntos del planeta. El Caribe también contornea la Florida, llega a México, abarca los países de América Central y baña las costas nórdicas de Suramérica, en donde nos encontramos los colombianos de la Costa. Eso, en pocas palabras, es todo un universo. El Caribe de todo orden no es unívoco, es más universal de lo que nos imaginamos sus habitantes. Desborda los conceptos provincianos sobre los valores, las ideas, y las costumbres, que a veces tomamos como exclusiva marca de lo caribeño. Tengamos en cuenta que la redefinición de la conciencia sobre la universalidad del Caribe ha tomado siglos. Al comienzo, los españoles lo llaHuellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 5-7. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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maron mar de los Sargazos, en la segunda mitad del siglo XVII los franceses lo denominaban mer des Antilles, los holandeses y británicos en su supremacía del siglo XVIII lo consideraron como parte del mar del Norte. Solo muy a comienzos del siglo XIX, fue pasando de mar de las Antillas a mar Caribe1. Empero, hay muchos todavía que lo denominan Atlántico. Por otro lado, fíjense que en la Carta de Jamaica (1815), Simón Bolívar expresa muchos interrogantes sobre lo que hemos llegado a ser hoy, nosotros que fuimos el futuro para él, pues configurar toda idea relativa al porvenir le parecía al Libertador en ese momento aventurada. Escribía: Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte; cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque en cierto modo viejo en usos de la sociedad civil. Dos siglos después que lo dijera el Libertador, nuestra mirada ha cambiado: en realidad, vivimos en un territorio que es universal, que no es aparte; estamos en un mundo que, por su historia y su cultura, ya era globalizado avant la lettre. Éramos y somos universales antes de que se inventara la palabra globalización. Es cierto, por otra parte, que seguimos siendo un Mundo Nuevo, pero también hemos llegado a ser un mundo que posee su historia antigua, que ha devenido historia clásica americana. Yo diría que somos premodernos, clásicos y postmodernos: eso somos los americanos del Caribe. Por esas razones, estoy seguro, sin temeridad, de que todos los que hemos frecuentado las universidades europeas y norteamericanas, y de cualquier otra región, valga decirlo, hemos llevado en nuestro espíritu la cultura, la historia y la ciencia, cultivadas con autenticidad en las escuelas y universidades de nuestro país. No hemos sido, por tanto, aprendices pasivos e inertes, sino dialogantes sin descanso respecto de los conocimientos y las culturas del otro, del extranjero. Hemos crecido como habitantes de la diferencia. José Martí puede ser un referente para nuestro caso. En 1895, escribió sus Diarios en el trayecto de regreso entre Nueva York y Cuba. Esos Diarios son el descubrimiento táctil del desembarcado, del recién venido, pero siempre del que sabe dónde se encuentran sus orígenes, dónde está la   Ver Antonino Vidal y Roberto González, “Una mirada hacia la región natural frente al Caribe”, en JFB: El gobierno del filósofo, Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2011, p. 110.

Jesús Ferro Bayona entrega a Karl C. Parrish doctorado honoris causa en Ingeniería, 1989.

Álvaro Jaramillo Vengoechea y Jesús Ferro Bayona, 2006.

estrella de su porvenir2. Yo pienso que Martí es un hombre del Caribe universal.

Gobernar

y educar desde la filosofía

Cuando leí el título que mis amables oferentes, guiados por el decano José Amar, le pusieron al libro que porta mi nombre, “El gobierno del filósofo”, pensé, como es apenas obvio, en Platón. Traje a mi memoria al autor de La República, pero también al escritor de la Carta VII, en la que expresa, con temores y esperanzas, su proyecto de aplicar, ya no solo en Atenas, sino también en la lejana Siracusa, en la llamada entonces Magna Grecia, su idea del gobierno del filósofo mediante la pedagogía de la persuasión, de la tolerancia, de la rigurosidad y del diálogo. Ese Platón, que no solo reflexiona sobre la política buscando que el gobernante sea también un filósofo, intenta a su vez que el pensar sobre el gobierno de la República no se limite a un saber

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2   José Lezama Lima, La expresión americana, México: FCE, 1993, p. 131.

teórico, o lo que es menos deseable, en mera contemplación sin compromiso con la vida, sino que pueda demostrar lo que sabe aplicándolo, convirtiéndolo en techné, en arte de gobernar, en camino que conduce a los ciudadanos a la verdadera realidad que encuentra en el Estado y en las instituciones su más apremiante expresión comunitaria. Imitando quizás a Platón, quien recorrió su propio Mediterráneo, nosotros no hemos dejado nunca atrás el Caribe cuando fuimos a formarnos en otras latitudes. Hemos hecho, a la inversa, nuestro propio recorrido intelectual y científico por el mundo, para volver aquí a realizar la idea de una república del saber en donde tengan cabida todos nuestros coterráneos sin distingos de clase, de religión, de partidos o de género. Una república del conocimiento y de la ciencia, una patria de la cultura; una donde podamos servir a los demás para que accedan a su mayoría de edad intelectual, a su autonomía, a los conocimientos que liberan de la ignorancia, a la equidad social que salda la deuda republicana con la igualdad. Eso es lo que entendemos por el gobierno del filósofo. El gobierno de una universidad no se ejerce de manera solitaria, sino en equipo. La comunidad en la que nos encontramos es comunidad de directivos, de profesores, de investigadores, de estudiantes, de egresados. Es una comunidad de estamentos. La mayor virtud alcanzada, si la hubiere, es la que proviene del diálogo, de la comprensión, de la labor y responsabilidad común, del magisterio en el aula de clase. A ese propósito, me gustaría recalcar que corresponde al profesor, o si se quiere al maestro, ejercer la más importante tarea de gobierno, que es orientar, debatir y compartir el saber con los estudiantes. Me apoyo en una frase inspiradora de la carta que Simón Bolívar le escribió, el 19 de enero 1824, a su maestro Simón Rodríguez, trayendo a la memoria la visita que hicieron juntos al Monte Sacro en Roma para jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria. Recordemos que, para ese momento, Bolívar era el héroe de las mil batallas liberadoras de América, el superhombre, el semidiós. Sin embargo, se vuelve a su maestro con humildad, para decirle: Vuestra merced formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso.

Jesús Ferro Bayona, Gustavo Bell Lemus, Alma Lucía Díaz Granados, vicerrectora administrativa, y Alberto Roa Varelo, vicerrector académico.

José Amar Amar, editor del libro, Marcel Pariat, presidente de Redford Internacional.

Concierto ofrecido por estudiantes de música de Uninorte.

Cuánto desearíamos oír repetidas en nuestros estudiantes esas felices palabras. Por mi parte, termino las mías, diciendo: La universidad, que es el reino de la diversidad, está ahí, Alma Máter, para que nunca desistamos del estudio, ni paremos de preguntar, ni dejemos de investigar.

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200 años de erección en villa

Manuel Rodríguez Torices y Barranquilla

Adelaida Sourdis Nájera*

El 11 de noviembre de 1811 Cartagena de Indias das de la Nueva Granada en asocio con Custodio García Rovira y José Miguel Pey y vicepredeclaró su independencia absoluta de España sidente de la Unión bajo el y creó el Estado “libre, sobemandato de Camilo Torano e independiente”1 rres. Político, legislador, de Cartagena, el cual periodista, humanista y existió durante cuatro hombre de acción, sus años y veinticuatro días ejecutorias sobre la orhasta que fue reconganización del Estado, quistado por la Corona las relaciones exterioespañola. Durante ese res y con la Iglesia y el corto período se rompió manejo económico y adel antiguo orden instituministrativo de Cartagena cional y se sentaron las y de las Provincias Unidas bases de un Estado moderson un legado que poco se ha no mediante el intenso trabajo explorado. Dieron fundamenlegislativo y administrativo de to al nuevo orden republicano una elite ilustrada, frente a la basado en las ideas liberales cual actuó un hombre de excepy los derechos del hombre y del ción: Manuel Rodríguez Torices ciudadano, y el cinco de octubre y Quiroz, figura señera de la Cosde 1816, durante la época del terror, ta Caribe y uno de los hombres más junto con Camilo Torres lo llevaron importantes y representativos de la Huellas reproduce a continuación diversas al cadalso cuando apenas contaba Primera República. Hizo sus primeversiones del escudo de Barranquilla. 28 años. ros estudios en su ciudad natal y luego pasó al Colegio Mayor de Nuestra Señora Un testigo presencial narró la ejecución. Fusidel Rosario en Santafé, donde estudió leyes. En lados y ahorcados sus cadáveres, fueron colgados su corta vida pública fue presidente del Estado en una horca levantada en uno de los extremos de de Cartagena, presidente de las Provincias Uni- la plaza de mercado en Santafé (hoy plaza de Bolívar), donde pendieron por varias horas. Al caer * Doctora en Ciencias Jurídicas, e Historiadora, Pontificia la tarde los verdugos descolgaron los cuerpos, les Universidad Javeriana; magíster en Investigación Social Intercortaron las cabezas y las colocaron en jaulas que disciplinaria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas luego exhibieron en distintos lugares de la ciudad en convenio con el Archivo General de la Nación; miembro de número de la Academia Colombiana de Historia y correspondonde permanecieron durante quince días, la de diente de las de Cartagena de Indias, Bogotá, Barranquilla y Torres en el camino que iba para San Diego y la Real Academia de Historia de España. de Torices en la pila de San Victorino. Este artículo fue escrito especialmente para Huellas. 8

Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 8-20. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

…La profunda impresión que me causó tan tris­ te y desagradable espectáculo, no se ha borra­ do hasta hoy de mi memoria, por cuya razón recuerdo muy bien que el señor Torres estaba vestido de pantalón y casaca de paño negro, corbata y chaleco blancos, y que el señor Torices estaba con pantalón, corbata y chaleco blancos y un chaquetón de paño colorado con cuello y vueltas celestes, y calzado con botas de cuero de ante amarillo. Como al señor Torres le apun­ taron a la cabeza le dañaron la cara de tal modo que no se podía distinguir parte alguna de ella; mas no sucedió así con el señor Torices, quien recibió balazos solamente en el pecho, pudiendo, por lo mismo, distinguirse perfecta­ mente su hermosa y bella cara, cubierta de una tez blanca y de una barba negra y bien poblada que contrastaba agradablemente con lo blanco de aquella… José Belver2 Había nacido Torices en Cartagena de Indias el 24 de mayo de 1788 en el hogar formado por el español Matías Rodríguez Torices, natural de Burgos, importante comerciante, miembro del Real Consulado de Comercio, y María Trinidad Quiroz, dama santafereña. Su partida de bautismo dice: Yo, el Dr. Don Gregorio Manuel Guillén, Cura Teniente del Sagrario de esta Sta. Iglesia Catedral, en ella Maestro de Sa­ gradas Ceremonias y Revisor de Libros de Santo Oficio de la Inquisición, CER­ TIFICO: Que en uno de los parroquia­ les que son de mi cargo, en donde se apuntan las partidas de bautismos de españoles que se hacen en dicha San­ ta Iglesia, al folio 10 se halla un Capí­ tulo del tenor siguiente: En la Ciudad de Cartagena de Indias a 20 de Mayo de 1788 años: Yo, el Dr. Don Gregorio Manuel Guillén, Cura Teniente del Sa­ grario de esta Iglesia Catedral en ella Maestro de Sagradas Ceremonias y Re­ visor de Libros del Santo Oficio de la Inquisición, bauticé, puse óleo y Crisma a Manuel Juan Robustiano de los Do­ lores, que nació el día 24 del corriente, hijo legítimo de Don Matías Rodríguez Torices, de los Reinos de España, natu­

ral de Arzobispado de Burgos, y de Doña María Trinidad Quiroz, natural de la ciudad de Santa Fe. Abuelos paternos Don Felipe Antonio Es­ pinosa y Doña María Josefa Rodríguez del Dozal del dicho Arzobispado de Burgos; maternos: Don Manuel Francisco de Quiroz y Doña Fran­ cisca Navarro y Acevedo, el pri­ mero de los Reinos de España y la segunda de dicha ciudad. Fueron sus padrinos Don Felipe Antonio Espinosa, Alguacil Ma­ yor Executor de la Real Hacien­ da y su esposa Doña Francisca Quiroz, persona inteligente de la obligación y parentesco espiritual que contraían. Y lo firmé Dr. Gregorio Manuel Guillén3. Declarada la independencia, la Junta Suprema de Gobierno convocó a los pueblos a una Convención Constituyente y Electoral que asumió el gobierno con el fin de expedir la constitución política del Estado. En desarrollo de ello, los parti-

Manuel Rodríguez Torices por Luis García Hevia, 1837.

[Óleo sobre lienzo, 64.3 x 87 cm, Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario].

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D. Antonio Vazquez [sic] por nombramiento del Excelentísimo Sr. Virrey Caballero El Capitán Graduado D. Francisco Pérez Dávila, desde 11 de junio de 1777 por Real Título de 19 de febrero de dicho año

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De todos colores 8

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De pardos 2

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Soldados

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Cabos

Id. Caballería 1

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Tambores

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Sargentos

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Cabos veteranos

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Sargentos veteranos

Integrantes Subtenientes

Los límites del territorio cartagenero se fijaron con precisión: El mar Atlántico por el norte y poniente; por el oriente el río Magda­ lena desde sus bocas hasta su confluencia con el de San Barto­ lomé, inclusive la isla de Morales formada por aquel, y la de Quim­ bay enfrente de la Villa de Mom­ pox, quedando para el examen y declaración del Congreso general

(Entre los años de 1777 y 1782)

Tenientes.

territorio

Milicias de Barranquilla

Capitanes

El

del Reino, la propiedad de otras islas formadas por el mismo Magdalena, y adjudicadas exclu­ sivamente a una de las Provincias colindantes por leyes hechas sin pleno conocimiento de cau­ sa, sin audiencia de partes, y tal vez contra las indicaciones de la naturaleza. Por el medio día, el dicho río de San Bartolomé hasta sus cabe­ ceras, la cresta de las montañas de Guamocó, una línea tirada desde ésta por los siete gra­ dos treinta minutos norte a las cabeceras del río Sucio, y este mismo río hasta su entrada al Atrato; y por el poniente y mediodía el dicho río Atrato hasta su salida al mar en el golfo del Darién, y el golfo mismo, comprendiéndose la isla de Tortuguilla, la nombrada Fuerte, las de San Bernardo y del Rosario, situadas todas en las inmediaciones de la costa occidental de este Estado: quedando así separado por el río Magdalena de las Provincias de Santa Marta, Pamplona y Socorro, que están al oriente; por el de San Bartolomé, montaña de Guamocó y línea indicada, de la de Antioquia que está al mediodía; por el río Sucio de la del Chocó, que está también por el sur; y por el Atrato de la del Darién, que está al poniente.5

Tenientes veteranos

dos y las parroquias eligieron sus representantes y el 22 de enero de 1812 se instaló la asamblea constituyente. Como presidente de la corporación fue elegido José María del Real Hidalgo, doctor en leyes educado en el Colegio de San Bartolomé en Santafé, cargo que ejerció por poco tiempo pues sufrió serios quebrantos de salud, por lo cual, dado el peligro que se cernía sobre Cartagena, la Convención acordó el 25 de marzo que el poder ejecutivo pasara al vicepresidente Manuel Rodríguez Torices, con la plenitud de facultades de un dictador. Lo acompañaría un consejo integrado por: Germán Gutiérrez de Piñeres, Francisco García del Fierro, Antonio Angulo, Ramón Ripoll, Gabriel Gutiérrez de Piñeres y José Arrázola y Ugarte4. Torices gobernó desde esa fecha hasta octubre de 1814 cuando se separó del mando para asumir el gobierno colegiado de las Provincias Unidas. Bajo su presidencia se organizó Cartagena como una república democrática representativa regida por una constitución que él mismo ayudó a redactar, aprobar y sancionar. Su obra de gobierno no puede entenderse sin referencia a este estatuto fundamental que estructuró el Estado y estableció los principios y normas que regirían su funcionamiento. La extensa constitución de Cartagena consagró los elementos constitutivos y prefiguró el Estado moderno creando instituciones y procedimientos de avan- Sargento Mayor zada en una época tan temprana como 1812: soberanía radicada en el pueblo, división del poder públi- Ayudante Mayor co en legislativo, ejecutivo y judicial, Compañías derechos y garantías individuales del ciudadano, elección indirecta de los poderes, control constitucional y De blancos 2 libertad de prensa, entre otras instituciones. Denota gran conocimiento del derecho público por parte de sus redactores.

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Gran total de milicias de Barranquilla

200 1432 1768

Fuente: A.G.N. Colonia, Historia civil, tomo 7 bis, fol. 300.

Aunque la Constitución no describe específicamente la división territorial del Estado, de su lectura se deduce que ésta se componía por Departamentos, divididos en Partidos, integrados por Ciudades, Villas, Parroquias y Curatos. La junta Suprema había creado cinco departamentos capitulares (donde funcionaban los Cabildos existentes en la provincia): Cartagena, Mompox, Tolú, Simití y San Benito, que llevaban el nombre de sus poblaciones cabecera. Eran ciudades Cartagena y Simití y las demás villas. Otras localidades menores que no tenían esas categorías eran parroquias, podían ser Sitios de blancos y libres de todos los colores —como Barranquilla y Sabanalarga, por ejemplo— o Pueblos de indios, como Malambo o Galapa. En el régimen colonial algunos sitios tuvieron la categoría de Capitanías Aguerra por estar localizados en lugares vulnerables a ataques de enemigos externos o de indígenas rebeldes, por lo cual su corregidor manejaba milicias y tomaba el nombre de Capitán Aguerra. Esta categoría fue suprimida por la Constitución de 1812. Los habitantes no sometidos a las autoridades vivían apartados de los núcleos urbanos en medio de la manigua, en Rochelas o en Palenques si eran africanos insumisos o esclavos huidos de sus amos, conocidos ambos como cimarrones. La estructura político-administrativa se ceñía a la división territorial. Las instrucciones para las elecciones parroquiales, de partido y capitulares (de cabildos) para nombrar a los electores que escogerían a los diputados a la Junta Suprema, dadas el 11 de diciembre de 1810, dan una idea de la organización de la provincia. Indican que cada departamento capitular con jurisdicción sobre todo su distrito territorial se componía de un partido principal, uno foráneo (externo a la población cabecera del departamento), partidos menores, si era el caso, y parroquias. El partido foráneo del Departamento de Cartagena se componía de las capitanías aguerra de Barranquilla, Santo Tomás, Barrancas, Mahates y María. El de Tolú estaba integrado sólo por Lorica. San Benito Abad tenía tres capitanías aguerra: Corozal, Ayapel y Magangué. El de Mompox comprendía las capitanías de Loba y Pantanos y el de Simití las parroquias de Morales y Norosí. El partido foráneo de Cartagena

nombraba a doce electores, tres escogidos por Barranquilla, tres por Santo Tomás, dos por Barrancas, tres por Mahates y uno por María, los cuales elegían a tres diputados capitulares que formarían parte de la Junta Suprema6. Cartagena, que ya no recibía el situado (trasferencias financieras) de las otras provincias para defender el Caribe, hizo esfuerzos por subsistir. El joven presidente promovió su financiación mediante la apertura de nuevas oportunidades comerciales, expedición de patentes de corso a marinos que reportaran ganancias al Estado, imposición de tributos sobre tierras y rentas, incautación de bienes y alhajas de los realistas expulsados, préstamos de particulares y mantenimiento del papel moneda creado por la Junta, cuyos resultados fueron un fracaso y hubo que amortizarlo con metálico. Organizó el Gobierno en cinco secretarías: guerra, hacienda, justicia, policía y gobierno. Reordenó la división territorial en acuerdo con el Poder Legislativo, elevó a Mompox a la categoría de ciudad y a la de villas, con cabildos y alcaldes, a las poblaciones de Barranquilla, Corozal, Lorica, El Carmen7, Mahates, Chinú, Magangué, Soledad y Majagual8. El 31 de mayo de 1813 el Poder Legislativo del Estado arregló la división territorial para celebración de elecciones en nueve departamentos: Cartagena, Mompox, Barranquilla, Carmen, Corozal, Magangué, Chinú, Lorica y Mahates9.

La Población Las instrucciones para las elecciones estimaron el número de habitantes del Estado en 200.000, cifra que parece algo exagerada pues según el censo de población de 1777-1778, único oficial que se realizó en todo el virreinato, la Provincia de Cartagena albergaba a 119.452 habitantes distribuidos en 88 núcleos urbanos incluyendo a la capital. Esta albergaba a 13.630 personas y Mompox, la segunda urbe en importancia, a 7.208. Le seguían en su orden: Lorica con 4.539 habitantes, San Andrés de Sotavento con 3.456, Barranquilla con 2.919, Real de la Cruz con 2.508, Sabanalarga con 2.474, Soledad con 2.209 y Sampués con 2.047. Las restantes poblaciones no llegaban a 2.000 personas10. Cartagena y Simití, que sólo contaba con 913 habitantes, tenían la categoría 11

de ciudades y Mompox, Tolú y Ayapel la de villas. ¿Qué posición tenía Barranquilla y qué papel jugaba en el novel Estado de Cartagena? Para saberlo debemos remontarnos a épocas anteriores. Durante la colonia, Barranquilla era un Sitio de blancos en la Provincia de Cartagena, en el partido de Tierradentro, que abarcaba el antiguo delta del río Magdalena. Era una aldea de casas de bahareque con techos de paja, asentada en la orilla de un antiguo caño llamado de “Las Compañías”, en una zona anegadiza11 en la ribera occidental de río, cercana a su desembocadura. Tierra de agricultores, ganaderos y fabricantes de canoas, proveía de carne a la Plaza Fuerte y cobró especial importancia como puerto terminal del Magdalena. Cabecera del partido de Tierradentro, a partir de las reformas militares de mediados del siglo XVIII adquirió la categoría de Capitanía Aguerra, en razón de su situación en la desembocadura del río, cercana a la ensenada de Sabanilla, lugar preferido de contrabandistas y vulnerable en caso de una invasión a Cartagena. Por esta razón mantenía el mayor número de milicias del Estado después de Cartagena: 1768 hombres (Mompox solo contaba con 1138) que representarían cerca del 60% de su población si comparamos el número de milicianos de 1777 y 1782 con las cifras del censo de 1777-78. Las milicias adiestraron a los pobladores en las artes castrenses y fomentaron el espíritu y el valor militar de lo cual harían gala en época posterior.

Guerra

contra

Santa Marta

Constituido el estado cartagenero en 1811, Barranquilla se convirtió en guardián del límite norte del río que marcaba la frontera con la Provincia de Santa Marta, y en sitio donde Cartagena colocó fuerzas sutiles (navales) para proteger su tránsito fluvial. Al sur, Mompox, principal puerto sobre el Magdalena hacia el interior del país y segunda ciudad del Estado, completaba la protección de la 12

frontera fluvial. La república defendía su conexión con el interior a través de destacamentos de tropas y fuerzas sutiles situados en diferentes sitios a lo largo de la ribera entre Mompox y Barranquilla, en lo que se conoció como la “Línea del Magdalena”. En las elecciones celebradas por la Convención de Poderes el 12 de junio de 1812, se eligió corregidor de Barranquilla a Eusebio María Canabal y de Mompox a Vicente Celedonio Gutiérrez de Piñeres. En 1812 se desató la guerra entre Cartagena y Santa Marta en la cual los habitantes de Barranquilla y Tierradentro tuvieron importante figuración. La manzana de la discordia fue el derrocamiento de la junta patriota en Santa Marta y la negativa de los samarios a enviar diputado al

Facsímiles de un documento firmado por Manuel Rodríguez Torices, conservado en la Biblioteca Fernández de Madrid, Cartagena.

congreso de las Provincias Unidas. Para presionarlos, Cartagena empezó a apretarlos económicamente. Puso un impuesto ad valorem a todos los productos que entraban o salían de la provincia y situó un retén de aduanas en Barranquilla con un número de embarcaciones armadas para controlar la vía interna hacia Santa Marta. Retén que fue una talanquera para el contrabando que entraba por esta ciudad y, por Riohacha, se transportaba a través de la Ciénaga Grande y sus caños comunicantes hacia el Magdalena y allí se embarcaba para el interior del país. Ese mismo año ocurrió la llamada ‘revolución de los curas’ en las sabanas de Tolú. Los productores de mieles y aguardientes destilados en alambiques ilegales burlaban el estanco y enviaban sus licores a Santa Marta, donde les pagaban en metálico cuando en Cartagena circulaba el papel moneda de curso forzoso. Los controles impuestos por el Gobierno en los caminos del contrabando perjudicaron a estos productores, quienes soliviantados por varios sacerdotes afectos al rey se insurreccionaron. Los pueblos de los departamentos de Tolú y de San Benito Abad, entre ellos el puerto del Zapote, por donde se embarcaban los víveres de la región del Sinú que surtían a la Plaza Fuerte,12 juraron fidelidad a Fernando VII13.

Torices recurrió entonces a contratar los servicios de varios venezolanos llegados en 1812 después de la derrota de Francisco de Miranda y la pérdida de la Primera República venezolana, y del francés Pedro Labatut, oficial de los ejércitos napoleónicos venido a América con Miranda. Entraron al servicio del estado cartagenero, además del francés, los hermanos Tomás y Mariano Montilla, Manuel Cortés Campomanes, Miguel y Fernando Carabaño y en los últimos meses del año el coronel Simón Bolívar. Tres ofensivas militares se organizaron: la primera a cargo de Labatut para luchar contra los samarios; bajo su mando quedó el coronel Simón Bolívar. Cortés Campomanes, el capitán Rebustillo y los hermanos Carabaño aplastaron a sangre y fuego la insurrección de las sabanas. En Mompox, Torices y el corregidor Gutiérrez de Piñeres armaron una expedición con tropas locales dirigidas por Pantaleón de Germán Ribón, enfrentaron a Santa Marta y ocuparon varias poblaciones de esa provincia para recuperar la navegabilidad del Magdalena, cortada por los samarios. Sería Bolívar, en 1813, quien despejaría el río en una brillante acción, conocida hoy como la campaña del bajo Magdalena. En la guerra contra Santa Marta el ejército del Magdalena, comandado por Labatut, estaba integrado por fuerzas sutiles, bongos y piraguas armados, y por tropas de Barranquilla y del partido de Tierradentro. Se distinguieron por su valor y patriotismo, especialmente en los combates de Sitio Nuevo, Remolino, Palmar de Varela, Santo Tomás y el Guáymaro. La “Gazeta de Cartagena de Indias”14, periódico oficial del estado, da cuenta de las intrépidas acciones de los barranquilleros, la gran estima que por ellos manifestaba su comandante y la violencia de los combates. 13

Los

valientes de Barranquilla y Tierradentro

Las noticias siguientes narran las acciones de Sitionuevo y del Guáymaro, que involucraron a varias localidades ribereñas situadas en lo que sería el actual departamento del Atlántico. Igualmente muestran la violencia y procedimientos de los combates, los cuales podían culminar con el incendio de la población vencida, y el botín y saqueo por los soldados de las poblaciones derrotadas, que en muchas oportunidades era el pago que recibían por su participación en la guerra. GRAN VICTORIA. Parte llegado a las 7 de la no­ che con el “pormenor de la gloriosa acción de toma de Sitionuevo”.15 “…Preparadas las tropas de desembarco que no pasaron de 200 hombres (134 de ellos vecinos de Barranquilla) les hizo el Comandante C[iudadano]. Pedro Labatur [sic] una arenga exhortándolos al valor e intrepidez en la acción que iban a emprender por tan justa causa. Para tomar la posición conveniente se embar­ có la tropa y siguió río arriba la noche del día 6 hasta las diez que llegaron a la boca del Caño del Palmar de Balera [sic]. Al amanecer el 7 se halló la expedición frente a Remolino y el Co­ mandante hizo la intimación de rendirse al de Sitionuevo, y recibida la contestación tomó las medidas correspondientes tanto con las tropas de tierra como con las de agua cañoneras nú­ meros 5 y 6 y otros menores. Estaba dispuesto atacar por dos puntos la batería principal, pero el entusiasmo de la tropa le dio ocasión al Comandante para emprender un ataque directo y osado. Así se verificó em­ pezando su acertado cañoneo la batería de Sto. Tomás bajo cuyos fuegos avanzaron los buques armados y los de transporte de tropas, hacien­ do un fuego vivo y acertado. No pudo el enemigo, a pesar del número de sus cañones, resistir la intrepidez de nuestras tropas, y apenas saltaron a tierra arrollaron a los que intentaron defenderse, y el mayor núme­ ro abandonó el puesto y se entregaron a la más vergonzosa fuga oficiales y tropa: a excepción de tres hombres (uno español) que no tuvieron lugar de huir y fueron hechos prisioneros; se encontraron 17 muertos y no se pudo perseguir a los fugitivos porque huyeron dispersos por di­ versos puntos que en el momento se ignoraron. Mientras de esta manera se asaltó y tomó a Sitionuevo el C[iudadano]. Francisco Suárez con la obucera y dos bongos armados atacó con un 14

fuego tan vivo a las dos baterías de Sitio viejo, y el Palmar, que dominaban la boca del caño de Sabana Grande, que los hizo abandonar de la tropa que los guarnecía, y no solo logró clavar los cañones de a 8 y de a 12 de dichas dos ba­ terías, sino que se trajo una falúa armada (la de Navarro) y dos bongos igualmente armados […]. NOTA. Con motivo de victoria tan inesperada; muchos Ciudadanos han observado, que cierta­ mente es lamentable el tiempo y los caudales que hasta ahora se han consumido inútilmente dando tiempo a que el enemigo se refuerce; pero que debe la Patria darse la enhorabuena de la inestimable ventaja de haber descubierto, en los últimos gloriosos acontecimientos, que nues­ tros Milicianos no son insuceptibles de dicipli­ na y aun de los nobles sentimientos de valor y entusiasmo por la defensa de la Patria: si no ¿cómo con solos doscientos vecinos de los sitios de Barranquilla Santo Tomás y lugares inmedia­ tos se habría tomado el punto mas fortificado de nuestros enemigos y que se suponía casi inexpugnable sin un número tres veces mayor de tropas? Este exemplo excitará a todos los vecindarios a concurrir a participar de la gloria y de la utilidad que pueden reportar cobrando con usuras del enemigo los robos y perjuicios inmensos que nos han causado…”16

Parte

oficial de la conquista del Guáymaro

EXCMO. SEÑOR. —Con oportunidad comuniqué a V.E. que iba a dar el asalto al Guaymaro: así lo executé a las tres de la tarde del 16 del co­ rriente haciendo reunir a nuestras fuerzas su­ tiles los cinco Bongos de guerra y escucha que se aprehendieron al enemigo; y en 26 embarca­ ciones de transporte, hice entrar 400 Soldados de Barranquilla y demás lugares convecinos: a las quatro y media hice levar [anclas]; de suerte que a las seis y media ya estábamos en el Río, siguiendo la ruta del lugar que iba a tomar: lle­ gamos a las doce de la noche cerca de la frente de la boca del brazuelo del Guaymaro en donde nos sostuvimos toda la noche hasta amanecer el 17 siguiendo nuestra ruta: pero al pasar fren­ te a dicho Guaymaro nos hicieron 27 tiros sus baterías, con buena puntería; pero no lograron un tiro. A las nueve de la mañana, ya dos leguas arriba atravesé a la Isla que tapa el Guaymaro y desde allí envié la intimación que en copia acompaño N. 1 y una exhortación al vecinda­ rio por mano del Alcalde cuyas contestaciones

Plaza de San Nicolás, h. 1880.

originales números 2 y 3 no regresaron hasta las quatro de la tarde hora incompetente para emprender la acción con cuyo motivo hice levar y seguir una legua mas donde nos apostamos hasta el siguiente 18. A las seis de la mañana después de refres­ car las tropas y tripulación, repartí mis órdenes, y seguimos río abaxo con ánimo decidido de morir o vencer: al ver el primer buque en el lugar señalado que rompió el fuego, mandé tocar a ataque, y fueron entrando en un fuego activo y continuado hasta el frente de las baterías ene­ migas, en donde se sostuvieron nuestras tropas con inaudito valor mas de hora y media, tanto con la artillería como con fusilería, infundiéndo­ se el valor de los que iban muriendo, a los que quedaban vivos; […] La vergonzosa fuga de los Comandantes ofi­ ciales y tropas obligó a seguir las nuestras en su solicitud hasta el monte por los arrastres y la sangre, pero luego se encontraron dentro del agua logrando solo 6 prisioneros. Entre noso­ tros ha habido 9 muertos y 19 heridos, aquellos se enterraron luego en la Iglesia de Ponedera, y estos siguieron a curarse al Hospital de Barranquilla, en donde se les asiste como corresponde a su mérito. […]

