Semana Santa (Antífona: O quantum in cruce, liturgia monástica) Queridos amigos:

“Semana Santa 2014” « ¡Cómo desbordan amor tu cabeza caída, tus manos extendidas, tu pecho abierto en la cruz, oh Cristo! ¡Hijo de Dios, que viniste

0 downloads 54 Views 1MB Size

Recommend Stories


Queridos amigos Cubanos,
El discurso en la cena de final del Encuentro Nacional de Cuba San Juan, Puerto Rico Sábado, 15 de agosto 2015 (La fiesta de la Asunción de la Bienave

In nomine ecclesiae Dei. Mis queridos amigos y consocios:
CARTA CIRCULAR Y DISCURSO DE DESPEDIDA DE SU SERVICIO AL FINAL DEL MANDATO, DEL XIV PRESIDENTE GENERAL DE LA CONFEDERACION INTERNACIONAL DE LA SOCIEDA

Story Transcript

“Semana Santa 2014”

« ¡Cómo desbordan amor tu cabeza caída, tus manos extendidas, tu pecho abierto en la cruz, oh Cristo! ¡Hijo de Dios, que viniste a rescatar a los descarriados, a los ya rescatados no los condenes! ¡Escucha el clamor de los que te llaman desde este valle de lágrimas, buen Jesús! No tengas en cuenta la enormidad de los pecados; a tu corazón herido lo pedimos, Dios de clemencia! » (Antífona: O quantum in cruce, liturgia monástica)

Queridos amigos: Vamos a celebrar en estos días santos el misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo. Se van a cumplir los deseos ardientes de Jesús, los de comer la Pascua con sus discípulos, los de beber el cáliz preparado, los de ser bautizado con bautismo de fuego, los de hacer prender su fuego en la tierra. Ha llegado la hora, ese momento mesiánico que tantas resonancias tiene para Jesús. La hora, con sus glorias y tinieblas, con sus amores y sus temores, con su paso hacia la vida. Nos disponemos a celebrar provechosamente este misterio, no sólo desde fuera, como quien ve un espectáculo, sino desde dentro, compenetrándonos con los sentimientos de Cristo (Flp 2, 3), muriendo su misma muerte, para poder resucitar con él “y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos” (Flp 3, 10). Vamos a recordar la historia más dolorosa y más hermosa. Pero recordar es poco. Es mejor acercarse, compenetrarse, revivir. Revivir sus sentimientos, sus pensamientos y

[email protected]

www.acdp.es/valencia

“Semana Santa 2014”

sus actitudes. Revivir los padecimientos de Cristo, sufriendo en mi carne lo que falta a la Pasión. Revivir su paciencia, su obediencia, su generosidad, su perdón, todo su amor. Y revivir también la pasión actual de Cristo. Actualizar, porque la Pascua permanece. Jesús sigue padeciendo y resucitando. Jesús sigue siendo desechado, despojado, triturado. ¿No habéis oído hablar de la pasión actual de Jesucristo? Y Jesús sigue resucitando, alentando su Espíritu que renueva a todos y lo renueva todo. En estos días asistiremos a celebraciones populares y celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. Está bien, muy bien. Pero lo que importa es no quedarse en la superficie, sino penetrar en el misterio. Importa no quedarse en el espectáculo, en el teatro, en el rito, o en las emociones y admiraciones. Hay que llegar a las com-pasiones y con-resurreciones. Que toda la Semana Santa sea un grande y valioso sacramento. Si tuviéramos que escoger la línea fuerte, el hilo conductor de todos los acontecimientos que en esta semana celebramos, yo escogería sin duda el amor desbordante. No vamos ahora a repetir que en Jesús se ha manifestado el amor de Dios, que él no ha hecho en su vida otra cosa que amar, que pasó por la vida haciendo el bien, que es la sonrisa, el beso y el abrazo de Dios al hombre. Pero ahora, en estos días sagrados, su amor rompe el dique de contención y se desborda torrencialmente. “Antes de la fiesta de la Pascua..., habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1). Hasta el extremo, hasta el fin, hasta el límite. Pero ¿cuál es el límite del amor? Se ha dicho muy bien que la medida del amor es amar sin medida. El límite del amor ha sido roto por Cristo (cf. 1 Cor 13). El límite del amor es el infinito. El límite del amor es el mimo amor de Dios. Así, en Cristo, el amor humano se trasciende y se diviniza, y el amor divino se encarna y humaniza. Una forma de comprender en alguna medida este misterio del amor de Cristo, es mirar y meditar la Cruz. Es un buen tratado sobre las medidas del amor. También esta imagen, la imagen de la Cruz, vale por más de mil palabras.

