Revista Galega de Economía Vol (2015)

Revista Galega de Economía Vol. 24-3 (2015) EL MERCADO DE CAPITALES EN AMÉRICA LATINA 1990-2013. Bernabe Andrade Rodriguez. Profesor investigador de

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Revista Galega de Economía

Vol. 24-3 (2015)

EL MERCADO DE CAPITALES EN AMÉRICA LATINA 1990-2013. Bernabe Andrade Rodriguez. Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Colombia, Bogotá-Colombia [email protected] ; Ana del Pilar Banda Mora. Profesora investigadora Universidad Nacional de Chimborazo, Riobamba-Ecuador [email protected]; Jaime Alberto Gómez Walteros. Profesor investigador de la Universidad Nacional de Chimborazo, Riobamba- Ecuador [email protected] Resumen. En este ensayo se analiza el mercado de capitales en América Latina y se busca mostrar la evolución que éste ha tenido a lo largo del período comprendido entre 1990-2013, encontrándose una débil evolución que corresponde a un desarrollo vinculado mayormente al proceso especulativo y no al sector productivo, lo cual implica un débil impacto sobre la producción y el desarrollo económico. Palabras clave: mercado de capitales, crecimiento económico, desarrollo económico. JEL: G10, O40, O10. Title: CAPITAL MARKET IN LATIN AMERICA 1990-2013. Abstract. In this essay is analyzed the capital market in Latin America, looking for showing the evolution that this has had throughout the period 1990-2013, it found a weak evolution corresponding to a development related mostly to the speculative process and not the productive sector, implying a weak impact on the production and economic development. Key words: capital market, economic growth, economic development. 1. Introducción. El presente ensayo pretende explorar de manera descriptiva, el comportamiento del mercado de capitales en América Latina durante las últimas dos décadas, en el contexto de la desregulación de distintos mercados; particularmente del mercado de capitales. Dada la heterogeneidad estructural en lo económico, social y político, así como el atraso del aparato productivo, la estrategia de acumulación en función del sector primario, la débil estructura institucional ante la influencia que ejerce el capital internacional y en especial la inestabilidad asociada al capitalismo mundial, resulta un tanto complejo abordar este mercado en la región . Este análisis se centra en el mercado de capitales, la descripción de sus componentes y, en términos cuantitativos, en la estructura que se logra a medida que pasa el tiempo. La poca accesibilidad a la información, dispersión de la información estadística y su discontinuidad, sobre todo en países que fusionaron sus bolsas de valores, la inexistencia de un centro mundial para reporte y consulta de la información, el uso de lenguaje demasiado técnico, dificultan el manejo de esta temática. La relevancia de esta investigación se presenta en la medida en que se pueden comparar los resultados del mercado de capitales en la región con el resto del mundo y así identificar la posición real que ocupa la región en el contexto internacional. Por lo tanto, el ensayo presenta la siguiente estructura: una introducción de la temática, seguida por su reseña histórica. Más adelante se describe el mercado financiero y sus características principales, continúa entonces la contextualización de la Bolsa de Valores y se analiza el proceso de transformación del capitalismo y con éste el de la intermediación financiera. Además, se analiza el tránsito del fordismo al toyotismo y la coyuntura mundial y del mercado de capitales en América Latina. Finalizando con la presentación de resultados y conclusiones. 35

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2. Breve reseña histórica. El intento por constituir un mercado, en el que se pudieran transar títulos valores, aun cuando éstos no poseían esa denominación, es bastante antiguo. En Atenas, existió el Emporion y en Roma el Collegium Mercatorum (aproximadamente en el 493 A.C), ambos eran lugares en donde los mercaderes se reunían periódicamente para realizar transacciones. Práctica que se vio frustrada en el momento en que los bárbaros invadieron el Imperio Romano, apareciendo nuevamente en la etapa final del Feudalismo, cuando la familia de banqueros Van der Bursen organizó en la ciudad de Brujas (Bélgica) un primer mercado de títulos valores, el cual puede considerarse como el origen formal de un mercado de capitales. Con la caída del Feudalismo, el capitalismo naciente propicia el fortalecimiento de un incipiente mercado de capitales, favoreciendo el funcionamiento de varios de ellos, inicialmente en Europa y luego en Estados Unidos; de allí que en la ciudad de Amberes se crea la Bolsa que lleva su nombre en 1460, luego en 1570 la Bolsa de Londres, Lyon en 1595 y New York en 1792. La organización y formalización de éstas dio lugar a la aparición de las denominadas Bolsas de Valores, encargadas de su funcionamiento. En el caso de América Latina, dichos mercados se instituyeron hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En el Anexo hacemos referencia a los siguientes temas: A1. El mercado financiero. A2. Bolsas de Valores. A3. El capitalismo se transforma y con él la intermediación financiera. A4. Del fordismo al toyotismo. 3. La coyuntura mundial. La conversión del fordismo al toyotismo ha marcado un hito en la consolidación de los grupos financieros a nivel mundial y promueve una nueva etapa de fuerte confrontación entre ellos, por el predominio de uno o unos muy pocos. Confrontación que se ha visto favorecida por la existencia de una enorme cantidad de capital, dinero ocioso a nivel mundial, producto, por una parte, de balanzas de capital excedentarias, de las incontroladas emisiones monetarias y, por otra parte, del capital liberado al desmontarse las grandes factorías y el Estado de derecho, lo que finalmente les ha facilitado el mover grandes volúmenes de recursos alrededor del mundo. López (2010) señala algunos de los factores que actualmente están contribuyendo a desestabilizar el capitalismo y Manuel Castells (1997, 1998) y Harvey (2014) los complementan. Según López (2010, p.29), “tres nuevos factores estructurales subyacen tras la última crisis mundial: i) el hecho de que varios países de gran población se hayan embarcado en el proceso de crecimiento económico acelerado; ii) la creciente escasez de recursos ambientales y de algunos recursos naturales, y iii) la extraordinaria concentración de la riqueza y el ingreso registrada en las economías avanzadas en las dos últimas décadas”, lo cual igualmente se presenta en las economías capitalistas menos desarrolladas. A los anteriores se agrega, iv) la satelización y deslocalización de la producción, v) la precarización del trabajo y la pérdida de capacidad negociadora de parte de los trabajadores, vi) el avance tecnológico manifiesto en la mecanización, la automatización, la robotización y el trabajo en red, lo cual está generando un abundante desempleo. vii) la exclusión política y social. 36