Despedidos nuestros muertos a Ponedera lo­ gré aprehender una culebrina de bronce de a 18 que estaban sacando al sitio: la famosa y muy mentada Lancha con dos cañones de a 12 y 8 con todos sus pertrechos, que hacía una ba­ tería, tres mas de estas bien pertrechadas con cañones de a 12, 8, 6 y violentos; 250 fusiles, con los demás pertrechos de guerra que cons­ tan de la adjunta nota num. 4 y la bandera del imaginario Fernando y su nación Española, de la qual voy yo a ser el conductor. Entró la tropa a hacer el saqueo; pero aun­ que fue mayor que el de Sitionuevo, no corres­ pondió a la Población, cuyos vecinos ya tenían traspuestos la mayor parte de sus muebles, y la Iglesia solo tenía dos aras, un sagrario, los Santos Oleos, y las campanas, todo lo cual se extraxo con veneración y se remitió al Cura de Barranquilla. Después de haber comido, y puestas en orden las tropas, embarcados los cañones y pertrechos, se le dio fuego a todo el sitio, y nos levamos a Santo Tomás, trayendo la Caño­ nera referida, y presa la bandera Fernandina; dexando apostados en la boca del Renegado nuestra cañonera N. 5 con dos bongos armados y 25 soldados, para impedir las entradas y sa­ lidas del enemigo por este conducto; con lo que

15

ya quedó desierto uno de los puntos fuertes de la cordillera, y que a la verdad estaba mas forti­ ficado con diez o doce piezas de grueso calibre; y mucha tropa, de la qual habían llegado el día anterior 175 ñopos y la culebrina. Nada tengo que añadir en orden al valor y entusiasmo de las tropas que parecen todas de línea y muy aguerridas, y repito lo que de ella dije a V.E. en nueve de este mes cuando la toma de Sitionuevo. La fuerza de mar obró como era debido, y los oficiales de guerra cumplieron con su deber: el Ayudante C. José García del Fierro se portó en la acción como corresponde a su empleo en la guerra; el C. Ventura Izquierdo más atrevido que nunca, hizo maniobrar su cañonera núm. 6, hasta dar el abordaje, sin aquel gusto que en Sitionuevo por no haber orejas que cortar. Lo oficiales heridos fueron el Capitán C. Joaquín Palacios en la coyuntura de un hom­ bro con un pedazo de metralla de que sanará; lo mismo que el Teniente C. Amant Fleury de un dedo de la mano, y el también Teniente C. Nicolás Bazen le atravesó una bala la muñeca izquierda, que tal vez quedará manco: a estos los recomiendo a V.E. mediante a que por mani­ festarse guerreros, y dar ejemplo a las tropas, han recibido muy gustosos estas heridas, y de­ sean otra ocasión para vengarse en la sangre del enemigo. Por lo expuesto acabará V.E. de conocer que las tropas de tierra adentro son capa­ ces de acabar con los insurgentes de Santa Marta para clavar en la plaza el pabellón nacio­ nal que defienden: V.E. pue­ de premiarlos a proporción, con el objeto de estimularlos a que no desmayen, y estén fir­ mes para de este modo satisfacer yo la confianza del Gobierno; y conozca el Estado de Carta­ gena mi adhesión a la justa causa que defiende.17 Es posible que Labatut exagerara sus actuaciones ante el presidente Torices para mostrar sus méritos, pero sus métodos violentos fueron cuestionados y en alguna medida causaron la rebelión de Santa Marta contra Cartagena y su adhesión a la Corona, no obstante, el valor y la intrepidez de los barranquilleros fue incuestionable. 16

Barranquilla

erigida en villa como premio al patriotismo

En premio a su valor, mediante decreto del 3 de abril de 1813 la Cámara de Representantes por solicitud del presidente Torices le otorgó a Barranquilla el título de Villa, capital del departamento de Barlovento, creado por esa misma norma, con todas las prerrogativas establecidas en la ley, y le diseñó escudo de armas. El decreto correspondiente fue promulgado por el presidente en el Cuartel General del Ejército de Observación, en Barranquilla el 7 de abril. ¿Qué significó para Barranquilla su erección como villa? De acuerdo con las ordenanzas de poblamiento expedidas por Felipe II, los conquistadores que contrataban con la Corona la conquista y población de un territorio debían fundar poblaciones, delimitar su territorio, repartir solares entre sus habitantes, nombrar las autoridades que habían de regirlas y establecer su categoría jurídica. Podían ser ciudades, villas o simples corregimientos, según el criterio del fundador. La fundación era, pues, un acto jurídico-administrativo solemne. Las ordenanzas establecían precisos requisitos para escoger el lugar de fundación, entre ellos que tuviera acceso a fuentes de agua dulce y tierras aptas para el cultivo y el pastoreo. Solo las ciudades y las villas tenían cabildos, alcaldes y oficiales de real hacienda. Los alcaldes ejercían la función administrativa-judicial y el cabildo legislaba y co-gobernaba de acuerdo con las leyes generales —las de Indias para América— y los decretos del alto gobierno —el virrey—, y el gobernador de la provincia. En la provincia de Cartagena hasta 1812 hubo sólo dos ciudades: Cartagena y Simití, y tres villas: Tolú, Mompox y San Benito Abad. Las demás poblaciones eran sitios de blancos o pueblos de indios regidos por un corregidor. Muchos no tuvieron fundación española, sino que se conformaron por asentamientos espontáneos, como fue el caso de Barranquilla18. Los cabildos llevaban la representación de los pobladores y fueron órganos relativamente populares. Cuando Cartagena se constituyó en Estado libre e independiente, la manera de legitimar su soberanía fue a través de la aceptación y garantía de sus habitantes. Pero solo cinco poblaciones tenían órganos que representaran legítimamente a sus

Facsímil de un documento en el que figuran las firmas de los prohombres cartageneros, entre ellos, García de Toledo, Germán Gutiérrez de Piñeres, Antonio Villavicencio, Miguel Diaz Granados y otros. Biblioteca Fernández de Madrid, Cartagena.

vecinos. ¿Qué hicieron entonces el Legislativo y el presidente Torices para ampliar la cobertura de la representación ciudadana? En primer lugar declararon a una nueva ciudad, “Mompox la valerosa”, en 181219, y posteriormente, entre 1813 y 1814, crearon nuevos cabildos y dos departamentos. Elevaron a la categoría de villas a ocho poblaciones: Barranquilla, la primera, mediante el decreto de la Cámara antes mencionado, capital del nuevo departamento de Barlovento20, y luego El Carmen, con su departamento de la Montaña de María21. Siguieron Mahates, Corozal, Lorica, Chinú y Magangué22. En 1814 el turno fue para Majagual23 y Soledad, distinguida por su patriotismo con el sugestivo nombre de “Villa de la Soledad de Colombia”24. El decreto de la Cámara de Representantes transcrito a continuación dispuso la nueva dignidad de Barranquilla y sus principales prerrogativas. La Cámara de Representantes en Sesión del 3 del corriente ha dado los decretos siguientes Deseando la Cámara de Representantes ofrecer a los Pueblos del Estado una prueba de su aten­ ción, y cuidado en premiar el mérito de los que en nuestra actual regeneración han dado pruebas mas visibles de su patriotismo, y amor a la cau­

sa de nuestra Independencia de la dominación Española, y bien certificada de las ventajosas proposiciones, y de los distinguidos servicios del Sitio de Barranquilla; y su territorio, que tanto en la última guerra con la vecina Santa Marta, como en su actual turbación, ha concurrido, eficazmen­ te a las miras del Gobierno, y conforme a lo pro­ puesto por el Presidente Gobernador del Estado, la Cámara desde luego en uso de sus facultades erige al Sitio de Barranquilla en Villa Capital del Departamento de Barlovento, o tierra adentro, re­ sidencia ordinaria del Corregidor Letrado, y de una Municipalidad arreglada a [la] Constitución, asignándose por distrito los partidos de Barran­ quilla, y Santo Tomás, con los Sitios, y Pueblos de su actual comprehensión; sin perjuicio del final arreglo de Departamentos en que en la actuali­ 17

dad se ocupa la Cámara. En cuya consequencia podrá usar del mencionado título de Villa en sus Actas, Despachos y demás documentos que has­ ta ahora se haya acostumbrado con expresa de­ claración de la autoridad, jurisdicción, privilegios y exenciones que en las Leyes están declaradas a las Villas, señalándose por Armas, y emblema de su nueva dignidad un Escudo en que se ven un Rio corriente donde navegan buques del tráfi­ co interior, bajo la protección de una batería, con su asta bandera, en la que estará enarbolado el Pabellón nacional; establecida a sus márgenes, y orlada con el mote Premio al Patriotismo el cual puede poner en sus Pendones, Estandartes, Banderas, Escudos, Sellos, y en las de­ más partes, y lugares que quisieren, y a bien tuvieren en la forma, y disposición, que lo usan, y prac­ tican las Ciudades y Villas del Estado. Y para que sirva de per­ petuo honor, y gloria a la citada Villa de Barranquilla, y de ejem­ plo, y justo estímulo a los de­ más pueblos del Estado, se publicará en ellos esta gra­ cia, y se tomará razón en el Libro Padrón de Leyes de la Cámara, y en los Capitulares, y demás en que se registran con­ forme al reglamento de la mate­ ria. Con el fin de que inmediata­ mente se lleve a efecto la instalación de Villa del Sitio de Barranquilla ha acordado en esta fecha la Cámara autorizar al Presidente Go­ bernador del Estado para que nombre por esta vez, y hasta las primeras elecciones en calidad de interinos los cuatro Regidores que congrega­ dos en Municipalidad presidida por el Corregidor elegirán los dos Alcaldes ordinarios. Y para que sirva de perpetuo honor y gloria a la citada de Barranquilla, y de ejemplo y justo estímulo a los demás pueblos del Estado, se pu­ blicará en ellos esta gracia, y se tomará razón en el libro Padrón de leyes de la Cámara y en los Capitulares y demás en que se registra conforme al Reglamento de la materia. —Comuníquese al Poder Ejecutivo para que acuerde su cumplimen­ to y las demás providencias que sean necesarias para llevarse a efecto. […]25 MANUEL RODRÍGUEZ TORICES, Presidente Go­ bernador del Estado de Cartagena de Indias, a todos los moradores, estantes y habitantes en él hago saber, que por la Cámara de Representan­ 18

tes se ha expedido en tres del corriente el Decreto que sigue: [Sigue el decreto de la Cámara arriba transcrito]. …Y para que llegue a noticia de todos y ten­ ga su más exacto cumplimiento, se circulará y publicará en todos los pueblos del Estado en la forma acostumbrada. Dado en el Cuartel gene­ ral del Ejército de Observación en Barranquilla, a los siete días del mes de Abril de mil nove­ cientos trece años; tercero de nuestra indepen­ dencia. MANUEL RODRÍGUEZ TORICES, Presidente Gober­ nador del Estado Simón Burgos, Secretario26.

Reconquista y fin Estado de Cartagena

del

La reconquista de la Nueva Granada por el ejército expedicionario comandado por el general Pablo Morillo, se inició con la ocupación del Estado de Cartagena que se llevó a cabo por tres frentes: uno organizado desde Santa Marta por el gobernador y Capitán General del Reino (el virreinato había sido suprimido por la regencia), Francisco de Montalvo y Ambulodi, contra la línea del Magdalena y sus puertos cabeceras, Barranquilla y Mompox, y dos por el ejército expedicionario. El sitio fue una lucha dura y sin cuartel durante un año, que sacrificó a un tercio de la población27 de la provincia y a la mitad de los habitantes de la ciudad, liquidó la clase dirigente, destruyó la economía y dejó un saldo de desolación y miseria causa principal de la decadencia posterior de la región28. Tres expediciones que partieron por tierra desde Santa Marta cruzaron el Magdalena en diferentes puntos y ocuparon todos los pueblos que hoy conforman los departamentos de Atlántico, Bolívar, Córdoba y Sucre. Simultáneamente la escuadra española sitió a la capital por el mar. El sacrificio fue completo.

Los

samarios se toman la línea del Magdalena

Desde los primeros días de abril de 1815 Montalvo reunió un contingente de más de 400 hombres dirigido por 11 oficiales al mando del capitán Valentín Capmani, cuyo objetivo fue “hacerse dueño de las aguas del expresado río Magdalena por fuerza

de armas, en términos que pierdan la superioridad que hasta este momento han mantenido en él los rebeldes con sus buques de guerra. Para conseguirlo es preciso apresar o destruir sus fuerzas marítimas de cualquier modo y manera que sea posible”29. Capmani debía atravesar la Ciénaga Grande y adentrarse por el caño Clarín para salir al Magdalena y bajar hacia Barranquilla, en la desembocadura del río. Las instrucciones eran tomarse la villa por sorpresa para apoderarse de los buques de la fuerza sutil, los cuales debía enviar a Ciénaga o quemarlos en caso de que esto no fuera posible, “en términos que no les quede uno sobre el agua”30 Contraviniendo órdenes, el español no atacó por sorpresa, sino que se fondeó en las cercanías y envió tres parlamentos invitando a la rendición y ofreciendo el perdón, pensando tal vez que así lograría mejores resultados. Barranquilleros y soledeños contestaron el primer mensaje con tácticas dilatorias alegando tener que consultar con el gobierno y los siguientes con bala y metralla noche y día, desde el 22 de abril. El 25 Capmani atacó con toda su fuerza y después de nueve horas de combate, en que los pobladores y las tropas de Bolívar que habían quedado en la provincia después de que este partió para Jamaica lucharon calle por calle y casa por casa. Primero capturó el fuerte de Sabanilla y luego entró a saco en Barranquilla y la incendió hasta los cimientos. “Al ataque fue que acabó de manifestar este pueblo su entusiasmo y decisión de sacrificarse por sus ideas”31 escribiría en su informe a Montalvo, no sin cierta admiración por los bizarros defensores. De Barranquilla, Capmani siguió a Barranca y prosiguió a inutilizar el canal del Dique para impedir que saliera cualquier buque de Cartagena a auxiliar a Mompós, que había sido tomada por Ignacio de La Rus. La ciudad tuvo mejor suerte que Barranquilla pues el español fue magnánimo con la ciudad y no la incendió. El cinco de diciembre, al caer la tarde, los cartageneros diezmados por el hambre y las epidemias evacuaron la capital antes que rendirse. El seis, Morillo entró a la Plaza Fuerte convertida en una tumba abierta. Fue el fin del Estado libre e independiente de Cartagena. Manuel Rodríguez Torices sería fusilado en Santafé junto con Camilo Torres el 5 de octubre de 1816 y Barranquilla permanecería sometida a los españoles hasta principios de junio de 1820 cuando las tropas colombianas de mar y tierra comandadas por Mariano Montilla y José Padilla desembarcaron en Sabanilla, sometieron rápidamente a los españo-

les y siguieron a Barranquilla y Soledad donde recibieron apoyo de sus moradores que se alistaron en el ejército y les ofrecieron ayuda material. Montilla nombró a Pedro Gual gobernador civil de la provincia de Cartagena y al coronel Ramón Ayala, gobernador militar. Hasta que fue liberada la plaza fuerte de Cartagena, Barranquilla fungió como capital y centro de las operaciones de la Costa32.

Notas

 Acta de independencia de Cartagena, 11 de noviembre de 1811. 2  Belver, José, en: Papel Periódico Ilustrado, “Fusilamiento de Camilo Torres”. Edición facsimilar, Cali, 1975. Carvajal, p. 138-141. 3  http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Rodríguez_Torices. Se corrigieron errores de la transcripción. 4  Gazeta de Cartagena de Indias, n.° 1, jueves 16 de abril de 1812, p. 6. 5  Constitución de Cartagena. Art. 5º. 6  Instrucciones que deberá observarse en las elecciones pa­ rroquiales, en las de partido y en las capitulares para el nom­ bramiento de Diputados en la Suprema Junta de la Provincia de Cartagena. Archivo Restrepo. 7  Gutiérrez de Piñeres, Gabriel. Decreto de 6 de mayo de 1813, por medio del cual se erige al sitio del Carmen en vi­ lla y capital del departamento de María. Biblioteca Luis Ángel Arango, Carpeta P-V 137, fol. 47. (Marzo de 1968, clasificación antigua). 8  Rodríguez Torices, Manuel. Decreto de 15 de de junio de 1813, por medio del cual se erigieron en villas cabeceras de departamento los sitios de Mahates, Corozal, Lorica, Chinú y Magangué. Biblioteca Luis Ángel Arango, Carpeta P-V 137, fol. 33. (Marzo de 1968, clasificación antigua). 9  Gutiérrez de Piñeres, Gabriel. Decreto de 31 de mayo de 1813 sobre elecciones. Archivo Restrepo. 10  Tovar, Hermes, et al. Convocatoria al Poder del Número: Censos y estadísticas de la Nueva Granada 1750-1830. Bogotá, 1994. Archivo General de la Nación, p. 501-503. 1

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 Hoy quedan de ella los caños del mercado.  Este comercio de cabotaje bordeaba la costa pues era más expedita la vía marítima que la terrestre. 13  Arrázola, Roberto, Documentos para la historia de Cartagena, 1810-1812. Cartagena, 1963. Concejo Municipal, edición oficial. Carta de Gabriel Gutiérrez de Piñeres a Pantaleón de Germán Ribón, p. 242-243. 14  Ortografía original. 15  Se resaltan en negritas los nombres de los lugares que tienen relación con Tierradentro. 16  Gazeta de Cartagena de Indias, 31, noviembre 12 de 1812, p. 141-142. 17  Gazeta Extraordinaria. 20 de noviembre de 1812. “Gran conquista de la plaza del Guaymaro”, p. 1-4. 18  Sobre la formación de Barranquilla, ver: Blanco Barros, José Agustín, El norte de Tierradentro y los orígenes de Barran­ quilla. Bogotá, 1987. Banco de la República. 19  Decreto de Manuel Rodríguez Torices que, de acuerdo con la determinación de la Cámara de Representantes, en que declara a la Villa de Mompox benemérita de la Patria y la eleva a la categoría de Ciudad con el título de Valerosa, de que podrá usar en sus actas, despachos y demás documentos. Cartagena, 3 de noviembre de 1812. En: Corrales, Manuel Ezequiel, Documentos para la Provincia de Cartagena de Indias hoy Es­ tado Soberano de Bolívar en la Unión Colombiana. 2 v. Bogotá, 1884. Imprenta de Medardo Rivas. Tomo 1, p. 464. 20  Decreto de Manuel Rodríguez Torices que, de acuerdo con lo determinado por la Cámara, erige al sitio de Barran­ quilla en Villa capital del departamento de Barlovento o tierra adentro. Cuartel general del Ejército de observación en Barranquilla. Abril 7 de 1813. En: Archivo Restrepo, y Corrales, Manuel Ezequiel, Efemérides y Anales del Estado de Bolívar. Bogotá, 1889. Casa editorial de J.J. Pérez. Tomo II, p. 148-149. 21  Decreto de Gabriel Gutiérrez de Piñeres, vicepresidente, sancionatorio de la determinación de la Cámara de Represen­ tantes de elevar a Villa al Sitio del Carmen, y capital del Depar­ tamento de la Montaña de María, por solicitud del Presidente del Estado en razón de sus servicios al Estado cuando la rebelión de las sabanas. Cartagena, 6 de mayo de 1813. Biblioteca Luis Ángel Arango, Libros raros y manuscritos HSI 0622. 22  Decreto de Manuel Rodríguez Torices sobre la determi­ nación de la Cámara de Representantes de erigir en Villas a los sitios de Mahates, Corozal, Lorica, Chinú y Magangué. Carta­ gena, 15 de Junio de 1813. Ibíd. 23  Se publicó por bando el 29 de octubre la Ley del 17 de octubre de 1814, acordada por el Supremo Gobierno del Esta­ do de erigir en Villa el sitio o pueblo de Majagual. En: Corrales, Manuel Ezequiel, Documentos para la Provincia de Cartagena de Indias hoy Estado Soberano de Bolívar en la Unión Colom­ biana. 2 v. Bogotá, 1884. Imprenta de Medardo Rivas. Tomo 1, p. 662. 24  “Comunicado de Manuel Rodríguez Torices sobre lo sancionado por la Cámara de Representantes que eleva a Soledad a la categoría de Villa de la Soledad de Colombia en premio a sus servicios a la patria. Cartagena de Indias, 8 de marzo de 1814”. Revolución de Cartagena, Santa Marta y Panamá. Archivo Restrepo. El CIUDADANO MANUEL RODRÍGUEZ TORICES, PRESIDENTE Gobernador del Estado de Cartagena de Indias a los habitantes de él, de cualquiera clase y condición que sean, hago saber: Que el Supremo Poder Legislativo del Estado legalmente congregado ha sancionado lo siguiente: “La Cámara de Representantes del Estado de Cartagena de Indias, considerando los importantes servicios que en la presente guerra ha hecho a la Patria, el Sitio de Soledad al 11

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distrito capitular, y departamento de Barranquilla, y que su población numerosa necesita ya un establecimiento Municipal, y Jueces territoriales para su mayor decoro, pronta administración de Justicia, y arreglo de su policía interior; en sesión de este día ha decretado y decreta lo siguiente. “1. Que el sitio de Soledad actualmente del distrito capitular y departamento de Barranquilla sea condecorado con el título de Villa de la SOLEDAD DE COLOMBIA. “2. Bajo este respecto se establezca en dicho Sitio todas las corporaciones anexas al rango de Villas, con todos los fueros y prerrogativas que le corresponden por las leyes. “3. El Escudo de armas de Villa de Soledad, será un campo verde con cielo claro, orlado con una guirnalda de flores, y en el centro de dicho campo una columna blanca con esta inscripción A LA CONSTANCIA EN LA DEFENSA DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA. “4. Entre tanto se lleva a cabo la organización interior de la Villa de Soledad, no se hará innovación alguna en sus relaciones administrativas y económicas con la capital del distrito. “5. Para que dicha organización interior se verifique con la solidez, y acierto correspondiente, el Supremo Poder Ejecutivo nombrará entre los vecinos una comisión compuesta de doce Ciudadanos Padres de Familia. “6. El objeto de esta comisión será proponer al Gobierno los medios y arbitrios con que puede plantarse su administración de policía interior, límites de su jurisdicción, y todo lo demás que contribuya, a que para el primero del año venidero de mil ochocientos quince, la Villa de Soledad de Colombia goce en toda su extensión de sus peculiares derechos, fueros y prerrogativas. “7. Los anteriores artículos no derogan el reglamento de elecciones, ni el plan de división de Departamentos que quedan en su fuerza, y vigor”. 25  Gazeta de Cartagena de Indias, n.º 52, jueves 8 de abril de 1813. 26  En: Corrales, Manuel Ezequiel, Efemérides y Anales del Estado de Bolívar, op. cit. 27  Sobre la población de Cartagena ver: Sourdis Nájera, Adelaida, “El precio de la independencia en la Primera República neogranadina: la población de Cartagena de Indias (18141816)” en: Los procesos de Independencia en la América Espa­ ñola, Memorias del IV Congreso Internacional, Bucaramanga 2006. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, vol. 12, septiembre, 2007. Universidad Industrial de Santander, y en: Boletín de Historia y Antigüedades, Vol. XCIV, n.º 836, 2007. 28  Sobre el sitio de Cartagena ver: Sourdis, Adelaida, Car­ tagena de Indias durante la Primera República 1810-1815. Bogotá, 1988. Banco de la República. 29  Blanco, José Agustín, comp. Toma de Barranquilla, 25 de abril de 1815. Comentarios y documentos. Inédito. Archivo General de la Nación, Anexo, Guerra y Marina, tomo 130, fol. 603. 30  Ibíd. fol. 607. 31  Ibíd. fols. 703-704. 32  Ver: Sourdis, Adelaida, “Ruptura del Estado colonial y tránsito hacia la república”, en: Historia económica y social del Caribe colombiano. Adolfo Meisel, editor. Bogotá, 1994 Ediciones Uninorte - Ecoe ediciones. De la misma autora, “El proceso de independencia del Caribe colombiano”, en: El Nuevo Rei­ no y sus Provincias: Crisis de la independencia y experiencias republicanas. Ramos, Aristides, Óscar Saldarriaga y Radamiro Gaviria, editores académicos. Bogotá, 2009. Universidad del Rosario - Pontificia Universidad Javeriana; “Los últimos días del gobierno español en Colombia”, en: Boletín de la Academia de Historia de Bogotá, Vol. VI, n.° 47, febrero-marzo de 2010.

El proceso de la independencia en Barranquilla Jorge Villalón*

Interpretación gráfica en sus 150 años de haber sido erigida en villa. Fondo Prensa Diario del Caribe, abril 6-1963

Introducción Este trabajo pretende hacer un aporte a la recuperación de la memoria histórica de la región Caribe y en particular de lo ocurrido en la ciudad de Barranquilla durante el proceso de la Independencia. Este esfuerzo no es aislado, sino que se inscribe en un contexto más amplio que se inicia * Nacido en Chile. Estudió Historia y Geografía en la Universidad de Chile. Magíster en Historia Contemporánea en la Universidad de Tubinga, Alemania Federal. Reside en Barranquilla desde 1984. Junto a Alexander Vega, sostiene la asignatura Historia de Barranquilla desde 1994 en la Universidad de Norte. Desde 2010 tiene el cargo de secretario de la Academia de Historia de Barranquilla. Ha publicado diversos artículos sobre historia de Barranquilla, los cuales se encuentran en el blog Barranquillaenelmundo.blogspot.com

a fines del siglo XX, en el cual se observan un aumento del interés por la historia regional, que llevó a la fundación de varias instituciones dedicadas a la recuperación del pasado de la ciudad, y una cantidad apreciable de estudios y ensayos sobre temas de historia local. Este entusiasmo hizo posible que en 1991 se creara el primer ente académico dedicado a la historia en la Universidad del Atlántico, luego dos años más tarde en la Universidad del Norte. Más allá del ámbito universitario, se estableció en 1993 la Academia de la Historia de Barranquilla, bajo el liderazgo de don Juan Pablo Llinás Cuentas. También en estos años varias personas intentaron organizar los archivos olvidados durante tanto tiempo, hasta Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 21-29. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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muy poco o casi nada de lo que ocurrió entre 1808 y 1821 en la región Caribe. Una explicación de esto es que la mayoría de los textos escolares, y en general los que escriben los libros de historia de Colombia, son personas de la capital de país quienes se han concentrado en los acontecimientos que ocurrieron en el centro del virreinato de la Nueva Granada, dejando olvidados aquellos que tuvieron lugar en la costa del mar Caribe. En el caso de Barranquilla, las investigaciones sobre la época de la Independencia tienen la limitación de las fuentes documentales de la época, las cuales no Plano n.º 1 que demuestra la Ysla de Salamanca en la actualidad con existen en la ciudad debido al incendio parte de D.n Felix de Palas desde Barra vieja hasta el Cobado, y la de los Naturales del Pueblo de la Cienega desde Barra vieja hasta Barra provocado por las tropas españolas en nueva q.e ambas están unidas por la casualidad de haberse cerrado la 1815, en donde se quemaron los docuBarra vieja y abierto la nueva. mentos que hubieran podido existir. Los documentos más antiguos que se encuentran en la ciudad son de la época posterior a la guerra de la Independencia. Para poder reconstruir los procesos hay que recurrir a algunas crónicas escritas en la ciudad en el siglo XIX y además de algunos documentos encontrados en el Archivo General de la Nación en Bogotá. Las primeras crónicas fueron escritas por el abogado de origen cartagenero Domingo Malabet, escritas a fines del siglo XIX y publicadas en 1922. En los últimos años han sido transcritos algunos importantes documentos por el historiador José Agustín Blanco Barros, como también por AdePlano n.º 2 que demuestra la Ysla de Salamanca verdadera, propia de laida Sourdis, Carlos González Rubio y D.n Felix de Palas, á la que se ha unido la parte que pertenece á los YnSergio Paolo Solano. Gracias a esta tradidios de la Cienega por haberse cerrado la Barra que en él aparece que ción, creemos que, con los materiales que llaman Barra vieja separado de Pueblo viejo p.r la abertura de la nueva Barra, cuya figura tendria seguramente en el año de 1717 quando se se han acumulado hasta ahora, es posible solicitó la Ysla de Salamanca que estaba valdia para unirla á la hacieny necesario intentar reconstruir cómo se da de Pestagua. vivió el proceso de la Independencia entre que estos esfuerzos espontáneos condujeron a la 1811 y 1820 en la Barranquilla de esa época. creación del Archivo Histórico del Departamento 1. Barranquilla en el contexto del Imperio del Atlántico. Antes de terminar el siglo XX, hubo español antes de la crisis de la Independencia tres promociones de una maestría en Historia y Barranquilla y los pueblos ubicados en la ribera una carrera de pregrado en la universidad públioccidental del río Magdalena fueron muy afectaca, y se han hecho varios encuentros de histodos durante la guerra de Independencia porque riadores y de archiveros en varias ciudades de la conformaron una línea defensiva en los límites región Caribe. de la provincia de Cartagena, en cuya capital El proceso de la Independencia en Colombia se fundó la primera república, lo que expuso a ha sido uno de los temas más estudiados por los estos pueblos ribereños a los ataques de Santa historiadores en los últimos doscientos años de Marta, que fue la ciudad en donde se estableció vida republicana. Por buenas o justificadas razo- el comando general de la reconquista española. nes, en estos libros de historia nacional aparece Barranquilla, Soledad Malambo, Santo Tomás y 22

Sabanalarga fueron al mismo tiempo los que más aportaron a la causa de la Independencia, no solo en aspectos materiales, sino además en el aporte de contingente para las tropas. Entre estos pueblos se destaca Barranquilla, que desde fines del siglo XVIII ya se proyectaba con más fuerza y más posibilidades hacia el futuro. Todo estaba fluyendo hacia la antigua Barranca de San Nicolás y a fines de la época colonial ya estaba por encima de las otras aglomeraciones humanas de Tierradentro. En el marco de las diversas reformas administrativas que realizaron los borbones en las colonias americanas, Barranquilla se convirtió en una ‘capitanía aguerra’ por su posición geográfica a orillas del río Magdalena y muy cerca a su desembocadura. Sabanalarga, fundada por el virrey Sebastián de Eslava en 1744, en pocos años había ganado importancia por su vinculación política y comercial con Cartagena, conectada por el llamado Camino Real, por donde se llevaban los productos agropecuarios a la capital de la provincia. Pero en el primer censo oficial que se realizó en la provincia de Cartagena en 1777, Barranquilla tenía ya casi el doble de habitantes que Sabanalarga, cuya cabecera tenía 1.635 habitantes, mientras que en Barranquilla vivían 2.633 personas.1 Según cálculos realizados por José A. Blanco, existían en el momento que se realizó el censo unas 160 viviendas, con un promedio de 6.5 personas por cada unidad habitacional. Como la ocupación inicial del poblado que tuvo lugar desde principios del siglo XVII se hizo de manera espontánea, la configuración del espacio habitado no presentaba un aspecto lleno o compacto. Muchas cuadras estaban prácticamente vacías y otras parecían apenas ocupadas. Todas las casas eran de bahareque con techumbres de palma o de enea2.

