Señores Obispos y sacerdotes Presente Celebración del Domingo de la Divina Misericordia Subsidio litúrgico

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La Misericordia divina en Juan Pablo II
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28 de marzo del 2016 Señores Obispos y sacerdotes Presente Asunto:

Celebración del Domingo de la Divina Misericordia Subsidio litúrgico

Muy estimados señores Obispos y señores sacerdotes: Al igual que en años anteriores -este año de manera muy particular por estarse celebrando en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia-, con la finalidad de que pueda serles útil para la próxima celebración del Domingo de la Divina Misericordia, adjunto el subsidio litúrgico preparado por nuestra Asociación para este día, a modo de ayuda o sugerencia, así como algunas lecturas motivacionales para la ocasión. Quedamos a sus gratas órdenes, Cordialmente,

Ing. Rodolfo González Suárez Presidente “Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día se abren todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia. DSF699

“ES PRECISO TRANSMITIR ESTE FUEGO DE LA MISERICORDIA. EN LA MISERICORDIA DE DIOS EL MUNDO ENCONTRARÁ LA PAZ, Y EL HOMBRE, LA FELICIDAD” San Juan Pablo II, Agosto 2002

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Ciclo C Domingo 3 de abril del 2016

II Domingo de Pascua

Domingo de la Divina Misericordia Conclusión de la Octava de Pascua *Enriquecido con la indulgencia plenaria* (Nota: material preparado como sugerencia, como ayuda para la celebración litúrgica, elaborado por la Asociación Apostolado Divina Misericordia de Costa Rica, con base en homilías, discursos y declaraciones de los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, y el decreto que enriquece este gran día con indulgencias)

RITOS INICIALES Monición inicial Nos congregamos hoy para cerrar la octava de Pascua, celebrando el “Domingo de la Divina Misericordia”; fecha incorporada oficialmente en el calendario litúrgico por San Juan Pablo II, en el Gran Jubileo del año 2000, y, que fue enriquecida posteriormente con la Indulgencia Plenaria en el año 2002, en respuesta a los actos de culto en honor a la Divina Misericordia. Este año, lo hacemos con sentimientos de gratitud muy particulares, al celebrarlo en el marco del Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Tal como el Papa Benedicto XVI lo señalara reiteradamente a lo largo de su pontificado, su “amado predecesor” quiso que este día estuviera dedicado de manera especial a rendir culto a la Divina Misericordia, “animado por su ardiente deseo de fomentar al máximo en el pueblo cristiano estos sentimientos de piedad hacia la Divina Misericordia, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello pueden esperarse”. En su primera homilía dominical como sucesor de San Pedro, el Papa Francisco afirmó: “El mensaje de Jesús es ese: la misericordia. Para mí —lo digo con humildad— es el mensaje más fuerte del Señor: la misericordia.” Con esta afirmación, el Papa Francisco anunciaba al mundo el derrotero de su pontificado: la misericordia de Dios, y el llamado a que seamos misericordiosos entre nosotros. Acojamos con gratitud y generosidad el llamado de nuestros queridos Papas y sumerjámonos en el misterio de la inconcebible Divina Misericordia.

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Oración colecta Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de Tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de la gracia que ha brotado de Tu Corazón, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén. LITURGIA DE LA PALABRA Monición para la Liturgia de la Palabra Al instituir el Domingo de la Divina Misericordia, el Papa Juan Pablo II no modificó la liturgia de la palabra de este día, invitándonos a acoger esta misma palabra desde la perspectiva de la misericordia. En sus propias palabras: “Es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua (…) A través de las diversas lecturas, la liturgia parece trazar el camino de la misericordia que, a la vez que reconstruye la relación de cada uno con Dios, suscita también entre los hombres nuevas relaciones de solidaridad fraterna. Cristo nos enseñó que "el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a "usar misericordia" con los demás: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Dejemos que sean estas palabras del Papa Juan Pablo II, las que nos guíen a lo largo de la liturgia de la palabra de esta celebración. Monición para la Primera Lectura El texto de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo la misericordia de Dios, que Cristo manifestó en su tránsito terrenal entre los hombres de Su época, al inclinarse tierna y amorosamente sobre sus miserias y necesidades, sigue estando presente y continúa manifestándose a través de Su Iglesia, dispensadora de Su misericordia. Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5,12-16 Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de creyentes, hombre y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba a los enfermos a la calle, y los ponían en catres y camillas, para que al pasar Pedro, su sombra por lo menos cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén llevando enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban. Palabra de Dios