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Otro factor que está contribuyendo a la inestabilidad del capitalismo está dado por el estrangulamiento de la llamada clase media, motor del consumo, la cual ha sido desmejorada laboralmente y para que continúe con sus niveles de consumo, según López (2010, p. 45) ha sido inducida “… a disminuir el ahorro y acrecentar rápidamente el consumo con financiamiento proporcionado por el crédito fácil garantizado, en muchos casos, por activos inflados.” En la medida, en que fueron madurando las obligaciones de esta clase, se agotaron sus ahorros, no mejoraron sus ingresos laborales y no pudo obtener más crédito y mucho menos ha podido cumplir con el pago de sus deudas y la única solución que ha tenido es disminuir el consumo y con ello precipitar la crisis generalizada que padece el capitalismo. En el caso de América Latina, la liberación del crédito en ausencia de instituciones reguladoras y supervisoras llevó al sistema bancario a asumir riesgos en las fases expansivas del ciclo económico y esto conllevó a tener una alta incidencia en la crisis financiera en comparación con regiones de igual desarrollo económico. Además, se muestra que la premura y el descontrol con que se realizó la desregulación, contribuyó a generar una mayor inestabilidad de la región, como se desprende de lo planteado por la CEPAL (2010, P.80), “muchas veces la reforma implicó la liberación abrupta de las tasas de interés, los plazos de las operaciones y la asignación del crédito, y la relajación de las regulaciones y la supervisión prudencial de las instituciones financieras.” Esta vulnerabilidad se ha manifestado asimismo, en la ralentización del crecimiento económico, en la estrechez del mercado de capitales, en la mala distribución del ingreso, en la desaparición de los Bancos de Inversión y la des-financiación de los pequeños productores, que en general aportan su producción al mercado nacional. Este descontrol facilita aún más la labor de los conglomerados financieros en su perspectiva de tener un mayor control de las economías locales. 7. El Mercado de Capitales en América Latina. El proceso de identidad y conformación de los Estados Nacionales Latinoamericanos, llevado a cabo, luego de la guerra de independencia contra España fue bastante tortuoso, debido a que la misma se adelantó únicamente como respuesta al autoritarismo colonial y no como un nuevo proyecto de nación por establecer. En cuanto al desarrollo del sistema financiero, éste prácticamente se constituyó entre finales del siglo XIX y mediados del XX, bastante tardío si se compara con los países desarrollados del continente europeo y los Estados Unidos. Por otra parte, su lento y débil desarrollo se relaciona con que las oligarquías de la región optaran por la vía terrateniente como alternativa para llevar a cabo la acumulación de capital, situación que no se caracteriza precisamente por una gran movilidad de los capitales. Un enfoque de los últimos 40 años puede señalar que el mercado de capitales a nivel regional se desarrolló en dos etapas: la primera va de 1970 – 2002, período en el cual los países implementaron heterogéneamente la desregulación financiera: por una parte, las dictaduras militares, instauradas en el poder al comienzos de la década del 70, aplicaron medidas liberalizantes a la fuerza y de inmediato. Mientras los países restantes, las fueron aplicando de manera gradual y las interrumpieron al explotar la crisis de la deuda del año 1982 implementándolas, nuevamente, con fuerza a partir de 1990, momento a partir del cual todos marcharon a un 37

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mismo ritmo. Esta unanimidad se vio resquebrajada hacia el año 2002, cuando algunos países decidieron bajarle la intensidad al ritmo de aplicación. La segunda etapa, va desde el año 2002 hasta la fecha y se caracteriza por la consolidación del modelo de desregulación financiera, en todos los países de la región. No obstante, la unanimidad se quebrantó, en cuanto a la intensidad con que éste se venía aplicando, ya que varios países en virtud de las crisis en que se sumieron, a lo largo de la década de los noventa y su intensificación a comienzos del dos mil, decidieron hacer una aplicación menos ortodoxa demandando para sí una mayor autonomía frente a la economía internacional y en particular ante la de los Estados Unidos, formando un grupo de países integrado por: Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. De la Torre y Schmukler (2005, p.3) señalan que “Desde principios de los años setenta, tanto la profundidad como la diversidad financiera aumentaron enormemente en las mayores economías desarrolladas, alcanzando su máxima prosperidad durante los años noventa. La intermediación financiera se expandió a una velocidad notable y el espectro de instrumentos y servicios financieros alcanzó dimensiones nunca antes vistas”. Guardadas las proporciones, los países de la región llevaron a cabo reformas en la misma dirección. Los países restantes han continuado aplicando el modelo aperturista y firmando acuerdos comerciales bilaterales con Estados Unidos, luego del fracaso del proyecto del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el cual contribuyeron a romper en muy buena medida los países que optaron por la aplicación no ortodoxa. A pesar de la disparidad de enfoques, los países de la región mantienen importantes niveles de comunicación y transacciones intrarregionales, sólo queda por establecer dentro de los dos bloques formados cuál está logrando mejores resultados, desde el punto de vista del desarrollo. Sin embargo, los resultados parecen mostrar que no hay diferencias significativas entre las dos vías de aplicación además que el desempeño de los mercados de valores de América Latina no ha sido el mejor en los últimos diez años ya que a pesar de haberse duplicado el valor de la capitalización de los mercados de valores con relación al PIB, sigue siendo muy mínima si se compara con otras regiones. A finales del año 2002, los países más grandes de la región tenían un promedio de capitalización bursátil de un 28% del PIB mientras que los países miembros del G-7 un 72% o Asia Oriental con un 95%. Mostrando así un deficiente desempeño que coincide con bajos niveles de negociación y liquidez (De la Torre y Schmukler 2005, p.2). Más adelante agregan De la Torre y Schmukler (2005) que, “El primero es que los mercados de capitales son incompletos, dado que tienen segmentos débiles o ausentes, falla de la que no escapa, en mayor o menor grado, ningún país de América Latina y el Caribe. Por otra parte, la incidencia de la falla en la región se ve agravada por la fuerte heterogeneidad estructural entre los diversos agentes económicos.” La CEPAL (2010, P.84) señala por su parte que la desregulación se tradujo “en la integración a los segmentos más especulativos del mundo desarrollado. En consecuencia, el segmento de mayor dinamismo del mercado de capitales ha sido la gran actividad financiera, con flujos de corto plazo desde y hacia el exterior, caracterizados por su volatilidad procíclica y su escasa conexión con las inversiones productivas.” Por otra parte, los gobiernos ya no disponen de la suficiente capacidad para regular la emisión y circulación monetaria local, los flujos de divisas, para fijar impuestos y otorgar subsidios. 38

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La CEPAL (2010, P.81) señala una mejora considerable en el manejo del sector financiero en todos los países de la región: “El desempeño de las instituciones financieras ante la actual crisis global exhibe un marcado progreso en la medida que han logrado evitar las crisis bancarias. Su posición es más sólida, con menor exposición al riesgo y una vigilancia fortalecida, pero muestran claras falencias en lo que hace a brindarle un financiamiento más amplio a la actividad económica actual”. Mejoría que se atribuye, en parte, a la disciplina monetaria y fiscal aplicada por los gobiernos de la región, así como a la reducción de la inflación y disminución a los incentivos a la volatilidad, vía tasas de interés. Se muestra como gran avance la constitución de los fondos de pensiones, resultando atractivos para los inversionistas extranjeros, que decidieron apoyarlos invirtiendo sus capitales para formalizarlos, vinculándolos luego al mercado de capitales, contribuyendo con ello, de manera decisiva, a su dinamización. 7.1. El ahorro. Los agentes promotores de la desregulación financiera, a lo largo y ancho de la región, vendieron la idea de que la misma, modernizaría el mercado de capitales dinamizando por consiguiente las inversiones, el crecimiento y el cambio estructural positivo, trayendo consigo según la CEPAL (2010, P.80) “…un aumento notorio del ahorro nacional y tasas de interés de mercado de equilibrio que estimulasen una asignación más eficiente de los fondos a inversiones en los sectores más productivos”. El paso siguiente era ofertar una variedad de productos financieros, ya que como dicen Tovar y Quispe (2011), La existencia de una gama más amplia de instrumentos de deuda hace más completos los mercados y facilita la cobertura de diversos riesgos. Argumento optimista, que obvió el conjunto de restricciones que pesan sobre la economía regional y que recientemente vienen siendo señaladas por Cimoli y otros (2005), partidarios del crecimiento virtuoso, restricciones que de no ser removidos, imposibilitan la generación de mayores niveles de crecimiento y desarrollo. Al evaluar los resultados de la desregulación, señala la CEPAL (2010, P.80) que se observa “…un aumento significativo de ahorro financiero en el segmento de corto plazo del mercado de capitales.”, y más adelante agrega que se presentó “el debilitamiento de la banca de desarrollo y del segmento de largo plazo, sin un incremento del ahorro nacional y la inversión productiva...” De la Torre y Schmukler (2005, p.1) complementan lo anterior argumentando que, “desafortunadamente, los resultados a la fecha han sido desalentadores, puesto que los mercados bursátiles y de bonos de sociedades anónimas se caracterizan por la falta de liquidez y el acceso a ellos es segmentado en la mayoría de los países de la región latinoamericana. La deuda se concentra en el extremo más corto del espectro de vencimientos y en muchos países ha tenido la tendencia de estar expresada en moneda extranjera, lo que la expone a riesgos cambiarios y de vencimientos próximos”. Mientras la CLAAF (2003, P.1) por su parte señala que, “…en la mayoría de los países el mercado de acciones ha permanecido estancado y el mercado de bonos corporativos no tiene una presencia significativa mientras que los bonos públicos muestran un mayor desarrollo relativo”.