La composición étnica general de la población de Tierradentro, que corresponde al actual departamento del Atlántico, puede explicar el comportamiento que tuvo durante el proceso de la Independencia. Tenía un 80.9% de blancos y pardos, un 16% de indígenas y apenas un 2.8% de esclavos negros. En Barranquilla, en una clasificación por los oficios de los habitantes, se da el siguiente resultado: Navegantes y bogas: 28; Zapateros: 24; Carpinteros: 15; Mercaderes y traficantes: 15. Lo anterior indica que Barranquilla era un lugar diferente al resto de poblados, ya que predominaban los oficios propios de libres y vinculados al comercio y al transporte. En el censo solo figura una persona en la categoría de estudiante y se trata del hijo “del Notario Eclesiástico”, de lo que se puede inferir que el caserío no tenía una escuela.3 Esta composición social de la población de Barranquilla explica el hecho de que no se produjeran reuniones de notables para jurar lealtad a la Corona española creando juntas de gobierno. Los habitantes de Barranquilla eran gente sencilla y se entusiasmaron bastante cuando supieron de la posibilidad de separarse de los españoles. Desde tiempos remotos la soldadesca española los había tratado con mucha dureza, que casi no había vecino que no se sintiera ofendido por los abusos de autoridad cuando regularmente visitaban el caserío.4 Según el historiador Sergio Paolo Solano, el comercio ilícito se convirtió en una de las raíces de fondo que alentó la aspiración de Independencia de España y permite comprender la participación de Barranquilla en la gesta emancipadora5. Como Barranquilla no tenía salida al mar Caribe, el contrabando se hacía en la bahía de Sabanilla y a través de los caños que el mismo río Magdalena va creando y desarmando en el transcurrir del tiempo. Una de estas vías fue el caño de la Piña, como también el caño de La Playa, ambas desaparecidas en el siglo XX por efecto de las obras civiles de las Bocas de Ceniza. En su condición de capitanía aguerra, Barran­ quilla llegó a tener 1768 milicianos, un poco más de la mitad de sus habitantes, los cuales eran entrenados para actuar militarmente. Cuando surgió la República de Cartagena, estas milicias sirvieron a la causa de la Independencia. El naciente estado republicano de Cartagena realizó elecciones el 12 de junio de 1812, por medio de las cuales se estableció una Convención de Poderes. Durante este proceso se nombró como corregidor de Barranquilla a Eusebio María Canabal, probablemente la primera autoridad republicana 23

de la ciudad antes que se constituyera en ‘villa’ unos meses más tarde. Hasta ahora no se conoce de algún tipo de división de la población por asuntos políticos relacionados con la organización de la ciudad durante el proceso independentista. Tampoco se sabe de la formación de partidos o grupos con opiniones distintas sobre cómo y cuándo organizar las nuevas instituciones republicanas. La misma sencillez de la vida de los pocos habitantes, la inexistencia de un grupo de personas con mucho dinero con cierta homogeneidad racial, no permitieron el surgimiento de facciones, como fue el caso de Cartagena, en donde se formó una tensión entre la dirigencia blanca, adinerada y culta, frente a un grupo importante de mestizos, que ya en aquella época recibieron el nombre de pardos, y la población esclava. En un momento decisivo, en 1815, cuando las tropas españolas se disponían a atacar a Barranquilla, los grupos y facciones que se disputaban el mando en Cartagena impidieron que se constituyera una retaguardia suficiente para apoyar a los patriotas barranquilleros y soledeños que estaban decididos a combatir por la patria naciente6. Una buena muestra del espíritu patriótico que existió en Barranquilla, es el seguimiento de la vida de una persona durante varios años a través de documentos, de nombre Blas de Barros, nacido en Barranquilla en 1777 y que se trasladó a Cartagena a ponerse a las órdenes del presidente Manuel del Castillo y se integró en el ejército en calidad de cabo segundo, apenas un grado arriba de soldado raso7.

2. La

crisis española de

1808

y sus

Cartagena La noticia de la invasión de España por Napoleón, ocurrida en los primeros días de mayo de 1808, repercusiones en la provincia de

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que culmina con la toma de Madrid y el cautiverio del rey Fernando VII, produjo en la Península y en todo el continente americano diversas reacciones. En la Nueva Granada las actitudes más radicales se dieron en la región Caribe, y especialmente en la ciudad de Cartagena, en donde el 22 de mayo de 1810 se organizó una Junta de Gobierno, y luego en otras ciudades de Nueva Granada8. Estas juntas siempre apoyaron al rey cautivo y juraron lealtad a la Corona española, aunque siempre existieron miembros y personas que ya venían pensando en abolir la monarquía, instaurar regímenes republicanos y separarse de la madre patria. Estos grupos no eran la mayoría al principio, pero paulatinamente fueron ganando adeptos y surgieron movimientos que proclamaron la independencia absoluta de España. En la región Caribe se produjo por primera vez en Mompós el 6 de agosto de 1810 y no tuvo éxito. Fue reprimido por la Junta de Cartagena, celosa quizás con los prósperos y cultos comerciantes que podrían disputarle el liderazgo que tenía Cartagena en la región9. Un año más tarde se comienzan a producir las llamadas declaraciones de independencia absoluta en todo el continente. La primera fue Caracas, el 5 de julio de 1811, donde se establece el primer gobierno totalmente independiente de hispanoamérica, y donde ya se destaca la figura de Simón Bolívar. El 11 de noviembre del mismo año la Junta de Gobierno de la provincia de Cartagena también se declara totalmente independiente de España y elige de presidente del naciente Estado a Manuel Rodríguez Torices. Desde la declaración de independencia absoluta por parte de Cartagena, se produjo un distanciamiento de Santa Marta, ciudad que se convirtió en la sede del Gobierno español, y surgió un celo y una cierta enemistad entre las dos ciudades coloniales de la costa del mar Caribe que duró muchos años. Santa Marta fue el punto de reunión de las fuerzas realistas y Cartagena el epicentro de la revolución republicana10. La actitud de los grupos indígenas en contra de la independencia reforzó la posición realista de Santa Marta. Los indios de Bonda, Mamatoco, Gaira, Taganga y Ciénaga apoyaron la causa española. El poblado de Barranquilla quedó entre estas dos fuerzas confrontadas, pero como pertenecía por tradición y legalmente a la provincia de Cartagena, permaneció fiel a su capital y apoyó la independencia con entusiasmo. El 19 de marzo de 1812 se produjo un hecho de armas en Tenerife, en donde los realistas derro-

por tres buques de guerra venidos de Cuba y tropas venidas de la Península con provisiones y dinero. El gobernador Acosta logró poner en armas a 1500 soldados. El ambiente revolucionario en la nueva repú3. Barranquilla erigida en villa blica de Cartagena recibió el impulso de los pael 7 de abril de 1813 triotas emigrados de Caracas en noviembre de Medio año después de la declaración de indepen- 1812, quienes buscaron refugio después que Cadencia absoluta de la ciudad de Cartagena de In- racas fue tomada por las tropas españolas. Entre dias, la Convención General del Estado de Carta- estos emigrados se destacaba ya la figura de Sigena expidió una constitución liberal y el territorio món Bolívar. fue dividido en cinco departamentos con sus caA comienzos de enero de 1813, el patriota de beceras; además de Cartagena, estaban Mompox, origen francés Pedro Labatut, bajo órdenes de San Benito Abad, Tolú y Simití. La nueva constiCartagena, inicia operaciones militares en el bajo tución previó la posibilidad de la creación de ciurío Magdalena con un cuartel en Santo Tomás. El dades y villas en el artículo 14 de la sección ter6 de enero se tomó Santa Marta mientras Simón cera; dice así: Perteneciendo al Poder Legislativo Bolívar expulsaba a los españoles río arriba hasta la creación de ciudades y villas en el territorio del Ocaña. Labatut no logra dominar a Santa Marta y Estado, cuidará la Legislatura de erigir en villas debe retirarse el 5 de marzo de 1813. aquellos lugares cabezas de partido que por su poEn este ambiente bélico, con victorias y deblación, situación, progresos y riquezas merezcan rrotas, la Cámara de Representantes del Estado esta representación, y cuya creación contribuya a de Cartagena creó el 3 de abril de 1813 un sexla mejor organización de Estado, economía del Goto departamento con el nombre de Barlovento y bierno, orden, policía y adelantamiento de los puenombra a Barranquilla como su cabecera, la cual blos. El caserío de Barranquilla reunía varios de es elevada a la categoría de ‘villa’. El nuevo deparlos requisitos anteriormente señalados, y a esto tamento se constituye a su vez de dos partidos, se le sumó el interés de Cartagena por fortalecer el de Barranquilla y el de Santo Tomás. Al ser los lazos con las poblaciones leales y con sentiuna villa, tiene derecho a un cabildo de cuatro mientos libertarios. miembros con un colegio electoral. La primera Desde mediados del año 1811, anautoridad recibió el título de ‘corregites de la ruptura con España, Cartador letrado’. También recibió un esgena tuvo problemas con Santa Marta cudo de armas como reconocimienpor los intentos separatistas de Sitioto a sus hazañas. Se puede suponer nuevo, Remolino y Guáimaro. Desde que las autoridades de Cartagena se Barranquilla se organizaron expeditrasladaron hasta Barranquilla para ciones para defender a estos pueblos promulgar la nueva ley con Manuel sublevados contra la realista Santa Rodríguez Torices a la cabeza. Con Marta. Se creó en Barranquilla un base en los documentos que ha guarBatallón de Patriotas y estaban comdado la tradición y que se encuenbatiendo cuando se supo la noticia de tran también en el Archivo Nacional la separación definitiva de Cartagena de Colombia, se puede deducir que el el 11 de noviembre de 1811. Luis Brion documento oficial por el cual se eriA fines de 1811 la Audiencia de gía en villa a Barranquilla fue leído el Cádiz envió como virrey de la Nueva día 7 de abril de 1813. El documenGranada a Benito Pérez, quien pasó to dice solamente: Dado en el Cuartel a llamarse ‘capitán general’, máxima General del Ejército de Observación en autoridad española en ese momento. Barranquilla.11 Se puede suponer que Las fuerzas españolas ocuparon el río fue leído en el lugar en donde hoy se Magdalena y fortificaron los puertos encuentra la pequeña plaza en donribereños de Sitionuevo, Guáimaro, de está ubicada la estatua de Simón Cerro de San Antonio, Tenerife y El Bolívar en el costado occidental de la Banco, cortando así la comunicación carrera 44, llamada aún por los viede Cartagena con el río Magdalena. El jos barranquilleros como “Cuartel”. puerto de Santa Marta fue reforzado La tradición oral nos dice que el deMariano Montilla taron a las fuerzas cartageneras. El gobernador Acosta logró después revolucionar a los pueblos desde Ayapel hasta Tolú, creando una situación de aislamiento de Cartagena.

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creto fue leído en el balcón de la casa conocida como Lacorazza, en el lado occidental de la plaza de San Nicolás, pero no existe un documento que pueda corroborar esta versión. El señor gobernador del naciente Estado de Cartagena, Manuel Rodríguez Torices, tenía a la sazón apenas 24 años, nacido en Cartagena en 1788. Estudió abogacía en Bogotá y estuvo cercano a Francisco José de Caldas. Fue uno de los firmantes del Acta de Independencia de Cartagena, y había sido nombrado gobernador el 12 de marzo de 1812. El destino final de este benefactor de Barranquilla fue muy dramático. En 1816 cayó prisionero de las fuerzas españolas dirigidas por Pablo Morillo y finalmente fue fusilado en la Plaza Mayor de Bogotá. Su cabeza fue expuesta al público en la calle 13, entre las carreras 19 y 20.12

4. La

reconquista de

Barranquilla

por

25 de abril de 1815 La expedición para tomarse Barranquilla se comenzó a preparar desde los primeros días de abril de 1815 por el capitán general del Nuevo Reino de Granada, don Francisco de Montalvo. Su propósito era apoderarse del Bajo Magdalena, desde Barranquilla hasta Mompox, “limpiar” de fuerzas republicanas toda esa importante área estratégica, y como consecuencia cortarle a Cartagena toda comunicación con el interior del reino, además de suprimirle cualquier esperanza de auxilios de esa procedencia. El capitán general Montalvo le preparaba así una verdadera antesala alfombrada a la inminente expedición del general Pablo Morillo. Encargó de la operación al coronel Valentín Capmani, militar con experiencia en el Bajo Magdalena. Las fuerzas españolas contaban con “400 infantes y 8 barcos cañoneros”.13 En el año de 1815 salió Bolívar desde Bogotá al mando del Ejército de la Unión, de dos mil hombres, hacia la Costa con el objetivo de liberar a Santa Marta con la ayuda de Cartagena. La dirigencia de Cartagena le negó el apoyo y le prohibieron a Bolívar que entrara con sus tropas. Se llegó al extremo de que las tropas de Bolívar sitiaran a Cartagena y ocurrieran cruentos enfrentamientos. La consecuencia de todo esto fue muy perjudicial para Barranquilla y los pueblos ribereños, los cuales quedaron expuestos al ataque del ejército español concentrado en Santa Marta.14 Francisco de Montalvo, máxima autoridad española en la Nueva Granada en ese momento, los españoles el

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tratando de utilizar la situación a su favor, le ofreció ayuda a Cartagena, ante lo cual Juan de Dios Amador, gobernador en ese momento, la rechazó de manera categórica. Cuando Montalvo fracasó en el intento de dividir a las fuerzas patrióticas, tomó la decisión de atacar a Barranquilla con tropas al mando de Valentín Capmani. La noticia de la llegada de Morillo a Venezuela, con 10 mil hombres, acabó con las disputas en Cartagena, y Bolívar se embarcó hacia Jamaica. Barranquilla y los pueblos ribereños quedaron abandonados a su suerte. Las fuerzas patriotas en Barranquilla cerraron la boca del caño del Clarín que da al río, derribando los arboles de ambas orillas. Los españoles intentaron una negociación para que Barranquilla se rindiera, pero no dio resultado y se prepararon para la guerra. La municipalidad de Barranquilla envió una comunicación escrita a Capmani rechazando la negociación de paz diciendo: Nosotros contamos con la fuerza de mas de dos mil hombres habitantes de esta villa, la de Soledad, y demás pueblos inmediatos, competente numero de Buques de Guerra, y un respetable parque de Artillería, a un mismo tiempo que las disenciones de Bolívar y el gobierno habrán sido ya concluidas según las posteriores noticias que tenemos de él15. La defensa de Barranquilla tenía un cañón de 18 en el sitio llamado de la Tenería, al final de la calle la Paz (carrera 40)16 y otro sitio era el llamado Chuchal, hoy conocido como Veranillo. De este modo se podía atacar a las embarcaciones que ingresaran por la ciénaga. El vigía se encontraba en la torre de la iglesia de San Nicolás, desde donde avisó el día 25 de abril que las tropas españolas se acercaban a la ciudad. Capmani atacó en tres frentes. Desembarcó infantería en la Concepción, otros por al caño de la Tablaza y se acercaban al caño con la flotilla. Desde el Chuchal se disparó el poderoso cañón, pero el segundo disparo produjo una tragedia porque el polvorín con las municiones se explotó totalmente y la infantería española pudo avanzar. Desde los patios, por las ventanas, y por donde era posible, se hacían disparos sobre el enemigo. [...] El combate se hizo general en pocos instantes, se peleaba en cada cuadra, en cada calle, dentro de los patios, dentro de las casas. Los barranquilleros al ver la superioridad numérica de los españoles se fueron retirando formando pelotones como

guerrilla y se retiraron vía Soledad hasta Sabanalarga17. El personaje Blas de Barros nos dejó un interesante testimonio de la toma de Barranquilla. El 25 de abril se encontraba defendiendo una posición en La Loma. Es en este último fortín donde el personaje motivo de este escrito tiene que soportar el ataque, casi definitivo, del capitán catalán Valentín Capmani. Del fortín de La Loma afirma Barros que: […] lo hizo hacer retirada al haverse hallado sin auxilio de tropa, porque todo el que tenía había desertado. [Y] vístose solo corrió a hacerse cargo de la batería que sitaba (estaba situada) en la Tenería de la Villa de Barranquilla. Allí fue informado por el señor doctor Gómez, clérigo, que: el enemigo abrumaba con fuerzas por la parte [de] avajo; corrió en el momento a hacerse cargo de la Batería del Chuchal, donde se batió hasta hacer retirar los enemigos; que estos lograron su empresa mucho abajo de la tal fortaleza y jiraban sobre Barranquilla”. Prosigue informando el oficial de artillería que: […] no fue posible seguir haciendo resistencia, porque sin saber cómo ni cómo no, se incendió el arcón de la pólvora, por lo que en el momento mandó clavar las piezas de artillería e hizo retirada al Sentro, donde se batió completamente hasta haverse hallado sin auxilio de tropa, pero ni aun de los avitantes del vecindario…

5. La

liberación definitiva de

Barranquilla

el 12 de junio de 1820 Mariano Montilla, acompañado de Pedro Luis Brión, llegó desde Venezuela al mando de catorce buques con unos 1300 hombres de infantería. El 12 de marzo ya estaban en Riohacha, la cual fue abandonada por lo españoles y Montilla tomó la plaza. Notables personalidades acompañaban a Montilla: Pedro Gual y Francisco Paul, de Venezuela, el canónigo chileno Cortés Madariaga, Joaquín Borrero, granadino, y el mejicano Miguel Santamaría. En Riohacha se produjeron una serie de problemas con las tropas irlandesas y Montilla continuó su camino hacia Santa Marta con apenas unos 160 hombres de infantería. Se detuvo en Santa Marta pero no desembarcó, sino que siguió hacia la desembocadura del río Magdalena. Anclaron en Sabanilla el 11 de junio de 1820. Cien hombres desembarcaron y se tomaron

Pablo Morillo

Pedro Gual

el fuerte de Sabanilla defendido por 20 hombres y cuatro cañones.18 Casi un año después de la derrota de los españoles en la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, Barranquilla fue liberada de manera definitiva del dominio español el 12 de junio de 1820. Este glorioso acontecimiento marca el comienzo de la inmigración extranjera a Barranquilla, ya que en la entrada triunfal de las tropas al caserío se notaba la presencia de tropas conformadas de varias nacionalidades europeas. El comandante de la jornada era Louis Brión en compañía de un legendario coronel, Francisco Burdett O’Connor, y del caraqueño Pedro Gual, compañero de Bolívar en los inicios de las jornadas revolucionarias en Caracas y luego en Cartagena. Pedro Gual debería figurar en la galería de los gobernantes de Barranquilla, porque fue nombrado como “gobernador” del territorio conquistado, es decir, lo que era Tierradentro, y que un siglo después iba a ser el departamento del Atlántico. Barranquilla se convirtió en el centro de operaciones militares del Ejercito Libertador y, con Gual y Brion a la cabeza, la naciente ciudad comenzó a recuperarse de los estragos de la reconquista. Los cronistas afirman que contrajo matrimonio con la distinguida dama barranquillera María Paula Rodado y un año después continuó en su lucha al lado de Bolívar. Los cronistas de la historia nos cuentan de una legión de irlandeses con sus chaquetas rojas en medio de la alegría popular bajo el repicar de las campanas de la iglesia de San Nicolás. Uno de los primeros en llegar a Barranquilla fue James Duncan, quien compró una casa en la calle del Comercio o de la Amargura, y el pueblo lo bautizó con el nombre de Santiago Duncan. Luego, en segundas nupcias, se casó con la dama barran27

quillera Nicolasa Miranda, hogar de donde surgieron familias muy distinguidas. Su casa fue muy famosa porque fue allí donde se hospedó Simón Bolívar a su paso por Barranquilla, recién liberada el 23 de agosto de 1820. La familia Duncan conservó por largo tiempo los enseres que usara el libertador durante su estadía. En la cena ofrecida al Libertador se encontraban presentes el conde sueco Federico Adlerkreutz, el alemán Felipe Braun y Juan Bernardo Elbers, bajo la custodia de los lanceros irlandeses con sus vistosos trajes rojos. Esta recepción al jefe de la nueva república puede ser considerada como la primera actividad diplomática del naciente cuerpo consular de Barranquilla. Después de algunos años, esta famosa casa fue demolida en el proceso de expansión y crecimiento de la ciudad. En una crisis política en el año 1831, Duncan renunció a su cargo militar al no estar de acuerdo con los nuevos gobernantes, y se marginó de la política. En la misma época, y con el entusiasmo romántico por la libertad, llegaron los hermanos John y Edward Glen provenientes de Canadá, pero de origen escocés. Llegaron primero a Cartagena en 1809, al comienzo de las luchas políticas de los criollos con los españoles. Ambos hermanos tenían la vocación del comercio y prefirieron trasladarse a Barranquilla, en donde fundaron una casa comisionista conectada a Jamaica y exportaban maderas de tinte y algodón. La tradición nos dice que fueron los primeros ricos del caserío. En 1829 John Glen era dueño de 29 bongos, empleaba 100 barqueros y se había convertido en el patriarca del pueblo. Nunca se fue de Barranquilla y falleció en 1880. Su tumba se encuentra en el Cementerio Universal de la ciudad.

en el Caribe colombiano (1717-1821). Bogotá: Banco de la República, 1998. 7  Blanco, op. cit., 2011, “Militares del Departamento del Atlántico en la Independencia”. 8  En Cali el 3 de julio, en Pamplona el 4 de julio, en Socorro el 10, y en la capital del virreinato el 20 de julio de 1810. 9  Chust, Miguel. “La coyuntura de la crisis: España, América”. En: UNESCO, Historia General de América Latina. Volumen V. París, 2003. 10  Alarcón, José. Compendio de historia del Departamento del Magdalena. Bogotá: Editorial El Voto Nacional, 1963. p. 71. 11  El decreto firmado en Cartagena el 3 de abril se encuentra en la Gazeta de Cartagena de Indias del jueves 8 de abril de 1813. El texto completo del decreto se encuentra en: Vergara, José R. y Baena, Fernando, Barranquilla: su pasado y su presente. Barranquilla: Banco Dugand, 1922, p. 110. También en: De la Espriella, Alfredo. Imagen temporal de Barranquilla. Folleto publicado en los años sesenta del siglo XX por la Editorial Mejoras. 12  Ropain, Claudio. “Rodríguez Torices en Barranquilla”. En: Barranquilla Gráfica, 1979; Montoya Márquez, J. “Barranquilla a través de la historia”. En: Revista Mejoras. Año V. Nº 52, diciembre de 1940, p. 35. 13  Instrucciones reservadas que el capitán general del reino, don Francisco de Montalvo, dio al gobernador de Santa Marta, don Pedro Ruiz de Porras, para la expedición del capitán Valentín Capmani contra Barranquilla: Archivo Histórico Nacional. Guerra y Marina, Anexo, Tomo 130, Folios 603r a 603r. El texto completo, en: Blanco, 2011, op. cit., p. 317-318; Alarcón, José. Compendio de historia del Departamento del Magdalena. Bogotá: Editorial El Voto Nacional, 1963, p. 87. 14  Sourdis, Adelaida. Cartagena de Indias durante la primera república, 1810-1815. Bogotá: Banco de la República, 1988, p. 77 ss. 15  Respuesta de la Municipalidad de Barranquilla al Parlamento del capitán Valentín Capmani, con el que los había conminado a rendirse. Archivo Histórico Nacional, Guerra y Marina, Anexo. Tomo 130. Folios 680r a 680v. El texto completo, en: Blanco, 2011, op. cit., p. 321. 16  Según José A. Blanco, la tenería fue fundada por el alemán Juan Fester a fines del siglo XVIII para tratamiento de telas y cueros. El sitio lo ocupa hoy la Cervecería Águila. 17  Vergara y Baena, 1922, op. cit., p. 114 ss. 18  Alarcón, 1963, op. cit., p. 95 ss.

Notas

Documentos Decreto por el cual la Cámara de Representantes del Estado de Cartagena erige en Villa al Sitio de Barranquilla como capital del Departamento de Barlovento. En: Gazeta de Cartagena de Indias, Número 52 del jueves 8 de abril de 1813. También se encuentra el texto oficial en: Vergara y Baena, 1922, p. 110-111. Blanco Barros, José A. En: Obras completas. Tomo I. Barranquilla. Toma de Barranquilla, 25 de abril de 1815. Serie de documentos transcritos del Archivo General de la Nación de Colombia. 1. Instrucciones reservadas que el Capitán General del Reino, Don Francisco de Montalvo, dio al gobernador de Santa Marta, don Pedro Ruiz de Porras, para la expedición del Capitán Valentín Capmani contra Barranquilla. Archivo Histórico Nacional. Guerra y Marina, Anexo, Tomo 130, Folios 603r a 603r. 2. Preámbulos de la toma de Barranquilla por el Capitán Valentin Capmani el 25 de abril de 1815. Archivo Histórico Nacional. Guerra y Marina, Anexo. Tomo 130, Folio 678r. 3. Respuesta de la Municipalidad de Barranquilla al Parlamento del Capitán Valentín Capmani, con el que los

Blanco, José A. Obras completas. Tomo I. Barranquilla. Capítulo: El censo del Departamento del Atlántico (Partido de Tierradentro) en el año 1777. Un estudio de geografía histórica. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2011, p. 275. 2  Blanco, 2011. Obras completas, p. 276-277. 3  Blanco, José A. Obras completas. Tomo I. Barranquilla. Capítulo: Militares del Departamento del Atlántico en la Independencia. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2011, p. 275. 4  Vergara, José Ramón y Baena, Fernando. Barranquilla: su pasado y su presente. Barranquilla: Taller Tipografía del Banco Dugand, 1922, p. 107. 5  Solano, Sergio Paolo. “El Puerto de Sabanilla durante el período colonial, I y II”. En: Huellas, Revista de la Universidad del Norte, Nº 16 y 17. Barranquilla: Uninorte, 1986, p. 4. Véase también, Blanco, 2011. Obras completas, p. 282. 6  Sobre las disensiones en Cartagena hay suficiente bibliografía: Sourdis, Adelaida. Cartagena de Indias durante la primera república, 1810.1815. Bogotá: Banco de la República, 1988; Calvo, H. y Meisel, A. (eds.) Cartagena de Indias y su historia. Cartagena: Universidad Jorge Tadeo Lozano, 1998; Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación: región, clase y raza 1 

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Corrales, Manuel Ezequiel. Efemérides y Anales de Estado de Bolívar. Bogotá: Casa editorial de J.J. Pérez, 1889. 4 V. De la Espriella, Alfredo. Imagen temporal de Barranquilla. Folleto publicado en los años sesenta del siglo XX por la Editorial Mejoras. García Zamudio, Nicolás. “La división departamental y los orígenes del municipio en Colombia”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. V. XX. Nr. 227. Bogotá: 1933. Gonzalez Rubio, Carlos. Ensayos bolivarianos. Barranquilla independiente. Barranquilla: Editorial MejoSimón Bolívar coronado de laureles. ras, 1980. ———“Combate e incenhabía conminado a rendirse. Archivo Histórico Nacional, dio de Barranquilla”. En: Revista Barranquilla Gráfica. Guerra y Marina, Anexo, Tomo 130, Folios 680r a 680v. Barranquilla: 1979. 4. Parte de Victoria que el Capitán Valentín Capmaní dio Laffite Carles, Christiane. La Costa Colombiana del Caribe sobre la toma de Barranquilla, 25 de abril de 1815. Archi(1810-1830). Bogotá: Banco de la República, 1995. vo Histórico Nacional, Guerra y Marina, Anexo. Tomo 130, Lemaitre, Eduardo. Breve historia de Cartagena, 1501-1901. Folios 703r a 704r. Bogotá: 1981. 5. Segundo y detallado parte de victoria dado por el Capitán Malabet, Domingo. Barranquilla y la guerra de Independencia. Valentín Capmaní con motivo de la toma de Barranquilla. “Relato del señor don Domingo Malabet” (1892. InconcluArchivo Histórico Nacional, Guerra y Marina, Anexo, Tomo so). En: Vergara y Baena. Barranquilla, su pasado y su 130, Folios 694r a 696v. presente. 1922, p. 105-109. Corrales, Manuel Ezequiel. Documentos para la historia de la Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación: región, clase y raza Provincia de Cartagena de Indias hoy Estado Soberano de en el Caribe colombiano (1717-1821). Bogotá: Banco de la Bolívar en la Unión Colombiana. 2 v. Bogotá: Imprenta MeRepública, 1998. dardo Rivas, 1883-1884. Páez Polo, Esteban. Simón Bolívar en Barranquilla. Vergara, Ramón y Baena, Fernando. Barranquilla, su pasado Barranquilla: Editorial Mejoras, 1980. y su presente. Barranquilla, Banco Dugand, 1922. Varios Pino, Elías. “Casos de continuidad y ruptura: la crisis de la Documentos oficiales. Gran Colombia”. En: UNESCO, Historia General de Améri- Manuel Rodriguez Torices. Decreto del 7 de abril de ca Latina. Volumen V. París, 2003. 1813, p. 110-111. Restrepo, José Manuel. Historia de la Revolución de Colombia. - Virrey Francisco de Montalvo a su sucesor Juan de Sá(1825) Medellín: Editorial Bedout, 1969. mano. Abril de 1815. Instrucción sobre el estado en que Román Bazurto, Enrique. El Caribe: mar de la Libertad. deja el Nuevo Reino de Granada, p. 119-120. Barranquilla: 1996. Ropain de Leon, Claudio. “Rodríguez Torices en Barranquilla”. Bibliografía En: Revista Barranquilla Gráfica. Barranquilla: 1979. ———“Bolívar, huésped de Barranquilla en dos ocasiones”. Alarcón, José. Compendio de historia del Departamento del En: Revista Barranquilla Gráfica. Barranquilla: 1979. Magdalena. Bogotá: Editorial El Voto Nacional, 1963. Becerra J., Jorge. Historia de la Diócesis de Barranquilla. A Solano, Sergio Paolo. “El Puerto de Sabanilla durante el período colonial, I y II”. En: Huellas, Revista de la Universidad través de la biografía del padre Pedro María Revollo. Bogodel Norte, Nº 16 y 17. Barranquilla: Uninorte, 1986. tá: Banco de la República, 1993. Sourdis, Adelaida. Cartagena de Indias durante la primera reBell Lemus, Gustavo. Cartagena de Indias: de la Colonia a la pública, 1810-1815. Bogotá: Banco de la República, 1988. República. Bogotá: Fundación Guberek, 1991. ———El Consejo de Guerra de los mártires de Cartagena en Blanco Barros, José A. “Militares del Departamento del At1916. Bogotá: Academia Colombiana de la Historia, 2009. lántico en la Independencia”. En: Obras completas. Tomo ———“Cinco libros sobre la Independencia de Cartagena”. En: I. Barranquilla. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2011. Calvo, H. y Meisel, A. (eds.) Cartagena de Indias y su his———“El censo del Departamento del Atlántico (Partido de toria. Cartagena: Universidad Jorge Tadeo Lozano, 1998. Tierradentro) en 1777”. En: Boletín de la Sociedad GeoTisnes, Roberto. La Independencia en la Costa Atlántica. Bogográfica de Colombia. Vol. XXVII, No 104. Bogotá, 1972. tá: Academia Colombiana de Historia. Biblioteca de HistoTambién en: Obras completas. Tomo I. Barranquilla. ria Nacional. Editorial Kelly, 1976. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2011. Cerra, Gregorio. “Biografía del Almirante Padilla”. En: Gaceta Vergara, José Ramón y Baena, Fernando. Barranquilla: su pasado y su presente. Barranquilla: Taller Tipografía del de Bolívar, 11 de noviembre de 1871. El Carmen, 1871. Banco Dugand, 1922. Chust, Miguel. “La coyuntura de la crisis: España, América”. En: Unesco. Historia General de América Latina. Volumen Urueta, José P. El gran almirante José Padilla. Cartagena: Tipografía de Antonio Araújo, 1889. V. París, 2003.

