SEPA POR QUÉ Fátima: El Camino a la Paz! es de una importancia crítica

SEPA POR QUÉ ¡Fátima: El Camino a la Paz! es de una importancia crítica por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand) Fátima es única Nuestra S
Author:  Emilio Araya Ayala

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SEPA POR QUÉ ¡Fátima: El Camino a la Paz! es de una importancia crítica por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand)

Fátima es única Nuestra Señora de Fátima dijo cosas extraordinarias – tan extraordinarias, realmente, que no han sido dicho tales cosas, ni antes de ese momento, ni desde entonces. La Señora nos dice que el Mensaje de Fátima es necesario para la sobrevivencia misma de la Civilización cristiana, afirmando: “Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz”. Dijo también que, si Sus pedidos no fuesen atendidos, “Rusia esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas”. Nuestra Señora es coherente. Ella no puede cambiar Su Mensaje para seguir las modas de la gente de hoy. Sus palabras deben ser suficientes para nosotros. Pero hay aquellos que dicen: “Esto ya fue dicho hace noventa y seis años. Y las personas no prestaron atención. Por lo tanto, Nuestra Señora debería darnos otro Mensaje más actualizado”. Pero quien dice eso se equivoca.

Nadie presta atención Ahora, tal vez no sea muy exacto decir que nadie prestó atención al Mensaje de Nuestra Señora, pero lo que podemos decir sin errar es que no hay un número suficiente de personas (incluyendo los Papas, Cardenales, Obispos y sacerdotes) que han dado al Mensaje la consideración y la respuesta serias que pide y merece. Es también verdad, desafortunadamente, que muchos no han prestado ninguna atención a Nuestra Señora de Fátima. Otros le prestaron alguna atención nominalmente, pero muy poca. Han sido muy pocos aquellos que reflexionaron seriamente sobre las palabras de Nuestra Señora y han tomado a serio el pedido personal que la Señora nos hace, para enmendar nuestra vida, rezar el Rosario todos los días y hacer la Comunión de Reparación de los Cinco Primeros Sábados.

Una respuesta muy inadecuada Una cosa de que podemos tener absoluta certeza (a la luz de los últimos noventa y seis años) es que no fue dada al Mensaje de Fátima una respuesta suficiente por parte de casi todos los hombres, mujeres y niños a la faz de la tierra. Tal vez Usted, o alguien que conoce, sea una excepción a aquello que acabo de afirmar; pero la historia del siglo pasado establece la verdad completa de esta conclusión. 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

El tiempo que tenemos está casi acabando ¿Por cuánto tiempo el Cielo aún tolerará nuestra falta de correspondencia a los pedidos de Nuestra Madre del Cielo? Ese tiempo está ciertamente hasta el tope. Nuestro Señor indicó, en los términos más claros posible, que Su Providencia había establecido un límite para el tiempo en que Él permitiría que descuidásemos los pedidos de Su Madre (¡a los cuales Él Se refirió como siendo una orden Suya!). Cuando ese tiempo esté hasta el tope, el Papa – como sucedió al Rey de Francia – será cruelmente asesinado. Después, muchos Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos se le seguirán, al ser forzados a morir a las manos de los enemigos de la Iglesia. Esto está muy claro en las palabras de Nuestro Señor a Sor Lucía:

Fátima: Camino a la Paz! cartelera en la Puente de Paz entrando en Canadá de Buffalo, NY, será vista por más de 2 millones de personas antes de la Conferencia.

“Participa a Mis ministros que, en vista de seguir el ejemplo del Rey de Francia en la dilación de la ejecución de Mi petición [de consagrar a Rusia] también lo han de seguir en la aflicción.” El aviso de Nuestro Señor se torna aún más vivido por la descripción que hace a Sor Lucía de la Visión de Tercer Secreto, en que los pastorcitos de Fátima fueron testigos de la tan horrible “aflicción”. “…otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegando a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones”. Fíjense como Nuestro Señor, en las palabras que dirigió a Sor Lucía, llama nuestra atención a Su pedido, hecho en 1689 por intermedio de Santa Margarita María Alacoque, para que el Rey de Francia consagrase aquella nación a Su Sagrado Corazón. El pedido de Jesús para que se hiciese esta consagración sucedió precisamente 100 años 2 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

antes del día en que el Rey Luís XVI fue despojado de su poder de gobernar, por las fuerzas de la Revolución Francesa. Nuestro Señor establece un paralelo directo entre estos dos pedidos, a que Él Se refiere como siendo órdenes Suyas: la Consagración de Francia a Su Sagrado Corazón, y la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.