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Monición para el Salmo El salmista nos invita a dar gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna Su misericordia. Esta invitación nos lleva al núcleo mismo de la celebración del Domingo de la Divina Misericordia, a su razón de ser. Dejémonos iluminar por Cristo Resucitado, y acojamos con generosidad y gratitud esta invitación del salmista, porque Su nombre es santo, y Su misericordia se derrama sobre sus fieles, de generación en generación. Salmo responsorial Sal 117 R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna Su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es Su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es Su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es Su misericordia. R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/. Señor, danos la salvación, Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, Os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: él nos ilumina. R/. Monición para la Segunda Lectura En palabras de Juan Pablo II: “Dios, rico en misericordia, revela todos los días en Cristo Su amor. Él, Cristo Resucitado, dice a cada uno y a cada una de vosotros: “¡No temas! Soy el primero y el último, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos”. Esta es la proclamación de la misericordia divina que traigo (…) ¡No temas! Confía en Dios, que es rico en misericordia. Cristo, el infalible Dador de esperanza, está contigo.” Lectura del Libro del Apocalipsis 1,9-11ª.12-13-17-19 Yo Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente, como una trompeta, que decía: Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete iglesias de Asia. Me volví a ver quién me hablaba, y al volverme, vi siete lámparas de oro, y en medio de ellas una figura humana, vestida de larga túnica con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, 4

caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: “No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos; y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde” Palabra de Dios Monición para el Evangelio El evangelio de hoy nos presenta el momento en que Cristo, glorioso y resucitado, en palabras de Juan Pablo II: “da el gran anuncio de la misericordia Divina y confía su ministerio a los apóstoles.”… “Nuestra atención se centra en el gesto del Maestro, que transmite a los discípulos temerosos y atónitos la misión de ser ministros de la misericordia Divina (…). Jesús les confía el don de perdonar los pecados, un don que brota de las heridas de Sus manos, de Sus pies y sobre todo de Su costado traspasado. Desde allí una ola de misericordia inunda toda la humanidad.” Aleluya Y, dicho esto, exhaló Su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. Lectura del Santo Evangelio según San Juan Jn 20, 19-31 Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío Yo.” Y, dicho esto, exhaló Su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. Tomás, uno de los doce, llamado el mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero Él les contestó: “Si no veo en Sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en Su costado, no lo creo. A los ocho días, estaba otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros”. Luego dijo a Tomás: “Trae tu 5

dedo, aquí tienes Mis manos, trae tu mano y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: “¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.” Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en Su nombre. Palabra del Señor. Oración de los Fieles Hermanos, presentemos nuestras súplicas a Nuestro Señor Jesucristo, quien es la Divina Misericordia encarnada. Reconociéndonos hijos de un Dios que nos ama infinita e incondicionalmente, pidámosle con confianza: R/ Jesús, en Ti confío. 

Por nuestra Iglesia, para que siempre haga presente en el mundo el amor y la misericordia de Dios. Roguemos al Señor.



Por nuestro Papa Francisco, para que Dios haga fructífero y agradable a Sus ojos su ministerio petrino. Roguemos al Señor.



Por nuestros obispos y sacerdotes, dispensadores de la misericordia de Dios, para que ellos mismos siempre encuentren en Cristo el manantial inagotable de misericordia donde nutrirse. Roguemos al Señor.