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El presidente Rodríguez Torices, quien nos hizo “villanos”

Rodolfo Zambrano Moreno* Corría el año de 1813, en la Provin­ esos datos son puestos a la conside­ cia de Cartagena, cuando su pre­ ración de los educandos, para des­ sidente, D. Manuel Rodríguez To­ pertar su curiosidad o su amor por rices —y dictador, según palabras estos temas culturales. del historiador Eduardo Lemaitre Rodríguez Torices, al año de de­ Román—, decidió elevar a la cate­ clarar Villa a Barranquilla, fue ele­ goría de Villa, un 7 de abril, al sitio gido presidente del triunvirato que, de libres de Barranquilla, cercano en Santa Fe de Bogotá, junto con a Soledad y Malambo, y en tierras el payanés Camilo Torres Tenorio y pertenecientes anteriormente a la Custodio García Rovira, dirigió a las Encomienda de Galapa, de la fami­ Provincias Unidas de la Nueva Gra­ lia de D. Nicolás de Barros y Guerra. nada —es decir un presidente de la ¿Por qué Galapa era la sede de la república— dentro de una junta de encomienda? Pues porque allí había poder. indios mocanás para trabajar y para Algo así como cuando el Gral. Manuel Rodríguez Torices evangelizar. El rey elevó a esa cate­ Gabriel París, “primus inter pares”, goría a la Hacienda de San Nicolás presidió la Junta Militar que designó el Tte. Gral. por dos generaciones, para el goce de D. Nicolás Gustavo Rojas Pinilla, al resignar el mando y de Barros y de su hijo D. Pedro, según consta en abandonar el país rumbo a la España franquis­ el testamento recogido por José Agustín Blanco ta —otro Gobierno fuerte— para exiliarse; man­ Barros, en el tomo “Encomiendas, haciendas y do que fue ratificado constitucionalmente por un pueblos”, publicado por Ediciones Uninorte y la plebiscito que dio origen al denominado Frente Gobernación del Atlántico. Nacional, con 16 años de alternación en el poder, El dictador Rodríguez Torices, que en Ba­ por el partido Liberal, que lo inició con el bogo­ rranquilla pocos conocen, salvo el mundillo de tanísimo Alberto Lleras Camargo, y culminó con historiadores de las universidades que desarro­ el conservador huilense Misael Pastrana Borrero. llan estos programas, más contados aficionados, Vencedores los ejércitos de la reconquista es­ pues algunos solo recuerdan ese nombre por un pañola al mando del Gral. D. Pablo Morillo, des­ equipo de béisbol, el Torices, cuando los cartage­ pués del sitio y rendición de Cartagena por ham­ neros venían con ese equipo y el Kola, que llegaba bre, contra toda la opinión andina, estas fuerzas acompañado de “Quique Man”, su patrocinador, marcharon sobre Santa Fe de Bogotá, remontaron D. Henrique L. Román, para jugar con el Willard el río Magdalena y llegaron a la Sabana entrando de los Peláez. D. Mike Schmulsson, D. Chelo de por Zipaquirá. La élite santafereña les halaga re­ Castro y el Mono Peláez bien saben de eso. En cibiéndoles con arcos de flores, adulándolos, cosa las escuelas públicas, ni tampoco en las privadas, que el invasor desprecia, para terror de los crio­ llos que se habían pasado del bando del virrey * Miembro de la Acade­mia de la Historia de Barranquilla; Sámano, a quien depusieron antes y junto con columnista de Diario del Caribe y El Heraldo, y comentarista en la virreina habían encarcelado temporalmente, Telecaribe; actualmente es asesor de la Alcaldía de Barranquilla. 30

Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 30-32. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

para pasarse hacia el partido independentista, y ya tomada y diezmada su población, esquilmados ahora intentaban congraciarse con los ejércitos los residentes supérstites y en manos del enemi­ de la reconquista. El entendible temor a las bayo­ go, así que se retiraron a las carreras hacia Po­ netas, y a las noticias de los fusilamientos de la payán, adonde entre los parientes de Torres y Te­ élite de Cartagena, más las expropiaciones, cuyos norio y la élite terrateniente y esclavista caucana, familiares en Santa Fe conocían muy bien, por todavía con sus fuerzas intactas, era más fácil los pedidos de ayuda de los nuevos pobres —sus encontrar amparo. Pero los intereses económicos parientes— de la Plaza Fuerte, abandonada por primero se defienden ellos, y Popayán acogió al ellos y vencida por la falta de apoyo para romper nuevo amo. Ambos copresidentes fueron captura­ el sitio. Un ataque por la retaguardia a las fuer­ dos junto con otros patriotas y remitidos a Santa zas del Pacificador, que en 106 días había sufri­ Fe de Bogotá, y luego de un rápido juicio por trai­ do las inclemencias del clima y las enfermedades ción a S.M. Fernando VII, al igual que sucedió en tropicales, pudo haber cambiado el equilibrio de Cartagena, también fueron fusilados. Algunos por la espalda y después colgados de la horca. Igual­ la guerra. El almirante Vernon, con una flota británica mente fue pasado por las armas D. Manuel Ro­ tres veces más grande, tuvo que abandonar el dríguez Torices por haber ejercido el mando como sitio, así hubiera semidestruido a cañonazos las presidente —el mal ejemplo independentista te­ fortalezas de San Fernando y San José de Boca­ nía que ser erradicado de manera ejemplarizante. chica, y maltratado el fuerte de San Sebastián del Solo se salvó D. Lino de Pombo O’Donnell, quien, Pastelillo, así como el lienzo de la muralla que de­ al conocer el Tribunal Supremo que era cercano fiende el arrabal de Getsemaní. Pero se tuvo que y protegido de una dama de la corte de la reina, ir con muy fuertes bajas que le ocasionaron los al leerse la sentencia, en el sitio de la ejecución, sitiados y las enfermedades tropicales que ayuda­ su nombre, misteriosamente, no apareció escrito. ron, por supuesto. Las medallas conmemorativas ¿El poder de la Secretaría? Siempre ha sido bue­ del rendimiento del irreductible jefe de la plaza, no contar con parientes o amigos (as) cercanos al D. Blas de Lezo, cojo, manco y tuerto, hincado Poder. Eso sí, lo mandaron custodiado al destierro vía ante el almirante Vernon se quedaron acuñadas y subsisten en colecciones de museos, como el Cartagena —qué cambio—; las amigas bien ubi­ cadas son un tesoro: recomiendan y piden con triunfo que no fue... Ese apoyo negado desde Santa Fe y Popayán pasión. Rodríguez Torices y Camilo Torres, des­ por celos de poder y confianza en la lejanía de un pués de ejecutados, sus cuerpos fueron descuar­ incómodo viaje para la infantería trepando hasta tizados y sus miembros exhibidos en la plazuela la meseta andina, atravesando unos inhóspitos de San Diego y en la hoy Estación del Tren de la caminos reales, los perdió, pero a todos. No había Sabana. Las cabezas clavadas en una pica para terror y escarmiento general. champanes para tantos soldados y caballos. Los copresiden­ tes Camilo Torres y Tenorio y el muy jo­ ven cartagenero José nández de Ma­ Fer­ drid, recién habían asumido el mando de la república, pues ante la llegada de los ejércitos españoles, más numerosos, na­ die lo quería ejercer previendo una de­ rrota por la gran dis­ paridad de fuerzas. Fernández Madrid no encontraría re­ fugio en su ciudad, Generoso Jaspe, Fusilamiento de los próceres de Cartagena, 24 feb., 1816.

(Museo Nacional de Colombia)

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Para la Villa de Barran­quilla hay dos personajes del siglo XIX que incidie­ ron favorablemente en nuestro progreso. El presidente To­ rices, que nos dio estatus de “villa­ nos” y el Gral. To­ más Cipriano de Mosquera, cuatro veces presidente de Colombia y quien rompiendo el mono­ polio del comercio internacional por Cartagena, abrió la bahía de Sabanilla 7 de noviembre de 1830, por Gabriel Atencio Ruiz * (óleo sobre lienzo, 3.00 x 1.80 m). El Libertador llega en el coche de Juan Visbal, desde Soledad, a la casa de los Molinares (esq. del Cañón Verde, costado de la Iglesia de San Nicoa la carga impor­ D. Pedro lás), acompañado de su comitiva de generales Mariano Montilla y Juan Glen a caballo y una escolta de granaderos de a pie. tada. A partir de ese momento, se habilitó el canal de la Piña como cumentos, protocolos notariales, publicaciones y concesión para D. Ramón B. Jimeno y el Gral. colecciones de prensa de desaparecidos diarios Ramón Santo Domingo Vila, pudientes persona­ barranquilleros —como La Nación, de Moreno & jes quienes lo mantenían abierto y navegable y Consuegra; La Prensa, de los Martínez Aparicio; cobraban por ello un peaje; los cargamentos arri­ el Diario del Comercio, de los Carbonell Baena; Ribaban a Barranquilla, la ciudad consumía lo suyo goletto, del Gral. Faraón Pertuz, y el Diario del Cay el resto, río Magdalena arriba, se internaba para ribe, de los Santo Domingo, los Santos, y también el abastecimiento nacional. Esa apertura multi­ de los señores Name, en su postrera etapa—, allí modal, como escala del transporte, enriqueció e se custodian. Allí me encontré una hermosa copia impulsó notoriamente la economía local. Tiempos caligrafiada de la Constitución de 1886, la llama­ después, se construye el muelle de Puerto Colom­ da Constitución de Núñez; pero como curiosidad bia y el tren de la Barranquilla Railway & Pier noté que está firmada su promulgación por otro Co. por el ingeniero cubano Francisco J. Cisne­ costeño, por el Gral. D. Juan Campo Serrano, ros, y el auge fue notorio. El imponente Edificio varias veces presidente del Estado Soberano del de la Aduana, construido por la administración Magdalena como encargado del poder ejecutivo del presidente Marco Fidel Suárez, es un testigo nacional. Uno de los designados de confianza del de mostrar. La bóveda adonde el administrador presidente Núñez, junto con D. Miguel Antonio D. Miguel Moreno Alba, que con el concurso del Caro, para ejercer oficialmente el mando mien­ arquitecto Leslie Airbouin levantó la imponen­ tras él y misiá Soledad Román, por telégrafo y en te construcción, guardaba celosamente el dine­ clave morse, movían los hilos del poder desde la ro de los impuestos aduaneros —la más grande terraza balcón de su quinta de El Cabrero. renta nacional de los años 20— del siglo pasado. ¿Cuándo será que volveremos a tener otros Ese sitio es hoy el despacho del director del Ar­ presidentes caribes...? chivo Histórico del Atlántico, adonde tantos do­ * Gabriel Atencio Ruiz . Desde que tiene memoria ha expresado las ideas que le inquietan con dibujos. En 1984 la familia se traslada a Caracas, donde ingresó a estudiar Artes Plásticas en la Escuela Cristóbal Rojas, en 1985.  En 1989 emprendió un viaje de peregrinación a Bombay (India), en cuya ruta debía hacer escala de dos semanas en Roma, donde tuvo la oportunidad de apreciar las maravillas de la Ciudad Eterna y el Vaticano, sitio este de sus añoranzas de adolescente, porque, desde que se inició en la senda del arte, su faro era el gran Miguel Ángel. Concibió, así, que el viaje tenía como objetivo providencial resolver inquietudes espirituales, reafirmándose en su vocación pictórica. Aún sin terminar sus estudios de pintura, quiso complementarlos con los de arquitectura, estudios que inició en la Universidad José María Vargas de Caracas. En 1996, se residencia nuevamente en Colombia, donde

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concluyó la arquitectura en la Universidad del Atlántico. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Venezuela y Colombia, donde ha recibido encargos oficiales y privados sobre diversos temas históricos y religiosos. Su pintura es tanto figurativa como paisajista, con excelente dominio de la figura humana y del tratamiento de la luz, fuertemente influenciado por los maestros del impresionismo. Se observa en su trabajo las leyes de la complementariedad y el contraste como resultado de la composición de colores puros, expresados con trazo firme y limpio en la luz coloreada obtenida de la pintura al aire libre. Pinta lo que ve y de la manera como lo percibe; de tal  forma que su intención es crear obras que capturen las escenas cotidianas de la vida, en su contexto socio-cultural entremezclándolas con el paisaje natural y la atmósfera de nuestros pueblos latinos.

Soledad en el proceso de la independencia

Alexander Vega Lugo*

Fotos de Alfredo Marcos María

El ‘sitio de libres’ de la porquera de San Antonio de Padua de la Soledad, hoy Soledad, es el municipio más antiguo del territorio del departamento del Atlántico en cuanto a poblamiento hispánico se refiere. Investigaciones adelantadas relativamente recientes demuestran que este municipio no fue fundado por Melchor Caro, como equivocadamente señala la tradición, sino que surgió en forma espontánea como sitio de vecinos libres en los tiempos coloniales a partir del establecimiento de una porquera llamada San Antonio, en honor al nombre de su propietario, el capitán Antonio Moreno de Estupiñán.

El

municipio de

Soledad

en su historia

Poco se ha escrito sobre la historia del municipio de Soledad. Son escasos los trabajos rigurosos que se han adelantado con las exigencias metodológicas y conceptuales propias de la disciplina histórica. El destacado profesor de arqueología Carlos Angulo Valdés, quien trabajó inicialmente con la Universidad del Atlántico, creador del Instituto de Investigaciones Etnológicas y del Museo de Antropología que se encuentra actualmente Barranquilla, 1967. Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Atlántico (1992). Magíster en Estudios Político-Económicos de la Universidad del Norte (1998). Coeditor de las Obras completas de José Agustín Blanco Barros. Se desempeña como docente estatal de la Institución Educativa Inobasol, Soledad, Atl., desde 2006. Es docente catedrático de la Universidad del Norte, desde 1995, vinculado a los Departamentos de Humanidades y Filosofía; Historia y Ciencias Sociales, y Ciencia Política y Gobierno.

en el edificio de la Facultad de Bellas Artes en Barranquilla, publicó en 1954 un trabajo titulado Colecciones arqueológicas superficiales de Barranquilla y Soledad.1 Este texto era el resultado de una exhaustiva investigación desde la arqueología sobre las evidencias de asentamientos de seres humanos que se establecieron en el territorio de lo que actualmente es Soledad y Barranquilla. Numerosas muestras de cerámica, encontradas en diferentes estratos o capas del subsuelo, permitieron conocer sus características externas y las técnicas de elaboración por parte de los antiguos pueblos de indios que poblaron lo que hoy es el departamento del Atlántico. El sitio excavado por el autor fue la Loma del Chuchal, localizado en la parte meridional del municipio. La toponimia del terreno se explica por la presencia significativa de conchas marinas (Ostra plumosa), que aparecen junto con la cerámica encontrada. La zona estudiada es una planicie inclinada hacia la ciénaga del Mamonal, que en un remoto pasado era una importante reserva de pesca y de caza de aves adaptadas a medios lacustres. El material lítico encontrado sirvió como evidencia para demostrar que ha sido temprano el poblamiento en estas latitudes tropicales que gozaban de una riqueza natural asombrosa. Ello le permitió concluir que nuestra historia no comenzó con la llegada de los españoles a suelo americano, sino que hunde sus raíces en una estructura de muy larga duración en los tiempos precolombinos. Los hallazgos realizados por Angulo Valdés —fruto de sus pacientes investigaciones— iluHuellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 33-40. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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minan un horizonte temporal amplio que puede ser complementado con los diversos relatos que elaboraron los cronistas de Indias, como fray Pedro Aguado, fray Pedro Simón o Juan de Castellanos, quienes describieron el encuentro entre españoles y aborígenes en los tiempos de la conquista ibérica. Lo anterior nos permite afirmar previamente que nuestra historia local y regional es de larga duración, por cuanto se tiene documentado desde la arqueología que la presencia de seres humanos en la región del Caribe colombiano se estima aproximadamente en el año 10.000 a.C. —con los cazadores recolectores— tal como lo revelan Angulo Valdés y Gerardo Reichel Dolmatoff en sus estudios de la época prehispánica2. Otro de los grandes académicos que ha realizado un aporte inmenso al conocimiento de la historia del municipio de Soledad es el geógrafo e historiador José Agustín Blanco Barros, nacido en 1922 en Sabanalarga, y durante mucho tiempo profesor de las universidades Nacional y Pontificia Javeriana de Bogotá. Su producción intelectual gira en torno a temas de geografía histórica soportados documentalmente, donde describe minuciosamente los cambios espaciales y geográfico-ambientales del antiguo Partido de Tierradentro —actual departamento del Atlántico— en tiempos de la colonización hispánica. En su libro titulado El norte de Tierradentro y los orígenes de Barranquilla, publicado en 1987 por el Banco de la República, Blanco Barros, basándose en documentos de la época colonial encontrados en el Archivo General de la Nación, logró demostrar que la versión tradicional sobre los orígenes de Soledad era falsa en términos históricos. Es decir, aquella que sostiene que el municipio atlanticense fue fundado por Melchor Caro en el año de 1610. Haciendo uso de sus conocimientos de paleografía, el profesor Blanco Barros encontró un documento de capital importancia, sobre las visitas que realizaban los oidores y visitadores a las distintas encomiendas con el ánimo de constatar si había abusos en contra de los aborígenes de parte de los encomenderos. Un personaje de nombre Juan de Villabona Zubiaurre3 es clave para entender los orígenes coloniales de Soledad, porque gracias a su informe —cuya copia reposa en el Archivo General de la Nación— se pudo conocer al capitán Antonio Moreno de Estupiñán, quien fuera el pro34

pietario de una porqueriza o porquera establecida en el año de 1598, en el actual espacio geográfico del municipio de Soledad. Lo anterior desmiente entonces la versión de la supuesta fundación en manos de Melchor Caro, personaje que se menciona incluso en la letra del himno soledeño. La evolución histórica en tiempos hispánicos tiene como centro de gravedad este establecimiento de criadero de porcinos. Posteriormente, Blanco Barros logra también demostrar cómo lo que hoy es Soledad se transformó en sitio de vecinos libres, es decir, de un asentamiento poblado por mestizos o pardos quienes generaron una dinámica en la economía y sociedad hispánica. Fue posible explicar estos cambios —en perspectiva histórica— gracias a los datos del primer censo que se realizó en territorio granadino por iniciativa de la Justicia Mayor en Tierradentro, Juan García Turín, en 1777. Padrón que fue solicitado por el gobierno de España en tiempos del gobierno de los Borbones con propósitos fiscales y políticos. La información recabada por esta autoridad se tuvo en cuenta para tener presentes los cambios en materia de reubicación demográfica y distribución espacial de la población, como ocurrió en el gobierno del virrey Sebastián Eslava. De acuerdo con el empadronador, Soledad tenía 2.062 habitantes, de los cuales 1.006 eran de sexo masculino (48%) y 1.056 eran de sexo femenino (51%). Este trabajo donde aparecen los datos censales goza de una significativa importancia histórica, por cuanto fue posible trazar un perfil de lo que era la Soledad colonial en sus actividades económicas, estructura social, vida cotidiana, composición demográfica, etc. Solo el 45% de la población era económicamente activa y, a diferencia de

cambios en la sociedad occidental. Algunos hechos de repercusiones universales, como la independencia de las trece colonias americanas en julio de 1776 —ante el poder británico—, impulsaron una oleada democrática inspirada en los principios e ideales del liberalismo de John Locke, lo que será un importante suceso de vastas y fecundas consecuencias de orden político expandiéndose por todo el mundo. La igualdad de condiciones, propia de la democracia moderna, será una fuerza histórica Casa de Pedro Juan Visbal, donde se hospedó el Libertador, y hoy funciona el Museo sin paralelo, circunstancia que Bolivariano. Fotos de Alfredo Marcos María. impresionó al genio político otros censos aplicados en otras regiones de lo que de Alexis de Tocqueville, un aristócrata francés, hoy es Colombia, no se discriminó sobre aquellas quien visitó los Estados Unidos de Norteamérica personas con algún tipo de discapacidad física o con el ánimo de estudiar las condiciones penitenmental4. En la parte final de este trabajo elabo- ciarias de ese gran país del norte. Como resultado rado por Blanco Barros se cita a Juan José Nie- de esa experiencia logró escribir una de las más to, un personaje importante por su participación importantes obras de la literatura política, La dea favor de la causa patriota quien escribió una mocracia en América (1835). obra titulada Geografía histórica y estadística de Un segundo suceso universal que influyó en la provincia de Cartagena hecha por cantones, pu- la conciencia revolucionaria de los criollos fue la blicada en 1839. En ella el autor afirma que: La Revolución francesa de 1789. A partir de ese mopoblación de ambos sexos es tan laboriosa y acti- mento, en Francia se inicia un radical cambio en va que hasta los jóvenes de la primera sociedad se su ordenamiento sociopolítico, lo cual significó ocupan frecuentemente en tejidos finos y curiosos, un rechazo a la monarquía y al Antiguo Régimen como calzonarias y otros que se han adelantado instaurándose una república moderna, con podehasta la perfección. Hay una gran parte de los res públicos separados en un complejo sistema hombres ocupados en la pesca y de todos ellos se de contrapesos tal como lo fundamentó teóricasacan soldados bizarros y valientes. La educación mente el barón de Montesquieu en su reconocida ha sido allí siempre bastante y se puede decir que obra El espíritu de las leyes (1748). Una de las Soledad es una [de las poblaciones] que aventajan más importantes consecuencias de orden polítien esto a los demás lugares de la provincia [...]5 co de este suceso histórico fue la Declaración de En lo concerniente a la pirámide poblacional los Derechos del Hombre y del Ciudadano, docu—elaborada por José Agustín Blanco Barros— mento que en la Nueva Granada fue traducido esta nos permite observar el perfil demográfico de al castellano por don Antonio Nariño, generando Soledad a fines del siglo XVIII, época clave para una mayor conciencia política favorable a la caucomprender el proceso de independencia ante el sa independentista. Dentro de esta marea revolupoder de la monarquía española, proceso político cionaria hay que destacar a Napoleón Bonaparque alcanzaría su momento culminante cuando te, quien invadió a España en 1808, nombrando el vecino puerto de Cartagena de Indias declaró como gobernante a su hermano José Bonaparte, generando una crisis política al separar de su su emancipación el 11 de noviembre de 1811. cargo al monarca español Fernando VII. Una cirSoledad en tiempos de la Independencia cunstancia como la anterior ocasionó un vacío de En materia política, ¿qué pasó en Soledad en poder que no fue plenamente aprovechado por los tiempos de la Independencia? Sobre este tema criollos en América; sin embargo, generó una de hay que tener en cuenta inicialmente el contexto las crisis más agudas en la relación de dominio de histórico de la época, caracterizada por grandes España ante sus colonias hispánicas. 35

La situación en la Nueva Granada, sensible a estos cambios de orden universal, reflejaba un creciente descontento y malestar de las élites criollas que reclamaban sus derechos políticos ante España. Todo esto refleja un hecho paradójico en la historia, y es que de Europa nos llegó inicialmente la conquista, la dominación, la imposición violenta de una historia y de un código de valores ajenos al nuestro que terminó por generar una cultura híbrida de rostro mestizo. Pero también de Europa nos llegó —a principios del XIX— ese viento de libertad con los ideales de la Ilustración, que se ve reflejado en la conciencia y praxis revolucionaria de las élites pardas que condujeron a una ruptura definitiva con el Imperio español en 1819. Un antecedente clave en este horizonte fue la temprana declaración de independencia del puerto de Cartagena de Indias, el 11 de noviembre de 1811, el más importante puerto esclavista de América del Sur y paso obligado del metálico (oro) que era extraído en ricas zonas auríferas que alimentaban el tesoro de la realeza hispánica. Sobre el proceso de independencia en el Caribe colombiano cabe destacar los trabajos de la distinguida historiadora Adelaida Sourdis Nájera, quien ha logrado contextualizar la naturaleza de estos conflictos políticos y su evolución en el tiempo. En ese sentido, invito al lector a consultar en la bibliografía de este trabajo algunas de las obras de esta prestigiosa historiadora costeña. Para nosotros los costeños, la fecha de la independencia de Cartagena de Indias es más importante en términos históricos que el grito de independencia de Santa Fe de Bogotá del 20 de julio de 1810. Todo lo anterior terminó por convulsionar la estructura política de la Nueva Granada, que se vio azotada por la actitud violenta del Pacificador, don Pablo Morillo, logrando liquidar a los más distinguidos y eximios patriotas, como el sabio Francisco José de Caldas, la mayor conciencia científica neogranadina en el campo de la geografía física, brutalmente asesinado por las huestes españolas en un intento desesperado por restaurar el dominio regio 36

en tierras americanas. En este horizonte hay que mencionar a Simón Bolívar, ese distinguido caraqueño que se convertirá en el más importante dirigente revolucionario y artífice de la independencia de varias de las nacientes repúblicas criollas. Es bien sabido que el Libertador estuvo en la Heroica y allí escribió El manifiesto de Cartagena, una proclama revolucionaria en donde animaba a los criollos a levantarse en contra del poder hispánico. En esta época de grandes transformaciones políticas, es importante señalar el papel que jugaron localidades vecinas en el proceso independentista. Barranquilla y Soledad, sitios que conformaban la antigua provincia de Cartagena, jugaron un papel activo y favorable a la causa de la emancipación del poder español. Resultado de ello, el gobernador don Manuel Rodríguez Torices le ofreció el título de ‘villa’ tanto a Barranquilla como a Soledad, en el año de 1813 en los días 7 de abril para la primera, y el 8 de marzo para la segunda en 1814, por su lealtad a la causa patriota. El documento original reza así: El ciudadano Manuel Rodríguez Torices presidente Gobernador del Estado de Cartagena de Indias á los habitantes de él, de qualquiera clase y condición que sean, hago saber: Que el Supremo Poder Legislativo del Estado legalmente congregado ha sancionado lo siguiente. La Cámara de Representantes del Estado de Cartagena de Indias, considerando los importantes servicios, que en la presente guerra ha hecho á la Patria el Sitio de Soledad al distrito capitular,

y departamento de Barranquilla, y que su población numerósa, necesita yá un establecimiento Municipal, y Jueces territoriales para su mayor decoro, pronta administración de Justicia, y arreglo de su policía interior; en sesión de este dia há decretado, y decreta lo siguiente: 1. Que el Sitio de Soledad actualmente del distrito capitular, y departamento de Barranquilla sea condecorado con el titulo de Villa de la SOLEDAD DE COLOMBIA. 2. Baxo este respecto se establezcan en dicho Sitio todas las corporaciones anexás al rango de Villas, con todos los fueros, y prerogativas que le corresponden por las leyes. 3. El escudo de armas de Villa de Soledad, será un campo verde con cielo claro, orlado con una guirnalda de flores, y en el centro de dicho campo una columna blanca con esta inscripción A LA CONSTANCIA EN LA DEFENSA DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA… En su conseqüencia ordéno, y mando á todos los Tribunales, Géfes, y Autoridades así Civiles, como Militares, y Eclesiásticas que lo obedezcan, y hagan obedecer cumplir, y executar en todas sus partes. Dado en el Palacio del Suprémo Poder executivo del Estado de Cartagena de Indias á ocho días del mes de Marzo de mil ochocientos catorce, quarto de nuestra Independencia. Manuel Rodríguez Torices, Presidente Gobernador del Estado. Luis Carrasquilla, Oficial Mayor. Es copia, Carrasquilla. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “villa” significa: Población que tiene algunos privilegios con que se distingue de las aldeas y lugares. Esto significó un reconocimiento político importante que determinará el destino de estas incipientes villas localizadas en el norte de la provincia de Cartagena. Hay que reconocer la acertada decisión política tomada por Rodríguez Torices, quien temiendo posibles rivalidades de poder entre Cartagena de Indias independiente y otros importantes puertos o ciudades costeñas —como es el caso de Mompox— quiso establecer unas lealtades entre Barranquilla y Soledad en beneficio del antiguo puerto esclavista cartagenero. De igual manera, con este reconocimiento hubo un ascenso de orden administrativo en el sentido de que los cabildos de estas jóvenes ciudades podían exigir tributación a sus habitantes, y, además, confirma

su vocación por la libertad correspondiente a su histórica condición de sitios de libres. Curiosamente, en un estudio realizado por el historiador José Lobo Romero se cuenta que estas villas tuvieron ciertas deslealtades entre sí, que ponen en evidencia los diferentes intereses políticos que abrazaron las élites y familias distinguidas que vivían en estas localidades. El personaje Pedro Juan Visbal, propietario de lo que actualmente es el Museo Bolivariano, localizado en la plaza de Soledad, lugar donde alojó al Libertador en octubre de 1830, cuando Bolívar estuvo de paso por nuestro municipio poco antes de su muerte, en verdad fue un traidor a la causa patriota. Lobo Romero, con ese habitual rigor que caracteriza sus estudios históricos, incorporó a su trabajo un documento —proporcionado por José Agustín Blanco— encontrado en el fondo Guerra y Marina en el Archivo General de la Nación, demuestra que, quien le da posada a Bolívar en sus últimos días, tuvo intereses favorables a la restauración española y fue colaborador del régimen hispánico, siendo un enemigo de la causa criolla6. En su reciente libro, este distinguido historiador reafirma tal suceso: […] Pedro Juan, quien denunció a varios patriotas soledeños ante el sanguinario Francisco Montalvo, a cambio del privilegio del transporte que le dieron de Honda hasta Barranquilla y Soledad, además del cargo de Alcalde Pedáneo de esta parroquia7. La estancia de Bolívar en la villa de Soledad ha sido documentada por uno de los más destacados historiadores y biógrafos del Libertador, me refiero al anglosajón John Lynch, quien publicó en el año 2006 su obra titulada Simón Bolivar: una 37

vida. Señala el notable historiador que: José Palacios y unos pocos amigos lo trasladaron a Soledad en octubre de 1830, desde donde Wilson informa que lo vio “muy enfermo, muy destruido”, apenas con fuerzas para conseguir caminar de un lado a otro de su habitación y con el ánimo apesadumbrado8. En materia política no fue realmente importante la presencia transitoria de Bolívar en Soledad. Como bien se conoce, fueron sus últimos días de vida y experimentaba un gran desencanto ante ese vigoroso esfuerzo que implicó la guerra a muerte a España y sus estériles resultados en materia de libertad republicana, circunstancias que lo habían sumergido en una postración anímica realmente perturbadora. En otro orden de ideas, acerca de los estudios republicanos sobre Soledad, José Agustín Blanco Barros, tiene dos trabajos inéditos donde destaca cómo en el ejército patriota tuvieron presencia destacados soldados y militares nacidos en este municipio, y su importancia a favor de la independencia. El primero de esos trabajos se titula Toma de Barranquilla en 1815 por el Capitán Valentin Capmani. Este capitán de guerra —de origen catalán— cuyo apellido significa “cabezón” (de cap = cabeza y mani = magno o grande) y quien estuvo al servicio de Pablo Morillo, llegó a sofocar cualquier brote patriota en Barranquilla y en el bajo Magdalena. Señala Blanco Barros el papel de algunas mujeres soledeñas y barranquilleras que ayudaron a transportar municiones en el fortín de El Chuchal (Veranillo). Pone entonces en evidencia la participación de Soledad a favor de este proceso emancipatorio: Al día siguiente dos bongos de la flotilla enemiga se movieron río arriba, subieron hasta frente a Soledad y allí pasaron la noche; se supuso entonces y no sin fundamento, que uno de los jefes realistas estuvo en tierra a recoger de sus espías todos los informes convenientes [...] en tanto que otras mujeres más varoniles se habían quedado a presenciar el acontecimiento, ayudar y socorrer a sus esposos, hermanos y parientes comprometidos en la defensa. Muchas de estas mujeres, antes del conflicto, transportaron en sus hombros o en sus regazos, cantidades de Pertrechos necesarios a los puntos convenientes y 38

ayudaron a conducir, capitaneadas por varios vecinos de alguna significación hasta el improvisado fortín de El Chuchal [...]9 En un segundo trabajo, titulado Militares del departamento del Atlántico en la Independencia”, en el que basándose en fuentes documentales de la Notaría Primera de Barranquilla y gracias al aporte del historiador (ya fallecido) Claudio Ropaín de León, logró reconstruir la vida del militar costeño Blas Barros Oñoro, hijo legítimo de Sebastián de Barros, de oficio labrador, que en el censo de 1777 tenía 24 años de edad, casado con María Magdalena Oñoro de 18 años. Todas las circunstancias y dificultades de este valiente militar quedan demostradas en este impresionante trabajo de Blanco Barros en el que pone de relieve su gran formación académica como historiador y geógrafo. Allí también se refiere a la participación de militares soledeños a favor de la causa patriota; particularmente menciona el caso del capitán Gregorio Osorio, nacido en Soledad, de quien encontró datos valiosos en el Archivo Histórico Nacional en el fondo de Hojas de Servicio, Tomo 33. En un fragmento dice el documento: Señor Juez 1º del cantón. Gregorio Osorio, Capitán efectivo de ejército en uso de letras de retiro ante U. con el debido respeto represento: Que conviene a mi derecho a levantar información sobre mis servicios hechos a la Patria. Y para lograr este objeto he de merecer de U. se sirva llamar e interrogar al Ciudadano Antonio Piedrahita sobre los puntos siguientes [...] A U. suplico se me entreguen originales por

ser de Justicia. En Cartagena a 23 de Noviembre de 1837 (firmado) José Gregorio Osorio [...]10 Finalmente, y tal como lo hemos visto, Soledad jugó un papel determinante en el Caribe colombiano favorable a los ideales patriotas y su historia. Con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, está por escribirse ampliamente para generar una conciencia histórica que sirva a la vida, a fin de comprender su presente y, de esa manera explorar, sus posibilidades hacia el futuro. Que este trabajo —lo digo una vez más— sea entendido como una aproximación al tema de la apasionante historia de este municipio.

