Tema 1. La contabilidad nacional y las principales magnitudes de la economía

Tema 1. La contabilidad nacional y las principales magnitudes de la economía 1. Origen y situación actual de los sistemas de contabilidad nacional La

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Tema 1. La contabilidad nacional y las principales magnitudes de la economía 1. Origen y situación actual de los sistemas de contabilidad nacional La economía constituye una ciencia empírica , es decir, debe de contrastar la validez de sus hipótesis. Esta obligada a mantener un continuo dialogo entre construcción teórica y análisis empírico. En este caso, el objeto de análisis lo constituye el sistema de relaciones sociales implicadas en los procesos de producción, distribución y consumo de los bienes y servicios que la sociedad demanda. Los sistemas de contabilidad nacional se proponen contar con un sistema ordenado y fiable de información para el seguimiento de la actividad económica. De estos sistemas se derivan buena parte de las macromagnitudes mas relevantes en el diagnostico y análisis de una economía. Los primeros ensayos de medición económica se remontan varios siglos en la historia, teniendo una finalidad dominantemente fiscal: se trataba de hacer inventario de los activos de un país para derivar las posibilidades de financiación de la corona. Mas adelante diversos autores trataron de ofrecer una visión integrada del flujo económico a través de una representación contable, tal es el caso de la Aritmética política (1760) del mercantilista PETTY o de la Tableau Economique (1758) del fisiócrata QUESNAY. Sin embargo, el punto de partida de los sistemas actuales de contabilidad nacional se produjo en la segunda mitad del siglo XX. En su configuración influyó, por una parte, el progresivo perfeccionamiento de los sistemas estadísticos nacionales, y por la otra la creciente ascendencia de la nueva visión que sobre la economía aporta el pensamiento Keynesiano. La contribución de Keynes es doble: en primer lugar, al crear el marco teórico propio de la macroeconomía, generó las categorías analíticas básicas ( demanda agregada, consumo, inversión, etc.) sobre las que después se elegirá la contabilidad nacional; en segundo lugar al argumentar la necesidad de una mas activa implicación de las autoridades económicas en la regulación del ciclo económico, justificó la necesidad de que estas dispusieran de una información precisa y continuada sobre la vida económica.

La necesidad de disponer de unos procedimientos homologados internacionalmente para registrar la actividad económica motivó que naciones unidas se implicase en la elaboración de una metodología homologada internacionalmente. Desde la primera propuesta publicada en el año 1947 (la SCN-47). Esa metodología se fue enriqueciendo a través de sucesivas versiones, orientando el trabajo estadístico de los diversos países. A partir de la SCN-93 la propia UE se sumó a esa tarea, creando su propia versión de la metodología ( la SEC-95), de aplicación obligatoria en el caso de los países comunitarios en la que se precisan y completan algunos de los aspectos que la normativa de Naciones Unidas dejaba abierta. A esta metodología es a la que se referirán los contenidos de esta lección.

2. La representación de la actividad económica: el circuito económico El conjunto de las transacciones que se realizan en el seno de una economía se puede representar a partir de un esquema simplificado, se trataran de representar exclusivamente las transacciones reales, es decir, las asociadas a la producción de bienes y servicios en una economía a los intercambios internacionales. La representación de las transacciones reales en una economía cerrada obliga a considerar la existencia de dos mercados, el de bienes y el de factores, y tres tipos de sectores institucionales: los hogares, que son unidades consumidoras, las empresas, que son unidades productoras, y las administraciones publicas, que son unidades mixtas. En principio, las familias venden sus factores ( trabajo y capital) a las empresas que los requieren para la puesta en marcha de la actividad productiva. A cambio, la empresa retribuye los servicios de estos factores con las correspondientes rentas en forma de sueldos y salarios o de intereses, alquileres y dividendos. A su vez , las empresas como consecuencia de su actividad productiva generan bienes y servicios que venden en el mercado, para que sean adquiridos por los hogares utilizando para ello las rentas cobradas. Por ultimo, las administraciones publicas contratan factores aportados por los hogares a cambio se su correspondiente retribución, y generan servicios que son consumidos por los hogares y por las empresas. Buena parte de estos servicios no tienen precio de mercado, por lo que las administraciones publicas recurren a otras formas de financiación de sus actividades a través de la detracción de impuestos, tanto a familias como a empresas. Al tiempo las administraciones publicas realizan actividades redistributivas entre los agentes económicos, lo que da lugar a la canalización de transferencias. A la vista del esquema ofrecido, la renta de una economía podría obtenerse: A. Estimando el calor de los bienes y servicios finales producidos por las empresas y las administraciones publicas. B. Considerando el gasto realizado por los hogares y las administraciones publicas al adquirir esos bienes y servicios. C. Valorando la renta de donde procede la capacidad de gasto de los hogares y de las administraciones publicas. En principio estas tres opciones, necesariamente, deben de arrojar el mismo valor.