Por nuestros religiosos y religiosas, para que con su oración, su palabra, y su acción, siempre hagan presente en medio del mundo el amor misericordioso de Dios. Roguemos al Señor.



Por la humanidad entera, para que, acogiendo a Cristo Resucitado, que continúa mostrando las heridas de Su crucifixión y repitiendo: “Paz a vosotros”, se deje así impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. Roguemos al Señor.



Por nuestro país, para que, comprendiendo y acogiendo plenamente el mensaje de misericordia de este domingo, sea una nación donde la misericordia y la solidaridad rijan nuestras relaciones, respetando la dignidad de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Roguemos al Señor.

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Por nuestros gobernantes y legisladores, para que Dios les ilumine y les de la sabiduría y coraje para no imponer decretos, leyes y proyectos de vida contrarios al plan de Dios. Roguemos al Señor.



Por nuestras familias, para que, fijando la mirada en Cristo Resucitado, se dejen impregnar por Su Espíritu, para que puedan así brotar el perdón, la reconciliación, la paz y la felicidad. Roguemos al Señor.



Por los jóvenes, para que, descubriendo la grandeza de la misión que Cristo encomendó a sus discípulos: “A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados” respondan generosamente al llamado a las vocaciones sacerdotales y religiosas, para ser así “Ministros” y “Dispensadores” de la Divina Misericordia. Roguemos al Señor.



Por todos nosotros, para que, la jaculatoria: “Jesús, en Ti confío” surja siempre de lo más profundo de nuestros corazones en los momentos difíciles de nuestras vidas. Roguemos al Señor.



Por todos las personas del mundo entero, y por las benditas ánimas del purgatorio, para que, hasta ellas lleguen las bendiciones y gracias que hoy estamos recibiendo como fruto del culto que estamos rindiendo a la misericordia de Dios. Roguemos al Señor.

Señor, que por Tu infinita misericordia nos has creado, redimido, y nos tienes dispuesta la gloria eterna, haz que demos en esta vida abundantes frutos de misericordia, para que el mundo Te pueda conocer a través de nuestras obras y glorifique Tu Santo nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA Oración sobre los dones Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos, y haz que, renovados por la fe y el bautismo, consigamos la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Monición a la plegaria eucarística Nuestra historia personal está llena de ocasiones en las que el Señor no nos ha tratado como merecen nuestros pecados, sino conforme a Su infinita misericordia Ya que tenemos tantas razones para alabar y glorificar la misericordia de Dios, no desaprovechemos esta oportunidad en la que, en unión con el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Su amadísimo Hijo,

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Nuestro Señor Jesucristo, podamos tributar un culto verdaderamente agradable al Padre Eterno como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero. Monición para la comunión Nuestra Iglesia nos obsequia el día de hoy el tesoro de la Indulgencia Plenaria por el culto que estamos rindiendo a la infinita misericordia de Dios. Aquellos en condiciones de hacerlo, acerquémonos con júbilo y confianza a participar del Banquete Eucarístico, requisito para poder obtener esta Indulgencia. Oración después de la comunión Concédenos, Dios Todopoderoso, que la fuerza del sacramento pascual que hemos recibido, testamento de Tu misericordia, persevere siempre en nosotros. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. RITOS CONCLUSIVOS Monición de envío Como los apóstoles, en esta celebración hemos sido fortalecidos al encontrarnos con Cristo Glorioso y Resucitado quien nos ha brindado abundantemente el don de la consolación del Espíritu Santo. Cultivemos por lo tanto una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, habiendo obtenido de Dios el perdón de nuestros pecados, vayamos pues, llenos de gozo, acogiendo la invitación que nos hace nuestra Iglesia para ser testigos de la misericordia en medio el mundo, perdonando a la vez generosamente a nuestros hermanos. De esta forma, estaremos viviendo con más perfección el espíritu de la Pascua.