Notas  Angulo Valdés, Carlos (1954). Colecciones arqueológicas superficiales de Barranquilla y Soledad. Barranquilla: Universidad del Atlántico, Instituto de Investigación Etnológica. Barranquilla. 2  Angulo Valdés, Carlos (1995). Modos de vida en la prehistoria de la llanura Atlántica de Colombia. CERES, Universidad del Norte. Barranquilla. 3  Archivo General de la Nación. Fondo: Visitas. Sección Colonia. Subfondo: Visitas-Bolívar. Sección 62, 8. D. 1. Legajo 8. Diligencias de visitas (visita a iglesia, descripción de indios, elección de cacique, información secreta, auto de población, cargos y sentencia contra administradores practicadas por el Visitador Juan de Villabona Zubiaurre en el pueblo de Paluato, encomendado en Gerónimo de Portugal y Córdoba. En algunas probanzas se incluyen otros pueblos, como Cipacua y Turbaco, pertenecientes a dicho encomendero (1610-1611). Folios: 1-238. Folio en blanco 170. 4  Blanco Barros, José Agustín (1990). “Investigaciones acerca del primer censo en Colombia”. En: Revista Colombiana de Estadística. Vols., 21-22. Bogotá, Colombia. 5  Nieto, Juan José. (1839) Geografía Histórica y Estadística de la Provincia de Cartagena hecha por cantones. En: Blanco Barros, José Agustín (1990). “Investigaciones acerca del primer censo en Colombia”. Revista Colombiana de Estadística. Vols. 21-22. Bogotá. 6  Lobo Romero, José (1997). “Deslealtades republicanas en las incipientes villas de Barranquilla y Soledad”. En: Revista Historia Caribe. Volumen I, Número 2. Revista de la 1

Asociación Colombiana de Historiadores. Capítulo Atlántico. Barranquilla, Colombia. 7  Lobo Romero, José (2012). Hitos históricos de los municipios de Santo Tomás y Palmar de Varela. Sibila Eds., Barranquilla, Colombia, p. 78. 8  Lynch, John. (2006). Simón Bolívar. Editorial Crítica. Barcelona, España, p. 367. 9  Blanco Barros, José Agustín (1994-2007). Toma de Barranquilla en 1815 por el capitán Valentín Capmani. (Manuscrito inédito). 10  Blanco Barros, José Agustín (2007). Militares del departamento del Atlántico en la Independencia (Manuscrito inédito).

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Fuentes

documentales

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Cronología 1562: Felipe II autorizó a los indios de Malamboviejo para que el puerto correspondiente a dicha encomienda tuviera un mesón o casa de huéspedes. 1598: El licenciado Muñiz de Nava desde Cartagena dio permi-

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so escrito al capitán de infantería Antonio Moreno de Estupiñán para que fundara una porquera en la Barranca de Moreno, la cual con el tiempo se transformó en Soledad. En este año se inician las actividades propiamente dicha de la porquera de San Antonio. 1602: En Paluato cesó la administración de la encomienda de parte de Antonio de Moreno de Estupiñán. 1603: La señora María Carrillo, viuda de Sancho de Guitar y Arce, asume personalmente la administración de esta encomienda (Paluato) hasta 1607. 1650: En agosto se abrió el canal del Dique con el objetivo de comunicar el puerto de Cartagena de Indias con el río Grande de la Magdalena. 1710: En Soledad algunas de las vecinas tenían criadas o “concertadas” indígenas contratadas de Malambo. 1738: La consolidación del sitio de San Antonio de la Soledad se hizo evidente en el hecho de que varios de sus vecinos, asociados con otros de Barranquilla (108), en total compraron en este año, a Alonso Téllez y su esposa Antonia del Campo, las tierras de Carretal, que tenían una extensión de 14 caballerías. 1743: Cuando gobernaba el virrey Sebastián de Eslava, Soledad tenía alcalde “pedáneo”, que lo era también de Barranquilla. En este mismo año logra su categoría de ‘parroquia’. 1744: La escrituración de otras tierras rurales del vecindario de Soledad era cuestión firme, como se resume de los documentos correspondientes al litigio entre varios vecinos del lugar y el alcalde Francisco Pérez de Vargas. 1754: Fallece en Soledad, el 7 de mayo, el alcalde Francisco Pérez de Vargas. 1762: Gente de Barranquilla, Soledad y Tubará estaba metida en la actividad matutera (contrabando). 1777: El censo adelantado por Juan García Turín (justicia mayor) en Tierradentro señala que Soledad tenía 2.062 almas y carecía de anexos o agregaciones: “Sitio y Feligresía de San Antonio de Padua de la Soledad, situado a orillas del Río de la Magdalena, distante legua y media de Barranquilla, donde hay Iglesia, Parroquia independiente de un Cura Administrador”. 1788: El 24 de mayo nace en Cartagena Manuel Rodríguez Torices. 1793: Alrededor del mes de diciembre, don Antonio Nariño tradujo al castellano la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, promulgada por la Asamblea Nacional Francesa de 1789. 1801: A raíz de cierta pretensión de algunos vecinos de Barranquilla encabezados por José Antonio de Barros, contra el apoderado de dichas tierras Alejandro Vidales Blanco, la autoridad fijó definitivamente en la orilla septentrional del arroyo El Lindero los límites entre los sitios de la Barranquilla de San Nicolás y de San Antonio de la Soledad. 1811: El 11 de noviembre la ciudad puerto de Cartagena de Indias declara su independencia de España. 1812: Manuel Rodríguez Torices presidió la Convención General del Estado de Cartagena el 21 de enero. El 25 de marzo obtuvo las facultades de dictador. Posteriormente fue elegido presidente del Estado de Cartagena. 1813: El 7 de abril don Manuel Rodríguez Torices erige en villa a Barranquilla por su participación valerosa en favor de la causa de independencia. 1814: Soledad es erigida en villa el 8 de marzo. 1815: El 25 de abril, Barranquilla es tomada por el capitán de guerra Valentín Capmani. El 6 de septiembre Bolívar escribe la Carta de Jamaica en Kingston. 1816: El 2 de octubre es ahorcado en Bogotá don Manuel Rodríguez Torices, quien fuera el presidente del Estado de Cartagena. 1824: Soledad es cabecera del tercer cantón de la Provincia de Cartagena. 1830: El 15 de octubre estuvo de paso por Soledad el Libertador Simón Bolívar. El 17 de diciembre en una quinta del español Joaquín de Mier, San Pedro Alejandrino en Santa Marta, fallece Bolivar en presencia de su médico el doctor Révérend y de los generales José María Carreño, José Laurencio Silva y Mariano Montilla.

Santo Tomás de Villanueva y su contribución a la independencia de la provincia de Cartagena y de Colombia José Isaías Lobo Romero* En el decreto mediante el cual el gobierno del Estado de Cartagena erige al sitio de Barranquilla en villa, el 7 de abril de 1813, capital del Departamento de Barlovento, se le asignan a esta entidad territorial “por distritos los Partidos de Barranquilla y Santo Tomás, con los sitios y pueblos de su actual comprensión”1. Lo del partido de Barranquilla me era comprensible, por haber escrito para la revista Historia Caribe “Barranquilla: de villa a ciudad”, pero no la distinción que se hizo de Santo Tomás, y más si repasamos el texto que sostiene: “Deseando la Cámara de Representantes de Cartagena ofrecer a los pueblos una prueba de su atención y cuidado en premiar el mérito de los que en la actual regeneración han dado pruebas más visibles de su patriotismo y amor a la causa de nuestra independencia de la dominación española; y bien certificada de las ventajosas proporciones de los distinguidos servicios del sitio de Barranquilla y su territorio, que tanto en la última guerra con la vecina provincia de Santa Marta, como en la actual turbación, ha concurrido eficazmente a las miras del Gobierno”2. Si al sitio de Barranquilla lo certificaron por su lealtad y esfuerzos en favor de la independencia de Cartagena, premiándola por su visible patriotismo y “amor a la causa de nuestra independencia de la dominación española”, el sitio de Santo Tomás, convertido en distrito del Departamento de Barlovento, se entiende, también fue premiado. Pero, ¿por qué gesto patriótico visible? Es un interrogante a resolver. ¿Cuáles eran el territorio y pueblos de su comprensión?, segunda inquietud. Se intuye que Santo Tomás debía tener una * Historiador. Universidad del Atlántico.

tradición colonial de cierta estimación histórica en la división administrativa en la Provincia de Cartagena, no investigada; no conocida. El sitio tomasino debió existir en 1666, si se considera lo afirmado en un documento de 1747 referente a las medidas limítrofes de un sector de las 24 caballerías de tierras de merced del capitán de caballería Bartholomé de la Hoz, que por orden del virrey Eslava se le practicaron, en un proceso de adjudicación de tierras solicitada por el alférez Eufrasio Cabarcas, residenciado en el sitio de Sabanalarga. Según el documento, página 9, el capitán de la Hoz, al exigírsele mostrar papeles de legalidad de posesión del predio, mostró uno que “data del 10 de octubre de 1666”3. Las mercedes de tierra se concedían a quienes durante diez años previos habían realizado colonización, es decir, haber poblado, cultivado las tierras, introducido y criado ganado. El documento identifica al sitio con el nombre de “las Barrancas de Santo Tomás de Villanueva”4. En 1681 Santo Tomás de Villanueva ya figura en un oficio colonial como parroquia, administrándola “Don Juan Gabriel de Carvajal”5. Es la más antigua de Tierradentro. El linaje de los De la Hoz, propietario de las 24 caballerías de tierra, hasta 18666, fue, sin duda, el agente indispensable de la formación del sitio tomasino, y por derecho patronal proponente de la parroquia. El fundamento pudo partir de una vieja usanza del derecho eclesiástico español trasmitido a sus colonias, con mayor razón, en la que correspondiendo al gesto del terrateniente que construía y amoblaba una iglesia, se le confería el estatus parroquial al sitio de su morada7. Ganaderos y usufructuarios de la barranca o puerto que le Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 41-49. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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dio el nombre primigenio al lugar administraron también la tierra de capellanía, dos caballerías, dedicadas al patrono santo Tomás de Villanueva; fueron párrocos don Pedro de la Hoz y Fernando de la Hoz en 1768 y 1772, respectivamente; y todavía más allá del medio siglo XIX disponía de ella el presbítero José Gregorio de la Hoz8. La importancia de esta parroquia en la provincia de Cartagena fue tan reconocida que en 1745 su administrador lo fue “el Bachiller Don Joseph Valentín Rodríguez, Cura Vicario, Juez Eclesiástico y de Diezmos y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Todo este Partido de Tierradentro”9; y por lo acontecido en las festividades eclesiásticas organizadas para la inauguración del segundo templo, el 22 de septiembre de 1750, a las que asistieron los rectores de las parroquias y feligresías de la juridicidad eclesiástica de Santo Tomás; con el acompañamiento del delegado obispal, el sacristán mayor de Cartagena don Santiago Camargo. Hubo un fuerte enfrentamiento entre la jerarquía católica, presidida por Joseph Valentín, directivo aún de la parroquia en esta fecha, y el capitán aguerra Jacinto Polo del Águila y Canencia, por la no asistencia de este a la entronización del Santísimo Sacramento, y quien concurrió, en cambio, a las fiestas populares que incluyeron comedias, entre otras actividades; y por haber soltado a un reo enviado a Santo Tomás, por el obispo de Cartagena, para que se le juzgara por cuestiones de matrimonio, desconociendo la justicia eclesial y quebrantando el entendimiento entre las jerarquías clerical y civil10. Jacinto Polo del Águila fue destituido del cargo. Con la llegada de la dinastía de los Borbones al poder metropolitano español, las antiguas relaciones de la Iglesia católica con la dinastía de los Austrias comenzaron a cambiar; la nueva dinastía afrancesada, con su reforma colonial, fue afirmando su poder civil en los territorios coloniales americanos. “Bajo el régimen ilustrado de Carlos III, la posición tradicional de la Iglesia como socio igualitario del Estado fue reemplazada por la clara subordinación”11. Toda parroquia debía tener un alcalde pedáneo, es decir, un juez de primera instancia, pero la tomasina funcionaba, además, como capitanía aguerra con jurisdicción sobre las parroquias y feligresías de Sabanagrande, Palmar de Varela, Juncalejo, Ponedera, Polonuevo, Baranoa, Candelaria, Sabanalarga y Santa Catalina12. En 1682 la preside como capitán aguerra el capitán de infantería don Juan Gabriel de Fontalba13. El territorio tomasino con esta calidad administrativa, con el interregno de 1776, hasta el tiempo 42

de la independencia. Fueron, además, capitanes aguerra Pablo José Molina, 1768 y 1776, Jaime Visbal, nombrado en 1789, e Ildefonso Coronel, 179414. Las capitanías aguerra se establecieron en aquellos lugares que se consideraban no solo estratégicos para la seguridad, sino que política y administrativamente tuvieran real importancia. Un capitán aguerra era un justicia mayor.15 Existieron en Tierradentro otras dos capitanías aguerra: la de Barranquilla-Soledad y la de Campo de la Cruz, al sur16. En la Noticia Historial de Peredo, 1772, se lee: “Santo Tomás: Feligresía de libres en las orillas de una ciénaga que forma el río de la Magdalena con sus crecientes que no habiéndolas carece del inmediato comercio del río, cuyo puerto dista media legua. Tiene 209 familias con 772 almas de confesión y 22 esclavos”17. Según el censo de 1777, tiene 741 habitantes y 136 casas18. Población joven, mulata esencialmente, que, de cero a cuarenta años, correspondía al 88%, 655 personas. No se hizo hincapié sobre la división social del trabajo. Al tiempo de la iniciación de las nuevas relaciones con la Iglesia católica, emergió la reforma militar para la defensa de las colonias hispanas; necesarias fueron la protección externa y, sobre todo, la interna luego del levantamiento de los comuneros en el Socorro en 1781; el contrabando, otra de las grandes preocupaciones del gobierno español, se convirtió en el enemigo mayor del fisco del Estado, había que contrarrestarlo. “El factor crucial que modeló la historia de la reforma militar en la Nueva Granada fue el controversial uso del ejército —aparte de sus responsabilidades aceptadas en la defensa externa— como instrumento para el sostenimiento de la autoridad real en áreas de política interna. El régimen ilustrado de Carlos III, al tiempo que reducía su dependencia de la Iglesia y expulsaba a la compañía de Jesús de América, se aferraba a los militares para apuntalar su programa de reformas de la Nueva Granada”19. La creación de las milicias urbanas, 1787, hizo parte importante de la reforma militar. En la provincia de Cartagena la cuarta compañía de Tierradentro se organizó en la población de Santo Tomás, con sus agregaciones de Juncalejo y Palmar de Varela; la integraron 164 individuos, 108 casados y 56 solteros. La mayoría mulatos y agricultores. Hicieron parte don Miguel Lara, don Santos Castillo y don Juan Antonio Básquez; 13 milicianos eran blancos20. En Barranquilla se

Iglesia de Santo Tomás.

conformaron dieciséis compañías de infantería y dos de caballería.21 “El objetivo fundamental de la política de la milicia disciplinada era desarrollar, mediante la combinación de liderazgo efectivo, entrenamiento regular y sentido de orgullo corporativo, un cuerpo de ciudadanos militarmente capaces que en tiempo de crisis pudiera compartir el peso de la defensa. La estructura de mando consistía en un equilibrio de mando delicado entre el personal regular y el voluntario”.22 La formación de la milicia urbana fue un arma de doble filo porque, como se sostuvo en la justificación de dicha institución, “la combinación de liderazgo efectivo, entrenamiento regular y sentido de orgullo corporativo”, adquiridos con el correr del tiempo, estuvieron al servicio del orden deseado por el gobierno virreinal; pero también al alcance y desarrollo de una conciencia, para sí, del colectivo social de los criollos granadinos. Hacia el final del siglo XVIII, en los preludios revolucionarios, Santo Tomás y Sabanagrande cobraron un ascenso en las inquietudes del gobierno de Cartagena. Veamos lo que sostuvo don Francisco Jurado, administrador de las Reales Rentas del Tabaco: “Sabanagrande con su agregado Santo Tomás que dista una legua tienen un vecindario quasi equivalente a Soledad, y sin dejar de confesar que este es un lugar de más giro (comercio) y de personas más acomodadas y surgidas en estos últimos tiempos, no dejan de tener los de Sabanagrande su trato y en especies del país, y especialmente en algodones que es el principal, tal vez para su acopio de cosechas con mejor proporción que Soledad: tienen sus prensas; hacen sus embarcos y en fin tienen su giro: y su alcavala subsiste en arrendamiento tal vez algo equitativo, y quizás no estaría

mal a la Renta su salida (su cambio) a administración que encargados de en todo el Partido (de Tierradentro) de 40 aquellos sitios a el que tiene de la de Tabacos sería acreditado por la experiencia: y yo desde luego no tengo en embarazo en asegurar aumento en los ramos de ambos partidos”23. Sabanagrande se constituyó en el centro de acopio de las rentas reales para toda Tierradentro, en la provincia de Cartagena; y el recaudo de las rentas del tabaco se efectuaba por concesión, mientras que el administrador de aduana real, señor Ignacio Cavero, y el administrador de las rentas reales del aguardiente, señor Ignacio Narváez de la Torre, deseaban que las rentas reales del tabaco pasaran al régimen de administración provincial, que se creara un ministerio principal real con las funciones de un capitán aguerra, que recaudara otra rentas reales, y tuviera el nuevo funcionario su asiento en Soledad y no Sabanagrande; con la finalidad de controlar mejor el contrabando, que se había institucionalizado en el virreinato permitiendo la consolidación de los férreos lazos secretos que lleva consigo el delito compartido por la alta burocracia, según la opinión franca de don Francisco Jurado24. Sabanagrande y Santo Tomás constituyeron, hacia el final del siglo XVIII y comienzo del siglo XIX, un circuito de poder: centro de acopio de las rentas reales el primero, del que dependía el segundo, y el segundo, capitanía aguerra del que dependía el primero. Situación favorable para el papel del círculo poblacional y económico en la independencia de la provincia de Cartagena y de la República de Colombia. El sitio tomasino tuvo el privilegio de estar situado en un cruce de caminos que lo comunicaron con Cartagena y Santa Marta, y otros sitios destacados en las riberas del río Magdalena de ambas administraciones coloniales desde antaño;25 con Barranquilla y Soledad, siendo de principalísimo interés el camino que desde la barranca tomasina, en el río Magdalena, conectaba con el surgidero de Santa Verónica, en el mar Caribe; y el sendero de Matusalén, reconocida vía del contrabando. En 1768 se le siguió un juicio a Pablo Molina, capitán aguerra de Santo Tomás, un proceso judicial “por el delito de comercio prohibido”26. Pagó prisión en la Cárcel Real de Cartagena. 43

Los hechos expuestos en estas cuartillas son una aproximación sintética del contenido histórico colonial de la capitanía aguerra de Santo Tomás, base, sin lugar a dudas, del segundo distrito integrante del departamento de Barlovento. De modo que al estallar los movimientos de independencia en Cartagena y Santa Marta, las rivalidades entre estas capitales tenían que reflejarse, necesariamente, en las poblaciones de fronteras del territorio ribereño sobre el río Grande de la Magdalena. En tres momentos decisivos figura Santo Tomás en el proceso de emancipación del coloniaje español. En 1812, luego de que en Cartagena los “piñeristas”, apoyados en la acción efectiva revolucionaria de los artesanos de Getsemaní, 27 lograron la proclamación de independencia de la metrópoli ibérica, no sin las contradicciones de los “toledistas”. En contrapartida, la junta de gobierno separatista samaria constituida el 10 de agosto de 1810 —débil por su estructura anticolonialista, sin la presencia de un partido como el de los aristócratas toledistas cartageneros, que se plegaron al final, y carente de una dirigencia hábil y sin el apoyo popular, porque en el contexto social samario era exiguo o no existía como en Cartagena—, fue derrotada por la acción contrarrevolucionaria de los comerciantes catalanes en diciembre del mismo año.28 Acción realista reforzada por los emigrantes provenientes de la ciudad de Heredia fieles a la monarquía. A la sazón, “las poblaciones de las orillas del Magdalena tenían en su seno más fermentos revolucionarios que las que, como Santa Marta, se hallaban retiradas del paso más comúnmente recorrido por las nuevas ideas; y estando estas poblaciones sujetas a una metrópoli realista, sus sentimiento las llevaba necesariamente a buscar una orientación hacia Cartagena o Mompox, focos de la idea revolucionaria”29. Orientación política que estuvo dirigida por don Agustín Gutiérrez Moreno, nieto del insigne fiscal Moreno y Escandón, don Manuel Romay y don Joaquín Navarro, “quienes en los pueblos de Remolino, Piñón y Guáimaro, soliviantaban los ánimos en procura de la causa patriota”30. Líderes que lograron crear la “Federación de Pueblos del Magdalena”,31 que, no obstante el apoyo de Barranquilla, no lograron la ayuda definitiva del gobierno de Cartagena, por 44

la crisis económica que este gobierno padecía32. Los de la Federación, Sitionuevo, Tenerife y los pueblos de las sabanas de Bolívar cayeron ante las fuerzas armadas del gobierno de Santa Marta. Al final de 1812, ante el estado asfixiante del gobierno cartagenero, el joven gobernante Torices organizó expediciones para recuperar las sabanas de Bolívar y la de mayor importancia, la dirigida a la toma de Santa Marta, muy apremiante, dirigida por Pedro Labatut. “La ‘Gaceta de Cartagena’, No. 31 del 12 de noviembre, de 1812, anota que de los 200 granadinos que marcharon bajo las órdenes de P. Labatut desde Santo Tomás, 180 eran barranquilleros”.33 Los 20 restantes debieron pertenecer a la parroquia tomasina, en la que, desde 1787, 164 de sus pobladores adquirieron formación de milicianos urbanos; entre estos pudieron estar milicianos de Palmar de Varela y de Juncalejo, agregaciones de Santo Tomás con igual experiencia 25 años antes. Camilo Riaño en Historia Militar I, relata: “así inflamados aquellos 200 granadinos (180 de los cuales eran barranquilleros, como se anota expresamente en la Gaceta No. 31 del 12 de noviembre de 1812, se embarcan y siguen río arriba hasta boca del caño de Palmar de Varela. El día 7 llegan frente a Remolino. El Comandante, Labatut, se lee en la Gaceta, hizo la intimación de rendirse en Sitio Nuevo y recibida la contestación tomó las medidas correspondientes tanto con las tropas de tierra como con las de agua, cañoneros números 5 y 6 y otros menores dispuestos34. Luego de aventurar su proclama de victoria en Santo Tomás, Labatut abatió a los realistas situados en Sitionuevo el 10 de noviembre de 1812 y de inmediato venció a los acantonados en Guáimaro. Resultando 6 prisioneros realistas y 9 muertos; patriotas 19, enterrados los primeros en la iglesia de Ponedera y llevados los segundos a Barranquilla para ser curados. Se decomisaron objetos religiosos: dos aras, un sagrario, santos óleos y campanas que fueron enviados a Barranquilla.

Palacio Municipal de Santo Tomás.

Labatut termina el informe sustentando: “por lo expuesto acabara, Vuestra Excelencia, de conocer que las tropas de Tierradentro son capaces de acabar con los insurgentes (realistas) de Santa Marta para clavar en la plaza el pabellón que defienden”35. Esta rápida acción iniciada desde el puerto tomasino, el más cerca de Sitionuevo desde la orilla occidental que cualquiera otro, desarmó estratégicamente el plan ofensivo del gobierno realista samario sobre la provincia de Cartagena; se recuperó un territorio pro republicano, dejando aislado al fuerte de Tenerife de Santa Marta, sede del realismo, facilitando su toma un poco después por el coronel Simón Bolívar, que había llegado en noviembre de Curazao. El cerco que los contrarrevolucionarios habían impuesto sobre el territorio del Estado de Cartagena, de fines de 1811 a 1812, fue tan grave que el recién llegado caraqueño en carta dirigida a sir Richard Wellesley el 14 de enero de 1814 desde Caracas, le escribe manifestándole sobre la salida suya de Caracas escapando de la tiranía atroz del español Francisco Monteverde: “Pasé a Curazao, y de allí volé a Cartagena cuyo pueblo generoso hacía esfuerzos por la independencia y por repeler las agresiones de los españoles. Era momento crítico para aquella ciudad; pues las bandas enemigas, después de haber paseado por toda la provincia, se hallaban inmediatas a ella”36. La caída del fuerte de Tenerife fue no solo significativa para Cartagena, sino, desde luego, para el coronel Simón Bolívar, quien, habiendo sufrido los efectos de la derrota de la gesta emancipadora inicial de Venezuela, tuvo urgente afán de una estrategia armada para poner en marcha su propuesta, del Manifiesto de Cartagena, a los neogranadinos desde aquel 15 de diciembre del complicado 1812. Tan interesante para él que expuso ante la “Asamblea celebrada en Caracas el día 2 de enero de 1814”, cuando ya se le reconocía como Libertador de su patria: “ya en aquella época —noviembre de 1812— era yo en Cartagena coronel, inspector y consejero, y no obstante pedí servicio en calidad de simple voluntario bajo las órdenes del coronel Labatut que marchaba contra Santa Marta. Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria. Fue entonces que indignas rivalidades me redujeron a la

alternativa más dura. Si obedecía las órdenes del Jefe, no me hallaba en ninguna ocasión de combatir: si seguía mi natural impulso, me lisonjeaba de tomar la fortaleza de Tenerife, una de las más inexpugnables que hay en la América Meridional. Siendo vanas mis súplicas para obtener de aquel, me fiase la dirección de esta empresa, elegí arrostrar todos los peligros y resultados, y emprendí el asalto al fuerte”37. Fueron circunstancias y tiempo de fuertes emociones republicanas que incrementaron esperanzas de independencia, para la provincia de Cartagena y el virreinato de la Nueva Granada, por añadidura, con el triunfo de Labatut sobre Santa Marta y el de Bolívar en Tenerife y Mompox; es comprensible, entonces, la exaltación política que produjo en el gobierno del Estado de Cartagena el éxito militar rápido logrado desde Santo Tomás, debiéndose estimar mayormente por la carga sensible explícita en el informe de Pedro Labatut. Por lo expuesto acabará Vuestra Excelencia de conocer que las tropas de Tierradentro son capaces de acabar con los insurgentes de Santa Marta para clavar en la plaza el pabellón que defienden. Un párrafo esperanzador de alcanzar pronto el triunfo proyectado sobre el realismo afirmado en la provincia del Magdalena, que brindaba seguridad espacial y firmeza política revolucionaria, a territorios y pueblos circunscritos a Cartagena, provocando a sus órganos de gobierno a dictar el decreto de certificación de lealtad y premio para Barranquilla y Santo Tomás, desde luego, que es objeto de explicación resumida en estas páginas. Santo Tomás está reseñado, además, en el periodo histórico de la Reconquista española. En el Diario de Bolívar No. 1.254 de 1875, prensa oficial del Estado federal, se encuentra un episodio a propósito de un héroe popular, de esos que no tienen cabida en el conocimiento expuesto en los manuales de historia; el maestro de escuela José M. Ariano relató: “Hai un hecho que se me ha participado después, por personas caracterizadas, i que en mi concepto debiera figurar en la historia especial de este distrito, como un rasgo de patriotismo nunca desmentido de sus hijos. Cuando en 1815, el General Francisco Tomás Morales sitiaba a Malambo i pasaba después a Sabanagrande, los tomasinos enviaron como de espía avanzado a Laureano Bolaño para que les avisara todos los movimientos de los enemigos de la Patria. Bolaño 45

aceptó sin vacilar la misión delicada que se le confiaba, i no bien hubo emprendido su marcha, cuando en la loma de caño salado, a inmediaciones del distrito, fue sorprendido por las tropas españolas que venían; Bolaño fue detenido e interrogado según usansa militar i al grito de ¡Viva la Patria! su cuerpo rodó ensangrentado en tierra. Morales hizo cortar la cabeza i colocarla en una pica elevada en la mitad del camino para terror de los demás, i para su propio baldón. Enseguida marcha a Santo Tomás con intención de incendiarlo pero a su llegada observó que en él se veneraba la misma imagen que en su patria Valencia, i el recuerdo de esto lo detiene en su bárbaro propósito”38. Laureano Bolaño no es una ficción, está censado en 1777 en Santo Tomás, tiene en este año 25 de nacido, casado con Bernardina Silba, con quien tuvo tres hijos llamados María, de cinco años, Ponciano, de tres, y Josef, de ocho meses. Inscrito en el Cuarto Batallón de Milicias en 1787, como labrador, casado y pardo. La represión tiránica española contra los tomasinos, indeclinables en su espíritu de libertad, quedó registrada en los papeles oficiales en junio de 1816. En uno de tales se señala a Santos de la Hoz como prisionero. Del linaje tomasino, activista social en la historia de su pueblo y de la región Atlántica más allá del medio siglo XIX: “Relación de prisioneros que siguen en la Goleta Candelaria a cargo del capitán D. José Milans al puerto de Cartagena: D. Santos de la Hoz, D. Rito González, D. Gilberto Sarmiento, D. Basilio Montes, D. Ginés Padilla, D. Nicolás García, D. Andrés Laguna, D. Antonio Muñoz. D. Ignacio Valenzuela, D. Manuel Gordo, D. Estanislao Mendoza, D. Manuel Plaza, D. Pedro Rojas, D. Pedro Soto. D. Pablo Serrano [...] Portobelo, junio 18 de 1816. Cartagena 25 de junio de 1816. Firmado José María Ramírez”.39 La lista de estos prisioneros constituía un núcleo distinguido, les antecedían con calificativo de don; por lo menos uno de ellos era natural de Mompox, D. Pedro Soto, tío bisabuelo del fundador de la Universidad del Atlántico, el filósofo Julio Enrique Blanco de la Rosa40. El pueblo de los tradicionales flagelantes de semana santa aparece inscrito en los siguientes papeles oficiales de la Reconquista española: La noticia oficial que aparece en el Boletín No. 2 del ejército expedicionario, reconquistador, publicado en el cuartel general de “Palenquilla” el día 27 de agosto de 1815, notifica: “Los pueblos que han reconocido al Rey y prestaron juramento de fidelidad, son Sabanagrande, Santo Tomás, 46