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Gráfico No 1.

Fuente: Observatorio Económico Latinoamericano, OBELA. Cálculos de los autores.

En la gráfica No. 1, se muestra el ahorro, inversión extranjera y deuda externa como proporción del PIB para América Latina de 1990-2012, encontrándose que si bien la deuda externa ha disminuido, su promedio es de 32.17% lo cual está muy por debajo al de los países desarrollados, el ahorro no se ve incrementar y en promedio es de 16.71% y la inversión extranjera es de 3.19% que es una cifra relativamente baja para producir cambios significativos y sostenidos en el largo plazo. 7.2 Crecimiento. En cuanto a la contribución del mercado de capitales al crecimiento de la región, desde el punto de vista interno, su aporte es muy endeble, debido a la debilidad estructural de la economía, a los escasos niveles de desarrollo institucional y social y a la fragmentación del segmento de los demandantes. Estas variables conducirían de acuerdo a lo planteado por la CEPAL (2010, P. 82) a una sin salida, ya que “un acceso heterogéneo al financiamiento refuerza las desigualdades de las capacidades productivas y la inserción en los grandes mercados, y crea un círculo vicioso que condena a los sectores y unidades productivas de menor capital a una vulnerabilidad permanente y a un crecimiento deficiente.” En cuanto a lo externo, el modelo globalizador adoptado ha venido conspirando contra el crecimiento regional, ya que volvió a estos países sumamente dependientes del comportamiento que tengan las economías de los países capitalistas más desarrollados, introduciéndose de esta manera una fuente permanente de inestabilidad, tal como lo señalan Chapoy y Manrique (2010, p.1) para quienes la “… integración obligada a los mercados mundiales, la globalización y la cada vez mayor dependencia de las fuerzas del mercado que premian al capital en detrimento del trabajo, han traído consigo devaluaciones, fuga de capitales, caída de las bolsas de valores, disminución de la tasa de crecimiento económico, un trato cada vez más desigual entre deudores y acreedores y una enorme transferencia de riqueza de los más pobres a los más ricos.” Ya que según las mismas autoras (2010, p.3), “El capital financiero, en su búsqueda de ganancias sin mayor consideración de orden económico o social, ha desalentado la inversión en el sector productivo, reducido el empleo y la productividad, estimulado la especulación e intensificado los disturbios en las relaciones monetarias internacionales.” Y además, (2010, p.4) “El Capital fluye alrededor del mundo prácticamente libre de 40

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controles, sin atender a los deseos u objetivos de los diferentes gobiernos; así, la inestabilidad cambiaria y financiera, es una consecuencia inevitable de la gran movilidad del capital internacional.” El argumento de Chapoy y Manrique (2010) ya se concretó en las distintas crisis desatadas a lo largo y ancho de la región, en las dos últimas décadas y las cuales nos las recuerda Frenkel (2003; p.44) así: “…crisis de México (1994-1995), Argentina (1995), Brasil (1998-1999) y nuevamente Argentina (2001- 2002), éstas estallaron en los países que habían recibido los mayores flujos de capital en las fases de auge previas”. En la gráfica No 2, se muestran las tasas de variación de la formación bruta de capital fijo y del saldo de la balanza comercial para los países latinoamericanos en el período 1990 – 2013. En ambos casos se muestra un componente errático y fuertemente influenciado por el comportamiento cíclico de la economía internacional, más que por las decisiones de orden interno. Encontramos en el período analizado un saldo de balanza comercial negativo de 19902002 y se hace positivo hasta 2007 y de nuevo negativo; el período positivo puede deberse al crecimiento de precios de las materias primas especialmente las mineras, mientras que de 2008 en adelante su comportamiento se explica por la crisis económica mundial que aún no se recupera. Gráfico No 2.

Fuente: Indicadores de Desarrollo Humano y Observatorio Económico Latinoamericano. Elaboración de los Autores.

Una balanza comercial negativa a lo largo de ese período es una restricción muy fuerte para la formación de ahorro interno, el fortalecimiento del mercado de capitales y por consiguiente para el crecimiento, a no ser que el crédito externo y la inversión extranjera directa se hayan dirigido en un muy alto porcentaje a la inversión productiva. Aunque la CEPAL (2010, P. 88), señala que esto no ha ocurrido, cuando menciona que “La baja tasa de inversión de las dos últimas dos décadas muestra que subsisten fallas estructurales en los mercados de capitales internos y en el vínculo con los mercados internacionales”.6 En cuanto a la formación bruta de capital fijo, si bien presentó un repunte importante entre el 2000 – 2008, obsérvese que a duras penas estaría recuperando el capital consumido en el período 1980 – 2000, en el cual incluso se presentó des-inversión, de 41

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manera que por esta vía se demuestra que el ahorro no se ha transformado en inversión como era de esperarse y por lo tanto el crecimiento se ha visto menguado. A pesar de que se creía que el modelo globalizador realizaba la mejor asignación de los recursos, siguiendo a Mario Cimoli y otros (2005), en su trabajo, Heterogeneidad Estructural, Asimetrías Tecnológicas y Crecimiento en América Latina, nos dice que la CEPAL ha sido pionera en señalar que la ineficiente asignación de los recursos productivos en la región, generó una diversidad estructural de las economías de la región, diferentes niveles de productividad, de generación de empleo y demanda de empleo calificado, de distribución del ingreso e inserción en el mercado mundial y que se esperaba que con la adopción del nuevo modelo, se diera un proceso de reconversión estructural positivo, en especial de tipo industrial, el cual sin mayores traumas eliminara la diversidad estructural. Al evaluar Cimoli la situación de la región hacia el año 2005, después de 30 años en unos casos y de 15 en otros de desregulación acelerada, encontró que se había presentado una reconversión pero negativa, debido al detenimiento de la industrialización y a la implementación de la apertura de las economías regionales, lo cual operó sobre la antigua heterogeneidad, haciéndola evolucionar hacia un nuevo patrón de acumulación, en el que no sólo predominan diferencias de productividad inter e intrasectoriales y en la capacidad de generar y difundir el cambio tecnológico entre los agentes económicos. En general, los países de la región han seguido una estrategia centrada en la explotación intensiva de recursos naturales (mineros) y muy poco en las industrias intensivas en conocimiento y a la vez difusoras del cambio técnico. Tendencia que explica las transformaciones estructurales sobre la base de la aparición de nuevos sectores, de manera que las economías capaces de absorber los nuevos paradigmas y trayectorias tecnológicas modifican la composición sectorial de la industria, y el cambio tecnológico se difunde al resto de la economía. 8. Resultados. En este acápite se presentan algunos de los resultados numéricos que ha arrojado la consulta, enfatizando que los resultados relacionados con el mercado de títulos de renta variable son más sólidos que los encontrados con respecto a los otros tipos de instrumentos. En la tabla No 1, se presenta un resumen promedio por quinquenios del porcentaje de las acciones negociadas en cada país o región en el período 1988 – 2012 con respecto al PIB. Tabla No 1. ACCIONES NEGOCIADAS VALOR COMO PORCENTAJE DEL PIB. REGIONES O PAÌSES