Este primer esquema puede complicarse abriendo la economía al mercado internacional, introduciendo las transacciones con el exterior. Tres son las variaciones básicas que la incorporación del resto del mundo comporta: En primer lugar, han de considerarse las transacciones de bienes y servicios registradas como exportaciones e importaciones; en segundo lugar, deben considerarse el cobro por los servicios de factores ( trabajo y capital) nacionales en el exterior y el pago por los servicios de los factores extranjeros en el país, y finalmente deben tomarse en cuenta las transferencias, que son operaciones sin contrapartida (ingresos y pagos) que pueden existir con el resto del mundo. La consideración de las transacciones con el resto del mundo incorpora ciertas alteraciones en la estimación de la renta. Si se adopta la perspectiva del gasto habrá que considerar que parte de los bienes y servicios consumidos por los hogares no han sido producidos en el país ( son importaciones ); y a la inversa, hay bienes y servicios producidos que no se consumen en el interior (son exportaciones). Si se adopta la perspectiva de la renta, habrá de considerarse que una parte de los factores nacionales pueden estar operando en el exterior, mientras que puede haber factores extranjeros que operen en el país. Este hecho da pie a distinguir entre magnitudes nacionales ( por ejemplo, el PNB) y magnitudes interiores (el PIB): En el primer caso habrá que sumar a las rentas de los factores en el mercado domestico, las obtenidas por la actividad de los factores nacionales en el exterior, restando las correspondientes a los factores extranjeros que operan en el país. Por ultimo, la existencia de transferencias no altera la estimación del PIB, pero si la capacidad de gasto del país, lo que influye en la Renta Nacional Bruta Disponible RNBD. Se puede enriquecer el esquema incorporando las transacciones financieras, lo que requiere incorporar un nuevo mercado donde operan los intermediarios financieros ( bancos,cajas de ahorro, instituciones de seguro o bolsa etc..) vendiendo y comprando títulos financieros. Una parte de las rentas que obtienen los hogares como consecuencia de aportar el servicio de los factores las dedican a financiar el consumo, pero otra parte la pueden conservar para futuros consumos en forma de ahorro. En este caso, cederán su ahorro a los intermediarios financieros en forma de depósitos o de la adquisición de otros títulos de mayor rentabilidad, y, a la inversa, puede haber hogares que deseen en un momento determinado un gasto superior al que permite su renta, lo que le obligará a pedir prestado o a deshacerse de los depósitos o títulos previamente adquiridos. De igual modo, las empresas pueden acudir a los mercados financieros para obtener financiacióni con los que nutrir su actividad inversora a través de la inversión en títulos o del endeudamiento, o pueden colocar sus ahorros en forma de depósitos o de adquisición de títulos. Y similares operaciones pueden realizar las administraciones publicas al demandar financiación o realizar prestamos al conjunto de la economía. Finalmente si se considera una economía abierta habrá que tomar en cuenta los prestamos o la compra y venta de títulos en el mercado internacional. En el recorrido analizado se han realizado dos omisiones que conviene precisar. En primer lugar no se ha considerado la existencia de instituciones privadas sin fines de lucro, que es otro sector institucional contemplado por la contabilidad nacional. Se otorga esa denominación a un conjunto heterogéneo de entidades que prestan servicios diversos a los hogares; su limitada significación económica justifica que no se hayan considerado en esta representación simplificada del circuito económico. En segundo lugar, se ha supuesto que todos los bienes y servicios generados por las empresas están destinados a ser consumidos por los hogares o las administraciones publicas: se trata de una evidente

simplificación, ya que parte de los bienes y servicios son destinados a las propias empresas para cubrir sus necesidades de input para sus procesos productivos, dando origen a un consumo intermedio. Este hecho es el que permite distinguir entre bienes y servicios finales e intermedios, así como acceder al concepto de valor añadido.