Palmar, Pueblo Nuevo (por Polonuevo) Sabanalarga, Eusiacurí (por Usiacurí), Baranoa, Galapa, Malambo, Soledad y Barranquilla”41. En septiembre otro oficio confirma y amplía la “lista de los pueblos de la Provincia de Cartagena que han prestado juramento de fidelidad al Rey Nuestro Señor Don Fernando VII. [...] Truana (Turbana), Galapa, Usiacurí, Soledad, Pueblo Nuevo, Turbaco, San Estanislao, Baranoa, Manatí, San Benito, Malambo, Sabanagrande, Villanueva, Sabanalarga, Aguada de Paula, Santo Tomás, Candelaria, San Cayetano, Real de la Cruz (Campo de la Cruz), Barranca del Rey, Barranca Vieja, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, Arjona, Mahates, Santa Catalina, Santa Rosa, Tetón, Barranquilla. [...] Torrecilla, 14 de septiembre de 1815”.42 Barranquilla cayó no sin resistencia el 25 de abril de 182543. No era posible una defensa exitosa ante un ejército numeroso, bien equipado en armamentos, con recursos económicos suficientes, dirigido por oficiales de carrera profesional, frente a soldados reclutas, oficiales sin la adecuada instrucción castrense de esta tierra; porque las fuerzas armadas se erosionaron con la toma y pérdida de Santa Marta al comienzo de 1813, e internamente imperaban desacuerdos y posiciones traicioneras, examinadas en “Deslealtades republicanas en la incipientes villas de Barranquilla y Soledad”, de mi autoría44. De manera que si las tropas de Francisco Montalvo sometieron a la villa de Barranquilla, de mayor organización militar, a las demás poblaciones de Tierradentro, de menor desarrollo, les era imposible resistir con mejor destino. El Libertador Simón Bolívar en 1815, en la Carta de Jamaica admitió: “Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el estado (revolucionario) es débil y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan, las opiniones se dividen, las pasiones las agitan y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio”45. Con relación a Soledad, Sabanagrande, Santo Tomás y Palmar de Varela, conviene considerar quiénes se atrevieron a reconocer y jurar fidelidad al rey Fernando VII. Domingo Malabet nos puede dar la clave: “Este fue uno de los motivos, [los conflictos continuos entre criollos barranquilleros y españoles] por los cuales los gobernantes españoles no hicieron nada nunca a favor de esta ciudad [de Barranquilla]. Muy pocos de ellos establecieron aquí su domicilio; prefirieron establecerse en Soledad, Sabanagrande y Santo Tomás”46. Con el advenimiento de la República de Colombia, luego de los triunfos patriotas rotundos

sobre el ejército español en el Pantano de Vargas En este 1820 el Gobierno colombiano padecía y en el Puente de Boyacá el 25 de julio y el 7 de una penuria fiscal; el tesoro estaba exhausto, el agosto de 1819, respectivamente, Santo Tomás fin del proceso anticolonialista estaba muy lejos renace en los anales de la independencia de Co- en el tiempo y la administración debía pagar una lombia. Desde el 19 de agosto de 1820 recibió al nómina mayor; el nuevo Estado tenía una ecoejército que comandó el teniennomía de guerra altamente exite coronel José María Córdova, gente en el gasto. después de sus conquistas en El Libertador Bolívar le esla provincia de Antioquia, las cribe desde Ocaña al general sabanas de Bolívar, Bajo MagSantander en agosto de 1820, dalena, Mompox y Tenerife al cuando se dirige a Barranquilla, lado del general Maza; el rionecon demasiado apremio, para grino permaneció allí 16 días. la organización de las tomas El futuro héroe de Ayacucho de Santa Marta y Cartagena celebró emocionado el ingreso que aún las controlaban los de 160 reclutas tomasinos que tiranos españoles: “Usted está engrosaron las filas del brazo desesperado por falta de dinearmado que comandaba: “A ro, con excesiva razón, yo añapocos días después de bajar a do a este dolor la necesidad en la asamblea de Santo Tomás, que me pone esta carencia, de y [esa] si fue asamblea porque comprometer a Colombia en una allí encontré 160 reclutas del batalla, o de poner en agonía a país”47. Cundinamarca”51. Hermógenes Maza El teniente coronel antioEn otra le puntualiza: “Aniqueño había llegado al puerme usted el comercio para que to militar alternativo tomasino, para participar haga expediciones al bajo Magdalena a comprar en la organización de la toma de Santa Marta y efectos extranjeros, que no faltarán: habrán muCartagena, que comandaba el coronel Montilla, chas presas y comerciantes de Jamaica, Curaquien en compañía del almirante Luis Brión y el zao y otras partes. El Almirante [se refiere a Luis capitán de navío José Prudencio Padilla rescató Brión] ha contraído inmensa deudas, que es precia Barranquilla para Colombia en junio de este so satisfacer al menos en parte para no desalentar mismo año48. Santo Tomás renovó, en esta oca- a los que nos prestan y quieren emprender”52. sión, su destino independentista de 1812, más El Libertador Simón Bolívar había enviado a relevante por encajar en el plan de la República Santa Ana, Venezuela, delegados para la negociade Colombia, de urgencia, del estratega Liberta- ción política con don Pablo Morillo, jefe del godor Simón Bolívar y con la presencia del teniente bierno español, para proponer la paz y exigir el coronel José María Córdova, uno de los jóvenes reconocimiento de la independencia de Colombia. activistas republicanos más distinguido, quien Una aventura política que solo a él le era entendihabía sido ayudante general del Estado Mayor del ble, por el territorio extenso que la tiranía monárejército libertador49 triunfador en Boyacá. quica aún controlaba. Las instrucciones del Libertador para MariaLas convicciones del Libertador, al respecto, no Montilla fueron determinantes: “La seguridad son claras cuando en carta al general Santander del Magdalena es el primer objeto de usted; el se- le escribe: “Que aunque es tan tierna la niña [Cogundo, asegurar la ciudad de Santa Marta, y el lombia] ya está tratando de paz con los embajatercero, Bloquear a Cartagena. A estas tres miras dores extranjeros, y sabe tanto de política la niña debe usted subordinar sus operaciones y arreglar- como Maquiavelo; estoy esperando por momentos las por el mismo orden, siempre en la misma pro- y con mucha ansia el gran parto de nuestra madre porción y en la misma proporción de interés. [...] la revolución”53. Siguiendo este orden, atenderá de preferencia el Metafórico y pragmático, el Libertador le inforaumento y conservación de las tropas sobre toda ma al gran aliado neogranadino Santander, el 8 otra cosa; segundo, a la organización administrati- de agosto, próximo a cumplirse el primer año de va de la hacienda, y tercero, a la organización civil la victoriosa gesta que encumbró a ambos en el y política del país”50. Puente de Boyacá, pensando en el itinerario que seguiría rumbo a Barranquilla con el fin de lograr 47

fuentes de apoyo económico, pertrechos de guerra y organización de los ejércitos emplazados: “Mientras que se reúnen las tropas [en Soledad y Santo Tomás] voy a dar una carrera como la de Aquiles, y a ver si con un vuelo me llevo a Cartagena, Santa Marta y Maracaibo en el mes de septiembre, escríbame al Magdalena”54. El teniente coronel Córdova, antes de su acantonamiento en el territorio tomasino, estuvo el 4 de agosto en Soledad recibiendo órdenes del general Mariano Montilla; de aquí partió a las sabanas de Bolívar obteniendo victorias contra los enemigos españoles y acumulando carne de ganado vacuno para las tropas presentes en los dos puertos militares escogidos para las acciones contra Santa Marta y Cartagena. Era muy necesario proteger el puerto de este sitio, porque, como en 1812, era utilizado por los comandantes déspotas hispánicos en las comunicaciones con sus filiales contrarrevolucionarios; valga el siguiente ejemplo de Botero Saldarriaga de ocurrencia en el mes de junio de 1820: “El comandante realista Ignacio Romero, jefe de la columna en operaciones sobre Montilla, comunica: recibí a las 11 del 28 por el Capitán del Cuerpo don Rafael Cisneros su muy atento oficio del 25 en que me avisaba debían unirse 200 hombres que estaban en Sitio Nuevo, y para cuyo embalse tenía ya a fuerza de diligencia y dinero las barquetas necesarias por Santo Tomás y Ponedera, estando tan satisfecho como agradecido de las sabias disposiciones de V.E., que me comunicaba en su citado oficio, quando que desde luego me prometía con solo este auxilio la completa destrucción del enemigo”.55 El antioqueño escribió siete correspondencias en Santo Tomás; despachó dos el 23, dos el 25, dos el 26 y una el 28 de agosto, por consiguiente; seis cortas, pero precisas de contenido organizativo, y la tercera de mayor extensión dirigida “Al Señor Ayudante General Encargado del Estado Mayor General Teniente General Gabriel Pérez”, es la firmada el 25, el día siguiente de la partida del Libertador de Barranquilla. Trata en esta de recomendaciones de renovación de cargos a algunos efectivos militares descollantes del batallón a su cargo y ascensos a otros; mejorando con el “cargo de Capitán de un cuerpo de infantería al Teniente Manuel del Corral”, hijo del prócer momposino Juan del Corral y a su propio hermano subteniente Salvador Córdoba a teniente. En las otras, dirigidas al comandante Montilla, le anuncia el envío a Soledad de $3.500, oro, 48

obtenidos en Antioquia; la entrega de cien fusiles al Batallón Bajo Magdalena que organizó en Sabanagrande, puesto al mando del teniente coronel Cardiles. Desesperado por las enfermedades que los agobia le informa “Al Señor Comandante en Jefe”: “Hoy he mandado al hospital G.C. [General Central] de Barranquilla cincuenta enfermos del cuerpo de mi mando, porque más vale que se destruya mi cuerpo contra las murallas de Cartagena o Santa Marta con la esperanza de vencer, que no estando en inacción sin alguna esperanza sea destruido en este sepulcro. Allá van cincuenta enfermos diez que antes allá había, son sesenta, cincuenta y seis que hay en Corozal y treinta y tres en Mompós hace todo el número de ciento cincuenta”56. El día 24 de agosto de 1820 —último de la visita de menos de 48 horas del Libertador a Barranquilla, había llegado el 23—, Córdova no escribió ningún oficio; es entendible, ocupado como debió estar en los arreglos de su batallón de 350 soldados en espera de la breve visita del Padre de la Patria de paso a Turbaco a donde pensaba llegar el día 26 a solicitarle a Gabriel Torres la entrega de la plaza de Cartagena. El caraqueño ya lo había saludado en la Arenosa poco después de su llegada. Roberto Botero destaca el hecho: “En efecto tuvo Córdova el inmenso placer de volver a ver al Libertador en Barranquilla, el 23 de ese mes, y de ser admirablemente tratado por aquel grande hombre que le profesó hondo cariño y admiración constante”.57 Y por segunda vez en Santo Tomás, según este mismo autor: “El Libertador pasó revista a las tropas antioqueñas que mandaba Córdova en Santo Tomás”58. Estando este aguerrido joven en Turbaco, donde había llegado el 8 de septiembre para dirigir el sitio a la plaza de Cartagena, le pone en conocimiento a José Manuel Restrepo, ministro de Gobierno: “El Presidente estuvo por aquí, recorrió estos cuarteles y se ha ido para Cúcuta a comenzar ya obrar en firme”59 . El cuatro de setiembre, Córdova se disponía a marchar de Santo Tomás a Soledad para obrar sobre Santa Marta, pero en Turbaco, el primero del mismo mes, el comandante coronel Ayala, venezolano, fue arrasado por los españoles emplazados en Cartagena60. Esta eventualidad hizo cambiar los planes al comandante Montilla, disponiendo inmediatamente el traslado del joven antioqueño al desgraciado lu-

gar bolivarense. El general Santander recibió del aún teniente coronel la noticia del viaje inesperado: “Pero estando todo listo para marchar contra los enemigos de Santa Marta, el día de marcha de Santo Tomás a Soledad, recibí contraorden de venir a marchas forzadas a este cuartel general de Turbaco. El 4 me puse en marcha y el 8 llegué aquí”.61 En el batallón que acompañó a Córdova a Turbaco, no todos eran antioqueños, con él debieron viajar tomasinos, de los que según su contabilidad el 19 de agosto de 1820 se le integraron en número de 160, con la perspectiva de mejorar las filas de su ejército; sobre todo si se considera, como él oficiara al comandante Mariano Montilla, los enfermos del cuerpo a su mando, interioranos, sumaron sesenta. Es probable que algunos de los tomasinos enrolados en las huestes de Labatut se sumaran a los 160 de la asamblea que asombró a Córdova. Héroes anónimos que se sacrificaron por la Patria Joven e hicieron acto de presencia el 10 de octubre de 1821 al recibir Mariano Montilla, de parte del comandante realista Gabriel Torres, la entrega de la Ciudad Heroica. La inscripción de Santo Tomás en el decreto de erección del sitio de Barranquilla en villa, como uno de los distritos del efímero departamento de Barlovento, tuvo sus fundamentos objetivos, condiciones históricas de valía que se proyectaron, ocho años después, al servicio de la independencia de Colombia.

Notas

 Vergara, José Ramón y Baena, Fernando. Barranquilla, su pasado y su presente. Banco Dugand. Barranquilla, 1922, p. 110. 2  Ibíd., p. 110. 3  Archivo Histórico del Departamento del Atlántico. Fondo Notaría Primera. Protocolos Notariales de 1890. T. IV. Escritura No. 492, p. 9. 4  Ibíd., p. 2. 5  Archivo General de la Nación. Testamentarias de Bolívar. T. 20. F. 323r. 6  Las 24 caballerías de tierra, unas 10.000 hectáreas, fueron compradas, en 1866, por los vecinos de Santo Tomás y Palmar de Varela por un valor de $ 5.600 de ley, para el uso comunitario, figurando en la escritura con el nombre de “Tierras de la Fraternidad”. Archivo Histórico del Departamento del Atlántico. Protocolos notariales de Santo Tomás. Tomo Único de 1866. 7  Beneyto Pérez, Juan. Instituciones de derecho histórico español. Ronda de la Universidad, Barcelona. T. III, 1931, p. 169. 8  A.H. del A. Fondo de Notaría 1ª. Protocolos de 1859, T. I., p. 1ª. 9  A.G. de la N. Tierras de Bolívar. T. 10. F. 327r-327v. 10  A.G. de la N. Empleados públicos de Bolívar. T. 21. F. 992v y r. 11  Kuethe, Allan. Reforma Militar y Sociedad en la Nueva Granada, 1773-1808. Banco de la República, Bogotá, p. 287. 12  Blanco Barros, José Agustín. “El censo del Departamento del Atlántico (Partido de Tierradentro) en el año de 1777”. En Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia, p. 322. 13  A.G. de la N. Testamentarias de Bolívar. T.20. F. 243 y 249r 14  A.G. de la N. Empleados Públicos de Bolívar. T. XXVI. Fs. 242244. T. XXVII. Fs. 76-80. T. XXIX. F. 344. 15  Mercado, Homero. Campo de la Cruz: un Acercamiento a su Realidad Socio-Política. Ed. Antillas. Barranquilla, p. 79. 16  Ibíd. 1

17  Citado por Becerra Jiménez, Jorge, en Historia de la Diócesis de Barranquilla. Banco de la República. Bogotá, 1993, p. 206. 18  A.G. de la N. T. 25 Fs. 712-713. 19  Kuethe, Allan, ob. cit., p. 48. 20  A.G. de la N. Milicias y Marina. T. 15. F. 100. 21  Kuethe, Allan, ob. cit., p. 51. 22  Kuethe, Allan, ob. cit., p. 234. 23  A.G. de la N. Empleados Públicos. T. IX. Fs. 385-386. 24  Ibíd., p. 392. 25  Sabanagrande y Santo Tomas, lo mismo que Soledad, por el comercio señalado se comunicaban con Cartagena “tanto el camino de arriba que llaman de San Benito como el de abajo que es de Santa Catalina. Ibíd. P.F. 400. 26  A.G. de la N. Empleados Públicos de Bolívar. T. XXVII. Fs. 73-74. En el tomo XXVI, folios 242 a 244 se compila las actuaciones de Pablo José Molina como capitán aguerra de Santo Tomás. 27  Conde Calderón, Jorge. “Poder Local y Sentimiento Realista en la Independencia de Santa Marta”. En Historia Caribe No. 4. Barranquilla, 1999, p. 81. 28  Ibíd., p. 80-81-82. 29  Núñez Molina, José María. Historia de la Villa de San Sebastián de Tenerife. Fondo Rotatorio de la Contraloría Departamental. Cali, 1920, p. 76. 30  Ibíd., p. 77. 31  Gutiérrez Ponce, Ignacio. Vida de don Ignacio Gutiérrez Vergara. Londres. Imprenta de Bradbury Agnew & Co., 1900, p. 92-93. 32  Lemaitre, Eduardo, ob. cit., p. 131. 33  Tisnés J., Roberto M. CMF. La Independencia en la Costa Atlántica. Biblioteca de Historia Nacional. Publicaciones Academia Colombiana de la Historia. Ed. Kelly. Bogotá, 1976, p. 120. 34  Riaño, Camilo. “Historia Militar I”. En Historia Extensa de Colombia. Editorial Lerner. Bogotá, 1976, p. 210-211. 35  Ibíd., p. 209-210. 36  Bolívar, Simón. Obras Completas. Colección Lecuna. T.I.E. Tiempo Presente. Bogotá, 1978, p. 85. 37  Lobo Romero, José. Bolívar, Libertador por la Nueva Granada. Uniatlántico. Barranquilla, 1991, p. 14. 38  El texto ha sido copiado con la ortografía original. 39  Arrázola, Roberto. Documentos para la Historia de Cartagena. Tipografía Hernández. Cartagena, 1965, p. 99. 40  Lobo Romero, José. “Genealogía de Julio Enrique Blanco y Rafael Núñez”. Revista Intermedio. Diario del Caribe, Barranquilla, domingo 26 de junio de 1988. 41  Corrales. Manuel Ezequiel. Documentos para la Historia de la Provincia de Cartagena. T.I. Imprenta de Medardo Rivas. Bogotá, 1883, p. 100. 42  Ibíd., p. 136. 43  Solano de las Aguas, Sergio. “Barranquilla durante la Reconquista, a través de los documentos de la Notaria Primera de esta ciudad”. Revista Intermedio del Diario del Caribe, 10 de abril 1988. Blanco Barros, José Agustín. Obras Completas. T. I, Ediciones Uninorte - Gobernación del Atlántico. “Toma de Barranquilla 1815”; “Biografía del barranquillero teniente coronel de artillería Blas de Barros”, p. 315324-329-350. 44  Lobo Romero, José. “Deslealtades Republicanas en las Incipientes Villas de Barranquilla y Soledad”. Revista Historia Caribe. Barranquilla, 1996, p. 60-66. 45  Bolívar, Simón, ob. cit. T. I., p. 174. 46  Vergara y Baena, ob. cit., p. 108. 47  Moreno de Ángel, Pilar. Correspondencia y Documentos del General José María Córdova. Ed. Kelly. Bogotá 1974, p. 270. 48  Vergara, J. Ramón y Baena, Fernando, ob. cit., p. 124. 49  Botero Saldarriaga, Roberto. Córdova. Bedout. Medellín, 1970, p. 145. 50  Bolívar, Simón, ob. cit., p. 477-478. 51  Ibíd., p. 490. Se llamaba Cundinamarca a todo el territorio neogranadino. 52  Ibíd., p. 474. 53  Ibíd., p. 482. 54  Ibíd., p. 488. 55  Botero Saldarriaga, ob. cit., p. 217. 56  Moreno de Ángel, Pilar, ob. cit., p. 260-270. 57  Botero Saldarriaga, ob. cit., p. 221. 58  Ibíd., p. 222. 59  Moreno de Ángel, Pilar, ob. cit. 60  Botero Saldarriaga, ob. cit., p. 225. 61  Moreno de Ángel Pilar, ob. cit., p. 266.

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Problemas de más alta prioridad por solucionar en Colombia y Barranquilla*

Karl C. Parrish Jr. Nota

introductoria

La figura de Karl C. Parrish Jr. permanece en la historiografía local ligada al crecimiento urbanístico de Barranquilla. Su padre, Karl C. Parrish, creó un precedente en Colombia con la edificación del barrio el Prado que aún perdura en la memoria arquitectónica regional. A este último se le otorga la creación de un lazo financiero que facilitó préstamos de la banca norteamericana a esta ciudad. Así mismo la modernización de los servicios públicos locales. En 1933 fallece Parrish padre, por lo que su hijo Karl C. Parrish Jr. se trasladó al año siguiente a una próspera Barranquilla. La obra urbanística de Parrish Jr., junto al ejercicio de su profesión como ingeniero civil en las vías de Colombia, le permitió relacionarse con todo tipo de personajes notables en el escenario nacional. En esta ocasión destacamos, mediante una memoria documental, su figura. Si

bien Parrish es resaltado en los anales como un urbanista de gran importancia, es clave mencionar que incursionó en todo tipo de actividades mercantiles que le permitieron a su familia la categoría de grandes empresarios. En la década de 1970 Colombia permaneció bajo un estado de tensión que presagiaba un futuro turbio para la economía nacional. La generación de empleos, el establecimiento de negocios, la lucha contra la desigualdad social, etc., permanecían como una barrera para las reformas políticas nacionales. Bajo ese espacio el espíritu emprendedor de Parrish Jr. buscó aportar ideas innovadoras que permitieran a la política colombiana buscar un rumbo diferente en el manejo del país. Así mismo, destacó algunos apuntes sobre Barranquilla, ciudad en la que la familia Parrish había obtenido la categoría anterior. Antonino Vidal1 Guissepe D’Amato2

* Comunicado de Karl C Parrish Jr. a Carlos Sanz de Santamaría, exministro de Hacienda, 12 de marzo de 1976, p. 3-17. Documentos que reposan en el repositorio documental Karl C. Parrish. Archivos de la Biblioteca Karl C. Parrish. Fondo: Varios documentos.

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Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 50-57. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

1 Universidad del Norte. Editor de Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe. [email protected]. 2 Historiador de la Universidad del Atlántico. [email protected].

Vista panorámica de El Prado tomada desde la azotea del Colegio de Lourdes hacia el mar. I. a D.: M.J. de la Rosa, E.A. de la Rosa, Karl C. Parrish y Robert H. Parrish.

Ahora les voy a presentar mis ideas personales sobre los diez problemas más urgentes y de más alta prioridad que tienen que solucionar Uds. en bien de Colombia en los próximos años. Cada punto podría dar lugar a un debate prolongadísimo, por lo cual me voy a limitar a comentarios muy brevemente. Me voy a dedicar más que todo a problemas económicos y prácticos, con una dosis de valores humanos.

1. La

explosión demográfica

Creo yo que no hay Gobierno democrático, ni economía libre, que resista la embestida de una explosión demográfica como la que experimenta Colombia. El país duró 400 años para alcanzar una población de 12.000.000. En apenas los últimos 25 años duplicamos la población a 24.000.000 y nos sorprendemos porque el país está cojeando. Pero, ¿qué nos va a pasar cuando antes del año 2000, o sea en otros escasos 25 años, cuando Uds. estarán en los 45 años de edad, y yo estaré

en el Limbo, preguntando cómo son las canchas de golf en el Infierno, y Colombia haya duplicado su población de nuevo y alcance los 50.000.000 de habitantes? Yo creo sinceramente que no hay programas de gobierno, ni plan económico, ni ayuda externa que solucione los problemas planteados por otra duplicación de población en una sola generación. Si no podemos hoy con los 24.000.000 de colombianos, ¿como nos irá mañana con 50.000.000? Aunque no se ha oído el primer planteamiento oficial claro y contundente sobre la necesidad y urgencia de la Planeación Familiar, espero que no tarde. Los esfuerzos discretos hechos hasta ahora por grupos particulares e institutos oficiales han tenido resultados exitosos, pero insignificantes ante las gigantescas necesidades del país. Uds. tienen que resolver si quieren declarar una pausa de espera y estabilizar nuestro crecimiento demográfico para lograr en el año 2000 51

que Colombia se convierta en una Suiza, o ¿quieren dejar que crezca la población alegremente para convertirnos en otra Bangladesh? Tenemos que tomar conciencia de que un país en este fin de siglo no vale por el número de sus habitantes, sino por la calidad individual de cada uno de ellos. Colombia no se va a destacar en el conjunto de las naciones por el número de peladitos barrigones y analfabetos corriendo por los tugurios de Barranquilla, o por los pueblos del Atlántico, sino por el alto porcentaje de obreros, campesino y técnicos calificados y de profesionales preparados hasta el nivel de doctorado y magíster y PhD. ¿Por qué no nos atrevemos a analizar el problema del desempleo o sub-empleo, no como una falla del Gobierno o del sistema económico actual, sino como el resultado obvio de una sobrepoblación relámpago que ha cogido al país desprevenido y dormido?

Facsímil de un manuscrito de K.C.P.

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Al resolverse el problema demográfico, todos los demás problemas que afronta el país se reducen a proporciones manejables y solucionables.

2. La

asociación de capitales como medio para fomentar empleo y producción

Mientras no se inicie el ataque de frente a la explosión demográfica, el país tiene una labor gigantesca para darles trabajo a los 500.000 jóvenes que aparecen cada año buscando su primer empleo, y para producir la comida, la ropa, la vivienda y demás elementos que requieren para el más modesto consumo y el más mínimo “standard” de vida. En un sistema de economía libre, o para usar un término bastante castigado, el “capitalista”, la solución para conseguir empleo y producción es la de crear empresas mediante la asociación de capitales del sector privado. Pero desafortunadamente aquí encontramos una de la serie de trabas artificiales que nos hemos inventado por frenar el desarrollo. El sistema de empresa libre depende de la facilidad y del

atractivo de la asociación de capitales para fundar y acrecentar sociedades, a fin de lograr la producción que requiere un país moderno para competir en los mercados mundiales. Pero aquí nos hemos empeñado en desestimar la creación de empresas, más que todo la sociedad anónima, que es el instrumento mundialmente conocido como el más perfecto para reunir grandes y pequeños capitales en una sociedad abierta. Cuando una persona logra crear una pequeña empresa y necesita más capital para desarrollarla, para lo cual busca un socio, encuentra que ya no paga un solo impuesto como único dueño de la empresa, sino que tiene que pagar un impuesto en cabeza de la sociedad y otro impuesto sobre las utilidades que recibe como socio. Así el concepto más sencillo de la unión de dos personas y dos pequeños capitales es castigado por el fisco. Si más tarde los dos socios requieren más capital y más socios, crean una sociedad limitada, y pagan todavía más impuestos (el 20%) en cabeza de la sociedad y sobre la participación de los socios en las utilidades. Al volverse más sofisticada y grande la empresa cuando requiere todavía más capital y más socios, se convierte en anónima y se le duplican los impuestos en cabeza de la sociedad del 20% al 40%, o sea, entre más produce y más beneficios le trae al país, más la gravan, llegando hasta el doblete. En 1974 se les quitó el último aliciente para la creación de sociedades al imponer el impuesto de ganancias ocasionales sobre la valoración de las acciones. Y nos preguntamos, ¿por qué están las acciones tan bajas en la Bolsa y por qué no se encuentran nuevos papeles cotizados? La respuesta es asustadora: porque no se están creando nuevas empresas en la proporción que requiere el desarrollo del país. Colombia necesita una drástica revisión de las reglas del juego para la asociación de capitales. La inversión se ha desviado hacia los papeles de intereses altos que no conllevan ningún riesgo o aquellos negocios que una persona o una familia puede manejar sin pagar impuestos. Hay que darle dinámica de nuevo a la sociedad anónima para democratizar y popularizar la inversión en sociedades abiertas.

Almuerzo ofrecido por Parrish & Cía. a sus trabajadores, en el Restaurante Chop Suey, el día de las Bodas de Plata.

Los empleados y trabajadores de Parrish & Cía. rinden un tributo en el mismo sitio del monumento a Karl C. Parrish, el día 12 de marzo de 1945. La bandera de flores tenía dos caras, una con el pabellón de Colombia y una con el estandarte de los Estados Unidos.

“El vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Sr. Henry A. Wallace, conversando con el gobernador, D. Rafael Blanco de la Rosa, el día de la colocación de la primera piedra al monumento a George Washington en el parque de este nombre. En el fondo se distinguen el embajador norteamericano, Sr. Arthur Bliss Lane, y el Dr. Darío Echandía, canciller de la república”.

53

Boulevard de la carrera 54 (antiguo Boulevard del Prado) con la calle 70.

El trato fiscal a la persona natural, quien a la vez sería el accionista de una sociedad, también requiere otra revisión drástica. Las tarifas ascendentes del impuesto a las rentas fijadas originalmente en 1960, y aumentadas en otros años siguientes, con la desvalorización institucionalizada del peso, han traído aumentos del 300% al 500% en los impuestos pagados en 1974 sobre la misma renta real de 1960. Entre muchas cosas habrá que “upaquizar” las tarifas del impuesto, las depreciaciones, las valorizaciones, etc. Colombia debe estudiar a fondo el caso brasilero, donde han “upaquizado” toda la economía, y donde han incentivado la inversión en nuevas empresas, para ver qué es lo que podríamos aprender de este fenomenal experimento. Puede ser que no simpaticemos con el sistema de gobierno de Brasilia, pero hay que preguntarse ¿cómo han hecho para producir 850.000 vehículos al año, con un 95% de integración nacional? Se podría sugerir una investigación objetiva por parte de la Andi y de Fedesarollo del caso brasilero para extraerle todo lo positivo.

3. Crisis

Parque Santander entre las carreras 54 y 58, con el Boulevard Central al fondo.

energética

Colombia se encuentra hoy en la situación poco envidiable de un país que, después de ser exportador importante de combustibles durante 50 años, se convierte de la noche a la mañana en

El círculo de la intersección del Boulevard Central y la calle 3a en 1920. De I. a D., se encuentran don Manuel J. de la Rosa, don E. A. de la Rosa, don Julio Freund y Ricardo Gaitán.

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Vista del Parque Santander, entre las Carreras 54 y 58, con la escultura del General Francisco de Paula Santander, del escultor francés Charles Raoul Verlet, fundida por Alexis Rudier en Francia.

un país importador masivo de combustible. Estamos ante la perspectiva aterradora de que todo lo que hemos ganado con la lucha titánica de la diversificación de las exportaciones lo vamos a tener que gastar importando petróleo en los próximos años. Nos encandilamos con la prematura nacionalización de la industria petrolera, sin valorar las realidades de las reservas decadentes ni la paralización de la labor exploratoria. En Colombia la geología nos ha condenado hasta ahora a tener que perforar 20 pozos secos para encontrar un pozo productor. El país necesita por lo menos cinco pozos productores al año para autoabastecerse de petróleo, o sea que debemos perforar por lo menos 100 pozos nuevos al año. ¿Uds. saben cuántos equipos había perforando hace un año en todo el país?: uno. ¿Por qué no se comenta este fenómeno en la prensa, la radio, la TV? ¿Cómo es posible que después de más de 30 años de estar estudiando las minas de carbón del Cerrejón en la Guajira, después de unos 10 años de estar negociando su explotación con firmas mundialmente reconocidas como idóneas, y después de tres años de aparecer la crisis energética mundial, todavía no se ha sacado la primera palada de carbón del Cerrejón? Igual cosa ha pasado con las minas de níquel de Cerromatoso en Córdoba. Fueron descubiertas por carambola a raíz de unas exploraciones petroleras hace veinte años, y todavía nada. Nos hemos conformado pensando cómodamente que Colombia tiene las reservas más grandes de carbón del continente, pero no hemos hecho hasta ahora nada más que congelarlas. Estamos con-

Monumento a la bandera.

La Clínica Colombia en Bellavista, propiedad del Dr. Carlos Acosta García.

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vencidos de que al crear otro instituto descentralizado como Carbocol para el carbón, o Ecominas para los minerales, hemos resuelto el problema, cuando la realidad es que no hemos conseguido más que burocratizar el problema, sin solucionarlo. No hemos querido admitir que un país, donde nos estamos dando el lujo de dejar correr esa bomba de tiempo que es la explosión demográfica, no puede esperar indefinidamente las soluciones óptimas de sus problemas. Tiene que aceptar alternativas inmediatas que puedan resultar muy por debajo de lo ideal, pero que produzcan resultados ¡ya! La burocracia nació sin ningún concepto del valor del tiempo, ni de lo que representa un lucro cesante como el de un Cerrejón sin explotar. No oye el clamor de los 500.000 nuevos aspirantes anuales al trabajo en la puerta de las fábricas, las haciendas y las oficinas. […]

9. Valores

El Monumento a los Mártires de la Aviación y el Boulevard Central, 1945.

culturales

No todo en esta vida es el saldo de nuestra cuenta bancaria, ni la compra de una casa nueva, o de un carro nuevo, o de una televisora. No debemos pensar únicamente en la posible mejoría de un sueldo o el ensanche de un negoPavimentando la primera cuadra de la Avenida E con carros de mula, 1920. cio. Esto es normal y necesario dentro En el fondo se ve la quinta de don Pedro Pérez. de una economía libre. Pero una vida completa debe redondearse con un avance permanente en el nivel de humanidades que forman parte de los primeros años universitarios, aun de los profesionales, y no son sino una muestra de lo que debería ser una cultura personal a todo lo largo de la vida. A Barranquilla le hace falta muchos de los elementos necesarios para que pueda ser una ciudad más culta y más amable. ¿Qué se han hecho la orquesta sinfónica y el grupo de ópera que funcionaba hace años? ¿Y los grupos teatrales? ¿Qué se va a hacer con el Teatro Municipal, si es que algún día logramos terminarlo? A Barranquilla le hace falta una biblioteca (pública) de primera con sucursales en todos los barrios. No existe pueblito de 5.000 habitantes en los EE.UU. que no tenga su buena biblioteca, Algunas de las residencias nuevas del Barrio Modelo de Santanita, muchas fundadas con donaciones del sector priurbanizado por Parrish & Cía., S.A. vado. 56

Vista de la hoy carrera 53 o avenida Colombia.

Barranquilla ha tenido desde hace años una magnifica Escuela de Bellas Artes que nos ha brindado una serie de artistas de fama nacional e internacional. Pero la ciudad no se ha interesado en crear un Museo de Arte Contemporáneo a la altura de estos talentos locales. Les recomiendo que hagan una visita al Museo de Arte Moderno La Tertulia en Cali, en su lindo edificio, que le presta servicio diario a Cali y ha servido para una serie de exhibiciones de arte que le han dado a Cali fama de ser centro internacional de Cultura. La Tertulia fue creado por el sector privado como una contribución a la comunidad.