La misericordia tiene un tiempo límite Al pedirnos que invoquemos el auxilio del Cielo para salvarnos de nuestros enemigos, el Señor extiende hasta nosotros Su Misericordia. Pero también queda claro, a partir de este ejemplo del Rey de Francia, que, cuando el tiempo de Misericordia está hasta el tope y los peligros amenazadores nos hayan alcanzado, ellos vendrán como un medio de castigo de Dios. Cuando llegaron hasta el límite de 100 años desde el día en que había ordenado al Rey que consagrase a Francia, él, súbitamente, dejó de tener cualquier poder u oportunidad para hacerlo, porque el poder fue retirado de sus manos por sus enemigos. Dios permitió que tal sucediese, para indicar que era un castigo de Dios porque el Rey había despreciado y desatendido el remedio que Él le había ofrecido. Primero, hay un tiempo de Misericordia, que es real, pero que no dura para siempre. Ese tiempo está pre-establecido por Dios. Tal como los reyes de Francia tuvieron exactamente 100 años durante los cuales deberían haber actuado, hay indudablemente un tiempo pre-establecido durante el cual el Cielo esperará por la Consagración de Rusia. Y ya pasaron noventa y seis años desde 1917. No tenemos la garantía de tener 100 años para adelantar nuestra obediencia para con la Reina del Cielo, ¿pero aun si tengamos todavía cuatro años delante de nosotros antes que nuestros enemigos nos alcancen, pensaríamos nosotros que cuatro años es mucho tiempo? Especialmente si consideramos cómo fue insuficiente la respuesta que este pedido recibió durante los últimos noventa y seis años, ¿acaso nos parezca que los próximos cuatro años ofrecen un amplio espacio temporal para nuestro esfuerzo? Se podrá argüir que aún falta dieciséis años a 2029, fecha precisa del 100º aniversario de la orden formal por la consagración de Rusia. Pero, de cualquier modo, nuestro tiempo es corto. Además, se hace más difícil cada año que pasa, a medida que nuestros enemigos – los enemigos de Jesucristo – se hacen cada vez más fuertes, haciéndolo siempre más difícil para las personas y grupos de Fieles conseguir sobrevivir. Lo importante es darnos cuenta que nos veremos responsables personalmente por no haber hecho nuestra parte, si aplazamos por más tiempo hacer todo lo que podamos para promover el conocimiento de este pedido, y no rezar y sacrificar por esta intención. La verdad de este asunto es que todos nosotros – colectivamente, vistos como un todo, incluyendo los Obispos, los sacerdotes, los religiosos y los Fieles laicos – no hemos tomado suficientemente en serio hasta hoy el Mensaje de Nuestra Señora y Sus pedidos. 3 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

Todos nosotros (o casi todos nosotros) no hemos tomado suficientemente en serio el Mensaje de Nuestra Señora de Fátima, ni Sus pedidos, ni las órdenes que Jesús y María nos dieron en Fátima. No hicimos de ellas nuestra prioridad principal, nuestro deber más importante – nuestra obligación de hacer todo lo que podamos, bajo pena de pecado. El lamento de Sor Lucía en 1957 es hoy aún más verdad: “la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los buenos ni los malos”.

¡Debemos elegir la realidad! Podemos incluso no querer oír tales cosas. Podemos algunos de nosotros encontrar estos hechos tan poco agradables que preferíamos no enfrentarlos. Nos gustaría más escuchar algo que nos hiciese sentir bien. Pero es porque Jesús y María nos aman y ansían por nuestra Salvación eterna que Ellos nos revelaron nuestra verdadera situación. Y nosotros, por nuestro lado, debemos reflexionar sobre Su revelación, porque nuestra seguridad y nuestra Salvación dependen de nuestra adhesión a la verdad. Debemos tener en consideración todas estas cosas. La realidad de nuestra situación es algo que no nos podemos dar al lujo de ignorar. Por ejemplo: si un niño pequeño se aproxima de una estufa encendida sin comprender que puede ser gravemente quemado tocándola, entonces es necesario, urgentemente, que aparezca alguien que se le advierta y le vigila. Aun si ese niño no comprenda la gravedad del peligro en que está, el hecho es que depende en alguien que evite que él sea quemado. Es esa la realidad de su situación. Lo mismo se puede decir de todo tipo de aspectos de la vida. Podemos estar enfermos o heridos, o hasta morir, en resultado de las decisiones que tomamos – al comer, al conducir, etc. – si damos cuenta o no de los peligros que están alrededor de nosotros. Hay consecuencias por no hacer caso o por no tener consciencia de la realidad de nuestra situación. Esto es aún más verdad en el caso del aviso que Nuestra Señora nos da sobre los errores de Rusia esparciéndose por todo el mundo, a menos que nosotros antes Le supliquemos que, por Sus méritos, nos salve del justo castigo de nuestros pecados. Todos nosotros estamos en este momento inmersos en el mayor peligro. Estamos en el punto culminante de la debilidad, quedando poco tiempo antes que seamos cruelmente conquistados y esclavizados, hasta exterminados en la más feroz persecución que la Iglesia ha sufrido hasta hoy, si continuamos haciendo caso omiso de los avisos y los pedidos del Mensaje que Nuestra Señora nos dio en Fátima. El tiempo está hasta el tope. El tiempo que tenemos es muy corto. Ahora, más que nunca, necesitamos que los dirigentes de nuestra Iglesia y nuestros políticos elegidos y legisladores (en Washington, en Ottawa, en Europa – Senadores, Congresistas, miembros del Parlamento, miembros de las legislaturas, miembros de las legislaturas provinciales, alcaldes, concejales – toda y cualquier persona encargada de la administración del bien común) estén bien conscientes del pedido de Nuestra Señora que es una orden; y que le presten mucha atención, y hagan todo lo que puedan para 4 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