3. Producción y valor añadido En la mayor parte de los casos las empresas requieren materias primas o componentes, es decir, consumos intermedios en su proceso productivo. Es claro que el valor de estos consumos intermedios se desplazará al valor de los bienes y servicios finales que los contienen, lo que sugiere la conveniencia de distinguir entre el valor de la producción efectiva ( o total) que es el valor con el que salen de la empresa los bienes y servicios generados, y el valor añadido, que es la parte valor agregada por ese proceso productivo, respecto del que aportan los inputs intermedios consumidos. Así, por ejemplo si para producir 1 € de pan se requiere consumir 10 cts. de harina, 1 cts. de agua y 4 cts. de energía eléctrica, el valor de la producción efectiva del panadero será equivalente a 1 €, pero el valor añadido de su proceso será de 85 cts. Es decir, el valor añadido es equivalente a la diferencia entre el valor de la producción efectiva y el coste de los consumos intermedios utilizados en esa producción. Esa diferencia irá destinada a retribuir, bien al trabajo empleado a través de sueldos y salarios, bien al capital en sus diversas formas, alquileres, intereses o dividendos. En términos generales: VAB = VPT - CT = RA + EBE Siendo VAB el valor añadido en términos brutos, VPT valor de la producción total, CT consumos intermedios, RA remuneración de los asalariados y EBE excedente bruto de la explotación que acoge la renta de la propiedad. Para entender el problema que plantea la existencia de consumos intermedios conviene trasladarse desde la visión de un proceso productivo concreto al de la economía en su conjunto. Si el valor de lo producido por una economía fuese estimado a través de la agregación de todos y cada uno de los procesos productivos se estaría incurriendo en una doble contabilización, ya que los consumos intermedios formarían parte del valor de la producción final, tanto de quienes los generan como de quienes los consumen. Para evitar este problema se puede recurrir a dos procedimientos de resultados estrictamente equivalentes: bien se considera el valor de los bienes y servicios finales ( omitiendo el de los consumos intermedios empleados) , o bien se recurre a sumar los valores añadidos de los sectores considerados. Conviene advertir que el valor añadido se puede aproximar a través de diversos métodos de valoración de acuerdo con el tratamiento que se le den a los impuestos. Hasta el momento para determinar el valor añadido se estaba considerando que solo existían productores y consumidores; no obstante la presencia de las administraciones publicas incorpora impuestos y subvenciones que pueden alterar las formas de valoración de los bienes y servicios producidos.

En concreto dentro del capítulo de los impuestos (y subvenciones) sobre la producción y las importaciones, que son las que afectan a los precios, cabe distinguir dos tipos de figuras que participan de forma diferente en los criterios de valoración: • Los impuestos (y subvenciones) sobre los productos, que se pagan en función de la cantidad o del precio de los bienes y servicios producidos o importados. Estarían en esta categoría figuras como el IVA, los impuestos especiales sobre la gasolina, el tabaco o las bebidas alcohólicas o los aranceles. • Y los impuestos (y subvenciones) sobre la producción, que se pagan por la cantidad en sí, con independencia de la cantidad o precio de los bienes y servicios producidos. Acoge figuras como el impuesto sobre la actividad económica, sobre los bienes inmuebles o las licencias. A partir de esta diferencia la contabilidad nacional establece tres criterios básicos de valoración: • Precios básicos: es equivalente a la suma de la retribución de los factores y el importe correspondiente a otros impuestos (netos de subvenciones) sobre la producción. • Precios de productor: resulta de agregar a los valores a precios básicos los impuestos (netos de subvenciones) sobre productos o importaciones con la excepción del IVA. • Precios de adquisición: se corresponde con los precios efectivamente pagados por los consumidores en el mercado e incluyen además de los precios de productor, el IVA que grava los productos en el momento de su adquisición y los márgenes correspondientes a la distribución y transporte de los bienes y servicios. Esta valoración recibe también el nombre de precios de mercado, por ser el que percibe el consumidor. De estos tres criterios, dos son los que suelen utilizar para determinar el valor añadido: precios básicos y precios de adquisición (o de mercado). Conviene advertir que cuando se determina el valor añadido, cualquiera que sea el criterio de valoración los consumos intermedios se deducen del valor de la producción total valoradas a precios de adquisición, no en vano para el productor ese es el coste que le supone obtenerlos en el mercado. La diferencia entre el valor añadido bruto y el valor añadido neto radica en que el consumo de capital fijo entra en el primero de los conceptos, y se excluye del segundo. Parte de las rentas de la propiedad derivadas de un proceso de producción (el excedente bruto de explotación, es la diferencia entre ingresos totales y costes totales) han de dedicarse a reponer el capital empleado, sea por su deterioro físico, sea por su obsolescencia técnica. Cuando este coste se deduce del valor añadido bruto se obtiene el valor añadido neto (de igual forma si se deduce ese componente del excedente bruto de explotación se obtiene el excedente neto de explotación).

VAN = VAB – CCF



ENE = EBE-CCF

VAN: Valor añadido neto VAB: Valor añadido bruto CCF: Coste de capital fijo



ENE: Excedente neto de explotación EBE: Excedente bruto de explotación CCF: Coste de capital fijo.

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