PERÌODOS 1988-1992

1993- 1997

1998-2002

2003-2007

2008-2012

Asia oriental y el Pacífico

57,46

38,01

58,05

100,33

108,07

Unión Europea

16,61

23,82

68,90

95,28

63,07

4,16

10,50

6,98

11,54

20,83

Estados Unidos

32,97

74,16

230,25

198,29

258,59

Japón

55,05

24,68

41,26

105,69

82,68

Todo el Mundo

29,39

40,51

111,32

117,24

116,53

América Latina y el Caribe

Fuente: Banco Mundial Indicadores de Desarrollo Mundial 2013, elaboración de autores. Primero, se observa que el monto de las acciones negociadas con respecto al PIB en el caso de América Latina, es muy pequeño en todos los períodos en comparación con las restantes regiones y países analizados, tal como lo refleja la tasa obtenida, ya que ni 42

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siquiera en último quinquenio analizado supera el promedio mundial que se tuvo entre 1988 – 1992. Así el mercado haya crecido entre 2008-2012, se encuentra que América Latina está muy por debajo (20.87%) de lo negociado por Asia Oriental y Japón que sumados alcanzan 190.75% o Estados Unidos 258.59% con respecto al PIB, así mismo el crecimiento de la tasa no ha sido sostenido a lo largo del período. Segundo, a partir de 1995, se observa un crecimiento acelerado del negocio de las acciones en todo el mundo, lo cual da a entender que los capitales ociosos estarían dedicándose a especular con este tipo de activos, ya que en promedio, con respecto al período anterior, el mercado mundial creció en el 32.58% y como se sabe, no se han abierto nuevas factorías que sean significativas. Tercero, es visible que algunos países están negociando acciones por un monto superior a su propio PIB, ello es posible, porque sirven de plataforma para que otros países negocien en sus bolsas los referidos títulos, las cuales ya no parecen listadas en sus países de origen, lo que lleva a estas últimas a carecer de importancia y colocarse en el papel de corredoras de las bolsas de primer nivel. Al respecto, señalan De la Torre y Schmukler, (2005, p.2) que, “…los mercados bursátiles de América Latina se han visto afectados por un creciente número de valores que se suprimen de la lista oficial de la bolsa, dado que las grandes empresas emigran a las bolsas internacionales.” Más adelante agregan que, “De hecho, en varios países la negociación, movilización de capital social y emisión de bonos en los mercados internacionales es mucho más elevada que en los mercados nacionales.” En la tabla No 2, se muestra el porcentaje de las acciones con respecto al total negociado, en el período 1989 – 2012. El volumen del negocio es el valor total de las acciones, negociadas durante el período dividido por la capitalización promedio en el mercado del período. La capitalización promedio en el mercado se calcula como: el promedio de los valores al cierre del ejercicio. Tabla No 2. ACCIONES NEGOCIADAS VOLUMEN DEL NEGOCIO COMO PORCENTAJE CON RESPECTO AL TOTAL REGIONES O PAÌSES

PERÌODOS 19891992

ASIA ORIENTAL PACÍFICO

Y

EL

19931997

19982002

20032007

20082012

55,643

59,722

84,584

112,02

134,86

49,83

57,6

85,9

128,86

110,35

35,015

43,51

26,33

28,64

46,94

ESTADOS UNIDOS

56,73

84,26

166,88

155,51

250,78

JAPÓN

41,81

37,26

60,42

116,51

120,71

TODO EL MUNDO

53,71

67,8

122,44

128,84

155,04

UNIÓN EUROPEA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Fuente: Elaboración propia de los autores con datos de Indicadores de Desarrollo Mundial.

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En la tabla No 2, se muestra la debilidad del mercado accionario con respecto al total de capitalizaciones. En el período 1989 – 1992 América Latina ocupaba el puesto penúltimo, con 35.015 puntos porcentuales por debajo de la media de ese lapso de tiempo. Ya en el quinquenio de cierre se observa que ocupa el último puesto con 46,94 puntos porcentuales por debajo de la media de ese período y además, con una tasa de participación más volátil que el resto de los relacionados. En la tabla No 3, se presenta en promedio el número de sociedades inscritas en las Bolsas de Valores más importante de América Latina en el período 1995 – 2013. En ella se observa un proceso de decrecimiento del número total de empresas inscritas en el consolidado de la región. Sin embargo, el número de sociedades inscritas en México creció en forma sostenida y las restantes perdieron asociados en algunos casos en forma igualmente sostenida, lo cual implica un achicamiento del mercado si las que desaparecieron no fueron absorbidas por otras que estén haciendo presencia o porque se trasladaron a cotizar en los mercados de los países desarrollados. El otro hecho que se observa, es que prácticamente cinco bolsas concentran el total de las sociedades inscritas y las restantes juegan un papel marginal. Así, entre 1995 y 1998 las bosas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú concentraban el 86.06% de los inscritos, para el período 1999 -2003, el mismo grupo participaba con el 80.44%, para el período 2004 – 2008, sale Colombia de ese grupo selecto e ingresa México y entre los cinco concentran el 81.94% y para el 2009 -2013, ese mismo grupo concentraba el 81.26% de los inscritos. TABLA No 3. SOCIEDADES INSCRITAS EN LAS BOLSAS LATINOAMERICANAS RENTA VARIABLE PAÌS O CIUDAD

1995-1998

1999 -2003

2004-2008

2009-2013

Núm.

%

Núm.

%

Núm.

%

Núm.

%

Argentina

283,75

9,61

239

12,26

218,60

12,75

125,6

7,75

Brasil

1.180

39,98

535,4

27,46

377

21,99

392,4

24,21

Chile

543

18,40

389,4

19,97

242,20

14,13

258,2

15,93

291,50

9,88

192,4

9,87

95,40

5,56

83,4

5,14

Colombia Costa Rica

26

0,88

22,2

1,14

17

0,99

9

0,55

Ecuador

77,50

2,63

60,4

3,10

68,20

3,98

84

5,18

El Salvador

11,50

0,39

33

1,69

61,40

3,58

73,2

4,51

México

192,75

6,53

189

9,69

345,20

20,13

317

19,55

Perú

241,75

8,19

212,2

10,88

222

12,94

224

13,82

18

0,61

14,4

0,74

10,40

0,60

5,8

0,36

85,50

2,90

62,2

3,19

57,20

3,33

48,2

2,97

2.951,25

100

1.949,6

100

1.714,60

100

1.620,8

100

Uruguay Venezuela Total

FUENTE: Cálculos de los autores con datos de Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB). * Incluye todas las bolsas de valores del país, en los otros casos sólo el de la ciudad más importante del país.

Sólo Brasil concentró en todo el período un promedio del 24,68% de los inscritos. 44

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En la tabla No 4, se presenta el número de empresas, en promedio, inscritas en las bolsas de América Latina, frente a las de España, Tokio y Londres por el período 1999 – 2013. En ella se observa cómo el número de sociedades inscritas, para el caso de América Latina viene decreciendo, mientras que Japón tiene un leve crecimiento al igual que Londres y España creció en más de dos veces el número de inscritos. TABLA No 4.SOCIEDADES INSCRITAS EN BOLSA RENTA VARIABLE PAÌS O CIUDAD

1999-2003

2004-2008

2009-2013

Núm.