apresurar la obediencia a Su orden. La respuesta que damos a Su pedido por la Consagración de Rusia es ahora más urgente que nunca. En breve será demasiado tarde para conservarse la vida y el bienestar, de muchos si no la mayoría, de la humanidad que hoy vive.

Hechos que debemos recordar Si Usted piensa que estoy exagerando, sólo le pido que pare un poco para reflexionar sobre algunos datos: 1. En este mismo momento, hay armas listas a ser colocadas en posición en el corto espacio de 10 MINUTOS, que pueden aniquilar por completo todos los Estados Unidos – esto es, todos los 300 millones de ciudadanos americanos. Nuestros enemigos pueden realizar su objetivo en menos de 1 hora, a partir del lanzamiento de eses misiles. 2. En este mismo momento, hay armas nucleares operacionales en varios países del mundo (E.U.A., INGLATERRA, FRANCIA, ISRAEL, RUSIA, CHINA, INDIA, PAQUISTÁN Y CORREA DEL NORTE) que son suficientes para matar todo y cualquier hombre, mujer y niño a la faz de la tierra. En efecto, todas las armas ya existentes podrían hacerlo VARIAS VECES.

El Padre Nicholas Gruner, hablando en uno de los encuentros de su Centro de Fátima. El Padre Gruner ha viajado por todo el mundo divulgando el Mensaje de Nuestra Señora de Fátima, cuyo conocimiento es críticamente urgente.

5 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

3. Varias capitales del mundo (incluyendo Roma, Londres, y Moscú, cada una con sus millones de ciudadanos) son blancos permanentes para la aniquilación potencial de por lo menos una de las naciones con armas nucleares anteriormente indicadas. 4. Sumándose todo este potencial de destrucción, hay también mucha gente poderosa e influyente, por entre la elite que verdaderamente gobierna el mundo, que muy seriamente planea e intenta realizar esto (o algún otro plan semejante para obtener los mismos resultados), para el propósito de su propio beneficio personal.

Los planes malignos de satanás y de sus poderosos seguidores Considere Usted que, en Elberton, en Geórgia (EUA), hay un monumento enorme de granito que pesa más de 150 toneladas, y que suplica a la reducción drástica de la población mundial. Pide, literalmente, la muerte y destrucción de 6.500.000.000 personas, o sea, 6,5 MIL MILLONES de personas. Afirman que este objetivo es para mejorar las condiciones de la humanidad y del planeta. Y ese objetivo es matar más de nueve décimos de la actual población del mundo, marcados como blancos de muerte por quien edificó este monumento. No se trata de un chiste ni de cualquier especie de teoría de conspiración – es el plan establecido con toda la seriedad. Este monumento se ha colocado allí desde los años 80. Fíjese Usted que, al tiempo de la Revolución Francesa, descubrieron que el terrible líder Robespierre (que, entre 1790 y 1794, envió a la muerte violenta decenas de miles de sus compatriotas) tenía planes para matar 10 MILLONES de Franceses – lo que era cerca de la mitad de la población total de Francia, en aquel tiempo. Del mismo modo, Lenín (en 1917, en Rusia) ni parpadeó al proponerse matar tres cuartos de la población mundial para conseguir su objetivo de un dominio del mundo por el Comunismo. ¿Qué importa – diría él –si tres cuartos de la población mundial desaparezca, si la cuarta parte que resta sea comunista? Y hoy, un número significativo de personas en el poder aún piensa de la misma manera, como los constructores de Elberton, como Lenín y como Robespierre. El demonio es un asesino y un mentiroso desde el principio de los tiempos, y así son sus seguidores, como dijo Nuestra Señora.