Lecturas motivacionales: De la pluma del Papa Francisco: Nuestra plegaria se extienda también a tantos santos y beatos que hicieron de la misericordia su misión de vida. En particular el pensamiento se dirige a la grande apóstol de la misericordia, santa Faustina Kowalska. Ella, que fue llamada a entrar en las profundidades de la Divina Misericordia, interceda por nosotros y nos obtenga vivir y caminar siempre en el perdón de Dios y en la inquebrantable confianza en su amor. Papa Francisco, Misericordiae Vultus #24

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De labios de Benedicto XVI: “Como Sor Faustina, Juan Pablo II se hizo a su vez apóstol de la Divina Misericordia. La tarde del inolvidable sábado 2 de abril del 2005, cuando cerró los ojos a este mundo, era precisamente la víspera del II Domingo de Pascua, y muchos notaron la singular coincidencia, que unía en sí la dimensión mariana -era el primer sábado de mes- y la de la Divina Misericordia. En efecto, su largo y multiforme pontificado tiene aquí su núcleo central; toda su misión al servicio de la verdad sobre Dios y sobre el hombre y, de la paz en el mundo, se resume en este anuncio, como él mismo lo dijo en Cracovia-Lagiewniki en el año 2002, al inaugurar el gran santuario de la Divina Misericordia: “Fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre”. Así pues, su mensaje, como el de Santa Faustina, conduce al rostro de Cristo, revelación suprema de la misericordia de Dios. Contemplar constantemente ese Rostro es la herencia que nos ha dejado y que nosotros, con alegría, acogemos y hacemos nuestra.” Benedicto XVI, Domingo de la Divina Misericordia del 2008

De labios de San Juan Pablo II: “Queremos dar gracias al Señor por su amor, que es más fuerte que la muerte y que el pecado. Ese amor se revela y se realiza como misericordia en nuestra existencia diaria, e impulsa a todo hombre a tener, a su vez, "misericordia" hacia el Crucificado. ¿No es precisamente amar a Dios y amar al próximo, e incluso a los "enemigos", siguiendo el ejemplo de Jesús, el programa de vida de todo bautizado y de la Iglesia entera? Con estos sentimientos, celebramos el II domingo de Pascua, que desde el año pasado, el año del gran jubileo, se llama también domingo de la Divina Misericordia. Para mí es una gran alegría poder unirme a todos vosotros, queridos peregrinos y devotos, que habéis venido de diferentes naciones para conmemorar, a un año de distancia, la canonización de sor Faustina Kowalska, testigo y mensajera del amor misericordioso del Señor. La elevación al honor de los altares de esta humilde religiosa, hija de mi tierra, representa un don no sólo para Polonia, sino también para toda la humanidad. En efecto, el mensaje que anunció constituye la respuesta adecuada y decisiva que Dios quiso dar a los interrogantes y a las expectativas de los hombres de nuestro tiempo, marcado por enormes tragedias. Un día Jesús le dijo a sor Faustina: "La humanidad no encontrará paz hasta que se dirija con confianza a la misericordia divina" ¡La misericordia divina! Este es el don pascual que la Iglesia recibe de Cristo resucitado y que ofrece a la humanidad, en el alba del tercer milenio.” Juan Pablo II, Domingo de la Divina Misericordia del año 2001

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Del Diario de Santa Faustina: Palabras de Nuestro Señor a los sacerdotes: Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas. (D50) Hija Mía, habla a los sacerdotes de esta inconcebible misericordia Mía. Me queman las llamas de la misericordia, las quiero derramar sobre las almas, [y] las almas no quieren creer en Mi bondad. (D177) Fui inmediatamente delante del Santísimo Sacramento y me ofrecí con Jesús que está en el Santísimo Sacramento, al Padre Eterno. Entonces oí en el alma estas palabras: Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo más estrechamente posible a través del amor, reconciliaras la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia por el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento. Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre. (D531) Hija Mía, he inclinado Mi Corazón hacia tus suplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para el mundo entero. No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita. Te nombro dispensadora de Mi misericordia. Dile al confesor que la imagen esté expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella. (D570) Reza incesantemente esta coronilla que te he ensenado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia. (D687) Hoy el Señor me dijo: Dile al Reverendo Profesor [309] que en la Fiesta de Mi Misericordia diga un sermón sobre Mi insondable misericordia. Cumplí el deseo de Dios, sin embargo ese sacerdote no ha aceptado el deseo del Señor; al alejarme del 10