%

Núm.

%

Núm.

%

AMÉRICA LATINA

1944,2

20,32

1779,2

16,60

1861,4

18,08

ESPAÑA

2692,8

28,14

3497

32,62

3307,6

32,13

TOKIO

2105,6

22

2375,4

22,16

2528,4

24,56

LONDRES

2825,2

29,52

3067,4

28,61

2596,8

25,22

TOTALES

9.567,6

100

10.719

100

10.294,2

100

*Incluye todas las bolsas de valores del país, en los otros casos sólo el de la ciudad más importante del país. FUENTE: World Federation of Exchanges y Federación Iberoamericana de Bolsas. Elaboraciòn de los autores.

En el periodo de 1999 - 2003, con relación al total, América Latina tenía el 20.32% de los inscritos, España el 28.14%, Tokio el 22% y Londres 29.52% al finalizar el período de análisis, o sea 2009- 2013 las participaciones eran las siguientes: América Latina el 18.08%, España el 32.13%, Tokio el 24.56% y Londres 25,22%, lo cual una vez más muestra la pérdida de participación de la región latinoamericana en el mercado accionario y por lo tanto en la inversión de largo plazo. TABLA No 5. BOLSAS LATINOAMERICANAS MONTOS OPERADOS CON TÌTULOS DE RENTA VARIABLE (en millones de dólares corrientes) PAÌS PERÌODOS DE TIEMPO 1996-1998 1999 -2003 2004-2008 2009-2013 VALOR % VALOR % VALOR % VALOR % Argentina 31904 13,50 6806 5,6 6558 1,26 3137 0,30 Brasil 148542 62,88 66911 55,09 373477 71,76 816305 79,19 Chile 6862 2,90 5788 4,77 30250 5,81 48616 4,72 Colombia 2296 0,97 878 0,72 12129 2,33 29760 2,89 Costa Rica 21 0,008 168 0,14 262 0,05 117 0,01 Ecuador 156 0,066 52 0,04 206 0,04 374 0,04 El Salvador 14 0,006 26 0,02 314 0,06 38 0,00 México 40420 17,11 38024 31,31 90810 17,45 125230 12,15 Perú 3732 1,58 1661 1,37 5461 1,05 5924 0,57 Uruguay 3 0,001 0.759 0,0006 5 0,001 35 0,003 Venezuela 2269 0,96 1135 0,93 962 0,19 1308 0,13 Total 236222 100 121454 100 520439 100 1030849 100

Fuente: Datos de Federación Iberoamericana de Bolsas, FIAB. Elaboración propia de los autores. 45

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En la tabla No 5 se recogen los montos promedios transados por las bolsas de valores latinoamericanas, por el período 1996 – 2013. En ella, es aún más visible el papel marginal que cumple la gran mayoría de las bolsas de la región, porque únicamente dos países: Brasil y México concentraron en promedio en el período 1996 – 1998 el 79.99% de las transacciones con valores de renta variable, en el 1999-2003 el 86.4%; en el periodo 2004 – 2008, el 89.21% y en el 2009- 2013 el 91,34%. Vale la pena recordar rápidamente que, al observar la tabla de las sociedades inscritas en bolsa y que transaban títulos de renta variable, Brasil estuvo perdiendo empresas asociadas y México por el contrario ganando, sin embargo, cuando se observa el monto de las operaciones sucede todo lo contrario, Brasil gana participación mientas México pierde, lo cual quiere decir que el mercado brasilero aún se está concentrando más, pocas empresas hacen mayor volumen de negociación. 9. La Propuesta. De lo expuesto anteriormente, hay coincidencia entre varios autores quienes dejan en claro, que no le conviene a los gobiernos de la región seguir operando el Modelo Globalizador a rajatabla tal como se viene haciendo, sino que requiere la introducción de reformas que reorienten la actividad económica y que contribuyan a resolver los problemas estructurales de tipo económico, político y social que enfrenta la región. Independientemente de la metodología a seguir, ésta debe centrarse en el desarrollo de la industria difusora de conocimiento y cambio tecnológico de manera que, según Cimoli y otros (2005, p.5), “El proceso de retirar a los trabajadores de los sectores de baja productividad no sólo favorecería el aumento de la productividad agregada y la difusión de tecnología, sino que también tendría un efecto positivo en el comportamiento de los salarios reales…inducirá también la gradual transformación del patrón de inserción externa”, al tener la industria un mayor peso en las exportaciones, con lo cual se eliminarían los recurrentes desequilibrios externos y de esta manera también se estaría estimulando el crecimiento. Esta es una propuesta loable en la medida que despeja el campo de acción que puedan tener los distintos mercados entre ellos el de capitales. En cuanto compete al mercado de capitales, la CEPAL (2010, p.82-84) expresa que, “es preciso diseñar un sistema financiero que contribuya a reducir la gran heterogeneidad de las economías de la región.” Más adelante agrega, “en ese sentido, la reforma del mercado de capitales implica fortalecer la banca pública y, en particular, la banca de desarrollo, como un instrumento que permita potenciar y democratizar el acceso al crédito, sobre todo a largo plazo y orientado al financiamiento de las inversiones”. Y en donde la banca privada sea sometida a una mayor regulación y supervisión de manera que preste de manera racional el servicio, se sustraiga de la especulación y las operaciones riesgosas. Así mismo, se propone que para cortar el canal que transmite la volatilidad externa como son los flujos de corto plazo, se desarrolle una política macroeconómica contra-cíclica de tipo cuantitativo aplicable a la cuenta de capital, y al respecto señala la CEPAL (2010, P.88) que, “la eficaz regulación contracíclica de la cuenta de capitales, respecto de los ingresos y egresos de fondos, provee espacio para reorganizar el sistema financiero a fin de canalizar los recursos hacia el ahorro y la inversión en conexión directa con el aparato productivo.” 10. Conclusiones. A continuación se esbozan las principales conclusiones de la investigación sobre el mercado de capitales en América Latina, encontrándose lo siguiente:

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La naturaleza del banco como intermediario financiero viene desnaturalizándose y tomando el camino de un especulador sin interesarse por su génesis y dando de esta manera señales de desestimulo a la inversión productiva.



El otro factor que ha contribuido a la creación de asimetrías es la concentración de los recursos líquidos en operaciones financieras especulativas de muy corto plazo, lo cual debe estar contribuyendo a obtener bajos niveles de crecimiento económico debido a que la inversión productiva de largo plazo se encuentra desfinanciada.



La concentración del mercado financiero se ha agrupado alrededor de los países más desarrollados económicamente y disminuyendo su poder las bolsas de América Latina, ya que muchas de las empresas cotizan es en las bolsas de mayor poder financiero, encontrándose que en la última década las transacciones del mercado accionario doblan sus PIB nacionales como es el caso de los EEUU y para Asia oriental y el pacífico 103%, Japón y la Unión Europea se encuentran por encima del 80%, en cambio para América Latina representa un 16% de su PIB. Este hecho muestra la débil posición en el mercado accionario de Latinoamérica.



La concentración del capital viene desterrando la democracia económica y política, ya que el acceso a la propiedad es cada vez más esquiva a la mayoría de la población y ésta se encuentra inerme en la toma de decisiones del sistema financiero.