« ¡Cómo desbordan amor tu cabeza caída, tus manos extendidas, tu pecho abierto! » Tu cabeza caída Es una cabeza real, cabeza coronada, cabeza divina. En ella se encerraban los mejores pensamientos y los más hermosos proyectos para la nueva humanidad. Estaba llamada [email protected]

www.acdp.es/valencia

“Semana Santa 2014”

a ser cabeza de esta humanidad nueva. En sus ojos se reflejaban toda la inteligencia y toda la bondad de su alma. En su rostro resplandecían la hermosura y la gloria del mismo Dios. Pero pusieron precio a su cabeza. Fue vendida por treinta sucias monedas. Ahora su cabeza está caída, cerrados los ojos y el rostro desfigurado. Es un gesto de amor, de amor enteramente entregado. Ahí está, rendido para nosotros. Se ha dejado vencer, pero no tanto por la violencia de sus enemigos, sino por la violencia de su amor. Recibió, sí, los golpes de los soldados y verdugos, pero él los perdonaba. Sufrió las punzadas de las espinas, pero para manifestar que su amor era más intenso. Esa corona será la insignia de su amor real. Esta cabeza inclinada es para mí signo de un amor paciente, humilde, manso y misericordioso. Ha querido así redimir nuestros orgullos, nuestras impaciencias y nuestras violencias. Ha querido enseñarnos hasta qué límites hay que perdonar y comprender y aguantar. Y hasta qué punto hay que saber callar y esperar y dejar que sea Dios nuestra defensa y nuestra victoria. Un amor desbordante. Yo quiero acercarme bien a esa cabeza inclinada, para sentir la fuerza de ese amor humilde y entregado. Tus manos extendidas Todo un poema esas manos. Las más delicadas, las más fuertes, las más generosas que hemos conocido. Se gastaron haciendo el bien, acariciando a los niños, curando a los enfermos, expulsando a los demonios, calmando las tempestades, multiplicando los panes y los peces, bendiciendo a los pobres y a todos. Manos hechas para dar, para bendecir, para defender, para estrecharse amistosamente. Ahora están ahí, y abiertas del todo, signo de una generosidad sin límites. Tus manos agujereadas, porque ya nada quieren retener. Tus brazos bien extendidos, como para abrazarse a todos. Esas manos clavadas siguen siendo fuente de bendición y de gracia. Son ya en sí mismas bendición permanente, medicina salvadora y riqueza sobreabundante. Es el amor que se desborda por las manos rotas. Cada niño, cada enfermo, cada necesitado, puede acercarse a esas manos que están chorreando salud y riqueza. Yo quiero acercarme a esas manos, para ser gratificado y protegido, para que me alcance un poquito de su amor desbordante. Yo me acercaré a esas manos, para besarlas con cariño y agradecimiento.

[email protected]

www.acdp.es/valencia

“Semana Santa 2014”

Tu pecho abierto Este pecho abierto siempre ha sido visto como la expresión suprema del amor desbordante de Dios. Es el amor que llega a la ruptura y al derroche. Ese corazón roto es el rubí más grande y valioso que brilla en el mundo. Vemos, en primer lugar, una apertura. Es el velo del templo que se rasga en dos de arriba abajo, para que ya nada impida la comunicación entre Dios y los hombres. Antes, solamente una persona y una vez al año podía atravesar la cortina y entrar en el Santuario de Dios. Cuando Jesús es traspasado, las puertas del Santuario quedan abiertas de par en par para todos. El hombre ya no encontrará ningún obstáculo para comunicarse con Dios. Un ruptura. Es el dique de contención que se rompe. Enseguida brotarán ríos de sangre y agua. Toda la gracia de Dios empieza a brotar abundante y generosa del pecho abierto. Es todo el amor que se desborda por esa fuente. Ese pecho abierto es también lugar de encuentro, refugio seguro, lecho nupcial. Ahí pueden acudir los débiles, reunirse los amigos, unirse los enamorados. Yo quiero acercarme a este pecho, con humildad y devoción; quiero beber en esos ríos, encontrarme con el amigo y recibir una cita de amor.

