IíB AGRICrLTURA, AlkTES INDUSTRIALES, CIENCIAS, COHEROO Y LITERATITRAé POR DON GERÓNIMO FERRER Y V A L L S , Ksle i>cnóclicnul«|(Mmiru«T vierm». Se laKribe en Madrid ta I » libr«rí«» da U viuda á» Crui T da Saia i 6 r. .1 » > ii -„i • de 1... Src. ^.u.cr.tore.. y . lo par. Iftb bajo la presión ordinaria de la atmósfera ocupa un espacio cerca de 1,800 veces mayor que su volumen en estado de liquido. Determinó también la cantidad de carbón de piedra necesaria pafa evaporar determinada cantidad de agua, y el que una porción de agua ú forma de vabo á 80 grados de calor (termino de la ebullición) Báwsi comunicado cerca de sesenta y dos grados de calor á seis partes de agua, y que el calor latttiU del vapor pasaba de cuatrocientos grados. Estas máquinas de vapor adquirieron grande tepotacion y se construyeron muchas en Inglaterra T>ata diferentes objetos. En el año de 1779 Mr. Watt hizo la aplicación de la gran palanca de la máquina de vapor para comunicar el movimiento de rotación por un medio semejante al de la rueda del amolador. En la primera máquina que construyó con este movimiento, á fiíi de regular la igualdad de sn acción, fijó en el misino eje dos cilindros que actuaban por dos manubrios formando uno con otro un ángulo de 120 grados: colocó ademas un peso en la circonfercncia del volante en el punto que correspondía á 120 grado», respecto de la situación de cada uno de los manubrios, naiivamcnte y ejetcicsé SU acdon sóbW la pér^ ie'sttj^ior, y la IbOerior del'énbolo sih txétítí^inA dj|i tiói^ttapeáo ilt 'dé fuerza perdida y k; salid cbin^ {bVme i sii d(»eó, lAibiandd á la máquíiia dé vápdr disfüióita de eáté teódpt rttAjítütít de dt^U éfécéo. Óbservando^y^ait qÜé d mécániimé de Ida cadenas doblé apbyado sobre un arco ¿líe circub dentado era miiy íriíperfectp ;¿>ara tomunicaf á h várá de) émbolo un moviihiéntii vértrcál í)ro6eidiente del ¿ioyimiéntó angnlir de la jialáhca, invenid y aplied él tauevo mo¡Vifníehto conocido desde entonces cott «1 tíotabrc de'movimiento pdfaltto óforaleiógrahtofúhA ¿(s laí invenciones más ingc-
ntosas: de la üMcáníca, y habiendo ocurrido Mr; Watt á las irregularidades en la velocidad dé la máquina con la fuerza centrífuga por meilio de la pieza que en los moHnos de agua y de viento se llama gobernador ó moderador con el objeto de arreglar la entrada del vapor en el cilindro, llegó la máquina de va^ior á su mayor grado de perfección en lo suave de su acción y regularidad de las oscilaciones enteramente comparables á las del péndulo de un reloj. Los españoles no han tenido poca parte en la ilustración de la teoría y perfección del mecatiis-^ mo de la admirable bomba de vapor, y las profundas meditaciones y acertados esperimentos de D. Agustín de Bcttancouri para medir la fuerza espansiva de vapor áquco correspondiente á dife-. rentes grados de temperatura, desde el yelo hasta el mayor grado dé calor posible de ser observado, ha hecho y hará eterno honor á su autor entro todos los iabiOs del orbe literario. E^te poblema lo resolvió el señor de Bettancourt con un apa-^ ralo de su invención, y estos conocimientos le proporcionaron las basas ciertas para la formación de unas tablas que indican las diferentes fuerzas es[»anjiivas del agua, correspondientes á los diferentes grados de temperatura. Estas tablas han ilustrado la mecánica y la física: son esenciales en la práctica dé las bombas de vapor, son recibidas con elogio y entnsialimo por la real academia de ciencias de París, y la traen todos los trat;uU>s de mecánica y no hay academias de ciencias naturakas que no las tengan. = 0 .
ESTADO ACTUAL '
de lé literatura española. ARTÍCULO I.