10. Conciencia

social

Si nuestra democracia y nuestro sistema de economía libre van a sobrevivir entre las presiones extraordinarias de la explosión demográfica, las clases más acomodadas van a tener que hacer un esfuerzo también extraordinario para ayudar a las clases menos favorecidas a mejorar su “standard” de vida. Hablando con varios de los amigos que formaron parte del grupo de colombianos que visitaran a Cuba, me cuentan que todos regresaron a casa convencidos de que Colombia tiene que dedicarse a Casa de la familia Eckardt, hoy demolida, sobre la actual carrera 54. sacar de la pobreza absoluta a ese 20% de la población que vive en condiciones subhumanas. En Cuba han sacrificado las libertades, la economía del país, y el 80% de la población que ostentaba el más alto nivel de vida de Latinoamérica (antes de 1959), para levantar ese 20% de abajo. Han hecho mucho en la educación, donde toda la población ya puede leer Marx, y en la salud pública. Pregunta uno, ¿cualquier dictadura en 17 años no hace lo mismo? Colombia tiene que aplicarse a la misma meta, sin sacrificar su democracia, ni su economía libre. El Sr. Presidente de la Republica nos ha señalado un camino con su programa “Cerrar la brecha”. A cada uno de nosotros nos toca pensar qué contribución individual, qué sacrificio personal, podremos hacer en los años venideros para lograr este fin. Para que no nos pase lo que dijo el candidato republicano Ronald Reagan de sus opositores en los EE.UU.: “Los demócratas me dicen que quieren voltear al país: no han podido curar la pobreza, pero sí han acabado con la riqueza”.

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Himno de Barranquilla Letra: Amira de la Rosa (Concurso de 1942) Música: Simón Urbina (Concurso de 1928)

Coro El Aeropuerto.

Barranquilla, procera e inmortal, ceñida de agua y madurada al sol, savia joven del árbol nacional; del jubiloso porvenir crisol ilusión del Caribe blanco-azul, de Colombia tendida en el umbral, da su voz y su músculo al progreso, ¡Barranquilla, procera e inmortal!

Estatua de Bolívar; al fondo Edificio Palma.

Coronada de firme amanecer te conduce a su espalda el porvenir: las sirenas de fábrica y taller son rumor arterial de su existir. Barranquilla sabe cantar y sobre el yunque martillar. Tajamares de Bocas de Ceniza cuchillada del río sobre el mar al Caribe central colombianiza tu robusta aptitud de navegar.

Fábrica de Tejidos Obregón

La llanura dormida junto al mar, con esquilas y silbos de pastor, ve en su entraña de virgen despertar una lengua, una sangre y una flor. Barrancas de San Nicolás con el Magdalena detrás.

Escuela de Artes y Oficios.

Sin caballos de guerra y sin hazaña, sin el indio tambor interrumpir, bajo el Cuarto Felipe, Rey de España, Pedro Vásquez ordena tu vivir. Prometida del mar casto y viril, profesora de esfuerzo y dignidad, hacen Patria tu gesto y tu perfil y tu alegre y fragante mocedad.

Acueducto Municipal.

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Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 58-59. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

Frente de América del Sur, pensamiento de buen augur. Luchando por Colombia libre y grande diste gajos de sangre y de valor.

Intendencia Fluvial del Puerto de Barranquilla. Espolones de Bocas de Ceniza.

Tu bandera de luz sube y expande el sentir del triunfal Libertador. En el ímpetu verde y tropical de tus patios de mango y de jazmín es pasión el susurro nocturnal del follaje, del tiple y del flautín. Barranquilla, trenza de ardor, danza la vida, alrededor.

Plaza de San Nicolás, desde el Paseo Bolívar.

Tus mujeres perfilan la alborada de la rosa, el donaire y el honor, por su gracia madura y recatada apresura sus pulsos el amor. Tierra madre, lujosa de matriz, que a tus hombres enseñas tu tesón, la honradez de la yuca y del maíz y a llevar en la mano el corazón.

Cervecerías Barranquilla y Bolívar S.A.; hoy, Cervecería Aguila.

Barranquilla clara y leal, con su ancha orilla de cristal. Generosa renuevas cada día cauce vivo de azul sinceridad: frente al mar tiene puesta tu hidalguía casa abierta y amistad.

Piscina del Hotel del Prado.

Capilla del Colegio Biffi.

Edificio de la Exposición de Productos Nacionales; hoy, Escuela de Bellas Artes.

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Dossier I

Del Ballet Folclórico del Atlántico al Ballet Nacional de Colombia “Sonia Osorio”

Inca M. de Rumold, PhD* A mis excompañeras del folclore, Alex Garnica y Doris Escobar, les agradezco su valiosa contribución de fotos y recuerdos a esta narrativa, y a mi amiga lingüista Liliana Dufour sus excelentes sugerencias y correcciones.

La ocasión de la publicación de un libro para honrar a Sonia Osorio, y los cincuenta años de su fundación del Ballet Nacional de Colombia, es también una ocasión personal para recordar mi participación como bailarina del ballet de Sonia desde sus meros comienzos. El máximo honor de la República de Colombia, la Cruz de Boyacá, acaba de serle otorgada en mayo del 2010 a Sonia Osorio, la célebre coreógrafa y directora de nuestro Ballet Nacional, que ella fundó hace cincuenta años. De ahora en adelante y para realzar los honores a su fundadora, el ballet llevará su nombre. No cabe duda de que se lo merece, pues fue Sonia, la Terpsícore colombiana, la responsable por los innumerables triunfos a nivel mundial que a través de los años cosecharan los bailarines de nuestro ballet, cuando hacían retumbar las tablas al compás de los ritmos calientes de nuestra música, nuestro folclore.

Los

orígenes

Los orígenes del ballet, sin embargo, no se dieron en Bogotá, sino que se remontan a Barranquilla. * Inge [Inca] Mulhan de Rumold es profesora de Español, Alemán y Literatura comparada en DePaul University, Chicago.

60

Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 60-88. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

En la década de los efervescentes 50, “la Sultana del Caribe” se había convertido, efectivamente, en la “Puerta de Oro” de Colombia, cuando figuras claves como Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón y Sonia Osorio de Obregón cambiaron para siempre las artes colombianas, sacándolas del estancamiento académico. Un fuerte viento modernista empezó a soplar cuando estos artistas regresaron del exterior: los Obregón de Francia, y Cepeda Samudio de Nueva York. Mientras este último revolucionó la literatura con su novela La casa grande —publicada en 1962, el mismo año en que el Grupo Folclórico del Atlántico de Sonia Osorio ganó por segunda vez el máximo premio, el “Fuera de Concurso”, del IV Festival Folclórico de Ibagué—, Alejandro Obregón cambió para siempre la pintura, y Sonia Osorio hizo otro tanto para la danza. Alumna de Martha Brunner, del ballet clásico de Viena, y la mundialmente famosa coreógrafa de ballet moderno Martha Graham, Sonia abrió su primera Academia de Ballet Moderno en Barranquilla, en 1957.

Los

carnavales de

Barranquilla

de

1957

Con estos carnavales comenzó a desplegarse la carrera artística de Sonia: desde la creación de

El Conjunto Folclórico del Atlántico descansando en el Jardín de Bellas Artes. (I. a D., fondo): José Rafael Hernández y Héctor Aycardi con Giovanni (3), Fernando Fonnegra cargando a Doris Escobar, Héctor Stefanell, Carmela Arévalo, Nicolás Serje (debajo), Pedro Nel Montoya, Víctor Navarro, Álvaro Vendries; (I. a D., adelante): David Pinzón, Paco Sudea, Rodrigo Osorio (11), Inge Mulhan, Ester Damiani, Edgardo Borrás (detrás de Ester), Alexandra Garnica (delante de Ester), Dunnia Balcázar, Ilva Montoya, Myriam Ojeda, Beatriz Cotes.

los bailes para la coronación de la reina del carnaval, su propia Academia de Ballet Moderno y pasando luego por el triunfal Ballet Folclórico del Atlántico, hasta llegar a su anhelada meta con la creación, en la capital, del Ballet Nacional de Colombia. ¡Me acuerdo como si hubiera sido ayer!, ¡qué aplausos!, ¡qué emoción! Íbamos a compartir la tarima con la reina del carnaval y a bailar para su coronación. El Estadio Municipal de Barranquilla Romelio Martínez estaba repleto. Y fue tal el triunfo de nuestras danzas —danzas que Sonia Osorio de Obregón había coreografiado— que la gente no cesaba de aplaudir. Me acuerdo sobre todo del Los bailarines

Las bailarinas

Héctor Aycardi

Alexandra Garnica

Francisco Sudea

Myriam Ojeda

José Rafael Hernández

Ester Damiani

Nicolás Serje

Ilva Consuegra

Álvaro Vendries

Leonor Acero

Héctor Stefanell

Doris Escobar

Darío Stefanell

Dunnia Balcázar

Pedro Nel Montoya

Inge Mulhan

Víctor Navarro

Elsa Mulhan

Edgardo Borrás

Carmela Arévalo

Fernando Fonnegra

Lourdes Rojas

David Pinzón

Beatriz Cotes

romántico bolero Contigo en la distancia, un ballet moderno, superexpresivo, y, naturalmente, del Cancán, el triunfal Grand finale, con el que culminó nuestra presentación y durante el cual la gente nos acompañó aplaudiendo al compás de la música de Offenbach, mientras nosotras, quince y diecisiete-abrileñas, echábamos las piernas al aire, moviendo las lujosas faldas de lado y lado. La encendedora música, los espléndidos vestuarios, la arrobadora coreografía, el efecto total fue absolutamente espectacular. Ese primer éxito de Sonia en 1957 la consagró de coreógrafa y en los próximos 30 años seguiría como directora de ese gran evento que da comienzos a los ya legendarios carnavales de Barranquilla. A la mañana siguiente después de ese rotundo primer triunfo coreográfico de Sonia, me dirigí directamente a su casa porque, como nos habíamos hecho buenas amigas durante los ensayos, yo le quería proponer algo que me tenía muy emocionada y que no me había dejado dormir: que ella abriera su propia Academia de Ballet Moderno, porque las chicas que habíamos bailado para ella éramos todas de diferentes escuelas de ballet de la ciudad. Me movían dos razones muy convincentes: que me encantaba su estilo de ballet moderno y que las clases de la anterior Escuela de Danza Clásica coincidían con mis clases universitarias que yo había iniciado ese año. A pesar de que ya era casi mediodía, la encontré aún en cama, dichosa, recordando los frenéticos aplausos de la noche anterior. Me dijo que justamente había es61

Ensayo general del Conjunto en el Teatro de Bellas Artes.

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tado pensando en exactamente lo mismo que yo, y que no tendría ningún problema con ajustar las clases a mi horario universitario. Y así fue. En aquella época, Sonia estaba casada con el pintor Alejandro Obregón, que ya estaba en vías de ganar fama internacional. Los dos recién habían regresado de una estadía de cinco años en París, donde Alejandro estudió pintura mientras Sonia dio a luz a sus dos hijos, Rodrigo y Silvana. Pero además había ingresado en un grupo de danza de la argentina Cecilia Ingenieros, alumna a su vez de la coreógrafa de danza moderna Martha Graham, como también en el ballet de ópera del célebre coreógrafo Serge Lifar. Desde su regreso a Barranquilla, Sonia estaba impaciente por activar su vocación de coreógrafa. De ahí que la idea de crear su propia escuela de ballet la llenara de entusiasmo. Y, efectivamente, a los pocos días la Academia de Ballet Moderno de Sonia Osorio abrió sus puertas, pues muchas chicas que habían bailado en la coronación volvieron con Sonia. Al principio, el comedor de su casa nos servía de salón de ballet, pero al poco rato se hizo necesario buscar un lugar más Marcha Fúnebre de Chopin: Inge Mulhan y Sonia Osorio.

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amplio y nos mudamos al gimnasio del Colegio del Prado —que funcionaba en la antigua sede del Colegio Alemán en la carrera 60, entre calle 68 y 70— cuyas clases diarias ya habían terminado cuando llegábamos nosotras. Estos primeros años fueron inolvidables para mí. Fuera de las clases universitarias, para mí solo existía el ballet. Cuando se acercaba el final del año y los ensayos para la función final se hacían más y más frecuentes, muchas veces Sonia me invitaba a pasar el fin de semana en su casita de la playa de Pradomar. Allí ensayábamos los bailes que íbamos a bailar juntas, ella y yo, como p. ej., el “Picasso” de la Exposición de cuadros de Musorgski, y la Marcha fúnebre de Chopin, con telones pintados por Alejandro. Para mí fueron años vividos de una intensidad extraordinaria, donde competían dos mundos opuestos: el ambiente intelectual universitario con el bohemio de los dos genios artísticos de Sonia y Alejo.

Transición del ballet moderno al folclórico En 1960 ocurrió el cambio del ballet moderno al ballet folclórico. Ese año, Julieta Davis, la representante del Atlántico para el Festival Folclórico de Ibagué, nombró a Sonia como coreógrafa de su comitiva. ¡Cómo serían de exitosos los bailes que ella ideó, que ganaron el premio “Fuera de Concurso”, que significa mejor que el primer puesto! De modo que Julieta Davis resultó coronada Reina Nacional del Folclore para ese año. Ya de regreso a Barranquilla, obviamente Sonia quiso seguir con el grupo, pero se encontró con un problema insólito. Ellos no querían. Eran jóvenes del Country Club, la crema de la sociedad barranquillera, quienes aparentemente no estaban interesados en entregarse de lleno a la danza, y menos a bailes folclóricos, que en esa época aún no estaban de moda. 64

Fueron justamente personas como Sonia Osorio, en Barranquilla, y Delia Zapata Olivella, en Cartagena, que a principios de los 60 impulsaron el interés, el amor, y, por ende, el respeto por nuestras danzas nacionales. Sin embargo, Sonia no se amilanó por ese fiasco y buscó sus bailarines en otro lado, pues enseguida publicó el siguiente clasificado en el Diario del Caribe: “Sonia Osorio invita a todas las personas con talento para la danza y sin discriminación alguna, a que se presenten para una prueba en la siguiente dirección: K 54 No. 5377”. No fue por casualidad que guardé en mi álbum de fotos de aquella remota época —ahora todo un “tesoro”— una página entera del

Diario del Caribe, sábado 28 de julio de 1962, dedicada exclusivamente a “Sonia Osorio y su Grupo Folclórico”, en letras muy grandes, donde aparecen los nombres de todos los integrantes del ballet y varias fotos de nosotras. De ese antiguo “tesoro” saco la siguiente información textual:

La mojana: Inge Mulhan y Paco Sudea.

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El merecumbé. Hotel Caribe, Festival Internacional de Cine de Cartagena.

El bolero Contigo en la distancia El can-can

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El merecumbé, en los estudios del Instituto Nacional de Radio y Televisión, Inravisión.

frenéticos ritmos en tiempo récord y ahí ya Sonia me aceptó sin reservas”. Aunque personalmente no formé parte del grupo de Julieta Davis, porque para ese año me había ganado una beca para estudiar en Mucha gente se rio de los términos de este clasifiEE.UU., a mi regreso sí me integré enseguida al cado pero muchas más acudieron a las pruebas y nuevo conjunto. Lo curioso es que fui la única así se formó el entonces Grupo Folclórico del Atlánalumna suya que hizo la transición del Ballet Motico. “Yo fui de las que acudí a ese llamado”, dice derno al Conjunto Folclórico. Éramos todos jóveLeonor Acero, rubia y delgada, quien al poco rato nes, chicos y chicas de la clase media que estuya tenía una sólida reputación de merecumbera. diábamos o trabajábamos y que nos unía nuestro “Por cierto que al entrar a la casa de Sonia la oí amor por la danza. Los ensayos eran de noche, gritar: ‘Odio los novios, no quiero ni verlos’. Me dedesde las 7 hasta la medianoche y muchas veces tuve asustada, pero mi deseo de bailar fue más hasta la una de la mañana. Primero en la sala fuerte y reuniéndome un poco dije con un hilo de de la casa de Sonia, diagonalmente frente al cine voz: Vengo para las pruebas. Desde entonces no Metro; después en muchos otros lugares, como la hago sino ensayar, ensayar y ensayar hasta exCasa de la Prensa, el Club Español, el Club Hetenuarme”. breo, Bellas Artes y el Jardín Águila. Este último Y continúa el artículo: lugar fue de lo más divertido para nosotros, pues Ese entusiasmo lo comparvenían a observarnos y a ten todas las juveniles intecontribuir con sus críticas grantes del Ballet Folclórico. periodistas y amigos de SoMyriam Ojeda, profesora de nia y Alejandro, tales como kindergarten dice: “Me pala radioperiodista Miryam rece que no vivo sino cuande Flores Sierra, nuestra do estoy en el escenario, el futura animadora; Alejanresto del tiempo me siendro Obregón y su gran amito como sonámbula”. Otra go el escritor Álvaro Cepeanécdota que refleja ese da Samudio; el cultísimo y entusiasmo por los ritmos gran crítico Ricardo Morecalientes de la Costa es la no; el escritor e intérprete de Alexandra Garnica que Bob Prieto, con su eterna recién había regresado de boina negra; Mario Fawsesus estudios en California. tt, que le diseñaba a Sonia Ella cuenta: “A mí Sonia nuestros vestuarios, y, por primero me rechazó porque supuesto, cantidad de mudecía que yo solo bailaba chachos que iban para ver a el twist y el rock’n roll y no las chicas que les interesalos ritmos costeños. Pero me ban, entre ellos Toni Lampuse a ensayar todos los boglia, que luego se casaría De I. a D.: Doris Escobar, Beatriz Cotes, días con los chicos, que me con Alexandra Garnica —¡y Alexandra Garnica, Leonor Acero, ayudaron mucho. Agarré los aún siguen casados!— Pipe Ilva Consuegra e Inge Mulhan. 67

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Santo Domingo, Ricardo Mazzili, Vespasiano Ojeda y muchos otros. A veces también iba la famosa cantante barranquillera Estercita Forero, cuya canción “La mojana,” escrita especialmente para Sonia, fue un número muy aplaudido que bailamos al ritmo afro-cubano. Desgraciadamente solo lo bailamos en una única función en el Cine Metro de Barranquilla, porque, según me aclara Alexandra, Estercita no quiso —y nunca supimos la razón de por qué— que Sonia lo incorporara a su repertorio. Fue una verdadera lástima porque tanto la coreografía como la letra y la música eran como un conjuro del ambiente del pescador costeño: Espíritu del agua, espíritu burlón [...] Tengo que abrirte, mi corazón [...] Envuélvela, con l’atarraya, y agárrala, con l’atarraya, y púyale los ojos con l’atarraya pa’ que me siga ’onde yo vaya, pa’ que nunca más se olvide de mí, pa’ que yo no tenga más que sufrí. Entusiasmadísimos estábamos tanto por los ritmos afro-colombianos que noche tras noche nos movían hombros, caderas y piernas, como por las buenas críticas que recibíamos durante aquellos ensayos. Sin embargo, algo nos mantenía en ascuas y era que nuestra participación en el IV Festival Folclórico de Ibagué no estaba para nada asegurada. Faltaba plata. Y según un artículo en El Heraldo, “la asistencia de la delegación folclórica del Atlántico [...] está sujeta hoy a la buena voluntad del comercio y la industria barranquilleras [...] [ya que] la Alcaldía y la Gobernación miran con cierta indiferencia […] [mientras bailarines y directora] aún esperan que al final algo ocurra para solucionar la crisis”. En últimas, nunca pude averiguar quién fue nuestro ángel de la guarda. El asunto es que, cuando finalmente vino julio, la tan anhelada fecha en que debíamos par69

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tir para Ibagué, sí pudimos ir. Iba a ser una gira por Colombia que se iniciaría en Ibagué e incluiría además Cali y Bogotá. El viaje mismo ya fue toda una aventura para todos nosotros, pues la mayoría no habíamos salido de la Costa y no conocíamos el Interior del país. Después de haber volado a Bogotá nos fuimos por bus a Ibagué, Cali y de regreso a Bogotá, cantando y de buenísimo humor. Me quedó indeleble el recuerdo del sobrecogedor paisaje de la cordillera Central y los abismos. Beatriz Cotes estaba muy enferma con fiebre y tenía frío, de modo que todo el mundo empezó a lanzarle ruanas, mantas, sombreros. Parecía una mujer del campo y fue ahí que los chicos

la apodaron “Folclorito”. ¡Indescriptible nuestra emoción! Íbamos a presentarnos públicamente, y nada menos que en un festival nacional, donde competiríamos con grupos folclóricos de todos los departamentos de la nación y donde el año anterior Sonia había cosechado el máximo premio “Fuera de Concurso” con el grupo del Country Club. ¿Cómo nos recibiría el público del Interior, y, sobre todo, los críticos? Para qué decir más. La presentación del Conjunto del Atlántico fue triunfal. Por segunda y consecutiva vez ganamos el codiciado “Fuera de Concurso” y, naturalmente, Sonia no cabía en sí de la felicidad. Nuestra fama se difundió velozmente por todo el país. En 71

72

Cali nos pidieron tres presentaciones, por cierto muy aplaudidas, en el elegante Teatro Municipal y el Teatro Cristales. La última etapa de nuestra gira sería Bogotá. Ahí nada estaba asegurado ya que durante mucho tiempo Sonia había estado insistiendo infructuosamente para que su padre, el dramaturgo Luis Enrique Osorio, le prestara su teatro. Sin embargo, en el último minuto un deus ex machina en la persona de la directora del teatro Colón nos rescató de la incertidumbre. Ella nos vio bailar en Ibagué y enseguida invitó a Sonia a que presentara su conjunto una noche en el Colón. Repito, la oferta había sido de una única presentación. Pero lo que son las cosas de la vida que no podemos prever. Porque según el crítico Benigno Acosta Polo de La República, en respuesta a “Los aplausos de antenoche en el Colón, prolongados y largos, así como las repeticiones que la asistencia pidió, con estimulante clamoreo” tuvimos otras dos, además de una presentación por la TV nacional. El miércoles 4 de julio de 1962, aparece en el diario El Tiempo un artículo titulado “Música costeña hoy en el escenario del Colón”: Con ocasión de la presentación del Ballet de Sonia Osorio, hoy en el Teatro Colón, la destacada artista nos ha concedido las siguientes declaraciones: “Lo que he creado es un ensayo de ‘balletificar’ y dar colorido y espectacularidad de revista al folclor de la Costa. No pretendo ser una folclorista en ningún momento. Tampoco me ciño a los cánones estrechos y severos de lo autóctono en su forma pura. Simplemente parto del folclor para llegar a la meta que quiero alcanzar, que es: hacer un buen espectáculo, se llame ballet, revista o como sea. Mis vestuarios son de gran colorido y de un gran lujo porque en el escenario soy partidaria del esplendor cuando de un conjunto de bailes se trata. “No soy partidaria del folclor en su forma primaria, porque considero que es monótono y opaco en algunos de sus aspectos. La cumbia, por ejemplo, es simplemente una rueda que da vueltas interminablemente. Yo la he sacado de esa rueda que conservo en algunos momentos y le he dado coreografía, teatro y espectacularidad con mi desfile de Riquezas de Colombia. “El merecumbé y el porro, por primera vez en Colombia, suben a un escenario con arreglos coreográficos. He conservado de ellos los pasos bá-

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Archivo de Alexandra Garnica

El mapalé. [Telón de Alejandro Obregón].

Archivo de Alexandra Garnica

sicos, pero los he encerrado dentro de una coreografía movida y moderna. “Como todo ensayo, este ensayo mío lógicamente debe tener sus fallas. No me gusta tener un público que llega esperando la perfección de un ballet ruso y la coordinación de un profesionalismo largo tiempo entrenado. Mis muchachos son escogidos entre los mejores bailarines de Barranquilla, pero son bailarines natos, sin escuela de ballet. Bailan espontáneamente con un ritmo que es parte de su naturaleza. “En nombre de mis alumnos y en el mío propio, queremos enviar al pueblo de Barranquilla nuestro saludo cordial y expresarle nuestro deseo de que sepan que este triunfo logrado en Ibagué es también de ellos y así se lo ofrecemos”. La mojana.

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El Congo.

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El

ballet de Sonia en la opinión nacional

La República Benigno Acosta Polo escribe: “Ardíamos en deseos de conocer este espectáculo de colorido costeño con fondo primordialmente barranquillero. El hecho de que el grupo coreográfico alentado y dirigido por Sonia Osorio hubiera sido consecutivamente declarado “fuera de concurso” en los dos últimos festivales de Ibagué, hacía presumir su máxima calidad artística […] Los aplausos de antenoche en el Colón, prolongados y largos, así como las repeticiones que la asistencia pidió, con estimulante clamoreo, es la mejor recomendación que se puede hacer al ballet de Sonia Osorio. Cuanto nosotros digamos al respecto siempre resultará corto en palabras justipreciadoras, porque esa fiesta del color, de la música y del ritmo, que las motiva, está por encima de toda ponderación.” Occidente “No podemos hablar de Sonia Osorio sin sentir de cerca el sabor de los cocoteros o el alegre dolor de la arena caliente en las plantas de los pies. Es una historia que tiene de marco musical el murmullo de las palmeras, la mansedumbre del arroyo y la furia destructora de un mar violento e inesperado”. La Nueva Prensa Con el titular de “Sonia Atlántico”, dice: “Con la presentación en Bogotá, culminaba una larga búsqueda, movida siempre por un loco amor a la propia tierra y a sus gentes. Era el momento solemne en que una vida —la vida de un artista— se gana o se pierde. El Ballet del Atlántico iba a ser juzgado desde el punto de vista del arte. No es folclor puro ni ballet puro. Es un buen espectáculo. El porro y el merecumbé solo hasta ahora tienen coreografía. Aquel seduce con su gracia, este arrebata con su trepidante júbilo. La cumbia barranquillera impone la digna y absorta actitud femenina. La danza del Congo, lujosamente vestida por Sonia, mezcla elementos de magia y lujuria. Pero nada como el frenético mapalé, pavoroso trance erótico mediante 77

Archivo de Alexandra Garnica

Mapalé.

Cumbia.

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Archivo de Alexandra Garnica

Coco de agua, pregones de mi tierra

Riquezas de Colombia

el cual los esclavos rompen sus amarras interiores [...] fue impresionante ver cómo esa liberación del instinto, en el escenario, emancipaba también al público bogotano [énfasis mío] de su tiesura e impavidez característica. “En este escenario donde hemos festejado a elencos rusos y chinos, cubanos y mejicanos, norteamericanos y franceses ahora se atrevía a comparecer Colombia, la innominable, la vergonzante, y entre el tablado y el público se establecía aquella misteriosa comunicación que solo se desprende de un arte pujante y veraz. Se lo debemos a una sola persona. A Sonia Atlántico”. El Tiempo “El ballet Folklórico de Sonia Osorio empieza a cobrar prestigio internacional después de haber alcanzado los primeros lugares en el ambiente nacional. Quienes asistieron como delegados al Festival Internacional de Cine de Cartagena, por países extranjeros, aseguraron unánimemente que la calidad del mencionado grupo, exhibida en todos sus números, está a la altura de los mejores y de mayor tradición del continente”. Riquezas de Colombia

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Archivo de Alexandra Garnica

Las riquezas de Colombia, el banano, Myrian Ojeda y Álvaro Álvaro Vendrie

El Mapalé, encabezan Doris Escobar y Edgardo Borrás.

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El Mapalé,

Archivo de Alexandra Garnica

Héctor Stefanell, Doris Escobar, Dario Stefanell, Ilva Consuegra, Alexandra Garnica, Edgardo Borrás, David Pinzón y Esther Simmonds, entre otros, en un ensayo en el Hotel Caribe de Cartagena

Y el jefe de la misión del Senegal que vio al grupo en Cali, lo invitó para que “se haga presente en el Festival Mundial de Arte Negro. El mapalé es un número que hace honor al arte Negro en su máxima calidad”.

De

regreso a

Barranquilla

La década de mediados de los cincuenta a los sesenta (1954-1963) fueron años maravillosos en que Barranquilla llegó a ser la meca colombiana de las artes modernas. Sin embargo, es preciso aclarar aquí que, fuera del nacionalmente conocido “Grupo de Barranquilla” —integrado, entre otros, por los grandes artistas que todos conocemos, como Alejandro Obregón, pintor de fama mundial, los periodistas y escritores José Félix y Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas, Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez, y a cuyas discusiones acudían

Elsa Mulhan e Inge Mulhan, en la Riña de Gallos.

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Archivo de Alexandra Garnica

Héctor Aycardi, Elsa Mulhan, Inge Mulhan y Paco Sudea, en la Riña de Gallos.

Alexandra Garnica, Inge Mulhan, Beatriz Cotes, David Pinzón, Leonor Acero, Nicolás Serge y Esther Simmonds, en la Cumbia.

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Archivo de Alexandra Garnica

reconocidos artistas e intelectuales de Cali, Medellín y Bogotá— es igualmente importante destacar la contribución artística y cultural de las mujeres como Sonia y las bailarinas. Porque bailar en un escenario público mostrando piernas desnudas en esa época era muy controversial. Todas tuvimos que pelear con nuestros padres, sobre todo con los papás, para que nos permitieran bailar en el conjunto folclórico. De modo que para las mujeres, las jovencitas de aquel entonces, el Ballet Folclórico de Sonia Osorio desempeñó un papel primordial de apertura de la cultura, y este es el momento de insistir en el papel protagónico que desempeñó Sonia Osorio en la modernización de la mentalidad costeña.

Archivo de Alexandra Garnica

Héctor Aycardi, Esther Simmonds, Alexandara Garnica y Paco Sudea, en el Porro se va el Caimán.

Héctor Aycardi y Alexandra Garnica en el solo del Mapalé.

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Archivo de Alexandra Garnica

El merecumbé. Esther Simmonds, Alexandra Garnica y Héctor Aycardi.

Víctor Navarro, Doris Escobar, Dunnia Balcázar y ???

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Archivo de Alexandra Garnica

Ilva Consuegra, Leonor Acero, Alexandra Garnica, Inge Mulhan

Archivo de Alexandra Garnica

Evolución del Ballet Folclórico del Atlántico Cabe preguntarse por qué no continuó este conjunto barranquillero después de haber obtenido tremendos éxitos por doquier que íbamos; después de Ibagué, Cali y Bogotá seguimos cosechando triunfos en el II Festival Internacional de Cine de Cartagena, en la Fiesta del Mar de Santa Marta, y, por supuesto, en Barranquilla. Por donde quiera que caminábamos por las calles de Barranquilla, la gente nos reconocía y nos felicitaba. Éramos las “estrellas” de aquella época. Estrellas que no ganaron ni un centavo, porque éramos amateurs, no profesionales. Habíamos bailado por amor al arte y lo que nos quedó fue eso: el gran entusiasmo por las danzas nativas, transformadas en fabulosos espectáculos por el arte coreográfico de Sonia Osorio, sin saber

Alexandra Garnica, Inge Mulhan y Myriam Ojeda

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El Porro de se va el caimán.

Edgardo Borrás y Alexandra Garnica.

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Héctor Stefanell y Dunnia Balcázar

Myriam Ojeda y Alexandra Garnica

Myiriam Ojeda, Ilva Consuegra, Beatriz Cotes, Inge Mulhan, Doris Escobar, Alexandra Garnica, Dunnia Balcazar y Leonor Acero.

Dunnia Balcázar

que lo nuestro sería tan solo el comienzo de algo que muy pronto adquiriría dimensiones insospechadas. Aunque a nosotros nos había parecido fabuloso haber obtenido el reconocimiento nacional e inclusive internacional, todos éramos apegados al terruño caribeño, algunos de los muchachos ya habían formado sus familias o existían otras exigencias familiares, como cuando Sonia recibió una invitación para que nos presentáramos en Rusia. Comenta Carmela que su mamá se negó rotundamente cuando Sonia fue a su casa para rogarle que la dejara ir: “No, Sonia, ni siquiera si me lo pides de rodillas. Mi hija no se va para Rusia”. Esa oposición no fue la única, y además —mucho más decisivo para los designios de Sonia— no éramos profesionales. Sonia soñaba con llevar su ballet folclórico a tierras lejanas; transformar lo regional en algo verdaderamente grande y sublime con un elenco profesional para encandilar no solo a los colombianos, sino también al público internacional. Para ello era preciso establecer su Ballet Folclórico en el centro de la cultura nacional, Bogotá, y desde ahí llevar sus extraordinarias creaciones folclórico-artísticas a las grandes capitales 87

Archivo de Alexandra Garnica

Edgardo Borrás, Alexandra Garnica, Inge Mulhan y Myriam Ojeda

de Europa, Asia, África y las Américas. Con la experiencia adquirida en su trabajo con los dos conjuntos barranquilleros y las excelentes críticas que había obtenido, Sonia sabía que sus danzas eran un espectáculo a nivel mundial. De modo que se dio una evolución muy lógica del Caribe hacia la capital, donde ella tendría una selección bastante más grande de jóvenes para quienes la danza fuera su profesión. A pesar de que el Ballet Folclórico del Atlántico —fundado hace 50 años— dejó de existir después de aquellos años 1960-1963, es preciso recordar que, no obstante, fue el origen de aquel que, en mayo de 2010, luego de ser galardonado con la Cruz de Boyacá, se denominaría en adelante el Ballet Nacional de Colombia “Sonia Osorio”. Diciembre 2010.