Nuestra Señora de Fátima es nuestra única solución Sólo Nuestra Señora del Rosario de Fátima nos puede ayudar, como Ella misma nos dijo. Y debemos hacer precisamente lo que Ella pidió. Sin esta obediencia para con la Señora, no escaparemos aquello que el Cardenal Ratzinger llamó de “peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano y, consecuentemente, [la vida d]el mundo”. A propósito, las palabras del Cardenal Ratzinger que citamos eran su descripción de aquello que era, en parte, el verdadero Tercer Secreto (véase la revista Jesus, del 11 de noviembre de 1984). Nuestra Señora nos dijo que en el Tercer Secreto nuestras vidas 6 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

– hasta nuestra Fe, base de nuestra esperanza de Salvación – están en peligro. El hecho es que, a menos que obedezcamos a los pedidos de Nuestra Señora (en especial cuanto al Rosario cotidiano y a la Consagración de Rusia), podemos no tener los méritos de Nuestra Señora protegiéndonos personalmente de los castigos justos de Dios que están listos para desencadenar sobre el mundo. ¿Y cómo sabemos que la Consagración de Rusia es necesaria para nuestro bienestar? Nuestra Señora explicó a Sor Lucía: “Sin esta Consagración, Rusia no podrá convertirse, ni el mundo tendrá paz”. Y como Sor Lucía explicó al Padre Fuentes en 1957: “…la Santísima Virgen, repetidas veces, tanto a mis primos Francisco y Jacinta, como a mí, nos dijo: ‘Que muchas naciones de la tierra desaparecerán sobre la faz de la misma, que Rusia sería el instrumento del castigo del Cielo para todo el mundo [por sus pecados], si antes no alcanzábamos la conversión de esa pobrecita Nación”. Obtengamos la conversión de Rusia, o sufriremos de formas inimaginables por ella, como el instrumento elegido por Dios para castigar el mundo. Y sabemos por las palabras de Nuestra Señora que la única manera de obtener la conversión de Rusia es su Consagración al Inmaculado Corazón de María – específica y exclusivamente a Rusia – por el Papa y por los Obispos católicos, de la manera que fue pedida por Nuestra Señora y Nuestro Señor en el Mensaje de Fátima.

Parece que nuestros Obispos no comprenden ¿Cómo es posible que la mayoría de los anteriores Papas y muchos Obispos de hoy dejen de comprender esto? ¿Comprenden ellos que no hay otra solución para nuestros problemas? ¿Tal vez ellos piensen que podemos continuar vivir con nuestros problemas sin peores consecuencias, porque las cosas no pueden ser ni hacerse peores de lo que son? ¿Tal vez piensen que habrá siempre mucho tiempo para cumplir el pedido de Nuestra Señora, conforme sus conveniencias? O entonces, tal vez ellos se den cuenta de cómo hay tan poco tiempo que nos queda, pero a pesar de esto sienten que, por alguna razón, es imposible hacer lo que Nuestra Señora pidió. ¿Presienten ellos alguna amenaza abrumadora (contra ellos mismos, contra la Iglesia, contra la humanidad, etc.), que los convence de que nada pueden hacer a no ser esperar por un tiempo mejor? Puedo asegurarles que ellos están profunda y tristemente equivocados, si pusieron su confianza en excusas como éstas, y dicen a sí mismos que no hay nada que puedan hacer. Ninguna de estas excusas les servirá ante Dios, cuando nuestro tiempo límite esté hasta el tope. Parece que, desde 1929 hasta el presente, es este modo de pensar que ha dominado en el interior del Vaticano. Seis de los últimos siete Papas han elegido negar a Nuestra Señora la satisfacción de cumplir Su pedido de la Consagración de Rusia. (Sólo el Papa Juan Pablo I expresó su determinación en dar a Nuestra Señora precisamente aquello que Ella había pedido; pero murió con sólo treinta y tres días de pontificado).

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Es aún muy temprano para decir si el Papa Francisco seguirá el imprudente ejemplo de seis de sus predecesores, que pensaron saber más que la Virgen Prudentísima. Mientras tanto, es cierto que él usaría toda la ayuda que le pudiésemos dar para realizar el pedido de Nuestra Señora. No debemos ser ingenuos al punto de creer que ya no hay una serie de funcionarios masónicos altamente colocados en la Iglesia, que han traicionado sus votos hechos a Dios y que trabajan para el demonio. Hay muchos de estos hombres (¡aun Obispos y Cardenales!); y están haciendo todo que esté a su alcance dentro del poder que tienen, para impedir que la Consagración sea hecha, porque ellos reciben órdenes de sus superiores masones que, por su vez, obedecen a satanás. El demonio sabe bien que, cuando la Consagración de Rusia sea finalmente realizada, el imperio diabólico en este mundo habrá llegado al fin. ¿Hay algún ejemplo en la Historia de la Iglesia a que podamos comparar nuestra presente situación? ¿Hubo alguna vez una tal grave negligencia, una inercia y falta de vigor tan debilitantes, tanta indiferencia en relación al peligro espiritual, como los que se ven hoy, por parte del Vaticano de nuestros días? ¿A que podríamos posiblemente comparar la actual falta de celo y de solicitud pastoral ante una crisis sin paralelo en la Iglesia y en el mundo, como ha sido demostrado por nuestros pastores de los últimos noventa y seis años? El único ejemplo que nos viene a la cabeza es el Gran Cisma del Occidente. Debemos conocer algunos de los detalles de este triste capítulo de la Historia de la Iglesia, para reconocer cómo las lecciones que se pueden tomar de él se aplican a nuestro tiempo.