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Annex on line at the Journal Website: http://www.usc.es/econo/RGE/benvidag.htm

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Anexo A1. El mercado financiero. Definido como el espacio donde se transan un conjunto de activos financieros, sin importar el período de vencimiento, mientras que para Garay (2005, p.4) “El mercado financiero es el mercado constituido por el conjunto de transacciones que realizan los oferentes y demandantes de fondos, donde se compran y se venden activos financieros entre los distintos participantes (las familias, las empresas y los gobiernos)”. A este mercado concurren proveedores de fondos o unidades superavitarias y los demandantes o unidades deficitarias, por lo que este mercado se encarga de facilitar el flujo de fondos de las unidades superavitarias a las deficitarias. Para Avella y Caballero (1985; p.110), la importancia de este mercado radica por cuanto el “…esquema de intermediación, es el resultado de la articulación de un conjunto de factores económicos, tecnológicos, jurídicos, ideológicos y políticos...”. Es decir, es el reflejo del pálpito ciudadano. En general, se considera que el mercado financiero mejora la productividad del capital ya que apoya los proyectos con mayores tasas de rendimiento; permite alcanzar escalas de producción, tecnologías y estructuras de financiamiento óptimas; facilita la creación de nuevas empresas por medio del “capital de riesgo”, mejora la integridad financiera de las empresas listadas en los mercados internos y externos al tener que cumplir con elevados estándares en cuanto a prácticas contables, controles internos, transparencia y difusión de la información financiera. Además crea nuevas modalidades para la administración y distribución del riesgo; al mismo tiempo que promueve la diseminación de la participación de una proporción creciente de los miembros de la sociedad, en la propiedad del capital. Este mercado se divide en primario y secundario, dependiendo del momento en que se realiza la negociación de los títulos emitidos. Así, mientras en el primario la negociación se realiza de manera directa entre el demandante de recursos o emisor de títulos-valores nuevos y el oferente o proveedor de recursos, sean personas naturales o jurídicas, en el secundario la transacción requiere de un intermediario. Teniendo en cuenta el período de vencimiento de los títulos se da la subdivisión en mercado monetario y mercado de capitales negociándose en este último, títulos de renta fija y de renta variable, los cuales en cada caso tienen una variedad que en el fondo, tratan de borrar las diferencias entre unos y otros. Una definición más clara se brinda a continuación: En el mercado monetario se transan activos financieros con períodos de madurez muy cortos, según Garay (2005, p.5) son, “…títulos-valores que cuentan con un período de madurez inferior a un año o instrumentos del mercado monetario (cuentas de ahorro y depósitos a plazo y bonos con vencimientos menores a un año) generalmente con niveles de liquidez mayores a los de los instrumentos del mercado de capitales (acciones y bonos con vencimientos superiores a un año)”. Aunque no existe una definición única para el mercado de capitales, se puede decir que en él se transan activos financieros a mediano y largo plazo (con vencimiento mayor a un año), títulos de renta fija o bonos públicos y privados; de renta variable, acciones comunes y preferenciales; los derivados y opciones, los cuales en unos casos tienden a parecerse a 49

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los bonos y en otros casos a las acciones, en donde el mayor período de vencimiento se compensa con un mayor rendimiento, frente al que se ofrece en el mercado monetario. Según la CEPAL (2010, p.80), el funcionamiento de este mercado es de gran importancia ya que “…tiene fuertes repercusiones en los equilibrios macroeconómicos y ejerce una influencia significativa en otras variables que resultan determinantes para la formación de capital y la distribución de oportunidades e ingresos entre los diversos actores económicos”. El Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros CLAAF (2003, p.1), la complementa aduciendo que, “Los mercados de capitales contribuyen al crecimiento de la producción y a mejorar la eficiencia de la economía complementando, pero no sustituyendo el papel de los bancos.” En este mercado se encuentran títulos de renta variable, los cuales son acciones comunes u ordinarias que reportan, a sus tenedores, un rendimiento variable, tengan o no privilegios especiales. Dentro de ellas se encuentran las comunes y las preferidas, gozando estas últimas de privilegios con respecto a las acciones comunes u ordinarias. Esto es en cuanto al número de votos que otorguen en la asamblea, al derecho a percibir un dividendo fijo o dividendos antes que las acciones comunes. Además existen los llamados títulos de renta fija, los cuales representan una promesa futura de pago y le otorgan al tenedor el derecho de percibir intereses o una renta fija durante un determinado período de tiempo, al final del cual se reembolsa el capital; bonos indexados o sin indexar, letras del tesoro, otros títulos de deuda pública, son algunos de los activos que allí se encuentran. Estos activos son emitidos por empresas privadas y se les conoce, genéricamente, como bonos corporativos, presentando un alto riesgo de impago, mientras que si son emitidos por la administración pública, la posibilidad de impago es bastante baja. Adicionalmente se negocian en este mercado Derivados y Opciones, los cuales tienen un manejo altamente complejo. Los primeros son contratos financieros cuyos valores se derivan de los valores de un activo subyacente y en los que se permite especular con respecto al movimiento esperado del activo subyacente y sin necesidad de comprarlo los especuladores puedan realizar grandes transacciones sin tener que desembolsar fuertes sumas de dinero. Los inversionistas pueden entonces apalancarse sustancialmente y aspirar a percibir mayores rendimientos esperados a costa, claro está, de incrementar el riesgo de la inversión significativamente. Por otra parte, estos instrumentos pueden también ser empleados para cubrir riesgos, es decir, para generar ganancias aún si el valor del activo subyacente declina. Sin embargo esto parece ser cosa del pasado, ya que según Tovar y Quispe (2008, p. 10), “…la inversión a través de derivados se consideraba compleja y a menudo poco transparente, e incluso se consideraba una navaja de doble filo, por mejorar la gestión del riesgo permitiendo al mismo tiempo un mayor apalancamiento”. Dentro de estos instrumentos se encuentran las Opciones, Contratos de Futuros, forwards y swaps, estas dos últimas no son transadas en la bolsa de valores. Con respecto a las Opciones dice Garay (2005, p.8) que “…representan un contrato que permite la compra o venta de un determinado título –valor a un precio de ejecución previamente especificado (precio strike) y durante un período también previamente establecido tal como su nombre lo indica, las opciones son instrumentos que le permiten a su tenedor ejercerlas sólo si lo desea. Pueden ser emitidas sobre los siguientes activos subyacentes: acciones, monedas extranjeras, índices de cotización de acciones y contratos de futuros”. 50