confesionario, oí estas palabras: Haz lo que te mando y quédate tranquila, este asunto está entre él y Yo. Tú no responderás por esto. (D1072) El Señor me dijo: Hija Mía, no dejes de proclamar Mi misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen. (D1521) Palabras y oraciones de Santa Faustina para los sacerdotes: Deseo atravesar el mundo entero y hablar a las almas de la gran misericordia de Dios. Oh sacerdotes, ayúdenme en esto, usen las palabras más convincentes sobre su misericordia, porque toda expresión es muy débil para expresar lo misericordioso que es. (D491) Oh Jesús mío, Te ruego por toda la Iglesia: concédele amor y luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor. Señor, danos sacerdotes santos; Tu Mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo sacerdote, que el poder de Tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para [atrapar a] las almas de los sacerdotes. Que el poder de Tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú lo puedes todo. (D1052) Profecías de Santa Faustina en torno a la obra de la Divina Misericordia: Una vez, mientras hablaba con el director de mi alma, en un relámpago más veloz que el de un rayo, vi interiormente su alma en gran sufrimiento, en tal tormento que son pocas las almas a las cuales Dios prueba con este fuego. Este sufrimiento se debe a esta obra. Llegará un momento en que esta obra que Dios recomienda tanto, parecerá ser completamente destruida (1), y de repente Dios intervendrá con gran fuerza que dará el testimonio de la veracidad. Ella [la obra] será un nuevo esplendor para la Iglesia, a pesar de estar en ella desde hace mucho tiempo. Nadie puede negar que Dios es infinitamente misericordioso; Él desea que todos lo sepan; antes de volver como Juez, desea que las almas lo conozcan como Rey de Misericordia. (D378) (1) Se refiere al período de prohibición que existió por parte de la Santa Sede durante el período 1959 -1978

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Hoy he visto la gloria de Dios que fluye de esta imagen. Muchas almas reciben gracias aunque no lo digan abiertamente. Aunque su suerte varía, Dios recibe gloria a través de ella y los esfuerzos de Satanás y de la gente mala se estrellan y vuelven a la nada. A pesar de la maldad de Satanás, la Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y recibirá el culto de todas las almas. (D1789)

Palabras de Nuestro Señor en torno a la Fiesta de la Misericordia: 1) Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. (D49) 2) Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Divina Misericordia. (D299) 3) Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi Misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi misericordia la obtendrá. (D420) 4) Hija mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi Misericordia para el consuelo del mundo entero. (D1517) 5) Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día se abren todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia. (D699) 6) Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia. (D1109) 7) Hija Mía, mira hacia el abismo de Mi misericordia y rinde honor y gloria a esta misericordia Mía, y hazlo de este modo: Reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el abismo de Mi misericordia. Deseo darme a las almas, deseo las almas, hija Mía. El día de Mi Fiesta, la Fiesta de la Misericordia, 12

recorrerás el mundo entero y traerás a las almas desfallecidas a la fuente de Mi misericordia. Yo las sanaré y las fortificaré. (D206) 8) Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita. (D570) 9) Pide a Mi siervo fiel (se refería al confesor y director espiritual de Santa Faustina, el beato Pbro. Miguel Sopocko) que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas. (D300) 10) Hija Mía, no dejes de proclamar Mi misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de compasión por los pecadores. Diles a mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen. (D.1521)

A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso. En esta última hora el alma no tiene nada en su defensa fuera de Mi misericordia. Feliz el alma que durante la vida se ha sumergido en la Fuente de la Misericordia, porque no la alcanzará la justicia. (D1075)

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