Con este título se«stán publiéando en la Revista francesa de Ifew-York tintM actículós inlcrdantes^ que nos compláceme én éstractar, salísfed»0fe'"«I vét que también hay' entre los estratigerbk qtiien sabe hacer justicia £ nuestra ma* drc ^(ria. Gomo el Hlebre autor de k t Cartas /üírioiü dijo que los españoles no tenían mas que tín KtkT^ bueno, y era el que se burbba de todos los demás, los Kteratos fíranceaes de otros tiétaQípda te creyeron*bajo su palabra, w contentaron cotf leer d f í j e t e eei he ^áwxkm tttutilada que híxo Florían, y penmron qué con esllidiar idaperfectamenfe Hi o b n inteátra de anesiro tnmortíÁ Cervantes, inmocertali to' único digno dé celebrarse que Había en nuestra literatura. De aqtii nadó d deéetédito de ella; de aquí el ningún déMeo de ajprender nuestro rico idioma; ét aquí ia necesidad étt que estamos,^ que tal vea nos'tí'iSitl, de áf^ender varia» lengua*, porqve
906 ni aun en Francia es cosa fácil de hallat quien y los viagcs han generalizado muchísimas ideas: y las palabras griegas y latinas de que se ha usahable el castellano. Los ÍDgiCj>cs, y principalmente los alemanes, do para esprcsarlas, se han hecho palabras de han tomado gusto á nuestros libros; hasta los todas las lenguas. No pretenderé yo negar que franceses niitimos se han dado ya á estudiar los el idioma español debe su existencia al latino asi clásicos españoles, y los fracmentos que á conti- como debe su desarrollo al arábigo; pero tiente nuación iaserlamos, prueban cuan dignos los juz- una fisonomía peculiar, una marcha libre, .un gan algunos críticos eminentes, no solo de la carácter independiente. Sonora como la griega, lectura, sino de alternar también con los de los varia como la latina, atrevida como b arábiga, b lengua española tiene bellezas que ninguna len-, autores mas celebres. , *^La literatura española, dice el revisor, tie- g/ia moderna puede disputarle.... *H}erca de tres siglos después de la invasión ne sus detractores y sus partidarios. Los alemanes la ensalzan hasta las nubes: los ingleses la de los bárbaros del norte hubo un acontecimienestudian; y los franceses, que tantas relaciones to que entonces se reputó una calamidad, y que naturales tienen con los espaiioles, están dividi- libró á la Europa de su ruina. Los árabes desdos y encontrados acerca de ella en sus opinio- pués de haber estendido sus conquistas por el nes. ¿Cuál puede ser la causa de esto, y de que África, desembarcaron en las costas meridionaentrambos pareceres sean igualmente exagerado? les de España; y el grito de jillah hu acbar (so¿G)nsistirá en que no conocen suficientemente la lo Dios es.poderoso) retumbó desde las márgenes España intelectual para juzgarla? ¿G>nsistirá en del Guadalete hasta las vertientes del Pirineo. que el espíritu de partido habrá echado esdusi- Cien mil españoles, afeminados con la paz, divivamente á los españoles la culpa de los defectos didos con las discordias civiles, inermes y sin inherentes á todas las literaturas, y que siempre disciplina, no detuvieron mas que un día b marserán característicos de un periodo que por fuer- cha victoriosa de los musulmanes. £1 trono de za debe haber en los progresos del ingenio? Los los visigodos se desmoronó en las llanuras de mismos que celebran á Calderón y á Cervantes no Jerez, donde pereció el infeliz Rodrigo, tan capueden menos de mirarlos como unas escepcio- lumnudo por la posteridad..,.. ^*^JEjnpcro los primeros años de la dominación ues de la nulidad literaria de su nación, y preguntan dpml;} están los demás escritores con que arábiga tienen tan poco interés literario como los 300 que duró la dominación de los sucesores de la España puede gloriarse. *^A esto pudiera responderse de una manera Ataúlfo..... hasta que la caída de los omniadesjal muy sencilla, presentando una lista de aquellos producir la indcpeudencb de España, abriq en fdósofos, poetas, oradores, historiadores y otros Córdoba un asilo á las ciencias, las artes, las riy en los jardines literatos que en todo tiempo han hecho honor á quezas y la gloría perseguida su patria y á la humanidad. Pero quizás se ob- de Guadalquivir resonaron los acentos dulces de jetaria que la época brillante de la literatura de la poesía oriental.... cuyas inspiraciones, debían España ha pasado ya con los dias de su gloria, y sentirse coa mas vehemencia eu aquel clima ,der Los árabes cultivaron todos los talQntos esta es -aserción que trato de destruir al hacer licioso y todos los Gonocimiaitos qjU)ejpo^tribuyen al orel examen de su actual estado ^^£n desconocer la influencia que ha tenido nato de b; poesía, que tanto v^ner^n los pueblos la España en el restablecimiento de las letras se- del oriente. A los 50 años de Ja emaucipaeion d(; ria una ingratitud. Esta