El Gran Cisma del Occidente En 1378, pocos meses después de la elección del Papa Urbano VI, algunos Cardenales estaban descontentes con las orientaciones del nuevo Papa. Así, se convencieron, a ellos mismos y al mundo que la elección papal había sido inválida, debido a presiones externas. Dijeron que no habían sido libres en la elección que hicieron. Fíjese, esto era mentira. En la verdad, habían estado tan libres de presiones políticas en el conclave que hasta eligieron un hombre que ni siquiera estaba entre ellos. Eligieron para el nuevo Papa una persona que ni estaba en Roma, sino en Bari. ¡La influencia coactiva que él había aplicado a este conclave era obviamente cero! Aun así, para verse libres del nuevo Papa, de cuya gobernación no les gustaba, estos ciertos Cardenales dispusieron otra elección unos seis meses después. Eligieron un nuevo “papa” (en realidad un anti-Papa), que organizó una “corte pontificia” rival en Avignon, Francia. Esto fue un escándalo terrible, que efectivamente minó la unidad de la Iglesia. Dos hombres afirmaron ser la cabeza de la Iglesia católica universal, y los católicos estaban divididos. Unos siguieron el Papa Urbano VI de Roma, y otros apoyaron el antiPapa Clemente VII, de Avignon. ¡Y las cosas continuaron así durante muchos años! A la muerte del Papa Urbano VI, en 1389, se eligió Bonifacio IX como su sucesor. Pero también se eligió en Avignon un nuevo anti-Papa (Benedicto XIII), cuando el anterior falleció. Y los años pasaron y así continuaba todo. Parecía que nadie se sentía capaz de resolver esta situación, ni estaba inclinado a hacerlo, aun con reinos y ciudades, familias y órdenes religiosas divididas a causa de esto. Los Papas y los Cardenales parecían 8 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

satisfechos en dejar todo como estaba, indefinidamente. El clero de ambos lados de esta división era ineficaz en intentar (partiendo del principio de que realmente intentaban) reparar y solucionar este escándalo que afectaba toda la Iglesia. Después de treinta años, como una solución de compromiso, ambos los colegios de Cardenales abandonaron el apoyo de su respectivo Papa/anti-Papa, y eligieron un tercer hombre para ser el nuevo “papa” – o, en realidad, un segundo anti-Papa, ¡una vez que ninguno de los otros “papas” habían consentido resignar! Dios permitió esta confusión y todas las rivalidades y hostilidades que engendró como un castigo por los pecados de aquellos días, y también como una lección para nuestro tiempo. Tal como las Sagradas Escrituras nos son dadas para nuestra instrucción y edificación, como San Pablo recuerda a Timoteo, así también la Historia de la Iglesia nos es dada por las mismas razones. Las vidas de los Santos nos enseñan sobre cómo debemos vivir en diferentes circunstancias, y las lecciones de la Historia de la Iglesia nos muestran aquello que debemos hacer en circunstancias semejantes.

¿Cuáles son las lecciones para hoy? ¿Qué lección encontramos que se nos aplique, en estos años desafortunados para la Iglesia? Veamos primero qué paralelos existen entre nuestro tiempo y los años del Gran Cisma del Occidente. Tenemos que reconocer, antes de nada más, que había, evidentemente, una crisis que afectaba la Iglesia desde el 1378 a 1415, cuando tantas personas ni siquiera sabían quién era el verdadero Papa. Esto comprometió la unidad de las familias, de las ciudades, de las sociedades, de los países – toda la Cristiandad. Fue un desastre a todos los niveles de la sociedad y de la Iglesia. Segundo: el clero fue completamente ineficaz en los esfuerzos que hicieron para resolver el problema. Su negligencia y la debilidad de medidas sirvieron sólo para perpetuar la situación indefinidamente. Tercero: no había aparentemente nadie más que fuese capaz de intervenir para reparar el daño. De igual manera, en nuestro tiempo la Iglesia está innegablemente sufriendo una crisis. Para quien esté dispuesto a mirar más allá de los parámetros superficiales y a valorar honestamente nuestra situación, no hay duda que la Iglesia está, en verdad, muriendo en Europa y en Norteamérica. La situación es un poco mejor en Sudamérica. Nuestra Señora de Fátima avisó sobre el “suicidio” de la Iglesia que se seguirá a la alteración de la liturgia. “Me preocupan los mensajes de la Santísima Virgen a Lucía de Fátima”. – dijo el Cardenal Eugenio Pacelli, el futuro Papa Pio XII. “Esa persistencia de María sobre los peligros que amenazan a la Iglesia es un aviso del Cielo contra el suicidio que significa alterar la Fe en Su liturgia, en Su teología y en Su espíritu”. (citado en la biografía Pie XII Devant L’Histoire, págs. 52-53).

