SHIBBOLETH DE DORIS SALCEDO. REFLEXIONES ACERCA DE LA REPRESENTACIÓN DE LO NEGATIVO EJE TEMÁTICO: TEMAS LIBRES

SHIBBOLETH DE DORIS SALCEDO. REFLEXIONES ACERCA DE LA REPRESENTACIÓN DE LO NEGATIVO EJE TEMÁTICO: TEMAS LIBRES ALEJANDRO ROJAS-URREGO*, ANDREA ESCOBAR

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SHIBBOLETH DE DORIS SALCEDO. REFLEXIONES ACERCA DE LA REPRESENTACIÓN DE LO NEGATIVO EJE TEMÁTICO: TEMAS LIBRES ALEJANDRO ROJAS-URREGO*, ANDREA ESCOBAR***, BERTA ELENA FONSECA**, MARTA LAPACÓ**, SARA PATRICIA MORENO DE CORAL**, LUIS FERNANDO ORDÚZ**, FANNY SABOGAL DE LAVERDE**, ANDRÉS SANTACOLOMA***

Miembro Titular y Didacta, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis , Director Instituto Colombiano de Psicoanálisis: [email protected] *** Miembro Asociado, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis:[email protected] ** Miembro Titular, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] ** Miembro Titular, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] ** Miembro Titular, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] ** Miembro Titular, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] ** Miembro Titular, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] *** Miembro Asociado, Sociedad Colombiana de Psicoanálisis: [email protected] *

Organiza Federación Psicoanalítica de America Latina Septiembre 23 AL 25 de 2010 Bogotá - Colombia

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SHIBBOLETH DE DORIS SALCEDO. REFLEXIONES ACERCA DE LA REPRESENTACIÓN DE LO NEGATIVO EJE TEMÁTICO: TEMAS LIBRES “Creo que, en mi caso, lograr representar lo que yo busco señalar es imposible. El fracaso me acompaña de antemano. Y es algo difícil de asumir. Pero, en algunos casos, se logra que en los intersticios de las obras, en las grietas que quedan, algo de dicha realidad se inserte.” Doris Salcedo Conversación con Hans-Michael Herzog (2004)

I-

INTRODUCCIÓN

3 Shibboleth está hecha de sustracción de materia. Es una grieta de 167 metros en el piso de concreto de un lugar emblemático para la escultura contemporánea1. No representa un hueco, un vacío ó un abismo. Los presenta, y con ello nos invita a reflexionar sobre aquello que distingue a la presentación de su representación. Grieta, ruptura, incisión, cesura, separación neta y brutal. La obra de Doris Salcedo no ocupa el espacio, lo rompe, lo penetra, lo invade (Pini;2008). Un abismo separa definitivamente a las dos orillas, que no se encuentran, que no parecen tocarse ni reunirse ya nunca. En el psicoanálisis contemporáneo, el trabajo sobre la dimensión de lo negativo

ha

ocupado

progresivamente

un

lugar

esencial.

Apoyadas

fundamentalmente sobre las obras de Freud, Winnicott y Bion, las contribuciones de André Green (1993;2002;2005) en este campo son consideradas capitales por numerosos analistas. La constatación en el quehacer psicoanalítico cotidiano de la importancia de esta dimensión del psiquismo humano, y la frecuencia de sus manifestaciones en la clínica, nos ha llevado a sentir la urgencia de reflexionar sobre aquella. Recurriremos en esta ocasión a la metodología inherente al denominado “psicoanálisis aplicado”, como Freud lo define en El Moisés de Miguel Angel (1914). Una mirada semejante supone además un ir y venir permanente entre los hallazgos revelados gracias a esta herramienta y los provenientes de la experiencia en la situación analítica. II- SHIBBOLETH : EFECTOS SOBRE EL ESPECTADOR ANALISTA Shibboleth, obra realizada por la artista colombiana Doris Salcedo en el Turbine Hall de la Tate Modern (Londres,2007) 1