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Entre los activos subyacentes existen las materias primas y su negociación a futuro trastoca considerablemente los precios en el mercado mundial, ya que éstos no terminan moviéndose por la oferta y la demanda, sino por la concentración de su propiedad, mucho más si están destinados a la producción de biocombustibles. Con el auge de los derivados se retomó con fuerza la tesis de que “la actividad financiera por si sola es una fuente creadora de valor”, la cual, según sus defensores podría ser probada mediante la implementación de una gama de productos financieros, altamente rentable y atractivos para los poseedores de recursos líquidos. No obstante la especulación nunca debe ser considerada como actividad generadora de valor, ya que èsto riñe con los principios de la naturaleza humana en cuanto al producto del trabajo y su agregado, es decir, sería confundir el medio de intercambio con el producto mismo aprovechando la posición dominante para relajar un sistema de precios en beneficio propio. A2. Bolsas de Valores. Las instituciones especializadas y legalmente reconocidas, en las cuales se llevan a cabo transacciones con títulos valores o activos financieros reciben el nombre de Bolsas de Valores. Aunque éstas, por sí mismas, no suministran capital ya que las transacciones reales se llevan a cabo fuera de ellas, si consiguen poner en contacto a los oferentes de recursos con los demandantes. La importancia de las bolsa, en los últimos años, ha sido tan amplia que incluso el capital bancario está más interesado en negociar títulos valores a través de ellas, que en conceder crédito directamente, perjudicando con èsto al sector productivo por el encarecimiento del crédito, producto de este tipo de negociaciones. Conllevando, además, a que la naturaleza del banco como intermediario financiero venga desnaturalizándose y tomando el camino de un especulador ante el atractivo negocio que se ofrece en bolsa. Este mercado es considerado como un mercado secundario, ya que requiere de un intermediario entre el oferente y el demandante – denominado Corredor de Bolsa - para llevar a cabo la transacción. La movilización de liquidez a nivel mundial, suministrándola tanto al sector público como al privado y su contribución en la formación general de precios y en la valorización de las compañías que transan sus valores allí, señalan la relevancia del mercado bursátil. Las bolsas de los países capitalistas, más desarrollados económicamente o de primer nivel se encuentran aquí, transando grandes volúmenes de títulos tanto nacionales como extranjeros mientras las de segundo nivel, ubicadas en los países restantes, actúan como corresponsales de las de primer nivel. Estas últimas requieren la homologación y certificación de las primeras, para poder funcionar.1 Se han diseñado indicadores denominados índices con el fin de mostrar las actividades de las bolsas así como su capacidad de negociación, lo cual permite además señalar la fortaleza frente a otras, indicar a los especuladores el movimiento de la actividad en sí misma y redireccionar el movimiento de negociación. Así pues, todas las bolsas adoptan un determinado índice, para señalar el producto de sus transacciones en cualquier período de tiempo; el más conocido de ellos es el Dow Jones, el cual corresponde a un promedio de las acciones pertenecientes a las 30 compañías más importantes a nivel mundial, transadas en la bolsa de New York. Igualmente existen otros 1

Las 56 bolsas más importantes del mundo se hallan asociadas en la World Federation of Exchanges

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índices menores que se forman de acuerdo con algún tipo de especialidad de las empresas que agrupa. A3. El capitalismo se transforma y con él la intermediación financiera. Como se mencionó anteriormente, cuando los bárbaros invadieron el Imperio Romano acabaron con la intermediación financiera y ésta únicamente vino a retomarse hacia la etapa final de la edad media. Sin embargo, este intento renovador tuvo un desarrollo muy limitado, al concentrarse en transacciones financieras de muy corto plazo. Con el advenimiento del capitalismo la intermediación financiera obtuvo el impulso y la formalización que se requería, para el efecto, separando el mercado según el período de vencimiento en: el de muy corto plazo, al cual se denominó mercado monetario y el de mediano y largo plazo, se le llamó mercado de capitales, este desarrollo fue en principio lento y progresivo, pero en el último siglo ha sido vertiginoso, logrando una cobertura nacional y luego internacional. El mercado financiero se ha desarrollado en función del avance tanto de las fuerzas productivas, la relaciones sociales, como la división del trabajo; así lo muestran las distintas revoluciones técnicas ocurridas desde finales del siglo XIX hasta el presente, las cuales han provocado cambios importantes en la estructura de las distintas ramas de la producción pasando muchas de ellas de producir bienes de gran tamaño y peso, a unos más reducidos y livianos que cumplen la misma función, utilizando más capital y menos trabajo. Trabajo necesariamente más calificado, lo que implica, igualmente, una transformación en la forma de gestionar los negocios y por lo tanto en el uso de los capitales. Inicialmente el capital se gestionó en medio de la informalidad y con una relativa autonomía al interior de cada una de las ramas de la actividad económica: producción (capital industrial), comercialización (capital comercial) y en los servicios (capital bancario). En ellas fue visible una fuerte competencia entre los capitalistas, por obtener una mayor tasa de ganancia, conllevándolos a utilizar los excedentes de liquidez en el mismo sector, y el faltante adquirirlo de las entidades bancarias, luego la intermediación financiera desempeño así un papel secundario debido a que la inversión se realizaba con criterios altruistas y de tradición familiares, principalmente asociada a un tipo de actividad económica. Precipitadamente la competencia desarrollada en cada una de las ramas, llevó a los capitalistas más fuertes a controlarlas y seguidamente luchar por el predominio sectorial, resultando entonces una alta concentración y centralización del capital y por consiguiente, una nueva forma de gestionarlo, expresándose, en mayor escala, en la absorción de las empresas más débiles por la más fuertes; en la adopción de acuerdos entre capitalistas para limitar la competencia e impedir la caída de la tasa de ganancia; en sustraerse de la fijación de los precios por el mercado y fijarlos por sí mismos; en generar demandas u ofertas de recursos líquidos en forma monopólica, en desfinanciarlos y no facilitarles el acceso a los recursos necesarios para la financiación de sus proyectos de inversión. La nueva forma de gestionar se hizo rápidamente visible en las ramas más fuertes del aparato productivo, tal como lo señala Mandel (1983, p.186), era lógico que estos monopolios aparecieran “…primero en los países (Estados Unidos, Alemania, Japón) y en las ramas (petróleo, acero, automóviles, aparatos eléctricos, industria química) que sólo alcanzan su desarrollo hacia fines del siglo XIX o a principios del siglo XX”. Generándose así elevados excedentes líquidos sectoriales que no pudieron ser absorbidos por el mismo sector y por lo tanto necesitaron ser colocados a nivel nacional. La salida a 52

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esta situación consistió en asociar el capital productivo con el bancario y fortalecer al máximo su institucionalidad. Esta asociación desvió al sistema financiero de su labor clásica de captar y facilitar recursos líquidos indistintamente a los demandantes potencializando aún más su poder monopólico, su capacidad para absorber nuevas empresas, racionar aún más el crédito a los competidores, especular y crear mayor volatilidad mediante la movilización del capital hacía donde se obtenga la mayor tasa de ganancia. En los procesos de concentración y centralización del capital, los capitalistas han utilizado distintas formas de asociación entre las que se hallan: los gentlemen’s agreements o Acuerdos voluntarios entre productores; Asociaciones reguladoras de los precios; los Pools; Carteles, Sindicatos de compra o venta, Almacenes de venta; los Trusts; los Holdings o Konzern o Conglomerados y las Fusiones de empresas. Siendo esta última tipología la más utilizada en combinación, según sea el caso, con las restantes. El holding definido por Mandel (1983, p. 188) es, “…una sociedad de participación que permite concentrar el control financiero en empresas que han permanecido formalmente independientes”, luego agrega el mismo autor (1983, p.204) que son “…dueños de bancos, compañías de seguros, sociedades industriales, comerciales y de transporte, que llevan los más diversos nombres sin que nada permita sospechar a primera vista que están ligados unos a otros”. Este instrumento es bastante útil para dar estabilidad al grupo de empresas que lo conforman y además para permitir evadir con facilidad las leyes antimonopolio eventualmente establecidas por los gobiernos. Por su parte, la fusión, se emplea de manera transitoria y puede ser voluntaria o impuesta, mediante la cual desaparecen jurídicamente las fusionantes y es reemplazada por una nueva persona jurídica, fusiones que pueden ser utilizadas para integrarse vertical u horizontalmente con el propósito fundamental de maximizar sus beneficios, apropiándose del fruto del trabajo, de los ahorros y de los conocimientos tradicionales y científicos de la sociedad. El conglomerado empresarial o holding es la estructura adoptada, desde un comienzo, por los actuales grupos financieros, mediante la fusión del capital bancario con los restantes, logrando usar sus propios recursos y el ahorro del público llegando a controlar internamente las economías. Voluminosos recursos líquidos adquiridos, producto del poder monopólico del grupo, no pudieron ser ubicados internamente viéndose éste obligado a transformar las empresas de mayor proyección y liderazgo en sociedades transnacionales o multinacionales y a expandirse de esa forma por el resto del mundo. Con el fin de alcanzar posiciones de vanguardia en el mercado mundial, estas empresas aprovecharon su posición dominante frente a muchos gobiernos débiles, igualmente la posibilidad de limitar aún más la competencia al adquirir la propiedad de sus competidores y desatar vigorosas guerras de precios y sabotaje contra aquellos que no se sometieron y neutralizar la dinámica de crecimiento de los mercados internos, ya que las ramas de la industria en donde se ubicaron, crecieron de manera vegetativa al nivel que lo hizo la demanda y por lo tanto no se proyectó al mercado externo. Los conglomerados financieros, procurando obtener las más elevadas tasas de ganancia, mueven sus capitales inesperadamente a los lugares donde se ofrezca esa posibilidad, siendo la especulación financiera la que reporta las mejores tasas, convirtiéndose esta última en un factor de inestabilidad mundial, como lo reseña Mandel(1983, p. 245), “lejos de haber provocado una mayor estabilización del capitalismo, los cartels y trusts 53