influencia, y mas aun España, ya h a ^ ifu elb setenta bibliotecas púla que sus bellos recuerdos ejercen, sin que -se blicas, y Córdoba tenb nada m^nos que ocho, note, en una parte de la literatura europea, ha- la» cu^es enriqueció el rey AJhaem con 6 0 0 vocen tan curioso como importante el estudio de lúmenes. En elbs no solo eran admitidos los que fiu historia, que es una de las páginas mas her- ihaa á leer, sino también los fue deseaban asismosas de la historia magna del hombre intelec- tir á las conferencbs de los sabi(M. Los, fij^^foé tual : página que convendrá desenvolver aqui pa- abrbn escuelas particulares en sus casas, que )os ra poder juzgar á nuestros contemporáueot con príncipes y hasta los mismos r^yes no tc,ubu.4 menos el frecuentar; y al contrario de MahotnM, mas conocimiento de cauML.. ^No entraré en la gran cnestion de determi- que habb prohibido los certámenes poéticos .d« jUT el origep de^ la lengua española, si..» iolo Ocadh, los cal¡(as de España Ips itistituyeron eo jdiréque de todas las que se han formado de b su imperio. L o s g e ^ de bs ^ujebs seguidpsde latina, b que ^iH^os relacit^ tiene con su ma- una inukitud de.discípulos y ae,amigos, se pre^ dre es ella, ea los primeros pasos de su íolancu... seuuban en b corte.fi disputar la corona dc.itro^ La semejanza de los sonidos, cuya propiedad da- premio del estudio, y del talento. Las mismas m,ur b margen á nuevas discusioi^, es una prueba geres, no contentas con adornar ]as reuniones d
S07 Al cabo de cierto tiempo, qaé rara vez pasa de nación ardii;nte y varía; y cuando la imparciaÜ-' dad de los jueces las rehusaba la corona de oro.... un cuarto de hora, queda hecha la solución del lísiempre salían captándose el amor y la venera- quido condensado al derredor del corcho que es el que le detiene tan fuertemente. Para abrir el frasción de todo un pueblo. "Los gefcs españoles, que odiaban á sus ene- co nada mas se necesita entonces que el sacarle del migos, pero que admiraban su valor y sus ta- agua; y el corcho libre de toda cohesión con la superíicie interior del vaso se eleva con su facilidad lentos, se esforzaban eu escederles las masas primera. Si el líquido contenido en el frasco ó boter seguían el ejemplo de los gobernantes, y la so- lia es oleoso, es necesario substituir agua caliente ciudad salía gananciosa en una pugna que preci- ó mucho mejor aceite al agua fría en la cual-debe pitaba los progresos de la civilización....; pero co- volverse el frasco que se ha de desenoorchar. Foreste mo el valor se reputaba por la primera de las medio se evitará el romper los tapones, como en seVirtudes en una población guerrera en su tota- mejantes casos suele hacerse procurando «acarlos '••íaJ los primeros acentos que revelaron á Eu- con una cuerda rodeada á la garganta del tapón ó ropa la existencia de una era nueva, fueron con- bien sacudiendo oblicuamente con una llave ú otro sagrados á la gloria de su mas grande campeón. cua Iquier cuerpo duro. Aquilea encendió el entusiasmo de los griegos y (hla muy tenaz. el Cid despertó la imaginación de los espatloles: el hdroe griego debe su mayor celebridad al Los caracoles grandes tienen cisi á'laestremidad poeta que le cantó, y el guerrero castellano, que de un cuerpo ana vegigullla llena de una sustancia sin duda le era igual en valentía, y superior en jaletiuosa de color blanquizco. Si esta se aplica en^ las demás virtudes, tuvo la desgracia, como intie dos cuerpos y se ponen en contacto se adhierea geniosamente lo ha dicho Quintana, de carecer el uno al otro coa tal fuerza que si después de seca de un Homero." la unión se intenta separarlos se rompen por otra Después de una introducción brillante, de parte antes que por donde se han encolado. Es muy la cual acaban de leerse algunos pasages, entra útil, esta cola para pegar pieza» de cristal, porcelana el auU)r en el análisis del poema del Cid, consi- ó .cosas semejantes particularmente si no han de toderándole en general, y reserva jMra otro artícu- car agua. lo el examinarlos por menor. No» limitaremos á seguirle en el primero, tanto {orque baila para Pomada para lax grietas de los leMos. dar una idea de la obra, como porque es el ver' Se derrite en baño de maría en una Tasifa' dadero juicio que de ella forma el revisor itsnícéí. una onza de oera blanca, otra de esperma de b*llrCSe continuará.) na, y cuatro de aceite de huevos; se cubre la Vfttir ja con un lienzo blanco fino y tupido, y se pone ai sereno por varias noches basta que blanquee perfÍM*VARI£DAIES. tamente. Esta pomada es de las ínas escelentes para Predoide granoi hfí^ tUa de la fecha en Madrid^las grietas de los labios y les da lustre; también es buena para conservar la tez y merece que se cotwec* y ei %a en Jnkia. • ; ve para el uso. :•
.