Dunnia Balcázar

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Dossier II

Inicios del Ballet de Colombia en Barranquilla Alexandra Garnica Mazzilli* Mi primer encuentro con Sonia fue a finales de 1961, en su casa de la esquina de la carrera 54 (Bulevar Sur) con la calle 53 (Caracas) en Barranquilla, a instancias de una tía que sabía de la convocatoria y me llevó para una audición. Mi tía Ofelia Mazzilli de Ojeda era amiga de Sonia desde pequeña, cuando ambas estudiaban en el Colegio Gabriela Mistral, de las educadoras barranquilleras las hermanas Arrieta McGregor,

El grupo que acompañó a Julieta ese año, se había desintegrado y Sonia pretendía repetir, en la noche de coronación, los bailes que había llevado a Ibagué. Hasta ese entonces, las veladas de coronación se hacían con música y temas extranjeros pues no se consideraba chic llevar a los escenarios la música popular, y menos los ritmos

Archivo de Pedro Nel Montoya

*Alexandra Garnica Mazzilli de Lamboglia nació en Ba­ rranquilla. Estudió en el Colegio del Prado de Barranquilla, y en Riverside Elementary School, Ada Merrit Junior High School, y Miami High School, Miami, Fla., USA. Reside actual­ mente en Barranquilla.

Recuerdo que Sonia estaba consiguiendo los bailarines para conformar un grupo, que pudiera bailar en el espectáculo de coronación de la reina del carnaval del siguiente año. Julieta Devis Pereira ya había sido nombrada reina, después de regresar de Ibagué, donde se había alzado con la corona del Festival del Folclore.

De I. a D.: José Rafael Hernández, Héctor Aycardi, Edgardo Borrás, Pedro Nel Montoya, Víctor Navarro Sonia, Álvaro Vendries, David Pinzón, Jaime Escobar, Héctor Stefanell, Nicolás Serge. Agachados, Álvaro Anillo y Paco Sudea. Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 89-99. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

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Las riquezas de Colombia , Doris Escobar,

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Ensayo en Bogotá.

Esther Simmonds, José Rafael Hernández y Myriam Ojeda.

del Caribe colombiano. Llegué puntual, como a las cuatro de la tarde, y, después de los saludos, Sonia me puso un disco con música autóctona, me dio algunas indicaciones y me dijo: “Bueno, baila esto”. Era un mapalé. Debo confesar que, a pesar de haber nacido aquí, nunca había oído hablar de ese ritmo. Mis padres habían emigrado cuatro años atrás a Estados Unidos, y yo con ellos. Totalmente ignorante en la materia, sabía más de rock n’ roll y twist que de mapalé. La audición fue un total desastre. Sonia, desesperada, me daba instrucciones, pero yo no daba pie con bola. Así me fue poniendo: cumbia, merecumbé, porro, y yo, nada. Decepcionada, Sonia me descalificó enseguida con estas palabras: “Lo siento, pero tú no me sirves, no sabes bailar. Puedes venir a los ensayos y mirar, tratar de aprender, pero no te garantizo nada”. Descorazonada, comencé a ir a los ensayos, y los muchachos que ya habían sido aceptados empezaron a enseñarme a bailar. Tuve que aprender a mover las caderas y a practicar los pasos de la cumbia, que, para mí, fueron los más difíciles. Las jornadas de

El Bambuco.

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De I. a D. de arriba hacia abajo: Víctor Navarro, David Pinzón [sentado] Carmela Arévalo, Héctor Stefanell, Nicolás Serge, Héctor Aycardi, Giovanni Lanzoni, José Rafael Hernández, Ilva Consuegra, Pedro Nel Montoya, Ofelia Ojeda [invitada], Sonia Osorio, Rodrigo Obregón, Fernando Fonnegra [invitado], Doris Escobar, Álvaro Vendries, Inge Mulhan, Paco Sudea, Beatriz Cotes ‘Folclorito’, Alexandra Garnica, Myriam Ojeda, Dunnia Balcázar, Edgardo Borrás y Esther Simmonds.

ensayo eran agotadoras, pero yo asistía con tal de poder entrar en el grupo. Como era época de pre-carnaval, a la puerta de su casa llegaban los miembros de las cumbiambas populares a bailar. Recuerdo los de la Danza del Congo, que nos enseñaban los pasos. Ellos también me sirvieron de maestros de baile. Sonia ni me miraba. Yo seguía practicando, hasta que, por fin, un día en Bellas Artes hubo un ensayo general, y fue allí donde pude demostrar todo lo que había aprendido. Y donde ella finalmente dio su aprobación. Me tocaba hacer un solo con mi parejo en el número del Mapalé y me había esmerado mucho. Cuando me tocó el turno y bailé, Sonia lanzo un grito: “Pero, niña, ¿y cuándo aprendiste a bailar? Lo has hecho muy bien, considérate parte del grupo porque ya no puedo prescindir de ti”. Bueno, eso fue un gran alivio y alegría para mí, 93

La Mojana. Álvaro Vendries, Alexandra Garnica, Ilva Consuegra y Beatriz Cotes

El porro “Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla…” I. a D.: Héctor Estefanel, Doris Escobar, Beatriz Cotes, Leonor Acero, Inge Mulhan.

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que, a los quince años, solo pretendía pertenecer al grupo y pasarla rico. Con Sonia estuve hasta finales de junio de ese año de 1962, cuando regresó Julieta a entregar la corona del Folclore y nuevamente llevamos el repertorio, que constaba de cumbia, porro, merecumbé, mapalé, y la danza del Congo, que Sonia agregó al espectáculo. Esos fueron los inicios de lo que después se llamó el Ballet Nacional de Colombia, creado, montado y dirigido por Sonia Osorio, nuestra gran coreógrafa. La idea era llevar el Ballet a Bogotá, pero no teníamos teatro donde presentarnos. Luis Enrique Osorio, padre de Sonia, tenía teatro, pero no lo pudo prestar para esa presentación; sin embargo y  a pesar de eso, no se arredró. Sonia emprendió el viaje con

el grupo a Ibagué, Cali y Bogotá, siempre y cuando consiguiéramos teatro donde presentarnos. De Ibagué a Cali viajamos por carretera en bus. Toda una proeza. Pero éramos felices. En Ibagué, el grupo fue declarado “fuera de concurso” por el profesionalismo que demostró durante el festival. Así pues, estando una tarde en Melgar, donde se presentaba el grupo, en el Hotel Guadaira, la directora del Teatro Colón de Bogotá, que estaba allí, se acercó a Sonia para ofrecerle el teatro para una sola presentación, tan pronto regresáramos a la capital. Sonia tenía ya compromisos en Cali, donde nos presentamos en el teatro al aire libre Los Cristales, y también en el Teatro Municipal, ¡con rotundo éxito y lleno total! Pero al llegar a Bogotá, y presentarnos esa única

Ensayo en Bellas Artes.

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Merecumbé. I. a D.: Doris Escobar, Beatriz Cotes, Carmela Arévalo, Leonor Acero, Ilva Montoya, Inge Mulhan, Alexandra Garnica (al fondo).

noche en el Colón, las boletas se agotaron, y fue así como tocó repetir al día siguiente hasta completar tres noches, con el teatro repleto. De regreso en Barranquilla, ese primer grupo se presentó nuevamente en el Teatro Metro, para el público barranquillero, agregando al repertorio un nuevo número: “La Mojana”. Desafortunada-

mente, ese número solo se presentó en esa ocasión, ya que Esther Forero, autora de la música, solo dio permiso para que Sonia la presentara una sola vez. Y para esa única presentación en el Metro, a Sonia, Alejandro Obregón le pintó los telones de fondo que se usaron en la escenografía de La Mojana.

La Cumbia, ensayo.

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Munir Kharfan

Entre mis recuerdos, uno en especial: cuando íbamos con ella a La Cueva a buscar a Alejandro Obregón para que le terminara los telones. Sonia no contaba con vehículo en esos días, pero nunca faltaba alguien que se pusiera a sus órdenes para hacerle cualquier carrera. Rita Garcia, gran amiga de Sonia, tenía una camioneta Ford pick-up modelo 56, roja. Con ella fuimos varias veces a La Cueva a buscar a Alejandro, pues él no era muy cumplido: Sonia tenía que rogarle. Y esos encuentros terminaban casi siempre en explosivas discusiones, dada la frescura de Alejo para hacer lo que ella le pedía, y la desesperación de Sonia, por que él le cumpliera. Algo que nos divertía mucho eran los pregones. Recuerdo que a Darío Stefanell le tocaba en el número de Los pregones de mi tierra, previo al inicio de la Cumbia, el vendedor de mondongo. Él

se inventó un pregón que nos mataba de la risa, porque decía así: “Mondongo, mondongo, mondongo con pejejpá [pez espada] con arregolladura en el pescuezo, cachucha y perendengue, ¡a peso el plato!”. Otro pregón gracioso era el que le tocaba a Myriam Ojeda: los huevos de iguana. Ella los pregonaba así: “¡Huevo’e iguana, huevo iguana, frescos, fresquitos, asoleaos al sol!” El pregón mío era el de la señora que vendía cocos de agua por las calles de la vieja Barranquilla. Y aunque lo único que yo debía decir era: “Cooco de agua, coooco de agua”, la parte graciosa la ponían Nicolas Serje y Vendries, que me hacían con sus cuerpos un burrito en el que yo me montaba, y ellos con gracia jochaban al burro, que corcoveaba, mientras yo pregonaba.

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Filosofía y Geografía

Una aproximación a la biografía filosófica de Nietzsche cerca del mar

Fernán Ramírez Meléndez*

A

manera de introducción

En una colección de ensayos sobre Nietzsche, recogidos en la publicación La palabra en la música, Jesús Ferro Bayona ofrece una lectura vital e intelectual de Nietzsche en “Las estancias en la Riviera, símbolo y geografía”, donde descubre, sobre un sentido topográfico de mar y sur, el germen de una nueva dimensión en la reflexión del filósofo alemán: la elaboración de la obra filosófica de Nietzsche está hondamente relacionada con la geografía. Luego de rastrear los conceptos espaciales, en la conclusión aparece una alusión a Richard Rorty sobre el abandono de las pretensiones universalistas de Nietzsche. El autor se abre camino por entre la suposición de Rorty y señala la universalidad de Nietzsche en el reclamo de un sitio en la tierra. Tomando partido por una interpretación inclusiva del insumo biográfico en la obra de un autor, este ensayo quiere encontrar un eslabón entre la crítica de Nietzsche a ‘la * Nació en Barranquilla, 1973. Estudió pregrado y posgrado en filosofía en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Adelantó la carrera religiosa y sacerdotal en la Orden de San Agustín y en el Seminario Mayor de Bogotá. Realizó la Especialización en Filosofía Contemporánea en la Universidad del Norte. En la actualidad, se desempeña como docente de tiempo completo en la Corporación Universidad de la Costa, CUC, y asistente de investigación en el proyecto, financiado por Colciencias, “La poesía como recurso de la filosofía en Platón”, en la Universidad del Norte.

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Huellas 92 y 93. Uninorte. Barranquilla pp. 100-105. 08/MMXII - 12/MMXII. ISSN 0120-2537

fábula del otro mundo’ y las investigaciones sobre el giro espacial cursadas en la Especialización en Filosofía Contemporánea de la Universidad del Norte. *** Leyendo el artículo histórico e intelectual sobre Nietzsche Las estancias en la Riviera (Ferro, 2009), me llené de emoción al percibir la intimidad revelada del filósofo; sentí que había encontrado una guía para comprender la profundidad de algunas de las sentencias de Más allá del Bien y del Mal, que tal vez me permitiría escudriñar alguna explicación más convincente sobre el origen del eterno retorno, o, quizá, llegando al final del escrito —imaginé— me encontraría con la idea atrevida de descubrir alguna relación entre los aforismos crípticos de la obra de Nietzsche y el impacto que debió sentir este alemán enfermo cuando conoció el mar. Me encontré con todo eso. Pero, cuando terminé de leer el ensayo, tuve que abrir nuevamente el libro porque mi mente volvía sobre un nombre, una palabra y una frase. Leí ‘Rorty’, ‘geografía’ y “la sensibilidad materializada en la topografía a la que mar y sur le dan contornos que el pensamiento occidental había evitado”. Me derrumbé sobre el prado, pensando en todas las posibilidades incubadas en ese final.

Friedrich Nietzsche / Génova

Luego me encontré con la sospecha de Fink (1976) en su guía de lectura sobre el culto fastuoso tributado a la figura legendaria del filósofo. ¿Pudiéramos leer un autor incluyendo factores extra textuales como su vida, su locación y su época, o en cambio debiéramos restringirnos a la autosuficiencia del texto? La pregunta ha sido recurrente cuando me acerco a san Agustín, el antípoda de Nietzsche en filosofía como señalaba MacIntyre (1992), o cuando repaso algunos capítulos de Kierkegaard, de la Escuela de Frankfurt o de la Teología de la Liberación, ¿cómo deslindar los episodios acuciantes de la vida de estos pensadores cuando mucho de lo plasmado en sus obras es prácticamente una versión de sus experiencias vitales? Nuestra estrategia metodológica buscará desenrollar dos conclusiones finales del ensayo de Ferro (2009), con el fin de explicitar esas “estimaciones filosóficas de sentido” (p. 39), cuyo germen de una nueva reflexión filosófica se halla presente en la obra de Nietzsche. Para ello transcribiremos el pasaje final del ensayo y luego procederemos a analizar dos de sus tesis. El filósofo Richard Rorty (Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos, 1993) piensa que al contrario de los poetas, se supone que los filósofos son “racionales”, y se supone que la racionalidad consiste en ser capaz de mostrar la “validez universal de la propia posición”. Nietzsche, piensa Rorty, fue un filósofo que reclamó los privilegios de un poeta

MKh & AMM

y que ese poeta reclamó, como uno de esos privilegios, “¿qué tiene que ver conmigo la validez universal?” Abriéndonos camino por entre la suposición de Rorty, nos respondemos que Nietzsche no dejó de ser filósofo universal en tanto que reclamaba un sitio de la tierra, y no un sistema abstracto, para pensar y transmitir lo pensado. Nietzsche reclamaba el sur y el mar. Su pensamiento, la elaboración de su obra filosófica y poética está hondamente relacionada con la geografía, con las condiciones del clima, con su estado de salud (salud/enfermedad); una obra en la que el pensamiento guarda una proporción ineludible con la sensibilidad, materializada en la topografía a la que el mar y el sur le dan contornos que el pensamiento occidental había evitado en su ascenso hacia la abstracción más alta, retirada de todo lo que significara individualidad y concreción, lugar y tiempo (Ferro, 2009, p. 57-58). Primera conclusión: Abriéndonos camino por entre la suposición de Rorty, nos respondemos que Nietzsche no dejó de ser filósofo universal en tanto que reclamaba un sitio de la tierra, y no un sistema abstracto, para pensar y transmitir lo pensado. Con una hojeada al índice de nombres que cita Rorty (1993) en la edición española de su libro Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos, descubrimos que Nietzsche es el segundo autor más citado. La influencia es notoria. 101

Michel Foucault.

El neopragmatismo norteamericano1 encontró en Nietzsche un filósofo con desarrollos notables y útiles para el programa de una crítica a la metafísica tradicional. Rorty (1991) procura converger las figuras del pragmatismo clásico, como James y Dewey2, con Nietzsche a la hora de superar la epistemología tradicional, pero describe a Nietzsche como un buen ejemplar de cómo puede ser la perfección privada, mientras que Dewey es considerado como un autor más ejemplar debido a su compromiso en un esfuerzo compartido, social: el esfuerzo por hacer que nuestras instituciones y nuestras prácticas sean más justas y menos crueles (cf. p. 16). Con esta lectura de Rorty, Nietzsche queda desprovisto de cualquier oportunidad para ofrecer algo a la filosofía social3.

De mi Nietzsche como pragmatista patriota me gustaría que forme equipo con los norteamericanos de corazón: Emerson, James, Dewey. Mi Nietzsche ya en perspectiva comparte con sus compañeros de equipo una teoría pragmatista de la verdad así como un desprecio cordial por la psicología moral primitiva de Platón y los límites de su imaginación política. […] Mi Nietzsche podría al fin de cuentas acercarse a lo que Bloom, con cierta repugnancia, denomina “esa manera típicamente norteamericana de digerir la desesperación continental: el nihilismo con final feliz”. Emerson, James y Dewey habrían coincidido con mi Nietzsche en que la “democracia es el cristianismo conforme a la naturaleza” (Rorty, 1994, p. 18). (El destacado es nuestro)

Es manifiesto que la lectura de Nietzsche que elabora Rorty obedece a los intereses de su programa pragmatista:

En este escrito, Rorty distingue entre el Nietzsche de Bloom, el Nietzsche de Miller y su propia lectura de Nietzsche. El uso del posesivo, tan particular en el filósofo norteamericano, matiza el pensamiento del autor a quien se lo asigna y le imprime una interpretación desde una perspectiva: los intereses del programa pragmatista. Mi Nietzsche personifica a un filósofo contingente. Esta apropiación metodológica se ajusta a los intereses antimetafísicos, antifundacionalistas y antiesencialistas de Rorty: “El contexto en el que mis ensayos sitúan la filosofía postnietzscheana es el pragmatismo. Considero a Nietzsche como la figura que más hizo por convencer a la intelectualidad europea de las doctrinas que formularon en Norteamérica James y Dewey” (Rorty, 1993, p. 16). Nietzsche es para Rorty otra expresión de las tesis producidas por James y Dewey. Y así debemos limitar el alcance de sus sentencias sobre el autor alemán.

1  Una recopilación de autores sobresalientes del pragmatismo contemporáneo en Borradori (1996) Conversaciones filosóficas, el nuevo pensamiento norteamericano. Mejía, J. (Trad.). En Bogotá: Norma. En adelante, ‘pragmatismo’. 2  Las relaciones entre la filosofía europea postnietzscheana y la filosofía analítica postpositivista, a primera vista, podría ofender. Sin embargo, la relación es frecuente en varias obras de Rorty (1994, p. 18; 1991, p. 16), e inclusive dedica un artículo a esas concordancias (Rorty, 1990). 3  “Cierto es que la versión del pragmatismo de Nietzsche nada tiene que ver con las esperanzas sociales características de James y Dewey. Su perspectivismo, su negativa a admitir la noción de una verdad desligada de intereses y necesidades formaba parte de un afán de percepción privada, lo que para él significaba pureza espiritual. Nietzsche detestaba tanto a su país como a su siglo, por lo que la combinación emersioniana de confianza en sí mismo y patriotismo que encontramos en James y Dewey le es totalmente ajena.” (Rorty, 1993, p. 17). No obstante, la Escuela de Frankfurt reconocía a Nietzsche como “uno de los pocos después de Hegel que entendió la dialéctica de la Ilustración”. Las reflexiones en torno a la biopolítica hicieron parte de la obra de Nietzsche, nos los muestra, entre otros, la profesora Vanessa Lemm, de la Universidad Diego Portales de Chile, en varios proyectos de investigación y muchas publicaciones en el Cono Sur.

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¿Qué hay del universalismo? La referencia a Rorty en el artículo de Ferro (2009) se encuentra en el capítulo titulado Identidad moral y autono-

mía privada: el caso Foucault. Dice Rorty (1993) que el antiplatonismo radical y nietzscheano de Foucault prescinde de algo que pueda servir de fundamento, y por tanto infiere la ausencia de necesidad de instituciones sociales. Foucault relativiza la justificación de las instituciones sociales y sus mecanismos de control, pero, al igual que Nietzsche, no se ocupa de mostrar algo malo en las sociedades liberales (Cf. p. 275). Rorty elabora una reflexión sobre Foucault y lo llama ‘caballero de la autonomía’, pero describe a Nietzsche (y a Heidegger) sucumbiendo a la tentación de encontrar una contrapartida pública y política a la búsqueda última y privada de la autonomía (Cf. Rorty, 1991, 273). Algo que no se encuentra en el Foucault de Rorty. En consecuencia, Rorty asigna a su Nietzsche una autonomía relativa a lo público y a lo político, sin duda una sentencia deseosa de profundización.

los demás o que existe una ‘humanidad común’ que nos vincula con los demás (Cf. Rorty, 1993, p. 276). Aunque el título de ‘caballero de la autonomía’ lo haya concedido Rorty a Foucault, es preciso entonces evitar identificar a Nietzsche como fundacionalista5. Decir con Nietzsche que Dios ha muerto —dice Rorty— significa que los hombres no sirven a propósitos más elevados. En otras palabras, el universalismo de Nietzsche realmente muestra ‘un cambio en la forma de hablar’, reemplazando la imagen de generaciones hambrientas que se pisotean unas a otras por la imagen de una humanidad que se acerca cada vez más a la luz, sin agrupar a esas generaciones en una única especie natural llamada ‘humanidad’. (Cf. Rorty, 1991, p. 40). “Nietzsche no dejó de ser filósofo universal en tanto que reclamaba un sitio en la tierra” (Ferro, 2009, p. 57). La universalidad que podemos vislumbrar en Nietzsche es de condición y no de pretensión. El reclamo es geográfico, espacial, propio de la condición de ser humano. Ningún hombre se desprende de su tejido social, lo que no significa aspirar a la universalidad epistemológica de las propias representaciones: a esto le han llamado perspectivismo.

Además del privilegio de replicar con el poeta, y en último término con Nietzsche: ‘¿qué tiene que ver conmigo la verdad universal?’4, Rorty (1993) continúa diciendo: “Creo que los filósofos tienen tanto derecho a este privilegio como los poetas, y considero suficiente esta réplica” (p. 276). Por lo tanto, para el pragmatismo es claro que Nietzsche pertenece a los filósofos que abandonan pretensiones epistemológicas universalistas. Sin embargo, caracterizando a Foucault, Rorty ve a Nietzsche preguntando a continuación ‘¿qué tiene que ver conmigo el sufrimiento de mis congéneres?’, con lo cual, su inquietud reflejaría un vínculo práctico con una pretensión universalista, la cual prescriPaul Rée y Friedrich Nietzsche, con be que es ‘racional’ intereLou Andreas Salomé, 1882. sarse por el sufrimiento de 4  El proyecto filosófico de Rorty se vale de los conceptos ironía y contingencia, la actitud del individuo cuando no piensa que su lenguaje se halla más cerca de la realidad que los demás: no habría un léxico privilegiado y universal volviendo conmensurables todos los demás relatos. La pretensión de conocer la verdad absoluta pierde entonces el valor concedido por la tradición epistemológica tradicional. Nietzsche, para Rorty (1991), fue el primero en sugerir explícitamente la exclusión de la idea de ‘conocer la verdad’ (p. 47).

Segunda conclusión: Nietzsche reclamaba el sur y el mar. Su pensamiento, la elaboración de su obra filosófica y poética está hondamente relacionada con la geografía, con las condiciones del clima, con su estado de salud (salud/ enfermedad).

“Solo los poetas, sospechaba Nietzsche, pueden apreciar verdaderamente la contingencia” (Rorty, 1991, p. 48). A cambio de conceptos estáticos, elaborados para transformar

5  “Prefiero a mi Nietzsche de sus últimas voluntades —el de un pragmatismo pacífico— y aplaudo la sugerencia de una ética que pueda liberarse de la metafísica y la epistemología” (Rorty, 1994, p. 18). Es clara la intención de Rorty por interpretar a un autor distinguiéndolo de otros, pero se debe aclarar que el resultado no es la oposición entre ellos.

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Richard Rorty.

la realidad continua en discreta, Nietzsche recobra la metáfora para sugerir, incitar y provocar. Una lectura geofilosófica6 de las imágenes del sur y del mar, proporcionan una guía para comprender el alcance universal del perspectivismo de Nietzsche. Con todo, también es posible ver en el mar, por ejemplo, la imagen del caudal borrascoso de las relaciones humanas. Comentando un fragmento de 1885, dice Cifuentes (2001): “La vida es un mar de relaciones de fuerza en permanente cambio, nada en ella es estable ni puede ser determinado como una esencia; este mundo es todo lo contrario de un mundo metafísico. […] Un permanente fluir de relaciones, eso es el mundo, la descripción de una guerra permanente, una guerra en la que se busca más poder y en la que nada queda” (Cifuentes, 2001, p. 105). Otros comentaristas han visto en la estancia cercana al Mediterráneo la etapa de mayor felicidad en la vida de Nietzsche: “de nuevo, acepta con alegría la influencia de los genios demoníacos y de los lugares románticos: Chopin, Venecia, Génova, Venecia, ciudad de hybris, Génova, ciudad del romanticismo del mar, de las despedidas y de los recuerdos” (Cassirer, 1972, p. 96); es la época “de ‘Nietzsche solitario’, pero también la del pensador que ha encontrado su ‘espacio vital’: la Alta Engadina, Venecia, Génova” (Nolte, 1995, p. 50), donde “el elemento nórdico se encontraría 6  “Deleuze y Guattari afirman en su obra ¿Qué es filosofía? que la filosofía es una ‘geofilosofía’ de la misma forma en que la historia siempre es una geohistoria (Boyer, 2009, p. 23). Las investigaciones de la profesora Amalia Boyer sitúan a Nietzsche cercano al concepto geofilosofía o razón geográfica.

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junto al elemento griego” (Vattimo, 1996, p. 159). “Desde mediados de noviembre hasta finales de abril de 1881 permanece en Génova, ciudad por la que sentirá un gran afecto por el resto de su vida […] Su permanente búsqueda de un cielo sin nubes lleva a Nietzsche a la idea de ir a Túnez” (Nolte, 1995, p. 58). Se puede concluir que la enfermedad y la búsqueda de un lugar mejor donde sentirse marcaron estos años en la vida de Nietzsche. No obstante, es obligatorio establecer márgenes para la objeción de Fink (1976) al interpretar a Nietzsche a partir del dato biográfico. Por un lado, Escobar (1995) afirma que una guía para el estudio de Nietzsche, y para cualquier autor, acudirá a una serie de principios hermenéuticos, dentro de los cuales se encuentra el vínculo de la vida del autor con su obra: con quién está polemizando el autor, cuáles obras está leyendo en cada etapa de su vida, cuáles hechos ocurrieron en su época y, en especial, cuáles tuvieron una incidencia más directa en él. Asimismo incluye dos principios específicos para orientar al futuro lector de la obra de Nietzsche: la oposición salud/enfermedad en su vida y el espíritu musical. (Cf. Escobar, 1995, p. 255-256). De otra parte, Fink (1976) afirma al inicio MKh & AMM de su obra que estos enfoques no llegan a lo nuclear, no dan cuenta del problema filosófico, pues el asunto fundamental es otro; la filosofía de Nietzsche ha sufrido malas interpretaciones, pues los factores periféricos repetidamente se superponen a lo propio de su pensamiento. Al mezclar vida y obra se crea el artificio de una ‘leyenda’ (Cf. p. 12-15).

Escobar responde preguntando si no se caería en el idealismo que Nietzsche tanto criticaba, cuando pretendemos, por ejemplo, buscar el valor de ‘la vida’, o de otros conceptos semejantes, haciendo abstracción de esta vida concreta, resultado de la lucha salud/enfermedad, que fue la suya. (Cf. Escobar, 1995, p. 272). Es más, la dualidad salud/enfermedad es un principio fundamental para interpretar la vida y la obra de Nietzsche, para lo cual hay múltiples referencias, entre las que cita los ejemplos de Kaufman, Deleuze y Janz (cf. p. 256). Podemos aventurarnos a proponer que la búsqueda y el encuentro con un lugar mejor, la cercanía al mar, representó un evento importante que también podría ser la clave para lecturas afines a la razón geográfica. Para el objetivo de nuestra investigación, nos afiliaremos a la búsqueda de Ferro (2009) en la línea de identificar, en el reiterado uso de categorías espaciales, más que un asunto topográfico, estimaciones filosóficas cargadas de un sentido nuevo y germinal para la historia del pensamiento. El Retorno de la metáfora veía en el mar la imagen ideal de una manera de pensar: “La aventura del pensamiento se presenta como una exploración en torno de las costas de un ‘mediterráneo’ ideal” (Ferro, 2004, p. 46). Allí el mar abierto es visto como la imagen de un punto de inflexión entre dos historias: la historia del olvido de la metáfora y el inicio de otra historia, la del hombre superado7: “Con la imagen del mar abierto, la abertura total, la ausencia de fondo, terminamos la historia de un olvido y comenzamos la otra historia, esa que todavía no se ha escrito: ‘no amo sino a la tierra desconocida, en la más lejana mar’.” (Ferro, 2004, p. 48). La palabra en la música decanta un vino nuevo, añejado en robles de investigación, viajes y reflexión. Harían falta décadas para que las ideas antes guardadas sirvieran ahora como hoja de ruta a los próximos lectores de la obra de Nietzsche en el Caribe. Las estancias en la Riviera: símbolo y geografía se ocupa de integrar los rasgos biográficos y topo-

gráficos como clave de lectura a la filosofía de Nietzsche. Podría ser objeto de un estudio geofilosófico y biográfico la composición del Zaratustra en Génova y Niza, aprovechando la buena recepción que ha tenido esta obra y las prolíficas proyecciones que vienen junto con la lectura significativa de la imagen del mar dentro de las obras compuestas durante la estancia de Nietzsche en las costas italiana y francesa. La insistencia en el uso de mar y sur en la obra de Nietzsche ofrece la perspectiva, el contorno que la filosofía occidental había querido evitar y que este Nietzsche contemporáneo sugestivamente ha vuelto a poner en escena.

Bibliografía Boyer, A. (2009). Archipelia. Lugar de la relación entre (geo)estética y poética. Revista Nómadas 31 (1). Cifuentes, L. (2001). Una sabiduría salvaje, el cuerpo inmanente a la vida en el Zaratustra de Nietzsche. En Meléndez, G. (Comp.). Nietzsche en perspectiva. Bogotá: Siglo del Hombre Editores. Pontificia Universidad Javeriana y Universidad Nacional de Colombia. Escobar, J. (1995). Salud, enfermedad, música, reflexiones sobre la filosofía de Friedrich Nietzsche. En Montoya, J. (Comp.). Nietzsche 150 años. Cali: Univalle. Ferro (2004). Nietzsche y el retorno de la metáfora. Barranquilla: Uninorte. Ferro, J. (2009). Las estancias en la Riviera: símbolo y geografía. En La palabra en la música, ensayos sobre Nietzsche. Barranquilla: Uninorte. Fink, E. (1976). La filosofía de Nietzsche. Sánchez, A. (Trad.). En Madrid: Alianza. Lefebvre, H. (1972). Nietzsche. H de Gaos, A. (Trad.). En: México: Fondo de Cultura Económica. MacIntyre, A. (1992). Tres versiones rivales de la ética: enciclopedia, genealogía y tradición. Millán Puelles, A. (Trad.). En Madrid: Rialp. Nolte, E. (1995). Nietzsche y el nietzscheanismo. Rocha, T. (Trad.). En Madrid: Alianza. Rorty, R. (1991). Contingencia, Ironía y Solidaridad. Vigil, J. (Trad.). En Barcelona: Paidós. Rorty, R. (1994). Vattimo, Negri y Rorty, tres lecturas de Nietzsche. Oxman, C. y Galdeano, P. (Trads.). En Zona Erógena 20 (1). Recuperado de http://es.scribd.com/luisdo/d/22929000-Vattimo-G-Negri-T-y-Rorty-R-Tres-lecturas-de-Nietzsche Rorty, R. (1993). Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos, Escritos filosóficos 2, Vigil, J. (Trad.). En Barcelona: Paidós. Rorty, R. (1990). Foucault/Dewey/Nietzsche. En Raritan: A Quarterly Review. 9 (4), 1-8. Vattimo, G. (1996). Introducción a Nietzsche. Binagh, J. (Trad.). En: Barcelona: Península.

7  Resaltamos la comodidad de la traducción filosófica ‘Hombre superado’ para Übermensch.

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