4 La grieta puede ser aprehendida como “evidencia de”. Algo tuvo lugar. Algo no tuvo lugar. Lo que tuvo lugar y lo que no tuvo lugar podrían encontrar en ella un lugar. Importa distinguir en tal sentido entre la representación de lo que estuvo y se perdió y la representación de lo que no ocurrió. Esta última correspondería a la representación de la ausencia de representación. Shibboleth nos confronta, en primer término, con la angustia que inevitablemente moviliza a la necesidad -más o menos secreta en cada quien- de una continuidad segura, sin falta, sin falla. Y cabe preguntarse entonces sobre el por qué de un terror semejante frente a la separación. Intolerancia a la separación, a la distancia, a la ruptura. ¿Y si la separación fuera abismo? Fractura. Más también nos enfrenta, en segundo lugar, a la fragilidad de un piso que hará tambalear a cualquier estructura que busque eventualmente apoyarse sobre él. No importa ya la solidez aparente de los muros, pues no puede ser más que justamente esto: apariencia. Ilusión de estabilidad, de equilibrio y permanencia. Quizás por ello a la angustia de la separación se añade aquí la angustia del derrumbe. Angustia de caer sin fin, terror de hundirse, sensación de una vida pendiendo de un hilo que amenaza con romperse. El suelo se resquebraja y se hunde: significante formal

(Anzieu;1987) capaz de dotar de sentido a la

experiencia, siempre y cuando se asuma en su dimensión negativa. Exigimos entonces de nuestra parte una capacidad negativa (Bion;1970), “una mirada que no se acercaría solamente para discernir y reconocer, para denominar a toda costa lo que se aprehende - sino que, primero, se alejaría un poco y se abstendría de clarificarlo todo de inmediato. Algo como una atención

5 flotante, una larga suspensión del momento de concluir, en la cual la interpretación tendría el tiempo de desplegarse en varias dimensiones, entre lo visible asido y la prueba vivenciada de un des-asirse.” (Didi-Huberman;1990) Surge la necesidad de aferrarse de algo, de alguien. Quizás el movimiento pueda servirnos como primer asidero. Recurrir entonces al espacio. Recorrerlo, bordear el borde, ir de un extremo a otro, asomarse quizás a las profundidades que en un primer momento parecen insondables. Intentar dar un paso, entre una y otra orilla. Convertir el terror en juego posible. Pero al pasar de un costado al otro, de un terreno al otro, ejerciendo la posibilidad de ir y venir, ¿negamos ó asumimos la separación? ¿Vamos en verdad

de

una

orilla

a

otra

orilla,

diferente,

separada,

ó

buscamos

desesperadamente, al contrario, re-unirlas, re-establecer la continuidad primera? Difícil saberlo. Pensamos la dimensión del silencio en un analizando en sesión. Su relación con la madre estuvo marcada por un enorme silencio, que determina una brecha insalvable. El silencio deviene distancia y el niño en el analizando busca salvarla, pero el silencio no se llena con una respuesta audible. Está tan solo “presente” la no-respuesta afectiva y se establece una vida discontinua, a la que se contraponen quizás la continuidad en el proceso analítico y la escucha activa de la analista. Los silencios prolongados surgen como punto de encuentro con el sí mismo. Al apuntar la analista a transformarlos progresivamente en lenguaje verbal, el analizando hace una crisis somática grave y el proceso se fractura. Desaparece, literalmente, dejando una cicatriz que perdura más allá de la grieta. En el Turbine

6 Hall quedará por siempre, una vez terminada la exposición de la obra de Doris Salcedo, la huella de lo que no estuvo, la representación que no tuvo lugar. Recurrimos al tiempo, un segundo apoyo, y entonces pensamos. Intentamos imaginar el movimiento telúrico primero, la causa de un desastre semejante, la razón de una ruptura irreversible. Sólo podemos vislumbrar acaso la violencia

que dio origen a una fractura como ésta. El traumatismo quizás

irreparable. Es tan grande, que las primeras imágenes se desdibujan. Y constatamos entonces que en el Turbine Hall reina un inmenso silencio. Como el de las catedrales. La vida está hecha de grietas. Podemos imaginar aquí un intento de devolver el tiempo. Volver a antes de que sucediera lo que ocurrió ó no ocurrió. Hay aquí una paradoja esencial: la grieta es la huella de que ocurrió lo que no ocurrió, de que tuvo lugar lo que no encontró lugar. Subrayamos la importancia que tiene, primero para el analista, tolerar el vacío. Lo esencial de la elaboración de duelos, tanto de lo que sí estuvo y se perdió como de lo que no ocurrió, contrapuesto a la tendencia a llenar prematuramente el vacío con interpretaciones. Hay situaciones en las que el tiempo de espera sobrepasó el límite de tiempo, que queda desde entonces suspendido (Winnicott;1971,1973). Una analizando en sesión evoca a Louise Bourgeois y al grito de Münch. Gracias al trabajo de figurabilidad psíquica en la analista, que exige unificación, coherencia e inteligibilidad, se logra acceder a lo negativo del trauma (Botella & Botella,2001),