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internacionales han reducido la flexibilidad de adaptación de la economía mundial y provocado fluctuaciones más bruscas y profundas, imponiendo para sus productos precios rígidos sin tener en cuenta la coyuntura económica.” La tesis de Mandel es reafirmada por Titelman, Pérez y Pineda (2009, p.8), cuando señalan que el actuar de los grupos financieros se “…enmarca en un contexto de desbalances globales sin precedentes y elevados niveles de liquidez internacional”. En el caso que aquí se analiza, es bastante notorio que el poderío de los grupos financieros ha creado fuertes asimetrías en el mercado de capitales al punto de distorsionarlo considerablemente. Otro factor que ha contribuido es la concentración de los recursos líquidos en operaciones financieras especulativas de muy corto plazo, obteniendo bajos niveles de crecimiento permanentes, dada la desfinanciaciòn de la inversión productiva de largo plazo, principalmente para pequeños y medianos productores. En síntesis, el predominio del capital financiero sobre las restantes modalidades de capital es objetado bajo los siguientes fundamentos: provoca la fragmentación y segmentación de los mercados; concentra la actividad financiera en el corto plazo, en detrimento de las inversiones de largo plazo, contribuye a fortalecer las barreras artificiales que impiden el ingreso de nuevos competidores al mercado. Adicionalmente excluye del servicio del crédito a los pequeños y medianos empresarios, fortalece la circulación de los capitales especulativos, causa impactos negativos e inesperados de la tasa de cambio, bien sea revaluándola o devaluándola, desestabilizando con ello tanto la oferta monetaria como los precios de las acciones y en su conjunto los precios del mercado inmobiliario y el empleo, en el mercado monetario. A4. Del fordismo al toyotismo. En los últimos treinta años, la economía capitalista ha experimentado una reestructuración a nivel mundial. Pasando de la producción fordista o en serie, al toyotismo, como una nueva forma de gestionar los negocios, incluidos los financieros. El fordismo caracterizado por la producción en serie, en una misma unidad fabril, con autonomía para gestionar la adquisición de las materias primas, los recursos del crédito y el personal, elaboraba íntegramente y bajo su control absoluto bienes específicos, los cuales por sí mismo vendía en el mercado. Gestión que se tornó obsoleta frente a la producción que se venía desarrollando en el sudeste asiático donde se producía de manera descentralizada, satelizada y operada con mano de obra contratada a destajo. El traslado de la empresa fordista al toyotismo operó de manera distinta según el nivel de desarrollo de los países, ya que mientras en los países capitalistas más desarrollados de occidente, se combinó una estrategia que incluyó: el desmantelamiento de plantas productoras originarias, trasladándolas luego a países menos desarrollados en busca de mano de obra barata y menor control ambiental junto con la destrucción de aquellas empresas en las que los trabajadores se opusieron al traslado o desmantelamiento. No obstante, algunas plantas fueron conservadas, con sentido estratégico, siendo sometidas a profundos procesos de re-estructuración o reingeniería, sustituyéndose el trabajo humano por la mecanización, la automatización y la robotización, especialmente en la industria y todas aquellas que desarrollaban actividades repetitivas, y la reconversión de la actividad comercial, la cual pasó a manos de capitalistas que nada tienen que ver con la producción. En los países de menor desarrollo, la estrategia aplicada fue el despido generalizado de trabajadores y la nueva contratación de algunos de ellos a destajo, además, se recibió con 54

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gran entusiasmo la llegada de las multinacionales des-localizadas mientras que las que operaban internamente se sometieron a las re-estructuraciones previstas a escala mundial. El toyotismo caracterizado por la satelización de la producción y los contratos de trabajo, en el caso del sudeste asiático a los trabajadores de más alto nivel de calificación y antigüedad se les permite una cierta participación en el producto, más allá de su remuneración salarial, algo para lo que en occidente no existe la más mínima posibilidad de recompensa. Bajo este modelo, la firma dueña de la patente para mantenerse en el mercado puede hacer algunas de las siguientes tres cosas o combinarlas, como por ejemplo: se puede encargar sòlo de ensamblar el producto final, dado que otras firmas le producen las partes. Puede también entregar a otras firmas la elaboración del producto, éste igualmente se recibe contra estándares de calidad previamente establecidos y su rechazo no acarrea ninguna pérdida para el dueño de la patente. En los dos casos anteriores, el producto se entrega a comercializadores especializados para que lo realicen como mejor les parezca. Así mismo podría conceder el uso de sus patentes a otros empresarios localizados en distintas partes mundo, para que elaboren el producto, de acuerdo a las estipulaciones técnicas entregadas y lo comercialicen a su manera. Esencialmente el entable industrial, en este modelo, ya no está a cargo del dueño de la patente sino del productor satelizado, él es quien realiza las inversiones en la maquinaria y equipo que requiere, demanda por su cuenta los recursos del crédito y contrata la mano de obra desregulada que necesita, por lo general temporalmente. Esta es la razón de ser del establecimiento de los famosos círculos de calidad certificados y las acreditaciones. La adopción del modelo de satelización de la producción y los contratos de trabajo en todas partes del mundo permitieron la liberación de una gran masa de recursos que se hallaban representados en el entable industrial fordista, trasladándose al mercado financiero, aumentando así el exceso de liquidez de la economía mundial y el frenesí por colocarlo a rentar. Lo que avivó la competencia entre las empresas financieras de los distintos conglomerados por absorber esa liquidez y luego colocarla, buscando con ello obtener la primacía sobre los demás. Sin embargo, el problema de la mayor velocidad de captación frente a la de colocación es una situación a la que todos se han tenido que enfrentar ya que implica tener capital ocioso y por lo tanto incurrir en pérdidas. Esta es una de las razones por la cual se observa una alta movilidad de capitales a lo largo de los últimos 20 años. El cambio de modelo, en general, permitió a los grupos financieros a nivel mundial, reestructurar su portafolio de inversiones por especialidad, visión estratégica o ambas. En esa dirección, ellos procedieron a re-estructurar las empresas que conservaron, a vender o desintegrar otras, a adquirir la propiedad pública puesta en subasta, tomarse las empresas de sus competidores mediante la adquisición de sus acciones en el mercado bursátil o comprándolas directamente y facilitar al público el ahorro, que previamente había captado el grupo y que no pudo absorber.

Artículo publicado en la Revista Galega de Economía: http://www.usc.es/econo/RGE/benvidag.htm

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