« ¡Hijo de Dios, que viniste a rescatar a los descarriados, a los ya rescatados no los condenes! » Si Cristo vino a buscar a la oveja perdida, ¿qué hara con ella una vez que la encuentre? ¿La matará, echándosela a los lobos o tirándola por un barranco? ¿La castigará duramente? ¿O se la echará sobre los hombros, colmándola de requiebros? Es lo que explica San Pablo. Si Cristo murió por los impíos, si “siendo todavía pecadores, murió por nosotros, ¡con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!” (Rm 5, 8-9). Hijo de Dios, tú no viniste “a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9, 13), porque no necesitan de médico los sanos, sino los enfermos; tú viniste a abrir las puertas de la casa y del corazón al hijo pródigo; acógeme a mí, el más pecador y necesitado de tus cuidados; acógeme, que estaba muy alejado; rescátame de tantas prisiones y lazos que me atan.

[email protected]

www.acdp.es/valencia

“Semana Santa 2014”

Y a todos los ya rescatados, no los condenes. Pero ¡si tú no sabes condenar! ¿Y cómo vas a condenar a los que tanto amas? Puestos a condenar, ya hace tiempo que podías haberlo hecho con toda justicia y merecimiento. Confiamos enteramente en tu infinita misericordia. No condenes a nadie, Hijo de Dios.

« ¡Escucha el clamor de los que te llaman desde este valle de lágrimas, buen Jesús! » Sabemos, buen Jesús, que tú nos escuchas siempre, y lo que más te pedimos es que vengas, que estés aquí con nosotros, que no nos dejes solos. Si sentimos tu compañía, el calor de tu presencia, nuestro corazón se enciende, y todo resulta más llevadero y más gozoso. Pero la verdad es que no hace falta que te gritemos mucho, porque tú no estás lejos, allá en el cielo; no acabamos de darnos cuenta de que estás aquí con nosotros, en el valle, y que lloras nuestras lágrimas. Tus oídos están siempre dispuestos a escuchar, porque eres bueno. Tú eres la Palabra, pero eres también el que escucha. Necesitamos tu palabra, que es alimento y vida para nosotros. Pero necesitamos también, buen Jesús, que escuches nuestras súplicas, nuestros deseos, nuestros clamores y nuestros gemidos. Escúchanos, buen Jesús. Háblanos, buen Jesús. Quédate con nosotros, buen Jesús.

« No tengas en cuenta la enormidad de los pecados: a tu corazón herido lo pedimos, Dios de clemencia » Tú conoces mejor que nosotros mismos la cantidad y el peso de nuestros pecados. Pero ya no te asustas porque los cargaste todos, los sopesaste todos, los sufriste todos. No son precisamente los pecados los que más nos apartan de ti, sino la desconfianza y la falta de fe. Pero ¿cómo vamos a desconfiar contemplando tu corazón herido? ¿Quién puede desconfiar viéndote clavado en la cruz por nosotros? ¿Quién puede desconfiar escuchando tus palabras de perdón a los verdugos y tus promesas de cielo al ladrón arrepentido? ¿Quién puede desconfiar, si tú eres el Dios de la clemencia? Aunque nuestros pecados fueran realmente enormes, tú no nos rechazarías; tú coges nuestros pecados y cargas con ellos. Aunque nos vieras impuros y leprosos, no tendrías

[email protected]

www.acdp.es/valencia

“Semana Santa 2014”

asco de nosotros, sino que besarías nuestras llagas y quedaríamos limpios. Aunque nos vieras hundidos en el abismo, tú nos librarías. Tú nos puedes salvar definitivamente. A tu corazón herido nos acercamos confiados; en tu corazón herido nos refugiamos seguros; en tu corazón herido descansamos tranquilos y en tu corazón herido moraremos gozosos para siempre.

Queridos amigos vivid la Semana Santa desde la oración y la solidaridad. Celebrad los misterios sacramentales y acercaos a los misterios de la vida. Y recordad siempre que si el mundo recuerda a Jesús no es porque sufrió y murió, sino porque resucitó. Nadie evoca ni celebra la muerte de un fracasado. Ni se entiende el dolor del Viernes Santo, sin la apoteosis del Domingo de Resurrección. Por eso la Semana Santa no puede considerarse como una enfermiza y caduca forma de recrearse en el dolor, sino como una afirmación rotunda y gozosa de que a través de la Cruz, se llega a la Pascua. Que es Luz, Vida y Esperanza para los creyentes y la esencia de nuestra fe cristiana.

¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN DEL SEÑOR!!!

José Luis Navarro Víllora Secretario ACdP Valencia Valencia, 11 de abril de 2014 [email protected]

www.acdp.es/valencia

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.