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¿POR QUÉ necesitamos la Conferencia ¡Fátima: Camino a la Paz!? Véase esta fotografía de vehículos bombardeados durante el combate de calle en Aleppo, Siria en octubre de 2012 – y pregunte a sí mismo: ¡¿POR QUÉ NO LA NECESITAMOS?! Fíjese que tal cena podrá repetirse en un futuro próximo en nuestro barrio, si la Consagración de Rusia NO es hecha a tiempo. ¿Quién más, y qué avisará a tiempo nuestros líderes? ¿Quién más dirigirá su atención esta ÚNICA SOLUCIÓN?

Vemos los efectos de este suicidio a nuestro alrededor – las parroquias católicas están cerrando a los cientos. Casi 80 en Buffalo, cerca de 120 en Milwaukee, más de 140 en Detroit. Seamos honestos. ¿Por qué están cerrando? Porque los fieles ya no creen ni practican la Fe como las generaciones anteriores de católicos hicieron. No van a la Misa. ¿Qué es lo que creó u ocasionó esta fractura? ¿Qué es que causó esta ruptura en la transmisión de la Fe a la generación actual, de tal manera que ya no es expresada de manera semejante o practicada conscientemente? ¿Cuál fue la causa efectiva de este suicidio de la Iglesia? El Cardenal Pacelli nos dijo que Nuestra Señora de Fátima nos había avisado explícitamente sobre la causa de esta ruptura. Derivó de la alteración de la liturgia para acomodarse a una nueva teología. Esto es claro como agua, aun sin la confirmación explicita de la Santísima Virgen, pero tenemos también el aviso de Nuestra Señora de Fátima. Pero a pesar de esto, la vasta mayoría de los dirigentes de la Iglesia hoy continúan a insistir en el nuevo rito, el Novus Ordo. Resisten (a veces furiosamente) a cualquier movimiento que lleve a un regreso a la liturgia tradicional de la Iglesia, que fue inspirada para el culto de Dios en los últimos 2000 años. Comparemos esta negativa obstinada de los actuales hombres de la Iglesia en corregir su decisión errada con algo que sucedió hace algunos años en el mundo de los negocios. La empresa Coca-Cola en un cierto tiempo experimentó con su producto, y por un corto período, alteró el sabor de su bebida. Le dieron un sabor nuevo, pensando así aumentarle la popularidad. ¿Pero qué sucedió? Las personas no se interesaron en el nuevo producto, cuando el anterior había sido retirado del mercado. Y dejaron de comprar Coca-Cola. Las ventas de Coca-Cola cayeron dramáticamente. Y entonces la empresa Coca-Cola enfrentó una crisis semejante a la que los hombres de la Iglesia han 10 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

enfrentado en los últimos cincuenta años. ¿Qué hicieron estos hombres de negocio acerca de su problema? ¿Hicieron presión para que se pasasen leyes que prohibieron el acceso al producto antiguo? ¿Intrigaron para inventar maneras de forzar el público a aceptar el nuevo producto? ¿Se agarraron tenazmente a un programa fallado durante cincuenta años, considerando que era mejor llevar la compañía a la falencia de que admitir que se habían equivocado? ¿Comenzaron a vender las fábricas de embotellamiento y a despedir los trabajadores, para acomodar la compañía a las ventas del nuevo producto? ¡No! ¡Claro que no! Ellos reconsideraron su decisión. Volvieron a la anterior receta de hacer CocaCola. Admitieron su error y se corrigieron, abandonando su experimento fallado. Fue esto el camino obvio elegido por hombres inteligentes que no tenían motivos más serios que, simplemente, conservar sus puestos de trabajo y su riqueza material. ¿Cómo es posible que una decisión semejante no haya ocurrido a los líderes de la Iglesia católica durante los últimos cincuenta años? ¿Puede haber una razón honesta o bien fundamentada para la mayor parte de la alta jerarquía rehusar a admitir su error? Después de cincuenta años de devastación continuada, con resultados tan evidentes, nuestros líderes continúan a seguir un camino que incluye vender miles de iglesias, cerrar parroquias tras parroquias, mientras continúan a decir tonterías sobre una nueva primavera de la Iglesia. ¿Se ha convencido que no vale la pena intentar salvar estos MILLONES de ALMAS abandonadas? Y de parte de estas almas, ¿cómo pueden los fieles mantenerse durmiendo durante una tal tormenta? ¿Seguirán, de ojos cerrados, sus guías ciegos hasta que caen todos en las profundidades del infierno?