7 vinculando ulteriormente en este caso aquello que fue robado y desapareció, al menos por un tiempo, mientras pudo ser recuperado. III- CONCLUSIONES Podemos ocupar el espacio y el tiempo. Intentar pensarlos. Buscar llenar el vacío visual, sonoro y psíquico, con ideas, con palabras. Podemos buscar, de este modo, saber lo que justamente nos propone confrontarnos a no saber. Para Doris Salcedo, Shibboleth es “un espacio negativo; evoca un hueco de la historia.” Quizás sea mejor regresar al principio, comenzar por el comienzo, buscar en nosotros mismos esa capacidad negativa planteada por John Keats y que Wilfred Bion (1970) supo rescatar para el psicoanálisis. En el caso del psicoanálisis aplicado, según la formulación de Green, “el analista deviene el analizado del texto” (Green;1992). Freud (op.cit.) se refiere a la necesidad de conocer el qué y el por qué de lo que nos emociona. Tal es, en efecto, el propósito de la “disposición analítica”: interesarnos por los afectos y las representaciones que la experiencia artística moviliza en nosotros. Mas al qué y al por qué, convendría agregar cómo, cuándo, dónde, para qué y, sobre todo, quién y desde qué lugar vivencia una experiencia semejante, especialmente cuando ingresamos en el territorio de lo negativo. Consideramos finalmente, al psicoanálisis aplicado como una ficción, “la única manera de poetizar esa ciencia singular que es el psicoanálisis, sin caer en la metafísica.” (Green, Corcos, RojasUrrego;2005) IV- RESUMEN

8 A partir de la obra Shibboleth de la Artista Doris Salcedo, se propone un trabajo de psicoanálisis aplicado, en el que se construye una mirada acerca de la grieta como la representación de la ausencia de representación. Se articulan los efectos que la obra de arte tiene sobre el espectador-analista, con elementos propios de la experiencia de la clínica psicoanalítica, y se exploran los conceptos que pueden vincularse alrededor de esta temática. V. DESCRIPTORES Lo Negativo (01.07.03), Psicoanálisis Aplicado (05.01.01), Representación (01.04.03), Sentido (08.05.01/08.02.01). VI- BIBLIOGRAFÍA Anzieu D. et al. (1987)

Las envolturas psíquicas Buenos Aires, Amorrortu, 2004 Bion W.R. (1970) Attention and Interpretation London, Tavistock Botella C, Botella S. (2001) La figurabilidad psíquica Buenos Aires, Amorrortu, 2003 Didi-Huberman G. (1990) Devant l’image Paris, Les Éditions de Minuit Freud S. (1914) The Moses of Michelangelo S.E., Volume XIII (1913-1914) London, The Hogarth Press Green A. (1992) La déliaison. Psychanalyse, anthropologie et literature Paris, Les Belles Lettres Green A. (1993) El trabajo de lo negativo Buenos Aires, Amorrortu Green A. (2002) Ideas directrices para un psicoanálisis contemporáneo Buenos Aires, Amorrortu Green A. (2005) Jugar con Winnicott Buenos Aires, Amorrortu, 2008 (trad. de original en 2005) Green A., Corcos M., Rojas-Urrego A. (2006) Associations (presque) libres d’un psychanalyste Paris, Albin Michel Herzog H.-M. (2004) Cantos Cuentos Colombianos. Arte colombiano contemporáneo Zürich, Daros-Latinoamerica AG, 2004 Pini I. (2008) Schibboleth Art Nexus Issue # 68 Mar-May 2008 Winnicott D.W. (1971) Playing and Reality London, Tavistock Winnicott D.W. (1960s-1973) Fear of Breakdown International Review of Psycho-Analysis,1,1973

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