••
- . !
•.:.
.•
:
• /
:--••.•
.',
- , , : r - . . i
Madrid. Trigp^de a9 á 36^ n- boq^, oefasda^ de 19 á aa, alguerofaa á aS %t. .| Apila. Trigb.^iiftiá aS rs.ifimegé, cebdda de la 4 *3» oeoteoo deikS: á 14^ f 0fti^oiM db ^
STodti de conocer d sublimado ic»roü»o.
Ü«t|i.gQta de este oxi-muriate ó tnariate suroxi^ dado del mercurio puesta á la esti^midad de tra tt»> á 7 a M w •'•'' t >• '••'•• •• ••^'•' ' • ^ bo de vidrio sobre un pedazo de papel de tornasol La cwedM de igknnM «1 teda la proTHH»a,d»: Alai^ iMjtido alNiOfkmt*» « 9i»éewpmercada»ái(w! le dá un tinte rojo. Álgtinas gotas de este licor en una corta cantipreci»tqüe dejaoxM aatnilfasiadoa. Ébtó no* toañv*dad de Tótacartm» f«»|éilKo0r,pe«Má ó «aaeniafccR^'«elMleiie arel corcho se resista«^ianimpié tniMtoa 6>liQ0dt/i^á^ «ftiñcoisf fci«k|á iMi pÑMfmadoiatAiiHfNrfl^^bflé detersion-cpie le Imprime la maflertxntará meterle t!Me y. etéMdida i6i}r«. Ün movaai pr«(ltitt'«'^4ic^ con e( i^ello liaew abaj9 «BUd vaMjíláé agua en la «BO'bbm^Nfto yo(i>giMMÍ«ii^ ^ ,v .ih temperatoMk oirdiaará.' - Auj. M mismo prnrtpitado puesu) eittre doaplafí^^
5ro8 de cobre rojo calientes, formará en ellas una mancha blanca. Modo de preparar el nesly ó el arroz sin cascara para sopas y otros manjares. Se pone el arroz en agua tibia por veinte y cuatro horas, iu^o se estiende en manteles á la sombra, por una ó dos horas para que se escnrra; en este estado se van echando puñados de dicho arroz en una cazuela mny caliente, que estará puesta ala lumbre, en ella se remueve hasta que el calor haga rebentar la película que cubre los granos: al instante se apartará del fuego y estando aun calientes, se pisan en un pitón de madera con solo el objeto de que se desprenda la partícula un alimento tan woo como agradable.
Se toman dos libras de espíritu de vitra mny blanco, otras dos de agua común, tres onzas de azúcar de Holanda, cuatro gotas de aceite esencial de auis. Se tritura el aceite con el azncar, que se pone á disolver en frió en d espíritu devino y agua mezclado; después se filtra. Para hacer eon este licor el anisete de Burdeos •ele añaden diez onzas de azúcar de Holanda, y Modo de pintar aloliosimfds, puertas mntanas, & •da gota* de aceite de anís. Se dá una mano de blanco de albayalde molido con aceite de nuca y para que cubra mejor la maJgua de olor. dera , se deslié algo espeso el color con el mismo aSe toma ana onza de benjuí, dos de estoraque, é(ite.cd el caA se pone secante: luego se dá »gúáy un poco de polvo de raíz de lirio de Florencia: da mano'de igual blanco de albayalde mol¡do '' méiKM aceite.) >& eoltw de esa* modo (fuedfima* hermoso y mBiio*'e*piae*toá^lMfivi**e al *ol. Se toman do* libras de vino rectíliea^ y cnatro onza* de lirio de Florencia: se deja en itafiíision por uno* qoióce día*; luego *e fthra y guarda la Los Señores mseritores de las provincias, cuyo abono termina ertfit^ del presente,.mes., tendrán^ la Eipuritu de labanda ún destilar» b^lidaddé'i^íi^i^mé i^Himá)hMé, )pará^üe Hegue el correspondiente aviso con tiempo d la redacción y Se echan ima ó do* gota* de aceite de eapliego «91 esperimeateni^imteiur'mtntmwnd ricUnfMe sus iViOi p 4i»«ieru c(M4(idad. de ügtMtpuca, y so agMi étt' una japifp»¿tivot-mmer^fmí -. tufísal)'l! / , (.: ü * ! , ! í-i-¡>