El lamento del Papa Tanto el Papa Juan Pablo II como Benedicto XVI lamentaron la “apostasía silenciosa” que fue progresando durante sus mandatos, pero aparentemente no quisieron o no consiguieron intentar detenerlo. O tal vez estuviesen ciegos acerca de sus causas, y simplemente no sabían lo que tenían que hacer. Sin embargo, tantas voces han indicado el camino – voces fidedignas y autorizadas de teólogos, Obispos, sacerdotes, y hasta laicos – identificando los errores modernos y apuntando el camino para resolver nuestras dificultades. Hasta la Madre de Dios dio Su orientación explícita sobre este asunto, que proviene del Cielo. Los dirigentes de nuestra Iglesia han tenido siempre en sus manos los avisos explícitos de Nuestra Señora de Fátima en el Tercer Secreto – avisos, podemos estar seguros, contra un Concilio maligno que haría mucho mal a los Fieles; avisos contra la adulteración de la Liturgia tradicional; avisos contra este suicidio de la Iglesia. Esta tragedia continuará a progresar en la Iglesia y en el mundo mientras los dirigentes de nuestra Iglesia se niegan a obedecer a los pedidos específicos de Nuestra Señora contenidos en la totalidad del Mensaje de Fátima. Pero aun en el tiempo presente, demasiados Obispos continúan a ignorar Nuestra Señora, prefiriendo su ignorancia y ceguera a la luz de la verdad.

11 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

¿Entonces, qué podemos hacer YA? Echemos entonces una mirada a la Historia. ¿Qué sucedió que hiciese parar la locura instalada de 1378 a 1415? ¿Qué cambió y quién lo hizo cambiar? Una persona dijo: “No acepto el status quo. No acepto que no se pueda hacer nada. Hablaré. Insistiré. Daré a conocer mi punto de vista. Aunque yo no sea sacerdote, ni Obispo, ni Papa, voy a actuar. Seré decisivo, y no descansaré”. Y actuó en verdad. La Historia atestigua hoy los resultados que consiguió alcanzar. ¿Y quién era él? Era el Imperador del Sacro Imperio Romano. Movió su pueblo y sus oficiales para exigir orden en la Iglesia. Envió delegaciones a ambos los Papas –a los Cardenales, a los Obispos y a los dignitarios de ambos los Papas – y consiguió que ambos concordasen en resignar. En seguida, hizo con que los Obispos y Cardenales de ambos los lados se reuniesen en el Concilio de Constancia y eligiesen un hombre – un nuevo Papa con que todos concordasen. De la misma manera, necesitamos hacer lo que podamos para entrar en contacto con personas influyentes antes que sea demasiado tarde para todos nosotros, en la Iglesia y en la sociedad.

No acepte, Usted, la situación actual El Imperador no aceptó el status quo. Y nosotros tampoco debemos aceptarlo. Todos conocemos alguien que tenga influencia en el orden temporal de las cosas. Necesitamos ponernos en contacto con ellos, que, por su vez, necesitan ponerse en contacto con el Papa y sus consejeros, para decirles que despierten y den prioridad máxima al pedido de Nuestra Señora de Fátima para la Consagración de Rusia. Necesitan usar su influencia política para insistir en esto, hasta que consigamos resultados. Esto nos lleva a hablar de nuestras razones subyacentes a la extraordinaria Conferencia de este año en Niagara Falls. Este año – porque el tiempo está hasta el tope. Hemos invitado varios oradores expertos en diversos campos, incluyendo la medicina, las financias, la economía, la gobernación, los asuntos militares, hasta la salvación de las vidas de los ante-nacidos. Pedimos a estos hombres y mujeres que nos digan qué problemas ven que están a nuestra frente. Su evaluación pericial e independiente de la situación mundial constituirá un testimonio poderoso y creíble para nuestros dirigentes, tanto en la Iglesia como en la sociedad civil. Será un coro de voces que no puede ser ignorado: ¡en todas partes hay crisis! En los últimos treinta años, la humanidad envió más de mil millones – o sea, 1.000.000.000 – de niños indefensos y por nacer a una muerte cruel y desnecesaria. Ellos fueron ASESINADOS, y ese océano de sangre inocente a nuestro alrededor, ese mar de sangre no cesa de clamar a los Cielos por venganza. Pero hay tantas maneras noclínicas de hacer abortos que hasta estas estadísticas impresionantes son ciertamente muy inferiores al verdadero número de abortos que se han realizado, y que difícilmente 12 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

puede ser calculado. Y el número de asesinatos “médicos” es mucho mayor de que el holocausto de los abortos. Se estableció ahora la práctica médica de matar personas vivas con el propósito de “hacer la cosecha” de sus órganos; y de “terminar” las vidas de los ancianos e incapaces, privándolos del sustento básico. Todo esto son asesinatos. Los pobres de algunas naciones del Tercer Mundo son hechos aún más pobres, al punto de morir de hambre, por políticos financieros ruinosos de las naciones del Primer Mundo, cuyo objetivo no es promover el bien común, antes acumular riquezas para los que ya son super-ricos. Las legislaturas sin Dios están promoviendo y “legalizando” pecados contra la naturaleza, como la anticoncepción y la homosexualidad, y persiguiendo quien se queja públicamente contra estas perversiones de la Ley de Dios a favor de la procreación de la raza humana. De los miles de diferentes tipos de pecados que hay en el mundo, hay sólo cuatro que son tan graves que son descritos por Dios como pecados “que claman al Cielo por venganza” (lo que significa: llamar por Dios, para que Él baje a la tierra y dé un castigo casi inmediato, aún en este mundo, y también un castigo bien más severo que aguarda tales actos en el Infierno). De estos cuatro pecados horribles, acabé de mencionar tres: el homicidio voluntario, el pecado de sodomía, y no pagar el salario a quien trabaja. Y tales crímenes fueron institucionalizados en la sociedad occidental – en Canadá, en los Estados Unidos, y en Europa Occidental, tal como en muchas otras regiones del mundo. Vemos en el mundo, casi por todas partes, estas abominaciones siendo practicadas, promovidas, y hasta formalmente justificadas. Como Juan Pablo II dijo en Fátima en 1982, “el pecado se institucionalizó a sí mismo”. Y obviamente, nuestras sociedades están hoy mucho peor que estaban en 1982, y tanto así es que las personas tienen miedo de hablar contra tales abominaciones, para no ser llevadas a un tribunal por un “crimen de odio”. ¿Estamos realmente impotentes ante estos desvíos horribles? No; podemos volvernos a Nuestra Señora, Que nos ofreció y hasta prometió a Su ayuda, si nosotros la pedimos en la manera que Dios estipuló. Debe ser de tal manera que no hay duda que el mundo no mereció esa bendición. Será una victoria del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora, y de nadie más. ¡Sólo Ella nos puede ayudar!

Hay una crisis gravísima y una solución única En resumen, la sociedad humana está hoy amenazada a todos los niveles. Familias y naciones están cayendo ante los ataques del demonio, cuyos siervos en este mundo están próximos de apoderarse de todo el globo y subyugarlo a su dominio sin Dios. Sabemos que la única solución para nuestra dificultad consiste en llevar el Papa directamente (o llevar los consejeros del Papa en el Vaticano) a ordenar que todos los Obispos del mundo se asocien a él en la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María. Sabemos también que el Vaticano es sensible a la información pública creíble – el Vaticano es hoy más sensible a su imagen pública de que nunca fue. Responderá a un clamor público de alto nivel a favor de la acción. 13 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

Ya hace muchos años que hemos invitado la prensa y los estudiosos a nuestras Conferencias, y su testimonio de nuestra causa produjo avances sustanciales a favor de los intereses de Nuestra Señora. Ha llegado ahora el tiempo de comunicar con los dirigentes electores y legisladores del Occidente y pedirles que exijan acción de parte del Vaticano. Debemos atraerlos a este acontecimiento, donde pueden aprender lo que es la única solución que se pueda aplicar a nuestros problemas. Debemos mostrarles lo que es que pueden hacer para llevar a cabo esta solución antes que sea demasiado tarde. Nosotros mismos, solos, nada podemos contra los planes de nuestros enemigos, pero Nuestra Señora nos dio una solución – la única solución posible – y debemos abrazarla. Elementos de las profecías de Nuestra Señora de Fátima están desarrollándose ahora ante nuestros ojos de tal manera que no podemos estar seguros de que tendremos más tiempo en que podamos descuidar, aún en seguridad, la Salvación que nos es ofrecida. La Consagración de Rusia es la respuesta definitiva para nuestros problemas, y nadie más tiene alguna otra respuesta eficaz. Debemos convencer dirigentes civiles bien conocidos, para que pidan a los jefes de nuestra Iglesia que, al menos, intenten realizar aquello que el Cielo les pidió. Es por eso que tenemos tantos oradores y una tal variedad de tópicos programados para nuestra Conferencia este mes de septiembre. Y es por eso que es tan importante que esta Conferencia sea un éxito. Es por eso que estamos invitando hombres de Estado y políticos, y otras personas influyentes de todo el mundo, y es por eso que Usted también debe asistir. No deje de darnos ahora su apoyo. Luchamos, intentamos difundir, y hemos arriesgado mucho en esta Conferencia. Debemos intentar, en vez de simplemente dejar que todo se pierda para todos nosotros en este mundo. Esto depende de Usted. Venga a Niagara Falls en este mes de septiembre, por favor, para que la voz de todos los presentes pueda hablar alto a la comunicación social y a nuestros legisladores, hasta que el Vaticano mismo no tenga otro remedio más que tomar conocimiento y responder. Confiamos este proyecto en las manos de Nuestra Señora, y dependemos de Usted – de sus oraciones y sacrificios, de su presencia, de su apoyo económico. Tenemos que actuar ya, o estaremos perdidos.

14 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg02.pdf

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